felipe martínez marzoa - la filosofía de el capital de marx

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Page 1: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

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© 1983, felip<t ~RTINEZ. hlARZOA TAURUS EDJCION'ES, ~.A.

Pr:íncipe de V~rgar¡¡;, Si,, l:.ó L~MAD.~Iú-6 · · LS,'B .N.: 847'3b6-i232-'7 . , Dep9s~.rq ~egali :M': ·.~0-35·~-1983

. •'FRI'fil'TED. J.N SPA.ll)l :-

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Los sistemas de referencia~:.erÍ:lpleados en· las citas queda¡:¡. . sufl~.'·.· · ·· . cien.tetriente claros en las notas y e);l ' la$ referencias de ·las mi~rfi:aJ1 ·

a la bibliografía. En cuanto a la maiÍer~ de dar el texto . ~isfu~ '"én ' 1 ' .. .,~'''··'·'.r·' .. ·l 1 ·' ,, ·, .

las citas, indicamos aquí lo siguieqte:"::·~jeftlpre, que un te:¡¡:to , · por ·una edición en lengua otigill,I\1- )Íl.p,a,t~ce\ eti castell~ho, a·e: be:·teri'-'·

' t~tyderse 'que de 1a traducción somos:·r~spprrsi~les .. noso~:tros u .u, :>u'l),l;!,.;:·.,·•:

Por otra parte, no siempre hemos tra:ducidó.; . en particular, ·no . . hemos hecho en aquellos casos en que la cita se hace por mqr .· qe,Jil:;·. utilización original de expresiones· determinadas, .o cuando .el tia~ ' ' . ducir hubiera requerido elementos de interpretación que, en el . triO.~ '-.i mento en que la ·cita ocurre, aún no han sido fundamentados 'y •que'' ·

1 aún no. son expósitiVamente necesarios en ese momento-; . ·,¿<_!': · La redacCión de. este libro se terminó en el verano de 198L Se

opta4o ·por np ·ha:c~r modificacíones~ ·Casi inevita,bleménte', ' ' · que, ha escrito uri libro y qP:e, entre tántj), ya hat'enido · ... .., .... ,"-, , interiorjzar .lo ~s~ncial .de ~r.Y de seguh~ ,ad~l-ant¡;:, 'std~e~fe· .... ,. •• ~·~·.,.),' en ei ,n:wmento',~n . gue,hoj~a de '' nuevo éllibrq en\i~ta d~ ciaqa pupli~¡tci6n , 'a pensar. que esto .. o ·~qut(llQ «~sú1ríaí' .. ·'"JW ~H·.""lil~'· otra ¡:nánera, en lo cua:\, vista, la cosa ~n a~str.acto, quiz~ • razón. Ello¡ sin embargo, solamente significa· .qu~, en . el,

· tráns~urr~do, el autor ha estado· t~abajal,lda, " no .en él . ' sino·:eñ·~otras cosas, que .su actual trabajo le plantéá otras <i"J!!;;"'u.",t~~·· • que CUeStioneS que anteS eran meflOS g:taV~S ' ahora lo .. »VJ\I.o', J>u.,,~I¡' >}J vit~versai ek; ·¡:,erb todo '_¿

1Sto· bcutre eri virlúd'·d/ '

'\ ·~·' ,. ' l 1 • • . ',., _,• ' ' • • .~ '· . • ~ • .,

el que .se puplica'; y; por·',lo,-fanto, no ;cle):>e ."v••uu'"'"' de ·¡éste; ef)ibrq· debe dejars.e tai Como· .t(sfái, ,,

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Page 3: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

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Page 4: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

.a.tttite:sis. m.i~ma. Las p~~tPFa~; . ·. . ·.· :n~:p)le,:¡:tm .. t a:n.: . afir.n:lacióp . <<indivi?'J.l'~~i:st~.'~ ;del . .

negativa a considerarse, en . cuanto artista, .. ci -:(·· ~t~~p~~~~¡ió;rr>;; ,de una praxis ,colt~c~iva, cualqÍ!ierá que · sea.ia maJli ra· .l'~;

esa l:olectividad (y es sabi4o ~'t}ue Thoma:¡ 'Map.n ' . . ' ~?'t>~ns;a.,b;a. . en es~ momento ~h la coltfcÚvi'dad <<naciÓn>> com~ · ca-.

·' "'•· ·"--'"'< ·~ · ni e'n , s~ntido «~acl.9~~}~~Úi») .' · ...... · . . . nubes', ·:· sin ;. em1Jargó/ · éii's9m6~eden •1a · pretehdida cJal·

:esq\;\ema. ' frimeró: ,él <<intel~d,tuif· puto>; def :cásq est~ •ha- . :ni u y <<co?l:prometi~.0>~ al .Pro'nun'Ciar estas 'palabra~; álge . !i~b~a .. rtelii~o que liuif de ·su país ···unos añOs ante.t ' ,Se- . ,

.•¡.;!•u:g.y .~"~-. .• <<1n~ivi!l~.!.'l>':ltóm0 tat ·hb , i~i átr~buyelrting~ri riié_rritt?,¡ d.\f~·· · Jtl.Jl'e'~,~óc:to' i:tíl.\$~do· 1pvolu~tat:io, qúe· h a,..rt>fiedeci<;io· •a: r urra <<neüé'si~lí:?h\ .,

.. . . . . ': llgrll,d.ecido>> pbr haber he~ho lo que ha hc;;cho. Eso ·g~~.; él ~. , ... g~spuesto ,a ·co~pa:rt~r. con nadie, ~o es <~mé.ritQl>: , ·~~n(J~:~\?l.i~~/ . . · ~n la actitud de rechazo que el texto expresá, l c'B~~isfe ·

.:urol'Bi ,f>bohmcla·, lealtad a aquellos mismos a los que se . rehú~á' ''i:b1i~ ·. en· .. l'a ·obra . . El' escdtor no ha, heéhó :¡u · ·0~ra:' por:'. ellÓ~·, . pronu·rtéia esta al0éudón,. y ~ór 'ellós ·~dir4 irh~s ·abajo- i

, .,;, 1' ' ·""""" u~~~~ ~ñ~~ 1~ri~~~ en~ el .~t;sto , q~t; ,h~b}a,~W,~lbj~~.to ' ál,:. ·por ellos ·se negal'a unos anos despues a un facll retbrno a ~:.,J ..... ~~["(\~,¡ 1\• rw. .·~ \ r • '1 ~ '¡¡ .f' ' 11}, • _,

.·• .. :,. -~: }' ;'\'¡~·!.'.~; '{f,.- ··~·,. ,~~·-~·.,i~.·~J:•~ .. ~f~' .. ;~p c~an,.tq :\\utpr. •. ·~~}J9,s . IfqP,Íf:~~ Íf!W;

Lf ... .. ·~ ~~n.~-~--~-"··~· RJ.lr.o~': · , Nq .Jl.á.y, et~: .~,Ldisc~r~o :de, SH. ~~ra, ni . . ·l)Jgo .se~ -ácel'~l\.qoL~Il v~~t\,¡d. ····~··~~o;;' : 11.1~.cu

:r.,~. ,a:t~~:r :q.~cL.~ ,,.~•:.•t•uta¡:q~e; .ras q.qe justific~ri:, c~dl\ · · · ·. · ~H.~~g~~l:,•li,Kill;lt o: .:te'ibni.z: ~.,si no ; fuese así '. r.·c·e •sd.1ttti>is1

.1 .ün ;~f,Hósof6 : .. ·del. mism6· q: 1c, IOCI.' 'lif;ue·ul:'l.:I~:M~!orts~~· Manh. ~orrl~ tin . artista si no: ·.

de su .. ·

p~iar>, , ni as· MariiL :E1 a .unirse :~a1 : socialismo' im p~~.o:'.e~ /ef¡Yofk; en) aquel '~ 1~1f,j.eiri:tt;\¡eítái :~oJ1ks:tü rn1ir h taíite

1siniestta: . OI-1:~ /.~!:lol• lli~·,.,:o;OC:s!i::.'·

; Giex:(~ id~a· c~m:6h·· a ·gap. 'es ,.:Q·, :d~scaJifica:ntes) ··coJlte.mf>J.ª.: ~l:tímª¡f:~i:snlo e,n .Nna .dimepsión <\diferentd,,, en ·.et: , mismo · sistema o· ámbito

. .... ' ; ., ' .. . ' . ~ ' ' ' . ' . -_· ~ .:f' m;~~~~ttii>o de ¡condjGiqnes'; '·t;n · la'~t.obra ~e lfegel, de .. Kant 0 la. éu~sti6n· de :e11 · qÜé .:.sentido . ,,,,r~·;;.,""''''~· M.líp¡: ~0n el UhiversaÍ (0 prés~nto• UIJIY¡~'f;Sal)i~Kf:iJos<)~hl>~:.f ; cutt!J)os .y.a, es. ~1 modo· a priori de · ,. Es· pn hecho que,. a la 'hora .. :clé estudiar · -<:·•., ' .......... ~. Ca~i io?O ·e~ ::mundo Se Vale ( d~ Jlianer~ C~ntJ.íal . \:J ·_;,:OUIJ,lt:IDt:n'[;[l..fll rno~o.s .f_:re~urso~:\q~é se cons:taE:ra Ka:?,t ; ::~e·~e~> o. Aristóte1és. Esta .. dis$rirrt'inadáh,· esta bas<l..da ~n .l~ conyicción (~:xpresa = o t·ácita: .. negá_d'a) . :a e! la:¡ ¡<espedficrd~<;H\ a~J ·mar~isrito:: \ ·~~: ~.1'1. ~4 ;J'l~·~~~~í irt\:it'~~~p~ec~ta.~~~'·!. : 1~ . fi,lo~0#a, ': ~n . ·gener~l ~" sino. ~n~llJS9", con·,t;~~~~tor· a: ~ cu'at<Júi.er!. Vl~:ct,_. ífiU¡fd~~.~ ,r~fleJar.s,e · -fuD:4.am,entalmen~~' .. en .unai artl~tf~~, ,;¡pat7nl\.l~e~te :p're.~ent.t< .pata'. 1a iríife~HgadÓrt" p.1s¡toJ•~c~tl pec;:¡flctdaw ~u~ ·seria d~pidal al ·pt:esunt_o ' ·

·<<eJmJ:e,:s.ié.lti'» ;: ~de ·. hnia 1praxis ·,UJ· st(~¡· j·i· ca.; •. ,\··~t¡,_,,.:~<n·· tetü:ionar:em .: aig'Qnos ,·d~, Jo~, li.s~~~tos fu ".,, .. ,,,,~.'M\I'IL .. (',IP,.

<tl~ct! .. m!.na:cié,n':•erir, e'l ,méh;>,do ·'d,t: · {·'¡

Page 5: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

e~e r,tip~ .riQ,e i ..... , ·y:. ~l@po& . de .

capítulp: dt;, r/)a.s·:· i<flipita'¡) ' .,'-:·!; , .. rt'., ... ~ • . 1. 1 ~ ,.\,' ., . \· ·{ ·'

qpe; spn o:uq ..t~p.o (!te ·dato obi:~·~ 'l .oq ,i'.a~go <i~féi;i~r, , · m.i~nt.ó \de;:uh;,pe.nsadot; ' ....

. /~ii~-~·. d~~~m~;~ón:. ~ntF~~ tf.pq~ de · daJ.'J~gnora'qa~·baJO él'.universal ~.,~.u~,.~~ cq?t!~u·~4~" ·~q ;¡¡>itne' cq~;Iuida .. · · · P~~fflf~~or•o~ (:le tuna o~ra en\ 'tías:, d1n~~o qe e_stos 'últimos, · pa11a uqa ll:i·1'ehn;rF des.d'c:t ;lué~o; 'tan. marcado coni'o . en .el' qué!: ª4Jledcn:mente he.m('>~ atribuidO. 'hti

. . .. distínciq~ .. a~ la . QJ:!..e ahora. nos , ref'edm~ts,,,¡. amtba:~,;te w~•v~uu tt~órie,o:dos Grtú:zddss~ s~ti : : ·

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. pritna'rióJ .decisív:o .. . ·: cte,~ta•:a.c.íont:s· ... ~ ~ a.e'r · ·· · \.;

Page 6: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

p~~a lo ; habtiía sit:lc);¡ . i . en' .tltl: ,. .

~rt>;n::hüli:.io» : .en tal otrq;'i"9!ii±á ~k>a~~ian04ic~.te·an·q.» .. ' iil:clu~q. un' petj$ádot · com,o~:K·ant/ q\l!e~ tierr~ ,.

'-<l.'U"' ·"·· fiH>m·ent<ht:le' lll · imp,i~ntá,ción, · d~fini'9xia ·de s':l~J?r0P,i~ . ·, cainpoídy ·. · :óbj~~iyiclad . I-jl:'er:afia (lV-81)~ presel):ta/~a:

.CleSQie->s:us ,,....a,u•--•v ... ·. · tra:o¡ijos ímporJ;atí;t~s 'una problemática .,que' 'ipi~ • ' • ' ... _., •• \. '! ' -•· .,..._.

~~'l"5 ,.,. .... ,dé. las '' /G0rr:i.entes>> da:da~.· .,, Wie du 'qlk . ,escl'ibi~>Hol~~~Íin 2; lo cu~f ·n.o quiete 4e'~ir

~arx ;h~Y,~n,. d~ého sietn~ti~ lo misrtío, '.sim>. ·que, · s~ hii- ' .:!?t~~~~:);iff!:ltr~p~:zad9 .. ·:~~r¡ ser ac~í;Ii?~ab~es a una etiqu:e!a·,,. no h~Bi~~ap

Kant ni M'~rx, ·y, ep tal ¡;aso; -i~l'ev~jltual~pet~ 1 :.}J(n'~i,!lt;:C~I">',I,ll\'),':hH·IRil>•r" ' si9o .. ~V BLE;iben tlicho por H~fderÜp, quien :no

. · dt;l,. an{~a.gst, ble.ibst du»'1, sino !' Wie du pn~ ,bleiben,, ,' ' · ·' , ., ~ ' ' ..- " ' ·\_ ' '

~~ .. ~~ .. ~"'~"'"'.· :~n cuen,ta todo lQ dicho· ~iobre la qa.h,l-r.a,leza y .hi.s .'Causa~ · ... "' .. .... ,, .... , •. ".~'"~" · d.e rigor filológico en el ·tratamjen*o · de .:Ja c·óbrJJ~:,d~

•)•,'.·'d~'~'fJ!,.A', ' Q'4-edepj enten<l.er;se •algünos not'abl~s ra!¡gos de la manera!¡ ~ti .,r•/qil'~~&:.s:.e:.:r:~í.tttte < real-izando, la edicion de los text<>s, de' dte ~-~· ·.,_,·, .. ,. • .u,,.

:)ej1f!¡t,e¡t1l<l.'s:. :~,ín ',especi~t col;néntário ' 1~ proFf,t¡:nrcfón ·. 'no.r:. .t·an·to~;;·::cnn ~e i 1,\grupamientos arbitra:ri'os : c,lé . . . . ,rest¡lta in evita;~ le detenerse ~ri.la . co:nsJ.{leJ<JJ.c:10n'·

. ··. yJJi~~~ri.es·:· ilel M~'rx . l;!SU'á:les~~¡ett' rtiveles 'l'i·.,nt•i'fi•' "'"

,~)1y,é:!>tll~IM:~o:hi no .satlsf,aceri aqu\)llas e#gep.q\as . · edidon científicamente· .nfariej

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. p.a'ra;,, ·~~·~I.íbro · 1 .d~ ' . n""'" ··1r<:i>'' en·tá .. 2.·"- edición .

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tala{uera> del;argument<w 8,:; •, ·

Seg6J}-:estas ,afirma(?ione$ •'dEN'viJ.áJrculsé~: .... ~Ja ,.~.~., ... "'~'•<>­teorizap_ió!lt. s~viétlca;:' es . <'h il~ ' pi~ñ:>aiifüe'fttz:i'i(_Q;)!'I! en s:uA)ht'nte}l:mieb:fQi':ya. qué ' e ~:>4a.IuéuJ._é~" pacip cle ;verificaci~n»> néutr(i) o --+--;;ro ·• ·~· mar-;d.s.t~ /lle.l(á, ··según · Mat;cusef ,. a1' . mient<i: de ll)an,~ra .. :taliql.).~·Ja c-u.est1óíii,,c;~e·~~;1Hi~'is'¡fñ.a¡;.:eJri; '~·• ·.c~~u'~'H\J: indepertC:len¡;'ia . de·' cualqu\~r

• ,. ¡ ·•. • . CaClOJil)>,.'· ; .. : ~,.1 r:. ' . , ·• ·~,, ~-¡) ' .,. \

t>é;n.ue$t,ra. ihvestigacióa( se seguirá eft .su niestrá_. visión, .del'<;mar;¡¡ismo .es fals~L Pero, · desartoll~cl!) : nqé~tt~ tesis, · :vamos a .s\Jpoher,, P:or . uh-.:mt!iit1le~Hokl.\iJ las c0'sas! f\}esen \ :omg¡ Ma¡cuse :dice ; :'~L.o '·liiiceinps · para d~ri}ostrar ' que;. 'en" ese i,¿asq' ' ,~()s.' e.ncerrad,os,.: seríam\ils ·.sólo · Msótvos;:~sino .tamli)'i~n.Marcus.e, y:! p'l·fé4~i$,¡t¡~Ce~.tt mis~a, éb):a,-y· capíti.llq ·que• citarnos. ·, ·'· .' > ;,• ·'

"\Supongames; ', en efecto, . qhe'·ra CUeStión de u:rv di~.~úrso,,.<<t~órito»¡; no· '}:>udi'ese tratarse •· (:1~· · •la . :'·de,',SW re·JaciÓn d:>.n l,a: réaJ:ic¡iad

, rios ,.expiique :: qUé

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una suposición. . , _ c:ues1:íol~és de:sec:hl;l.iilo · como · <<dogmá~ic9:~~b$!ractas>> y <<é'aren

'.i'Ci2L'éi()Ií>>', .a saber: S,i taló. cuat cÓ~~~~~e~lhizo '(Ó :flO ~e 'h~zo¡ ()'Se, . · grado co'~siderab1e>> ) «S((gú-q.:: lqs . prin'cipies· ,ma~x~st~s>>~; ., ·

._,.,.,, . .,,,,,.,,,""" de la·. cues'tión. '<<dogmáH~b~4~~tracta>> .resulta : ~elf ' ,un-tea- ' una. c~artada para no 1evan:t~f· .é(' velo que : huidiiaftlente' :se

notar en dos expresiones de la cita ' que acabamos de 'haceu: ·grado: ~prrsider~ble>> · Y, <<uni('int~rpre:tación específipa>> : y;, sin

·come a:cab.amos .d.e ver, só\o ·levantando .ese velo se ... podríá , ,_, , .. ~,._· ,,+· · 'el concepto. di:(, <<rnáF:x:~smo soviético>>:'-E;rt Mar~l:lse;

quy el :t>Oich'evismo (o · «leninist;no>>) ·era ·<<en ~un tharxism0; y que e~ sta!lnismo, «Sé. basÓ>> .en el ·

el\ matxi:smo se · considet:a• incor¡:>oraxl() en ·y¡ a la , <<So-sov:iética por definiciÓn <<fundacional» : ' ' ' 1

'; ' ' ' ' ' ' ' ' ' '

, , i:~ ', :·,.· ) c ,o'nio.·trabaJ?s dentro de la histori~ del pensaniiento·. fil?sófi~o , · ,: , , · á lsoci6'lógtcó -dtce Marcuse- , los· arttculos ·del Breve Dtcctohano ,. , .. •: ,)Úl6.~6fico, por ejemplo, o l'a discusión sobre lógica de. 1-950-51,

'; ·re~ert totiíl~enfe de .. significación e importancia: s)ls errores . ···. fi~oi 'sl2in •Claramente perceptibles para cualquier ·persona ' culta •.

·· .. ·:.1.)_· :<: ~1m~#g~·;: .¡a,, :función de la: .teoría soviétka' rto consiste en lá .formu-1': ~·1Ficfé16·h:' áeltdérnic'a : ·de· categorías y · té¡;nic~s: de péiJ.saniiento ·.generak

.} ;/(irie;nt~ ~álidas ... >> 10, Nosotros observ'arÍI¡lffiOS á este :respecto do ·, ·~· :;f;..-.,:'t Co~as:i.· .. :::·· · ~ . . :!; ·H

1

' ·::~·} R~imero, q1,1e, a <<la fupción de 'la teoríll.so~iética>>', Marcúse i.~·~;a 1c0,ihraponerle como única alternativa lo· <~aca,démico>>, ·. y .fas l<t~cnicas gt;:~e.raJ11;1e~te~ v~lidas>> : ·.JJ;flY.,

1\CUll;)JlUvUU. 'un ' pen~aini~ntd(modo'; del ' que M,arcuse; ~'fF''óiii ~··\f¡, ¡-o•t\,,r.,. debiera tener m;)ticia• Consist~; ·en, consi9erar ·el ' pen~i:t".l

• . '~-- .• ' . :- ' . • ~ .. ~.' ~ <...¡ •• , i' ' 1-, ' ··•' ...

••• ,.~ ... .-, - ~ .. sí, rnismo,; ·indepen¡:lie.p.temerity q~ ·to.da ~ <<.nian<;I¡td · · , dolo

1• no éOmO realidat;l-' (<<dogmáticamente>>) .

tmittt.otu~t l,' u ' , , . -' , '·,;'.:;1

·.1 '· .,'.,.'1} 1 .. <.·; •.:·.•' p~eci~ain:ente' ~ot::~~k~~' de .io; qu~ :~cyi!~u·s~'( ctH:e•, ,en

'te.~~~o'¡ · úl,1G~ll1:amtente·:·, .1 "ctnlOO•, • esa:.gim.e.P.SlÓ)l .de\.p,elrn· ;a,n. 1'\_;en•t~Cd,rn,{! . . . . . : :¡: , )~K i i·". ·'· '·' ·'· ·.••Miít

•no -. . , , Pt:rte.nec;en; Das $apital'·no, •es·

«ma:l mterpretadoJ>, .s-ino . SéJilciUam~nte igngr~do · tente ,;- ' . " :- '> >' . , . . r"

Nuest~a ~ríti~a del>clocip · qe prÓ~~der de' ~a~cuse h:~~ .. sigp_i,;' ~~~ . una . p.arte, <<lntel!lla>>, p~eSI hlf l?,f~tylld~d6 mostrar que , el au,tor>c~rifi-',' cado no puede ,fundament~h s'tf ;,'proceder sin basarse ··en :.'iúl.a<ref~>'\ ren~ia, .auriqu~ sea ~~idi~a ~ :ill;ijf.:)i~~ ~y,~ por lo. 'rois~q; acni~i~'a( .' al a:mblto. o d1meps1on ~uyq,~ · qhcw·s. ~rev~o_s rh!h~za en pri~Cihi~\ Nuestro •modo de tratamtento de -la, o,bra de' Marx rio is'e basa: ·ai:en esa dim'ensi&n .'(llamada. <<dogrri:átic<fla:bs~~á.'da>>) ·.·· ni Úriigoed :;~rl . · .· ... «fu~~ión>> alguna ,refe~tmte a <<la · ~e~_~!~~~,. pqlitíca>>) A~ o fa bi~ri :;·:í~,/: · · , .. , .. · n?c10n.' -de .<< el pen~amtento como po$~blltf!.M>;J a · la que ne(lios Mil ~ . , . d.tdo ·citando a: .Heidegger, rió se erre,g'ilnrta1 (eri~ ~~arc'4se, 1ni a- :p~Ó:~ót' . ,. f · sito .?e Marx m de otros, y, por ello; este ·aspecto de· nuestra ~rífía·i. pudte~a quizá calificar:se de' m¡era : to,ma ,de - pd~iéi~n .;~ e,~t'ertúi>>;;- \Í9 , que c1e!tam~nte ~o es un ~rgumento co~tr~ rios?tr?s < 'É~~ cu~~q¡l}ie:f , caso:, hene mt~res ¡er que hace con Marx· algún ,áútof . cuy~:' ~G:,on~ ' c.epcton .de la htstorta del pensamiento tiene :el' mismo-pünto;.' GJ;e f{:!lr~ ·. hda que la nuestra. Para ello ·vamos a comentar algunas' (otra~\'{fas · . comentaremos en algún capítulo posterior) de las referencias' a· _M=a;h · contenidas en ellJbro de Jean Be~ufret << Dialogue ayec · fÍe~qegg~~<> \12 : .. , .

~eaufret empteza por subrayar la real y verdadera ii·eperÚlen:dia: ... ··<· · ·

de M~rx con Fespecto a Hegel. Subraya, tamtMt). 'que ' tvt~'f~ lipf.~~ · . ._; ·, c?nscten~e ·de la natqr;áleza c~ncreta de esa· oependeticia·. LÓ!.'cll·lit}i: @k · ~ .. ,-.· · . c~ert9. Las ~ declar-aciones expré'sas de Marx 'al t~ipectó tÍ~ ·· ·. · mnguQa .pretensión 4e pt()fu'pdizar eh la cuestión; sólÓ •.1tec.:ei. •íii:i(íie <<la dia~éctica>> . de u~a manera externa, aunque ~stá ~in.tei''fi'acffi ,~ii1te. deter~ln~<i? po: . ella .. Y e~o .no es ningún .:caso ;r~m ·en .• · de la fllosofra; ·. smo, por· el contrari~,1 :.algo b:astart_te ". n·· ¡.' , H' ,.·· ,r~-''lf~· .. ''N'·:;·s-f•,;;·J.f

che ta.mpoco; sabía· cuál · era la ver4aé1era .·naturaleia de con HégeLy oo'n;::K:ant:, , . o.'/. >>•·.·! ·. . i< •

Ahov¡~ j,.~ien ; · p,redsament:e,. .. pq;rqúe Marx' rió asume ·""m'"'''·:nrl'>!:

blema ~!!-1;p:t:eserrcia d~. l.a .di~~~~tic~ .(est0 .es; de :ll~g'elfen" obra: . m?, e.~t~ J.üst~fié~d~ la; 6ph:ü6ri td~ B~aufref"s~guri' •tll ·. .· h~bnaHt;mtd·?< ;po~ t:l: .contr¡lri9,. unª idea · muy pre<;:isa · ' ·. ·. d~i. ~omo ,:y:,.p<:>i., ·qJJ~" est~ pre~ent~ 'l:a. di';ll~ctica ·en ·su ébta/ :al .. s'ab·e~ ttii~:;·. tdea .se.gún Ja ·.cual' .lA dial~dik;i., sería una · <fevid~·nCÍ~ ::dé' he~tibh~1~íf "

12, · ~¡:u~i~: •~'-r~·· c¡'t. a. d'-'·ia, · j_ · ;· ;b'.:·b:'l,i:. ,. f' .

1

, '

2' ; :•_: ..• ' ' '. •. ~,-:/::~:¡'~~"·~' ~· .

. . . . _, .-:~;'-":'r. ~~ ': ~rW: , .. ,, .., ,,- .<:?.n 1,1 ij. 1 · ogra 'la, pp.-1 , 6·_-Yf' Ss. · .- /'.''' ... : :.t~~:f·/·(·:•·.;: ~)-,·, ·.~·~t:\.'/·· :.'

f9

Page 9: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

<1L~•l"ll1\'"!'.., ';¡.V\¡:'·• , ' (

· ' . · •· · 'respónda a t~mMiC¡;J.s' ·.· ~.iHil9í.'· ~ubv~tsibn' de la cíenc~ft ·-pot ~,~~~ SJ: ;, . ·

.. f~~_lutt~t-l!i~~~;>~ -- <<El .!Jf~g~n, 9~:11\ ·:~~\ ... :.ro1-~Hl~··,,,Jril ,.JP~",p~c~q2LO , pt;i'v·adft,.'Y· el ~stA()l~~> o. «If-ud-wi~ f.e'\~~'~íi~h ~-:;7\ ',

l-l:~< -~·· .lf "V""';·'·~. . ~l.ásic~ ~l~~ari~'" .Más-ex~c~a.n¡¡~n,te :~ hay ·;l,i~ , ~9~~ ·. finai'. se 'reflej'a .eri. -el abandonó-deJ, manws<,;.I!!t,9···

•.l;{,, ~·l'i.\~W · ... "· ;.·~v .,.-~-., .. ' ' : .. ' ~~ moll}e~to' ~ ~~riU:' g~l C~';J:~. Marx, .st;, :a.I>~.rt~ . ; 'una témática' filosófica ,diga)'no.& ;~gene~ak: o : <<C()l\1" ociip~~se en ió: . q~i,:. 6l' llftVHl, ~la:,c~ítica ·de .1.~--;~-~Q~

0 , ~}, descubrimiento: •de <<la ley ecpJÍÓql.Íca '<!J.Ue pg~ de.: la.,, sociedád w~deTp!!->> .· .si hjciés~tpos c.as,O'' q~·)_as

d~l1 · <<m~terialismo hjstóri<;o» y el - j\mate~ialisfl1o jdia:l~_c, , •·¡.t(:;\;1);.~''""\'"'"'n"ueva' temática, cuyo tratamiento es tQda, cla o~r.a .. q~\

""''uu .. -J·. · 'sei-1¡1 el ejerciciQ. de ,\1J1a posición filosó,fi~~ . _general .. ~pv~¡:!11.u~· 1·;, •. , .. . :u;tl objetq ccirt!!reto, a !;aber: aquel presú~t0 : obJ.~~~ -• :c??- , ..

. Marx .. Uania <<la spci~dijd moderha>>r La -. p1:~s~p.t~ .~os~c1pn,

" "•'""·"'""·" 1g~h~r.ai_ :s~ría· pre~isam~nté, Jo . que ~~ ~larp.~ '?~~t~r~a~is~o .

·.u·,~J.I<~<·~•."-.\'", :y .. · m,~s, r~str~~tiy~m,eQt~·t· ,~<mi!-t.er.wt~sm:Q ! .h:ISto.r,I$0>>,.,; ,E,n,, . · d~ <<la ·ley econopuc~ del· movt.nuep.to .de l~ . ~o:.

j.; .. ,ftJ.oU()Jf.nlll>, {)~pa )a· aplicaciqn ,de . e~e <<tJ1étod¡d>> ~ .. 'U.n;· lllª-~epa,J

Page 10: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

. · ~lgiffi~ :: rió >s~ · . . "'\'! ,._ _.- .. · _r ,, 1_ - ,-

< e.nti-~.:·en' }u~·go. Ja'_ men(:i[ólJ. ,,.,,.uua ·"~ siii 'que hadié' ~ .,~a~;., ;,o e~ g~rteral .

ul~·"l,l.i'l-"''11 que se·.7.está desarro;1Janill~ : · . y'jf;t;;· · , · ·otra maestra (y, a la vez, cop.secuenéia) del , , . ·' 'r, r • -•··_-:· . •'·' , , •

' '. de Beaufret, un rasgo··.que. Sel ehcuenfrá en,.su

\ e:¡¡;óc:>sicíéili' y que .~s qesgraciadamente comúi,' a la gran mayoría '4e ¡j:i':ata~mienLtO:SI, \<~ilosóficos» sobre Marx, a saber: la 'falta de pene~ '· ' · .el ·;contenido d~ Dti.s Kapital, la ·cual, en el caso dy B.eau~

,, . ¡· ~ . :- . ' '. ·. • . .1' ,1

·fret, ·se .,manifiesta eri. cosas com:o ,pretender · dar · una enunc1ac10n· .itlátt!iiaf de ,<<lh ·contradicción del capitalismo>>, recurrir para ello . al ~oh~epto de . .la'<•pauperización», etc., en suma: coser sobre "\ln caña:- · . ~{ai.~ ! heg~liano · términqs de la interpretación soviética de · Das. Ka:

' '; in'f4:11. •con ' .fe~uítados cp:mo ~1 .de n,o ' ver e''!l .aspectos. fu?d~me?tale~ . ' d~ .:Das Kapital ,ótra cosa . que lo que ya d1ce . la ' <<Fllosofla del pe-.... · ¡:~~hQ» de Hegel 16• · · • :' · .. , • ·

·. · /:(.:E~ta/ falta de penetración. en el contenido de .Das Kapital, por .. ~.p:¡ftt? ,.4e li\ g~n-eralidad de los autores que se ocupan <<de fil~sofía», . , · ', ré;spop.tle' a que· dicha obra,, por lo. que se 'refiere a su contemdo (no . , ·. ~ ·lo:t~s-pectos lógicos y metodológicos), se considera <<de economía»,

'. · . 'y·.;1~e, pr~tende encontrar expresión directa de la <<filosofía» en otras ·· ' "'' p~;tes , ' a ·saber: yn pr6logos y otros escritos 'de carácter marginal:, .. '. .~~í c¡:úno,. naturalmerlte , en los escritos de juventud y en las obras 4 q.~ · Engelsi: . Para ·no"sqt¡;Qs, en,· c,aro-J:lio, es en Das Kapitt¡~l donde está .J~. ~~~~sQfJa ·. de Mime,. y, . ~de.más, .no está et;t .el .:•mét0d~», en la. ,,~a- . , ;v..~r,.~1 '4e:lprqce4_er>! , etc;., .Slnq_ql,le e~ la o\;lra -;m~sma. en .. su cpnt~n1?o: Esto '~· se .demostrará en el desaor.rollo de nue¡¡tro trll;l:>aJP· ·Lo · que:. de

' :

0

• • ''1·0 ."/ ~ j > ' • TO O'. 1 0\ '

0

• J 0 ° !

. .:mo.iJll!~to 'rios· interesa .rnás, ,lo. que justifica que nos oeupemos de;: la~ .: , ·é

1

!¡),~gi~as·: d~ .~eaufret, es la c~estión sigu.iente~ un ·autor. como;Beau-. .':.ifet; .'ip,or,;sJs · pu~tos de'. partida }f 'de· ·referencia . co~sta.nt~; jamá~:-~e · . :::;~~bi.~td :. Pe~w-i!ido los · prpceditiü~ntos. de .. ~~a~g~ún~_ que . art,~~a :

. ·: ,, ',·;~~Wg~~.:~.9~4t,J-upc;,ijt~O, si , el pen.sado,r , del .. 9u~ :tratas.~:. f~~se o~r~:.:que, ·· · · '<':•_;;"{~~Y~·· ·E,,so ·,-qu_e h~ce con Mar~,: a ·sa:b.er: .• mte~~lil\ta.rl~ . a ',~[a~e-~n?~\ ··

.:-~1<5s ,iná,.r,Xistas>Lo de Engels, o iJicluso í,_de <<reahd<J.des» ,,potltlC<;J~~sta• · ~~~\~i;;v)~, pqíítico:P,ait~dari·~~. ~s •a,?~?'~t~~ente~ ~p~e~t~ ; ~ c~aiqcúi~r .

. . . ,. ~i0~·~ .. "q).lé ,:13~ra~i~r.et ~l}~1;se qu,ere~ ~a~er .:c~:t}: Ka.nt ;~· fie:~.~l _o: ~~e~z~c\le -: ·;.' :tHAt;l~ifÓteles. úa·cuestlon es: ¿por que con lylarx? · · ¡; ,_ ,t•_,- ·,¡,' , " . · . .-:

.. ,,df.r"--f'~ .. :-: .'¡_:y · .. r ~/ ·. '.,,~r· - 1 • ··,·· '. ... • ., • ~,.-, ) ... _ _, ~· ·, , q,·,. - 1 '~: ~ ' .. n~r~;{,o; L,í! l,i.e~¡;nie~ta , esé. q~~~. para .B.eaufpet,,; M~r~ nGi pert.~~~~~l' a , _ : .. ·· ' :t.,¡,"_ ; ~;/ ·- ~:~~ ' _. ' '' ·. . . .. . . ' '\ ' ' '. .

,;_ri> }( !I?td,, p i f33;. .¡ ,"

-~6 'l,bid.' pp.l27 y 132. 1 ~ -~' ••

'22 '. '

Page 11: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

ung~ . :- qu.e. ·no mase totalmente en ·seííio~:$\N&.~tlJ';\t!~I)'d el p~~Ú~~· ·de ' l~ •recJwg~a~ ~!<~i1~!~~~He m.a'rxisin.C}, : o ':sea:' eL"~·~...,.·~~~·.~~~w•;M:'~"'· duda que. no .pÚede ser upa tiana., ¡ ¿qué ·e~· (o :qqé:· sofía)?; .¿una <<Politisélie exactamente, qu6 es cuando. qtlé<"· P,.~ede sign:.ificar:ella, ea ·el t:eF.rgüláJ€~~~d~; íl:fell'degg¡er·t que •t.al locución no pertenece a ' enja.' frase citada por · Beaufret (que·; el~;ct)lvfl.me:n pertenece' al lenguaj(: ¡:;omún y · había:. pensado por ·su cuenta sobre M!irx·. · nistnói; fue escrita 'en. 1946,, y/ ep.. todq· ' ni siq:UÍeta:· en éSt~ última feelía, ni aun ·poSt{:f.llJJ'•tnenctc~ .

• •1 .: • , r ' ' '•' 1 • :. ,,: '' •• ><''·:·. 1 .3. LA OBRA QUE ESTUDIAMOS Y EL OBJETIVO. DE .NUESTRO. '1

···•· ,

:.~. $:s:ru¡nq ' · . ·· · · · , · .. ¡l.' · ·.;·'·'¡ .. .- .,

:De.scde el::moniento en que; sobrepasando la .etapa de Los '.tá·n:t.e:6S;'':' y deila, b\ísqued~ de· un .c~mino, ·Marx encuéntr,a· un.a, cteJ.tcmítct<Yn';¡~e su . problemátic~ y· se. pone a elabofar .sistemáticamente ésta, qq~ , se: pf,op,one reaÍi~a~ es, ya •:hasta ·el fj.n .,:4e ·su ,,vida;, . · , n~rtca if,tm:n}.tj,a4~t, :y .que ·no es otra que aq:U,~ll,*- ¡:I'(le, en · ;m,c~m:ent~~:, dadq,· ·sale. a .lá luz parcialmimte y que lleva or .... · .. t 'í i~u1o .,·.Dasrf),s;(ijoJti~(;r\Y,,,.•·

por ~subtítulo Kr.itik der pqlitischen : ···La' nac~\'>~ 'de ~a obt~ ~mpje~a ' í,l eoncre.tar!!.e'• . ' pub~i~~~:n . 1os . capítu,los ·~áj?''el tít1,1lo '!-úrJ1C .... nom~e¡;,:p,~t~ el · ~op.ténido de: .esos·, ·~.(1~ · c'apítul~s .. á !.':.·l .1u.c ~. ~ . ~aEn~i}~~:.; tl~1:iil:· cagid9 ~·.~Y.\, f~.~lab(\>.ra.~i;>,.,r,p,¿tia:J~~ 'Pl,lbHfación? 'ép'. · 1~67, . ·: . · D~s ,Kapita.'t) !,~ú-rficq ¡pu>b,lic~d0\pd,r. Ma:r:x> .. : ·~ · .. · 1: '··, ,:-,:~ .. ·:

(;· . • -',' ' ';· 1 • 1' •, • , '-· ~-- . ,. • ~ -/, . > ' '· ' ' . ' ·,

.. t;~ed~>:.c~nllt~t·ars,e ·.'que.~•~·~~ ~l(i~esiva;~ ':variacio~e~ ' .d~l .... , "''"'u ·•u"' d~cción' de ; ~~· :obra . se · 'p:tü~ver\,~{e_v: '· el/sentido ·de .'

. ~ . ,_ , • ' . ,_ ... t~ .... . ·, -1 • '\ ' 1

c9~0.•' <!l.~,t.7. l~y · ~copo~1~a d~l;. T;P¡~l,tlllent~ de .. 1~ s.IJcie:4ad<' IJJ[O~~ºft~!t,\~~ ·. <<t;,Lplo.dq de.. P,(0,!f.U(tS1011' ca~ü~ltsta,» sea cada vez ..... :>J ......... ,.,..J.!"·\·,•:.~w·.t.t..~!t'~··

' (... ' , , __ , ._ .. , .. ,

~~;':;,,'•_:•'/ •,' ~~-r •', 0

l,'·, ':t'o\.l

/\~.L fll..il~e.ri,al ·r~cogid~.~n los Grundrisse atestigua est~ . . . ·-·· .· .

Page 12: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

't~-~~~~!¡l;l::~li.rp.ir;~,, ; a,<;l~fC~.'::'''·· . i .. ,:, "- ·1· ·:t:::: (~_·.1 \;.··¡/·\~¡ _:- f!¡;,_r( .• •. ·r~·ll',~~· b!H:~"!'"''i1'uv coll}.o Zür.J~t,(tiie.;der ppli~is~h.C!.TJ!(~~o~

Y.IJJi>,lcu<:u .· di<;h~ CO~·ie.fl~~.~~On lll··pt;e!i~nci#~~JP,.~'f, L!ttle:,dla•«nq,uezll>> . recono<;iqa. como tal,).~rl,· la socit:!,dad móderqiJ,; ,: '"'"':"'.~"''·"''' ~ ~.,~··" ~Íic~. ers~heirít•· der q.~rg~rMcht:! Reichtum al:s .. :·.>¡ 3:.¡.

<<áls élne • ungehe.ur~ W ~r~p.~ammlung>> 23, ., ,y, ·. p.<;>r ::>ltt•

;íú:\' ; 1 ·:,!.é¡l;~~:t'ol í k«'L,i'!" ·ein~elne Ware .[erscheint] aJs. se,ifll,•[i. e.: des bürgerlichen ··~~,1.._,,JJ_n~.u • ., 1·• .elementarisches 'I)asein>> ,~:>~<:> se encuenh;a> yp.. éoni<;>~

. . · . en ¡á exposición p.ingún ,;CQJ;lcep.to· d~ ~<riquez,a>>./~!.1 gc;;!LJo;;!, .... , , de~,. que. ·,;de.r bürgerÚche.,.:Reich;tum>> ~eria. un . subgép.e~O:i

· seAmcue.ntra · «d~r .. \JürgerFche. ReichJ:u.tn>~ c,wt~o - ~n-·~once.pt0 . . . _.pr~Ínado ! Igualm,ente;' ,hQ< apare.ce ;pril.Jlero . ~ : \<pr~d\lcci9111

· .d~j~~r"~~cias>:,. ~omo u.n. fenóm.eno pre~untam~q.te ,mal¡ . ge,ner~I, . ~~1 4tíaJ;1la pto.duca!on «,lllOdema>> o. «capltahsta» sena un,.c~so pa.t;ttc~~~¡;. :Por ei contrario la mercancía .sólo aparece como ~< das. elementar~scl).e Dásejn< de~ . QÜt~~rlichen ij.eichtumS>>.~ , . . -. L~~ Í;1 SIJ<;~~iv¡¡.s modificaciones del esquep,.a tienden a c.2ll~eeyjt

' qil~~Jis' '~ategorías e~onóm~c,as s~ g~ne_ren. en el ¡tn,ál,~s~s . A~Ja.: .. IJler-. entendida ésta como la forma elemental c;le extsterwl~--d,e Ja

, .. ' "'. · · · ~odern'!:, y precisamente que se ge,neren·!'!n ~1 atiá:Jj[~í~¡;¡:jle esa . ' en 'su ¡;·r~pia nec~sid,ad il,lterna, sin que n¡¡.da

·v;enir· idl!-c;lot de ./o.tra parte .. En .otra.s .p¡¡.J,al:¡.ras: que. tocl~ , la \estructtua· de)ía so,ciedad ·,cá.pit¡¡.lista. se revele c'ot).t~mida: en get~en

.,~P\,t.X~r·.IJJ~~ i::l''!-'~··~ 11~u, :es,.•,esp.~.~ul~Ú:ivo, ,no histqrico-evql"l;tivo ,c:pas~ pqF\ ~~o~ . IJ'lJ!..Q·J<u;; ,HP'• hi..: ~ohst~u~~l.ón teórica,· no. por etapas de · desaqoH9, fá~-

N!1,;t:~·~~~\~W~l\\~Jpr!,3'P. 4 =1.1·'~Fi\)n· s~g:4n ll:). CM~l «lo qu~ Q~y>> (la <~riq~~~¡t~} ' a la ~\.!.l~.lp,\.1<1\.l': moder.na;, ~S ,s<mer~an<;{a¡¡ •·; Coiii'o yer~mós, es· un .pu,ntq,ese.m-; .. .

·~: .. ''"'"''""""" 1~, c~b,.erencia del, pen~amiento .de . M;~t'*· el .de ,qu~ la so.~i~Q~~ ·. P.n~:'a".·~'~ :ne.«lp. ., riqueza¡> .en gener~l tiene·,et, c~~:rácte,r 1 lÍdsum~:;g~Aner~. "iil;lf\!'ilf1o~~m p'~e.4a ~er.•otr~ q~~;' la soaie.4~di,~,aP,i.t~li!it¡l, y .q:qe l, •re?íf,i,9.~~:> .

~991,edad; : c~ptt~hst~- no· .. pueqa:.: S\0:~ ~stlllc.t~N~-~e~.~~J.:. ?~~~~<. : · .c,orts:tnuyé_t).dq~e .<;!,~gecu,laJ;ivame~~X ~~~ ·.pa~tr .d~ ·

p,pJ~!cíqp cup.l ,,«la riqut:!za>¡, .. ~s , ~P. · su. e~~~-·\Jq~p¡:l;l~i\;Jsu.plil

. ; ./·.~. _;~!~;::¡;;:\v<.·

se ~llf ' . . , .. ' l!.ltll' CII ,u~:cl~ ~•· •IJ no . ' ·.· .. , . 4á•'génesis?~e~J0s,:'cqn~egtos de eápiHdt,, sino tamBién pótque· eLpl~n ~dóptad~Hondoe 't<>?'avía . . . «La m¿rcancía>>,y «El ·tl,i~et~t. (O: 1~\· c'ir'Culación lsimple),>>'- . · , . : .. · .. capíhllos'precedentes:í3:Ltitij:I.adp <~El~apitah> {dividido éste en «~ll.prq: . ceso capitalista: .de· proclu~~ip,)1>>1/ ,.,<<;~11. '1Droceso cap,itaJista •· de . ~ircul~~· (: ' ción»':y ,«Unidad d.e am.bo~;';'19':;tapit~l~'Y' ganancia,. 'ca:p~tal e interés.~> .~;~ ·,':. y de mknera que los ~res capítpJo's·i~~~lJi.;mercancía>> , '«Et;di~ero>~ Y .~S'B1:;· .' capital») constituiríar¡. sólo ·la: '•seoció#:'p~i~etá.,, titula~a ··<<EI1 cap.lta~~~e~ ···:, general», .de un .<<libro>> tituládo . \<D~t4~pitah·, :1 cual, · .sin ~~~~~~()l '<.'· sería sólo el «libro primero>> de la•.o~r.a; fcuyd tttulo. global ·tba a ~er. ·. Kritik der politischen Vkonoinie. t>; .' ., ;.• · · " , '' , .,. ·e-~}·

Por 'Corítrá.'; en los a:ftos ··sig~.ti~ntes j : t6:(i~ ti t<,crítica de la ee,orú:Úrt.tá 1; ·

polítká» pasa 'a Üamarse Das Kapii'al,' ' t~tu~o\ahora de.·toda_-lli' · proyectah.a, para el que «Crítka·· de la ·dc6n6i'ri'ía . Pqlítica>> .:~s~ uh . ~ l.l : lct'ot '<t'·-:·r,.·¡;~·

' título expiicativo. Los tem:as «la · niercaneíal,i\y •. \; t<l . dinero>> ··n~'":.Tn . a. " estar · ·· constituyendo un único ' capítulo; dent~b: ,@é, lo 'qJ).é ''.an1!es. . , subc~pítüio y ahora <<libro>>, «El proceso di.pititlista. de prod~c'ciqp.~!. ·.'. La génesis del dínero en elpr<i>pio análisi·s de la m~rcancra :'dHno. ;tte~e~•. sidad· interna ·de la propia n·aturaleza de la mercancía; ,es :,~xptes:a< . mente·efech.tadácomb génesis especulativa, y del coneeptó~ del'-'dinef&;: '· ¡ en cuanto ~xigido por y pan!' la naturaleza de la tp.ercancía';'• su~gé< .~l:)¡~.· conéepto def capital, del salado y ·de la plusvalia' y,. ·sucesiv~qí~~;'f~,, ;: ,( :' . toda la' serie de fas categorías económicas! · ""·' · '· · · ·. ' ·.•.:; \~ 1

· ·

De a~uerdo':.ce·n, es~ó , .si la obra ' en ·1867· 'c·0q¡ienza 'ct;>n 11:~ frase que eh 1859, esa misma fráse , sin emb~rgo ; <se ¡ha: • · sentido de que . «der .bürgerliche Reichtum>>. il:paiet;e e.rr t.R¡;;h:rm_ n-C:'r.E i~

tado, pa:ra qu·e no quepa la menor duda .. d,e:que era ' . ·. lo qué 'se quería deCir-,;- c.omo «der . Reicli~um.· der 'Gesellschá~~n,v welchén',ka:pifalistiscbe' Produktibnsweisé. he~-séhf» :ZS, : \" '<,' 1: ·¡, ..

E>'~i J,tj:ovimiento de Marx; en los .. suc_4 ési,, vosif;ll.ártt~s de la ~bf'~~,; ~h él sertt_i'dolde realizai/ con :{'; ¡ l'in .. 1J. i.1 {OÍ:~' l')'JI'ec~isÍÜ.nl~el! pfQ6e~. especulat:ivb··,~ue , ñenios i'ndicad9 (de modo que · morhentos yi'eJ de falle . del :pfoceso.'~Íscuf~iyo ' SQn lo• ""''u-. .... , €1·:\í'e't::d'áh \

dero ··cÓnt~'hido, y\no fa forñl:a d~!hi Jbxposidón) da· ti. ~sti.'rii<>'ni,o·7~lf~le~.~L~· de .qt:ieFMarx nó se ·dio a6n 'p<ili' it~ntei:lfo con la ""-11-'HIU·lV e~: .la l .-a edición .de D~~ 'Kápital, y' añadió

",¡, ~ ·,, {:,,::::':·.·<·i,··1t'.f ,¡!}, ... '·. ~<!~ ¡

---'-'*'f!\'"-~

'rna1 : Kapii~J I), p.•:49.'tli fris~· dfa¡diÍ · án~lre<:~c':n:: i~sfa fo~m1a:•Y.~~4~_sdií1 1iiil.j~r·e .i:l.i_¡:íipjl ¡'¡l;. ·~:·: ?~: .. i.:1''. '. i 1i :!,l. .,:,~~ ·.,

1

Page 13: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

.~vllUV".Ll .•CU , ert' e} pr~~Sei!l:,t~ ltra~b~jQ u-~·¡r,tQ,O(),,JJ,tzs . f$.rt¡¡,!tgl· no·

expuesta' . . . 1éo][$1.'&iic:clü•ri' efectiva·del «model¡:,~ ;'r(;:queridó por 't~s

'~~~1f~~~~~" a<,LU'<Ua: teo'ría~ ·(d!lando 'depirri,qs:1 «lodo Das· ':K'dpiial~' .· nos ' la totaliqad. del proy~ct~,. y riÓ ·sólo fl.• la' paiie efectiva- .· ltT{I¡>riJfl> :~ • .,,...-; . ) . · -.,·. ·.·· ·--~\~·:::; f .. 1

· • .._:_;· l. ·,_ .:i , -,:'··:·''

.Ia-· <<t~oi:ia ·del' va~or»; ; y, ~' ~6r lo: tanto, D'as Kaj)it~t; te:~ : su ·· \i.,\J'~~J ,I\'ll.LU , ¡',01> :la '\rerd.ade(a 0 bra! {flb#ótidf:l de "~arX , ·y : que; ~ COI;i(o} lá.l,

f.t ·~n·otne:n:tci. esent:í.al d~ 1a histhria:d!! la' fHosofía. . · · . .~·. •.' 1. ·~. , : ••

·ya implícitamente .dicho que nu~stro:' t;stl.ldio 1

~.tt<~Ji~S.'.i!~ettéj!có["eirolotivo í'si:ño' sincrónico. Co.nciérrie:- diteat~m.enk al "~A;~f"'>"·'l, '>:' . Kapital . . De ~cuerdo eón esto, aunque tenemos'· :eri. '"' ·"'l<"'~ ·~_. l,i .tbtálidad ,de -la obra de Marx·, los-diversos lt;xtos ,· íse , distti~

·:\éiti·ctla~to,.·a su valor como· fuentes, en categoría~; rto· en,: :Un . ~(le ''mayor a menor autoridad, sin() de acuerdo ;con. :una

.·t: aP.r~_(i,la•mP'n•· e~alitlil:tiva de· su carácter. El~ centro .es eHihro .pdm~ro . llegó a. p'u,blic'ar) de D<,~s Ka,pital. . ';

' dé ·rria:terial manuscritq ,pettén~ciénte, a Das J{apÚfilt~' Y . que~ Marx· ttejó/·a. ~u ·m.uene·, •·e~ ' de

•'''·" .. '·. ---lf-!/)~,Jran.:: ~~teliSíón ' Y· complejidad .. , De· hecli~ ; ;gran ' part~. ge., a.· iüe '· .. ~,p1J;í~l;li~:~~:~,'í~fu.ri·QlabJet~ta.lmLe:Ilte. 1en dos. marcos editofia1es; ·· J · · i.: t, ,. ·

· Já puplieacióp: que hizo Erig~ls de dos':c<iqjiÚ1Jos ·.:como ¡V!Jrós ~egundo {i.l8SS):Y' ,terceÚ,<¡~J . (~&94;) . ~!te ·

te,xto.s •son ·· de • Marx, ~en ·.un' e:~t~do·!no> linal\d~.·ef~­.:y,:.cu~q,o. 1 ' ' menos:· t~,toca.dos . o ; c;p'mple~a,di]~ 1p6r:' JE·hgéís., . Lá .

~~1-':~.w.• .!'I.Y.;. ~t.i:J~ha¿l~i{ ~~~~.hizo ~n,gel,s~ ' pl:e~eD;~iMd? ~jli~t~r~¿;:.·~ - I~ •ryJ~rX·.·;.! . . ;/i.":,",/·\ .;_;'¡_':{:::~·.:· ,. ''. i'·.d·!'r,;',. '

~>~·~•«<gJ,!;P}~P/'·tw~ar:¡ ··, a,q¡.ú~Uas .... pa:ri:~s i'· ti'. v.a11Lús.• cti,ta.~', C! 'ue·:éo•nti[ej;J,en · critiCa d~ 1lw . economía:" · ~,~· Y.•<••'< .. C!-'•.1' ~,~~~-" •• ..,,.u~·"

, ' .) . ~ . , , , .,_ . ·~,, ,·: r r, ·,J r· ' :·

:;'nté:LW~i~'.l\')' ·

tan te repp~o- paraí , . de obFil •acabadit· · no .·~O•!W<P,~~l'¡/.7~:fl/'{jg).'~f.J'i.'¡í:~tq ji dad d,el ' m.~teri~I, • .~ino ¡t~m.t>i~1ll-.ii~Q);;g,U•~ , Marx. e~ · ·e~te . pr9yecto• pri~Sep.p~,~q,~.l~~~íffil~ro n cuanto a .. ~gor:; trao~:z:QJ1 ·J::'?!t~:ir-P-~'~>2f(!:Wtt~l~:l~:ton iones d~l dis~urso. Ni ' Sltq~Jter:<i,.-¡:tqq!en,i.qs~cl,¡H

primero hu}>iese• qe poder pe:r,mane.c:;t:r.>)Jtn:a:lteraljo lldad de la obr.a' acabada·.

· Deei~Qs todo estQ. para deJar ':' · nico (y; . I!Pr-Jo tanto, estructural) no tura p¡;ofu:n~a, .partir .de la presunta .cohst¡atlii\:ic)n,. superfi~fal.o extetn<j,; ya: que tal. stat.l ~G:l!?Uiíifl"Q.¡ en su cqnjunto :u.o está ·presente. Esto qlJ.i:ei:e, .. u"'9 ..,.:.•q¡i.t$:), estructlJ.ra:s \que s~ se. realizan . incluso .ex~el:na.m!~lil1~~¡¡ minadas ':del · text~ (·como e~ ~~ ~as~ u.""'u·''"'" dio, de. l~s . :dos pfimetas seccio~e~)., .r~>t.~ ·n•·pn""''" ''· H hilo de cone~dones . conceptl.lales de fondo que, ;mªs .. q~.J;e .; "..,·' " _"_"''"" en una est~~turació:h externa . del material,. lo atra~iesan 1ae'-1adO•'aL; 1 d ' . ' ' ., •• ' a o.. ,'! ! . ·'. . . ' • -'' ;'. '· • ·.• .~ .... '·:·c···¡: .. 'r',''.'.(•'.:•¡·4)·· .1:'.¡

No pretendemos en niqgún punto demos~rar· que ~lle~t;~~~~6t~~~ ·. •· de' Marx. sea .la H?ic;t posible. Tal ·lectura <<Única posibl~~::. n~I).I:!~{~; . .. . existe ~o.Q refe_r,encla a , la obra d~ un pelJ.sador. 4 · q\Í~ sí hay :son) ;:;: · · · lectur~s. upposll5les,t o,. para sev más exaetbs;. P,resl¡lrt·ta,s :. iec~uta~: :,q,w;é~;;· ' , · ~o son lt;~turas . ·. P:P. .otras palabras: el conjunto. de J as .Iectura:r ' · '' · Sibles ppdt:á; set «infinitO>> , pero· ·eS t0do lo éonttário de' u· lOe:t·, et,rnF ;, nado. . ,, . ' i .. '.· r· ..

• . • . " • ' .' ; , • • 1 i~\;'~,:.-•(..:_ -·:·.".' .\;' ,1':, ,._.;:•··, .,.,,,,,, •• ,.>i">' y<.

En· valjás' ocasionps, :a 10 'largo· ,de este. cap.íilllo; :•hemos· ~ .... P f "'U'UV>

la p~la~ra:·:~~~~~~~mp¡.,, P:ebe ,qu~4~~¡:¡cl'a,J:o\ ~y¡ cn,eemos'' G)'úé ,:". ~··rP:<:Mi''· en. Vli't\:1<!', ,d~k~qnt~?tt9) ' G}l:l:!;!. la~ut~gaciq~1 qe 1 ese ·. vocablo· .. ,· 1P<:1nnt1i1~·~"~··'''; úmcamente:·a ·. un¡ •,pr0ceclimient0 gntmatica:i .· de· ·

igni~i~~· :::~~,~:~~d~ ·.'-~~~~~o,··,.e,r.~- ~~'(?~9chi~Jt;nto , . ·:ullt~~ !~!iE!:liíltH~·~>l1~~91:,·.•··. «corr.le~.t~~· *. P~Q.s.~rn~e.~to :~.~~i.(el::'l?lano: ,de ' la .... ,,..,_,., ..... ue ... ·~i;L · UIJl9l)9I~;a.:;; propla~.~ht~:}<fi~~~~:r_y .1taJ· ~omo .• ~A?S.?t~<?~ '.I:a . en1telJ.tt~J[i,lO§'fi:' Jl:Q,.Jte:~i tal coment~;1 lo~ umco que; hay i,(:S· Jª ~obra ·· de· particul.;ttrp~nte :t'Ín ~-ierto,.libr,o . jn~~atiado que se ......... "· · , • ._...,

so es JqdQ./;Q-,~·: si se :. pri;tende:· m.alitehel\ .'la :. . íi:~'''Plf,l;l.t,it!>ill,~i):~N Omo · de'si~tr~aÍSn>em pÍridi,:d~ . ~1tkl~l6t~iéfi~é' ·· 'cle·¡· <UD ··''! ¡~lJ;!<JiOÍIU·IT~ó~'de: . ?l· . ~:~ ~· ~/ ' :. ' . f ' ' , w. ' '; ••

,,

Page 14: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

. •ya (y qaizá. VUeJ:Vii: a,· apate(iét:•) ,~fi n -,.,• y.>.\·"'"':·\'1

~:,. ii'l~"n~to1?.l<;>1' frase de l[ei@egger.,s~bte, el <<di4Idgo cO:n vie:rrtt ·ittltll.é u escxupulosatt1).en~!'l el · dar a · esta fi:1tse

o más. específica , qrl~·;· la ' que de suyo .. v;ale aquí para nosotro:?i\(inel}rso co.n u~''"'"'"'~""''~'"'''~

. , · pens¡~;se) 10' q~e aq¡¡;ba¡:nos de decir sobre \a: .,.,,,nrf~~'~~ marxismo>>. Pero, además~ ·.; ~onviene ·.advertir · que

'·'''i''l·':!:.•;a.1,,5 v con>; es .una fórmula que aparec'e en Heidegger · referi'~a fundamental en la historia de la filosofía, y en ctódos

.. raz:óii del ·~ismo imperativo; no :;e trata de nirtgl)na . . referencia a <Marx. :Por otra parte, .el «diálqgo. Con\> ''Cin. a~ '.h. 'l

:i .. eS: íiirt .s~parable .. deL <<diálogo conJ>•· Nietzsche, Bt<gel, .KaQt, ·Lei'bnii; .> ,·· IA'¡:>ist6;teles y. otros. Todo el~o .es en el fondo. lo miSJ.llQ; a sab~r: la < ·::. 'hi;sÜ:'l.tia: >de;. ia filosofía, considerada como una sola · cosa y Cdmata ' .l ~~t6~efía i que: queda pór hacer, lo cual_ apareció .inicialmente .eñ,. ·.

' . ' . . . , d 1 h' t . d 1 t 1 , .. 27 ,,.ünd;.:Zeit ':comó '«destruccwn e . a · 1s ona e· a .on o ogta>> ·; , · , ·que pretende el presente trabájo es remo~':.~~· -~l~unos de

. · que (por lo que se refiere a la lectvra de Marx) no r··'·cJte:n;an' c;ámfno de ese <<diálogo», sino que además haqen ,,;c:u«'"'''"·' ~.quívoca la expresión <<rlÜÍl0go con elmarxísmo>>. _. ·

nerla ·.~e ~~ti~J '. uto.:~4,t·~·.P''u:t'"é:t', : Den t'ro· .de eso1sr ~:on~en.l<l(lS·

está indu.ida· (y;. po~ ·... . . obvias, en primen lugar) la ··.r: l ·rolota::·e)~"· posición <<aosttada>> dc;!l' 'cagí·itilo :p"dmcero de Das .Kapital. . sióp ·de la mismá·, se ade·laat\I.' Ya;fa,•:asunción '<watológica¡> que ;\J,:áb;r~;· de recogerse posteriormente:· :E$i0 .·1l'O>significa. apartar~e de · 1~ <i~g~. ·,, tura inrnredla:ta, pues los prop~os :' t~i;~linos en que Marx. intl:Q'O:U:~~ .';.-' el análisis .de lit mercancía invitan a~plá.nt<1ar cuando mertds 'la'ljl.ds~~ ··,,·' bilidad de tal interpretación 2,ª.. ::~;J'¡ . ·· .:; ' ·

El esbózck de le.étura ont~ló,gica cte~ : c;~u:¡Jtulo primero, de .Od,s;:.:J~l(iJ,, pita!, j~nt0 con el hech'0 de que toda la· ,~J:ir~ \p:ueda. 'o deb~ :en·t~~l!:. < derse ¿omo \a ex'posiCióp: desarrollada d~}0~ :<<~~:str:actamente>> e-J1nn/r ' .'\

i. • :. ·,._._,·. _,_ " ' \ i ,_ {·· (; •

ciado en dicho capítulo, conduce a l,a exige.ncia de establece!' ufi: ... ·, conjunto de premisas que permitan . interph::t~li· fa :tarea d¡;.' lJ~s. Xaj' , pita/ como un f~po peculiar de a~eriguacfq4 ,.9Nt~l~gica, ,P·¡¡:ra.·, e~loj · en primer lugar, se descarta la interpreflj~~~~ro .• ,~:filate.t(aii~til.>~., ..... Marx, incompaHbte con la nuestra, y esta 'po1érliica '(cáplJu'1~ ,: 1V>,( ·· ... · .••• presente ttabajo) resulta ser la ocasión adecl1·~cra par~ ih:~t0dUCi1:, ' algutios cqnceptos. que se necesitarán posteriormente. A 2on.~1t;n1ia· ción, tras haber realizado una: breve aclaraeiqn .flecesariá st'i~rh.Já,' noción misma de ontología (capítulo VII), se pasa a introducir €t1~.t. interpretacjón el parágrafo del capítuf9 pdmero de J)q.s '$ápital : sobrtf . <<el carácter de "fetiche" de la mércancía», qu,e hast~''~§e; ihp~ mento no había sido. especialmente aducido, y ello se hace ah:drli , con el fin de introducir en la interpretación ontológica el col},¿eptti,; mary¡:iano de «ideología» (capítulo VIII de este~ trabajo). Es~o, · · vez, es i.a base para poder ensayar una especie de '<<prueba de u"'·~u''·" •. de la il).terpreta6ión ontológica de la ley del 'v~,tfc;>t;; pruebi, qu'~. sistirá et:J. ~ostrar .có¡po, efectivame11,t~, puede entenderse que • .·· ley desempeña en la experiencia moderna de lo <ente el ·. ., . · ..,. "''"'-~'' .... ,,

. ontol<;>gi~ impl,ícita en tQdli pat~I).cia tle algQ énte;. para ello. COnlO fjgut.a de e~O que heinQS l,lamado «l.fl. experiegéia m_<>qt:tl).·a lo ép.te,»,'p()r•, 1Jtla par,(e,Já cien~iq (ea el St;ntido m~~ernÓ labra} y, por otra parte, el Esta~6 <también' en el s.efitido m~ídei\n'ii ' del tér.t4jno). Tál rrtostrá.i;'ión s~ ·r~álizá para la cíepcia en

!! • ·1 ·-; ' •

~ . . 28 A) á ri:idaccjóil del éapitulo)I d~l pre~ente tn¡bajo J:l.e incorporado '(tol}'toi'fe9· . ·

cione~ el~ .iUtp,oitanc'(a) .buen¡¡ parte de nü esc~ito •S.obr~ ei canitulo, prim,e¡;o ;dé' ·,·¡EL capital:•',>,, púo/ljcá:do,dentrQ.dellibro !,{evolución e i:deolog(a, l~arce,loha, •1:979\' ·

. /

Page 15: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

tqcadilSf~e~,< ~v:«,~~u.-,u

-~c<J.V1~erttran· en el concepto.:.de; ·la «revdJudóQ·, J 'Este la <<bas'e», perb sí ·el ·; l<nudO'~~l ( l'l'lt-t:d0#dé

pv ... , ..... ,v .. to d~ c'~1arx .' . Cada . ÜnÓ\ ··at\¡ ;> l'b~-:~de:nrá~ · ·necesati<~':'-P'l!:f:a'., e.ntendev · eSté, •, I!b)n :,tá:l'

de por .. qué al perisl'il;ltiento de" N1.arx, • de !~~cdbrlló· • ' !en los capítulos Il a:Xi\ lé .,es inherente.• lit'. ,<<ré\l'o1u'~ l\

• ..,., .. , .•. ""'"' sentido •le es ' inherent~; qéhpa nuestro · cap'ítuló.-.1XI·. por el momento '1~. aclaración de le ·:que se

'!el/ contenido fundame;rttal; ~c0mo posibilidad'.<internaY de Marx ·. se emprende 1 (capítulo XII) una :caracteriz~ción ~

·dé su posicÚm dentro de .la: historia de. la filosofía m(>der~a. •. ' ·~ ·.' '1 i. ·.• ... ~ ;:'.r .. , ,.

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11 .l. ~A~ACTER DEL ANALISIS MARXIANQ¡.:t;>:J? (~A',_!"fERCANCI;.\ : ·,; . ,

' :·.;:·~(:!.': ·:.~·\, ~ f ·~.·f;.~.L.:'}~· 1{ Lo dicho en.el capítulo. precedente sobre · . ~sxe_t~pas de .'el~b.~:~·;:,)

ración del comienzo de. Das Ka pita/, ·y · sobre lo:rqU,!!:~e persi&ue:t_1¡1 ·. ·}: .. , través . de la~ su~esiv~s modjfieaciones,· .e~cluy~-1 d~, .JP.?~ ,~al~dez ·:.\~ 'f'. · ' creencta habtt.u.al (sopre, todo .entre los. ,eC\)TI0mtstas)k4~ ·.19Vtr:· el. ~¡t'P,l}f.;, f,

tul o primero• de la ,obra . tendr·Ía un modo de ef(p~tesi'6n.ipbco·.· ade" 1 • ' ','

cuado a lo qu~- s.e p,re.tende. .c9municar .et:i\;él. Ese capítul~ <Í~e. extra1. · rdinariamente -cuidado por •. Marx, y, si< alguien'' lb éncuentra <<mal ; onstrui<¡lo», o «mal redactado»;. será porq;íle desea-leer en él ~ l}I'go - di~:,~ ,..;: ·

tinto de lo qu~ · Marx .quieredecir. ' · ,., ,;,<~i···f.\~:\ Desde '1859., la obra fundamental · de Marx,: en¡ su si diversas t'e; •::} .,

dacciones, comienza .. siempre con urra,·misma frase; -liger.amenté ,re• tocada entre f,ur. Kdtik y la, primera edición de Das Kapital, y,Jq,Qe n esta última obra ~u.e.na -. así: · , . ,, !', •·

, .,. ·. ·• ¡ ,. · · :. . :. . .. · .. · ·,. : · •: . ·· ¡,,;.e:·;~''·

· La.Hqueza: de' Ias sociedacles en las ·que imp.~ra el ~o'~d¡";d~.;, pr~~1:1cciórt. capitalista .aparece ,_com_b una, t?..Q.?rm.e reuni,9'nt~Q~ ;:,'• mer~~'t;lcí~s ; Y,la ~ercan7ía ,ind~vidual apar,~ce, como. laJof",f,.~ •• eleme11tal de esa rctqueza . . , : ., .. ".•- , •::•¡,',

' ·'.· ' '· "' ' " · ... ~ .... ~r. 1, ."' rJ

Resulta notable;: eri prip:~er lugar·, que Marx-no sólo· que acuñe y· repita una frase· de la .que .es sl:lj_~to -.u~ .. lutamente 00 ¡definido; .. el tép:nino .,«ri,c¡}~t::za>>. ~l;a_,_<<J::lqu~~:a~ ~SI ,"~l\ ... I:<:~~:Y..

ue «Se tierie>¡,:· en ~u~nto que .. uno , esl. <<.dco>~. Y «rko>> 'es. «tiene>>, b~ ~~tiW,~~a» .. ~1i· • pue,~ •. :!o q¡;~~ «,S~ J~~ne», lo , :qy~ '\<h~Y;>~· · que ;hay~?~-~~~~~lQ}.: .~l4~~~.; ~§~>;~ ~4<? ~~~@-~~R~,D.f~~~~-· :r , . "' - - --,.-;,-.;: ... ,.:ii •. ~,::· .• ~í',~~>:~:\·f(<,,·t· ·~·\.:,. 1 1 l':,l' 1 .

ME,~. ~f:.I.ll;, P- ¡,1?:•. ,.;. · •t> , · · ¡, ' '1'

33

Page 16: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

>

. . ' ' ,. ,¡. ·~ .!' ,.·: ,:1:' '• •. ''

que!'no,· é$ il\~Íi_(1.~ó~;,9~,eJa · '' lii.ímaHo':;y :no·'toao

' .. ~. ... . { :. ·• ' . ' ·.,., '.•.',, ' . ' ..

"''<' 111U1\.J.. nó . · ' t~~piraipos, :comO. el -P~?p\o M!lrx 'de fi-ilbajo hu.m.ano. l'er9 rio ~del~ntemos los .

Mar~ no ha~e entrar eso de l<prodl,lC,ÍO ,\fe trab¡,tj:O>> ' defin.icióq previa .;de . <<ttierc~ncUt>> ; So~ament~. · ~.i~e qu~ rp.~.r-

..~-.. •:;<4'\"' .. ~~- . , aque!lo de lo que está. constitu,i_.dllo .,_<<~~}iqli~z~ d~ !aS en las que imper;a el modo de producc10n cap1tal~sta>>.

.~:producto de trabajo humano>> vendrá unas páginas .más ad,e- ·· , y' ya veremos cómo y por qué. De r.nomento se trata . de <<la ·· ~iqueza>> 1 o sea: ,de <<lÓ qu,e hit y>>.

' ' •. >.1Si lo ente en la sociedad' moderna es <<Ul;la enorme reumon ' tn~~ca~cÚtS>> , y la mercanCÍa individual es ·<<la forma elemental» , de .

' 1 ~llo, entonces, al proponerse Marx analizar en qué consiste Ia

· ' c~ncía co¡.no tal (el carácter-de-mercancía d~ la q¡erc3;ncía), la- c,ues-.· 'ü6# qtie .Mar.x se plantea es la 'de \lila ontología, p~ro< ésta es dy 1u'n·. catácter muy .peculiar, porque Marx habla de la nqueza «de ·lás , ~ociedades en las: que impera el modo, de ' producción c_apitalista>>; .o·.,:sea: . 'de la sociedad moderna. · En un capítulo ppsterior aporta.,.

· r~~Ós más consideraciones sobre esto .. Ah0ra nos ' limitaremos a aquellas que son · necesarias para continuar' el presente desarrollo.

:. ·~ .· ~~ La tarea filosófica de .Marx es el análisis del m<;>gg __ e_n q\le. ' eosas Sbn en el ámbito de la sociedad modt;rn.a. Marx no ~xpOner <<leyes>> del des~rrollo de <<sociedades>> en general (ni que ~al pre,tensión pudie-se tener sentido), sino po11er -Pe .n .... u.m_i fie,$to <<:t<!. ley económica de moyitniento d_e. la sociedad mqdema». ~o .

·. ·ño éo~~tituye propiamente una limitación, dentro de <<la · histo:la>> , ~el .objeto de inv:estigación; pórque no hay. <<la his,toria>> , __ sup~ah,Is~ó­

:.xicamente· considerada, sino que la auténtica comprens1~¡:1 h1stonca ·.:G~hsi~t~ •en asumir. nuestra , propia historia, y; · p;or ~o tanto, lo que

· 1M~~x ,fiene que decir de la <<sociedad antiguá>> o de la:<<asiatica>> Ji~ ; la1 <\feudal» está dentro de· su análisis de la s'ociedad -presente

. ''' .asume conscientemente el c,arácter 'que, es~ <!.riálisis le -~'ll.fca. ' :~;),;.· ;.: , ful)damental importanci~ tiene para nosotros. el ~e~cal,'t~r ,

·· : ):nt~ipretadón de lo ante'rior .según·la· cHal Marx estaP,le~en~ .. . . ~ntbJogÍfl sobre la base de una previa · delimitaoiórr · d~l á m biÍ01

'· .. :sab'et: ' «la· sodedad modt;rna>>) para ,€1 que'' esa ohtblogia( set.í,~. N<l ~s eso, sino .que la p·ropia ontología· e~ la :defirticiónl:?el

1 ámb

.. E~ otw$. :P.¡¡¡labras: se part_e :de I,'~ .1 c~~s~at~y.i<J.n ~e ·.c:osas mercancías' son en cuanto mercallCias; · S~ .m "'Y1H~;¡>.¡,¡:;.

e~~~ ·~sp~.cifl~o' modo de ser, y ei ·. camino M esa ' . :éF:de la · construcción de un modelo, . de .una. . 4

.. . .... ,,.... , ,. .. .,.

··'··· ' :·•; :.' ¡

34 . . i ., .. ,

:: ~-~!( ., '·~ •· . '• l,

·.· :·, .,

'•

llam:ain()~ :~:e~Jt~.~tu·ra,, Qe' 1~ . ~~ii~d~d. . m.Qo.t<rn.a:~ ·. Q · ~~.+~~~.~~v.:.:'Y..".: m;¡,u,;¡u,~¡ t'o>:.·. ción · <.; f:i:pit'a,.\ist~;, .. · ti8s , cor¡.c~phls ' de (:sociedad,; \~ y, ducción» no · son · previamente ~·dados y po~tt:rriorrnente . como ,;,níoderna>"'Y «capitalista», sino que setán, en· to~0· .ea,so; , ... , traccion'es · poste;rio,res .. ··a·· partir , ·é¡lel -fenómirto . llam:a'dd · <<ésth.ictóra ·'·

• • 1 ' ~ • . ' . ' ' ' ' l

de la soctedad moderna>> o <<modó' de produ.cción capitali'sta>>, el.'i,i,ua,l . se genera o descub.re en. el análisis· de la mercandá:,. ·en cuanto corite­nido,de ~ .a ohtología refétente· ~ ·~se modo de set: · · ,. >,1".

Resultará , segu~amétite · :t:Iio~áti1te, para las concepción es hab,ii '· ' tuales sobre <<marxtsmo>>, el que ys.~ ·ontología de la que · há\?lainq~ no se encuentra en el campo qe la ;· ,·~g~g~~gja>>, sinQ ~h,': ~l q~,,a,gJ.l1elJo que se suele· llamar <<la base econ6ffi.i,~~·¡> . Cualquier <<J,ñarxistá>i ''esp•e.: raría que, si se trata de una óntológfá, p.ropia de la sociedad ·trio:. derna, eso aparezca comq un elemento·.• de Jo ' que comúnmente ;se llama <<superestructura>>. Si el <<m'arxista:i .en cuestión ·.·es, adeniM,, instruido en filosofía, esperará que la:ohto.log'íat•sea no sólfl : un\el~S· mento entre ótros de la <<ideología>>, sinol{a ·r~íz de.·.toda ·ella. ·;l>erÓ ni siquiera es simplemente así. · .~.a cues~t~P ;•;qe ·en qué c.onsist~; ~~~~ ­en el ámpito qe.la sociega.cJ mpqerna,. ~"in¡;;:~Pt: · <;o,ñ . .1\l '11\~i;life.~t~q§~: de <<la ley económica de movimiento de la sociedad moderna>>, . cd.rt ~1 descubrimientQ de lo que se llama~á <<la l;?~ir.: e~on6!ll}~.~,,. i.Átq~~ es en ese ámbito, la «~iqueza>> ,de la sociedad· modern·a; «apar~f::.e ' como una enorme reunión. de mercancías, y la' m,ercancía .'individiial como su forma elemental». La propi¡¡ definición ciel .ámbito esr1i~ ontología, porque el análisis de la rnercaneía es el princi¡;>io dy"ntr·o· . · del .cual se desarrolla el proc~so constructivo e~ ·e~ . que acotJ:i~t:~Há: · génesis ideal dé las categorías ~ económicas. · .,, ·· · '· .· '<' ''•1 ,

Cuando se habla de <<las relaciones d,e producción cápiÚüi's_tá~;\1; .'· pretendiendo l,lacel'lo en . términos marxistas, · , no · :es pr&ced~rit~7 . ' situarse de entrada en la relación capital'-plusvlilí'a-saí~rio; y ésto ·'~o. · · sólo porque esa relación no es definible 'sin dar .por · ~upu~~tÓs· l<;>~ conceptos del análisis · de la mercancía;\,:'sino ·por l'nu~hb ,fuá$, ii! saber: porql.,!e.las categorías econ6.~icas <trl'duiaá: -la p'ró{Ha ;ré~ació# capital,plusvalía-salario) surgen . de aqudp anállsi,s .. f~rC otrii.s ~a~; . labras: · eL lil?.'~.<.>. primero de . D_g~JK.qpital é.~.\la exposi<;ióL~ d~ ( q<}gt,<i · una socie~:J-d: cuya ~<.rique:?:~>> es .. ~u~íi y,p,.'orme.~reunión .. d~. mer~:a*'~M~~ ~~ tiene ti';!~ ser una sociedad en la q;ue hay, capjJal y:S:ala,rio :y p_l,¡f~,y,á,Uª': con carácter general. En esta construcción tienen lugar tambien:úna ·

.. 1 • ~~ •• ~.,.. ! t. . ' ~ . ~. 1 1

serie de conceptos interme.diós,: de finalidad y¡ fu:nción: predsainente cons.~ructiva, los cuales no· deben' en absolut~ .. st:~á.~t~rin~etados\'Sdfti0 expr~~í(m. ·d~· realidades hístóricás; del ·mi'smo Dí:o'~{da ~~rie3d~"·Jrib- ·· menti~s - del .análisis·:de. la niercarfcí¡¡ no rep~;es~Ma~,J.erí' absóluf<~rhl;<'>,;-1

Page 17: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

~(.i:p._¡.;:n,u1~tJt; ,~n la .ó:rbita: de n,na derta: uJ..::;.~•Il~Jcl1l'4. ·es· • .- U<e~IL. su ·contenido ,fue . .

'"""''"·,...···- '·' ,~ · al'- tipo de •,cuést~0nes . que se. p.laÍíteall!\de~~ro p~f.a, la; cual el .capitulo· primero · de' Das J(¡jap¡fq.l

J:j;!!.\~."2•1·1,<'~": .i~cómodo pot. s~ .mismo tipo de discurso . . piji~ 1 '~•1Y.U;>.<» de la mercancía no .sólo está supuesto,,en la t~or~

<'dl~,/P~roctuccJ.o.n' c:;apÚalista, sino que ~sta teorí~ sm:ge conw_' · de aquel análi~is., , Pues 9ien, lq ,pritnt;rp~.~§ fen~,- ··

casi. todos. los expositores de ·la· <<teona ' econo~ anteponen una : exposición más o menos: prag1pát.i~a

del y¡¡.lpr-tr·apajo, indisp~nsá.ble para entender ·la no::•on capitalJsta. Lo ~egundo·, en cambio, no ·es asUmido,

m .•riTO!''" i ~epa,< ,por ni!lguna exposic;ión globaJ existente ,.4et pen~a- . ·. <<económico>> de Marx; ninguno de esos -·, exposltores hace,

1

t~:~t'é~~~ · .. ·(;op~ept~s d~ capital, plusvalía y $!i1.lario de1 propio anális~s

dt,are.mos ' eje~plos . triviales de la mencionada desconside­P9l'·.'_parte de . áutP,~es <<marxista!!••, ,haci~ :el mo~o ~n ·, que

, ; q~e el entero sistema de las categona~ .e~onomicas (la esttuc:nn . 'dé la socii!dad rqoderna) ,surja del anal1Sls de la '?er-

Prefeniremos como ejemplo de tal desconsideración .. un \Ibro ,. y -bi~lJ- r•doc~mentado: el <<Tratado de economía· marx~i~~~>>

en ·el que ·los elementos conceptUales deJ , anal1Sls de la mercancía apar.e.ceq traducidos · a: realidad 'histórico-

. 'Y' -como e:;parcidos;· a,, lo larg'o y lo• aqtho ·de la' historia .· de.· .<1J11~· ~ ~· , "· Las~> categorí'as .ed:mómicas ·(en las que Mat:t;c expres.a

dda sociecl.ad-tnodet:na) apar.ecen en el,Jibr0 centJ:a.c::ci<>n, , a :determinadas dtcuns;tá.ncias .histó-

uc.: ... •<'"'~·~~ SUJ;J•r:a'Ca]¡!;)l;u~·!i'QS ·•a'.plicaibleS• W\i:ÍHI! e~cala, fll:'á~: ,amplia;' oll,!ri:ft·~c·ue)ti' l c,ia, el: I;.,Qnc~pt.Q~~~~;.~~w§~~~q~e~ad

.de mercancías~, ' de }m ':;_nrq.do.;-real- ·. .~~~\~~~~~¡~~ip l,, • ., .• 1t.,ua1n-'"'' ese: ctmcepto np. ~l!. en M:a,rx ,otra cosa ,qu,e

eh\ eL proéeso de coil:l\ttu~cíóh · · ~ü~,

• . r . . ... ~~; :. ·~.~>;.) ·, t, '· ~ 1'

~ s¡ue};~lt~é.'ª~l e#:-~ e. : $a._!¡)··.!.~ .. o:c,i~(la'c!lé~::(<á,J,~~¡¡t¡;~,:g qüe -s:ó1h,;'lá\ .¡M·gdUcciM;F.de. ·· , <<s]irtipli!».<l ~l1:ªJl~f~();n(;:j, sión .con:sid~rable, ' p¿_;d,. ·p~f lcr:~ísin.Ó, >;la; . . · · . · . no puede . se( 'la,:.l)á:'se·· .de · esa;s'i ·~óciedade's: .:' Otta:,; c· 1 ~Jil¡ec,ú~Jttf!:i'l,l/!/VQé!l~,, misrrló ·modo '· de ·1proéeder . citadil .;es el. ·que . la aparezca como: UIÍ' CaSO •,pl!rticular , del fimóinerio mas Ut'OIII.., .IDI.I •Hl"' '·'"

asuncipn · de la fU:erz¡i >í:te , .tfap~jO :h11mana COmO 1W~Hi41!11.1oO.o plusvalía producida por el 'esc1,~:y'~· ~· · representa: la dil'erl~hc:iillhet(trl~;\eF• .. , valor de las mercancías ':qúe p~¡j'~:u~e·., . : y los. gastos:-'.de v_-t"'·""'·Y"· de es_as mercancías» 2, etc. Por · nuestra· p;ute, diríamos que, :!1 la venta de productos del trab¡¡.jo esclavo llegue ' a escala considerable,., sigue en pie •qtre1,l esencialmente y ¡)21' ción, el esclavo no es produc~or de _ nrercancías, y que, por tampoco . produce <<plusvalía>> en''iit.~i4:#·.jséntido que a' esta . ~·~•v• .w ·:··· pueda' tlársélé'' a'pártir de.· la"'teoríá':,ael ''· v,~i~r-tral1ajo en su, . : , marxiána .. ' Elio parece no ser así p~~f~l~-i_ifl,e,i, :pqrque ~ ~( en·, la : · •••.•. misma línea metodológica que, ha~tá aqúí, hic(n{~s ri<)tar, d~riyit t'am~ _-;::,

. . , ' . • .• 'J¡. { i •.·. ¡,,, ~? . •. \ • f ~- .- : • ."- ·,·· .

bién la cita9¡¡. teoría del valor, de la c:ort~iq~¡~¡¡tq~pp.,;:~ener.fl~ .,i:le .. q_ü~ · '· toda sociedad en la que existe una división del trabajp rel~tiyam~nf~- ·' · · compleja se ve en la nece!!idad de medir el ,tiempo M t~~páj<(4~tli~ :., · cado .a cada labor, y, dadq que, el catp.bio generaJiz;a.do , só.~o ap~(~¡:._e::, una .· vez alcanzado este .estadio de desarrollo, <<el valor ;de. c~q¡JiJ9~ t-·· de las merc::apcías se mide por el . t~~mpo de. trabajo ·n~cesarib pit~ · producirlaS>> 3

•. Tesis, esta última, ' -que, en .ausencia t;ie cpreeisiori,~s suficientes en alguna otra parte tle la obra, resulta .·t~mbién <eqt~." vo.ca, en: c,úanto ·que:, di~ho má's correctame~te; aquel~e ·~ot:)? .Ct~~~-~~· mide el valor de éamb10 de una mercancia es la cantldatl ,de otra· mercancía por fa que (o las caút~dádes de . otras. mercancías' :pof. las(,

... ,. . ' -· • ,, • ' .. •1_·- • 1 • 'f ' ' • <'( , ••• - ' ·,. • ': ,, ' ¡,¡ -,1•' ~ ·'·; ..... : 't \'1.' ·' l.t! : "

que) se cambia úria cantidad ~ada de' la me~c!l-m;tíi.. primetlf; SQb'r~¡-, ~ 1 ••: • "' , , , .\\ 11. , • · 1 · ·~ • • ' _r '' t• • -J· . 1,~, t· _l · - · ' · •.. -11 •· " · 1 , •

esto tendremos ocasión de volver. En este putito, "sucede que Mande!' no. toq¡a ~n consideración algo qu~ en el · capít~l~ pdniéro ,:_~e b:f:z.~::: Kapital está insistentemente afirmado: la distinción entre el . ' · d~-c~tnl;>,iQ f9.9'J.n.P a;.$for.m.íi..: d~ .r,¡;t}.9J~).~~¡¡~j,,r,a~m;., '[C:<m:tg.J~; · .. ,,, ~ . .,..,,,., .. , - .. .., de, va.\qp> ), a,sí coro P. la. cuic;Iad~J. dialéct~ca¿ marxiana , ~e · de .valor>>, Eruto de esta n·Q ·consideración ,es la r~.,.,,,.;·ntiú

y ,,qn ;;.p(>.cq,~yq,lg~r.izante;,~- q:~~; j~~a .MI.\~P7i',par,a, 1m . .r::m~uc1f e]'pos!c'i<;ll:i. la . forma: de cHn~m,, q:U~ .. ·.ep: M~rx, _, es pr,~tcis¡:t_rr¡~i\u~. resultado de dicha dialéctica. Filialmente, el hecho c;le que -los

·~ .... ~ 1 < ': •• - • • • ' ~ l· - • . • • ' • ' '· '•

\.

·. v·~ ·'3.'i .

Page 18: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

"• f .. •:\ ... ; ,· .• · ' t' ~..... . . . -.

~ meiÚo~ .• d~i·· discurso . co~stF.tictlvo· · marxia~o; en la· .riie'dida,;,;eJ¡:., qué::. · apí}receri~ ;ap,~te~dáfi;.bajo:'. livfo~t:na, ~e situ'aciof\e~ . historic~s:;pr~ca,pi,

·,talistas :~ada$~ ).1;a:;N¿;·a,: ql!·e a menudo el·paso de ~m momento,.a otro . se .·pr~~!;!nte•-com'ó. tn~rQ.ducción narrativa de una·circmístancia nueva;

· ,estp: es p¡¡.ft¡t_~ritáfittente notable cuando ae la simple circulación de , · me,t<;aU:c}As''( fÍ:f •p)roceso D-M-D' se pasa asumiendo que la sodedad · :eiii,cli€stióñ . <<entr:a en . contacto con una civilización comereial más

... ~'!'¡._, ~y--:¡ ' : 1 ~ ' • ~ • , ' ' 1

'.J'a;va~:z;~d!1>> '4 (:¿de· donde .sale esta?). . · ·.:.·,:~}; •.Má,r\'dél parece estar defendiendo este modo .de pr,oceder cuando hluQ~fkl' siguiente párrafo •de Marx:

. -:·:i ·,

En todo ·caso, el modo de la presentación debe formal­mente distinguirse del modo de la investigación. La Ínvestiga­

.... , ción tiene que apropiarse el material en detalle, analizar sus ,'' .diversas formas de evolución y. rastrea,r su nexo. interno. Sólo

· ,,. . , ' ct'esp~és . de' cumpl~do este trabajo, puede ser correspondiente~ · ,; .. ' · · · mente expuesto el movimiento real. Si esto s_e logra, y la vida

., . ;'" deL' material se ' refleja idealmente, puede parecer como que •

1: .,,. estuviésemos tratando con una construcción a priori 5•

t ! . .

:·>·!·.• .; Pue~ bien, ~n el mismo sentida q1,1e de hecho tiene el texto an-·ti:lf~or, puede citarse también el siguien:te: i

' ':•·. Lo · concreto es concreto porque es la com-prenston de ' . · , rtmc.has determinaciones, por lo tanto unidad de lo múltiple. ;·, .. ·. O e ahi..que aparezca en el pensar como proc~so de com-preri­. ,, ·. · sión •. coJ:P;o result.ado, no como punto de partida, au11que es el

. ,, . v.erd¡¡.q~ro punto de partida y, por lo mismo, también el P,'Jnto :, .·. •; · ... ,de paytida,¡ e la intuición y la representación . . En el' primer · , .. ·: , .. ·,;catÍl,i~p, ),a: representación pleJ?.a fue sublimad_a el_l .,fÍ~.te~mi­

.. . .• ,n:aéióh · abstracta; en el segundo, las · determtriéJ.p()nys aps­··· ·, '.:··?tf.~CÍ'ás conducen a la reproduc~ión de 10 concretO en ·er ~:ca­,:. :. ' \;'i:níno del pensar 6• ¡·-;-· r:.· .. 1 .

1 •• • •• • '· ,,·~

:, ,.,·,·,u; << abstracto» de que habla aqpí Marx no puede serlo eW -~1 sé~~ . j 'tid<:i ' etlipirista o ·nominalista de· la palabra, p9rque é!ltonces~ · p~r ·d~firliciót1 en ún · orden raCional-constructivo, sería· precisamente " ' ' \ -~. · ' •

1' \ '• : • • • r •

. 1

'posterió,r y más complejo : con respecto a_ lo concréto, ya que pro- · :c~deria~: de '· lá composición-comparación de mucho.s .· concretos~ ·Por lo :' t~nio/; en el serltido .en que 'Mirx maneja aqu(l'a paJab'r~:l J~o~-

¡_.·,. ·¡._ . ;r, 1 . • 1 .·.• 1 ,'-r;,f'. ,

¡l4' ... ,. ·:" 'r'· '

·lbid., ,p, 75. S. MEW, XX:UJ, p; 27. . 6.p tu,idrisse, Berlí'n 1953, pp. 21·22 ..

}8

'::r:l·',tW1'Wf':~05~r~1í~'··'? .. . . . . tracto .. )·.un~:·~cletetriú~ad6)i,i~~ .es' ,,,fri4s ~o;;traSta>i· pd~qtie~ sc~:a¡Jh:c{ . . propiam~b.'te a ''urla 1diveisi·dád :niayoride sitú~~ión~f ·esO'· es ·I~ l,,~·~l\a~\~. abstrac~ión; la· 3:~straceión ar,bitntriai fo~it.~. ~ ~~s.t.F~f.fo·: : B~~~é~t,: .,.-1;~ contrano; es aqut Jo verdaderiímente ~' <<mas sim¡tle» y << antenor»¡.·.·es }·, . 1

' .-·.. •. • .... • • . • -t"·lt' ... f'~:'\' .. .. . ' ~ ..... _l.., ... ,._.... "\ • . ' _. - • -1 .. ·: ''1-.'

aquello ··que .entra com.o elemento ; c~:nstitutivo', qu~ está'''s~p.,ges ó 2':.•, ~ ~ 1 ·, ,, ,. ":'- .~ .• ,.... ' .... ~-·· • ~ ..... ,.,··. i), .·.'

como ... algQ, ~un no · des~rrol~~d0 'Y:'/;9.:\!é· ha. dt? se:r., q~~¿¡.rrol!51-A9~:~·. ~p~·' , · . esa g~Q~l!~.,.~!~5:~Lc,Q;p~tm.ttly~ (no:.histprico-evoluti..va)·, qÜe• pe.rwit~.'\', 1

,

ver acfecua:e·arnente lo coQ.creto mi~~o, '<<expresar idealmen.te · Ia·.vid~ · · del material». Esta génesis es•>lo .ql(e: ·M'~rx Tealiza en: Das Kápit'!l; y de manera especialmente transpaninte' en sus dos primeras sec.~ d ones. f'

'•', ·.,,:iJ 1' ·.V,!<- :1

.. :. t )~···

11.2. _LA · SUSTANCIA DE VALOR• Y LA •fcJ.:~MA '.DE, VALOR• • ·; ; : )'

·.~~~,-;,: .f • •j \··' l ",

De acuerdo con ia dirección interpretativ.a estaQ·1ecida en el párá~ grafo anterior, ofrecemos a continuación una:: .. ~<lectui'a>; .. e.structurada · del capítulo primero de Das Kapital, con exc~pc~6n . d~ su ~ltim~ parágrafo (<<El carácter de fetiche de la mercaAcía y sv .s~.~reto»);• cuya interpretación dejamos para un capítulo posterior de i nuestro ·' trabajo ~or razones que en ~u moment~ se verán. , •,,. ,: ': ';

Los tres .primeros pasos conducen, _siguiendo la arg~}r~p.tac~óni, ., de Marx, hasta la noción de una <<sustancia de valor», más allá., de (·' .

' ' - •. l. •1. • -. • ...... ~.1..,t,. ·~f' .. , la <<forma de valor» o valor-de-cambio: Un paso · posterior, inter7. · ·· · medio, justificará la 'ne~esidad de ma,ntener la distinción. et{'tfe, ,;¡or.:' ma» Y"'': ~\lstanci~'". en .vez de reducir la primera, a· _la ~egun~a?./ ~/ BPtí; ,.:; lo tatltp, la necesidad de ~eguir una dialéctica p~qpia de.la · ~s fór~a>\; · > . ,

" ' • \ ~ , ' ·• • · · · · ' ... ·¡-., ·•. , ) ' •. _. •: '_·r, 1

lo cual se hará .en lqs tres pasos ú.ltimps. . ' · •1: · • ~ .. ' • •' 1 ' 1 ·\

1,.\·:·

,_

,· . .. . . \,."-', Marx comienza sentando el ser. no problematizado, ipmediatq( ' .

el ser <<vulglj:r». o <<p,rqsaico» O.<<natural>¡ de lá cosa; aquel 'sentfdó.' dé '\•-' «ser» .'en el qué no, haY, ,nenció~. ·de Ía!!' cond.icio~es,, de ~lp. ~onst~t4«.~~9. ·y del á~bito q_tntrodel'cual puede .al,so en general s~r : ~lgo. J-~~;,~9.,~-~· \;·: ., como cosa,. aún no como mercancía, ·esto es: aún sin menCion exf• · :

· .•. · . • )~ .. :·: l.,-. y .... ~, "' ; • , , ••• , ··: •• ' ;.. ; . .._. • • ~~· .• :· ;. . 1·~ .;.l(·~·'e''''' 1 ;··

.. ~$1 , st~trm~ ,d~ . fOJJ,~h.9.~o,I}~S, .o~to~.o~tcf!.s; . f~ <<~perpp:,;qet l,a,. m~r} ; - -- -,cr-· ·.,,, .. La.s ,<;:osas como ~1 sit:nple <<contenido maf~riah , g~ .. <<l~<i¡ ,:rv, ' ' .. \ '. . . ' . . . . ' ., : ·' .. i :,,):¡.,::,:. !.

oh.;;t~mi·.,, · pod1'á 'observarse que, ya en la maneta :en .,:que .' . hay ' (sólo ·que no. expresam~nte . reéqnoddas \'t\;! .

Page 19: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

~~Híro<)s~·,Cól)st;ilnc:ia, •pór : el . ~ide Ie.s1U;on<•• e.oo;-~ts c.é.f<))t(!S·,.¡, • 'ii 'las:. 1que l. a invMtigti'éióni ~ haht<á d~ ·volye:t

,., .,-.,;,-,..,-,, ""'""'''La.Jua.» :expres'amenté: ., . ; ·:·. :.,. 1 • ,,.·· •

es «cós~ yti~», esto es: s·u.~.<~P.n>piedades>> $e en~i.t:(pgen um~u.»HIUJ.U.,,U · dé· «Satisfa~ef. neC(!SidadeS .hum'+P,ªS» ·de / alguna

-~ .

'l' •, "\-·

:·.

'd~terrriip,a.tez cualitativa y cúantHaHva es requerida por cua-ntb :corpórea,' es el <<Soporte material» de cierta ~Olidi~ión •

fe,"'l~brlfi~:u' lr,á'gl~er de ella en el' ámbito' del \-}ue nos o~uít~nios . É-~t¡ t;li:~rácter (qué la cosa tiene) de V'alor-de-cambi<l~: ; · · ·.

' ' ·~ reiáci6n' de' ~cá_inbió <:ónsi,sté, ¡eh prh.n~r Í~gar éri ' ~"~"'" " ...... " · cii;titítas (lo ' ~uai ~tiíióile ia · déteimin~te~·· é'uiÚ't¡tivi'l.'

' ' ' ' ~cirnrbtari l'if üna por ia btra 'en tlé errriúiá'cia~ ·olrot>ot.·c. Iertes- (lo cual 'presupórre ' ·(a' '<fetetmiri~téz' citantit~ti~~· de' Út

.. ,, .... material} . . Sin tener. 'éomo valores~ de-uso · es~ : do:bl~ -det~~m:i­.. ~ ~.~t~~~-.·. ei:ialitativa y cua1;1titativa, tampoco ·podrían las

:;, va1(?f~s2~e,~cambio . Y, , J;lo obstante, fyainos, a ver . que . e's la !!ega~iP!i,9.el . v:alor~d~-.J,l~o, que la_ ·

l§P~~~- ¡~-~~- ~··\-<.,;,~:·], Ll .' :· ·t·-~ ·:. :--. '· ·· ~ ·~ . ~.~;.. { .. .1; .¡ ..

xA.,' a'U:ri'f¡ú~<~sta~ $~ cafj'i@j~~ ' ~e· :1't.~!~M'Q· bién nada \ci>\J~U, '• UU<L}j '," ' ·'-

digamos: por ··. por': vD, · etc. una "p:Luralida:d · itÍ'defih~d¡H •de . {. ·l~XJ1~~:sióJnes - ., .•. ~ _-. . •. .• 'l )'• .l• ¡ ''ij"'~'-'1'"'~~

Pluralidao que, · sin ·ef!lbargo, •· , ya· que:·tin, ella .. es1t'á_:l1·,1:mí';'s·u, parte; iínplíciitó que~uen tal· ca:~o, .. yB~,' zC, v/J, etc., •'én·, cu~n~a ·. lores-dé-cambio, són intercamhiaoies, :interequivalente's.. · .: .·•i:l~: ·.

De don'de ·se sigue. q:ue los «~iferéq·~rS>i valores• de-cambio de UIJ.a, ~isril~ merc~ncía, expr~{~i\:·. ~:~i:tjs ellos algun~., 9.fta : es la m1srpa para todos. Y, al clecn; ~·:~.:;to, hemos diClJ.O ya valor-dé·cambio es sólo el modd de · expresióm la forin·a-de •· ,,,n,, . .,,, tación, de 'algqq contenido ,¿ <<Sust~~cj·a\}f;;~ue. debe ser u••····.rm;u•..,..Yc·4!'t.

esa misma <<Íorina>> ·o '<<exptesiÓtf>>. '· ~~~¡¡, . ,·' ' . J.: ¡'.''4~_. ~ .. 1"

:; ··'

Ter:cer pasq · ··' ·~·:·:) ~~-·t-i·· : -~ -J. J'. . ·~- :l~~-(JI.:;:.~l.·tl;./-~;¡ ~·k.; ··!'· .

Hemos cerr:ado .el paso anterior :con la cuestióñ &-: ,¡qué «conte.n1do>> ·que', de alguna manera,:o;'se eseo'n:de.-' ttas: ~a ·! \<lcirn:Iá>>Jr ~l~ valor-'tte-cainbio. Comentamos ahora .con la/ siguiente .

· 'Dadas ·dos mercancías• cualesqui~~a, A ''Ji B, hay 'si'e;i_npre,• U:h·.x : un y tales que, en cuanto valores-de-cambio, xA == yB.;:'_.i·;: ... •,;:,;.~ ·\; ·

El significado. de la· tesis que acabamos ;.de formiU;l~Ír.' .. v ~'''"'~''f' :·lr'·.•!!ii •· algo existe a ''la· vez en 'A y ·en B, y .precisa'mep.te en:: la;· tidad en xA .. que eri yB'L ~:Que ambos; son igua}és a · tercero ·n'o puede ser ninguno de los:dos datl\:>~ : · l;alrnp·ocl); ninguna otra .mercancía·; como ;C, Do E; porqu~ ja -i~;qá,ll~i!:~::JU.!~>i tomamos como· punto de partida estíi incluido ~que ca:íJ.tidades' (p,ong~p10s t, \!, r., etc.) d~ · C; D; .. ;E, etc.,, resne1ctnta-.· m~nte~ \tale's. qlie :zo, ."!D; ·rE,, pueda ser ell primeto' o se~~urrctt;;, rrn.eJrtt~' hrp . d{ida\ igiíaldad. :. El carácter• dé, ' · ' _c¡ihCÍtts· iti~tl~i:t.¡ '· ma~ifiesta, · .. pues, : ,que 'ciia.lesq~iera ·ll_feirdttJíc:ial~«:cJ~ trritá~ sé ·rédifc~n, ;eh cuailto valores"de-tanil!fio; ·a ·algo·, ~~~l·,;~e}.th&híÍiestan '~0~0•. C'antidadds: .detérmiiutdaS' ! .. · '":'•• w'¡i>l·' 'I'V.!•i

..... ·,·; E~tb :comúa•no pu~de 'se'v iÚ~gu· na prop· iedad ""'""'"'"p·,.,, ,s;en~S,rQ.I,~1 ' J 1 ,•_ • .....,.. ~ -

;física en: sentido afu:plísinió'·(iin::luitlei(• geofftétrica,;: quitnlCJl.:;::etc :~J~\t;;·~:iP.F .¿te.éto·t 'la~ pro.piedadesl'rde· ested ip·o; segúm:el

... , .· -- ... ~.Ú.:>,f·;~. -, .. :.';¡.;.~;r¡/f.;l~; ~~ .1 .•.• -;:.~.~ >:.tr-, .. ;.r ~;:\-".';;~-;·,· ~.<~-~- .-. :. ~\-,::.,:+¡·. .-~'\ .'

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.... :T.:_, ..... ,,, .... _j'·,,, . . ..•. ., :_. ~;·--· ~~~·).;!·r~:::·:;rr~~~J-~i~~~Jn~,;¡f.:~:~:!;i,;":.::::.;_ .. r ' f¡ ' • 1 ! 1 ·~ ' ' 1 • 1 ·~( n ,.,~11 :\ >'( '\) ' < 1

,• 1 • \, •1 '' í "' • ' r 1 s 1 ¡ ' ' ; ' 1 , 1 1 ' •• r ,' ~ r~<;: .¡}' ' ·

··.A~dá.d~, av:e~ig!JaCiQipn~rtenccen ~.la• cosa como valoF-rl~-Íiso :v · p' or 1 ti¡.¡ • 1 ' " '1< ~~ •• .!,t ,F, , '] t ....... 1'-·•~•• ~~·(',;..!.._ r•~t.-...'""~~.;:.J ' , 'r

· :,", l~j \~a:~to;~- ~':V?: pt~cisa,m~nt~ todo 1'a,qpello ·que .result~ . ·n~ga._qP:~~ :~a,, f~~~C~OI'~:?.~e ~~~~~\9' .e~ .. ~ 8_li~ •to~_o x.alor-.de~4~9 ~S ~gJlal ~¡i .,;t ' p0 o~ro '

' . .', Sl~~~~~~-~~~( ~,?~:,que se< ~eterrpme · l,!i .\1-dS!.<;.uac:hi-.,.P.l:PP.QXción ... cuanti--JP.:!&y.ª. tJ.I ~·;'·~"~. . i. ,

!' Ah9c~,~\f~~-i~n, negada toda propiedad · setlS'ible, toda· propiedad ,.<<re~l>> ~ '4~~~'!' 9osa, ¿qué queda entonces? Aquí es dbnde aparece por

. ' ?rimé~#..\~Ve~ .en Das Kapi.tal la noción «prod~cto · .del trabajo>>, e ", ¡/ !g}lll;~ffiente la noéión misma del «trab¡tjo>> :,.como mediación del · ':~~~:~~tr para 1~ satisfacción de las nec(f~id~.des del ,hoinbre, 'o sea:

<:9m?.3 Produccwn de valores-de-y~p . Esto requiere ciertas preci-siones' . ·

··.:N~~ · primer lugar, es cierto que hay «cosas reales>>, · cosas de· las que. efectivamente nos servimos, V:1,tJore~-de-us9. f_~cticos, que no sqn productos de ningún trabajo, por ejemplo: ·normalmente (y hasta a~,q_r~~ el aire que respiramos . . Pe.ro esto es simplem~nte una .cuestión de.~p}'lc$.0s ,._ que no se opone al fundamental sup.u,esto filosófico de ~ar~ ~~ ~;J_ue, ese~ci~~mente, la totalidad de lo ente aparee~; co~H>. el -( · alllRir:o ~e la , medtacwn por el trabajo. El hecho de que, en un m o- ; · mento dado, el hombre mantenga aún con la naturaleza ciertas .tela­cioii.es .aúr-".no-mediadas no quiere decir que esas relaciones n~· hay~n de_iser(mediadas o no puedan serlo. : : . ·· . ~ · .. : !?-ero, en ~egundo lugar, esta noción .deUrabajo y de lo ente co~o ~prbdúCt0 del ·trabajo aún no nos da lo .especílico de_ ese trabajo q~~ mentll,.~os . al de~ir quc::1 negada . to,da . propiedad materia..Lo;, ,1.c.t;~gh>,

ueda . ~e~.~~n_cías ~u c~ndjción; de productos de tr,abaj9; n0 .

~~''. ~"..,". -· _· específico que el trab~jo ha ' de tener como tra- ' ~., .,, ... -'-- -·"- · de~ruercancías o tfabajo.~.en-la-sociedad~tnoderna . . En

. ·· .. · e~· :determinado (por 1SU fin, ~bjeto, me'dios·, .. pe· · 'es deterrninado él. producto 'a que · da lugarl. las dos

d$'f$l~'mitn~tdon·es son, en realidad, _una sola. L4e.go,. • si decimos · que --,-,-,,..,----.,.-. sigue': siendo producto . del trab~jó Uftl); " v~z n~g~d~$'

. sensibles; es . claro que el tfabajo ·del . que "'·" ·'- • .o .:~: · · es "el ~raba jo desprovisto de ·todo· carácter . cOncreto~

·:A.5>1'f..'C:or!w·wa po e~ ni ·tcla, ni traje; ni armario, tampocG; "es ni · · · edof,.,\,hi •el del _sastre, ni ~1 del carpintero, hi':.~l1 · aquel ,otro; ·o sea: es todos ' esp~ jrabajbs cons:to~~ra

: cps,a, 'dti la . q.ue hay sólo cant,id,'ades ' ·. _ . :fuerza de -trab,ajo huma:n~·.en~:g~n~-rah .-.n ...... ~ ..... ,.,~ ....

numamo.·iguah o «tr¡tbajo abstr~ctamerite 'h,:umán.0;, ;

Lal·''~•'·'' "'~- ·> ;¡_~u.~;tQ:~?: C~~!~~a¿l_'-'c:le.LQ.lJ~!Jl .. ?, «C~~j,~J!tl~5t, "-. •• «:<•>~'\H~L," . · ' es · el ·Valor., y las mercansl~S, ~n CUaRtp <~.ClGlSJtail

:;~,~~'~1íl; ;:~~;:·~1);,~-~ri:l, < . , J ••. ' ,

«cuajoS>.> .de1 tnib,aJ' 6: abstracta.memtw,h'u'man:o.·~'soh' váün;es. ;'El ¡,valotJ- · ,·: ~! ."co~t;~,i,ey~t6 :J;~;~ti~t~~~ci- ~;\;;~1~1;. ~~~;~~t. ~,fói~~~J~' -~;~Jf;Jff ·.:

i611~~?.;~'~2-.c!9 4,~ e.xp,!;~sióp.>?, ~,~t ~a.l9J-9~.; .. cl!~hio., -. ' ' , . , ., ... El trabajo, com_o 'mediación, es una constante' separación y supé-' · ,. ·

' ' • •' ''• 1 ' ación de momentos. Esto es 'el tieinpo. El tie~po del trabajo con-

creto ní siquiera es un c'ontinuo ·descua1ifica,do en) el que no pueda ' haber otra ·cmia que límites indiferentes. Pero, con la co~~titu~i9Jt de un trabaj9 igu<'!], se co:q.st.it1JY~1 ¡.,nt, !i~tnpo únfco .Y ,también ig!J.,ql, del que todo tiempo es sb,nplemen.te: :U,t).a cantidad 1 determinada,. '

as cantidades de '«trabajo . igual», S<'m icantidl;ldes de . ese tiempo;, ;'el • 1' • • . • • • • ~~ '

trabaJo umco 1gual se m1d.e en. horas~ho,!ll!:>r.e. ·· · · .· .. · . , . , . Y·! Evidentemente, la reducción del trAbajo< a :trabajo humano igual :

ignifica que 'ya ·no puttde tr~tarse • deH'ráb,'ajo.· que hay en esta chil,­,queta, sino de cuánto trabajo hay en ' gen~ra:l -en ·una chaqueta como sta. La mercancía existe sólo .como un· .ejernplar de su clase, c0m'0 1 •

Jndefinic;ÍÍmi~u.te:: r~petible. · D~ , ·~s.f~ . 'ñ:io~4.9:,:·s2~~~tWri;os icó_~~ ;1~ asunción de !9 ente_ como m.ercancía exige •.,de :·'ái' propia .1realid~d. 'naterial q~l;:!, cosa la doble 'detemiinació)!l, ·cuaMt¡¡.tiva: :y·-.cuantitá-~: ,tiv.a, que ,ya aparecía. ¡utticipa,d,a ~n la preSeiJ.Gia,·pedestr-·f<'/.; ¡}'refjlt>S4~~, fica , de la cosa como valor-de-us.o. . ,,.,, .·· · . ,,: · '; , ,,, · .. ·· ::,.~.;:

El v~Jor- .. de-~\1-n:lbio, en .. cuanto que e"s la. f9jml;l:. d~-~y¡¡JpJ:, ·~~J~' negación 1 de la . materialidad, concreta1,),dHl ~~t;...c!~lt:~Ulit!ad.g;,:_g~~:,..t~ ;' cosa; .es la. n,~g~c!ém ,d~l valor,d~-usp . ·Pero .negación que es a la v:ez conseryación: el valor-de-uso es conservado. en cuanto aquello-que~ . . s-negado. En efecto, l_a_for~a de valor, la· ~elación de c_ambio ~:l?~ ·':

supoe_e (tal . co~o fue ya expuesto) la 4~tet:,t!!!.J.!.!!!<:g, matenal; el~al0r• ,. -' de-uso de cada_ cosa; pero. lo pre~upo.ne. .. preci~~m~n.te ;negándolo.'''

Este"cará'Gter .,;corÚÍictivo» de la mercancía per~lite vú,el ·!llis,ino\ conflicto en eLtrabaj.o mismo. Si hablamos deqrabajo cor:no · al'g~; que .!~pro~uée m.ercan¡:;ÚJ,s», entonces estamo~ entendiendo. ei t rabajo> comó una actividad real · (luego: determinada·· por ·su fin; ·: obj~to, medios , 're~ulta!dos) .: y las mercancías no prec.isamente como. mer.: ' candas, ' sino como cosas, cuy() conjunto es ·«la. riqueza>> ; -es ded~: ' las mercanCías CO!flO v.alores-de-uso, el tr,abajo como · «trabajo útil>;. ¡Por éso es talsa la tesis «El trl:l,bajo es la· fue~te·. de toda rique.~~·,; .,~~ . que · la~ cos~ . P.róducidas pof. el trabajo no brotarL de .. él;·. el'tra.b,~j;g ; no h~;tce otra cosa que traf\sfonr,1ar . la m(].teria naturalti Ahora bieni -si, en es·a· tesis , ponemos <<valor>> en' lugár. de «riqueza>> y / de presuntamente éorrespondiente, ' pasamos a entender «trab~jo» «trabajo humano igual», énton<;es la tesis es. errónea no· sól~· en· conti;pido, 'sino en su n1isma sintaxis~ En efecto, el «trabajo hU.}ll!lilO• ~gua:h> .n? -~~ actividad real alg_11p.a, ni ~e él puepe dedrse que <<pro-

,; 43.

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'}

!'1' ',t 'l: ',·',! ' l,j' '• )

1 1 . ~ " ., :·.: ,. . \ f

·el valor es siempte d ;valor d~, t¡tl 'ó cual méfcan~ía·. !mLVlU!•111:!•!Lv _igual» , qu'e constituye. ~ª·' ~~P~!a!íJÍ~ ~ d~ :X~lor»,

estado fiuictü; ''sii.ic;7iéinpr(;"~~ristalizado · t!ll · . , ' . . . ................ ~ y vinculado· a la - ma~t:lt;lªHif.id ' de. _est~ .o: · · ·

.• Por ;eso mismo, el simp'le h~cho de ·que el ·valor sea ·~1-'>"·~-.. ~ .Jgual ~o da al valor realidad alguna, ni material ·ni de

¡·,, ,. ,/:tit1o~ . ,,.El11tt. :a:bBJ·o hvmarrqJgJ.tal; tam\?;ié,p._ll ~J:.~¡!,Q.o : ~!J.etnp,q · <i~ ·_ ... _ "'v"'" :..u•~tauu•<>u,,., . necesáriO>i'/ ·· noHa:parece como tal_~t<tl. ~l _m~!"~~<to:;

.'n'!Pn,TR.' apáre:ce en él análisis 'que. hace~-~~. d~l :er,iÓtpenO r~.ql{!J~li:~SÍ_a>> i l~l<tm~·li~ado, las tne_rc.an~ías ,no se . cambian ·por horas-hom

:· · " · · · · ·su válor no se· expresa en ·h.oras•h:om ' ' ............. J, •

,, .. ,.-,,-,.," ·· ~ ·n· 'cantidades de otras mercancí~s. · · • · · · • · . ; /:. , ,,Podémos .preguntár, y de hecho estamo,s, pregunt~ndó,' ya, no ;,la: ·re:alidid,o·presenci:a «material», sino póE• áquel motlo rl~ · ut·es,en<cla.,1J

. · \ ¡úe n~·.··c~nsiste en· ot-ra cosa· que e~ la p:opia' opera,7ion,: del .. ) .. •;.de;t,as.-~ercancías, esto es ~ en ~a extste~cia de l~ soczed~,d··_'"'. '_ 11,. 'n .. ·r . . nu_

1 ':e~.·:,'ii-Jablamos · entonces· de . presencta o reahdad soqal. Y, . entorlces,_ con . '. ;.>' '. r,ciláció~ a uno ·y otro modo de presenci'a, ca:b'e·· decir. lo siguien:te:

' · . Materialmente, el valor no a,parece-~e niQ.m!.n~jp.,~j.p,~ra, l?l}.es , ~ · · ., · caráctér <<real»' de las cosas.· ·Socialrriente;' apá~~c¡;e,~ per2

' lá forma de cierta rehtdiór{ s~ciai , .(no' riiaté:t;ial}·· qpe 'Sé ~urias, y otra$ ·cosas· materiales,:. J~la~i~n''.á .~ la :que ';lráJ~á~os ·

' · . . Sab~nios q·ue~·es ·Ja ·~susfancia· 'dé valóhi., · pero' ·esa _ :S.tls.t,;am~•a no se da directamente; el <<niodó de · :.o, . . · .. ,, .

. , que éS• el' valor-d{\~'9ambio~' 'O 1<form;a' , ' ., , ,' ·-~s' '~' L< cz :: ·~ ~ .y •esencia:tpresencia; es un'a «apariencia»_, per~:;·~m·a·1 _· ap~? ·

:_~;,;:~:·~i'it:Ii<:ía·l.nt:ce:saJ · . ~ · · · : .< . ~ _. ;' ~ ,¡_ : < :: ·. ~~-·< .-(, :\··'> · • ·¡, ·-;~; •

1.<i':!,':L:'i~:!1P,@'rl:,l(l1lihil:O,~ .. lá '«forma··de:.:valor>> . bi. de t~h'er . ¡¡q · prqpi¡,t',necesJd~a • que · Iíabrá de~ ser 'i:no~tradi: . :" . . ' . - · .. ··:: ' ~;:'\ ' ·:, ~ .. :. . '1 ·~: .

<·:. ;:.~~rt·;~·~~ :.··· ··.'· · · · · .... ¡; •. ,'~- ·•• .. ,: .,., ·

.. ,· ·'·

·:!· .. _...... -~-- '·· .. /,; ·. ··,. . ' 1 •••

, La forma de valdr:· F.orma l , .. ·: .··." .: '' .. ·. _:,'..(;·. . .

1 • • • ' ' \.

El puQtq de. partida :.sefi l'! . Pr.<!.s~·vsia fuás inin!'<.ii~ta . de .~J.i>.ot'l~ · de valor: 'la llamada por Marx <<for~a . simple, singular_ ? co~tin-ente» de Y.alor a·saber:· ~ .-J, .:\~. 1 ;:;;,",,. ,;·;¡ '~- '''J' .. ,. .. , .... ,. ,

• ' .. ·'-< ....... ' •• •.. . ~T·· .e· ·.i.~.i ;;~·.~·r.~·-~?f,~~:~.· .r.. ;j • i

· ·.\· :· xA'· -vá.I~YB··,;:\·· · .,, · "¡ .,., - .. ,

\ '' : ¡ ,,. ,¿,.¡,.~¡¡,:, . ' . " .. : ' ;···~; /> Una m~rcancí.a · ~~presa ··su var :'9.t{a/ l;as dos' •1tiercáncías

. sempeñan, pu~s, ,, pápeles· distint :aif-:: 16-' tanto, la ' <lió'tm~»' 1 ém ' , uestión .se- escind·e en . dbs; a 'las que:~M~fxf4lañfif;' respectlvát¡l'erit~ ;.

«forma relativa· d.,e valor» (adoptá'da pbr 'xA~.iüyé vlílÓr queda éip~e~ , ,. ado como ;vaic; relaHvo)¡y. «forma de··~·qui\?Á¡d:i.f~it.l ·e · ·?' · · '• • ·~/·~.;,t'

Las 'doS0 ~ormas ·son los clos pol()s de .{rn.iti::CfWiinra expre~ión:, }lefó .. : esa exR ~ión.Ji.QI:nuente se. expresah e[yitfg~:·~Qe,<'j,ipa ·mercaf ida; '

e xA. ~¿En qué• consiste ésa expresión de váfó~? , : ();- en' Ótra~ . ph- ' abras, ¿qué aporta 'eS'a e~q)resión eri: euanto 'a· d.af ufía •represe'nta~ i6n' real del valor de ·alguna ' 'm:etcancía ?' Respúesta: · 'ápórt,a 1 ·1,1na ·

distinta .de .la l.foi ma n:atural · (ó sea: del valor-de-usoji d~ ' la ~· · ep cuestióh ; ; all'~qti;: ~~a forma distinta · re~ulté ·s~r.: · e~·'lsí r

• isma,, el vaJor-de-·uso de :<;>tr~ mercancía : La mercancía xA e~pte1a ·· ·u valor haciendo de la f~rma natural de (y)B la mah'ifes.t~Ción. ·de:l ' abajo abstracto, o, .lo 'que· é's· lo mismo, haciendo que ·el· v'áJor to~e .. ,

ara (x)A la·figura ·de (y)B. ·:_Me<;liante este rodeo', la mércan~ía '' (xM', po)le ella tnismar como meró ' valor; al ponerse· como igual ~( '(y)B;,· '' ': La in:;¡uficienciá de'' l<t fornia simpíe de valor,' el hecho de';·queila'·'

sa evalúada quede ' inCluida en una relaeión d¿ , cambi,b,'' con\'~sóld,''; _, ~~a cosa, r~side en su: tn:isma conÚ'adicéióíi ·interna:, a sa'bét:· en1 ·q6~(1' .. :., . a valor.- de-uso lo 'que aparece como manifestación de su contrarr~ ' -' ''':-~ sto es: del ·valor), trabajo ·éonc'reto lo que. apárecé1cómo inanifesúr~·

e n de sil' c~ntra:Fio (esto, es: dei·: ~tnibájo abs'b:acto); · trab'a:jo· ~n4~(. vidual lo ·que· es ·nianifésfaéiÓn ide su't·cóntiario lo (del' tr~bá:jo;' sci~'i~ij~ 'i.·,,,

ues bien; -estavcontra:diéción,:envüelve 'ella misl!l~ el'lránsito··;~_;l.~~~,··~ 1eva forma ·de villoíf. En' efecto,; ella quiere: decir ' qlüi' "i.!s' i#di'fe~é'ili~¡;~~,<

~''· ' . ... - : . -' ·-· ,._:<,: },.:~::~ .... ,~~-: .. ,': ue la iuercarl:cía ei{'l'a qlie ·'Se expre sa el valor de '':(x)A, ' se'áiB; ·,i ()''.<~y ·· 1:·r, D, o cualquier otra (excepto', ·:natur'álmente;' A). "feneilibs/~p~:~~/ 1 .

' ' . ' • • .. • •• ' -~ • • ~ : .. , ' • l ',¡. '~~·: • na nuev'aforma •de valor. · · ''•'· -~ · .... • · · · · .· '.!·· . •· •. Ú-~>?;((1··· ·:··1,,\., í' ..• ;i ¡; ·. '·(~: ..-r·~·\:: ¡,·

··~ :."J.\ ,., i .. ;. ' '' ··./. . 1 \ ' j :•.¡ i• ·.' ~:·) </' ' .;.,::.~~~) ¡.,

·-:.··,.,

45

Page 22: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

,'/

'¡; ' (.

'i'! 1

·· · Forma1I

(_ .. ';.:¡·.' .. ,¡:

''· .,. ',~· •• ~ '.f. .·'; 't. .:t..•

1 xA vale yB, o zC •. o vD, o <}te. l. ,1

':.-::.!.;~' :~~ 1 1.

:Séi entiende qae el segundo miembro de· .la expres10n preii~re, la serie de los segundos miembros de las infinitas siones, cuyo primer miembro es, Úl,lico) contiene la totalidad de

' cltfses cualitativas de .me:rcancías, excluida A. Esta .nueva forma .es: llar11ada . por Marx, ~<for¡;na tot!i.l o

. g~da>> pe, valor . . L.a. mercancía xA asu111e ahora la <<~?f!P.a:, -desplega.da>> , y cada una' de las den;¡ás metcancías ·la de un '

·· "'Valerihtparticular>> (mientras que en .la forma simple ·sólo· había · , ,;e,quiválente singular>>). El tn¡.bajo .q}le .constituye el valor de .XA

presenta ahora expresamente como, igual a cualqyier. ótro tra La:·. diferencia con respecto a- la forma simple, no· reside·rsólo en infi~id~.~ deJa~ exp~esiones, sin() ,también en. t;l .sentido de .cad¡1 :

. d~~ellas.; .en eft;cto, ahora y.a no . pue,de , ser un )Jechq fo,~tuito p·r~ci~~ni~nté.y,§ resalte se~ in:h¡rcambiaóle con; xA.,' pue's con la infinita. ~{ie,da dicho que el . valo~ de xA permanece uno ·y el :UIIMJIIUl

.ya·:.sea ~xpresado en yB, ya en zC, etc.; en otras palabras: ""-,.....'"l!l: paten.te que es. una. «sustal}~i;uie v:alo¡:~ de la . men~ancía.Jo ,que termina sus relaciones de-cambio.

·. La.' defici~~cia de 1~ f~r~a de . valor alcanzada. se, hace ahora de .varias maneras: en la incompletabilidad de la

· .p<}; 1~ ~ q~al ·.el valor de una mercancía n.u~ca e~tá vet·rl:~rlP.r:~'tnente . ~fP.J:¡(;!Sa9o; ¡el'),:el car~ter absolutamente heterogeneo de las

1 •: .f,P~f:t,n~s .n.~j,~r,l,l}~s en las,que, s,e ;e,xpresa el V!llqr .de ~A. qu.e ~o · tS,eli; reiil!cidas a na,da com}ln, ,de 111odo que puede dec~Fse que,.

f~alida:d., Iiad,a se ha t;xpresado; en. el hecho de¡ que.las . de

1'v,alor. ge dqs .mercancías hay.an de, ser por -nec~sidad ~u . . i111•li11L1V.<"-~

·mente distintas, de qu~ ,esté excl).lida toda expresió.n ,de v,alor : . a''d0s , in~rc~ncias, etc. Toda esta in.sufiqiem,:ia radica el). la ·.

. ,ü~fi6Ji esenci~l de que la expresión de una única ,cosa haya de sistir. en multitud indefinida de co~as·. Pero, como .. antes¡ e~il. '"' 111 ' 1'·" ~ '(ii~sicSn Úeya . en sí mis~a ,~?1 pas~ sig~iente. Porque, si ·!'!1 valor

' (~~~ .adopta indistint.amente la fi?,ura ~eJy)B, (z)C,. etc,•,:: :esto . decir que, en esa mtsma operacmn, vtsta desd.e ,0t1¡a "Parte, Iorés· ide c~da una qe las mercancías (y)B, (t)C, etc., a~opt~p. .....

. e,Üos la forma de (x)A. Con lo cual pasamos a: una nue·va fC>rtri¡¡. ..

valor.

46

. 'Í 1 : ~ 1

Formá !JI

·•

\'

•!' • r ~ r•. '

. •,. '··.~ ;·1

(y)B vale j e

( zt)cC.. vv.aallee. , (v)fl..vale

•' ' . '

(x)A

.. ,

~. '· ~ • ·' • • 1

'.

Esta es la q~e Marx lla~a ·,;fqrma ' uniyersah de valor'. Ahora c_ada mercancía tiene una expre~i6~ -· ~i~ple de valor, y, al mi;mJ • · , hempo, todas las mercancías tieneq ,una forma común de valor. Esto ha sido posible en virtud de una dife~e~.c:ia esenc'iá.l entre la nueva forma de valor y las anteriores, a. saber.: que la presentación del v,alor ya no es ahora problema de una .m,er.can.da o de cada mer- . , c~nc1a separadamente (como sucedía en . las dos ,,formas . anteriores}; smo del mun~o de _las mercancía~,en generaL .:En.-,Ja nueva Jprma.t ... cada me~canc¡a optlene su expres10n de v~lor. en el mismo e9úiva­lente que todas las otras (excepto una sola) : Dicho de ótr'a 'manera: .._· el c?n.junto de todas las mercancías separa o excluye de ese mism~ conJunto 1 una mercancía y sólo una. El mundo de las ~ ni~rcancías · ~SU~ e ~a •«Universal forma relatiVa>> de valor, forq1a que c¡onsi~te en ,: tmpnmtr a una mercancía elegida, excluyéndola de ese mundo, .el car,ácter de <<equivalente universal». . .,, ·

Es claro que, con esto, la mercancía a la que se confiere '.el :.ca7

rácter de equiv¡.tJente uníversal queda excluida de ia universal fo;Ína relativa de valor; común a todas las demás mercancías, y no tendrá. otra forma relativa de valor que la forma total o , desple:gada (foi:­ma Il); o sea: si· se prégunta ahora cuál es el v<j.lor. de (x)A ; · 1~ :'res-puesta es que (x)A vale (y)B o (z)C o etc. · · . . ,

· .L~ misma for~a: III . especifieada simplemente por el' ~~cfto . (extgtdo por ella mtsma) de, que 1~ forma de equivalente . universal est~ ~tribu~d¡1 defini_tivam~.ll:~e a ~::n~"mercanq!i((iet~r~in~d~ .. (Q:"séíi:.: · este adhenda a la forma natu.ral de una cierta m_ercancía) es· ,la · «fo.rma d~ dinero». La mercanc_ía que ~sume .la- fo.r.w~.~d,e .. !l~ql!,!Y~:fi.vte. umversa~ es· la <<mercancía-di.n$!ro» : La exp,resión del valor. de u.na'~ .· mercan.cta en la forma simple con la mercancía-dinero 'como equiva./ . lente es la «forma de precio>>. . .

Page 23: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

•/';:\·:~;/,.">·"· .

' MERCANCiA '~ 'cArlT}\L ·

...... . , ·\,

.·'· 1~1;-lt :. • ·PUN1,'0 DE P:ARTIDA ·,' .lflo{.':.'¡,•-'¡;.; •.• l...• ' ., • ,· . l, ; ·i "

.;; .::·~','r·~~l~~~m~ anu~tia~os en lm¡ . ~apítulos anteriores, d~,bemos. ah~ra ... ; nl'ostrar•cómo.Jos· conceptos del capital y de la producc;10n · captt~h~t_a

·. <· .~~:",.gert'éran; · idealmente ·en el propio análisis de ~ la · ~erc~n~ía. En ::f"of.rá$ 1palaJ~ras: mostrar que esos conceptos ma;rxtanos form~n _palie . . :·'. d!:d3f.;'Ya· definida (aunque todavía no desarrollada) Q!ltologta de la

' 'merca'ttcía-1 • .. ' ' ' •

/ .. · sriU,e tratándose aún de una lectura estru~tur~da . dd libro ~~1-rilerd·'de Das Kapital, pero ahora fundamentalmente-:de la secc10n .

¡.,··.· segunda. ,.

· · , \ 'Resumamos primeramente los1 elementos .);l.asta aquí' conquis-~- ;<..;, t j • t ;•.

. .tada,s: , .; • . , . . , ,· 1

~·>1¡\::f:·t :La mercarlcia es valor-de• uso y valor-de-cambJo. · '., " _' .. /~+~~~·¡- El :valor-de-cambio es la «forma de expresión» o «de.mamfes-

·.". '\. ... '' - ., . ' . ' ' . ' ) .,, ' . , ·. tadon»·.de;tina:: cierta··<<sustancta» !' · · · . · · · . . . _,, ', :~>'· it:si«su'sta:ncia ·de valor» 'sólo 'se ~~nifiesta e~ la ~<fortn~"- del

· ·''',. ,,, va:lor··de~cambio, esto es: sólo en' las · relactones de cambto yntre las. ''. r . ' • ; '~ ' 1 1 ~

~-- i'íiercanéí-as\··'.,.. ·~ < .... ~· ~~ · ,;.. \ · · · · · · ·' · · ··· · · .. · < '· -:,,'·.~41i. Para qúe la ··«forma' de v~lor» sea ' efectivamimte · forma , Cle

' , : nt'Mi:tfestációtil 'de la <<Sustancia· de v.alor» : es __ preci~o· (segúh ~~ ' res~b ' · ' · · ' 1 2\ · · d 1 \ · · · to 'de ·'\'.'Jádoli'dJ"<la dialéctié'a de la «;folima ·'de ·va or>> ., q:u,~ .e . c.onJU.!,I: .. ·.·, .

• 1

• \;:,·t~<i~s'· Ü(s ;: ffi'efcancías quede ~egr~gada una y sólo. ut~a ae ell~s'\ ;•d_e:· .. -~*ftie\tía'.{¡ue .:·todas las . dt;más ·<mÚdan $u: v~l'or ~recis~~~l;lt~.:en.::,ésa; · ~·

:86'\~~u~lquied ~en cuah}uier otra: k esa mercancía segregaU,~daJla­,' m'affit~ <<mercancia-dinero» o simplemenfe· '<'....dinero>>•:· ·Err ;otras' lpa•

'{y:.··,·._, :.

· ·, 1: ct. á:.e. · 1. 2 ·cf. iu.

,,

111.2. LA NOCIÓN DE CAPITÁL • ,.. ' ' ' J ' '•. ~ ·.. ••

·., '!•); ... ·\'•

De· acuerdo con lo resm;,ril.do . en ·el parágrafo prec'edent~, úná · estructura de ·producción (y;'pó~· ~ortánto, de circuhtciétn) de ihét.~.;.,.· candas es a la vez una. •estfuét~f,a.' d~ :la que es pa~te e~ei).Clii'¡[~.;·,· circu1a:ción del dinero. Pues bie·rl; : s,i-' eh::iclo de transformacicine~~; ,· propi~ y esencial de la mercancía eS' '~":'M;·~l del dinerÓ-es D-M.-rl . S_ín ~mba:go, el . sentido de un proc.~~-o·:'~é- éimifio res,ide .en A4~~ ~el , termmo, fmal sea 9istinto del iniCia.:I. . En · iY.hP...!fM, esta d~stineióp. ,: ~stá .asegu,rada por la qif~r(!ncia cualii,~~íy~- el~ .~~~~sios meJcan~íai ;r·r, tmphcadas. Pero en D-M~D, dado . que ' hay •t c.u~~itativam-rnte ··lo l • mismo al comie?zo. que al final (a saber:: ~i~~ro1 ;·-~ro:.;pjf~re~c_ii<~9Jo A' puede ser· cuanbtattva. Por lo tanto, el I!> mtctal' y el .ftná:l son es,eq- . cialmente dos cantidades distintas,. . · · ·· · , :: . ' ·

En otras palabras: al no h~ber diferencia cualitat'iva entré eHÚ- ' mino inicial y el final, el sentido del cambio tio .puede estribar eti'.lit:· ,. mayor · <<utilidad»; «conveniencia» o adecuación cuaÍitativa ' de· ·~sÚi' ,' .~-:: último, sino sólo en su mayor c¡tntidad. Por ·lo tanto, 'el D ihi, l/. '·~;'\' tiene que .ser una cantid'ad .mayor . que el O iniciaL EscribirJrti·~s ) · : · pues, pa:ca hacer notar este aspect~ de la cuesti.ón; D-M-D', ;'a(f~if tiendo que D' .>' D: . · . · . ·' :~::;·~ . •

Con esto queda:. ya inicialmente constituida · 1~ riodón d.e (ájJii'lt{ " .:>: · a saber: valor que se transforma en más valor . . El'iiientado-'iñifi:t~ · mento ·de valor (esto'·es: Ia diferencia del '-vaÍ~~inicial al v~l~r 'firiaiJ ' .) .. es lo que se llama plusvalía, .Concretailiente, !ternos .encoritrad¿;i ~f :;'. "-:. capital en ~.primer lugar baj~: la for.ma de '<<capital-dinero», .ya' quk.~~ · ·.·· trata dé valor en ta· forma de qineto, y no en la de mercancí~s cliÜdes-t ·' ·. · · · quiera. ·· .. :_-¡,·:· .. ~.··:01.,:>/;.· .... · .. ~:· ·>· · ,·· · ; .. ~~· .... ,_...· .. ;~r\\:··.,r~ ... ·.

Sin embargo; "vamó{ a ver que •la noción .de· capital hast~ aquf .: · 1 •

ha apar~cido .s~ld~ tl~ ,_m¡tnér~ apsÚacta, y q'll~ sólo ~p~edé 's'et ' d~~: .. ~· .• ·. arrollad~tbie:diarlfe: un, 'ínodelo sustancialmente m~s ·complejo'' ': .Ue ~' ' . i el D-M-1\)~ ·-~;j,.,,~·. '<,,-) , · '.A.· . . ·. · ......... ,~~,.,: ..

.. ) 1 ·~· ~: .: 1 ¡ '\.' 1 \ 1 '\, , ••.• i 'f 1 ~ 'J. );.;t r~ '!

1') :~~ \ , (~" ;,· ~~ ~··'k~ ;: :

· <~tT0rt ·::r~:··· · · .J ... í. ··•·•· ·· · t·

49 ' , r

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·~~;¡~;(DI'j;)' ':.'" . y , .. ·• .

. ~sto ·si~qÍfiea;:.9~e :9~;:P9~~~,e.· ~.12Jt!ti0~: -~ll·. p,.r.9W}á_·,.~~R~~i,i~~ ·.~i .. ctlvtdad _Pr91duct,1v!;l; o :s~a: '. que e~a ; ppslbthdad .de trabaJo, para

h mbre, ya,Qo es pura y sin'tplhnent~· él mis!n<J~ .. s.ino u·H'""~.;u:)¡;t_,,4~L"" 1 tiene y .que puede. yender. Él trabajador ~ende

de trabajo:;

'1.

II .4. LA PRODUCCióN CAPITALÍSTA y sus PARÁMETROS

Se trata de explicar el ca~if,a:l da, plu!¡valía admitiendo que tc;>,qa ~ mercancía se vende y comp~a por su V.al,or, determinado éste por el •tiempo d~ trabajo socia1mente '>necesa~i0;,'·pára producirla.· · · ~·

Cuando hablamos del tiempo~ dé ·trabajó s'Ócialmenté' 'iieceS'iii'io ara proqucir una mercancía, entend~mos incluido en ese tiempo mbién el socialmente necesario para ' prod~cir :áquellas mercancías

u e resultan consumida~ en dicha produc~l9m . · i , · · .

Aplicando este principio a la fuerza deh·a~ajo C()mo mercancía, ": __ ntamos que' el valor de la misma será la sum~ del. tiempo ' de tra- .

ajo materializado en todos aquellos element(')S • t¡ue' SOfí: necesarioS; ' ara que la fuer?:a de trabajo exista como ta1, ·6 sea:.' para q:ué er

trabajador pueda efectivamente trabajar. E~to es: ei va.iot' & l~s naterias que se consumep. en la subsist~ncia del trabajadl:>r; •Y no ,

' ' lo subsistencia «física» mínima, sino subsistencia en condicioneS· e trabajar. El volumen y composi~ión de este conjunto de. materias o es uqa magnitud fijada físicamente, sino que depende de condi-

ciones que, a su vez, . están ' en relación con el tipo y gra,do de des'7 Tollo de las fuerzas productivas; por ejemplo, en determinadas''

ituaciones, uq televisor~ y; un automóvil están incluidos en los bien.es · cesarios para que ·el trabajador subsista en condiciones de rendír

11 él trabajo. En otras .palabras: el v~!or .~~ }{1 f.l!.!'! rza de traq<l}Q. ~siá . . tennina~o. por 'el <<nhrel de vida iiorm,ah>, .en)~ ~ituación de quetS€· ate. · .,, · · · · ·

El poseedor de·- D compra con ese dinero (o:• con una pa.rte· de él)' fuerza · <l~ .. trabaj,o · de; un cierto número de ' tfabajadores. ·Tiene~

ues, el derecho a servirse de esa fuerza -de trabajo, a usarla,;•)' ·t;l· so de la •füerza :de.-ttabajo consiste éh hacerla :trabajar y en, aP,r,o~ iarse et producto 'ct.e ese trabajo;· La fuerza de trabaj<i, guestá; ' a •

Tttbajar efectiyameúte, rin¡;Ie una determinada cantidad, de tra!;?ajÓ, cialmertte<nece'saiid, cantidad que no tiene por qué. ser igual ·a la :

u: se 1 ,~p~v~t:tir;~{í~~teri~Ii~ad~ . en lq~. m~dibs .. de S~Qsist(m,c~a :~~ff~ .. nos cl,el1·: ~r&.ha]adór ,; ·.O · sea; .. el .valqr que la fuerza ,de trabaJo nnde·

, · .,_ , · • • .; -. • • ·.~. r, -• • ·'-4 •\¡.·,-.-,.Ji'.~:-.1 .I"~f • .,:~ es igual aJ V:alót: 'd!í' la. -propt~ . .fuerza de trabajo. El diJeño del • •1' ,('#¡. •' ·-•-:.·1'" ., ' •·-ll ' •. .¡,,, ' , , _ " r .. o\,

51

Page 25: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

(!¡);' . : .: ·_: • , . ._..· ·- . ;~ ·• .. :; :·· .::, .• , ·'.r.· A'~!:,.....,~~eli?rcic.e:>o 'D- , .. -D' _'puef.ie da,rse sm <I,lJ~ .¡mngu.n~,

o compre fuera de s.u valor; con la COI\QtClOP,: . proceso ~o s~'a, simj?}~lll_e.nt~ :0-M-:P,' , - ~i.~.?, esto ~tro:~l _ , ... ' de D compra, liria determi.nl!.da mer~artcr¡¡, / nQ la . ':'(!nde '

la U!ia, peró se trata , de una mercancta cuyo uso es hac~r~,a, . - Y ~ por 'lo .taqto,· hacerla .rt:nd~r .valo.r, · un v~,tJ~r :que es , su~

pe~ilf>t: ;al .de .~tila tnlsma. ~~:.ci~rs.~BSW.c,t]¡I¡~J~!~l qe traJ?aJQ; .so.tpP.!il4ª po~. ei ~apÍ1alista y ~~~q;t PQF..éJ,,. <;\~ ,lvg~r,_ ¡:¡, unas mert~r~~~.; que . tienen l m 'Válor super~ot ,al ,d~.-e l~t .!JlJ.!>tl}ft,,, y,, son esas mer~ancras las

. ~~e;'el ~ápitalista vende. , .. , ,· 1 .·

·?.~a ·p:lu¿valía '.es, pue~., la dif~re_nc~~-/~Jlt~e>el val<?r (tiempo· ~e . : b.~jÓ socialmente necesario) r,endido, ppr· }a · fuerza· - d~ . trab,aJO . Y el : vªlor: de esa mi_sma fuerza de >ÍF;tbajo.. . • . · . ·. ; '. · '

; '' '.':_Á,~itméhcamente', es :lo mismo un inc~emento déHie.mpo ~e tra-, : · :&:~Jp, ,~Ócia_lmepte necesario rendido por la · fu.erza ··de ~r1abaJo por.

''e'ritiina' ·del valor de ésta misma que un defremento ,:d~:,es,t~. v~lor pq;· d~bajQ de aquel trabajo rendi~o. Pero,. desoe e~ -P,u~to - d~ vtsta de.Í fuilcionamiento del sistema, no .son' lo - ~msmo, porque no ttene: · · this~o ·s~gnificado el hecho de, aumen.tar un térm~o que. el. de dts­. minuir-·el ptro. Lo primero (esto es: mcr.7mento oe la _ c~nt~dac;l de . t,r;~ajo rendid~. por la _ fuerza d~ trabajo) _es ll~inado . por Mar~ dzi~c{<)ft de plusyalía (lhsoluta; · lo segundo .<,d,~crement_o .: d;l ya~or, .

·t~·-''l~y~~za,. de trabajo) es. })amado ,pr~d.~c~.~?'! 1.e 1?.}1:f~M.a]¡a r.ela(H'a. 1 viiho!i .a:ver la ·imj)ortancia de esta dtstmcton. ·· . . · .

: /~:;:;M1e:vÚas _que la. prodpc;ció~L!k.Pl~svalía absol'?:~~ co.~lSlst~· ~fii:'g\tnt,eqto .de la jornada de traba~o, ~a P~?duc,cton de '"v'1 .. " " ·"

re(a1tv.a en cambio, consi~te en la dlg mnucton, del , b~jÓ~~~ialmente neces~t:io _p~rfq:!rodu>c;ir. ~9~- b_i~~:: d~ ._,,d. el~.-rtrabai~dor, lo cual se cqnsigue, evidentemente;: aumentan 1'T ' " ' h . d . .: ~F,~~-¡rctividad socialmentevigente ,. o, sea: ac1en o , :por ..., ........ ~ .. ..

'·¡~~Jq, soci_al, en el mis~.9J~e-~pb de . . · se "'"' ,.,.,~~,-~ ~·-~~,_.,,=-, ,,. :; ili~x9X;,de valores-de-uso, o que : la; ~~smra ,

. ::¡.--.~~;~~J.'![~:?:~~~~ ~n menos Üé~\)o_de __ !~~!l!? 3:•\t-,\,~ ·-~~~fy.' .' ' ~~ .: _.(.': ,., . 'r' , r ¡ '•

,.~.~-_ .. ¡ 3~J:,a «J;!'roductiviqad• es una ; t>c\f~:~¡·',~~1oi:¡¡e-uS:d¡, a saber: es~~ he¡:ho -"i. í\iíp"é'-'~Íf;;~f~'~i~irio ,'ti~nipo total"<fe · ~-tabajo -·~··~·h.n+~'<

; ~,hif~hiqs en ' ill, (!río~ l~i~ihpó : Aho:a, b1en,- un • c~~J:;',de J~ J?Í'p.d~c!¡v, ~a.!f ~n e~ .c'lnJ_I;lnto de \a:

' -¡~ '\' ·•'t í ¡-'1 -,

, con m rsas · .· · . . ·

ci6n del «nivel'· de vida · · consumo y, ,.,.{·Jt.Y~~· ¡ • ' ~· 1. ' '

con una :ampliación ·, del ·m,ercatlP ·oc, consiguientemente, ducción, é¡ue··er·ernegol::.iot de~'. capital.! En efecto, si el nivel' .

' • •• , ·¡. \ 1•- '•'. •,•· ~- . • • "\ \... · o',l 1

.,

u be, pero la productivid~tL aumenta: más, entonces, a la vez-mplía el mércado, (1( ~\echó de que los ohre_ros ,

~pide que s~ co~sumo f~.~ .. ~~~~ ; ng.tt~erzor del trabajo que s';lm!- ; n1stran. De hecho, esto es gener~1pie.r¡.te lo qu~t. sucede en las etapas , ele continuada expansión en tégim~n 1c~pitalista l ~ <.;::ji.,

S 11 d l l ' 1 f 1

• ,,. 1 1 1' , (' """'· f e ama t_'!,~t; e p z¡sv(l _zd _a ra9@~Ur:que.;,.~ .P .. l}.~Y.~)~ r~t.esenta ',, .•. con respecto al valor d~ la f11erza d;~ • .Jr¡¡_b,ajp:;. Por otra parter -.~~ · · '· ' precio de la fuerza d~ tr~baj~, o' sed'!' t'~<· e~presión en dinero de sú , J valor, es lo que se llama salario. '"·' '\· · . \ .. , · · · · ' í .

Obviamente, la tasa d,e"'})i usvalía piíideN~f:· ~r'ad9 -éle explot~~lón • ¡r a que _está,.som,etid!! -_I:a·fuerz.~ de, }r~l>.aj$): t~"poriá . n_o..,.~onfu~(:Úr ·este :; · .. ·. grado de explÓtación, medido por-la tasa de plusvalí~; , con las mejores :• o peores condiciones de venta · de la fuerza de frábaJéi~ cÓncf~tlldas ':

.-.; ,.,,'..V, .;~ l' . •. ' ' ' ' ' ' 'f - . . ~ ·\. ' stas pri_.~~cjP,~ll);lehte en el sal~f:í\'>· La fuerza de; trabajo puede vett- ,

clerse en mejores términ0s y, no obstante, estar :, ffiás; explotada (dar una tasa .de plusvalía más alta), por el hecho q~ · que smi' compra­ores la utilicen de un modo más racional (tecnológica~ente ~its vanzado) en medida: sufiCiente para qué esa fuerza de trabajo 'pro-· uzca el equivalente de su salario (aun sierido éste más alto} en

menos horas 'de trabajo que las · que otra fu~rzá de ttabaj0 ~en'os : acionalmente utilizad~ necesita ·para-producir el eqtiival!mte de •uh ~ alario más bajo,·.· _.; ..

· El valor retl<;lido ·por· la fuerza de. trabaj,() en un determi~íido :, 1 oceso ·nO·.eS todo el valor de la mercancía; que 'sale de ese lprocesb. ,

n efecto, la producción · consume (e inc0rpora a ·su producto~ liV,á~ ' >

1 s tiempos' qe t¡-; bajó socia(ment~ 'n.eces,~rio;_- '~or el - contr~rio, u~~ m~ra d~e;i~'pj ' ';:-· d productividad ·entrl'! ind'ustrias dentro ' del mismo' espacio .económico' signifiéa 'qilJ,; ',,,, l tiempo ~e tnib~j~· real de algunas d: esas iridustrjas •nií és só.Ciall)l~!Íte ;nec~~ari~.' l ', n su totalidad, _ ~ ! por lo• tanto, no· cpnstltuye valor, en tanto que ~1 de otras es merig~ ' · ; ·

trabajo del ~ocialm~nt'e' rnecesarjo y; 'por. lo;·tanto, ~da> lugar' a un valor ·\mayoJ q~~ e~,. ' •, tmbajo re¡¡! efectuado. Bn consecuencia, ,no tiene sentido hablar de. «tra,nsferen"ia ... , de valor• , de l<!s: :industriá:s menosr desarrblla<Jas;. a. las más desat.Folladas;, ·siqOf ,s'ólb:' -de reducció~ ,d,H, Vempo·.d,e ,trabajo real á 'tiempq ·de. trabajo socialml\ntt;-.•.n,ecesai-io

1,

sea: av~Ihr ;·y·_.~,..··-- -.: , · · ·! ' •· .. ~ ·~ . ,, ·\·· . :~-~ .1

•.• :~.,! _oor¡~ur!mr,. la~~_P r:?flu9,ti~i~ad '<;.9~. ;i!ll'sa,s cóm'o ~a ~ihtensjdad.:. ldei',ffl ,: ·i

r·q!-le ·- ~·~n· :q¡s:a.s ·S40Jetlvas, au¡;rque pued,an ser med;das cgn batem:os ·obJe;- ,,, u~-uvm, : au ... q_i1e're;}:d~{en ·el -tipo de' proceso prod)lct-ívo: •. s'e>daC'iíhjaJ~ó~ ::;-,

' facto t, ·no'~con el rendimiénto individual del ttabajador r~fe-: '' · sitúaciór{~~J t~~n'o!Ogí3.igual. ' '' 1 • ••• ,lj .• ¡~~,.~ 1:11 )~i~.~)'

, 1 ' f r, , 1

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Page 26: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

·'· .. :'·.·,··', ) .':. ,.' 1

1•' y • ' • '.¡ ' . ..!'r. -~ .' ··r?';· ''· ,\; <'l ' ··~··· " .¡; ,1

.. ;c1~t:1;ªs, máten¡Ls pnmás, : que, .a su ye~? com9. merca!lc~.~s : . m eh~~ > pf9o:Uc,idás, ~on . ya ' 'f.~llot, son ya trao~j.ó , ht(ín,anÓ ·~- ~ )i)jetr~alíO,

qut:. q~edatawbién .incorporado al valor de la merc3;nda: ' ··. Igualment~.; · e.n el proceso de produccióp. considerádó. ·se é~pl~an máq~ihas, ,que son también objetivación de un trabajo socilllm~rite :

. necesarío. anterior; si una ·máquina queda fuera de uso después de prod§f}d~s con ella diez mil piezas, en cada pieza hay un dit!zmilé­.siwo<del valor de la máquina. .· · . · ,. :Así, pues, el valor de una mercanci.a puede ya considerarse como la ·s\.Jma de dos sumandos: e.t_y{l¡L9,r . (consistente en trabajo social­

r¡~~nte necesario anterior) d~ las meF~ancías que son con~l!-~ida~ .en e!;,procesq de· pro~!J<;C~ón,. . y ~l traoaj~ soéialmente .neces.ario actual ·

ue,,}lay. en ,eS{(,.pr~e~o. . · ... ' . . . De estqs dos sumandos, el primero está totalmente inclqido eq

el capital; el c~pitalista aporta enteramente los <<bienes de produc­ciÓn>>, esto es: máquinas, materias primas, productos auxiliares, . energía.

~ En cuanto al s.~gundo sumarrdo, aquella parte de él qU¡e está induida en el capital, aqye.Jlo que el capitali$.ta_paga, es el

· cieJe.Jperza de trabajo. Lo _gemá~, lit ctiférencia que va de ese valor al yalor rendido por ~1¡ l\l(!rza, de trabajo, es lo que el capitali!¡ta . optiene por·e!J-~ima de lo que aportó, o sea: la plusvalía. · ' Así, ' pués, el capital incluido en el valor de la masa

cancias salida del proceso ·de producción consta de dos partes. · meio, lo que está materializado .el! biep.es. ~e · sin . ~ariaCióri.. a integrarse en eÍ valor de las mercancías y ~~~--;;ióñ , sé líama capital constant~. Y, segundo, lo que se a 'pagar la fuerza de trabajo; ~n · ~ste segundo caso, no es s?l? capital , sipo el mismo increme11:tado por l~ _P.!~~Yí!JJa, lo que se tt;gra en el valor de la mercancía resulfante; por esa razón, 'p'árte del capital se llama caJ?itaf vr:zriable. · . . Representando por e el capital constll-'nte, por V el capital, r~á,ble y _por p la plusvalía, ~J . valo!_~~ las mércanc,ías . . q~~da, pues, re~!..esentado así: ~ + .. v +p.\ .

.El codentei.E..., esto es: la tasa de plusvalía, ' ;y 1 ... ,---·- '

' se dijo, el grado de explotación de la fuerza de rendimiento capitalista de la 'ínyé; sió"ñ-;-pÓr-q~-ela., ,¡t-,.,..,~.~~··,.-·.~ ...... , .. . i~ta no es solamente V, sino ~ Así,

_.¡)re.sar el re!_1_4~!_IÉ~_nto <;~pit.a~ista d~ l~ " ."TF'r ~c";.c''",,..,~;,c;¡:,¡;,l:r'i · que ;¡e llama Ú1sa de ganancia. · ·.· 1 ,,... ____ ~ ,,¡........ ________ _

. S4•

t~\'!:!tXi~~;;f;;:"J;i.,'~''?r,¡~¡¡,~"':::,. ; , . . ~esigna.remos . por'iÉ · 1~1-'tasa~,. de· p~usvalía, ·)l. por · d ,¡~ 'tasJI,; efe' :g~: ... .

na~c1a .. ~~Jas· ~efiniciones ~e:"una y otr#l de ~stas magrütu.d~s se. · · ·• ·' obtienen} respechva¡:fleJlte igualdades . cuyo· prímér · miembi:o · esCeri :·. · · ambos casosp . Establedendo l~ .igualdád de los· segi.mdos ~i~mbros ·

': ~~ ·- ; ~- e . . .. .. . ' Y considerando el C2._~.n~~ -;- como un nuevo parámetro, qlie Ha- ,

mamos c?!!'.P.O.S.fc:i.ó~ _ or.gánica del capital y que ·designamos p9r K,

resulta la igualdad siguiente: ' ·· •" .. ~ . .. ..

:G .=--P __ K+ 1 ,

'¡'' \•,

. De hecho, JS. _presenta m~a .~end~nc;ia , .e structural a subir, de" , ~tdo . a que el aumento d~ la prod~ctividad (el' avance tec~oÍ6gico)

.1mphca que menos trabaJadores manejan má~ máquinas y trans" fo~man más materias primas. Lo cual tiene además la función de . ev1tar que todo a~m~nto de la producCiqh vaya acompañado de un . aumento pr~porc10nal del número de fr~l;iájadores empleados, ·· y ma~tener• as¡ , una o~ert~ permanente de fuetza· de trabajo, que~ ' segun veremos

4; es 1~d1spensable para que la fu~r2ia de ~dbajÓ

cumpla co~? mercanc1a la le~ del valor, o sea: pueda: ser comprada por un prec1o no superior a su valor. · ; · · ·· .. ~

La t:endenc~á ascendente de K comporta, según la: fór-mula que hemos establecido, una tendencia descedente de G, en la ·m,edida eti que l()S demás. datos se mantengan COIÍSütntes 5• 'Esta tendencia d~­cendente .es un elemento fúiidamental del di.namismo del sistema • ya que, po~ otra parte, la t~ndencia propia del capital es que la tas~ . · de gap.anc1a sub,a, y de . ahí la necesidad de contrarrestru:., la ten~ dencia de:;¡c;Y.l1.cJ._en,Je. ------ · · -. ·

i 1 ,~'

r ... . i , \ ~·~,, -···r

, ·r ..

4. Cf :' Iv::l ;. teniendo en cuenta que los mecanismos generales cle aj.ust~mie~:~· ~~Í

prec1<~ qe. rge"ca<;l? "al yalcw spn su~t¡mcialment~ los tpismos para la fuerza· ·de' trabaj'ó que para· las , dema~ mercancí11s. . · · .. ' ' ,· :· ~ ., '

S c~1 . !Y·~ · a propósito ee)a.. ge~eraljdad de las críticas a la 'tesis l)l~rJária· d~':i~. •tendenm~,descendente de la tasa ¡le gananCia». · · ,'' ·; ·

Page 27: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

'11' _,

EL CONCEPTO DE LA CONCURRENCIA (; '

4.~mos dymostrado que .una socieqa.~ _ basl!da. .. e~)a pr.pd.u.~ción •. !J!trS~· ,g· S!ii.\li .. (Q ~y_a.; en la producci~fi. para el c~mbiq) sólo puede

sociedad del tipo c __ ~pi.t~i~!~·- en la que la.s unidades. de pro­no .son productores independiei,J,tes, smo emp.resas. que asalariados. No-obstante, t,ambién se vio que, para exponer método era establecer primeramente un modelo de pro­~simple>> de mercancías, con el fin de, ~ continuación, de­q~e- .tal modelo no es posible de manera así de << Sil,tlple>!, en la forma capitalista. , . ~amos a retomar 'aquella · misma abstracc~ón metó~ica,

de qué' modo, a través de qué mecanismos, tiene lugar ';;:~~if.~~:~~~~.l!l~~~~u :del valor-de-cambio de las ,mercancías;. a 1¡¡. norm;:¡,

social~e-nt~ · ~~~esar'lo cristalizado en elias; o_, dic~o de cómo se hace reálidad en eLintercam:bio de productos

\;Ull_ .... " .... ''" de ~t~~o~Jü - sü~ialrtieiiíé·ñ~-~~sario». · · . .;Oomtentza.re-tn. ·.os, pues, d~ QUevo por un modelo de simples pro-

·:qJJCJon~s . independientes, que producen p_ara el ,caiD,bip, pter;,cin~ -iílchiso · de si este cambio es .directo-o se realiza a trayé_s d,eJ ·

".u''u"''i'-!·· ,Repetimos que esto es una abstracción metódica, ptJé's.- ya . d,e1nostrado que tal esquema no puede encontrarse com9

· · ' suficiente. de un sistema, -. · ' · · · · ·:~} : . .... ,,,,.~!·~·~ que alguien produce la. merc~n~~a A ,emple'!-nd'?

toduecibn de cada unidad el· mismo tierp.p~ qú~. ~_qn~tittJy.e _ · s~qia.t pSLra tal producció11,. _ : . · nn •ciyrt9 Qe: .ti~mpq, produce 1.200• UHidadeS' de 1'· u: :.t<:<I•IPf l'l'in t:llii1S'r.:¡i11

_ · . }'?~1e.~ ~~~eder entonces_ :aria~. ~P~il:s,,,-,) . ;n_.· ·· ,.;-' ·· .Pl'imerp, ppszbJhdad: Que campleJas·J.,20Q umdad$!~ ·

~-- ·~; _\ ' ,.

~J>rti}d\ltu , i!sas ·.31: 200·· üníd~féle:s;.:-:· E ... .--.¡1.,,.,_, ,, .. :

· esr_¡¡¡ -• cumt>ll€~ac¡o' de t'íúinerih 'iti.tne,d'üi.taifléJtíte'' son . íg{¡al~s.-; en' . · .de~bl.unbió · (iri:te~iqui~álehtes) •n·~ •·d,,., _ ,.. ,,,.,

cantidades de productos distintos' que son producidas, por medio social, en ~l mismo tiempo.

Segunda posibilidad: Que nu.estro productor, y los demás' ptd~t .: .. . · ductores de A, pudiesen c¡,¡.mbiar el producto de acuetdó . cori'; ~iiV tiempo' de trabajo real en ·et ·<*~ 'de que sólo apareciesen en ·er ·me_l1~1

cado un total de 10.000 U:nidádes qe ·A, pero que de hecho ap~r'eceñ · 13.000. Entonces puede sucédér:~ o 'bien' que sé cambien.· sólo 10:000,:-', , . en total, con un valor-de-camoio· por · unidad determinado 'ep. ··. Iá! · ' · forma indicada hasta aquí; o que · se. cámbien inás (inclusó 'posible- '/, · m~nte las 13.000); pero con un valot~de-'canrbio por unidad ··mil:$' ·, ¡. , baJo; de manera que, en cualquiera dé ·Jos· dos c.asos, el conjunto de .. -. · '··•, la mercancía A producida tendrá el ·valor-de"cambio'-·correspondiente( · -al tiempo· de trábajo en el que, por térmiho medio social, se pro~·\ ducen 10.000 unidades. ¿Qué significa esto?~: ·évidentemente, ·que;{ sólo las 10.000 unidades de A se manifiestan. •eoip.oJ~<<soc:ialmente\;· · necesarias», y que, por lo tanto, el trabajo cerreSporidi:ente a .l3 ,'~(h de las producidas no es <<trabajo humano igual» · o <<Sócialmenté '-nec'éJ,'i · sario», sitio trabajo puramente individual de les · productor~s· t:fe · A.~\,. trabajo que ellos' hicieron de más y que queda de su cuenta; lat· so-· '-ciedad no pagl,l ese trabajo ·<<excesivo». · ;: ..

Vemos; pues, que el carácter· «Socialmente necesario» de un• trÜ.~ l?_ajo particul_ª-J:, o sea: s~ homologabilidad co~~ ~trabaj~: abst;actd~ · o <<humano fgual», se verifica solamente a pbsteriori, _ mediante -}ai ~ompa_r~cer1eia del producto en el mercado libre y el hecho-de' que encuentre o no coií qué camblarse en' tal proporción. El fen&meti.o'' de <<of~rta~ y del11_11P,dil» rto es, pues, nada contrapuesto a .ra l~y · q~:' yalor' sino que es . precisamente .el mecanismo a travé_s del•c'i:J,al- esa JQ:se ~\l,mple. · - · ·.-. · ,; ·

Podemos ver esto aún mejor si ·introducimos •en nuestro ejém~to: . la suposició.n- de que el productor no posee hi ea'pacidad pred~ctiva,<;:. media, · ~inoqina .inferior, o ·sea¡ que1 pór ejemplo:~; par:a iptq~ucfil! ¡} las 1.200,otinidapes dé A, ocupa 350 horas de trábajo; cuando, ségúñ~t-.~). la media .,.socialr se puede .hácet: lo mismo en 300. Sucederá, enton'tés,i''· :. que, llt<g~dol al ·'mercado, nuestro p~oductor no encon'trairá :. cafn:bí~·;: ; · ·. de su . protluctd por las caatidades -de otrás mercan~ías\que se -pro-;.;:. _,_:.!,. duceq e_n;'ª50;l).0ras, •. sitw sólo por las>'que cortesp:oñden a .. 300:-.. ~J;." .~·.l/t.' '\:'·

A nos(!r: qu~ se haya.)pro_duci'do una cantidad de A (en --~l c;an~,,; 'l'

junto d~ ; l,a' soc1ed~,d) meqor que la que resulta ser <<spcialmenté·." . 1- ' • • '

57

Page 28: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

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-ne.ées~ria>>; en.,·este caso, la demanda de 'A por los · pi:óduct<)r¿s ,de · ' · · otr~s mercan.cías hará subir eJ valor-de-cambio de .A en el mercado.

. p~r . énc~má de la cantidad de otras mercancía·s que, según la media ~ocial, se produce en el mismo tit:mpo. Puedé parecer, pues, que en tal-,caso.la presión de la << demanda>> (o el desnivel entre <<oferta y

· de~anda,; ) hac~ que no se cumpla la ley del valor. Y, no obstante, la, 1nt~rpretación correcta es justa,mente la contraria, potque el efecto. de esa subida del valor-de-cambio en el mercado por encima de\ 'valor es que, . atraídos por el buen negoc'io, más productores se dedjquen a producir A, con lo cual desaparecerá el mencionado desnivel y, por lo tanto, el valor-de-cambio en el mercado se ajus­tará al valor. Inversamente, si se produjo más cantidad de A que la que resulta <<socialmente necesaria», al no ser reconocida por el mercado una parte del trabajo realizado, el mal negocio hará que algunos de los productores de A se dediquen a otra . cosa, y esto eliminará el desnivel entre oferta y demanda, produciendo como consecuencia una readaptación del valor-de-cambio al valor.

( , .El resumen de todo lo dicho hasta aquí en el presente parágrafo es que, en todos los casos, el v_l!)()r_ (<<trabaj9 humano igual» o «tra­bajo .§gsW:!g¡'-en.!e necesario») existe como tal medi~nte la concurren-_~ cia. Esta palabra, «concurrencia», significa el heclJ,O· siguiente: que la libre decisión de cada productor sobre a qu~ · ha ... de dedicar su capacidad productiva, y la libre decisión de cada uno sopre qué pro-

. duetos prefiere adquirir p_or cambio, se encuentran («c~:mcurren» ) . en el .mercado con las correspondientes decisiones igualmente libres ,. & cl¡.da uno de los demás (en principio infinitos) individuos. O sea: nada n1 nadie determina de antemano qué va a producir cada uno,

. ni en · qué cantidad se va a producir cada mercancía, ni cuánto tiempo de trabajo se va a dedícar a cada tarea. Simplemente, g.Qa.

:~no .asume el riesgo de que su actividad productiY.a. sea o no cpnfir- ' mada a p()Steriori por el mercado como ;<SOcialmente necesaria». . . ·

Por eso decíamos más arriba 1 que el «trabajo igpah (la <<Sus-. tancia de valor>>) !}O aparece como tal, sino sólo a través de su ~~fo~­ma d~ manifestación», esto es: del valor-de-cambio. ~n otra·s pa­labras: las cosas son de diferente m.anera según aparecen en nuestro ~~áli~is y según aparecen para la propia realidad analizada ~ En el ' m~rcado no se mencionan para nada igual.dades o .desigualdades entre ~cantidades de trabajo; solamente equívalencias en el cambio

: entre objetos materiales. Nosotros decimos «TU trabajo .; es-(tal can­tidad ' de) trabajo abstracto», pero la pr<i>pia ~ocied.ad .q.ue i·a;nalizamos

l .. Cf. 11.2.

58

sólo diee: (fu' p~oducto :puede ser. canipJadp .(en :tales; o c;uales ,pro'- ' 1

porcion~s) :por · ésta, . aquéll'a y .la otra m:erca!ilcía»; -o · bien: ::~<Yále ' x · gramos de oro» o «X pesetas». · . . . · : . · . · · : . ·

Queda aún llamar la atención sobre un aspecto de la concurren­cia necesario para ente.nder 'ctesar.rollos posteriores'. Ya expusimos que la ley del valpr, por su propia naturaleza, ti~p~e a aumentar la · pro.ductividad 2• Lo que ahora nos interesa es explicar de qué · ma­nera esta tendencia se efectúa mediante el hecho de la concurrenCia •.

s Cun productor encuentra un nue~o procedimient~ . d.~·prÓd;<;,­ción que le permite ahorrar. tiempo de trabajo, la actuación <;le la ~~y del valor le dará ventaja mientras . ese procedimiento sea aplicadg por él solo; pe:ro, además, el productor o productores que produzcan

-cori más alta productividad podrán expulsar del mercado a los demás productores de la misma mercancía, ya que pueden permi­tirse cambiarla por una cantidad menor de otras mercancías sin ·que . el trabajo deje de rendirles. Y, más aún, , esja ocupación del mer­cado por el nuevo procedimiento de producción sucederá, antesj;>. después, necesariamente, ya que, por cuanto estamos suponiendo que hay un número en principio ilimitado de producto re~, · lo q:g~· no haga uno lo hará otro, y éste desplazará del mercado al primetcl. Siempre sucede, pues, que el nuevo pro~edimiento acaba por gene-· ralizarse~ 'y que, consiguientemente, el «tr~bajo social~ente n~s.t:­sario» pasa a ser una nueva cantidad, a saber: lo requerido por el ·: · nuevo procedimiento, no .por el antiguo. Se produce así un aume~io de la productividad socialmente vigente.

IV.2. LEY ECONÓMICA Y OBJETIVIDAD

Nuestro esquema, de la concurrencia, pese a su carácter _no. ·a(1)a­bado, e!¡ ya suficiente para una constatación referente a .la natui;";a­leza · de una sociedad en la que la producción en su conju~to ,es . producción de- mercancías (sociedad de la que ya sabemos que n:o es otra que la capitalista).. '·>: ..

Ninguna producción en socie9ad es posible sin una. astgnactqR dé tiempos de trabajo a las diferentes tareas, ni, por lo tanto, ' l)in una autoridad social, sea ésta del tipo que sea. En las socied . .d~s ~nteriores a .la basada en la mercancía, esa autoridad, aunque .en muy · di;~r~~s maneras, es subjetiva y concreta; . haY,. un:a 'reg!,flme.n­ta.cióp, . .9e la producción que es expresa y anteFÍOF al acto productivo.

,,;;·,, .. -, L ,-'('

2 Cf. 11.2 y III.4.

59 1 •

Page 29: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

a.t"'"u-''" objetiva. Nádié . est:á: obligadb 'a· hacéf ''de' 'su . .cápaci{lac~t¡t!rllQ/iictiva.t;un · uso determinado~ ··Cada.'• tmo conserva' ~u · ~~~pétOfld¡fldH~Je,,:; de:eisio solamente 'un mecanismo'ciegó '(qu€ n'o es

a•lí~·~líó';'·· rli 'individual ni colectivo) le hará saber si la decísión ·o ·no · concorde con las ·exigencias de la sociedad y lo

t<h·mf\éloo'r~l! '"',' a,ceptar esas exigencias si quiere vivir • . ·parecer entonces · que la soc'iedacl moderna es «menos

ut•~~"'uai» i que hts anteriores, porque eri ella impera la «anarquía» y , porque · en eUa producir es una apuesta, etc .

.... ..,,, .. •u•·l<J'lh< es 'cierto que la decisión productiva es· <<anárquica>>, pero veí:efl[lb!i•;· qi.!le no tiene sentido · deéir que esto sea <<menos racional»,

·que sea simplemente· <<más racional», sino que, propia­,ii)té'~ter la noción misma de una <<racionalidad>> de la actividad pro~

. du@tiva, o el sentido de esa noción, es una creaCión del capitalismo. . : · Eni~fecto , la citada «anarquía>> no es más que la otra cara del ca-

.· t~~tef. objetivo de la determinación. ~ grimera V\!Z en .l~ __ historia, .t~ecisión em materia de producción es sometida a un~· crítica sisife1náii~a. por parte de algo que no puede ser sobornado ni con-

.. ven'Cido, .porque no· es alguien, sino una ley ciega, abstracta, im­·J,>~r~qn,_al : ·De ·ahí que, también por primera vez en la historia, se in~hure en el 'sistema productivo la noción de una racionalida.d obj~t!:va, no modificable por .decisiones subjetivas.

.' :._Llamaremos «ley objetiva>> a una det~rmJn.ac~~n que ope_g_sin 'gue ,pa.ra ello tenga ·que ~er . .c.ouocida. En la sociedad· ñ10oérna im-\.~·-~t''~ '~"'~'''''" . ..-;"· n •P• O •' • '

'P~~a ·una ley de ese tlpo. Esto puede expresarse también de la si-@ii nté, manera: · <;t"IE~ .lá sociedad moderna rige una «ley económica>>. El significado

, ddl:\ai;lje1iv'b <<~~~.ó.JPi~a>> · es explicado por Marx 3 en términos· que pa~~Jras~á.,1nos del siguiente modo: que el tipo de hechos en que se c~n:p.l~\~~{l.J$lY es el de• los hechos que llamamos <<materiales~.~ enten-

, , ·d~~!ilqc511'!or ·tales aquell0s hechos <<que pueden ser constatados eón ·la '' ei'!).~titud . de las cienci¡ts de la naturaleza>>. · " ' · '

t'"';":'~, ... ~ll'~·t .,. 4 ·-· .• ·f'Pl :M a~ · ~!delante . volveremos · a hablar de la· «exaétitud de las cien-

:si~~:~~é:.ll~''naturaleza>>. ·Poi ahora indiCamos só~o 10::sig'!lierite: ·.··,, · , [1';!{:\,·?~pst'lh'edms -en los que· se -'cumple· la le:y ~: de)l •vidor· {pfecios, · vo­

··. '.19!Jien; .. de•w ród'u.cción, salarios, .ganancias, etc.) ' sCJn, en efé;cto; ·ex-·,·,;·f!/;;~::1· :._'~· ~· {édo~ . e!~:o.s en forma . matemá~i~a ; . ~.na cosli:; siiÍ1 '.'e~b¡lr~~·:

,·· '

,~: ".~.]·:~~·i·t:~~{f:~~[rl:;t~~¡-~~:t;.;:~;:~:_E: : .. > ..•.

es qJ.í.ét~9S,.q~~-~~O.~;en,:vi.o's,;,44~/.se,...¡c~1ti~J~~ Ia:, . · términ~sr' JP;átero~Hc,o~; ... -y, : btr~ ·· c'osa;: toJt~.rlrr· 1.t }.!:' 1.te, :distiruta~.KsleFía0.:cliu:e :'' la propid':f:f!Y¡. fu.ese '' exp.res,able eri' ·términos místrlo rtipo: . último P,q , oéurre•cen a,bsoluto: Lfl. <\ley~.~mnó!Jli~a;, .UQ ' t:;s.' . . meiante a una lev 'de,la . turalez" . e' t ' '1 ' : . .' .. 'l' 'd "'. ~ . . ·: ·.·• ,, .:;,;. ""·· ;1·•·~~ . .;;._.. ~~·. ,., y s o . no..·SQ o porque. su. v:a :¡ ,e.?< este hmltada a la, sociedad moderna, sino también· pol:quel nd :ad­mite expresi6n en el mismo· lenguaje de )as leyes: físicas (esto es: .en matemática). ·

......... l, ,1

IV .3. LA CONDICIÓN DE CQNT.IN.l)'IDAD

Mencionaremos ahora muy breventeiJ.te un tipo de cuestiones,~qué' aparece· fundamentalmente en los textos · de · Marx agrupados · como <<libro lh de l)as Kápital y que resulta ilustrativo en lo refer'en.te .lal '' significado de la noción <dey económica>>. ·''• ''

El proceso de produccíón es al mism<?., tiel!l.PO/ un proceso ' ~e : ~asto de factores de la producción. En- la producción entran déter­~inadas máquinas, que se desgastan, debiendo s~r r~paradas, y que fmalmente quedan inservibles; entran también determinadas can ti; . dades de las diver~as materias primas, productos auxiliares, etc:; que se consumen en ese proceso. Entra, además, una fuerza :de tra" · bajo que se <<gasta>>. . . • .. , ... ,

. Por lo tanto, pa.ra que el proceso productivo continú~ , ~s R;~~~~g que los fastores de ese proceso sean constantemente producido~ de nuevo, re-producidos. .

Así, pues, consid~rando . el proceso productivo en. su conj~nf,o'i. ep,. . · toda la sociedad, y suponiendo (por el mom~nto) que. ese procesp · de~e continuar tal como es (p . se~¡~.: que las cantidades a produc,ir no vanan); :vemos que ~na parte sustancial de los productos resu.ttanü~s . deberá consistir en lo mismo que había como ;ppnto de partida y- q\~e . se gastó en .el proceso. Esta identidad no es -~>Ólo ·cuantitativa .. sino · · también cualitat~va, pues un factor de producéióri nq P\1\!:de se~ , s~~~·/ tituido por Qtro . . Por lo tanto, para e~plicár .esta condición, es 1irl:4is.~ ) pensable : cqnsiderar la diyisión del. proceso .productiv:o en sectór.es; . que prqdu¡;;en ¡:n,ercan~ía~ :cu¡tlitativamente diver.sas .feniendo'.'en cuenta_, 'a<;lemá's, qu'11 unps sectores ~uministr~n facto;es ' cle p~~d~cL ción a otros . . } • .. <: .· ' .. 1 . . • .. . ' ' .. •· '. ,•. :;'.-.¡'/

· Cual.~sH~ie~~ q~e- sean·. la,s .. diferencias en la orgap.izaclón téé:J,iS~·- ·_, · d~ la IPX<;>du.cclOn,. ,hay, cuando . m,~hos, una divis.ión. siem,pr~ · qf(fi:~,

mb_Ie ~IJ.i,do~ · s~c~~res_;: que s~n: P!LO.s!~~~-<k:. bi~~~~~e.:p..aul ·ccí'ojt '·. (maqwn~~;. edtftctp~ tv,dust:nales, Il.}atenas primas, productos a\lxb .1 •

··~ - '1'

Page 30: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

·'üares~·; i:m~igí~) y; p~dti~Q.JJ:.A~.f?ie~tiS.::.1!~fP!'L'!~· · C,d~sid~ramos :·eÜválór total ,de hi. ·preducci{m de ca9a uno de/'los d9s S~Ctores , . des• componiéndolo ·en las. tres· panes (e, v, p)' mencioJ;J.adas más -arriba, indicando el S!'!ctor por un· subíndice ·(! y 2, réspectivamente), y lla- .. mando> abreviadamente «Sector 1» al de bienes de producción y , ;, secto~ Ih .al de· bienes de consumo.

. Las partes c1 y c2 'representan, sumadas, el capital constante total inCluido en el valor de las mercancía~ y, por lo tanto, gastado. La continuidad del proceso productivo exigirá, . pues, que ese ca-

. pital .c.bnstante sea repuesto. Ahora bien, los elementos materia~es del ·capital constante son precisamente aquellas cosas qu~ produce el sector l. Podemos, pues, establecer una igualdad que, por reducción aé-"Sl:imandos comunes a ambos miembros, se convierte en: Cz = .= v1 + p:1• Al mismo resultado se llega también consi_derando la nehesidad de que se produzcan los bienes de consumo necesarios . para seguir alimentando a la misma cantidad y calidad de fuerza de trabajo, o sea: los que corresponden a v1 + v2, y no solamente éstos, sino también los que son consumidos por los capitalistas, que tendrán u,n valor p 1 + pz, ya que se está sup~lendg_ que el proceso ~e .Rro­ducción continúa igual que esta,p_¡¡,_ lo cual significa que los caplta-

. listas dedican la plusvalía a su consumo, Y. I)-,2¿ __ arm~.liars.~PJ!~l. Suprimamos ahora la suposición de .que el proceso productivo ,

continúa tal como era, y admitamos que los capitalistas no dedican toda l~J?Lusvalía _al consum.o, sino que dejan una par!e. para ~pliar ~Ú~l, o sea: que se <<acumula>> capital. Esto significa que p tendrá ~hora ~ que dividirse en tres partes: una que se dedica al consumo

. (y· que. llamaremos p g), otra que irá a ampliar e (sea P e), y otra a . ampliar v. (se¡¡. Pv) . Ahora, pues, el sector 1 deberá suministrar los . .bienes de .producción correspondientes a C¡ + P d1 + Cz +Pez· . igualdad que expresa esto se convierte, por teducci0n de sl,imarrdos .. com¡.mes .a ambos ' miembros, en: V'!+ p g¡ + P vl =· cz +PeZ· ., Al ': mismo resultado habríamos llegado establecíendo la igualdad entre p~.od~cción y demanda para los bienes de consumo, en yez tie ha­cerlo (como' lo hemos hecho) para los bienes de produ-cción . . '. 1 De las do_s·fórmulas que hemos obtenido, la. primera es el caso pa~;ticular de la segunda para-'valores cero de P e y Pv·· ·Por lo tanto, , es la segunda ·fórmula la que tiene validez general. 1

¿Cuál es el. significado de esta fórmula? En la produccióh lista no hay ninguna dete~minación a priori· de a qtlé ·S,ff ci;(f,be u"'"'"'cu ·, c~úJa fuerza productiva. Cada poseedor de recursos !:oecrcle •;.lnlm

' dualmentelo que quiere. hacer. con ellos. POr lO tai'ito,, · · determinacíón alguna que obligue a ·cumplir la fómruia ·

62

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ni ninguna otra •. Lo ' q~·e sucede ' e~s que: lenlla:; ~~#i4,~; t::ti que~:n'o ~e.:·~<.:,, ' cumpla,c"se encontrará falta '(o, -por el collti:ario, e~ceso) de d~tetmi- ' nadas mercancías; . Si resulta falta., entonces habrá presión de · la ·'de.- · . manda, subida del precio·, y consiguiente aparici6n de · nuevos-capi~ tales dedicados a la producción de esa mercancía, atr~ídos por •el buen negocio. Si, por el contrarid, hay exceso, la mercancía quedará parcialmente sin vender o se venderá a precio más bájo; con la con~ siguiente huida de capitales de ese sector. Ya hemos ~xplicado 5 que ' ambos fenómenos expresan (y, al mismo tiempo, suprimen) una · diferencia entre el trabajo real y el socialmente necesariO. En amb6s casos, el movimiento tenderá a hacer cumplir la condición de conti­nuidad por lo mismo que tiende ' a ' hacer cumplir la 'ley del valor. Dicha condición y dicha ley, que en régimen capitalista son la mis­ma cosa, se cumplen, no directamente, sino a lo largo de los suce­sivos desajustes y reajustes, y éstos no tienen lugar por plan alguno de conjunto, sino por el hecho de que cada uno procure estar alli donde mejor le vaya (o sea: de que cada capital procure obtener una tasa de ganancia lo más alta posible).

IV .4. EL «PRECIO DE PRODUCCIÓN»

Al exponer de manera general el mecanismo de la concurrencia, hemos omitido deliberadamente las consecuencias especificas del hecho de que los concurrentes no son simples productores indivi­duales, sino empresas capitalistas. Así, cada vez que decíamos que una carencia (o exceso) de cierta mercancía provoca una subid·a (o descenso) del precio de la misma, que da lugar a una entrada (i.l

huida) de nuevos productores en ese ramo, atraídos (o repelidos) por el buen (o mal) negocio, hay que entender más concretamente lo siguiente: se produce una subida (o descenso) de la tasa de ga- ,, nancia en ese ramo con relación a1 la media, lo cual provoca una · entrada .(o salida) de capitales y la consiguiente nivelación de-la tasa • de ganancia. Con esta precisión, todo lo diche sigue siendo válido, salvo que hay una dificultad de la que vamos a tratar ahor.a ..

Con los t~es cocientes definidos como característicos "de las··rela! ciones económicas en la· producción capitalista, a saber: P, K 'Y G,

1 sucede 6 que, ·dados dos de ellos, queda determinado matemática-mente el tercero. · · ·'

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6 Cf,•UL.4: · ., · ·.·•·-.

63

Page 31: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

. :,i_:· .' . .~, .. , ·:e,s~~~~~~·' e~)~IJ.c)mltC(J',.,~mf

:·b.~i¡,;c~t!J.~. ítttt})~Q,:e.& :· .. ..:t,"''·"'<:.·· .. :.eri!:t~~ ~. qt¡:e •. ~~ .

:y,-,1~v •. • •• ~ ,·"''!."'1,,.,-,!1-.~~.,..! •. "''(incJuicJ.a)a ~etza de . . , .. ,~'"'"'"'·"~·"'''';~a•nv ·la ütsa ·de ganancia· ~<.)mo· ·los ,salariós ··será,ri ·

. ¡Jqc;lp ese territoú0, 1.y, suponiendo qué hay.lina . ,, ··• · . · uflJf.d,l:me (suposición . que, e~ el· presente nivel del . ' ·,&yviv~,:.~~·jlas. ~nteriore.s) , será también un_iforme P. : ·.' <,.l;fl'f~)i~ pien, siendo Puna constante,. G está en función de K:

·, '.JJ1,: J~t¡:íf!if\ . l'H,te!!tro. anális-is supuso im:J?l~citamente hasta aquí que tam- : . • J>j~l}¡J\~es uniforme, o sea: que es iguál ell' todas las empresas y s~c- ·.

;<'tot~ir(J¡amos) de la producción. ·-. .' 1. u\I~.t c.arácter problemático· del conjunto de supuestos hasta ahora '-:adeptado, deriva de que K. ~s de hecho diferente según los diversos

.. sectores · de la producción, siendo además: la única magnitud que ·P~tece permitir algo así . como cuantificar ~na comparación ínter-

, .. · ,·seétorjal. de niveles de avance tecnológico}( o <<desarrollo de las •u'-·'"'' • ., ':,lpfoductivas¡> ). Se puede decir que un proéeso pr.oductivo es más a van­.. :lado que otro, dentro de1 mismo sector, . cuando satisface la misma ·

•nec.esidad con menos tiempo de trabajo real; pero, decir que un sector .. está. más avanzado que otro, no parece que pueda tener otro sentido .

que el de que el primero tiene un K más alto que el segundo. · 1 .

. . El supuesto d~ la igualdad de K debe, en efecto, ser superado en'.l;l.na ,nueva etapa de la construcción del modelo, que es precisa­

· rn~nte la que vamos a abor.dar ahora. Pero esto no quiere decir fyese u,fi sup.uesto arbitrario. No lo es, ya que el capitalismo u·."' ..... "' ·1111.

·. ' es~ru.cf4ra:lmente a igualar la composición ()rgánica del ' capit;l~ . . tj.llgwg~ .. está impiíc~d~ ert el simple hecho de que se tienda • pj.C:\~nwnte ai,.~umentar la productividad (y, por lo tanto, a U.UUH<UC•

· 1:tan·~&~, e'J}., f<¡¡dos .los sectores. : , -/FJ.6tr~Quciremos ahora en el esquema el hecho de 'la ""''"l;;'·"uua·u../illl ;d~¡]\,: entre sectore~ de la producción. Supenemos n sectores;

: A44~ls •~ por subíndices numéricos. Asumimos .inicialmente que. F . misma .cántidad para todos los . sectores .. Por' el contrario,· K

to . en · ~ada sector. En consecuencia¡. también O será .c~;,,t,.,t .... será más altó en aquellos sectores, que tengan

• . cu~l quiere decir que 1a: ·situación no p~ede .au:ea:an · !ya•:que-lms capitales se desplazarían a· los sectores de .G más

.. ·· ' .. \ ¡;¡e .. k mas, bajo) .hasta proqucir; por)a mayor concurrencja:; ... \'i¡li,).a:.:6ají;tdeibs .. precios en esos sectores (y' ~lza éit lo~ otros pot , · .

~ 1~~t1vo :~ontrario) . que iguale la tasa de ga~ancia:~:-sé estar~lece, . · .. J¡ítf;v:atM 'general de ·G ·que resulta d,e 'rep!frtit' l'á ~iúlti<iad r •u••u ··u~, ...

• ····: . ~., ' ,., , . .¡ :t . .> , o\: '

.•plusvaliá . propet.ch<>n!llmen te . entre todos ·tos· capi~ale's·. O, !S.·elii:)1Jifi:ii.

·.\;~ ,·'. :. ~\ . ·. ' ;,.' ::.

. ~ ::·, ··: ·~,P~-t~:~-'i : , .:,,;t.;.~n·;.:~;:.·;<':;.> Esff ~~~á.~·a; · ·, ··· ..

.e¡. + · V:t•· + 02 + v2 +··~ .. e·¡, + ·:Vn·, ~ .. : . . .. , . . 1 •• • . •·. '· ·· ..

aplica a cada se.~tor · d.e~ la ·-prodt]é~íón, y;: por ~~ tantp;' 1a-;g~~·~1_¡<(il;1:;: · ... · . ~otal :n: ca~a sector .sera el res~ltado de· mul.tiplicar G por el capit~l ( mverytdo --en ese sector; de manera que el <<preci.o dy .prpqvcción»] ,, .. .. del pt0ducto total de .un sectot cualquiera, i, será: e¡+ .JI¡+' .ci ... , , . (e¡+ vJ .. O.bviamente, el «predo de producéión>> de ia .•unidad· dé ··. '· cada mercancía es el resu1tado qe div~dir el «precio de prod~.cci~h;; •. ' · total dyl sector por el. número .... ~e unidades de mer~ancía produci!ll,as . · .. ·

De las definiciones dada~~resulta que el preGio de prdduceión b ' · · ma~or que el valor en los sector~s de ~ más aJto, y sucede lo c¿n-.. trano ~n los de K más bajo. Esto podría qu-izá: ser interpretaqo ·~P · el sentido de que se produce una <<transfereu.ci~ de valor>> de los.·sec­tores menos avanzados a los más . avanz~dqs. Pero también . cabe o~~a interpretación, según la cual lo que reyela esta nueva con~~p- . c~on de los precios de equilibrio es que el eoncepto de <<trabajo so-· ctalmente necesario>> había sido entendido ha&ta· aquí de un modo demasiado estrecl}o, ya que sólo se tenía en cuenta una media .see• to~ial de pr??uctiv~dad, mientras que la cop.sider¡~ión de K no.s. p~r.­mlte cuantificar dtfere.ncias de nivel tecnológico interseetoriales .. y; ~o~ lo tanto,. tam.bién hablar de una media intersectorial de produ~­tiVldad del trabaJo, En esta interpretación, el verdaderQ valor seríá el <<precio de ¡>roducción>>, y la aparente_ «tran~fe~;~~ia de v~lor;;···de ' únos sectores a otros no sería tal, sino simpl~me~t~ . ¡¡. ·r~d~c~i6n . ~el. trabajo real concreto a trabajo abstracto_ o .. spcialm~nt~ ne~~~ . a~to, en la cuaJ J.mos. sectqres saldrían perdiendO: • . porque, . al e~t~f

mas atrasados, empl~a~ más tiempo real de trabajo que , el. ~Hle correspqn!f.e. a . una medta sqcial intersectorial., . ..Y otros . saldrían ga,. ~ .. _nando por la raz~Jl ~ontra~ia. Evidentemente, .esto significaría qu.e la tasa · de . plusyaha no es tgual en todos los sectores, pero tal .. .des- . igu.aldad . está perfect~mente ,de. acuerd~ con: l'l teó~a, pues ]Q: ,9}:~ .. ,e tgualaen un ~p_¡¡.cto economtco de hbre ctrculacton son (además . de la tas.a _d: .ganancia) ios. salarios, no la tasa . de pJusy~lía~ :Habi~l}dÓ. 1 u al es. sa!~~~~~.' P ~s ~~yor cuando , la producj,ivi<J¡rd es t,naYO\; ;,-¡15~ . ual, cterta.f.ll~.I?-Je,. stgniftca gue ,l?.s obreros so~ ; qbjetiva¡nent~'_,má~,_..

. x~lotad~s, .P~,ro n,Q .q:¡.Ie . ~sjén eJ:.l. pt;or situació'n o. vendan SIJ ' fuer.úi ' de trabaJO e~:?.7b~es con.d~ci?n~:!:, .~.~~.o .~~~0 e que es.a fuerza: de trah~}e; .

na vez c~mp~ad~ }~ su,;;pre~Io soc . ~,!, g~p~.t~I, ~s empleada tl}ás rách .· .na! mente~~- esos se~tores ,que. .. en otrof~~l' • . . · . . . . ·~ .~ ·

7 ' .. : . ' ... . . .. ~.:.. ' .,··, .. ' .. · ... ..;, . . ·.,. .. . . " •''·· : '· ' .: .

El c<?n~,e~to_d~ ,"P~~Pi? de ,Pr~~}!cción>> y1 :en geperal, Iq~ ~~p,cepto& . n¡~~i~~Ós.:, ~o l~s que .no.s ocupamos e~ eJ> t_e paragr'afo s'e exponen en el <libro tercero> de .fJá;~ .

aptta/, prp!lera parte, seéctóit.segünda: MEW:, XXV, p. 1Slt ss. . · ·, :'• ·.. ~::.• ,.,!. ·· ' ,,

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Page 32: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

/

--•--..¡-•·• .. •, 1·-··

IV.S . . DISCUSIÓN SOBRE EL •PRECIO DE PRODUCCIÓN• Y EL VALOR

_ · ~a aparente dualidad entre una teoría, del valor pre~entada en el libro primero de Das Kapital y una teona de los <<prectos de p:o­duccÍón>> que aparece en el libro tercero, el hecho (en pa~te deb~?o sin duda al carácter inacabado de la obra) de que la vmculacton entre ambas teorías no resulte del todo clara, ha creado _ algunos malentendidos que, para nuestro propósito, es importante d.eshace~. · Por una parte, parece comó que la teoría del valor del hbro pn­

meró no fuese aplicable a la observación de los fenómenos, . por cüanto esta teoría, según se suele considerar, <<supone>; la umfor­midad de la composición orgánica del capital, suposición que es ·

contraria a la realidad. Pero, por otra parte, la te.o.ríª de los «precios de prod~cción>>

no puede en absoluto sustituir como explica~iQn de los. f~nomenos ~la prinÍe~a teoría del valor , ya que no cumple el requlSlto funda­mental que ésta se había impuesto a sí misma, a saber: el de en-.• contrar aquella magnitud única, aquella «sola cosa>>, de la que son . cantidades las diversas mercancías en cuanto valores.

·,. Este requisito , en efecto, excluye que aquello .al:ededor c~al varían los precios de mercado pueda ser defmtdo como suma de <<factores >>. Antes habría que explicar por qué esos (y sa~ente esos) factores son partes (y son todas ~as partes que de ·ra cantidad presente de la magnitud en cuestión; para lo sería ·precisa ante todo una definición de esa magnitud úni~a .

No vale decir que la primera teoría del valor se m.anttene en sentido de qué el valor ' y el precio de produc,~;~ón c~in~idan en total de las mercancías producidas (o del <<valor anadtdO>>), tartdo la diferencia únicamente al reparto por sectores. La

'·de--esta alegación reside en lo siguiente: . ··· . Todo lo que la teoría del valor pretende exphcar son las dorres de cambio entre mercancías distintas, de manera que tod.a cuestión está precisamente en la parte de esa «cantidad total>> corresponde a cada mercancía. La cantidad total ~o entra, ?or nición, en relaciones de cambio, y, por lo tanto, solo es postble rirse a ella· en términos de la <<sustáncia>> (y no de fa «f<'lrma>>) · valor,

0 sea: cómo cantidad total de trabajo. En otras palabras: .

fótmula <<la cantidad total de valor>> sólo tiene sentido en la · ·teoría 'del valor, en la consideraCión de la <\sustancia>>, Y no e~ .

guna ,<forma de .manifestación». Consiguientemente, alegar .

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teoría , explicá esa <<caritidad total» .sería tautológico y equlvaJdría 'a decir que no explica nada 8 • . . . . · ·. . ,

. , Cuando Marx, al expon.er . -1~~ génésis. de los precios de: ,prqQ,}lC-· cton, habla de una determmacwn de valor a escala . de totalidad el s~jeto de su consideración no es la cantidad total de valor, sin~ la parte de esa cantid(.l.d que corresponde a plusvalía. Es decir: se trata, una vez más, de la relación entre partes del valor-trabaJo total, Y no de la determinaciÓn del tQtª_t mi!¡Jll,O ~ . '

1

La diferencia fundamental entre la primera teoría del valor y la noción d_e los precios de producción . no está en que en un caso se sume p (la plusvalía que se supone producida en el sector o in­dustria del caso) y en el ·otro p' {la parte proporcional de la masa total de plusvalía), sin? en que lanoción del precio de producciQ!l suma <<factores>> par.l;l. obtener una determinación, mientras que, en la teoría del valor, la descomposición en sumandos no es ·sino un análisis a posteriori de una ~eterminación previamente definid,ª, a saber: la parte de trabajo abstracto, humano igual, socialmente necesario, que hay <<cristalizada>> en la mercancía. · -

Sin embargo, y en contra de lo que vamos a defender, es casi . común entre los economistas la idea de que la teoría del valor del • libro primero sólo puede aplicarse a una <<producción mercantil precapi:talista» o a una <<producción capitalista en la cual la com­posición orgánica del capital de la rama tratada sea igual a la media social», mientras .que la fórmula de los precios de producción (y no la noción general de valor) determinaría los precios de equilibrio en una producción capitalista d.esarrollada en general. · ·

~.es~e el momento en que se asume esto, al aparecer el precio de eqmhbr10 como una suma de factores, pierde todo sentido la noción de una <<sustancia-valor>> única. Así que nada puede extrañarnos una teorización como la que aparece en el libro de A. Emmanuel <<El intercambio desigual»: las remuneraciones de los factores serían la <<Causa>> y el precio el <<efecto», y esas remuneraciones serían exigidas por el hecho de que los factores se definen como <<derechos estable­cidos a una primera participación en el producto económico de' la sociedad>> 9; con lo cual es enteramente consecuente el que la dif~" rente remuneración de los factores en uno y otro país se considere co~o cuestión «institucional>> 10• Sentado esto, y establecida la . hipó­tests de que haya igualación inter~acional de la tasa de ganancia

• 8 Cf. II.2. 9 EMMANUEL, o~ra y traducc~ón citadas en la bibliografía, p. 39. Subrayamos

nosotros. ' 10 !bid ... p. 104 y otras,

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,: (mo~iÚdaa' del ~ei~jtal),'Y :n·o la ··h~ya, i en ·c~mb_ib,~ · de -lo~ · salarlos~.(~~;: · mbvhfdad de la' fuerza de trabajo), queda· dicho ;casi .todo .Jo que córi'stituye la·teorí¡:t del <dntefcambio d~sigu¡¡l» ,': si bien más adelan,te · ·

.. delieremós ce.mentar también la excesiva facilidad con que Emma­.. · núél déduce dé la diferencia de salarios una deter)llina:da diferencia.

. entre tasas de plusvalía. . · 4:(Á nuestro entender, la noción de los precios de producción, ~er~ terieciente a la parte no definitivamente redactada de Das Kapztal; tendría la función· de introducir una observación sobre la aplicación de ·Ía propia ·teoría del valor, observación que está ya implícita (aun­que sólo implícita) en el libro primero, y que nosetros intentaríamos

. formular •en la manera en que a continuación lo hacemoi) ·: - 1.. ... : El concepto de «trabajo abstracto», «trabajo humano igual», «tra- · , · · ·bajo socialmente necesario>>, implica la referencia a una media

· ·social. En un proceso con productividad inferior a la media, no · todo él tiempo real es valor. En uno con productividad superior, se constituye un valor mayor que el tiempo real empleado.

Pero esas nociones. («trabajo socialmente necesario>>, «trabajo igual») hacen referencia a una media de toda la sociedad. Y, sin eriiba:rgo, 1a comparación de niveles de productividad, y, por lo

· tanto, · la media social de productividad, sólo · tienen un sentido pre­viamente definido cuando se comparan entre sí procesos que satis­facen ·za misma necesidad, o sea: que producen la misma cósa, o ·cesas que puedan sustituirse-entre sí. Un proceso es más productivo

· que' otro cuando (y en la medida en que) satisface la misma nece- .,. sidad con menos tiempo real de trabajo. Ahora bien, ¿cómo se com­pil:rarían entre· sí productividades de procesos qu·e satisfacen necesi-dades eualitativamente distintas? . · H asta el ·momento, puede parecer que los trabajos reales en la ·· producción de mercancías se reducen a trabajo ciertamente «abs- . tractm>, .. pero de un nivel de abstracción .limitado, no de toda · , soéiedad, sino meramente sectorial. Sin embargo, con arreglo al cóncepto de· «trabajo humano igual», no debe ser así. Recuérdese ·cómo demuestra Marx la necesidad de reducir el trabajo real a tra­b.~jp· abstracto: el ser «Cristalización>> de cantidades-de-trabajo-hu• mano es · el fundamento del valor-de-cambio, porque es lo. que to-

. das' .11as mercancías tienen en común independientem'ente de su · determinacidn •cualitativa, .. y esto implica .que las cantidades­

... trabajo ·en cuestión sean las cantídades del trabajo abstracto . ··,un · pre(iuct9r social medio por encima. 'de)a indi~ada aeter·mJLnaL"P · .. ci6n.: cualitativa. No, por lo tanto·, la cantidad médra de u..aV<>IV.'•!>I9 1

. los ~ productores de tal o cual mercancía, sino de los

'68

: ;:~~~~·~~~.'~:}.~~j{]j:::·~~j"':f-.,··:·.:: ·•.: . ' L l f 1 , ' (J'. f 1 ~ L :' •

en gene~¡;l, .eú, .. el ·conjunto'. de la, :soeie:da<;l qel,' ca:s;?_/,sup -- --•c•·c,·o..,.,, mente·.),- ·-·r. ,, .. _.\ . ~ _.,-_· 1:' ·, • • ·.'. '>i • ...... ·. " : _-7::~:-... ---~~ ~;_; .··.-::"· .;··JNJ~ ..

En ,otr~!'! palaQ·ras. Hasta aquí ha podidp ·consi<lerarse · «ab~7 ·· · ·· . · ·.

tract?" el tiempo de trabajo que:. corresponde a ,una · pie;za ·. de.:~er;.:·,.:. can~:~ en _el reparto del tiempo total de/ sector. Pero. ese tiemp,d, total> . segmr:a Sie~<;lq real, y no abstracto. La media no seria social, :sino . sectonal.. S m e~b~rgo, .la teoría de Marx en el capítulo primero· .. de , , Das Kapztal exige ~ue ·s.ea el tiempo total de toda la sociedad el . .é¡~e ·) se reparta. Es preciso,, p,ue,s,que. pueda tener· algún .sentido .decir que '· t?do un .sector está atrasado o a(ielantado con respecto a otro, y1no . solo una empr~sa con respecto ~a otra dentro del mismo sector. . , ·

No vale objetar que, si en la ·Producción total de la mercancía H se empl~~n n horas de trabajo y la sociedad consume de hecho esa producc10n _total, ello significa que la sociedad (en el nivel técnico dado) necesita esas n horas. Esto es cierto .sólo en la misma medida en ~ue lo es también para una empresa dentro de un sector .. Si · alg_men emplea 30 horas en producir un par de zapatos y lo ve~de, es m~udable que esas 30 horas entran en la suma· total de tiempo de trabajo del sector; pero, al distribuirse (mediante el mercado)· esa suma total entre todos los pares de zapatos producidos, es spma· mente probable que a nuestro productor le correspondan mucha·s menos ho~as que l.as 30 que trabajó, pongamos ocho, y esto pr.ecisa­mente qmere decir q~e él hizo solamente ocho horas de trabaj,o homologabl: en el conJunto del sector, aunque su tiempo de trabajo real haya sido mucho mayo~; mientras que el fabricante que PN- . duzc.a zapa~os exactamente Iguales a los anteriores con un tiempo, mediO de ~eis horas,-hombre por cada par, tendrá, en cada par de.ia­pat?s por el ~roductdo, no seis, sino ocho horas. del trabajo del sectqi;,. debido precisamente a que la sociedad aún sigue necesitando-' ·de algunos pare~ de zapa_tos producidos en 30· horas.· Pues bien; de. manera se~ejante, el tiempo total de trabajo de un sector atrasado entra efectiva~e~te en la suma total del tiempo de trabajo social~ . men~e necesano siempre (y en la medida en) que la sociedad comp~e· efectivamente los pro~uctos de t_al sector, pero esto no significa que; . en el reparto de ese tiempo socialmente necesario total mediant~ .el ·· . mercado: al. sector en cuestión le corresponda una parte igual ; a:: .'la" .. ; · que en tenm_nos re~les efectuó. r , . -~t .

H~mos Vi.sto, p~es, que los conceptos de los. primeros capítJ,llÓs ' de Das: Kapzt~l exigen que ~aya una determinación suprasectoriar' (en. tod~ la S()cte<lad~ de la m.e!lida en. que el trabajo de cada .sector:,es socialpten.te .necesarJ.Q, o sea: homologable como trabajo <<abstrac.t~;, y «hu.rtJ.ano. tgual»,

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¡1·

Esto e~uiv.a:le a reclamarla posibilidad de una comparación supra-­sectorial de la <<productividad>> o <<fuerza productiva~ de los diferentes procesos. O, empleando una expresión más rigurosa, es preciso dis­poner de un concepto que, para la teoría del valor, juegue a nivel suprasectorial el papel que en cada sector juega el concepto de las diferencias de productividad entre procesos distintos. Hemos consi­derado más rigurosa esta segunda manera de decir, por lo siguiente:

La <<productividad>> es, en principio, u~a noción físic~: o sea: una .característica del trabajo real, que concierne a la relacion entre tiempo real y cantidad real deproducto . . pos procesos se comparan entre sí en cuanto a productividad segú'n los respectivos cocientes entre cantidad de producto real y tiempo rea!._ -......_ Pues bien, si el tiempo real es efectivamente una magnitud común ~ los diversos sectores de la producción, no lo es en cambio el pro­ducto real. No hay manera de medir como cantidades de la misma magnitud los productos reales de diversos sectores. · Esta imposibilidad de expresar cantidades de productos diferentes como cantidades de una única magnitud real (física), manifiesta algo importante acerca del buscado concepto que haya de desempeñar en el reparto del valor constituido entre sectores aquel papel que la «pro­ductividad>> desempeñaba en el reparto tmtre empresas del mismo sector. A saber: que ese concepto ya no podrá ser físico, sino que habrá de ser económico.

En los razonamientos prec.edentes buscamos un concepto que ha de desempeñar un determinado papel. Nuestra tesis va a ser ahora que ese _papel lo desempeña, al menos en cierto momento de la eón ·­trucción marxiana, el concepto de la composición orgánica del capital (que designamos por K). \Según esto, la presentación de los <<precios de producción>> en el libro tercero sería el tránsito necesario hacia una aplicación más rigurosa de la propia teoría del valor del libro primero (capítulo primero), la cual hasta ese momento habría sido empleada om.itiendo la mención particular de ciertos problemas, no sólo por <<·razones expositivas•, sino por el método de construcción propio de D~s Kapita/, obra que no es en su conjunto otra cosa que la exposición compleja y desarrollada de la teoría del valor expuesta globalmente en el capítulo primero. Al dar la formulación inicial de la teoría del valor, Marx no hace entrar en juego el hecho de que las unidades de producción son empresas capitalistas, porque primero habrá de de­ducir que sólo en una socie<J~d de ese tipo (es decir: capitalista) ocurre que la producción en general sea producción de mercancías. De pare­Cida manera, Mar-x aplica la teoría a la determinación del valor . de unas u otras mercancías suponiendo que cada sector es, eri cuan.~o-

70

?ivel de desarroJlo de las fuerz~s productivas, .represeiitativo ·del'con- · Junto de la producción; hasta el momento en que, habiéndose-mos­t~~do ya que el ajuste de los precios al valor tiene lugar como iguala" c10n de -la tasa de ganancia, y habiéndose establecido la dependencia: de es~a magnitud con respecto a .[(, el problema . de la diversidad entre sectores se plantea por sí solo. Marx no pretende otra cosa que atar los cabos de la teoría del valor que,· de manera general, se establece en el capítulo primero de la obra.

Adem~s. ?e la consistencia de los razonamientos precedentes, la otra .cond~ciOn. ·para que nuestra tesis se so~tenga es que K pueda efectivamente mterpretarse como una medida del nivel técnico · del proceso productivo. Veamos que tal interpretación es perfectamente­defendible.

· Para ello, es preciso ante todo recordar una característica de todo cuanto Marx dice sobre la estructura de la-- sociedad moderna. Cualesquiera <<leyes» o <<tendencias>> derivables de esa estructura pre­te~den una verificabilidad empírica que no es de carácter puntual. Asi que de nada vale recordar que puede haber mejoras técnicas concretas que no eleven K, o que incluso lo hagan descender mo­mentáneamente, por ejemplo: que supongan sólo un mejor apro­vechamiento del mismo equipo y de las mismas materias primas. La verdadera cuestión es si una mejora técnica continuada y/o a largo plazo comporta necesariamente una elevación de la compo-sición orgánica del capital. . ·

Pues bien, empieza por ser evidente que un nivel técnico más a~to significa que una cantidad igual de fuerza de trabajo es sufi­Ciente para efectuar una masa mayor de producto potencial, o sea: de elementos físicos del capital constante. Ello implica, al menos, una elevación de la relación en términos físicos entre esos elementos y los del capital variable.

Admitido esto, lo único que podría aducirse· contra la tesis del ascenso ?e . K es el conocido argumento según el cual el propio avance tecmco abarata los elementos materiales del capital cons­tan~e (reduce la cantidad de tiempo de trabajo necesario para pro­du~I~los), con ~o cual el aumento de la relación física no tiene por que Ir acampanado de un aumento en términos de valor. Sin em­bargo, a esto puede contestarse que el citado abaratamiento se re­fiere tanto a los elementos materiales del capital constante como a los del capital variable.

. Podría objetársenos que el aumento de la relación física antes citada (entre los elementos de e y los de v) no es tan claro como se ha dicho, puesto que, en la masa de elementos materiales de ·v, . lo

n

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···:eru·e:•, Clletua np .es., el .Iiúm~ro ·de trabaj~doi:e..s~ ·sino éi.' ·v0lume~ ·de ·sus 'tile'diosy .~k :;qosístencía'~ .de m apera . que .el ascenso del'· nivel ,de vida

·~ il:otrt).al p~ede· t~ner una influencia conti:arrestafi'te, A 'esto . respon-demos dos -cosas: , ·

·.,·: , Ante ·~todo,. que el tema de una posible variación del nivel de vida c.on ·el .avance técnico es, dentro de un espacio económico dado,

''cues-tión diacrónica, mientras que nuestra argumentación; referente a. si K es representativo del nivel técnico, concierne a diferencias · sincrónicas. En cada momento dado, el <<nivel de vida normah> (que d,t:;termina la masa de subsisten:cias ·,,necesarias>> del trabajador) es el mismo para todo el espacio económico, aun cuando unas industrias y 1 o ramas ·tengari un nivel técnico superior o inferior al de otras.

. Con esto queda descartada la posible incidencia de la objeción últimamente citada sobre nuestra argumentación. No vamos, por lo tanto, a entrar mayormente en los problemas de otro tipo que dicha .objeción plantea. Sin embargo, advirtamos de paso que una situa­ción como la que ella contempla (aumento del nivel de vida en me­·dida suficiente para mantener, o incluso hacer descender, la relación física entre el volumen de bienes de producci0n empleados y el de ·subsistencias consumidas por los obreros), aun en el caso de poder darse, sería debida a factores coyunt~rales que no están en ningún

· modo implicados en el propio avance técnico. Con lo cual no se refutaría en absoluto la conexión entre K y el nivel técnico, sino que si~plemente, en el período de tiempo en cuestión, al efecto de esa conexión se opondría el de otro fenómeno distinto. La suma alge­

,bra~ca de efectos no excluye en absoluto la realidad estructural de ' · .éadá: uno de ellos.

,Esta última enunciación metodológica es, por cierto, igualmente · -válida: como respuesta a la mayoría de las críticas formuladas contra

la tesis de la tendencia descendente de la tasa de ganancia. Tal tesis ·'no' afirma como necesario que la tasa de ganancia descienda de · h~~;ho; lo que afirma es más bien la necesidad que el capitalismo . tiep,e-de hacer ·funcionar las <<Causas contrarrestan teS>>. Y no deja de ·

. ' 's~r,iurioso que buena parte de las críticas en cuestión se limiten a . ex,goner la importancia de unas u otras de esas causas, ~a enume- . : t~.das· .por Marx.: . ,., · Si: admitimos que K pueda desempeñar el papel que hemos des- . -crito, entonces la noción del <<precio de producción>> no aparece absoluto como una modificación de la primitiva teoría. del

· ··sirto:,<;:omo· .el arranque de un paso .más en la .construcción ·y -desarrollada de esa misma teoría, la cual había ·sido cuo.un;ti1lJi1Jll

· cómo ·concepto general en el capítulo primero y . debía ser P-ti'•i't,,v,. ··~~

72

··:·-~D]~~;~f~~~~3t,--tt*:;··.~t~/{::ff.;·~I"I;~~t~Btt!~~;::;.>.;;~,::., · ' :.:.! > :

mente .• ·:~xp.:uesta :c~mo estr:uct'ut;lil' ':o ' <<ley -~- :tO•IJ:óm-J:oa:>~ . Jtr!etltlth1¡ei.>'tlrl.~~é;. serie or-denada. de pasos constru~tivos, a lo .largo que no llegó ·a concluirse. ·. : ' .· ;_

'•' . Concretamente, el concepto de <<precio de producción>>. dé"Qía

serví~ de puente· para introducir la. consideración (exigida por· .. lo's conceptos del ·capítulo primero) de que la <<abstracción~ del «trabajo abstracto>> debe elevarse al nivel de toda la sociedad, y no sólo ·dé cada rama de la producción, tal como explicamos antes. Uná ·v.ez realizado este paso, ya no se podrí-a decir que. se <<transfiere valor» d~l sect~~ A (con más bajo nivel técnico) al _sector B, sino ·que, el mtsmo tiempo de trabajo real constituye menos valor en el sector A y más en el sector B. No se trata de «transferencia de valor» sino de un nuevo paso en la reducción del trabajo real a trabaj; ~bs4 tracto (o sea: a valor), concretamente el paso desde una reducción efectuada sólo a nivel de sector hasta aquella otra que se realiza al~i. vel de todo el sistema productivo, tal como exigía el capítulo primer~ . . ·

Este paso conduciría evidentemente a establecer que la tasa ... de -plusvalía es distinta en los distintos sectores, y concretamente mayor en a_q_uellos de nivel técnico más alto. Cosa enteramente lógica-.- La movtbdad de la fuerza de trabajo iguala el salario, no la tasa de · plusvalía. Siendo igual el salario, la tasa de plusvalía es mayor. en las ramas de más alta productividad, porque en ellas et obr~ro pro­duce en menos tiempo el equivalente de su salario.

. En relación con esto, debemos insistir en que la productividad es una característica del proceso, de la organización técnica de. la producción, y no del acto del obrero. Esta observación nos enfrenta a un sofisma frecuentemente empleado por los teóricos del «inter­cambio desigual» entre países. Podemos verlo si nos fijamos en 1~s argumentos aducidos por A. Emmanuel para introducir en sus ,es­quemas numéricos una importante diferencia de tasa de plusv:alfa entre los países avanzados y los subdesarrollados. Primeramente establece, como ejemplo, que los salarios sean diez veces má,:; alto~ en el país avanzado que en el atrasado; hasta aquí nada ten¿ín~s que objetar, e incluso parece ba.stante ¡:nodet;ado. Pero, a conÚnua, ción, dice q~e, para obtener una relaciÓn entre costes de la• f~erz~ de trabajo (de la cual dei:ivará una determinada relación entre tasás de plusvalía), habrá_ que dividir ese. cociente diez por el de las ·;es. pectivas· intensidades del trabajq 11, y ha definido la «intensidati»-

. como <<la. productividad gel trabajo con igualdad .de herramienta>> ~ 2;

11 Jbid., p. 102 . . 12 _Jf?id_¡. p. 89.

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Page 36: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

:~ .

la cual puede, según Emmanuel, estimarse eomo aproximadamente doble por, término medio para el .trabajador de un país avanzado ~on respecto al de uno atrasado.

El razonamiento que acabamos -de citar es vicioso, porque, a igualdad de salario real, una productividad n veces mayor (en un espacio económico con respecto a otro) significa .un costo de la fuerza de trabajo n veces menor, con independencia de que la dife­rencia de productividad sea debida al -obrero o a la <<herramienta>> (esto e~: dicho de manera más general, al tipo de organización téc­nica del, proceso productivo). Para reducir el trabajo real a trabajo abstracto, para 'determinar el valor constituido (y, por lo tanto, también el valor de la fuerza de trabajo), lo que importa no es lo que uno u otro obrero rendirían <<Con instrumento igual» , sino lo que rinden con el instrumento con el que trabajan y en el seno del proceso productivo en el que efectivamente se encuentran insertos. En otras palabras: la productividad no es una característica del obre~o, sino del proceso. Para obtener una relación de costes de la fue_rza de trabajo, habrá que dividir la relación de salarios por la de, productividades del trabajo, y no por la .d~ <<intensidades:' del mismo; o sea: hay que considerar la productlVldad del trabajo tal como éste se realiza efectivamente, y no trasladado a una hipoté­tica situación de <<herramienta igual». Dicho esto, parece claro que el divisor sería mucho mayor que dos, y que no hay ninguna razón para suponer que la tasa med~a de plusvalía sea ma~or e~ los paí­ses subdesarrollados que en los avanzados. Ahora bten, sm tal su­p~sición, los citados esquemas numéricos de Emmanuel se vienen

abajo. Generalizando, y no sólo en la comparación entre países, sino

t~mbién en cualquier otra entre industrias, un nivel salarial más alto significa una tasa de plusvalía más baja, pero sólo mantenién­dose constante la productividad. Si ésta aumenta, pueden aumentar salario y tasa de plusvalía al mismo tiempo.

Evidentemente, nada de lo dicho hasta aquí pretende establecer que las diferencias de K entre sectores sean un concepto de la mis­m~ naturaleza que el de las diferencias de productividad entre em­presas. Lo que hemos dicho es bien distinto, a saber: que la reduc­ción del trabajo real a trabajo abstracto (la cual, según el .capítulo primero, tiene que ser una abstracción hasta el nivel de toda la so­ciedad, y no de un sector) sólo puede realizarse en dos pasos. En el primero de ellos, la comparación se hace entre los productores de un mismo producto, y, consiguientemente, la <<media social» · puede establecerse en términos físicos, con la citada noción de <<producti-

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. . ~:r , , ,.

. ~ .. , '­

·'

vidad>>, ,Ya que el producto es una magnitud física única y se supone que los artículos producidos con diferentes niveles de productividad son iguales (materialmente confundibles en el mercado) unos con otros; de aquí que el empresario con productividad inferior sólo pueda. mantenerse con una tasa . de ganancia también inferior . . En cambio, en el segundo -paso, en la comparación entre sectores, dado que los productos son magnitudes distintas, no hay ningún punto de partida físico para definir una <<media>>; la única base para reducir· a un criterio igual es, pues, económica y no física , a saber: es -el hecho de que, si la relación de valor entre los productos totales de unos y otros sectores coincidiese con su relación de tiempo de tra­bajo real total, la tasa de ganancia de ciertas ramas en su conjunto sería permanentemente mayor que la de otras ramas, lo cual es in­compatible con la concurrencia, y, por lo tanto, la relación de valor de es~s sectores tiene que ser inferior a su relación de tiempo de trabajo total; conclusión que, precisamente, confirma el carácter << atrasado>> de esos sectores. ·1

La interpretación que hemos establecido del <<pr~cio de produc­ción>> ·excluye la idea de una <<transferencia de valor;, (y, por lo tanto, la de una <<transferencia de plusvalía>>), por cuanto pretende funda­mentar que en el ramo o industria más atrasado se constituye, con el mismo tiempo de trabajo, menos valor, sin que éste tenga que haber sido transferido a ninguna parte; e, igualmente, que en las industrias o ramos más avanzados, con el mismo tiempo real de tra­bajo, hay más valor constituido, sin que el mismo tenga que haber venido transferido de parte alguna. El aceptar esto en la compara­ción entre empresas del mismo sector es habitual en los teóricos de la llamada <<economía marxista>>; en cambio, es menos corriente aceptarlo en la comparación entre sectores. Por eso resulta chocante que E. Mandel, tras haber admitido algo vagamente parecido a lo nuestro en las primeras líneas del apartado sobre los <<precios de producción» de su <<Tratado de economía marxista>>, y, sin embargo, haber pasado de inmediato a hablar de <<transferencia de valor>>.!}, resuelva finalmente, en <<El capitalismo tardío>>, que: <<cuando Marx afirma que las empresas .que operan con una productividad inferior a la media obtienen menos de la ganancia media, y que en última instancia esto corresponde al hecho de que han dilapidado trabajo social, todo lo que esta fórmula quiere decir es que parte del valor · o la plusvalía realmente producida por los obreros de esas empresas

13 MANDEL, Tratado de economía marxista, traducción citada en la bibliografía, 1, pp. 147-148. .

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Page 37: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

. \ . - ~ ; ... ~:,. - ' - . - : ... -( . - . . - ¡,__'. ··f ...... '· ·;~ metcadi:rppi.; . eriipr~sás .qtie ;funciU'rt~n ~ más" .éficaz:

. . . ffiáne~a significa: :qúe · hay.:atiiC.F~ado meri'Os :VMor: . ', 64. iÚu~vi1ía :de-· 16 que dndiea .·el ·· n(lmero ·· de ·~oras ·trabajadas :·en

.. eíJas>>/ 4, el:~ i SL~ita.mos aquí esta tesis, e;> ante todo porque ·.algunos :, · · a$peáos-de la manera que M andel tiene de justificarla en <<El ca:pi­

:'' .: ··· · taHsmo tardío» -suscitan una cuestión teórica importante. Dice, en ·· efecto, el citado autor, Tefiriéndose a. empresas ·con tasa ·de ganancia

inferior a la media debido a una productividad también inferior, que . el explicar esto por la reducción de ese trabajo real a menos

· trabajo abstracto equivaldría a «despfazar la creación del valor de la esfera de la producción a la esfera de la circulación» ·15

, pues -con-• .tinúa- «la cuestión de si una empresa obtehdrá una ganancia me­

dia, inferior a la media o superior a la media, ho es de ningún modo algo que esté resuelto en el momento de completarse el proceso de

, pro?,\lcción>> 16. fSegún es~? · ni si~uiera importaría para la det:rmi­X ·na~~on del valor la cuest10n de s1 el producto es o no (y en que me~

dida es) socialmente necesario, ya que, en la sociedad moderna, tal . cuestión no se resuelve en la producción material del producto, sino sófo en su aceptación por el mercado. Con lo cual se reduciría al

. absurdo la. noción misma de «trabajo socialmente necesario>>, e · in.cluso la propia noción de trabajo en general, la cual implica que se trata ·de :una mediación material para la satisfacción -de necesi­dades humanas de una u otra índole. Aquello que no tiene esta condición no . es trabajo, sino ocio. Y, en la sociedad moderna, donde estructuralmente las necesidades humanas se satisfacen me­diimte el cambio, y donde, en consecuencia, los objetos son mer­cancías, la existencia humana resulta reconocida como trabajo pre­~isamente en la medida en que su producto material es cambiable; si ·n.o, no es trabajo a los efectos de la sociedad moderna, o sea: no es lo .que llamamos trabajo «abstr~cto>> o «Socialmente necesario>> .¡ .:, En cuanto al problema de si es Ía «producción>> o la «circulación>>

10 que determina el valor, ya hemos mostrado 17 que Mandel pasa · · pÓr.· alto la distinción marxiana entre la sustancia-valor y su «forma ·

·.· de manifestación» o «de expresión>>, que es el valor-de-cambio. Cier- ' tiiin~nte es en el acto .de producción, pero de la producción social . éfl• sU ¡;onjunto (no de una industria o rama), donde ocurre efectiva­

. mente que tal proceso es más o menos productivo que tal otro,

-· . . ', }~ MA;NDEL, El capitalismo tardío, traducción citada en la bibliografía,, p.

·. Gqrregimos una evidente errata de imprenta valjéndonós de la vers1órt original. .. 15 !bid., pp. 97-98.

,'."f_: • 16 /bid., p. 98. 17 Cf. II.l.

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donde?·hay.':r~af~tmti un~ «tnedia'·,~~cial» ,. dl.:nl'd~>ló ·-qrie se p~;,o,quee>t de A c<?tie'iertíi o n<1 (a efectos de satisfac~r necesidades) eoi;l .t o·'.q:ue·:.i · se produce de B; etc.; es en Ja proc;luccióñ. do_n(.te es~a:s variables tiimen: en si unos valores detern:linadps. pero, ¿de qué manera eso.s valor~~:'•' se le p~:rilen de manifiesto a la propia sociedad de la que se trata-?.; , · no de otro modo que en el mercado, o sea: «en la circulación>>. Lás·. ma?nitudes de valor se determinan en la producción, pero la propia· sociedad no tiene otra posibilidad de conocerlas que el mercado; . Y esto ocurre así porque, en la sociedad moderna, la producción · social en su conjunto (en la cual, y no en tal o cual industria o rama se determinan los valores) sólo se constituye como tal a través deÍ mercado. .

TI

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. '.' -~.

V ­

EL ASPECTO DIACRÓNICO DE LA LEY DEL VALOR

V .l. . LA LEY DEL VALOR Y EL CICLO ECONÓMICO

. ,.

La ley del valor es de carácter sincrónico, no diacrónico. Esto quiere decir que ella determina en cada caso una situación y unas relaciones dentro de esa situación, no una evolución a lo largo del tiempo.

Pero, debido al modo de operacton de esa ley (descrito en el capítulo precedente), la situación, en cada caso, no puede ser obser­vada en un mero instante; es preciso seguir las fluctuaciones de . precios de mercado a lo largo de un cierto tiempo para poder cons-tatar que oscilan alrededor de los correspondientes valores. .

Esta hipótesis de la observación a lo largo de un período de · ·· tiempo comporta, sin embargo, una peculiar abstracción, pues su­pone que, durante ese lapso, los valores de las mercancías perma­necen constantes, cuando lo cierto es que, considerados como canti­dades de ti~mpo de trabajo socialmente necesario, los valores tienden a disminuir. También esto es una constatación de carácter sincró­nico, pues ~o expresa directamente una comparación entre situa- · ciones separadas en el tiempo, sino una tendencia inherente a cada situación. La tendencia al aumento de la productividad,. a la mejora t~cnológica, aun siendo ella misma un carácter sincrónico de cada · situación, nos obliga a introducir un punto de vista diacrónico, por- ·. que ese aumento, como vamos ,a ver, no puedé producirse de ma- . neí:a continua, sino que debe se~uir una peculiar «historia>> a lo largo del tiempo. -

Para desarrollar esto, debemos primeramente establecer , .. "'u"'~ ;!l: nueva distinción.

Eti la parte v del valor total de una mercancía.está incluida totalidad del manteniniiento de la fuerza de trabajo durante

78

.:; ·.( --.' ·.·,·

tiempo que se gastó en producir esa mercª'n¡;:ía. Igualm·ente, hay una parte de e (la correspon'diente a materias primas, productos auxiliares y energía) que incluye totalmente el val0r •de las cantir: '­dades de los factores en cuestión que entraron necesariamente ·en ei proc~so de prodúcción de la mercancía considerada, Estas dos partes de capital (esto es: v más la citada parte de e) constituyen lo que se llama capital c:irc~Jlante, esto es: capital que Se .. ya invirtiendo y recp­perando por y para cada masa de mercancía que se produce. Esa parte de capital representa elementos materiales que se pueden re­poner enteramente cada vez que una masa cualquiera de mercancía producida se vende a su valor. Por el contrario, la otra parte de e, la correspondiente a máquinas y edificios, no representa el valor total ' de los elementos de ese tipo que entran necesariamente en el proceso de producción de la mercancía en cuestión, sino sólo una parte pro• porcional; esto es: si una máquina que vale M queda fuera de uso después de producir N unidades de merc.aricúi,' en cada unidad estará iilcorpor.ado un valor M / N como parte del valo~ de !~ .. mi­quina. El capital-dinero necesario para reponer los elementos mate­riales de esta segunda parte de capital, llamada capital fijo, sólo se recupera una vez producida y vendida una cantidad determinada de mercancías (en el ejemplo, N unidades).

Evidentemente, la parte del valor de cada elemento material del capital fijo incluida en el valor de cada mercancía se determina por la duración media previsible del elemento en cuestión. Pero, cuando se considera esta duración, no se cuenta con que tales elementos lleguen hasta no poder ser usados por puro desgaste físico, sino · más bien con su descalificación técnica, o sea: con que en algqn momento serán ya inadecuados al nivel de productividad existente, el cual reclamarará otros mejores. Esto obliga a tener en cuenta · que un procedimiento productivo mejor, una productividad más alta, implica generalmente un volumen de producción mayor, y que el capital solamente se va a arriesgar cuando espere tener un mer­cado en el que colocar esa nueva producción con una tasa de ga~ nancia aceptable. Con lo cual, la sustitución de un equipo antiguo por uno nuevo no es sólo cuestión técnica y de financiación; sino también cuestión''de coyuntura económica. Esta dependencia hace que la renovación del equipo se produzca de ·mariera simultánea en -diyersos sectores e industrias. · Hay algún i momento determinado;'­una extensión -de tiempo relativamente corta, en que un número c_onsiderable de industrias renueva su equipo. De esta disc,onti­~,\ti.Q~d en la renovación de los elementos del capital fijo ~sigu~ ' una ~íscontinuidacCen la de.~_fi:!Uta. de productos del sector consti-

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. ··.", ~· .·: ;i;~r~:;:~t;rz~~;:~F~~~<~?~~~f?J~{qj~~,~ :r· ~ \

. ·. ·. · :"P~r-: ,las .industria~- ..<~u e pr.oducé.Íi ; esos .ef~tñeh.tb:~,.4~il el m~~, merito .de,producirse la rénovación, ·esta$·industnas;tlenen un ·ainpbo

. mercado, y la'fuerte demancla leS'"hlJ.ce.interesante ampliar su capa" · ciclad productiva~ Esto e-s un arma d~ doble filo, pues; para q~e esa .

np:eva capacidad productiva permaneciese luego empleada, sena ~rt;­cisa ·u.na continuidad de la misma demanda, contra lo cual esta la .mencionada discontinuidad de la adquisición de nuevos elementos de capital fijo. No obstante, una continuación de la demand~ de es_e tipo de elementos tiene lugar hasta cierto punto, pues el prop~o cr~~l­niiento de la industria de bienes de equipo (elementos de capital ftJo) c~ea fundamental~ente en la forma de salarios nuevos pagados por esa industria y por sus suministradores, un aumento masivo de la demanda de mercancías y, en especial, de bienes de consumo, lo cual hace c¿ntinuar el crecimiento de las industrias de este tipo de bienes

.. (sector U) y, por lo tanto, sostiene una demanda de nuevos bienes de equipo. Pero esta prolongación del crecimiento ya no afecta al sector· de bienes de equipo de la misma manera (fuerte presión de la demanda y consiguiente ampliación de la inversión) en que lo afectó la onda inicial, pues las industrias de bienes de equipo, según dijimos, necesitan ahora del crecimiento del conjunto de la producción simple­mente para mantenerse ellas con la capacidad productiva que adqui­rieron. De manera que el proceso de estimulación recíproca entr(!~_­tores no continúa indefinidamente, sino que se agota. ¿Qué sucede en ·e1 momento en que, grosso modo, el conjunto de las industrias se en­cuentr~ ya en posesión del equipo que necesita? La industria de bienes cle equipo ve sustancialmente disminuida la demanda de sus pro­dl:Íctos y debe reducir su capacidad productiva. Al hacer esto, _ P~?.a menos salaTios y hace menos pedidos a sus proveedores, con lo cual dtsminuye la demanda de todo tipo de mercancías (incluidos los bie­nes de consumo); hay entonces sobreproducción, exceso de la oferta sobre la demanda, con el consiguiente descenso de los precios

1' el cual ,

junto con el hecho de que el crecimiento, al aumentar la c;lem~nda de fuerza de trabajo, había hecho subir los salarios, comporta una 'caída. de la tasa de ganancia. Este es el momento de la crisis. La inver-(i"'ón no rinde y, por lo tanto, se produce una desinversión, por rné~ todos ·que van. desde 'la quiebra pura y simple hasta la reproducción .

restringida del capital. . · · . , <Lo que ahora nos interesa hacer resaltar es en qué manera la crisf~

1 ' ~ •

':. ·i si! trata, obviamente, del preCiO etltendidO CQnSi?erandÓ Una ffiefCall\;ta•Ulll.Ol ·.(ni'e.rcanc.ía real) fij a y eliminando el efecto de las posibles variaciones del ·-~sa ,mercancía. ·

80

. crea_ fa.. su v~z · t~~ ;~condiciones para que pueda > come~z~r u n' riue~~ :. creciW~-~g.tq ; En primer l~gat, es .ób'vio' que hac~ bajar aé 'n6evo.'ios ·; sal~nos Y reconstruye 'el <<ejército de reserva». Pero, ·además, quiétt~'s­q~Iebra_n son en gene~ al las e ni presas que trabajan coh 'prpdtict'ivídad . mas. baJa. _Este ~rabaJo queda entonces excluido del cáicülo objetivo· de}a media social_ ~e productividad. Por lo mismo, las empresas de · m~~ alta productividad pasan a ser de productjy~dad norrifal : ·~t..a

cn~~s , p~es, ~epura el sistema productivo y da lugar a un: nue;~ -~~-i~ teno, mas exigente, para apreciar el carácter socialmente rieces;fio del trab~jo. Incluso los medios de producción no obsoleto~, ~~-~ !iurante el auge eran objeto de una fuerte demanda, son ahora valo­ra~o~ de acuerdo con el nuevo criterio, etc. Todo esto modifica . dr~sttcamente l~s datos para el cálculo de la tasa de ganancia. Ade­mas de los salanos, han bajado también los precios de los elementos de e; Y, por otra parte, el volumen de producción ha descendido· con lo cual se va a producir una cierta presión de la demanda e~ aquellos ~ectores en los qu~ ésta se red\lce relativamente menos, que so_n, obvtamente, los de btenes de consumo corrientes. Las indus­tnas de, este t~po de bie?es enc?ntrarán interesante renovar su equi­po, hara? pedidos a las mdustnas de bienes de equipo, y entonces se ~mpezara a estar de nuevo en el primer paso del proceso que .acaba­mos de describir. . Así, ?u~s, diacrónicamente, ~a marcha de la produ~ción..capita­

hsta es ctchca 2• El .aumento de la producción es, a lo largo delti~rr¡~ po, co~stante, pero no continuo. Salvo circunstancias particulares, cada .ciclo repres~nta en su conjunto una capacidad productiva sup~n~r a la del ciclo precedente; pero, dentro de cada ciclo, hay el

.. movi~ment~ ascendente y descendente de_terminado por la dinámic~ d~l ctclo miSmo. La crisis es la mariera en que se hace valer 'ctiacrÓ~ · m~amente la racionalización que en el capítulo anterior hemos des­cnto como la operación de la ley del valor.

. La ley ?el valor es de suyo, como dijimos al comienzo de este mismo_ par~~rafo , una ley sincrónica en cada caso, una ley que rige c~da s_tt~a~wn y las relaciones deri~ro de cada situación1 en el árrt~ bno histo~~co que Marx llama «SOCiedad moderna>>. Pero, a la vez; la oper_acw-n de. esa ley en cada situación determina- siempre ~'Uh lanzam1en.t_g_ hacta adelante, . de man.era que la ley ha de aplic~r;é cada vez en una situación nueva, cosa que hace mediante la crisis.

ufi 2 ~\1uración d~l ciclo; que, venía siendo de alrededor de diez años,experimen't~ no a e acortamiento despues, ~e la Segunda Guerra Mundial, coincidiendo ello

d(co

1mo ~1?rresponde al es.9ue~~ teonco) con un acortamiento del tiempo de ren~vadón

e os e ementos del capital fl]o.

81

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.... .

V.2. PERÍODOS DEL DESARROLLO CAPITALISTA. NOTA SOBRE EL CAPITALISMO DESPUÉS DE MARX

Par~ explicar la dinámica del ciclo económico, sig~ienpo a Marx, hemos alegado que la renovación del equipo (c~pital fijo) tien~ lugar en un momento dado para (y después de) un c1erto lapso de tlempo. También hemos dejado sentado que, generalmente, la renovación no se hace al mismo nivel tecnológico, sino a uno superior, en otras pa­labras: que la tendencia, inherente al capitalismo, a a~ment!lr la productividad se efectúa mediante el hec~o de que ca.da c1clo opera a uri nivel tecnológico normalmente supenor al del c1clo precedente.

Pues bien, la propia escala de niveles tecnológicos . posibles, la serie de las posibles modificaciones sucesivas y progres1vas del pro­ceso de producción en este sentido, es también discontin~a. Míen- . tras la estructura tecnológica global del sistema productlvo en su 'conjunto siga siend~ la misma, cada ciclo superará ,al ~nterior en pr oductividad mediante mejoras concretas en. las maqm?a~ y una mejor organización del trabajo. Este proceso tlene unos hmltes que sólo pueden ser superados por una reconstitución tecnoló~ica global. En el caso de ésta, ya no se trata de que cada sector meJore en pro­ductividad, sino que sectores enteros desaparecen, y surgen otros nuevos. Ni simplemente se _perfeccionan las máquinas, sino que ~stas dejan en parte de tener función y hay que inven.tar máquin~s para funciones nuevas. Las industrias que producen b~enes de eqm­po no tienen que ser sólo perfeccionadas, sino ~?nstrmdas d: nuev.a planta. No se mejora simplemente la . J?roducc10n d~ mat:nas p~l­mas, sino que el nuevo .l?.!~S~§º . requiere otras matenas pnmas dls­tintas. Y, generalmente, la energía empleada en el nuevo proceso es obtenida• también de una nueva manera.

De hecho además de la «revolución industrial» de los alrede­dores de 1800, que fue la irrup~lón , -por primera vez ep la historia, de una economía basada en la industria capitalista, el capitalismo pasó- e~--~;-hist;ria por otras tres fases de transfor~ac~ón tec~o­lógica profunda y global. Durante la cita~a <<rev~luclon 1~dustnal» y un tiempo inmediatamente siguiente; la mdustna mecamzada .era fundamentalmente de bienes de consumo; la base de esa mecamza- . ción era la máquina de vapor, pero las máquin~s mismas aú~ -~~- ~~ ' producían con máquinas_, _ ~ino artesanal~en~e. La ~rimera <<~evolu- · ción tecnológica>>, posterior a la <<revoluc10n mdustr_1ah>, cons1ste en el paso a producir mecánicamente las propias máquinas; esto ocu-

82

,

'~'

/

rre 1\; partir de~J~8 aproximadamente. Un nuevo vuelco Je~drá lugar hacia finales de siglo (aproximadamente desde 1893), .cuando· el carbón y el vapor ceden el puesto al petróleo y la eledricid~d, lo . ' cual con;tporta transformaciones tecnológicas radicales en ·el conjun-' to del . s1stema productivo. Y, finalmente, después de la Se~nda ~uerra MU;ndial, tiene lugar un nuevo cambio tecnológico global, vmcula.do en este caso a la aut~matizáción del.Pt.<?ce~Q _prod~;!~fcyo Y a lamtroducción de la· tecnología avanzada en los campos de la producción de materias primas, productos de subsistencia y energía.

Un proceso de reconstitución tecnológica global requiere una masa. de inversiones muy superior a la que se pone en juego en una fase normal de coyuntura alta. Para que tal masa de inversiones se desencadene, son precisas dos cosas. Por una parte, que' dtirante los ciclos pr'ecedentes se haya ido constituyendo (bajo diversas for­mas) una reserva de capital no invertido, lo cual implica que las fases d~ alta coyuntura de esos ciclos no fueron muy pronunciadas; este m1smo hecho hace que los salarios se encuentren a un nivel relativamente bajo y que haya un <<ejército industrial de reserva>> (actual o potencial) suficiente. Por otra parte, si bien la reconstitu-

. ción tecnológica, una vez en marcha, produce por sí misma un in­cremento de P y consiguientemente de G sin restringir· el consumo masivo rti, por lo tanto, el mercado (<<producción de plusvalía rela­tiva>> 3), esto no quita que, para desencadenar dicha reconstitución, dado que se requiere una afluencia excepcional de inversiones sea preciso ,.el estímulo de un alza inicial de la tasa de ganancia. 'Más abajo mencionaremos las causas concretas de este tipo que desenca~ denaron las dos últimas fases de 'reconstitución tecnológica del sis­tem~. · En. todo caso, el desarrollo de la <<producción de plusvalía relatlva>> hgado a la revolución tecnológica sostiene una alta tasa de ganancia al mismo tiempo que un mercado en expansión, y, de este m.odo, mantiene el nivel de inversiones necesario para llevar adelan­t~. las consecuencias de la propia reconstitución tecnológica en los dlvers.os cam~os. Durante esta etapa de <<tendencia general expansi­va>> , slgu:,temendo lugar el ciclo económico normal, pero con mayor acentuac10n de las fases de coyuntura alta y escasa profundidad de las recesiones. Ahora bien, la parte substancial y determinante de esa ola prolongada de inversiones está reclamada por la necesidad de co11stituir un entero sistema de nueva planta para el suministro ~e bienes de producción (equipo, materias primas, recursos energé­tlc?s) hasta entonces inexistentes o que sólo existían a nivel de expe-

3 Cf. Ill.4.

83

Page 41: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

•¡ • .t • . ;¡ ·~~',"!, -· , • . . , V ' ~ • - .-, '

ti~~p.~a,cf{}~; ,,.y' ~sto, está 'afectado ~o~·.;la~~di~éo~tinYuida~ . qu:~'; hein,Qs . . inencio.nadó al ,comienzo· ~este paragrafo. _una vez que la renev:a­·ción d~ e.se eql:lipamieilt0:'básico y.a se produJo, esa ·parte sulbstanc1al . y :determinante de 1a inversión no continúa al mismo ritmo, ~·_por ·lo tanto, determinada capacidad productiva, creada para ·Servir a ese esfl¡erzo, queda sin utilización, dando lugar esto (segú? un me-canisme ya descrito con otros fines en el parágrafo anten~r) a un córte de la demanda et1 todos los· niveles, incluido el de b1enes de

. ·consumo; con la correspondiente incidencia negativa en la tasa de ganancia, la cual, · por otra parte, se ve afectada por el hecho de que el crecimiento de la actividad productiva había hecho aumentar también la demanda de fuerza de trabajo hásta el punto de frenar la tendencia antes ascendente de P. La «tendencia general expansiva» deja paso, pues, a una · <<tendencia general recesiva» (recesiones pronunciadás y auges débiles), que de hecho se pu-ede constatar, a continuación de cada una de las tres etapas de expansión antes citadas, desde 1874, 1914, y 1967 respectivamente; con ello nos encontramos de nuevo en el punto de partida del modelo: una etapa en la que la situación general, por lo que se refiere a la tasa . de . ga­nancia induce una reserva de capital a largo plazo y un cons1gmen-

. ' • 4 te nivel de empleo y de salarios relativamente baJo · . •

El tercero de los cuatro periodos del desarrollo capttahsta qu_e hemos mencionado (esto es: aquel cuya fase ascendente llega aproxi­madamente desde 1893 hasta 1914) se desencadenó a par~ir de u~ inc.remento de la tasa de ganancia debido a que los cap~tales ~~­brantes en los países capitalistas (los que no encontrabart mv:rs10n suficientemente renumeradora en esos países) emP,ezaron a mver­tirse en la producción de materias primas en países aún no llegados al estadio de la industria capitalista. Tal fenómeno produce una ~l~~adón de la tasa de ganancia por dos razones fundamentalmente, á- ~aber: a) mejor suministro de materias primas, ya que la produc­ción de éstas queda sometida al dominio. del ca~ital.' y concretamen- : te~ del. capital del país inversor; ?> las. mdustnas l~st~l.ad~s en los

· páíses atrasados tienen un K mas baJo, lo cual s1gmflca que

. ~·:.4 .Descriptivamente, la periodización ~ue aquí ~e adopta ~e la historia del capita~ Jisrrio ·· es tomada de MANDEL, El capitalzsmo tardw. Los penodos que se establec~n sÓn 'cié. alrededor de SO años y cada Ull.9 de ellos comprende una fase de tendenc1¡¡ .· general expansiva y una de tendencia general recesiva. Las fecha~, son men"te: de 1793 a 1847 (flexión en 1825-1826), de 1848 a 189~ (flex10n en , de 1894 a 1939 (flexión en 19\3-1914), de 1940,1945 a algun mome1_1to.~un (fle'xii'ln en 1966-1967). Las diferencias entr~ nuestro uso de esta descnpc10n Y el ha;i e el propio Mande! son, sin embargo, eVIdentes.

. S Cf. IV.4.

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.. -.:• .,,

entra•dá en: el' procesó~ de' iguaiaCioti 'de la ta~á-~de· g~}l'ap~~~ d~(ffiats _·· inversor-hacíhubir la hisa de ganancia generaL Por\ )tra part~;\lo$ secteres de . la · producción desarrollados en fos países · .capitili~ta:~ bajo el sígno de la reconstitqción tecnológica de los últimos. afios de¡' siglo XIX y primeros del XX presentan una configuración económica peculiar, vinculada con las nuevas condiciones técnicas. · Éstas hacen ·· que la unidad de producción racional sea mucho mayor que eri las condiciones precedentes, y, por lo tanto, que sea también substan~,

cialmente mayor la unidad de capital competitiva, y menor el númé; ro de capitales distintos en un mismo sector de la producción. Tal · situación se desenvuelve en algunos sectores hasta un control total' del sector por un único capital o por un corto número de capifales vinculados entre sí. Podría pensarse que esto significa una supresión de la libre concurrencia y, por lo tanto, de la operación de la ley del valor. Sin embargo, tal afirmación no sería exacta, ya que la situa­ción de monopolio reposa en último término en que el capital nece­sario para ·concurrir en. el nivel de productividad de las industrias establecidas es, por necesidad tecnológica, muy grande; no reposa en ninguna restricción extraeconómica del mercado 6, sino en el . mercado mismo. Por lo tanto, lejos de ser una anulación del prin­cipio de libre concurrencia, es una aplicación de él. Para explica,r mejor esta última afirmación (o sea: para m9strar que la ley del valor sigue operando) hacemos el siguiente somero esquema:

Imaginemos primero el caso abstracto de que todos los sectores de la producción estén monopolizados. En esa situación, la tasa d€ ganancia está determinada por la misma ley que si no hubiese mo~ . nopolio. En efecto, dada una configuración tecnológica (lo cual im­plica una productividad del trabajo y un K) y dado un nivel de vida,. quedan determinados tanto P como G. Supongamos que los capita­listas pretendiesen, aprovechando que no tienen competencia en sus respectivos sectores, subir arbitrariamente los precios. Estando (como supo·nemos) todos los sectores igualmente monopolizados, ,es- . ta operación no ·es posible con los precios de los bienes de pro~ ducción, que son comprados y vendidos por unos capitalistas · ·a otros. Y, si se trata de bienes de consumo, entonces, al subir los precios, habría.que subir. también los salarios, a no ser que ·se mt>_­viese ]lna de las magnitudes que supusimos dadas, a saber: el nivel de · vida; y mover esta magnitud, concretamente hacerla bajar, sig.

6 Quiere esto decir q)re tales res,t~iccione~. en los casos en que. de he~ho se ~~~­duzcan, son, sin embargo, ajenas al modelo y no inherentes al sistema; y que 'el monopolio del que aquí se trata puede entenderse perfectamente sin ellas .

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"l,.•• -,·

nificaría que una parte de los bienes de consumo 'producidos no podría venderse; salvo que, disminuyendo la producción de bienes de consumo, se modificase también el otro dato que supusimos fijo (la configuración técnica del sistema productivo).

Pasemos ahora a otro modelo, admitiendo que subsisten sectores ;. no monopolizados al lado de los monopolizados. En este caso, la · posición de estos últimos les permitirá imponer precios a sus com­pradores y suministradores no monopolistas. Ahora bien, la masa total· de ganancia (o sea: de plusvalía) sigue siendo la diferencia entre el trabajo social total (valor formado) y el valor de la fuerza de trabajo total (salarios). La cuestión que se juega en la relación entre los sectores monopolizados y los otros ·es únicamente la del reparto de esa masa total de ganancia. Suponemos que el capital no monopolista obtiene de todos modos la ganancia mínima necesaria

·para justificar su inversión (pues de lo contrario desaparecería y estaríamos en el caso precedentemente examinado). Así, pues, el hecho de que el reparto de la masa total de ganancia sea desigual es debido a que las porciones del trabajo total realizadas en cada empresa son unas si se considera el trabajo real, concreto, y otras si se atiende al trabajo socialmente necesario o abstracto, que es el que constituye valor; pues la mayor dificultad para introducir com­petencia en lo,s sectores monopolizados responde en último término, como se recordará, al mayor volumen de capital necesario para el

' niveJ de productividad requerido; de modo que el fondo de la cues­tión es que esos sectores trabajan con más alta productividad y, por lo tanto, un mismo número de horas de trabajo real en ellos y en los otros representa más trabajo socialmente necesario en los pri­

. ineros que en los segundos, en tanto que el valor de la fuerza de trabajo (determinado por el nivel de vida normal de la sociedad) es el mismo en ambos lados.

Sigue tratándose, pues, del libre juego de las fuerzas económi­cas; sólo que entretanto esas fuerzas han adquirido una entidad material mayor, y su juego no puede ser constatado dentro de los ·

/ mismos órdenes de magnitud en los que se lo constataba a mediados . del siglo XIX. El problema concierne también, como no podía dejar · de ocurrir, a los órdenes de magnitud espaciales, geográficos. Un · aparato productivo con el nuevo nivel técnico ya no puede rendir contando únicamente con el espacio económico «nacional» de parti- · da. No obstante, el capital, en la etapa que consideramos, sigue .· siendo nacional; sigue tratándose en cada caso de las en;tpresas tal ó cual nación capitalista, las cuales pretenden ampliar el cio geográfico de sus inversiones, sirviéndose para ello de su

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nacionaJ. De ahí que el proceso asuma) a forma de un «reparto del mundo>> entre los países capitalistas avanzados. Tal reparto, sin. · embargo, no tiene en absoluto la simple forma de ampliación de los espacios económicos de origen de los respectivos capitales nacio­nales. Sea por barreras geográficas suficientemente fuertes o por protección institucional, el hecho es que, entre el país capitalista avanzado y sus territorios << coloniales>>, no se instaura la libre circu­lación. La posibilidad de mantener en las <<colonias>> una industria con K más bajo está determinada por el hecho de que, al ser inferior en la <<Colpnia>> el nivel de productividad y, por lo tanto, el nivei de vida (o sea: el valor de la fuerza de trabajo), y existiendo allí un abundante <<ejército de reserva>> potencial, el capital no se ve obliga­do, para mantener la tasa de plusvalía, a una carrera de aumento de la productividad que elevaría rápidamente K.

Tras haber llegado con signo positivo hasta las vísperas de la Primera. Guerra Mundial, la etapá del desarrollo capitalista cuyas características acabamos de indicar se arrrastra en su fase de ten­dencia general recesiva hasta la Segunda Guerra. Por su partef la última fase larga de tendencia general expansiva hasta hoy consta­tada en la historia del capitalismo, la que sigue a la Segunda Guerra Mundia,l, se desencadena a partir de un aumento inicial de G pro­ducido por un aumento de P, debido éste a un retroceso de la lucha económica de la clase obrera; tal retroceso está vinculado, en ciertos países, a derrotas políticas ya anteriores a la Guerra, y, en todas partes;· a la fundamental derrota que fue (tanto más cuanto que generalmente no se la sintió como tal) la manifiesta incapacidad paracuestionar el hecho mismo de la Guerra, y, por consiguiente, .la necesidad de aceptar con todas las consecuencias los << sacrificios>> que ella imponía. Ese aumento inicial de la tasa de plusvalía (y, por ende, de la tasa de ganancia) no habría dado lugar a un crecimiento duradero de no haber sido porque la ola de inversiones suscitada fue orientada precisamente a una reconstitución tecnológica, la cual, al aumentar la productividad, permitía que el posterior aumento de P fuese ya compatible con una ampliación del consumo masivo y, por lo tanto, del mercado. Las direcciones en las que se movió el aúmento de la productividad son, grosso moqo, las siguientes:

a) . Penetración de los procedimientos de producción industria­les (y no sólo de la forma económica capitalista) en la producción de materias primas, alimentos y productos energéticos. El periodo precedente había comportado sólo la penetración del capital, y en general no la de la producción industrial tecnificada, en estos cam-

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Page 43: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

·· ·.,. P,o?,;j~;~~al ·era ~na,·;~~ l.as. ra~o~es de que .. 1os -mis.Jl\os (éon'.iCb~jo) · · ' fl!ese.ti..< 1n~e(sl<?rr pre.Qilect.a ~rr· la · :exportación .. de . capital a paJses

··" sSiB'cl.~s~rl:ólla.Qos, cosa .qu:e ahora ya no. ocurre. · . . · 'b) Introdl,l.cción sistemátic¡,¡. de la investigación científico"téc­

\nl.aa eri el proceso productivo, como parte constituyente de él., Lo cua:llleya·consigo: '

.. (b¡) Acortamiento del tiempo de renovac10n del capital fijo. (b2), La innovación tecnológica permanente obliga a gestar y em­Pl<?-~r una fuerza de trabajo cuya cualificación no está vinculada a

• uri- ·concreto proceso productivo, no es empiria, sino preparación <;ientífico-técnica << abstracta». (b 3) Automatización, ligada a un cap:1bie fundamental en el tipo de actuación del hombre en la pro­dl,lcc-ión, cambio vinculado a su vez con el diferente tipo de cualifi­cación mencionado en (b2).

. Lo dicho bajo 'a) implica una tendencia a la igualación de la . composición orgánica del capital (en el sentido de un fuerte tirón hacia arriba) de todos los sectores decisivos, incluida en esto la ten- . déncfa .a eliminar la tradicional especificidad económica del sector <<agrario». Esta tendencia a la igualación (por ascenso general) de la productividad · no sólo no significa que desaparezcan las sobrega­nancias debidas a productividad superior, sino que, al contrario, hace Qe la lucha por ellas un motor fundamental del sistema, pues ya ·explicamos que, en régimen capitalista, el ascenso general y la igualdad tienen lugar precisamente a través de la lucha general por la desigualdad. De hecho, vuelven a ser fundamentales, como fuente de sobreganancias, las diferencias de productividad entre sectores y/ o empresas, y ya no especialmente entre países.

Por lo que se ·refiere a la relación entre países avanzados y sub­desarrollados, el modo de relación efectiva de desigualdad entre p~ise's vuelve a ser el intercambio << desigual» de mercancías 7, y ya

7 El concepto de << intercambio desigual» que aquí aceptamos es enteramente dis­tiiito del que hemos rechazado en IV.S. Para exponer brevemente t¡ué es lo que

. ahora. entendemos por «intercalJlbio desigual», consideremos el caso de dos espacios e~\)~ótp.icos distintos, entre los cuales, por lo t¡¡nto, no hay unifqrmización de precios, ,r\i de· salarios, ni de tasa de ganancia. La ley del valor actuará por separado en cada 1/.f!cil~e· ellos, peró supongamos también que algunos productos en con<;reto se inter­<;ambian entre esos dos países (entendiendo por «país» el •espacio económico• en el .sentido 'dicho) , y supongamos que esta transacción es libremente aceptada por ambas p~rtes, e,n cuanto que ambas «ganan• en ella (entiéndase: ahorran tiempo de trabajo éri ·comparación cori una situación de no intercambio). Esto sigrüfica: que una parte q¡:~,tra]:lajo realizado en el espacjo Z es trabajo socialmente ne.cesario en.el espacio X,~ el, pa¡S'··X popr4 ·pagar el producto importado de z de acuerdo , con la parte de su (4.é' ~ trabajo sociafrru!nte necesario total que ése producto representa. Y lo riüsmo redp¡;-ocamente. Así, pu·es, la reducCión .de tra~ajo real a socialmente necesario tiene

., 1

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no la, inversíó.ri ·de, capital de: lo~ páíses avan~ados eri'lós· sühtles:; .. arrollad0s. Esta última, además de .no ser ya--especi~lmente bri~~1> tada a la producción de materias. primas,. existe preponderantemente: en la forma de participación de ' capital extranjero en empresas ·· autóctonas. Y, en todo caso, dentro .del movimiento internacional de capital, la inversión en países subdesarrollados (característica del período anterior) tiene hoy mucha menos importancia que la inver­sión de capital de unos países avanzados en otros de esos mismos países y la constitución de empresas con capital de varios países avanzados . . Estos hechos tienen la interpretación siguiente: ya no se trata de creación y' ampliación de un espacio económico secundario para el capital de este o aquel país, sino que se trata de internacio­nalización del capital mismo. Por lo tanto, ya no es cuestión de división del mundo en zonas de dominio de este o aquel <<imperia­lismo>> nacional, como ocurría hasta la Segunda Guerra Mundial. Por esta misma razón, los países subdesarrollados tierien la situación político-administrativa de Estados, y ya no de dominios de los países avanzados; porque, en efecto, la configuración económica del capi­talismo actual no es ya la de una serie de capitalismos nacionales delimitados uno con respecto a otro, a alguno de los cuales debiese pertenecer (como parte de su espacio económico secundario) el país atrasado del que se trate en cada caso.

Por otra parte, la incesante innovación tecnológica significa que el tiempo de renovación del capital fijo es menor, esto es: q11e ese capital debe ser amortizado más rápidamente. Esto, unido al mayor peso relativo del capital fijo dentro del conjunto del capital, hace que sea mucho más grave el caso de que una inversión no rinqa lo que se esperaba de ella. O sea: obliga al capital a prever eón exac­titud todos los factores y a cuidar de que sus previsiones se cumplan. Salarios, precios, etc., son cosas que el capital debe tener calculadas de antemano; pero esas cosas están determinadas por factores ex­ternos a la empresa, factores que, de una manera u otra, cubren la

lugar del siguie~te modo: de trabajo real en Z a socialmente necesario en X. y vice­versa. Evidentemente, en el caso de que el nivel general de productividad de X sea ' sensiblemente superior al de Z, la indicada manera de hacerse la n:ducción de trabajo real ~ socialmente necesario significa que, en términos de trabajo real, X «gana• y Z «pierde•, aunque ambos •ganen•• en comparación con una situación de no inter­cambio.· Como puede verse por la explicación que acabamos de dar, se trata de la reducción del trabajo real a trabajo abstracto, y no (como erróneamente se dice a veces) de una « transferencia de valor>> . No tiene sentido hablar de •transferencia de valor», ya que, por ~ipótesis, se trata de dos espacios económicos distintos, y.; por lo tal\to, no hay ninguna medida objetiva de valor situada •entre•• o «por encima de» ambos.

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totalidad de la vida social. De ahí que, en el conjunto de la so­ciedad, se desarrolle una programación por cuenta del capital , pro­gramación que abarca más cosas ·cuanto más perfecciona sus mé­todos.

VI

LA PRESUNTA «CONCEPCIÓN MATERIALISTA DE LA HISTORIA»

Desde el comienzo mismo de este trabajo ha quedado fuera de consideración el llamado <<materialismo dialéctico». Además de que no lo consideremos como marxismo ni como filosofía, no tenemos obligación alguna de ocuparnos sistemáticamente de él , pór la sen­cilla razón de que no está en la obra del propio Marx y, por lo tantÓ, no forma parte de nuestro tema.

Sin embargo, si d <<materialismo dialéctico>> se presenta como una nueva filosofia que, cambiando (para la naturaleza y para la historia) él concepto de las leyes de movimiento, haría posible com­prender en términos de tales leyes no sólo la naturaleza, sino tam­bién la historia, ante todo aparece el «materialismo histórico>> como aquella· concepción de la historia que se pretende hacer pósible por esa vía. Y del «materialismo histórico>> no podemos desentendernos sin más, puesto que él mismo afirma como su <<carta magna>> un párrafo de Marx 1, el párrafo que más se cita, el que es asumido como una especie de <<credo>> del << marxismo>> vulgar.

Por el papel que ese párrafo desempeña en las exposiciones ordi­narias del << marxismO>>, podría pensarse que se trata de un texto muy cuidado y situado en algún lugar estratégico de la obra de Marx. A no sú que (como de hecho ocurre) se recurra siempre a ese texto por la sencilla razón de que no hay otro que, dentro de la obra del Marx maduro, . parezca valer para documentar lo que se pre­tende; o, más exactamente, otros pasajes sólo podrían ser interpre­tados en el mismo sentido si se los examina a la luz del citado y de la lectura supuestamente unívoca del mismo, lectura que precisa­mente vamos a discutir.

En efecto, vamos a ver que ni las características del texto en

1 MEW, Xlll, pp. 8-9 .

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: >bJ~iirsri per~iten. ·~uroner qtie en 'él pueda: esrar. ·expresa~o~ ~~ tün:í~~ · . inento teórico de la: ,tarea mar~'iana: ni tampoco el texto dice exacta-, mente 1~· que :sé su«le creer. ·

En primer lugar, el párr,afo a que nos referimos pertenece a un . prólogo, el de Zur Krítík der politischen tJkonomie, prólogo que, como suele suceder, es externo a la obra, justificado por razones accidentales, pero teóricamente innecesario. ·

En segundo lugar, el texto es de carácter retrospectivo y auto­·biográfico. Marx -está narrando las investigaciones que hizo, los problemas que tuvo· y los resultados a que llegó. Y, tal como ya · dijimos 2 que hace con la presunta filosofía <<general» situada crono­lógicamente · en el nivel de Die deutsche Ideologie, Marx no des­miente expresamente esos resultados tempranos, pero los deja :ahí, y,. en cuanto empieza a exponer su obra en curso (que ya es, en el proyecto, Das Kapital, aunque todavía no lleve este título), aquellos r~sultados no aparecen por ninguna parte como elemento t~órico presente. Se han quedado en prólogo, externo a la obra, y, además, dentro de una narración de la evolución intelectual del autor, en la cual aparecen situados, sin pretensión de exactitud p¡atemática, pero claramente situados, entre 1844 y 1846, en dos trozos de discurso separados por la mención del traslado de Marx de París a Bruselas, que tuvo lugar en febrero de 1845.

En el primer trozo, después de mencionar su «Crítica a la Filo­sofía del Derecho de Hegel, lp.troducción», que data de 1843, Marx escribe lo siguiente:

Mi investigación desembocó en el resultado de que las rela­ciones de derecho, así. como las formas de Estado, no deben ser comprendidas a partir de sí mismas, ni tampoco a partir de la llamada evolución general del espíritu humano, sino que enraízan en las relaciones materiales de vida, cuya totalidad Hegel, siguiendo el precedente de los ingleses y franceses del siglo XVIII, compendiít bajo el nombre de bürgerliche Gesell­schaft, y de que la anatomía de la bürgerlíche Gese/lschaft ha de ser buscada en la economía política 3 •

-~1 concepto hegeliano bürgerliche Gesellschaft debe ser conside­. rado aquí como el de la sociedad de individuos productores y consu­, midores de mercancías. Es, en efecto, el concepto de la sociedad

de individuos libres, cada uno de. los cuales decide libremente su actividad y es un sujeto de necesidades a satisfacer: y de manera

2 Cf. I.2 y I.3. 3 MEW, XIII, p. 8.

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<- ·' '"; >~7!),¡;:~, ;$~:-..? :\~t;: s< :<fi:·- . • .:-: ·_:· • • • .. . --~· '1 t \ ._.,.... ••• • • • • " • • • ; • •.'.1 ; • • ' ' ••••• '.:·,, --- •• ~ .. -: 1 ¡

que ·~Sta ~ <<Jl!i~t~ra , de, n,<::ce~id~d: n·átur~l~ :Y: pJbedtío•• 1 :n6 ·puede~sati~~> : ··.·· facerse st no ·.es por .medio ~e· otra individua:liqad del mismo tipó;. · por 1~ cual . «el. fin egoísta, en su realización así condicionada por. la umversahdad, fundamenta un sistema de general dependencia · recípro~a>> 5. Esto es, en términos marxianos, la sociedad basada en la producción de mercancías, la cual, . parll, Marx;- según ya hemos mostrado 6, sólo puede darse como modo de producción capitalista.

:o:r otra p~rte, esa <<Sociedad civil» (bürgerfiche Gese/lschaft) es, segun el propto texto de Marx que se cita, aquello <<cuya anatomía ha de __ l:m_scarse en la economía polít~ca>> . Cuando Marx dice <<eco­nomía política>>, piensa, en primer lugar, en un fenómeno histórico" intelectual muy concreto, que comienza en la segunda mitad del siglo.xvn (Will_iam Petty), alcanza .su forma clásica en A. Smith y D. Rtcardo, y se desfonda a continuación; piensa, en seguñ'do-lugar, en lo que se pone de manifiesto en esa elaboración intelectual, en lo que es -terp.a de la misma. Marx analizó muy ampliamente el fenó- -­meno «economía política>> 7, mostrando que es precisamente la e~­tru.ctura de la sociedad moderna, de la sociedad <<burguesa» o ca:pi­tahsta, lo que allí se trata de describir. Cuando los autores en­globados en ese <<~orpus>> se pierden en hipótesis de tipo genético, tratando de <<e:g>hcar» cómo se llega a la situación que describen como presentei.~a~~ los llama. constantemente al orden, reprochán­doles que lo que sltuan en ongen no es sino uno u otro elemento estructural de la propia sociedad burguesa artificialmente aislado del c~n~exto que impli~a! que, si pretenden hacer de las categorías economtcas un uso genettco-evolutivo, ignoran el verdadero carácter de esas categorías, que es el de _p_ermitir «Construir idealmente>> la propia: sociedad moderna. Así, pues, ~s la sociedad moderna, 'y no otra, aquello <<Cuya anatomía ha de ser buscada en la economía política». Y, además, si ha de ser buscada en esa ciencia ha de serlo ~recisame~te mediante la crítica de ella, porque la ec~nomía polí­tica (conscientemente o no) hace de la sociedad burguesa un abso­luto; es revolucionaria mientras (o, más exactamente, en la medida en que) lo ~~la propia sociedad burguesa, en la medida en que ésta trat~ d.e · aftrmarse como la formación social válida frente a lo pre­capltahsta; pero se convierte en apologética (sea en la forma de de" fensa ~~r~ y simple del orden existente o en la de querer «demostrar>> la postbdtdaq de reformas que en realidad son chapuz'as sincréticas)

: H~GEL, Gi-undlinfen der Philosophie des Rechts, par. 182. Ibzd. , par. 183.

6 ct. n y m. 7 En pa:riicular, .tal análisis es el contenido de Theorien über .den Mehrwert.

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• ·' ¡

~n- cuanto la sociedad burguesa ya no está en el problema de su im­plantación frente a.Jo anterior, -sino en el de su defensa frente a su propia contradicción interJ!a._ -

- Así, pues, las dos determinaciones que el texto nos da acerca de lo que es esa bürgerliche Gesellschaft a partir de la cual deben ser «comprendidas» tanto «las relaciones de derecho>> como «las formas de Estado>>, remiten a la sociedad moderna, Y no a una . «base>> de cualesquiera sociedades en general. Marx no formula . aquí tesis alguna acerca de <<la historia>> .en general. . . . - Sigamos con la lectura del párrafo al que nos vemmos refmendo. Marx dice que, entonces, se puso a trabajar sobre la economía polí­tica, y que este estudio, iniciado en París, continuó en Bruselas; · estamos, por lo tanto, en 1845. El- <<resultado general>> al que Marx llegó entonces se formula comenzando del siguiente modo:

En la producción social de su vida, los hombres contraen determinadas relaciones necesarias, independientes de su vo­luntad, relaciones de producción que corresponden ~ un deter­minado grado de desarrollo de sus fuerzas product_1;as mat~­riales. La totalidad de estas relaciones de producc10n consti­tuye la estructura económica de la sociedad, ... 8•

La <<totalidad>> de las <<relaciones de prodúcción>>, ahora mencio­nada, es lo mismo que aparecía designado como <<Sociedad civil>> (bürgerliche Gesellschaft} en el trozo anteriormente comentado. Pero ahora aparece un elemento nuevo: esa totalidad <<corresponde a un determinado grado de desarrollo de sus (i. e.: de los hombres) fuerzas productivas materialeS>> .

A primera vista, esto parece sugerir algo así como que el des­arrollo de las fuerzas productivas sea esencialmente un continuum, al menos como tendencia, aunque no tenga lugar de manera uni­forme ni fácti<;:amente continua; y parece sugerir también que esa tendencia al desarrollo de las fuerzas productivas se da por su­puesta, o, como dice Beaufret, <<va de soh» 9• Y así tendría q~~ ser, si el texto que estamos comentando presentase una concepc10n de <<leyes de la historia>> . En tal caso, la historia estaría regida de ma­nera general por una tendencia al desarrollo de las fuerzas produc­tivas; por lo tanto, esta tendencia sería en sí misma ilimitada; las limitaciones o trabas serían impuestas en cada caso por la totalidad de las relaciones de producción a partir de un cierto momento. (

8 MEW, XIII, p. 8. -9 BEAUFRET, obra citada en la bibliografía, p. 136, nota.

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/

Pero no es .ese el caso. Para. Marx, la tendencia al desarrollo de las fuerzas productivas no <<Va de soÍ». Por el -Gontrario, Marx ex­plica _en Das Kapital cómo es el modo de producción mod-errio (o capitalista) el que lleva consigo el principio del desarrollo ilimitado de las fuerzas productivas 10

• La transformación técnica no «Va de soh», ni es algo neutro. Lo que hay tras esa transformación, como esencia de ella, es la ontología de la mercancía, el valor, el <<trabajo abstracto>>, en una palabra: el << modo de ·producción moderno>>,

Es cierto que Marx, tal como dice Beaufret, <<DO piensa la esencia de la técnica>>. Es cierto en el sentido heideggeriano de estas palabras, como sería igualmente cierto, en el mismo sentido, si, en vez de <<Marx>>, pusiésemos <<Hegel» o <<Nietzsche>>. Pero Heidegger distingue entre que algo no esté pensado y que esté no-pensado; lo primero es simplemente no estar; lo segundo es una manera de estar. <<La esencia de la técnica>> aparece como no-pensada en Das Kapital. La no-pen­sada <<esencia de la técnica>> está (como no-pensada) en la ontología de la mercancía, en la cual se pone de manifiesto la <<estructura>> que Marx llama <<modo de producción capitalista>>.

Beaufret alega, como prueba de que <<la técnica>> es para Marx algo <<neutro» e <<instrumental», el hecho de que Marx atribuye a <<la burguesía» la operación de la transformación técnica y, a la vez, espera que sea <<el proletariado» quien se constituya algún día en sujeto de -tal operación 11

• En la transformación técnica, según Marx interpretado por Beaufret, la burguesía es el sujeto como en su día lo será ei proletariado; luego -dice Beaufret- la técnica misma es algo «neutro» y <<meramente instrumental». Y, a continuación, Beau­fret pregunta: <<La technique est-elle vraiment cet élément neutre qu'elle est pour tout un chacun, y compris pour Marx? Ou penser ainsi est-il etre "totalement aveugle devant l'essence de la tech­nique"? En d'autres termes, la technique n'est-elle pas dans son essence, du moins pour nous, Occidentaux, le sujet lui-méme dont bourgeoisie et prolétariat ne seraient que des prédicats.?» 12

• Perfecto. Beaufret no se da cuenta de que, con esta última fórmula (sub­rayada por nosotros en la cita), ha hecho una valiosa aportación en el sentido de expresar lo que Marx verdaderamente dice, y no lo que Bea:ufret le atribuye. Basta con que, donde dice <<la técnica», pon­gamos <<el modo de producción moderno». No se trata de que la técnica sea neutra, sino de que del modo de producción moderno,

10 Cf. II, I1I y IV. 11 BEAUFRET, obra citada, p. 146. 12 !bid., pp. 146-147. Subrayamos nosotros.

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estái en efecto, esencialmente marcado por «la esencia nica».' Burguesía y proletariado son, en efecto, predicpdos del r"'"'""fll sujeto, o · sea: aspectos· de la misma única. estructura, la cual puede ser .entendida como totalidad. ·si Marx atribuye a <<la nur-1111e~

f sía>> la transformación técnica del mundo, ello· podrla ser una cripción de la fase inicial de esa transformación, pero tam

· puede ·ser (y nosotros preferimos suponer que así es) una tesis ' esencial, si por <<la burguesía» · se entiende <<la sociedad esto es: ef modo de producción moderno, y1t que el

·1 mismo sól0 existe en . la medida én que ese modo de producción l mantiene de alguna manera, y esto quiere decir: inclusive ""' "'"'·<""' ) ~odo el proceso histórico-mundial de la transformación G!aria que Marx prevé como posibilidad. Mayor claridad sobre esto se aportará aún en capítulos posteriores. Entretanto permítasenos protestar una vez más por el hecho de que Beaufret traiga de nuevo a colación entidades que, como <<la Rusia soviética» o <<China», tienen papel alguno que desempeñar en una exégesis de la obra de Marx ..

Continuamos con nuestra lectura:

La totalidad de estas relaciones de producción constituye la estructura económica de la socl.edad, la base real sobre la cual se yergue un edificio jurídico y político y a la cual corres­ponden determinadas formas de conciencia sociales. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso social, · político y espiritual de la vida en general. No es la conciencia . de los hombres la que determina su ser, sino que, a la inversa, es su ser social lo que determina su conciencia 13•

Observemos, en primer lugar, que la llamada <<base real» es una ' «totalidad de relaciones», una <<estructura», y no «hechos». . Una «estructura» o ,«totalidad de relaciones» .es: un complejo no ·

empíric.o, sino construido idealmente, .con. elementos de naturaleza .· ~~imismo ideal, en el que esos elementos no están simplemente yux-

. tapuestos, sino implicados UP,Q,S .Jm_ .. otrps,. complejo que contiene · sus propias leyes de movimiento internas y posibilidades de varia-...i···· ción. Lo que Marx establece como «el modo de producción mo-de;iíó,, en Das Kapital es una estructura en este sentido.

Una estructura «Se realiza» en unos hechos empíricos. Cuando .....----· ·' . . . .., ~- ' ' ' '

13 MEW, XIII, pp. 8-9.

96

. . . • •. . '. ! ' . ' ' ··. .''f;~;~\;?~·<.:"·;. Marx. dice· que 'l'á ·~e~wctur¡t es «¡¡:conomica»¡ qmer.e decir, segun· paráfrasis· que 'él misirto hace rinas líneás más abajt,; que lbs heéil'ós,.. empíricos en los cÚ~les se tealiza esa estructura ·son todo!( ellos' hechos ·<<materiales>>, ~sto_ es: << que pueden · y · deben se't · constatados con la exactitud propia de las ciencias de la naturaleza» 14• :' /

Pues bien, no hay nada e.n la obra de Marx que permita atribuir a este autor la supc>sición de que, para alguna otra «Sociedad» que \\ ' la moderna, haya de poder ser e-stablecida una <<estructura» (en él ( :· sentido expuesto) que se realice enteramente en datos <<m~teriales'>i• ·, ·. (también en el sentido dicho). En otras palabras: Marx nunca pre~ 1

tendió que fuese posible escribir el equivalente de Das Kapital para otra << sociedad>> que la <<moderna».

Por lo tanto, tampoco los conceptos enunciados en el párrafo de Marx que estamos comentando pretenden aplicabilidad directa al análisis de otra cosa que la <<SOciedad moderna».

Permítasenos, además, señalar lo significativa . que resulta la·; constante referencia a un texto como el del prólogo de Zur Kritik, 1 · donde la relación de <<las formas jurídicas y políticas», etc. a <<la \ base económica» queda caracterizada únicamente por expresiones como <<edificio que se yergue· sobre». Aun admitido que · se trata sólo · (al menos directamente) de la sociedad moderna, esas fórmulas no pueden bastar, y, de hecho, en Das Kapital, Marx traza (como luego veremos 15

) una verdadera génesis de la ideología a partir de la ley del valor; no se .limita a decir cosas como que lo uno <<reposa sobre» o' <<Se yergue sobre>> lo otro. Por eso decimos que es significa'

7 tivo que el texto más corrientemente tenido en cuenta al respecto sea el del prólogo de Zur Kritik, a partir del cual la escolástica pseudo­marxista ha montado conceptos tan romos como los de <<infraestruc­tura>>, <<superestructura», etc.

El texto de Marx que comentamos continúa del siguiente modo:.

, En un determinado grado de su desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con lasc relaciones de producción existentes o, lo que es sólo una expresión jurídica de ello, con las relaciones de propied¡1d· dentro, de las cuales se habían movido hasta entoncés. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, ·esas rela~ ciones se convierten en cadenas de las mismas. Entra entonce's

· uria época de revolución social 16•

' 14 !bid. , p. 9 . 15 Cf. VIII. 16 MEW, XIII, p. 9.

97 ., ' ,<'

Page 48: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

\.

Despu~s de la·\int~rpretación que hemos hecho de toda la parte preéedente 'tlel párrafo, es claro que esta concepCión del surgimiento de: una <<época de revolución social» sólo puede referirse de manera directa a la crisis potencialmente revolucionaria de la sociedad mo~ derna, y que no es en absoluto una <<ley>> referente a <<sociedades>> en general.

· No es preciso seguir con el comentario detallado del párrafo, ya que, tras todo lo dicho, el sentido general que damos al mismo está suficientemente claro. Quedan, sin embargo, algunas observa­ciones por hacer.

El hecho de que la noción de una <<estructura económica>> o << tota­lidad de relaciones de producción>> no sea de validez general en la historia, el hecho de que no sea una «concepción general de la his­toria>> , hace cambiar también por completo el sentido de la refe­rencia de esos conceptos a la propia sociedad moderna. Ahora ya no se trata del Erkliiren que Beaufret 17 atribuye en tono de reproche a Marx. Erkliiren designa aquí la noción de <<explicar>> que procede de la ciencia de la naturaleza, y, por lo tanto, significa: habien~o postulado la posibilidad de reducir todo fenómeno a otros de un tipo determinado, efectuar esa reducción en un caso concreto. Esto sería lo que ocurriría si alguien, habiendo postulado la reductibi­lidad de cualquier mundo histórico al complejo de una <<estructura económica>> <<Sobre la cual» << Se yergue>> un edificio de ideas y formas, se pusiese a buscar cuál es esa estructura, etc., en el caso concreto de la sociedad moderna. Pero Marx no hace eso. No presupone el concepto de una estructura económica para luego buscar cuál es ella , en la sociedad moderna, sino que muestra el carácter peculiar de la sociedad moderna haciendo ver que esa sociedad aparece como una estr~ctura económica; el concepto mismo de estructura económica se genera, para Marx, en el análisis de la sociedad moderna.

Visto que Marx no sustenta en absoluto la llamada <<Concepción materialista de la historia>>, entonces, ¿qué «concepción de la his­toria>> sustenta? La pregunta es viciosa. Se pide en ella una concep­ción de cómo se rige en general la historia. Y aceptar esa ·pregunta equivale a negar en general la historia o, lo que es lo mismo, a <<explicarla>>, a, siguiendo el modelo de la moderna ciencia de la naturaleza entender también en la <<historia>> por «Conocimiento>> de-un fenó~eno ~su reducción a un tipo de conceptos preestablecido.

\ _ _ Precisamente porque no hay ningún concepto suprahistóriCo de la historia es por lo que no cabe evitar un cierto apoyo en el análisis

17 BEAUFRET, obra citada, p. 148.

98

\ .. ·.,•,, ... 't

., '· '•. ,1• 1,'

de la sociedad. mode¡;na para describir. fenómbn(i)s que . están fuera de ~lla. Las . indica<5'iones de Marx acer~a d~ fenómenos pert~ne­cientes al ámbito de la Antigüedad, de la Edad Media, .et~., tienen frecuentemente carácter <<económico>>; el propio concepto de << modo de producción>>, teóricamente idéntico c.on el de <<estructu~a eco~Ó, mica>1 y, por lo. tanto, teóricamente fundamentado sólo en el análisis de la sociedad moderna, es empleado a veces por Marx 18 en ·sus referencias a lo <<antiguo>> , «feudal», << asiático>>, etc. Ello es debi9o, en buena parte, a que generalmente esas indicaciones están in­cluidas dentro del análisis de la sociedad moderna y tienen carácter de contraconceptos expositivos. Pero también es debido precisa-

/ mente a que no es posible tratar la historia saltando pura y simple­~e~te por encima de la peculiar historicidad que nos es propia y sltuandose en alguna «Concepción general».- .

18 e · · b · 1 · • omo, mas a aJo, en e mtsmo parrafo que hemos estado comentando a lo largo de este. capítulo. ·

99

Page 49: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

.- � .

V· /:.�¡.i,· .\ . ,. ¡ 't.' ,;1; .·-¡ . . ' . \. ;:··�\ '. ,_ 1 ·:, ;. ·¡-.,' ' ' .,. ·; .; . :·· ' 1'

.. �L.A.,NQ€IÓN DE UNA ONTOLOGIA

YiNUESTR·A LECTURA DE MARX·

. De cierta cosa (pongamos: cierto bloque de pied�a extr�ído . ?e

unas ruinas) preguntamos qué es. No pedimos cualqm�; predtcacton

�ccidental acerca de la cosa en cuestión, sino. la mencton de s� «na­

turaleÚt>> . Sin embargo, según en qué ámbito se formule y enttenda

1.� pregunta, podrá respondérsenos: o b�en que es un bloque de tal

0 cual constitución química, de tantos ktlogramos de peso, en forma , d� prisma cuadrangular; o bien que es un ábaco. Amb�s respuesta,s

· son exactas y ambas corresponden a la pregunta, mtentras no se

�specifique 'en qué ámbito se ha formulado és�a. Que

_la re�pu�sta

pertinente sea la una o la otra depende de cual sea dtcho amblto.

Provis�onalmente y para ente�dernos, podemos decir que la cosa es

«físiCamente» lo uno e <<históricamente>> lo otro. . . . , · · Lo que acabamos de esbozar es la noció? general de la dtstmcton

entre ámbitos 0 <<regiones>> de lo ente. Dehberadamente nos h�mos

. ¡p.oy·a·d� �n

· un ejemplo en el que la cosa es �at�ri��mente la,

mts_ma

·en uno y otro ámbito, para subrayar que hl �bstmcton enh:e. ªmbt.to

de Jq eqw .e� algo es�ncialm�nte dJferent� de Uf!a front.era mate.gªl. · ··La. predicación como tal, la referencia de un predtcad� a �lgo,

es lo que significa la palabra es, el verbo ser. Las dos pred1cac10nes

qu�.acabamos de citar como ejemplo pretenden a�bas expresar�� «naturaleza» o <<esencia>> de un mismo «esto», y, sm e�b�rgo, . son 'incompatibles entre sí; simplemente pe�enecen a ªmbttos dt�­

tintos. La pregunta contenida en la expreston con un luga: _vac10

��sto es . .. >>, referida al «esto» del ·ejemplo, sólo queda suf�cten_t,e­

me�te formulada cuando sabemos si se pi:de 'una det�rmmacton

del. tipo <<prisma cuadrangular de tal composición químtca, ta�tos

kilogramos, etc:» 0 una del tipo «ábaco>>. Puesto ,que el «esto» . . e.s, lJ..J;lO ,

sol� y el mismo, la indefinición de la pregunta solo puec,le r��p?nder ··.

· a. q�e �l es tiene que ser. determinado como uno u otro q1odo d� <��S>>· ', 100

< ' ' . . . . . ' ··,

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En,, �tr�� ·:p.�

(a?r.�_s,:• �� .. '5ii�.t�i;J.c�ÓI\J entt;'e �á;nibifo�·;d�.).Q.�Jl,Í$!¡1:�·�: :·11-�t\t;

toqo; ·una i;hstmc10n entre· maneras· del ser .. \' · .'·'. ·� . ! · ,. ,: . . , \H�y;· pues: 'un� dh.e�sidad· 'd e· �odos en·:qu� �ti�ne' lugar· �s�·*'i:·; Hay,·.en consecuencia, para cada uno de ·esos modos P,el sei O• 'ám�. ' bitos de lo ente, Una a·veriguaéión sobre en qué consiste «Ser>> eÍJ.J ef án;tbito o modo respectivo. Eso es lo que llamamos una. ; m:ztol�J/ía particular.'

· · · '

Lá averiguación ontológjca no pide predicados que sigan a:' �eS>>, sino que pregunta acerca del <<es» mismo. Llamaremos investigaciori óntica a toda investigacién acerca :de entes; ella pregunta .qué· es esto y·.qué es aquello, y pide predicados que sigan a «eS?> .' Por el contrario, llamaremos investigación ontológica (o simplemente onto-logía) a 'la pregunta sobre en qué consiste ser. . . . , , •

No debe entenderse qué la diversidad de ontologías particulares sea una yuxtaposición de cosas pura y simplemente distintas entre sí. En todo caso, cualesquiera que sean las relaciones que haya dé· haber entre .ellas, todas ellas tienen en común 'el que no tratan de entes, sino del ser; no de lo ql{e aparece, sino de en qué estriba el aparecer mismo. Por lo tanto, el fundamento de toda ontología. es: la, distinción entre lo ente y el ser; la consideración de que, p'!lestÓ que esto es . . . y aquello es ... , hay también -y ante todo� esto: 'ser; la cuestión de qué queremos decir cuando decimos «ser», a dife­rencia de cuando mencionamos un ente, uno u otro, cualquieta o inclusiv� •todos. Ahora ya no se trata de' la pregunta ·por el especí- . fico modo de ser propio de cierto ámbito de entes y (consiguiente-' mente) por la diferencia entre unos y otros modos de· ser; de lo 'que se trata es de qué buscamos cuando lo que buscamos no es' nada ente, sino el ser de algo ente; se trata de qué queremos deéit é:n geñeral cuando· decimos que no preguntamos por lo ente de que se trate, sino por su ser. _g��� cuestión (en qué consiste en ge��ral .. ��r, a diferencia de tod,g f!nf..e) f!!S, pues, la que determina qué ha ·de ser (y, . f por lo tanto, cómo ha de ser) �ualquier ontología particular; és;p�es, lo. que hace posible cu�lquier ontología particular y lo que la gobierna de antemano; en virtud de este su carácter de fundamento ae 'todá ontol'ogi�tñamanros a la mencionada cuestión ontologíafundamen:t<Zl• ·r .

Lo que·l}.emos llamado <<ontología» es lo que. liamamos /iJosoií�;i •. ·· .. · , .0:: · Reéogierido un modo de expresión aristotélico, llamaremos «filosofí�, · ': primera» a la ontología fundamental. . .\ ·

Fenómenos esenciales a la historia de la filosofía hacen qué el prqble.�a de la ontología fundamental aparezca generalmente con� 1 templado desde o· con motivo de algo que en sí mism.o es. una onto• · logia. t:e,giopa:l.

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Page 50: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

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Así, pdr ejemplo, desde un punto de vis.ta sistemático, la <<Crítica de la Razón pura» tendría la pretensión de suministrar ias . líneas . básicas de una ontólogía particular de un cierto ámbito de entes, a. saber: lo que Kant llama ,,Jos objetos de la experiencia» o «lo� objetos del conoéimiento>> o, si se prefiere, «la naturaleza>> , ámbitd distinto de otros tales como el de «los objetos de la voluntad» o «las accioneS>>, Sin embargo, esto es cierto sólo a medias, pues lo que fundamentalmente ocupa a Kant no es desarrollar el contenido de esa ontología (o sea: exponer sistemáticamente Jo que puede decirse a priori acerca de los objetos de la experiencia), sino más bien esto otro: que (por qué y cómo) la experiencia misma no es posible sin conocimientos a priori, que (y por qué y en qué sentido) Jos prin­cipios a priori son las «condiciones de la posibilidad>> de la expe-. ríencia, que (y por qué y cómo) las condiciones de la posibilidad de. la experiencia son a la vez condiciones de la posibilidad de los .objetos de la experiencia; en suma:!Ío que Kant se ocupa en poner de manifiesto no es tanto el contenido de la ontología (patticular) en cuestión como la posibilidad y la necesidad de una ontología, la distinción y relación entre la ontología y el conocimiento óntico, esto es: qué preguntamos cuando preguntamos no por ciertos entes, sino por el ser de esos entes; con lo cual ya está dicho que la problemá­tica constante en la obra de Kant es la de la ontología fundamehtalj

Un caso diferente, pero que entra dentro de la misma observa­ción general sobre los modos en que aparece en la historia de la filo-

. sofía la problemática de la ontología fundamental� es el de Aristó­teles. Es en la ontología particular de aquel modo de ser que se llama cpúcrL� donde Aristóteles elabora las nociones fundamentales . de su filosofía. La «metafísica>> de Aristóteles (o sea: su «filosofía pri-. mera>> ) es como el coronamiento de la «física>> y una extrapolación de sus nociones fundamentales; incluso la propia «física>> conduce, ·en definitiva, a un «más allá de lo físico>> , que, sin embargo, sigue siendo considerado a partir de lo «físico». La filosofía primera con­tiene 'ta fl�'a ,& cpumx&, ciertamente, en cuanto que también Aristó-

. teles acabará refiriendo el carácter de modo de ser primero y que propiamente merece el nombre de· ser al de aquello que está más allá del llegar a ser, más allá del nacer y perecer, más allá de la cpucrL�. Pero, al mismo tiempo, la propia expresión «más allá de lo físi­co» ((J.�'tcX 'tcX cpucrLXcX) dice que eSO está Siendo COnsideradO «a partir CÍe lo físico».

Debemos ahora preguntarnos de qué tipo es la ontología que;, según hemos querido demostrar, constituye el contenido de Das Ka­pita/. A primera vista, puede parecer que se trata de uha ontología

102

' � 1 , ·· ·:·:'_:··-�·,:,r·�;·.·, ' ' '\.· ·, , ' ,, particular, debido a la simple y superficial consideración, de, que no '¡ cualquier cosa es una mercancía; no lo es, por ejemplo, ·un poema. ' Sin embargo, lo que Marx pretende encontrar �omo la naturaleza , profunda .4.el m�ndo moderno, quizá aún no llevada ha�t� sus úl- (,: timas· consecuencias en el momento en que Marx escribe es el carácter de un mundo en el que todo cuanto es es sólo en Ía �edida en que es una ��l_�enos posible) mercancí� En el que el poema

sólo es en la medida en que tiene un «valor» en el sentido de la teoría del valor (por lo tanto, ciertamente, no en la medida en que es poe-ma). En el que la operación del poeta sólo se reconoce como «trabajo abstracto», y aun esto lo es sólo si se revela «socialmente necesaria» a través de la entrada de su «producto» en la universal relación de cambio_._

Así, pues, la· ontología de Das Kapital no es particular,. en'· . cuanto que no delimita un ámbito de Jo ente frente a otros. Se re�." fiere al todo de lo ente. Pero, al mismo tiempo, le falta algo par� ser �na ontología fundamental. Marx aprehende qué modo de pre­senctjl de lo ente pertenece como destino a la sociedad moderna pero no sabe cómo y por. qué ese destino arraiga en el ser mismo : . Para llegar a saber esto, para entroncar el marxismo en la ontología fundamental, para entrar en lo que Heidegger llamó «un diálogo fecundo con el marxismo» 1, habrá que dar al análisis marxiano qel"'', ' «modo ·<;Ie producción moderno» . una base, que no deberá estar en ninguna presunta «filosofía marxista», en ningún «materialismo histó­rico», en ninguna extensión de los conceptos de «ley económica» y

· «modo de producción» a toda la historia. Donde esa base deberá e�contrarse_

es en la historia o «destino» de la filosofía, del pensa­¡mtento occtdental, en ·la esencia de la metafísica. Marx resultará se_r el legítimo heredero de Kant y Hegel, y el pariente próximo de Ntetz¡sche; lo cual Marx efectivamente era, aunque sin saberlo. . �i bien es�a asunción de la filosofía, del destino esencial del pen­samtento• occtdental, como base filosófica de Das Kapital no está en Marx, los análisis que hemos hecho en capítulos precedentes demuesti;an que, en el Marx «maduro», en el Marx de Das Kapital,

el terreno queda libre para ese entronque filosófico de su pensa­miento. Queda libre porque no está ocupado por ninguna presunta concepción general («materialista») de «la historia», ya que, seg6n hemos ·mostrado 2, el llamado «materialismo histórico» (y, por Jo tantq, a fortiori el llamado «materialismo dialéctico») es desca¡table

,� HEIDEGGE�, Gesamtausgabe, tomo 9, p . 340. Cf. los capitules precedentes, en especial VI.

103

1¡ ' .

....

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: ·�� ,:l�,.)u� ·• d� ·· Dás , l(emit ·t- .: có�, indepe11,dén�ia' de ' llegado o no de facto a determ•nadas·cQn9ustones. ·,. AÍ,postplar que la historia es�ncial>dé-la filosofía asuma el papel <fe: báse ·para· la fundamentación e inte_rpretación de Das Kapital,

·podemos recordar que no .por casualidad el presente. trabajo co-· menzó con. una cita de Thomas Mann, quien en 1928 decía qpe las é�sas empezarían a estar en su sitio «cuando Karl Marx haya leído a· Friedrich HOlderlin>>3• Es así, aunque Thomas Mann, al designar en el mismo discurso a Marx (sin nombrarlo) como «Un teórico de la �ociedad educado en Europa Occidental» 4, parezca ignorar la ve,rf.IIW�.��-f.l!;lÓ.n de fondo para reclamar aquella <<lectura>>, a .. saber:

."',.,:' q�e, .al «leer a Friedrich Holderlin>>, Marx no baria otra cosa que ,. Íeerse más profundamente a sí mismo . . •.•. t .

3· «leh sagte, gut werde es erst stehen um Deutschland, und dieses werde sich

selbst gefunden haben, wenn Karl Mai:x den Friedrich HO!derlin •gelesen haben

werde. . . Ich vergaj3 hinzuzufügen, daj3 eine einseitige Kenntnisnahme unfruchtbar

bleiben mü(Jte.• Thomas MANN, Politische Schriften und Rederi, Zweiter Hand,

. 'Frankfurt a. M. (Fischer), 1968, p. 173.

4 /bid., p. 171. Esa caracterizacfón es, además, errónea de jacto. '

104

¡: 1

. '

··'· ·EL �ONCEPTO MARXIANO DE «<DEOL:OGfA». ,J • .•

' . ·

Bajo el título de <<ideología» incluyen las exposiciones habituales del <<marxismo>> todo eso que, según la consabida cita del prólog9 de Zur Kritik (ya comentada por nosotros 1), «Se yergue . sobre>> aquella <<base real>> que es la estructura económica; esto es: el <<edi­ficio>> de ideas y formas.

Los capítulos precedentes de este trabajo han llevado ese coll'­ceptb a una situación harto problemática. Por una parte, hemos descartado tanto el <<materialismo histórico» como la lectura habitual del citado prólogo. Pero, además, y esto quizá sea aún más grave, hemos mostrado que la llamada <<estructura económica de la so­ciedad �oderna>> es una constitución ontológica, esto es: ]lfl <<qué significa ser» , lo cual equivale a identificar, en Marx, la ontología '(esto es: la filosofía) con el análisis de eso que en el consabido texto se llama «la base real». Así, pues, rehusamos lo que Beaufret llama <<tarte a la creme du marxisme>> 2, a saber: la interpretación de la filosofía como «ideología>>,

Visto esto, ¿cómo situar en su verdadera dimensión la nocton marxiana de la ideología? Desterremos primeramente algunos equí­vocos.

� Es usual contraponer «ideología» a «ciencia». A su vez, la pa­labra �ciencia>> envuelve una ambigüedad característica. En un sen; tjdo. muy general, parece poder significar simplemente el descubri­miento, la ·patencia o presencia de la cosa. Por otra parte, parece justo restringir <<Ciencia>> al significado de saber Óntico, contra: poniéndola a la ontología. Pero, además, si tenemos en cu�nta ��� fa Eda3"M'oderna: acuñ.a un concepto rigurosamente propio de cuál

1 Cf. VI. 2 BEAUFRET� obra citada en la bibliografía, p. 132.

105

' '

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' � .es' el verdadero conocimiento de lo ente, la palabra <<ciencia» paree_� .

··destinada a designar únicametlte este modo modernamente válido de saber óntico3• La asunción ingenua de este último sentido d¡! la pa­labra ,:ci�ncia>; como idéntico con el primero, sin saber siquiera que se esté ashmiendo sentido alguno, sin darle siquiera expresión cons­ciente, y, por lo tanto, rehusando preguntar qué supuestos ha� en él, es la actitud del positivismo. Para el positivista, lo «científiCO» es simplemente lo que vale, lo verdadero en general.

En la usual contraposición de «ideología» y «ciencia», la «ideo­logía» apare�e, pues, como una especie de deformación de la imagen de la realidad con respecto a una «realidad verdadera>> o a una «realidad en sÍ>> . Esa «realidad en sÍ>> o «realidad verdadera>> sería el objeto y contenido de la ciencia; ésta expresaría la constitución, las «leyes>> , de la realidad verdadera, no deformada por la �deolog�a.

Por otra parte, la propia conexión entre «base real» e «tdeologta>> sería algo investigable por la ciencia (en este caso bajo la forma de la llamada «ciencia social»), es decir: pertenecería a la realidad ver­dadera, y no a la ideología misma. Significa esto que, dentro �el ámbito de la realidad investigada por la ciencia, figurarían conexiO­nes entre, por una parte, hechos materiales referentes a la vida de los hombres en relación unos con otros en la producción y, por otra parte, estructuras de deformación de la imagen de esa misma rea­lidad en la mente de los hombres, y precisamente de manera que Jo primero sería «causa>> y lo segundo «efecto>> , o lo primero determi­nante y lo segundo determinado .

. . -' Este tipo de concepción es inevitable si se admite la tesis, que hemos rechazado 4, del carácter general del concepto «modo de pro­ducción� y, consiguientemente, la del carácter asimismo general de la «ley» que relaciona el edificio de ideas y formas co� la «base ec�­nómica>> . En efecto, admitir estas dos tesis lleva cons1go sentar prz­mero como conceptos gen_(rr_a./es los de «base>> , «ideología>> y determi­nación de la ideología por la base, para luego encontrar cuál es esa «base» y cuál la correspondiente ideología en el caso de tal o cu�l sociedad determinada. Esto conduce inevitablemente a que la exph­cación de esos conceptos previos haya de ser de base naturalista,

3 Citemos un ejemplo de aparición cronológicamente sucesiva de los tres m�ncio­nados significados de la palabra «ciencia» en un mismo pensador. En el escnto de HEIDEGGER, Phiinomenologie und Theologie (1927, Gesamtausgabe, tomo 9, p. 47 ss.) , · ·se habla de «ontologische Wissenschaft> (la filosofía) frente a «ontische Wi�senschaft» . En la lección Was ist Metaphysik? (1929, ibid., p. 103 ss.), la pal�bra «WiSSe)lschaft» désigna el saber óntico. En el Heidegger de los años cuar�nta, cmcuenta y sesenta, « Wissenschaft» es generalmente el modo moderno de presencia de lo ente.

4 Cf. en especial VI, también 1.3, etc.

-106-

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física, ·ya que se das -admite corilp ·conceptos .Qe vaUde7;.. sup,rahistó­riCa .. Y: pór'Io mismo, nada tiene de extraño (al contrario:. lo'ex­traño es que .a veces··se evite) ·el recurs.o .a explicac�ones. de. carácte:r más o -�enos encubiertamente psicofisíológico. Lo cual encierra, entre ótras consecuencias, la paradoja de que, aun siendo una «SO­ciedad>> lo que se menciona como «base>> , la explicación de la ideo­logía por esa «base» se sitúa (por lo general de manera no explícita) en mecanismos que operan sobre el nivel individual, como .una in­fluencia de- <<las condiciones socialeS>> sobre el cerebro o la psique del hombre. Empecemos dejando sentado (por si hiciese falta) que estas con­secuencias son enteramente ajenas a cualquier aspecto o etapa de la labor y la actitud intelectual de Marx, cuyo rigor, a la hora . de considerar al individuo como responsable de sus actos, nada tenía que envidiar al de Kant. Y son ajenas las consecuencias porque también son ajenos los principios, cosa que, como hemos venido viendo, se manifiesta de manera totalmente. clara en la obra ma­dura tfe nuestro autor. Marx, en efecto, no estableció como concepto general y previo· eso de la «base», la «ideología» y la determinación de la segunda por la primera, porque, como hemos visto5, no estableció un concepto general previo de «modo de . producción» o de «estructura econó­mica>> , piua luego pasar a un caso concreto de ese concepto general (a sabet: •el caso moderno), sino que cualquier concepto general de ese tipo es una abstracción posterior a partir de algo singular que ·Marx logra descubrir como naturaleza y destino. del mundo mo­

derno. Por lo mismo, no hay un concepto general de «ideología>> . Lo 'que hay es que Marx, al descubrir aquella estructura o¡ltológica que él designa como «modo de producción moderno», encuentra que la misma es deJal índole que la propia actuación de ella,g,ttnera .YJ!a determinada apariencia de ella misma para sí misma, apariencia distinta de la manera en que esa estructura aparece para «nosotros>> (es decir: para el propio análisis que Marx realiza). Esto lo hemos adelantado ya al hablar de la distinción entre «forma>> y «sustancia>>�; ahora volven!mos sobre ello, basándonos fundamentalmente en el último parágrafo («El carácter de fetiche de la mercancía y·sti'·se� creto») del capítulo primero de Das Kapita[1. _. Deberá, permitírsenos, sin embargo, que empecemos este trata-

5 Cf. VI, etc. 6 Cf. 11.2. 7 MEW, XXIII, p. 85 y SS.

--107 -- ' '

Page 53: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

:.:: tiii�nto. �recogiend9·�algunas 'abservacibiies · procedéntes:''d.e ·c�pítul<is · ,anterl9res· de ·nuestro presente trab,ajo.' ·. · . . ''· · ' : . : · ·. · . · · · •, 7: · El hechor de ·que:en el mundo írioderno las' cosas sean mercancías

· determina �1 ser de las cosa.s en. ese inundo. No· hay 'primero una visión o versión «objetiva», material, de la <<realidad en si»,· de modo que, después, esa realidad entrase en una estructura («ley») histó­

, rica .. Cada cosa solamente es lo que es ya dentro de un mundo histó- ' rico determinado.

Así, por ejemplo, cuando dijimos que, en cuanto valores-de-uso · (o sea: entidades materiales, aún no económicas), las cosas son cantidades de magnitudes distintas 8, eti un primer momento pudo entenderse que esto concierne a las cosas <<en SÍ>>, ahistóricamente, con independencia de su inserción en un mundo histórico o «Sistema social». Sin embargo, ya entonces dijimos que no es así. Esa deter­fl1,inación de los valores-de-uso (o sea: de los entes, de las cosas) como cantidades de distintas magnitudes implica que todos los. ent�s son ·cantidades de magnitudes, y tal afirmación está fundamentada 1

'P..9f el hecho de que· las cosas han de poder ser mercancías, por el neCil.Q de que el valor-de-uso es el «Soporte material� del valor. Es la consideración de las cosas como mercancías lo que exige que las cosas sean cantidades de magnitudes. Recordemos cómo.

En primer lugar, fa relación de cambio consiste en que dos cosas distintas (lo cual supone la determinabilidad cualitativa de la cosa material) se cambian la una por la otra en determinadas propor-

. dones (lo cual supone la determinabilidad cuantitativa de la cosa material). Sin tener como valores-de-uso esa: doble determinabi­�idad, cualitativa y cuantitativa, esto es: sin ser cantidades de dis­tintas magnitudes, tampoco podrían la!' cosas ser valores-de-cambio.

·.- '· . Visto esto, y dado que el valor-de-cambio, según expusimos,· no es otra. cosa que la <<forma de manifestación» o «de expresión» del valor; el verdadero fundamento de que toda cosa (valor-de-uso) 'tenga. que ser determinable en un sentido cualitativo-cuantitativo deberá encontrarse en el hecho de que. todas las cosas son enten­didas·como cristalízaciones determinadas de «trabajo humano igual». Y, ·en efecto, la reducción del trabajo a «trabajo humano igual» signi­fica que ya no puede tratarse del trabajo que hay en esta pieza, sino de cuánto trabajo hay en general en una pieza como esta; la pieza es reconocida sólo como un ejemplar de su clase, como índefinidamente · repetible, o, lo que es lo mismo, las cosas son entendidas como canti, dades,de cosas.

'

8 Cf. Il.2.

_._f08 �

· Remes cita·do:i'nchiso una nniestra 'aÚn· más prófurid'a·dtNwfi:indil:�

· mentación: del pfopfo.ser natural de la:s cosas-por el mupd6'histótrco ·· en �1 que se.

_encuentra?. Cuando: al hablar del trabajp· 1gaal, ·sé: dí�t( · que

. las �an�tda�es de

_ �1 son cantldad.es .de 'tiee;��· · q_uizá pueda peh� ·. sar�e que e.sa dtmen�ton a la qu� llamamos ·<•tlempO>>' es '·afgb que 'Se entiende con entera mdependencta del carácter histórico del mundo mod�rn� o de cualquier otro. Pues bien, .ya hemos indicado qué· no es a

_st. Ciertamente, lo que llamamos <<tiempo» es una condición perte:-'1 - neciente al se� de las cosas: :ero la noción de un tiempo única e· igual, como un contmuó descuahficado y, por lo tanto, «infinito>>, en el' que no hay o�ra cosa que pu�tos (cortes) abstractos y del que no hay más que cantidades, se constltuye por lo mismo que. las cosas se consti-tuyen en «trabajo abstracto>> e <<igual». . ,

. Pues bien, tocamos el punto esencial cuando observamos 1� si­gmente: esa dependencia del modo de presencia de las cosas c·on res­pecto a la constitución del mundo histórico dél que forman parte. no apa�ece como tal para ese mismo mundo hist6rico, el cual, por el con­trano, A� por supuesto aquel modo de presencia de las cosas como perteneciente de manera <<natural>> y <<en sí» a las cosas mismas. Esto sucede porque la propia constitución del mundo-histórico del · que se trata

_no

_es patente para ese mundo mismo. En otras palabras:

. la «l�y economica» que rige el movimiento de la sociedad moderna 9 func�ona de modo ciego; la sociedad moderna cumple esa ley en la medida en que la ignora. · -

. ,

Al decir esto, no hemos hedío otra cosa que expresar de un modo mas general algo que ya habíamos enunciado reiteradamente a saber: qu� la d�terminación de la relación de cambio por el tiemp� de tra­�aJo soctalmente. nece�ario no es consciente, sino espontánea; que el ttempo de trabaJo socialmente necesario no aparece como tal 'en é : .. mercado, sino sólo en el análisis que nosotros hacemos de los fenó� menos económic?s. En el mercado, las mercancías no se cambian p0-rt

horas-hombre, s�no por otras m�rcancías; su valor no se expresa en horas-hombre, smo en las. canttdades de otras mercancías por las cuales se cambian. · . . . 0, S��: el cambio de mercancías es interpretado por. nosotros (por 1 el an�hsts que noso_tros hacemos) como uná igualdad de tiempos·de. trabaJO; pero no se mterpreta él a sí mismo de esa manera. Una cosa es lo que los

�fenómenos son para nuestro análisi�, y otra cosa es 1� q�e

'9' 'Despu�s de todo lo. que liemos expuesto en 'II, ni, IV y V, estamos autoríz�dos

� a ent�n?�

.r que las expresiOnes •ley económica», •estructura económica. y •ley del valor · S()n smommas. · · •

109

f

Page 54: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

. esos _mi�mos fenóm-enos �on par.a sí t:nismos. Nosotros demostramos. que el. cainbio .de m�rcancías �� en sí mismo igualdac;l de tiempos de trabajo, .Pero, �iéng()!s>�en sí mismo, no lo es para sí mismo. .

-�· Esta consideración aparecía ya cuando distinguimos 10 .entre, por _una parte, el valor mismo (trabajo humano igual, tiempo de trabajo socialmente necesario) y, por otra parte, la <<forma de manifestación>> de ese valor, la cu�l es el valor-de-cambio. Esto es: cuando distinguía­mos entre lo que el tema es en sí mismo {la <<sustancia>> del valor, el trab¡tjo humano igual) y, por otra parte, cómo ese tema se presenta o aparece ·para sí mismo (la relación de cambio entre .cosas). Esta dis­tinción nos servía para introducir la dialéctica de la ferma de valor, y las premisas que movían esa dialéctica eran: por una parte, que el valor-de-cambio, como <<forma de expresión>> del valor, debe expresar 'efectivamente esa <<SUStancia>> que es el valor, pero, por otra parte, que la <!Sustancia>> misma no puede aparecer en ningún momento en el seno del propio proceso analizado, sino sólo en nuestro análisis de él. Era esencial que todod proceso se tuviese que desarrollar en el mun­

do de las mercancías, en la relación de cambio entre unas mercan­cías y otras, sin presencia expresa de la sustancia-valor. La forma i:: es, en sí o para nosotros, forma de la sustancia, pero no lo es para sí.

· . ¿Por qué la sustancia-valor, el <<trabajo igual», sólo aparece como tal sústiiñcia para nosotros, en nuestro análisis, y no puede aparecer como justificante de las relaciones de cambio en el terreno de esas mismas relaciones, en el movimiento de las mercancías? La respuesta va .por el siguiente camino: el propio carácter de la <<Sustancia» o <<es­t,r,uctura>> o <<ley» en cuestión implica la distinción de su ser-para-sí con respecto a su ser-en-sí. Veamos cómo, efectivamente, ocurre esto.

i La ley del valor significa que, en la sociedad moderna, el trabajo . Lsólo- es. efectivamente verdadero como trabajo abstracto, igual. El , .

trabajo abstracto e igual es la específica manera en que el trabajo es

socialmente en la sociedad moderna. ·'Esto significa, en primer lugar, que los diversos trabajos «reales>>

no son socialmente de suyo, sino que adquieren ser social únicamente por su reducción a algo. El trabajo debe, pues, para ser reconocido, pasar por una medida ajena, contrapuesta, objetiva. Esto funda la

dfstinción entre: un trabajo <<real», inmediato, y su reducción a verda­

deramente real, esto es: a objetivo, objetividad frente a la cual lo otro

es, en definitiva, irreal. El trabajo socialmente reconocido como req!

(esto es: el trabajo <<igual>> ) e&. esencialmente distinto del trabajq <�real» .

(inmedí'ató), y, por lo tanto, no puede estar presente en la in����atez

10 Cf. 11.2. 1 10

., ' . i' ·� •. l),

1 T :·.· del_

!_:�b�),?• dado que precisamente es la negªc,ip:p. de. �s¡t inmediatez.·., .

Surge la dist�?ción.-e�tre 'ellr�b-ájó .. «real>> como procesd ·,;��bj�ú��,;

Y su.plasmacwn obJetiva·, el <<producto>> .· En consecuencia el recono- · c�mient� del tr�b�jo.debe tetWr.JJ.!gaJ;"s.ólo en .el elemento d� iá.objeÍi7 vtdad, esto es: umcamente a través del producto. Y, al mismo tiempo, dado . que �1 �oncepto de la objetividad tiene este .. rundamehto (a saber: 1� ahentdad

, de la medida del trabajo con respecto al trabajo

<<�ea!» mtsmo), sera reconocido como objetividad, como el ser obje­tivo (esto es: v:erdadero) de las cosas, precisamente aquel modo de p:esencia de las mismas que las capacita para ser expresión de can­ttdades de trabajo igual y términos en una universal relación de cambio.

Así, pues, la propia reducción del trabajo a trabajo igual, abs­tracto, comporta que el trabajo sólo pueda ser socia-lmente recono­c�do en el elemento, creado por esa misma reducción, de la objeti­�tdad. De este modo, lo que para nosotros (en nuestro análisis) es tgualdad de l?s trabaj 'S en cuanto reducibles a trabajo igual, eso es, ·para e� propto mundo en el que .tiene lugar, para el mundo de la mercancía, ·igualdad entre objetos (cosas) en la relación de cambio�-, Lo que nosotros decimos de que, en el mundo histórico de la mer- · cancía, todo trabajo es reducido a trabajo igual, la propia marcha de ese mundo lo <<dice>> , pero en otro <<lenguaje», a saber: segregando una mercancía.como equivalente universal (dinero) e igualando cada mercancía con ella.

Un mundo histórico es para sí otra cosa que lo que es e.n sí. Esta otra cosa, lo que un mundo histórico, una sociedad, es para sí mis­mo, es lo que designamos como su proyección ideal o ideología: Se trata, pues, de la peculiar conciencia que un mundo histórico tiene de sí mismo �om� totalidad. Esa conciencia <<de sí mismo>> es preci­samente conctenc¡a de la totalidad o del mundo, esto es: es el con­cepto de la verdad como tal. Así, pues, cuando se habla de la ideo­logía en el sentido marxiano, se habla de algo totalmente distint� de ·los �anejos a veces llamados <<ideológicos>> . La ideología propia­mepte �tch¡t no es falacia. Es incluso mucho más que una verdad determmada; porque sólo puede haber verdades cuañdo la noción· <<Ver�a?>� tiene algún sentido, cuando se tiene una noción de

, qué

condtcwnes se reclaman para admitir algo como verdad; y justa. me� te esa noci�n, ·�se sentido, que no puede en absoluto flotar por . � enctma de la .htstona, es, para el mundo histórico del caso su ideo� logía. -

' ·

Ahora bien, «concepto de la ·verdad>> parece querer decir : onto­logía. Y así es, en efecto, pues el concepto de ·la verdad es el con-·

1 1 1

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Page 55: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

� ' �"! 1 ,f"i,o; ·, ·!�"'· '¡, ; �"' . ·1': ) . ":/��l �r:•o '' ; . ·'· , , ' • ,

��-;.'.:,�; :_,,. �.;".; ·>Jr(t} to'' de las· .condi<;iones- en-'·V.�rtud · de· las ,cliales. algo·· se :cortsidéra ;l:·E;'/';; �' Y,eirdactero; bajolas;cuales, ·i>Or lo 'tanto, se considera que algo 'e�; y,

!:> ; . ,. ' -.:én:,:cónseéuencia, .lo que ese concepto. envuelve és la cuestión «qué ��/t'.:, · significa1ser>> . Barece, entonces, que�·IJ.OS encontramos en una contra-��. ·

.di<::ción, pues. anteriormente habíamos sostenido que la ontología de Das. KYJpital es aquella pregunta cuyo desarrollo resulta ser la ex­pps'ición de una «estructura económica>> (o sea: el análisis de la lla­mada <<base>>}, mientras que ahora parece ser la ideología lo que merece el-nombre de «ontología». Sin embargo, esta aparente (y, en cierto modo, real) contradicción se convierte en la más eficaz con­

/. firmación de nuestro punto de vista tan pronto como, además de ,j re�unciar a entender los conceptos <<estructura económica>> e <<ideo-

logía>> de cualquier otra manera que la expuesta precisamente en este trabajo, reflexionamos sobre el hecho de que esa contradicción, 0, si se prefiere, �se c�nflicto,, esa escisión, no es nuestra, ni de Marx, sino del conjunto de la historia de la filosofía. No hemos hecho otra cosa que ·dar con la versión marxiana de eso que desde el comienzo de la filosofía (entendiendo como <<el comienzo>> la filo­sofía griega, incluidos Platón y Aristóteles} es la dualidad y unidad · de ontología y metafísica. En efecto, lo que Marx llama <<ideología:>r es el hecho de que la ontología (en Marx: la ley. del valor) se auto: interpreta como una delimitación de lo verdaderamente ente frente a lo ente inmediato. Nietzsche asumió de manera general este pro­ceso como la génesis del «mtJndo verdadero>> , del mundo «Suprasen­sible», y como «platonismo>>,/La averiguación de Marx trata de en­

,. tender precisamente la forma moderna de la metafísica, en la que .la Razón pura desempeña el papel del «mundo verdadero». En cual­quier caso, un punto fundamental sitúa a Marx en el momento de �a historia de la filosofía cuyo representante clásico es Nietzsche,, a saber: el hecho de que la metafísica no es interpretada como la �s.encia de la verdad, sino como la autointerpretación de la verdad, como autointerpretación necesaria y, por lo tanto, <<legítima», pero que conduce a la pérdida de la verdad, o sea: que es �n

. el fondo

,«nihilismo». Este concepto (nietzscheano) de la metaflSlca como nihilismo está también en el fondo de la interpretación marxiana del destino histórico moderno; y también está la afirmación de la impo­sibilidad de «combatir» el nihilismo, la afirmación de que el nihi­

. lismo sólo podrá ser quizá <<Superado» (o comoquiera que ello deba · . llamarse en su momento) en la medida en que es, ante todo, asu­

• mido, pero asumido como tal. Hemos pretendido mostrar cómo a partir de la teoría del valor

{esto es.: de Das Kapital) no,brota sólo la concepción de una <<ideo-112

. -,_ . . . . ·�' . ·- . : 1 ' : .' . . .: 1' ,, ·,· , . . �'. . ···.· J --�-·. . • ! logía 'de lFsoc�edad trtoderna», �ino precisamente; y'inte ·tod<>';'' ;�L> , concepto· .mism'o · de· «ideología»; · cómo este concepto ·ti o ·s�fg!:: ért i · ,; , · .' consideraciones gel}erales sobre <<la historia», sino·en·el análisis de. la:.\ ·' mercanci�· La propia problemática intern.a d� la exposie�ón_,J\!:l.S h�' · · llevado· a entender la dualidad de estructura e ideología como la: particular acuñación marxiana de 1� unidad-dualidad (inherente a fóda la historia de la filosofía) de ontología y metafísica:·· así c·omo a relacionar de manera particular la fórmula marxiana con la ci:ítiéa _nietzscheana de la metafísica. Estas indicacio,nes encontrarán nueva concreción cuando tratemos de las nociones marxianas sobre 1¡¡. fi­nitud histórica de la sociedad moderna. Pero, antes, tenemos ciertas obligaciones que cumplir, si no queremos que nuestra interpretación de la teoría del valor como ontología quede coja. Debemos, en efecto, demostrar que la ley del valor puede ser entendida como ' .. aquello que desempeña, por lo que se refíere a la experiencia. mo-derna de lo ente, el papel del si5¡tema de las condiciones ontológicas. Esta demostración es lo que presentamos en los. dos capítulos si­guientes, asumiendo como manifestaciones de la experiencia. mo-,derna de lo ente, respectivamente, el hecho moderno de la ciencia y- ·· '

·t. .... el hecho moderno del Estado.

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1 13

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Page 56: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

IX

LA LEY DEL VALOR Y EL CONCEPTO MODERNO

DE LA CIENCIA

IX.l. EL CARÁCTER MATEMÁTICO DE LA FÍSICA

<<El nacimiento de la ciencia>> es un título válido con referencia

histórica a los primeros siglos de la Edad Moderna 1• N o sería válido

con el sentido de que no hubiese habido anteriormente sistemas de

tesis verdaderas; tampoco lo sería en el sentido de que a partir de ese

momento se tenga un <<mejor>> conocimiento de las cosas. En cual­

quier caso, aquello que en el ámbito de la ciencia moderna se re�la­

ma cuando se pide la exposición <<verdadera>> de algo, es substanctal­

mente distinto de lo que el hombre de la Antigüedad o de la Edad

Media hubiera reconocido como una posible <<verdad>> acerca de la

cosa en cuestión. Nace, pues, un diferente concepto de aquello que

se designa en general con la palabra <<verdad». La respuesta, o las va­

rias respuestas, que un griego o distintos griegos hubieran dado a la

cuestión <<qué es . .. » (sea el sujeto una tempestad, una montaña, el

arco iris o este artefacto de barro) no poseen el carácter que les per­

mitiría ser consideradas como posiblemente verdaderas en el ámbito

de lo que la Edad Moderna llama <<ciencia». . , . ¿A qué se debe que el discurso. antiguo o medteval no sea vahdo

cómo discurso <<científico>> en térmmos modernos? �a respuesta em:

pirista a esta pregunta remite siempre en última instancia, aunque a

través de diversos rodeos, a que aquel discurso no ha resultado com­

patible con datos de hecho, hayan sido éstos poste�io�mente consta­

tados o simplemente no tenidos en cuenta con antenondad. Esta res­

puesta empirista es, pues, también una respuesta progre�ista; se ,

basa en el concepto de un conocimiento humano que evolucwna co-' .

nio progreso.

1 Cf. VIII, a propósito de la diversidad de sentidos del término «ciencia».

1 14

S}n embargo, esta respuesta ,empirista o progresista r��ulta· ella misma difícil de concertar con «los hechos», eri este caso los· hech�� históricos. Y ello en tres aspectos al menos: . . ,

En primer lugar, la ·pretensión de que el discurso griego no con\­cuerda con los datos presupone: a) 'un determinado procedimiento de­lectura del discurso, digamos: una «filología>> ; b) un pr<;>cedimiento de constatación. de datos, que determinaría qué es lo que se conside­r� un «dato>> . Para cualquier t<lectura>> griega de los fenómenos es. po� s1�le (y es la tarea del historiador del pensamiento) demostrar que extste. en ella una ley interna, por así decir: una coherencia, no toca­da por ninguna acumulación de <<hechos>>.

En segundo lugar, las <<explicaciones>> griegas de los fenómenos son, para la ciencia moderna, descalificables por el modo del discur­so, sin necesidad de esperar a la constatación de hechos a los que se las pudiera referir. Dicho de otra manera: son <<acientíficaS>> antes de que sepamos si son o no <<falsas>> .

Como una confirmación de ambas observaciones, está el hecho históricb de que ninguno de los esquemas conceptuales en los que se concreta el nacimiento de la ciencia moderna tiene su fundamento en una deducción a partir de nuevos datos empíricos. Pongamos inicial­mente un ejemplo bastante trivial: Copérnico compuso su versión del sistema so1ar operando matemáticamente sobre (y con base en) el propio modelo de Ptolomeo, concretamente: efectuando una trans­formación a otro sistema de referencia. Algunas discrepancias de he­c_ho con respecto a las órbitas de Ptolomeo eran conocidas por Co­pérnico, quien, sin embargo, no logró superarlas por la sencilla razón de que son independientes de la alternativa entre los dos siste­mas; el modelo de Copérnico sería «falsO>> de hecho en la mi��a medida en q�e lo fuese el �e. Ptolomeo. En lo fundamental, los pro­blemas efectlvamente empmcos referentes a órbitas se resolverían unos. �ño�, más tar�e sustituyendo las circunferencias por elipses,

' mod1f1cacwn que, notese bien, no está vinculada a la cuestión de si el <<punto fijo>> es el sol o la tierra, etc. Lo que pretendemos ilustrar co.n esta: ob

,servación resultará aún más claro cuando, dentro de este

mtsmo paragrafo, hagamos referencia a los principios de la mecáni· c�. \f.n �o fundamentál, se podría trazar la génesis histórica de ia ·

c1enc1a niod:rna sin aducir en momento alguno una experiencia nueva

_como la ve�dadera fuente de un cambio de esquemas En

cualqmer caso, nmg'uno de los principios que configuran c�mo tesis fundamentales ,la ciencia moderna es comprobable empíri­camente, y ello no solo por el carácter de universalidad, sino tam­bién porque incluso la pretensión de verificar el cumplimiento

1 15

.r

Page 57: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

\ ""':'; ?f�w.::: r��·> :.,f�';r.·;;·:r:x �·:�(:?:�i{�· �.�:��::;ti, ·:· ,. •· .· . ·.

�á�� ·é�ll.creto'carecé de sen�idb, . como vamos: a ,v:�r; a cop:ti�

itujl,�ión:- . · . · . , . . · · · . • · . · ·� ..

.· n'esde' el .comienzo de la ciencia mod�rna se pone ·d�. manif�esto

. , q�� a : r� �xplicación física de los. !enóme�os le es inh�rente la .as�e:, dón de ptíncipios de conservac10n de ctertas ���gm�udes. Nmgun

·ámbito de· fenómenos puede' ser tratado por la flstca sm d.ar por .a�-

. í • . . mitido un principio de tal índole referente a alguna �agmtud; Gah-

.,. 'leo defiende un principio de conservación «de la materta» y, .�as con­

' 'fúsamente, un principio de inercia, esto ·es: de co�servac10n de la velbcidad ·el cual en todo caso, aparecerá como la pnmera de las tres leyes del

' movimi�nto de Newton, y en el que la aplicación �� una

«fuerza>i desempeña el papel que, con respecto a la conservacton ?e

la ·matería, desempeñaría una entrada de materia desde fuera del sts­

tema· considerado. Establezcamos, pues, para contempl�r.el proble-. ma abstractamente, una magnitud, M, para la cual la ftstca formu­

la un principio de conservación. Tratemos .�e ver �u� fundamento

podría tener tal principio. La fundamentacton emp.mca parece e.x-: cl1;1ida por la misma universalidad y presun.ta �ecestdad de la tests,

\ .según ' él. clásico argumento de que la expenen��a no p,u�de dar ver-

\ dades universales y necesarias. Esta considerac10n es vahda, per� no

nos basta, porque sólo demostraría el carácter i�definidamente htpo-. tético de la presunta verificación empírica o, dtcho de otra maner�,

cortv.ertiría la tesis en no verificable, pero sí eventualmente desmentt­

ble. y nosotros pretendemm¡ ir más lejos. Pretendemos demostrar

q:ue el principio citado carece de sentido �mpírico Y que, P?r .lo �an­tó; · .no puede ser ni verificado ni desmentido, o sea, que m stqmera

· · puede haber comprobación en un caso concreto. . , En efecto, ¿en qué podría consistir la compr�b�c�on en un .caso

concreto? Directa o indirectamente siempre conststina en medtr en

dos momentos distintos la cantidad de M en un sistema �ue, duran�e

�1 intervalo, permanece cerrado para toda entrada � sahda de cantl•

dades de la magnitud en cuestión. Tal comprobacton, por .lo tan�o,

presupondría haber comprobado, directa o indirectamente: el carac­

t�r. cerrado . dei sistema, o sea, la impermeabilidad del limtt:. Y ¿�n

ciué ;consiste comprobar esta impermeabilidad? U?a vez mas, deJ_a­

��s .aparte el problemá,de la universalidad y necestdad, p�ra. refenr­

nos sólo a la comprobación en un caso concreto: que el h�tte X se

ha venido comportando impermeablemente para la m�gmtud M, � ·sea: . que «a través de»,_ X no <<pasa» de un l�do a �tro nmg�na cant.t­

dad .de M, eso es algo .<;uya única constatactón,postble con�tste en en­

contrar que cada cantidad de M situada a un lado de X stgue estan­

'00 de ese lado en un momento posterior. Suponemos, pues; Y de otro

1 1 6

m:'Jd� no:liabría �0ri�ta.t'lf.ciión.emp41Ú t.JVi:UL'L��o; dé :X;i · qué la c'onserv.ación o no ,d'e, las · , · . por X depende• de l.u;ta ptopiedad de » (a. la ·que,1 lla:máÍ:nos :«illilp�i� .:. ' meabilidad» o, en .caso ·cóntrario, <<permeabilidad>>); excluimos, ptie�.i" que esas cantidades puedan aumentar o disminuir por sí mism4�; . Y coh ello damos . por ' supuesto el · principio de conservación de: M, . principio que es precisamente aquel cuya comprobación e,mpíi;id en ' un caso concreto est4bamos tratando de desc_ribir. La presunta cpm.- · probación es, pues, un �ír.culo vicioso. , F

Si a alguien se le ocurriese eludir el problema de la comprob¡ición en u'n sistema cerrado refiri�nd.b Ja enunciación del principio de con­servación a términos como <<la .cantidad total de M en el univer�Q», entonces bastaría con traer aquí la impecable argumentación kantia,­na, según la cual el <<níundo» , esto es: el presunto <<conjuntcr de . todo lo sensible>>, o sea: el llamado <<universo>> , es un tema de cará�ter tan suprasensible e inexperimentable como· <<el alma» o como <<Dios>¡ .

Los1 principios de conservación de magnitudes fisi�as carecert, pues, de significado empírico. Entonces ¿qué tipo de principios so;n? Si no son verdades de hecho, ¿serán tautologías? 4- buen seguro, e1 principio <<la cantidad de M se conserva en todo fenómeno del tipo Z. sería una tautología si (y sólo si) por M se entendiese <<aquella mágrii� tud cuya cantidad se consel;"Va en todo fenómeno del tipo z,. Pero �s que, definido M así, la formulación correspondiente de un principio de conservación no sería la que hemos dado, sino esta otra: <<existe una magnitud M>>, lo cual no seria tautológico; Por lo tanto, el prin­cipio de conservación no es tautológico en ningún caso.

Nos encontramos; pues, con que un cierto principio, o un cierto tipo de principios, que no constituye tautología, es inherente a cual­quier explicación física sin venir exigido ·por la experiencia n:i · ser · tampoco una hipótesis susceptible de verificación o desmentido en .la experiencia; Esto nos obliga a entender que la mencionada inheren-cia lo es en el sentido fuerte de la palabra, o sea: que ese tipo: de principios pertenece, por así decir, a la naturaleza misma de lo .qu� modernamente se entiende por <<física>> , o, en otras palabras, que ex'­presa aspectos o consecuencias del peculi_ar _concepto de /a verdad .. . que, según decíamos ai' comienzo de este mismo parágrafo, define la · · <<Ciencia>> en @l sentido moderno de la palabra. Así, pues; la pregunta es: ¿qué expresan en definitiva esos principios? . .

, C,uando los iniciadores de la ciencia moderna hacen cálculos m�- ' temáticos, están en lo fundamental empleando conocimien.tos ,q�e ·:ya poseía. la. Antigüedad; pero la relación de esos conocimientos con lá física es· totalmente mieva . . ;veamos .en qué sentido.

1 17

!·,

Page 58: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

�; · El enUnciado matemáticO � + b ·= e� · en cUanto me�o enunciado matemático, rto dice que la entrada de la cantidad b de la magnitud M en un sistema en el que hay la cantidad a de la misma magnitud conduzca a que la cantidad de M en el sistema sea e. Lo qué' lleva de la proposición matemática a + b = e a la interpretación física men­cionada es precisamente el principio de conservación de M. Lo mis­mo sucede entre la enunciación matemática a · b = e y la tesis de que, si introducimos b veces en el sistema la cantidad a de M, enton­ces hay físicamente un incremento e de la cantidad de M presente. Y correspondientemente para las demás operaciones aritméticas.

Í¿ Qué sucede, entonces, si no hay en cualquier tipo de fenómenos físicos f algún principio de conservación de una magnitud? Sucede que las ¡ operaciones aritméticas siguen siendo, desde luego, aritméticamente Lválidas, pero sin que nada nos permita suponer que lo fisico sea expre-

sable en términos de tales operaciones. La cuestión es, pues, si se da o no por supuesto que lo físico tiene que poder ser expresado (poder 'ser exhaustivamente expresado) en términos de operaciones matemá­ticas. La Antigüedad, no asumía tal postulado; la ciencia moderna lo asume. Y es ese postulado el que hace necesario que para todo fenó­meno fisico haya algún principio de conservación de una magnitud.

Lo que hay detrás de los principios de conservación es, pues, el ostulado de que lo fisico ha de poder ser exhaustivamente expresa­

do en fórmulas matemáticas. - Si ahora, en vez de tratar de un principio de conservación en abs­

tracto, consideramos ' un concreto principio de esa indo le, tal como aparece en la primera versión sistemática de la física moderna, en­contraremos aún algo más, que confirma y profundiza lo hasta aqui dicho. Sea el principio, ya mencionado, de la conservación de la ve­locidad, también llamado «primera ley de Newton>> : todo cuerpo per­manece en estado <<de reposo o de movimiento uniforme y rectilineo>> mientras sobre él no actúe una «fuerza» . Aqui encontramos, además deÍ carácter general de principio de conservación, para el cual vale todo. lo ya dicho, otras cosas que merecen nuestra atención: r· Al hablar de permanencia en el «estado de reposo o movimiento>> ;

(la física newtoniana suprime la necesidad de una causa «del movi­/ ·miento>> , por la sencilla razón de que suprime la diferencia absoluta j entre reposo y movimiento. Esto responde al postulado de expresabi­. lidaq matemática, pues matemáticamente no existe posibilidad algu-. na d,e definir si A se mueve con respecto a B o si es B quien se mueve con respecto a A ¡;:on una velocidad de igual va:lor absoluto y sentido 0puesto. En otras palabras: matemáticamente el movimiento sólo

. existe con respecto a un sistema de referencia, y cualquier sistema de 1 18

. ,t

reijrertcia es tan válido como cualquier otro; no hay posibill.dad ma­temática de dar prioridad a un sistema de referencia sobre otro. El postulado de expresabilidad matemática prohibe introducir en la fí­sica distinciones para las cuales no haya p�sibilidad de definición

. m�tem�tica. A ello parece hacer justicia el concepto newtoniano de 1 la mercta como «permanecer en el estado de reposo o de movimien­to>>; pero vamos a ver que lo hace inconsecuentemente y por qué ocu-rre tal cosa. . ..

Matemáticamente, la mencionada imposibilidad afecta a cu'al­quier defi�ición de prioridad de un sistema de referencia con respec­to a otro, mdependtentemente de cuál sea la relación de movimiento entre ambos. Sin embargo, la ley de Newton solamente relativiza la opción entre sistemas de referencia que se muevan el uno con respec­to al otro con movimiento rectilineo uniforme. Mientras A y B se muevan uno con respecto a otro rectilineamente y con velocidad constante, no tiene sentido preguntar si el que «realmente>> se mueve es A o es B. Pero, en cuando se produce un cambio de velocidad, en­tonces, por definición, la física newtoniana dice que una «fuerza>> ha actuado «Sobre» uno u otro de ambos cuerpos, y entonces debe tener sentido preguntarse sobre cuál (o bien: qué fuerza ha actuado sobre cada uno). En otras palabras: la velocidad es relativa al sistema de referencia que se elija, pero la aceleración resulta ser absoluta. En consecuencia, no son de igual validez todos los sistemas de referen­cia, sino sólo to??s aque!los que se mu�van unos con respecto a otros de manera rectthneo-umforme. El conJunto de los sistemas de refe­rencia p�sibles queda dividido en clases, definidas por el hecho de que los ststemas de referencia de una misma clase se mueven unos con respecto a otros rectilíneo-uniformemente, y, según la construc­ción de Newton, sistemas de referencia pertenecíentes a clases distin­tas no pueden ser igualmente válidos. Esto constituye una inconse­cuencia con respecto al principio de la relatividad del movimiento, ya que el fundamento de ese principio es la imposibilidad matemática de definir algo que diese prioridad a un sistema de referencia sobre otros, imposibilidad que evidentemente impide también definí� ca­racterística alguna por la que una de las mencionadas clases hubiese de tener prioridad sobre las otras. Newton, pues, tendrá que recurrí� a conceptos sin posible expresión matemática para poder mantener su física. �

. Veamos, sin embargo, que incluso esta inconsecuencia de la físi� ca de Newton confirma nuestra tesis de que el fundamento de los principios' de la física está en la exigencia de expresabilidad matemá­tica de lo físico. Porque, en efecto, lo que ·fuerza a Newton a definir

119

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u·¡¡.:tq�!lv� i.UlVl',lU.U<O.Jl.H<J' ·� i!Útrq].' ' de .. lo. 1Uniforpre;,�eCtiÚQe0 :)í,, ,COt).Si­guiC,fl.ternel:tfe; lo que le ' ímpide hacer plena justic�a a la �xigencia nütte•m.á,.tio:a de la relatiY.idad del movimiento, son ias. limitacion�s del ap�rato . mátemático disponible, con el cual posiciones y ·movimien­tos no podían definirse de otro modo que definiendo cada punto me­diante tres números, los cuales habían de ser interpretables como distancias a tres rectas perpendiculares y de manera que toda la construcción hubiese de cumplir determinadas condiciones «geomé­tricaS>> que se corresponden (permítasenos tanta abreviación) con la noción intuitiva de una construcción «rígida» . En suma: lo que ocu­rre .�s que el continuo con el que se opera es euclídeo.

La mencionada inconsecuencia condujo a Newton, en la sistema­tizaciCm teórica de las bases de su física, a arrojar por la borda el propio principio de la relatividad del movimiento. Newton, como es sabido, establece que el espacio es algo «en sí», independientemente de los cuerpos que lo ocupan y de las relaciones entre ellos. Por lo tanto, habría, para Newton, un movimiento «con respecto al puro es- . pacio», esto es: un movimiento absoluto, si bien sería «inobservable».

El propio concepto newtoniano de «fuerza» está vinculado a la · mencionada incapacidad (que hemos referido a insuficiencia del apa­

rato .matemático) para definir posiciones y trayectorias de otro modo que por relación a lo uniforme-rectilíneo, o sea, para entender por <<Conservación del movimiento» otra cosa que el movimiento rectilíneo uniforme. Allí donde el movimiento observado no es de este tipo, se supone por definición una fuerza. De ahí la necesidad lógica que la física newtoniana experimenta de introducir, para explicar las tra­yet·torias reales y constantes de los cuerpos físicos, una fuerza de ca­rácter universal, una «atracción» entre masas, llamada «gravitación>> . Lo cual equivale a decir que el aparato matemático disponible no era lo bastante potente para eliminar por completo las famosas <<cualida­des ocultas», que, sin embargo, se pretendía realmente eliminar. Porque, en efecto, el método seguido para «demostrar>> que las masas se atraen es el de las cualidades ocultas, a saber: se «explica» un mo­vimiento observable inventando «ad hoc» algo que ya no es ni mate­mática ni hecho observable, sino una presunta propiedad o cualidad

. de las. cosas que las haría moverse precisamente de esa manera. · CÓmo es igualmente sabido, ambas características del sistema

newtoniano (espacio absoluto y gravitación) motivaron las críticas de , Leibniz, explicitadas sobre todo en su correspondencia con Clar­ke . . Léibnii tenía razón en todo lo fundamental de sus críticas, pero él tampoco estaba en condiciones de formular una físist�_«mej.or». Supo irid�car, sin· embargo, en el conjunto de su obra, el verdadero porqué

120

"¡ ' ' \ ' ,¡ de ist� .n�it�dóp., �� .sa�er: .ql;le era precis�· qn últerio{ y 'm��,pi-ofu:�·7· do qesarrollo de, la inatewática pura antes de que �sta suministrase . todos los recursos neéesarios . para una física concorde. con· el id�a� . . moderno de la ciencia; El diagnóstico de Leibniz se confirmó hist6r¡,.; . camente de manera brillante; pero no antes de las primer�,ts décadas del presente siglo, o, más concretamente, sólo con la teoría «generali> de la relatividad, aunque· Einstein fuese escasamente (o nada) cons. dente de la relación entre su trabajo y las críticas de Leibniz a N'ew­ton. La confirmación tiene lugar incluso, en cierta manera, por lo que . se refiere a los contenidos: en la teoría «general» de la relativi- . dad, no sólo desaparece toda necesidad de pensar algún sistema de referencia absoluto o «espacio absoluto», sino que desaparece tam­bién la distinción entre «inercia» (o sea: conservación del movimien­to) y gravitación. Pero, ante todo, lo que nos interesa es la confirma­ción del dictamen de Leibniz sobre lo que tenía que suceder para que pudiese llegarse a una física satisfactoria. En efecto, ¿por qué pudo Einstein hacer lo que Newton no pudo? Cierto que en la construcción de la teoría de la relatividad se hacen algunas referencias a experi­mentos efectivamente realizados; pero, a este respecto, son evidentes dos cosas: a) que no está excluido que se pudiese hacer frente al re-­sultado de esos experimentos mediante recursos «ad hoc» dentro de los esquemas fundamentales de la física clásica, en caso necesario mediante la descripción de fenómenos nuevos, a añadir· a los ante­riormente conocidos; b) que, en cualquier caso, y esto . es lo funda­mental, la superioridad de la física de Einstein con respecto a la de Newton puede ser demostrada con independencia de los resultadés de esos experimentos efectivamente realizados. Otra cosa, totalmente distinta, son los llamados «experimentos ideales», los cuales no son en absoluto experimentos, sino construcciones matemátiCas con las cuales se demuestra la imposibilidad de encontrar una expresión ma­temática de determinadas distinciones que la física de Newton ten­dría que mantener en pie; se pone así de manifiesto la inconsecuen­cia de aquella física. Ahora bien, ¿qué es lo que capacita a Einstein para construir -una física que evite esa inconsecuencia? Ya hemos di�· cho que no es el hecho de que entretanto se hayan realizado expe­riencias nuevas . Es, por el contrario, la disponibilidad de uri nuevo aparato matemático. En su conjunto, la matemática que se ·emplea en la teoría general de la relatividad había sido elaborada siguiendo implíCitamente en buena medida consignas de Leibniz, pero en' mo­mentos bastante posteriores. Y había sido, en lo fundamental, elabo­rada: en total independencia con respecto a la física.

Así,. pues, la teoría general de lá relatividad cumple el mismo con-121

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cepto de la verdad que se encontraba desde el principio como defini­torio .de ·lo que modernamente se entiende. por «ciencia>> , y, a la vez que cumple ese concepto, confirma la caracterización que hasta el momento hemos hecho de él, a saber: el postulado de que lo físico ha de ser exhaustivamente expresable en términos de operaciones mate­máticas, en el «lenguaje» de la matemática. Confirma esta caracteri­zación por cuanto la formulación de una física <<mejor>> fue posible no por la acumulación de experiencias, sino por la posesión de un apa· rato matemático más potente.

Antes de seguir adelante, mencionaremos brevísimamente la ma- . nera en que es también este carácter matemático de la física lo que define a ésta como experimental. Tal relación de fundamenta­ción, por la que <<experimento» se contrapone rigurosamente a <<empi- · ría», tiene lugar en el sentido siguiente:

Se admite, según hemos visto, que la exposición científica de algo físico ha de consistir en fórmulas matemáticas. Las fórmulas mate­máticas no son dadas por la experiencia, sino que son construcción de la mente. Por lo tanto, su producción es en sí misma independien­te de la experiencia y, en este sentido, «anterior» a ella. Se idea una construcción matemática de la que, a lo sumo, existe la presunción de que pudiera quizá servir como expresión de ciertos fenómenos fí­sicos, y sólo después, una vez que la construcción matemática ya está realizada, se podrá ver si vale o no como tal expresión o, a lo sumo, se podrá aportar a ella algo cuyo papel dentro de la construcción ma­temática estaba ya determinado por la construcción misma (por ejemplo: el valor numérico de una constante). Esta anterioridad de la construcción matemática modifica el sentido de la observación empírica misma y le da el carácter de lo que llamamos <<experimen­to»,' frente a la mera empiria. En efecto, puesto que el sentido de la observación es dar aplicabilidad (o negársela) a una construcción que no procede de la observación misma, sino que es ideada antes de ella, ya no se trata simplemente de observar lo que hay, sino de pro­ducir en la realidad una situación que responda a las condiciones de­finidas en la construcción, con el .fin de ver qué pasa efectivamente en esas condiciones, esto es : si los resultados coinciden con los que el conjunto de operaciones matem�ticas ideado permitía prever, etc. La construcción matemática implicada en ese proceso es lo que se llama <<hipótesis». La anterioridad e independencia de ia construcción ma­temática con respecto al experimento puede ilustrarse mediante la

· cuestión siguiente: ¿qué sucede si los resultados del experimento no coinciden con los que se obtienen de la operaCión matemática en la construcción ideada? ; sucede simplemente que el fenómeno físicg al

122

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que ·se ha dirigido el experimento no es del f d' . .. ' '

trucción matem ' t' · ' 1P0 efmxdd por la cons-. a tea, pero no que ésta sea m t1 . , .· que en el caso contrarid p . . . e os o mas verdadera

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a o permanecena mdemne· sim emen e, e movimiento de caída libre no sería n . . ' . -formemente acelerado. . u movtmtento um-

IX.2. KANT Y LA MATEMÁTICA

Con�tituye una idea bastante com , 1 d . nes de los sentidos» son considerad

un � e que ctertas <<percepcio-nes a diferentes individuos» 2 Sin e

a� <<rea es» p�r. cuanto son <<Comu­idea no ·se corresponde en ab 1 t

m argo, es factl demostrar que tal no co·nsciente) de la . . �o u o con el proceder efectivo (aunque .

ctencta m por lo t t t · · decir) criterio de <<realidad» iru'perante :: ��· ép

a;:�o��t�o� el (p

lor así

es esencial lo , li s onca a a que ciencia exige ��= :!u�ri:�:��;n

<��e�cia» . El �oncepto mismo de 1� sión como si )

st se constgue darle una expre-no sea perfectamente preciso o para d . 1 d ,

manera, que sea efectivamente . . , , ecir o e otra acabamos de citar no lo L

und

cnteno; el presunto criterio que es. a ver adera cuestion es· . ' fi .

d�mento descartamos de la objetividad ( - . 6 c�n q�,e un-

cetera) partes determinadas de nuestra ��:o su:.no

ti, alu

dcma,cton, .�t­

nes? Es evidente d . . . su . 1e va e percepcw-. que escahficamos Ciertas partes en la m d'd .

que, SI las considerásemos incluidas en . . . e, I a en

concertaría consigo mt'sm L -nuestra expenencta, esta no a. os suenos las al · · aquellas partes de nuestra e . . · ' ucmacwnes, etc, ' son << xpenencta» tales qu . encadenamiento y coherencia de 1 . . el para que un cterto

nen que ser excluidas t . a expenencta pueda sostenerse, tic­

verdadera. ' es o es. no homologadas como experiencia

Ello significa que tiene · f . mologación-o-descalificación

q�: ��Is Ir, . ant�s de la m.encjonada bo-de la coordinación exigida en nues:r?enen�tas».' un cterto concepto tiene que estar definido (aun . expene?cta. En otras palabras: cien te) en qué consiste esa co1ue no . neces�namente de modo cons­coinposición y conexión

ti . erencta, �ue reglas o condiciones de enen que cumplirse. • 2. , �ccidentalmente, las palabras entrecom ·u d

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Significado de la relatividad (trad.), Madrid 1�7�. �� ��� en este caso de EINSTEIN, El

123

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. .· > :. . ió �que' ��abamos 'de de.tir coi�dde· con. el 'mas gen�rai (y: taml!!i'éri · el ·m�s h.uidizamente indicado) de los argumentos. de· Kant en ·favor. · . del r.eeottocimiento de «Verdades a priori» . En efecto, esas reglas o · . condiciones de composición 'y yuxtaposición,. · dado que están en la base de ia homologación o no de una percepción como verdadera ex­periencia, no pueden a· su vez fundamentarse en el .hecho de la expe­riencia3. ·

· Esta constatación nos lleva. a prestar atención a la coincidencia del conjunto. de lo hasta aquí dicho sobre el concepto moderno de la ciencia con la fundamentación kantiana de ese concepto. Para Kant, esas <<verdades a priori» son las tesis matemáticas y los principios de la física. Nosotros hemos dicho que la matemática constituye algo así como el <<lenguaje>> en el cual todo lo físico ha de poder ser expuesto, ·el cual, por lo tanto, es algo que se da por supuesto en la experiencia

· objetiva, y que los principios de la física expresan ese postulado de que lo físico ha de poder ser exhaustivamente «dichO>> en el «lengua­je>> constituido por la matemática; por lo tanto, también los princi­pios de la física serían algo que se da por supuesto como constitutivo de la objetividad misma. Obviamente, la «anterioridad>> con respecto al hecho de la experiencia tiene lugar en un orden de fundamenta­ción o «justificación>> como tesis, no en el orden fáctico-psicológico (que nada tiene que ver aquí), y, por lo tanto, dicha anterioridad no se opone en absoluto a que cualquier formulación históricamente da­da sea superable.

Esta coincidencia con el tratamiento kantiano tiene, a su vez, la virtud de hacernos notar que cuanto hemos dicho se vendría abajo si la matemática consistiese en <<juicios analíticos>> . En primer lugar, porque la «validez a priori» de juicios analíticos no es validez �lguna, ya que esos juicios son vacíos, no constituyen «regla>> ni «Con­·dición>> . Pero, además, se vendría abajo también en lo que se refiere a los principios de la física, ya que, si la matemática fuese 'juicio amilítico, no se postularla nada por el hecho de «postular>> que todo lo físico ha dé poder ser «dicho>> en el lenguaje constituido por la matemática.

Antes de seguir adelante, nos interesa dejar fijada (para poder apóyatnos en ella posteriormente) nuestra lectura de la distinción kántiana entre juicios analíticos y sintéticos y de la relacióiJ que Kant atiibuye a lá matemática con este problema.

La palabra «experiencia» tiene en Kant carácter ontológico pOi .lo

3 Kritik der reinen Vernunft, B S.

124

qü� úe\ refieré ál·:. 4m'bit� . de·· «la naturaleza!> �. Expresa( el particlfta�· �od�· de ser-' de"lo. e�te en. ese �mbi�o>,·Quiere esto . dedr que «exp·e� · · nenCia>> o «conocimieuto>? .se I�entlfica con «apa:recer» y, por le tanto, con «ser». Todo ente, entendiendo por tal todo conocible, tie.­ne lugar en la experiencia y en ninguna otra parte. No es, pues, 1qu.e l!aya otras «fuentes>> además de la experiencia, sino que lo nten­tado con el término «experiencia» es algo y, por lo tanto, le per:teT nece una cierta constitución; las «condiciones>> que forman parte. de

_esa «constitución>> (o «posibilidad») serán, por lo tanto; obliga­

t�nas para toda experiencia posible, y, en consecuencia, · serán vá­lidas <<antes>> de cualquier hecho de experiencia. Estas condiciones se descubren analizando el fenómeno «experiencia>> o «conocimien­to» . Tal análisis comienza por constatar el carácter «finitO>> (esto ·es: receptivo) del fenómeno analizado. La forma de esa receptividad (o sea: de la sensibilidad) es el tiempo. El tiempo es la pluralidad pura,

_y, p�r �o

_tanto,

_ todo �ontenido de la sensibilidad es siempre

pluralidad mfmlta de Impreswnes. «Pluralidad infinita>> quiere decir: no hay figura ni imagen, sino sólo el continuo de las impresiones; en el que todo límite, toda articulación, es tan arbitraria .como cual, quier otra. Esto demuestra que el conocimiento no puede ser sólo se�sación, só�o sensibilidad, sólo impresiones. Porque al conocí� miento le es mherente que la articulación no sea arbitraria· le es inherente el supuesto de que, en cada caso, una y sólo una

'de las

articulaciones posibles ha de ser la buena, independientemente de si yo en un momento dado estoy o no en condiciones ·de determinar c_uál lo �s. Esto equivale a decir que, en el conocimiento, las impre. sw.nes tienen lugar no como meras impresiones, sino como algo del obJeto y, por lo tanto, como �lgo a lo que pertenece un orden y en­lace en sí, no arbitrario. Hay, pues, en el conocimiento no sólo sensaciones, sino también una determinación de la regla de enlace �e las misma�, esto es: una regla de construcción de una figura o Imagen; Y decir esto equivale a decir que hay la remisión de las im­presiones al objeto como cualidades de él. La regla de c�nstrucción puede a�licarse e� todos los (potencialmente infinitos) casos en qu� el matenal sensonal dado tolere ese modo de articulación. Por lo tanto, tal regla entraña a la vez un conjunto de co�diciones (o <<no­tas>>) · que Pl!éden cumplirse en infinidad de casos posibles. Lo q:u,e · �cabamos de mencionar no es, pues, otra cosa que el concepto., Este, por lo tanto, puede ser considerado y empleado de dos ma­neras, sin que deje de ser el mismo concepto: por una parte, corrig ,

4 Cf. VII.

125

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regla de co'nstrucción (esto es: en cuanto que• la sustanda del con­cepto es -el · <<esquema>>}; por otra. parte, · como .conjunto de · notas.

Pues bien, el uso del concepto como- conjunto de notas es el juicio analítico. Por el contrario, su uso como regla de construcción es el juicio sintético.

Debe resaltarse aquí que la división de los juicios en analíticos y sintéticos es asumida por Kant como un recurso provisional, antes de la elaboración de una teoría propia del juicio; y lo que esta teoría en definitiva establece sólo se pone en ejecución en el juicio que efectivamente juzga, o sea: en el juicio sintético. El juicio analítico es un fenómeno secundario, una operación reflexiva sobre el conoci­miento, en la que la estructura del conocimiento no se pone en actuación· se lo menciona al comienzo del desarrollo kantiano fun­damental:Uente para excluirlo de aquello que se pretende inter­pretar. El papel esencial que Kant otorga al concepto en la estructura del conocimiento, a saber: constituir el objeto, remitir las impresiones al objeto, tiene lugar en el juicio sintético, no en el analítico.

La propia forma del juicio en general, el << . . . es . . . », no enuncia otra cosa que la posición de objetividad en general, la constitución del objeto en general, consistente en la atribución de algún concepto (predicado) a algo que, si a su vez es un conce,pto, sólo tend:á. val?r en cuanto posible predicado de . . . , de modo que la forma ongmana de juicio resulta en todo caso ser ni más ni menos que el mencio­nado acto por el que se pone la objetividad de unas impresiones (esto es: se les atribuye un concepto) . Así, pues, ·las categorías, con­ceptos incluidos en la propia forma del juicio en general (en cuanto que ella contiene siempre cierto número de opciop.es -presunta­mente cuatro- realizadas cada una de ellas entre cierto. número de términos -presuntamente tres-), no contienen otra cosa que la posición de objeto en general, o sea: la exigencia de que haya de haber siempre concepto, o, dicho en otras palabr1;1s, que la regla de enlace· de las impresiones haya de ser siempre alguna determinada y sólo una en cada caso; posición de unidad (del objeto) que no es otra cosa que la posición de unidad del propio sujeto del discurso, o sea: la .<<apercepción pura».

Las categorías, ciertamente, no son reglas de construcción deter­minadas, pero, por lo mismo, tampoco son determinados conjuntos de notas; las categorías son ciertamente concepto, pero no este o aquel concepto, sino <<el concepto puro». Del mis�o modo, el tiempo no es alguna sensación, ni imagen, ni conjunto de sensaciones al- ' guno, porque no es esta o aquella intuición, sino <<la intuición pura». El que las categorías no entrañen ninguna determinada regla de

126

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construcción no significa en absoluto que; a . diferencia de los demás conceptos, dejen de tener por sustancia una referencia a la intui­ción·. Al contrario, lo que sucede es que esa · referencia está en �1 caso . de las categorías, constituida por la forma misma de · 1� intui­ción, <:on independencia de cualquier algo construible; los <<esque­mas>> de las categorías son el tiempo mismo, bajo uno u otro as­pecto.

Volviendo a los conceptos de contenido o temáticos (esto es: aquellos que no son el concepto puro como tal), encontramos, pues', que su sustancia es siempre una regla de construcción. El ejercicio del concepto con arreglo a esta sustancia (esto es: no como <<mero concepto» o conjunto de notas) es el juicio sintético. Ahora bien, <<regla de construcción» quiere decir: síntesis de una pluralidad. La pluralidad en cuestión es la de las impresiones, que son siempre una pluralidad infinita. Así, pues, la síntesis regida por la regla de construcción puede ser de dos tipos, a saber:

Primer caso: la regla reclama la presencia de impresiones o sen­sacio.Q.es «reales» (en el sentido de realitas, no en el de Wirklichkeit) y, por lo tanto, de una determinada quiditas en la 'sensación.

Segundo caso: la regla se refiere a una pluralidad en la mera forma de la intuición, esto es: a una pluralidad de instantes del tiempo (y, en su caso, también de puntos del espacio).

En el primer caso, tenemos un concepto empírico. En el segun­do, lo que Kant llama un concepto sensible puro.

Tanto los conceptos sensibles puros como los empíricos se apli­can en cuanto que se hacen construcciones determinadas, las cuales, por lo tanto, pueden hacerse o no. En consecuencia, y a diferenda de lo que sucede con las categorías (que se aplican por el mero he­cho de pensar algo, sea ello lo que fuere), tanto los conceptos sensi­bles puros como los empíricos son de formación contingente. Los

, griegos tenían un concepto del olivo, pero no de la patata (concep­tos empíricos) , y Kant manejaba conceptos de números reales, pero n? de complejos (siendo, unos y otros, conceptos sensibles puros)·. Sm embargo, hay, en lo que se refiere a contingencia y necesidad �na diferencia fundamental entre los conceptos empíricos y los sen� s1bles puros, a saber:

En el caso de los conceptos 'empíricos, incluso una vez formados (esto es: definidos), la realización de la construcción que rigen de­pende de la presencia de un material empírico <<real» (en el sentido dicho), al cual se refiere la regla de construcción. Puesto que este material es empírico, lo que suceda, cada vez que la construcción· encuentra con qué realizarse, es cuestión fáctica;

127

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::�,, ¡En ,cam&ío;> .en·· el· .c�so ae- Jos ·cbné.eptos sensibles p'uros, . todo•;Io necesario para efectuar l.a construcción regida por la ,regla pertenece .� la pura forma de la intuición. y, por lo tanto, es todo ellb hiy a priori, pel'teneciente a la naturaleza misma del conocimiento. En consecue�cia, todo cuanto pueda suceder en el ejercicio de la cons­trucción obedece a una determinación a priori, no dependiente del hecho de la experiencia.

Pues bien, 'la matemática, según Kant, toma el concepto como regla de construcción, no como <<mero concepto» o conjunto de , notas, y por eso sus juicios son sintéticos. Pero opera con conceptos sensibles puros, y de ahí que, en virtud de lo dicho, sus resultados reposan en una determinación a priori, y no en hecho alguno de la experiencia. La matemática difiere del proceder analítico (también llamado por Kant proceder <<por meros conceptos» o <<puramente lógico») en que emplea el concepto como regla de construcción; y, a la vez, difiere de la constatación empírica en que esa regla rigé una construcción en la pura forma de la intuición, con posibilidades puras de sensaciones, y no con el contenido <<real>> de la sensación.

IX.3. ¿ESTÁ •SUPERADA• LA CONCEPCIÓN KANTIANA DE LA MATEMÁTICA?

El empirismo no es una determinada posición filosófica, sino la posición prefilosófica y/o afilosófica del hombre que discurre dentro del . marco de la ciencia moderna. La ciencia como tal no necesita s�t; consciente de cuál es su propio concepto de la verdad; le basta con tenerlo. Está en su «seguro camino» sin necesidad de conocer la constitución del camino mismo. No plantea problemas de condi­ciones ontQlógicas, sino problemas de hechos. De ahí que el propio problema del conocimiento, el problema de la certeza, sea entendido (por el hombre «científico>> afilosófico) también a su vez como un problema de hechos, como la cuestión del hecho de la certeza.

Y, adoptado este planteamiento, lo lamentable ya no es que se diga que toda certeza tiene fundamento empírico, sino que se con­sidere necesario decirlo, cuando es tautológico; incluso que se consi­dere ·necesario polemizar, cuando nadie ha sostenido la tesis con­traria. El hecho de la certeza es de origen tan empírico como· el de ·cl;lalquier otro hecho; y decir esto es .n:o decir nada, porque <<he­cho» y !<empírico» son la misma· cos-a. Igualmente, es no decir nada !!1 decir que «los hombres han llegado a>> pensar las· verdadéi '•mate-

12&

m��icas eri · y.ir·tti� ::de':· ;·�· .. ��peiie��ia�·.'r �ig��:: :sr��db . . que; sUa cuestión de la certeza. se .: platitea · c.dm<t cuestión . ·de � �� ' ·}; 1 • génesis fáctica (psicoióg'ica.,. P,istórica) del:hecho de la certeza•: erito�- ' y:¡> ces ya está dicho que la · respu.esfll' a esa cuestión ha de· venir ·.dada .

·

por la génesis fáctica de un estado fáctico (el estado de certeza�}; ,�s decir: por «la experiencia» . . . .. 'i;'

La posición· que acabamos de describir someramente es el' simple ··. desconocimiento de la proqlemáticl!. filosófica. Pero ha' .habido · his� tóricamente un intentó, se,rio de no limitarse a ignorar esa problemá:c tica, sino tratar de d'es¡¡rticularla en su propio desarrollo. Ese pro�· yecto comportaría los siguientes elementos: ,

Por una parte, se admitiría que la ciencia consiste en expresar· los fenómenos físicos en términos de .operaciones matemáticas .. Se admitirían (bajo .la reserva de discusiones de detalle que nosotros también admitiríamos en pmncipio) los .conceptos arriba indicados' de hipótesis, comprobación (o verificación, o desmentido, etc:) de la hipótesis, así como otros conceptos · que hemos encontrado !Conec­tado� con estos. En suma·: se reconocería que la . matemática es. el <<lenguaje>> en el que los fenómenos tienen · que poder. ser «dichos>>'.-: A partir de aquí, sin embargo, comienza la polémica con Kant, y concretamente en el sentido siguiente: se entiende que la condición que un «lenguaje» científico debe cumplir es la de que él mismo de suyo no <<diga>> nada, sino que simplemente valga para que en 'él se.

digan cosas. En consecuencia, se supone que esa es la condición que la matemática, considerada como lenguaje, debe cumplir, a dife­rencia del lenguaje no científico, el cual crea <<pseudoproblemas»., esto es: problemas que ·no estriban en los hechos a expresar, ;sino en embrollos del propio lenguaje. De esto se hace una traducción a términos kantianos en el sentido de que la matemática debe •Ser en el fondo <<juicio analítico» , pues el propio Kant definió este tipo de. juicio como aquel que <<no dice nada». · , ·

Observemos que esto, desde nuestro punto de vista; liquidaría el problema de los «juicios sintéticos a priori>>, no sólo por lo que se refiere a la matemática, sino también en lo · que concierne a • los principios no empíricos (o supuestamente no empíricos)' de la físicá?; · · En e�ecto, hemos asumido que esos principios (en ia medida en ·que· efectlvamepte no sean empíricos) pueden ser interpretados coin6. desarrollo · del postuládo general de expresabilidad maternatie.á exhaustiv¡¡: .de lo físico; o sea: · de adecuación de lo · empíricO< ··a .. � fa maten'rátiéa. Y, si 111- matemática . resulta <<no décit nada»; 'el prQ'ble-' ma de la expresabilidad ehr .ella no· existe,, · el citad@ postul'adoí de adecuaCión· no es postulado alguno, porque la adecuación a··<<nada'» '

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nó es adecuación alguna, cde modo . . _que. : los principios, de la física

habrían de .ser o;empíricos o tautológicos. . · , · ·v ·

. · El proyecto que brevelillente hemos definidp es lo que, . �a:a en­

tendernos, llamaremos en un sentido muy general «po�itlv��mo¡> .­

•.Desde. luego que no todos los que . aportan algo a la reahz�c10n de

ese proyecto son positivistas. Pero una cosa es el proyecto mism<;>, . la

'empresa en su conjunto, y otra cosa son los elementos (de cualqmer

procedencia) que pueden desempeñar un papel en su desarrol�o: El

proyecto, de acuerdo con los términos en que lo hemos defi?i?o,

tiene por eje y soporte una tarea que,�a su vez, puede ser defimda

. del siguiente modo: reestructurar, reinterpretar (o, en su caso,

rehacer) la matemática de tal manera que toda ,ella pueda. fund�­

mentarse en el tipo de discurso que hasta aq�i'.

en termmologia

· kantiana hemos llamado <<analítico>> . Del cumplimiento o no de este

· propósit� (insistamos en ello) no depende sólo �o q�e pueda pasar

con la matemática, sino todo el problema de la Ciencia. . Kant empleó con frecuencia el térl)lino <<lógica formal» o Simple­

mente %lógica>> para referirse al uso de los conceptos com� <<mer�s

conceptos>> ; esto es: como conjuntos de notas. En este sentido,, �

<lo­

gica>> 0 <<proceder por pura lógica>> equivale a proceder analztzco.

'.l'al uso terminológico está justificado por el hech� �e qu� :1 proce­.der en cuestión es, en efecto, coextensivo con la logica clasica, e

.st

.o

·es: con la mal llamada <<lógica aristotélica>> . Ya Descartes se �ntlci­

pabl'J, a ese uso kanti11no de )a palabra «lógica>> , cu�ndo decia q_ue

la lógica es, como la matemática, absolutamente cierta, pero solo ·

porqu.e, a diferencia de la matemática, es va:cía. . . . ,

En este sentido, la pretensión de reinterpretar como JUiCio anal�­

t.ico toda la matemática puede formularse como intento de <<red�cir

la. matemática a lógica>> . Y, sin embargo, aquí hay un malentendido.

«Lógica>> significa, desde el momento mismo en q.ue. tal palabra se

acuñó como término filosófico, la teoría del entendimiento, y <<enten­

dimiento>> es la facultad del «concepto>>. Lo que ocurre es que Kant,

según dijimos, considera el concepto de do.s maneras: �-omo <<mero

concepto>> (conjunto de notas) y como regla de construcc10n .. cuando

Kant· identifica <<lógica>> con procede! analítico, está. entendiendo el

concepto únicamente como <<mero concept?'' o .c�?Junto de notas.

S1:n emb�rgo, no siempre fue esto lo que se entend10 p�; <<con�epto>> .

En'Descartes y Leibniz, el «concepto>> es la r.epr�sent.acwn autonoq¡a

de -la Razón, lo que no es dado en la expenencia, smo que es «pro-

•'d:Ucción de la mente>>; y <<enten.dimient()>� es, en amb?s P,e�:adores,

la facultad de ese discurso �.utónomo de l,!l mente. No solo <<tnangulo>>,

sino ante todo el triángulo ABC (siendo A, B y C ,puntos ,r.n¡üe-

130

. ' , ·, . máticamente definidosf es para Descartes un1 c0ncep�o; �se concepto de un individuo (pero de un individuo matemáticamente definidd) es incluso, para Deséartes,. <<anterior>> y <<más simple>> con. res.pecto ·al universal, .ya que éste procede de una ulterior composición-compara-' ción. Para Leibniz, conceptus es pul'a y simplemente la percepción verdadera, y esto quiere decir: la construcción en el proceder absolÚto d� la mente; que es lo mismo que Leibniz llama intuición, correspon­diendo al uso de esta palabra introducido por Descartes. Y Leib• niz va aún más allá que Descartes en este camino, puesto que modi­fica el sentido de la palabra <<lógica>> de acuerdo con lo que él entien­de por <<concepto>> y por <<entendimiento>> . La <<lógica>> es en Leibniz. la teoría general de la construcción en el proceder absoluto de la Razón, y no el uso de conceptos como mei·os conjuntos de notas. En este sentido, la lógica de Leibniz es simplemente la scientia gene­ralis o mathesis universalis. La matemática, por su parte, deja de ser la ciencia <<de la cantidad>>, por cuanto Leibniz demuestra que 1? cuant�tativo es <<lógicamente>> secundario, derivable; o, si se pre­fiere deculo de otra manera, la matemática <<vulgar>> pasa a ser un conjunto de consecuenCias (secundario y· circunscrito) de la mathesis universalis. Leibniz dice efectivamente que todo lo que puede decir­se con carácter de <<verdad de Razón>> acerca de una cosa se obtiene pura Y simplemente del concepto de esa cosa y en virtud de la lógica. Pero esto, en el sentido de Leibniz, no quiere decir que las verdades d� Razón sean lo que Kant llama <�uicios analíticos>>; porque Leib­mz no emplea las palabras «Concepto» y <<lógica>> en el sentido del <<mero concepto>> como conjunto de notas, mientras que Kant las emplea precisamente en ese sentido (y en oposición a la considera­ción. del concepto como regla de construcción) cuando dice que el proceder analítico es el proceder <<por meros conceptos>> y que este proceder es la <<lógica formal» o la <<mera lógica>> .

·

Consideramos importante insistir en estas distinciones, porque nos ·parece que, en gran medida, la empresa de reducir la matemá­tica a algo del tipo del juicio analítico, empresa necesaria para el proyecto positivista que más arriba hemos descrito, ha sido aborda­da «tomando por la palabra» a Kant (independientemente de que se· cite o no a Kant, e incluso de que se lo conozca directamente o no) . Se trató, en efecto, de elaborar la lógica y la matemática de ·manera que no hubiese ruptura de la continuidad entre la una y la otra. Se pensó que de esta manera quedaba borrada la frontera entre el jui­cio analítico y el sintético a priori. <<Logizando>> · la matemática, se pensó poner de manifiesto que los presuntos juicios sintéticos ·a prio­rU:ran en realidad analíticos.

131

' ·.

Page 65: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

·, ,, •. · ; · : • ' • ;.o ' ·'·. ' ,_·, 1\' . ,. ' . - � . •. . �, ·�¡h�,ré�barg� ,:. su�ong�mós'. ;q�i� ·,�etectiva�ente' ;,, �e!,

·hÚbie��J- r�ali;

· za:do: .¿�a t�;�,rea. de ·pre�entar .una lógica. .t:al que la ma�emática no ne" c.esitase)para su c.onstitución de�ninguna otra ·cosa que. de esa misma lógieai, A¡un así; p�ra que esto autorizase a decir . que la· matemá�ic

_a

es jui9�0 !\nalítico; l!abría primeramente que demostrar que la logt-. ca. en cuestión es «lógica» en el sentido en que Kant emplea este t�r­rnino) cuando identifica· la <<mera lógica>> y el proceder por <<meros

. conceptos» con el uso de los conceptos. sólo como conjuntos de notas. y, desde el primer momento, se ve que esto sería indemostrable por 1� · sencilla razón de que es falso. Haremos una breve ilustración de este aserto. , .,La tarea de «logizar la matemática>> se emprendió en el doble contenido de. <<aritmetización del análisis>> y <<logización de la aritmé­tica>> . Este segundo aspecto tendría evidentemente como punto clave la, reducción de los números naturales a algo perteneciente al terreno de la lÓgica pura. Es bien sabido que esta reducción, y en general todo el tratamiento lógico-matemático de orientación <<logicista>> so­bre lo que llamamos «concepto» o <<predicado>> o cualesquiera entida­des que . substituyan a estas, se basa en considerar el «concepto>> o el «predicado>> como una función que tiene por campo de valores el �onjunto .cuyos dos elementos son los términos <<verdadero>> y <<falso>> . Para que haya un «concepto>> o un <<p:J:edicado>> , le basta a la lógica matemática que esté determinado (no impórta por qué procedimien­tó). pa:J:a qué argumentos (objetos del campo de objetos considerado) se .. cia el ;valor <<verdadero>> y para cuále.s. eL :v.alor <<falso>> . No es preci­so que haya ningún contenido conceptual, ningún conjunto de notas. Puede decirse que, si en Kant el concepto todavía era un conjunto de notas; aunque lo fuese por ser ante todo una regla de construcción, en la lógica matem4tica el concepto como conjunto de notas ha desapare­cido. Visto esto, es legítimo preguntarse qué puede significar ahora la 'JJ.Qción de un proceder «analítico>> , ya que la misma designa precisa­mente el uso de los conceptos como metos conjuntos de notas. Y esta pregunta comporta la de si lo que realmente intenta conseguir la lógi� ca matemática es <dogizar la matemática>> , demostrando que . el pre­sunto proceder s�ntético a priori es en realidad,. analítico, o más bien

. mate:r;na,tizar la lógica, esto es: demostrar que resultados a los que se , .Ü�gli, ·por y:ía anl!,lítica pueden también ser obtenidos a través de rodeos . sintéticos; en este caso, se tendería también a una unificación lóg�co­

matemática, pero sobre base sintética, . no analitica, y entonces no se lt'abria refutado �ada de lo que Kant dice. · .

Sea como- fuere, e s indudable que e l esfuerzo desencadenado por el "proyecto de. logización de la matemática co_ndujo . a resultados

132

:;�¡�:;ti},:?r);;;:���:.);;,;:�;;�·?�f:::·:.·r·,: :�t;r?: ·:� .· brillalilttts·· ,yi\de�i�ivórdi·<.erlfre, . ·6aj · . v�rsas .·formilSF'l'de• lin,i\ : frontera< esenciaL ·el< p'untó'. en ,qu�-. . · Sltu6 el límite entre: ta lógica y la matemática. : Primeramente suce'di6': que lli admisión ·de · todos los ·recursos simbólicoS: 'y operativós ne'ce�· '· ,. , . . sarios para llegar «lógicamente>> hasta los números naturales CQll'¡ , ' . ·· , ' \: " . duda a determinadas <<paradojas>>. (intervención de Russell eni 1902· a

· · propósito de los Grundgesetze der Arithmetik de Frege). Sé pre­tendió evitar e�as paradojas mediante restricciones operativas·;> ' y . entonces ocurrió que · sólo se llegaba <<lógicamente>> a la aritmética estableciendo determinados axiomas cuya única justificación era que con ellos se conseguía lo pretendido y sin ellos no (situación en ios Principia mathematica-), etc. Si dé la corriente <<logicista>> pasamós a] «formalismo>>, la necesidad de resumir nos obliga a cefiirnos a las siguientes constataciones:

Primero.· La cuestión de la naturaleza del razonamiento cuando se plantea a propósito de un procecder formalista, debe edtender�e referida concretamente a · los razonamientos <<metamatemáticos>> . Es t:lecir: lo importante será saber de qué naturaleza (analítica 6 sintética) son los razonamientos mediante los cuales se establece un sistema axiomático y una o- varias posibles · interpretaciones de él. Segundo.· El formalismo, al encontrar que los razonamientos metamatemáticos deben tener carácter <<finitario>> , lo que hace e·s reconocer que son sintéticos. En efecto, esa limitación es inherente a la noción misma de un razonamiento que opera constructiva- � mente. Tf!rcero.· Consideremos la posibilidad de un sistema �xiomático cuya �compatibilidad y completitud se establezcan sin referencia a interpretación alguna, es� decir: en términos puramente formales \ pero que, a l a vez, tenga como posible interpretación algún .campo de la lógica y/o la matemática y sea también <<Semánticamente sufi­ciente>> con relación a tal campo. T.odo cuanto se ha demostrado hasta hoy parece indicar que esto sólo es posible mien'tras nd ' se rebase el campo que, para Kant, estaba al alcance del razonamiento · analítico. Ya para el cálculo lógico <<de primer orden>> sólo se. ar­c�nza la sufici�ncia semántica 6, no la completitud formal� y este calculo es efectivamente de mayor potencia que un proceder analí- . . tico (lo es, al menos, por el hecho de que las variables ·predicado ; ·

· · 5 ·? sea: ent�ndiendo I?.or «Compatibil\dad•• el h.echo �e. ·c¡.ue no tod� _f,órmul� s�a deduchble, y por «Completitud» el hecho de que, SI se anad1ese como nuevo axioma una fórmula no deductible, el sistema resultante 'sería incompatible. ·

: 6 GODEL, Obras completas (trad.), Ma_drid, l981, p. 20 y ss.

133

Page 66: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

' . l. . ei¡ltra:n .en duego. esped.fiddas .per su .·núme�o de a�gurrieri.tós, lo. cual las califiCa , bomo entidades de carácter .construetivo) . Visto esto, r�sulta incluso ittn�cesario, para nuestro· presen�e propósito, apelar al por otra, ¡:>arte Qecisivó hecho de que se haya demostrado la im­,posibilidad de alcanzar siquiera la suficiencia semántica para la aritmética cle los números naturales 7•

·· Sin :pretensiones de haber dejado zanjada la cuestión, creemos tener elementos de juicio suficientes }para: asumir que la distinción kantiana entre lo <<analítico>> y lo <<Sintético a priori>> , o entre la <<pura

, lógica>> y la matemática, así como la caracterización de la demostra­ción matemática como construcción (y no análisis de conceptos), peró construcción en la pura forma (y no en el contenido) de la intuición, etc . , que todo ello -decimos- goza de excelente salud, e incluso que su <<superación>> parece retirada del orden del día.

1X.4. LA LEY DEL VALOR Y EL CONOCIMIENTO FÍSICO-MATEMÁTICO

En el primer parágrafo de este capítulo establecimos que el , postulado general que caracteriza a la <<ciencia>> moderna frente � c.ualquier modo anterior de conocimiento de lo ente es el de que lo

... ente< ha de poder ser expuesto exhaustivamente en términqs de ope­raciones matemáticas. Los dos parágrafos que preceden al presente fueron necesarios para sostener que ese postulado postula efectiva­mente algo, que no es vacío .

. Un postulado acerca de en qué consiste en general conocer entes, esto quiere decir: una noción de qué es lo que se . exige para consi­derar legítima una predicación, un <<eS>> . Por lo tanto, estamos hablando

. deralguna .ontología. Y, dado que se trata del concepto específicamente p:wderno del conocimiento o de la verdad, debe esperarse que el mis­mo suministre una ilustración del modo de operar de eso que en Marx ,hemos interpretado como una ontología que; a la vez, es la constitu­ción histórica de la Edad Moderna, ontología cuyo contenido desarro­ll�do resulta ser Ja construcción de lo que hemos. llamado <<la estructu­ra económica>> o <<la ley económica» o <<la ley del valor>> .

Al exponer la noción marxiana de <<ideología», dijimos que el trabajo, en cuanto que tiene lugar como trabajo <<igual» o <<abs­tracto>>, sólo puede ser reconocido en el elemento de la objetividad;

que. el concepto mismo de la <<objetividad>> (el cual es un determi-

7 !bid., pp. SS y SS. , 151 y SS. , 185-186.

134

¡ ,

nasló/ ccihc�ÍJto Qe lh, ver.�ad) frene su fund�rn.�nte err :esa alilrtiida�l'.. t'' de :la medida del trabajo. con. respecto al· trabajo· <<reah!-;, .y que� ; . por , :•, · ello,, será considerado - como· el ser •<<Objetivo» (este es: ·: verdadem) de las cosas precisamente aquel · modo de presencia de'· ,,las fuistna.s que las capacita para ser 'expres,ión de cantidades de <<trabajo iguah>. Bien entendido que, en el propio funcionamiento de la estruc;tura,. ese carácter de cantidades de trabajo igual no aparece como tal, sino sólo bajo la apariencia del carácter de términos de la univeFsal . relación de cambio, según 'hemos explicado ya.

. ,

Así, pues, por una parte, será reconocido como el ser verdadeFo. · de las cosas aquel que conceda · sentido a la posibilidad. de sw r,e· ducción a cantidades de una única magnitud. Para que esta posibi­lidad tenga sentido, no es preciso, ciertamente, que las cosas sean cantidades de una misma magnitud, pero sí es preciso que sean mqtemáticamente tratables dé manera exhaustiva. He aquí el postu­lado que arriba establecimos como característica del modo físico­matemático de <<verdad>>.

Pero, por otra parte, acabamos de recordar lo que en su mo­mento habíamos establecido · como fundamento del concepto de <<ideologÍa>> , a saber: que la ·l ey del valor, la reducción a trabajo abstracto, no aparece coíno tal �n el interior de su ·propia operación, , · en el mundo constituido por ella misma, sino que, dentro qe esé mun?o, aparece sólo y necesariamente <<traducida)� al plano .ir;: la� relaciOnes entre cosa�. Por lo mismo, el hecho de que las cosas. deban ser tratadas en el modo de la física matemática no aparecerá como una exigencia de la teductibilidad, a trabajo abstracto ni ' en coné¡dón con la ley del valor, sino simplemente como la <<objeti­vidad>> , esto es: la verdad de las cosas. De acuerdo con todo lo hasta aquí dicho, �s precisamente en ese carácter ,de autoposición como «la verdad>> donde reside el carácter ideológico del modo de · conod • miento modernamente llamado <<científico!>

Si ahora seguimos considerando el significado del modo de con.o­cimiento en cuestión tal como es <<pata nosotros>> o <<en sÍ>> (no. <<para sÍ>>), encontramos todavía lo siguiente:

Decir que ei modo de presencia· físico-matemático respoaqe al ser de las cosas en cuanto reducibles; a cantidades de trabajo abs­tracto, esto equivale a afirmar que,la ontología subyacente a la física· matemática caracteriza lo �nte como lo en pr:incipio producible. Y, en efecto, si bien el conocimiento (físico-matemático) de �n

· conjunto de. fenómenos determinado no confiere nec�sariarriente -mayores posibilidades de producir esos fenómenos, esto. e.s cierto .

. solamente porque se refiere a un conjunto . de fenómenos a:isl�da-

135

Page 67: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

. . .x.';y. '·-�: �;:·r. ·Y,�!1j!i:'f.:,�:�· ·?·:: .

. · �� :r -� .. ,_. __ :?F· W�R';-��'; ii��\:;7.y.-n· . .

�}1· . entoncesL :por· ·i:lefinicipn,- daL cóñoc.imient�r ·es·>incl:)mplet�.' ·

. . · . COU�ér.l).iértte a ese: CO!l}tJ.nto misptp) ... :J;:s �Jld'udab,�e ; que¡ ' . . . • · ¡ . • • • � -a:(. .de otros modos anteriores • de verdad, el conoc1m1ento , :' -�; fj�i.C9-.matemáticó significa la posibilidad .del «dominio de .la natu-

! . raleza», esto es: de la liberación con respecto a .las limitaciones «natu­' ' rales>� . · Quede claro que, al decir esto, no . atribuimos a la física

' .:matemática ningún carácter «instrumental» . Lejos de tal cosa, con-. -cebimos la física matemática como teoría pura, cuya verdad no de­

pende en absoluto de si es· <<útil» o «conveniente» o no lo es. La re­lación no es .de medio a fin, ni tampoco de causa a efecto. Decimos si�pleme�te que la ontología subyacente a la física m.atemática hace aparecer lo ente como lo que puede en principio llegar a ser produ-CÍdo, esto es: d()minado. ·

Ora� parte de lo dicho puede enunciarse también diciendo que \ la ·física matemática es el conocimiento válido en la Edad Moderna

por cuanto. la <<estructura de la sociedad moderna» comporta esen­cialmt;lnte el desarrollo (en principio ilimitado) de las fuerzas pro­ductivas, y por cuanto la física matemática es aquel modo de cono­cimiento en el que el conocimiento es a la vez la posibilidad de la

i• racionalización (científico-técnica) de la producción; b_ien entendido que el concepto de la racionalización científico-técnica exhaustiva de

. ia producción comporta la posibilidad 'de producir todo ente':' . Y a habíamos dicho 8 que el <<desarrollo de las fuerzas produc­

tivas» no puede considerarse, en el sistema del Marx . maduro, como un principio general de <<la historia>> , ni como algo que <<va de soi» , sino·.como un contenido estructural de la sociedad rp.oderna. Acaba­mos de insistir en ello, poniéndolo en relación con la temática del concepto <<ciencia>> . No el «Conocimiento» en general, sino sólo lo qu�. en la Edad Mod.erna se denomina <<ci�ncia» , esto es: la física ma-temática, tiene una relación esencial .con lo llamado por Max;x <<desarrollo de las fuerzas productivas» , esto es: con d <<dominio de la· tierra'' ' Sólo ese sentido histórico de «conocer», el sentido ,especí-fi�a¡nent� �oderno, que. se realiza en la. ciencia físico-matemátiq (y� precisamente como teoría, en ningún modo utilitariamen�e), es la po.sibilidad . ,de la racionalización científico-técnica. Ahora bien, 'M�rx .�ostendrá también (y ello va a ser un· eiemento fur¡.damental pa;_a su , visión de la tendencia histórica de l;¡ sociedad moderna) que, si bien la sociedad moderna es la forma en .la cual se establee�

como principio la . ra$i(malizació).1 científko-téc:J;lica, a la vez la_ pf,(),pia sociedad moq7r11a e�, iQcar,�� de .efectuar_ qe manera �ish:;má-

· ' ;,:. � Cf. VI.

1-36

�:��,��Vi'''f��1�:1�)�j)�f['.;,;:� \! X�'!,YIIJ� ·.. . . . . · . !��,a-�e.si rll.si9nal�!ici9P.< J�:.st� se.�ft la . f�Il)0S�, }<�p,nfradics:ión · ..

1 la� ,reh¡.ciopés .d�- pr,oduccj(m y · el desan;gl•o , !fe l�s. JueFl,:as o-r<·)·_ , 1uc:..J tivas�. ,

·

En efectc;>, la. racionalización se introduce a- través del hecho de . que el mercado impone la medida del trabajo <<socialmer¡.te . nece­:;arió» y elimina a . quien no se ajusta a ella; pero, a la vez, la _ r,acio­nalización completa implicaría qQe toda la producción se )ntegrase en . uq cálculo o pla!l único, �o cual es contradictorio con el principip

· del mercado. El rner:cado impone la racionalización, pero, a ·la vez, · es en sí mismo irracionalidad, porque se basa en que cada capita­iista dispone libremente. su inversión buscando su ganancia en contra de los demás. Buena p11-1eba de ello es que la racionalización se esta� blece mediante un fenómeno que es la irracionalidad misma, a saber: la. crisis, que implica un enorme despilfarro de recursos materiales y humanos. ·

Cuando decimos que el desarrollo de las fuerzas productivas impulsado por la ley del valor a través del sistema del mercado con­duce al punto en el que la exigencia de racionalización. se concreta en �na necesidad de cálculo global único que choca con el ptopio sistema de mercado, nos referimos a algo sobre cuya realización material convendrá hacer algunas observaciones- que eviten mal­entendidos frecuentes.

El desarrollo de las fuerzas productivas, la racionalización cien­tífico-técnica, comporta la progresiva sustitución de los procedi­mientos productivos de carácter meramente empírico por aquellos otros que son matemáticamente planificables en cálculos que abarcan en una sola fórmula zonas cada vez ·más amplias, del mismo mc;>do que el avance de la ciencia conduce del dato empírico a su «explica­ción>> , es decir: a su integració:J;l en un esquema deductivo mat�wá­tico tal que haya cada vez menor númerp de esquemas de ese tipo independientes entre sí para explicar cada vez más fenómenos. La

. mencionada transformación del aspecto físico del sistema productivo incluye evidentemente una modificación del tipo de actuación .qece­saria · de la �uerza de trabajo; por definición, el hombre sólo es. \lO elemento- no sustituible con ventaja allí donde es preciso tomar: deci­siones, aunque éstas (�n el caso del hombre como fuerza de· trabajó) sean-, técnicas, y no de inversión; en com¡ecuencia, en la medida en · que el proceso productivo está gobernado por una prograrilllCÍÓn '

· en términos estrictamente físico-matemáticos, la actuación hli_niana se gesplaza: .de tareas de manipulación directa:, que requieren. <<des_-· treza» .empírica, a aquellas otras de operación científico-técni�a. Por ello mismo, la cualificación. de la fuerza de . trabajo pierde . su <;a·

137

. , . • '

. .

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. l

· i

rader e�píricó ·y, por lo la�to,, espeda1i�ado, limitado f la concreta' operación: en la que uno . es <<experto>>, para set cada vez má:s una .formación ·f ísico-matemática <<abstracta» .

todo esto son exigencias de la racionalización científico-técnica ' impulsada por la propia ley del valor. De hecho, ha sido la presión del mercado la que ha conducido a que haya sectores industriales altamente automatizados, significativamente próximos al esquema que hemos trazado. Pero una hipotética generalización de ese tipo de proceso productivo, y sobre todo una aplicación de los mismos métodos al conjunto del sistema productivo considerado como una sola unidad, chocaría, tal como ya hemos explicado, con el .propio principio del mercado.

Por otra parte, una <<planificación», en el sentido de cálculo global del sistema productivo como una unidad, sólo es posible en la medida en que se alcance el nivel tecnológico descrito en las con­sideraciones que acabamos de hacer (y al cual el capitalismo con­duce, pero siempre de manera parcial e inconsecuente). En efecto, sólo es posible un cálculo total cuando todos los datos del sistema productivo son de tal naturaleza que pueden ser todos ellos ex­presados en términos rigurosamente objetivos, y esto implica la sus­titución de un proceso productivo con infinidad de microopera­ciones humanas contingentes por uno de carácter automático, en · que las decisiones se centren en los procesos de cálculo científico­técnico .

Lo dicho puede expresarse también haciendo mencton del pro­blema de información, comunicación y control. Un sistema produc­tive sólo es planificable cuando todo él es plena y simultáneamente conocible, cuando no hay zonas opacas. Ahora bien, las infinitas microoperaciones humanas contingentes antes mencionadas son, por principio, inobjetivables. Se puede prever resultados, consta­tados, premiar y castigar, pero en ningún caso planificar. Asimismo, sólo el hecho de qu� todos los participantes en el proceso productivo estén en condiciones de entender· del conjunto de él, sólo el hecho de que todo esté a la luz, permite realmente eliminar las zonas opacas. La posibilidad de que 'todos entiendan del conjunto del sistema pro­ductivo viene dada, desde el punto de vista de la capacidad técnica, pór e1 carácter físico-matemático abs_hacto que dijimos debía tener la cualificación de la fuerza de trabajo en una situación comu la que estamos describiendo. Ahora bien, esto es sólo la posibilídad eh cuanto capacidad técnico-científica; para que llegue a reali­dad, esto es: para que la transparencia del sistema productivo y con ella. la posibilidad de una real planificación se den, es p>reci-

138

·):;

so; pues, · que el. donocHnientó <f:�l aparato prodúctivo �st:a · U:n , he- · · cho de comunicación social general. La idea de una autori(lad piar nifitadora sobre una sociedad atomizada es, además de siniestra; utópica.

139

Page 69: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

� .: :·: � . ', .\ '' . ' .: :, _ _x .. :.\ .. ",.·· : t•�i.: +t;··

. ' . · ¡; . . .. · .. �LÁ: · tEY' DEL VALOR Y EL CONCEPTO MODERNO

DEL ESTADO

X.l. . LA LEY DEL VALOR, EL DERECHO Y EL ESTADO

Al exponer la génesis esencial de la <<ideología>> 1 , indicamos que las nociones del objeto (como lo ente verdadero) y de la objetividad

(como la verdad) tienen su fundamento en el hecho de que el «tra­bajo>> sólo es reconocido mediante su reducción a algo, mediante la

. constitución de una medida contra-puesta a su inmediatez. De ahí que sólo pueda ser reconocido en el elemento del «objeto>> o de la «Cosa>>, y de ahí también que el ser verdadero de la cosa sea aquel modo de ser que la capacita para ser expresión de esa medida contra­puesta del trabajo humano. .

La noción de -lo ente como objeto y de la realidad como objeti­vidad es, en efecto, exclusiva de la Edad Moderna. Anteriormente,

, la palabra obiectum no significaba lo ente, sino lo meramente puesto : ; .. ,enfrente en el proceder de la mente. El cambio de significado, sin

'· embargo, no es casual (o sea: sólo en cierto aspecto es un cambio), ya que él concepto de la verdad como certeza, vigente desde Descartes, sitúa la cuestión de la verdad en el proceder de la mente, a saber: como la .cuestión de qué es aquello que en ese proceder resulta nece­sariamente o absolutamente puesto, qué es lo absolutamente obiec­

tum. · Desde el momento en que ese concepto de la verdad · impera,

cualquier afirmación de un ente es a la vez y ante todo afirmación del propio proceder que afirma. Dicho de otra manera, eso que acabamos de llamar «el proceder de la mente» es lo que subyace a

(esto �s: aquello cuya autoafirmación está supuesta en) todo afirmar algo; es, pues, lo subiectum, lo «subyacente>> . También: la palabra

1 Cf. VIÚ.

14Ó

suht�Ctt'lm 'éa�bi�( d� slgflifiqdo.h>óes, ; iD.ct(.>l'ÍJIOÍ"'ad'1lYi!ffi 1sü';<'(líí·a lenguá 'filos6fica; corno· �adúcdón 'látina de ' u·, rmx;¡;¡u,�;vov� niii'l••n"\thli:f.i'<i' hasta1 la Edad Moderna particular · referencia al · · «sU jetí:J i,'· · q\ie'\Ú�ey'' · : «yO>>. Lo que ahma Se llamará «SUjetó>> no es el sujetp · de', estil!<6 : ' : .'· aqúella tesis, sino el .de toda tesis en cuanto taL' · · · . · · "'-'f:¡�;,'' .··

Si <<el pensamiento>> o el proceder de <<la mente>>. desempéfta··��td ' / : papel de sujeto, con ello · ya está dicho que lo designado· eón· ei'�f . palabras no es un ente · (el <<hombre>>) ni tampoco algo de un ellt�

· (una «facultad>>, etc.), ·no· es en general nada · óntico, sino precisa�' ·

mente lo ontológico, . . · "' Pues bien, hemos dicho 2 que la ontología se autointerpreta como -

delimitación de «lo verdaderamente ente>> frente a lo ente inm�díato, · y que este fenómeno esencial a la historia de la filosofía es lo quf Marx nos deja ver,- a su manera y concretamente con referencia a la forma moderna de la metafísica, cuando pone de manifiesto, por . una parte, que la ontología peculiar de la Edad Moderna se des­pliega en la forma de eso que él define como <<estructura econó­miCa>> , y; por otra parte, que la estructura económica no tiene cono­cimiento de sí misma como tal, sino sólo en la figura de eso qúe hemos llamado y que Marx llama «ideología>> . .

Así, pues, como el modo de presencia de las cosas requerido por la <<estructura económica>> · se presentaba · como el ser verdadero (objetivo, físico-matemático) de las cosas frente a su ser inmediato · igualmente el carácter ontológico del sujeto es ·asumido como u� ser verdadero del homqre, frente a su ser inmediato ·y ·�ontingente.

En los términos espécíficamente marxianos, esto podría enun­ciarse así: en la sociedad moderna las diferencias cualitativas entre lo� hombres son estructuralmente negadas mediante la reducción del trabajo a trabajo abstracto, pero, dado que esta reducción h0 aparece como tal en su propio ámbito, sino sólo en virtud de <<nues·.: · tra>> lectura de la relación de cambio entre cosas, la citada negación

. de ' las diferencias cualitativas entre los hombres sólo podrá aparecer como la identidad del ser verdadero del hombre, . como natura1éta h1;1mana igual.

e- � -- ' -

.. En� el capítulo precedente habíamos expuesto cómo la concepCión modern� de <<la naturaleza>Y. o del ser de las cosas· podía considerarse fundamentada en la ley del valor. Ahora acabamos de describir· cómo la ley del valor suministr.a también la base para un 'd etermi­nado �do de pr_esencia de «la sociedad>> o <<el hombre>> . Tánt¿ ·en Ún caso,.como en el otro, lo que se fundamen.ta no · son sólo ideas;

2 Cf. VIII.

141

Page 70: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

¡ .

/ \

siÍI.o ,cpndiciones · para .. el funcionamiento de la ley· económica;. ��s cuales, sin embargo, en el ámbito de esa· misma ley, no aparecen como tales co�diciones, sino precisamente como ideas. Así, es con­dición para el funcionamiento de la estructura el que todas las cosas sean asumidas como calculables, y esto -es efectivamente el postu­lado implícjto que sustenta aquellos principios que definen el modo físico-matemático de conocimiento, pero tales principios o tal modo de. conocimiento no se presentan en absoluto como condición nece­saria para que la ley económica pueda funcionar, sino simplemente como la verdad de las cosas mismas. Pues bien, ahora veremos que también lo postulado . en la concepción moderna de <<el hombre>> �? de <<la sociedad>> tiene el carácter de c9ndición para el funciona­miento de la ley económica y, sin embargo, aparece como exigencia de <<el ser verdadero del hombre>> o de «la naturaleza humana>> . Así como el modo moderno de presencia de . las cosas se llama ciencia,

el modQ moderno de presencia de <<el hombre>> o de la «Sociedad>> será lo que llamemos derecho.

- La noción funda.mental del derecho es, como queda dicho, la de igualc(ád. jÉsa igualdad significa la reducción de todas las diferen­cias a la accidentalidad y, por lo tanto, la consideración de todo contenido como algo esencialmente ajeno. La <<persona>> es sólo el sujeto abstracto; todo contenido es cosa o posibilidad de cosa, y con respecto a él la persona se encuentra en aquella 'relación que -con­siste precisamente en la posibilidad de alienarlo. Esta relación es la posesión o propiedad, que constituye el tipo de relación jurídica con la· cosa.

Habíamos dicho que las condiciones de funcionamiento de la ley económica aparecen no como tales condiciones, sino como exi­gen¡;ias de <<el ser verdadero>> . Acabamos de encontrar que efectiva­mel).te sucede así con el concepto de la propiedad. En efecto, la cosa (real ·o posible) ha de ser mercancía, y la mercancía es siempre «llevada al mercado>> por alguien, pero la relación de ese alguien con la mercancía es distinta tanto de la producción como del consumo y de cualquier otra relación <<natural» ; es una relación de índole esencial­mente diferente, irreductible a cualquier conjunto de relaciones ma­teriales . Pero ahora acabamos de ver que esa relación, la cual es <<en sÍ>> o <<para nosotroS>> una condición necesaria para la operación de la ley económica, se fundamenta también ideológicamente, a partir del concepto de una naturaleza humana igual, a saber: en cuanto que la igualdad exige la alienabilidad de todos los conte­nidos.

De la igualdad, y de la consiguiente alienabilidad de los conte-

142

' ,' . . · ' '

n· os·, se desprende el'- concepto . de. la ����r.tf!,(;/ ,, �iyil . BásiCamerit�, se trata de · que cualquiera puede cambiar cualquier cosa ·, (met.·· . canda) con cualquiera, pero esto implica efectivamente· la . libre· comunicación y circulación. Se trata, una vez más, de condiciones necesarias para que la estructura económica pueda operar, pero, también una vez más, no tienen que presentarse con ese carácter, sino que son a su vez, ideológicamente, exigenCias del postulado de igualdad, del <<derecho igual» .

El uso del derecho igual y de la libertad por cada individuo· im­plica la existencia de :unas <<reglas del juego>> , de un <<sistema ·de derechos y deberes>> . En esto está· implicado ya que toda norma in­tegrante de ese sistema debe ser universal, es decir: formularse como aplicable a un conjunto infinito de casos posibles, perfectamente definido en la norma misma, y estar formulada antes (y con inde­pendencia) de cualquier caso concreto. En otras palabras: se trata de un sistema de garantías.

Un sistema de garantías requiere la existencia de una fuerza material que efectivamente garantice y haga cumplir, o sea: un pod�r sobre el conjunto de la sociedad .. A la vez, la noción del de- ·

recho como igualdad y la consiguiente universalidad de las garantías exigen que ese poder sea de (y no sólo sobre) la sociedad en su con­junto. La sociedad en cuanto constituida en poder que se basa en el derecho y lo hace cumplir, eso es la «comunidad política>> o el Es­tado_. Los hombres en cuanto miembros de esa comunidad·· �on los ciudadanos.

El concepto de <<Estado>> , tal como acaba de ser expuesto, incluye evidentemente que toda la autoridad del Estado emane del sufr�gio universal. Lo cual a su vez presupone el voto libre y, por lo tanto, las libertades de comunicación (o sea: de reunión y expresión) . Ya habíamos visto que estas libertades son parte necesaria del conte­nido del derecho; ahora vemos que también lo son de la existencia

' del· Estado 3• Por otra parte, el antes definido principio de la univer­salidad de las garantías exige que el Estado opere siempre por leyes universales anteriores e independientes con respecto al caso con­creto; esto significa que el acto legislador, el de toma de decisiones . del Estado sobre casos· concretos y el de juicio sobre la legalidad de

3 Además de que el sufragio universal presupone las libertades de .. comuhicación,. éstas,. p�r su parte, tampoco son posibles sin el sufragio úniversal. En efecto, · para

· que las libertades puedan ser de todos, tiene.n que incluir la renuncia a conseguir. 'de­cisiones políticas por otra vía que el ejercicio de esas mismas libertades

', las cua!és,

por lo tanto, tienen que ser efectivamente una vía para determinar decisiones es d�cir: tienen que comportar voto.

'

143

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Page 71: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

...

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.·,. ... : . .· \ ; � .. -. . . , ' · . \ ;.: ( ' , ··, ·: .

' . ia'S-�.cofidúctás �.concretas · (del Esta&v o\ de ' ciudadarl<�S) ;;!!ie.b_f,ln

• ' ' -�rrdsp.onder a� autoridades distintas; · en. io ¡:u al se irrcluye que tapt'o

. -fa autoridad ejecutiva ·como la judicial, al. no ·ser legisladoras,. están

sometidas absolutamente a las leyes, y que la autoridad legisladora .

está· oblig�da a legislar pre.eisamente de manera universal. r fiemos desarrollado el concepto del derecho y el concepto· del

Estado, pero, a la vez, por el hecho mismo de desarrollar esos con­

ceptos, hemos establecido ya unos contenidos fundamentales del

derecho. y. una forma de Estado. La forma de Estado descrita es la

república . democrática. El concepto del derecho como tal es a la vez

el establecimiento de unos contenidos fundamentales del derecho, y

el concepto de lo político como tal es por sí mismo la definición de

una forma política. Esto quiere decir que las presuntas «otras for­

mas de derecho» sólo son entendibles como situaciones en las cuales

la esfera del derecho no está, en rigor, definida como tal; en las que

no hay una totalidad coherente de relaciones de derecho. Igual­

mente, lo dicho significa que presuntas «formas de Estado» distintas

de la república democrática son en realidad situaciones en las que

el fenómeno <<Estado>> no se ha constituido plenamente como tal, en

las que la esfera de lo político quizá pueda delimitarse por -�bstrac­

ción, .pero. no constituye una totalidad coherente en si misma. ·· Lo · que acabamos de decir casa enteramente con dos afirma­

ciones anteriores, a saber: que la -esfera del derecho y el Estado se

genera a partir del fenóm_eno «estructura económica>> y que ésté, en

\ sentido estricto, es propio de la Edad Moderna 4• . \

X;2. . CIUDADANÍA Y BURGUESÍA

Comparemos entre si dos aspectos del modelo que, para exponer

la natt1raleza de la «Sociedad moderna>> , construimos, siguiendo de

cerca Das Kapital, en los capítulos 11 a V del presente trabajo.

Por una parte, se trata de una «sociedad>> en la que todas las

\ cosas son mercancías y, por lo tanto, todos los hombres son iguales, .;· en ;cuanto que cada uno de ellos es simplemente «uno>>, que ¡;uede

cambiar cualquier mercancía con cualquier otro «Uno>> . Pero, por otra parte, demostrábamos allí que ese mismo fenó­

�eno, esa «sociedad>>, sólo puede darse il;l.cluyendo como elemento

estruc.tural la compra-venta de la fuerza de trabajo y, por lo tanto,

una, cóilcetüración de la posesión 'de �etcancías.

4 Cf. en especial VI, VIII y X.1 .

144

1 .<.' ; . • : ·, ' ·,· '. 1.· . . , .• ,. . - ' : . ' ·... . ... _ . }·' ' ·, . . � : . '_ -� ::- : Ambo� -

.aspect?st til eomordem]testra1 �� . · . . clt d,{:>; J�nti,est�J';;

en les capttulos dtchos, ·,n.o ·pueden darse eh uno'lsin er otró . . Bor · -li.na., ' \' · parte�; no puede haber capital sin que cada uno sea libré de cambiaÍr -� . las mercancías que posea; y, por otra parte, - el sistema en el -que -las" .' ': . '

cosas son mercancías sólo puede darse en la forma de. la sociedad . , .

capitalista. , ' ' ·· ' -' l. .Cada uno es, en efecto, libre de cambiar las cosas (mercancía

's)

que posea. Pero est9 sólo puede suceder en tina forma tal que �o· todos poseen mercán:cías. Como quiera que, en la sociedad mo• . ' · derna, los bienes necesarios sólo pueden ser obtenidos por cat'nbit:>,' el no poseedor sólo puede· .obtenerlos poniendo como mercancía en e� mercado su propia entidad ffsica como fuerza de trabajo. Y, por ) cterto, debe hacer esto de acuerdo con los postulados del sistema, o �ea: como parte que decide libremente el cambio, de común acuerdo con la otra parte, contractualmente. Por lo tanto, no es una merca,ncía (pues en ese caso no decidiría nada; las mercanci�s son simplemente llevadas por sus poseedores), sino , que en cada, mo­�ento, libremente, se hace mercancía. No se vende como suj�t�, smo que vende su ser en la medida en que lo objetiva. :· . ·

· Recordemos ahora lo expuesto en el parágrafo precedente. La .

libertad-igualdad es necesariamente algo que se reconoce para todos. El derecho hace referencia a todo hombre y, en efecto, reconoce a todo hombre una serie de libertades. Ahora bien, el ejercicio de liber­tades requiere contenidos, y los contenidos, en la sociedad moderna, son mercancías y se obtienen por cambio; y el sistema en el que las cosas son mercancías sólo puede existir incluyendo como elemento estructural la concentración de la posesión de mercancías que dá lugar a la compra-venta de la fuerza de trabajo. Por lo tanto, la esta­blecida libertad de todos resulta ser la libertad de los poseedores de mercancías en cuanto tales, o sea: del capital. El derecho es igual par� todos, pero encontrarse en el caso· de ejercerlo es lo propio del capttal. · El Estado, en cuanto garantizador del derecho igual para todos Y en cuanto autoridad de toda la sociedad con base en esa igual­dad, resulta ser la autoridad del capital.

· Vemos, pues, cómo el derecho y el Estado de todos los hombres· res1,1lta ser el derecho y el Estado de una clase, a saber: la clase de los poseedores de capital, esto es: la bur-guesía 5•

: La diferencia de significado entre •ciudadano» y •«búrgués», <<�itoyen>> y <<bouF.­geoJs», se presenta .mucho· más prol;>lemática en alemán, donde «ciudadano» es Bu�:' ger Y e! adjetivo deriva?o de este sustantivo, bürgerlich, es tanfo «civil» como <<burgu�s�, De ah¡ .que, para des1gnar la· clase de los poseedores de capital, Marx recurra· nor­malmente al término francés Bourgeoisie.

145

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•..

.,.

, ,· ..

Dicho ·de . .'otra.- manera: la burguesía es «en SÍ» o · «para nosotros'�' una ciase, si. bien, <<para SÍ», es <<la humanidad» o <<la sociedad» o . <<el pueblo». · . _;

X.3. PARA EL CONCEPTO DE «CLASE»

A lo largo de nuestra exposición hemos visto cómo el concepto de <<estructura económica» y otros vinculados a él (<<ideología», <<des­arrollo de las fuerzas productivas», etc.) no pertenecen en absoluto a una teorización sobre <<la historia» en general, sino que tienen su origen sistemático en el análisis deUenómeno <<Sociedad moderna» 6•

Podemos ahora mostrar que lo mismo sucede con el concepto de <<clase» . Con ello quedará también justificado el hecho, a primera vista sorprendente, de que ese concepto haya aparecido en nuestra expo­sición referido a una entidad concreta (la burguesía) sin que previa­mente se hubiese dado definición general alguna del mismo. En efe�to, diremos que, tomado sincrónicamente el sistema del Marx maduro, el concepto <<clase» representa una reflexión sobre el modo · de ser de la entidad que aparece en el análisis con el nombre de <<burguesía» , y no un concepto general previo.

No es novedad reconocer que el concepto marxiano de <<clase» se aplica propiamente sólo a entidades que . resultan delimitadas como tales en el nivel de la estructura económica; y, así, es normal rehusar el nombre de <<clases» a -por ejemplo- los <<estados» del <<antiguo régimen», sin que, sin embargo, quede siempre claro si lo que se entiende es que en aquella sociedad no puede estrictamente hablarse de clases o simplemente que la división allí existente en clases es otra que la de los <<estados» . Desde nuestro punto de vista, y tal como se desprende obviamente de lo ya expuesto, la mera con­sideración de que las clases se definen en el terreno de la estructura económica es suficiente para concluir que, en sentido estricto, el fenómeno <<clase» .es propio de la formación histórica que venimos llamando «Sociedad moderna». Pero esto, por obvio, es insuficiente. Haría falta determinar qué tipo de entidad, definible en el plano de la estructura económica, es lo que llamamos <<clase» .

El concepto <<clase» , al igua1 que el concepto <<estructura econó­mica» , no es una noción previa a una serie de aplicaciones con­cretas, sino que surge para caracterizar una realidad singular. �n el caso del concepto «estructura económica» , el singular en cueshón

6 Cf. en especial VI.

146

' ... (': ;. , . , 1 . •

es .la <<SOciedad moderna». Para eL concepto <<Clase>> ; el· siflgul'�r es la burguesía. Pues bien, ¿qué carácter o aspecto del fenómeno <<bur­guesíá» se pretende destacar al decir que la burguesía es .una <<clase»? Respuesta: el hecho de que <<toda>> la sociedad es a la vez <<SÓlo una parte» de la sociedad; el hecho de que la estructura define una ope­ración general y, a la vez, explica que esta operación general 'sólo puede estructuralmente tener lugar como operación de una parte. No necesitamos ya detalfár cómo, pues ello es precisamente lo que hemos hecho al trazar en su momento el modelo estructural y a lo que hemos aludido de nu�vo al comienzo del parágrafo precedente.

X.4. ESTADO Y APARATO

Las nociones del derecho y el Estado que hemos expuesto como formaciones ideológicas, lo son porque, siendo <<para sÍ» predicados sobre <<el ser verdadero del hombre», son «en sí» o «para nosotros» condiciones necesarias para el funcionamiento pleno y sin trabas de la ley .. del valor. Son, pues, también esto último; o sea: por una parte, sólo la fórmula jurídico-política de la república democrática podría asegurar de manera completa todas las condiciones para el funcionamiento objetivo de la ley económica.

Pero, por otra parte, el que el derecho y el Estado de todos re­sulten ser realmente de una clase, se manifiesta en que, pese a lo ideológicamente asumido, la solidaridad de la sociedad según los principios del derecho tiene que ser producida de manera esencial­mente coactiva. En consecuencia, el Estado no puede identificarse p�ra y simplemente con <<la sociedad» o con <<el pueblo», con el con­junto de los ciudadanos, sino que tiene que ser, al mismo tiempo, un aparato especial situado por encima de la sociedad y sustraído de alguna manera al control de la misma.

.. Esto no es una anulación del principio ideológico, sino una real y verdadera contradicción, ya que la burguesía tampoco puede re­nunciar a la forma democrática del Estado. En efecto, la burguesía se defint;: como tal en la vida económica, y, por lo tanto, un aparato especial de poder político, por definición, nunca es la burguesía mis­ma. Nirigún subconjunto social específicamente definido para la función política puede ser idéntico con la clase, con la burguesía, ya que la existencia y definición de ésta sólo tiene lugar en el movi­miento (de la sociedad en su conjunto) regido por la ley económica, por la ley del valor. La única manera, pues, de que la burguesía pueda tener · directamente como clase el poder político es que éste

147

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·3����·T��'?1Pl�·��.,!t(tl���·j:f.r�,���;�'�\�· '::.: · �- · ·· ·i'··· :·�,:���;:·�:�;··'?:/:�t;:;•';_c<��:·:.:�i :' . . : � . . > · ) " .: · · ·. ·:

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. . _ , . .. !1fi!�::(, : .. ' ·.· i:�sida: e:n la: soCíedad:. Pero,. -3:1 -misnio;, ti�tnpo;:la ausencia, de/gan,ui" !!;�1:\¡;._r.: .:�; · , tía ·de. ·una solidaridad ·espontánea ,qe 1�: sociedad hace' 'qüe 'la bur-

' �;}�·V'l,.Y ;· g�_esía no pueda renunciar a apoyarse en la auton�mia del a�arat�

0.';\'f'··, :,•-. . n¡, eppr l0 tanto, a mantener y proteger esa autonom1a, . lo cual tmph-. · . . , . ;t;1�;,·_; . . · · ca evidentement� r��tricciones de los der�chos demo.c�áticos.

. .

. · � ,�<. · · · · Esta contrad1cc1on no se resuelve; solo se conctha. en cada mo-

( ( ·., i •· · �ento en una u otra solución coyuntural. .La forma política ideal, la

·. ·\ ¡'.)!�. · república democrática, nunca se realiza por completo: No es cues-

: •il'. ;"- · · tión de que inventariemos aquí los mil y un procedimientos por los ·

· que, . con especiosos pretextos, se establecen restricciones a las liber-' tacÍes de expresión y reunión (protección de <<la moral», presunción de posible <<Utilización» de esas libertades con tal o cual fin, etc.) , se limita la eficacia de la elección popular de los órganos <<soberanos» (elección periódica sin posible revocación, leyes electorales a mant)ra de lente deformante, etc.) y se restringe la capacidad de control de las instituciones electas sobre el aparato, así como la del conjunto de la sociedad sobre el aparato y sobre las prop\as instituciones elec­tas (que quedán así en cierta manera incluidas en el aparato autóno" mo); etc. Todo esto sucede, en mayor o menor medida, incluso en los Estados con el régimen político normalmente llamado «democrá­tico>> . En caso de imposibilidad de conciliar unas ciertas libertades democráticas con la seguridad de la burguesía como clase, ésta llega a tolerar y potenciar una autonomización excepcional del aparato de poder, incluso con supresión formal de los derechos democráticos. Esto significa que la burguesía renuncia a determinar directamente la política. Por supuesto que el aparato, para poder ejercer el poder,

. tiene que gozar de la confianza de la clase; pero no se identifica con eÜa; por lo cual un régim�n de este tipo (en el que el aparato de po­del,' actúa con un grado eicepcional de autonomía) sólo puede servir para realizar determinadas tareas necesarias en un momento dado y que no serían aceptadas de otro modo por la sociedad; no puede en ningún caso constituir a largo plazo una fórmula política que cree la segu-ridad y las garantías necesarias para la marcha normal de la

1 economía capitalista.

X.S. REFLEXIÓN

Hemos considerado el fenómeno moderno de la ciencia (en el ca­pítulo .precedente) y el fenómeno moderno del derecho y del Estad;> (en .este mismo capítulo) como dos aspectos de la experiencia moder­na· de lo ente. Pretendíamos mostrar que, en efecto, · la -teoríá del

148

�·�fÓr.-'de:' Marx . (en la· que-<estáii �inCluidas - táñito; ra·' :éo>hcieoc:ióJt:édte··� .Jla

fey del valor eo�o· la consiguierite:.no�ión ·de es. cácpa'z . . desempeñar con 'respecto a esa ·experiencia el ' . la oñtológia ,. ' . ' (incluida su autointerptetación meta::físiéa). Creem:os . 'habet:lo coris�- -

· /

guido en una medida aceptable. _Antes de seguir ·adeliu1te'; explicitá� remos una observación sobre el conjunto de la interpretación hasta' aquí realizada.

Nuestra discusión sobre la ley del valor y la ciencia, por una •pat.."' · te, y sobre la ley del valor', el derecho y' el Estado, por otr¡�.; ·nos há hecho encontrar en ambos casos la misma contradicción. La «Socie� dad burguesa» (esto es: la ley, del .valor) es la vía por la que se intro·­duce la racionalización -científico-técnica de la producción, peró, a la vez, es incompatible con la realización sistemática de esa raciona­lización. Y, en el otro orden de . cosas, esa misma «sociedacb> es el fundan'l�nto por el cual- se crea el «derecho» en sentido estricto 'Y la «política» en sentido estricto, esto es: la repúbliéa democrática, pero, a la vez, esa sociedad es incompatible con la plena garantía del de­recho y con la .pleria democracia política. ·

Que ambos resultados expresan una sola y la misma corltradic­ción, tesis suficientemente· fundamentada ya en la génesis de ambos a partir de la ley del valor, se confirma aún .si recordamos lo ya ex­puesto 7 en el sentido de que la integración de toda la producción en un cálculo único sólo es posible mediante la total transparencia del aparato productivo, y que ésta, a su vez, sólo se logra si la informa� ción y el control constituyen un hecho de comunicación social gene­ral; pues es evidente que estas condiciones sólo pueden cumplirse en una situación política de -democracia sin restricciones .

. Si · la iqea común ,que caracteriza a Marx como un <<crítico» de la , sociedad moderna se entendiese a través del sentido vulgar de la pa­labra <<crítica» (que incluye una cierta desvalorización o descalifica­ción), entonces no se podría en absoluto entender que la . teoría del valor de Marx constituya una fundamentación de los postulados y «valores» propios de la sociedad moderna: /el conocimiento (la cien­cia) y el derecho (las garantías democráticas) Y, sin embargo, cóns­ti!uye en efecto tal fundamentación. La palabra «crítica» debe ser · e.ntendida en su sentido etimológico; se trata, pues, de encontrar hi' naturaleza, esto es: los «principios» (lipxcxO, de algo. -Igualmente, ab­surdo sería ·entender ·que Kant «minusvalora» la «Razón» porque efectúa ·la <<crítica de la Razón», o que cualquier intento de averiguar qué hay supuesto en la noción «Razón» es «irtacionalismo».

7 Cf. IX.4.

149 , , . '

Page 74: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

( . Lo · que hemos enunci�do como fundamentación del ·concepto

moderno de la ciencia no es explí�ito como tal eti' Marx, pero hemos pretendido demostrar que es una posibilidad esencial a su obra. En cuanto a la fundamentación del Estado democrático, es explícita. Marx puede ser considerado como un teórico de los conceptos demo­cráticos y liberales del derecho y del Estado; su adhesión a esos prin­cipios es tan decidida como (e incluso más libre de coartadas que) la de los teóricos radicales de la Ilustración. La diferencia de Marx con respecto a ellos no está en que su defensa de esos <<ideales>> se haga con reservas; no hay tales reservas. La diferencia está, por el contrario, en que Marx no asume · esos conceptos como ideales pro­clamados simplemente en nombre de la naturaleza humana, sino que. los fundamenta filosóficamente. La diferencia es del tipo de la que hay en general entre la Ilustración, por una parte, y Kant y el Idealismo alemán por la otra. Lo uno es polémica, lo otro es filo­sofía.

Ciertamente, el tránsito de la defensa polémica de un <<ideal» a la fundamentación filosófica de un concepto implica un cambio de actitud que, desde un punto de vista vulgar, afilosófico, puede ser considerado como una restricción de la confianza a otorgar a ese concepto. Desde el momento en que se fundamenta algo, también se lo «define>> y, por lo tanto, se lo «delimita>> . Del mismo modo que, según dijimos, el científico en cuanto tal se autointerpreta espontá­neamente en términos emp�ristas, porque esta es la posición afilosó­fica, que acepta el hecho de la ciencia sin preguntarse por sus fun­damentos (y que, por lo mismo, lo acepta como algo simplemente inherente a la naturaleza humana), asimismo, el <<demócrata vulgar>> asume la democracia simplemente como <<el reino milenario>> 8. La averiguación de en qué consiste el fenómeno <<ci�ncia>> y qué supues­tos comporta, le parece al científico afilosóficd una desconfianza hacia la ciencia. La investigación sobre qué es lo que es�onde el con­cepto «Razón>> suele ser llevada a los ficheros bajo el título <<lrracio­nalismo>> . Igualmente, cuando la democracia se Convierte en una fór­mula de recomendación y testimonio de buena conciencia, la preten­sión de averiguar sus supuestos, su origen, su fundamento, se hace sospechosa de falta de <<Íe>> en la democracia.

Cuando hablamos de analizar un fenómeno, de descubrir los <<principios>> que lo constituyen, etc . , estamos mencionando justa­mente- lo opuesto a proclamar como fundamento p,ara ese fenómeno <<la naturaleza humana>> . En efecto, la remisión a esta <<naturaleza>>

8 . MEW XIX, p. 29.

1SQ

no si�tüf�ca otra cos� -que la renuncia a 1� búsqueda, .de Jos principios constitutivos del feno.meno, pues lo· que se declara contenido de< <da naturaleza ' humana>> es justamente aquello que. se ·defi�e en los tér­minos que sean necesarios para dar razón del fenómeno a <<expli-. car>> ; el procedimiento es lógicamente un círculo vicioso y material­mente un empirismo. Así, pues, el rechazo de las explicaciones en términos de <<natu­raleza humana>>, característico · de la actitud de Marx hacia las cate­gorías y postulados de la sociedad moderna, no significa otra cosa que la autoexigencia de proceder efectivamente a un análisis y fun-damentación de esas categorías y postulados. · Al descubrir en el análisis de la sociedad moderna una contra­dicción esencial en lo que concierne a la racionalización c.ientífico� técnica, y la misma contradicción en lo referente a la democracia política, Marx no se limita a contemplar esa contradicción com� algo que previsiblemente haya de hacer saltar por los aires la socie­dad moderna. Esa sociedad es, desde luego, para Marx, histórica­mente finita, pero de la propia contradicción puesta de manifiesto se va a seguir que dicha finitud histórica puede cumplirse de dos ma­neras. Y en esa dualidad el análisis de Marx no es neutral. Pregun­tar por qué no puede serlo ·es como preguntar por qué no tiene senti­do pensar un Kant <<neutral» entre la ley moral y la inmoralidad o '

un Platón <<neutral» entre la 7tcxtoe.(cx y la &mxtowcr(cx. El pensamie�to de Marx no es, ciertamente, <<humanismo>> en ningún sentido doctri• nal del término; pero pertenece. a la historia que se inició en (y .con) Grecia; Y el «socialismo>> de Marx es, a fin de cuentas, una de. las . últimas variantes de la 7tcxtof.jcx. ' . En la contradicción que hemos mencionado, el análisis de Marx no es ni podría ser neutral, sino que está <<del lado de>> la racionali­zación científica y <<del lado de>> la república democrática. Ya hemos dicho, además, que · no es posible lo uno sin lo otro. El objetivo <<So­cialista>> es la fusión coherente de ambas cosas. Pues bien, al estar <<de ese lado>>, Marx adopta una posición en cierto modo «conservadora>> con respecto a la sociedad moderna, ya que, de las dos vías por las que puede cumplirse la finitud histórica,

1� . «Socialista» es precisamente aquella que no es la <<destrucción>> . abstracta de la sociedad moderna, sino la asunción del patrimonio histórico que ella representa.

151

Page 75: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

, 1; '

XI. l. POSICIONES PREVIAS

Pudiéra parecer que lo hasta aquí dicho no deja mucho espacio

para un c.on�epto marxiano de Ia <<revolución» . Hemos dicho, en

efecto, que Marx es un teórico de la <<Sociedad moderna>> (inclusi�e

de · su forma política e, implícitamente, de su concepto del conocl­

miel;lto) , y podemos añadir que es el teórico por excelencia de la <<SO­

ciedad moderna>>, precisamente en cuanto que el término «sociedad

moderna>> , pese a su composición gramatical de adjetivo y sustan�i­

vq, no designa en el Marx maduro caso concreto alguno de algun

universal previamente definido, sino un tema único e irreductible, o,

mejor dicho, el tema único del análisis; tampoco designa conjunto alguno de cosas, sino una estructura que se genera idealmente como

el desarrollo de una ontología. El concepto «revolución» podría parecer entonces referido al re­

con.ocimiento de la finitud histórica de la estructura o esencia o «na­

turaleza>> que se .estudia bajo el nombre de <<sociedad moderna>> . En

realidad,. tal reconocimiento, por sí solo, todavía no nos da lo espe­

cífiCo del concepto ·marxiano de la «revolución» . A este respecto con­

viene. hacer algunas aclaraciones. En primer lugar, que la finitud histórica que M1,1.rx atribuye a su

objeto de análisis es la finitud interna de ese objeto. No es que el

.mi�mo aparezca situado en un contexto que lo <<limite>> p0r un antes , y un: después. En Mar_x no se establece ni se analiza ningún· <<d

-�s-·

pués>> ; no existe una de.finición o descripción de alguna formac10n

que haya de suceder a la sociedad moderna. Todo lo que aparente- . ·

mente pudiera tener el carácter de tal descripción, en la o?ra

Marx, forma parte del análisis de la sociedad moderna y de otra cosa, ,como veremos.

152

. v¡}, '�,J.':�. \ : < ' ' '

· ·' . . . . . . , 7.\� tti ;' ." . '!. .. ' '· . . · •... • • . .·. . ' ·.:'·;J·�n· :segu?�o· ·luga�)J, la�r�v:oluciop: ' no, és· · .• · ·�tr 7'pr,Ó"C,é�o · q��· ' .

t:?-an��e ,el .fmal d� ;J� :s.�cieda� tpoderqa, .'sino que. ,¡;.� :��11¡;�¡.: c¡t;ra�t�rís$ ·

bca 1rttnn�eca de·la , $(i)Cledad modern·a··�omo tal. ·SólQ. por.que �sta ;es esencialmente r�volucipn,aria, sólo porque lo es desde. : el principi�·' puede tener un final revo1ucionario. Cuando. Marx h�bla .del carác: ter revolucionario· de ,la búrguesía, de la <<revolución ·burgue&�».: no· .de�"' be �ntenderse que haya un concepto uni,versal de «revolución>>, . el.cuai sena abstractamer¡..te aplicable a diversos cambios históricos · dé los ·. que la «revolución burgu,esa>> sería uno y la «revolución socialista>> sería otro. No es así, �ino que �a sociedad moderna es esencialmente .revih lucionaria y, por ló t�Qt9, lo es im primer lugar en su pura y simple realidad (<<revolución burgl,leS,a»), pero·, a la vez, y por ello mismo, e� 'la posibilidad de la .revolucj(m. «Revolución burguesa>> y revqlu­ClÓií (o revolución «socialista>>) no aparecen así como dos procesos históri�os exteriores el uno al Qtro, simplemente subsumibles bajo un umversal abstracto ( <<revo.l\lción»), !siñ6 que habrán de aparecer carpo dos caras de 1� misma realitas, del mismo fenómeno. Tal .c0mo ya. hemos iñdicado 1, y. como se confirmará en el presente capít�lo, la revolución es la úni�a pqsible «conservación>> de ll,l sociedad mo­derna y, por lo tanto, el ún'ico posible cumplimiento de la propia <<revolución burguesa>! . .

XI .2 . LA REVOLUCIÓN COMO POSIBILIDAD ESENCIAL.

DE LA SOCIEDAD MODERNA

Damos por a�umida la noción de <<estructura>> expuesta en c.apÍ­

tulos anteriores 2• Igualmente la noción de <<realización» de una es­tructura y el significado de la fórmula según la cual una estruct�ra <<Se realiza en» unos datos. Recordemos, asimismo, qu'e "mia estruc� t�ra se califica de <<económica» cuando los , da�9s en los qu.e <<se, rea­hza>> son todos ellos de carácter «material», y que por hecho <<mate-­rial» entendemos aquel que es «naturwissenschaftlich treu zu kons

.ta,, ·

tieren», esto es: <<que puede y debe ser constatado con el m0do �de exactitud propio de la ciencia de la naturaleza>> . Lo que en esta .fém mula se tmtiende por <<ciencia de la naturaleza» es la. física matetilá:�, .' tica, a .cuyo examen en relación con la teoría del valor hemos dédi--cado el· capítu.lo IX.

· · . ; , :

Que la estructura se realice en ,datos «materiales» (en el sent��o · ' ,·· . � ., . .

1 Cf. X.S. 2 Cf. en especial VI.

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' 1 . . ·· .. '

dicho,) ·n� ti�ne nadé,!. que. ver con la absurda idea delq�e la estruc­tur� fuese algo parecido a una ley físico-matemática: La estructura, por definición, no es necesidad materiaL Lo que es «material» son los hechos «en>> los cuales «Se realiza>> ; es decir: se trata siempre de hechos que, por otro lado, son susceptibles de tratamiento físico· matemático y requieren (repetimos: por otro lado) ese tratamiento, distinto· del estructural o «económico>> .

Pues bien, ¿qué tiene de esencial, de determinante , el hecho de que los datos eri. los que se realiza · Ja estructura sean de carácter <<material» en el sentido dicho, o sea: el hecho de que la estructura sea «económica>>? Ni más ni menos que lo siguiente:

El modo de presencia físico-matemático, esto es: aquel que. en . la terminología adoptada, define algo como hecho <<material», res­ponde, según expusimos 3, a una ontología que caracteriza lo ente como lo en principio producible. En otras palabras: el modo físico­matemático de conocimiento (y, repetimos, no <<utilitariamenté>> , sino precisamente como <<pura>> teoría) significa !a posibilidad del dominio. Afirmar que en algo se trata de hecho� «materiales>> signifi­ca afirmar que se trata de hechos dominables, esto es: en principio .j producibles y suprimibles, integrables en una planificación.

Avanzando un poco con respecto a lo ya adelantado en capítulos precedentes, digamos · ahora, en primer lugar, que, sólo tratándose de una estructura económica, puede en general una estructura cons­tituir la verdadera naturaleza de una formación histórica, y, por así decir, no sólo un «método>> ·o «vía de acceso>> , sino el contenido mismo que se pretende descubrir. En otras palabras: un proceder <<estructural» en relación con los fenómenos históricos es, por prin­cipio, útilmente aplicable a la investigación de objetos muy diversos, pero, por lo mismo, la «estructuralidad>> no concierne como caracte­rística a ninguno de esos objetos; por el contrario, en Marx, tal como hemos visto, es esencial el hecho de que la ontología de. la mercancía se . desarrolla precisamente como construcción de una ·estructura, y es a ésta a lo que se llama «la sociedad moderna>>.· Esta identidad entre la esencial estructuralidad de una formación históri-'

· ca y el hecho de que la estructura sea <<económica>; está en cierta ma-nera determinada por el concepto mismo de «estructura>> tal como lo hab.íamos definido en su momento . . En efecto, la <<idealidad>> de la estructura sólo se define en contraposición con la «realidad>> de los datos· en los que se realiza, y la «realidad» , en este conte;xto, sólo puede entenderse como la repetidamente citada «materialida,d>>,

3 Cf. IX.4.

154

!i· : :. !

Sin embargo., es. igualmente cierto que la· estructlJ•ta:,.' ,en émtnt0 1.· , .:.;:· ,i . que le es esencial el carácter . «niatefíali> de los datOS' · er¡', los ' (¡1:1e:· s,e ' realiza, comporta no sólo su propia finitud, sino también ur,:t niodó muy determinado de finitud. Decir que la realización de la estruc.:· tura consiste en hechos de naturaleza física ('en el sentido de la físic-a matemática) equivale, según hemos expuesto, · a decir que .esa tdüi• zación es dominable, que cada ente en esa realidad es . eñ principio producible. Y esto equivale a decir que el funcionamiento .de. la, estructura puede (bajo cierta condición a la que nos referiremos más' abajo) ser sustituido por una planificación consciente . Tal sustitución es una efectiva superación de la estructura, ya que a ésta, según fue reiteradamente expuesto.\ le es esencial el carácter espontáneo, no consciente, el hecho de que la estructura misma, la «ley», no aparece ' como tal «para sí misma» .

Dijimos que, por una parte, la sociedad moderna es revolucio­naria <<como realidad» y que esto es la llamada «revolución burgue­sa>>; también dijimos que, por otra parte, la sociedad moderna es esencialmente la posibilidad de la revolución . Ahora podemos re­petir esta doble afirmación en una forma más elata, a saber:

l. La estructura que llamamos «Sociedad moderna>> es ya por el mero hecho de su realidad, «como realidad>>, la inclusión en prin­cipio de todo ente en un posible cálculo y planificación, vale decir: l� movilización de todo ente, el arrancar todo ente a su existencia natural e inmediata; en este sentido es «revolución». La instauración de las condiciones (política, derecho, conocimiento) para esta movi­lización, es el aspecto inmediato, espontá:neo (esto es.: que tiene lugar por el mero hecho de que la estructura funciona) de la «revo­lución>> como rasgo esencial de la sociedad moderna, a lo cual corres­ponde el concepto clásico de <<revolución burguesa>> .

2. A la vez, en cuanto que la estructuralidad de la sociedad · moderna lleva consigo el que todos los hechos en los que se realiz'a la estructura sean de carácter material, la sociedad moderna com­porta como posibilidad la intervención sobre la propia realidad de la estructura, y; por lo tanto, la puesta entre paréntesis de la estrüc­tura misma, su desplazamiento en favor de una planificacióp co��­ciente. ,, . .

De<;iinos que esto segundo está implicado como posibilidad; p9r� · que entre la realidad de la estructura y ello media un <<salto>>', ·esto es: algo que·no puede ser regido ni garantizado por el propio fundo­. namiento de la estructura, ni en general por ley alguna, En efecto,,

4 Cf. en especial VIII . .

155

1 ,

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t' . . (/ · . · . . ·, . ·' .' ·' ' ' ' . ,. ·- . ' :.� . ;\ . ·�.-¡/ .· ·• . . ·

· . ��n/ <;u�nJl.o )os .�echo�_,in�t�ria,ltls' Cesf!) ,e�: .aqilt:<ito:. �9bx� 10. é��l; 1se · ·· • · opera.-y §e calcula) .sean en . sí:tnismós l;t. realizadón de lá és�ruchú;.a¡; no .lo son para la propia operación y cálculo sobre ellos. inmeqiata­'rnente, sino sólo en cuanto esa operación y cálculo esté regida por. el

. l· , conodmiento de la estructura misma. En otras palabras : .. la ope­r�ción, · en cuanto operación material sobre hechos material e�, . :e� e�la misma un mero dato material más, y forma parte de la realiza­�iÓn de .la estructura en cuanto que ignora ésta. Por el contrario, en cuanto la mencionada operación está guiada por la comprensión de la estru�tura y, consiguientemente, de los datos materiales preeisa­rn�nte como realización de ella, ha puesto efectivamente· entre pa-.

1 1 '

rénteiis la estructura. , El conocimiento de 'los hechos como hechos es de índole físico­

matemática; estos hechos son a la vez, por otra parte , la realización d,e la estructura; el conocimiento físico-matemático de ellos es la posibilidad de dominarlos, pero no es todavía la posibilidad de des­conectar la estructura; esta última posibilidad re.quiere que el cono­cimiento de los hechos lo sea también de �llo� precjsamente en cu�n­to realización de la estructura, y, por lo tanto, conocimiento de la

' estructura mism�, el cual ya no es física matemática, sino ontología,. . Esta condición, el conocimiento de la estructura como tal (y, por

lo tanto, de los hechos en cuanto realización de la estructura, no es, a su vez, proceso material alguno n1 tiene cump�imiento en vir'ud de estructura o «ley» alguna. Es libertad y pensamiento. Por eso la revoluCión no es «inevitable;> .

Xl .3. «SOCIALISMO O BARBARIE>> )

Las últimas frases del parágrafo precedente, al descartar toda pretensión de <<Ínevitabilidad>> de la revolución, nos remiten una vez

. más al concepto de la d9ble tendencia histórica contradictoria de la so.ciedad moderna, o, diého en otras palabras, aJ doble sentido . de la. finitud histórica de la estructura.

. , T>al ·como demuestra el conjunto de nuestro trabajo pasta este • · momento, la operación del capital es la manera histórica 'en la que

. se establece el principio del desarrollo ilimitado de las fuerzas pro­ductivas, el principio que considera todo ente como producibl!!, como constit�ible por cálculo y planificación, el principio, pues', de la · Hberación con · respecto a cualquier limitación «natural». De. este principio forma parte, como vimos, la remisión de tod() trabajo a una medida objetiva. El concepto mismo de. la racionalidad objetiva

15.6

es; coino .vimos,· ,,una;cr.ea�ión. ae :¡a: .. sdcie:daidlhm.c:5dl�i:l1f¡f:i'tá!·':'.esé" ��:Or��fr cepto está vincula,da la:', física matemática.· 1 dadero . de las>. cosas , como concepto de verdad¡;,1.é. ��gualmente todos. los demás aspectos del aparato ideológico de ' llt)'Sode�ád'• mo: . · derna. • . .. . . . .

Fue necesarío que el principio de objetividad se in.trodujese·· pre.;; cisamente bajo la forma. de -operación de una ley ciegá, como nega� ción pura y simple de la determinación subjetiva. Fue neceSario q\J� el principio de objetivi9ad se introdujese precisam�nte en . esta �f.'lt.i ma, porque, en efecto, ese principio implica la anulación de 1a ·arbi� trariedad subjetiva, su reducción a anécdota. Pero, si implica·· esto, es precisamente porque lll' racionalidad objetiva no es otra cosa ·que la comprensibilidad universal, la posibilidad de que lo ente en. ' ' cuestión sea exhaustivamente reducido a un lenguaje común, uni­versalmente válido. Y esto no es otra cosa que la integración de ,ese ente en el ámbito de un cálcule y pl¡:¡_nificación expresa, la posibk lidad de producir ese. ente; o sea: el desarrollo ilimitado de las fuerzas productivas. ,

Hay, p'u,(;!S, contradi<:ciÓn, pero contradicción necesaria; en el hecho de q'ue la racionalidad objetiva se introduzca en la forma de una ley ciega. Ésa contradicción califica al capitalismo como el sis­tema que, por una parte, es . necesario para introducir· el principio del desarrollo ilimitado de. las fuerzas productivas, pero que, a la vez, tiene que ser superado para que ese principio se haga efectivo.

En efecto, la operación del capital introduce el principio de ra­cionalidad, pero lo �ntroduce por un medio que es la irracionalidad misma, esto es: el hecho de que la decisión socialmente productiva haya de ser una decisión privada, que no tiene que poder ser expli­cada ni ,entendida. Así sucede que, ciertamente, la operación del capital racionaliza la producción, eleva la productividad, ajusta el trabajo real al socialmente necesario, pero hace todo esto de una manera que es ella misma la negación del propio principio que· se pretende aplicar; esa manera es la crisis, que, efectivani(mte,· tiene la función necesaria de reestructurar el sistema productivo en. el · sentido que se acaba de mencionar, pero hace esto mediante el más improductivo desperdicio de recursos materiales y humanos.

Sucede igualmente que el indicado ascenso de la productividad sólo puede tener lugar por la vía de la cientifización, esto es: me­diante el paso de los procedimientos productivos empíricos a aquel1os otrqs que pueden ser enteramente formulados e.n términos matemá:­ticos. Se revolucionan de este modo las características del p�óceso productivo, con tendencia a hacer de éste algo que puede ser expre-

157

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) .( . . 1 "'

1 s,ádo' de manera· completa en términos·· perfectamente objetivós, ·o sea: algo matemáticamente planificado. Pero, al mismo tiempo, se rehúsa esta objetividad, reduciéndola al cálculo de procesos produc­tivos en el interior de una empresa y relacionando ésta con el res­tante aparato productivo mediante un vínculo que ya no es técnico­científico, sino de mercado.

En otras palabras: la operación del capital conduce a una situa­ción física del aparato productivo en la que el dominio privado del mismo aparece como la antítesis del propi0 principio de raciona­lidad. Esta figura física de la producción, a la que el capitalismo conducé�· concierne a todos los aspectos del acto productivo, incluido el «factor humano», la fuerza de trabajo. La objetividad físico-mate­mática de la organización de la producción significa que todo el proceso productivo es conocible, controlable y efectuable en cual­quier punto por cualquiera con la única base de una preparación científica «abstracta>> y, por lo tanto, no vinculada a unas opera­ciones concretas o a una forma dada del proceso productivo; en otras palabras: esa posibilidad de conocimiento y de control de­pende cada vez menos de una especialización empírica 5• El propio capital, debido a la incesante innovación tecnológica, necesita cada vez más una fuerza de trabajo cuya cualificación tenga ese carácter «abstracto>> , el cual lleva consigo la capacidad para dominar el proceso productivo en su conjunto. La incorporación de todo el sistema productivo al nivel tecnológico más . avanzado sólo podría hacerse mediante el hecho de que toda la fuerza de trabajo tuviese ese tipo de cualificación, con lo cual el trabajador dejaría de estar vinculado de por vida a una función determinada, y el proceso de producción podría ser perfectamente conocido y controlado en su totalidad por cada trabajador. Y, sin embargo, la propia operación del capital fija en cada momento esa fuerza de trabajo a funciones determinadas en el interior de una empresa regida por un ente (el capital) que emplea la ciencia, pero que se gobierna por el mercado; racionalización científico-técnica de procesos parciales dentro de unidades también parciales, cuya relación de unas con otras no tiene lugar según criterio alguno de racionalidad técnica del conjunt,o6•

Encontramos, pues, una vez más, que la sociedad moderna pre­senta una doble tendencia histórica contradictoria.

Por una· parte, a la racionalización total del sistema productivo, que implica la integración de la totalidad del mismo en una única

s Cf. IX.4. 6 Cf. IX.4.

158

·, · ' , ' ,.,.... ....

' . ' '/· �·i�:::�:.,.:'· . : . unidad de planificación. Insistimos en qtie e�to sólo tiene .senfido 'en la medida en que se alcance al mismo tiempo un nive:I ·d.e desarrollo de las fuerzas productivas en el que todo el pr�ceso de la pmd'\l!::Ción es. expresable en términos perfectamente objetivos, estu es: físico­matemáticos; sin lo cual no puede haber planificación de la"pr�duc­ción. Además, una producción de tales caract�rísticas requiere u�.i fuerza de trabajo cuya cualificación ya no es la conocida especia:liza� · ción empírica (consiguientemente vinculada de por vida a u�a fun�icS1n concreta), sino una preparación científica <<abstracta>> , 'la . cual al mismo tiempo, capacita a los trabajadores para entender ' del ·�o�­junto del proceso productivo. �De estas dos características (tipo de � proceso productivo y consiguiente tipo de cualificación de la fuerza . de 'trabajo) se sigue que, en el caso de una planificación de la tota­lidad de la producción, la autoridad planificadora no podría ser otra que el conjunto de la sociedad, porque: a) las características físicas del proceso productivo que lo .hácen planificable son las mismas que capacitan ·a .todo trabajador para entender del conjunto del proceso, Y b) la única manera de que todo.s los elementos del proceso prod�c­tivo puedan ser simultáneamente controlados es que ese control c_onstituya un hecp.o de comunicación social general.

Y, por la otra parte, como el otro término de la alternativa, el propio capitalismo en el callejón sin salida: la relación entre las partes del sistema productivo en términos de mercado, el dominio privado de las unidades de planificación de la producción. Debido a la concurrencia, el capital no puede renunciar a seguir lanzando el desarrollo de las fuerzas productivas; al mismo tiempo, las rela­ciones sociales capitalistas son incompatibles con el control social de esas fuerzas, las cuales, por su parte, han alcanzado un nivel de . desarrollo en el que la humanidad entera depende de lo que se haga c�n ellas. No nos referimos sólo a posibles catástrofes físicas, dete­noro del medio, etc . , sino también, y fundamentalmente, a las po­sibilidades, casi ilimitadas, de <<manipulación>> de una humanidad físicamente viva.

La alternativa que acabamos de describir es la que en el título del parágrafo nos hemos permitido designar con la fórmula <<Socia� lisino o barbarie>>, libremente tomada de la literatura «marxista>> . clásica. Podemos añadir, de acuerdo. con cosas ya dichas, qtie nin1, guno de los dos términos es «inevitable>> ; lo único inevitable es !y alternativa. ·

159

· · . .

· ' i .

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.. , . ,,

� )tf.4:" � EL PROLETARÍADO ' • • �' .. • • .i,

' \ , , ·, . • ·: · ¡ ·;· , i, '

', . . De acuerdo cbn lo ' arriba expuestb sobre �r concepto tle <<c!�Se» 7•

tÓdas las frases del parágrafo precedente e� las cuales el .s,ujeto es <<la operación del capital>> o <<el capital» podnan tener tambten corro s�jeto «fa burguesía como clase» . , . " 'Ahora bien, que el sistema este basad� e� c��prar fu�;za de trab�jo·, ,como se demostró en su mom�nto , ,stgmftca tambten. que �st� básado en vender fuerza de trabaJo. As1, pues, por lo m1smo que ia burguesía se delimita como clase y crece y se desarrolla, tam: bÍéñ ·se delimita y se desarrolla y crece la •clase» (veremos en que sentido está justificado este término) de los que venden su fuerza de trabajo. . . . \ . t Por «fuerza de trabajo» entend�mos toda cap��1dad de reahza� \ . un trabajo, entendiendo por «trabaJO» toda operac1on �u�ana mate ¡ rialmente (técnicamente) necesar,ia para que la matenah�ad (valor- ¡ de-uso) de la mercancía se produzca; o sea: toda operact?n para l� J . que tenga sentido la reducción a •trabajo abstracto». No tmpo.rta st. · la operación misma es del cará�ter llamado •físico» o ·�atenah> o no. Tampoco importa si se reahza dentro �e la producc10n de una mercancía determinada 0 si, por el contrano, pertenece a proceso� . que �mtran en la producción de mercancías m�y diversas. Lo que Sl importa, para que pueda ·hablarse de •trabaJo» y <<fuerza �e tra­bajo», es: ·"a) que el proceso productivo _en el ,qu�, la operacwn �el caso' es nécesaria sea precisamente una producewn d� merca�czas

(j no, por ejemplo, una producción doméstica); i!!1J que la necestdad · de esa .operación para la constitución del valor-�e-uso sea upa nece­

sidad material, física, técnica; si bien la necestdad .hu�ana que �l pí·qpio valor-de-uso satisface puede ser de cualqmer mdole. A.sl­

· ·mismo, �ara que se �eda hablar de •venta» de la fuerza de trabaJo, -�s preciso además:\_�ljque se venda precisamente la fue�za d� · tra­bajo, 0 sea: la capacidad de trabajar, referible a una Jornada de t�aba]o;· no el producto o el •servicio». . , ,

· . Tod�s los sectores de la población que no son m burgues1a m pi'olétari�do son sectores atrasados con respecto al pr�pio des�rrollo.

' dé la soCiedad moderna. Por el contrario, el proleta�1ado e�ta mar­cil,do por el desarrollo de las fuerzas productivas, o, s1 se qutere? por · .

7 Cf. X.3. 8 Cf. Ill.

. . . . . � ' �t�T�:i;SF , . , . . . , · da .e�encia <fe la· t�cnie�»·'9. I.;a,. éóttstit4ci.9n · viado' como tat: tiené :lugar ·en lat propi'a op·�tlltc�<>g�.itdel<:c;apl:tal

' ¡:El proletariadj}_ u o aporta ninguna ·n��va, '(teología:, 'i!¡ue� fuese •proletaria» en vez de •burguesa». No puede háh�j .. cóncepto�.algúno de tal presunta nuey.a ideología, porque 10 el fenómeno «ipe'oJogía» está basado en el fenómeno «ley económica», en cu·anto que� 6ste. sig­nifica que la cosa de la que se trata, la propia estructuJ,"a. ·o «.ley», no es para sí lo que es en sí; no puede, pues, haber <<nuevaJ>�'idtiología., ya que tampoco hay · •nueva» ley económica. El proletad�do. perHi·� . nece · a la misma ley económica (a la misma estructura) ·qlJe la bur­guesía; se define en la misma fórmula en que se define la burguesía, y habrá desaparecido en cuanto la sociedad capitalista haya dejado , de existir. ' ·

Decíamos 1 1, que la burguesía es clase en sí, no para si. Cen­tremos ahora por un momento la atención en la parte positiva de esta fórmula: en que la burguesía es en sí efectivamente clase. Esto quiere decir que el mero funcionamiento de la estructura (sin mediar conciencia) constituye a la ,burguesía en clase según el concepto .de <<clase» que en su momento definimos 12• En efecto, lo que sucede es que la propia operación que define 'a la sociedad moderna como tal, por lo tanto: la operación del conjunto de la sociedad moderna, resulta ser necesariamente (y así se manifiesta en el análisis interi:w de su mismo concepto) la operación de un subconjunto excluyente dentro de la propia sociedad moderna; y, lo que es lo mismo, pero expresado en sentido inverso, la operación de la burguesía como tal es al mismo tiempo la totalidad de la estructura que llamamos <<so­ciedad moderna» . fRay, por lo tanto, •clase» en :t'tl. estricto sentido, arriba· establecido, de que la operación del conjunto de la sociedad resulta ser la operación de. una parte(

Esto no ocurre en absoluto en el caso del proletariado. La ope­ración del proletario, la venta de la. propia fuerza de trabajo, no es la operación misma del capital, no es idéntica con el funcionamiento de la estructura. La operación de vender la propia fuerza de trabajo, en su mera realidad inmediata, espontánea, todavía no define nin­guna estructura. Lo que sí ocurre es que esa operaCión se entiende, adquiere un sentido, sólo en la comprensión de la estructura La identificación con <<la sociedad en su conjunto», o, lo que es lo .mis" mo, la asunción del carácter de clase, se produce aquí en el ter�eno

, 9 Cf. VI y .IX:.4. 10 Cf. VIII. 11 Cf. X.2 y X.3. 17 Cf. X.3.

1 61

\ ,'•

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de la comprensión, no en el de la mera operación; er{� el ni ve� de . la inteligibilidad, no en el de la realidad; en el plano de 1� conc1enc1a, no en el de la espontaneidad. En otras palabras: el caracter de clase d

.el proletariado, a diferencia del de. la burguesía, tiene lugar preci­

samente para sí y no en sí. En el nivel de lo «en SÍ», en el mero fun­cionamiento de la estructura, sólo reside la posibilidad del prole­tariado como clase. Que el proletariado se constituya efectivamente como clase, sólo tiene lugar a través de la con,ciencia, esto es: en el plano de lo «para sí». . . , .

Esto significa, desde luego, que la conshtuc10n del proletanado como clase no es «inevitable>> . Pero significa aún algo más. En efecto, dado que tal constitución sólo tiene lugar a través de la com­

prensión de la estructura, y dado que al fu,ncionamiento �e la es­

tructura le es inherente su carácter espontaneo, no consctente, la constitución del proletariado como clase significa que la estructura es, como decíamos más arriba, <<puesta entre paréntesiS>>, «desconec­tada>> .

Descriptivamente, lo que acabamos de decir puede presentarse en términos como los siguientes: .

El que vende su fuerza de trabajo se encuentra «inmediata­mente>> (esto es: por el mero funcionamiento material de la estruc-

.. , ,

. tura) en una determinada relación de lucha: tiene que ajustar las condiciones del contrato de venta de la fuerza de trabájd; se trata de dividir el valor constitui.do en el proceso de trabajo en dos su­mandos: salario y plusvalía; si aumenta uno, el otro disminuye. Ahora bien, la parte que corresponde al uno y al otro e� un .acto concreto depende de toda una serie de factores que no son mflmbles ni en este acto concreto ni por un grupo de trabajadores aislada­mente; los obreros se ven, pues, en la necesidad de organizar Y pro­gramar su lucha reivindicativa. Hasta este punto inclusive, todo l.o dicho puede ser «inmediato>> , esto es: ind�cid0 por las meras n�cest­dades de la. lucha en la que uno, por el s1mple hecho deUunclOna­miento de la estructura, se encuentra. Pero, · al mismo tiempo, la articulación . de las mencionadas condiciones y factores determi� nantes de esa. lucha (o sea: en definitiva, la ley económica misma) puede ir siendo c�mprendida por el proletariado en la reflexión Y el debate sobre las luchas en curso . Con esto Y!:l estamos ante algo que no es «inmediato>> ; una reflexión que conduce a entender la ley eco­nómica misma y sus mecanismos no es ya inherente a la condición material de proletario, como lo es la simple contratación de venta de la fuerza de trabajo. Estamgs, pues, hablando ya de algo. que no es la mera realidad de la estructura o ley económica, sino «con-

162

. , ·, ¡ ' . , ' ,i · · ciencia>> , ·o sea: reflexió.rv sobre esa esfruct�ra o,;ley; eli:comien�� · d� . - -, un ·s er-para-sí de la sociedad moderna, de un'a. ;comprensión . . de lá'· : · .;' · · · _ley económica. Tal comprensión es en definitiva� l� · . mismo que el •.· \"r , proyecto de desarticular los mecanismos de esa ley, porque a la. ley · · •' ·

económica le es inherente, como ya explicamos, el ·desconocimiento ' .. :;f

de sí misma. Tan pronto como hay conocimiento suficiente · 'tan pronto como la masa de trabajadores entiende cómo y po; qué , ocurren las cosas, las co�as ya no pueden ocurrir así. , ,

De todo esto, lo único «inevitable>> es, por definición, lo que calle ficamos de «inmediato>>, que es como decir: ser-en-sí. Lo demás, lo que está «mediado>> por la conciencia, por la reflexión, eso -ya no es «inevitable>>, porque no hay automatismo alguno, no hay ley alguna, que conduzca de la realidad material de la estructura a la conciencia de esa misma estructura, del ser-en-sí al ser-para-sí. La «ley•>, la es­pontaneidad, es el ser-en-sí.

XI. S. EL PODER REVOLUCIONARIO

" \ La _revolucióñ significa la d�sarticulación de la ley económica y, lo que es lo mismo, 'ia integración de toda la producción en un plan o cálculo único asumido por toda la sociedad Para efectuar esta transformación, es preciso que el proletariado�

tenga el poder en 1� sociedad. La revolución comienza, pues, con la toma del poder polí­tico por el proletariado. · p:l poder de la burguesía es espontáneo, no c�nsciente; · el propio funcionamiento de la ley económica, la propia espontaneidad econó­mica, sitúa � la burguesía en co�?iciones de determinar la polític� Del proletanado, por su parte, dtjtmos ·que no aporta ninguna nueva. ley económica:; la ley económica que subsiste durante el proceso revolucionario es aquella misma que se está destruyendo en ese pro­ceso, o sea: la que de modo «natural>> , «espontáneo>> , da el poder a la burguesía. El proletariado, p�-sÓ'ltqmdrá ejercer el poder de ma: \ nera consciente y, por así decir, en contra de la espontaneidad. ,. · Dado que el términó '<<Estado>>, que en su definición estricta se refiere al Estado «burguéS>> : incluye en su significado la connotación de inhe.rencia ,espontánea a una base económica, mientras que . el podér político proletario es la materialización cqnsciente de un pro­yecto contrario á la espontaneidad dada, Marx adoptó complemen­tariamente, para designar este poder político, la fórmula \,·dictádur.a: · del prolétariadó>> , donde el término <{dictadura>> pretende significar este carácter de poder conscientemente ejercido, contrario a la

163

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. · · �e la ;p�labra <<dictadura» en la: ·fórmula -marx1ana que acaba111os de ·

citar- no· tiene,nada que ver con el habitual concepto descriptivo de

,,�iictadura»• . . como se· verá ·con claridad aún mayor en lo .que sigue: .

,1, .Por lo ·q�e se refiere a la forma jurídico-política que la ·dictadura

del proletariado haya de tener, el pensamiento de Marx es que tal

forma . ,no· puede ser otra que ,la república democrática, esto es: lo.

mismo 'que hemos descrito como la forma política ideal de la propia

burguesía 13; esa forma, que nunca llega a realizarse por completo

, bajo poder burgués 1\ será, en cambio, la forma política de la dicta­

'·: dura del proletariado Que Marx lo piensa así, resulta evidente, en

primer lugar, por su constante postura de incluir en el progra�a

socialista todas las reivindicaciones• democráticas en su forma mas

radicaL Pero, por si esta constatación general no fuese· suficiente,

nos referiremos a un texto concreto: las páginas de la <<Crítica del

programa, de Gotha>> referentes a la «parte democrática>> del pro­

grama 15• Marx, dando por cosa obvia que en un programa revolu­

Cionario tiene que haber una «parte democrática>> , al mismo tiempo

insiste (y este es el nervio de su crítica) en que las fórmulas demo­

cráticas en un programa tal no deben flotar en. el aire como puras

exigencias abstractas, como «la letanía democrática que todo el

mundo conoce>> , donde las expresiones «popular>> y «del pueblo>> apa­

recen por doquier.\.No debe ser así, ·sino que la democracia como

forma política debe aparece_r de tal manera que se explicite su rela­

ción con el proyecto revolucionario. Esto mismo excluye que la de­

mocracia pudiese ser algo a sostener :;;ólo dentro de los límites de la

, sociedad actual» . En otras palabras: el programa democrático no

es, para Marx, ni un «programa mínimo>> , ni limitado a alguna

«etapa» , ni de ninguna manera algo que quede detrás o más acá del

programa socialista, sino que es sencillamente toda aquella parte del

programa que se refiere al tema de la forma política. La «demo­

cracia vulgar>> , dice Marx, considera la república democrática como

«el rei�o milenario», o sea: como un desideratum abstracto, separán­

·dola de. su significado en la lucha de clases. Lo . que hace el pro­

grama de Gotha es dirigir las exigencias democráticas al «Estado

¡iCt'!lah>,· y esto lo hace quedar incluso por. debajo de la propi� ".de­

mocracia vulgar•• , al caer en un «democratlsmo dentrO' de los hmltes

de lo permitido por la policía y vedado por la lógica>> ; por ejemplo:

13 Cf. X .l . � � Cf. X.4. 15 MEW, XIX, p. 27 y SS.

\ ( .:· � ' ' •. 1 ' ' . ' ', ' ' '• ' : ' :( � Ta:·; v�i .:qu·e··'redatna ;:liri� ·· sei-iti-··de ·as:peé�tos::·c:t�"lW (�lr.rlli\�4��íri8ei:al ú· Estado, e) 'pr6·grama> de Gotha «OlVjda:,: <.q'!leJ t· i :ld�>i?.éso,-s.ólto:'Jtien sent�do en relación :con el conjunto de esá

· ,

lo tanto, habría. que,. empezar, frente al «Estádo··,a:efú,iJ;l>r/fjfu�ianb­a:lemán, por exigir ·la-·república democrática (subJ;ayád(;l.,por' M�u;JI'h Cuando Marx 'dice que Ja «democracia vulgar>> concib�; da·• república democrática como «el reino milenario•• , la frase contíhúai así: «yt(la democracia vulgar) no . . tiene ni idea de que . . . >> , introdueiéndos,el .de

.

esta manera el punto de vista del propio Marx, a saber: «·que precf� samente en esa última. forma de Estado de la sociedad burgues� ;¡a-. lucha de clases ha de ser definitivamente luchada y . decidida>> ���. ·, Evidentemente, aquel «EstadO>> «en>> el cual «la lucha de clases, ha· . de ser definitivamente lúchada )" decidida>> no puede ser otro (eh ei: sistema de Marx) que la dict;:�.dura del proletariado, y Marx · díce aquí que la «forma de :Estado>> correspondiente es la república d.e­m�crática, y que lo es precisamente como forma de Estado «última:» y «de la sociedad burguesa», • o sea: que la dictadura del proletariado no aporta ninguna forma jurídico-política distinta, nueva y e�­pecial, sino que asume conscientemente, y, por lo mismo, radical• mente, la forma de Estado última (definitiva), idealmente generada por la propia sociedad burguesa. ,

La «parte democFática>> del programa revolucionario no es ni más ni menos que la totalidad . Me su «parte política•• , entendiendo pO,r tal lo referente a la cuestión• de la forma política o cuestión «consti� tucionah>. No es, pues, ni una «etapa>> ni un programa <<mírtimti>> . Mientras se trate de la· cuestión de la forma política, la democra�ia es todo lo que la revolución tiene que deCir al respecto.

Además de que eso era efectivamente lo que Marx pensaba, es én todo caso fácil' demostrar que todos los elementos de la forma política democrática son necesarios para la noción marxiana de la dictadura del proletariado. En prime},' lugar, dijimos que el ejercicio · del poder por el proletariado sólo puede estar basado en un proyecto consci(mte, o sea: no en alguna dinámica económica, objetiva, es- · pontánea, sino en la conciencia crítica de la clase misma. Pues bien, · hablar, de ·proyecto conscientemente asumido por una clase y de con- ·, cienCia crítica colectiva, todo eso presupone la plena libertad ·de comunicación (de expresión y reunión). No sería la primera vez que· 1 alguien dijese que esas libertades se presuponen sólo para los miem" ! ' bros de la clase en cuestión; tal cosa puede decirse, pero no se puede pensar, porque carece d� cualquier significado representable. No e's

16 lbid. , p. 29.

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. t ( ,J ·posible, en decto, reconecer las · mencionadas libertades ·sólo .p¡ua ·un. a ·parte de la poblaci6n; o se reconocen para todos o lo qúe se •está hac'iend0 es no reconocerlas para ·na.die. Porque se trata de liber­tades de comunicarse con otros.'1 Si' se priva a uno, · X, de. la libertad de expresarse, entonces se priva también a cualquier otro, Z, de la libertad de escuchar aquello que X pudiese querer decir. Del mismo modo, si X está privado de la libertad de reunirse, también cual­guier otro carece de la libertad de reunirse con X; etc.;las liberta� des democráticas sólo existen para alguien cuando existen para toda la poblaéión/Pero aún hay más. Reconocer a cada individuo aque­llos derechos que constituyen una forma política implica negar­le la posibilidad de conseguir decisiones políticas por otra vía que la del ejercicio de esos derechos; si no, no habría en absoluto forma política alguna,' ni sería posible que los mismos derechos estuviesen reconocidos para todo individuo. Ahora bien, al establecerse que el reconocimiento de las libertades democráticas implica la renuncia a cualesquiera otras vías de decisión política, queda · ya establecido que las libertades en cuestión son ellas mismas una vía tal, que tienen carácter resolutivo, y, por lo tanto, que no son sólo reunión y expresión, sino también voto. En otras palabras: las libertades en ' i cuestión implican el sufragio universal y no tienen sentido sin él.

· El proyecto socialista, tal como Marx lo entiende, no se puede llevar adelante de otro modo que manteniendo . la mayoría de votos en un régimen de derecho estrictamente democrático. Esto no dice nada en contra de la certeza de que la transformación socialista es una cuestión de fuerza entre clases. Las formas políticas no flotan · en el aire, ni se deciden éticamente. · Que una forma política exista o no, eso depende de la situación de fuerza y de cuál sea el proyecto político asumido por quien está en condiciones de imponer su vo­luntad .. Marx piensa que será el proletariado, en virtud del proyecto revolucionario, quien imponga y sostenga la forma política democrá­tica, única a través de la cual se puede llevar adelante el programa de la revolución. Para esto -siempre según Marx- es preciso que el proletariado esté organizado, .ya no sólo con fines reivindicativos y de presión, sino para dictar sus condiciones en el campo político; con­diciones dentro de las cuales aquella parte que hace referencia a la for- · ma de Estado es ni más ni menos que esto: la república democrática.

La tesis de que la forma política de la dictadura del proletari�do es la república democrática encaja perfectamente con la anterior afirma­ción de que el proletariado no' aporta ninguna nueva ideología17, No

17 Cf. Xl.4 y VIII.

166

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. hay· <<Otra» democracia,. que {uese <<Obrera'>;. o <<SOci¡ili�ta» en opo#cjó'�. ·. , , . . a la democracia burguesa (que, ciertamente, es burguesa; pero · qti¡.{ . · nunca llega a realizarse por completo bajo el poder· de la burguesía)/ · del mismo modo que, para efectuar la planificación en el aparato . productivo, no se emplea ninguna <<ciencia obrera» , sino simple­mente la ciencia, que es una sola.

Esta mención del problema de la ciencia a propósito del pro­blema de la democracia es algo más que una comparación de �s­quemas. Recuérdese que: a} la ciencia (física matemática) y el Es­tado (república democrática) fueron los dos aspectos que expusimos del ideal de la sociedad moderna; b) se puso de manifiesto que la permanencia (espontaneidad) de la propia estructura o ley econó­mica, de la que la ciencia y la democraci� son la proyección ideal, . impide; sin embargo, el cumplimiento de esos ideales. El programa · socialista es, para Marx, la única posibilidad de llevar adelante los propios ideales de la sociedad burguesa. Por eso dijimos 18 que la posición revolucionaria, tal como Marx la entiende, es al mismo tiempo la posición <<conservadora» con respecto a la sociedad mo­derna. La verdadera alternativa no es entre <<revolución» y «conserva­ción», sino entre conservación revolucionaria y liquidación abstracta.

X1.6. SOCIALISMO Y «COMUNISMO>>

El socialismo, tal como ha sido definido hasta aquí, es posible en virtud del desarrollo de las fuerzas productivas al que el capitalismo conduce, y es la aplicación consecuente del principio del desarrollo ilimitado de las fuerzas productivas.

La organización socialista de la producción está basada en el tra­bajo abstracto, introducido por el capitalismo 19• En efecto, sin una magnitud única, a la cual puedan reducirse los diversos· costos, no tendría sentido cálculo alguno de procesos productivos ni, por lo tanto, planificación alguna.

· Pero intentemos ahora considerar el socialismo ya no como obje­tivo a realizar, sino en cuan te a las consecuencias que · se seguirían de él una vez realizado. Habría desaparecido cualquier límite al desarrollo de las fuerzas productivas; la producción de cualesquiera bienes podría · aumentarse a voluntad; todos los costos tenderían a cero. En tal · situación dejan de tener sentido la medida de tiempos

18 Cf. X.S. 19 Cf. II, etc.

167

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::¡;t,";·r¿ _, :·. de/tr�B:�JQ 'Y, : pbt. itir . t.�rito,;· la �noci6� . . de. trabajo, abstracto; lo cua,l ' · '

: ' lle�a:.aonsigo lli pérdida de. sentido ·de la :propia noción de planifiCa- .· �;ión:; . cosa perfectamente ent.endible,. si se tiene en cuenta que el

' ., :·:; . ·· ' p'ro�eso .p roductivo, además de estar científicamente dominatlo .por

;. \· todos y cada uno de los hombres, tiene una flexibilidad virtualmente ilimitada. Tampoco tiene sentido ya, para esa situación, hablar de aptoridad alguna, ni siquiera de una autoridad constituida por toda la sociedad.

Hay, pues, una diferencia fundamental entre el socialismo en c.uanto objetivo a realizar y el propio socialismo en cuanto que se lo supone realizado y se explicitan las consecuencias. En el primer sentido, el socialismo está basado en el trabajo abstracto y en el Es­tado, aunque éste asuma la formá especial de la dictadura del prole­tariado. En el segundo sentido, por el contrario, el socialismo se vuelve <<comunismo», esto es: desvanecimiento (disolución <<natural», no programable) de la autoridad social, de la planificación y del Estado. , Es claro que sólo el segundo de los dos sentidos mencionados

autoriza a hablar de un punto final del proceso revolucionario y un límite absoluto de la sociedad moderna. Mayores precisiones en el parágrafo siguiente, donde, entre otras cosas, se intentará dar cuenta del hecho de que ese punto final aparezca alguna vez indicado en Marx mediante la problemática fórml!la <<A cada uno según sus nece­.sidades».

XI. 7. EL CONCEPTO DE «NECESIDADES». LOS CONCEPTOS-LÍMITE

EN EL ANÁLISIS DE LA SOCIEDAD MODERNA

. Para introducir el concepto de <<valor-de-uso», Marx había dicho que la mercancía <<satisface necesidades humanas de una u otra .ín­dole» 20• Retendremos la expresión <<necesidad( es) humana(s)» para remitir precisamente al sentido que tiene en este contexto.

. Por otra parte, cuando Marx introducía la noción <<valor de la fuerza d.e trabajo», decía que ese valor está determinado por las <<necesidades» del trabajador, y esto significaba: por las necesidades cuya satisfacción es necesaria para la existencia y conservación de la fuerza de trabajo 21• ·

Evi.dentemente, los dos conceptos citados de <<necesidad» no

20• MEW, XXIII, p. 49. 21 /bid. , pp. 184-186.

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· de una noción determinada de «subsistencia», noción que ·sólo se · justifica en el preciso contexto conceptual en el que está' efuplead.a� Es un concepto en· .cierta manera «físico>> , pero no porq�e se trate . de la mera <<Subsistencia física» en el sentido habitual de esta: ex­presión, sino porc¡ue se · trata de la subsistencia técni�a (y, en este sentido, material) de la fuerza de trabajo como tal, esto es: $e trª!a de la continuidad de la füerza de trabajo como valor-de-uso (lo que equivale a decir: de su continuidad material), de la posibilidad de seguir usándola en el proceso de produccion) Todo lo cual es, destle luego, perfectamente compatible · con el ya conocido hecho de que lgs factores que determinan el ·contenido de esa necesidad no son ni únicamente ni fundamentalmente biológicos. .

Por su parte, el primero de los dos citados conceptos de · <<nece- ' sídad», el que está supuesto en la ·noción de <<valor-de-uso», el de 'las «necesidades humanas de una u otra índolé», no prese.nta· connota:� ción alguna del tipo <<necesidad para la subsistencia». Entiéndase esta tesis en todo su alcance.' No se trata sólo de que haya necesi­dades que <<van más allá de la mera subsistencia». Lo que queremos decir es que ninguna <<necesidad humana» es tal por el hecho de ser condición para la subsistencia. Ello es así porque la subsistencia misma no es necesariamente (notwendig) una necesidad (Bedürfnis) humana en ningún sentido del término <<necesidad humana».

En efecto, lo <<necesario para la subsistencia» no es necesaria­mente <<necesidad» del hombre. Así, por ejemplo, el comer .es · ;,nece- . sario para la subsistencia», y eso no lo convierte ipso jacto en una necesidad del hombre. Será necesidad únicamente en la medida en que el hombre «necesite» (o sea: quiera) subsistir. Marx, segura• mente, no ignoraba que el hombre es· perfectamente capaz de dejarse morir de hambre, ni siquiera que puede incluso «querer morir» y, para -:ello, utilizar, por ejemplo, un veneno, valor-de-uso que satis­face en. este caso una necesidad humana cuya faita de ordenaCión a la subsistencia salta a la vista. En cualquier caso, queda cíaro que la · subsistencia no constituye fundamento último, ni de -todas; ni siqtJiera de algunas necesidades humanas, y no lo constituye por�

. que ella misma es una necesidad tan relativa y transitoria como . cualquier otra.

. . . . ,., 1': · : . ·

Lo dicho reduce al absurdo cualquier pretensión de deliniit�r·;..

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,: en . reladó,n cou el primer concepto de ·�ne·cesidadl>, . con las <<necesi­. dades hl.\manas de una u otra índole>> , algún ámbito de necesidades

q'Qe .se definiese <;omo el de aquellas que son. .J!.Il,e..cesarias>> (notwen­dig) o <<físicas» o <<materialeS>> . . Entiéndanse los tres adjetivos. como sinónimos en este contexto, ya que los dos últimos hacen referencia a la natur·aleza de la necesidad, no sólo a su objeto, y el adjetivo <<nec�sario>> se contrapone a libert�d y autodeterminación; lo opuesto a .notwendiges Bedürfnis sería freies (o sea: geistiges) Bedürfnis: necesidad <<libre>> o «espiritual» . Vamos a ver aún más claro cómo t.al distinción ha quedado eliminada por las consideraciones ante­riormente hechas.

En �fecto, a primera vista, una necesidad se calificaría de <<nece­saria>> o de «material» cuando existe una conexión de condiciona­miento <<físico>> (en sentido amplio) entre la subsistencia del indi­viduo o de la <<especie>> y la satisfacción de esa necesidad. Sin em­bargo, acabamos de ver que esta nota no define ningún tipo especial de necesidades, supuestamente menos libres y más «necesarias>> . (Mi decisión (y, por lo tanto, mi necesidad) de comer, como <<necesidad humana», es tan libre como cualquier otra decisión mía. Puédo omi­tirla, igual que puedo omitir cualquier otra) .Así, pues, en el sentido de las <<necesidades humanas» , no hay notwendige Bedürfnisse (<<ne­cesidades necesarias>>) . Todas las necesidades del hombre son igual­mente <<libres» e igualmente <<espirituales>> .

Superficialmente podría sugerirse que las precedentes conside­raciones son de carácter (pseúao)metafísico-antropológico, en cuanto que -podría pensarse- especulan sobre la naturaleza de las necesi­dades humanas. Sin embargo, el caso es exactamente el contrario . .fl verdadero contenido de la argumentación precedente es excluir tod¡¡. presuposición esencialista acerca de <<el hombre» y, por lo tanto, toda afirmación (explícita o implícita) según la cual haya un cierto fin que convierta en <<necesidades necesarias>> los medios nece­sarios para él. El concepto de <<libertad» empleado más arriba signi­fica que nos negamos a dar por supuesta una <<determinación esen­cial» de <<el hombre» .

En consecuencia, si queda alguna posibilidad de hablar legítimll­mente de <<necesidades necesarias» , deberá ser en razón del otro, � segundo, de los dos conceptos de · <<necesidad>> antes mencionados. V amos a ver si bajo este concepto resulta posible establecer una Notwendigkeit.

Ante todo, se trataría también. aquí, como dijimos, de mece­sidad para la subsistencia», pero la nO<;ión de <<subsistencia» es en este C()ntexto -como también dijimos- otra que la últimamente

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J . . .· ·: : 'il��é/¡.:!t���i'!i':{:,;: emplea�a.,: No •se: trat� d� la su�sis.tenda ·.dé ',<<�1 ·l i�inbre>> . co�o}�x��- :: .

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. ten te, smo de la co:p.hpmdad tecmca de - la fuer�a::d� trabaJo co,m� � í¡1;.: '( , ; • valor-de-uso. ¿Puede hablarse en est.e caso de <<�ec�s�q�d» . (Notw��1'l 1 ·.,.:5. : , digkeit) y, por lo tanto, de ,«necestdades necesanas>> .(notwendtge · '/.;.'· · . . Bedürfnisse}? Sí, pero precisamente porque aquí' la Notwendjgkeit '' ' · no lo es en el sentido <<humano», antropológico, que ár.rÍba rech��á­bamos, sino en sentido económico-estructural. La continuidad téc;� nica de la fuerza de trabajo como valor-de-uso está vinculadá a Ja realización material !}e· las categorías económicas, y en este sentido .· es «necesaria».

Nótese, no obstante; que tampoco aquí, dentro de la ; mencio­nada segunda acepción de la palabra «necesidad», encontramos di­visión alguna de las,.necesidades en <<necesarias>> y <<libres>> (o <<no necesarias>>) . Ocurre simplemente que las necesidades que lo son para la continuidad material,.. (técnica) de la fuerza de trabajo son efectivamente necesidades necesarias, pero precisamente en cuanto que su necesariedad tie�e una base económico-estructural, no antro­pológica. No es, por ·to tanto, necesar.iedad <<natural» o <<humana»·, sino necesariedad del modo· de producción�

Resumiendo . . Según un .sentiqo de la palabra «necesidad», nin­guna necesidad es necesaria; t.odas son <<libreS>> y <<espiritualeS>> . Y, se­gún el otro sentido, las necesidades lo son porque son necesarias, pero no en un sentido antropológico, sino en un sentido económico­estructural.

¿Tiene algún papel en el sistema teórico maduro de Marx un . concepto antropológico, y no económico, de Bedürfnis, un concepto determinado de las <<necesidades humanas»? En una primera lectura parece que sí, fundamentalmente por dos razones.

En primer lUgar, la ya citada manera de introducir el concepto <<valor-de-uso», haciendo referencia a <<necesidades humanas de una u otra índole>> . Nótese que la razón de' que estas necesidades sean tales no podrá ser económico-estructural, ya que el valor-de-uso, noción que se define haciendo referencia a ellas, debe constituir <<el contenido material de la riqueza, cualquiera que sea la forma social de ella» 22, esto es: sin referencia a la estructura económica o «modo de producción» .

En segundo lugar, un concepto antropológico de <<las necesidades humanaS>> parece postulado por la nociónjedem nach seinen Bedürf nissen, <<a cada uno según sus necesidades» 23• En el pasaje en que.

22 Ibid., p. SO. 23 MEW, XIX, p. 21.

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\1•7.:·;,(;;:.i.ir�.:.·}?:�:·i::<�i�::�1· .�. ' ', .ti)t�r·notión ap'�rec¿; ' ;estáble·c·� .�ari· 'una·' dist¡rícióh ·�nt're : '4or '.üftá '

P;�r!e., ":<la· sociedad c�mu�ista · en 'cuanto qúe' surge de:l; ·sode'd�d'

capt,tahsta>> :Y, :·por1 otra pa�te, · «l,a socied�d comunista» en cuan;to

re�.ultado de ese proceso mas al/a del proceso ·mismo, o sea: �en sí

mtsma>> . ps para esta última <<fase>> para fa que se establece el con­ce�to · <<a cada . uno según sus ·necesidadeS>>, mientras que sólo la

· pnmera es -�tce Marx en el mismo pasaje- «aquello de lo que no_$ ocupamos aqm» .

En cualqnier caso, pues, considerando cualquiera de- los dos mo­ment�s que acabamos de citar · de la obra de Marx, la aparente necesidad de un concepto antropológico de las <<necesidades hu­manas>> resulta vinculada a aquellas nociones marxianas que, de alguna manera, parecen situarse en un «más allá» absoluto con res­pecto a la <<sociedad moderna>> , al <<modo de producción moderno>> . ·La cuestión, pues, vuelve a ser, una vez más, la de cuál es el signifi­cado que cabe atribuir a esas nociones en el sistema teórico maduro �e Marx: La de si son nociones de las que quepa hacer un uso posi­tivo, o Sl, por el contrario, son meramente conceptos-límite, como pa <<cosa en sÍ>> kantiana; conceptos que están dentro del análisis de

' la sociedad moderna; que, ciertamente, no designan elemento al­. gunó d: 1� estructura lla�ada <<sociedad moderna>> , pero sí una · caractenshca general de d1cha estructura, a saber: su limitación 1 su finitud histórica; conceptos que, en ese sentido, remiten de algú� 1, m?do a <<fuera>> de la socied!id burguesa, pero sin que por ello des­

. ·¡. :nban 1alguna otra realidad o se instalen en alguna otra estructura.

·. Sabemos que, según una interpretación habitual, no compartida por �osotros 2\ Marx habría <<descubierto>> algún tipo de «ley>> que <<exphc�ría>> los procesos históricos en general; en otras palabras:

· la t�ona de Marx sería una teoría de <<la historia>> (y, por lo tanto, obVl

,amen!e, de <<el hombre>> o <<la humanidad>>) en general. Tal

teona sena el llamado <<materialismo histórico>> . Y, para poseer un ' concepto de <<ley>> que fuese extendible a la historia, en otras pa­

l�br��: para• poder elaborar un �materialismo histórico>> sin que �llo s1gmf1case co��ertir la historia en física, Marx habría tenido que e�aborar tamb1en o, cuando menos, habría entrevisto una nueva y diferente concepción de lo que es en general la legalidad de un pro-

. . ceso¡ esta nueva concepción sería el llamado <<materialismo dialéc- · t�có». · Todo ello según .una cierta interpretació� que no compar- .

1 tlmQs. La citada interpretación se apoya, para establecer el presunto

24 Cf. en especial VI.

172

.. · .• :• , 1 ; ( · · · •·," •' { . . ; "'materialismo . . � �dé ·· Marx� ' en ·�ciét:eitñina4els;tte��to's�·¡'¡l'fc5s ¡,:

ii.recidb, 'sin ' embárgo;·''que e'se : procecler lógico 'se�io �. J>or .• otra. parte, en la génesjs de.:Ba's de manifiesto, p9r .phrte· de ·Marx, un rigor cada� :y;éz qi . . ·renuncia a derivar .1��-.._c;,�teggr!a�.,.e,cQJJ.Qrni!t�. (en .las•:que sé expo;n:e' · ·, ·, la estructura llamada <<sociedad moderna») a pRrti� · qe ;�tJl?i�Ji� ,.

tegorías supuest�merit� :válid,as p�ra <<Sociedades». en 'g ener�l.d Éh , · otras palabras: una renuncia cada vez más estricta a tomár<ef l<triodó. de. pr.oducción moderno» · como un caso concreto d� un ·' ¡;�;�fi��¿. concepto g�neral· de_ «l_llodo de .Rl;'od:uc�iQn>> , · , . l · •

Nuestra conclusión ha sido que no hay <<materialismo histórico>> en Marx, más allá de la posibilidad de una interpretación abusiva ; •· de algunas frases. Con esto parece también ·decidida la suerte del pretendido «materialismo dialécticO>>; en primer lugar, porque la' eli­minación del <<materialismo histórico>> priva también al <<materia­lis�o dialéctico» de su razón de ser; pero, además, porque, a dife­rencia del <<materialismo histórico>> , ni siquiera a primera vista apa-rece diseñada en texto alguno de Marx ninguna nueva concepción filosófica general que· !lebiese recibir el nombre de «materialism.o dialéctico>> . Las parcas frases· del final del epílogo a la 2. a edición de Das Kapital sobre «la inversión de la dialéctica hegeliana», a las que volveremos a referirnos, en ningún modo constituyen base suficiente para la atribución de una concepción filosófica y metodológica ge­neral, de la que Das Kapital fuese presuntamente la aplicación a un objeto concreto (a saber: la .«sociedad moderna>>) .

Evidentemente, si aquellos conceptos cuya hipotética aplicación direct_a se situaría más allá de la sociedad moderna sólo tienen en el Marx maduro un significado de conceptos-límite· , si sólo expresan· la finitud histórica de la estructura estudiada (esto es: de la <<sociedad moderna»), entonces, de un presunto concepto de «las necesidades . humanas>> que hubiese de desempeñar un papel en otra parte que en el análisis de esa estructura llamada <<Sociedad moderna», cabe decir que ni es ·necesario ni es posible. Todos los conceptos fundamentales· en el sistema maduro de Marx forman parte (sea con el carácter de categorías. o con el de conceptos-límite) del análisis de la «sociedad moderna>>, y ningún concepto pertenece a alguna antropología tras- .· cendente con respecto a esa estructura. El concepto antropoló1gic0 de la filosofía dominaba todavía la obra temprana de Marx, y aún· está presente en los Grundrisse, si bien en un estadio avanzado de á u tocritiea.

,. .2s Cf. VI y I.

1 73

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. '

• 1 •, :'. � � ' . ' 1 - , ,, 1 '

. ' El tcat�cter de ;,límite>> ·que t4enen los com��ptos trasC:endentes coh respecto al modo de producción moderno, la imposibilidad de un uso positivo de esos conceptos, puede ser mostrado en la propia aparición de los mismos en el Marx maduro. Así, por ejemplo, con referencia al tantas veces citado párrafo de la <<Crítica del programa de Gotha» donde aparecen la fórmula <<A cada uno según sus necesi­dades» y la tesis <<El trabajo habrá llegado a ser no sólo medio para la vida, sino la primera necesidad de la vida» 26•

¿Qué quiere decir <<A cada uno según sus necesidades>>? El ca­rácter hiperbólico (en sentido estricto) de esta fórmula, su trascen­dencia con respecto al tema y contenido del análisis en el seno del cual tiene sentido, no reside en la dificultad que existe para cons­truirse un concepto positivo de la situación que se pretende definir mediante ese lema. Tal «dificultad>> , por sí misma, carecería de relevancia filosófica. En cambio; sí es relevante el hecho de que la fórmula <<A cada uno según sus necesidades» constituye la autoanu­lación· del concepto mismo de <<necesidad» (Bedürfnis). En efecto, este concepto implica una distancia de uno u otro tipo entre la nece­sidad y su satisfacción, mientras que la fórmula <<A cada uno según sus necesidades>> expresa precisamente . la eliminación de esa dis­tancia, ya que significa que cada uno <<recibe» todo lo que <<necesita>> precisamente cuando, donde y como lo <<necesita>> . Entonces ya no hay ni <<necesidad» ni <<Satisfacción>> , ni siquiera <<tiene>> ni <<recibe>> . Los conceptos sólo son válidos en aquel ámbito cuya superación se expresa en la fórmula misma que los contiene. O sea: pertenecen al análisis de la sociedad moderna, de la sociedad capitalista, · si bien se emplean aquí para expresar, mediante la autocancelación de tales conceptos, la finitud histórica de esa sociedad.

Lo mismo ocurre con la otra de las dos fórmulas menciohadas del mismo párrafo de Marx, esto es: <<El trabajo habrá llegado a ser no sólo medio para la vida, sino la primera necesidad de la vida>> . La noción del <<trabajo» es esencial al sistema de Marx en cuanto noción de la mediación para la satisfacción de las necesidades: En

. tal sentido desempeña esa noción el papel que desempeña. El - que esto conduzca a la idea de una situación en la que <<el trabajo>> rto tiene ese carácter, sino que es <<la primera necesidad» , significa· la autoeliminación simultánea de los conceptos de <<trabajo» y <<nece­sidad» .

< Lo .dicho se confirma si atendemos a la manera en que el dis­.curso teórico de Marx llega hasta fórmulas del tipo citado. Manera

26 MEW, XIX, p. 21.

1 74

' ; .' ' . . ¡ . 1 ' ' . • • ':1\ , . . ciu<:: no es en absoluto la d� una meditación �s.oht�. ,\,J;n�� .�Q�iedáct.

'df alienada» o. cosas así, que nunca son el · tema dél pep.samjento MI­Marx maduro. El te�a, lo que se pretende poner •de . . mariifiesto , · es · siempre la estructura llamada <<sociedad moderna»: Lo qu� �curre es que esa estructura comporta una <<tendencia históriCa;, , más', exact-a­mente: una doble tendencia histórica contradictoria, que significa (en ambos términos) el final de la propia estructura puesta de mani" fiesto, y, por lo tanto, la pérdida de significado de las · categetías del propio análisis en curso. Esta pérdida de significado (esta ·finitud ' histórica) se expresa en la obra de Marx mediante el recurso ' a con­ceptos-límite como los mencionados.

Marx no realiza ningún intento de dP,terminar a qué da paso el previsible (pero no programable) punto final del proceso revolucio­nario y límite absoluto de la sociedad moderna, al que nos hemos referido anteriormente 27• Y, en efecto, tal intento carecería de sen­tido, precisamente porque ese es

. el límite histórico de la sociedad

moderna y, por lo tanto, de ias categorías del propio sistema de Marx.

·

Habíamos dicho que el térmi.no «Sociedad moderna>> en la obra de Marx debe ser entendido (en discrepancia con su forma grama­tical) como designación de un objeto primario de análisis, y no como contracción adjetival de un objeto más general. Pues bien, la nece­sidad que lleva a Marx a emplear ese modo de designación, . en el que parece como si cupiese hablar primero de «sociedad>> en general, es la misma necesidad que lo obliga a hablar de <<necesidades>> en general y de <<trabajo>> en general . Conceptos-límite en el análisis de la sociedad moderna son, en efeCto, todos aquellos que hacen referencia a una «Sociedad>> por encima de la determinación propia del tema de análisis, esto es: por encima de la sociedad moderna. Dado que ese presunto <<estar por encima» no representa tesis al­guna, sino que tiene meramente una función en el sistema, en ningún modo cabe pretender que la manera que Marx tiene de con­cebir esos objetos pueda ser realmente independiente de las ca­tegorías de la sociedad moderna. Y de hecho ya hemos mostrado que no lo es, incluso mucho antes de que hubiésemos tocado expre­samente el tema de los conceptos-límite; dijimos, en efecto, que la noción <<valor-de-uso>> , en cuanto noción de la materialidad física de la cosa, representa en el sistema el contenido material de la ri­queza <<cualquiera que sea la forma social de ella>>, y, s.in embargo, más adelante, expresamos que la trianera en que se entiende la

27 Cf. Xl.6.

175

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'lv•<> ... }"'"'�"'·� ).l<""'".·"'· físi¿� .(�sto' �s¡; el ·valor�de-tiso).' de <'las· cosas est� , ·· · ·Qe�t�l(mtnalcta,;'··p·0r·. et específico .b:todo . de ser ,propio· de la · �o.ciedad moderna 2�� Del .mismo .. modo', .cll'ando Marx habla · de ��tr�b·ajo», de <<n�c�sÚI�des» o de .«sociedad» más .allá de la. sociedad,moderna, los , -�onceptos que emplea no son otra cos.a que abstracciones"e�trapola-.doras y, por lo tanto, todo el contenido de esos conceptos procede en· fealidad de categorías de la sociedad moderna; ello es lícito, puesto que con esos conceptos no se pretende establecer tesis alguna y, por lo tanto, lo que importa de ellos no es su contenido, sino una

, cierta función que tienen en el sistema. Del mismo modo, K¡mt no puede mencionar la «cosa en sÍ» sin emplear de hecho categorías (y, pQr lo tanto, implícitamente también representaciones de tiempo), y no cabe decir que esto constituya una refutación del sistema de Kant.

28 .cf. II , VIII y IX.4.

176

\ ,; '

XII .l

' ! ', ,¡ ;, •

. ... . r

·, ., ·

Una reflexión sobre el conjunto de lo expuesto hasta el aquí pue- · de vincularse a la siguiente pregunta: ¿qué ha sucedido realmente en el proceso discursivo cuya lectura hemos efectuado? Podemos e�pr¿- ,._.-,. · ' sar esta pregunta mediante· la mera forma de una respuesta a · ella:, esto es: una respuesta en la que un término (que subrayamos) apare- . ce como incógnita en cuanto a su verdadero sentido· en este contexto; · decimos: se ha expuesto el concepto de algo que designamos con· la expresión «sociedad moderna>> . La pregunta queda, pues, ·en la si­guiente forma: ¿qué es eso: un concepto de algo que . . . ? , ¿qué tiene· que estar ocurriendo pára que pensemos (o, quizá, para que Marx piense) que eso, llamado «sociedad moderna>> , está siendo efectiva­mente concebido o comprendido? No suponemos que la pregunta así. formulada deba tener necesariamente una respuesta neta explicitable a partir de la obra de Marx. Pero, al menos, vale como pregunta conduCtora.

XII .2

El c�ncepto no consiste en :una estructura económica que· se le . atribuya a la ·soCiedad moderna, lo que sería algo así como que hu2

bie�e en 'principio diferentes estructuras económicas posibles, ;de las:. que una fuese 'la· válida en este caso, como si otras estuviesen. basaqás en algo d·istinto del «trabajo abstractO>>; como si «estructurá econóffi,i:. ca>> fuese un universal. No es así, sino que: a) hay, en el caso <,te la · sociedad moderna, estructura económica, o, si se prefiere, la so-·. cied·ad moderna es . una estructura econóptica� b) , háy .estructurá ec<?- ,,

. 17-7

Page 88: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

_ ,. , ;·

" nómi¿'a porque hay trabajo abstrac,:to; no · se ha concebido en ab- · · solutb la posibilidad de que una estructura económica estuviese ba-1 ' ' sada en otra cosa, y no hay distinCión entre el hecho de que haya en general estructura económica y el que ésta sea lo que es; e) sólo si la estructura es económica, puede el fenómeno del que se trata ser esencialmente estructura 1 ; así, pues, «estructura» no es en rigor una noción <<más general»; la previa definición de <<estructura» en general fue sólo una abstracciqn expositiva. Además: d) por ser <<estructura económica>> , el fenómeno del que se trata es también <<ideología>> , y no pueqe ser lo uno sin ser lo otro.

Nos encontramos, pues, ante una umca cosa, para cuya con­cepción definiciones previas, como la de <<estructura>> y la de <<eco­nómicO>> fueron sólo puntos de apoyo provisionales, habilitación de términos · susceptibles de ser usados, en ningún caso exposición de conceptos. Sólo hay un concepto de una única cosa.

XII .3

·De esa única cosa, que hemos llamado «Sociedad moderna>> , for­ma parte lo que hemos llamado <<revolución>> , y precisamente como su ·posibilidad esencial. La revolución, tal como la hemos definido, concentra todo el ser y el producirse del fenómeno expuesto. Para que quedase esto claro, hemos insistido en que sólo en y por la revo­lución tiene lugar efectivamente el tratamiento de todo ente como cantidad de trabajo abstracto·, la cientifización, e igualmente la de­mocracia política.

Y, sin embargo, o . por ello mismo, la revolución comporta la muerte de la sociedad moderna. No la aniquilación abstracta, sino la propia y esencial muerte . . Esto es: la revolución no se propone <<aca­bar con>> la sociedad moderna; tal <<acabar con>> es barbarie, no revo­lución. La revolución es el cumplimiento. Concebir la sociedad mo­derna es concebir ese cumplimiento; <<pero>> concebir el cumplimiento

· implica, a su vez, remitir a un punto en el que ya no se trata 4� la soci�dad moderna. No es que la revolución produzca ese punto, ni si­quiera-es que concibamos esa situación <<otra>> . Es sólo que, siguien- . do el concepto de la revolución, se entiende que tiene que haber un punto,1 negativamente definido, en el que las categorías con las que se con�il)e la sociedad moderna ya no valen. No se concibe <<otra>> si­tuación; se concibe sólo la sociedad moderna; pero concebir algo es concebirlo en su finitud; de otro modo no se concibe cosa alguna.

1 Cf. XL2: Sólo en el caso de una estructura económica puede en general una · estructura ser considerada como la esencia de una formación histórica. ·

1 78

: r?!::;;?;.'i::�·¡'r·:'f1l�.;.���x:�}�í.�;·1'::;;:-;,.!:::·:./1:�t·:f!�:::1.;;1 . ..,. ,, . . . . ��r . . , 1· i �� r·�) · 1 i<�'. ' : . � •f" .• (''\t ' .-:.f_:!> .·:. ·ti. ''t;;·�:f�;tü:�):;,: ·!:)'

XII 4 :i ,.._, .: •;. · . ,:: · · '-)•,, , : ? . . . . : . ···'·; :· . ': . ,' ·, ,' �-� . . ' ' , ::¡\:' ¡;; .: '

En otras p��abras: �arx. no juzga ni se�teocia· � }� ,: ���j���� :· ���:/�: : .. . derna en relacwn con cnterw alguno externo a ella: Nv c·ñterio «éfi;,:·, CO>> ni fáctico . . ' ·P ara· que esto .quedase ciaro, ha sidó nec��ári�tcihe estableciésemos, con todo el cuidado que nos fue posibl�· :-' dós·;g6�!itk:· \ a) Que Marx· ne> · enuncia ninguna ley general de <<la h:ist�if¡bi: ' En esto consiste la mencionada ausencia de criterio exterri�' fácÚ�o : . > Y a esto responde incluso la anteriormente mencionada a�sencia 'de' <<necesidad>> (en el sentido de <<Ínevitabilidad») de la revoh.ici6n. ti):( revolu�ió_n sólo es .<<necesaria>> en el sentido de que es el único posibÍ� cumphmiento de la sociedad moderna; es necesaria sí la sociedad .· moderna ha de <<SalvarSe>> , y, en cambio, deja de ser necesaria si · :Í3) : sociedad moderna se hunde en la <<barbarie>> . . , \ b) Que no hay, frente a la sociedad moderna, contraposiciÓn

' alguna de un nuevo «ideal»; que no se yergue una nueva <<ideoiogíá>> .· A esto responde la mencionada ausencia de criterio externo 'ético' . . . .

XII .S

No se juzga a la sociedad moderna con criterio alguno externo a , ella. Y, sin embargo, comprenderla equivale a reconocerle una fini· tud; su cumplimiento es su acabamiento. La sociedad moderna no pasa cierto examen, pero ese examen es algo inmanente a ella mi�­tna, tal como se explicita en los aspectos siguientes: a) Lo� _

criterios pat:a esa <<puesta a prueba>> no son otra cosa que la concepcwn que, la propia sociedad moderna tiene del <<en SÍ>> al . cual ella debe �orresponder. A saber: lo ente es dominable y calcula� ble e� su totahdad; el desarrollo de :las fuerzas productivas (i. e . ·: ..ía . capaCidad de dominar la tierra) no puede tener límites absolutos· l�s hombres son sujetos libres con igualdad de derechos; no hay autori- , dad al_guna por encima de la sociedad 2• En el _p�oceso rev'�lucionario, la sociedad moderna no es <<probada>> �::on otros criterios qu� esto�. V�le decir: -�a misma da_e¡¡.ra el�a misma su propio criterio. El pa� tron de medtda, con el que la sociegad moderna .es sometida a prue­ba, es ,aquello que la propia sociedad moderna pone como la verdkd

r 2 Cf. IX.4 y X.

179

Page 89: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

' ' < . .. .. ', . • . · . ::•<. � �. . ; '. , ·.': C�·:\' . • , ' ,·� d . ' • . . . . a 1�;. �ú-� )�. ·s�decJad: mo.��r�a �.e, }�fi�re �·

jncÍu�0'al nu\:r&en' de �s��:. �efer�ncia. , ·, ' / < ' ' El caráctd· de la sode.d�d mode,rna, en cuanto qQ.e· �� '-

..: · ei de · uria-'· · �con,óm}ca, hace posibl.e, mediante el con�ci-. ,', rriiento dé. esa eS,Ífl\Ctura, lq que hemos llamado «poner entre, p�ren-• � :· ' •• ,,., ¡ ·,• � ' • • 3": ' 1 tesis>> la' estructura misma . '

· · .' :'�)· A diferencia de la burg;uesía, cuya identificación con �1 con-Ju.nt,q de la sociedad se produce en el terreno d� lo espontá.neo (� .

. e. : ·la

burgul;lSía . es clase <<en sÍ»), �1 proletariad.o �o lo pue�e Identificarse

con. el conjunto de la sociedad (i. e . : constituirse efectivamente como clase) �n el terreno de la conciencia, o sea: <<para si>> , y, por lo tanto,

. <<po�iendo entre paréntesis>> la estructura 4• •

' .. . �tt.6 � .

·· , . · Insistamos en lo referente al <<criterio>> o <<patrón de medida>> con ei qu� la sociedad moderna resulta <<probada» o <<examin�da>> . �omo criterio funciona; según expusimos S, aquello que la. propia sociedad moderna pone como lo <<en sÍ>> o <<la verdad>> . N.o Importa que esa

. «Verdad» 0 t<en sÍ>> sea tal precisamente !'ara la soctedad n:oderna, c�-sa qu�, por otra parte, tiene que ?�u:nr para .qu� el patron de �edt­da· no sea externo al objeto de anahsts y, consiguientemente, ar?Itra­

. rio. No importa que la <<verdad>> o el <<en sÍ>> lo sean <<para>> }� �octedad · moderna, pues es de la propia naturaleza del tema de anahsts el q�e ,éf. distinga de sí algo a lo cual se refiere y que, a la vez, es un <<en SI>> ,

· · Que una totalidad es «sometida a prueba>>, que, por lo tanto, h�y un patrón de medida, que éste no puede ser externo a la c�sa exami­nada, pero que ésta, por su misma naturaleza, separa de SI una <<v�r­

, dad>> ' 0· ·un <<en sí», esto -es: se refiere a algo com� a algo que :s tam­eién 'fuera de esa referencia, a algo que, en esa mtsma refer�ncta, vale

·, : cotno válido ·fuera de la referencia misma, etc . , todo esto tlen.e,. ,en la

· historia de la filosofía, un lugar que se puede señala.r con precisto� de ·

' · á.ginils. Algunas aclaraciones previas son convementes p�ra evitar , 1• �tie;-:esta réferencia a HC::gel pueda tom�rse por lo que �o es.

. _ , .. . · ' Ainte todó, para nosotros, las conexiOnes que busca� os :n �a his

. • . ;,; 'to'iiit 'de la filosofía tienen poco que. ver cori la cuestión fa:ttca de . «infl�encías� y «dependencias>>. Puede h�ber una notable <<mfluen­

• i :, da ��,, 0 <<dependencia con resl?ecto a>> sin que haya la menor ton:a · · :'1.;- ; _. e

'3, é:f. XI.2. 4 Cf. X1'.4. s Cf. ·X II.S.

180

_ .y, , , pensl:l'pte� sin .. (o; �.�n telatí'v¡une¡lt.e eje�plo: Kant con , . . a Plat6n y <<infhienciá>i · o · la:. �dependencia>> y la verdadera o.:u.tu�,&.y.•'-

r, pueden. también· existrr a. la vez y, sin embargó, ver la una con, la otr#. La> relación que importa' a .la 'hisftQ.ii'a1 rdi losofía es esencialmente distinta de la que uno. de los dól>,;p,efl.5f.il:�or�!'s;::: cree tener con el otro.

En definitiva, }a cuestión de la influencia y dependenCia ........ .,.,�" es esencialmente externa con respecto a la historia de la filosofía · · piamente dicha.

' .

· Tampoco se trata aquí de si la comprensión del pensamieilto.:db 1 ··.'

Hegel por Marx fue más o menos profunda 7• Y, desde luego; :no .s�· trata, como ya ha quedado dicho, de si más o menos elei:néntos . . dpL ,, ,,. . contenido . de esa' compreqsión pasaron a formar parte de la propia.';·· ·:·:·) · . ,,, ,r·utlll•r.ll'lll. obra de MarX:. · ·.

Decimos que ciertos-:�.�pe�tos fundamentales del pensamiento ge, · Marx sólo se entienden �(:Uando se es capaz de leer Das Kapit(ll en conexión con Die Phiiname,nologie des Geistes. ipero, cu�p.do'> tfeci­mos que unas u otras c9s�s <<Se entienden», no queremos decir, pdr . 1 r . , 'i•, ·· , ejemplo, que se entiende. por qué están en Marx (a saber: porque . · · · · Marx depende de Hegel, etc.) , sino que queremos decir que esas. co� ' sas se entienden como exigencias de la cosa misma, por lo tanto con total independencia de 1� medida en que Marx mismo hay á tenido en . cuenta a HegeL

De esta precisión, quizá obvia, se sigue otra, quizá no tan ob�iá, a saber: la �dependencia (no fáctica, sino esenciaJ) con respecto a He­gel no es la dependencia ,con respecto a un autor en concreto, sin0 que es la pertenencia a la ·historia esencial -de la filosofía. Cuando decimos que Marx depende· de Hegel, la palabra <<Hegel» no funcio-na .aquí como una: alternativa frente � «Kant» o <<Descartes». Si por .. . ,,· depeQdencia�> cpn respecto a Hegel entendiésemos la antes Citada de­peitdl;lncia fáctica, la <<influencia», etc . , ' entohces podría suceder cual- . quier, cosa; pero, en el sentido en que nosotros hablamos1' de d.epenl <,lencill> con re�pecto a una tradición, depender de Heg�l es d�pend�r aún rnás esencialmente de Kant .

IMdentemente, una dependencia como la que admitimos, q�� nu ' ' ,f.� ·•·• . • • • • • . . ... , . :. 6 ··c.uando decimos •puede hab�r., qut>.remos decir (en la frase a la �ue

.se �fier�·

esta nota) .!(implemente que puede encontrarse en la historia. . . , ;' · 7 'li>e· htlcho, .nosotros creemos que 4te' bastante convencional, pero no

a:q:��i de eso.

Page 90: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

•, ,

·.c�n¿i�t� · eq',la :�tiliz�ci�IJ., ·de ele,m.e�tos, sino �� Út pertenencia· � utia tr¡:t_dic!é.l!, se plaiitea, · en la niedid'a. �n que �elacioná con .un pens�­dor, con referencia a la obra dé es.e pensador 'en su conjunto o, si .se prefiere, en su . núcleo, no con referencia a tal o cual capítulo. Ade­más, de hecho no encontramos razón para conectar a Marx de ma� nera específica con algún capítulo determinado de Hegel8• Si hemos introducido esta consideración aludiendo a Únas pág'inas determina­das, es preci�á91'ente porque se trata de las páginas de contenido más

. gene'ral que puedan encontrarse dentro del cuerpo (es decir: no en prólogos, etc.) de alguna de las grandes obras sistemáticas de Hegel. Has�a tal punto es así que el texto en cuestión ni siquiera tiene el nombre de capítulo, ni está numerado, ni lleva título alguno, aunque los editores, por razones puramente bibliotécnicas, suelan encabe­zarlo con el título «[lntroducción]>�9•

En el texto de Hegel, aquello de cuya <<puesta a prueba>> se habla es <<el saber apare(cie)nte>> o <<el saber tal como aparece>>. Al saber

. verdadero (y, por lo tanto, a aquello que la filosofía debe ser) le lla­ma Hegel <<la ciencia>> . Hegel, sin embargo, ha demostrado, en los primeros párrafos del mismo texto, que la ciencia no puede distin­guirse del saber aparente en virtud de una elucubración previa que

. determine vías, instrumentos o modos de. conocimiento; dicho aquí de manera muy esquemática: esa elucubración previa, o bien se reco­nocería ella misina como ciencia, y entonces estaría dando por su­puesta la- delimitación que pretende establecer, o bien no se reco­nocería necesariamente como tal, y en ese caso no podría en modo alguno pretender mayor credibilidad que la del mismo saber apa­re(cie)nte frente al cual se propone establecer distancia. /La ciencia, pues, está ya desde el comienzo o no está en modo alguno.! Ahora bien, si esto debiese significar que la ciencia simplemente se afirma como tal por el hecho de que es, esto mismo,· el ser, confirmaría tam­bién la presunta validez del saber aparente, que también es. Así, pues, la cienc�a no puede .�firmarse como tal sin la puesta a prueba del saber aparente, del saber tal como apa�éée, y ello precisamente de manera que no. cabe el recurso fácil de considerar a la . ciencia misma como el patrón de �edida en esá puesta a prueba: no vale aplica¡; criterios en nombre de . . ta pr�sunta cientificid�d de los mis-

(•\ .. . . .. ,, · 8 En particular; �e nos escapan .los motivos que pueda·ñ tener diversos comenta­

ristas para atribuir 'al' (por otra parte fundamental) capítulo sobre «dominio y servi-dumbre» una .especial" presencia en la obra de Marx. '

· 9 HEGEL, Phiinomenologie des Geistes, ed. Hoffmeister, 1952, pp. 63 y ss.' Para la lectura de este texto,· cf. HEIDEGGER; •Heg�ls Begriff der Erfahrung», en Hofzwege, 1950, pp. lOS y SS. . : •

182

. . ', ·· ••· . .

. ' . • . . . • . . • • . . • ICjif'l • ' ' '�f:i·tf:),\i¡:,;'tí�1;;. •::. NJ:�i)

�dS, . pu.eS" JUStamente fiemt>s, vist�';qtf� h(.; �l�l!)-91,it)• ltQk ·�e., 1id.��·f�1'�!;J;�: rf: >1�·: , lit)• todavta co�o tal mientras la puesta tt pnle,b� d;�f s:it��li;:aptff�(&1�)t ��>i'1':; :�>··01: !,\' no �a temdo lugar: Habrá, pues, q\le dejq.r ·ap(Úec�r,e) sabe�: · JJ>�,·� · , re(cze)nte, y e

_sa · mtsma �parecencia habrá· de CQIJ.�ti'tv�:v- :de·/:�!�,n�·. · .

�anera (habra de verse como) la puesta prueba de. eáe tí¡iisnt<i, s:a.:l��.f;;,' , : , ·, . • • . 1 ' 1 . . . ., ' . , .. ' . . . No p�ece que esta presentación, represedt�d�· �9��·uri

.

comporta"?zento. de �� ciencia con relación al saber pp,are(c;iei,n-- ,

te y como mvestzgacwn y puesta a prueba de la realidad . . del ·co-nocer, pueda tener lugar sin alguna suposición que �n 'c�anto · patrón 1e me(iida, se� p��sta en la base. Pues el po'ner' a prÜ�­ba constste en la aphcacton de un patrón de medida: asumido . como tal, y en la resultante igualdad o desigualdad dé lb que .es ·. · puesto a prue�a con dicho patrón reside la decisión sobre si ell9 �s correcto o t�cor�ect�; y el patrón de medida en general, e tg�almente la ctencta, st ella fuese el patrón de medida es asu­mtdo en esa operación como la esencia o como el en �í. Pe�o aquí, donde la ciencia simplemente entra en escena ni ella ni c�sa alguna se ha justificado como la esencia o com� el en sí; .y sm algo tal no parece que pueda tener lugar prueba alguna 10•

. A lo que dice Hegel con estas palabras corresponde de manera evtd.ente una buena parte de las consideraciones que nosotros hemos reahzado en este mismo �apífulo (�on base en otros anteriores) . Cabe que alguien pregunte qué tiene que ver la prueba de un <<Saber>> con . la prueba de algo (decíamos: un «mundo históricO>>) a lo cual hemos ,llamado «sociedad moderna>>. De · momento, nos limitaremos a de­�?strar que �sto no constituye dificultad para nuestra interp�eta-ct�n. En efecto: · . ·

. El .s,

aber apare(cie)nte, del que nos habla Hegel, no es una repre­sentacton «mental» acerca de algo, lo cual pudiera resultar concor­dante o no, o parcialmente concordante, con esa representación; <<Saber>> es la presencia de lo ente en su conjunto, de esto como esto y aqu:ello como aquello, por lo tanto: el que esto es esto y aquello es aquello. ¿Y no es precisamente eso m'ismo·, en qué consiste' el ser de'

. t<Sto,

co�o. esto y el de aquello como aquello, la cuestión q�e nos

llevo, stgutendo Das Kapital, a establecer el concepto que ahora te- · , n�mos ante

_los ojos bajo el ·nom,bre (quizá despistante, pero ya am­

p�tamente dtscuttdo po� nosotros) de <<sociedad moderna>>? ¿No ha­btamos empezado prectsamente por decir que lo ente es en. calidad de ;nercancía, y no ha sido a partir de ahí, preguntando qué hay su- .

'if r. HEGEL, obra y edición citadas, p . . 70.

183

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.. :.,' • ' 1 ' • . h ' '' ! ;. • . • � 1 • ' "¡• +- ·, ' ·' :. • ue:sttl·X�eJri• �s¡¡:!r�í�ple ':determ���sí9*; ; s;qmo.;hetn,.os . . . . . . . . . ·.

· · :eri- 'bas. K�pital)'a qefi.itit tod<Fet·sist(mía-: . . · . . . mc,<fel1m�··l, ·El . éon�éptó de la <<e$tructura ecbnóniic.a» con �u · coi�es'-: . ·

• modo de .<<verdath de las cosas .y. de <<verdad�· de' la historia . ·. • ut!�'!uta.,·· etc: , ll�s · aJgo de ··otra índole que un modo en que cada c.osa reCibe la determinación que 1� es propia, en que esto es esto y aquello es -�quello, ,en que tiene lugar en general el ser? ¿Es, pues, otra co�a qúe un modo de lo que en Hegel aparece como el «Saber»?

Sigamos·, pues, leyendo el texto de Hegel: ' Esta contradic�itm y su eliminación resultarán de manera más determinada si primeramente se recuerdan las determina­ciones abstractas del saber y de la verdad, tal como aparecen · en la conciencia. Ésta, en efecto, disting�e de sí algo a lo cual ella, a la vez, se refiere; o, como suele expresarse, algo es para ella; y esa precisa cara o lado del «referirse a» o del ser de al?o para una conciencia, eso es el saber. De este ser para otro dts­'tinguimos, sin embargo, el ser-en-sí; lo referido al saber resul­ta asimismo diferenciado de él y puesto como algo que es tam­bién fuera de esa referencia; esta cara o lado, la del «en sÍ», se llama verdad. Lo que propiamente haya en estas determinacio­nes no nos concierne mayormente aquí; pues, siendo nuestro objeto el saber apare(cie)nte, también sus deten�linaci?nes son, en principio, asumidas tal como se ofrecen mmedtata­mente . . . 11.

' Lo dicho sobre l.a noción «Saber» vale ahora también para la no­ción «conciencia>> (Bewu(Jtsein). Cierto que <<Saber>> entra ahora como término en una cierta distinción, pero no debemos olvidar que esa distinción es la propia operación del saber mismo o d� la conciencia misma. «La conciencia distingue de sí algo a lo cual ella, a la vez, se

. refiere»; ¿en calidad de qué «distingue>> de sí la concienca ese «algo>>?, ¿en calidad de qué es ese «algo>> «distinguido>> de la conciencia por la

·conciencia misma?· en calidad de «la verda.d>> o el <<en SÍ». Exacta­iÚ.e�te esto ritismo

'habíamos encontrado . en nuestra lectura de. Das

K�pÚal: el mundo histórico del caso, lá «Sociedad mod,erna», queda: ba:clefinido como una <<estructura económica•> , y, a la vez, la conside­'racl6�

-d� esta definición mostraba que la <<SoCiedad moderna» así de-

. f!:nÍda �egrega ·de sí misma una <<Verdad», . un «en sí»; <<Verdad>> de la qpe forman parte la total calculabi�idad de ló ente y · la igualdad abs� tct:acta de. los hombres; ello es, en efecto, algo qpe la sociedad moder-. ' 1

1 1 /bid. , pp. 70-71.

184

J '

�j �i·r:��i';-¡�J1�,.tift:·!ft��� tt'#¡;;�:.-;r,:·�j��:- _·rt�t;.!Q :<�;�·- - - · '·'""·"" ,.,,..,.,, - · �}·(¡);::;tz·;:�· ,·· .. �·-�?J;�)·: .it· ···-:.�: p:'}';��2f:':: : na' itdisttngzú 'de sí:;rntsllJ!á. i_».¡; qpal�a: ;eo:t_r�jl;l�r�,��

·"� · . . [ -'\ . ,_' . ' ' e.,. mdependiente, <fe, esa eil'o . . ' · ' \. . · ·

·. , . .':>, , Hasta; e&te )nomento, Hegel todavía ·no .ha . a .)a• cuestión del «patrón de medida>>. Antes • de · �it��r( ··e ·,J;l.' ��mJ,>;,

'toda0a .dejar constancia de una objeción cuyo valor con· síste;'elf� Jí1fe�"•' nos obliga a no olvidar la especialísima naturaleza de uu1-�ernw,.·�¡g mo «la conciencia» o «el saben>. Cualquier referenc�a a ia «verdad>>· de un Saber parece ser. referencia a algo que ap·¡t��[�é'··� designa como tal <<en SÍ>> en esa misma referencia, es decir: """n•. -nn.:.

otrOS>> (en otras palabra&: somos nosotros quienes sabemos. . sa�., "�J;;",: .1:� ber pone eso como lo «en sÍ>> o <<la verdad») ; por lo tanto, a propqsitb; ' ., ·:·. ·1.'i· de la· distinción de «verdad» y «saber», parece como que la «V;étdad�¡· : ::. , · :',. no sería en ·definitiva la verdad de ese saber, sino más bien ·nuestro saber de él. Sin embargo, Hegel insiste en que, por «verdad;> con re7 ' ladón al saber apare(cie)nte, no entendemos criterio alguno que nos� otros reconozcamos, sino aquel. <<en SÍ>> que ese mismo saber recqnó9e como «en SÍ» con respect�Y a él mismo y, por lo tanto, como SU verdad: . .

' , 1

La naturaleza de,l objeto que investigamo� [i. e . : de «la con­ciencia>> o «el saber;;] dispensa de esa separación o de esa apa­riencia de separación y de presllposición. La conciencia da en . . ella misma su patrón de mepida, y la investigación será por ello una comparación de ella consigo misma; pues la distinci�n que se acaba de hácer cae dentro de la conciencia misma. En ella misma hay un algo par(/. otro, o sea: . ella misma tiene en general la determinatez del momento del saber en ella, y; al mismo tiempo, ese otro no le es sólo para ella, sino tambi�n · ·; . fuera de est.a relasión, o sea: en sí: el momento de la verdad 12 ••

Así, pues, el · réparo referente a la presunta imposibilidad de. un «verdadero "en sí"» (qué fuese «en SÍ>> de otro modo que «pata . . . >>) no .· procede tratándose de la conciencia o el saber, puesto que la riocWt . de <<eh SÍ,» O de <<Verdad» SÓlo tiene' sentido COmO noción de aqtieÜÓ ·. qué 1a,: ptop\a conciencia c<<distingue dé' sí n'iisma>> como un «otro» q-úe · <<t)ara' ,éÍ1á.>> ,(es decir: en esa relaci6Ii)' tiene lugar como algo que ·:tlo �( sólo en' esa· 'telación, que no es sólo para -la conciencia, vale '·declr: que -e�' (<en· sí;, , Precisamente esto ocurría en· el análisis marxi�;tnb 'd�·. · . <<la · ·sbciedad moderna>>: la estructura así denominada pone, 'por sh ' ' misn:fo• fi!fier lugar, un «en SÍ» distinto dé ella misma, '\lna verdad n� ; • ,

p /bid., p. 71.

185 ' • '

Page 92: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

, ctial,,pa:r� la propia/soci�dad moderna, le es;esencial no ser sólo. para . la soéiedad moderna, sino· <<en SÍ». · - . · · . · Ahora ya puede Hegel decir en qué sentido el <<exame�» tiene lu- · gar con el mismo patrón de medida que el saber apare(cte)nte (esto .. es:, lo examinando) da de sí:

Así, pues, en aquello que la conciencia define de�tro de como lo en sí o lo verdadero, en eso tenemos el patron de me-

d. ' 1 ber13 dida que ella misma establece para me Ir por e su sa .

Ello se corresponde con la manera en que hemos expuesto, si­guiendo a Marx, la naturaleza del fenómeno <<revolución», en el que la sociedad moderna tiene su posibilidad esencial. Se <<pone a prue­ba>> la sociedad moderna en relación con el patrón de medida que ella misma da de sí: se trata de llevar a efecto los postulados de cal­culabilidad técnica y de democracia politica, . y precisamente de lle­varlos a cabo no ·mediante el deseo, sino por cuanto la <<estructura>> es conocida y s� realización material (justamente' por ser <<material» en ,· el sentido que en su momento se explicó) es dominable. ·

Volvamos a la última frase citada del texto de Hegel. La <<puesta a prueba>> que ha quedado definida puede ser designada com? � . · · el conc�pto corresponde al objetO>> , en el c�so de qu� l?s termmos · «concepto>> y <<ObjetO>> se entiendan en el senhdo de la logiCa y la teo­ría del conocimiento convencionales, o sea: en el caso de que se adopte la terminología propia ·de lo que llamamos <<la conciencia �­turah> , que no es otra cosa que el saber apare(cie)nte mis

,mo: cerrado

en sí mismo y que no emprende la puesta a prueba de SI mismo. En efecto: el <<objetO>> es en este caso lo <<en SÍ>> o la <<verdad>> que la con­ciencia natural se representa en la medida en que no yerra, y el <<con­cepto>> es la representación en cuestión. Si, por el contr�rio, formula: mos el sentido de la puesta a prueba diciendo que se trata de ver <<SI el objeto corresponde a su concepto», enton_ces e�pleamos los térmi­nos· {m el sentido que tienen precisamente en el sistema de Hegel. En efecto si la conciencia se da ella misma ese patrón de medida, ello es porqu� la conciencia <<es par� sí misma: su c�nc�pto»: e� decir: al?are- ·.· ce para sí misma, es su propia presencia a SI misma, solo qu� la con- . . ciencia, como conCiencia natural, rro sabe que esa presencia no es· otra cosa que su propia presencia a sí misma, :o sea: su concepto. Por

. lo tanto, lo que efectivamente se <<prueQa>> es, <<para .nosotros>> , esto:: . si el objeto (esto es: lo que <<para nosotros>> es objeto, a saber: el :

.

13 Ibídem.

186

. •.

. . . · . . • . . .. .. . . . . . . . :;;;�w:t;� .;�,;��f:1�?·:ª\�;. ber de 'Ia conden'cia tiatural)' córresporide .:$ #so;:�tt9;·��e�\ '¡\p' il:r*.'<nd��i ·

· . . .. ,\

otros., , es la presencia de la conciencia para 1a 'conciepd,i�t�il}slpa; . e� '.\''1· ��L�·� decir: su. concepto, aunqu� la propia concien¿ia na���:¡:l,,: 'GI'U��:<<�ieii;�» · ·j; 'i :1· · .• , e!')e concepto, no sepa que él ho es otra cosa que el· éóti,cépt9: dp; ella . · ¡ �� misma, la . presencia de ella para sí misma: . De mane[ra·• similar; en nuestra lect4ra de Marx, hemos encontrado que .el patrón .cte:rriedi�fl · que la sociedad moderna segrega de sí y con arreglo al cciár v� a ser; :. puesta a p�eba no es otra· cosa que la peculiar presenc·�a 'de� la so�. ciedad moderna para sí misma, esto es: <<SU ·conceptO>> , aúnqU.e, cier�: . tament�, a ello le es esencial que la sociedad moderna en cuanto tal. · no sabe que eso que eÜa pone es su propia visión traducida de sí mis� ma, sino que lo pone como un <<en SÍ» contrapuesto, de manera' qlle,1 <<para ella>> , la cuestión podría ser expresada en los términos de ' sir algo corresponde <<al objeto>> , pero; como en definitiva la entera cues-tión de la <<prueba» no existe como tal <<para ella>> , sino <<para nos- '·. otrOS», lo más adecuado es decir que se trata de <<probar>> si <<el ob-jetO>> (o sea: la propia sociedad moderna, que es para nosotros el objeto) corresponde a eso que para nosotros no es otra cosá que su propia presencia a si misma, o s'ea: su concepto.

¿Qué signifiCa o en qué consiste exactamente poner a prueba la sociedad moderna eón arreglo al mencionado patrón de medida?· Significa: en virtud de la capacidad que da el reconocimiento de la estructura y el hecho de que la realización de ésta, por ser <<mate­rial», sea operable, organizar efectivamente esa «realidad material» de acuerdo con los postUlados en cuestión (arriba mencionados), de­jando así que sea la propia sociedad moderna quien diga si entonces sigue siendo la sociedad. moderna o es ya otra cosa. ·

. . . lo esencial es retener, para toda la investigación, lo si­guiente: ambos momentos, concepto y objeto, ser-para-otro y ser-en-sí, caen dentro del saber mismo, el cual es lo que inves-

-'.; � '

tigamos, y, por lo tanto, no tenemos necesidad de aportar • . · patrones de medida ni de aplicar en la investigación nuestras ocurrencias e ideas; es justamente por el hecho de dejar ésta� d.e lado, como conseguimos co�tetp.plar la cosa tal como ep¡;t es. . · · en y para sí misma 14• '

. · ' 1 1 Nos parece ya estar leyendo cualquiera qe los muchos pasajes .�.n

que Marx rechaza de la manera más tajante cualesquiera opiniones, ocurrencias o ideas sobre cómo la sociedad <<debiera» ser o cómo :una· ' .·

' < . 14 !bid., pp. 71-72.

) 187

Page 93: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

·· .. ,/' . •' • · _ . . . • • • •

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. . .. .. "�t�li���t�,-h�Ji}arti(fad: p6dti�: org�niz¡�la, o;�(>�rr 'd�$�rA·. ,..,.._.,,.,, .. ·""''"'

· l· y: "··· '(f.útüro·, _'.etc.:>l>�ro1 torttitliletrtos ·con la lectura ·éte· He�d::' " 1 : _,1,), ·�Li ) ;, -.. , ; ,' · �- , . 1 .· · ·

· · ·· Nó<;sólt'>' e.n este sentido de que concepto y· objeto, el , · · ' :de ··medida. y lo que ha' de ser puesto a prueba,· ·se � . . . , ... t ...... w

· en · la · conciencia misma; no sólo en este sentido resulta peri!ua una aportación adicional por nuestra parte, . sino estamos incluso dispensa�os del trabajo de comparar iUlJt.uuM términos y realizar la prueba propiamente diCha; de uul.w::l!�J

. que, en tanto 'la conciencia se somete a . prueba a si' --------,., .. Útmbi€n por este lado lo único que hemos de hacer nosotros

· mi'rar. Pues la conciencia es por una parte conciencia dél · to, por otra parte conciencia de sí misma; conciencia

aquello que le es lo verdadero y conciencia de su saber de En 'tanto que ambos son para . ella, es ella misma la e· on:tpatra:•:t ción de ellos; para ella ocurre que su saber del objeto "n·rr .. d.llll panda a éste o que no 15•

-Esto requiere una aclaración. Más arriba hemos empleado la expresión «COnciencia nann-,. "'"""

tomada ella misma de Hegel. La. «conciencia natural» es lo otro el «nosotros» de los famosos Wir-Stücke de la «Fenomenología»,

··stücke que, como hemos visto reiteradamente, son también uua··•-a­

racteristica del sistema de Marx; frecuentemente hemos tenido exponer cómo la cosa es <<en sí o para nosotros>> a diferencia de eS '<<para sí misma>>. En oposiCión a la «Conciencia natural», el otros>>. es la f-ilosofía, que, por supuesto, es la posibilidad esencial la conciencia, de la misma conciencia. La conciencia natural es conciencia óntica o, si se quiere, preontológica. La distiricíón �u•vu<' •' ií?,troducirse, en el texto de Hegel que acabamos de citar, allí uv.uu•• '�� ij:egt¡l emplea · up.a expresión ciertamente ambigua: aquelio que . le es lo verdadero y conciencia de su saber de ,:conciencia de aquello que es lo verdadero» puede significar mente que aquellas cosas que son verdaderas son · con�ddas, tanib�én puede significar que se . tiene conciencia. de <<qué eS, 1� . deróJ no sóló' en el sentido de «qué cosas son ver,dadera;>>� , si.n:o en sé�tido de «en qué consiste ser verdaderO>> , de modo que :«< C011Ctencta.�t

· de aquello que le es lo verdadero>> querría en este caso déci:J.:� -.v:u'.""''u··�

'da .d.� que ella tiene unas específic.as condiCiones que definen lo ei}' su '4mbito es verd.ad; e, ,igualmente, «c¡onciencia de su saber, qu�rt1a entonces decir: conciencia de en qué consiste «saber» (el

IS lb id .• p. 72.

188

- 1 {'¡);!"o' :•;1r.¡l L"n����i�"•"'f':-.•��¡:��-1'\� '��r� , , ,.. .... 1 ) '1 •? ' 1 f¡< ,· �� r>'� !'J";�·\-·J¡ -· 't.:�·.•• ' 1 1•¡ 1 ,'J � 1 1 ' ,• ,' r � ··��·, '. �l� : / � ':7'-/•lJ f; \,f¡ � ;i _, �. ·' 'l l l ' 1 , , ,11 , • ... • i· r l f � , r ·¡. • , • ¡ �- , -:. _ -.�' ·1- '· •: _-, • ' ,, .' 1 • . ' '

· �er. dé.,, ·lo·. ye�pacte��·� �OJ.llo fa!),; , �qrt¡;¡_f:U.�!L�··�� qué :algo :se · cón�idet�.�abi!ilQ' . .. ;-. ' .

. · ·' ·¡;,á· · �egund} de · r�s,. dos' . nte:tpteta�:ióntes:·., «cond�ncia' de' aqü'�ll� qüe · 1� és lo'verdadefo •j< de ell�¡> define algo q�e, en pposición a la ,u<;u-.lul,<.<lu

tic� (o_ ·«preontológ�C'á� )¡' designaríamos como .... v .... ., ..... ,.,,.,.., p,. e!¡{o es: el <<nosotros� .de ]a ' «Fenomenología',, , Sólo · a"" "''""' cia s�n en.generaf alg,� �é,iev�nt(,l determinacione� coq1q «el.' Saber>>, porque sólQ.:pJtra ella hay en efecto un conjqnto ci9nes no obvias que éonstituyen el «en qué consi�te ser v.er<l�<¡��:P�··Yf " el «en qué_ consiste. set . �abido». Por lo tanto, sólo para esa ""<''"·"�"" posibilida<;l de la conc¡iencia tiene sentido el que la verdad y se ,sometan a prueba. La cortcieJi!.da. natural, ciertamente,, no . de :,la prueba .y de la eo�siguieqte. pérdida de su verdad, pero �qlo ex; : · · · pe�imenta esta: pérdida pfeCÍsaip.e:t:tte como pérdida, como. negaeiÓ�''', · . ·. abstracta, conw vacío. La c;onci�ncia es, por su propia naturaleza, 1a · . '. , <<comparación» o la <<puesta . �·,,P,rueba>> en cuestión; pero sólo ·eif· �q · · ' . ' . ·.

· peculiar pos!bilidaq C91ll� . .gqilciÍ:mcia filosófica asume propiamtin;Ú: . .� ·.· · · esa «propia naturaleza» <�ú:Ya. · . . Del, mismo modo, la revolución, · en cuanto posibilidad 'esen.�ial:de 1� sociedad moderna, es precisa.mente po,s.ibilidad, y precisamel)te la posibilidad de asumir conscientep1ente '

·

la «propia naturalez�» . .,Pe t¡sa, misma formación. . '

. Decisivo, para poder admití� que el texto de Hegel que estam��

comentando tiene efectivamente una conexión esencial con nuestra lectura de Marx, es el hec;�o de que la «puesta a prueba>> con rela­ción a up.os criterios o «patrones de medida>> no signifique en abs�ld� · to que e_sos criterios, generados como tales en y por la propia fígura que se! somete él: pruet>,a; adquieran alguna validez por encima de la figura en cuestión. El}. otras palabras: es preciso que la puesta . a ·�) prueba de .algo con arreglo a un patrón sea a· la vez la puesta a pruec ! ba del patrón mismo. Así, en 'efectQ, lo dice Hegel: '

. : : · Si en esta comparación no 'sj:: corresponde lo uno con J� . ?tro, parece entonces que la co.nciencia tiene que modificar .. �ti · . s��f,f para hacerlo conco;�e CQn el : ?bjet�; · p.ero, en .1�. mO<llfi� . · �,�p1,op del saber, se modtftca tambten de hecho el objeto ;mis�; UJ.'o de lá conciencia, pues el saber presente era esencialm�nt�( un saber del objeto; junto con el saber, también el objetb:·s� · . ·

· ' · háce otro, pues él pertenecía ésencialmente a este saber:.' Cori·. . · ·�no le resulta a la conciencia que aqúello que antes le ét�� lóY�h ·• · · \.s( no es �n �í o 9ue sólo para ella era en sí. Así,. pue�, en t��t& , · . 1

qu� la conctencta, �n su objeto, encuentra que su saliler nO:-es - : ' . correspondiente a ese objeto, tampoco el objeto mismo sé map.� . . . �

189

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•tiene·;'" O .S�a-; , ,ef pátróii qe · .. ·,mepidaj de la prueba 'se ' n lOCLlUC'ª\3 cuando ' aquello de lo cual. debía ser Pa,tr9n de medi<;l.a no

. sostie'tl.e en, la puesta a . prueba; y la puesta a prueba no lo �6lq del sab�r, sino también del patrón.de :medida de la misma 16• ' · ·

Recordemos que .como <<patrón de medida» oficiaba aquello l� propia conciencia que es sometida a prueba pone cothó ló <<ert sí,; ,;¡a v�tdad», y qué, trasladado esto a términos marxianos, veílanrrbi�il

. que efectivamente, en él sistema de Marx, aquello mismo que la ciedad moderna pone como «la verdad en SÍ» (de lo cual ·forman te la plena calculabilidad de lo ente y. la igualdad jurídica de· nombres) va a ser Ío que 'f uncioné como patrón de medida pa�a . meter a prueba a la propia . sociedad moderna. Según Hegel, la d.ida de validez del ·«en sí» que actúa como patrón de medida NYn.,i.:t�1ll en que ese «en SÍ» «resulta ser en SÍ solamente para ella [i. e. : para conciencia examinada]» . En Marx; efectivamente, la diferencia el punto de vista de la propia sociedad moderna (de la '�"'"'u"''""·"''"�:« natural» en términos hegelianos) y el punto de vista de la reside en que, según el primero, la calculabilidad de lo ente (el físico-matemático de conocimiento) expresa pura y simplemente naturaleza de las cosas>> , y la igualdad de derecho es tina "'"'''l4"'u"''i1'li

de «la naturaleza humana» (o de «la Ra�ón pura») , esto es : en aniOIJS.J. casos se trata de <<verdad en sÍ» sin dependencia alguna· con rP<:nP"t"";r al ptopio fenómeno «sociedac,l moderna», mientras que, desde el to de vista de la revolución, la cosa es de otro modo: la re,•ollllCJ.Qn.!l puede y tiene que ser enteramente radical en la autoexigencia de esos postulados se cumplan, precisamente porque no los co. J rrst•ae¡·a

. como realidades simplemente «eh sÍ», cómodamente asentadas ,· una «natUraleza>> dada; sino como los criterios de una tarea a

.

zar; �como tales criterios funcionan esos postulados, eír efecto, ni ni menos que por el hecho de que la figura de la que se tráta los ins­taura y reconoce como lo verdadero y lo «en sÍ», pero, desde el mento en que esa figura pierde su carácter absoluto (o sea: pasa s�r reconocida efectivamente como una «figura»), · tal «verdaderm> <<en sí» pasa ¡¡. ser !1Sencialmente otra cosa que «Verdadero ep SÍ», como hemos Íeído en. Marx, no se trata dé «el reino milenario>> , sino ' de «la forma en la cuál. . . » .

Por el simple hecho de que ío «en sÍ» pasa a ser reconocid.o «en sí para . . . » , ha surgido· -nos dice en efe�to Hegel- el «nuevo ob jeto», la nueva verdad:

i6 !bid., pp. 72-73.

190

. . . :·'; : ' 1· "it'�' 'lim::·' ;"ff0ríl,�'''·�·(r� ,., . ...

· La co)leiencla s�Be'::aJgo;•. este objetÓi:,es ltt; ;����bi�.� :ÓI;e. I if(�'h\ Jt�;·Í.·, · pero �s el .?n. s� ta�bién para· ía c<5rtcih�c}:l,1:{���tí . . �J:í?r ��t4�: '�ri::i: :. ' J';!eg� la ambJguedad d� este verdadero • .- Vemos •�ue :1�f��,g����n;¡. ·

. c1a tlene · a:bora .dos objetos; uno; . el pnrn�r. -�!l á'·¡�. · o,t'li�:i ; \ ,í'lt se,n , . .para-ella de �ste en-sí .. Este último pare�:;�-�er R�r. �e ,¡J·�;�!ftó, �qlo

la. reflexión .de la conciencia dentro de sí rQ.ism·a, 'íÍn� l¡"epM"�é�fa· ción no de un objeto, sino sólo del sabe!;" qtl�·::ͪ ·�ón<:t�h�i'�' tiene de aquel primer objeto. Pero, como ácaba: dé m&st�����j!' con ello se modifica también el primer objeto de la coiÜ;i'énc1�·;� · cesa de ser el «en sí» y se le convierte [a la conciencia: f·ep,' .Jfu <<en sí» que sólo para ella es el en-sí; y así es esto, el ser-pq.Fat:. ella de ese en-sí, lo verdadero, es, decir: esto es la esencia, · o el objeto de la conciencia. Este nuevo objeto contiene la nulidad del primero, es la experieqcia hécha sobre aquél 17•

La <<experiencia» -ha dicho Hegel unas líneas más arriba- e� el moyimiento «que la conciencia .realiza en ella misma, tanto en su sa­ber como en su objeto, en cuanto que de ello le surge el nuevo objeto · verdadero» 18• La <<experiencia» es, pues, esa «prueba» o <<examen» de la conciencia en ella m,isma, por ella misma y con arreglo a ella mis-

. ma. En tal «movimiento» o <<proceso» tiene lugar pata Hegel toda ob­jetividad, esto es: todo ser. Con lo cual vemos también que no S� tra­ta en absoluto de echar mano caprichosamente de la palabra «e�pe-· riencia» para designar �lgo que nada tuviese que ver con el sentido tradicional de la misma. Porque, en efecto, «experiencia» significa tradicionalmente el aparecer del objeto mismo, y, más precisamente, 1mando decimos <<la experiencia hecha sobre un . objeto>r, mentamos una. puesta a prueba de un presunto saber de ese objeto y, por lo tan­to, una superación de ese precedente saber. Sólo que la conciencia natural entiende el objeto en el que se hace la experiencia {es decir:· el nuevo objeto) .como a�go que surge enfrente contingenteinente y, por así ' decir, <<desde fuera», en vez de ser, como aquí se pretende, la anulación «interna» (y, por lo tanto, a la vez la conservación) del ob­jeto precedente. Pero esto, según IJegel, es ni más ni menos que ' la diferencia entre «nosotros>> y «la conciencia misma examinada», vale deCir: . entre .la filosofía y el saber apare(cie)nte, que es tema de ella; �ntre la cop.�iencia filosófica y la conciencia natural. Es ex,actamente· lo mismo que arriba hemos expresado al decir que la concieqcia 'na­tural experimenta la pérdid¡t de su verdad sólo como negación abs-trada, .como vacío.. · ·

17 !bid., p. 73. "- 18 Ibidem.

J 19'1.

Page 95: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

• ,¡' � ',• •' 1 . . · . . · ,"

·. ' . ,':·cuarj.do,_ clpm<;) aqui herrlos h�cho, 's� relaciona a Marx cÓD.' es ,frecúente, pír hablar ·de «método dialéctico>> . Esta �"'··-···'-�or su e�tnictura gram¡ltical como. por el significa9o ·ad�itido de. la palabra <<método>> , sugiere:' a) que se trata de un dio o· .procedimiento o manera ·de proceder, de algo que se '�"�'u"'""··t'!ll b) que se trata de una manera de proceder definible por característi · cas formales, · entendiendo. por <<formales» aquellas características definen algo (po:r; ·ejemplo: un método o modo de proceder) de manera que ello· permanece lo mismo aunque se «aplique>> a o diferentes (y no entramos aquí en si se trata de <<cualesquiera>> obje� � o �. ,

. Las dos determinaciones que acabamos de mencionar se tran ya expresadas en el mero sustantivo <<métodO>> en cuanto re¡zerlte'JI de un adjetivo, sea éste <<dialéctico>> u otro. Pues bien, digamos <<mét,odO>> en tal sentido (y la palabra no es de uso relativamente coJnún·:t

. ¡ .. eri ningún otro) no existe ni en Hegel ni en Marx, pi <<dialéctico>> 1ii •·' · , . ótro. 'fn cuanto a Hegel, precisamente el tema inicial del texto

que acabamos de citar algunos trozos es rechazar la posibilidad de · un ·<<método>> de la filosofí� En toda la obra de Hegel, lo que aconte- .. ce es meramente la presencia �e la cosa misma a partir de sí misma, · sin q.ue haya primeramente (ni en momento alguno) una fijación de . . un plan de actuación o modo de proceder del investigador para dar . caza a la Gosa, J}Í luego (o en cualquier otro momento) la ejecución de ese ·plan o el cumplimiento de ese designio. En esto, la <<Fenome· n?logía>> no dífiere en absoluto de la <<Lógica>> . Por lo que se refiere a !'1arx; las observaciones sobre <<métodO>>, independientemente de al· . guna:s , que había empezado a escribir y que luego, significativamen� te; .:retiró sin sustituirlas, por ningunas otras 19, tienen, por lo demás; . .l'as ·siguientes características: se encuentran en te�tos redactados · a .

, po�tedori, , externos y carentes 'de rigor teórico, particularmente· pr6-.

. lógos o · epílogos 20, y está:n ·ellas· mismas concebidas en términos ·me-·

. raménte · publicísticos y cónvencionales. Resulta, por ejemplo, ocioso . ·. · j:nten(a:t sacar importantes consecuehcias del hecho de que Ma:ri; ·eá '

er epílogo a la seg\lnda edíción· de Das Kapita(, diga, respondiendo a· · . 19 Es

·_el caso de la «Einleit\lng• ele 1857, que aparece en Grundrisse, . . Berlin,

1953; pp. 5-31. . . .. 29 Hemos mencionado un. caso en VI. Añ.ádase el del epilogo a la 2. a edición. de

J?as Kapital, · tan frecuentemente citado. · • . '· ; ·

192 ..

. �i1mno · I;Oll' !lllll�uu· ·�cat��t:rísticJl: . .. . . . .pró.ceso fa11:tjvq) ;o �<movhnien�o ' s0t1 ,.,·.·��,.� .. ,uutcl1 . . " . . ,,., . . ' " . .. . · los ·qu� Hegel designa aquella · «naturaleza . . misma>; .. consistente en que la cO�,ciencia es pa�a 'si mis�a . de medida y, así, se. po�e á,prueba ella misma y · eUa' cáda. ·caso la «negación dé-terminada» de su propia . ,. , • .N 1�e1ilsU:r.t miento de la nueva yerda:d que es . esa ..negación, En ese :""'""'''·"";"', to>�,. en et ser-conciencia d� la <;onciencia (o sea: en el Bewu tiene lugar todo ser esto o ser aquello, La <<dial6ctica» no . «métodO>> ni .<<modo de proceder>>, sino que es la noción negeuana,o(l��•�·:, ser �.�· lo e�te, la filosofía. u ontología de Hegel. .

XII .8 1. .

�o hay <<otra dialécJica>> rli: <�otra . forma de ia dialéctica>>. que -dife�

r:n�te � Maq de Hegel) ni menos aún <<ótra aplicac�ón de la (misma) . dlal�ct�ca>>, ·pues ya hemos dicho· que no se trata de un <<métodO>> que se. <<aphque>> . ¿Qu� hay entol).�es, por lo que Marx sea tan evidente­mente distinto' de IJegel'?: , . . . · .

Para ensayar una respuesta a esta pregunta, tenemos de nuevo que .partir de algo común .a ambos pensadores, o, más e�actamente, �e, algo que Marx tiene de Hegel: la _«negación determinada>> hege­liana como alg9 distil!to� de la «negación�> abstracta. No vamos a re; petir lo ·-ya dicho al .respecto, que es en . principio tan válido par� . Marx como para Hegel; t;n cambio, mencionaremos ahora una. dife-· tencia entre· los dos autores.

· Para ambos, la negaeión es inherente a la compre�sión. Pero, pá­ra .Hegel, , esa negación comporta a la vez el surgimieflto de la nuev� figvra como figura (a su vez) de la propia conciencia 1natural es .d�­cí�= ·�omo. figura que, a su vez, habrá de ser ·negada de la -mis�a: -�á,�-, nera; �n Hegel, pues, las diversas formas. se encadenan entre sí' co: . �<;> · se�j�, .con¡.o· totalidad, en ta necesiqad de .. un prÓcesc;: hay• un�/:\ :� <<t<!ta·ti,9,�d

. de, :l�s .fo,rmas de �a .conciencia no real» �2, totalidad ·q�e'· r��(; .:.'·

s�lta . . en vtrtud de la <<necestdad del proceso y de la conexió�>> ��- La; ; ·-U!1r' -�,� j , " .. '

<>�¡·�r.(i\ / '1 .:� . ' ¡ ', ·, ., . -· • · ' ;�'l>i'n 'M¡If:.:VV ,.. �.*JII, p. 27,. 1 . . : .? .. !ifGEL, obra. y ·edición citadas, p 68 23 lb' . . ...

. . . . y, ·· . ufem.

, . ;- ... /

Page 96: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

. ..-- ·-- , • . • ' ·- . . ' ' • . · , .

· i�terpt�tadori. 'según' lit cual Ma.rx· presentaría' tam?Jé?- '!'na serie :

, fol1inas vinculadas. en la necesidad de .un «ptoc()SO dialectl�?"• ,-�·-----.-_,.,. ) ' . ,que; . en Marx, .. sedan pres�'ntamente «modos de pro�ucC.lOU>> ,el).

. de' ser «figuras de la concienCia>>, de ma�era, �

ue la,histona «real» riá .(por a�Í: decir) la ,<fenomenología del espmtu>> �e.Marx, salvo no se trataría ,de «espíritu>> o, 'al menos,. no de <<espintu>> en el hegeliano, sino de la producción <<material»; etc . ; todo esto, ut:. • ..:1u.•uo···� P. uede eomo interpretación, encontrar ciertos puntos de apoyo en ' ' . bl 24 s· b rgo obra de Marx cuando se la examma en oque . m em a , mos visto que esa asunción en bloque es inadecuada, porqlle la de· Marx tiene una· cierta ' historia interna a la que hemos hecho sión, y, en el presente trabajo, nos ha parecido más a?�cuado de un corte sincrónico, que en su momento hemos defimdo. . · do de este modo se encuentra que, en el Marx de· Das Kapital, especie de «Concepción (global) de la historia>> no s?lo no papel alguno, sino que resulta �ifí�ilmente compatlble con lo que efecto hay. Decimos, pues, Jo sigmente: . En Marx no hay <<totalidad de las formas>> . Se trata, en Marx, de una .sola figura. Ella, efectivamente, tiene lugar en el modo . de la , <<experie'ncia>> hegeliana, esto es: su comprensión, su �resencia, . :. concepto, consiste en que ella se <<pone a prueba>> �11� misma; consis­te, pues, en su propia negación, la cual es cumphmie?to, compr�n- · si6n, concepto. Pero creemos haber d�mostrado que solo se descnbe

' u�a figura y la· <<experiencia>> sobre ella, y que �n ello no se gep.er_a

descripción o definición positiva de otra alguna 25; así como qu� la fl­gura efectivamente examinada no �e hace en modo alguno surgir me­diante la <<experiencia>> sobre una figura �recedente;

-�1 concepto de la .

<<Sociedad moderna» se desarrolla a partlr de la noc10n de nu;n;¡u.,�•"-· ·1 (qué es ya el concepto base de la propia sociedad �oderna), no partir de una figura anterior. Así, pues,

_lo

_que J.l..Q;esta en Marx es

noción de la serie de las figuras y el surgimiento de cada una a de la .precedente; o .sea: la. necesidad del proces� dialéctico

·Eri otras palabras: la finitud de la figura exammada es en . , simplemente eso: finitud; no es la: inclusión como momento necesarw . ' en un todo cuya necesidad sea lo que se pretenda comprender. . · ) · que no está. en· Marx es, pues, esto: el <<todo de lo ente>> ,, lo 14P".Y'' .. t.!:!· ·'' ''l '- ''En Marx no hay téqnino alguno que sea lo que en Hegel es

24 El propio autor de est� trab�jo a?optó bá�icamente ese punto de vist.a al se a Marx en una obra antenor (H1stona de /a filosofía, Madnd, 1973, vol. U, y ss.). En nuestra opinión, la. �ectura que ahora expon

,e�os no sólo es m<uo�:"'"""<>m<

más rigurosa, sino que tamb1en presenta un Marx mas mteresante. . 25 Cf. en especial XL 7.

194

. �.�: '.\ � .. ,'1 \ ·".', ..... � '··· ··.•

·es��ri�>>i, � $elt: lo ·a1J.so,tito. El · gel lo. desempeñe precisamente-el «e�;pílritt(>>,,�r.Ji)�:WªliD;IQ.:ÍÍ o noción.' Marx 'carece'por completo ·del,motiV.o.:s",P,,,,"""'' "',... . · gún otro término (como <<la materia>> .o <<la . hh·th\;.;¡¡•:,,o,¡,;,¡,

<<la producCión . ma:teriah) pudiese desem:pefiar Marx está ausente· (o, cuando menos; bajo sm;pecq�a') ''c�s m o, · no el término (<<espíritu>>) que lo desempeñaba ·en ;·J i'ett'éf/t E�I;):#€Jit

· satemos esto dicieijdo que, más que la noción <<el lestJílti'tti·,;.;,' , 1eslUlal�.:\tr noción <<lo abso�uto� la que ahora ha quedado suspendida . .ut:·t�.u.�J,�o;.!.!ll·�� nes. El problema·· es: ¿por qué? -A esta pregunta podremos quizá responder en la medida ;;'·., ,.;vn> • <>•·

veamos qué papel <!lesempeña en la historia de la filosofía 1� nur..:1ut1"1 hegeliana de <<absoluto>> . En Hegel, lo verdadero es absoluto·, y absoluto es verdadero. Ab-so.lutum quiere decir: des-ligado. '¿Por· ·· lo verdadero ha adquirido eri ·.Hegel ese particular carácter de, quedado des-ligado? Respu,esta: porque ha dejado de ser algo cialmente ordenado a otro t6rmino; porque ha dejado de tener �opuesto; por eso, notablemente, todas las oposiciones caen dentrO lo. verdadero mismo. Entonces, la pregunta últimamente formulada se convierte en·es- · ta otra: ¿cuál es ese· otro' término, ese opuesto, del cual lo verdád�ro:' se ha des-ligado en ese·movimiento en el que lo verdadero ha devel).i-\ do ab-soluto? Obviamente el otro término es lo no-verdadero, ló que propiamente no-es, etc. Pero, ¿a qué viene (o venía), qué papel des-• . empeñ·a (o desempeñaba); este <<no-verdadero>> , <<que propiamente · no-es>> ? La cptAocrocp(rx es aquello que fue definido y fundado como tal por los griegos: la pregunta por el ser: en qué consiste el que algo en. -ge­neral sea 26• Desde el origen mismo de la filosofía (es decir: desde ' Grecia)•, la: cuestión de ser se desplaza hacia la cuestión de lo (verda-. deramente) ente. ¡ La diferencia de ser y ente tiene su primera expré� sión sistemática precisamente allí donde es olvidada como tal rdife­ren¡::ia, allí donde el ser se pone como lo (verdaderamente) ente y la:,d�­ferencia misma como diferencia entre lo (verdaderamente) ente y · Jo

, no '(verda!leramente) ente, esto . . es: en 'Platón.; Desde, entonces, y eP, primet lugar en Platón mi�mo, la filosofía sigue siendo filosofía, .p or�, que sigue síendo la pregunta por el ser, esto es: la lucha entre lá, con• cien,ei� .de que el s�r no es ente alguno y la necesidad de conce�it. el·· >.1 ,· · ; J't ' 1 -.. . •' , • , ' > !· . . 'Jt'�.\.'·/ . . 2f

.En este párrafo y' algunos inmediatamente siguientes, recogemos. (con llcl�'n.�s· . . modificaciones significativas) palabras nuestras escritas y publicad'as . J:¡acf1y1i:' ·'a:il,bs . (obra. cita:dá, . vol. 11, pp. 418 y ss.). ' , . . •; . . ._ :�·. 1';:)

) . 195

i ·'

'•

Page 97: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

. .de��lgú�· . pregúntai: Sde los 'gtand€s ·

· : · · de1 ser, �·pete, ��iempte que 'de( sú: · . . · · ,ifto· dÍcho1>'en' la obra de esos pensadore�, pasam9s a lo-dichp; a

·· l� ·<fdocttiná» �,�1 «resultadG», encontramos lo que (verdad�ramente) : .. 'e/i]$� �Plató� •y Aristóteles, la dimensión del ser, de &;).r¡9d�,' to.dav·Í� ' . . eS<' el i ·s.uelo del qu\! se nutren, el fondo oculto de SU pensamtentO< ,

. . o.esplié�,·� -después de que Grecia ha muer�o, todo nuevo plantea- '

· ·mie'tÍ:to < de la cuestión 'del ser es ya, en cterto modo, un replan- · te�níientó.

,: , . iAhora bien, el que la pregunta por el ser derive en pregunta por , · lo ' {vúdaderamente) ente, esto tiene su fundamento �n la mane�a- de . .

�pr,o'dudtse' la propia pregunta por el ser. Desde �laton, al hacer e�ta .: ;pregunta se entiende por ser el carácter que defme lo ente com? en- ·

. t�: :La ·pregu.nta por el ser es entonces. pregunta por lo ente co�o tal, por la entidad de lo ente, por lo tanto por lo ente en su conJu_nto,,

·. ' p·ór et todo de lo ente. En el hecho de que la pre?unta po�· l. a en�tdad '.' · · d� lo ente sea la pregilnta por lo ente en su conJunto esta tmphcado

ta�'to el · que los predicados de la me.tafísica sean: p�edi�,ados acerca

. del 'todo de lo ente· como el que constituyan la dehmttacton de lo ver..- , d

:aderamente ente frente a lo que propiamente <<no es» .. Esto último

�lo ,que propiamente <<no es»- no queda exchñdo de «el todo de lo ente»i .p ero tampoco se yuxtapQne o se suma c�n lo verdaderamen�� ente¡ !iino que qúeda inclui.�o de un modo ambtguo, cuya p_roblema­tfca es, en cierta manera, el caballo rl,e batalla de la metafístca (<<par-

·. tidpación»,. «analogía»,' etc.) . · · . · l Lo que acabamos de deéir -a saber: que el desplazamtent.o de la

· · .piegunta por el ser a pregunta por lo (verdaderamente) ente tiene· s� base' en que la propia pregunta por el ser se produce como pregunta p�r .liP eiltidad ·de lo ente...-. nos autoriza a llamar <<metafísica» no en

' :pHmer· lugar á la distinción de <<lo (verdaderamente) ent�>� Y a toda .la . . ·. problemática Jiga,da a esa. distinción, sino a aquello en lo que ��a dts•

' ti�Ci6ti y esa probl�mát�ca t�enen su base; es�� es; a ta cu_estto� del séf en cuanto ' qutr ella tiene lugar como. �.w<.stiQJt d� Ja .. �ntidad de lo

''e"fit�. ' ' ' ' ' ' ' ' ,• ' : . ' " , ' En' el pe�samiento ·griego . arcáico, el ser,' la .�).r¡9e:(r¡: toda.via tJ.P ·

era 'eh :arácter que· tlefine- a lo ente como· errte, todavta no era Ja ' q\l�di�ad.' de lo e�te como ente; Era la, chl.ridad, la luz, el átnbit<;> ·

· ��i�rto, en �� cual ,� .seg{l�, el ,<;u,a�: d s.��.: d� �() �t1te, ,su �Rar�9��! ·���·: · · de· t�nel( ,,Jug�r. �sto ,sue nomorap. Jas p,al�br;a,� .arc�u�as> cx).�6t.��� Mro�, q¡úat�, no fue expresamente pensado; los gpegos ,de , l� epo�a

rf96

, • . · · . · · · , . .·de l¡t perspectixa:. . s�J:

_.de¡ lQ ej:l�eJ?{e,o,Wo. 'lat�ntipad de· lo ente. .

t6teles; ,el· moti�<;t tle .esa lucha, el motivo por et ·eri'•dnnih'o»:.haciá . ¡,Ja·,verdad» por encima del oa.re�:er)• ri qu� ellos, <;omó: ,gr-i�gos, pertenecían aún a aquello ,ae d· Q· �:fm:.i palabra <<V�rdad>>·�bs• una. pálida traducción: la cXAr¡,9dr¡: ""'""'·"'''"'·" · Platón y Aristótele� ·qned6, como «platonismo» y el resultado; no la. b,ase problemática. De aqúí que1 si todo . ..,,..·ua:u• filosofar posterior está en esencial contacto con Platón y ru ..... .-, .. :;. · sin embargo, ninguno es ni'. puede ser <<platónico» ni · aquel esencial contacto no sólo no implica una acogida coJtl�c:iettl;t�:, ;@�:'$:;-i elementos platónicos y/o aristotélicos, sino qu� puede uuua•c>:>·Lcu en la· .critica más dura e incluso en ignorancia con respeéto a gr¡tndes filósofos del ecaso de Grecia. , . . ·· . , . · · ' Decíamos que la;pregunta por la entidad de - lo ente .es, ., •. .,,"'u .• ua por el todo de lo .ente ·�, a la · vez, pregunta por lo , (ver·oaoeJrana·ertte.J ente. El problema que este dualismo plantea lo vio ya el . , , · . ' tón, quien .en su obra madura trata de recuperar para la teoría 'de· las.'' ideas el ser-cosa de la cosa, si bien lo recobra sólo como ide¡¡,/ inti�� : :.,. ·· duce en la <<dialéctica» (en sentido platónico) las determinaci<mes· .d� ; : .. , . · lo sensible en cuanto tal, pero precisamente como determinaciones· , : esto, es:. ·no como ser sensible. El propio Platón es consciente de est�; ' · al recurrir de nuevo al wito, como hace en el Timeo, est�· reconoci�rr�/ · · do la" irreductibilidad del ser sensible a la idea. . ' . · . . · . , .

La ·escisión entre «lo verdaderamente ente» y lo sensible, por tn�y alejada que se encuentre. de su origen, no deja· de ser una m'ane.va . . d�. . .. experimentar la diferencia entre el ser y lo ente. En la··filosofía mo� , · ' , •. derna;- donde el ser se entiende en definitiva como el ser-sujeto · d�l : .<' suj�to27, la escisión asume la forma dC' la distinción entrdo racian'a( . · : , . puro y <lo empírico. El postulado de la reductibilida:d a <<verdader;� ,• · . · · · men,.te ente» parece estar1 ya e]!:presado en Leib!;liz: todo ha: de', . . · , ,

ll'eg�v;·ar 'Ser"«Verdad de ���Ón>r; y'p4.rece expresado de m·�m�:rru. J)�RJ�a sitiípl�sta: Eieibnii; mantfene la especificidad de las hecl,i' 'Q», peto no .como irneductibilidad esencial , sino 1 • ' d� .• l��tarea. ·�tn embargo, donde la reductibilidad alcanzará· 'Merd'i!d�ra y .. .definitiva· será en Hegel; las esenciales ·anenmc:ras:,:eJ1lil'·e· l'��n::q�i9!J. deib;niziana y Já hegeliana de la . reducción; .a· • � ... , • .. �·�:-:f;·: l . ·::.1,' . � ' ..... , 1 '

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1 .l, ,,' " ':. ':. ' •

' ·. ' .• 1 ' ·· ' : • • - . ' . ' ' :'' 5;e,'�el}·eh:a�.q,l;le:etit�e ·.a!nbps .qa¡y '.tm gra�e •esboúo ,.pilra,(1sta redudcróni ' -i�&il�.;.,En ··efecta; .Kant, dentro de la metafísica del ,ser-suj�to; ' man• túvo f!láS ·radicalmente que nadie 'el postulado d� la irredpctibilidad.

· ' �ant e's , 'dentro· de · la filosofia moderna, quien más radicalmente . ··mantuv,o . .la· especificidadi de la cuestión del ser como algo distinto de

}a · cu�s'Í:ión de :-Io ente [entiéndase: del uno-todo de lo ente· o de lo . _ .: , . (verdaderamente) ente] . Las <<condiciones de la posibilidad>> kantia-

1.· ' nas rw son ente ni generan -por así decir- en ningún tipo de .géne¡ si� el cbntenido, y, sin embargo, lo constituyen de antemano, propor­

. ci(,)nan todas las líneas de aquello según ·lo cual puede en general algúil, contenido tener lugar./En Kant no hay <<lo verdaderamente eri.te>> ; hay sólo las condiciones de la posibilidad de que algo sea, es decir: aquello que de antemano constituye la esencia de todo d.arse en _general algo. Así, Kant choca con las exigencias de la metafísica, .que son, en cie'rta manera, las suyas propias; en efecto:

, 'La escisión entre .-por una parte- lo inmutable, lo necesario, lo que siempre es y no puede no ser, y -por otra parte- lo contingen­te; lo sensible, esta escisión se hace presente, también en Kant, como

'<', _ escisión entre Jo racional-puro y lo empírico. Ahora bien, Kant man� Üene radicalmente el carácter no óntico de lo racional-puro, y, así,. todo contenido -pasa a ser contingente; sólo queda como necesidad · (esto e·s: como verdaderamente ente) precisamente aquello que no es ente 'alguno, que no es nada: la pura forma del tiempo, y precisa­mente del .tiempo físico-matemáticamente entendido, esto es: como seríe uniforme (sin determ�nadón cualita�iva) e infinita (sin deter­minación �uantitativa). Desde · Kant, puede decirse, ciertamente, que todos los dioses han huido. El propio <<DioS>> moral de Kant sólo es válido en la medida en que resulta superfluo; la conducta moral no. debe. s'tjr influida por creencia en <<Dios>> alguno; sólo en la medida, en

' q�e renuncia absolutamente a tal guía, puede el hombre conquistar­se - .el derecho a «creer>> en Dios, peto entonces tal creencia ya no.es Óada 'más que la propia actitud moral:

.,, La. misma radicalidad del planteamie�to ontológico kantiano ··conduce al pensamiento ante la <<nada>> abstracta de la renuncia a to- . dp · conténido. Lo que --debía disti71guirse 1como lo verdaderamente ente• res11lta ser .nada, ausencia de contenido, el puro desierto. Con esto¡ la distinción misma ha quedado en cierta manera reducida al apsurdo, y, así, la· esci�ión� · precisamente al ser tan radicalmente. afh:mada, contiene ya (más, allá de Kant) su propia eliminación. :Si . n'ada se distingue; todo queda del mismo lado y; por lo tanto, .t odO. queda·, por definición, del lado de lo ente; · todas las oposicioné,s de­berán caer dentro de lo verd_adero; esto -lo verdadero- será, .pues·,

198

: l ' ' 1 "·' ' · , ·lo>ábsoiuto. Áfrota .bit(n'w !<lo� ente>>; ·,<}q .

deben tener algún ·senÜ4o;. y' e.se s'entl.dó eS ' "''', ' ..... ,n

cJ:Jritingente), lo racion�l:l{no: 1o .empíriCo): De ahí · ab:wluio� la tesis de ,que ·todas las · oposiciones·

daoeró, haya. de si:gnificar la' reducción de todo al ' cesatio (inmutable)oy la afirmación de que todo lo :r.acional

. todo· lo real es radonal:.'Esta' réducción; en rigor, y pese• a lo qicng.ws,obte. Leibniz;:, -n:o··h�bía- tenido· lugar ·en · la filosófía· ·afl't.WH1A'•"''' Hegel; no basta afirmar la sustancia una (Spinoza) o la nec�eSl03cO una en la que todo es necesario (Leibniz), porque aun tal afirmáciÓt).:: es la oposición de un modo de presencia (el racional-puro); a otrq (ef sensible-empírico); oposición en la que un lado es Ja verdad y el otro

. .

la no-verdad. En cambio, en Hegel, no sólo el contenido de lo sen� ' sible debe poder ser reducido a racional-puro (como en el racionalis� · mo, aunque fuese en un proceso infinito), sino que incluso el propio modo de presenda sensible, y en general cualqu-ier modo de presen; cía, ha de revelarse en definitiva como racional-puro, por cuanto ten-drá su justificación (su . génesis y desaparición) .racional-pura en lá: necesidad del proceso dialéctico.

Ésta es, esquemáticamente, la situación en Hegel, la situación que se expresa en la · noción: de lo absoluto. Ahora bien, aL �nunciar �ta noción, se está pr.oclamando abolida una distinción que; a: la . vez, se está utilizando; ·o., mejor dicho: al conquistar tal situación, se elimina a la vez una de las premisas para la definición de ella. En efecto:

Al decir «todas hts oposiciones caen dentro de lo verdaderO>> , se dice algo porque (y sólo en la medida en que) se mantiene la noción de «lo verdadero» y, por lo tanto, su oposición a algo, cuando es esa . misma oposición lo que la tesis formulada pretende estar aboliendo, En otras palabras: si todo es · racional; o si lo verdadero es .todo, la , .. oposición misma (de. lo racional a algo, de lo verdadero, a algo) . no debe desempeñar. papel alguno, y, sin embargo, se necesita de e�a oposidón para poder decir <<lo racional es todp», <<lo verdadero es to� (lo>> . Fórmulas como éstas (<<todo es racional», «todas las oposiciones · , ' caen ·dentro · de lo verdadero») se siegan la hierba bajo ·sus ··propio·::; pies . . · rl:Jna poción como la de <<lo abs<llluto>> significa que el elemen:t6��. de lo verdadero ha· dejado de tener como contrapuesto un elemento · de la · ho-verdad;. pero esto, a su vez, quiere decir que no hay un ele-' . mento de lo. verdadero; de la noción de <<lo absoluto» se sale en cuá:n'- .' · ' to se· ha .conseguido entrar en ella. · ·

·•Hegel; . pues·, había realizado la superación de la escisión entre .el ' .¡ �und·o suprasensibte y �1 m!lndo sensible (o: sea: en términos mo7 .. . �, . .

. 199 '

(

Page 99: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

. · supraserrsible· ·y po;:;· . .,th t1,r.h11'1•1'-·'JI ""''LV ·'"'"'· el ' dt!l conc.eptq M .<<ld, ábsólUitéf>); ;

:t>rén; ed· .:Vintp'd de: bs� misma: ,reaJ.iia-ción; la noción�.de , . •.. ,. . , , ;dé 'AO' SUpra:sensil1!lé, Qe :10 , raciomiJl-ptrrO, etc, , Se' , n ron<'"¡¡,· ..... �,, .;.-n·>':JI · Jaig@ 1supedluo, y, con' ella, se· hace superflua la noción misma. de ·

,li,h�olutq;, ; Si todo. es Dios; entonces Dios «ha muerto>> ,. :,,.,.,;t:t-a.

' metafisica hegelüma; es, por una parte, la primerlr posieión . .foséfica �h la ·que �� mundo supt:asensible o «mundo .verdaderco•} :pie: efectNr:amente con. su propia pretensión es.encial, en cuanto .. q.ue

· cl(>ilstituye absolutamente s�;�bre su propia base y en cuanto que; a ·. vei 'y p�n: ..lo mismo, desaparece toda la ambigüedad metaHsica d<;>nal de las nociones de <<lo vercdadero» y <<lo ente•• , pue.s lo.

. :rª'mente ente es ahora simplemente lo ente, todo lo real es vera1:tat�rQ .;H y tod0 lo· verdadero es real. En este sentido, el sistema hegeliano es - cumplimiento (de la metafísica) . Pues bien, just{lfment� por eso, es a '.

· · · la 'wiz .ta:tnbiéq la primera posición filosófica a parti<r de la cual el mundo suprasensible o «mundo verdadero>> queda en entredicho

\yk 'b.ajó una u otra. de sus formas. o interpretaCiones, sino comó tal .. Qui�re. esto decir qu:e �1 destino de la historia de la f.ilos9fia, una vef: ·

· que la metafísica hegeliana está ahí, es experimentar la pérdjd� de :. validez-del «mundo de,, las normas» como tal, no sólo .de unas '

. . frént�· .a otras posible.s. · ·

· . . . · r"'. Una manifestación burda de la pérdida del mundo su¡Jra.serls\lJle•;l , ser.ía.ieí volver·se hacia el mundo sensible contraponiendo a la

Stba· e'L conocimiento empírico (o interpretado como empírico). . realjdad .física (en sentido amplio) . De hecho, ,el positivismo es

' ' p'ósiCi6n típícanien.té posthegeliana. Ahora bien, eso es S.Nn,famente nota de la pérdida. del mundo suprasensib�e si:n

·· ' q:Ílé' 'es: lo que. debe considerarse, perdido, ni con qué :no , se debe . . ' ' ·,cq�ta'r, . f!0nque, en e:fecto, el positivismo cuenta de hecho coJY ·

' :rlturido supliasensible de- >la ·maneta rnás. crasa, y-· no ha hech0 · . . .• : · · cO;slt: ·que susti'fuir la metafísica reflexiv,a • y autoerítica del. · . . ·

1' ' ·· :pdri.¡•!lna ·meüiifisica dngenuá, · ve,rgonzíln te.; ·que se; desconoce;· a ·s:f · · ::: :it(a.�.� J3á}.o."el: ·pretexta rde evitan· la metafísica, lo · que · . . . · . , · • · ,, ;reilm�n-te· quietc:; :es disimula!'la, de: mánera· que .el Jnundo SU:1Pnts�nl!JI

:���pl�j •: pese- a: su. pérdida dé c�edibilidad, pueda $eguir� n¡.:u::uu\;),

,, :.:�·<ibeni' ·dgiendo por el sitnple hecho ·de que; al estar: prohíbid:o -: d�· é,L, nadie sabe q1,1e él rige.. .. . . , · · · · . ,. . 'i 1.•- ·;:HefuÍ'Ís· ·e'�1ie�_do que élr mundo sup.rasensib.le· l.-la es�i�ión; •

, ; 1�\�lferd'ápe'rame(lt�) �qte y•ilo.' ·n:o {verda�erarne,nte>.: e�fe,..._ . · ·

· ·- -.200

;vet:Jla,.del-'Q>)¡ ' \· · :>U']¡:J�,(�'><:;H:>jLJ;H<r:ll• ést*;,$egi.mda · . . . bo que acontece, pu�s, "·"''"�"'"''"

· · prá:serisibk• Jla: pei'di:do valide:?:, no es que nos ·na,yaJrnos,:rcru, cíe�í�s.• tesis; y Cpll: ·otras; sin. ;.ciertas presuntas gunas verdades que; . s-iguen .siéndolo; no es·· eso, sino qu� :

• nios· quedado síri>leliconcepto de la verdad. Cada vez .qúe establece algo coilfio�'«verdadet()>>. o <<falso>• , aun , cuando. sy:

, la nj,ás ·pedestt;eníente empíiii:.ea verdad, en el mero. ni.a1Y hna tesis están .supuestas determinaciones que pe.nte:ne.c< llamado .<<!1'1UD.do suprasensíble». Se puede ·prohibir: hablll:! pero las hay·, . .

Uo análisis :más detallado permitiría establecer que ef caSO• !:Ue:rUP dmtes c'omo , <<ente•i .:.y «Verdadero» no es a este respecto stü;tí(!'i\1!:a.t­inente distinto del de «bueno»¡ «bello» y otras. En cuando antes nos referíamos · al ·mundo suprásensible bajel · <<el mundu de las n<>rinas>> , queríamos decir que no se. trata eu .. <tt::J:S.I!ll "' luto de una parte. de loe ente, sino de los criterios de Validez oara·,ca¡a-a· y cualquier ente. ·

Ló que ha ocurrido, pues, es que toda valiclez se ha vue�to: da. Esto es lo que se llama' «nihilismo» . El término -'-con este . . ..

. tido...:..... es ' (le Nietzsche, quien también sabe que el ·nwvi:mien,tó.:,�sF , . .desigp.ado·1se encuentra en la esencia misma de la :inetafiSica (f>Qr éf : e.ntendi:tlá como la escisión ·del <<mundo verdáqéTO>> ·frente ··al mutt<'(ó ' sensible' y que, por le tanto, dicho· movimiento domináha ya, at1:ii�i que .�cu1tanrente, los siglos precedentes. El hecho de qu,e .a:Jloíra · ·

· :}>tece ·a volverse. manifiesto no significa, pues,• pan¡: ·Nietzsahe; ¡· 1'1,'P.(!t).te Ut: «pérdida>5 de algo,! sino ante. todo la posibitida:cl de �· -'E'.'f'F '-i�'

Aareao .del · pensamiento es· aHora �sumir rirdi<;almeilté eh .-..·�···•"""' ' 13-¡¡ffopiat:se desde el fondiJ\ 1a pérdida de todo criterie dt< 7·1. _;a' ;t-�:U1ez;;;)

e$f�í¡ li:nodo:��« libera,tse>> para que quizá. criteri6s· "de algútr tf4Fjjí)t'! a · rutíi'damentarse .. e; ·· lo . que es;:,lo ·mism?';' para que al¡IW.Jrr �<<Sel:t\tllf'. .

, ·f.;d�)i�;pued;atquiza tener h¡l:gar. ·· · ,, · � ' . , · .'i} :!'}{ .i����m,artá-f�a: es·, · pues, e'ri�dectd., pens'l,l!Jí de,,:mlmera ·.�,/·�::pp;;��prasensible; ::;ólo: que esto, para Nietzsche� es n. 1J.tlclio.-m���l1¡}jf.1 ,.--� · ,,qe'-. �,0- 9r¡.e ·�l p.o�itiyis;nw ere�, ); rn? e&, �n .1!-P�Oll¡l�O, .

' v�! bo.l'fanclo del mapa ciertos �nte!¡; Ía cúestiónres: ,co:mc,,,�c:€Jn���HJ.�

Page 100: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

.. . ,:. \_ '"--� {- ·, . . • ,'\ � · · \ · " - :.-, ''\ '¡ _ ·:_ ..

. po' �e conceptos) ,debe ser. pensa�o �lo sensible; J;Ílism�/ para .,�u� SJ1!te, p.JJestQ (eXiplícita o .implícítamen:te) UIJ.· suprasensibíe.. .

De . hecho, ,el primer concept,o· ontológico .que se acuña en el in•. ,tento de p�nsat: el ser de lo sensible de manera que no se esté postu.c · lan<f.o ·un mundo suprasensible "es'" el concepto del <<eterno refórnO>i', qúe hace su aparición .en la obra de 'Nietzsche <<La gaya ciencia» Cl&,8ZL Y constituye también el tema de fondo del <<Zaratustra» . Olí- .

·• 1 vüimente, no podemos entrar aquí en la discusión sobre cómo deben ser etlteildidos los textos de Nietzsche y cuál es el verdadero conteni­do de la tesis del eterno retorno 28. Pero sí debemos destacar algunos aspectos que interesan a nuestro presente propósito.

En primer lugar, que, en efecto, :el pensamiento del eterno retor­no surge precisamente como una exigencia de pensar lo ente sin dar por supuesto concepto alguno que pueda desempeñar el papel de <<lo absoluto», .. y esto -después de toda la historia de hi metafísica cumpliéndose en Hegel- quiere decir: �in concepto alguno (explícito q �mplíeito) para el «todo» . Lo cual, ciertamente, no se �onsigue 'con sólo dej,ar de lado <<la metafísica» en la manera en que lo hacen los positivistas; porque las tesis acerca de <<el orden del todo», etc . , no son una parte· de nuestras tesis, sino que están supuestas en la propia ad­misión. implícita, no consciente, de criterios con los cuales se juzga q�e una tesis .cualquiera es verdadera o falsa. El asumir efectiva!fiente la pérdida del «mundo verdadero» requiere, pues, una difícil y siste­mática autocrítica, un largo <<Gu.ardémonos de . . . ». Como es sabido, el pensamiento. del eterno retorno aparece por primera vez expresa­mente como tal en el parágrafo del libro cuarto de <<La gaya ciencia» titulado <<El peso más pesado»; pero, antes, aparece indicado en el parágrafo del libro tercero de la misma obra titulado «Guardémonos de . . . », CJJyo coptenido es precisamente rechazar todos y cada uno de los predicados que pudieran referirse a <<el mundo» o <<el todo», es de­cir: al- todo de lo ente. Nietzsche no dice que esas predicaciones sean fa1sas y que <<ello» no sea ni. . . nL • . ni. . . Decir tal cosa sería volver a caer en, lo mismÓ . . Lo que dice Nietzs.che es literalmente que· «nos . guardemos · de» decir que <<el todo» , <<el mundo» , «lo esencial» , etc . , es

· ' esto o aquello, es. tal· o cual. En otras palabras: <<ello»; no debe en ge­ne;::ral ser mentado. Incluso las propias •. palabras que Nietzsche em­pll:�a para. decir esto deben ser, de· acuerdo con su pensamiento, «en último término» también rechazadas. Pues ·bien, precisamente en es­te . contexto, en el parágrafo «Guardémonos de . . . ·»; aparece ya indica-

28 Pa,ra la interpretación de Nietzsche, remitimos a la obra de HEIDEGGER 'sob�e este filósofo 'citada en la bibliografía.

\, 202

.. , ¡'

' ·•, : , 1· .'1 t � ·';.· .• � ·· .. · . l _ _ .,,-�_. �. ·: . .- ·., �- - ' , _ , .: 'r' t ·�(¡�; �:t; p�risamieqto: ' .del eterr;J.b.', 'retorríci: Mlfiewig :se'ine Weise , · aie nib ·,e in� · · ·.

· · n� tl� k�n'cion-ar '.a'quí ·hi. ·enormidad eJe rltif �\ié se eneu�ntran 1 resumidas en <<eine W�ise, ' die hei�en 'darf,; ·Péro debemos en todo éaso. resaltar que, 11·�-·�•u;��H�'�<;!�·� te pe>rque esa serie· .de ,tonos no constituye en ningún ca:so ·.m!�loi¡¡lf;)�··· : .(ep: otras palabras·: porque no hay noción alguna para. <<el' . cisamente por eso· clebe la secuencia de los tonos <<repetirs.e ,et;er-ti�¡,., mente». En efecto:,

De lo qu� se tr.ata .es ,de concebir lo ente (no <<el todo de lQ• ent�r .. como un . uno,. sino .simplemente <<todo ente>> , <<Cada ente») de ma!}era que no haya norma o criterio aiguno <<más allá» , en un «mundo ,ver; ., ·

daderÓ». Por lo tanto, · se trata de que aquello que acontece· sea pen" sado ·como verdaderamente en fe; se trata, pues, de concebir su pl!$a�.

cq�o el auténtico perm�necer,' su contingencia como la aut�ntica n�-.

cesidad. Conferir al pasar el carácter de la permanencia, es cosa · q�e sólo puede h�cerse admitiendo que, todo lo que sucede, suct;!�� .�<�tef­namenJ.�J' · Y, en cuanto a la necesidad y contingencia, ¿qué significa · la tesis de que la contingenda misma es la necesidad, de que, lo que sucede, sucede necesariamente? El concepto de <<necesidad» incluye'­que la cosa en cuestión está determinada con independencia de sU. ocurrencia concreta .en el tiempo, o sea: que ya estaba determinada, Así, pues, si se prescinde de la determinación suprasensible, lo único que queda como interpretación del concepto de necesidad es que, lo

· que sucede, siempre ya haya sucedido. . Hemos indicado brevemente en qué manera el sist�ma de Hegel;

en cuanto cumplimient0 de la metafísica, hace necesaria la inversión de ésta, es decir: en q�é sentido, desde el momento en que el concep­to hegeliano de lo absoluto ha sido formt;lado, resulta imparable la exigencia de pensar y tratar lo sensible de manera que no se esté su­poniendo ningún <<mundo· verdadero» (y, por lo tanto, tampoco un .

· <<absoluto»). Esta exigencia aparece en Nietzsche como denuncia del. hecho de que la <<Vida» se ha hecho extraña a sí misma,_ ha repun" 'ciado a, <<vivirse» ; caracterización de la metafísica com.o <<yenganza» �; la dposición de permanencia frente a acontecer, la �oci6n de lo qU¡e , 1 <<pasa», como_ lo que simplemente pasa y pasado queda, expresa el dese�i'tenderse ante el dev�nir; la oposición de necesidad a <;:ontinge�� · .cra> expresa .una descalificación de lo que acontece, esto es: del dev;e,;. · nir.,' :de l'a .vida; la metafísica ha de desembocar en la pérdida de· -to<;lo .• · .

29 NIETZSCHE, ed. Schlechta, 11, p. 116. · . JO /bid., pp. 357, 394, etc.

203

Page 101: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

.. d� tód�ivalicle�;; · · , :�: ' ·il�.� eshídio que' .abarcar' ei' ·�órijimto·.de ja ......... · .. "'' "¡.,, .. 1\J..,, • .-v·l!ll :Ji.'. (ya: ·.�ese como'u·n todo",o diacró�kamente) ·debería· ·desarrollar. :' cisat Hesis,·como· las siguientes: a) la posición' de Marx frente• (t7J:J.t:;¡::t:J:'J:

: ' ;tjene. efectivamente como fondo implícito eso ·mismo que hemos :·Mesado diCiendo que l'a aparición del concepto de «lo absoluto!> ,; .· la presup.ta integraCión de todas las oposiciones, arrastra tras de sí

' ' e:idge.ri.cia de que la eliminación de la escisión· deba eliminar .a,,,. u •. " .. ''"' • i el' propio concepto 4e «lO absolutO>> , por cuanto éste, con la· Ul•<OLtoJ.l.-·lll

.. }. sión� de integrar todas las oposiciones, se 'sitúa en e] elemento de de los lados de la oposición; b) el concepto marxiano de la «aiten¡a·� ,¡w

. ' 86'n» debe efectivamente entenderse en conexión con la · t ........ .,.t.,. " ción. nietzscheana de la metafísica como remmcia de <<la vida» a . misma, cbmo huida ante el devenir (sin perjuicio de que ambos con­.céptos; el de Nietzsche y el de Marx, tengan su precedente ep liegel); '

. e) 'qrte la alienación culmine, para Marx, en una humanidad que <<no ' ' f: Jien.e nada que perder», esto se corresponde con el hecho de que, pa� · ' 'h �' ra Nietzsche, la esencia nihilista de la metafísica conduzca a que ·

,jh,aya validez alguna válida; d)1 tal como Nietzsche dice que la tarea ;; asumir radicalmente la pérdida de todo valor, y que sólo así se

'. !\ estar en el caínin0 sobre el que quizá algo pueda en su momento va- . . , 1 ler, así dice Marx que precisamente del <<Ser para sí» de esa h,umani­

. . ·'¡ dad que «no tiene nada que perder» podrá surgir aquella :;Lt>ua1;1u.u.

.. : • :�'{ histórica a partir de la cual la alienación pueda resultar superada; · · ;� :�.) en ·otras palabras: Marx considera que urta humanidad no aliena-. ��:· ' <l '·'es ·posible porque la alienación ha tocado fondo, Y' Nietzsche píen•

, ., sa .que él Transhombre es posible porque llega el tiempo del .

' · hombre>> �1; etc. Al decir todo esto, estaríamos desde luego recogien� · � do materiales de Marx en torno a un centro . que nosotros posetlmosc-ít6

-'\ ·� ' por hab�r leído'a Nietzsche. En Marx no se encuentra ese centro, ' , ., ' , r0 tá:ril,poco otr0 alguno en torno al cual puedan ordenarse esos

·ffios· materiales. En cambio, lo que sí- ·se encuentra ·es· un · . : 'ií0sotrós esquematizaríamos de la siguiente. mimera: ·

j � ¡' •. · , . : . • . · ( L ' 'A\iínltide que donde �e. ·decide sobre el «mundo .

· ·. (s'obr� si lo hay o no y sobre qué .carácter '.t iene) es en l'a matrera · · · · . ·�atender. y tratar el propi<f rnundo sensible; en.otras pala.bras:

' ' . :'_ , w.et�;tfí��ca es en el fondo ontología, o sea: que es la'propia cuest�ón, ¡· . ¡

' ·

lu"q.¡.;�;tr;� •. ��·!•V ��11; . ·�í.!llB:n.�n��' -iltP . . así: ¿ qu� pasa con �1 . .

general',:. e��o::es: qué pasa con la yida de los uv•uL'"'"'.,'

, qué p:asa �on el ser de lo ente), para que lo :;It:UUJI.t:. eutendido co�o. no, verdadero y lo verdadero �e� lo

' ' '

2 . . E1 intento de responder .a esta pregunta constituye un ..... � ... ,_, . .r ·' de teo,ría de la humll-'nidad «alienada» y de la posible superación

«alienación». En' una primera etapa (diacrónicamente) de la obra: Ma�, . e�e intento d.e teorí� se· refiere a <<la historia» en su . . E�tb· es como decir que, ell¡ esa. etapa, Marx sigue (lo sepa p np) . · ·, ' 1 • •

busca de algún <;oncepto d� «ét tpdo de lo' ente», y, por eso mismo·, . . ··. ·,)/ polémica ·<;on flegel resúlta ,(allida, ya que, al .tratarse en defi�it���,:' · . ' de poner otni' cosa en el sitio' d� <<el espíritu» , esa otra cosa �esul#ft : · no �er ni más ni menps que: urla unílateralización del <<espíritu» In��" mo, la cual parece .ser' ot,ra' cosa que él solamente porque no s� l¡l compara con el <<espír�,tyl»1 ·n,egeliano, sino con la manera, tainbtéh · · unilateral, en q:ue lo entiende Marx. ' , . f \

3 . De hecho, sin· etiiba:¡;go, la necesidad interna de la posición , critica adoptada por Mat:X:frente a la noción hegeliana de <<lo absolú� to>> (posición triti.ca cuydid undamentos se· han expuesto precisamen­te eri el presente parágrafo) va a impedir que la pretensión de def�nir. 1

· un nuevo <<principio general» de <<la historia» siga adelante. Corifól'me - se avanza haci,a la elaboración del estricto concepto de <<estrúctur:;l ,

e�onómica:» (riias allá de la. vaga alusión a la «producción» <<materi�h en genera)), conforme se va concibiendo una génesis de Ja <<Ídeolo�ía� · .�

: � J?al'tit del fenómeno «estt;Ictura económic�» (má_s allá de va�éd��;/ des comn «base» y «constrúldo sobre»), al ·m1smo t1empo (y con mde. - · ; .. . , .. ¡,.•, , .. MJ<

:p�rid�ncia de que algunos clichés vér�ales se mantengan) va· · ·· · ápire�iendo (o, al menos, perdiendo toda función en el sistem�)

· ititeBt0. d� entender el concepto de la �<sociedad moderna» como · • 1 ' '/ >'.f,�. ' ' ' ' . • ' • . ' , éi�q1(wiíc_reto dei concepto de una <<soCiedad» en general, el · · :a��· :it.p.odo eapitalista de _producción» c0nio concrecióp. del

-

'.,. �;m6aci::d(q)rhdueción» en general, etb� , así como todo <ni·on+r.''' T __ 1,• -'./•'\\�;-:. { - • - • l ' � . ' � ' 1 - , •• ·-· �P9y�ü·· el modo oe análisis de la -sociedad moderna· en alguna , . . ,:, -geÍfiér�l ·'·sobre <<la. historia>> ; etc. En respuesta a la ptegúnta q�e·

' :i\hlo�: aefirtido ' b�j� ··i . , Marx construye eri efecto algo asi' : c·o�ó' , . . ' .. '

' ·2ps

Page 102: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

' • ' , · ' '¡ " ;, ¡ , : ' , ' -� .·'. '

:,dntblogía Y explica có�o· y. por· qué ·esa'ont�l�gía .de�i�ne m���fíitc�. · .Per.� .t�?o ello de_ maner¡¡ qúe . . esa ontofogía y esa metafísica són .la� d.eflD:tcton .de un mundo históricp det�rminado (precisamente hi' · . c1ed�d moderna>>) cuya finitud está incluida en esa misma definición'.

206

, · •. 1 J . < }" : ·,

l ' ' ··,t · ···:· , � . . r ,.\... . . . l ,

No pretendemos presentar un capítulo de «conclusiones>>, porque· en filosofía no hay conclusiones que puedan ser formuladas. de otra maner¡¡. que exponiendo el proceso. El contenido es el proceso. Lo� ·. único que puede figurar aquí es una especie de guión retrospectivo; eventualmente apto para facilitar la mirada de conjunto al fin¡ll de, una lectura. ·

\ ' 1 . • Una primera parte de nuestro trabajo siguió bastante de cer-

ca Das Kapital: , . 1 . 1 . ', El punto de partida (capítulo 11, supuestas algunas obser­

vaciones del 1) estuvo en una s·erie de consideraciones sobre el co-mienzo de Das Kapital, · que nos llevaron de entrada a pretender leer · ' · la exposición de la teoría del valor del capítulo primero de esa obra �omo un intento :de (o que se mueve en la dirección de) una ontolo-gía. El hecho de que esa ontología aparezca referida a aquello que• es en un mundb histórico determinado (provisionalmente designado co- . mo <<las sociedades en las que impera el modo capitalista .de produc­ción>>) no nos hizo pensar que se tratase de una ontología particular · (de una <<región de lo ente» o un particular modo del <<Ser>>), sino que lo tomamos como un reconocimiento (inicialmente vago, como .n� . podía dejar de ser) de la historicidad de toda ontología. ·

{ · 1 .2 . . ' Ahora bien, esa teoría del valor (que tratamos de entender · � .. como una ontología) no ocupa sólo el primer capítulo de Das. Kapi- . . • tal. ; :La tarea siguiente de nuestra investigación ha sido mostrar qú�, di�ha teoría es todo cuanto constituye el proyecto (y no s�lo la parte

. efedtivamente escrita) de Das Kapital. Para realizar. esta ta.rea,, , · f ·� mos una exposición de var-ios puntos crueiales. del sistema · · ·. S ·\de, W �eces· <<ecdnómic<:>?> de Marx. Esta rexposición tiene la mten:.1:1J;)�•

; ":, .de 'hacer .ver que hada se superpone' ni se añade, que en todo

·� · 207

, 1 •.

Page 103: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

�xruitcW cóJmd· es vu.;>J�,�� uu•"4"'·n. ,. ·b�to<' . , ; , r1 . · · · · Una;.génesis (capítulo III leído com:o continuaCión dé deHnqdelo de <<sociedad capJtalista» del libro pritnero de Da,s K ·

. ita/ p,artiendo puramente del concepto «mercancía» tal como había si,. ; . do:expu�sto en el capitulo U; lo que se pretende demostrar.e$: ex) · �tal génesis es de carácter ideal-constructivo, no histórico-evolutivo

' . ·. / de 'aJ.gut1a otra índole; p) que en este sentido posee necesidad ' . •. •.

. t·· ;· . .. na, esto e.s: ·que la ontología a que hacíamos referencia ·en el

· : ' } ' · lo. ,II no pu�de ser desarroUada de otro modo que exponiendo la es-: · . · .:¡ � , . . .' trúttura «capitalista>> .· ·

,e ., , 1 . 2.b) Una lectura de algunos otros capítulos· de .la teoría . , n'pmica» marxiana� también· con la pretensión de «reducirlos» a

· '<. i te.oría ' d'el ·valór, Elegimos precisamente aquellos capítulos que• ·. · · '. · . 'dieran presentar mayores dif-icultades a este respecto. ·Por

· \ : .;.; · , ·e'), <��FeCió '· de pr0ducción» de que habla el libro tercero. fuese . ; : r�afpl.ente distinto del valqr, entonces «ley económica>>, y «ley del •1 , . · ' Jor>> ti o serían sinónimos, habría una segunda · dinámica económica

. s�perpu�sta a la ley del valor, la concurrencia sería algp más que la . ! · t�aiización de' la ley del valor, etc . ; por eso hubimos de emprender la · �-s�tisi6n .que aparece en lV,S; y de manera similar en otros ca'sos . ..

\ ·: . :, .. ,((:2J.: . c�n:: esto qvedaro� presentadas dos tesis: , .J� á ) (iJ?ue : ttodo el proyecto de Das i(apital· puede ser en·tendíd.o:

: , cqinb , ·nada más y nada menos que la exposición . desarrollada de · : . ·::�· ,f�oda.v det ,.yaJor . . Est� tesis la consideramos aceptab�emen�e· , · · ¡.' Jn�$tra:da,., por lo. anter10r. : > . : . · . . • e . ·

· , Ai. ;2,1/:i).' �\ic Ha teoría del valor es en el .fondo una ol).tología: En : ' :: ne'f,.�r�rrte•. a :esta;.tesis, . ,bast� ahora (después del. capítulO: V) sólo cons��. , , , ,' · : dei,arr{oS' deq¡ostrado · .que la teoría , del. valor puede· en sí misma .

, , · ... . · · ,:'éntehdida comQ. tina .mitología. bebeinos .aúp.-clemostrar que. . .• :': ;, \:, :iitJci6� ont�l0gié�· revelada por: esa ontolqgía es lo que efecti · . · . · • '• . · )�· {ipc�,entra :como . .fund¡unento ontotógicQ it:npli'cüo .en ·la preset),c�a:·. · ' ::;r::. l'<dnoder�ná>�. de lo ·ente: � ·.\' t ' • , .,. r , · ' 1 _ , ,. •, �:�\: : ;,'(>"�: ��¡i• - ."� � ¡ • ·• . . ;· � · · /· ' , :' . : 1 ' ' ' ' \ ·: ,.; ;• '' ·

: .' : :;¡{ :J. '' ''+Evidentemen:te; la demost·ración' que hemos reclamadoLen M�, : 1 ·, · .: t��(:/: lugar eoqe . de nuestra· cuenta; · •no ·podemos• pre�ender. :en,�orl� ·

.. , . . · '.eh Marx>. • Los· pascis ,son ·lof sig4ientes: · . . · ' . '. : •" ·· . :;: ''· . ·r:(3:·l·; ·�· Se tr�tá de,,la .ontologÍ\l ,<<de- l$ �>oéiedad 'modenia»,. pe:r9, Jo•

· q��é.r: �:sa.'ontbl()gia• pQne ;de1 manifiesto, ¿es· :la .cm'lstitu�ión .ontológica�. :. '¡ • ' \ � • ) j . '208. ' . ' l, ,

. ..

.·,

. í ,,¡ · � .: ..

t,tg,¡�eíq.riK,oJtttc>lq;g,i�:¡¡::'iti�ne dúg'ár'· «en. SÍ>> o, ........ -. ., ... , " distióJq carácter. Para nosot:roi>'�an:ai

ln<n<;aua;·<�ottstJLtU,clcm ontológica; <<para sí», en "a.uiLiiv,,�,aiJ· ........... ,. ..... . a · delimitación de ;,ló ·verdaderamente ente» ·· 'inm.ecliato . . Esto, . qu.e, tratamos de poner de- manifiesto · �n�· r�interpretacióp�de la noción marxiana de . . qrte · Marx recop.oc� , a ,su manera:; y concretam�nte por lo ·nn¡>;·(:A'.tt fiere a la Edád .Mo,derna; el fenómeno que nosotros ciendo que, ya desde la Grecia antigua, la pregunta por el · tiende ella misma como pregunta por la entidad de lo ente (y, tanto, por lo «v,erdaderament�'!>> ente frente a lo que propiatp.ente es), o �ea: que la ontología .se autointerpreta como metafísica:

· 3.2. · . El hecho de que la 'cuestión ontología-metafísica ��··· .. ·�� ca,t:ácter d� la relación de una «estructura>> a, una «ideología» puede s�r entendido como propio de la Edad Moderna; por eso,, . damentalrnente, hemos .t enido que dedicar una parte de vestigación a rechaza!," la :pretensión de que, según Marx, · uv• ... Lvuo;:;;, . . como las de «base e<;on6mica>> e «ideología» , <<fuerzas productiv;as,; , ' <<desarrollo de las fuerzas ·productivas», etc. , expresarían algo asi �o.�. · mo una ley universat de· <<la historia>>.. . · , i./

' 3.3. Si la teoría deJ. valor expresa la ontología propia y consti� · tutiva de la Edad Moderna, entonces, los modos de presencia 4ei·<l!J '

ente que funcionan como válidos y vinculantes para el hombre j;nQ�" derno, habrán , de ser, en primer lugar, susceptibles de un análisis ·

que: discierpa SUS ·Características y condiciones específicas, y¡ en. Se" .. gun9o lugar, :esas condiciones y características deben poder ,ser deri-� vad.as de lo puesto de manifiesto por la teoría del valor., es decir: �sta� ha. de mostrar que efectivamente expone la particular coinprerisión

. d.eJ ser que subyace en las .. decisiones del hombre moderno so,bre q�é .· . . es}y .. qué no es. Pues bien, de .lo válido como presepcia .de lo et\te �1,). · > ¡ · ' · la, .Edad Moderna forma parte: . . · , · :; ,.j ; . · 'ji.. ·� . '\3.3. 1 . Un concepto de la «naturaleza»; que abarca todo .lo �#t�,r : : . en.: J�tl:l!nto s.u�ceptible de conocimiento «Objetivo». El modo . . d.e · ' · · . . , ···

· cihüento en cuestión es la «ciencia» .(físico-matemática) . .. .., • ., . . ,·u·q··�"''· . BV��t·,de' demostrar (en el capítulo IX): · ·l\iJ' •3 . 1 .a) Que la <<ciencia>> se define como . tal por

..: , r �, . . , �l�g9�-, , . . , , . ' , . ¡ . • , �:;\:'. !· �� ;)',l .b) ; Que· eso.s postul¡t.dos · e�pr-esan una· .cierta .opciél) · �.,..,,.,,.,.,,. . ]�ué éS' ·lo que se entien�e por «sep> y por «ver da�·�·.. . · . . . . ; <.n.:rg�. ''··"·

. ·�r:> , .

Page 104: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

. .''

1. . ··'· ·. �, . • · • . ;, '. • • . . . • . • . ' • '

' , ,. 3.�� 1 .cf,

Qu�/ está •ópción e� precisani�nt� la requerida · por ' ' ' c6�stiti,JCió'n 'ontqlógica que la teoría del ·va'lor expone. · · t · '3 : 3·.2. Un eoncepto dei inund'o «humano>> •o :de la ,,w .. u,.•é:l.•.uué:l.• ., ' o de fa «Sociedad», que abarca tamb.ién · todo lo· ente, pero· en · ·

c0ntenido de decisiones posibles, ámbito de la decisión de un Esto ·se expresa en el derecho y el Estado. ·Si las palabras <<Estadb» deben tener un contenido unívoco, entonces será admitir que ambas designan fenómenos propios y característicos . la Edad Moderna. Se trata, entonces, de demostrar (y ello nos _en el capítulo X) para eso que se llama <<derecho» y «Estado» las correspondientes a aquellas que acabamos de recordar bajo 3.3. 1 .a b) y e) para la ciencia.

'4 . Que la teoría del valor no sólo es entendible como una logía, sino que además es mostrable como la ontología efectivamente subyacente a las manifestaciones específicamente modernas de 16 ' ente, ha queqado aceptablemente démostrado. Ahora bien, en el curso de esa demostración, se han puesto de manifiesto nuevos as�:-) pectos implicados en la constitución ontológica de la que se trata, y; · · por lo tanto, nuevas conclusiones deben ser explicitadas:

4. 1 . Como consecuencia de lo hasta aquí dicho sobre la consti-' · tución ontológica que define la <<SOCiedad moderna», ésta tiene el ca- ' rácter que en el capítulo XI (especialmente Xl.2) definimos «revoluCionario», el cual es, por una parte, un carácter de la sociedad moderna en su realidad y, ·por otra parte, la posibilidad esencial de· la sociedad moderna. '

4.2. Tratamos de aclarar la específica forma que asume la fini- · tud histórica de esa constitución ontológica llamada «sociedad detna» . El ,concepto de esa finitud es justamente el punto en cuya posición juegan simultáneamente todos los elementos de "m�d'ih,,"; ontológica que se han venido encontrando. En esa exposición se de manifiesto que la sociedad moderna se encuentra en la «entre conservación revolucionaria y liquidación abstracta» . Se tra también que a la manera marxiana de concebir la finitud de 'sociedad moderna le es totalmente ajena cualquier pretensión de cribir «Otra» · fbrinación histórica que hubiese de sustituirla; tal cripción tendría que apoyarse en conceptos que tuviesen é:l.�'"'-'<�'ull' dad trascendente con respecto a la estructura estudiada, lo que · hechó 'q:Uiere decir: en conceptos <<antropológicos» (como <<las ............ �.-. . . . dades», etc.); en vista de ello; nos ocupamos también de aclarar ' status de esos conceptos, que designamos como «conceptos-límite» de los cuale� excluimos cualquier �so positivo.

210

k . . ' ,· 4.3.· .. 'una. . .

' ·riueva mirada: '

p�rmfte (c�pfthJo. xm .Po�e; ��e uuicuu, �.c:>·•cu

. ;eens��-iento· de Das Kapi(ar ·como la: ··a· .trecci<m: �etj�j: J:.a,iiil!1é · ;su d�st¡¡.p.ci� con respecto a: Hegel.

211

Page 105: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

\ ' ' 1 ' . '· ',!'

1• .

1 : · ; '

'·· ·

. ( .� ..

• 1

l . EDIClONES DEL LIBRO l DE «DAS KAPITAL»1

i:Jas Kapital. Kritik der politischen Oekonomie. Erster Ban'd( Buc'h f · , .

Produktionsp{ocess des Kapitals, Hamburgo, 1�67. El apartadp \ói� '

de esta e�icji;J)r (sustitqido en la segunda y siguienfes) se encuentra· · Eh,g�{s-St�d¡e.n'áusiábé. Hrsi von Iring Fletséher. Band' · 1/:r , ' · · Qkonomie, Frankfurt, 1966.

·Él apéndice «Die Wertform», · ' ' ,.1\,nfi>niil'n

pasó a fundil;se con el Htado apartado·, dando lugar al capítulo segllnda y siguientes ediCiones, está en Karl Marx - Friedrich ókonomische Schriften, Berlin, 1955.

2. verbesserte Auffage, Hamburgo, 1872. · , · · '¿;r: 3 . vermehrte Auflage, hrsg. von Friedrich. Engels, Hamo�rgo; · lBS3.> 4. du'rchgeseliene Auflage, hrsg. von Friedrich . Engels, Hamburko�

1890. ' ' ' .' ' ' ' ' ' ', !, Le Capital. ·Traduit de J. Roy, entierement rev. par l'auteur, París·, 1872,

(-1875). Reimpreso en Karl Marx, Le Capitill, París, 1969. · ' ' ; · !i(¡ Karl Marx - Friedrich Engels, Werke. Hrsg. vom I:nstitut für Marxismus'/ ·,

Leninistnus beiril' ZK' der SED. • Band 23, Berlin, 1962.- El textot:dt!. esta(ei:ü)' '

ción es el . de la 4. a, con CQ�recCiones · de aspectos purámenfe mecáni'cos·. ;'( · Karl Marx. Das Kapitq/.' Kritik der politisché'n Oko!wmie. 'Ba'n'd · · ·

Pro4uktionsprozep des Kap�tals, Frankfurt-Berlín"Viena (Verlag 1969. Présenta el texto de la 2.' a edición coh indicación de'las �arlanteS ·'.:.":.."-·'·"· ducidas en las ediciones 3. a y 4. a.

. ;�".�.'i'.:'· -�·

Il) '' �:Ep!CIONES· DE LA RESTANTE OBRA DE MARX . �··._•;.' · ' . \'· ;� t '

' 1 : 'h?.; '!farl Marx, :- Friedrich Engels, Jbltriifítsnnk be�rtí zK' dér· sEn.

:.· �.i.; · á�. 'n�·�'�·�ro� t<>Hi. o� 24

. 'e)< 2s . .... �-i',' ¡�-�-; ' 'i 'l' ,'!''·¡r, � .. , 1o �, , .·¡¡ , ... ;?;. } 1\. ' � ! /" ,': . .ii��. �IP,en,t<e �ejot �l!� )a

· .. niene�; Zur Kritik ,dér··.mlllt'tsc,hen

Page 106: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

' ,�· .

· -1 . ! ' . 1, .'< � • ·¡,

. Karl 'Matx. Grundrisse · der Kl:itik der ·'pólitischen Ókonortzi�. · Ma�·­·Erigel�-Lenit).-lnstirut, Mósc\Í. Ptib

'licado inicialmente en 2 volúmenes (1939-

1941), y reimpreso en' uno solo: Berlín, 1953. Contiene el borrador' de Lon­

dres de 1857-1859 y, como apéndice, manuscritos de entre 1850 y 1859.

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J.. Los únicos casos en que se citan traducciones son aquellos en los que de hecho he,mQs ten\do que servirnos de ella�, sea por .no haber encontrado el original, sea por estar éste fuera

" dé ·nuestro. alcance lingüí�tico, o por cualqui.er ótra razón, Por lo de­más, y salvo !ndicación en contra, hemos procurado que lo citadÓ< en este apartado de fa bibliografía seá precisamente la primera aparición de la versión más completa q�e

. conod�mos. (fe 1a ' obra ·en cuestión,

2i4 (

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HEIDEGGER, M . , Gesamtausgabe, Frankfurt, en curso de publicación desde: 1975. El tomo 2 de esta edición corresponde a «Sein und Zeih; el tomo 9 corresponde a «Wegmarken•.

·

- Kant und das Problem der Metaphysik, 1973. - Holzwege, 1950. - Erliiuterungen zu Hiilderlins Dichtung, 1971. - Einfiihrung in die Metaphysik, 1953. - Vortriige und Aufsiitze, 1954. - Del' Satz vom Grund, 1951.

•' - Identitiit'und Differenz, 1957. - Unterwegs zur Sprache, 1959. - Nie'tzsche, 1961 . - Die Frage nach dem Ding, 1962. - Zur Sache des Denkens, 1969. . .

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215

¡ ' ¡ '

,··�·

Page 107: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

ork·::;, . � � /" , · . l� , •. . 1 . . .,.;I�.: · ·.� · Génes�

· e� ·st�ct��e de- /a Ph¿no�énologi�

· 4� ·l' �sprit:-�e .r .

. .. · } . · nege.l> Parí�, t946. '. -'� )<·.: · ·, :, · · ... . :-�� -l. . 1 ': � · > ·E�uites suf' .flegel' et Marx: París, 1955. 1 • 1 ' " • • . IL'ENKOV\ E.' V., 'La dialettica dell'astratto e. del co11creto nel Capita/e. '(li . :, ·· ,,, .Marx, ·Milán, 1961. · ' · · , KA:of Pa:Jí ·:Genesis · des historischen Materialismus: Karl Marx u·nd die . . : ·. ' D�iu�mik der G'esellschaft, Viena, 1965. Kki.:I.vdoA, R., D'er Marxismus und die moderne geistige Wirklichkeit; ·

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� �16

, ., .

. N:� , pas Mafxscli'e· System, l!erlfu, · .,. - ' '• 1 • R, · .Le ·nD'uyeau �éviathan. De· l'alien,qtlq� u'\llm .rr.m

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Page 108: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

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• � 1

ADVERTENCIA 7

l . ÜBJETIVOS Y MÉTODO DEL PRESENTE TRABAJO . . . . . . . . . . . . . . .

1. 1 . La presunta especificidad del marxismo y el vicio anti-

9

filológico . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . : . . . . . . . . . . . . . . 9 1 .2. . Dos aclaraciones polémicas sobre la presunta especifi-

cidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15 1.3. La obra que estudiamos y el objetivo qe nuestro estudio 25 · 1.4. Etapas del presente trabajo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30

11 . LA MERCANCÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33

11. 1 . Carácter del análisis marxiano de l a mercancía . . . . . . . 33 11 .2. La «substancia de· valor• y la •forma de valor• . . . . . . . . 39

III. MERCANCÍA Y CAPITAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . • . . . . . 48

UI. l . Punto de partida . . . . . . . . . . . . . . . . . , . . . . . . . . . . . . . . . 48 III.2. La noción de capital . . . . . . . . : . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49 III .3 . El problema generál del capital y su solución . . . . . . . . . SO III.4. La producción capitalista y sus parámetros . . . . . . . . . . . Sf

IV. LA OPERACIÓN DE LA LEY DEL VALOR . . . . . . . . . • . . . . . . • . . . . . . IV. l . IV.2. IV.3. IV.4. IV.S.

El concepto de la concurrencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley económica y objetividad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La condición de continuidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El •precio de producción• . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Discusión sobre el •precio de producción• y el valor . . .

56

56 59 ' 61 ' 63 66

V. Eb ASPECfO DIACRÓNICO DE LA LEY DEL VALOR . . . . . . . . . . . . . . . 78

V.L �

La ley del valor y el ciclo económico . . . . . . • . . . . . . . . . . Periodos dei desarrollo capitalista. Nota sobre el cap�ta-lismo después de Marx . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . .

219

. 78· l. ' . • ' y ' 1, 1

' . i82 . . ' . ' l ' , , 1 ,

Page 109: Felipe Martínez Marzoa - La Filosofía de El Capital de Marx

·.:� • • • .'··. _: • 1 • • • • : ·�· ·:!: � . . • • ; \ • . -.. . • . . . LÁ NOCIÓN· DE UNA ONJ'OLOGÍA y NUESTRA LEcTURA DE MARX . · . .

. .

,t . ..: ¡ 1 ' ' , •' I

\VIH. ,.EL CONCEPTO MARXIANO DE •IDEOLOGÍA• . • . . . . • . . . . . . . . . . . . • .

·; . . ; , .' IX. LA LEY DEL VALOR y EL CONCEPTO MODERNO DE LA ClENCIA . . . .

IX. f. J'X.2. IX.3 . .

El carácter matemáti¡;o �e la fisica . . . . . . . . . . . . . . . ·. : .. .

Kant y la matemática . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . · .. . · ¿Está •Superada• la concepción kantiana de la miltemá-tica? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

IX.4. La ley del valor y el conocimiento fisico-mateinático . . .

X. LA LEY DEL VALOR Y: EL CONCEPTO MODERNO DEL ESTADO . . , , . .

·!.•.

X. l . :x;.2. X.3.

. . X.4. x.s.

La ley del valor, el derecho y el Estado . . . . . . . . . . . . . . Ciudadania y burguesia . . , . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Para el concepto de «clase• . . . . . . . . . . . , . . . . . . . . . . . . Estado y ¡¡.paFato . . , . · . · . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

R�flexión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

LA TEORÍA. DEL VALOR Y: EL CONCEPTO DE LA •REVOLUCIÓN• . . . . .

XI. l . Xl.2. · --

Posiciones previas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . · . . . . . . . . . . . ,. .

La revolución como posibilidad esencial de la sociedad moderna . . . . . _, . . . . . . . . . , . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . «So.cfalismo o bárb'arie• . . : . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . El proletariado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . : . . . . . . . . . . . . El poder revolucionario . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Socialismo y •comunismo>> . . . . . 1 • • • • • • • • • • • • • • • • • • •

�1 concepto de •necesidades•. Los conceptos-limite en el ári�lisis ,de la sociedad ,moderna . . . . . . : . : . . . . . . . . . . . 1 ., ' ' ·,

MARX,. ENTRE HEGEL y NJETZSCHE ' . • • • • • • • • • • ' 1 ' • • • • • • • • • • •

·. XÍ.I. 1 XIi. 2 XII.3 XII.4

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ESTE LIBRO SE TERMINO DE IMPRIMIR

E N LOS TALLERES GRAFICOS DE UNIGRAF, S. A.

POLIGONO EL PALOMO,

FUENLABRADA. MADRID.

EN EL MES DE SEPTIEMBRE DE 1983

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