futilidad o el naufragio del titán

Upload: alberto-amante-rodriguez

Post on 10-Jul-2015

301 views

Category:

Documents


9 download

TRANSCRIPT

Ppon120

El Naufragio del Titn o Futilidad

Morgan Robertson

EL NAUFRAGIO DEL TITNO FUTILIDADMorgan Robertson

-1-

Ppon120

El Naufragio del Titn o Futilidad

Morgan Robertson

NOTA DEL TRADUCTOR El nombre de Morgan Robertson no nos dice mucho, actualmente. Si investigamos sobre l, nos daremos cuenta de que escribi varios relatos y novelas sobre el mar, entre ellos: Los piratas Ms all del espectro En el valle de las sombras El Naufragio del Titn, o Futilidad.

Es precisamente en esta ltima novela (Publicada en 1898) en la que llamo la atencin del lector. En ella, en una noche de abril, el buque surca a toda mquina las aguas prximas a Terranova. Va a batir un rcord despreciando toda prudencia. El riesgo ha sido aceptado. Se trata de un navo revolucionario construido con la tecnologa naval ms avanzada: sus planchas impermeables son consideradas insumergibles. En plena noche, el viga avista un iceberg que se les viene encima. Demasiado tarde: el navo choca contra el iceberg a toda mquina. Es la catstrofe. Mueren casi todos sus pasajeros debido a que el buque no lleva suficientes botes salvavidas. Nombre del buque? Titn.

Lo escalofriante de todo el asunto es que fue escrita catorce aos antes del viaje del Titanic, y coincide en un 98% de las circunstancias con el acontecimiento real: Por ejemplo; los nombres de los barcos, las causas lejanas, psicolgicas y culturales del drama: el orgullo tcnico empaa la razn: se lanza a la niebla para batir un rcord incumpliendo las normas, los lugares: el Atlntico norte, a la altura de Terranova, la poca del ao: una noche de abril, la causa inmediata: la colisin con iceberg, la causa de prdidas humanas: la falta de botes para salvamento. Las coincidencias nos acercan a una sobrecogedora interpretacin de esta historia, tal como lo muestra la siguiente grfica

-2-

Ppon120

El Naufragio del Titn o Futilidad

Morgan Robertson

Robertson declar durante toda su vida Pasajeros y equipaje que su Botes de salvamento inspiracin Tonelaje vena de un "colaborador Longitud astral, para Velocidad de impacto utilizar sus Numero de hlices propias Fecha o mes del palabras, es Abril Abril hundimiento decir, de un Fe ciega en la Fe ciega en la espritu que le Causa del hundimiento tecnologa tecnologa guiaba e inspiraba sus Rotura del casco A estribor A estribor trabajos Compartimientos literarios. Esta estancos es la nica respuesta que daba para explicar estas coincidencias extraordinarias entre la ficcin y la realidad. A pesar de la reedicin de su obra, no recoge los frutos de su sorprendente premonicin despus del naufragio del Titanic, ya que los lectores prefieren conocer los detalles sensacionales de la investigacin en vez de la ficcin, aunque est marcada por un extrao sello. TITN 3,000 24 75,000 240 m. 25 nudos 3 TITANIC 2,207 20 66,000 268 m. 23 nudos 3

ACERCA DEL AUTOR Morgan Robertson naci en 1861 en Oswego (Nueva York). A los 16 aos, tras sus estudios e bachiller, se enrol en la marina mercante de 1877 a 1886. Posteriormente encontr trabajo en una joyera, pero sus problemas oculares le obligaron a abandonar este empleo fatigante para los ojos y se consagro a la escritura, especializndose en la novela y los relatos martimos. Aunque era autodidacta posea una cultura slida y una poderosa capacidad de expresin, segn testimonian sus escritos. Era visiblemente un marginado, un hombre indignado contra la sociedad de su poca, que pas toda su vida dificultades materiales y, en este sentido, parece que Rowland, el personaje central de Futilidad, sea en parte autobiogrfico. Con la publicacin de sus obras completas consigui posteriormente cierto reconocimiento, a la vez que se quedaba ciego. Le encontraron muerto en la habitacin de un msero hotel de Atlantic city, el 24 de marzo de 1915, sentado en un silln de cara al mar. Fuentes:-3-

Ppon120

El Naufragio del Titn o Futilidad

Morgan Robertson

Revista ENIGMAS, dirigida por el Dr. Jimnez del Oso, ao IV/No. 11, pginas: 56-62, Artculo de Bertrand Mheust. CAPTULO I

E

ra el barco ms grande que hubiera surcado los mares, y tambin el trabajo ms arduo para quienes lo haban construido. En su fabricacin se vieron involucrados cada disciplina, profesin y oficio conocidos por la civilizacin. En su puente haba oficiales que, aparte de ser la crema y nata de la Royal Navy, haban pasado rgidos exmenes en lo concerniente a los vientos, mareas, corrientes y geografa marina; no eran marinos, sino tambin cientficos. El mismo rigor profesional fue aplicado para escoger al personal del cuarto de mquinas, y el departamento de cocina era prcticamente como el de un hotel de primera categora. Dos bandas, dos orquestas y una compaa teatral entretenan a los pasajeros durante el da; el bienestar corporal era atendido por un cuerpo de doctores, mientras que el bienestar espiritual lo era por un grupo de capellanes. Un bien entrenado cuerpo de bomberos calmaba los temores de los pasajeros ms nerviosos, y aada otra diversin al practicar diariamente con su maquinaria. Desde su elevado puente corran, de forma discreta, lneas telegrficas hasta la proa, la popa, la sala de mquinas, el nido del cuervo1 en la proa y a todas las partes del barco en donde se trabajaba, cada lnea terminando en un dial con un indicador mvil que contena cada orden y respuesta requerida en el manejo del enorme buque, tanto en puerto como en alta mar, lo cual eliminaba el tortuoso esfuerzo por parte de marinos y oficiales de gritarse rdenes y respuestas. Desde el puente de mando, el cuarto de mquinas y una docena de lugares en su cubierta, las noventa y dos puertas de diecinueve compartimientos estancos podan cerrarse en menos de un minuto moviendo una palanca. Estas puertas tambin podan cerrarse automticamente ante la presencia del agua. Aunque tuviera nueve compartimientos inundados, el buque an poda flotar, y como no se supiera previamente de algn accidente de estas caractersticas, el Titn era considerado insumergible. Construido enteramente en acero, y concebido nicamente para el trfico de pasajeros, no transportaba ninguna carga de combustible que amenazara con destruirlo con un posible incendio; y la inmunidad a la demanda de espacio para carga dio a los diseadores la posibilidad de descartar el fondo plano para un cuarto de calderas, tpico de una embarcacin de carga, a favor de uno oblicuo, ms propio de un yate, y esto mejor las prestaciones del buque en el mar. Tena casi doscientos cuarenta y cuatro metros de1

En los barcos de la primera mitad del S. XX, haba dos mstiles principales, llamados trinquetes. Ambos tenan una cofa o sitio de vigilancia para divisar tierra firme, tmpanos u otros obstculos, as como tambin a otros barcos. A este puesto se le conoca como el nido del cuervo (N. Del T.).

-4-

Ppon120

El Naufragio del Titn o Futilidad

Morgan Robertson

longitud, un desplazamiento de setenta mil toneladas, setenta y cinco mil caballos de fuerza, y en el viaje de pruebas haba alcanzado una velocidad de veinticinco nudos, enfrentando feroces vientos, mareas y corrientes. En pocas palabras, era una ciudad flotante, conteniendo dentro de sus muros de acero todo lo necesario para atenuar los peligros e incomodidades propios del cruce del Atlntico y todo lo necesario para disfrutar de la vida. Insumergible e indestructible, transportaba unos pocos botes, tal como lo exiga la ley. Estos veinticuatro botes estaban asegurados bajo los pescantes en la cubierta superior, y de ser necesarios, habran dado cabida a quinientos pasajeros. No en vano llevaba tambin engorrosas balsas salvavidas; pero (tambin por otro requerimiento de ley) en cada una de las tres mil literas en los camarotes de os pasajeros, la tripulacin, los oficiales y tambin en las oficinas haba un chaleco salvavidas de corcho, mientras que, distribuidos a lo largo de las barbadas, haba alrededor de veinte flotadores circulares. En vista de su absoluta superioridad sobre cualquier otro buque, la compaa de vapores anunci, para ser aplicado al Titn, un reglamento en el que crean formalmente algunos capitanes, a pesar de no ser abiertamente seguido: Debera viajar a toda velocidad a travs de la niebla, las tormentas, el sol, las mareas y (en la Ruta Norte) el verano y el invierno, por los siguientes buenos y sustanciales motivos:

Si otro barco lo embesta, la fuerza del impacto se distribuira sobre un rea ms larga, si el Titn tena plena va, y el impacto mortal sera absorbido por el otro buque. Si el Titn era el agresor, con toda seguridad destruira al otro, an a media marcha, y quizs daara su propia proa; mientras que a toda velocidad cortara al otro barco en dos sin ms dao para s que rasguos en la pintura que se podan reparar con facilidad. En cualquier caso, como el menor de dos males, era mejor que el casco ms pequeo fuera el perjudicado. A toda velocidad, el Titn era ms fcil de llevar fuera del peligro. En caso de una colisin mortal contra un tmpano de hielo (La nica cosa flotante que el Titn no poda vencer), su proa se deformara en menos de unos pocos pies que a media velocidad, y se inundara un mximo de tres compartimientos, lo cual no importaba, teniendo seis de reserva.De modo que se confiaba en que cuando los motores dieran su mximo esfuerzo, el vapor Titn desembarcara pasajeros a casi cinco mil kilmetros con la prontitud de un tren-5-

Ppon120

El Naufragio del Titn o Futilidad

Morgan Robertson

expreso. Haba batido los rcords de velocidad en su viaje inaugural, pero hasta el tercer viaje de retorno no haba logrado disminuir el tiempo de viaje entre Sandy Hook y Daunts Rock al lmite de cinco das; y extraoficialmente se rumoreaba entre los dos mil pasajeros que haban embarcado en Nueva York que ahora se hara un esfuerzo para romper esa marca. CAPTULO II

O

cho remolcadores arrastraban al mastodonte hasta la mitad de la corriente, apuntando su proa ro abajo; entonces el piloto en el puente dio algunas rdenes; el primer oficial lanz una corta llamada por el silbato y accion una palanca; los remolcadores tensaron los cables y halaron; en las entraas del buque se encendieron tres pequeos motores, abriendo los reguladores de tres largos ejes; las tres hlices comenzaron a girar, y el mammut, con una vibrante trepidacin corriendo por su enorme silueta, comenz a moverse con lentitud hacia el mar. Al este de Sandy Hook, el piloto se dej ir, y entonces fue cuando el viaje realmente dio inicio. A cincuenta pies debajo de su cubierta, en un infierno de ruido, calor, luces y sombras, los carboneros trasladaban el combustible troceado desde los depsitos hasta el hogar, donde los fogoneros semidesnudos, con caras semejantes a las de unos demonios torturados, lo revolvan y echaban a las fauces de los hornos. En el cuarto de mquinas, los engrasadores iban y venan dentro de un maremgnum de acero, con cubos de aceite y deshechos, siendo observados por un personal vigilante y atento al deber, que se esforzaba por escuchar cualquier fallo por encima de la mezcla de ruido, como por ejemplo el repiqueteo fuera de tono del acero, lo cual sera indicativo de alguna llave o tuerca que se haba zafado. En la cubierta, los marineros colocaban las velas en los dos mstiles para aadir su propulsin en el momento de romper la marca, mientras los pasajeros se dispersaban segn sus gustos: algunos se sentaban en sillas reclinables, bien abrigados, pues aunque era abril, el aire estaba helado; otros paseaban por la cubierta para mover sus piernas. Otros escuchaban a la orquesta en el saln de baile, o escriban o lean en la biblioteca, mientras que unos pocos iban a sus camarotes, mareados por el balanceo del buque sobre las aguas. Las cubiertas se despejaron, los relojes dieron el medioda y entonces comenz la interminable labor de limpieza, en la que los marineros emplearon mucho de su tiempo. Encabezados por un alto contramaestre, un grupo de marineros lleg a la cubierta con cubetas y cepillos, distribuyndose a lo largo de la baranda. Atencin, seores: no olviden la baranda dijo el contramaestre. Seoras, por favor, retrocedan un poco. Rowland, aljate de la baranda o dars en el mar. Llvate un ventilador... no, vas a derramar pintura. Coloca tu balde lejos y ve a pedirle al almacenista un poco de papel de lija. Trabajars en la cubierta hasta que te releven.-6-

Ppon120

El Naufragio del Titn o Futilidad

Morgan Robertson

El marinero se quit la camisa, dejando ver su contextura delgada, con una edad cercana a los treinta aos, de barba negra, semblante vigoroso y bronceado, aunque de ojos llorosos y de movimientos poco firmes. Baj de la baranda y tropez ms adelante con su cubeta. Al alcanzar el grupo de damas a quienes haba hablado el contramaestre, su mirada se fij en una joven cuyo cabello tena el color del sol, y con el azul del mar en sus ojos, quien los alz al ver al marinero que se aproximaba. l se sobresalt, pas a un lado para esquivarla y, alzando la mano en un tmido saludo, se alej. Fuera de la vista del contramaestre, se recost contra la puerta que daba acceso a la cubierta y jade un poco, mientras se sujetaba el pecho con una mano. Qu es esto? musit cansadamente Quiz los nervios, el whisky o la agonizante agitacin de un amor hambriento. Cinco aos, y ahora la mirada de ella puede helar la sangre en mis venas, y traer de regreso toda esa ansia e inevitabilidad que puede llevar a un hombre a la locura... o a esto! Mir su mano temblorosa, llena de cicatrices y manchada de alquitrn, atraves la puerta y regres con el papel de lija. La joven tambin haba resultado afectada por el encuentro. Una expresin de sorpresa mezclada con terror haba aparecido en su hermoso y algo dbil rostro; y sin reconocer el tmido saludo que el hombre le haba hecho, tom en sus brazos a una pequea nia que estaba detrs de ella en la cubierta, y pasando por la puerta del saln, se apresur a llegar a la biblioteca, dejndose caer en una silla que estaba al lado de un militar, quien la mir por sobre un libro, para decir: Myra, acaso viste a la serpiente marina? O al alemn volador? Qu ocurre? Oh, no, George respondi ella con un tono agitado. John Rowland est aqu. El teniente John Rowland. Acabo de verlo, ha cambiado tanto. Trat de hablarme. Quin? Acaso ese tipo encendi de nuevo tu fuego interior? Sabes que jams lo conoc, y no me has dicho mucho sobre l. Qu hace ahora? Es ayudante de camarote? No. Parece que es un marinero comn; est trabajando y est vestido con ropa vieja y completamente sucia. Tambin parece estar disipado. Como si hubiera cado bajo, y todo esto desde... Desde que lo indispusiste? Pues bien, no es tu culpa, querida. Si un hombre lleva la culpa dentro de s, tarde o temprano sta se volver contra l. Cmo est su sentido de la injuria? Tiene algn motivo de queja o rencor? Te preocupas intilmente. Qu dijo? No lo s, no dijo nada. Siempre le he temido. Nos encontramos tres veces desde entonces, y pareca como si en sus ojos se posara una espantosa mirada. Era tan violento, tan duro de cabeza, tan terriblemente furioso en ese entonces. Me acus de manipularlo, y de jugar con l; y dijo algo sobre una invariable ley del azar, y un gobernante balance de los eventos, algo que no entend, salvo una parte donde dijo que todo lo que causbamos lo recibamos en igual cantidad. Y luego se fue, aparentemente furioso. Siempre he imaginado que l se vengara, y que podra llevarse a Myra, nuestra hija.-7-

Ppon120

El Naufragio del Titn o Futilidad

Morgan Robertson

La joven estrech contra su pecho a la sonriente nia y continu. Me gustaba al principio, hasta que descubr que era ateo. Porque, George, l constantemente negaba la existencia de Dios ante m, una cristiana convencida. Tena un maravilloso temperamento dijo el marido. No te conoca muy bien, debo decirte. Nunca me pareci el mismo desde entoncesdijo ella. Sin embargo, sent que no haba algo claro. An pensaba en lo glorioso que sera si pudiera convertirlo a Dios, y trat de convencerlo del amor de Jess; pero l slo ridiculiz aquello que me era sagrado, y dijo que, por mucho que valorara mi honesta opinin, l no sera un hipcrita para ganarla, y que sera honesto consigo mismo y con los dems, y expresara su honesta incredulidad; sa es la idea. Como si a pesar de ello, uno pudiera ser honesto sin la ayuda de Dios! Y entonces, un da, percib el olor del licor en su aliento l siempre ola a tabaco y lo abandon. Fue entonces cuando l... cuando se desmoron. Sal y mustrame a ese reprobable dijo el marido, levantndose. Fueron a la puerta, y la joven atisb hacia fuera. Es el ltimo hombre ah abajo, cerca del camarote dijo, y volvi al interior, mientras el marido sala. Qu! Es ese rufin sarnoso que refriega el ventilador? As que se es John Rowland, de la Armada Real, es l! Bien, esto s que es un desmoronamiento. No estaba deshecho, una conducta impropia de un oficial? Bram estando ebrio, en la oficina del presidente No fue as? Creo que le algo al respecto. S que perdi su posicin y que fue terriblemente deshonrado dijo la joven. Bien, Myra, el pobre diablo es inofensivo ahora. Habremos llegado en unos pocos das y no necesitas encontrarte con l en esta ancha cubierta. Si no ha perdido toda su sensibilidad, estar tan turbado como t. Mejor qudate adentro, pues la niebla est aumentando.

CAPTULO III

A

la medianoche se toparon con una brisa lacerante que soplaba desde el noroeste, lo cual aument la velocidad del buque, haciendo que, contrario a lo que se esperaba en cubierta, surgiera una hostigante y helada corriente de viento. El mar estaba agitado en comparacin con su extensin, y asestaba al Titn sucesivas rfagas, que se unieron en trepidaciones suplementarias a las continuas vibraciones de los motores, cada uno de los cuales lanzaba una espesa nube hacia lo alto, alcanzando el nido del cuervo en el trinquete de proa, y fustigando las ventanas de la cabina del piloto con-8-

Ppon120

El Naufragio del Titn o Futilidad

Morgan Robertson

una andanada de vapor capaz de romper vidrio ordinario. Un banco de niebla, en el que el buque se haba introducido en la tarde, an lo envolva de forma hmeda e impenetrable; en medio de esta niebla, con dos oficiales de cubierta y tres vigas aguzando vista y odos al mximo, el gran corredor cargaba a toda velocidad. A las 12:15, dos hombres surgieron de la oscuridad, en el extremo de los casi veinticinco metros de longitud que tena el puente, y le anunciaron al primer oficial los nombres de quienes los haban relevado. De regreso en la cabina, el oficial repiti los nombres al oficial intendente, quien los anot en el cuaderno de bitcora. Entonces, los hombres se esfumaron rumbo a su caf y su siesta-. Pocos minutos despus, otro hombre apareci en el puente y report el relevo del nido del cuervo. Dijiste Rowland?- exclam el oficial por sobre el sonido del viento El hombre que subi ebrio a bordo? S, seor. An est ebrio? S, seor. Bien, es todo. Oficial intendente, Rowland est en el nido del cuervo dijo el tercer oficial, y luego, haciendo un embudo con sus manos, exclam: Nido del cuervo! Seor! Mantn tus ojos abiertos. Vigila atentamente. Muy bien, seor. Un exmilitar, a juzgar por su respuesta, musit el oficial. Esto no est bien. Reasumi su posicin en la delantera del puente, donde la baranda de madera ofreca cierta proteccin del severo viento, e inici la larga vigilia, que slo terminara con el relevo, cuatro horas ms tarde, por parte del segundo oficial. Salvo lo referente al deber, las conversaciones se haban suprimido. El tercer oficial permaneci al final del largo puente, dejando ocasionalmente su puesto slo para mirar la brjula lo cual pareca ser su nico deber como marino. Refugiados en una de las casetas de la cubierta, el contramaestre y el viga iban y venan, disfrutando del nico descanso de dos horas que ofreca el reglamento de la Compaa de Vapores, para que el trabajo del da finalizara con el descenso de otro viga, y a las dos en punto iniciara la vigilancia de las cubiertas gemelas, la primera labor del da siguiente. Para cuando hubo sonado la campana, con su repeticin desde el nido del cuervo, seguida por un demacrado grito de Todo en orden hecho por los vigas, el ltimo de los dos mil pasajeros se haba retirado, dejando los salones y la proa en posesin de los vigilantes; mientras tanto, durmiendo en su camarote, situado sobre el cuarto de navegacin, estaba el capitn, quien jams comandaba a menos que el buque estuviera en peligro-, dejando que el piloto se encargara de ello a la entrada y salida de los puertos, y a los oficiales en alta mar.-9-

Ppon120

El Naufragio del Titn o Futilidad

Morgan Robertson

Sonaron dos campanadas, luego tres y entonces el contramaestre y sus hombres encendieron sus ltimos cigarrillos, cuando del nido del cuervo sali un aviso. Hay algo enfrente, seor! No logro distinguirlo bien! El primer oficial se precipit al telgrafo del cuarto de mquinas y agarr la palanca. Describe lo que ves! grit. Es difcil decirlo, seor respondi el viga. el barco est virado a estribor, en un ngulo muerto. Vire todo a babor! orden el primer oficial al oficial intendente, que estaba al timn. An no se poda ver nada desde el puente. El poderoso motor en la popa hizo que se atascara el timn, pero antes se haba logrado una desviacin de tres grados hacia la oscuridad que estaba delante; la niebla se disolvi contra las velas cuadradas de un buque bastante cargado, cruzando por la proa del Titan en menos de la mitad de su longitud. H1 y d... musit el primer oficial Mantenga el curso! Permanezca bajo la cubierta! Accion una palanca que cerraba los compartimientos estancos, puls un botn marcado con el letrero Cuarto del Capitn y se agach, esperando el choque. Difcilmente hubo un choque. Una ligera sacudida estremeci la proa del Titn. Deslizndose estrepitosamente bajo la cofa del trinquete, una lluvia de pequeos palos, velas, cascotes y cable de alambre cay sobre la cubierta. Entonces, dos figuras an ms oscuras se materializaron de entre la oscuridad reinante las dos mitades del barco embestido por el Titn-, y de una de esas mitades, donde an haba luz, por encima del confuso conglomerado de gritos y chillidos, la voz de un marinero: Ojal Dios derrame algo de luz sobre vosotros, hatajo de asesinos! Las dos figuras se desvanecieron en la negrura, a popa; los llamados de auxilio fueron acallados por el aullido del viento, y el Titn vir de nuevo a su curso. El primer oficial no haba accionado la palanca del telgrafo del cuarto del Ingeniero. El contramaestre corri al puente de mando para recibir instrucciones. Ponga hombres en las portezuelas y las puertas. Dgales que vengan al cuarto de derrota. Avise al viga para que notifique a los pasajeros de los procedimientos que han aprendido, as como del accidente, tan pronto como sea posible. La voz del oficial era ronca y tensa al dar estas rdenes, y el s, s seor del contramaestre fue proferido como un jadeo.- 10 -

Ppon120

El Naufragio del Titn o Futilidad

Morgan Robertson

E

CAPTULO IV

l viga del nido del cuervo, situado a unos dieciocho metros sobre la cubierta, haba visto cada detalle del horror, desde el momento en que las velas cuadradas del buque embestido haban aparecido ante l de entre la niebla hasta el momento en que fue removido el ltimo vestigio del accidente por sus compaeros vigas. Cuando sonaron las cuatro campanadas que anunciaban el relevo, l descendi con tan poca fuerza en sus extremidades como lo permita la seguridad con los aparejos. En la baranda se encontr con el contramaestre. Rowland, reporta tu relevo y ve al cuarto de derrota! dijo ste. En el puente, cuando Rowland dio el nombre de su relevante, el primer oficial agarr su mano y le repiti la orden que le diera el contramaestre. En el cuarto de derrota se encontr con el capitn, quien estaba plido y con una intensa forma e sus maneras, sentado en una mesa y rodeado por el turno completo de vigilancia, salvo los oficiales que estaban de guardia y los almacenistas: los vigas de cabina estaban ah, as como los que estaban asignados a la parte baja, entre los que se encontraban algunos fogoneros y carboneros, as como tambin unos cuantos ociosos portalmparas, paoleros y cortadores que dorman en la parte delantera y se haban despertado con la terrible sacudida de la constante oscuridad en la cual vivan.- 11 -

Ppon120

El Naufragio del Titn o Futilidad

Morgan Robertson

Tres carpinteros permanecan junto a la puerta, sosteniendo en sus manos sendas varas de sondage, las cuales haban mostrado al capitn... completamente secas. Cada rostro, desde el capitn hasta el de ms bajo rango, tena una mirada de horror y expectativa. El oficial intendente sigui a Rowland hasta el interior y dijo: El ingeniero no report ninguna sacudida en el cuarto de mquinas, y no hay intranquilidad en el de calderas. Y ustedes los vigas no reportan alarma en las cabinas. Qu hay del piloto? Ha regresado? pregunt el capitn mientras entraba otro viga. Todo est tranquilo all, seor dijo el piloto. Entonces entr un oficial intendente con el mismo reporte de los castillos de proa. Muy bien dijo el capitn levantndose. Que vengan a mi oficina de uno en uno, primero los vigas, luego los oficiales y despus el resto. Los intendentes vigilarn la puerta para que nadie salga mientras no haya hablado conmigo. Pas a otro cuarto, seguido por un viga, quien pronto sali y subi a la cubierta con una expresin ms grata en su semblante. Otro entr y sali al poco; luego otro y otro, hasta que todos, a excepcin de Rowland, hubieron estado en los precintos sagrados para salir con la misma expresin de gratitud o satisfaccin. Cuando Rowland entr, el capitn, sentado en un escritorio, le ofreci una silla y le pregunt su nombre. John Rowland respondi, mientras el capitn lo escriba. ste dijo: Entiendo que usted se encontraba en el nido del cuervo al momento de ocurrir esta desafortunada colisin. S, seor. Y report el otro barco tan pronto como lo vi. No est aqu para ser censurado. Por supuesto, est enterado de que no se poda hacer nada, ni para evitar esta terrible calamidad, ni para salvar vidas despus. Nada a una velocidad de veinticinco nudos en una niebla espesa, seor dijo Rowland. El capitn frunci el ceo, mirando de refiln al marinero. No discutiremos sobre la velocidad del buque, mi buen amigo dijo, ni sobre las reglas de la compaa. Cuando le paguen en Liverpool, encontrar un paquete a nombre suyo, de parte de la compaa, conteniendo cien libras en cheques. Ser su pago por no hablar de esta colisin, pues el reporte de la misma pondra en problemas a la compaa y no ayudara a nadie. Por el contrario, seor, no quiero recibirlo! Quiero reportar este asesinato en masa a la menor oportunidad! El capitn se ech hacia atrs y clav la mirada en el demacrado rostro, la temblorosa figura del marinero, con este desafiante y tan poco acorde discurso. En circunstancias normales, lo habra enviado a la cubierta para que los oficiales lo convencieran. Pero sta no era una circunstancia normal. En los llorosos ojos haba una mirada de conmocin, horror y franca indignacin; los matices de su voz eran propios de un hombre educado; y las consecuencias que se cernan sobre l y la compaa para la que haba trabajado consecuencias que ya dificultaban los esfuerzos por evitarlas y que este marinero poda- 12 -

Ppon120

El Naufragio del Titn o Futilidad

Morgan Robertson

precipitar eran tan extremas que hacan que cualquier pregunta pareciese una insolencia, y que no hubiera diferencias en cuanto a rangos. Deba encontrarse con este brbaro y someterlo en terreno comn, de hombre a hombre. Seor Rowland, Es usted consciente de que estar solo? Qu ser desacreditado, perder su puesto y har enemigos? S mucho ms que eso respondi Rowland excitadamente. Conozco el poder que usted ostenta como capitn. S que puede ordenar que me encarcelen en este cuarto por cualquier ofensa que pueda imaginar; s igualmente que una anotacin en la bitcora concerniente a m es suficiente evidencia para encarcelarme de por vida. Pero tambin s algo de admirable ley, y es que desde mi celda puedo enviarlos a usted y a su primer oficial a la horca. Se equivoca en su concepcin de la evidencia. No puedo encarcelarlo por una anotacin en la bitcora. Tampoco usted podra injuriarme desde prisin. Qu es usted, si me permite la pregunta? Un ex abogado? Graduado en Annapolis. Su equivalente profesional y tcnico. Y le interesa Washington? De ninguna manera. Y cul es su objetivo al tomar esta posicin, sabiendo que no le beneficia y que, ciertamente, le perjudicar si habla? Saber que puedo hacer una buena accin en mi intil vida, que puedo ayudar a suscitar un sentimiento de ira en los dos pases, como lo har esta destruccin en masa de vidas y de propiedades por causa de la velocidad, lo cual salvar cientos de pesqueros y otros barcos, permitindoles volver cada ao a sus propietarios, y a las tripulaciones regresar a sus familias. Ambos hombres se haban levantado, y el capitn recorra el cuarto, lo mismo que Rowland, ste ltimo con la mirada encendida y los puos firmes tras hacer esta afirmacin. Es un resultado por el que hay que esperar, seor Rowland dijo el capitn, pero debe darse ms all de su poder o del mo. Acaso el monto que le he mencionado no es suficiente? Puede usted ocupar un lugar en mi puente? Puedo ocupar una posicin ms alta; y su compaa no es lo suficientemente rica como para comprar mi conciencia. Parece usted un hombre sin ambicin; pero debe tener anhelos. Alimento, ropa, techo... y whisky dijo Rowland con una amarga y autocomplaciente carcajada. El capitn baj una botella y dos vasos de una oscilante bandeja y dijo: Aqu est uno de sus anhelos. Srvase. Los ojos de Rowland brillaron cuando vaci un vaso, y el capitn continu.- 13 -

Ppon120

El Naufragio del Titn o Futilidad

Morgan Robertson

Beber con usted, Rowland, aqu, por nuestro mejor entendimiento. El capitn se verti el licor por la garganta y entonces Rowland, que haba esperado en silencio, dijo: Prefiero beber solo, capitn y vaci su vaso de un solo trago. El capitn se abochorn ante esta afrenta, pero se contuvo. Vaya a la cubierta, Rowland. Hablar con usted antes que lleguemos a la costa. Mientras tanto, apreciara no le ordeno, pero apreciara que no hable de esto con el personal de a bordo, dada la naturaleza de esta situacin. Cuando las ocho campanadas anunciaron el relevo, el capitn se reuni con el primer oficial. No es ms que los despojos de un hombre derrumbado le dijo, con una activa consciencia temporal. Pero no es una persona que se venda o se deje intimidar. Sabe demasiado. De cualquier forma, hallamos este punto dbil: si habla en contra de nosotros, su testimonio es dbil. Clmelo, que yo ver al cirujano y estudiar el uso de drogas. Cuando Rowland asisti al desayuno a las 7 de la maana, hall un frasco de un cuartillo en su chaqueta, en la que lo haba sospechado, pero no lo sac a la vista de sus compaeros de vigilancia. Bien, capitn, pens. Eres tan pueril e inspido como un bribn que ha escapado de la ley. Tendr en cuenta como evidencia tu coraje alemn para drogarme. Pero no estaba drogado, como percibi ms tarde. Era el buen whisky lo mejor de lo mejor lo que calentaba su estmago mientras el capitn investigaba. CAPTULO V

E

n la maana ocurri un incidente que alej los pensamientos de Rowland de los sucesos de la noche anterior. Unas pocas horas de brillante luz matutina haba atrado a los pasajeros hasta la cubierta, de la misma forma que se atrae a las abejas de una colmena, y las dos cubiertas superiores se parecan en color y vida a las calles de una ciudad. Los vigas estaban ocupados con la ineludible labor de limpieza, y Rowland, con un escobn y una cubeta, estaba limpiando la pintura blanca del coronamiento, protegido de la vista de los pasajeros por la cabineta posterior. Una chiquilla corri gritando y riendo hacia la caseta, y choc con sus piernas mientras saltaba en un maremgnum de energa.- 14 -

Ppon120

El Naufragio del Titn o Futilidad

Morgan Robertson

Me escap! dijo ella. Escap de mami! Secndose las manos en sus pantalones, Rowland alz a la chiquilla y le dijo con ternura: Bien, pequea, debes regresar donde tu madre. Ests en mala compaa. Los ojos inocentes le sonrieron, y entonces l la alz sobre la baranda, en un bromista gesto de amenaza, un tonto proceder del que slo son culpables los solteros. Tendr que arrojarte a los peces, nia? pregunt l, mientras sus facciones se ablandaban en una inusitada sonrisa. La chiquilla dio un pequeo grito de susto, y en ese instante, por la esquina, apareci una mujer joven. Salt hacia Rowland cual tigresa, le arrebat la nia, clav en l sus dilatados ojos y entonces desapareci, dejndolo descompuesto, nervioso y con la respiracin agitada. Es su hija gimi. Esa fue la mirada de una madre. Ella est casada... casada. Reasumi su trabajo, con el color de su rostro tan cercano al de la pintura que estaba limpiando como podra tornarse la curtida piel de un marinero. Diez minutos ms tarde, en su oficina, el capitn escuchaba una queja de un excitado matrimonio. Y usted afirma, coronel dijo el capitn, que Rowland es un antiguo enemigo? Lo es, o lo fue una vez, un frustrado admirador de la seora Selfridge. Es todo lo que s de l, excepto que haba insinuado su venganza. Mi esposa est segura de lo que vio, y creo que el tipo debera ser encerrado. Porque, capitndijo ella vehementemente mientras abrazaba a su hija., debera haberlo visto. Estaba a punto de arrojar a Myra cuando la agarr. Tambin pareca tener una espantosa mirada de soslayo. Oh, era horrible. No dormir otra siesta en este buque, lo s. Le ruego que no se inquiete, madame dijo gravemente el capitn. Ya he sabido algo de sus antecedentes; s que es un desgraciado y desmoronado oficial naval; pero debido a que ha hecho tres viajes con nosotros, creo en su buena voluntad de trabajar en el mstil por su anhelo de licor, lo cual no podra l satisfacer con dinero. De cualquier forma, como intuye usted, ha estado siguindola. Estaba l en capacidad de conocer sus movimientos, o que usted fuera a viajar en este buque? Por qu no? exclam el marido Debe saber algo de los amigos de la seora Selfridge. S, s dijo ella ansiosamente. Lo o mencionarlo varias veces. Est claro entonces dijo el capitn Si est de acuerdo, madame, en testificar contra l en la Corte Inglesa, inmediatamente lo encerrar por intento de asesinato.- 15 -

Ppon120

El Naufragio del Titn o Futilidad

Morgan Robertson

Oh, hgalo, capitn exclam ella. No puedo sentirme segura mientras l se encuentre en libertad. Por supuesto que testificar contra l. Lo que sea que usted haga, capitn dijo fieramente el marido, puede estar seguro que yo pondr una bala en su cabeza si se atreve a espiarme a m o a mi esposa. Entonces usted podr encarcelarme. Ver que sea atendido, coronel replic el capitn, mientras los llevaba fuera de la oficina. Pero como un cargo por asesinato no es la mejor forma de desacreditar a alguien, y como el capitn no crea que el hombre que lo haba desafiado fuera a asesinar a una nia; y como el cargo sera difcil de probar en cualquier caso, acarrendole muchos problemas y molestias, no orden el arresto de John Rowland, limitndose simplemente a ordenar que, por el momento, debera mantenrsele trabajando diariamente en las cubiertas gemelas, fuera de la vista de los pasajeros. Rowland, sorprendido por la sbita transferencia del desagradable fregado a la labor de un soldado, pintando salvavidas en una de las clidas cubiertas gemelas, fue lo suficientemente astuto como para saber que estaba siendo estrechamente vigilado por el contramaestre, pero no tan sagaz como para afectar algunos sntomas de intoxicacin o drogas, lo cual habra satisfecho a sus ansiosos superiores y le habra significado ms whisky. Como resultado de su mirada ms brillante y su voz ms firme, debidos al curativo aire del mar, cuando sali a la primera guardia sobre la cubierta, a las cuatro en punto, el capitn y el contramaestre sostuvieron una entrevista en el cuarto de derrota, en la cual el primero dijo: No se alarme, no es veneno. l est ahora a medio camino de los horrores, y esto sencillamente los traer hasta l. Funciona por dos o tres horas. Tan slo pngalo en su jarro de beber mientras el castillo proel de babor est vaco. Hubo una pelea en el referido castillo, pelea que Rowland presenci, a la hora de la comida, lo cual no necesita describirse ms all del hecho que Rowland, que no particip en la refriega, sostena en su mano el jarro con t mezclado por l mismo antes de tomar tres sorbos. Haba conseguido un surtido fresco y terminado su comida; entonces, sin tomar parte en la abierta discusin que sus compaeros hacan sobre la pelea, se dej caer en su catre y fum hasta que los ocho campanazos lo hicieron salir a cubierta, junto con los dems. CAPTULO VI

R

owland dijo el contramaestre, mientras la guardia se reuna en la cubierta , encrgate de vigilar el lado de estribor del puente. Ese no es mi sitio dijo Rowland, sorprendido. rdenes del puente. Presntate all.- 16 -

Ppon120

El Naufragio del Titn o Futilidad

Morgan Robertson

Rowland gru, como suelen hacerlo los marineros agraviados, y obedeci. El hombre a quien relevaba report su nombre y desapareci. El primer oficial se paseaba por la cubierta de abajo, pregonando el ya usual Mantnganse alertas, para despus regresar a su puesto; entonces se hicieron presentes el silencio y la soledad de la vigilancia nocturna en el mar, intensificada por el incesante susurro de los motores, al que slo le haca competencia el sonido distante de la msica y las risas provenientes del teatro, descendiendo por la parte delantera del buque. Debido al fro viendo del oeste que vena hacia el Titn, hubo algo cercano a la calma en su cubierta. Y la densa niebla, iluminada desde arriba por las estrellas, era tan fra que incluso el ms parlanchn de los pasajeros haba huido en busca de luz y vida en el interior. Cuando sonaron las tres campanadas media hora despus de las nueve y Rowland haba dado en su turno el requerido todo est bien, el primer oficial dej su puesto y se le aproxim. Rowland dijo al aproximarse, dicen que has estado caminando por el alczar. No puedo imaginar cmo lo supo, seor replic Rowland. No tengo el hbito de hacer eso. Le dijiste al capitn. Supongo que el currculum es tan completo en Annapolis como en el Real Colegio Naval. Qu piensas de las teoras de Maury sobre las corrientes? Parecen algo plausibles- dijo Rowland, dosificando conscientemente el seor Pero pienso que, muy particularmente, estn mal fundamentadas. S, s, lo mismo pienso yo. Seguiste alguna otra idea suya, como sa de localizar un tmpano en la niebla por la aproximacin en la tasa de descenso de la temperatura? No dio ningn resultado definitivo. Pero parece ser slo cuestin de clculo, y de tiempo para calcular. El fro es calor negativo, y puede ser tratado como energa radiada, que disminuye con el cuadrado de la distancia. El oficial permaneci mirando hacia delante, susurrando una tonada para s durante un momento. Luego, con un S, eso es, regres a su sitio. Debe tener un estmago de hierro, musit mientras husmeaba en la bitcora, o quizs el contramaestre puso la dosis en el jarro del hombre equivocado. Rowland observ con una cnica sonrisa al oficial que se alejaba. Me pregunto, dijo para s, por qu vino aqu abajo a hablar de navegacin con un viga de trinquete. Por qu estoy ac arriba, fuera de mi turno? Se relacionar con esa botella? Reasumi el corto paseo de ac para all en la parte posterior del puente, y tambin la bastante sombra lnea de pensamiento interrumpida por el oficial. Cunto habr durado su ambicin y amor por la profesin, tras conocer, ganar y perder a la nica mujer en la tierra para l? Musit. Cmo es que la obsesin por conservar el afecto de una entre millones de mujeres que viven y aman puede pesar ms- 17 -

Ppon120

El Naufragio del Titn o Futilidad

Morgan Robertson

que cada bendicin de la vida y transformar la naturaleza de un hombre en un infierno, hasta consumirlo? Con quin se cas ella? Quizs con un extrao, mucho despus de mi destierro; un extrao que vino hacia ella, con pocas cualidades fsicas o mentales que la complacieron; alguien que no necesitaba amarla, y cuyas posibilidades hubieran sido mejores sin eso. Y entonces l pisotea tranquila y fcilmente mi cielo. Y nos dicen que Dios reparte bien todas las cosas, y que existe un cielo en donde todos nuestros deseos insatisfechos son atendidos, instndonos a tener fe en ello. Lo cual significa, si es que significa algo, que despus de toda una vida de lealtad ignorada, durante la cual no gan nada ms que su miedo y desprecio, puedo ser premiado por el amor y la compaa de su alma. Acaso amo su alma? Acaso tiene la bella cara y el porte de una Venus? Acaso tiene ojos azules y profundos, y una dulce y musical voz? Tiene porte, gracia y encanto? Le apena enormemente el sufrimiento? He aqu las cosas que yo amaba. No amo su alma, si es que tiene una. No la quiero. La quiero a ella, la necesito. Se detuvo en su caminar y se apoy contra la baranda del puente, fijando su mirada en la niebla que haba por delante. Ahora formulaba estos pensamientos en voz alta, lo cual llam la atencin del primer oficial, quien escuch por un momento y regres. Est funcionando musit al tercer oficial. Entonces puls el botn que alertaba al capitn, hizo una corta llamada por el silbato de vapor para llamar al contramaestre y reasumi la observacin sobre el viga drogado, mientras el tercer oficial conduca el buque. La llamada para el contramaestre a travs del silbato de vapor es un sonido tan comn en un buque que generalmente pasa desapercibida. Esta llamada afect a otra persona, aparte del contramaestre. Una figurita vestida de noche que se levant de una litera baja en el compartimiento de una cmara, con ojos muy abiertos y vivos, e intent subir a la cubierta sin que le descubriera el viga. Los desnudos y blancos pies no sintieron fro mientras pisaban los tablones de la ahora desierta cubierta de paseo., y la figurita haba alcanzado la entrada a tercera clase cuando el capitn y el contramaestre llegaron al puente. Y hablan, continu Rowland mientras los tres vigas escuchaban, del maravilloso amor y cuidado de un Dios misericordioso que controla todas las cosas que me ha dado mis defectos, y mi capacidad de amar, y entonces puso a Myra Gaunt en mi camino. Hay misericordia para m en esto? Como parte de un gran principio evolutivo que antepone el bienestar general al individual, debe ser consistente con la idea de un Dios, una causa primera. Sin embargo, Debe aqul que perece por no haberse adaptado a sobrevivir, debe ste alguna gratitud a este Dios? Pues no! En el supuesto de su existencia, lo niego! Y ante la completa falta de evidencia, me afirmo en la integridad de causa y efecto, lo cual basta para explicar al Universo y a m. Un Dios misericordioso... un clido, amoroso, justo y misericordioso Dios... Rowland solt una discordante carcajada que se detena a ratos cuando l aplauda con sus manos. Qu es lo que me molesta?- 18 -

Ppon120

El Naufragio del Titn o Futilidad

Morgan Robertson

Siento como si hubiera tragado carbones ardientes, y estuvieran en mi cabeza y mis ojos. No puedo ver. El dolor lo dej por un momento, y la risa volvi. Qu pasa con el ancla de estribor? Se est moviendo. Est cambiando, es un... Qu? Qu es eso? Est de cabeza, y el molinete, las anclas de reserva y los pescantes parecen estar vivos, movindose. La visin que haba tenido habra sido horrible para una mente saludable, pero slo hizo que este hombre incrementara su incontrolable regocijo. Abajo, las dos barandas que conducan a la proa, convergieron ante l en un sombro tringulo; y dentro del mismo estaban los artilugios de cubierta que l haba mencionado. Dos barriles se convirtieron en los curvos y oscuros ojos de un indescriptible monstruo, en el cual las cadenas se haban multiplicado en una multitud de piernas y tentculos. Y esta cosa se arrastraba dentro del tringulo, recorriendo su permetro. Los pescantes del ancla se transformaron en serpientes de varias cabezas que danzaban sobre sus colas, y las mismas anclas se retorcieron y curvaron bajo la forma de inmensas y velludas orugas, al tiempo que aparecan caras en los dos faros blancos, mirndole lascivamente y hacindole muecas a veces. Con sus manos en la baranda del puente y las lgrimas corriendo por su rostro, rea ante la extraa visin, pero sin hablar; y los tres vigas, que se haban aproximado sigilosamente, retrocedieron para aguardar, mientras abajo en la cubierta, la figurita blanca, atrada por la risa, se dirigi a la escalera que llevaba a la cubierta superior. La fantasmagora se disolvi en una pared plana de niebla gris, y Rowland se encontr lo suficientemente lcido como para musitar: Me han drogado. Pero en un instante se vio en la oscuridad de un jardn, uno que l conoca. En la distancia se vean las luces de una casa, y cerca de l estaba una chiquilla, quien hua de l, an cuando la llamaba. Por un supremo esfuerzo de voluntad, se devolvi al presente, al puente sobre el cual estaba, y a su deber. Por qu tendr que alcanzarme a travs de los aos? Gru. Ebrio entonces y ahora. Ella podra haberme salvado, pero escogi perjudicarme. Se esforz por pasearse de arriba hacia abajo, pero se tambale y adhiri a la baranda; mientras tango, los tres vigas se aproximaron de nuevo, y la figurita blanca alcanz la cubierta superior. Supervivencia del ms apto, musit Rowland al dirigirse a la niebla; causa y efecto. Explica al Universo y a m. Elev su mano y habl ruidosamente mientras fijaba su vista en algo familiar que no haba visto, en la niebla. Cul ser el ltimo efecto? En qu parte del designio final, bajo la ley de correlacin de energas, se reunir, pesar y creer mi gastado amor? Qu lo equilibrar y dnde estar? Myra, Myra, llam.- 19 -

Ppon120

El Naufragio del Titn o Futilidad

Morgan Robertson

Sabes lo que has perdido? Sabes, en tu bondad, pureza y verdad lo que has hecho? Lo sabes? El sitio en el cual estaba haba desaparecido, y ahora pareca estar equilibrado en una nada, en medio de un solitario, mudo y gris entorno. Y en la vasta e ilimitada vacuidad no haba sonido, vida o cambio; y en su corazn no haba miedo, ni asombro, ni emocin de ninguna clase, excepto una: La indescriptible ansia de un amor fracasado. An pareca no ser John Rowland, sino algo o alguien ms; ahora se vea a s mismo lejano, a millones de billones de millas; as como las extremas mrgenes del universo, y oy su propia voz, llamando. Dbilmente, an distintamente, invadido por la concentrada desesperacin de su vida, vino la llamada: Myra, Myra... Hubo un llamado de respuesta, y buscando la segunda voz se encontr contemplando a la mujer de su amor, en el extremo opuesto del lugar; y la mirada de ella mantuvo la ternura, y su voz conserv la splica que l haba conocido, pero slo en sueos. Vuelve pidi ella, vuelve a m. Pero pareca que los dos no podan entenderse; de nuevo oy el angustioso llamado Myra, Myra, Dnde ests? Y de nuevo la respuesta, Vuelve a m. Entonces, a la derecha y en la lejana, apareci una lnguida llama que se fue haciendo cada vez ms larga. Se aproximaba, y l la vea desapasionadamente; y al buscar de nuevo a las dos, vio que se haban ido, y que en su lugar haba dos nubes que se disolvieron en miradas de brillantes puntos de luz y color, girando e introducindose hasta llenar todo el espacio. Y a travs de ellas, la larga luz vena y se iba estirando cada vez ms, directo hacia l. Oy un intenso sonido, y al buscarlo vio un objeto sin forma en direccin opuesta que se iba haciendo ms oscuro que el vaco gris, a medida que la llama se alargaba, y vio que se acercaba. Le pareci que esta luz y oscuridad eran el bien y el mal en su vida y vio, al mirar cul de los dos llegara primero, que no senta sorpresa ni remordimiento al ver que la oscuridad estaba ms cercana. Se acerc ms y ms, hasta rozarlo por un lado. Qu tenemos aqu, Rowland? dijo una voz. Inmediatamente, los puntos oscilantes se oscurecieron; el gris que lo rodeaba se transform en niebla; la llama se transform en la luna que trepaba sobre la niebla, y la deforme oscuridad en el primer oficial. La figurita blanca, que haba pasado por entre los tres vigas, permaneca a sus pies, como si, a pesar de un presentimiento de peligro, hubiera venido en su sueo, buscando seguridad y cuidado en el antiguo amante de su madre el dbil y fuerte, el perseguido, drogado y muchas cosas ms, pero desvalido, John Rowland.- 20 -

Ppon120

El Naufragio del Titn o Futilidad

Morgan Robertson

Respondi, con la prontitud con la cual un hombre que dormita responde a la pregunta que le despierta, aunque todava tartamudeaba por el ahora menguante efecto de la droga: La hija de Myra, seor; est dormida. Alz a la chiquilla, quien grit al despertar, y dobl su chaquetn alrededor del fro cuerpecito. Quin es Myra? pregunt el oficial en un tono intimidatorio que dejaba ver tambin enfado y decepcin Has estado dormido. Antes de que Rowland pudiera responder, un grito proveniente del nido del cuervo hendi el aire. Hielo! aull el viga Hielo al frente! Un tmpano! Justo frente a la proa! El primer oficial corri al centro del buque, y el capitn, que haba permanecido ah, salt al telgrafo del cuarto de mquinas, accionando la palanca. Pero cinco segundos ms tarde, la proa del Titn comenz a elevarse, y adelante, casi al alcance de la mano, poda verse un campo de hielo a travs de la niebla, que alcanzaba a internarse unos cien pies en su ruta. La msica en el teatro ces, y en medio del babel de gritos y llantos, y el aturdidor ruido del acero arrugndose y chocando sobre el hielo, Rowland oy la agonizante voz de una mujer que desde el pasillo del puente gritaba: Myra, Myra, Dnde ests? Vuelve... CAPITULO VII

S

etenta y cinco mil toneladas de peso muerto avanzando a travs de la niebla a la velocidad de cincuenta pies por segundo se haban lanzado contra un tmpano de hielo. El impacto habra sido recibido por un muro perpendicular; la resistencia elstica de las chapas y los armazones curvos se habra sobrepuesto sin ms dao a los pasajeros que una severa sacudida, y sin ms dao al buque que una ligera deformacin en la proa, y la muerte de un miembro de la guardia en la parte baja. El buque habra retrocedido y, con su proa ligeramente hundida, habra terminado el viaje a una velocidad reducida para ser reconstruido con el dinero del seguro y finalmente obtener un gran beneficio con la consecuente imagen de su invulnerabilidad; pero haba una pequea grieta en la parte baja, formada posiblemente cuando el Titan se separaba del tmpano, y con su quilla cortando el hielo como si se tratara del patn de acero de un trineo, y su gran mole, descansando en el pantoque de estribor, ascendi ms y ms sobre la superficie del mar, hasta que las hlices quedaron semiexpuestas y entonces, hallando un camino en espiral en la parte baja del hielo, zozobr, perdiendo el equilibrio, y volcndose sobre su lado de estribor.- 21 -

Ppon120

El Naufragio del Titn o Futilidad

Morgan Robertson

Los pernos que sujetaban las calderas y los tres motores de triple expansin no estaban diseados para soportar esa fuerza, se soltaron con un estallido y entonces, a travs de un laberinto de barandales, enrejados y mamparos de popa a proa, vinieron estas masas gigantes de acero y hierro, perforando los lados del buque, an donde haba retrocedido por el hielo resistente y slido, y llenando las salas de calderas y mquinas con quemante vapor, lo cual trajo una muerte rpida y torturante a cada uno de los cientos de hombres que se hallaban en la sala de mquinas. En medio del rugido del vapor que se escapaba, y el zumbido de las cerca de tres mil voces humanas surgiendo en agnicos gritos y llamadas desde el interior de los muros que las encerraban y el silbido del aire a travs de cientos de postigos abiertos (a medida que el agua que entraba por los agujeros del abollado y hendido lado de estribor lo expela), el Titn se movi lentamente hacia atrs, lanzndose hacia el mar en donde flot dbilmente de lado, como un agonizante monstruo, gruendo con su herida de muerte. Una montaa de hielo, slida y piramidal, se alej por el lado de estribor a medida que el buque se inclinaba, lo cual hizo que, a medida que caa sobre estribor, casi a lo largo de la cubierta de botes cada pareja de pescantes fuera arrancada, se destrozaran los botes y varios aparejos fueran despedazados con un restallido hasta que, a medida que el buque se vaciaba, tapaba la pila de despojos esparcidos en el hielo al frente y alrededor, con los ltimos y rotos montantes del puente. Y bajo esta destrozada estructura, daada por una arrolladora cada a travs de un arco de casi veintids metros de radio, estaba agachado Rowland, sangrando por una herida en su cabeza y an aferrando contra s a la chiquilla, ahora demasiado asustada como para llorar. Por un esfuerzo de voluntad, despert y mir a su alrededor. Ante su vista, an distorsionada y adaptada a distancias ms cortas por el efecto de la droga que haba tomado, el buque no era ms que una mancha en la niebla iluminada por la luna; an crea poder ver hombres gateando y trabajando en los pescantes superiores, y el bote ms prximo, el N 24, pareca estar balancendose por los aparejos. Entonces la niebla se disip, aunque su posicin an era delatada por el rugido del vapor desde los pulmones de hierro del buque. Esto ces pronto, dejando tras de s el intensamente horrible silbido del aire; y cuando, repentinamente, esto tambin ces, el subsiguiente silencio roto por los desanimados reportes conforme los compartimientos se rompan, Rowland supo que el holocausto se haba completado; que el invencible Titn, con casi toda su gente, incapaz de escalar paredes o coronar cimas, estaba bajo la superficie. Mecnicamente, sus entumecidas facultades haban recibido y grabado las impresiones de los ltimos instantes; no poda comprender completamente todo ese horror. Su mente an estaba agudamente alerta ante el riesgo de la mujer cuya suplicante voz haba odo y reconocido; la mujer de sus sueos, madre de la nia que estaba entre sus brazos. Apresuradamente examin el naufragio. No haba un solo bote intacto. Arrastrndose- 22 -

Ppon120

El Naufragio del Titn o Futilidad

Morgan Robertson

hasta la superficie del agua, llam, con todo el poder de su debilitada voz a los posibles pero invisibles botes ms all de la niebla llamndolos para que vinieran y salvaran a la nia y buscaran a una mujer que haba estado en la cubierta, bajo el puente. Grit el nombre de esta mujer, la nica que l conoca, animndola a nadar, a patalear en el agua para flotar sobre el naufragio y para responderle hasta que la encontrara. No hubo respuesta, y cuando su voz se hubo tornado ronca e intil, y sus pies se hubieron entumecido bajo el fro del hielo que se funda, regres al naufragio, hundido y destrozado por la ms negra desolacin que haba llegado a su infeliz vida. La chiquilla segua llorando, y l trat de calmarla. Quiero a mi mam gimote ella. Calma, nena. Calma respondi l fatigadamente Tambin yo la quiero. Mucho ms que el cielo, aunque creo que hay muy buenas probabilidades, dijo para sus adentros. Tienes fro, chiquilla? Iremos adentro y har una casa para nosotros. Se quit el abrigo y con l envolvi tiernamente a la nia, con una advertencia: No te asustes ahora. La puso en el rincn del puente que descansaba en su lado frontal. Tan pronto como lo hizo, la botella de whisky cay del bolsillo. Pareca haber pasado una eternidad desde que l la hubiera encontrado all, y le tom un enorme esfuerzo de razonamiento antes de recordar todo su significado. Entonces la levant para lanzarla bajo el hielo inclinado, pero se detuvo. La conservar musit. Puede ser seguro en pequeas cantidades, y lo necesitaremos en este hielo. La puso en un rincn. Entonces, removiendo la lona de uno de los botes naufragados, la colg sobre el lado abierto y el final del puente, se arrastr entre ellos se puso su abrigo, diseado para un hombre ms alto, y abotonndolo alrededor de l y de la nia, se acost sobre el duro maderamen. La chiquilla an lloraba, pero pronto ces su llanto y se durmi bajo la influencia de la calidez de su cuerpo. Acurrucado en un rincn, se entreg al tormento de sus pensamientos. Dos imgenes se apiaban alternativamente en su cabeza; una era aquella en la que la mujer de su sueo le rogaba que volviera, imagen a la cual se aferraba su memoria como si de un orculo se tratara; en la otra, la mujer yaca fra y muerta, a varias brazas de profundidad en el mar. Ponder sus oportunidades. Ella estaba cerca del puente o camino del mismo; y el bote N 24, que, lo saba con toda seguridad, estaba siendo arriado mientras l miraba, se habra balanceado cerca de ella mientras descenda. Ella pudo haberlo abordado, a menos- 23 -

Ppon120

El Naufragio del Titn o Futilidad

Morgan Robertson

que los nadadores provenientes de las puertas y las escotillas lo hubieran hundido. Y en su agona mental imprec a estos nadadores, prefiriendo verla a ella, mentalmente, la nica pasajera en el bote, con el guardia de cubierta que la llevara a la salvacin. La potente droga que haba tomado an trabajaba, y esto, sumado al musical sonido del mar arremetiendo contra la helada playa, el crujido apagado y el crepitar debajo y alrededor de l la voz del tmpano de hielo finalmente le venci, hacindole dormir para despertar bajo la luz del da, con sus miembros ateridos y atontados por el fro... casi congelados. Y en toda la noche, mientras l dorma, un bote con el nmero 24 en su proa, impulsado por robustos marineros y dirigido por oficiales engalanados, se encaminaba a la ruta sur, la va de la primavera. Y agachada en las lminas de popa en ese bote, estaba una quejumbrosa y suplicante mujer, quien lloraba y gritaba a intervalos, llamando a su marido y a su hija, y no se calm ni siquiera cuando uno de los oficiales le asegur que su nia estaba a salvo, al cuidado de John Rowland, un valiente y confiable marinero, quien ciertamente estaba en otro bote con ella. Por supuesto, omiti el hecho de que Rowland haba llamado desde el tmpano mientras ella estaba inconsciente, y que si la nia an estaba con vida, sta se encontraba con l all... abandonada. CAPITULO VIII

C

on algunos temores, Rowland bebi una pequea cantidad de licor, y envolvi en el abrigo a la nia, que an dorma, para ir a caminar sobre el hielo. La niebla se haba ido, y un mar azul se extenda en el horizonte. Detrs de l haba una montaa de hielo. La escal y tuvo una buena vista de un precipicio con una altura de cientos de pies. Ante l, el hielo descenda a una playa ms empinada que la que tena detrs, y a la derecha haba varias colinas y picos ms altos, esparcidos en medio de numerosos caones y cuevas, y brillantes cascadas que ocultaban el horizonte en esa direccin. Por ningn lugar se vea una vela o el humo de un buque para animarlo, y retrocedi sobre sus pasos. Pero cuando estaba a media distancia del naufragio, vio una figura blanca que se aproximaba desde los picos. Sus ojos an no se encontraban en buenas condiciones, y despus de un dudoso escrutinio, comenz a correr; porque vio que el misterioso objeto blanco estaba ms cerca del naufragio que l, disminuyendo rpidamente su distancia. A unas cien yardas, el corazn le dio un vuelco, y la sangre se le hel en las venas, como el hielo que estaba bajo sus pies, porque el objeto blanco era un viajero del helado Norte, encorvado y hambriento un oso polar, que haba olido comida y la estaba buscando, aproximndose con un pesado trote, sus enormes y rojas mandbulas semiabiertas, mostrando unos amarillentos colmillos. Rowland no tena ninguna arma, a excepcin de una resistente navaja de bolsillo, y sin embargo la extrajo y abri mientras corra. Ni por un instante dud que se trataba de un conflicto que casi prometa la muerte, debido a que- 24 -

Ppon120

El Naufragio del Titn o Futilidad

Morgan Robertson

la presencia de este oso involucraba la seguridad de la nia, cuya vida se haba tornado ms importante para Rowland que la suya propia. Para horror suyo, vio que la nia se arrastraba fuera de la abertura en su cubierta blanca, justo cuando el oso doblaba la esquina del puente. Regresa, pequea!! Regresa!!, grit mientras se parapetaba detrs de un talud. El oso alcanz a la nia primero, y sin ningn esfuerzo aparente, la lanz con un golpe de sus enormes zarpas, a una docena de pies de distancia, donde permaneci inerte. Se dirigi a ella cuando Rowland lo intercept. El oso se levant sobre sus patas traseras, baj lentamente y carg, y Rowland sinti que los huesos de su brazo izquierdo se rompan bajo el mpetu de la mordedura de las enormes mandbulas. Pero al caer, enterr la navaja en el peludo flanco, y el oso, con un gruido de ira, escupi el miembro mutilado y le asest un golpe que lo mand muy lejos sobre le hielo, mucho ms de lo que se encontraba la nia. l se levant, con las costillas rotas, y sintiendo escasamente el dolor, esper la segunda arremetida. En su contra estaba el herido e intil brazo, agarrado entre las amarillentas mandbulas, y de nuevo l presion hacia atrs, pero esta vez us metdicamente la navaja. El enorme hocico presionaba contra su pecho; el clido y ftido aliento estaba en sus fosas nasales; y los rabiosos ojos brillaban sobre su hombro. l atac el ojo izquierdo del animal, y lo hizo de verdad. La hoja de doce centmetros y medio volvi a ser manipulada, perforando el cerebro, y el animal, con una convulsiva agitacin que lo llev a medio camino de sus pies por el brazo herido, se levant con sus garras extendidas en sus veinte centmetros de longitud, para desplomarse, y despus de unas espasmdicas patadas, qued inerte. Rowland haba hecho lo que ningn cazador Innuit habra tenido el valor de hacer: Enfrentarse y matar al Tigre del Norte con un cuchillo. Todo haba sucedido en un minuto, l se haba lesionado por su vida; porque en la quietud de un hospital, lo mejor del talento quirrgico habra sido intensamente aprovechado para reorganizar los fragmentos del hueso en el flccido brazo y poner en su lugar las costillas rotas. Pero se encontraba a la deriva en una isla de hielo flotante, con una temperatura cercana al punto de congelacin, y an sin la ayuda de lo salvaje de la naturaleza. Dolorosamente se dirigi hacia el pequeo bulto blanco y rojo, alzndolo con su brazo infecto, a pesar de que el agacharse le caus un dolor agudsimo. La nia sangraba por cuatro profundos y crueles araazos que se extendan diagonalmente desde el hombro derecho hasta la parte baja de la espalda; pero tras examinarla suavemente hall que los frgiles huesos no se haban roto, y que su inconsciencia se deba al spero contacto de su mente con el hielo, lo cual explicaba la hinchazn que se le haba formado. Por pura necesidad, sus primeros esfuerzos fueron hechos en beneficio propio; as que, despus de envolver a la chiquilla en su abrigo, la acomod en el refugio, para despus cortar la lona y con ella hacer un cabestrillo para su brazo herido. Entonces, valindose- 25 -

Ppon120

El Naufragio del Titn o Futilidad

Morgan Robertson

del cuchillo, los dedos y los dientes, desoll en parte el oso obligndose con frecuencia a detenerse para que el dolor no lo desmayara y de la clida, pero no muy gruesa capa de piel cort una ancha porcin que, despus de lavada en un estanque cercano, at firmemente a la espalda de la chiquilla, usando el destrozado pijama como un vendaje. Cort el forro de franela de su abrigo, y con una de las mangas hizo vestiduras inferiores para las pequeas piernas, doblando lo que sobraba de longitud sobre los tobillos inertes. Envolvi el lino de la parte del cuerpo alrededor de su cintura, incluyendo los brazos, y alrededor le envolvi con tiras de lienzo, empalmando este envoltorio parecido a una momia con hilachas, tal como un marino asegura una vestidura calurosa a las partes dobles de un cable, un proceso que, una vez terminado, habra despertado la indignacin de cualquier madre que le viera. Pero l era solamente un hombre que sufra una angustia a nivel mental y fsico. Para cuando hubo terminado, la nia haba recuperado la consciencia, y se quejaba de su miseria con un dbil gimoteo. Pero l se propuso no detenerse, para poderse endurecer con el fro y el dolor. Haba abundancia de agua fresca, gracias al hielo fundido, esparcido en los estanques. El oso surtira comida, pero para cocinarla necesitaban fuego, lo mismo que para mantenerse calientes, prevenirse de la peligrosa inflamacin de sus miembros y hacer una hoguera que pudiera ser vista por los buques que pasaran por ah. Temerariamente bebi de la botella, necesitando el estimulante y razonando, quiz correctamente, que ninguna droga ordinaria podra afectarlo en sus actuales condiciones; entonces examin el naufragio, compuesto en su mayor parte de buena lea menuda. Parcialmente, encima y debajo de esta pila, haba un bote salvavidas, cubierto con terminaciones de acero, ahora dobladas en un ngulo mayor de noventa grados, y descansando sobre sus bordes. Con la lona envolviendo una mitad, y un pequeo fuego en la otra, prometa ser, gracias a sus propiedades de conduccin del calor, un mejor y ms clido refugio que el puente. Un marinero sin cerillos es una anomala. Cort vituras de madera, encendi el fuego, colg la lona y trajo a la nia, que lastimeramente peda un trago de agua. Encontr un jarro posiblemente dejado en un bote que haca agua, antes de ser arriado en los pescantes y le dio de beber a la chiquilla, no sin antes aadir unas cuantas gotas de whisky al vaso. Entonces pens en el desayuno. Cortando un filete de los cuartos traseros del oso, lo as ensartado en una varilla, encontrndolo dulce y satisfactorio; pero al intentar alimentar a la nia, vio la necesidad de liberar sus brazos, lo cual hizo, sacrificando las mangas para cubrirlos. El cambio y la comida interrumpieron el llanto de la nia por un rato, y Rowland descans con ella en el clido bote. Antes de terminar el da se haba acabado el whisky, y l tena fiebre y era presa del delirio, mientras que la nia se hallaba un poco mejor. CAPTULO IX- 26 -

Ppon120

El Naufragio del Titn o Futilidad

Morgan Robertson

C

on intervalos de lucidez durante los cuales reaviv el fuego, cocin la carne del oso y se encarg de las heridas de la nia, Rowland fue presa del delirio durante tres das. Su sufrimiento fue intenso. Su brazo, el centro del palpitante dolor, se haba hinchado el doble del tamao natural, mientras que su costado le impeda inspirar plenamente, a voluntad. No prest atencin a sus propias heridas, y adems tena el vigor de una constitucin que varios aos de disipacin no pudieron empeorar, o quizs todo se deba a alguna propiedad antifebril de la carne del oso, o la ausencia del excitante whisky que ganara la batalla. Reaviv el fuego con su ltimo cerillo y mir el oscuro horizonte alrededor de l, sana, pero dbilmente en mente y cuerpo. Si haba aparecido una vela en el intermedio, l no la haba visto; ni estaba a la vista ahora. Demasiado dbil como estaba para escalar el montculo, volvi al bote, donde la nia, cansada de llorar en vano, se haba dormido. Su torpe y bastante heroica forma de envolverla para protegerla del fro haba contribuido indudablemente al cierre de sus heridas a fuerza de mantenerlas en su lugar, aunque se debe haber sumado a sus actuales sufrimientos. Mir por un momento el pequeo rostro, plido y surcado por las lgrimas, con los flecos de sus bucles enredados asomando por entre las envolturas de lona, y agachndose dolorosamente, la bes con suavidad; pero el beso la despert, haciendo que llorara por su madre. l no pudo calmarla, ni tampoco intentarlo; y con una informe y muda imprecacin contra el Destino vertindose desde su corazn, la dej y se sent en el naufragio, a media distancia. Probablemente estaremos bien, musit lgubremente, a menos que deje que se acabe el fuego. Y entonces qu? No podremos durar ms que el tmpano, ni mucho ms que el oso. Debemos estar fuera de las rutas Estbamos a unas novecientas millas fuera cuando chocamos, y la corriente est pegada al banco de niebla aqu , alrededor de oeste-sudoeste Pero sa no es la superficie del agua. Estos profundos compaeros tienen sus propias corrientes. No hay niebla; debemos estar hacia el sur del banco de niebla entre las rutas. Movern sus botes en la otra direccin despus de esto, creo los malditos ladrones, si no la han ahogado. Malditos ellos, con sus compartimientos estancos y las correderas de sus vigas. Veinticuatro botes para tres mil personas apiadas entre barandas alquitranadas, treinta hombres para apurarlos y ni un hacha o un cuchillo en la cubierta de botes. Pudo ella alejarse? Si haban bajado ese bote, deben haberla trado desde el pasillo; y su esposo saba que yo tena a su hija; su nombre debe ser Myra tambin; fue su voz la que o en ese sueo. Fue el hachs. Para qu me drogaron? El whisky, sin embargo, era excelente. Todo est consumado, a menos que llegue a tierra firme, pero lo lograr? La luna se elev sobre la encastillada estructura a la izquierda, inundando la playa helada con una plida y griscea luz, brillando en miles de puntos desde las cascadas, las corrientes y los agitados lagos, atravesando la ms negra oscuridad de los barrancos y oquedades, y trayendo a su mente, a pesar de la misteriosa belleza de la escena, una abrumadora sensacin de soledad de pequeez-, como si toda la desolacin inorgnica- 27 -

Ppon120

El Naufragio del Titn o Futilidad

Morgan Robertson

que le rodeaba tuviera una mayor importancia que l mismo, y todas las esperanzas, planes y temores de su vida entera. La nia haba llorado, para dormirse nuevamente, y l pase de un lado para otro en el hielo. Ah arriba, dijo pensativamente, mirando al cielo en el que unas cuantas estrellas brillaban dbilmente a travs de la luz de la luna; Ah arriba, en algn lugar, est el cielo de los cristianos. Ah arriba est su buen Dios, quien ha puesto a la hija de Myra aqu su buen Dios, del que se deriva la salvaje y sanguinaria raza que lo invent. Y bajo nosotros, en algn lugar otra vez, est su infierno y un dios malo, a quien ellos mismos inventaron. Y nos dan a escoger: Cielo o infierno. No es as, no lo es. El gran misterio no est resuelto, el corazn humano no es ayudado as. Ningn buen ni misericordioso Dios cre este mundo o sus condiciones. Sin importar lo que sea, puede ser la naturaleza de los motivos del trabajo ms all de nuestra visin mental, un hecho est indudablemente probado: Las cualidades de misericordia, bondad y justicia no tienen lugar en la intriga gobernante. Y todava proclaman que el meollo de todas las religiones sobre la tierra es la creencia en esto. Lo es? O es el cobardemente humano temor a lo desconocido lo que impulsa a la salvaje madre a arrojar su beb a un cocodrilo, o al hombre civilizado a dotar iglesias, lo que ha mantenido en existencia desde el comienzo a una casta de apaciguadores, boticarios, predicadores y clrigos, todos viviendo de los miedos y esperanzas suscitados por ellos mismos. Y la gente ora millones de ellos y clama por alguna respuesta. Les responden? Acaso alguna splica enviada al cielo por la dolorida humanidad fue respondida o al menos escuchada? Quin sabe? Oran para que llueva y haga sol, y ambas cosas ocurren a la vez. Oran por la salud y el xito, y ambos llegan naturalmente en el acontecer de los eventos. Esto no es evidencia pero afirman saber, por crecimiento espiritual, que son odos, reconfortados y respondidos al instante. No ser un experimento psicolgico?No sentiran la misma tranquilidad si repitieran las tablas de multiplicacin o si guardaran la brjula? Millones han credo en esto que las oraciones reciben una respuesta, y estos millones han orado a diferentes dioses. Estaban bien o mal? Una oracin tentativa habra sido escuchada? Admitiendo que las Biblias, los Coranes y los Vedas son engaosos e indignos de confianza, Puede no haber un Ser desconocido e insondable que conoce mi corazn, que me est viendo ahora? Si es as, este ser me dio la razn, lo cual le pone en tela de juicio, y sobre l cae la responsabilidad. Y si este Ser existe, Habra visto algn defecto del que no tengo la culpa, y escuchado alguna oracin ma, basado en el mero hecho de que puedo estar errado? Puede un no creyente, con toda la fuerza de su razonamiento, meterse en problemas de los que no pueda salir, y pedir ayuda a un Poder imaginario? Ser posible que el tiempo le llegue a un hombre cuerdo... que me llegue a m? Mir la lnea oscura del horizonte vaco. Estaba a siete millas de distancia; Nueva York estaba a novecientas millas; la Luna, al este sobre las doscientas mil millas, y las estrellas- 28 -

Ppon120

El Naufragio del Titn o Futilidad

Morgan Robertson

a cualquier nmero de billones. Estaba solo, con una nia que dorma, un oso muerto y lo Desconocido. Camin suavemente hasta el bote y mir a la chiquilla por un momento; entonces, levantando su cabeza, musit: Por ti, Myra. Arrodillndose, el ateo levant su mirada a los cielos, y con su dbil voz y el fervor nacido de su desamparo, or al Dios a quien negaba. Suplic por la vida de la chiquilla que estaba a su cuidado por la seguridad de la madre, tan requerida por la chiquilla y por coraje y fuerza para hacer su parte y juntarlas de nuevo. Pero ms all de la aparente peticin de ayuda para los otros, ninguna palabra o pensamiento expresado en su oracin lo inclua a l como beneficiario. Habra sido demasiado para su orgullo. Al ponerse de pie, sobre la helada esquina derecha de la playa apareci el foque de una embarcacin, y un momento despus fue visible toda la barca iluminada por la luna, mecida por el tenue viento del oeste, a no menos de media milla de distancia. Rowland salt al fuego, olvidando su dolor y, arrojando madera, hizo una hoguera. En un frenes de excitacin aull: Ah del barco! Ah del barco! Squennos de aqu! Una respuesta profundamente templada vino a l a travs del agua. Despierta, Myra! grit cuando lleg a donde estaba la nia. Despierta. Nos vamos. Vamos con mam? pregunt ella sin seales de lloriqueo. S, iremos con ella ahora Eso es, agreg para s. Si esa clusula en la oracin es considerada. Quince minutos despus, al ver aproximarse un bote salvavidas, musit: Ese barco estaba all, a media milla en este viento, antes de que yo pensara en orar. Ha sido respondida esa oracin? Ella est a salvo? CAPITULO X

E

n el primer piso de la Bolsa Real de Londres hay un departamento infestado de escritorios alrededor de y entre los que se agita una apurada y gritona multitud de corredores de bolsa, amanuenses y mensajeros. Flanqueando este departamento hay puertas y pasillos que conducen a cuartos y oficinas adyacentes, y esparcidas por doquier hay pizarras de informacin, en las que diariamente son escritas por duplicado las tragedias marinas que ocurren en el mundo. En una esquina hay una plataforma elevada, consagrada a la presencia de un funcionario importante. En el lenguaje tcnico- 29 -

Ppon120

El Naufragio del Titn o Futilidad

Morgan Robertson

de la Ciudad, el departamento es conocido como el Cuarto y el funcionario es el Llamador, cuyo trabajo consiste en anunciar, con una potente y cantarina voz, los nombres de los miembros requeridos en la puerta, y los descarnados pormenores de las noticias del boletn antes de que sean escritas en la pizarra. Este es el cuartel general del Lloyds, la inmensa asociacin de aseguradores, corredores de bolsa y marineros que, empezando en el Caf de Edward Lloyd a finales del siglo XVII, se ha convertido reteniendo el apellido como nombre en una corporacin tan bien equipada, esplndidamente organizada y poderosa que reyes y ministros del Estado apelan a ella cuando hay noticias del exterior. Ningn capitn o marinero se hace a la mar bajo la bandera britnica sin ser anotado, e incluso las peleas en los castillos de proa y popa son registradas en el Lloyds para la inspeccin de futuros empleadores. Ningn barco naufraga en alguna playa desierta durante el turno de los aseguradores sin que la potente y cantarina voz lo anuncie cada treinta minutos como mximo. Uno de los cuartos contiguos es conocido como el Cuarto de Derrota. Aqu se pueden hallar en perfecto orden y secuencia, cada una en su rodillo, las cartas de navegacin ms recientes de todas las naciones, con una biblioteca sobre temas martimos que describe hasta el ms mnimo detalle las bahas, los faros, rocas, bajos y corrientes de viento de cada lnea costera mostrada en las cartas; los rumbos de las tormentas ms recientes; los cambios de las corrientes ocenicas y los paraderos de derelictos, buques abandonados y tmpanos de hielo. Con el tiempo, un miembro del Lloyds adquiere un conocimiento terico sobre el mar que raras veces es excedido por quienes en l navegan. Otro departamento el Cuarto del Capitn es destinado al descanso y el ocio, y an hay otro, la anttesis de este ltimo, y es la Oficina de Inteligencia, donde quien lo requiera puede ser informado de las ltimas noticias de ste o aquel buque retardado. El da en que fue convocado el ejrcito de aseguradores y corredores de bolsa, el anuncio del Llamador, diciendo que el Titn haba sido destruido, provoc un ruidoso pnico, y los peridicos de Europa y Estados Unidos procedieron a lanzar ediciones extra, dando los vagos detalles de la llegada a Nueva York de un buque transportando pasajeros rescatados, y esta oficina se vio invadida por mujeres lloriqueantes y hombres preocupados que pedan, y se quedaban para pedir de nuevo, ms noticias al respecto. Y cuando stas llegaron un largo cablegrama, exponiendo los nombres del capitn, el primer oficial, siete marineros y una dama pasajera como aquellos que se haban salvado, un anciano y endeble caballero levant su voz por sobre el llanto de las mujeres y dijo: Mi nuera est a salvo; pero dnde estn mi hijo y mi nieta? Entonces se fue apresuradamente, pero volvi al da siguiente, y al siguiente. Y cuando en el dcimo da de espera y vigilia supo que otro bote cargado con nios y marineros- 30 -

Ppon120

El Naufragio del Titn o Futilidad

Morgan Robertson

haba llegado a Gibraltar, mene lentamente la cabeza, musitando George, George, y dej el departamento. Esa noche, tras telegrafiar al cnsul en Gibraltar para notificarle de su arribo, cruz el canal. En la primera ruidosa multitud de preguntas, cuando los aseguradores se haban encaramado en sus escritorios y dems para nuevamente escuchar sobre el naufragio del Titn, uno de ellos el ms ruidoso, un hombre corpulento con nariz aguilea y ojos brillantes se abri paso entre la multitud y se dirigi al Cuarto del Capitn, en donde, despus de un trago de brandy, se sent pesadamente, con un gruido salido de lo ms profundo de su alma. Padre Abraham2 musit, esto me arruinar. Otros entraron, algunos para beber, otros para condolerse, todos para hablar. Un duro golpe, Meyer? pregunt uno. Diez mil respondi Meyer sombramente. Te hace bien dijo otro speramente. Ten ms cestos para tus huevos. Saba que lo sacaras a colacin. Aunque los ojos de Meyer brillaron con ese comentario, no dijo nada, pero bebi hasta la inconsciencia y fue llevado a su casa por uno de los amanuenses. De aqu en adelante, descuidando su trabajo salvo para, ocasionalmente, visitar la pizarra de boletines, pas su tiempo en el Cuarto del Capitn, bebiendo en demasa y maldiciendo su suerte. Al dcimo da ley, con ojos llorosos, puestos en el boletn, debajo de las noticias de la llegada a Gibraltar del segundo buque cargado de pasajeros, lo siguiente:Boya salvavidas del Royal Age, de Londres, recogida en medio del naufragio en 4520N, 5431W por el buque Artic, de Boston. Capitn Brandt.

Oh, mi buen Dios! grit mientras corra al Cuarto del Capitn. Pobre diablo. Pobre maldito tonto judo dijo un observador a otro. Haba asegurado la mayor parte del Titn. Tomar los diamantes de su esposa como saldo. Tres semanas ms tarde, Meyer fue despertado de un letrgico estupor por una multitud de gritones aseguradores, que irrumpieron en el Cuarto del Capitn, lo agarraron por los hombros y lo urgieron para que saliera a ver un boletn. Lelo, Meyer; lelo. Qu piensas al respecto?2

Respecto del seor Meyer, hay indicios que me permiten afirmar que es un judo radicado en Alemania, y que por alguna razn se encuentra ahora trabajando en el Loyds. En primer lugar, en el original, hay algunos vocablos alemanes (el ms usado de todos es Der) Por otro lado, cuando Meyer se entera del desastre del Titn, uno de sus compaeros aseguradores dice Pobre diablo. Pobre maldito tonto judo. De ah que le haya impreso cierta acentuacin en las erres.(N. del T.) - 31 -

Ppon120

El Naufragio del Titn o Futilidad

Morgan Robertson

Con algo de dificultad, ley en voz alta, mientras ellos observaban su cara:John Rowland, marinero del Titn, con una nia pasajera de nombre desconocido, a bordo del Peerless, desembarca en Christiansand, Noruega. Ambos peligrosamente enfermos. Rowland habla acerca del buque partido por la mitad la noche anterior a la prdida del Titn.

Qu dices de eso, Meyer? Royal Age, No lo es? pregunt uno. S vocifer otro, me lo figuraba. El nico barco no reportado recientemente. Se haba demorado dos meses. Fue mencionado el mismo da, cincuenta millas al este de ese tmpano de hielo. Segurodijeron otros. No se dijo nada sobre la declaracin del capitn. Se ve raro. Bien, y qu con eso dijo Meyer dolorosa y estpidamente, hay una clusula de colisiones en la pliza del Titn; yo simplemente pago el dinero a la compaa de vapores, pese al desastre del Royal Age. No tiene sentido, Meyer Qu te pasa? De cul de las tribus perdidas saliste?eres como ninguno en tu raza, bebiendo hasta la inconsciencia, como un buen cristiano. Tengo mil puestos en el Titn, y si voy a pagarlos, quiero saber por qu. Has tomado el mayor riesgo, y tienes los sesos para lucharlo, debes hacerlo. Ve a casa, recuprate y atiende esto. Vigilaremos a Rowland hasta que regreses. Seremos bastante cautos. Lo pusieron en un coche y lo llevaron a un bao turco, y despus a casa. A la maana siguiente, estaba en su escritorio, con la mirada y la mente claras, y por unas cuantas semanas fue un ocupado y dedicado hombre de negocios. CAPITULO XI

C

ierta maana, casi dos meses despus de anunciada la prdida del Titn, Meyer se sent en su escritorio en el Departamento, escribiendo con dedicacin, cuando el anciano caballero, que haba deplorado la muerte de su hijo en la oficina de Inteligencia, entr vacilando y tom una silla a su lado. Buenos das, seor Selfridge dijo l con dificultad. Supongo que ha venido por el pago del seguro. Los diecisis das han expirado. S, s seor Meyer dijo el anciano caballero, fatigadamente; por supuesto, como un simple accionista, no puedo tomar parte activa; pero soy un miembro aqu, y algo ansioso, naturalmente. Todo lo que yo tena incluso mi hijo y mi nieta estaba en el Titn. Es muy triste, seor Selfridge; reciba mis ms profundas condolencias. Le creo que es el mayor dueo de las acciones del Titn Alrededor de cien mil, No es as? Algo as.- 32 -

Ppon120

El Naufragio del Titn o Futilidad

Morgan Robertson

Soy el asegurador mayoritario; as que, seor Selfridge, esta batalla ser enteramente entre los dos. Batalla? Acaso algo anda mal? pregunt ansiosamente el seor Selfridge. Es probableno lo s. Los aseguradores y compaas de afuera han puesto sus problemas en mis manos y no pagarn hasta que yo tome la iniciativa. Debemos escuchar a un tal John Rowland, quien fue rescatado del tmpano con una chiquilla, y llevado a Cristiansand. Ha estado muy enfermo al dejar el buque que lo hall, y est en camino al Thames esta maana. Tengo un transporte al puerto, y voy a esperarlo en mi oficina al medioda. Ah es donde haremos este pequeo negocio, no aqu. Una chiquilla... salvada inquiri el anciano, querida ma, puede ser la pequea Myra. No estaba en Gibraltar con los otros. No me preocupara... no me preocupara mucho por el dinero si ella estuviera a salvo. Pero mi hijo, mi nico hijo se ha ido; y seor Meyer, me arruinar si este seguro no es pagado. Y yo me arruinar si lo es dijo Meyer, levantndose Vendr usted a mi oficina, seor Selfridge? Espero que el apoderado legal y el Capitn Bryce estn ah ahorra. El seor Selfridge se levant y lo acompa a la calle. Una oficina mejor amueblada en la calle Threadneedle, derivada de una ms grande, y con el nombre de Meyer en la ventana, recibi a los dos hombres, uno de los cuales, en pro de los buenos negocios, estaba presto a empobrecerse. No hubieron de esperar ni un minuto antes de que el capitn Bryce y el seor Austeen fueran anunciados y entraran. Amables, de buen porte y correctas maneras, perfectos prototipos del oficial naval Britnico, saludaron educadamente al seor Selfridge, cuando el seor Meyer los present como el capitn y el primer oficial del Titn y se sentaron. Instantes ms tarde, el seor Meyer trajo a un hombre de aspecto sagaz de quien dijo era el apoderado legal de la Compaa de Vapores, pero no lo present; tal es el Sistema Britnico de Jerarquas. Ahorra, caballeros dijo el seor Meyer, creo que podemos proceder a negociar cierto punto, quizs adicional. Seor Thompson, Tiene usted la declaracin del Capitn Bryce? La tengo respondi el seor Thompson, extrayendo un documento que el seor Meyer oje y luego devolvi. Y en esta declaracin, capitndijo, usted ha afirmado que el viaje no fue ms memorable hasta el momento del naufragio... as es agreg con una aceitosa sonrisa tan pronto percibi que la cara del capitn empalideca Que nada ocurri para hacer al Titn menos marinero o manejable? Eso es lo que afirm dijo el capitn con un ligero suspiro. Usted es copropietario, No es as, capitn Bryce? Poseo la quinta parte de las acciones de la Compaa. He examinado la escritura de constitucin y las listas de la Compaadijo Meyer; cada buque es, tan lejanamente a lo que concierne a los avalos y dividendos, una compaa separada. En la lista, usted aparece poseyendo ciento veinte de las acciones del Titn. Ante la ley, esto le convierte en copropietario del Titn y responsable como tal.- 33 -

Ppon120

El Naufragio del Titn o Futilidad

Morgan Robertson

A qu se refiere, seor, con la palabra responsable? pregunt rpidamente el capitn Bryce. A modo de respuesta, Meyer alz sus negras cejas, asumi una actitud de escuchar, mir su reloj y fue a la puerta que, al ser abierta, dej entrar el sonido de las ruedas de los carruajes. Aqu adentro llam a sus amanuenses, y entonces enfrent al capitn. A qu me refiero, capitn Bryce?tron A que en su declaracin, usted ha ocultado toda la referencia de su choque con el Royal Age y su posterior hundimiento, la vspera del naufragio de su propio buque. Quin lo dijo!? Cmo lo supo!? estall el capitn Usted slo tiene ese boletn sobre Rowland, un ebrio irresponsable! Ese hombre abord ebrio en Nueva Yorkterci el primer oficial, y estuvo en estado de delirium tremens hasta el instante del naufragio. No nos topamos con el Royal Age, y en ninguna forma somos responsables de su prdida. Sagreg el capitn Bryce, y un hombre en esas condiciones es susceptible de ver cualquier cosa. Estaba de vigilancia en el puente. El seor Austeen, el contramaestre y yo estbamos cerca de l. Antes de que la aceitosa sonrisa de Meyer indicara al aturdido capitn que haba hablado demasiado, la puerta se abri, dando paso a un Rowland plido y dbil, con la manga izquierda vaca y apoyndose en el brazo de un gigante de barba bronceada y vigoroso porte, quien transportaba a la pequea Myra en el otro hombro y dijo, con el airoso tono del oficial de alczar: Bien, lo he trado medio muerto, pero Por qu no pudo usted darme tiempo de atracar? Un piloto no puede hacerlo todo. Y este es el capitn Barry, del Peerlessdijo Meyer estrechando su mano. Todo est bien, amigo mo; no perder. Y ste es el seor Rowland, y sta su chiquilla. Sintese, amigo mo. Lo felicito por su escape. Gracias dijo dbilmente Rowland. Amputaron mi brazo en Christiansand, pero an as vivir. se es mi escape. El capitn Bryce y el primer oficial Austen, plidos e inmviles, miraron dura y fijamente al hombre, en cuya extenuada cara, purificada por sufrir hasta la casi espiritual dulzura de su edad, difcilmente reconocieron las facciones del problemtico marinero del Titn. Sus ropas, aunque limpias, estaban harapientas y remendadas. El seor Selfridge se haba levantado y adems miraba, no a Rowland, sino a la nia que, sentada en el regazo del enorme capitn Barry, miraba a su alrededor con maravillados ojos. Su vestido era nico. Estaba hecho de sacos as como sus zapatos y su gorro de lona con hilo de vela y puntadas de fabricante de velas, tres por pulgada, faldas cubiertas y ropa interior hecha con viejas camisas de franela. Como mucho, habra- 34 -

Ppon120

El Naufragio del Titn o Futilidad

Morgan Robertson

tomado una hora de trabajo de un viga, brindada amorosamente por la tripulacin del Peerless, dado que el dbil Rowland no poda coser. El seor Selfridge se aproxim y examin de cerca las vestiduras para preguntar: Cul es su nombre? Su primer nombre es Myra respondi Rowland. Ella lo recuerda; pero no he podido aprender su segundo nombre, aunque conoc a su madre hace aos, antes de que se casara. Myra, Myrarepiti el viejo caballero, Me recuerdas? No me recuerdas? Tembl visiblemente mientras se inclinaba para besarla. La pequea frente se frunci y arrug mientras la chiquilla hurgaba en su memoria; entonces se le aclar y su cara se ilumin con una sonrisa. Abuelo! dijo ella. Oh, Dios mo, te lo agradezcomurmur el seor Selfridge, tomndola en sus bra