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CRITICÓN, 110, 2010, pp. 79-94. Fasto público y diálogo cortesano en la muerte de María de Portugal (1545) Jesús Gómez Universidad Autónoma de Madrid La ceremonia fúnebre que tuvo lugar en Sevilla por la inesperada muerte, en 1545, de la primera esposa del entonces príncipe y futuro Felipe II, María de Portugal, constituye el tema básico de la conversación mantenida entre los dos interlocutores del anónimo Diálogo en el qual se refieren las honras que se hizieron en Sevilla por la Princesa nuestra señora , del que se conserva un ejemplar único custodiado en la biblioteca de la Fundación Bartolomé March Servera (Palma de Mallorca). Se trata de un pliego suelto perteneciente a la colección Medinaceli, integrada por 42 impresos casi en su totalidad de los dos primeros tercios del siglo xvi , es decir: «la etapa que de modo general caracterizamos como de la tipografía gótica en las prensas peninsulares», en palabras de Mercedes Fernández Valladares, a quien debemos también su descripción bibliográfica 1 . En la portada del pliego suelto, adornada por un gran escudo imperial con el águila bicéfala, figura únicamente el título del diálogo que, por el colofón, sabemos que se editó en Sevilla, en la imprenta de Andrés de Burgos, quien finalizó su impresión el 20 de septiembre de 1545. La muerte de la Princesa había ocurrido tan sólo dos meses antes, el 12 de julio, por lo que destaca la actualidad del suceso al que se refieren los dos interlocutores, denominados simplemente Cortesano y Peregrino, cuando se encuentran casualmente en el camino, como dice el primero de ellos: 1 Fernández Valladares, 1996, p. 133 y, con la catalogación del impreso, p. 148 (nº 29); véase Infantes, 1984, nº X. Con posterioridad, Mercedes Fernández Valladares ofrece una completa descripción del ejemplar en la entrada correspondiente que he redactado para DialogycaBDDH: Biblioteca Digital de Diálogo Hispánico [en línea] <http://iump.ucm.es> (BDDH, nº 1). Participo en la mencionada base de datos dentro del proyecto de investigación: «IDEAPROMYR. Inventario, descripción, edición crítica y análisis de textos de Prosa Hispánica Bajomedieval y Renacentista. Fase 2» (Ministerio de Ciencia e Innovación FFI 2009-08070), que dirige Ana Vian Herrero. CRITICÓN. Núm. 110 (2010). Jesús GÓMEZ. Fasto público y diálogo cortesano en la muerte de María de Portugal (1545).

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CRITICÓN, 110, 2010, pp. 79-94.

Fasto público y diálogo cortesanoen la muerte de María de Portugal (1545)

Jesús GómezUniversidad Autónoma de Madrid

La ceremonia fúnebre que tuvo lugar en Sevilla por la inesperada muerte, en 1545, dela primera esposa del entonces príncipe y futuro Felipe II, María de Portugal, constituyeel tema básico de la conversación mantenida entre los dos interlocutores del anónimoDiálogo en el qual se refieren las honras que se hizieron en Sevilla por la Princesanuestra señora, del que se conserva un ejemplar único custodiado en la biblioteca de laFundación Bartolomé March Servera (Palma de Mallorca). Se trata de un pliego sueltoperteneciente a la colección Medinaceli, integrada por 42 impresos casi en su totalidadde los dos primeros tercios del siglo xvi, es decir: «la etapa que de modo generalcaracterizamos como de la tipografía gótica en las prensas peninsulares», en palabras deMercedes Fernández Valladares, a quien debemos también su descripción bibliográfica1.

En la portada del pliego suelto, adornada por un gran escudo imperial con el águilabicéfala, figura únicamente el título del diálogo que, por el colofón, sabemos que seeditó en Sevilla, en la imprenta de Andrés de Burgos, quien finalizó su impresión el 20de septiembre de 1545. La muerte de la Princesa había ocurrido tan sólo dos mesesantes, el 12 de julio, por lo que destaca la actualidad del suceso al que se refieren los dosinterlocutores, denominados simplemente Cortesano y Peregrino, cuando se encuentrancasualmente en el camino, como dice el primero de ellos:

1 Fernández Valladares, 1996, p. 133 y, con la catalogación del impreso, p. 148 (nº 29); véase Infantes,1984, nº X. Con posterioridad, Mercedes Fernández Valladares ofrece una completa descripción del ejemplaren la entrada correspondiente que he redactado para DialogycaBDDH: Biblioteca Digital de DiálogoHispánico [en línea] <http://iump.ucm.es> (BDDH, nº 1). Participo en la mencionada base de datos dentro delproyecto de investigación: «IDEAPROMYR. Inventario, descripción, edición crítica y análisis de textos deProsa Hispánica Bajomedieval y Renacentista. Fase 2» (Ministerio de Ciencia e Innovación FFI 2009-08070),que dirige Ana Vian Herrero.

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¡Qué placer es tan grande a los amigos encontrarse fuera de sus casas y de su patria! ¡Cómo sealegran en verse con salud y prosperidad! Mayormente habiendo pasado algunos días que nose vieron (Diálogo, p. 333)2.

Aunque se ha tenido en cuenta la pertenencia de esta obra al diálogo renacentista, nose han examinado todavía de manera monográfica las implicaciones que, de acuerdo conla poética del género, conllevan sus principales características literarias, ni el particularinterés que presenta la relación sevillana de las honras fúnebres por la muerte de laPrincesa con respecto a la importancia creciente que adquieren las celebraciones festivaso rituales en la España de los Austrias3. Si, dentro del análisis literario, la separaciónentre la forma y el contenido es útil a efectos expositivos, ello no debe hacernos olvidar,sin embargo, que ambos son componentes genéricos inseparables: la mímesisconversacional, examinada a continuación en primer lugar, está unida estrechamente aldesarrollo argumentativo que, en el caso de nuestro Diálogo, incluye el comentariosobre el túmulo y las exequias sevillanas celebradas en 1545.

E l d i á l o g o c o r t e s a n o

Las principales convenciones literarias que condicionan la composición del anónimoDiálogo en el qual se refieren las honras que se hizieron en Sevilla por la Princesanuestra señora, comenzando desde el propio título, determinan sin duda alguna supertenencia al género dialógico renacentista4. Al inicio del Diálogo, el encuentro casualde los dos amigos sirve de pretexto, en primer lugar, para el intercambio de noticiaspersonales. Mientras el Cortesano ha intentado hacer carrera «en ciertos cargos» de laCorte, deducimos que el Peregrino deberá regresar a Italia para continuar con susobligaciones militares:

Pluguiese a Dios que a mí me hiciese tanta merced que así me hallase yo acá que no desease nituviese necesidad de volver allá, pero no será posible, porque cuando pensábamos acabarcomenzamos de nuevo las guerras (Diálogo, p. 334).

La amicitia del Cortesano y el Peregrino es uno de los rasgos literarios característicosde este microdiálogo que, si bien en miniatura, responde a la poética del género,

2 De aquí en adelante, cito el Diálogo sin más que indicar entre paréntesis el número de página, por laedición de Paz y Melia, 1922, con la que he cotejado el impreso de 1545, modernizando la acentuación, lapuntuación y, de acuerdo también con las normas de presentación de la revista, las grafías, a excepción deltítulo que figura en la portada del pliego suelto.

3 El auge de este tipo de celebraciones se inscribe en un fenómeno de alcance más general, vinculado a «laépoca de oro de las monarquías europeas», en referencia a la cultura cortesana de los siglos xvi y xvii que,según Muir, 2001, p. 311, fomenta el uso de las ceremonias reales: «una época que se distinguió por la graveerosión de los privilegios tradicionales de ciudades y nobles, afirmación del derecho divino y la autoridadabsoluta de los reyes y la expansión del culto a la monarquía en las artes, el drama y el ritual».

4 Apunta algunos rasgos del diálogo Infantes, 1983-1984, pp. 55-60, interesado sobre todo por elproblema de la autoría, para quien propone a Pedro Mexía. Desde la perspectiva conjunta del género, incluyosu estudio en Gómez, 1988, pp. 36 y 219.

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constituida en su variante de diálogo directo que reproduce sin verba dicendi lasintervenciones de los dos interlocutores.

Después del movimiento prologal que constituye la praeparatio, de acuerdo con laterminología empleada por C. Sigonio en su tratado De dialogo liber (1562), el temaprincipal de la argumentación dialógica viene establecido en la propositio del Peregrino.Éste desea tener noticia, como le pide a su amigo, de las honras fúnebres que se hanrealizado en la ciudad de Sevilla por la muerte de la Princesa, a las que ha asistido elCortesano:

Por me hacer merced, pues no hace tiempo de caminar por los grandes calores que loscaniculares causan, y estamos de espacio, que nos holguemos aquí esta tarde pues Dios nos hajuntado en tan buena posada y ha tanto tiempo que no nos vimos, que me lo contéis, porqueagora mejor caminaremos de noche que de día (Diálogo, p. 336).

Con cierto retraso, se alude a las circunstancias espacio-temporales de laconversación, propias del género dialogado, que se desarrolla durante un momento deotium mientras el Cortesano y el Peregrino descansan de las inclemencias de susrespectivos viajes en «tan buena posada». La reanudación del camino pondrá fin aldiálogo, como afirma el Cortesano en su última intervención: «Tiempo es ya deaparejarnos para el camino, que el viaje es largo y no muy seguro de salteadores y lavida breve» (Diálogo, p. 341). El descanso propicia la conversación durante la cual serelatan y describen a lo largo de su desarrollo argumentativo, de acuerdo con el título yacitado, las honras que se hizieron en Sevilla por la Princesa nuestra señora.

Por otra parte, la caracterización dialógica de los interlocutores, relacionados de unau otra manera con la Corte, sirve para justificar los comentarios sobre la importanciaque han adquirido las exequias de la Princesa en la ciudad de Sevilla. Desde estaperspectiva, la dicotomía corte-ciudad condiciona no sólo la propia argumentacióndialógica, sino las mismas circunstancias vitales del interlocutor principal, denominadoCortesano no por mera casualidad. Aunque residente en la ciudad hispalense, debeacudir a la Corte para «demandar un oficio que ha vacado en Sevilla de calidad, que sisu Majestad me hiciese merced dél sería muy grande para mí, para tener algún descansoen la vejez» (Diálogo, p. 334).

El optimismo que manifiesta el Cortesano, a pesar de que con los cargos que hadesempeñado antes afirma: «he medrado poco» (Diálogo, p. 333), contrasta con eldesengaño del Peregrino, quien comenta sobre la corrupción que conllevan los oficioscortesanos: «Pocos oficios hay que con su ordinario hagan ricos los oficiales si no metenlas manos de la codicia en las arcas de la mala conciencia» (Diálogo, p. 334). A fin deobtener el nuevo oficio que solicita, el Cortesano aduce: «su Majestad tiene noticia demis servicios y no me faltarán favores en la Corte. Y que atenta la calidad y habilidad demi persona me proveerá dél más fácilmente» (Diálogo, p. 334). Esta última intervencióndel Cortesano provoca un nuevo comentario escéptico de su amigo el Peregrino: «Ypluguiese a Dios que fuese así como vos decís, que mirasen la calidad y habilidad de

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vuestra persona, y que se proveyesen los oficios de personas e no las personas deoficios» (Diálogo, p. 334)5.

Los comentarios personales de los interlocutores no son circunstancias accesorias,sino que forman parte de la mímesis conversacional que, dentro del género dialógico,está puesta al servicio de la argumentación. En este mismo sentido, la praeparatio sirvepara justificar el relato de las honras fúnebres por el interés que despiertan las noticiasde la Corte en los ambientes urbanos, según lo que deja entender la pregunta delCortesano: «¿qué nuevas hay por allá?» (Diálogo, p. 335), antes de establecerse lapropositio. En su respuesta, el Peregrino alude por primera vez al luctuoso suceso: «lainfelicísima y repentina muerte de la Princesa nuestra señora, por lo cual aun pienso quepara vuestro negocio llegaréis a mal tiempo, porque se ha sentido tanto que no se trataotra cosa ni se entiende en negocio ninguno» (Diálogo, p. 335).

Desde el epicentro cortesano, convertido por el luto en «caliginoso purgatorio»(Diálogo, p. 335), como añade irónicamente el Peregrino, la mala nueva se ha difundidopor todo el reino, donde se multiplican las honras fúnebres como las celebradas en lasciudades por las que ha pasado durante su viaje de la Corte a Sevilla, según le comentaal Cortesano: «y vine por Toledo y por Córdoba donde vi hacer tantas insignias yseñales de exequias y tristes monumentos que vengo como atónito» (Diálogo, p. 335).Las ceremonias urbanas, que también se han celebrado en la ciudad de Sevilla, sirvenpara rivalizar con las otras ciudades por la magnificencia con la que se costea el fastopúblico en honor de la Princesa para mayor gloria de la monarquía reinante. La mismacomposición de la relación, quizá por encargo de los poderes locales, se entiende comoun tributo del anónimo dialoguista al servicio de la Corte, según el proceso descrito porJosé Jaime García Bernal cuando generaliza sobre la publicación de las relacionesfestivas en la España de los Austrias:

El acto de escritura de una relación festiva nace, generalmente, de un encargo. Parte de lainiciativa de los poderes locales y compromete a un escritor local que acomete la obra dentrode los límites que impone una situación comunicativa marcada por el gesto de gratitud yservicio6.

De manera gráfica, se puede observar esta función propagandística que adquieren laspublicaciones relacionadas con los fastos públicos en la disposición de la portada denuestro pliego suelto, reproducida asimismo en su edición moderna por Paz y Melia. Enla misma predomina espacialmente la representación del escudo imperial con el águila

5 Relacionado con la tradición de curialium miseriis, el lamento por los males que aquejan al pretendienteen la Corte es frecuente en los textos clásicos, por ejemplo, en la Novela del licenciado Vidriera cuando elprotagonista cervantino exclama, casi al final de la misma: «¡Oh corte, que alargas las esperanzas de losatrevidos pretendientes, y acortas las de los virtuosos encogidos! ¡Sustentas abundantemente a los truhanesdesvergonzados, y matas de hambre a los discretos vergonzosos!» (Novelas ejemplares, p. 301).

6 García Bernal, 2006, p. 78. Aunque perteneciente al género dialógico, nuestra obra se puede relacionarcon los «libros de exequias» emparentados, a su vez, con las llamadas «relaciones de sucesos» que, comoafirman Alló Manero y Esteban Lorente, 2004, p. 48, constituyen una de las principales «fuentes utilizadaspara abordar el estudio de las exequias reales, y más concretamente el correspondiente a las decoracionesfúnebres». Así, Montoto, 1938, pp. 257-260, haciendo caso omiso del género dialogado, parafraseaúnicamente la descripción de las exequias reales en el Diálogo como principal fuente de información.

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bicéfala rodeado por el collar de la Orden del Toisón y adornado con la divisa delEmperador: Plus ultra, duplicada en sendas filacterias, cada una de ellas en su columnarespectiva7.

7 Se trata de una fenómeno frecuente en la publicación de las relaciones festivas, como explica GarcíaBernal, 2006, p. 78: «La primera manifestación de esta pleitesía es de naturaleza icónico-visual: estos relatosde solemnidades llevan en su portada el escudo real que anuncia generalmente el asunto mismo del relato: elrecibimiento de su majestad. Cuando no es así, porque se trata de una solemnidad religiosa (por ejemplo, latraslación de una reliquia), o de otro tipo de celebración (una victoria militar, unas honras fúnebres), no poreso deja de proclamarse la gloria de la monarquía, principal impulsora de tales gestos de devoción o desemejantes gestas militares».

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El predominio visual del escudo contrasta con el anonimato del impreso patentedesde la misma portada, la cual incluye tan sólo los datos relativos al título. Sinembargo, podemos imaginar que el anónimo dialoguista sería de origen sevillano comoel interlocutor principal —el Cortesano—, que se muestra orgulloso de su ciudad natal:«las cosas de Sevilla son siempre muy extremadas y heroicas; más que de ninguna otraciudad del reino, como sea la más insigne que hay en él», mientras el Peregrino protestaantes su amigo: «Ora dejémonos desto, que si vos comenzáis a loar vuestra Sevilla nuncaacabaréis, que ya yo me acuerdo de muchas alabanzas que otro tiempo escrebistes della»(Diálogo, p. 339)8.

De confirmarse la candidatura que se ha propuesto del sevillano Pedro Mexía a laautoría de nuestro diálogo, su composición se situaría entre dos de sus obras de máséxito: la Silva de varia lección , cuya primera parte se publica en 1540, y los Diálogos oColoquios editados en 1547, anticipando la elección genérica de esta última9. Tan sóloentonces, cabría relacionar con la biografía del escritor hispalense las observaciones queformula el Cortesano dentro de la ficción conversacional.

En todo caso, con independencia de las posibles interpretaciones biográficas,podemos afirmar que será el orgullo localista del Cortesano el que le conduzca aponderar la magnificencia con la que el patriciado urbano, dirigido por el Asistente deSevilla Pedro de Navarra y de la Cueva, Marqués de Cortes, organiza el fasto público ala muerte de la Princesa. Inmediatamente antes de describir el espléndido monumentofunerario y de relatar las costosas exequias, el Cortesano destaca la unanimidad con quela ciudad de Sevilla recibe las órdenes del Asistente al disponer, como era habitual, «laforma de los lutos»10. El mismo hecho de que la muerte de María Manuela se produzcadespués del parto en el que nació el príncipe Carlos contribuye a reforzar las muestrasde duelo dispuestas oportunamente por el Asistente:

mandó a pregonar por toda la tierra que todos trajesen luto así hombres comomujeres y desterrar todo género de alegrías; las escuelas de danzar se cerraron; hasta lasalegrías que se suelen vender por las calles mudaron los nombres, y como también acálos caballeros estaban aparejados para hacer y celebrar el regocijo del parto y buenalumbramiento de la bienaventurada Princesa con fiestas, justas e juego de cañas y cazade toros y habían desembarazado la plaza de Sant Francisco e aderezado la fantástica

8 Infantes, 1983-1984, p. 59, argumenta sobre la autoría de Pedro Mexía, a partir de la biografía delescritor: «sevillano, profundo conocedor del ambiente, quizá el ser Veinticuatro de la ciudad y Cosmógraforegio en la fecha de la obra, le otorguen un puesto, más por obligación moral y afectiva que real en lacandidatura de la atribución».

9 Además de la documentada edición que hace Castro Díaz de la Silva de varia lección , con un resumensobre la vida y obra de Mexía (vol. I, pp. 9-52), el mismo editor actualiza los datos disponibles sobre elescritor sevillano y el género dialógico en su correspondiente edición de los Diálogos o Coloquios, pp. 19-70.

10 En palabras de Varela, 1990, p. 33: «Cuando llega la noticia del fallecimiento regio a todas las ciudadesdel reino, sus magistrados redactan un bando imponiendo la forma de los lutos». Constituye el luto la manerade exteriorizar el dolor que siente la comunidad: «Lo mismo hacían las audiencias, ayuntamientos,universidades, cabildos, alta nobleza y las personas principales. Además de esto, se cuelgan de negro edificios,iglesias y hasta las cabalgaduras» ( ibid., p. 34). Dentro del Cabildo municipal, el Asistente era la autoridadmáxima, nombrada por el Emperador. Pedro de Navarra lo fue, por segunda vez, durante los años 1542-1549, mientras la muerte de la Princesa acaeció el 12 de julio de 1545.

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fuente que en ella está para ello, pareció que así como súbitamente vino la triste nuevade la muerte se volvió todo lo que estaba ordenado al contrario, que otro díaamanecieron en Sevilla infinitas lobas e capas e caperuzas y tocas de luto en hombres ymujeres que parecían viudos y viudas, y los solteros huérfanos. Las campanas de lasiglesias y monasterios de toda la ciudad hacían plegaria e doblaban de día y de nochedesde que la triste nueva vino hasta el día de las exequias, como la noche de todossantos suelen hacer (Diálogo, p. 336).

Las manifestaciones públicas con las que se celebran las exequias por la muerte de laPrincesa testimonian la adhesión de la comunidad ciudadana a la monarquía, alcompartir su duelo. El momento culminante del diálogo se produce cuando el Cortesanoalude a la erección del monumento fúnebre en el interior de la Catedral sevillana: tansólo entonces tiene lugar la propositio del Peregrino (Diálogo, p. 336), con la quecomienza la descripción de la escenografía efímera, para relatar después las exequiascelebradas en la Iglesia mayor durante dos días de agosto de 1545.

E l t ú m u l o

El Cortesano describe detalladamente el túmulo erigido en la Catedral hispalense,cuyas principales características tanto arquitectónicas como iconográficas han sidodestacadas por los especialistas en la materia11. Cuando se organizan en 1545 lasceremonias por la muerte de María Manuela existía un tradición funeraria en relación alos miembros emparentados con la casa de Austria, como la propia Isabel de Portugal,por cuya defunción en 1539 también se habían celebrado las exequias correspondientes,con las cuales el Cortesano compara las de la Princesa, mucho mejor organizadas segúnél porque:

Verdad es que por la Emperatriz se hizo mucho. Pero no es de comparar con lo de agora,porque aunque el Ilustrísimo señor don Pedro de Navarra, Marqués de Cortes, era entoncesAsistente de Sevilla como agora lo es, estaba a la sazón ausente (Diálogo, p. 336)12.

La organización del ceremonial correspondió al Ayuntamiento sevillano, encargadoasimismo en 1545 de financiar la construcción del túmulo que, en palabras de J. M.Baena Gallé, constituye el «centro escenográfico de las exequias reales. Son varias lasdenominaciones que reciben tales estructuras —túmulo, catafalco, pira, pirámide,máquina, monumento, capelardente, etc.—, pero todas inciden sobre su carácterfunerario»13.

Aunque el Cortesano, en un primer momento, se refiere al túmulo con una pomposadenominación metafórica («el señor Asistente mandó hacer un muy suntuoso anfiteatropara la pompa funeral», p. 336), el Peregrino, más adelante, habla indistintamente del«túmulo o anfiteatro» (p. 337). La comparación con este último tipo de edificación, no

11 Un completo estado de la cuestión se puede consultar en sucesivos estudios publicados por AllóManero, 1989, 2003 y, en colaboración con Esteban Lorente, 2004.

12 Pedro de Navarra fue, por primera vez, Asistente de Sevilla durante el periodo 1538-1542, si bienentonces no tuvo oportunidad de organizar, según recuerda el Cortesano, las exequias de la Emperatriz (1539)por hallarse ausente de la ciudad.

13 Baena Gallé, 1992, p. 61.

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propiamente funeraria sino espectacular, se corresponde con la similitud establecida porel Cortesano con otros monumentos famosos de la Antigüedad, no todos ellos fúnebres:

mirado todo así junto parecía al Coloso del sol que escriben que estaba en Rodas, o al túmulode Domiciano que dice Papinio que estaba en Roma, o al sepulcro del rey Mausolo que hizo enCaria Artemisa su mujer, que escriben que era en tal manera edificado que se podía contar poruno de los siete milagros del mundo (Diálogo, p. 337).

Dentro de la tipología utilizada en este tipo de arquitectura efímera, el monumentofunerario erigido en 1545 constituye el primer ejemplo atestiguado en España de túmuloturriforme, según afirman los especialistas, ya que su importancia estriba en ser «el másantiguo túmulo turriforme conocido con seguridad en la ciudad, el dedicado a laprincesa María de Portugal, del que sabemos por testimonios escritos que ostentaba unaplanta cuadrada en sus dos pisos»14. La estructura arquitectónica, basada en la plantacentralizada, se relaciona no sólo con la Custodia eucarística, sino también con elMonumento pascual, en cuya disposición se inspiraron los primeros creadores detúmulos que, como el de la Princesa, tienen forma de torre con dos cuerpos decrecientes.De hecho, la representación del féretro se sitúa en el segundo cuerpo como elementocentral y más significativo al igual que ocurre con el símbolo del cuerpo de Cristo, lahostia, en las custodias15.

Por sus características tipológicas, el túmulo sevillano de 1545 se diferencia deltúmulo trazado por el arquitecto Pedro Machuca en 1549 «para la ceremonia dedepósito del cuerpo de la princesa Dña. María Manuela de Portugal en la Capilla Realde Granada»16. El túmulo granadino, del que conservamos un «Apunte» que contiene el

14 Como afirma Varas Rivero, 2006, p. 104, quien remite a estudios anteriores, como el de Lleó Cañal,1979. Sobre la repercusión que alcanza esta novedad arquitectónica, comentan Alló Manero y EstebanLorente, 2004, p. 66: «Este túmulo torre va a ser la forma más espectacular de la arquitectura efímera, tiene sunacimiento, desarrollo, esplendor y extinción en los reinos de España. Nace con dos pisos, alcanza tres pisosen la forma más espléndida y depurada, pero la rivalidad existente en las diversas ciudades españolas llevó arealizarlo de cuatro (en Toledo para Carlos V) y de cinco pisos (en Sevilla para Isabel de Valois), alcanzandosu mayor altura en Sevilla 39 m. (para Felipe II) y en Zaragoza con tres pisos y más de 31,5 metros (paraFelipe IV)».

15 Varas Rivero, 2006, p. 104: «Prueba de esa mímesis formal es la costumbre de situar en el segundocuerpo de las torres el elemento primordial de las mismas: la Sagrada Forma en las custodias y el féretro en eltúmulos». Como anota V. Lleó Cañal, 1976, p. 105, nota: «Se trata, pues, de tres variantes —Custodias,Monumentos y túmulos— funcionales de un mismo tipo de planta central, integradas a un proceso deincidencias recíprocas».

16 Alló Manero, 1989, p. 100. Además de reproducir un «Apunte de túmulo para las honras fúnebres deMaría de Portugal», Bonet Correa, 1960, p. 58, describe el túmulo diseñado por Machuca del siguiente modo:«Su estructura era sencilla, de templete arquitectónico de un solo cuerpo, de planta cuadrada, con alzado decuatro columnas de orden dórico de fuste plateado y capiteles y basas doradas que, sobre su correspondienteentablamiento, sostenían un chapitel de cuatro gradas con inscripciones, coronado en su cúspide por unmundo dorado y una gran cruz tendida de triple doblamiento dispuesta para servir de sostén para los ciriosdurante las ceremonias. Su única decoración consistía en cuatro escudos pegados a los fustes de las columnas,y dos ángeles tenantes de un escudo, todo ello suspendido de la bóveda del templete sobre la mesa delcatafalco, recubierto con un paño negro sobre siete gradas».

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esbozo de su diseño, pertenece a la tipología del baldaquino-templete, también de plantacuadrada, pero con un solo cuerpo sustentado sobre cuatro columnas de orden dórico.

La disposición en dos cuerpos decrecientes, formando una torre, del túmulo sevillanoaparece claramente descrita en nuestro Diálogo, cuando pondera el Cortesano la alturadel monumento erigido «en medio de la iglesia catedral entre el altar mayor y el coro» yque se alzaba casi al «cimborio de la iglesia que es muy alto» (Diálogo, pp. 336-337). ElCortesano se refiere a los dos cuerpos, sustentados ambos sobre «cuatro pilares muyaltos pintados a la jónica» y coronados por una cúspide, encima de la cual colgabadesde el propio cimborio, o cimborrio, del crucero «una rueda de serafines». En elprimer cuerpo o «pavimento bajo» figuraba la representación del águila imperialacompañada de las armas de Castilla y Portugal, mientras que en medio del segundocuerpo había «un túmulo como aquellos que ponen sobre los sepulcros, todo cubierto deluto, y encima un paño muy rico de brocado», en torno del cual figuraban las «sietevirtudes teologales y cardinales» (Diálogo, p. 336).

De acuerdo con su descripción, la estructura arquitectónica del túmulo sevillano secompleta con diversos elementos decorativos: esculturas fúnebres al pie de cadacolumna, candelabros o «candeleros con las armas de España y Portugal», banderas «yinfinitas hachas y candelas encendidas» (Diálogo, p. 337). Sabemos también que lailuminación resultaba uno de los aspectos fundamentales de la puesta en escena, a pesarde ser la cera muy costosa: «Toda la escenografía no era nada sin una iluminaciónadecuada. Esta se hacía básicamente mediante el uso de velas y hachones de cera,material de precio elevado»17.

Por otra parte, los ricos paños y las colgaduras contribuyen también a laespectacularidad del montaje, junto con los «letreros y epitafios» tanto en castellanocomo en latín, si bien el Cortesano matiza que en España el prestigio de los estudios delatinidad es muy reciente:

de muy poco tiempo a esta parte que la lengua latina se ha restituido en esta nuestra patria,comienzan los españoles a descubrir sus ingenios, que antes solía ser tenida en tan poco que enlas universidades había algunos que tenían en poco al que tenía mucho della (Diálogo, p. 337).

El Cortesano relaciona, además, la incipiente recuperación del valor de los studiahumanitatis con la escasa atención prestada por escritores e historiadores a las hazañasque protagonizan los caballeros españoles: «muchas buenas obras de caballeros deEspaña están dormidas por falta de escritores», enlazando dos fenómenos diferentes quese explican por un cierto nacionalismo de cuño renacentista, ya que la situacióncontrasta con la diligencia mostrada en sentido contrario por los «letrados y filósofos ypoetas de Italia» (Diálogo, p. 337)18.

17 Baena Gallé, 1992, p. 23. La pujanza económica de la Sevilla renacentista, puesta de relieve en el gastode cera: «más de tres mil libras» (Diálogo, p. 339) como puntualiza el Cortesano, contrasta con la decadenciaeconómica de la Sevilla barroca, a la que se refiere Baena Gallé. El propósito principal de la Apología (1545)del licenciado Marcos Philippe, dedicada al Asistente de Sevilla, es el justificar el gasto realizado durante lascostosas exequias. Impresas el mismo año ambas obras, el Diálogo es anterior en poco más de un mes a laApología, de acuerdo con sus respectivos colofones: 20 de septiembre y 25 de octubre.

18 A propósito del éxito de la épica culta en la España renacentista, Chevalier, 1976, p. 111, aduce algunasquejas sobre la falta de escritores e historiadores que publiquen las hazañas de los soldados españoles; quejas

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A continuación, alude el interlocutor principal a los versos latinos atribuidos a lasrepresentaciones alegóricas de las Parcas junto con la Fortuna, versos que se reproducenal final de la conversación (Diálogo, p. 341). Pero el Cortesano prefiere comentar unainvención o «letra» escrita en castellano («que para eso del romance los españoles soningeniosos», Diálogo, p. 337), pintada por todo el monumento: «Comenzando meacabaron” (Diálogo, p. 338). Para completar el sentido de la letra, figura también lasiguiente glosa: «Mira pobre o poderoso / que en el cielo está el reposo» que, más allá dela reflexión ascética del Peregrino: «todo lo del suelo es trabajo», deja sin aclarar elsignificado de la misma: «no puedo pensar a quién se refiera la muerte de la Princesa,que parece que intervinieron muchos para que muriese» (Diálogo, p. 338).

Los adornos funerarios mencionados, junto con la moda emblemática que semanifiesta en el túmulo mediante la combinación de imágenes alegóricas con poemastanto en latín como en castellano, contribuyen a la complejidad de su programaiconográfico19. Basándose en las relaciones contemporáneas de las exequias realescelebradas en la catedral de Sevilla a lo largo del siglo xvi, Vicente Lleó Cañal describedel siguiente modo el simbolismo del túmulo en honor de la Princesa, que fue también elprimero en utilizar pinturas y dibujos alusivos a las virtudes de la difunta, como lasrepresentaciones alegóricas mencionadas:

El túmulo que constaba de dos cuerpos incluía un rico programa iconográfico. En elprimer cuerpo, en las basas de las columnas se pintaron «calaveras con huesos alrededordellas y una letra que dezía, “Començando me acabaron, mira pobre o poderoso que enel cielo está el reposo”». Del centro del primer cuerpo colgaba un águila imperial concuatro cabezas y los escudos de Castilla y Portugal. Junto a los pilares se dispusieronunas efigies de maceros con las armas imperiales derribadas por los suelos y fingiendollorar. Completaban la decoración de este primer cuerpo ocho imágenes de Virtudes ycuatro emblemas de la Muerte como dominadora del Universo.

En el segundo cuerpo y en correspondencia con los maceros del cuerpo bajo sedispusieron cuatro Reyes de Armas también fingiendo llorar y otros ocho lienzos configuras de Virtudes. Finalmente desde el cimborrio, bajo el que se erigió el túmulo,colgaba una rueda con seis ángeles, «fechos de vulto (y) vestidos con sus Albas». Esteúltimo es motivo iconográfico extremadamente interesante; la rueda fue tenida desde laAntigüedad, en razón de su inestabilidad, como atributo de la diosa Fortuna. Suinclusión en el túmulo de la Princesa, colgada bajo el cimborrio, imagen del cielo porexcelencia y cuajada de ángeles parece sugerir una especie de Fortuna Coelestis , encontraposición a la voluble Fortuna terrestris. Tal hipótesis viene avalada por un«jeroglífico» que se incluyó colgado de la «calle» fúnebre y en el que podía verse una

que se pueden encontrar ya desde Juan de Mena (Laberinto, estr. 4): «yaze en teniebras, dormida su fama, /dañada en olvido por falta de actores»; más tarde al inicio de El Abencerraje: «por serle tan natural yordinario [el esfuerzo bélico], que le paresce que cuanto se puede hacer es poco; no como aquellos romanos ygriegos, que al hombre que se aventuraba a morir una vez en toda la vida le hacían en sus escritos immortal yle trasladaban en las estrellas» (Inventario, p. 641).

19 Comenta Varela, 1990, p. 53: «Los adornos funerarios iban ganando en profusión, antes de renovar las“letras”, “muertes” y ruedas de la fortuna pintadas. La combinación de imágenes y palabras resultacaracterística de la moda emblemática, cuyo lenguaje ideográfico se adapta al simbolismo de la retóricafuneral».

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rueda con la siguiente inscripción en su interior «parte la Rueda de la Fortuna» y a cadalado, primero una calavera con el monograma Mª, alusivo al nombre de la princesa, yluego el mismo monograma acompañado de la inscripción «Comenzando meacabaron». Jeroglífico que podemos interpretar como referido a la Muerte destructorade la Rueda de la Fortuna y, por ende, de la vida de la Princesa. Quedarían asíenfrentadas muy dentro de un espíritu de vanitas, la Fortuna terrestre y la Celeste20.

Cuando los interlocutores de nuestro anónimo diálogo debaten sobre el simbolismoemblemático del túmulo, como hemos visto, destacan la aparente polisemia de la letraComenzando me acabaron, sobre cuyo significado, según explica el Cortesano:

Muchas sentencias había y diversas unas de otras, y creo que ninguna dellas era la que el autorsintió porque unos lo atribuían a las muertes, otros a las ruedas de la Fortuna, otros a lasParcas, y no faltó quien la letra interpretase a los médicos y a las parteras que curaron a labienaventurada Princesa. Pero creo que ninguno déstos fue el intento del autor. Todo el secretode la letra debía estar en unas cifras o letras que estaban dentro de la rueda de Fortuna, que elautor quiso dar qué hacer al ingenio del pueblo (p. 338)21.

El debate en torno al simbolismo iconográfico del monumento funerario, tras unabreve consideración sobre la gloria póstuma de la Princesa y el posible consuelo de suviudo el príncipe Felipe, deja paso al relato de las exequias públicas que organiza elAsistente sevillano, cuyas virtudes como gobernante son exaltadas también por elCortesano. Según era acostumbrado en este tipo de acontecimientos públicos celebradostanto en la calle como en el interior de los templos uno o dos meses después de la muertedel miembro perteneciente a la realeza, además de la erección del túmulo, sedesarrollaban durante dos días consecutivos varias ceremonias religiosas como las que elCortesano relata al Peregrino en nuestro Diálogo.

L a s e x e q u i a s

El valor espectacular de las exequias celebradas en Sevilla por la muerte de laPrincesa, aunque tiene su culminación en el desfile procesional de toda la comunidadurbana encabezada por sus representantes civiles y religiosos, también se observadurante las ceremonias religiosas celebradas entre el lunes diez y el martes once deagosto de 1545 en la Catedral sevillana: «Fue celebrada la fiesta funeral en lunes a las

20 La descripción de Lleó Cañal, 1979, pp. 133-134, se basa en una relación contemporánea conservadainédita en una copia manuscrita del siglo xviii, así como Alló Manero y Esteban Lorente, 2004, p. 83: «En1545, en Sevilla, para las exequias de la primera esposa de Felipe II, María Manuela de Portugal, se introduce,por primera vez en la tradición de las exequias, el túmulo turriforme y con él alusiones a la muerte por mediode calaveras con las tibias cruzadas e imágenes de la muerte, y las alegorías de las ocho virtudes (cardinales yteologales) que era costumbre que adornaran las tumbas renacentistas». Obsérvese que, frente a las ochovirtudes mencionadas en ambas descripciones, nuestro pliego suelto alude de manera más precisa a lastradicionales «siete virtudes teologales y cardinales» (Diálogo, p. 336).

21 Cabe pensar que el autor del programa iconográfico fuera el mismo escritor anónimo del Diálogo, algohabitual en los libros de exequias según Alló Manero y Esteban Lorente, 2004, p. 56: «Los comisarios de estasceremonias acostumbraron a encargar la redacción de los libros de exequias a los responsables de la erudicióndel aparato fúnebre, quienes, a menudo, contaron con detallados y puntuales informes de base que facilitaronsu labor descriptiva y compilatoria».

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vísperas X días del mes de agosto deste año de MDXLV y martes siguiente donde secelebraron vísperas y misa solemnemente de requien por la clerecía de la santa iglesia deSevilla» (Diálogo, p. 339)22, nos dice el Cortesano, quien también relata el desfileprocesional con los representantes de las parroquias, monasterios, hospitales yuniversidad («A todos se mandó dar cera a las vísperas y a la misa en que se gastaronmás de tres mil libras de cera», Diálogo, p. 339), y añade:

la ciudad mandó dar cera a todos cuantos clérigos y frailes vinieron así a las vísperas como alas misas, y supe que fueron menester trecientos carros de madera y dos mil varas de lienzo yotras dos mil varas de paños de luto (Diálogo, p. 340).

El coste elevado de las exequias, cuantificado no sólo en el valor de la cera para laespectacular iluminación, sino también por las telas y otros elementos necesarios eldesfile, estaba en proporción directa con la valoración del evento y, claro está, con elpoderío de las finazas de la ciudad que, en el caso de Sevilla, pondera el Peregrino comouna consecuencia del comercio con América: «Dicen que las Indias la han hecho [aSevilla] como decís, y el gran trato dellas» (Diálogo, p. 339). La ciudad poseía desdeprincipios del siglo xvi el monopolio comercial con el Nuevo Mundo que, además decontribuir al desarrollo tanto de diversas industrias y gremios como de la actividadmercantil, había acelerado la consolidación de la burguesía sevillana asociada a estenuevo proceso de enriquecimiento.

También desfilan, con el Asistente, los demás miembros del cabildo municipal,«veintecuatros y caballeros» con los «señores jurados» acompañados por losrepresentantes de la «real audiencia de los grados»23 . La asistencia multitudinaria de losciudadanos, todos enlutados, contribuye a realzar la solemnidad y espectacularidad delacontecimiento: «Había tanta multitud de gente que aunque el templo es muy grande yel más insigne de todo el reino, no cabían dentro ni fuera» (Diálogo, p. 340). Laoligarquía urbana y la clase dirigente, al servicio de la Corona, encabezan la procesiónciudadana para exhibir públicamente el duelo de la colectividad tras la muerte de laPrincesa.

El relato del anónimo Diálogo se cierra con dos consideraciones de tono más críticoen relación a la solemnidad del acontecimiento: la primera de ellas se refiere a la

22 Según Varela, 1996, p. 128: «Las honras fúnebres duraban habitualmente dos jornadas. En la primerase dirán vísperas, maitines y laudes; durante la segunda se celebrarán tres misas solemnes acompañadas demúsica: la del Espíritu Santo, la de Nuestra Señora y la de Réquiem»; véase Alló Manero y Esteban Lorente,2004, p. 40: «durante dos días consecutivos; en el primero, y siempre por la tarde, se solemnizaban las“vísperas de difuntos”, mientras que, al día siguiente, se celebraban tres misas de pontifical: la de la VirgenMaría, la del Espíritu Santo y la más solemne, la de Requiem». Tanto en la descripción del túmulo comodurante el relato de las exequias coincide, a grandes rasgos, el Diálogo con la Apología, en la que, sinembargo, se reproduce el sermón predicado por un fraile dominico en honor de la Princesa.

23 Como explica Montoto, 1938, p. 63: «Los Jurados, tan antiguos como los veinticuatros, formabantambién parte del Cabildo […]. Como éstos, se llaman caballeros, y a ambos les eran comunes muchosdeberes, interviniendo juntos en el desempeño de algunas obligaciones». A la Audiencia de Grados, integradapor cinco jueces (oidores) hacia mediados del siglo xvi , le competía la administración de justicia, segúncomenta también Montoto, 1938, pp. 77-78: «La Audiencia presidía al Asistente y a la ciudad cuando asistíanjuntos a actos públicos, y en la Catedral ocupaba en la Capilla Mayor el lado de la epístola, y en las exequias,junto al túmulo, delante del coro, al lado del evangelio».

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asistencia de las bulliciosas mujeres de Sevilla a las exequias, con el siguiente comentarioirónico relativo a la finalidad con que asisten a los templos: «Mejor saben ellas elcalendario que los curas de las iglesias. Si ganan los perdones o no, ellas lo saben»(p. 340). La segunda consideración, a propósito de las representaciones de las Parcas yde la Fortuna presentes en el túmulo, deriva de la vieja polémica sobre la utilización dela mitología pagana:

¿Paréceos a vos que esas ficciones poéticas se debían de poner en tal templo y en tal tiempo?¿Había por ventura la excelentísima ánima de la Princesa de ir a pasearse por los camposElíseos donde Eneas vido a Dido según las mentiras de Virgilio? Pues tenemos por cierto,según murió, que está en la Gloria gozando, ¿qué necesidad había de burlas de la poesía?(Diálogo, p. 340).

Aunque el Peregrino considera poco apropiadas por su carácter fabuloso y paganolas ficciones poéticas en el contexto de una ceremonia cristiana, el Cortesano aduce sucarácter alegórico, según se interpretaba habitualmente en la tradición occidental desdelos Padres de la Iglesia: «porque debajo de sus ficciones están encerradas verdades ymoralidades. S. Jerónimo, S. Agustín y S. Isidro y otros muchos doctores que la Iglesiacelebra por santos en sus obras no dejaron de usar de la poesía» (Diálogo, p. 340)24.Conocedor de la interpretación cristiana de la bucólica IV, aduce el carácter profético deque tuvo Virgilio cuando «habló del nacimiento de nuestro señor Jesucristo» (p. 340),además de que en la misma noche de Navidad se cantan los versos de la Sibila, por loque concluye: «No penséis en eso, que si no fuese tarde, más ejemplos y autoridadesdaría que leguas hay de aquí a la Corte, donde querría estar ya envuelto en mi negocio»(Diálogo, p. 341).

Si observamos de manera conjunta el desarrollo argumentativo de nuestro anónimodiálogo, nos daremos cuenta de que ni la caracterización dialógica, ni el marco espacio-temporal de la conversación son elementos accesorios, en cuanto condicionan laargumentación y potencian el doble valor, ritual y literario, que cobran losacontecimientos relatados. El significado que posee para la comunidad la celebración delfasto público, puesto al servicio de la monarquía, se interpreta desde las visionescontrapuestas y complementarias que personifican ambos interlocutores, cada uno deellos condicionado por sus propias señas de identidad.

El Diálogo editado en 1545 se construye como una reflexión a posteriori sobre lasexequias celebradas en Sevilla: ambos interlocutores comentan diversos aspectos

24 Además de recordar a los Padres de la Iglesia (S. Agustín, S. Jerónimo), menciona el dialoguista a S.Isidro (S. Isidoro), partidario del evemerismo (Etimologías VIII, 2). Muy sintomática resulta la posterioralusión a «S. Fulgencio, obispo que dicen que fue de Écija, moralizó las fábulas de Ovidio» (Diálogo, p. 340),quien fuera uno de los máximos exponentes de la corriente alegórica de origen antiguo y medieval, ampliadadurante el Renacimiento, que confluye con la tradición de los «Ovidios moralizados». Sobre la antigüedad dela exégesis alegórica, estudiada por Seznec, 1983 (en especial, cap. III: «La tradición moral»), comentaYnduráin, 1994, p. 259: «la exégesis alegórica es la práctica normal en la interpretación de los textos sagradosdel cristianismo. Pero es también la práctica medieval por lo que respecta a los prisci poetae, especialmente,aunque no sólo, de Virgilio de quien Macrobio y Fulgencio habían extraído un sentido místico, evidente paraquien supiera penetrar la superficie. Es este sentido alegórico lo que le permite a Petrarca o Boccaccio defenderla poesía de los paganos, y, a partir de ahí, los humanistas no ponen en duda el sentido profundo de talestextos o mitos, desde L. B. Alberti, o C. Landino, hasta Vives».

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ideológicos derivados de los fastos públicos, lo que constituye, más allá del valorpuramente informativo explícito en la propositio, una diferencia esencial con el génerode las llamadas «relaciones de sucesos»25. Además de atestiguar la solemnidad delacontecimiento, el anónimo dialoguista articula a través de los comentarios de susinterlocutores un nuevo espacio discursivo en el que, de acuerdo con la caracterizacióndialógica y los otros elementos de la mímesis conversacional, se percibe la función de laCorte como núcleo vertebrador del orden social y ciudadano.

Mediante la organización de las honras fúnebres por la difunta Princesa, el prestigiode Sevilla compite con el de otros centros urbanos principales (Toledo, Córdoba)aludidos en el texto, rivalizando todos para obtener el título honorífico de ciudad másfiel o respetuosa con la monarquía de los Austrias. Junto al valor puramente ceremonialo espectacular, la celebración cívico-religiosa de las honras fúnebres por la Princesa sirvetambién para organizar los valores colectivos de sus ciudadanos ante la muerte, cuyos«ritos de las exequias respetaban y prolongaban la condición que Dios había impuestoal difunto desde que éste naciera»26.

Por último, a pesar de los comentarios del Peregrino sobre la ambición cortesana, elideal monárquico sirve de cohesión para la vida urbana, al mismo tiempo que alimentalas aspiraciones de los principales ciudadanos. En este sentido, el viaje del interlocutorprincipal para encontrar un oficio en la Corte visualiza, lo mismo que de otra manera lohace el túmulo erigido en la Catedral sevillana para honrar la memoria de la primeraesposa del príncipe Felipe, la dependencia de la oligarquía urbana con respecto a larealeza dentro del sistema político predominante en la época.

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25 Las relaciones de sucesos «se escriben con la finalidad principal de informar de lo sucedido», según ladefinición de Pena Sueiro, 2001, p. 45, donde el lector interesado puede encontrar una bibliografíaactualizada, ampliable en la página web dirigida por S. López Poza <http://rosalia.dc.fi.udc.es> en la que seincluye también la publicación en línea de un «Boletín informativo sobre relaciones de sucesos en la Españamoderna» (BORESU).

26 Ariès, 1982, p. 82. Las exequias públicas como las organizadas en Sevilla por la muerte de la Princesa,de significado político y religioso, constituyen «el mecanismo principal para representar la autoridadgubernamental», como afirma Muir, 2001, p. 297, en referencia a la procesión cívica y a las prácticashabituales a ella asociadas.

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GÓMEZ, Jesús. «Fasto público y diálogo cortesano en la muerte de María de Portugal (1545)».En Criticón (Toulouse), 110, 2010, pp. 79-94.

Resumen. La ceremonia fúnebre que tuvo lugar en Sevilla por la inesperada muerte de la primera esposa delentonces príncipe y futuro Felipe II, María de Portugal, constituye el tema básico de la argumentacióndesarrollada en�este Diálogo publicado de manera anónima en 1545. Aunque perteneciente sin duda al génerodialogado renacentista, no se habían estudiado hasta ahora de manera monográfica tanto sus principalesconvenciones literarias, como�sus conexiones con las exequias públicas celebradas en la España de losAustrias, más allá de su valor puramente informativo. Además de atestiguar la solemnidad del acontecimiento,el dialoguista, de acuerdo con la caracterización dialógica y la mímesis conversacional, articula un nuevoespacio discursivo relacionado con la función de la Corte como núcleo�vertebrador del orden social yciudadano.

Résumé. La cérémonie funèbre célébrée à Séville à la suite de la mort soudaine de Marie de Portugal, lapremière épouse du futur roi Philippe II, est le sujet d’un Dialogue anonyme de 1545. Quoique relevant dugenre du dialogue renaissant, cette œuvre n’avait pas été étudiée sous l’angle de ses conventions littéraires nisous celui de ses rapports avec le modèle des funérailles publiques dans l’Espagne des Habsbourg. L’auteur nerend pas seulement compte de la solemnité de l’événement; à travers la caractérisation des personnages et lemaniement de la mimésis conversationnelle, il crée un nouvel espace discursif où la Cour apparaît dans safonction stucturante de l’ordre social et civique.

Summary. The main topic of this anonymous 1545 dialogue is the Sevile funeral ceremony for the unexpecteddeath of Mary of Portugal, the first wife of Philip II when he was still a prince. The literary features of thisRenaissance work, as well as its connections with Hapsburgs public funerals, have until now remainedunexplored in depth. This dialogue does not only confirm the solemnity of the event; thanks to itsconstruction of characters and the use of conversational mimesis, its author manages to create a newdiscursive space related to the role of the Court as a nucleus for citizenship and social order.

Palabras clave. Austrias. Ceremonia fúnebre. Diálogo. Diálogo en el qual se refieren las honras que se hizieronen Sevilla por la Princesa nuestra señora (1545). María de Portugal. Sevilla.

CRITICÓN. Núm. 110 (2010). Jesús GÓMEZ. Fasto público y diálogo cortesano en la muerte de María de Portugal (1545).