gÁndara vÁzquez, manuel - el análisis teórico

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el análisis teórico: aplicaciones al estudio del origen de la complejidad social Author(s): manuel gándara Source: Boletín de Antropología Americana, No. 25 (julio 1992), pp. 93-104 Published by: Pan American Institute of Geography and History Stable URL: http://www.jstor.org/stable/40977965 . Accessed: 04/11/2013 13:49 Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at . http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp . JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. . Pan American Institute of Geography and History is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Boletín de Antropología Americana. http://www.jstor.org This content downloaded from 132.248.110.50 on Mon, 4 Nov 2013 13:49:25 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions

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Page 1: GÁNDARA VÁZQUEZ, Manuel - El Análisis Teórico

el análisis teórico: aplicaciones al estudio del origen de la complejidad socialAuthor(s): manuel gándaraSource: Boletín de Antropología Americana, No. 25 (julio 1992), pp. 93-104Published by: Pan American Institute of Geography and HistoryStable URL: http://www.jstor.org/stable/40977965 .

Accessed: 04/11/2013 13:49

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manuel gándara*

el análisis teórico: aplicaciones al estudio del origen de la

complejidad social**

Introducción

La explicación del tránsito entre las socieda- des igualitarias y las sociedades no igualitarias, y la subsecuente transformación de las socie- dades no-igualitarias,1 estratificadas, en so- ciedades de clase, permanece como uno de los retos más importantes de la ciencia social. Si bien se han logrado importantes avances en descifrar este proceso, lo cierto es que en

ocasiones se tiene la impresión de que este avance es desigual y que ocurre más en el ámbito de la recolección de nuevos datos que en el de la creación de nuevas explicaciones. Esto es, cada día sabemos más sobre qué su- cedió en las varias regiones en donde se dio este tránsito, que por qué sucedió lo que suce- dió. Y si bien es cierto que la producción de datos siempre avanzará a un ritmo mayor que el de la producción de la teoría, también pare- ce cierto que este ritmo se ha disminuido en comparación a lo que sucedía hace una déca- da. En parte, esto se debe a un desencanto ge- neral con la teorización -y con el concomitante "regreso a los datos" al que varios líderes en este campo nos convocaron al iniciar la déca- da pasada; en parte, quizá se deba a la creciente popularidad de posiciones teóricas en las que la explicación ya no es la meta central. Lo cier- to es que a pesar de haberse logrado importan- tes avances empíricos, no parecemos estar más cerca de una explicación satisfactoria del ori- gen de la complejidad social.

El presente trabajo intenta contribuir a es- clarecer esta situación paradójica, en la que la teoría no está avanzando de manera proporcio- nal al crecimiento del corpus fáctico. Se pro-

* Escuela Nacional de Antropología e Historia, México. ** El texto resume la Conferencia presentada en las VI

Jornadas de Arqueología Andaluza, celebradas en ene- ro de 1993, bajo la organización de los Dres. Francisco Nocete Calvo y Juan Campos y el auspicio de la Junta de Andalucía.

1 El Dr. Lull, de la Universidad de Barcelona (comunica- ción personal, Huelva 1993), me hizo notar después de mi presentación que este término -igualitarias- escon- de precisamente el carácter fundamental de la desigual- dad que se da aun en las más "igualitarias" sociedades etnográficamente conocidas: la desigualdad entre hom- bres y mujeres y entre niños y adultos. Este argumento, del que conozco una versión obra de Mellaisoux ("Mu- jeres, Graneros..."), es definitivamente poderoso. Me temo que en lo subsecuente habrá que calificar el térmi- no normalmente usado en el discurso arqueológico y etnológico que, en efecto, asume un estado idílico de igualdad en el que se esconde una asimetría básica que plaga todavía aun a las más "desarrolladas" sociedades.

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pone que una área en la que podemos encon- trar algunas reflexiones nuevas es el área del análisis teórico, cuyos aportes potenciales se ilustrarán mediante referencia a algunas teorías más destacadas sobre el origen de la comple- jidad social.

En la base de esta discusión, y del punto de vista en particular que se sostendrá, está la convicción de que a pesar de que hoy día la moda sea precisamente en el sentido inverso, la explicación causal es una meta cognitiva legítima, y que las explicaciones no se produ- cen solas, ni ocurren si los científicos no las buscan de manera explícita. A un nivel aún más profundo, hacemos la apuesta ontològica de que el ámbito de lo social es sujeto de ex- plicaciones causales -es decir, que es factible formular principios causales generales sobre el

trayecto humano- que respondan a preguntas de tipo "por qué". La pregunta "por qué", que en nuestro caso se centra en las llamadas "so- ciedades estatales o clasistas", se puede formu- lar de maneras diversas, pero una versión sintética puede ser: ¿porqué solamente en un número reducido de casos, y en un periodo de tiempo relativamente corto en proporción a la longitud que tuvieron las sociedades pre- clasistas, se presenta la transición hacia socie- dades clasistas? Dicho de otra manera, ¿porqué no aparecieron antes -o después- y porqué no lo hicieron en todas paites del mundo?2

2 Mesoamérica es una de estas seis áreas; los expertos se disputan si fue Monte Albán (alrededor de 300 a.C), o Teotihuacán (200 a.C?) en donde se dio primero el pro- ceso.

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MANUEL GÁNDARA EL ANALISIS TEORICO: APLICACIONES.... 95

¿Qué es el análisis teórico?

Problema y motivación

La idea de hacer el tipo de disección que lla- mo "análisis teórico" surgió de una necesidad personal: el poder evaluar la afirmación de que todas las teorías del origen del estado estaban simultáneamente refutadas, alrededor de 1 98 1 . Y no hablo solamente de las teorías clásicas, sino de algunas de las teorías que se desarro- llaron a finales de los años setentas. Lo curioso es que las "refutaban" sus propios autores.

Esta situación me parecia extraordinaria, porque no recuerdo que se haya dado el caso en otras disciplinas o sobre otros problemas de que todas las teorías para un campo estén si- multáneamente refutadas. La primera reacción fue el asumir que el término "refutación" es- taba siendo tomado con mucha flexibilidad, y que quizá se quería indicar con él que una teo- ría había sido debilitada, o perdido credibili- dad. Pero los críticos asumían la consecuencia plena del uso normal del término -esto es, ha- bía que dejar de trabajar en las teorías refuta- das. En ocasiones, esto era parte de un llamado de "ir otra vez a los datos", inicio del tono antiteórico que dominó buena parte de la dé- cada de los ochenta en Estados Unidos. Pero en otras era una convicción sincera de que las teorías habían sido rechazadas por los datos.

De ahí la necesidad de aplicar y desarrollar criterios de evaluación un poco más rigurosos, y contribuir, en la medida de lo posible, a una mejor apreciación de las teorías. De ahí, enton- ces, la hipótesis de trabajo: Hay criterios más allá de la preferencia personal, la disciplina partidaria o la moda en boga, para evaluar teo- rías.3

Caracterización ten tat ¡va

El análisis teórico es el examen de una teoría mediante diferentes herramientas epistemoló-

gicas y metodológicas generales. Se aplica a teorías en el sentido partitivo, o teorías sus- tantivas -esto es, a teorías que se proponen dentro de una posición teórica para resolver un problema particular, como el origen de la agri- cultura o del estado. Su propósito es el de con- tar con criterios de evaluación uniformes, que permitan no solamente el análisis de una teo- ría aislada, sino precisamente el de poder com- parar varias teorías en competencia sobre el mismo problema.

El análisis toma como ejes seis áreas, que primero caracterizaré de manera general para luego ejemplificar mediante el análisis (cuan- do menos a gran escala) de algunas teorías es- pecíficas:

Area ontològica

Las preguntas a responder en esta área son: ¿Qué tipo de unidades postula la teoria? -por ejemplo: se trata de unidades sociales (grupos, clases, individuos, sociedades, etc.), o natura- les (ecosistemas, biomas, eficiencias termodi- námicas), o incluso de ciencias formales o ciencias cibernéticas (unidades cibernéticas, reguladores, controles de varios niveles de in- tercambio de información)? Este punto es crucial para determinar si la teoría no es en realidad solamente una reducción a otros cam- pos. Otra faceta tiene que ver con la caracteri- zación del propio objeto teórico de estudio, en cuanto a la manera en que operan en él princi- pios como el de causalidad o el de identidad. Las preguntas a responder serían ¿se trata de procesos accidentales o causales? ¿la causali- dad es determinista o probabilistica? ¿qué grado de diferencias y similitudes entre unidades son suficientes para postular que se trata de la misma o de otra unidad?

A rea pragmático-metodológica

En términos reales, esta área tiene prioridad, ya que en condiciones normales las teorías se proponen para resolver problemas; es decir, el proceso se inicia con la formulación de una interrogante a la que la teoría intenta responder.

3 De hecho, esto da pie para plantear un primer aforismo gandariano (de una serie que espero me hará no sola- mente famoso, sino repugnantemente rico): "A las teo- rías hay que tratarlas como lo que son: a saber teorías".

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Por ello, en esta área intentamos primero de- terminar a qué pregunta(s) responde la teo- ría, su tipo (explicativas-causales -"por qué x"; de mecanismo causal- "cómo es que x", etc.). En segundo lugar, determinamos si la teoría realmente puede dar una respuesta científica (es decir, sujeta a la crítica de la teoría y los datos -si es refutable en principio.4 Como se verá adelante, es sorprendente que algunas "teorías" sobre el origen del estado resulten ser irrefutables, y por ende, no califiquen como teorías auténticas. Finalmente, intentamos determinar hasta dónde la teoría es capaz de permitir un crecimiento del conocimiento,5 por un lado, y de realmente tener capacidad expli- cativa -es decir, explicar por qué sucedió lo que sucedió, así como por qué en es momento (y no en otros) y en ese lugar (y no en otros).6

Area form al -sintáctica

Es increíble, al menos para este autor, que hay quien diga sin empacho que ha refutado una teoría -o que la ha "comprobado"- y que no pueda acto seguido enunciar lo que supuesta- mente ha refutado o comprobado. Dicho de otra forma, cuando alguien afirma que refutó algo, debería ser capaz de enunciar lo que ha refu- tado. Pero normalmente lo que se nos receta son una serie de datos que impactan una teo- ría que no se plantea, quizá porque se le asu- me autoevidente o intuitiva. El problema es que la lógica de la refutación es, a final de cuen- tas, una lógica de relación entre enunciados (y enunciados y estados del mundo, por supues- to), por lo que es imprescindible saber a qué

enunciados nos referimos cuando refutamos.7 En esta área las preguntas son: ¿cuáles son las hipótesis o principios nomológicos de la teo- ría?; ¿de qué tipo son -y en consecuencia, cua- les son los enunciados que la refutan? Sin tener estos parámetros claros, ni los datos, otras teo- rías son realmente relevantes a la evaluación, dado que, de entrada, no se sabe qué es lo que se evalúa.8

Area estética

El nombre de esta área es provisional, como lo es quizá su grado de autonomía relativa en re- lación al área formal. Lo que tengo en mente aquí son criterios de evaluación como la "sim- plicidad", la "elegancia" y la "parsimonia" de la teoría. Puede argumentarse que estos parámetros son ontológicos (número de enti- dades que la teoría propone); o que son forma- les (número de principios nomológicos introducidos para lograr la explicación); y que, en consecuencia, podemos incluso formalizar criterios para preferir, por ejemplo, simplici- dad a complejidad en la teoría.9 Pero aquí los científicos reales no necesariamente están de acuerdo, llegándose a proponer, sin lesión a la lógica, que mientras más compleja sea una teo- ría será más realista (por ejemplo, ver Flannery 1973). Parecería ser que, entonces, o la discu- sión se resuelve en la ontologia, o bien es una cuestión de preferencias estéticas, quizá here- dada de la matemática o la física, en donde, en efecto, se prefieren las teorías simples a las complejas (se habla incluso de la "belleza o armonía de la teoría").

Area valorativa

Aunque todavía hay algunos colegas que sepa- ran la ciencia de cualquier compromiso ético

4 El criterio de refutabilidad en principio que estamos si- guiendo aquí sería más cercano al de Lakatos (1970) que al originalmente planteado por Popper o por neopositivismo.

5 Aforismo gandariano: "Una teoría se mide no solamente por las preguntas que contesta, sino por las que genera". 6 Aforismo gandariano: "Para que una teoría explique, debe explicar parejo". Esto no significa que resuelva todas las preguntas, ni que no plantee nuevas -solamente significa que no puede contentarse con explicar el caso particular y dejar sin explicación otros casos, o dar cuenta de porqué no se produjo el proceso en otros momentos o tiempos.

7 Aforismo gandariano: "una teoría es lo que una teoría dice".

8 Aforismo gandariano: "lo que una teoría dice lo dice a través de sus principios nomológicos".

9 Aforismo gandariano: "las teorías son como el equipa- je para el viaje del conocimiento: no tiene caso cargar más maletas de las que realmente se requieran".

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MANUEL GÁNDARA EL ANÁLISIS TEORICO: APLICACIONES.... 97

o político (e incluso estético), cada día es más evidente que las teorías que proponemos res- ponden a factores no solamente internos al de- sarrollo de la ciencia, sino al contexto social amplio (e incluso a las vicisitudes biográficas de sus autores). Por ello, nuestra teorización siempre tiene cargas valorativas -implícitas o explícitas. La honestidad requeriría que estas cargas o motivaciones estuvieran puestas de frente; en cualquier caso, en esta área precisa- mente se trata de determinar la valoración ex- plícita o asumida por la teoría.10

Area empirica

Finalmente, en el lugar que con justicia le toca, está el análisis de los "datos" relevantes a la evaluación. La teoría podrá ser ciega sin datos, y los datos mudos sin teoría, pero lo cierto es que sin tener clara primero la teoría, los datos corren siempre el riesgo de ser irrelevantes. Por otro lado, las comillas en "datos" intentan re-

10 Aforismo gandariano: "si por cada teoría social que real- mente resulta no ser más que ideología disfrazada nos pagaran un dolar, todo el mundo sería rico".

cordarnos que nunca los datos son neutrales, sino que responden a las teorías de la observa- ción y procedimientos técnicos con que se ob- tienen, lo cual abre la puerta al famoso problema de Duhem: cuando una teoría falla: ¿es culpa de la teoría o de los datos? Los datos nunca son inocentes,11 por lo que bien vale re- visarlos antes de proceder a abandonar una teo- ría o declararla vencedora en la lid por el conocimiento. En más de un caso, se verá que lo que está mal son los datos, o que al menos el veredicto rara vez es final.12

El papel de la exegesis

Antes de proceder a un análisis, es crucial re- cordar que este análisis es una lectura desde un punto de vista -en este sentido sí que tenían razón los althusserianos: nunca hay una lectu- ra inocente. Pero no basta señalar que hay ries- gos en la lectura: podemos además apuntar por dónde se presentan:

1 ' Aforismo gandariano: "el que tenga los datos libres de culpa, que tire la primera. ..teoría".

12 Aforismo gandariano: "en la ciencia, como en el sexo, hay que evitar toda conclusión prematura".

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a) El lugar del texto analizado en la obra y tra- yectoria de su autor: hay teorías que refle- jan momentos iniciales en la carrera de un teórico, así como las hay de plenitud y de senectud. No hay nada más triste que una "refutación" propuesta por un tercero, cuando el propio autor había revisado su teoría en obras posteriores.

b) El grado de centralidad del texto en la obra: uno puede golpear una y otra vez a Marx por no tener una adecuada teoría sobre el origen del estado arcaico, pero lo cierto es que sus textos sobre el modo de producción asiático tienen una intención y una impor- tancia muy diferentes a los que escribió para analizar el capitalismo. El principio de caridad establece que habría que tomar las mejores teorías de los mejores autores en sus mejores momentos.13

c) El horizonte desde donde se hace la lectu- ra: sin llegar al extremo de colegas que per- miten cualquier lectura de un mismo texto, lo cierto es que quien lee aporta a la lectu- ra; en consecuencia, quien analiza acaba siendo co-autor de la teoría que está a pun- to de criticar. Por ello no solamente convie- ne recordar la perspectiva histórica desde donde se llevará a cabo el análisis, y el con- texto en el que se escribió la obra que se analiza, sino apreciar y valorar el esfuerzo de aquellos a los que estamos analizando, aun si el resultado del análisis fuera desfa- vorable. Esto es, no decimos "he refutado al autor tal", sino, he refutado mi versión de la teoría del autor tal".14

Ejemplos y aplicaciones

El tratamiento completo y forma de cada uno de los ejemplos siguientes ocuparía muchas más páginas que las que dispongo aquí;15 por ello, los presento no como análisis final de las teorías examinadas, sino como ilustración del uso de las áreas y criterios de análisis plantea- dos antes. Me concentraré solamente en tres áreas: la formal-sintáctica, la metodologica y la valorativa, quedando para otro momento la ilustración del resto de las áreas.

Area Form ai-Sintáctica

Empiezo por aquí no porque este sea el mejor punto del arranque para el análisis, sino por- que (junto con el área metodológica) es el que menos atención ha recibido. El ejemplo es el tratamiento de Earle en su tesis doctoral (1 973) de varias teorías, y particularmente la de Service sobre el origen del cacicazgo.16

13 Aunque, como se sabe, el principio de caridad es todo, menos caritativo: se trata de concederle al contrincante en la polémica todo lo que pida, a sabiendas que aun así le haremos trizas -golpe que duele el doble, porque si aun con esas concesiones le hemos derrotado, qué hu- biese sido sin ellas...

14 Aforismo gandariano: "si los textos pudieran responder físicamente a los golpes bajos que les dan sus lectores, la polémica se volvería, o más respetuosa, o cuando menos más divertida". Y que si algún día la vida permite, llegaran a conformar mi tesis doctoral...

16 Earle no necesariamente sostiene esta posición hoy día, por lo que, de nuevo, el ejemplo se ofrece solamente como ilustración.

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Service (1975) había propuesto que el ori- gen del cacicazgo estaba relacionado con la aparición de un aparato redistribuidor, centra- do en la figura institucionalizada del cacique, bajo condiciones de diversidad ecológica. El argumento, en rasgos generales, era que en una región con diversidad ecológica, los primeros pobladores típicamente se asentarían (de no haber otros impedimentos) en el punto desde el que minimizaran el costo de acceder a la variabilidad de recursos presente en la región. Con el tiempo y el crecimiento de la población, sin embargo, las "comunidades hijas" se esta- blecen an en puntos cada vez menos centrales, pero por otro lado más adecuados a la explo- tación de recursos específicos característicos de esas partes de la región. Esto conlleva un primer momento de especialización, que si bien no es de tiempo total, sí permite que se optimicen los recursos locales, pero a costa de que otros recursos tengan que ser obtenidos por intercambio. Esta situación favorecerá al asen- tamiento central, que no solamente tiene el prestigio de haber sido el primero (y por con- secuencia en donde está quizá el "ancestro mítico"), sino que es el indicado para contro- lar, mediante un sistema de fiestas y regalos recíprocos, el intercambio regional. Por otro lado, este intercambio actuará como un ele- mento adicional de protección al conjunto del sistema, dado que estabilizaría las variaciones locales en la productividad. El cacique se con- vierte así en la figura central, que no puede lucrar con lo que intercambia, ni apropiárselo, pero que puede canalizar algunos recursos para bien del lugar del ritual del intercambio o de la decoración de su persona, su casa o su tum- ba.17

En cualquier caso, para evaluar la teoría lo que Earle hace es aparentemente reducirla ya ni siquiera a la "historia" o "cuento" narrado

arriba, sino a un enunciado que seguramente Earle encuentra implícito en la obra de Service, y que, en resumen propone que el cacicazgo surgirá en condiciones de diversidad ecológica que favorezcan la aparición de un sistema redistributivo. Orientado por este análisis, bus- ca un caso en que haya diversidad ecológica, pero en donde no hay redistribución, y en don- de en consecuencia el papel del cacique sea diferente.

El caso en cuestión es la isla de Kauha'i, en el conjunto hawaiano, y en particular el distri- to de Halelea. En esta isla se da la variabilidad ecológica (tanto en relación al gradiente topo- gráfico (montaña-costa) como a la orientación en relación a los vientos y corrientes de Pací- fico. Esta diversidad no implicó un sistema redistributivo, porque la organización de la producción se da no como organización hori- zontal del trabajo (es decir, diferentes grupos o sitios aprovechando diferentes áreas to- pográficas), sino que organiza los distritos de manera que cortan perpendicularmente la isla (es decir, van desde la montaña a la playa, como quien corta un trozo de pizza). Cada dis- trito es, en principio, "redundante" en cuanto a los recursos a los que accede, dado que to- dos los distritos atraviesan la misma variabi- lidad -y en este caso, aparentemente la variable en relación a la orientación no es suficiente- mente importante.

Así, desaparece la necesidad de un cacique que regule el flujo de productos diferentes de zonas ecológicas diferentes. Esto llevará a Earle a proponer (1977) que la hipótesis de Service está refutada, y a plantear que el cacicazgo puede estar no moviendo productos de consumo básico, sino "mobilizando"«los re- cursos de la elite -como ocurre en la sede del cacique principal, en la isla de Hawaii.18 Pero esta refutación procederá solamente si a) la "re- construcción racional" de la teoría que hace Earle de Service es justa; y b) si la lógica de la refutación es correcta (punto a determinar en

17 Claro que Service nos deja en ascuas sobre el cómo fue que el cacique logra, a partir de esta posición de privi- legio limitado, hacer que su rango se haga hereditario -

y de ahí se genere el cacicazgo clásico, con su gradación de estatutos por la vía de la adscripción hereditaria en función del lugar que se ocupa en la genealogía (ver Service 1975 y 1978 para un tratamiento detallado).

18 Es importante notar que Earle tampoco encuentra, por cierto, que en Hawaii haya un cacicazgo tal como lo define Service, razón por la que Earle (1978) introdu- ce un nuevo concepto: el de "cacicazgo complejo".

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el área metodológica del análisis- y que aquí trataré en paralelo.

Dado que las teorías son lo que las teorías dicen, es crucial saber qué dice la teoría (al menos según la entiende Earle). Todo apunta a que se está interpretando así: el cacicazgo surge cuando se da un sistema redistributivo en condiciones de variabilidad ecológica; o dicho de otra forma: si en condiciones de variabili- dad ecológica se da un sistema redistributivo, entonces surgirá el cacicazgo. Formalmente podemos representar este enunciado como un condicional simple, que establece que:

((diversidad ecológica -> redistribución) -> cacicazgo))

Esto es, si substituimos diversidad ecológica por "de", redistribución por "r" y cacicazgo por "c" se trata de un condicional de la forma:

((de->r)->c), o en la terminología típica de la lógica formal.

((p->q)->r), que corresponde al formato general

(p->q)-19 Este enunciado será falso solamente cuan-

do su antecedente (de->r) sea verdadero y su consecuente (c) sea falso. Pero en nuestro ejemplo, lo que Earle propone es que el ante- cedente y el consecuente son falsos: esto es, no hay ni redistribución ni cacicazgo. En ese caso, por desgracia, la lógica del condicional conclu- ye precisamente lo contrario: si el anteceden- te es falso, el condicional es verdadero. Lejos de refutar la teoría, Earle la ha corroborado.

Pero quizá Earle entiende que la teoría se expresa en realidad no como condicional sim- ple, sino bicondicional. Esto es: el cacicazgo

surgirá si y sólo si, en condiciones de diversi- dad ecológica, hay redistribución:

((de->r)<->c)) Pero, de nuevo: si la primera mitad del con-

dicional es falsa (dado que no hay redistri- bución, por lo que el antecedente es falso) y la segunda también es falsa (dado que no hay cacicazgo), entonces los valores de verdad de ambas partes son iguales. Y en la lógica del bicondicional, esto significa que el enunciado es verdadero. De nuevo, en vez de refutar la teoría, Earle la ha corroborado.

Una tercera posibilidad es que la interpre- tación de la teoría sea como un condicional probabilistico: que el cacicazgo ocurra en un alto porcentaje de los casos en que se den las condiciones de redistribución bajo condicio- nes de diversidad ecológica. Le ahorro al lector los detalles: también bajo este análisis la teo- ría resultaría verdadera.

Finalmente, quizá Earle no está siguiendo la lógica clásica del condicional, que ha sido en ocasiones cuestionada como no representa- tiva de los condicionales involucrados en las hipótesis científicas, a partir de las llamadas "paradojas de la confirmación" que el propio Hempel postulara hace ya más de 25 años...

El asunto es el mismo, llegamos al resul- tado que apoya mi argumentación: indepen- dientemente del ejemplo concreto o de cómo Earle finalmente interprete la teoría, el caso es que no es para nada claro que sea intuitivo o autoevidente a qué nos referimos cuando de- cimos que hemos refutado/corroborado una teoría, si primero no se determina qué es lo que la teoría dice; incluso si queremos alejarnos del análisis tradicional de la refutación, entonces nos toca especificar cómo es que se analiza la teoría y qué constituye evidencia a favor o en contra suya. Ello requiere, precisamente, rea- lizar el análisis formal -sintáctico de la teoría.

Area pragmático-metodológica

Mi ejemplo aquí es uno por el que tengo un cariño especial, dado que creo que representó, en su momento, uno de los logros más impor- tantes de la teorización en arqueología, al

19 Nótese de entrada que es difícil que cualquier teoría compleja sea reducible a un solo condicional con dos proposiciones simples. Típicamente, las teorías son con- juntos complejos de condicionales, muchos de ellos compuestos por otros condicionales anidados en dife- rentes niveles, o como conjunción de condicionales y condiciones antecedentes. Un análisis preliminar de la obra de Sanders, Parsons y Santley ( 1979), por ejemplo, arroja casi una veintena de principios nomológicos y media docena de condiciones antecedentes, a pesar de que los autores sostienen que su teoría se basa solamente en tres leyes.

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MANUEL GÁNDARA EL ANALISIS TEORICO: APLICACIONES.... 10 L

redefinir en muchos los términos de la polémi- ca sobre el origen de la complejidad. Me refie- ro al artículo de Flannery sobre el "origen cultural de las civilizaciones" (1973), en el que introduce su distinción crucial entre las tensiones, los mecanismos y los procesos y patologías que pueden estar involucrados en el origen del estado. Por desgracia, se ha queri- do ver en esta propuesta una teorización com- pleta sobre el origen del estado, supuestamente superior a la de otros autores (como Sanders, por ejemplo), aunque en justicia Flannery ja- más pretendió tal cosa. Ello arroja el reflector sobre la propuesta y la hace doblemente inte- resante para el análisis.

De hecho, lo que Flannery propone es una docena de "reglas" de orden muy general, que en su opinión podrían estar operando en el ori- gen de la complejidad y particularmente en el origen del estado. Estas involucran la acción recíproca entre controles de "nivel superior" y controles de "nivel superior", que al no funcio-

nar dentro de ciertos "rangos de valor" oca- sionan transformaciones al conjunto del siste- ma, que en ciertas condiciones, vía circuitos de retroalimentación positiva, se amplifican y producen cambios.20 El atractivo de esta pro- puesta está precisamente en su generalidad, que ayudaría a explicar porqué, aparentemen- te, ninguna de las teorías propuestas para ex- plicar casos particulares de orígenes del estado parecen ser aplicables a casos diferentes a aquellos para los que se generaron original- mente.

Pero es en esta misma generalidad en donde radica el problema, cuando se intenta consi- derar a la propuesta como una teoría: planteada tal como está, la formulación es simplemente irrefutable. De hecho, se podría proponer que está automáticamente corroborada por cualquier observación en casos concretos, 20 Definitivamente recomiendo al lector la revisión direc-

ta del texto de Flannery, a quien esta supercondensación no hace justicia.

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dado que su formulación garantiza que cual- quier caso sea compatible con ella; dicho de otra manera, no podrá haber casos en contra.

En otras ocasiones he señalado, con un sen- tido del humor que espero no se mal interpre- te como falto de respeto, que pretender que el modelo es una teorización real lo debilita, dado que se parece entonces mucho a las prediccio- nes de las "psíquicas de California". Estas bue- nas damas nos regalan, a principio de cada año, sus "predicciones" para el año que inicia, pre- dicciones que invariablemente se cumplen, dado que son del estilo: "un fenómeno natural azotará un país de Oriente", o "morirá una querida estrella de Hollywood", o "en un país de latinoamérica se enfrentará una fuerte cri- sis económica", etc. De manera similar, es imposible ver como enunciados del estilo: "si un control de nivel inferior fallara repetida- mente en mantener los valores de ciertas va- riables dentro de cierto rango, operará un control de nivel superior". En particular si no hay manera de determinar qué es un control de orden superior o inferior, ni de qué variables se trata, ni cuáles son sus valores permisibles. Tal como alguna vez señalara el mismo Popper (1965), el problema de una teoría que es com- patible con todo es precisamente que no prohibe nada -esto es, nada es entonces in- compatible con la teoría y, a la inversa, todo la corrobora. Definitivamente, creo que la pro- puesta de Flannery hay que tomarla como lo que creo que intentó su autor: como un progra- ma o estrategia que, a medida que pudiéramos identificar a qué corresponde en la realidad cada término de la propuesta, nos acercaríamos a tener una teoría real. Es, entonces, más la guía para construir una teoría que una teoría en sí. Pero entonces no puede competir contra otras teorías auténticas aunque quizá menos glamorosas.

Area valorativa

Arriba he utilizado el análisis teórico para de- fender el derecho de la teoría de Service sobre el origen del cacicazgo a ser tratada con justi- cia. No puedo, por desgracia, hacer lo mismo con su propuesta sobre el origen del Estado, al

menos no la expresada en su libro de 1975. Este trabajo es por un lado una estupenda síntesis tanto de otras teorizaciones como de la infor- mación arqueológica relevante disponible al autor en su momento; pero por otro nos pro- pone al final una "teoría" que no es otra cosa que un nuevo planteamiento de la llamada "teoría del contrato social": los hombres "se dan cuenta" de que, a pesar de las desventajas y sacrificios que implica para algunos, el es- tado tiene como función y valor central el de poder mantener a la sociedad a salvo de sí mis- ma. El estado viene a poner el orden que de otra forma las pulsiones e intereses personales o de facción vendrían a hacer estallar. Service, ex- militante al parecer en organizaciones progre- sistas, no es ajeno a la argumentación que liga el origen del estado con los mecanismos de sujeción de clase: por ello es que tiene que ar- gumentar -aunque siempre con una sutileza tal que casi es imperceptible el mecanismo- que este sacrificio de unos es aceptable únicamente sobre la base del "bien común": una solución dolorosa que solamente es justificable para evitar males peores.

De hecho, nada en la argumentación gene- ral del libro, ni la presentación de los casos, permite que esta propuesta general pueda cris- talizar en una teorización del grado, cuando menos similar al que Service logra en sus es- tudios de otros momentos evolutivos. Y lo que se nos regala, a fin de cuentas, es una justi- ficación ideológica de la subordinación de clase. Para verlo sólo hay que aplicar el afo- rismo de que "para que una teoría explique, debe explicar parejo": si lo único que se requiere para que el estado surja es que la gente "se de cuenta" de sus bondades, entonces sólo nos queda explicar por qué el estado surgió solamente en seis casos y no en otros, y por qué lo hizo cuando lo hizo. La posición general de Service impide por supuesto que pueda re- currir a "accidentes" o "milagros", o a superio- ridades intelectuales de ciertas razas, o a determi nismos geográficos, por lo que esas soluciones claramente inaceptables no lo pue- den rescatar. En el fondo no hay teoría, sino solamente un comentario social o un pronun- ciamiento ideológico a favor de la función que

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MANUEL GÁNDARA EL ANALISIS TEORICO: APLICACIONES.... 103

el estado cumple para beneficio del conjunto social.21 No discuto aquí si esta ideología es por sí buena o mala (aunque en definitiva no la comparto) -ese no es el punto: el punto es pre- cisamente que es fundamentalmente ideología, y no teoría. Estoy dispuesto a corregir esta afir- mación, con gusto y con humildad, si alguien me muestra en dónde está la teoría y qué es lo que dice.

Conclusiones

Este trabajo es ya más extenso de lo original- mente acordado, por lo que, a pesar de que estas ilustraciones sobre tres de las áreas de análisis deben verse más como viñetas que como exposiciones detalladas, creo que con- viene terminar aquí. Espero haber podido cuando menos, abogar a favor de las siguien- tes propuestas:

- No se puede pretender que los datos han apoyado o rechazado a una teoría... ¡sin antes determinar en qué consiste la teoría!

- No podemos pretender haber refutado a nadie (o para ese caso, haber comproba- do nada), sin primero examinar concien- zudamente nuestra metodología y nuestros datos;

- El origen del estado arcaico -o para noso- tros, lo crucial: el origen de las clases so- ciales a las que responde como aparato de control el estado- es lo suficientemente importante como para tomarse la tarea con toda seriedad (que no con solemnidad), y con toda modestia, retomando creativa y constructivamente lo que cada autor ha aportado a la solución de un problema que

es, sin duda, el gran problema de las cien- cias sociales. Creo que en esta tarea el aná- lisis teórico puede ser una herramienta más y quizá contribuir con elementos útiles al trabajo integral del arqueólogo.

Agra d ecimientos

Este trabajo es originalmente el resultado de reflexiones provocadas por el estimulante ambiente intelectual que encontré en la Uni- versidad de Michigan entre 1978 y 1982, por lo que agradezco a mis maestros y colegas el impulso inicial para adentrarme en estos terre- nos; la prueba de fuego vino más tarde, con varias generaciones del curso "Transición a Sociedades Estatales", de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, en México, D.F., entre 1983 y esta fecha, así como a los parti- cipantes en varios de los seminarios teóricos que he tenido placer en coordinar también en la EN AH. Un factor crucial ha sido la polémi- ca al interior del grupo Oaxtepec de arqueolo- gía social latinoamericana, y en su capítulo mexicano (el llamado "grupo Evenflo"), y en especial con Felipe Bate, Fernando López y Patricia Fournier, a quienes agradezco en par- ticular. Finalmente, es gracias a la generosidad de la Junta de Andalucía y la gentil interven- ción del Dr. Francisco Nocete y la Universidad de Sevilla, que tengo la oportunidad de ator- mentar a un público nuevo y fresco con algu- nas de mis elucubraciones.

21 Esto no es un ataque unilateral a Service. Me parece que la formulación clásica del argumento típico marxista del origen de las clases adolece del mismo efecto: si todo lo que se requiere para que surjan las clases es que haya excedente y alguien decida robárselo, entonces sola- mente hay que explicar a) por qué no en todas las socie- dades se producen excedentes; y b), cómo es que la sociedad no puede detener, como en otros momentos lo hizo, la acción de los "malos de la historia" que se ro- ban el trabajo colectivo (ver Gándara 1986).

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