giuseppe tucci - apología de taoísmo

94
GIUSEPPE TUCCI APOLOGÍA DEL TAOÍSMO Ediciones elaleph.com

Upload: angel-david

Post on 07-Dec-2015

288 views

Category:

Documents


7 download

DESCRIPTION

taoismo

TRANSCRIPT

Page 1: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

A P O L O G Í A D E LT A O Í S M O

Ediciones elaleph.com

Alejandro
Cuadro de texto
descargar otros libros www.acernuda.com
Page 2: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

Editado por

elaleph.com

1999 – Copyrigth www.elaleph.comTodos los Derechos Reservados

Page 3: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

3

Erraría quien quisiera encontrar la expresióngenuina del Taoísmo en los ritos demasiadogroseros, en las vulgares supersticiones, en los usosmágicos que absorben y constituyen gran parte de lavida religiosa del pueblo chino. Este Taoísmo notiene mayores relaciones con el Taoísmo primitivoque las que pueden existir entre las creenciaslamaísticas y el Budismo de Cakyamuny. Y por lodemás, este hecho se explica. Taoísmo y Budismo,en su esencia originaria, fueron formulaciones depensamientos filosóficos que, por el contacto cadavez más intimo con la vida, se modificaron a la vezen sistemas religiosos, los cuales tanto más sebastardearon cuanto mayor fue la fortuna quetuvieron.

Y esto debía ocurrir mucho mejor en elTaoísmo, en donde el elemento especulativo tienetanta preponderancia, que ha hecho creer a algunos

Page 4: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

4

críticos que se trata de un sistema metafísico puro ysimple, que excluye completamente toda exigenciaética. Equivocadamente, como veremos; porque laindagación metafísica sólo sirve de propedéutica aaquellos preceptos de carácter y valor puramenteprácticos que constituyen, en realidad, el objetivoesencial del Taoísmo antiguo; para el cual el conocersólo es un necesario instrumento para obrar bien.

El Taoísmo debe su más completa y altaformulación a algunos sistematizadores, entre losque se distinguen Lao-tze y Chuang-tze; el primeroestá considerado erróneamente, como el fundadordel sistema; el segundo vivió algunos siglos despuésque el maestro, y, sin temor de exageración, es elmás profundo, sutil y ardiente apóstol de la fetaoísta, que en sus páginas, admirables por laexpresividad artística y la originalidad delpensamiento, ha encontrado la más alta y completasistematización. De uno y otro conocemos muypoco, como si el hado mismo no hubiera queridooponerse a aquel vivo deseo de olvido y a aquellamodestia que animan la obra de los dos misteriososfilósofos. Cuando el nombre de ambos se hizocélebre, la leyenda se apoderó de ellos, sobre todode Lao-tze, y se ingenió, en múltiples obras, para

Page 5: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

5

narrar eventos milagrosos y extrañas aventuras,queriendo de tal modo suplir la escasez de los datoshistóricos.

Por eso, cuando, introducido en China elBudismo, las dos fes intentan una alianza en la luchacontra la ortodoxia confuciana, se tiende a hacer deLao-tze una encarnación de Buda, con graveescándalo de los budistas más intransigentes,quienes, consolidada la nueva doctrina en el suelochino, no dejaron de responder a los secuaces deLao-tze con vivas y no siempre serenas obraspolémicas. Sea lo que fuere, podemos, sin embargo,afirmar que de la biografía más antigua debida aSse-ma Ts'ien, resulta que Lao-tze nació en la Chinameridional y fue contemporáneo, si bien un pocomás viejo, de Confucio.

Vivió, pues, en el siglo VI a. C., y parece que fuebibliotecario de la corte de los Chou, hasta que,cansado de la vida al lado de los poderosos, se retiróa una soledad especulativa, durante la cual escribe elTao-te-king, colección de sentencias y pensamientosque encierran en forma concisa y alegórica susistema filosófico. Parece también que emprendiólargos viajes por el Occidente, que tanta materiaofrecieron a la ulterior literatura legendaria; así,

Page 6: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

6

cuando comenzaron a establecerse frecuentes yconstantes relaciones con el Asia Central, se quiereencontrar en Kotan, en el templo de P'i-mo, unrecuerdo de la conversión de los Hu-o-Trani,debida a Lao-tze, devenido Buda en aquel lugar.Episodio éste que se encuentra en un apócrifofamoso y que tiene una historia por demásafortunada. Me refiero al Hoa Hu King de Wang-fu.

De Chuang-tze se sabe todavía menos. Delmismo Sse-ma Ts'ien se desprende que fue hombrede singular sabiduría y de no común inteligencia. Sufama crece pronto, a tal punto, que muchospríncipes lo invitaron repetidamente a que tomaseparte activa en la cosa pública; pero, fiel a susconvicciones, responde con desdeñosa negativa atodas las ofertas, y prefiere vivir oscuro y pobre yseguir filosofando. Vivió en el siglo IV a. C. Porcuanto la corriente taoísta tuvo en China viejísimastradiciones, suele considerarse el Tao-te-king comoel punto de partida de la escuela, y a Lao-tze, comofundador de ésta. Entre los sinólogos, no faltaron nifaltan quienes propenden a negar la existencia deLao-tze y la autenticidad del Tao-te-king; aparte deque sus argumentos no resisten una critica severa, lacuestión, de cualquier modo que se resuelva, tiene

Page 7: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

7

una importancia harto secundaria. No puedenegarse, en efecto, que el Tao-te-king es el primerdocumento literario en que encontramos laexpresión exacta de un pensamiento filosófico quetoca alturas hasta ahora no alcanzadas por laespeculación china.

Esto no hubiera podido ocurrir si a las variascorrientes que vagamente lo preanunciaron nohubiese dado forma orgánica una mente selecta yuna poderosa individualidad, que logró formar unsistema de aquellos simples esbozos y tentativasmisticorreligiosos que le precedieron. Solamente así,pueden explicarse las citas que del Tao-te-king seencuentran en el seudo Lieh-tze, en Chuang-tze yen Han Fei-tze y el mismo estilo de la obra. El Tao-te-king refleja un pensamiento lógicamentecoherente, pero que, expresado como está pormedio de metáforas, alusiones, símbolos y elipsis, sedeja más bien intuir que demostrar racionalmente,por cuanto suscita en quien lee una serie deconceptos, cuyo sentido nos corresponde anosotros reconstruir con aproximación, que serámayor o menor, según la mayor o menor afinidadespiritual que tengamos con el orden de ideas que seexpone en el libro. Éste requiere, además, ser leído

Page 8: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

8

como los libros de todos los místicos. Es decir, quees necesario superar la forma para intuir y revivir enuna inmediatez espontánea su real contenido. Puntode partida es, sin duda, la hermenéutica filológica;mas quien quiera entender el Tao-te-king con sólola ayuda de ésta, correrá el riesgo de equivocar elsentido, como ha ocurrido tantas veces a losintérpretes filólogos. Otros, por el contrario,imaginando que poseen una luz interior capaz dealumbrar el arcano sentido del más oscuro textomístico, creen poder aferrar el significado oculto delTao-te-king tomando, basados en sus propiasespeculaciones, las traducciones preexistentesincapaces, sin embargo, de juzgar el méritointrínseco de las mismas; o, más audaces aún, conun escaso e insuficiente conocimiento del chino,proponiendo nuevas interpretaciones. Y ocurre loque inevitablemente tenía que suceder: unaequivocación del pensamiento de Lao-tze; es decir,un Lao-tze disfrazado de occidental, una proyecciónde toda nuestra experiencia filosófica, una creaciónde nuestra fantasía y de nuestros preconceptos deescuela. Porque si hay razón para decir que todoslos místicos se asemejan, no es menos verdad queexisten entre unos y otros místicos, según tiempos y

Page 9: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

9

lugares, diferencias irreductibles. Chuang-tze es, sinduda, un místico; mas para Chuang-tze hubiera sidoabsolutamente incomprensible el pensamiento deun Tomás de Kempis o de un Ruysbroech. Así, paraentender a Lao-tze es necesario, sin duda, comoprimera providencia, una cierta afinidad espiritualcon el gran pensador chino, que haga posibleaquella perfecta fusión con el autor que ningúnmedio extrínseco y puramente filológico podránunca provocar; pero también es necesario no sólodominar la lengua en que el Tao-te-king fue escrito,sino, además, no ignorar las interpretaciones que losindígenas le han dado, tener cierta familiaridad conla muchedumbre de comentadores y, cuandomenos, una idea de las formas asumidas por elpensamiento de Lao-tze y de las influenciasejercidas por éste a través de los siglos sobre laliteratura, sobre el arte, sobre el alma china, ensuma.

*

A mi juicio, el Taoísmo tiene un valor intrínsecoque le hace digno por sí mismo: de la simpatía y delestudio de cualquiera que aprecie todo generoso

Page 10: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

10

vuelo hacia un ideal de perfección y de bien, todanoble tentativa por desgarrar el angustioso misteriode la vida, y tiene, además, un valor singularísimocuando se lo confronta con la concepción de la vidadominante en China. Las exigencias espirituales ylas características intelectuales de dicha nación estánrepresentadas por el Confucianismo, el cual debe almaestro de que se habla la definitivasistematización, en la que el pueblo chino asciende,por decirlo así, a una clara conciencia de sí mismo,encontrando reflejadas y codificadas sus esencialesparticularidades de raza y de pensamiento; unavisión práctica y antihistórica de la vida, que,inculcando el sacro respeto por las tradiciones, poneen el lejano pasado un ideal de virtud suprema, alque debe volver la Humanidad, si quiere participarde nuevo de la prosperidad de que se gozó untiempo. Ideal práctico y bonachón, sin ímpetus nientusiasmos, que hace de la obediencia y de lapiedad filial los deberes supremos del hombre queno siente el ansia del misterio, y de lo divino, que nose preocupa de Dios ni de metafísica y que a todapráctica religiosa atribuye un contenido social, queriendo, al mismo tiempo, regularla y dirigirla segúnminuciosos preceptos, los cuales más bien que a un

Page 11: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

11

contenido religioso miran, sobre todo, a consolidarlos vínculos familiares y civiles. Y desea vincular lamás pequeña acción a un ceremonial complejo ysevero, pero al mismo tiempo, considerado tanesencial, que pronto se acaba por confundir elcontenido con la forma, haciendo degenerar lavirtud, el precepto, moral verdadero y propio en unformulismo exterior y tal vez no siempre sincero.Ésta es en sustancia la mentalidad confuciana que siestá indiscutiblemente llena de orden, de sentidopráctico, de virtud política, tiene también notablesdefectos, por cuanto contribuye a sofocar todaaspiración que trascienda de la cotidianacontingencia y de las exigencias prácticas, y mientrasentorpece con un formulismo que puede degeneraren ficción, confirma a los espíritus en una visiónharto limitada y angosta, y, celebrando con exceso alpasado, refrena toda tendencia al progreso y todalibre indagación.

El Taoísmo, por el contrario, considera lospreceptos confucianos como demasiadosuperficiales y extrínsecos para que puedanrealmente mejorar el alma humana. La doctrina delos literatos quiere mirar fuera del hombre,construye esquemas y forja preceptos, afanándose

Page 12: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

12

por guiar a la trabajada Humanidad por un rectosendero que no puede conducir más que a unracional acomodamiento social y político; elTaoísmo, por el contrario, como veremos, no sólose preocupa de indagar qué puesto ocupa el hombreen el angustiado misterio del universo, sino quedirige, sobre todo, su atención hacia el mundointerior, inculcando que ninguna victoria tiene tantovalor como la victoria sobre sí mismo, y que todavíamás que predicar a los demás vale pensardirectamente por nosotros mismos en nuestroperfeccionamiento.

Ningún discurso quizá podría contraponermejor y distinguir los pensamientos de las dosescuelas antagónicas que el episodio, contado porSse-ma Ts'ien, del encuentro de los dos maestros,Lao-tze y Confucio; cierto que el episodio eslegendario, por lo mismo que es de antiguo origen;pero, sin embargo, tiene para nosotros unindiscutible valor, por cuanto caracterizaexactamente las expresiones asumidas por las dosdirecciones del pensamiento desde su iniciación:“Habiendo llegado Confucio al estado de los Choupara oír la opinión de Lao-tze sobre los ritos, Lao-tze le responde: «Los hombres de que hablas han

Page 13: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

13

muerto y de ellos sólo queda hoy su palabra.Cuando el sabio encuentra favorables los tiempos,va adelante; en caso contrario, vaga errabundo deaquí para allá. A mi parecer, óptimo comerciante esaquel que, cargado de riquezas parece un pobre;sumo sabio, aquel que, aun siendo de perfectavirtud, parece un estulto. Deja estar a tus vanosespíritus, a tus muchos deseos, a tus formasexteriores y a tus licenciosos propósitos. Son cosastodas que no te podrán ayudar»”.

El aserto no es nuevo: es, en el fondo, laexpresión propia de todos los místicos, que hanpreferido siempre las serenas meditaciones y lascontemplaciones plácidas a la actividad inquieta dela vida. El mundo se ha burlado y se sigue burlandode ellos. Acaso porque ignora que los más grandeshombres de la historia fueron esencialmentemísticos; y de la renuncia que ellos supieronimponerse, del aislamiento indagador en que seencerraron, de los éxtasis en que gustaron sumirse,surgieron renovaciones espirituales quetransformaron la Humanidad. Por lo demás, lalucha entre Confucianismo y Taoísmo no es tansólo un acontecimiento que deba interesarúnicamente a la historia de la sociedad china y

Page 14: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

14

quedar confinado en el lejano país de los pequeñoshombres amarillos. En el fondo, en el antagonismode las dos corrientes, vemos reflejarse una disensiónque podemos apreciaren la vida contemporánea.

Confucio afirmó que prefería el estudio a todolo demás (Lun-yün, XV, 30). Y por eso elConfucianismo se trueca pronto en sinónimo deerudición; una erudición quizá un tantoexcesivamente homogénea, bien definida en loslímites de una tradición inexpugnable y que, comocomprendía los preceptos de gobierno y lasvicisitudes históricas de la China antigua, inclinatambién hacia las normas puramente morales.

De tal modo, no podía dejar de establecerse unconductor que coartaba las conciencias obligándolasa una forma mentis consagrada por la tradición y auna inerte receptividad de cuanto el pasado supocodificar de los dichos atribuidos a aquellos sabiosantiguos que se proponen como modelosinsuperables a las generaciones posteriores. Algo dela mentalidad confuciana lo hallamos también entrenosotros. Quizá nos falten libros canónicos, perotenemos esquemas que apenas osamos violar pormiedo a ofender a la tradición, al mundo académico,a los usos y las costumbres del ambiente, por un

Page 15: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

15

irrazonable temor al qué dirán. Hay un pasaje deChuang-tze que, aun escrito en China trescientosaños antes de Cristo, parece de tan viva actualidad,que no puedo por menos de dar aquí su traducción:

“Se cree hijo ideal al que no aprueba una obramala del padre, ministro ideal, a quien no adula alpríncipe; en cambio, todo el mundo vitupera al hijoque acepta incondicionalmente cuanto el padre diceo hace y califica de inepto al ministro que da suanuencia a cuanto el príncipe sostiene o realiza. Tales la creencia de todos los hombres, sin que ellosmismos sepan, empero, por qué motivo. Sinembargo, cuando siguen la opinión universal yaprueban cuanto ha sido aprobado por los demás,no piensan por esto que son aduladores olisonjeros. Luego, la costumbre es mucho másterrible y respetable que los progenitores y lospríncipes. Si dices a cualquiera que es un adulador oun lisonjero, le verás al punto incomodarse ycambiar de color, pero sin que deje por eso de serloefectivamente. Todos tienen los mismos gustos yninguno se da cuenta por eso de los defectoscomunes. Los hombres siguen pedestremente en elvestido, en los gestos, en el movimiento, lascostumbres del tiempo; pero no se creen por ello

Page 16: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

16

aduladores, y dicen que es buena o mala una cosasegún la opinión común, y no por ello piensan queson hombres vulgares.”

Para que el hombre pueda rebelarse contra elyugo de la tradición y la coerción de la costumbre,el mundo de creencias, a que desde niño lohabituaron abuelos y padres, que ha oído repetir amaestros y amigos año tras año, es necesario queposea no sólo dotes de espíritu fuera de lo común,sino también el hábito de la reflexión, que sedetermina, sobre todo, extrañándose de loshombres. Mientras nuestra actividad esté absorbidapor completo, o casi por completo, porpreocupaciones contingentes y materiales, nuncatendremos la posibilidad y el tiempo de permitirnosel pensativo recogimiento, mediante el cual seconsigue una mejor conciencia de nosotros mismosy una más clara noción de nuestra propiapersonalidad.

*

El ambiente confuciano trataba de refrenar ycoartar las personalidades singulares bajo el yugo deuna tradición considerada como sagrada, imponía la

Page 17: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

17

rendición completa del individuo al grupo social,consideraba la costumbre como inviolable herenciade los antepasados y miraba con malos ojos todatentativa innovadora. Pero a eso se opone abierta ytambién violentamente al Taoísmo, que por boca desus profetas afirma el valor de la individualidad y dela libertad humana, sustituyendo, comoafirmaciones que puedan parecer tambiéndemasiado radicales, a la visión centrifuga delConfucianismo, una visión centrípeta. No yaprodigar todas las energías propias en la comunidad,sino el aislamiento, el extrañamiento para alcanzareficazmente por medio de la meditación y delascetismo a esa selfculture que únicamente podráhacernos perfectos y, por lo tanto, felices (Tao-te-king, capítulo 19): “Repudiad a todos los sabios,echad a todos los doctores, y el pueblo será milveces más afortunado; renunciad a todos lospreceptos de la moral, y el pueblo reconquistará supiedad y su bondad; abolid todo artificio y todolujo, y los ladrones y brigantes desaparecerán de lafaz de la tierra. Estas tres cosas que yo os aconsejoque abandonéis no son más que puro artificio y, porlo tanto, inútiles. He aquí, por el contrario, lo quehay que hacer: sed simples, tened pocos intereses

Page 18: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

18

particulares y poquísimos deseos”.(Ibíd., cap. 46.) "Si todos vivieran según los

principios del tao, los caballos de carreras seríandestinados al cultivo de los campos; cuando no sevive según estos principios, los caballos de guerra seadiestran en los burgos. No hay mayor culpa queceder a los propios deseos, desventura más grandeque buscar la ganancia. Por eso quien sabecontenerse está siempre contento.”

Ya preveo las objeciones que se harán a estaindicación. En sustancia, serán las mismas que enChina no dejaron de formular nunca los literatoscontra la escuela rival y que, en mayor escala, suelenotros lanzar contra el Budismo.

Esto es: que semejantes pensamientos soninconciliables con la vida práctica; que quererseencerrar en la beatitud indiferente del éxtasis,mientras alrededor acomete la tempestad mástrágica, es signo del más frío egoísmo; que larenuncia al mundo se debe con harta frecuencia a ladebilidad o a vileza, como quien desprecia cuantosabe que no puede obtener. Pero a estas críticas, delas que se hicieron portavoces en la China ortodoxaconfucianos célebres como Han-yü y Chu Hi, sepuede responder siempre que en la realización de

Page 19: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

19

todo ideal filosófico o religioso hay un máximo y unmínimo. El santo o el sabio realizarán un grado deperfección que no puede alcanzar el humildeadepto. Pero en la convencida admiración de éstepor aquéllos y en el continuo esfuerzo que haga pormantenerse dentro de una regla de conducta que nocontradiga los preceptos fundamentales de loselegidos, inculcados por el ejemplo, debemosreconocer otros tantos motivos capaces de mejoraral individuo cuando la fe seguida tenga, como en elcaso del Taoísmo, un intrínseco valor moral.

Por lo demás, esta negación de la vida prácticamejor parece en el Taoísmo una exageraciónretórica encaminada a desviar a los espíritus de laexcesiva afición por las cosas materiales que unprecepto para cumplirlo al pie de la letra. Según laleyenda - que tiene orígenes harto remotos -, Lao-tze estuvo empleado en los archivos del príncipe deChou; Hoi-nan-tze tomó parte en intrigas políticasque acabaron por costarle la vida. Muchostratadistas de la llamada "escuela jurídica" (Takia),que con la reforma y la rígida y escrupulosaaplicación de las leyes creyeron poder reformar almundo, tuvieron decisivo contacto con el Taoísmo:Han-tei-tze, por ejemplo.

Page 20: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

20

Además, esa apatía que mueve a algunos a noinmiscuirse en las turbias vicisitudes políticas, nosiempre es un frío egoísmo, sino más bien la apatíadel espíritu superior que contempla con sentimientode serena piedad las convulsas pasiones no siemprehonestas ni sinceras que trastornan individuos ypueblos con las avalanchas turbias del odio, y que,por lo regular, no son justificables ni aunmirándolas como un momento transitorio en eldevenir de la humanidad. Si es verdad que tambiénen el Oriente son numerosísimos los conventos, porlo mismo que la vida del claustro ofrece lustre,decoro y comodidades a costa de los fieles, esinnegable asimismo que nunca podrá atribuirse avileza o debilidad la admirable renuncia de Buda,quien, nacido y criado entre los regalos de una vidaprincipesca, en la flor de los años, arroja la coronareal para vestir el sayal del monje; como tampoco enla plácida sonrisa, cargada de benévola ironía, conque un Lao-tze o un Chuang-tze contemplan lavana contienda humana, podrá verse el guiño dequien finge no desear o no tomar en cuenta cuantosabe que le es imposible conseguir.

Pero es preciso entenderse bien acerca de estapretendida renuncia a la vida atribuida al Taoísmo.

Page 21: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

21

Ciertamente, no equivale al “cupio dissolvi et essecum Deo” de nuestros místicos medievales. ElTaoísmo, en su formulación originaria, no conoce aDios, ni el creyente debe pensar en su saludultraterrena. El contraste entre éste y el otromundo, entre un mundo de pecado y otro debeatitud, era desconocido por Lao-tze y por susdiscípulos. Sus preocupaciones se refierenúnicamente a la vida que se vive en el breve espaciode años que el destino asigna; su doctrina, comoluego se verá, no quiere ser otra cosa que unaterapéutica moral, intelectual y también física queponga a los individuos en condiciones de vivir suvida más completa y plena, verdaderamente felices,por encima de todas las pasiones.

¿Hay motivo para escandalizarse tanto por lasinvectivas del Taoísmo contra la sociedad? Se suelerepetir que la vida del individuo seria imposiblecomo no existiese la mutua colaboración, lareciprocidad de derechos y deberes que crean elequilibrio social, sin el cual no podría realizarse ellibre desarrollo de nuestra personalidad. Todo ellopuede ser cierto; pero también resulta innegable quecuanto más inviolables son las relaciones sociales,cuanto más las castas imperantes, temerosas de

Page 22: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

22

perder su dominio, imponen normas y sanciones,tanto más el individuo está sacrificado por el estado,sea éste aquella abstracción ética a que algunosteorizantes lo quieren reducir, o más concretamente,las voluntades de las clases dirigentes. Pero cuantomás progresa la conciencia, más quiere el individuoconservar toda su independencia y su libertad,modelando su obrar según las leyes supremas yuniversales que constituyen la característicafundamental del alma humana, y que no es raro quepuedan ser contrapuestas a los deberes yobligaciones impuestos por el Estado. Frente a lamentalidad política confuciana, para quien el Estadolo es todo y el individuo nada, la crítica delTaoísmo, que en Chuang-tze asume el tono deverdadera polémica, representa la protesta de losespíritus más selectos, que tolerando mal losvínculos, despreciadores de toda servidumbre y detodo compromiso, buscan en la soledad y en elsilencio de las serenas meditaciones aquella libertadque el tumulto y las obligaciones de la vida social noles consentiría.

Se cuenta que un príncipe envió a Chuang-tzevarias veces embajadores con ricas ofertas y donespara que se decidiese a aceptar importantes servicios

Page 23: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

23

en su corte. El filósofo se mantuvo en su firmenegativa, y cansado al fin de tanta insistencia,despidió de este modo a los petulantes mensajeros:“Grande es la paga que me prometéis e importanteel oficio de que queréis investirme; pero, ¿habéisvisto alguna vez al toro que se inmola en lossacrificios? Cuando está bien apacentado durante unaño, se le reviste con suntuosa gualdrapa y se lelleva al templo. ¡Bien quisiera él entonces trocarseen un lechoncillo extraviado; pero es en vano! Idpor vuestro camino y no me perturbéis. Yo prefierorevolcarme a mi placer en el estiércol, a dejarmeoprimir por mis amos. Mientras viva, no quieroentrar al servicio del Estado, sino libremente seguirmis inclinaciones...”

*

Tales doctrinas son consecuencia de laconcepción del equilibrio cósmico, que constituyeuna de las principales características del Taoísmo, yque establece una perfecta ecuación entre la vida delindividuo y la vida del universo. El mundo es, enefecto, un inmenso organismo cuyas partessingulares están coaligadas por una simpática y

Page 24: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

24

misteriosa correspondencia, por la cual el equilibriode las partes determina el equilibrio del todo.

Todo cuanto ocurre en el mundo que es, comoen Bruno, no ya materia inmóvil, sino vida, la órbitade los astros, la alterna sucesión de las estaciones, laconservación de las especies a través de la muertede los individuos, demuestra la existencia de algoque todo lo gobierna y todo lo rige y por razón delcual todo es. Y este algo es el Tao. Como el öv deParménides o el atma upanishádico, este principiode todas las cosas es indefinible y capaz sólo deatributos negativos, porque trasciende los límites delo cognoscible: toda su determinación no puede serotra que la negación de los atributos que solemospredicar de la realidad sensible y empírica. Pero otrosignificado del Tao, que podemos llamar metafísico,se encuentra en los escritores taoístas: Tao puedeser, ante todo, sinónimo de Universo, que, siendo elTao en acción, se identifica con él; pero eso indicatambién aquella ley inmanente en Él, aquellaintrínseca necesidad por la cual Él crea y reabsorbeen si la infinita variedad de la realidad contingente.

Esta concepción debía conducir, como dehecho conduce, a un taopanismo, por el cual elindividuo siente en sí mismo, como en toda cosa

Page 25: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

25

creada, la presencia inmanente del Tao, en el cualtodo es y deviene. Insensiblemente, se llega a unaforma de pensamiento que recuerda el tat tvam asi(“eso eres tú”) del advaíta Vedanta, con esto, sinembargo, de característico: que mientras el Vedantaniega toda realidad a las formas transitorias queconstituyen la experiencia cotidiana, entendidacomo maya o ilusión, el taoísta cree y estáconvencido de esta realidad, en la cual,precisamente, en sus manifestaciones perennementemudables, actúa el mismo Tao. No debesorprender, pues, que en los textos taoístasencontremos el ímpetu religioso a que el fríoceremonialismo confuciano, sólo preocupado porlas cosas de este mundo, había des habituado, y queel taoísta hable del Tao con la misma conmovidareverencia con que el creyente habla de su dios.

“Aquel que yo he tomado como maestro míosocorre a todos los seres, sin que la preocupación deser justo sea la causa de su obrar; difunde sobretodos sus beneficios, sin querer por ello serhumano; es anterior a la antigüedad más remota,pero no por esto es viejo; recubre el cielo, sostienela tierra, plasma formas infinitas, pero sin arte. Ésees el principio en el que yo me sitúo”. (Chuang-tze,

Page 26: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

26

cap. 6.)Pues si en todo está el Tao, todo es divino, así

en nosotros como fuera de nosotros. Nace de estoesa intima y profunda comprensión de la naturalezaque está fatalmente vedada a las almas frías ymezquinas, a todos los espíritus que no sabenapreciar el ritmo divino que hay en el universo. Elmundo es, como dice Chuang-tze, un granconcierto, en el cual las más variadas notas sefunden en una sublime armonía, que suscitadulzuras infinitas en el espíritu del contemplador:estado inefable en que, frente a la inmensidad de lanaturaleza, en el gran templo del infinito, el almaparece dilatarse, en el universo en una ascensiónluminosa, y, rotos los confines de la vida individual,salir mediante la contemplación a la unidad deltodo. En uno de estos estupores extáticos habíacaído precisamente aquel maestro Tze-k'i, de quenos habla Chuang-tze en el segundo capítulo de sulibro.

"El filósofo Tze-k'i estaba sentado, apoyado enuna mesita. Miró al cielo, suspiró y cayó en éxtasis,como si el alma y los sentidos lo hubieranabandonado. Yen Ch'en Tze-yu, que estaba a suvera, exclamó: «¿Qué ha sucedido? Un árbol seco

Page 27: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

27

parece tu cuerpo, ceniza esparcida tu espíritu; ahorano estás apoyado en la mesita, como lo estabasantes». Tze-k'i responde: «Tu pregunta es oportuna.Súbitamente me he olvidado de mí mismo...; perocompréndeme tú, que oyes sólo la música de loshombres, pero no la de la tierra, o, si lograsentender ésta, ¿no sabes entender la del cielo?»Después, invitado por el discípulo, añade: «Elaliento del universo es el viento, el cual por si esinactivo; pero cuando se desata, todas las aberturasresuenan. ¿No has oído nunca su fragor por todoslos ángulos de los montes y de las florestas, en lascavidades más deformes de los árboles gigantescos?El viento corre por todos los parajes y grita,resuena, sopla, gime, clama, vocea; la armonía esperfecta: débiles notas, cuando el viento es débil, uncontinuo crescendo, cuando es impetuoso».”

Este sentirse uno con el todo, esta facultad depoder entender el misterioso lenguaje con que noshablan criaturas y cosas, esa trépida excitaciónfrente al misterio del universo, la serena alegría de lavirtud que se revela, el dulce naufragio en el granmar del ser, constituyen las notas dominantes detoda la literatura taoísta, en la cual palpita el soplode la naturaleza, soplo ignorado por la prosaica

Page 28: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

28

mentalidad confuciana, soplo místico quepredisponía mejor al taoísta a una más íntima yeficaz expresividad artística. Donde exista unesquema impuesto por la tradición, allí hay unapreocupación moralizadora; donde falte un vivo yespontáneo sentimiento de la naturaleza, allí lafantasía no puede producir arte, y verdadero arte noencontramos hasta que no se afirma y expande lacorriente taoísta que, si no surgida realmente, al me-nos, difundida por el sur de China, lleva en el estilouna exuberancia de imágenes y una vivacidad deforma de las que Chuang-tze es el ejemplo máscaracterístico. Mencio, uno de los más grandesintérpretes del Confucianismo (siglo IV antes deCristo) es, sin duda, uno de los primeros escritoresde China: sobrio, terso, preciso, elegante. Puescuando se le compara con Chuang-tze y aun conalgunos capítulos del seudo Lieh-tze y conYang-chu, ¡cuán frío y monótono resulta! Y es queel contenido mismo casi exclusivamente político,ético y social, se refleja en la forma. Los taoístas,por el contrario, presa de sus místicas embriagueces,agitados por conmociones insólitas, parece que secomplacen en oponerse a la tradición aun en elestilo vario, nervioso, personal. Ora conciso hasta la

Page 29: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

29

obscuridad, ora amplio hasta parecer prolijo; unasveces con expresiones lapidarias y otras, de pronto,como un río de palabras, una muchedumbre deimágenes que se amontonan y se condensan porperíodos enteros. La discusión filosófica seinterrumpe a cada instante con parábolas yanécdotas, mientras que basta una fugaz advertenciade las doctrinas adversarias para dar lugar a nolarvadas ironías contra los daños de Confucio y desus escolares. En tanto que no es raro que losescritores confucianos representen lecturaspenosísimas, los taoístas - cuya prosa, como sucedecon frecuencia con Chuang-tze, llega a lo sublime -se leen con verdadero agrado y sostenida atención.

No hay en sus páginas educativosamaestramientos, sino toda su libre e inquietaindividualidad. Y el influjo que ejercieron en laliteratura no fue modesto ni transitorio: cuando lainmensa mole del canon taoísta sea mejor estudiada,estoy seguro de que podrá demostrarse con laseguridad de las pruebas la durable huella que estacorriente del pensamiento ha dejado en el alma, lacultura y el arte del pueblo chino.

La nueva poesía que surge al final de la dinastíaChou y durante los Han, está evidentemente

Page 30: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

30

influida por las concepciones taoístas. De espírituexclusivamente taoísta son los “cantos de Ch'u”,entre los que se distingue el Li sao, el famosolamento lírico-elegíaco de K'iu Yuen. ¡Cuántadiferencia existe entre estas poesías y las viejascanciones del Sheking, que, en su origen cantospopulares y rústicos, dichos acaso, aun ligeramente,en las fiestas campesinas, Confucio recogió ycomentó, haciendo composiciones alegóricas, en lasque la crítica ortodoxa se obstinó en ver respuestasaleccionadoras de gobierno y preceptos de moral!

*

La concepción taoísta es por lo tanto, unaconcepción mística. Tiene de común con elmisticismo el desdén por la dialéctica, por lossofismas y los conceptos contradictorios de que sealimentan la ciencia y los hombres. La verdaderaciencia - dice Chuang-tze - no es la analítica, sino lasintética; es decir, es la unión de todos loscontrarios, porque el Tao, como todo, no puede serni "esto” ni “aquello”, puesto que esto y aquelloestán en él y son por él. Los conceptos contrariosson relativos, puesto que están condicionados; lo

Page 31: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

31

bello presupone lo feo; lo grande, lo pequeño, y asísucesivamente. Ni habría manera de que nosconciliáramos en la muchedumbre de opinionesdiscordantes de individuo a individuo, de tiempo atiempo, pues cada cual está casi siempre convencidode aquello que cree; ni la ciencia, de la que tanto sevanaglorian los hombres, podrá nunca hacer callarde un modo definitivo y satisfactorio lasinterminables discusiones: “Imaginemos que yodiscuto contigo: si tú me vences, es cierto que yo nohe vencido; pero, ¿es acaso seguro que tú tengasrealmente razón y que yo esté equivocado? Si yo tevenzo, es seguro que tú no me has vencido; pero,¿acaso es seguro que yo tenga realmente razón y quetú estés equivocado? ¿0, en parte, los dos tenemosrazón y estamos, en parte, equivocados? ¿O los dosestamos equivocados y los dos tenemos razón? Niyo ni tú podemos saberlo con seguridad, y por eso,nosotros, los hombres, estamos condenados a viviren la ignorancia. Si nombramos un árbitro para queresuelva la cuestión, si tiene las mismas ideas que tú,la resolverá en tu favor. ¿Se podrá decir entoncesque la haya resuelto efectivamente? Si tiene mismismas ideas, la resolverá en favor mío. Pero,¿cómo se podrá decir en tal caso que la haya

Page 32: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

32

resuelto? Si elegimos uno que piense de mododistinto a ti y a mí, ¿cómo será, a su vez, como yo ycomo tú, capaz de resolverla? Así que, ni yo ni tú, ninadie en el mundo, es capaz de conocer, desde elinstante en que se basa siempre sobre algoextrínseco”. Pero en el Tao, que es lo absoluto, nose puede poner lo relativo, o, mejor dicho, lorelativo se anula en él y desaparece. Para nosotrosun monte es grande y una hebra de yerba pequeña;pero en el Tao, el monte puede ser más pequeñoque la hebra de yerba, y la hebra de yerba másgrande que el monte, porque en el Tao no hay lugarpara unidad de medida. En él se encuentran yarmonizan todos los contrarios, así como los radiosde la rueda convergen en el centro. La unificaciónde los contrarios es para el taoísta la verdaderaciencia, la intuición, a la que Chuang-tze haconsagrado algunas de las páginas más bellas yprofundas de su libro, y con las que quisiera que loscultivadores de los estudios filosóficos adquiriesenun poco de familiaridad. Sé bien que poner laintuición sobre la razón no lo aceptan hoy muchosteóricos de la filosofía. Se dice que ella es el suicidiodel pensamiento, la negación del espíritu. Yo noquiero ni puedo entrar en la difícil cuestión, pero

Page 33: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

33

noto sólo que quien disecciona el estado místico eintuitivo a la fría luz de la razón suele tener untemperamento en antítesis completa con el que serequiere para esos éxtasis arcanos que confrecuencia satisfacen y serenan el espíritu mejor quelas sutiles contiendas de la dialéctica. El estadomístico es de breve duración y de por sí, inefable.¿Quién podrá nunca describir ese mundo deimágenes, de deseos, de abandonos, de emociones,de indescriptibles impresiones que, como diceAmiel, ponen al alma “en comunión con la propiaesencia, en paz y en efusión con el universo y conDios”, y que en algunos espíritus surgenespontáneos y prepotentes al contemplar untramonto o una noche de verano que nos mira consu miríadas de estrellas, o uno de esos maravillososespectáculos naturales que conquistan yconmueven? Pero la ciencia y la filosofía se aprestana negarnos aún estas dulces ilusiones y repiten quetodo eso es sueño y delirio y quieren quemarchemos a la fuerza por sus caminos luminosos,en donde todo está claro y demostrado. Pero elmisterio se presentará nuevamente, obstinadamentemudo a todas nuestras indagaciones, velo de Isistormentoso que nadie podrá nunca levantar, y el

Page 34: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

34

aviso de Hamlet:

Demasiadas cosas hay en el mundoque tu filosofía no descubre

resonará como un vaticinio fatal a los con excesocelosos sostenedores de la omnipotencia de la razónhumana. Chuang-tze precisamente niega la primacíade la ciencia y afirma la superioridad de la intuición,tratando de rehabilitar entre los hombres la vidainterior, de abrir esos ojos internos que las pasionesciegan y cierran, de restablecer ese contacto entre lanaturaleza y nosotros, que la humanidad pareceestar en camino de perder definitivamente.

“Viajando la Ciencia hacia el Norte, superado elocéano tenebroso y traspasadas las montañas de laoscuridad, se encontró con la Inacción silenciosa yle preguntó:

“Deseo saber si el Tao puede ser conocido conla reflexión o la meditación. ¿Cómo podemosregular nuestra vida para acercarnos a él? ¿Por quésenderos podemos alcanzarlo? Por tres veces repitióla misma demanda, y otras tantas, la Inacción norespondió, no ya porque no quiera responder, sinoporque no sabe responder. La Ciencia, cuyo deseono se apagó, se volvió hacia el sur, más allá del mar

Page 35: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

35

Blanco, traspasó la montaña de la indagación, vio ala Abstracción y le hizo las mismas preguntas.

“- Yo lo sé - responde la Abstracción -: ya teexplicaré.

“Mas apenas había comenzado a hablar, cuandode súbito olvidó cuanto tenía intención de decir.

“La Ciencia, todavía ilusionada, marchó alPalacio imperial e hizo la misma pregunta a Huang-ti.

“¡No razonar, no reflexionar! Sólo entonces secomenzará a conocer el Tao. No fijarse en ningúnlugar, no seguir ningún precepto. Sólo entonces sepodrá llegar al Tao. Se alcanzará sin recorrer ningúncamino determinado.

“- Yo y tú - replica la Ciencia - pensamos así;pero la Inacción silenciosa y la Abstracción nosaben nada. ¿Quién tiene razón?

“- La Inacción silenciosa - responde Huang-ti -está en la verdad; próxima a la verdad está laAbstracción; yo y tú estamos muy alejados, porquequien sabe no habla, y quien habla no sabe.”

Hemos visto ya cómo todos los contrarios estánrecíprocamente condicionados y son por esorelativos, y cómo desaparecen en la intuición delTao, porque en el Tao no pueden coexistir un tuyo

Page 36: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

36

y un mío, un esto y un aquello. Por otra parte, elTao, que es infinito y eterno, es el mismo devenir,que deviene por necesidad inmanente. No se trataya de un Dios que crea un mundo fuera de sí, al queimprime una impulsión inicial, que en sus fasesulteriores más o menos depende de él, sino que es eluniverso mismo en sus formas infinitas y sucesivas,en su continuidad, en su infinita y espontáneaenergía creadora. Por eso no existe una voluntadconsciente en el Tao, sino sólo una intrínsecanecesidad, por la cual todos los seres y todas lascosas no pueden dejar de ser lo que son.

Hablar de fines predeterminados significa nohaber intuido el Tao. Y el taoísta, fiel a estaspremisas, aparta de su sistema toda teología, sea conrespecto del hombre, o con respecto del universo.Los varios sistemas religiosos se asemejan un pocoa las formas primitivas que el concepto de naciónasume entre los pueblos. Cada grupo social, enefecto, cree que el mundo se limita al territorio porél habitado: más allá de la cintura de “bárbaros”,con los que se está en relaciones de comercio o deguerra, el mundo acaba. Así pensaban también loschinos, así pensaban los pueblos clásicos. En lasreligiones sucede algo parecido. En un sentido

Page 37: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

37

estrecho, el creyente; en un sentido más lato, elhombre; las demás criaturas que pululan por eluniverso no interesan. Como máximo, se decreta sueterna esclavitud y se afirma que fueron hechas porDios en provecho único del hombre. Estasconcepciones por las cuales se ha creído casisiempre la humanidad la elegida de Dios, dependenacaso del hecho de que cuanto el hombre hace ensu vida cotidiana tiende siempre a un fin, queconstituye precisamente la justificación y el móvil detodas sus acciones. Y del mismo modo que elhombre crea a los dioses a su imagen y semejanza,es evidente que el mecanismo del mundo por aquélideado y realizado se cree debido a un único fin, queno puede ser otro que el bienestar de la humanidad.Más tarde - como la historia del Cristianismo puededocumentar ampliamente- concernirá a los teólogosespiritualizar estas concepciones originarias,especulando sobre la beatitud que Dios prueba en elreflejo de su exteriorización, que es lo creado, osobre su deseo de que el hombre, contemplando lamagnificencia del universo, intuya la omnipotencia yle adore. No es misión mía hacer aquí la crítica desemejantes teorías, ya, por otra parte, promovidanada menos que por Spinoza en su famoso

Page 38: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

38

apéndice a la Primera Parte de la Ética, en el cualrefuta largamente el concepto de las causas finales.Dirá tan sólo que si en los filósofos taoístas noencontramos ciertamente una crítica tanmatemáticamente precisa y silogísticamentedesarrollada, el principio teológico está igualmentecombatido, como en el gran pensador holandés, consingular franqueza. Ya hemos visto un pasaje deChuang-tze en que se habla de la espontánea obradel Tao, que lo hace todo sin proponerse nada: mesería fácil citar otros muchos en que se habla delmismo tema.

En el seudo Lieh-tze encontramos un graciosoapólogo que tiende a poner en ridículo esa falsaopinión, según la cual el hombre ha creído siempreser el rey del universo y la criatura predilecta deDios. Porque allí donde por un instante se hagaabstracción de nuestra cualidad de hombres,situándose en un punto de vista superior, esto es,donde se identifique con el Tao, según el cual todoslos seres son iguales, puesto que todos son el Tao,aparecerá de súbito la evidente estulticia desemejante pretensión. Todos, admitido que tenemosla facultad de razonar, serán llevados por su propioyo a considerarse igualmente el centro del universo.

Page 39: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

39

Pero leamos el apólogo de Lieh-tze, que, mutatismutandi, tiene también su correlativo en la literaturaeuropea, en el conocidísimo fragmento de Senofanedel Alta Troll, de Heine (cap. VIII).

“Un tal Tien de Ts'i, en ocasión de unos festejosen honor de sus abuelos, invitó a un banquete a uncentenar de amigos. Uno de los invitados llevócomo presentes peces y aves. Tien, cuando lo vio,suspiró y dijo: «¡Grande, en verdad, es labenevolencia del cielo para con los hombres, puestoque ha creado en su provecho toda suerte decereales y dado vida a los peces y las aves!» Todoslos comensales aplaudieron estas palabras, conexcepción de un tal Pao, niño, de doce años, el cual,dando un paso hacia adelante, dijo:

« - No soy de tu parecer, oh señor. Todos losseres son iguales. De hecho no existen seresinferiores ni seres superiores. Claro que, según eltamaño, la astucia y la fuerza, los individuos luchany se devoran recíprocamente, pero esto no quieredecir que hayan sido creados los unos paraprovecho de los otros. El hombre captura aquellosanimales de que puede alimentarse; pero, ¿es acasoel cielo quien ha creado los demás seres para suprovecho? Los mosquitos viven succionando la

Page 40: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

40

sangre humana; los tigres y los lobos se alimentancon nuestra carne; ¿debemos por esto decir que elcielo ha creado al hombre para provecho de esosinsectos y de esos animales?».”

Así, pues, todo en el mundo sigue su línea dedesarrollo, dictada por el Tao, que en todo habla yen todo se efectúa y todo, desaparece en el Tao, elcual es y es por todas partes inmanente, así en elpecador como en el héroe, en el homicida como enel asceta: son tantas las gradaciones que del hombresuperior que ha intuido la verdad y a ella conformatoda su vida colaborando al gran devenir cósmico,se desciende al delincuente, el cual, ahogando lossupremos principios que también están latentes ensu alma, infringe las leyes universales en cuyaobediencia puede sólo residir la felicidad. Porque laadversidad, a cuyo encuentro va el hombre, y eldolor que experimenta, son el mejor signo con queel Tao nos advierte de nuestras culpas cuandonuestra vida deja de estar de acuerdo con sus leyes.Mister Eckart dice que la mejor cabalgadura parallegar al cielo es el dolor: los taoístas afirman que elque experimenta dolor no es perfecto. El santo, elhombre superior, está más allá de todo dolor, nosólo porque ha vencido, superado todas las

Page 41: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

41

emociones y todas las pasiones, sino tambiénporque ha realizado en su norma de vida laperfección; y es perfecto, en cuanto vive en plenaconsonancia y armonía con todo. Este concepto dela conexión íntima del orden moral con el ordenfísico y cósmico constituye uno de los ejes sobre losque gira toda la filosofía china. También laconfuciana. Ésta, sin embargo, al afirmar talprincipio, no sólo se movía por preocupacionesprácticas, sino que, en sustancia, se refería alpríncipe, o, en general, a los responsables de la cosapública, los cuales, siendo en la tierra losrepresentantes del T'ien, cielo o providencia, comoquiera decirse, debían obrar conforme a las leyespor aquél establecidas. Por eso, cuando su conductase alejaba de los caminos debidos, el desequilibriomoral repercutía en el orden físico: las estaciones noseguirían ya el curso de costumbre, sequías ydiluvios atormentarían al pueblo hambriento, ysucedería así hasta que haciéndose intérpretes de losdeseos del T'ien, no enmendaban lo que era la únicacausa de sus males. Por el contrario, para elTaoísmo, la preocupación es completamentedistinta: el encontrarse en desacuerdo con lossupremos principios cósmicos, con el Tao, por lo

Page 42: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

42

tanto, que está en nosotros, y en el cual nosotrosestamos, significa crearse un orden de vida que escompletamente contrario a nuestras tendenciasnaturales, por medio de quienes se realiza ymanifiesta el te, literalmente, la virtud, es decir, laenergía del mismo Tao, esa fuerza innata ennosotros, y por la cual todo ser es lo que es y hacelo que hace. De donde el hombre se parecería a uncaminante que hubiese perdido su camino,creándose un mundo de artificiosas ilusiones, en lascuales irremediablemente madura el dolor; porque,en el .fondo, a dolor se reducen todas nuestraspasiones, por las cuales la mayor parte de loshombres ve destruida la propia serenidad de espírituy consumidas también las propias energías vitales,constreñidas al uso sin descanso, que la continualucha contra la naturaleza lleva consigonecesariamente. Pero quien haya intuido la verdad ya ella conforme la conducta de la vida, podrárealizar una perfecta fusión con el todo, que,identificándolo con el Tao, no sólo le hará posibleaquella serena beatitud que está más allá de laspasiones, sino que le dará también aptitudes ycapacidades que jamás podrá tener el hombrevulgar.

Page 43: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

43

Así, insensiblemente casi, se abría la puerta a lamagia y a lo maravilloso. En efecto, los posteriorestaoístas se aprovecharon de esos presupuestos desus maestros, para atraerse a las muchedumbres conlos relatos de las extraordinarias virtudes que poseeel santo. Pero aunque en Lao-tze y Chuang-tze nofalten, este elemento de lo maravilloso está, sinembargo, un poco atenuado, y, por decirlo así, engermen, y se insinúa solamente para demostrar lasreales ventajas que el vivir al unísono con el Taolleva consigo, no sólo en cuanto nuestraindividualidad, anulada en el Tao, se libera deaquellas limitaciones de tiempo y de lugar quevinculan toda realidad contingente, sino, sobretodo, porque reprime los enfermizos impulsos delespíritu y de la mente, que sirven siempre deobstáculo para el pleno y espontáneo desarrollo denuestra actividad.

Y no es difícil la cosa: la misma naturalezaconstituye un modelo viviente que nos otrosdebemos imitar en lo posible; es decir, hacer, perono contender; evitar lo excesivo y lo demasiadopoco; mantenerse, por lo tanto, en ese justo limiteen que consiste el equilibrio que vemos reflejarse enla armonía universal.

Page 44: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

44

"Si tú quieres de verdad el bien del mundo -hace decir Chuang-tze a Lao-tze en un imaginadocoloquio entre éste y Confucio -, mira: ahí tienes elcielo y la tierra, que están sujetos a leyes inmutables;ahí tienes el sol y la luna, que eternamenteresplandecen; ahí tienes las revoluciones biendeterminadas de las estrellas y de los planetas; ahítienes los animales, que, por una natural necesidad,se unen en asociaciones; ahí tienes los árboles, queestán destinados a crecer. Obra tomando como guíala energía (del Tao), obra educándote en el Tao.”

Ningún artificio, pues, sino espontaneidad ynaturalidad en todo: el artificio es sinónimo deimperfección, es error. La verdad está en lasencillez, el éxito, en la ingenuidad.

Como los maestros taoístas combatían todocuanto en la vida es exterior y artificioso,denodados defensores de la simplicidad y lafrugalidad que la ceremoniosa pompa de los“literatos” amenazaba con matar, también tratabande suprimir todo cuanto no fuera natural,pretendiendo instaurar la espontaneidad deconducta, que es la respuesta inmediata de la internavoz del Tao que habla en nosotros. Cuanto más enla mente tenemos los criterios y los detalles a seguir

Page 45: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

45

para que nuestra obra tenga éxito, tanto máspreocupados nos mostramos por el resultado aconseguir, cuanto más queremos alardear dehabilidad, tanto más embrollados estamos; cuantomás expertos queremos parecer, tanto más seguroes el engaño. Afirmaciones son éstas quedemuestran en los maestros taoístas un profundoconocimiento del alma humana y una verdaderaseguridad de indagación psicológica.

Probad a caminar por el borde de un abismoobsesionado por el terror del vacío y con la másansiosa atención para no poner el pie en falso: lacaída será inevitable. O, también, probad a atravesarun espacio vacío entre dos hileras de personas queos miren: si os dejáis impresionar por las miradasque se fijan en vosotros, no sabréis mover un pie.Lo mismo suele suceder en mil otras circunstanciasde la vida, en que nuestra obra está destinada a fallir,porque nuestro espíritu ha estado distraído en elmomento de la acción o preocupado o incierto. Laseguridad en sí mismo y la espontaneidad irreflexivaen el obrar son por lo corriente, los mejorescoeficientes del éxito.

En Chuang-tze se lee (21-9) que una vez Lieh-tze se ejercitaba al tiro de arco en presencia del

Page 46: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

46

maestro Pai-hum Wu-jen, dando pruebas de unaextraordinaria valentía. Pero Pai-hun Wu-jen, quehabía alcanzado el wei-wu-wei famoso, del cualhablaremos dentro de poco, en vez de elogiarlo, lovituperó. “Ese modo de tirar el arco es de quienestudia tirar (con arte), pero no de quien tira comosi no tirase, naturalmente, sin reflexiones. Si viniesesconmigo a la cima de aquel monte y pusieses el piesobre una piedra peligrosa, junto al borde de unabismo profundo, ¿podrías tirar acaso como tirasahora?”

Entonces, seguido por Lieh-tze, fue a la cima deuna montaña y se detuvo sobre una piedrapeligrosa, junto al borde de un precipicio profundo.Sus pies sobresalían dos tercios en el vacío. Sevolvió hacia Lieh-tze, le hizo una reverencia y loinvitó a que se pusiese a su lado. Pero Lieh-tze,presa del vértigo, estaba encogido en el suelo,sudando de la cabeza a los pies (invadido por elmiedo al vacío). Pai-hun Wu-jen le dijo así: “Elhombre superior levanta la mirada hacia el cielo azulo escruta los abismos de la tierra, o mira los puntosdel espacio con la misma imperturbable calma. Paramí tienes ahora el aspecto de quien está fuera de sípor el espanto. ¿Cómo podrás dar en el blanco?”

Page 47: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

47

*

Hemos llegado con esto al punto que máscontroversias ha suscitado en el Taoísmo, y contrael cual han dirigido sus hachazos los críticosindígenas y europeos; esto es, el principio del wei-wu-wei. ¿Qué significan estas palabras? Traducidasliteralmente rezan: hacer el no hacer. Y comúnmentehan sido traducidas a los idiomas europeos comoobrar el no obrar o la práctica de la inacción, burdocontrasentido éste, que repugna atribuir a mentes,en verdad, superiores, como fueron las de Lao-tze yChuang-tze.

La acción - como dice la Bhagavadgita,afirmando un principio no del todo disímil deltaoísta - no puede suprimirse, por el hechosimplícisimo de que la vida misma es acción. Elmismo Tao, en el cual somos y que, al par, está ennosotros mismos, ¿no es, acaso, impulso, devenir, y,por lo tanto, acción? Pues entonces, ¿qué se debeentender por wei-wu-wei? Precisamente, ese operardel Tao, que es un operar irreflexivo, espontáneo yomnipotente, y que en el hombre será renuncia atodo artificio; ese enfrentamiento de las pasiones,

Page 48: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

48

esa ingenuidad natural, en suma, que hace de loshombres simples criaturas, como niños, de los niñosque con tanta frecuencia se recuerdan y sontomados como modelos en los escritos taoístas."Las leyes celestes benefician, pero no perjudican anadie - dicen las últimas palabras del Tao-te-king -.El camino del santo es operar, pero no contender.”

Este ideal quietístico y ascético puede repugnara nuestras más inveteradas convicciones, por lascuales el valor del hombre está estimado en razóndirecta de su laboriosidad. El Renacimiento, enefecto, ha habituado a considerar a la humanidad,no ya como esclava de una providencia suprema ycomo una fuerza bruta que obedezca a leyesimperiosas y necesarias, sino como una libreactividad capaz, no sólo de sufrir la naturaleza, sino,mejor, de dominarla.

Nadie dejará de reconocer las innegablesventajas que una concepción semejante ha traído. Aella se deben las conquistas de la ciencia, elmejoramiento de las condiciones de la vida. Peropor todo esto que hemos ganado, ¿cuánto nohemos perdido? Y los progresos técnicos ocientíficos ¿representan verdaderos progresoscuando no van acompañados de una refinada

Page 49: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

49

sensibilidad ética, un mejoramiento de costumbres,un reavivamiento del sentido religioso? En el fondo,hay más que temer de la viquiana barbarie de lareflexión que del plácido ascetismo del monje budistao taoísta. La cruel última guerra mundial demuestracuán distintos son los caminos de la inteligencia ydel corazón y cómo la ciencia, puesta al servicio delas malas causas, merece que se la desprecie antesque se la celebre. Es bien cierto que hoy se va deRoma a Pekín en un tiempo por lo menos diezveces menor que en el pasado; pero ¿han mejoradopor esto las almas? Por mi parte, lo dudo mucho.Este correr, este afanarse, este anhelar, no tiene, enel fondo, otro objeto que hacer la cartera máspingüe y la vida más cómoda y bajo el hálito de esecraso materialismo que parece amenazar con ahogarlos impulsos de toda noble y desinteresadaidealidad, de la que el grupo de los poderosos estásiempre dispuesto a reírse, pierde valor todo cuantono tenga una utilidad práctica e inmediata.

Las mismas leyes, que se han hecho tancasuísticas y minuciosas, atestiguan, en sustancia,que ha aumentado en nosotros la voluntad y lacapacidad de pecar, las estadísticas de ladelincuencia prosiguen en un crescendo aterrorizador

Page 50: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

50

su ascensión, y no hay casi otro campo en donde loshombres den muestra de su codicia y de su refinadaastucia como en el arte de engañar al prójimo.Nuestra sociedad, con todos sus filantropismos y sushumanitarismos, etc., es, en el fondo, profundamenteegoísta, y las vestiduras que asume son de purahipocresía. Cuando tanto preocupan los problemasmorales es que la moral falta; cuando preocupa laforma, falta la sustancia. Con la rectitud se gobiernaun estado - dice Lao-tze (cap. 57) -; con lasestratagemas se combate; con refrenar todaactividad se obtiene el dominio sobre el mundoentero.

“Cuanto más numerosas son las leyes, másmiserable está el pueblo; cuanto más aumentan lasfuentes de lucha, más crece la corrupción. Cuantomás perfectas son las artes y la habilidad práctica,con tanta mayor frecuencia se fabricarán objetosextraños e inútiles; cuanto más leyes se elaboran,tanto más frecuentes son los delitos. Por eso, elsabio recomienda reducir al mínimo toda actividad,para que el pueblo pueda libremente educarse;estarse quietos y tranquilos, para que el pueblo sehaga virtuoso por si mismo; no darse excesivoquehacer para que el pueblo por sí mismo pueda

Page 51: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

51

enriquecerse; reducir al mínimo los propios deseos,para que el pueblo pueda mantenerse sincero.” Ytambién (cap. 18): “Cuando el Tao perdió entre loshombres su eficacia, entonces se comenzó a hablarde Humanidad y de justicia, y cuando surgió laciencia, nació el error; cuando los parientes dejaronde vivir de acuerdo, se inventaron la piedad filial y elamor fraterno; cuando el estado estuvo revuelto pordesórdenes interiores, se predicó la lealtad de losministros”.

Por eso, dejando a un lado la forma paradojal,queda del principio del wei-wu-wei esta profundaverdad: que mucho más que la inquieta actividadpráctica, la cual, arrojándonos en el turbión de lalucha por la vida y por el éxito, desarrolla ennosotros las tendencias egoístas y consume lamisma resistencia física, así como debilita nuestrosentido religioso y moral y nos roba a nosotrosmismos, vale la pena reconcentrarse en nuestroespíritu, dejar hablar en nosotros las voces arcanas,dejar libre el curso a las inspiraciones naturales, quenunca sabemos de dónde vienen, pero que suelenvaler más que cualquier ponderado consejo. Y porlo demás, despojada de sus exageraciones verbales,resta otro lado positivo y esencial y moralmente útil

Page 52: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

52

en esta concepción: quiero decir ese espíritu demodestia, de moderación y de tolerancia que Lao-tze llama sus tres gemas. La tolerancia, sobretodo,una virtud casi rara en esta nerviosísima Europa,que no es ciertamente la resignada inercia delfatalista. El hado es una fuerza ciega contra la cualchoca y se rompe toda voluntad humana, es unacoerción que el hombre ha de sufrir quiera o no porparte de una fuerza extrínseca y necesaria.

Para el Taoísmo, por el contrario, el hombre eslibre artífice de su propia felicidad, si sabe ahogarlas insanas pasiones y acomodar su vida en losprincipios universales que rigen todas las cosas.Cuando esa conformación se haya realizado, seráentonces completamente libre; poseedor de unalibertad que los taoístas, condescendiendo, acaso,con ese deseo de lo maravilloso y lo legendario quetanto place a las muchedumbres, acabanfrecuentemente con confundir con una milagrosaomnipotencia, con lo que hacen del adepto untaumaturgo. En cambio, faltar a aquellas leyes,ofender el orden cósmico, que, en sustancia,coincide después con el orden moral, significa caeren la red de la infelicidad: y aquí sí que todo estádeterminado, con una determinación tanto más

Page 53: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

53

dolorosamente sentida cuanto más el hombre, en superniciosa ilusión, cree ser libre.

Tolerancia, pues, y no ambición de supremacía,ese pretender imponer el propio yo a toda costa ycontra todos.

En el patriarcal ambiente confuciano, estosprincipios de Lao-tze debían sonar como verdaderareforma. A un escolar, quien verosímilmente, debióhaber oído hablar de los nuevos preceptos éticosafirmados por Lao-tze, y le preguntaba si se debíapagar con el bien al que había cometido el mal,como precisamente se lee en el Tao-te-king,Confucio responde que si así se hiciese en la vida,no se sabría ya cómo pagar a nuestros benefactores;se debe, pues, hacer el bien con quien ha hecho elbien, y con justicia castigar al que ha ofendido.

Es, en suma, no ya el filósofo, que perdona yabsuelve sino el legislador, que, severo custodio delorden social, no conoce debilidad ni excitación paracastigar al culpable. La palabra de Lao-tze es cálida,de amor, como la de Buda o la de Cristo, y bastapor sí sola para refutar la opinión de cuantosquieren ver en él a un metafísico solamente. Ciertoes que fue un gran pensador y por eso, como Buda,no podía limitarse a la sola enunciación de

Page 54: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

54

preceptos morales, sin haber encontrado unajustificación en las leyes universales, sin antes haberintentado resolver el gran problema del ser. Perouna vez ante el hombre, la fría y acompasadapreceptiva confuciana, que confundeceremonialismo con moral, el imperativo ético conlas sanciones jurídicas, no le podía pareceraceptable. Y la sustituye con un espíritu defraternidad y de benevolencia que anima lalaconicidad nerviosa de las breves sentencias delTao-te-king. No odio ni lucha, sino impulso deamor por todas las criaturas; no guerra, sino paz; nosoberbia, sino humildad. Y he aquí que el mismoestilo del precioso librito se anima y adquiere laexpresiva elocuencia de algunas de las más bellassentencias del Dhammapada con el que el Tao-te-king y Chuang-tze tienen muchas analogías yafinidades, no sólo de concepto, sino también deexpresión (Cap. 49). “El santo no tiene un almaparticular y suya propia: el alma de todo el pueblo essu alma. Yo pago el bien con el bien y el mal con elbien. Y obtengo bondad. Soy sincero con quien es.sincero y con el que no es sincero. Y obtengosinceridad. El sabio vive quieto y tranquilo en estemundo abrazando a todos con su alma. El pueblo

Page 55: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

55

tiene fijos en él los ojos y los oídos, y él lo tratacomo si tratara a niños.”

En este siglo, en que tanto nos aferramos a laconquista de la vida en una lucha que no siempre esleal, y que está caracterizado por un egoísmodescarado, la moral de Lao-tze no puede ser, enverdad, fácilmente comprendida. Tal vez nadieacepte hoy como buenas las afirmaciones en que elvidente chino gusta insistir de preferencia; es decir,que vale más ser débil que fuerte, ceder el propiopuesto antes que empeñarse en ir adelante a todacosta, y así sucesivamente. Sin embargo, seríamucho mejor para nosotros no obstinarse en ver enestas sentencias extrañas paradojas. Que no sonparadojas, sino profundas verdades que la vidatormentosa y extrínseca de nuestros días nos impideapreciar con justeza: no pocas veces la ira más ferozfue aplacada por la sonrisa de un niño, o por lamirada de una mujer implorante, o por la serenidadde la víctima que se ofrece sin injurias y sinlamentos al arma del homicida. En cambio, esinnegable que cuanto más fuerte se es, tanto másfácil es la caída; el vértice de la potencia es lainiciación de la ruina; y esto vale tanto para losindividuos como para los imperios. También, pues,

Page 56: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

56

el Taoísmo ha recordado a las criaturas que searruinan en los odios y las luchas; que el hombre hasido hecho para amar y no para odiar, casicontemporáneamente con Buda, insistiendoigualmente en una verdad que hoy parecedesconocida; es decir, que quien siembra odiorecoge odio y que la enemistad no se aplaca con laenemistad o con la represalia, sino con labenevolencia y con el amor. Y este amor lo extiendeel taoísta a todas las cosas creadas.

También a los animales. Sin llegar a laexageración del monje Jaina, que por temor dematar los microbios bebía sólo agua filtrada, obarría con una escobilla, de la que siempre ibaprovisto, el terreno que atravesaba para que su pieno aplastase a ningún ser viviente. Antes bien,renovando la concepción heráclita de la luchacósmica, como en el pasaje antes recordado deLieh-tze, está firmemente convencido de que laconservación de los individuos, por lo regular, llevaa una inevitable superabundancia, fatal necesidadpor la que, mediante la muerte de los individuos, sedesarrolla el eterno devenir del cosmos. Mas si lasmismas leyes del universo imponen con frecuenciael sacrificio de un individuo a otro, no por esto el

Page 57: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

57

hombre deberá proceder contra las Criaturas. Eseamor por las bestias, que es uno de los elementoscaracterísticos de las civilizaciones orientales, nofalta tampoco en el Taoísmo. El Cristianismo, salvola sublime excepción de San Francisco, parece notener por el mundo animal más que desdén, y porboca de uno de sus filósofos, Malebranche, se noshabitúa a creer que las bestias no son ni más ni menos que cosas. Y es lógico en cuanto se admita queDios ha creado al hombre, señor del Universo, a suimagen y semejanza, dotándolo de un alma racionale inmortal. Las religiones orientales, por elcontrario, aun aquellas que no han aceptado lateoría de la transmigración de las almas - y eltaoísmo está entre ellas -, no han trazado nunca unalínea de demarcación bien definida entre el hombrey la bestia.

La ciencia moderna, con su pithecantropusDubois y otras criaturas gemelas, parece que seacerca más a la concepción del taoísta que a la fecristiana, al hacer entrar la creación del hombre enlas vías de una evolución natural, extraña a todaintervención divina y en poner así, al menosgenéticamente, al mismo nivel los hombres y losanimales. En tanto, los famosos caballos de

Page 58: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

58

Elberfed, cualquiera que sea la verdaderaexplicación del portento, siempre oscura en lascontradictorias hipótesis de los innumerablescientíficos que les han hecho objeto de estudio, nopuede negarse que han dado un solemne mentís acuanto hasta ayer se creía sobre la facultadintelectiva de las bestias; que no se reducenexclusivamente a simples impulsos instintivos, sinomuy frecuentemente a verdaderas combinaciones deelementos dispares con subsiguiente elección ydecisión. Por lo demás, si ponemos en contrastenuestra inteligencia con la de un chimpancé, ladiferencia nos podría parecer insuperable; pero ladistancia disminuiría más si como término decomparación, no tomásemos al inteligente europeodel siglo XX, sino qué sé yo, un pigmeo, unaustraliano, un bantú, que también, al menos hastaprueba en contrario, pertenecen al género“hombre”. Mas para ilustrar mejor la posicióntomada por el Taoísmo frente al mundo animal,creo que vale más que mis palabras este pasaje delseudo Lieh-tze, harto característico y notable paraque yo me calle y le ceda la palabra: “El aspectohumano no implica inteligencia humana y,viceversa, la inteligencia humana no implica que se

Page 59: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

59

deba tener necesariamente un cuerpo humano. Alos sabios importa sólo la inteligencia, de ser ciertoque dan poca importancia a las apariencias, mientrasque, al contrario, los hombres vulgares se atienensólo al aspecto exterior y no piensan en lainteligencia. Aquellos que tienen una aparienciasemejante a la propia se aproximan y aman; aquellosque se diferencian, huyen y temen. Llámese hombrea un ser que tenga siete pies de alto, posea manos ypies, tenga pelo y dientes y camine sobre dospiernas; no está excluido, sin embargo, el que tengaalma de bruto. Pero, aun en este caso, basta sólo suaspecto para que reciba la simpatía ajena.

"Los animales están provistos de plumas, decuernos, de colmillos o de garras, vuelan por losespacios celestes, o se agazapan, o corren; no estáexcluido el que tengan inteligencia humana. Y aunasí, los hombres les huyen igualmente, aterrados tansólo por su aspecto exterior... (Siguen algunos ejemplospara demostrar la inteligencia en los animales.) Luego lainteligencia es común a los animales y los hombres.Cierto es que por su aspecto y los sones que emitenaquéllos se diferencian de éstos; ¿pero no existendel mismo modo medios para poderse entender conellos? Los sabios, que en todo triunfan, son capaces

Page 60: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

60

de atraerse y amansar a los animales."Que la inteligencia de los animales sea igual a la

de los hombres, que también ellos aman igualmentela vida, es cosa de todos advertida: el amor de lahembra y el macho, el afecto entre madre e hijo, elbuscar lugares tranquilos donde habitar, el evitar elfrío y desear climas templados, el unirse en grupos,el caminar según un determinado orden, lospequeños en el centro y los grandes a los lados, elandar juntos en cantidad para beber, el reunirsevoceando para comer.

“En la más remota antigüedad, los animalesvivieron juntos con los hombres. Cuando éstos secrearon emperadores y reyes, comenzaron aatemorizarse y alejarse. En las edades sucesivas, enfin, se escondieron para sustraerse a los peligros conque el hombre les amenazaba.”

Pues bien; todo esto no es retórica solamente.No puede negarse que hay allí elementosfantásticos, como sucede siempre en los inicios delas más dispares construcciones científicas; perotambién es verdad que en el Occidente antiguo sonrarísimas observaciones tan agudas sobre la vida delos animales y su afinidad con los hombres. Y esque el taoísta no mira solamente con la fría mirada

Page 61: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

61

del naturalista, sino con esa tierna simpatía quetiende a establecer arcanas relaciones entre él y lacriatura contemplada, y que es la única que puedepermitirnos la más completa e íntima comprensión.

No se diga que es poco decoroso para nosotrosel que se nos ponga en tan bajo lugar, al par de lasbestias, privadas del origen divino, de que otrossistemas religiosos se burlan. El hombre, que, parael Taoísmo, no goza de especiales preferencias, notiene por qué avergonzarse si se le parangona conlos demás seres, aun los más humildes y másdesemejantes a él, que el Tao ha llamado a la vida,como a él. Es, por el contrario, harto verdad quemuchos de sus pretendidos privilegios se suelenconvertir en su daño y en su vergüenza.

No faltan en la historia dolorosos excesos queprueban con cuánta frecuencia esta criatura de Dios,como gusta llamarse el hombre, hace tan pésimouso de su razón, que resulta mucho másdespreciable que los brutos.

*

Llegados a este punto, alguien podría objetarque la moral taoísta no dice nada acerca de los

Page 62: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

62

imperativos categóricos que las distintas escuelasfilosóficas y religiosas codifican asumiendo en elloslas normas éticas consideradas como esenciales, yapara la estabilidad de los grupos sociales como paranuestra salud espiritual. Pero esta objeción no meparece justa. Cierto es que en los textos taoístas noencontramos los diez mandamientos cristianos nilas cinco “restricciones” del Budismo. Pero yahemos visto qué alto contenido ético existe en elconjunto de la doctrina taoísta y cómo se presentaen muchos aspectos superior, aun no ocupándoseex profeso de semejantes problemas, a la demasiadofría, formalística y minuciosa moral confuciana. ElTaoísmo no enumera las acciones que no se debencometer, ni con una casuística minuciosa prescribecómo hay que comportarse en las variascircunstancias de la vida. Y es lógico. La moral esmucho más vasta que un limitado número deimperativos, los cuales, por fundamentales que sean,jamás podrán acotar el campo. Antes bien, son ellosde una tan evidente generalidad, que de normasmorales acaban por ser, con el tiempo, sancionesjurídicas, cuya violación en los órdenes socialesimporta, con daño para los transgresores, serias einevitables consecuencias. ¡Pero cuántas personas

Page 63: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

63

que no caen bajo las penas conminadas por loscódigos no son por eso de indudable moralidad!Miles y miles son las ocasiones de la vida diaria enque nuestras relaciones con la sociedad ponen aprueba nuestra rectitud y nuestra sinceridad. Y esprecisamente el conjunto de estos actos singulares,de estas continuas reacciones frente al ambiente, loque hace aparecer como persona de bien o no. Peroestos actos y estos comportamientos son tantos ytantos, que un catálogo que quisiese intentar elmoralista no los abarcaría nunca; y tan dependientesde las más varias circunstancias de lugar y detiempo, tan distintos según los individuos, tanmudables, tan elásticos, tan relativos son, que seescapan a cualquier definición. Aquello que hoy espara mí apropiado y justo, mañana, o para otro, nolo será ya. Por eso no creo que yerren los taoístas, sino se preocupan de legislar en materia de moral.Sólo insisten en una cosa y nunca se cansan devolver sobre ella: en la necesidad de ser dueño de símismo para no ser esclavo de los sentidos y de laspasiones. Porque por muchas vueltas que se den,siempre volvemos al mismo punto: fuera de laspasiones, fuera del desenfreno de los sentidos, noexiste pecado ni existe mal. La virtud es, pues, la

Page 64: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

64

Σγχδáνεια, que libertando al individuo de todoimpulso desenfrenado y contradictorio, lo pone másallá del bien y del mal. Y más allá del bien y del malestá, en efecto, el sabio taoísta, como el yogui de laIndia. Y seguro de esta superioridad suya parece quealgunas veces se divierte en confundir a los necios ylos presuntuosos, que quisieran con demasiadafacilidad y rápidamente, llegar sin preparación a superfección.

“Un cierto Kuo de Ts'i era muy rico, y un talHiang de Sung, muy pobre. Éste dejó su país ymarchó a Ts'i para aprender el secreto de la fortunade Kuo. «Yo - le dice Kuo - soy un solemnísimoladrón: cuando comencé a robar, al cabo de un añotuve lo necesario; al cabo de dos, la comodidad, ydespués de los tres fui rico.» Hiang, sin habercomprendido el sentido de las palabras dichas porKuo, fuera de sí por la alegría, creyendo tener en lasmanos el arte de la riqueza, comenzó a escalarmuros, horadar paredes y robar cuanto caía bajo susojos. Mas a poco fue apresado y castigado, viéndoseconstreñido a perder aun lo poco que antes tenía.Creyendo haber sigo engañado, fue nuevamente aver a Kuo, y ásperamente se lamentó ante él. PeroKuo le dijo: «Tú no has comprendido lo que

Page 65: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

65

significa ser ladrón. Yo he sabido robar al cielo y ala tierra, a las nubes y a la lluvia, a los montes y a lasllanuras, apropiándome de cuanto ellos hacen nacery desarrollar: hierbas y animales. Yo he robado,pues, lo que es de la naturaleza y por eso no estoyincurso en ningún delito. El oro y los objetospreciosos no son cosas del cielo, sino propiedad delos hombres. Quien se los quiera apropiar, seránecesariamente castigado por éstos. ¿Por qué telamentas?».

*

La innovación traída por el Taoísmo no fue, sinembargo, metafísica y ética solamente: tiene uninterés y un contenido científico real, que sería errorobstinarse en no reconocer.

Sería absurdo pretender que los maestrostaoístas que vivieron muchos siglos antes de nuestraera tuvieran la severidad de método o las exactasconcepciones físicas, astronómicas y biológicas queconstituyen la gloria de nuestra más joven ciencia.Pero no podemos negar al Taoísmo algunas genialesintuiciones que se anticiparon con mucho a lasulteriores evoluciones de la ciencia en China y

Page 66: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

66

atestiguan, si no otra cosa, la profundidad y laoriginalidad de sus maestros. A ellos corresponde,como ya se indicó, el mérito indiscutible de haberintentado liberar las conciencias del yugo de latradición con que amenazaba encadenarlas lamentalidad confuciana, favoreciendo la libreindagación y ejerciendo un agudo examen crítico delos prejuicios de las convicciones imperantes.Precisamente bajo el influjo del pensamientotaoísta, Han Fei-tze niega todo valor a las leyendascomúnmente aceptadas y más o menos alteradaspor las distintas escuelas con fines éticos yeducativos, considerando primero la historia comouna experiencia a posteriori, que, mostrando conejemplos vividos cómo algunos príncipes endeterminadas circunstancias triunfaron o fracasaron,puede llegar a ser válida ayuda para el hombrepolítico en la resolución de las dificultades prácticas.Además, niega todo valor al pasado legendario, quelos confucianos se obstinaban en magnificar con elaserto de que el mejoramiento de las costumbrespodría sólo verificarse cuando las antiguasinstituciones y las antiguas costumbres tornaran aestar en vigor. Han Fei-tze no quiere oír hablar deesos laudatores temporis acti, que son los más

Page 67: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

67

perniciosos enemigos de todo progreso, y muestrael lado débil deteniéndose en señalar irónicamentelos múltiples puntos en que la apreciación de laantigüedad difiere según las escuelas.

Se afana por combatir este tradicionalismo queconsidera absurdo, por cuanto se obstina enmantener en vida instituciones y príncipes que hanllegado a ser inactuales por no estar de acuerdo conla mudanza de espíritu de los tiempos. En ciertomodo, aunque más extensa y menos genial, en HanFei-tze se anuncia la crítica y el sarcasmo de WangCh'ung, ese Voltaire de la China antigua que noescatimó los mordaces golpes a la escuelaconfuciana.

La historia pierde el carácter moralizador que lehabían impreso los confucianos y se trueca ensencillas narraciones de los hechos humanos, en loscuales no hay que ver ya la obra de la Providencia odel T’ien, o cielo, como quiera decirse, sino laespontánea, contradictoria y con frecuencia tambiénirracional explicación del insondable misterio que esnuestra alma. La historia, pues, como todo en elequilibrado y conexo organismo universal, devienetambién necesariamente: es el espíritu humanoactuando a través de los siglos siempre mudable en

Page 68: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

68

sus formas, pero sustancialmente idéntico en susmotivos. ¿De qué sirve que los confucianos hablende sus modelos, de esa: legendaria edad de oro quepasó para siempre y que nunca más podrá volver?El mundo sigue su camino y es vano pretenderdetenerle. La obra del sabio no consiste tanto encoartar la propia actividad para obedecer acategorías extrínsecas, cuanto en acomodar suconducta a la espontánea naturaleza, que nuncapuede fallir, puesto que es la voz misma del Tao.

El Confucianismo ha dado a la literatura chinalas crónicas y los anales; el Taoísmo ha creado laverdadera y propia historia. Y no es ciertamentecasualidad que, además, de Han Fei-tze, de quien yase hizo mención, Sse- ma Tan, que escribió laprimera gran historia de China, seguida ycompletada por su ilustre hijo Sse-ma Ts'ien, fueseun ferviente taoísta; aunque no hiciese otra cosa, sucrítica documenta a las demás escuelascontemporáneas y el capítulo CXXX del She ki estáconsagrado a celebrar la metafísica y la moraltaoístas.

Taoístas fueron los alquimistas chinos, quienes,en edades más recientes, se afanaron tanto en hallarel elixir de larga vida y la piedra filosofal como en

Page 69: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

69

especular sobre los signos somáticos, que se creíapodían presagiar el porvenir y la fortuna de loshombres. Pues a estas investigaciones, que laortodoxia confuciana no ve con buenos ojos enteoría, puesto que en la práctica recurre a lasconsultas del bonzo, del Tao-sse y del geomante, apesar de tantos elementos fantásticos, a pesar de lasvulgares supersticiones y los pueriles errores, sedebe el descubrimiento de muchos principioscientíficamente exactos. Y la ciencia no puedeignorar que si no lograron siempre afirmarse con unvalor independiente, quedaron asegurados comofines prácticos y religiosos. La alquimia china -nacida en ambientes y escuelas taoístas - está conrespecto a la ciencia en la misma relación quenuestra alquimia medieval, a través de cuyasaberraciones y fantasías se fueron lentamentedesarrollando y preparando la química y la física delos tiempos modernos. No cabe duda de quecuando se puede hacer un vasto sondaje en lainmensa mole del canon taoísta, aun casicompletamente inexplorado, nos encontraremoscon muchas sorpresas. No ya la limitada concepcióndel T'ien-hia que en los escritos confucianos es casiuniversalmente sinónimo de China, sino una visión

Page 70: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

70

mucho más vasta y científica. Los confines seamplían y el T’ien-hia se trueca en el Universo, elUniverso constituido por una infinidad de mundoseternamente existentes, aunque sujetos a unacontinua evolución. (Liet-tze, cap. 5.) “Tang(antiguo emperador de la dinastía Yin) preguntó aHia-ko: «¿Más allá de los cuatro mares, qué hay?»«Lo mismo que entre nosotros», responde T’ang.«¿Cómo lo puedes asegurar?» «Dirigiéndome haciael Oriente, llegué a Ying (donde encontré) hombresen todo semejantes a nosotros. Allí pregunté quéhabía al Oriente de Ying y me respondieron (quehabía tierras y pueblos) como en Ying.Dirigiéndome hacia el Occidente, llegué al país dePin, en donde encontré hombres en todosemejantes a nosotros. Allí pregunté qué había alOriente de Pin y se me dijo que (había tierras ypueblos) como en Pin. Por eso estoy convencido deque por todos los puntos del Universo debe ocurrirlo mismo».”

Esta original concepción del mundo, a la que elulterior progreso de la ciencia debía dar tanespléndida confirmación, no queda como puradivagación literaria, sino que, unida al espíritu ávidode saber y curioso de novedad que distingue a los

Page 71: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

71

taoístas, acabó pronto por estimular a algunosaudaces navegantes a cruzar el océano para teneruna idea más precisa de aquellos continentes que lospensadores ascetas taoístas afirmaban que existíanmás allá del horizonte y para ver de cerca lasmaravillas que se decían opulentas y de las que unaliteratura surgida e inspirada en estas creencias,hacia amplias y minuciosas descripciones. En elShan-hai-king, por ejemplo - obra célebre en China -,uno de los principales libros filosóficos, aunquecontiene mucho de fantástico y legendario, conservaindicaciones geográficas y etnográficas precisas, sibien, por lo regular, irreconocibles, y en ciertomodo, contrahechas. La manía de los viajesinspirada por estos ambientes taoístas se difunde yencuentra amparo aun en los mismos emperadores.Wuti, por ejemplo, el célebre fundador de la dinastíaHan, tuvo la imperdonable debilidad de mostrarsedemasiado crédulo con la chusma de brujos ycharlatanes que hábilmente especulaba sobre suespíritu inquieto y curioso.

*Quizá no exista misterio que haya atormentado

más las mentes como el angustioso y torturante

Page 72: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

72

misterio de la muerte. Pocos serán los que,próximos a la hora del tránsito, puedan afrontarlocon serena tranquilidad. El adiós a un orden decosas que más o menos se conoce, a un mundo quenos obstinamos en amar a pesar de todos losdolores y las desilusiones de que está toda la vida, yla incertidumbre del dudoso más allá, sobre el cualtodas las filosofías han especulado de diverso modoy que todas las religiones pretenden hacerdescubierto, no pueden dejar de turbar aun al almamás serena.

En las religiones - en las cuales el más allá varíasegún la conducta terrena -, el individuo no puedetener otro escudo que la feen la misericordia divina, que tiene un

brazo tan largo,que coge cuanto a ella se vuelve,

o en la tranquila conciencia del deber cumplido.¿Pero qué criatura, aun confiando ciegamente en labondad de su dios, podrá estar segura nunca de queel arrepentimiento de la hora extrema será válidopara la remisión de todas sus culpas? ¿O quiénpodrá afrontar el juicio divino con el absolutoconvencimiento de estar limpio de toda mancha? La

Page 73: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

73

angustia del paso fatal pone en crisis muchasconvicciones que, mientras se está sano y se vegeta,parecen nuestro más válido refugio. Por eso, cuantomás firmes son los principios religiosos, tanto más,pienso yo, debe estar lleno de agitaciones elmomento de la partida.

El escéptico y el ateo, habituados a burlarsegroseramente de cuanto no ven ni tocan con lamano, sienten que se estremecen en un momentocon indecible turbación sus exclusivas y apriorísticasnegaciones. Unicamente el filósofo es el que estáacorazado para afrontar el difícil momento; peroaun entre los filósofos, acaso no sean muchos losque hayan realizado una tan perfecta fusión delpensar y del sentir que acalle toda duda y todotemor al acercarse la hora suprema.

Bien pocos son los Marco Aurelio y los Plotino,ejemplos clásicos de esa euthanasia, que si bien no esdesconocida para nosotros los occidentales, esmucho más frecuente hallar en el Oriente remoto,en la India de los yoguis y de Buda o en la China deLao-tze y Chuang-tze.

La concepción budista de la muerte no está, enel fondo, libre de preocupaciones morales: elnirvana sólo se consigue cuan do hayan sido

Page 74: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

74

destruidas todas las pasiones y eliminada toda causade renacimiento. Cuando no se haya conseguidoeso, el Karma se consume y la rueda del samsarasigue rodando de existencia en existencia. Para elTaoísmo, por el contrario, no hay ningunapreocupación moral, puesto que la muerte no esmás que una concepción científica.

El taoísta - entendiendo, como ya he dicho, eltaoísta de las grandes y nobles tradiciones antiguas,no el supersticioso alquimista de los tiemposposteriores - está seguro de no ir en contra deningún dios; sabe que bien y mal no son ya cosasreales, sino que existen sólo en la mente de quienesno han intuido la verdad y que, por lo tanto, nadapueden influir en la suerte que aguarda a loshombres en su partida. La muerte del individuo esun hecho natural, ni más ni menos como elnacimiento y como la vida: la muerte sucede a lavida, y la vida a la muerte en un continuo devenirfatal, a través del cual se desenvuelven las leyes delTao. Por lo tanto, no debe sentirse alegría por lavida ni dolor por la muerte, como tampoco se debelanzar lamentos por la caducidad de las cosashumanas. El lucreciano:

Quidve mali fuerat nobis non esse creatis?

Page 75: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

75

parecería blasfemia a los oídos del taoísta, comoblasfemia sería para él la colérica imprecación de la“Ginestra” leopardiana. Su filosofía, precisamenteporque es filosofía, no es ni triste ni alegre: suconcepto de la vida es un concepto científico, que,descubiertas las leyes que regulan el universo todo,le sugiere una norma de conducta que es serenasumisión a aquéllas. El taoísta no tiene miedo antela muerte, porque, en realidad, la muerte no existepara él, como no existen todos los contrarios. Unpoco de serenidad taoísta no nos sentarla mal a losoccidentales, que nunca hemos puesto en peligro lavida tan frecuentemente como ahora, y quizá nuncaestuvimos tan poco preparados como ahora paraafrontar la muerte.

En nosotros vive aún el miedo a la muerte. Yomismo conozco muchas personas instruidas, yciertamente superiores a lo común, que cuandooyen hablar de muerte pierden su buen humor yprefieren cambiar de conversación.

El espectáculo de la muerte suscita en nosotrosun sentimiento confuso de dolor por las cosas deque inexorablemente nos separa, de terror por loignorado, de locas rebeliones contra este destinociego que sabemos que nadie podrá nunca evitar y

Page 76: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

76

que tan desconsoladas lágrimas nos hace vertercuando se abate sobre nuestros afectos. Pero acaso,como dice Séneca, es más el aspecto de la muerteque la muerte misma lo que nos conturba; porquerenunciando a pensar sobre esta suerte común queincumbe a todo cuanto ha nacido, estamos a la vezpoco habituados a considerar la muerte no ya comoun hecho natural, como una de las leyes que regulanla estabilidad misma del universo, sino como unafuerza oculta y amedrentadora, o como obra demisteriosas potencias. Pero entre el espanto deloccidental y la plácida serenidad del taoísta, yo nodudo en proclamar como superior a ésta, aunqueparezca demasiado fría y harto difícil de conseguir,puesto que presupone el desapego de las cosas delmundo y de los afectos, que muy pocos de nosotrossabría realizar.

Por lo demás, ese llamado desapego nosignifica, como antes señalábamos, abandono yrenuncia a las cosas de este mundo, no; sino sóloesa firme convicción, que es fruto de muymeditadas reflexiones y de repetidas experiencias, deque nada sobre la tierra nos pertenece, en realidad,para siempre; de que personas y cosas, aun las másqueridas, están sujetas a destinos casi siempre muy

Page 77: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

77

distintos a los nuestros, y de que el afecto másgrande que podamos dedicarles no puede hacernosolvidar que podemos perderlas de un momento aotro; porque todo transita en este eterno río del ser,mediante el cual y en el cual el Tao se realiza y es.Pero mejor que mis palabras, pienso que parailustrar la actitud del taoísta frente a la muerte,valdrá un pasaje justamente famoso de Chuang-tze(cap. XIII): "Cuando se murió la mujer de Chuang-tze, Hoei-tze fue a verle, y lo encontró sentado entierra, al lado del cadáver, cantando al mismotiempo que daba golpes rítmicos sobre unaescudilla. «Tu mujer vivió contigo mucho tiempo -le dijo -. El mayor de los hijos que con ella tuvisteestá ya a las puertas de la vejez. Ahora está muerta.Que llores, lo admito; pero que cantes y toques, meparece inoportuno.»

“«Te equivocas respondió Chuang-tze. Apenasmurió, no pude por menos de entristecerme. Peroluego reflexioné sobre su origen, y reconocí que sederivaba de un estado anterior a la vida,especulando sobre el cual intuí que esto fueprecedido a su vez de un estado de incorporeidad yesto de la inmaterialidad. Por una mutacióninconmensurable e infinita, ella recibió una

Page 78: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

78

sustancia, y por sucesivas evoluciones, un cuerpo yuna vida. Ahora, por una ulterior metamorfosis, hamuerto: no otra cosa ocurre en la vicisitud de lascuatro estaciones. Cuando un ser humano reposa enla eternidad, si yo gimiese y llorase, demostraría noconocer las leyes que presiden el devenir universal.Y por eso canto»”.

Pero ¿qué sucede con los individuos una vezmuertos? La respuesta del Taoísmo, si misconocimientos biológicos no son inexactos, no estáen gran desacuerdo con los resultados de la cienciamoderna, contra la cual esgrimen sus armasteólogos y filósofos. No me corresponde juzgar dequé parte está la razón en este eterno debate entrenaturalistas y espiritualistas; me basta sólo conseñalar que el Taoísmo no sostiene cosas antitéticascon lo que está afirmando la ciencia del siglo XX ypara probarlo basta con remitirse a los mismostextos taoístas, aunque hoy son pocos los accesiblesen buenas traducciones europeas.

Todo ser está compuesto de materiaatómicamente divisible y de energías y fuerzas queningún cuchillo podrá nunca seccionar y ningúninstrumento medir: materia y fuerzas por las quenace y vive el universo infinito y eterno, en el que se

Page 79: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

79

desarrolla el Tao y son, por ello, el Tao mismo.Todo individuo, por lo tanto, no es más que unaonda en este océano sin orillas, una onda de lamisma agua de que están hechas las demás ondasinfinitas que encrespan la superficie del océano, quese diferencian sólo en forma y duración; forma yduración impresas por el viento, que de vez en vezlas suscita y las hace desaparecer. Con la muerte lamateria retorna a la materia, la energía a la energía,para emanar de nuevo nuevas existenciaseternamente.

Por eso se desarrolla una eterna transformaciónen el cosmos, y esta transformación es el Tao, cuyafuerza arrastra las cosas de impulso en impulso, deestado en estado, eternamente. Los seres nacen dela indistinta materia del todo para asumir formasmás o menos transitorias y efímeras y, por lo tanto,para volver a entrar en el todo. Lo que los hombresllamamos muerte no es otra cosa que un retornopara los ojos del sereno taoísta, el cual gusta deparangonar esta continua vicisitud demanifestaciones y reabsorciones en el Tao, en eleterno movimiento de un fuelle. A quien le plazcanlas confrontaciones piense en el conceptonietzscheano del retorno. Pero yo no recuerdo

Page 80: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

80

haber encontrado en ningún escrito taoísta algo quese asemeje a la famosa intuición que en Sils-Maríatuvo Nietzsche, en 1881. Y es explicable: si lamateria es infinita, eterno el devenir del Tao, que nosufre interrupciones, como ocurre, por el contrario,en la teoría de los Kalpa indianos o del

Χιλιοχδοηοι de la filosofía griega, en los cuales seinspiró quizá Nietzsche, e ilimitadas son también lasformas que la materia puede asumir, no podránunca retornar el mismo individuo. Como ocurre enlos contrarios, sucede en los seres; entre individuo eindividuo no existe, en efecto, más que unadiversidad puramente imaginaria y aparente; esdecir, que puede parecer desde un punto de vistahumano y subjetivo cuando, en realidad, son uno enel Tao, porque son el Tao mismo. Concepto ésteque, por analogía con la famosa “conversión de loscontrarios”, como se intitula uno de los más bellos yprofundos capítulos de Chuang-tze, podríamosllamar “conversión de los seres”, que el mismogrande taoísta tan ingeniosamente expresó en el cap.II de su Nan-hoa-Chen-king.

"Soñé una vez que era mariposa que volabatranquilamente sin tener en absoluto conciencia deChuang-tze. De pronto me desperté y me encontré

Page 81: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

81

Chuang-tze, con la imposibilidad de decidir si soñéque era mariposa o si era una mariposa que habíasoñado ser Chuang-tze ...”

Por eso, en este perenne mudar de formas, eneste devenir y fluctuar que no tiene fin, la vidaindividual no tiene mayor consistencia que unsueño. El pensamiento del filósofo taoísta seencuentra con algunas voces solitarias que tambiénen Occidente hablaron un lenguaje que parece larevelación de arcana sabiduría, inaccesible al común

de los mortales. Es el ανδρωποζ οναρ οπιαζ dePíndaro, que encuentra su eco en el Oriente lejanocasi al mismo tiempo que la hierática musa delpoeta tebano entonaba sus cantos órficos, y al que,a distancia de siglos, debía responder la angustiosaduda de Hamlet.

“La bella Ki, de Li, era hija de un vasallo.Cuando el príncipe de Tsin la raptó para hacerla sumujer, ella lloró, y sus lágrimas humedecieron susvestidos. Mas apenas llegó a la corte del rey ycompartió con él las delicias del amor y de la mesa,se arrepintió de su llanto. ¿Cómo podemos saber silos muertos no se arrepienten de haber un díainsultado a la vida? Quien sueña con alegrarse, alalba puede llorar y sufrir; quien sueña estar triste y

Page 82: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

82

llorar, al alba puede confortarse con la caza.Algunos sueñan, pero no saben soñar; otros, aunprosiguiendo en soñar, pueden razonar sobre susueño, y una vez despiertos, reconocer que hansoñado. Solamente después del gran despertarpodremos reconocer si esta vida fue sólo un gransueño. Creemos estar siempre despiertos y saberlotodo. Quién es rey, quién es un pobre hombre...¡Somos necios!”

*

Tal se nos muestra en sus líneas generales elTaoísmo antiguo, que, ciertamente, tiene muy pocoen común con las posteriores degeneracionesmágicas que lo inundaron y acabaron por ahogarlocuando aquéllas se aliaron con las supersticionespopulares. Éstas, cuando no podían encontraracogida en el Confucianismo, estaban en contactocon el Taoísmo, por lo mismo que éste, desde suscomienzos, fue penetrado por el sentimiento de lomaravilloso y de lo sobrenatural, que no dejamos deadvertir tampoco en sus principales maestros, y, entanto, se estaba elaborando en los ambientes yescuelas taoístas la doctrina del shen y del p'o, del

Page 83: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

83

alma celeste y del alma terrestre, de la racional y dela vegetativa, sobre la cual se apoyan las másextrañas pretensiones de las prácticas mágicas ysupersticiosas posteriores. Y así se instigó a loscríticos del Taoísmo para que pusieran en ridículolas absurdas afirmaciones y las evidentementecharlatanescas degeneraciones, que brindaban laoportunidad de explayarse a sus anchas y aun deconquistar fuerza y riqueza a los verdaderosembusteros y embrollones, que tanto pulularon entiempos del emperador Wu, de la dinastía Han.Éste, como ya se ha dicho, fue engañado por unamuchedumbre de pretendidos y astutos brujos, quese jactaban de haber fundido en sus alambiques unoro tan puro, que con servirse de él en los usosdomésticos podría prolongarse la vida, o narrabansus peligrosos viajes a islas remotas y susascensiones a las cumbres más altas de las montañassagradas, en donde, junto con los severos consejosde los inmortales, les fue comunicada la fórmulasecreta capaz de librar de la muerte a las criaturas, ytan dominado estuvo el emperador por ellos, queno titubeó en matar a su propio hijo siguiendo lasinstigaciones de tales embaucadores. Pero nadiepodrá achacar la culpa de estas aberraciones a Lao-

Page 84: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

84

tze y sus discípulos inmediatos. Eso sería, por lomenos, tan injusto como atribuir a Cristo las culpasharto frecuentes de la Iglesia de Roma, o a Buda, lasgroseras brujerías del Tantrismo o el vacíoceremonial de la iglesia Lamaística. Cuandoexaminamos el carácter originario de la doctrina,encontramos un concepto de la vida, que no dudoen proclamar como superior al confuciano, y quebien poco contiene que pueda estar en absolutaantítesis con nuestra propia mentalidad occidental.En efecto, el Taoísmo habla más a la mente que alcorazón: es una religión, como la de Buda, accesiblesólo a los espíritus cultos y educados. No quiere lafides qua creditur, sino la investigación y lailuminación. Ante todo, el conocimiento del Tao,que sólo se alcanza con el estudio, la contemplacióny el recogimiento: después nos correspondemodelar nuestra conducta según las verdades que senos han revelado. Perfecta coordinación, pues, deciencia y práctica; entender es para el taoísta la basedel hacer. La filosofía inviste al hombre y le informade todos los aspectos de la vida. Conviene quedetengamos la atención en este aspecto delTaoísmo, que es casi su característica fundamental,y lo que tiene de común con otras religiones del

Page 85: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

85

Oriente, el Budismo por ejemplo. Como es sabido,éstas son al mismo tiempo religiones y filosofías, yuna y otra cosa están tan íntimamente unidas yfundidas, que a juicio de los estudiosos occidentalesno se sabe nunca discernir cuál de los dos aspectoses el que prevalece. Probablemente, ninguno de losdos, por cuanto semejantes religiones se apoyansobre concepciones que son, en el fondo, hartodistintas a las nuestras, aparte de que los límitesentre filosofía y religión no son tan claramentedistinguibles en el pensamiento del oriental comoentre nosotros. Pero eso no impide que la cienciasirva a la fe, como ocurrió en nuestro Medievo ypor lo que sufrió el Renacimiento con sus mártires ysus audaces rebeliones. Ciencia y fe pueden actuaren Oriente al unísono: y puede demostrarlo elhecho de que tanto China como la India no hanconocido, salvo contados casos, esas persecucionesreligiosas con las que otras iglesias se mancharon desangre. Aparte motivos más profundos quecorresponden a una mentalidad distinta y a unadiversa concepción de la religión por parte de lospueblos orientales, hay un hecho importante que nose puede olvidar. Dichos sistemas religiosos, comoel Taoísmo y el Budismo, no son revelaciones de un

Page 86: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

86

ser divino venido al mundo para predicar unaverdad de salvación que se contrapone por suorigen sagrado a la ciencia de los hombres, sinosimples doctrinas dictadas por filósofos y sabios, loscuales parten del supuesto, fácilmenteexperimentable, ¡ay!, de que la Humanidad, por loregular, por su propia culpa, es incapaz deencaminarse por las vías del bien, y por eso seresuelven a buscar para sí mismos y para sussemejantes una posibilidad de mejoramiento y unmedio de liberación. Medio de liberación que nopuede ser otro que una ciencia, esto es: la ciencia delalma humana y de la real naturaleza de este mundoen que vivimos y de las causas que provocannuestro dolor y nuestra infelicidad. El fin delhombre es la beatitud, y esta beatitud sólo se podráconseguir cuando la ciencia que se ha logrado lleguea trocarse en norma de vida de nuestra conducta; esdecir, que se lleve a la práctica. Por lo tanto, elsummum bonum, o, en otras palabras, la felicidad, noes ya una problemática gracia divina ni el favor deun dios aplacado por nuestras plegarias y nuestrossacrificios, sino exclusiva obra nuestra, el fruto denuestra sabiduría. El hombre que por su propiaculpa ha caído en el sufrimiento se redime por sí

Page 87: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

87

mismo con las fuerzas únicas de su razón y de suvoluntad. No se diga que el Taoísmo, en últimoanálisis, establece el suicidio del espíritu, por asídecirlo. Ni más ni menos que en el Budismo, la víade la salvación es larga: la ciencia es la base denuestras edificaciones espirituales. Sin ella, no sepodrá nunca alcanzar la intuición, porque solamentedespués de haber razonado y discutido sobre lasmanifestaciones fragmentarias, sobre las aparienciasefímeras y materiales, sobre reflejos, en suma, delTao, podrá y deberá el espíritu acallar y adorar,sintiendo que todas las palabras serían incapaces dedecir esa suprema entidad que es el universo y másque el universo. Y esta beatitud a que los hombreshan aspirado siempre y que todas las religiones hanprometido a sus fieles, frecuentemente a costa demartirios o de maceraciones penosas, el Taoísmo nola pone en un ultratumba misterioso, enproblemáticos Campos Elíseos en donde las almas,libres de los cuerpos, viven al lado de su dios unaeterna felicidad. Como podemos ver, esto esfantasía de poetas, fruto del profundo terror que laHumanidad ha sentido siempre por elaniquilamiento y que la llevó a crearse estasilusiones de inmortalidad, en compensación por su

Page 88: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

88

efímera y transitoria existencia. La liberación esliberación de las pasiones y del mal; por eso es cosade este mundo, y por conseguir lo más prontoposible, en este breve curso de años que nos haasignado el destino. Y coincide con la tranquilidad

de espíritu - con la απαραξια, podríamos decir,tomando en préstamo la palabra a Epicuro, cuyosistema tiene tantas analogías con el pensamientotaoísta -, tranquilidad de espíritu que es la única y lasuma felicidad deseable para el sabio.

De igual forma que Lao-tze definió la virtudcomo una no-virtud, es decir, una virtud que no estádentro de los esquemas éticos de los moralistasusuales, así sus discípulos, Chuang-tze entre ellos,afirman que la felicidad del taoísta no es ninguna deesas felicidades que los hombres se fingen y desean.¿La riqueza? Es un bien extrínseco y frágil, fatuo,como el capricho de la fortuna. Causa de continuostrabajos del espíritu y de un asiduo desgaste delcuerpo, hasta que no se ha conseguido; fuente deenojosas preocupaciones, cuando se la posee, por eldeseo de aumentarla y el temor de perderla. Elsabio, pues, no sabe qué hacer con el oro, porque eloro está en su espíritu, y como no conoce deseos,su riqueza no tiene fin. ¿Honores y poder? No otra

Page 89: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

89

cosa que palabras y promesas vanas con las que secomplacen las almas vulgares, triunfos efímeros alos que, por lo regular, sucede la caída y que no esraro que cuesten la vida. ¿La longevidad? Es cosaque depende del destino y no de nosotros; y, por lodemás, es locura desearla cuando se vive, como losmás de los hombres viven, gastando sus energías demil modos y, por lo tanto, apresurandoinevitablemente la muerte. ¿La fama? ¿Qué utilidadpodrá acarrearnos cuando ya no seamos? Por lodemás, la fama interesa más a cuanto hacemos que anosotros mismos, pues bajo el ala del tiempo, quetodo lo devora, bien pocos hay cuyo nombre alrevisar cualquier siglo no sea más que unacuriosidad histórica. “Cuatro son las cosas por lasque no tiene paz la gente - dice Yang-chu, unfilósofo taoísta, que sostiene puntos de vista algopersonales y, por lo tanto, heterodoxos-, a saber: lalongevidad, la fama, la dignidad, la riqueza. Quienposee el deseo de estas cosas teme a muertos yvivos, príncipes y castigos, y no tiene un minuto depaz. ¿Pero quién que no se rebele contra el cursonatural de las cosas puede desear vivir largo tiempo?Quienes no tienen en cuenta los honores no sepreocupan de la fama. Quienes no tienen ambición

Page 90: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

90

de poder no buscan cargos públicos. Quienes nosaben qué hacer con la riqueza no acumulan oro.Solamente éstos se puede decir que viven según lasnaturales inclinaciones. No hay quienes les igualenen esta vida, puesto que regulan la suyainternamente”.

No se diga que de esta manera se quieresuprimir la emulación de nobles ambiciones queponen en evidencia el valor real de los competidoresy permiten esa selección de las fuerzas mejores sinla que no sería posible la vida social. ¿Para quéobjeta el taoísta afanarse por superar a los demás, iradelante a cualquier costa, “arribar”, como hoy sedice, cuando todo se convierte en perjuicio de losmismos individuos, quienes, arrastrados por elorgullo o por las ambiciones, acaban por vivir unavida de continuas aprensiones y ansias, en con trastecompleto con el ideal de serena actividad deseadopor el taoísta, y alimentan las tendencias egoístasque tan fatalmente perniciosas son tanto para elloscomo para la colectividad?

El verdadero mérito - es cuestión de tiempo -no puede dejar de ser reconocido. El mismo ordende las cosas así lo exige, y no hay fuerza humanaque lo impida. Quien con intrigas o violencias ha

Page 91: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

91

ocupado un puesto que no le pertenece, deberá endía más o menos próximo retirarse ante el másmerecedor, aunque éste nada pida ni nada quiera. Elsabio - dice Lao-tze - podrá vivir en la sombra,ignorado por todos, humildemente sometido, serconsiderado un hombre menos que mediocre; perohoy o mañana, de un modo fatal, deberá imponersedefinitivamente y preceder a todos.

(Cap. 67.) “Todo el mundo me dice que soy ungrande hombre, aunque parezco persona carente deméritos; pero precisamente porque soy grande,parezco persona carente de méritos. Por elcontrario, quien parece noble, es harto mediocre.”

(Cap. 78.) “Nada hay en el mundo más leve queel agua; pero tampoco hay cosa, por dura y fuerteque sea, que pueda resistirla. Lo tierno vence a loduro; lo débil vence a lo fuerte.”

No contender, sino dejar hacer. El verdaderotesoro que el sabio no se cansa de ambicionar estáen nosotros mismos, y consiste en sentirse y sersuperior a todo el enfermizo mundo de deseos ypasiones que infaliblemente engendran angustias ydolores para nosotros, pobres mortales, vanamenteilusionados con poder llegar por ellos a unafelicidad que tanto más se aleja cuanto más,

Page 92: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

92

creemos haberla alcanzado. Éste - como ya se hadicho - es el punto culminante de toda la doctrinataoísta. Que no por eso reniega de la vida; antesbien, desea el goce más pleno, porque es natural, esesano y regulado desarrollo de todas nuestrasactividades físicas y mentales que cuadran ycoinciden con las leyes universales. De aquí esasuperioridad serena que caracteriza al sabio taoísta;que vive en este mundo, desempeña entre susinquietos semejantes las funciones más humildes olos oficios más importantes con igual naturalidad,sin perder la calma, esa paz sonriente que la pinturachina, por mano de sus maestros, ha sabidorepresentar tan bien en sus célebres cuadrosinspirados en asuntos taoístas.

Así considerado, resulta evidente la superioridaddel Taoísmo sobre muchas otras formas religiosas.No conoce la absurda teoría respecto de lugares debeatitud y pena eterna que arrojan una dudosa luzsobre la pretendida justicia del dios de las gentes.No hay ninguna relación entre la brevedad de lavida humana y la eternidad del premio o del castigo.¡Cuánto más agudo y racional es el Budismo, que,reconociendo justamente que no hay ningúnhombre tan malo que no haya hecho algún bien y

Page 93: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

A P O L O G Í A D E L T A O Í S M O

93

ninguno tan bueno que no haya cometido opensado algún mal, concibe la teoría del Karma, quees maduración en destinos futuros de lo que ahorase realiza, y al mismo tiempo, libertad dedeterminación!

Los antiguos doctores taoístas, que son los másfilósofos entre los fundadores de religiones, ignoranpor completo esta vida ultraterrena en que sedescuenta el mal y se goza del bien realizado en latierra. Para ellos, como ya se ha dicho, lapersonalidad humana acaba en la muerte. ElTaoísmo posterior sí tiene su infierno y su paraíso:el primero, pintado en miles de compilacionespiísimas con tan negros colores, que nada tienenque envidiar a nuestras visiones medievales; elsegundo, imaginado como la celeste asamblea de losinmortales. Pero éstos son añadidos posteriores,debidos, sin duda, al influjo que por tanto tiempoejerció sobre el Taoísmo el Budismo, introducidoen China, como se sabe, en el siglo I después deCristo, si no antes.

A mi parecer, no es magro indicio de lasuperioridad del Taoísmo el hecho de que noadmita ningún dios personal. Tiene una ideademasiado pura y profunda de lo divino como para

Page 94: Giuseppe Tucci - Apología de Taoísmo

G I U S E P P E T U C C I

94

confinar en los angostos límites de una proyecciónde nuestro imperfecto yo, el infinito e inefablemisterio que el espíritu puede tácitamente adorar,pero que la razón no podrá nunca anatomizar.

¿Se puede decir por eso que el Taoísmo es puray simple filosofía más bien que una religión? Acasosea verdad, pero sólo hasta cierto punto; pues sicomenzó por una indagación filosófica, acaba porser algo más que una simple especulación teorética.Los presupuestos filosóficos del Taoísmo no sólosirven para satisfacer la inagotable curiosidad delintelecto humano, sino para librar a nuestra alma detodo lo que es falso y vano y para hacer posible anuestro espíritu la serena beatitud, que constituye laanhelada meta de todas las escuelas.