hacia una dehacia una definición lingüística del tópico literariofinición lingüística...

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  • 7/23/2019 Hacia una deHacia una definicin lingstica del tpico literariofinicin lingstica del tpico literario

    1/38

    Myrtia

    no15 2000 pp

    123-160

    HACIA

    UNA

    DEFINICI~N

    INGUISTICA

    DEL TOPICO

    LITERARIO

    ANGEL ESCOBAR

    Univers idad d e Z aragoza*

    Sumrnary: In view of the very different and even contradictory current uses

    of tpos in the field of literary criticism, my paper proposes to establish a

    valid definition of this old rhetorical and philosophical term, which very soon

    pervaded literature, being characterized essentially as the normal version of a

    literary argument, having both a trpos-function and also the possibility of

    receiving an antithetical treatment (marked term of the opposition).

    La tercera edicin del Oxford Iassical Dictionary (1996) define tpico

    com o a s tandard form o rhetorical argum entation o r a variably expressible

    literary commonplace

    (G.

    W . Most

    -

    G.

    B.

    Conte, p.

    1534) .

    S e a lude as a los

    dos mbi tos en los que suele apl icarse desde la ant igedad e l concepto de

    tpico : el retrico-filosfico y el l i terario. Nue stra intencin en e ste trab ajo e s

    la de desl indar am bos em pleos, analizando su permanente interrelacin his trica

    y

    la ut il idad d e su estudio para un a posible definicin l ingst ica d el tpico

    literario.

    xoc y su primitivo significado retrico-filosfico

    El trmino grieg o

    ~ o ~

    lugar , regin ) no se docu me nta hasta Esquilo

    ( l a m . s.

    V).

    Aunque no es seguro, podra guardar relacin et imolgica con la raz

    * Direccin para correspondencia: Prof. A Escobar, Filologa Latina, Dpto. de Ciencias

    de la Antigedad, Filosofa y Letras, Univ. de Zaragoza, E-50009 Zaragoza

    ([email protected]).

    Este trabajo se ha beneficiado de los materiales reunidos para

    el proyecto de investigacin DGICYT PB94-0553.

    Segn C. A. Kennedy, new h is to y

    o

    classical rhetoric, Princeton, 1994, p. 5, los

    tpicos son ethical or political premises on which an argum ent can be built or are logical

    strategies, such as arguing from cause to effect ; the word

    ...)

    is often @ven a wider

    variety of meanings: it includes commonplaces on human life and experience, stock

    descriptions, and also lists of possible things a speaker might discuss (p. 61).

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    A.

    Escobar

    indoeuropea *tep-, estar calientew2, d e modo qu e z n o ~ abra significado en

    origen lugar caliente , ya sea de la cas a o, com o consecue ncia de cualquier

    afeccin, del propio cuerpo; este significado originario se habra especializado

    posteriormente en un sentido local, llegando a abarcar numerosos mbitos de

    aplicacin cJ , p. ej., Arist., Hist. anim. 572b28, 583a15). Podra haber sido

    Aristteles quien se encarg de trasladar uno de los significados tcnicos ms

    espec f i cos de ~nogel geomtrico

    y

    matemtico, de empleo frecuente en la

    Academia platnica3- al mbito de la retrica y al de la lgica; de manera

    paralela, el a djetivo O ;z on o~ comenzaba a emp learse p ara designar lo

    irracional , contradictorio o ilgico (Eide 1995, pp. 19-2 1,

    y

    1W6),

    equiparndose a o tros trminos griegos d e significado afn, com o, p. ej., &hoyoc.

    La formulacin concreta de los ~noto lugares retricos se hace

    remontar, con bastante verosimilitud, al mbito general de la sofstica (Arist.,

    Soph. elen. 183b36-184a8, Cic., Brut. 46-47, Quint. 111 1 12)

    y

    al de la

    ~ c a d e m i a ~ .uele recordarse cmo Protgoras, Gorgias y otros sofistas de los

    siglos V-IV

    a

    C. enseaban en sus escuelas -caracterizadas por un acendrado

    relativismo- que cualquier asunto era susceptible de ser abordado desde

    perspectivas opuestas (gr. G~anopiioai, lgo similar -aunque no idntico- a lo

    que se conocer en latn como disputatio in utramque partem5). Se parta para

    ello del supuesto de que el poder del hyoq es casi omnmodo

    y

    permite

    argumentar de manera coherente o verosmil cualquier tipo de postulados,

    incluidos los aparentem ente indefendibles de sde un punto de vista tico. S e trata

    de una prctica que repudiaron con energa tanto Iscrates como Platn

    y

    Cf:

    M. Meier-Brgger, Zu griechisch

    znoq ,

    Glotta

    74, 1999, pp. 99-100 (lat.

    tepere;

    para otras hiptesis

    cf:

    Frisk 11,

    p.

    91 1).

    Designaba, segn

    T.

    Eide, Aristotelian

    topos

    and Greek geometry ,

    SO

    70, 1995,

    pp.

    5

    2

    1, en p. 9, the term used for the set of al1 points that satis@ a given requirement (como

    poda ser, p. ej., el centro de un circulo, una especie de comn denominador);

    cJ,

    del

    mismo autor, On Socrates ' a~onia ,

    O

    71, 1996, pp, 59-67.

    Cf .

    Bmnschwig,

    Aristote. Topiques 1: livres

    1-IV.

    Pars, 1967, pp. XCIV-XCV.

    Cf: A.

    Lpez Eire, Literatura

    y

    vida pblica: orgenes de la oratoria , en

    A.

    Lpez Eire-

    C. Schrader,

    Los orgenes de la oratoria la historiografa en la Grecia clsica

    Zaragoza, 1994, pp. 9-73, en pp. 55-56, 66-68, tambin acerca de los

    Aioooi hyoi;

    Aristteles se interes vivamente por l trasfondo filosfico de este procedimiento y bas

    en la vieja oposicin entre los contrarios algunas de sus teoras

    cf,

    p. ej.,

    Gener. corr.

    329b7-20,

    Somn. vig.

    453b27-3

    ;

    a propsito de su caracterstica Dihairesismethode ,

    cf

    C. Pietsch,

    Prinzipienjindung bei Aristoteles. Methoden und erkenntnistheoretische

    Grundlagen

    Stuttgart, 1992, pp. 182, 193).

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    Hacia una definicin lingistica del tpico literario

    Aristteles, porque no se debe persuadir de lo moralm ente malo (@

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    A. Escobar

    429a2-3, Cic.,

    De or.

    11 357)- bien estudiadas durante los ltimos aos (Yates,

    Blum, M ller, etc.; a propsito de la

    memoria

    artificial como parte de la retrica

    son pasajes de inters

    Rhet. Her.

    111 28-40, Cic.,

    De or.

    11 351-354, Quint. XI 2,

    17-22; acerca de los mecanismos psicolgicos que rigen la asociacin entre

    lugares, m ediante u n a es pecie de inferencia,

    cf.

    Plat.,

    Phaed.

    73de, Arist.,

    Mem.

    45 1b22-452b7,453a9-10,

    Rhet. 1

    409b4-5)8.

    No obstante, conviene destacar que el significado del trmino

    znoc

    tambin pudo ser en origen, simplemente, el de lugar o pasaje -de un libro o

    de un discurso- citado con frecuencia, e s decir, lugar en el q ue un a utor se refiere

    a determ inada cuestin

    cf.,

    . ej., Herd. 11

    1

    17:

    kv

    6E Ihi16i h y e i L...]), segn

    ha observado Cole: in its origin, and for some time thereafter, th e word could

    designate anything habitually located at a given point in a papyrus roll 9. De

    manera similar,

    znoc,

    y

    locus

    se emplean con frecuencia en la literatura antigua

    con el significado de tema (Iscr.,

    Hel.

    4, Cic.,

    Nat.

    111 70 ) o pasa je (Jenof .,

    Mern.

    11 1 ,2 0 : h& ye i

    nou ic i H a i d o c .

    L...]

    papzvpel

    6E

    ic i E n i ~ a p p o q

    &u

    ~ 6 6 ~ -

    ...] ~ iV

    & h h q

    E [ z n q del.

    Bornemann]

    qaiv .

    [...], Polib. XII

    2 5 f L

    icazci znoug z i v a ~ j ~ ozopiaq) .

    El proceso, perfectamente

    imaginable en el seno d e un mb ito escolar, podra haber s ido el siguiente: d e un

    com o dice Homero -y ante la natural pregunta de dndew - e pasa a un como

    dice Hom ero en tal lugar ; d e aqu a un com o dice tal lugar de Homero y, de

    esta ltima expresin, cuando ya interesa ms el argumento en concreto que su

    autoridad, al sencillo com o dice tal lugar .

    Aristteles no defini con precisin el significado retrico de

    zno5

    en

    ninguno de sus escritos conservados, ni siquiera en los que se ocupan ms

    especficamente de la cuestin:

    Tpicos

    -una de sus obras ms precoces

    (Brunschwig, pp. XIV-XV, LXXXII1)- y

    Sobre las refutaciones sofisticas.

    El

    trmino

    z n o ~

    s identificado con el trmino

    o z o i ~ e l o v

    de un v alor prximo e n

    esta ocasin al de

    u p ~ . i -

    n

    Rhet.

    1396b20-22 (Kemper, p. 2

    1

    Eide 1995, pp.

    1 1

    12):

    a z o i ~ a i o v

    E

    h y o

    m

    z n o v k v O u p ~ p a z o ~o akz.

    Cabra citar otro

    pasaje aristotlico de inters

    Rhet.

    1403a17-19), en el que se ofrec e adems un

    Segn H M ubbell, Cicero in twenty-eight volumes,

    II:

    De inventione, De optimo

    genere oratorum, Topica, Cambridge (Mass.) Londres, 1976 [1949], p. 386, n. b,

    Aristotle used znoq to denote the pigeon-hole or region in the mind where similar

    arguments are stored, and secondarily the

    type

    of such similar arguments ; en trminos

    aristotlicos, la memoria -al igual que el sueo Somn. vig. 455a25-26)- deja su impronta

    en el sentido comn , el cual, ubicado en el corazn, hace consciente la percepcion

    Mem. 450a27-32).

    f T

    Cole, The origins of rhetoric in ancient G ree ce, Baltimore Londres,

    199

    1, p. 89,

    Kennedy, p. 28.

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    Hacia una definicin lingstica del tpico literario

    uso bastante tcnico del verbo Epnnzo, caer sobre , recaer , utilizado para

    expresar la funcin unificadora propia del lugar frente a la multiplicidad de

    silogismos que pueden hallar su fundamento en l (cf., asimismo, Top. 163b32-

    33, Brunschwig, p. XL, Eide 1995, pp. 9-10): zo yap abzo h&yw

    DTOLXEIOV

    ~ L

    znov.

    m

    y a p - o z o ~ ~ e ~ o va i znoq, eiq

    8

    nohha &veupilpaza ~ p n i n z e ~

    Segn explica Brunschwig, le dialecticien connait la conclusion

    a

    laquelle

    i l

    doit aboutir; i l cherche les prmisses qui le lui permettront. Le lieu est donc une

    machine

    a

    faire des prmisses partir d'une conclusion donne (XXXIX).

    Segn la reciente definicin de Slomkowski, un lugar o znoq es una prtasis o

    proposicin universal que acta como hiptesis de los silogismos hipotticos

    elaborados a partir de la misma, es decir, un tipo particular de proposicin,

    conforme a la cual se construan los silogismos hipotticoslo. En su sentido

    tcnico, por tanto, el trmino znoq se refiere a una proposicin, o mejor, un

    esquema proposicional -cuyas variables estn habitualmente representadas por

    formas pronominales (...)- que permite, rellenndolo con los trminos de la

    proposicin debatida, obtener una proposicin cuya verdad o falsedad

    (...)

    implica la verdad o falsedad, tambin, de la proposicin debatida

    L ]

    El uso de la

    palabra 'lugar' tendra aqu la funcin de sealar el carcter vaco, esquemtico,

    de ese enunciado-matriz. Y ah precisamente, en ese carcter vaco, radica el

    aspecto lgico-formal que cobra por primera vez la dialctica de la mano de

    ~ r i s t t e l e s ~ ~a propsito del carcter simblico del lenguaje, frente a la

    concepcin platnica al respecto, cabe recordar, p. ej., Sens. 437a14-15, Soph.

    elen. 165a7-8). Dicho de otro modo, un tpico, ms que ser , acta , y se

    manifiesta en lo que ms adelante denominaremos unidad tpica .

    Los lugares constituyen, por tanto, la base sobre la que se funda el mtodo

    aristotlico, a partir del cual podamos razonar (ouhhoy

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    A. Escobar

    ~ i

    o z o y

    i

    n&nv

    fi

    70C5 n h ~ o z o ~ q zo tq p h ~ o z a v o p p o y ~ a i

    k v 6 0 ~ o iq (cf., con ligeras variantes, 10 1a l 1 13, 105a34-b 1)

    2

    Aristteles

    confiere as a la communis opinio propia de la mayora (los nohho ), determinad a

    a menudo por la poderosa fuerza de la costumbre (Plat., Rep. 395d, Arist., Mem.

    452a30), as como al testimonio de los sabios ( o o w ~ ) l 3 , na funcin clave

    dentro de su teora gnoseolgica. Aunque ambos dominios - popular y culto ,

    por as decirlo- no siempre coinciden en sus estimaciones y ni siquiera son a

    veces homogneos en si mism os (dissensio doctorurn; cf: 10 4b l-5 ), la opinin

    comnmente aceptada autoriza, en ltima instancia, cualquier tipo de

    conocimiento (Brunschwig, pp. 1 13- 1 14; a un paradigma similar pod ra estar

    aludiendo, d e a lg un a m anera, el fa mo so ~ a z ao avepcbnivov d e Tucd. 22).

    El znoq se configura como base y fundamento de la inventio o

    ars

    inveniendi (g r. ~ C p e o ~ q ;f. Cic., Top. 6, Inv.

    :

    excogitatio rerurn verarum aut

    veri similium q ua e caus am pro bab ilem redda nt), y tambin, en c ierto modo, de

    su correlato lgico: el

    ars

    iudicandi, q ue corresponde al receptor. Los elementos

    que constituyen propiamente la base de la argumentacin son los que reciben el

    nombre d e zn oi, es decir, lugares en los que el orador encuentra su materia, o,

    ms bien, en los que halla el esquema discursivo que necesita para defender una

    dete rminada te sis (de i6 a i y de b n o e k o ~ iqhablaba ya Iscrates, con un

    significado similar, en n soph. 16, Antid.

    1

    12; cf. Kennedy, pp. 44-45). N o es

    preciso insistir en la estrecha relacin que se estableci en la antigedad entre

    dialctica y retrica, abiertamen te declarada por A ristteles al inicio mism o de su

    Re t ri ca (1 354a1: p q z o p ~ ~ f i ~ Z L V &vzib~po($oq ~5 ~ L ~ ~ E K T L K ~ ;j ,

    asimismo, 1356a25-26). La tcnica retrica, com o responsin o correlato de la

    dialctica, manifiesta su s leyes en el mbito pblico, con vista s a la persuasin, y

    comparte con tal dialctica la posibilidad de propiciar conclusiones contrarias

    entre sI4. Desde sus modestos orgenes, con Tisias y Crax, en la Sicilia del

    segundo cuarto del s. V, se considerar la retrica com o artesana de la

    l 2 En general,

    cj

    P. von Mos, Introduction a une histoire de I'endoxon , en C. Plantin

    (ed.), Lieux communs, topoi, strotypes, clichs, Pars, 1993, pp. 3- 16.

    l 3 Ms fiable segn se desprende, p. ej., de Div. somn. 464a19-24. Cabe recordar el

    proverbial sapiens nihil afirmar quod non probet ( ca por obra se prueva el sabio e su

    fablar , LBA 72d), aunque tambin la tradicional rareza del sabio (estoico, p. ej.; f

    B

    Gracin, Orculo manual y arte de prudencia, no 133 [ Antes loco con todos que cuerdo

    a solas ]: Mas yo moderara el aforismo, diziendo: antes cuerdo con los ms que loco a

    solas. Algunos quieren ser singulares en las quimeras ).

    l Cf

    355~129-30, runschwig, p. C, Aristotle's Rhetoric as a 'counterpart' to dialectic ,

    en

    A.O.

    Rorty (ed.), Essays on Aristotle's Rhetoric, Berkeley Los Angeles Londres,

    1996, pp. 34-55.

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    Hacia una

    definicin lingstica del tpico literario

    persuasin , nei0oGq Gqpioupyq (Lpez Eire, pp. 14-1 5), capaz de actuar tanto

    mediante procedimientos lgicos -a travs de lo verosmil y de lo probable: ib.,

    38, 47-48- como tambin psicolgicos (mediante el fi8oq

    y

    el n0oq: cJ: Rhet.

    1354a11-26, 1356a1-19, 14 19b 10- 6, a propsito de las funciones del Enihoyoq,

    as como sobre la ilicitud del empleo de ciertos procedimientos pasionales en las

    causas).

    Tras el precedente de Aristteles y de su discpulo y sucesor Teofrasto

    (Dig. Laerc.

    V

    45, 50, Brunschwig 1996, pp. 41-42), el estudio de los tpicos

    retrico-filosficos despert gran inters durante toda la antigedadI5. Destaca

    por su importancia e influencia el tratamiento del tema que realizaron autores

    como Cicern (De or. 11 147, 162-177, Top. 7-8) o Quintiliano V 10, 20: locos

    appello non, ut vulgo nunc intelleguntur, in luxuriern et adulterium et sirnilia, sed

    sedes argurnentorurn, in quibus latent, ex quibus suntpetenda). Tanto en la teora

    retrica griega como en la romana, se definieron, adems de los lugares

    particulares o i6ioi znoi, los denominados icoivoi znoi o loci communes (los

    nicos que Aristteles pareca reconocer en realidad, segn observan Kemper, p.

    29, Eide 1995, p. 13, n. 23), tiles para la argumentacin en los ms diversos

    mbitos (Brunschwig, p. CI). Es un ejemplo de este tipo el lugar del ms y del

    menos , o

    706

    pahhov ic i fizzov znoq (Rhet. 1358a12-14; cJ, asimismo,

    1397b12-27, esp. 12-13: si ni los dioses lo saben todo, desde luego que menos

    los hombres , Kennedy, p. 58), o el lugar llamado de los contrarios

    K

    zwv

    kvavzov), mencionado en Rhet. 1397a7-12 ( si la guerra es causa de los males

    presentes, con la paz es preciso que se corrijan ). El significado concreto de esta

    clase de lugares vara de un autor a otro. Con el nombre de comunes se

    refiere Cicern a los argumentos de aplicacin ms universal (Jnv. 11 48:

    argumenta quae transferri in multas causas possunt; cJ

    Or

    126)16. Se fue

    confiriendo as a la expresin un significado que evoca ya, en cierta medida, el

    que tendr en el mbito propiamente literario, y que se basa, en el fondo, sobre el

    principio general de anal0ga ~7.

    l 5 Para su defmicin retrica mas tcnica

    y

    pormenorizada, baste remitir al clsico

    manual de Lausberg (1, pp. 3 12-339,345-349).

    l 6 En Rhet. Her. 119 se interpreta communes en el sentido

    de

    que pueden servir tanto para

    la acusacin como para la defensa; en Cic.,

    Inv.

    115 se distingue entre lugares propios de

    la acusacin

    y

    lugares propios de la defensa.

    l Estudiado de manera ejemplar por G.E.R. Lloyd, Polaridad

    y

    analogia. Dos tipos de

    argumentacin en los albores del pensamiento griego

    [

    Polarity and analogy. Two types

    of argumentation in early Greek thought Cambridge, 19661,

    tr.

    L. Vega, Madrid, 1987;

    para el mbito retrico puede consultarse G. Ueding (ed.),

    Historisches Worterbuch der

    Rhetorik : A-Bib, Tubinga, 1992, cols. 498-514 [Hoenen],

    y,

    para el propiamente

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    A. Escobar

    Pese al carcter tcnico que toda esta terminologa conservaba en el

    mbito escolar, se documentan desde poca antigua testimonios que revelan un

    em pleo mucho menos esp ecfico del trmin o lugar . La interrelacin y

    convergencia ocasional que se produca entre dialctica, retrica, filosofa y

    literatura18 facilit sin duda la con fluencia d e determin ados usos, d e m odo que,

    en ocasiones, la expresin lugar com n parece adqu irir un significado muy

    prximo ya al de asunto trillado o banalidad . Cab ra citar en este sentido

    pasajes como el de Livio XXXVIII 10, 5 (a propsito d e una vulgata similitudo

    de conmovedor efecto), el ya mencionado de Quintiliano

    (V

    10,

    20)

    o el de

    Sneca, Ep. 52 : ex his autem qui sunt eligamus non eos qui verba magna

    celeritate praecipitant et communes locos volvunt et in privato circulantur, sed

    eos qui vita docent

    ...) El proceso parece haber sido similar al que afectaba a

    otros trminos no menos tcnicos

    cf. ,

    p. ej., Quint. V 10, 9:

    sed argumentum

    quoque plura signijkat C ] quo apparet omnem ad scribendum destinatam

    materiam ita appellari) y se inscribe en un momento histrico -la Ro ma del s . d.

    C.-

    en el que se experimentaba un gran inters terico hacia la literatura y una

    fuerte expansin de los estudios de retrica, dominio en el que,

    significativamente, Homero pasaba por ser un maestro (Quint. X 1 ,4 6 ; d e hecho,

    puede hablarse de una prerretrica en la ora toria hom rica, segn se ala Lp ez

    Eire, p. 34 a propsito de las sabias palabras de Ulises en

    11.

    111

    221-223,

    proferidas sin agitar el cetro pero parecidas a invernales cop os d e nieve ).

    No podemos detenernos aqu a estudiar la historia del trmino locus.

    Segn Winterbottom Oxford Classical Dictionary, p. 375), the pejorative

    connotation of 'commonplace' is a 16th-cent. development . Sera una muestra

    ms, segn cabe imaginar, de la reaccin humanstica frente a un gnero de

    raigambre muy medieval, ntimamente emparentado con el de los exempla19.Es

    fcil documentar, sin embargo, ttulos renacentistas com o los siguientes:

    Epitome

    Iohannis Stobaei sententiarum sive Iocorum communiurn, Basilea, 557, Felipe

    Dez, Summa praedicantium, ex omnibus locis communibus locupletissima,

    Salamanca, 1589, etc. Por otra parte, hay precedentes bastante antiguos -segn

    literario,

    C.

    Segre,

    Principios de anlisis del texto literario,

    tr. Ma Pardo de Santayana,

    Barcelona, 1985 [ Miln, 19851, pp. 365-366.

    l 8 Cf runschwig, pp. 126-127, n. 1, as como Cic., De or. 56, 70, 27, 107, Or 66-

    68,

    Nat.

    8, Quint.

    X 1,

    27, Tc. De

    orat.

    19

    quod si quis odoratus philosophiam

    videretur atque x ea locum aliquern orationi suae insereret, in caelum laudibus

    ferebatur).

    l

    Tanto el

    exemplum

    como el argumento de autoridad -o la propia

    auctoritas

    personificada: como dize Aristtiles, cosa es verdadera (LBA 7 1a)- actan

    funcionalmente como silogismos, pero no tienen por qu ser elementos tradicionales (es

    decir, tpicos ).

  • 7/23/2019 Hacia una deHacia una definicin lingstica del tpico literariofinicin lingstica del tpico literario

    9/38

    Hacia una definicin lingstica del tpico literario

    acabamos de observar- que ya parecen anticipar esta consideracin un tanto

    despectiva de los llamad os lugares comunes .

    Conf igurac in desarro l lo de l tpico l i t e ra r io

    partir de los usos retrico-filosficos que hemos mencionado y que

    persistieron durante toda la literatura filosfica posterior, desde Boecio y su D e

    differentiis topic is

    hasta el Renacimiento, pasando por la larga Edad ~ e d i a ~ O ,l

    conce pto d e lugar debi de ir invadiendo poco a poco el m bito literario y

    metaliterario . El proceso se inscribira en el marco de Rhetorisierung der

    Literatur -y, en cierto modo, de Literaturisiem ng der Rhetorikl'- que, en

    opinin de Curtius, se prod ujo desd e poca augstea21:

    ...) hasta la poesa se hizo retrica. Esto equivale a decir que la

    retrica perdi su sentido original y su meta primitiva; en cambio,

    penetr en todos los gneros de la literatura, y su sistema,

    artificiosamente elaborado, se hizo comn denominador, arte d e la forma

    y tesoro de formas de la literatura. Este hecho fue el ms rico en

    conse cuenc ias de toda la historia de la antigua retrica; hizo q ue tambin

    los tpicos adquirieran una nu eva funcin, que s e convirtieran en clichs

    literarios aplicables a todos los casos

    y

    s e extendieran por todos los

    mbitos d e la vida literariamente concebida y formada.

    La acertada observacin de Curtius habra de insertarse, a nuestro juicio,

    en un marco general mucho ms amplio: el de la difusin sistemtica de la

    cultura escrita co m o nuevo modelo, a partir sobre todo del s. a. C. La

    literatura propiamente dicha terminar por imponerse como producto de

    consumo, con sus

    auctores primae classis

    classici)

    -algunos de ellos ya

    2 As fue tanto en Bizancio como en el occidente latino. Desde el punto de vista literario,

    cabe hacer referencia a ~neros edievales como el del debate (el alma contra el cuerpo,

    el agua contra el vino, etc.), heredero de las disputationes escolasticas (varias

    contribuciones al respecto en

    R.

    Bultot

    [et a l. ] , Les genres littraires dans les sources

    thologiques et philosophiques mediva les. Dfinition, critique et exploitation. Actes du

    Colloqu e international de Louvain-la-Neuve, 25-27 mai 1981, Lovaina, 1982).

    21 CJ

    Begriff einer historischen Topik , en M.L. Baeumer (ed.),

    Toposforschung,

    Darmstadt, 1973, pp. 1-18

    [

    ZRPh

    58, 1938, pp. 129-1421, en p. 11; Topik als

    Heuristik ,

    ib . ,

    pp. 19-21

    [ ib.,

    197-1991,

    L.

    Bomscheuer, Topik , en

    K.

    Kanzog-A.

    Masser-D. Kanzog (eds.), Reallexikon der deutschen Literaturgeschichte, IV S1

    Z, a

    ed., Berln Na York, 1984, pp. 454-475, en 463b-464a.

  • 7/23/2019 Hacia una deHacia una definicin lingstica del tpico literariofinicin lingstica del tpico literario

    10/38

    A. Escobar

    incluidos en el canon escolar, como sugiere Suet., De gramm. 16, 322- y con

    sus gneros perfectamente establecidos. Coinciden por entonces varios

    fenmenos de trascendental importancia: mayor grado de alfabetizacin general

    (pese a las bajsimas estadsticas que siguen postulndose en general para la

    antigedad, a rai'z.de los trabajos de Harris y otros), paulatino perfeccionamiento

    de los rudimentarios procesos editoriales, creacin de nutridas bibliotecas

    privadas, destinadas ya con frecuencia al estudio ms que a la ostentacin, as

    como de las primeras bibliotecas pblicas , aparicin de nuevos productos

    librarios y de ms variadas ofertas literarias, dirigidas a un pblico mucho ms

    amplio (femenino incluido), desarrollo industrial del formato codex,

    surgimiento de un mercado librario annimo y de cierta pujanza econmica,

    etc.23

    En la literatura grecorromana antigua ya tenan plena vigencia -aunque no

    se identifiquen como tales expressis verbis- algunos tpicos literarios ,

    empleados por sus autores de manera deliberada como elementos pertenecientes

    a una tradicin digna de imitarse o emularse . Por citar un caso, cabra aludir

    al recurso conocido como captatio benevolentiae, que pas probablemente del

    mbito de la retrica -como recomendacin para el exordium de un discurso- al

    de la literatura, adquiriendo as toda una serie de rasgos especficos (baste citar,

    p. ej., el final de los propios Soph. elen. aristotlicos, 184a8-b8, o el prlogo de

    los Adelphoe terencianos; tpicos similares, caractersticos del discurso, se

    documentan ya en Aristfanes, Sfocles, etc., segn observa Lpez Eire, pp. 59

    61). Algo parecido podra decirse respecto a otros procedimientos, como el de la

    brevitas, la novitas, etc. Tanto en la literatura griega como en la romana, el

    tpico invadi muy pronto gneros o subgneros literarios enteros, algunos de

    ellos tan formalizados a partir del siglo a. C. como, p. ej., el de la

    consolacin (hyo~ apapu9q'ciicq). Tras precedentes muy remotos, como el

    propio Homero o los lricos arcaicos, destaca la contribucin al gnero

    consolatorio que supuso el influyente ~ p ivOouq de Crntor de Solos (s. IV-

    a. C.), que fue modelo de Cicern (Luc.

    135

    y de Sneca, entre otros autores.

    Algo similar podra decirse del gnero de la convencin moral (ticas

    aristotlicas, epstolas de Sneca y espejos de prncipes en general) o del gnero

    A propsito del trmino classicus (Gelio VI 13)

    y

    de este significado especfico, de

    posible impronta frontoniana, cf:

    J .

    Ura, Classicus adsiduusque scriptor (Gell. X X

    8.15) , ECls.

    113

    1998, pp. 47-58, esp. pp. 48, 58. Acerca del canon de los lricos, p.

    ej., son significativos pasajes como Calm.,

    fr. 441

    Pfeiffer,

    Anth. Pul. IX

    184 (c.

    100

    a.

    C.), Cic.,

    Or.

    8?, Sn.,

    Ep.

    27,

    6,

    Quint.

    X

    1,

    6

    1-64.

    23

    Cf

    G. Cavallo-R. Charier (dirs.), Historia de la lectura en el mundo occidental,

    Madrid, 1998 [1997], pp. 25-29, 95-133 [tr. Ma J. Palomero], M. Citroni,

    Poesia e lettori

    in Roma antica. Forme della com unicazione letteraria, Roma Bari, 1995, esp. pp. 3-29.

  • 7/23/2019 Hacia una deHacia una definicin lingstica del tpico literariofinicin lingstica del tpico literario

    11/38

    Hacia una definicin lingstica del tpico literario

    del elogio Enatvoc laudatio), dentro del genus demonstrativum o

    e p i d i ~ t i c o ~ ~ .os tres gneros mencionados concurren, en cierto modo, en la

    laudatio funebris tradicional, concebida como elogio del difunto y muy rica en

    clichs consolatorios.

    Los tpicos literarios, es decir, la recurrencia intertextual de una serie de

    esquemas conceptuales mas o menos formalizados que los autores antiguos

    emplean como recurso y que los receptores de sus obras perciben -en mayor o

    menor medida- como tales tpicos, son propios de toda literatura desarrollada (a

    raz, sobre todo, de su difusin escrita), sea cual sea su tipologa lingstica,

    formalizada en gneros, enseada en las escuelas y -como rasgo fundamental-

    concebida esencialmente en funcin de sus destinatarios. Conviene recordar, a

    este respecto, las recientes afirmaciones de Sullivan a propsito del padre de la

    potica:

    Aristotle saw that the nature of the audience s response

    determines the techniques of rhetoric, and indeed of literature in general

    c..

    It is no great exaggeration to claim that the most ancient discussions

    of literature are audience-oriented. P o e q was seen as a means of

    producing efSects, not expressing the author

    S

    psyche. Self-expression,

    Art for Arl s sake, are more modern,

    if

    out-date4 concepts. For the

    ancient critic the audience

    is

    seen as the responsive and reactive

    reader25.

    Es muy probable que el propio Hornero, heredero ya de una riqusima

    tradicin literaria (aunque oral), tuviese muy en cu enta cul era el acervo cultural

    de sus oyentes, el cual condicionaba en buena medida su propia seleccin de

    motivos y la articulacin concreta de stos (Scott, p. 86: Poet and audience,

    each in his own way, participated in the combined creation of the oral song ;

    para el mbito de la oratoria griega cJ: Iglesias, p. 122 . Algo parecido podra

    afirmarse acerca d e los lricos arcaicos, y d e los poetas cora les muy en particular.

    Las Ranas de Aristfanes reflejan perfectamente, en clave de parodia, la elevada

    4 Cualquier laudatio en la literatura antigua 1. hominis, l. urbis, etc., laudantur autem

    urbes similiter atque homines, segun Quint. 111 7, 26- constituye siempre una verdadera

    sarta de tpicos (cf.Rhet. Alex. 1440b5-1441b29, Menandro el Rtor 11 345, etc.)

    5

    Cf: Critica1 continuity and contemporary innovation , en I.J.F. de Jong-J.P. Sullivan

    (eds.), Modern critica1 theov and classical literature, Leiden N a York Colonia, 1994,

    pp. 1-26, en p. 20;

    cf.,

    asimismo, W.C. Scoit,

    The oral nature of the Homeric simile,

    Leiden,

    1974, R. Senabre, Literatura

    y

    pblico, Madrid, 1987, p.

    7,

    J.C. Iglesias,

    Paradigma y entimema: el ejemplo histrico en los discursos deliberativos de Tucdides ,

    Emerita 65, 1997, pp. 109-122, esp. p. 14

  • 7/23/2019 Hacia una deHacia una definicin lingstica del tpico literariofinicin lingstica del tpico literario

    12/38

    A.

    Escobar

    preparacin literaria del pblico ateniense, por irnicos que puedan parecer

    algun os de los guios que el autor dirige a sus oyentes (aoQi, sabios , segn

    Ra n. 14, 11 18, 6& eto , diestros , segun Nub. 521, 527 ). No es casu al qu e la

    obra se inicie con un fcil expediente de Jantias, el esclavo de Dioniso, quien

    nada ms salir a escena exclama (1-2): cinco TL z o v ~ i o 0 z w v U j o n o ~ a ,

    h '

    olq ei y ~ h G o i v i ~ E O ~ E V O ~cabe comparar Plauto, Pseud. 1081-2: nugas

    theatri, verba qua e in comoediis solent lenoni dici, qua e pu er i sciunt). El

    comediante griego parece denunciar as, en ltima instancia, el uso excesivo de

    resortes cmicos tradicionales, y que nada tenan qu e ver con los nuevos

    r e c u r s o s ( ~ a i v a i6 ai ) propios de un autor innovador com o l (Nub. 5 18-562,

    esp. 546-547). Varios siglos ms tarde, Horacio hace referencia en su Ar s po eti ca

    (15-19) al tipo de digresin que hoy solemos denominar locus amoenus, ya

    preludiado en la prctic a desde el propio Hom ero (Od. V 55-74, VI1 12-132):

    purpureu s, late qu i splendeai, unus et alt er assuitur pannu s, cum lucus et ara

    Dia nae et prope rantis aqua e p e r amoenos ambitus agros, autJlumen Rhenum

    a u t pluvius describitur arcus. / s e d nunc non era t his locus. Segn observa Brink

    (11 99), locus ser a aqu , en realidad, una traduccin del gr. icaipq, ocasin : e s

    dec ir, no era el mo me nto adec uado para tal digre sin (cf. Quint. i 3, 3). Pero

    lo que nos interesa e s que, bajo la denunc ia horaciana de tales apaos o

    remiend os escolares (panni), ms o menos am oen i (acaso nocivos , en el

    sentido de Quint.

    V

    8,

    :

    qui argumenta velut horrida et confvagosa vitantes

    amo enioribus Iocis desident), cab e adivinar una crtica solapada hacia s emejan tes

    amaneramientos estticos, productos de serie desprovistos de calidad literaria

    alguna, pese a recurrirse en ellos al empleo de apreciados marchamos

    tradicionales. Horacio, como Aristfanes en su ep0 ca 2~ , arece percibir un cierto

    agotamiento de determinados esquemas literarios, y no duda en exteriorizar la

    fatiga que le produce la sobreabundancia d e poetas mediocres, capaces d e agotar

    o adulterar los mejores veneros... L a siemp re saludable democratizacin de la

    lectura haba llevado emparejada -aunque quiz como mal menor- una cierta

    decadencia en el propio ejercicio literario, as como una amplia divulgacin de

    determinados recursos que se consideraban ms o menos exclusivos de rtores,

    filsofo s y literatosZ7.

    26

    Aristfanes criticaba en Ranas, a travs de Dioniso, a los muchos literatos vacuos de su

    poca Ran. 92-97), que no hacan sino abusar de las digresiones, comparaciones, etc.

    (905-906), similares a las que Eurpides reconoce emplear en sus obras (942), pese a su

    rechazo de tauto-

    y

    ditologas, as como de cuantos ripios (azoip a) se hallan fuera del

    tema ,

    25

    zoG hyou

    (1

    179; c , asimismo, 894).

    27 Cabe comparar, pese a su clave irnica, Juvenal

    VI

    448-450, a propsito de la

    abominable mulier docta, experta en entimemas (c Sn., Ep 108, 10). Algo similar a los

  • 7/23/2019 Hacia una deHacia una definicin lingstica del tpico literariofinicin lingstica del tpico literario

    13/38

    Hacia una definicin lingstica del tpico literario

    Nos interesa destacar que, a nuestro juicio, lo que hoy se conoce como

    tpico literario puede considerarse en propiedad como heredero del tpico

    retrico-filosfico antiguo. Ya hemos aludido a cmo la convergencia paulatina

    entre determinadas disciplinas, afines en el fondo (dialctica, retrica y filosofa,

    fundamentalmente), favoreci este resultado. As fue desde el principio, si se

    considera que el propio Aristteles, pese a su deseo de conferir un carcter

    puramente neutro o instmm ental a sus tpicos , no ignor en ningn mom ento

    la interdependencia existente entre lugares y contenidos concretos u opiniones.

    Baste recordar que el estagirita no slo conce da importancia a los silogismos

    cientficos , basados en axiom as y teoremas, s ino tambin a los kv6oE,a, es decir,

    a las opiniones compartidas por todos, por la mayora o, al menos, por los

    filsofos ms doctos (cf: Brunschwig, pp. XXX IV-XX XV: on sait assez la

    confiance qu'Aristote accord e, fiit-ce sous rserve d 'examen, aux reprsentations

    collectives et la vocation naturelle de I'humanit envers le vrai ). Baste reparar,

    asimismo, en su pionera aficin hacia los proverbios y dichos clebres

    (discursos, probablemente, incluidos), que se encarg de recoger y de estudiar

    con detalle (Bmnschwig, pp. XCV-XCVI), y que constituiran, probablemente,

    los materiales concretos de los que luego extraa, mediante el procedimiento

    inductivo, sus propios lugares de carcter abstracto . Cabe recordar, en fin, qu e

    esta actitud de Aristteles respecto a la sabidura com n (n o siempre

    coincidente con la ciencia ms exacta , segn Rhet. 1355 a24-29 , ni siempre

    fcil de establecer28) tamp oco f ue una excepcin en Grecia, com o muestran, p.

    ej., las palabras de Jenofonte a propsito del viejo Scrates (Mem. IV 6 15; tr.

    Garc a Calvo, 1971):

    ...)

    iba avanzando a travs de los pasos que ganaban el ms total

    asentimiento, estimando que en eso consista la seguridad del

    razonamiento (6i& zGv p i h i o z a o ~ o h oy o u & o v hco pe i i~z o , opii&ov

    zaUzqv 271v & oQ h si av e iv a t hyou ) ...)

    Y

    deca que as Homero le

    atribua a Ulises la cualidad de ser orador sin fallo en virtud de qu e

    tena habilidad para hacer avanzar el razonamiento apoyndose en los

    mencionados amaneramientos literarios pudieron encubrir, en el mbito ms escolar, las

    rerurn illustrium disputationes as como las thesis o injnitae quaestiones (Quint. 5,

    1).

    28

    Qu ot homines tot sententiae

    (Ter.,

    Phorm.

    454;

    cJ

    asimismo, Cic.,

    Fin.

    15, Hor.,

    Serm.

    1,

    27-28

    y,

    en ltima instancia, Protg.

    B DK: ~ zp o v v O p o n o ~ ;

    s la

    servidumbre de la condicin humana, a diferencia de la divina, que comprende todas las

    perspectivas posibles: Hercl.

    B

    102

    DK).

  • 7/23/2019 Hacia una deHacia una definicin lingstica del tpico literariofinicin lingstica del tpico literario

    14/38

    A

    Escobar

    pareceres que los hombres daban por sentados ( 6 ~ &6v bico6vzwv zoic

    avepcmorg & y s ~ vo6g hyoug).

    La fundamental aportacin de urtius

    La investigacin en tomo a los tpicos literarios grecolatinos recibi un

    impulso fundamental a raz de los trabajos de Emst Robert Curtius sobre el tema.

    Con un extraordinario convencimiento -que no se libr de interpretaciones poco

    compasivas- la obra de Curtius pretendi implantar el estudio de la

    Toposforschung como mtodo ideal para la reconstruccin histrica de la

    continuidad cultural de occidente, desde la antigedad hasta la poca moderna,

    pasando por la decisiva Edad Media latina, bien definida por Lewis como una

    poca marcada por el carcter esencialmente libresco de su cultura -es decir,

    por su culto hacia la auctoritas- y por su intensa aficin a los sistemas 29.

    Intemporales ( zeitlos ), en cuanto que reflejan lo ms atvico del ser

    colectivo ( die Urverhaltnisse des Daseins ), Curtius defina los z.not como

    feste Clichs oder Denk- und ~usdrucksschemata 30.Universales por tanto, de

    inters general ( gesellschaftlich relevante Argumentationsphantasie , segun

    Bomscheuer, p. 455a), e incluso desprovistos a veces de un originario vnculo

    con la retrica (Curtius 1955, p. 126), constituiran -dentro de su variada

    tipologa e incluso heterogeneidad (Segre, p. 346)- el andamiaje mental de

    occidente. Eran opiniones que, pronunciadas en el momento histrico en que

    Curtius escribe, desde su personal oposicin terica al individualismo y al

    relativismo, fueron duramente calificadas desde el punto de vista ideolgico,

    como prximas al to ta li ta ri~rno ~~, al menos, como tendentes a sobrevalorar el

    mrito de la cultura occidental, frente a otras, y precisamente en aquellos

    elementos que se suponan menos dinmicos

    y

    originales.

    Pese al inters que siempre mostr por una clarificacin de la terminologa

    literaria

    y

    pese a haberse considerado a s mismo como autor de una especie de

    29

    Cf

    C . S .

    Lewis, La imagen del mundo. Introduccibn a la literatura medieval

    renacentista,

    tr.

    C. Manzano, Barcelona, 1997 [ The discarded image, Cambridge,

    19641,p. 17

    3

    CJ M.L. Baeumer, Dialektik und zeitgeschichtliche Funktion des literarischen

    Topos , en M.L. Baeumer (ed.), pp. 299-348, en

    pp.

    299, n.

    2

    301.

    3 1

    En

    cualquier caso, sobre la inequvoca actitud

    de

    Curtius respecto al nazismo puede

    consultarse J. Bem-A. Guyaux (eds.), Ernst Robert Curtius et I ide d Europe. Actes du

    Colloque de Mulhouse el Thann des 29 , 30 et 31 janvier 199 2, Pars, 1995, p. 9.

  • 7/23/2019 Hacia una deHacia una definicin lingstica del tpico literariofinicin lingstica del tpico literario

    15/38

    Hacia una definicin lingstica del tpico literario

    nova rhetorica3*, Curtius no se ocup de definir con precisin el concepto de

    tpico literario, intuido de manera instintiva, ms que descrito en trminos

    cientficos (Jehn, p. X: Der Curtius'sche Top os

    E ]

    ist ein Proteus, dessen

    Identitat nicht Wahrheit ist, sondern das falsche Ergebnis ahistorischer

    Gle ichsetzungen von verschiedenen Termini der rhe torischen ~ o ~ i k ~ 3 ) ,o cual

    suscit buen nmero de criticas contra l, slo en parte paliadas por algunas

    recientes . reivindicaciones de su obra y de su te r m i n ~ l o g a ~ ~ .tros estudiosos

    han intentado proceder a esa definicin, desde perspectivas muy diversas e

    i n t e r d i ~ c i p l i n a r i a s ~ ~ .or citar un ejemplo, sobre cuatro rasgos basa su definicin

    Born scheuer ( Hab itualitat , Potentialitat , Intentionalitat , Sym bolizitat ),

    recientemente matizada por Spillner, quien destaca el valor de un posible

    enfoque

    semitica

    ms profundo36. Co mo mero lnstrument des

    Textve rstandnisses defin e el concep to Em rich (p . IZO), desde una perspectiva

    ms pragmtica pero quiz de escaso valor terico. En realidad, el trmino

    tpico ha solido utilizarse desde sus orgenes con bastante libertad, com o

    revela, p. ej., la abundancia de aparentes sinnimos casi intercambiables en la

    jerga crtico-literaria ( tema , motivo , argum ento , etc.) En nuestra opinin , el

    tpico literario se caracteriza por reunir una serie de rasgos o caractersticas

    generales que -sin pretensin de exhaustividad, pero con cierta intencin

    restrictiva- pasamo s a enumerar:

    1.

    annimo: un tpico literario no pertenece a ningn autor concreto

    (Curtius 1938, p.

    14 ,

    ni comienza a existir en una determinada produccin

    artstica; no interesa la identidad de su inventor o repertor (completamente

    inaccesible, por lo dems, durante los largos

    y

    oscuro s periodos d e la transmisin

    oral; cJ: Scott, p. 189). En el c aso del car p e diem, p. ej., el hecho d e que el tpico

    se designe as a partir de Horacio (Carm. 1

    1 1

    S), no co nfiere a este escritor una

    32 Cf B. Emrich, Topik und Topoi , en P. Jehn (ed.),

    Toposforschung. Eine

    Dokumentation,

    Frankfrt am Main, 1972, pp. 90-120, en p. 90.

    33 Cf Ernst Robert Curtius: Toposforschung als Restauration ,

    ib.,

    pp. VII-LXIV.

    34 Cf H. Wankel, 'Alle Menschen mssen sterben'. Variationen eines Topos der

    griechischen Literatur ,

    Herrnes

    1 1, 1983, pp. 129-154, esp. pp. 130-13 1, n. 6, L. Pernot,

    Lieu et lieu commun dans la rhtorique antique ,

    BAGB,

    1986, pp. 253-284, en pp. 271,

    273, E.U. Grosse, Curtius et les

    topo? ,

    en J. Bem-A. Guyaux (eds.), pp. 9 1- 106, en 93.

    35

    Cf D. Breuer-H. Schanze, Topik. Ein interdisziplinares Problem , en D. Breuer-H.

    Schanze (eds.),

    Topik. Beitrage zur interdisziplinaren Diskussion,

    Munich, 1981, pp. 9-

    13

    L.

    Bornscheuer, Neue Dimensionen und Desiderata der Topik-Forschung ,

    MLatJb

    22, 1987, pp. 2-27.

    6

    Cf B. Spillner, Thesen m r Zeichenhaftigkeit der Topik , en D. Breuer-H. Schanze

    (eds.), pp. 256-263.

  • 7/23/2019 Hacia una deHacia una definicin lingstica del tpico literariofinicin lingstica del tpico literario

    16/38

    A

    Escobar

    especial autorida d literaria sobr e l3'. Ta m po co deberan cal ifica rse en principio

    como tpicos otros recursos que, pese a haber servido com o modelo de

    argumentacin, no son d e carcter propiamente annimo y no pueden

    considerarse tradicionales en rigor (com o, p. ej. , las paradojas de Zenn ).

    2

    universal.: el tpico entraa siempre una cierta densidad conceptual y,

    por lo general, una clara adscripcin cultural, com o e s la de la l i teratura en qu e se

    inserta; ello n o excluye qu e un mismo tp ico pu eda surgir en mbitos culturales

    muy distintos y no interdependientes, de manera poligentica (ya que infinitas

    veces vuelven a tener los hombre s las mismas creencias, segn Arist. ,

    Cael.

    27Ob 19-20, M ete. 339b27-30, Pol. 1329b25-27; observa Frenzel, Motivos, IX,

    qu e tambin los denomin ados motivos surgen a menud o en tradiciones

    dispares, deb ido a la lgica del tratamiento del tema ). L os tpicos han de

    considerarse propiamente com o universales 38, aunq ue en ocasione s se plasmen

    -segn muestra la literatura comparada- bajo ap arentes discrepancias culturales,

    tan enftica como insustancialmente sealadas a veces: en Oriente y en

    Occidente, o en el mundo pagano y en el cristiano39, por poner dos ejemplos

    significativos.

    Por otra parte, cuanta mayor simplicidad y abstraccin ofrece la unidad

    tpica, mayor resulta su universalidad o mbito de aplicacin; y viceversa:

    cuanto ms concreta o sofisticadamente se formula el tpico, es decir , cuanto

    ms especf ico es su mbito de aplicacin, menor difusin alcanza y mayor

    37

    C . , adems,

    V.

    Cristbal, Horacio

    y

    el carpe diem , en

    R.

    Corts-J. C. Femndez

    (eds.), Bimilenario de Horacio, Salamanca, 1994, pp. 17 1 189, esp. p. 183.

    3 Como, p. ej., los referentes a la consolacin, humanos sin ms

    4

    M . Lida de

    Malkiel, Perduracin de la literatura antigua en occidente (a propsito de Emst Robert

    Curtius, Europa ische Literatur und lateinisches Mittelalter) , en La tradicin clsica en

    Espaa, intr. Y Malkiel, Barcelona, 1975, pp. 269-338 [ Romance Philology 5, 1951-

    52 ,

    pp. 99-13]], en p. 313;

    cJ

    asimismo, p. 316). Los tpicos tambin pueden

    considerarse universales en cuanto que parecen reflejar una lgica inherente a cualquier

    lenguaje -incluido quiz el puramente grfico- y un cierto inconsciente colectivo comn

    E.

    Benveniste, Observaciones sobre la funcin del lenguaje en el descubrimiento

    freudiano , en

    Problemas de lingistica general,

    tr

    J

    Almela, Mjico, 197 [

    Problimes de linguistique gnrale, Pars, 19661, pp. 75-87, en 82

    y

    85, resp.) Algunas

    observaciones contra la supuesta polignesis de determinados motivos, no obstante, en

    A. Galms de Fuentes, El amor corts en la lrica rabe y en la lrica provenza l, Madrid,

    1996, pp. 153-1 54.

    39

    Asi, el tpico de la consolacin, p. ej., estaba abocado en cierto modo a renovarse

    a

    raz del cristianismo, al igual que el del propio carpe diem, que parece adquirir con l una

    nueva interpretacin (V. Cristbal, Horacio y Pmdencio , CFC-Ests. Lats. 15, 1998, pp.

    157-169, en 159- 160).

  • 7/23/2019 Hacia una deHacia una definicin lingstica del tpico literariofinicin lingstica del tpico literario

    17/38

    Hacia una definicin lingstica del tpico literario

    riesgo corre de conv ertirse en unidad argumenta1 menor o motivo (Segre, pp.

    1

    10-1 12, 358 ). Los motivos inventariados por Thom pson son elem entos de

    carc ter folcl rico prximos a lo que llamamos tpicos , pero de naturaleza bien

    distinta: prcticamente circunscritos al relato, y a veces incluso con rasgos

    nacionales muy especficos (Frenzel, Motivos, XI), no participan de algunos de

    los rasgos que estamos mencionando. Al igual que cualquier procedimiento

    retrico -ms que oratorio (Lp ez Eire, p. 36)- el empleo del tpico es

    consciente, no espontneo, y ofrece, en general, mayor versatilidad que las

    formas folclrica~ ~0.

    3

    tradicional: el tpico literario se basa en la recurrencia, la cual no

    excluye la posible originalidad de cada autor concreto. En cualquier caso,

    conviene recordar qu e el concep to de originalidad literaria ha variado d e m anera

    sustancial en el transcurso de la historia. Ya Norden adverta, en relacin con la

    literatura romana, cmo la originalidad de sta consiste precisamente en su

    habilidad para imitar los temas tradicionales (cJ: Norden ap . Curtius 1938, p.

    15). Algo similar podra aplicarse a la Edad Media, cuando la fantasa del

    creador no constitua un valor primordial en s misma y el receptor de la obra

    pareca disfrutar ms, de hecho, con la recreacin de los argumentos ya

    conocidos (Lewis, pp. 154, 162). Plenamente conscientes del nihil novum sub

    sole (Eclesiasts

    9 ,

    antiguos y medievales exhibieron a veces un cierto

    desprecio -o descreimiento- de la originalidad como

    tal,

    sabedores, asimismo, del

    mrito que entraaba un tratam iento adecuad o -una cal lida iunctura, digamos- de

    los grandes temas comunes (Pem ot, pp. 274-275, 281), incluso en el seno de

    gneros literarios plenamente formalizados41. No cabe oponer el empleo de

    tpicos y la originalidad como procedimientos literarios enfrentados.

    En este sentido, puede sorprender un tanto la afirmacin de Curtius, segn

    la cual hay tpicos que no se encuentran en la antigedadw4*.Es innegable la

    40

    Cj

    F. Lzaro Carreter? Lengua literaria frente a lengua comn ,

    Estudios de

    lingstica

    Barcelona, 1980 [1973], pp. 193-206, Literatura y Folklore: los refianes ,

    ib

    [1978], pp. 207-217, a propsito de los signos ya combinados e inalterables,

    caractersticos del folclore oral (p. 210) y del lenguaje literal propio de refranes, etc.

    41

    CJ F.

    Caims,

    Generic composition in Greek and Roman poetry

    Edimburgo, 1972, p.

    98: a writer working in accordance

    with

    generic pattems is in general terms necessarily

    less original than a writer free from the restraints of genre , pero certain types of

    originality are possible ,

    F.

    Rico,

    El pequeo mundo del hombre. Varia fortuna de una

    idea en la cultura espaola ed. correg.

    y

    aum., colab.

    G.

    Sers, Madrid, 1988 [1986, l

    ed. 19701, p. 43.

    4 C Literatura europea

    y

    edad media latina

    tr

    M

    Frenk-A. Alatorre, Mjico Buenos

    Aires, 1955

    [= Europaische Literatur und lateinisches Mittelalter

    Berna, 19481, p. 127.

    Sera el caso, segn este autor, del tpico -o antitpico , frente al de la docta o sapiens

  • 7/23/2019 Hacia una deHacia una definicin lingstica del tpico literariofinicin lingstica del tpico literario

    18/38

    A.

    Escobar

    novedad que entraan determinadas formulaciones, ya que existe una cierta

    cronologa necesaria de las imgenes. Difcilmente pudo decir Manrique de la

    vida un metro a punto de partir , pero desd e siempre se ha observado, sin

    embargo, la analoga entre la vida, el ro y el fluir desasosegad o vertiginoso

    hacia una meta, y- as s e ha expresado, de manera m s o m enos rudimentaria, sin

    que inopia verbal alguna pudiera impedirlo43.

    4

    extensin variable: la extensin d e lo que cabe aislar en el decurso com o

    unidad tpica -que suele desig narse metaliterariamente mediante una expresin

    ms o menos general y abstracta, a menudo latina- es variable. Una captatio

    benevoIentiae

    puede consis tir en un sencillo inciso (del tipo benvolo lector ) o

    en un conjunto de varias lneas de intencionalidad ms o menos explcita. Por

    otra parte, la unidad tpica propiamente dicha tiende a la brevedad. No cabe duda

    de qu e la concisin tambin define otras form as literarias. A s, afirma Aristteles

    a propsito d e la na p o i p a ( refrn, proverbio ), que sta encierra o o$ a

    ( saber , densidad conceptual ), as com o que es breve

    y

    aguda

    ( k y i c a ~ a h a i p p a ~ aa h a i 6 q $ ih o oo q ia q , n e p i o o 0 v z a 6 i& o u v z o p a v KUL

    6 e ~ t ' c q ~ a ) ~ ~ .O obstante, los proverbios (u na espec ie de metfora, segn Rhet.

    1413a14-1 S , al igual que las frmulas o los smiles, pertenecen bsicamente al

    mbito de lo oral, o al del reflejo literario de lo oral, y se salen, por tanto, del

    terreno ms especfico del tpico literario45. ste, por otra parte, rehye la

    agudeza, a diferencia del emblema y de otras formas sapienciales similares.

    5.

    carcter conceptual: aunque unos tpicos parecen afectar

    prioritariamente a la forma y otros al con tenido ( formaler Art frente a los

    materialer Art , segn Bornscheuer, p. 455b), creemos se trata en realidad de

    esquemas conceptuales, ms o menos formalizados en la tradicin (Segre, p.

    344); pueden aparecer en cualquier gnero literario, sin lmite alguno de

    senecta- del senex puer (el cual ya asomaba claramente, a nuestro entender, en el Tages

    de Cic., Div. 11 50: pueril i specie dicitur visus sed senili fuisse prudentia, por no

    mencionar otros precedentes).

    43

    As, puede parecer de nuevo cuo el tpico caracterstico de muchos prlogos

    modernos, lleno de cortesa, segn el cual los errores que puedan persistir en la obra

    publicada son responsabilidad exclusiva del autor, y en absoluto de todos aquellos que

    tuvieron acceso previo al original y lo leyeron (ultimus necat).

    44

    De philos.,

    j .

    8 Ross, segn la cita de Sinesio, Elogio de la calvicie

    22

    (escrito en

    respuesta al Elogio e la cabellera de Din de Pmsa).

    45

    El estilo gnmico ,

    as

    como el basado en la

    ~ p ~ a ,

    ue a veces rechazado en la

    antigedad, por su exceso de ornatus (cf: Quint. VI11

    5

    34, XII 10, 48, quien, a diferencia

    de Aristteles, no incluye la sententia entre las

    7cozei~

    etricas; en general cJ Rhet.

    l394al9- l39 5bl9,

    y,

    a propsito de las anti-traditional gnome-fomulations , I.H.

    Henderson, Quintilian and the progymnasmata , A A 37, 199 1 pp. 82-99, esp. p. 84).

  • 7/23/2019 Hacia una deHacia una definicin lingstica del tpico literariofinicin lingstica del tpico literario

    19/38

    Hacia una definicin lingstica del tpico literario

    frecuencia y en cualquier lugar de la obra, pese a la exis tencia de determinadas

    tenden cias en su dis tr ibucin. As , la captatio benevolentiae suele ser estructural

    y a parece r en lugares preestablecidos -principio o f inal-, pero se refiere

    propiamente a la

    res,

    al contenido ("la cal idad de lo que aqu se refiere merece

    atencin"), e incluso admite su correspondiente ant i tpico (excusatio propter

    injrmitatem: "quiz no la merezca, pero , por favor, p restad a t e n ~ i n " ) ~ ~ .o e s

    preciso insis t i r aqu en cmo el carcter conceptual no es privat ivo de la

    l i teratura clsica frente a la popular, del mism o m od o qu e resulta reduccionista,

    en nuestra opinin, el oponer ambos regis tros , con carcter general , como

    "dogmtico" frente a "cam avalesco".

    Segn sost ienen algunos autores , tambin una ancdota concreta, un

    personaje l i terario o lo que a veces se denomina un "arquetipo" -como el de la

    femme fatale

    o el del hroe clsico- puede experimentar un tratamiento

    recurrente y, por ende, recibir el nombre de "tpico". As , la f igura de

    Aristteles, el preceptor de Alejandro, encarna en la li teratura tardoantigua y

    medieval el prototipo del erudito y virtuoso (es "el filsofo", por excelencia,

    como Salomn representa al "sabio" en la tradicin bblica

    y

    m e d i e ~ a l ) ~ ' . lgo

    parecido cabra apl icar en principio al mbito de la fbula, plagada de

    es tereot ipos

    y

    de caracterizaciones tradicionales . No puede hablarse en estos

    casos, a nuestro juicio, d e "tpicos" propiamente dichos.

    6

    funcin retrica: a m enud o de persuasin o d e invitacin

    a

    la accin4s,

    lo cual determina su frecuente formulacin imperat iva: carpe diem (collige,

    46 De carcter conceptual, pese a su notable forrnalizacin, podra considerarse

    igualmente, entre otros, el recurso conocido como priamel (alius ego.,..), opuesto en

    cierto modo al conocido como consensus omnium.

    47 El tpico estara provisto, a su vez, del correspondiente antitpico (casi "anunciado" en

    Dig. Laercio V 1): Aristteles vencido por la pasin (el "Aristteles cabalgado" de la

    tradicin oriental), quien refleja en realidad el tpico del

    sapiens

    dominado por los afectos

    (Eur., Med. 1078-1080). Es equiparable el caso de H eracles, Ulises o el casto Virgilio, y

    similar lo que ocurre, en otros mbitos simblicos, cuando dos figuras "tpicas" se

    enfrentan

    y

    polarizan entre s: Herclito ("filsofo que llora") frente a Demcrito

    ("filsofo que re"), Platn frente a Aristteles, Scrates rente a Alcibiades, Prometeo

    frente a Epimeteo o -mutatis mutandis- Eros frente a Anteros en el terreno mitolgico.

    48 Cf

    rnrich, p. 13, Kemper, p. 23, M.A. Mrquez, "Les variations du carpe diem dans

    Prop. 2.15", Exemplaria 1, 1997, pp. 201-204; a la "funcin psicaggica" del tpico se

    refiere Bornscheuer, p. 472a. En general cf.

    C.

    Perelman-L. Olbrechts Tyteca, Tratado

    e

    la argumentacin. La nueva retrica [=Trait de I argumentation. La nouvelle

    rhtorique, a ed., Bruselas, 19891,

    tr. J.

    Sevilla, Madrid, 1989, esp. pp. 144-147, B.

    Mortara Garavelli, Manual de retrica, tr. a

    J

    Vega, Madrid, 199 [= Manuale di

    retorica, Miln, 19881, pp. 84-1 16.

  • 7/23/2019 Hacia una deHacia una definicin lingstica del tpico literariofinicin lingstica del tpico literario

    20/38

    A. Escobar

    virgo, rosas, m emento mori), concordet ser mo cum vita, vita pr ae pa ra ti o mortis,

    etc. C om o intermediaria entre el autor y la colectividad, la literatura e s siempre

    comunicacin, un tipo especial de mensaje (Lzaro 1980, pp. 177, 199). En

    cuan to manifestacin literaria, el tpico refleja siempre una op inin q u e el autor

    traslada al receptor, qu ien , a su vez, se siente incitado por el trasfondo ideolgico

    que sta entraa ( res nostra agi tur ;

    c

    Hor., Ep.

    1

    18, 84). El tpico afecta e

    incluso conmueve al individuo, y es a veces la valide z d e su aplicacin

    individual la que determina propiamente su universalidad49. Como factor de

    persuasin, el tpico literario suele encerrar una intencionalidad muy precisa. En

    cons onan cia con su primitivo valor retrico-filosfico, la funcin del verdadero

    tpico es argumentativa; el autor recurre a l como instrumento adecuado -a

    veces insustituible- para resolver una determinada apora literaria. Nos parece

    ilustrativo d e cuanto decim os el ejemplo qu e proporciona el propio Aristteles en

    Phys. 252b 25-27 al recurrir al viejo tpico del homo imago mundi como

    argumento de persuasin -culturalmente sancionado- que le permite avanzar en

    su exposicin terica acerca del m ovimiento qu e surge tras un estado d e reposo:

    s i namque in pa rv o mundo e t in magno

    ...

    ~ i' Ev

    zoko 6uvazov

    ysvoeat, zi ~ o h e i abzo ouppfivai

    ~ a i

    ~ Z U 0 n v;~i yUp Iv pcp@

    icopq yivezat, ~ a iv p~yhcp). l tpico emp leado aqu por Aristteles se

    utiliz profusamente en el mbito literarios0, aunque asumiendo ya con

    frecuencia una funcin simplemente ornamental o d e ampliJicatio51. Otro s

    4 9 ~ c e r c a e la semejanza moral entre espectador y hroe trgico cf. J. J. Iso, Mas

    sobre Aristteles, Potica (caps. 9 y 13) , Estudios en homenaje al Dr. Antonio Beltrn

    Martnez, Zaragoza, 1986, pp. 9 19-926, en pp. 92 1-923.

    50

    Un empleo muy similar al aqu observado en Aristteles ha sealado recientemente T.

    Ricklin, Albert le Grand, cornrnentateur: L'exemple du De somno et vigilia 111, , en

    F.

    Cheneval-R. Imbach-T. Ricklin (eds.), Albert le Grand et su rception au moyen ge.

    Hommage Zenon Kaluza, Friburgo,

    1998,

    pp. 3 1-55, esp.

    p.

    45.

    En ltima instancia, este tpico (posiblemente documentado ya en Demcr. B 34 DK)

    refleja la opinin mas corriente respecto al problema que constituye la relacin entre

    hombre y naturaleza: como eslabn de la scala naturae basada en la unidad esencial y

    armnica del ser, el hombre participa -de varias

    y

    distintas maneras, por una especie de

    analogia o de metonimia- de dicha naturaleza o bien refleja a minima escala. Como afirma

    Rico (12), cabe tambin proceder en el sentido contrario y humanizar el universo en una

    u

    otra medida, convertirlo en un p a ~ p o ~v O pw x o~ . a senda puede andarse, y de hecho se

    ha andado a menudo, en las dos direcciones. Pero la imagen frtil de veras en la cultura de

    Occidente

    ...)

    ha sido la que camina -o por lo menos dice caminar- de lo mayor a lo

    menor: t iv e p w no ~ i ~ p o c ~ o y o c un argumento de direccin similar, aplicado al

    antropomorfismo

    y

    a la conformacin divina de los hombres, emplea Cic., Nat. 1 90); la

    idea contraria admite, probablemente, varias versiones: la del p a ~ p o q v 0 p w x o ~Cic.,

  • 7/23/2019 Hacia una deHacia una definicin lingstica del tpico literariofinicin lingstica del tpico literario

    21/38

    Hacia una definicin lingstica del tpico literario

    muchos ejemplos permitiran ilustrar cmo una vulgata similitudo puede

    propo rcionar argum entos vlidos a un discurso (Hor., A rs 60-62 [cf: Hom., II. VI

    146-1491, Livio XXXV III 10, 5, etc.) El episodio petroniano a cerca d e la afligida

    viuda d e feso (S ay ri co n 11 1-1 12), vctima de una calculada pe rsu as io en tres

    tiempos (coepitque ho rtari lugentem expugnare dominae pertinaciam coepit

    isdern blanditiis etiam pudicitiam eius aggressus est), puede considerarse

    paradigmatico a este respecto.

    Una reflexin similar podra hacerse en to m o al empleo del is fecit cui

    pro de st (C urtius 1938, p. 9), principio de prueba judicial y fun dam ento de tantas

    intrigas literarias, del famoso excusatio no np et it a o d e pasajes com o el de Arist.,

    Rhet. 1417b36-38 o Polibio XII 25a, 1-2. Se trata de tpicos argumentativos , y

    no meramente ilustrativos . Segn ha recordado Gally, cuan do Cicern describe

    idlicamente, en sus Verrinas, la naturaleza de Sicilia (11 Verr.

    V

    80-SI), lo hace

    com o si quisie ra sugerir as la incontrolada sensualidad que caracteriza la

    reg in , te rr eno abonado , por tan to, para los desmanes de ~ e r r e s ~ ~ ;s qu iz un

    locus amoenus, pero su finalidad sobrepasa la pura cfrasis ms o menos lrica:

    tiene un fin ideolgico y predispone al auditorio respecto a su desenfrenado

    adversario.

    La

    representacin del lugar deleitable puede unas veces expresar la

    belleza pura

    y

    meramente espiritual; puede ser otras veces el preludio de

    cualquier escena sexual (ib. 162, 176, n. 5), ya sea placentera (hort us conclusus)

    o ms bien todo lo contrario (eremus o locus horroris); ambas posibilidades se

    suceden

    y

    contrastan patticamente en una fam osa escena del C an tar d e mio Cid,

    protagonizada por los infantes de Carrin (vs. 2697-2721;

    j

    ed. Montaner, ad

    loc., p. 632) , o en

    La

    Celestina53.

    Para concluir nuestra caracterizacin, aadiremos que los tpicos pueden y

    tienden a configurarse como sistema en el seno de una obra, a reflejar el

    Nat.

    1

    24

    Rico, p. 32), la concepcin de un ser mltiple, heterogneo e inarmnico

    (cifrado en la existencia de infinitos mundos y en la del azar, p. ej.), o, de acuerdo con la

    lectura cristiana, la de un hombre hecho a imagen de Dios,

    y

    no del cosmos (Rico, p. 37).

    5

    Cf

    M. Gally, Variations sur le locus amoenus. Accords des sens et esthtique

    potique , Potique 106, 1996, pp. 161-177, en p. 162.

    5

    Cf

    B.

    Ciplijauskait, Juegos de duplicacin e inversin en La Celestina , en

    Homenaje

    a

    Jos Manuel Blecua ofrecido po r sus discpulos, colegas

    y

    amigos, Madrid,

    1983, pp. 165-173, donde se analiza el trnsito del hortus conclusus inicial al penoso

    lacrimarum vallis final de Pleberio, como contrapunto ms o menos irnico. Para otros

    tipos de funcin delimitativa del tpico c j , p. ej.,

    J.

    Gmez Pallares, Per unapoGtica de

    1 oxmoron: inicis i finals o el concepte d'unitat en poesia lla tina, Bellaterra, 1995,

    p.

    38

    (a propsito de en

    XI 1 y

    9 13-9 15), V . Cristbal, ~ i v ~ i l i o .uclicas, Madrid, 1996, pp.

    88-89.

  • 7/23/2019 Hacia una deHacia una definicin lingstica del tpico literariofinicin lingstica del tpico literario

    22/38

    A.

    Escobar

    pensamiento de un autor concreto ( tpicos horacianos , t. virgilianos , e t ~ . ~ ~ )

    el mayoritario de una poca (los tpicos medievales , p. ej.) Cabe decir que los

    lugares se caracterizan en cierto modo por su disposicin entramada, ordenada

    O

    coherente 55, la cual permite recorrer, heursticamente, todos los sectores de

    una realidad dada- o, al menos, aquellos que predetermina el iudicium del autor,

    encargado a su vez de ejecutar la dispositio que corresponde a tal seleccin

    (Pemot, pp. 269-270)56. Tambin los lugares de que se serva el escolar

    antiguo para sus ejercicios mnemotcnicos ofrecan una disposicin ordenada; su

    ubicacin era permanente, mientras que su contenido -ya estuviera constituido

    por res o por verba- era reemplazable.

    Ha de reconocerse, por otra parte, que no todos los tpicos poseen la

    misma calidad . La cuestin no es sencilla, pero se ha aproximado a ella con

    solvencia

    C.

    Guilln (Entre lo uno y lo diverso. Intr. a la lit. comparada,

    Barcelona,

    1985

    p. 275):

    No es una mera boutade aquella observacin de Borges sobre la

    privilegiada calidad de unas pocas metforas, como el maridaje del sueo

    y la muerte, las estrellas y los ojos, la vejez y el anochecer, el tiempo y el

    agua. En los motivos ms perdurables -fenmenos naturales que un da

    fueron culturalizados- se mantiene, late es tangible la zona de la cultura

    que es tradicin actual, continuidad presente viva

    ...)

    En la historia de

    la literatura han perdurado y sido funcionales unas normas unos

    planteamientos cuya tenacidad ha hecho posibles el hallazgo la

    variacin innovadora. En otras ocasiones se perpetan, por otro lado,

    frmulas y tpicos que no pasan de ser epidrmicos. Entonces se impone

    la tarea selectiva ms ardua para la tematologia: la que distingue entre lo

    trivial y lo valioso. Y lo sorprendente es que estos procesos se entienden

    mejor al examinar los temas radicalmente culturales, como por ejemplo

    el mito de la Edad de Oro, la idea del hombre como microcosmos, o el

    encuentro novelesco de los amantes. Los topoi ...) suelen connotar

    5

    Un

    ejemplo reciente ofrece

    F.

    Felgentreu, Claudians praefationes. Bedingungen,

    Beschreibungen und Wirkungen einer poetischen Kleinform, Stuttgart Leipzig, 1999, pp.

    190-209.

    CJ: Pemot, p. 260; acerca del lat. textus, ya en Quint.

    IX 4,

    13, cJ: Segre, pp. 367-369.

    56

    CJ: Emrich, p.

    18 y

    sobre los adverbios como ordenadores del discurso, Lpez Eire,

    p. 23 a propsito de Gorgias

    B

    a 22); cJ, asimismo, Segre, p. (acerca de los

    constituyentes indispensables del motivo propuestos por Meletinski: agent, object,

    place, time, instrument, source, goal, experiencer).

  • 7/23/2019 Hacia una deHacia una definicin lingstica del tpico literariofinicin lingstica del tpico literario

    23/38

    Hacia una definicin lingstica del tpico literario

    tradiciones perdurables, recuerdos prestigiosos, longues dures, de muy

    desigual importancia.

    Efectivamente, esa calidad de los tpicos ( conmovedores , segn Curtius

    1938, p. 19, no tanto por su patetismo [Em rich, p. 161 como por su

    esencialidad y su implicacin m oral) depende, en cierto m odo, d e su vinculacin

    con la realidad m s solemne, en cuanto qu e suelen representar la expresin

    mitica de un hech o natural (de un acontecimiento primario, en el sentido de

    Segre, p. 110, n. 19, es decir, no predispuesto por una actuacin humana

    concreta), ms que el requisito convencional para un gne ro literario , e s decir,

    un simple acarreo de escasa funcionalidad , com o afirma G uilln (p. 276)57,

    quien aade:

    Quien cita, valora lo repetido -no calcando, sino recalcando; o bien

    manifiesta, con tenacidad que llega a ser pattica, una voluntad de

    continuidad. Entonces el topos interesa no como realidad textual, acaso

    banal y socorrida, sino com o signo: e s decir, como reconocimiento de un

    conjunto cultural, de una longue dure, con la que el escritor enlaza

    activamen te se dec lara solidario58.

    El tp ico de calidad , por tanto, sue le enmarcarse dentro de una

    referencia mayor, y, en este sentido, destaca su frecuente alusin al referente

    natural -o lgico- qu e lo contiene o simb oliza analgicamente (represen tado p e r

    contrariurn , en cierto modo, en el tpico del mund o al revs y en el del

    8 h x zo v ; cJ: Cur tius 1955, pp. 143-1 49, 145, n. 3 4 resp.) S egn h a destacado

    Lewis, pp. 154-155, era a menudo la naturaleza precisamente la que haca

    comn el lugar: no se debe a la retrica su popularidad, sino que, en el caso, p.

    ej., del locu s am oen us, era la naturaleza -el mo vimien to de la luz y la sombra,

    los rboles, las corrientes de agua y la brisa [ ] y su efecto en los nervios y los

    j Se trata del mero clich , en el sentido de Wankel, p. 133; es el caso del prlogo, p.

    ej., con abundantes resortes de este tipo, como la alusin al hallazgo de un viejo libro,

    a

    la

    inspiracin por medio de un sueo, a la ignorancia del escritor, al scribendo solari, a la

    inabarcable extensin de la materia y a su complejidad para el vulgo, etc. cj: A.J.

    Festugiere, Lieux comrnuns littraires et themes de folk-lore dans I'Hagiographie

    primitive , WS 73 1960, pp. 123 152 .

    j8 El tpico es, por tanto, una declaracin, una opcin y una invitacin a decantarse por lo

    mismo, por lo de siempre, ms o menos adecentado para la ocasin, como, a propsito

    de Wordsworth, recuerda Highet La tradicin clsica. InJluencias griegas romanas en

    la literatura occidental,

    tr. A. Alatorre, 1-11, Mjico Buenos Aires,

    1954 [= The classical

    rradition. Greek and Rornan infuences on Western literature, 19491, p. 177 .

  • 7/23/2019 Hacia una deHacia una definicin lingstica del tpico literariofinicin lingstica del tpico literario

    24/38

    A. Escobar

    sentimientos humanos- la que haca que el locus fuese amoenus y, por esa razn

    exclusivamente, communis . T am poco son casuales, en este sentido, o tras

    muchas imgenes tradicionales, a menudo presentes en textos poco o nada

    literarios (com o podra ser, p. ej., la d e la fra muerte o la del som nus -o

    concubitus- imago mortis), tantas metforas felices y tantos binomios

    tormentosos en tomo a los cuales se ha desarrollado durante siglos el

    pensamiento literario: realidad frente a sueo o ficcin, arte frente a naturaleza

    (libertad frente a destino, en cierto modo59), hechos frente a meras palabras (cf.

    Il.

    7 7 ,

    belleza fren te a virtud, valor fren te a sabidu ra (es decir, fortitudo frente

    a sapien tia, armas frente a letras), e tc.

    La inversin del tpico y su funcin literaria

    Dado su carcter originariam ente vaco , e s decir, dada su neutralidad

    esencia160, el tpic o se distingue a menudo -ideal sera poder dec ir siempre -

    por su p osible realizacin inversa, o, mejor dicho, por sus posibles realizaciones

    inversas, en funcin de la mayor o menor complejidad significativa de los

    elementos que, como caras de un poliedro, lo constituyen: as, verba se opone a

    res, a facta (la oposicin est presente en la literatura occiden tal desde sus

    primeros vagidos, y acaso en el origen del propio trmino ~ipoveia), vis, a

    spii-itus, e incluso a la ausencia d e verba (ya se a al silencio d e lo inefable o al

    de lo n e f a n d ~ ) ~ ~ .or otra parte, como destaca Pemot (p.

    273 ,

    existe un claro

    lazo entre lugar y lugar com n , m bitos que tienden incluso a confundirse.

    Este segun do surge primero histricamente, es la respue sta habitual (y la de un

    trasfondo menos utpico por lo general, podra aadirse). Segn Barthes, los

    lugares son, en principio, formas vacas; pero estas for m as mostraron muy pronto

    una tendencia a llenarse siempre de la misma manera, a apoderarse de

    59

    Sera similar la oposicin entre

    rs

    e ingenium, latente quiz bajo el tpico del ut

    pictura poesis

    cJ:

    Hor., Ars 36 1, y, sobre el sentido horaciano de la expresin, Brink, ad

    loc., 368-372), ya presente en Simnides de Ceos, como testigo de la desacralizacin

    que la palabra potica, ya escrita, experimentaba por entonces (cf:

    N .

    Gal, Poesa

    silenciosa, pintura que habla. De Simnides a Plafn: la invencin del territorio

    artstico, pres.

    F.

    de Aza, Barcelona, 1999).

    6

    Cf mrich, pp. 90, 13, 19, Kemper, p. 23, Bornscheuer, p. 455b (a propsito del in

    utramquepartem-Prinzip ), Segre, p. 347.

    61 Pese a lo que parece insinuar el cuasiestructuralista Herclito (B 23 DK;

    cf

    A

    Bernab, Lingstica antes de la lingstica. La gnesis de la indagacin sobre el lenguaje

    en la Grecia antigua , RSEL 28, 1998, pp. 307-33 1, esp. p. 3 19), es lo que se puede decir

    lo que delimita

    y

    organiza lo que se puede pensar . Benveniste, Categoras de

    pensamiento

    y

    categoras de lengua , en Problemas..., pp. 63-74, esp. p. 70).

  • 7/23/2019 Hacia una deHacia una definicin lingstica del tpico literariofinicin lingstica del tpico literario

    25/38

    Hacia una definicin lingstica del tpico literario

    contenidos, primero contingentes, luego repetidos, reificados. La tpica se

    convirti en una reserva d e estereotipos, d e temas consa grado s (...) 62. Pero el

    verdadero tpico admite, a su vez, una posible inversin. De topos enemigo

    hab la Guilln (p . 277), de anti-ca rpe d iem , p . ej., ~ r i s t b a l ~ ~ .al inversin es

    menos frecuente, pero -a causa precisamente de su relativa infrecuencia o

    inverosimilitud- ms rica desde el punto de vista literario. Anteriormente nos

    hemos referido a la calidad d e los tpicos. En este apartado cabria aadir: un

    tpico ser tanto ms valioso cuanto ms imprevisible resulte su aparicin y ms

    frecuen te su realizacin inversa. Segn esto , los tp icos de gnero o de

    estructura , los ms formalizados (com o los aso ciados al prlogo , p. ej.),

    seran, hasta cierto punto, los menos ap reciables.

    Las causas concretas de la inversin pueden ser muy variadas. Puede

    deberse a la mera saturacin que produce el empleo reiterado de determinados

    tpicos, la cual conduce a su aplicacin antifrstica o satrico-pardica; en otros

    casos interviene la voluntad deliberada de practicar un uso sesgado o

    t r a n ~ g r e s o r 6 ~ .onviene advertir, en cualqu ier caso, qu e la potencialidad del

    tpico ap enas puede verse amenazada, pese a las reservas de Kem per (p. 28), por

    el predominio estadstico de los usos rectos . El tpico paradigmtico del ca rp e

    diem permite ilustrar este aspecto. Frente a l erigir el mundo cristiano la

    contem ptio mundi, que cab e considerar com o inversin del tpico (cf: Cristbal

    1998, pp. 166-167). No obstante, ya en el seno del pensamiento pagano, desde

    una base ideolgica muy distinta, se documentan variaciones similares, como

    bien ha destacado Cristbal al reparar en la notable ausencia de este tpico en la

    obra de Virgilio (p. 87)65. El argumento de la futilidad del mundo -expresado en

    la contemptio m undi, pero tambin presente en el trasfondo d e cualquier mistica-

    6

    Cj:

    R.

    Barthes,

    Investigaciones retricas, :

    Barcelona, 1982 [ Recherches rhtoriques, Pars,

    6

    Cj:

    V.

    Cristbal, Horacio y Fray Luis , en

    D.

    hombre, Madrid, 1994, pp. 163-1 89 , en p. 78.

    La antigua retorica. Ayudamemoria,

    19661, p. 57.

    Estefana (ed.),

    Horacio, el poeta y el

    64

    Ms o menos sofstico ; es decir, verosm il , ms que verdadero

    cj:

    Lpez Eire,

    pp. 43, 63), en la medida en que ambos trminos puedan oponerse, ya que la verdad es

    verosmil en la gran mayora de los casos (aunque con excepciones, segn recuerda Arist.,

    Rhet. 1402a10-13; cJ, asimismo, Lpez Eire, pp. 48, 52 y 63, a propsito del desafio

    lgico que representaron en la antigedad las paradojas de Zenn

    y

    otros argumentos

    similares).

    65 Eneas es un hroe que abandona el presente

    y

    sus deleites cJ Aen.

    IV

    281-282,

    654-656; como contrapunto virgiliano podra quiz citarse

    Ecl.

    :

    nos patriae finis et

    dulcia Iinquimus ama... malgr nous, se entiende). Cabe recordar que la negacin de los

    sentidos es, no obstante, una idea recurrente en toda la literatura antigua

    cJ,

    p. ej., Safo,

    fr. 95 Campbell).

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    A

    Escobar

    es, al igual que su contrario, el de la incitacin al placer, propio del pensamiento

    y del folclore u n i v e r s a ~ ~ ~ .n posible esquema del funcionamiento del tpico

    sera, en e ste caso, el siguiente:

    tema

    tpico versin

    inversin

    el tiempo actitud humana

    carpe diem

    contemptio mun di

    ante el paso del tiempo

    collige, virgo, rosas

    memento mori

    tempu s ugit,

    sic transit

    gloria mundi, u bi sunt,

    vanitas mundi),

    etc.

    Un esquema similar podra confeccionarse para representar el conocido

    tpico de la aurea aetas, concebida literariamente como el estadio de la

    humanidad previo a una serie de sucesivas degradaciones, pero que permite

    simbolizar, en realidad, cualquier forma de laudatio temporis acti. El tpico

    me diante el cual ilustr Ob erm ayer der grun dsatzliche dialektische Ch arakter

    de s To pos (Bae um er, p. 304)- refleja una vieja idea, ya presente en Hesiodo, en

    cuyos Trabajos

    y

    d s (O p. 106-20 1) -con bastantes paralelos orientales para esta

    seccin6'- se plantea la cuestin de fond o en toda su complejidad, es decir,

    insinuando su posible inversin: es primera la raza d e oro en virtud tan slo

    de su estirpe divina?, se produce una permanente degradacin de la humanidad,

    o ms bien una cierta alternancia entre esplendor y miseria (progreso y

    retroceso)? A s lo sugiere la presencia de la raza de los hroes , insertada tras

    las de oro, plata y bronce, y previa a la de hierro (ausente en el relato de Ov.,

    Met.

    1

    125-127), al igual que la enigmtica expresin del v. 175 ( E m ~ z a

    y e v & o O a ~ ) ,ien ex plicada por West ( a d loc., 197: although the myth has no

    place for a brighter future, it may be that he is here betraying his own assumption

    that better tim es will come ). Es verosmil que en el fon do d e la cuestin s e halle

    el eterno problema de la naturaleza humana, el de su primitiva bondad - buen

    salvajev- o falta de ella y, en ltima instancia, el d e su posible o imposible

    redencin, as como el no menos tradicional conflicto entre generaciones, bien

    ilustrado en la mitologa indoeuropea y en ciertos agon es de la com edia antigua.

    Como sugiere, p. ej., el mamiqueo cmo despus de acordado da dolor , o la

    coplilla popular que dice Deseando una cosa parece

    un

    mundo; luego que se consigue

    tan slo es humo .

    7 J

    recientemente

    A S

    Brown, From the Golden Age to the Isles of the Blest ,

    Mnemosyne

    5 1 1998, pp. 385-410.

  • 7/23/2019 Hacia una deHacia una definicin lingstica del tpico literariofinicin lingstica del tpico literario

    27/38

    Hacia una definicin lingstica del topico literario

    Tema tpico versin inversin

    el tiempo el momento ideal aurea aeta s Saturnia nova aetas cras)

    regna,Arcadia),

    laudatio temporis

    acti

    Tambin el tpico del locm amoenus, enfrentado al locus terribilis u

    horribilis (en oposicin descriptiva com parable a la que existe entre pu ell a

    divina

    y

    femme fatale ), as como el del bea tus ille, correlato en cie rto modo del

    anterior, admitiran en principio una representacin esquem tica similar:

    Tema tpico versin inversin

    el lugar el lugar privilegiado locus amoenus locus horribilis, eremus

    hortus conclusus)

    o

    locus horroris, unde

    negant redire quemquam

    beatus ille laus rusticitatis, laus urbanitatis

    menosprecio de corte)

    Otros muchos ca sos podran destacarse. Cabra aludir, p. ej., al tpico de la

    navegacin entendida como smbolo de la ambicin humana y origen de la

    desgracia (nave Argo el pri m us nau ta), frente a ia navegacin como exponente

    de progreso y civilizacin ; al riesgo de invers in de la buena fortuna (cJ: Esq.,

    Ag. 928, Sf.,

    OR

    1528- 1530, Eur., Androm. 100, Herd. 32), frente a la menos

    frecuente inversin del infortunio (com o en el popular Yo he visto m aan as

    tristes tener

    las

    tardes alegres; nadie hable ma l de l da hasta que la noche

    llegue68),

    y

    a tantos otros expedientes tradicionales. La presencia de antitpicos

    es especialmente frecuente en la lrica amorosa, habida cuenta d e la importancia

    en el gnero de todo tipo de paradojas y contrastes. Se trata a menudo de

    argumentos menores, de elementos de ornato retrico ms que de relevancia

    ideolgica, muy estereotipados literariamente (pinsese en c lichs del tipo igneus

    amor, miles se w us /per egr inus desultor amoris, exclusus am ato r, odi et amo,

    paraclausithyron, etc.), pese a admitir pequeas inversiones ocasionales. As,

    poetas helensticos como Meleagro, Agatas y otros suelen referirse a la

    instantaneidad del enamoramiento, com o consecu encia del aguijn de Eros

    (~ vzpov ~ p o z o 5 ) ~ ~ ,rente a casos como el d e Virgilio, Aen. 749 (infelix Dido

    68

    Acerca de esta letra 4 eognis 593-4, 657-8) y de otras similares -populares unas y

    de apariencia popular otras, pero de Apolo ms que de Marsias-

    cf:

    Escobar, Motivo

    clsico

    y

    reminiscencia popular: el ejemplo de Morente ,

    Tropelas

    7-8, 1996-97, pp. 93-

    106.

    69

    Cf

    . Caldern, Los tpicos erticos en la elega helenstica ,

    Emerita

    65, 1997, pp.

    1-15, en p.

    4

  • 7/23/2019 Hacia una deHacia una definicin lingstica del tpico literariofinicin lingstica del tpico literario

    28/38

    A.

    Escobar

    longumque bibebat amorem); suelen describirse los rigores de la noche a solas,

    concebida como el momento ms amargo (Safo, insomnios de Medea o Dido,

    etc.; cf: Caldern, p. 7), slo aliviado al concluir sta, pero tambin los del

    amanecer -el alba de la lrica tradicional- como momento de separacin de los

    amantes; suele aludirse al magisterio de Eros, praeceptor amoris ( ' E p q

    bi8ciolcaho5 de Calimaco o Propercio; Caldern, p. lo), pero tambin,

    espordicamente, al praeceptor oblivionis que retrata Ovidio, Rem. 43-44:

    Discite sanari, per quem didicistis amare: una manus vobis vulnus opemque

    feret 70; se lamenta el poeta una y otra vez de la perjidia amoris, e incluso se

    plantea -en trminos poco o nada platnicos- la posible existencia metafsica de

    un segundo amor (Quevedo, poemas 90-91, ed. Schwartz - Arellano), pero

    tambin existe el amor constante ms all de la muerte , que constituye

    propiamente la inversin del tpico y son quiz simples realizaciones del

    mismo antitpico imgenes como la de la yedra o la vid trepadora, o como la de

    la ceniza enamorada

    ..

    El tpico parece reducirse, en ocasiones, a un sema de carcter ms o

    menos pleno o explcito, presente en el enunciado de dos opuestos relacionados

    analgicamente y que se oponen en todo momento, desde las primeras

    apariciones del tpico en cuestin. Ha de insistirse en este aspecto: el tpico es

    dialctico en un sentido diacrnico, pero tambin en el mbito sincrnico,

    permanentemente. De aceptarse esta caracterizacin, convendra hablar de

    tpico -a efectos metodolgicos- tan slo en aquellos casos en que resulte

    posible la identificacin del correspondiente antitpico , trmino marcado en la

    oposicin, de extensin tambin variable

    y

    correlato literario siempre implcito

    en la conciencia de autor y receptor (quien, al ver alterada su expectativa ,

    desautomatiza as su lectura). A diferencia del tpico7', ni el tema ni el

    motivo son -en principio al menos- susceptibles de invertirse.

    Desde un punto de vista ideolgico, es obvio que hablar de tpicos

    literarios es hablar de tradicin , de continuidad cultural y, en suma, de historia,

    lo cual no resulta cmodo en un momento como el actual, de absoluto

    desmantelamiento del sistema educativo y en el que tiende a confundirse estudio

    de la tradicin cultural y tradicionalismo (es decir, admiracin beata y

    7 Cabe comparar Virgilio, Ecl. VI11 80-81: limus ut hic durescit, et haec u1 cera

    liquescit, uno eodem igni, sic nostro Daphnis amore (cf: Ov., Ars am.

    11

    12: arte mea

    capta est, arte tenenda rnea est). El antitpico correspondiente a ste (si a produjo b, a

    produci