fundaciÓn cÁnovas del castillo: historia de...

FUNDACIÓN CÁNOVAS DEL CASTILLO: HISTORIA DE UN

TRABAJO BIEN HECHO

Carlos Robles PiquerManuel Fraga Iribarne

Francisco Sanabria Martín

Maqueta LIBRITO:Maquetación 1 07/06/10 12:44 Página 1

© 2010. FAES Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales y los autores

Impresión: RARO S.L.ISBN: 978-84-92561-11-7Depósito Legal: Edita: FAES Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales.

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ÍNDICE

• Un momento especial en estostreinta años ........................................................5Carlos Robles Piquer

• Entrevista a Manuel Fraga..............................15Entrevista realizada por Isidro-Juan Palacios para el libro FCC: Veintiún años de historia 1980-2001

• La Fundación Cánovas del Castillo:treinta años después.......................................23Francisco Sanabria Martín


Un momento especial en estos

treinta añosCarlos Robles Piquer

Ex presidente de la Fundación Cánovas del Castillo. Del patronato de la Fundación FAES


Cuando Manuel Fraga me hizo, una vez más, lahonra de confiar en mí para mantener (y me-jorar si cabe, lo que era muy difícil) su gestión

al frente de la Fundación Cánovas del Castillo re-cordé enseguida, casi de modo automático, las otrasveces en que lo había hecho, desde aquel remotoaño de 1962 en el que declaró en público, comonuevo ministro de Información y Turismo, que no meincluía en la lista de sus directores generales por sersu cuñado sino a pesar de serlo. La intensa historiade la FCC está perfectamente relatada por mi amigoFrancisco Sanabria, secretario general de ella, en laspáginas que ocupan la mayor parte de este pequeñovolumen. No creo necesario añadir nada nuevopuesto que ya, a ruego suyo, he completado su buentexto con algún pequeño matiz.

Lo que me parece útil es recordar que tuve en-seguida una conversación con José María Aznar,nuevo presidente del Partido Popular, elegido porunanimidad y con entusiasmo en el Congreso de Se-villa, décimo en la historia de Alianza Popular de la

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Fundación Cánovas del Castillo: historia de un trabajo bien hecho


que el PP era una continuación muy ampliada connuevas y valiosas incorporaciones. Se demostró conella que las anteriores fragmentaciones del centro-derecha español eran absurdas, perjudiciales paratodos quienes creían en, y defendían, doctrinas ytesis muy coincidentes y se habían dejado antes in-fluir demasiado por coyunturas transitorias o por elfulgor pasajero de algún presidente muy meritoriopero efímero. Ocurría, por fin, con Fraga lo que anteshabía ocurrido con Felipe González cuando, líder to-davía poco conocido pero con las condiciones deserlo, le tocó sumar los votos y la adhesión del so-cialismo histórico refugiado en Francia y del otro so-cialismo más moderno inventado por el “viejoprofesor” que, por cierto, de viejo no tenía nada másque la antefirma que así le identificaba en sus car-tas a sus antiguos alumnos.

En aquella charla con nuestro nuevo presidentenacional, en su despacho de la calle de Génova enMadrid, le di una opinión que ya había antes mani-festado en el Patronato de la “Cánovas” donde –lo

Un momento especial en estos treinta años • Carlos Robles Piquer

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que es muy explicable, por el cariño de sus miem-bros a nuestra Fundación– había recogido pocas ad-hesiones. Creía yo que a un partido por fin unidocorrespondía contar con una sola fundación para noenviar a nuestros amigos y a nuestros potencialesseguidores mensajes contradictorios. Teníamos en-tonces la propia Cánovas, liberal-conservadora, laHumanismo y Democracia de nuestra corriente de-mocristiana, una pequeña fundación liberal en Balea-res (no confundir con la gran Fundación AntonioMaura con sede en Madrid) y la propia FAES caste-llano-leonesa, creada por Aznar en los años de suGobierno en esa Comunidad Autónoma y, entonces,limitada a ese ámbito regional. Quiero sólo añadirque formulé este planteamiento por creer que asíconvenía al partido refundado, pero no sin dominarmi resistencia interior puesto que yo me encontrabamuy a gusto como presidente de “la Cánovas”, queera un trabajo honorario, atractivo, llevadero y hon-roso del que ofrecía retirarme sin que nadie me lo hu-biera pedido. Y Aznar lo sabía, puesto que él era unode los Patronos de la FCC.

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Aznar, como es su costumbre, me escuchó conatención, me dijo que no olvidaría mi oferta que agra-deció, y añadió que la tarea de aquel momento erala de unificar realmente al nuevo o recreado PartidoPopular, lo que llevaría bastante tiempo que era ne-cesario para sumar ideas, personas, intereses, am-biciones, destinos políticos y hasta sedes sociales ylocales. Más adelante, me dijo, cabría sin duda pen-sar en mi generosa propuesta. Y así fue, como sa-bemos, cuando él creyó conveniente retirar sucandidatura a la presidencia del Gobierno despuésde haberla ganado en las urnas, la primera vez pormayoría simple y la segunda por mayoría absoluta.Las razones y consecuencias de esta última deci-sión merecerían un largo comentario; pero éste noes sin duda el lugar para hacerlo ni creo que el mo-mento haya llegado todavía... lo que seguramentesignifica que a mí no me llegará nunca.

Por lo demás, sólo me queda ratificar la resumi-da historia de nuestra muy querida Cánovas que hatrazado con justicia Paco Sanabria. Quizá alguien pien-


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se que, habiéndola presidido durante sus últimosaños, debería yo añadir algo a lo dicho por ManuelFraga en la buena entrevista con Isidro Palacios. Porello, diré que los objetivos que me preocuparon fue-ron los siguientes:

1º) Mantenerla viva y activa, con un papel propio enel mundo nacional de los creadores y defensoresde un pensamiento político-social anclado sobrelos tres criterios que siguen.

2º) La defensa de un sentido cristiano claro pero ale-jado de cualquier beatería y fundado en la creen-cia de que hay que dar a Dios sólo lo que es deDios, que no es poco.

3º) La práctica cotidiana de un profundo amor a Es-paña, a su obra histórica, a su pueblo y a su uni-dad, compatible ésta con su conocida variedad ycon la descentralización autonómica, pero tambiénatenta a que ésta no desborde sus propios límitescon riesgo de devolvernos al régimen de Taifas que

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ayudó a la (buena) muerte de Al Andalus, lo que po-dría ahora, por ejemplo, terminar con la comunidadde pensamientos y expresión que nos confiere es-ta lengua española que algunos llegan a odiar.

4º) Una contribución al pensamiento político-socialque defiende estos dos principios y el más ge-neral de la libertad como principio creador no só-lo de riqueza material sino de mucha más rique-za espiritual y cultural, unido a la conservación decuanto merece ser conservado... y renovado.

Creo que esos objetivos se cumplieron; y deboagradecerlo a los señores (y señoras) que compu-sieron el Patronato y a los miembros de los Conse-jos que le asistieron, así como a los amigos y ami-gas que nos ayudaron día a día, con muchas horasde trabajo y sueldos modestos, desde las oficinascentrales de Madrid, sin olvidar en ningún momentoa aquellos otros que, en regiones y provincias, nosquisieron representar y asistir con gran lealtad y sinninguna compensación material.


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Si alguien me preguntara por los recuerdos me-jores que conservo de aquellos años, me costaríamucho seleccionar en un panorama cargado de ellos.Finalmente, creo que señalaría éstos:

1. La edición de muchos libros, folletos y la revistaVeintiuno. Me atrevo a pensar que con todo ellocontribuimos no poco a consolidar y mejorar elacervo ideológico necesario para dotar de argu-mentos y de base moral a un gran partido.

2. La labor formativa de los cursos de invierno y ve-rano mencionados en el relato de Sanabria. En-tre ellos, por su continuidad y la calidad de susprofesores, destacan los celebrados a lo largo demuchos años en Guadalajara bajo el nombre dela Universidad “Marqués de Santillana” y la es-pléndida rectoría de Juan Velarde Fuertes, quemostró siempre su gran capacidad de convoca-toria de buenos profesores.

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3. Y, como joya de la corona, la edición de las Obras

Completas de Cánovas del Castillo, obra de obli-gada referencia para cualquier estudioso de nues-tro muy complejo siglo XIX.

En resumen: creo que cumplimos con nuestrodeber.

Mayo de 2010


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Entrevista aManuel FragaRealizada en noviembre de 2001

por Isidro-Juan Palacios para el libro FCC: Veintiúnaños de historia 1980-2001


[...] Nada mejor para lograr una síntesis de la vida dela Fundación Cánovas del Castillo que acudir a quienfuera su principal impulsor, alma y primer presiden-te: Don Manuel Fraga Iribarne, en aquel entonces pre-sidente de la Xunta de Galicia

Por qué nació la Fundación Cánovas

¿Cómo le surge la idea de la Fundación Cánovas? ¿Qué

contenidos le inspiran? ¿Por qué ese nombre?

Manuel Fraga. Como es natural, la Fundación Cáno-vas del Castillo nació no sólo para rendir homenajea un personaje ejemplar, insustituible, diría yo, en lahistoria de la España contemporánea.

La fundamos, en esencia, para animar la vida po-lítica desde un planteamiento conservador español,en el que consideramos a Don Antonio Cánovas co-mo uno de sus principales exponentes.

Este conservadurismo, como lo entendía el ho-menajeado, sigue tan vigente hoy, como hace vein-

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Entrevista a Manuel Fraga

tiún años, o como lo estaba a finales del siglo XIX,cuando fue asesinado. Nuestro planteamiento polí-tico no se opone al cambio o la evolución natural dela sociedad, sino que intenta animarlos aprovechandotodo lo positivo que encierra la persona como indi-viduo y la humanidad como conjunto.

Ideario y propósito

¿Cuál es el propósito ideológico o cultural que de-

sea ver encarnado en la Fundación desde su naci-

miento?

M.F. Buscamos, básicamente, la promoción y per-manente actualización de los ideales del artífice dela Restauración. Cánovas fue un gran político, el te-órico primigenio del centro político español, cuyos ex-celentes resultados estamos cosechando duranteestos últimos años.

¿Qué ejemplos, ayudas y alientos personales recibe

para llevar a cabo, la idea, asentarla y luego desarro-

llarla?

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M.F. Fueron muchas las personas que pusieron suparticular granito de arena para conseguir llevar a buenpuerto lo que es hoy la Fundación Cánovas, un refe-rente en este tipo de instituciones a escala nacional.Si las citase correría el riesgo de olvidar a algunos, porlo que me va a permitir que exprese mi más sinceroagradecimiento a todos cuantos, desde el anonimatoo con proyección pública, nos ayudaron a materializaraquel proyecto en una etapa francamente difícil paraquienes defendíamos principios que con el paso deltiempo han demostrado, con creces, su valía.

Política, cultura y pensamiento

¿Cuál es el sentido del vínculo entre política, cultura y

pensamiento? ¿Cómo se concilian los quehaceres de

un partido político de masas, como Alianza Popular,

primero, y el Partido Popular, después, con una Fun-

dación como la Cánovas?

M.F. Todo está interrelacionado. ¿Acaso puede con-cebirse la política sin ideario, o la cultura sin el apo-yo de los gestores de cada momento? Es obvio que

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ningún partido político que se precie de serlo puedeprescindir del apoyo de grupos de estudio o de pen-sadores capaces de aportar soluciones realistas pa-ra afrontar los desafíos presentes y futuros.

¿En qué medida y cómo la Cánovas ha acompañado

y vivido, alentando y favoreciendo el desarrollo del pro-

ceso político del Partido Popular antes y después de

su “refundación”, y antes de llegar al poder?

M.F. No desvelo nada nuevo al afirmar que estoy con-vencido de que el Partido Popular difícilmente habríasido capaz de llegar al lugar que ocupa actualmenteen la política española de no haber contado con elesfuerzo, abnegado y silencioso, de cientos de hom-bres y mujeres, entre los que ocupan un lugar privi-legiado cuantos han colaborado y colaboran con laFundación Cánovas.

¿Y, después, alcanzado y refrendado democráticamente

en las urnas, en el Gobierno del Estado?

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M.F. Aunque en ocasiones pueda resultar poco gra-to, por falta de proyección pública o incluso por la sen-sación de sentirse incomprendidos, sigo consideran-do absolutamente esencial la labor que desarrollanlas fundaciones políticas. También desde esas tare-as se contribuye a formar la voluntad del Estado.

Por otra parte, no se me escapa el proyecto deagrupar, en torno a una gran organización, todas lasFundaciones creadas en la órbita del PP de cara aoptimizar el funcionamiento de cada una de ellas. Setrata de una iniciativa plausible que, una vez madu-rada, revelará toda su utilidad, al igual que tuvo ensu día la “refundación” del Partido Popular que mehonro en haber fundado.

Balance y futuro

¿Balance global de la Cánovas en estos veintiún años?

M.F. Dentro de todo lo que es una obra humana, ypor tanto perfectible, creo que ha desarrollado unaactividad ejemplar, con unos recursos limitados,

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que fueron suplidos por la ilusión y el esfuerzo decuantos quisieron aportar dedicación y tiempo a unesfuerzo común que, por encima de encasilla-mientos ideológicos, busca el bien común de todoslos españoles.

¿Qué le debe la sociedad española e iberoamericana

a la Fundación Cánovas del Castillo y qué debería se-

guir haciendo o hacer de nuevo en su probado servi-

cio a ambas?

M.F. Como usted señala, la vocación hispanoameri-cana ha estado siempre presente en nuestra Fun-dación. Después de un cierto tiempo en el que Es-paña relajó su atención hacia el continente hermanode Iberoamérica, ellos, al contrario, nunca dejaron detenernos como referente en todos los ámbitos de lavida: Afortunadamente, hemos recuperado y fortale-cido esas relaciones. No sólo en el plano político yeconómico; también en el ámbito personal, que noes menos importante.

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Pues bien, la Fundación Cánovas siempre ha te-nido presente la dimensión americana de España, or-ganizando y promoviendo multitud de iniciativas deinterés para ambas márgenes del Atlántico.

En este sentido, al igual que en otros ámbitos,también hemos sido pioneros. Confío en que sea-mos capaces de seguir siéndolo. Estoy seguro deque así será. Inquietud no nos falta.

¿Qué decir, en suma, de su futuro?

M.F. Pese a los cambios vertiginosos que nos impo-ne este mundo globalizado, en el que todo pasa o pa-rece pasar por Internet, estoy persuadido de que se-remos capaces de encontrar el hueco que nos co-rresponde. En el conjunto de España, pero tambiénen la Comunidad Iberoamericana de Naciones. Esaes nuestra vocación y a todos nos obliga de algunamanera.

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La Fundación Cánovas del Castillo:treinta años después

Francisco Sanabria Martín1

Ex secretario general de la Fundación Cánovas del Castillo. Del Consejo del Instituto

Manuel Fraga en FAES.

1 Para elaborar este artículo me he apoyado en Veintiún años dehistoria, 1980-2001, FCC. Madrid, 2001. Los entrecomilladosque figuran remiten a la citada obra. Los libros, cuadernos ypublicaciones, así como colecciones y números de la revista,citados en el texto, forman parte del Fondo Editorial de FAES.


“De la síntesis política lograda por Cánovas en la pri-mera Restauración arrancan nuestra estructura polí-tica contemporánea, de la que aún vivimos, y el des-pegue de nuestra estructura económica postcolonial”

Manuel Fraga

“Tenemos que ser lo suficientemente humildes paradecir ‘no empezamos la historia desde cero’, sino re-cogiendo una herencia canovista”

José María Aznar

Hace treinta años vivíamos el momento del en-tendimiento, de la comprensión mutua, delconsenso. Se buscaba la convivencia pacífi-

ca, la armonía en la vida pública, la “libertad sin ira”.Era el empeño de lograr sin traumas y con el preciopolítico y social mínimo el paso desde un régimen au-toritario a un sistema democrático. Era la Transición,en la que el pueblo español, con su Rey a la cabeza,estuvo a la altura de unas circunstancias difíciles, des-afiantes, de las que supo triunfar y constituir así unejemplo que suscitó el vivo interés y la admiración delmundo. Era el momento de obrar y construir, de la ac-

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ción asentada en ideas. Era preciso para ello un pro-yecto claro y un partido político que lo realizase, pe-ro también se hacía necesaria una organización que,liberada de los afanes cotidianos y de la atención alos problemas inmediatos, profundizase en los fun-damentos y reflexionara sin premuras.

Razones para crear la Fundación Cánovas del Castillo

Y así se hizo por parte de una importante minoríaque con el tiempo fue creciendo de la mano de Ma-nuel Fraga. Cuando da vida a esta Fundación, habíaconseguido ya que Alianza Popular –después PartidoPopular– fuese una agrupación política consolidaday el partido más moderno de los que iban a conse-guir realizar la travesía del período de la Transiciónhacia la democracia firme. Por aquellos años ochen-ta, en Alianza Popular confluían ya diversas fuerzaspolíticas con cierto grado de afinidad. Era la propuestaa la sociedad española de una fórmula de síntesisentre corrientes que no siempre se habían caracte-rizado por mostrarse bien avenidas.

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La FCC: treinta años después • Francisco Sanabria Martín


Tras la larga etapa del franquismo, había surgidocon nuevos bríos el liberal-conservadurismo, al quese añadía, como necesaria solución de continuidadrenovada y renovadora, el reformismo. Porque no setrataba de trasladar ni al liberalismo ni al conserva-durismo a los siglos XX y XXI tal como fueron practi-cados en el XIX, sino de una adaptación armoniosade ambas opciones, configurando un proyecto de uni-dad y de acción políticas capaces de abrir una alter-nativa sólida de gobierno democrático que fuera a lavez de moderación y de progreso. Este propósito aca-baría siendo una realidad cierta.

Conforme a la idea de su creador, la FundaciónCánovas del Castillo nacía fiel a esos principios. Laconfluencia de los distintos sectores del quehacerpolítico, muchas veces compleja, con sus diferentescreencias, talantes y propuestas se daban cita tam-bién en el seno de esta Fundación. Pero no podía seruna segunda versión del partido sino otra realidaddiferente. Algo que se liberara, como se dijo, del em-peño diario y de su lógico pragmatismo, de la acción

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pública inmediata, incluso de una militancia entre-gada al servicio de la lucha política y en rivalidad consus oponentes. Tendría que ser más bien una “so-ciedad de pensamiento”, una entidad de estudios yprogramas, un grupo intelectual que hiciera aquelloque el partido por su propia naturaleza no podía o nodebía o no tenía tiempo de hacer. Era preciso un mar-co más sereno, una organización con sosiego sufi-ciente para ahondar en todos aquellos temas quedespués, en forma de conclusiones, consultas, pro-posiciones, sugerencias, informes o dictámenes seofrecieran al partido, pudiendo dedicarse así con cal-ma a tareas formativas, tanto instrumentales comopolíticas propiamente dichas.

Existían entonces, como las sigue habiendo aho-ra, personas celosas de cierta libertad e indepen-dencia respecto al orbe político, o sencillamente pro-vistas de otras vocaciones de servicio, que sin em-bargo no desean permanecer alejadas o excluidasde esa órbita. Intelectuales, profesores, catedráticos,académicos, escritores, artistas, científicos, econo-

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mistas, profesionales de relieve, humanistas… aque-llos que, si bien rehúyen el sometimiento a la disci-plina de una militancia, no quieren tampoco vivir mar-ginados de la incidencia de su movimiento, aportan-do a ella productos de su actividad intelectual. En pa-labras del propio Fraga: “mujeres y hombres a losque yo no les pido que sean afiliados a Alianza Po-pular, pero que ayuden y trabajen por Alianza Popu-lar, y todos por la sociedad española”.

En el proyecto Popular, desde su principio, desdeAlianza Popular y su culminación en el Partido Popu-lar, habían ido concitándose distintas familias políti-cas, cada cual con sus antecedentes, con sus ilu-siones y sus lógicas pretensiones. Manuel Fraga yluego José María Aznar, más tarde Mariano Rajoy, sehabían mostrado siempre partidarios de sumar y, almismo tiempo, de integrar, de hacer posible la uniónentre los afines, evitando las exclusiones de unosfrente a otros en las discrepancias. Lograrlo era po-sible en el seno del partido, como el discurrir de losacontecimientos ha demostrado: facilitarlo y alen-

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tarlo, ayudar y ser útiles en ese propósito sólo eraviable gracias a sociedades de pensamiento: una delas cuales era la Fundación Cánovas del Castillo, consus grupos de reflexión, con sus publicaciones y diá-logos, con sus labores formativas, con sus debatesinternos.

El proyecto Popular, democrático, de centro y re-formista, había surgido del ámbito del estudio y delpensamiento, del mundo intelectual activado: Godsa(Gabinete de Orientación y Documentación, S.A.), elClub Ágora y Fedisa (Federación de Estudios Inde-pendientes, S.A.) fueron los antecedentes impres-cindibles. La Fundación Cánovas del Castillo com-pletaba el ciclo por entonces. Se añadirían más tar-de otras Fundaciones con papel relevante en esteempeño.

¿Por qué ese nombre?

Carlos Robles Piquer, último presidente de la Funda-ción, lo ha explicado bien: “Al elegir Manuel Fraga elnombre del insigne Antonio Cánovas del Castillo pa-

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ra el bautizo de nuestra Fundación perseguía sin du-da la exaltación de un principio por encima de todoslos demás. Era hora ya, de una vez por todas, de su-perar la dicotomía malsana de las dos Españas; ha-bía llegado el instante de primar cauces de convi-vencia en los que las ideologías y puntos de vista dis-tintos y hasta dispares pudieran por fin hallar unasíntesis apacible de convivencia y colaboración mu-tua. Si el pensamiento conservador y el liberal no sehabían entendido antes, Cánovas del Castillo propo-nía el modo de hacerlo; si en la vida había categorí-as permanentes, ¿por qué no intentar conciliar és-tas con las atrevidas propuestas progresistas?; ¿porqué no firmar en el presente una paz sólida y defini-tiva entre el pasado y el futuro?; ¿era posible asumira un tiempo la reflexión intelectual y la acción políti-ca?; ¿se podía ser a la vez de centro y reformista?En la concepción de Don Antonio Cánovas del Casti-llo latían y emergían ya como propuestas para la vi-da pública española de su tiempo esos anhelos. Me-recía la pena asumir el reto, ponerse a trabajar porellos y legar a quienes nos siguieran en el empeño

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este noble compromiso. No había tiempo que perderpor tanto”.

Cánovas fue pensador, científico, escritor, aca-démico múltiple y hombre de acción política. Defen-sor de urdimbres trabadas con hilos distintos, con-ciliador, contrario al extremismo. Persona de centroreformista, siempre respetuoso con los legados ysiempre renovador, llevado por un sentido profundode la unidad, creyente, estímulo de las diferencias ya la vez sumando de compromisos, moderado y pro-gresista, pausado y avanzado, sostén de las insti-tuciones, amparo de la libertad real, genio de la so-ciedad civil.

Sobre esas mismas bases y para continuarlas sur-gía una nueva Fundación, ya que en tal modelo se re-flejaba Manuel Fraga, su creador y primer presidente.Reforma Democrática, Alianza Popular y el Partido Po-pular fueron los hitos de este camino. Tanto Fraga co-mo José María Aznar después y Mariano Rajoy en eldía de hoy, supieron siempre encajar y armonizar bien

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fuerzas y personalidades políticas diferentes dentroy fuera del partido y en sus respectivos gobiernos.Han sabido obtener riqueza del cruce de tendenciasen lugar de malestar o temor. El atanor liberal-con-servador aportaba solución para que lo liberal no fue-ra sin lo conservador y lo conservador no fuera sin loliberal, para que “fijara, moderara, centrara y renova-ra” lo que de otra manera podía dispararse hacia losextremos malogrando la convivencia entre iguales. Enel centro reformismo alentado por Fraga, acuñado porAznar y mantenido por Rajoy –no en balde uno y otrofueron patronos de la “Cánovas”– conviven corrien-tes políticas diversas, clásicas y nuevas, unidas lealy francamente en el trabajo común.

Desde sus comienzos, la Fundación intentó ser in-térprete y custodia de ese acervo de coexistenciasen su propia organización independiente. Cuando seincorporó a propuesta del presidente del Partido Po-pular y por libre decisión de su Patronato a una uni-dad mayor con otras cuatro Fundaciones afectas alespíritu Popular, la “Cánovas del Castillo”, la más an-

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tigua de las que se fusionaron, dijo sí con generosi-dad, como si no hubiese mejor celebración que éstaen su veintiún aniversario. La que fuera en sus labo-res formativas, en sus publicaciones, en sus activi-dades, partidaria de la unidad, de la conciliación y dela síntesis no podía tener mejor broche que éste. Su-ma y sigue, incorpora y permanece: sirve al propósi-to de todos.

Constitución, reconocimiento y fines

Por escritura pública queda constituida una Funda-ción Cultural Privada “Cánovas del Castillo” el 4 defebrero de 1980. Firman la Carta Fundacional sietepersonas como miembros fundadores. Se designael primer Patronato integrado por veintiuna personas2,los fundadores y otras catorce personalidades delámbito cultural y la política. Nombran presidente de

2 Es curioso el papel casi mágico que el número “veintiuno” ju-gará en la vida de la Fundación: veintiuno fueron los primerosPatronos, Veintiuno el título y la marca editorial de su revista yde sus publicaciones, y veintiuno los años de su existencia.



ese Patronato a Don Manuel Fraga y secretario delmismo a Don Jaime Suárez.

“El fin de la Fundación –decía el artículo 5º, capí-tulo II, de sus Estatutos– es la promoción, desarro-llo, protección y fomento de toda clase de estudiose investigaciones sobre temas sociales y en espe-cial la formación en los valores y objetivos inspira-dos en el Humanismo Europeo y Occidental”. Paraello desarrollaría actividades que iban desde la con-cesión de becas hasta la edición de publicaciones,periódicas y no periódicas, pasando por la organiza-ción de cursos, seminarios y conferencias y la reali-zación de exposiciones.

Quedó reconocida, clasificada e inscrita como Fun-dación Cultural Privada por Orden del Ministerio deCultura de 24 de marzo de 1980. Tuvo la suerte defirmar esa O.M. quien esto escribe, a la sazón sub-secretario de Cultura, y de ello se honra. Se publicaen el Boletín Oficial del Estado, nº 94, pg. 8. 444, de18 de abril de 1980.

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Hace, pues, de aquello treinta años. Fecha pa-ra el recuerdo de una labor mantenida durante másde dos décadas, en cuyo transcurso se desarrolla-ron 8.400 actividades, llevadas a cabo por 2.300colaboradores y a las que asistieron unos 280.000participantes. Esas actividades se desarrollaron enEspaña entera, en todas las Comunidades Autó-nomas, en Ceuta y en Melilla, a las que hay queañadir las 95 de índole internacional. Fueron ins-piración de ellas tanto el Patronato como los Con-sejos, auténticos think tanks de los que nacían elaliento y los planes de acción, como asimismo losde las publicaciones.

El Patronato estuvo presidido sucesivamente porManuel Fraga y Carlos Robles Piquer; fueron vice-presidentes eficaces y entregados Joaquín Pérez Vi-llanueva, Juan Velarde, Rafael Pérez Alvarez-Ossorioy Juan Antonio Cánovas del Castillo; se sucedieroncomo secretarios del mismo Jaime Suárez, Ricardode la Cierva, Emilio Beladíez, Juan José Lucas, JesúsTrillo-Figueroa y Francisco Sanabria. Hubo Consejos

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constituidos ad hoc para ocasiones y temas concre-tos y tres permanentes: el Consejo Cultural, presi-dido hasta su fallecimiento por Pérez Villanueva, asu modo sencillamente erudito y con derroche de hu-mor y humanidad; el Consejo Económico, presididopor Juan Iranzo, y cuyas reflexiones, análisis y suge-rencias acabaron publicándose por su interés comosección propia en la revista Veintiuno; y el Consejode Cooperación, que se ocupó de todo lo referentea la Fundación en cuanto ONGD y estuvo presididocon tanta fe en su labor como abnegación por el no-tario de Madrid, José Lucas Fernández.

La eficaz ayuda alemana: la Hanns Seidel Stiftung

Desde Europa se siguió la Transición española congran interés, según se dijo. Pero algunos países nose limitaron a verla con buenos ojos y a esperar acon-tecimientos, sino que unos cuantos, como AlemaniaOccidental, con altruismo y largueza, ayudaron al es-fuerzo con ayudas materiales y no materiales. El Mi-nisterio de Cooperación de la RFA canalizó ayudas aEspaña a través de cuatro grandes Fundaciones: la

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“Konrad Adenauer” para los demócratas cristianos,la “Friedich Ebert” para los socialistas, la “Neumann”para los liberales y la bávara “Hanns Seidel” para losliberal-conservadores.

Esta última firma con la “Cánovas del Castillo” suprimer Convenio de Cooperación en 1982. Que de-bería “servir a la creación de convicciones liberal-con-servadoras y democráticas del pueblo español paracontribuir a la estabilidad de la democracia y al re-chazo de soluciones radicales”. A partir de entoncesla “Seidel” potencia la actividad de la “Cánovas” concursos de formación política y técnica, participaciónen seminarios, universidades de verano, capacita-ción de líderes, de agentes electorales, educación dela juventud en nuevos valores. Son de recordar loscursos de Ojén en Málaga. Alma de esta colabora-ción eficaz fue con dedicación ejemplar durante añosel Dr. Rainer Glagow, a quien se despidió con grancariño y se condecoró con la Encomienda de Isabella Católica en acto presidido por José María Aznar alfinalizar su fértil labor en España.

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Pero las relaciones de cooperación, cuyo brochefinal fue el ingreso de nuestro país en la Unión Euro-pea como miembro de pleno derecho en enero de1986, se mantuvieron durante toda la vida de la Fun-dación Cánovas del Castillo y se suscribieron nuevosconvenios: en 1998, en Kreuth (Baviera), ampliandoel Convenio primitivo; en 27 de enero de 1999, en lasede de la Hanns Seidel en Bruselas, con asistenciade los firmantes –Alfred Bayer y Carlos Robles comopresidentes de las respectivas Fundaciones– y de unnutrido grupo de personalidades del mundo político ycultural europeo, a destacar el embajador Manuel Be-navides, Su Alteza Imperial el Archiduque Otto de Habs-burgo, el vicepresidente del CSU Ingo Friedich y Mar-celino Oreja, vicepresidente entonces de la ComisiónEuropea.

Los primeros años: 1980-1990

¿En qué campo había que insistir en estos años pri-meros? Evidentemente en trabajar para que la Tran-sición transcurriese con éxito, asegurarla, familiari-zarse con ella y con las vicisitudes que comportaba,

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hacerla viable del único modo con que se legitima-ría: mediante la convicción. Había que argumentar,convencer, persuadir y alcanzar así el clima capaz decoadyuvar a la sociedad española en el compromisode adherirse al nuevo orden constitucional demo-crático. Con ese propósito la “Cánovas” contribuyótambién a hacer posible la Transición.

Se refleja la intención en los Cursos impartidos,4.689 en total, en todas las Comunidades Autóno-mas, con mención especial por su número en An-dalucía, Madrid, las dos Castillas, Galicia y Asturias.En efecto, esos cursos versaron sobre capacitación,formación sociopolítica, gestión municipal, juventud,sindicalismo independiente y, muy en especial, pro-cesos electorales, que se lleva el 41,2% de la acti-vidad y el 22% de participantes, que fueron innu-merables: pocos son los líderes y afiliados a Alian-za y al Partido Popular, de los que hoy desempeñanalgún puesto de responsabilidad en su organizacióno en cualquiera de las instancias de gobierno mu-nicipal, autonómico, nacional o europeo, que no se

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hayan beneficiado de estos cursos de formación contemas variadísimos –pueden contabilizarse hasta66– difundidos con heterogeneidad extraordinariaen participación y número, y adaptados a las ca-racterísticas propias de las gentes y lugares en quese impartían. De entre ellos es obligado destacarlos de oratoria, con la estrecha colaboración de la“Hanns Seidel” que introdujo un método que en Ale-mania dio resultados excelentes que en España serepitieron.

Otro tanto cabe decir de las Universidades de Ve-rano, ocho en total, con veintiocho ediciones en ladécada de los 80. Fueron la Universidad Internacio-nal del Mediterráneo, que heredaba a los Cursos deVerano de Ibiza, dirigidos con acierto por BartoloméEscandell, los Cursos de Verano de Granada, la Uni-versidad Euroamericana “Marqués de Santillana”en Guadalajara, la Universidad de Verano “Casadodel Alisal” en Palencia, la Universidad “Alfonso VIII”en Soria, la Universidad de Verano de las Islas Ca-narias, la Universidad de Verano de Ojén, la Univer-

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sidad Europea de Verano “Andalucía”, y la Universi-dad del Mar Menor, que se inició como Cursos de Ve-rano “Rodrigo Fernández Carvajal”.

La temática de lo tratado fue asimismo variada yla altura académica; algunos títulos resumidos, en-tre la treintena de los desarrollados, dan idea delaliento que presidía la labor estival de la Fundación:Bioética; Ecología y medio ambiente; Economía abier-ta; Sociedad, Derecho y Política; Pensamiento y li-bertad; Crisis de valores; Humanismo y liberalismo;Identidad de Europa; Exigencia humanista en la for-mación; Libertad de enseñanza y derecho a la edu-cación; Ser histórico de España; España en la cons-trucción histórica de Europa; En el umbral de Euro-pa; y, por supuesto, Cánovas del Castillo y el pensa-miento liberal-conservador.

Por seguir aquello de scripta manent, todas esaslabores se complementaron con Publicaciones, queen esa década alcanzaron a 84 libros impresos y di-fundidos. Lucas Beltrán, Juan Marcos, Pedro Schwartz,

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Pedro Sainz Rodriguez, Manuel Fraga, Alfonso Oso-rio, José Manuel Otero, Miguel Herrero, Luis Guiller-mo Perinat, Carlos Robles, Jesús Trillo-Figueroa, J.M.Barquero y Julen Guimón son algunos de los auto-res. Esos años se crean los Cuadernos de Forma-ción, mantenidos hasta el final; se trataba de dar vi-da a una “colección de textos, documentos y mate-riales para el debate interno y la formación políticade dirigentes y cuadros y para la orientación de vo-tantes y simpatizantes de Alianza Popular” con el pro-pósito de utilizarlos “preferentemente en seminariosde formación política, social y cultural”. Fuera de am-bas colecciones se publica un texto académico deManuel Fraga, Ciencia práctica de la política, 1987 yCánovas, un hombre para nuestro tiempo, estudio yantología elaborados por José María García Escude-ro y con la colaboración editorial de la BAC, 1989.

Tras algún intento previo que no cuajó, en 1988,bajo la Presidencia de Carlos Robles, siendo secre-tario general Juan José Lucas, se aprueba por el Pa-tronato una propuesta de creación de una revista tri-

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mestral que bajo el título Veintiuno lanzaría su nú-mero 1 en Primavera, 1989. Director de la revista esFrancisco Sanabria; director técnico, Isidro Palacios;coordinador, Juan José Lucas, y el Consejo Asesorestá compuesto por Miguel Cruz, María Teresa Este-van, Alejandro Muñoz Alonso, Dalmacio Negro Pavón,Alfonso Ortega, Rafael Pérez Álvarez-Ossorio y JuanVelarde; redactor-jefe es José Manuel de Torres y suadministrador, Norberto Mansilla, a la vez gerente dela FCC. Los temas elegidos para el número inicial sonprueba del aliento que animaría a la publicación: lasociedad abierta, el apoliticismo de la juventud, lamujer y la familia en el mundo. Una visión plural y al-ternativa de futuro, basada en la vigencia de los va-lores del humanismo occidental y en el desarrollo delas ideas liberal-conservadoras y reformistas, que en-tonces y hoy predominan en las sociedades avanza-das, fueron siempre el primer objetivo y compromisoúnico que Veintiuno se trazó desde el momento desu creación. Así, conceptos tales como “individuo”,“Estado”, “Nación”, “sociedad”, “libertad”, “Europa”,“democracia”, “progreso”, “empleo”, “mercado”,

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“centro reformismo”, y otros análogos, han sido ob-jeto preferente de estudio, sea en las secciones dela publicación sea en números monográficos. En es-tos dos primeros años, además de las ya citadas, seabordaron cuestiones tales como el liberalismo, lacultura postmoderna, la informática y el derecho a laintimidad, la unidad de España y las Autonomías, laquiebra del Estado de Bienestar, la relación con el Is-lam, el V Centenario del Descubrimiento, etc.

La Fundación Cánovas y la refundación popular

Las elecciones generales de 1986 confirmaron aAlianza Popular como el segundo partido y líder de laoposición, pero ese resultado –con un escaño me-nos en el Congreso que en la legislatura anterior, aun-que nueve más en el Senado– seguía sin ser buenoen opinión de su presidente, de ahí que plantearacon franqueza y generosidad su dimisión. El día 1 dediciembre de 1986 lee a la militancia que le aclamaen la calle Génova una carta en la que basa su de-cisión de dimitir en la renovación generacional, aménde ofrecer el precio de su propio sacrificio a fin de

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que las distintas familias políticas afines pudieransuperar sus discrepancias y llegaran a un acuerdo ya unirse de verdad.

Es sustituido pero Fraga no abandona. Había fun-dado el proyecto Popular y su deber le indica que aúnno es el momento de distanciarse. Era preciso ob-servar prudentemente la “joven sucesión”. Seguíaconservando su acta de Diputado en el Congreso yes elegido como cabeza de lista por AP en las elec-ciones al Parlamento Europeo de junio de 1987. Noobstante, fija su despacho, su “puesto de observa-ción del partido”, en la sede nacional de la Funda-ción Cánovas del Castillo, en Marqués de la Ense-nada, a pocos pasos de la calle Génova. Aún man-tenía la Presidencia de aquella institución, desde laque Fraga llevará a cabo la refundación del partido.El sosiego de la “Cánovas” volvía a serle útil al prag-matismo político cotidiano.

El año 1988 es un periodo de deterioro, pérdidade vitalidad y descenso peligroso de las expectativas

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electorales. Mientras, a la vista de cómo estaban lascosas, el retorno de Fraga a la dirección ejecutiva delpartido y la idea de refundar éste se fueron gestan-do desde la sede nacional de la Fundación Cánovasdel Castillo. Ambos propósitos tomaron forma en elCongreso Nacional de Alianza Popular celebrado enfebrero de 1989: Fraga volvió como presidente y elnombre mudó a Partido Popular, mostrando así el de-seo de acomodarse en ideas y estrategias a la doc-trina y formato del Partido Popular Europeo.

Había que aprestarse al reto electoral y esta vezcon dos novedades cruciales: quien encabezase lalista del PP por Madrid sería no sólo candidato a laPresidencia del Gobierno o jefe de la Oposición, se-gún el caso, sino también futuro presidente y líderdel Partido Popular refundado. Esa persona fue JoséMaría Aznar. La otra novedad sería la definitiva dedi-cación de Fraga a Galicia, donde obtuvo mayoría ab-soluta en las elecciones de 17 de diciembre de 1989,tomando la Presidencia de la Xunta en febrero de1990 en un acto multitudinario memorable.

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Al hilo de estos acontecimientos, en abril de 1990,Manuel Fraga cede la Presidencia Nacional a JoséMaría Aznar, quien, votado en el Congreso ordinariocelebrado en Sevilla recibe el espaldarazo de las ba-ses del partido. A Fraga se le reserva el título hono-rífico de “presidente fundador”. Poco antes dejabatambién la Presidencia de la Fundación Cánovas delCastillo, que le otorgaba igualmente el título de “pre-sidente de honor”. Comenzaba una nueva etapa queiba a ser la del despegue definitivo.

Los diez años siguientes: 1991-2001

Se inicia la década coincidiendo con la Presidenciade José María Aznar en el Partido Popular. La “Cá-novas” mantiene sus actividades formativas, poten-ciándose las que ya venía desenvolviendo y creandootras nuevas. En esta segunda etapa la Fundacióntrató de superarse a sí misma al compás de la re-novación y contribuyendo a ella en la medida que pu-do y estaba a su alcance y competencia.



Tuvo ocasión de afirmar poco después quien es-to escribe: “Nuestra contribución a la refundación nofue la de un simple maquillaje, no fue sólo un reju-venecimiento, sino un culminar la idea centrista queFraga siempre había expuesto, no sólo desde la Tran-sición, sino desde la última década del franquismo.Estaba claro que después del Congreso de Sevillahabía que subrayar todo ello todavía más. ¿Cómo lohicimos? Lo hicimos a través de los instrumentos deque disponíamos. Algunos quedan ahí como testi-monio. Todos ellos estuvieron en la trayectoria cen-trista desde sus comienzos, y algunos de ellos seanticiparán incluso a la formulación doctrinal del cen-tro reformista en cuanto tal”.

Fue en el XIII Congreso Nacional del Partido Po-pular, celebrado en Madrid en enero de 1999, don-de quedaron aprobadas las bases programáticasdel relanzado proyecto que el PP, a través de su pre-sidente José María Aznar, iba a proponer desde en-tonces a la sociedad española y, mediante las ins-tancias correspondientes, a la sociedad internacio-

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nal. En la “Cánovas” se hablaba de un centro re-formista al unísono de lo que en el ambiente era lainquietud dominante y acertada con la cabeza delpartido.

Había que seguir manteniendo las prioridades for-mativas. La sociedad española parecía ir maduran-do en la vertiente del proyecto Popular, pero habíaque seguir trabajando hasta el triunfo de una Espa-ña abierta, libre, moderna, moderada, de centro. Elprimero de esos logros sobrevino en las eleccionesgenerales de 1996; el segundo, afianzándolo, cua-tro años después, en 2000, con la obtención de lamayoría absoluta del Partido Popular. La “Cánovas”no se durmió en los laureles en ese prolongado pe-ríodo de dos legislaturas, más aún, desde sus posi-bilidades había contribuido también a ese triunfo:basta con resumir hechos y actividades en estos añosde 1991 a 2001. Veamos.

A los Cursos de ese decenio asistieron más de200.000 participantes y versaron sobre capacitación

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de líderes, política municipal, clubes de debate, re-forma democrática, formación de la juventud, semi-narios nacionales e internacionales, formación políti-co social, técnicas de comunicación verbal y retórica,a lo que cabe añadir la formación por corresponden-cia. Una vez más, la preparación para procesos elec-torales se llevó la palma con el 40% del total.

Igualmente cobra singular relieve en estos años laedición de cursos de formación preparados para serseguidos a distancia, concretamente la edición delCurso Superior de Gestión de Organizaciones y el Cur-so Superior de Gestión de Entidades Locales, coordi-nados ambos por Luis Navarro, y que gozaron de muybuena aceptación. Igualmente se llegó a preparar unCurso Superior en Ciencias Políticas, coordinado porDalmacio Negro, en el que participaron destacadosprofesores universitarios, con la idea de promover unaeficaz formación política a afiliados y simpatizantes.

Continuaron también concurridas las Universida-des de Verano: las “clásicas” citadas, “Alfonso VIII”

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en Soria, “Casado del Alisal” en Palencia, “Mar Me-nor” en Murcia, “Internacional del Mediterráneo” enIbiza, a las que se añadieron durante esos diez añoslos Cursos de la Universidad de Verano de Cantabriaen Laredo, las Universidades de Verano de Sigüen-za, Valencia y Peñíscola. La nave capitana de las ac-tividades estivales siguió siendo la Universidad Eu-roamericana “Marqués de Santillana” en Guadalaja-ra, dirigida con sabiduría, generosidad y entrega ple-na por su rector, Juan Velarde Fuertes. En resumen,diez cursos universitarios de verano con 52 edicio-nes. Enumerar los títulos de lo allí tratado excederíala dimensión de esta crónica y recuerdo. Deben asímismo añadirse los Cursos de Otoño de Villaviciosade Odón por iniciativa de su alcaldesa Pilar Martínez.

De las 3.689 actividades que tuvieron lugar eneste período se beneficiaron todas y cada una de lasComunidades Autónomas, más Ceuta y Melilla. Fue-ron las más numerosas, por este orden, Madrid, An-dalucía, Galicia, Castilla y León, Castilla La Mancha,Comunidad Valenciana y Cataluña.

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En esos años, la revista Veintiuno prosigue su an-dadura a razón de cuatro números por año, más loscorrespondientes índices cada diez de ellos, por or-den onomástico, temático y de fechas. Se publica-ron en total 57 números. El director, el equipo de re-dacción y técnico, así como el Consejo Asesor, per-manecen los mismos. Constaba cada número de lassecciones Estudios, Análisis, Cuestión central (mo-nográfica sobre algún asunto relevante), Documen-tos (de algún autor importante), Informe económico,Crónicas y Notas y Libros. Tanto la lista de autorescomo la temática, bien puede suponerse, son am-plísimas, de ahí la imposibilidad de ser exhaustivos,por ello habremos de olvidarnos con sentimiento delos autores y limitarnos a recordar sólo algunos delos temas: “Cánovas y la Restauración”; “Cánovas:balance de un centenario”; “Comunicación y verdad”;“Derecho y obligación de injerencia internacional”;“Nación y Estado”; “El 98, cien años después”; “ElCentro Reformista”; “El español en organizacionesinternacionales”; “El futuro del liberalismo”; “El ge-nocidio en América”; “El gigante chino”; “El lengua-

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je político”; “El Sur de Asia”; “Elecciones 2000”; “Es-paña en el Pacífico”; “Posmodernismo”; “Ética en losmercados financieros”; “Fe y razón”; “Globalizacióny relaciones laborales”; “Internet”; “La ciudadaníaeuropea”; “La Europa poscomunista”; “Riesgo y ven-tura de la globalización”; “Mujer, trabajo y familia”;“Sustancia política y savia de la libertad”, y “UniónEuropea y defensa común”.

A poco de crearse Veintiuno se sintió la necesidadde tener otro frente cultural en el que tuviesen cabi-da estudios más amplios que los contenidos en unartículo. Era necesario igualmente disponer de publi-caciones con temas monográficos a cargo de variosautores. De esa idea surgió en 1992 la ColecciónVeintiuno de Libros, de los que han aparecido 38, contemas distintos aunque todos en la línea popular, sir-van de ejemplo algunos títulos: Fundamentalismo is-lámico; Europa: un orden jurídico para un fin político;De la caída del muro al fin del socialismo; Los añosen que no se escuchó a Casandra; El impulso local;La lucha política contra la droga; La Unión Europea

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cada semana; Del IV al V Centenario del Descubri-miento; El discurso político; Empresa pública y priva-tizaciones; Lenguas de España, lenguas de Europa;La profesionalización de los ejércitos; La herencia deun Imperio roto; Derechos y responsabilidades de lapersona; Balance del siglo XX; Algunas cuestionesclave para el siglo XXI; La Europa post comunista; Lasclaves demográficas del futuro de España.

La mayoría de esos libros son trabajo de variosautores, otros son de autoría individual; algunos nom-bres serían: Juan Velarde, Carlos Robles, LorenzoBernaldo de Quirós, Alfonso Ortega, Luis Navarro,Gonzalo Parente, José María García Escudero, Emi-lio de Diego, Fernando Olivié, Salvador Bermúdez deCastro, Rafael Puyol, Loyola de Palacio, Rafael Alva-rado, Juan Iranzo, Francisco Sanabria, Benigno Pen-dás, Consuelo Flecha, María Teresa Estevan, JoséMaría Álvarez Romero, María Dolores de Asís, Anto-nio Lago, Alejandro Muñoz-Alonso, Fernando Garcíade Cortázar. Entre otros, con disculpas para los nocitados.

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La colección de pequeños libros de la pasada épo-ca se convierte ahora en los Cuadernos de FormaciónVeintiuno, con dos series: “azul” y “naranja”. Nacie-ron en 1993, y hasta 2001 se publicaron, entre lasdos series, veinticuatro títulos. Contaron con autoresde relieve como Manuel Fraga, José María Aznar, Ma-riano Rajoy, Juan Velarde o Camilo José Cela, y siem-pre con especialistas, tales, Ubaldo Nieto, Jaime Ro-dríguez Arana, Jesús Trillo-Figueroa –durante un tiem-po secretario general de la Fundación–, Luis Togores,Jerónimo Molina o Enrique de Diego, entre otros.

Al margen de las publicaciones seriadas, se pro-dujo una obra editorial que bien se merecía su des-tinatario. Se trata de Manuel Fraga. Homenaje Aca-démico, por varios autores en dos tomos y 1.634páginas, publicada por la Fundación Cánovas del Cas-tillo en 1997. Prologada por José María Aznar, in-troducida por Carlos Robles, y con un epílogo de Ca-milo José Cela, sus dos volúmenes recogen seten-ta aportaciones académicas de destacados profe-sores y autores eminentes –algunos tristemente fa-

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llecidos– en homenaje a Manuel Fraga Iribarne porla labor de toda una vida dedicada a la cultura, laenseñanza, el pensamiento, la acción política, la di-plomacia, la convivencia y el bienestar social; en su-ma, a Fraga, el hombre de Estado.

Pero hubo además otras actividades, a destacartres de ellas. Se trata, en primer lugar, del Club deDebate “Cánovas”, fundado en 1996 a impulso delas delegaciones regionales de la Fundación ante elCentenario de la muerte de Cánovas. El Club tomóconsistencia definitiva y perduró hasta el final comofoco de acción permanente de pensamiento y análi-sis, logrando reunir en sus cuatro años de actividada más de 3.500 participantes.

En segundo lugar, la Cátedra y Foro “Manuel Fra-ga”, nacidos a propuesta del Patronato de la Funda-ción y realizados gracias a la colaboración del deca-no de la Facultad de Derecho de la UCM, José Itur-mendi. La sesión inaugural se celebró el 26 de ma-yo de 1998 en el Salón de Grados de la citada Fa-

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cultad. Diversas intervenciones, las de Carlos Roblescomo presidente de la Fundación, de José Iturmendicomo decano, Rafael Puyol como rector de la Com-plutense y la del propio profesor Fraga, precedieronla magistral, a cargo de Lech Walesa, ex presidentede la República de Polonia. En la segunda sesión, lalección corrió a cargo de Anibal Cavaco Silva, ex pri-mer ministro de la República de Portugal. La siguientecontó con la presencia del historiador e hispanistainglés, sir John Elliot. En la del año 2000 el ponenteinvitado fue el entonces presidente del Congreso delos Diputados, Federico Trillo-Figueroa. Las sesionessiguientes continuaron a la misma altura: Jean Fran-çois Revel, pensador y miembro de la Academia Fran-cesa, el catedrático y académico Juan Velarde, Pre-mio Príncipe de Asturias y Luis Alberto La Calle, expresidente de Uruguay. Siguieron –ya a cargo de FAES–las intervenciones de Giulio Andreotti, ex presidentedel Gobierno de Italia, de Giuseppe de Vergottini, ca-tedrático de Derecho Constitucional de la Universi-dad de Bolonia, del Dr. Theodor Waigel, ex ministrode Finanzas de la RFA y una undécima y, por el mo-

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mento, lección final impartida por Marcello Pera, ca-tedrático de Filosofía de la Ciencia en la Universidadde Pisa y entonces presidente del Senado italiano.

Al hablar de la Cátedra Fraga, hay que citar el res-paldo de los “amigos de Fraga”, unos 500, que apo-yaron la Cátedra y fueron organizados por don Feli-ciano Barrera, quien presidió la Comisión Promotorade la Fundación “Manuel Fraga”, cuyo Patronato pre-side ahora don Juan Velarde.

Otra actividad, de carácter práctico y utilidad cla-ra, fue el Curso Superior de Gestión y OrganizaciónSanitaria, editado para formar expertos necesarios,tanto en el sector público como en el privado, parapersonal cualificado y con titulación superior. Desde1997 a 2001 hubo 1.875 horas lectivas.

Centenario del magnicidio de Cánovas del Castillo:1897-1997

El gran acontecimiento de la década de los noventapara la Fundación Cánovas fue la conmemoración de

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la muerte de su mentor. La revista Veintiuno en su nú-mero 37 y de la mano del profesor Luis Togores, hoyvicerrector de la Universidad San Pablo CEU, dio ex-haustiva cuenta de los actos celebrados y del cúmu-lo de publicaciones, amplísimo en cantidad y calidad.A ella remitimos a quienes están interesados.

Sí importa señalar las conferencias, cursos, en-cuentros y jornadas que se celebraron cargo de mu-chas instituciones de prestigio como la Fundación Bo-tín de Santander, la Real Academia de Jurisprudenciay Legislación, del Colegio Libre de Eméritos, de la Uni-versidad de Málaga, de la Fundación Ramón Areces,de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas,de los Cursos de Verano de El Escorial de la UCM, dela UIMP de Santander, de la Universidad Euroameri-cana “Marqués de Santillana”, de la Casa de Galicia,del Club de Debates “Cánovas Cultural”, del Institu-to de España, del Centro de Estudios Políticos y Cons-titucionales, del Congreso de los Diputados, de la So-ciedad de amigos del País y el Ayuntamiento de Má-laga y de la Real Academia de la Historia.

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Se celebró también el Congreso histórico “Cáno-vas y su Época”, del 2 al 22 de noviembre de 1997,organizado por la Universidad San Pablo CEU con elpatrocinio de la Fundación Cánovas, el Colegio de Doc-tores y Licenciados y la editorial Actas, que luego viola luz en libro. Participaron reconocidos maestros co-mo José María García Escudero, Carlos Seco Serra-no, Gonzalo Anes, Vicente Palacio Atard, Julio SalomCosta, Manuel Fraga, José Tomás Raga y Antonio Ru-meu de Armas, que abrieron y cerraron el Congresocomo rector del CEU el primero y como director de laReal Academia de la Historia el segundo.

El Gobierno creó una Comisión Nacional Conme-morativa del Centenario de la Muerte de Don Anto-nio Cánovas del Castillo que patrocinó y promoviómuy diversos actos en los que la Fundación tuvo pa-pel relevante. A destacar la gran exposición Cánovasy la Restauración que tuvo lugar en el Cuartel del Con-de Duque de diciembre de 1997 a febrero de 1998.Fue posible gracias a la Fundación Argentaria, quecubrió los gastos, y al Ayuntamiento de Madrid, que

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cedió el recinto donde se mostraron más de 300 pie-zas. Presidió la inauguración S.M. el Rey Don JuanCarlos, acompañado, entre otras personalidades, porel vicepresidente primero del Gobierno, Francisco Ál-varez Cascos y el alcalde de Madrid, José María Ál-varez del Manzano.

Lugar destacado merece la aparición de AntonioCánovas del Castillo. Obras completas. Obra magnaen siete tomos y trece volúmenes, con 10.832 pá-ginas, editada por la Fundación en Madrid 1997-1998.Prologa la obra José María Aznar, la presenta CarlosRobles, hace la introducción José María García Es-cudero. Son de reseñar las contribuciones de LuisTogores, coordinador; Mario Hernández Sánchez-Bar-ba, Federico Trillo-Figueroa, Carmen Llorca, Juan Ve-larde, Luis Blanco Vila, Carlos González de Herediay Agustín Rodríguez. Realizó el epílogo Manuel Fra-ga. Realizaron labores complementarias imprescin-dibles Begoña González Cuesta y José Manuel de To-rres. Hay además una edición digital en colaboracióncon el B.O.E. en el 2000.

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Cooperación Internacional para el Desarrollo

Se emprendió esta actividad en 1989 por propia con-vicción y respondiendo a la petición expresa del Ins-tituto de Cooperación Iberoamericana. Se inaugura-ba así un nuevo capítulo de actividades como ONGD.De ese año datan los primeros contactos con insti-tuciones del Este europeo, África e Iberoamérica. Sepropuso además la Fundación promover líneas de in-vestigación y consiguió involucrar a los diferentes ac-tores, económicos y sociales, tanto de España comodel exterior, para generar nuevas ideas y alternativasenriquecedoras de cooperación. Se creó un Volunta-riado eficaz bajo el lema “Allí y Ahora” y se lanzó unapequeña publicación con el mismo título.

Como ONGD, la Fundación mantuvo proyectos muydiversos –en los que se armonizaba lo material y losocial– desde la sanidad, la educación, promoción ru-ral, hostelería, niños de la calle, rescate de drogadic-tos, mujeres embarazadas, nutrición, micro empre-sariado campesino, talleres mecánicos, formación pro-fesional de mujeres jóvenes, fortalecimiento de co-

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munidades rurales, desnutrición infantil, desarrollo debarrios marginales, saneamiento medio ambiental, re-ciclaje de residuos, población indígena, viviendas, for-mación de formadores, capacitación de líderes, reha-bilitación de infraestructuras, obras eléctricas, cam-pesinos de recursos escasos, abastecimiento de aguapotable, sistemas productivos sostenibles, etc.

En total se llegó a los 110 proyectos ejecutados,por un valor de 22.690.132 euros. Iberoamérica fueintencionadamente privilegiada; África y sobre todoFilipinas la siguieron. Se tuvo presencia en Hondu-ras, República Dominicana, Argentina, Guatemala,Panamá, Nicaragua, Perú, Bolivia, Paraguay, Méjico,El Salvador y muy especialmente Colombia, dondese encontró una contraparte activa, eficaz y de arrai-go en su país, la Federación Nacional de Cafeteros.En África hubo proyectos en Kimbondo (Congo), enMozambique y en Namibia. Participación especial hu-bo en Kosovo, como parte del programa extraordi-nario de la AECI de rehabilitación y reconstrucción deinfraestructuras y mejora de comunicaciones.

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Todas estas tareas pasaron a “Humanismo y De-mocracia”, también ONGD –así se decidió al reali-zarse la fusión de Fundaciones– y con ellas pasó bue-na parte del benemérito personal y cooperantes, queaportaban una docena de años de experiencia y acuyo frente, con conocimientos y destreza reconoci-dos, estaba y está Maribel Alañón.

La culminación de un noble empeño

Carlos Robles Piquer como presidente último de laFundación, y antes de dejar de serlo, escribió: “El díaque firmamos el Protocolo de Fusión con las otrascinco fundaciones hermanas del proyecto Popular,ese día en que nos comprometimos a convertirnosen una sola Fundación, que presidirá José María Az-nar, pasará a nuestra pequeña historia doméstica co-mo uno de sus hitos fundamentales. No exagero sidigo que el lunes 26 de noviembre de 2001 marcapara nosotros, los miembros de la Cánovas del Cas-tillo, el punto culminante de la realización de una ideaque ya latía en su seno desde el principio”.

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fundaciÓn cÁnovas del castillo: historia de...

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