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NAVIDAD 2006 Cáritas Trabajamos por la justicia Guión Litúrgico Derecho a una vivienda digna Los derechos humanos son universales Las oportunidades deberían serlo www.caritas.es

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Page 1: Guion liturgico nav

NAVIDAD 2006

CáritasTrabajamos por la justicia

Guión Litúrgico

derecho a una vivienda digna

Los derechos humanos son universales

Las oportunidades deberían serlowww.caritas.es

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Monición inicialLa Navidad es fiesta entrañable y significativa, tanto a nivel de fe como de familia y sociedad. Ofrecemos y escuchamos mensajes pre-ciosos, que vienen del cielo y brotan de lo más íntimo del corazón. Hay uno que resuena con fuerza entre todos: Paz a los hombres, amados por Dios. Y cuando Dios dice paz se entiende plenitud de felicidad y de vida. Porque Dios quiere que sus hijos vivan.

Pero no somos ciegos ni podemos caer en la inconsciencia. Millones de hermanos nuestros, hijos de Dios, no pueden celebrar dignamente el nacimiento del Hijo de Dios. Los llamamos pobres, los compadecemos: ¡pobres!... Pero son empobrecidos, los mismos marginados, excluidos del banquete de la creación. No los excluye Dios, sino otros hijos de Dios. El Padre quiere a todos, los hermanos no nos queremos todos.

En el momento de nacer Jesús no encontró casa ni cuna. Después diría que no tenía dónde reclinar su cabeza. ¿Cuántos son hoy los que no tienen techo ni casa, los que no tienen dónde reclinar su cabeza ni calentar su corazón?

Acto penitencial• ¿Podemos celebrar la Navidad cuando despojamos a la

mayoría de los hermanos de su dignidad y de sus derechos? ¿Podemos celebrar una Navidad sin solidaridad? ¿Podemos celebrar el nacimiento de la Vida cuando condenamos a millo-nes de personas a la muerte?

n Señor, ten piedad.

• Caín y Abel ¿podrán celebrar algún día juntos la Navidad? ¿Epulón y Lázaro podrán sentarse un día a la misma mesa? El sacerdote y el levita ¿se unirán alguna vez a la opción del samaritano, olvidando sus templos?

n Cristo, ten piedad.

• El posadero de Belén ¿abrirá las puertas de su posada a todo el que llame? Los escribas ¿dejarán por un momento sus Es-crituras para buscar al Mesías entre los pobres? Herodes ¿se unirá por fin a los Magos para adorar al niño que ha nacido?

n Señor, ten piedad.

Lecturas: Is 9, 2-7; Tt 2, 11-14; Lc 2, 1-14

• El profeta conocía una historia de esclavitudes y lágrimas, pero no se deprime ni se desespera. Alza su mirada y anuncia con palabras e imágenes encendidas el fin de la violencia y la opre-sión. El pueblo estaba envuelto en tinieblas, pero él es testigo de la luz, la ve avanzar victoriosa, mientras que las tinieblas no saben dónde esconderse. La justicia y el derecho, caminan alegres y van vestidos con los trajes de la paz y del amor.

• El apóstol conoció un pueblo metido en el barro de la impiedad, caminando sin horizontes ni esperanza, consumiendo alimentos insustanciales. Pero anuncia la aparición gloriosa del gran Dios y Salvador, que derrama su gracia sobre el pueblo desgraciado, purificándolo y marcándolo con el dinamismo de la caridad.

• El evangelista enmarca históricamente los anuncios y profe-cías. Todos los mejores deseos y esperanzas que anidan en el corazón humano se cumplen en el nacimiento del hijo de María. Su niño será la Paz personificada, será lluvia de gracia, será fuerza liberadora y medicina, será presencia de Dios en la tierra. ¿Cómo no prorrumpir en alabanzas y acciones de gracias? ¿Cómo no abrirnos a la esperanza y el compromiso?

Sugerencias para la homilía

1. ¿Otro mundo es posible? Un mensaje de esperanza: ¡Dios ama a este mundo!

Nos preguntamos muchas veces sobre la posibilidad de cambiar este mundo. Soñamos con un mundo en que la pobreza sea erradicada, en que la injusticia sea cosa del pasado, en el que la crueldad suene a una perversa alucinación. ¿No será posible la hermandad? ¿No llegaremos a reconocer la sagrada dignidad del más insignificante de los hombres? ¿No llegará a prevalecer la palabra sobre el ruido de las armas?

También Dios se lo preguntaba. ¿Tendré que destruir este mundo pervertido y pensar en otro nuevo? ¿Habrá algún defecto de origen en mi obra? ¡Por qué se ha corrompido toda carne? ¿Nuevos diluvios y castigos? ¿Enviaré a nuevos reyes y profetas? ¿Quizá a alguno de mis ángeles más cercanos?

Y Dios encontró la respuesta en su corazón. Sí, otro mundo es posible. El mundo no será destruido, sino renovado. Pondré en juego toda la

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inventiva y la fuerza de mi amor misericordioso. No será a base de castigos, sino de bendiciones. No con diluvios de agua o fuego, sino de gracia y espíritu.

Y hoy resuena la decisión divina: Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. Y su nombre será Dios. Nos ha nacido un Dios Salvador. Dios ha venido a salvarnos. Pero no nos salvará desde fuera, sino desde dentro, uniéndose sustancialmente al hombre y curándole desde su raíz. Dios se hizo hombre para que el hombre se haga dios. Misterio del amor más grande.

Entonces, si Dios está con nosotros y en nosotros, ya no hay lugar para la desesperanza o el pesimismo. Los más grandes sueños y los mejores ideales son posibles. Todo hombre, el mundo entero recibirán una sobredosis de espíritu, una inmensa capacidad de renovación y transformación.

Entonces, si Dios se ha unido a nosotros, todos estamos llamados a vivir en Dios y para Dios, comprometidos a hacer de este mundo una realidad humano-divina, un boceto del Reino de Dios.

2. ¿La fraternidad será posible? Mensaje de amor: La Palabra se hizo carne

Las armas no sólo no se entierran, sino que se multiplican y perfec-cionan. La paloma de la paz no deja de recibir heridas. La mentira y el error desfiguran o ahogan a la verdad. La injusticia y la codicia deser-tizan la vida. ¿Será posible un mundo limpio y solidario? ¿Prevalecerá la palabra sobre el fragor belicoso? ¿Resplandecerá la verdad sobre el error y la mentira? ¿La solidaridad se impondrá sobre el egoísmo?

Desde que Dios creó por la palabra y desde que la Palabra se acercó a nosotros sabemos que la palabra es la más fuerte. Por la palabra el hom-bre se humaniza, se relaciona y crece. La palabra humana puede vencer la incomprensión y la rivalidad. Hablando se entiende la gente. Hablando se encariñan las personas. Aunque, por desgracia, no siempre es así.

La Palabra se hizo carne. Misterio de la Encarnación: humildad y despojo, cercanía y empatía, fraternidad y salvación. La Palabra viene en ayuda de las palabras. La Palabra divina se hizo hombre. Será para el hombre luz y victoria. Nos enseñará los caminos de la libertad y de la vida. Nos enseñará la infinita realidad del Padre y la gozosa verdad de nuestra fraternidad.

Si acogemos la Palabra-Amor y nos dejamos amar, seremos revestidos de la fuerza de lo alto. Y aprenderemos el amor, un tema que abarca

muchos capítulos, como la comprensión, la compasión, la ternura, el servicio, la generosidad, el perdón, la amistad, la familia, la comunión, la entrega.

• Un acto de fe: Creemos en la Palabra encarnada y liberadora.

• Una acción de gracias: Gracias, oh Verbo de Dios, por venir hasta nosotros.

• Un compromiso: Escucharemos la Palabra y la guardaremos en el corazón.

3. ¿La pobreza podrá ser superada? Mensaje de justicia: “Doy la mitad de mis bienes a los pobres” (Lc 19,8)

Llevamos años y años queriendo reducir la pobreza siquiera a la mitad. En el 2000 casi doscientos países se comprometieron en erradicar la pobreza extrema para el 2015.

Pero el sufrimiento de los pobres no se alivia, muchas veces se agrava cruelmente. Hoy podemos hablar de ˝un fracaso histórico”, un trágico fracaso humano. Y no es por falta de medios, sino por falta de lucidez y de voluntad, o por decisión de que las cosas sigan igual, es decir, peor.

Escuchamos un nuevo mensaje de Dios: Él, siendo rico, por vosotros se hizo pobre para enriqueceros con su pobreza” (2Co 8,9). La riqueza abrazó a la pobreza, un abrazo transformante. La riqueza se hizo pobre y la pobreza se hizo rica. Es misterio de generosidad.

Ahora podemos comprender.

• Hay una pobreza inhumana que Dios no quiere, porque significa miseria y muerte. “La gloria de Dios es que el hombre viva”. Esta pobreza debe ser combatida con todas las armas de la justicia y de la caridad. Esta pobreza es fruto de la opresión y la avaricia. Está en el polo opuesto a los designios de Dios. Esta pobreza hace llorar a Dios.

• Hay una pobreza santa, la que vivió Jesús, la de los santos, la de todos aquellos que son hijos de las Bienaventuranzas. Dios se hizo pobre. Esta pobreza enriquece y eleva, te hace humilde y compasivo, te vacía y te llena.

• Hay una pobreza sacramentalizada, porque Cristo se sigue encarnando en los pobres. Cuando nuestra misericordia se acerca a una miseria, surge la chispa sacramental. Cuando visitas, acompa-ñas, ayudas al que sufre, estás ayudando a Cristo, él mismo te lo agradece. Cada pobre es un vestido carnal de Cristo.

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CáritasTrabajamos por la justicia

www.caritas.es

Oración de los fielesOremos a Dios, nuestro Padre, que tanto nos amó que nos ha dado a su Hijo para salvarnos.

• Que la Encarnación y el nacimiento de Jesús nos ayude a vivir como Jesús. Amén.

• Que el que no encontró casa donde nacer encuentre casa en nuestro corazón. Amén.

• Que el amor de Dios, manifestado en Jesucristo, nos haga crecer en el amor a nuestros hermanos. Amén.

• Que el Dios que se hizo pobre para enriquecernos nos capacite para compartir bienes y talentos con los pobres. Amén.

• Que ningún hermano nuestro se sienta excluido, a la intemperie. Amén.

• Que el Dios empequeñecido nos haga crecer en humildad y servicialidad. Amén.

• Que el Dios-con-nosotros nos convierta en un pequeño dios para los herma-nos. Amén.

Oremos: Te pedimos, Padre, que el nacimiento de Jesús nos haga más humanos y más hermanos. Por el mismo Jesucristo.