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Adriano Fabris El giro lingüístico: hermenéutica y análisis del lenguaje Traducción: Mercedes Sarabia

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análisis del lenguaje a través de hermenéutica y del giro lingüístico.

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  • Adriano Fabris

    El giro lingstico: hermenuticay anlisis del lenguaje

    Traduccin:Mercedes Sarabia

  • El problema del lenguaje constituyeuno de los temas principales, una de lascuestiones con las que una y otra vez seha enfrentado el pensamiento filosficodel siglo Y; ya a principios de siglo, conla primera de las Logische Untersuchun-gen (Investigaciones lgicas) de Husserl(1900), se establece claramente comoun hilo conductor que corre hasta nues-

    tros das con diferentes planteamientos y desde diversas perspectivas. Con raznse habla a este respecto de un verdadero giro lingstico en la filosofa delsiglo u n giro que no slo ha sido objeto de inters por parte de la reflexincontempornea del rea angloamericana segn la expresin habitual al uso,sino tambin, y de un modo igualmente decisivo, a la llamada tradicin conti-nental. Ms an, el problema del lenguaje puede ser considerado como el terri-torio verdaderamente comn, si bien diversamente tematizado, en el que dehecho se vienen enfrentando las dos corrientes de investigacin que han domi-nado el debate filosfico de los ltimos decenios, a saber: el pensamiento anal-tico y la reflexin hermenutica.

    Ya el mero hecho de tomar en consideracin esta temtica significa cuestio-nar por tanto como se viene haciendo desde diversos frentes la escisin entredos modos de concebir la investigacin filosfica que parece ser admitida comocosa hecha, a saber: una escisin entre una forma de tratar el lenguaje con mirasa fijar las reglas de su uso correcto quiz sustituyen incluso la lengua ordinaria,considerada fuente de malentendidos y confusiones, por un modelo lgico

    El problema dellenguaje: entrehermenuticay filosofa analtica

    Introduccin

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  • deductivamente constituido- y una concepcin de la lengua en cuanto horizonteen el que se ponen todas nuestras relaciones con los hombres y las cosas. Setrata de dos tendencias propuestas a menudo como mutuamente excluyentes ycuya ms evidente contraposicin se dio de forma notoria en la primera mitad delos aos treinta, en la confrontacin -a distancia- entre Carnap y Heidegger.

    En el conocido discurso Qu es Meta-ica?, pronunciado con ocasin de la

    D os c o n c e p c i o n e s t o m a de posesin de la ctedra de Filo-d e l l e n g u a j e e n s o fi a d e la Universidad de Friburgo deBrisgovia (cuyo anterior titular habae l s i g l o XX: s i d o Husserl). Heidegger fuerza los l-H e i d e g g e r y C a r n a p m i l e s del lenguaje, con el fin de explicaruna nocin tan ambivalente como la de

    nada, para lo cual convierte la lenguaen algo dinmico, privilegiando flexiones verbales y acuando otras nuevas.Todo ello con la intencin de evitar el riesgo que corre constantemente el pen-samiento ti-adicional, a saber: petrificar en conceptos estticos algo que, por elcontrario, consiste en ser constante manifestacin. Es precisamente en este sen-tido como se entiende la famosa frase: das Nicht nichtet ( la nada anonada), estoes: como un intento de decir el carcter manifestativo propio de un fenmenoque, si fijado, caera sin duda en contradiccin. Por su parte, Carnap, en el famo-so ensayo La superacin de la metafsica mediante el anlisis lgico del lenguaje(Erkenntnis 2 [1931]: 219-241)*, critica a Heidegger, haciendo ver que los enun-ciados que aparecen una y otra vez en ese discurso no son de hecho susceptiblesde formulacin desde el punto de vista de la lgica formal, por lo que no puedeningresar en el mbito de un discurso capaz de proporcionar criterios sobre supropio sentido. Queda, sin embargo, por ver si ese modelo de lengua perfectasujeta a las reglas de lgica formal, a las que hace referencia Carnap en su pol-mica contra el lenguaje de la metafsica, es el nico verdaderamente posible, y siel trmino sentido debe ser considerado slo del modo definido por este autor.Se trata de problemas que el propio Heidegger plantea, por ejemplo, en suIntroduccin a la metafsica (curso de 1935: GA, 40), y que acompaarn a susmeditaciones posteriores, ligadas a la distincin entre un

  • Ya esta simple alusin a un eventoreciente de la historia del pensamiento

    Qu e s l o q u e q u i e r e p e r m i t e ver la disparidad de propuestasd e c i r lengua je? y planteamientos en la reflexin sobreel lenguaje. Algo por lo dems no sor-

    prendente, desde el momento en que yael propio trmino

  • Hermeneia, en griego antiguo, es nocinfecundamente ambigua. Apunta sobre

    Las d o s v a s t o d o y originariamente al proceso en elde l a t r a d i c i n q u e , en un discurso ordenado, cabe me-

    diar y transmitir un mensaje, expresan-do e interpretando aquello que en l se

    revela. Tal interpretacin est naturalmente ligada a la habilidad del intrprete ymediador, el cual, al volver a decir el mensaje con palabras adecuadas, se sitaentre la fuente de la revelacin y los receptores del mensaje. Sin embargo, elamplio margen dejado al punto de vista y a la competencia lingstica individua-les algo practicado y teorizado por los sofistas comporta el riesgo, advertidoante todo por Platn, del relativismo y de la consecuente prdida de confianza enla universalidad de los conceptos. Por eso la solucin dada por Aristteles a talproblema llev consigo un robusto anclaje entre el nivel lgico y el plano onto-lgico, entre el mbito del lenguaje y el mundo de las cosas, tal como encontra-mos en el estudio de los axiomas en el libro IV de la Metalsica. As pues, desdela perspectiva aristotlico, el trmino hermeneia adquiere un significado diferen-te: el del aserto en el cual viene fijado un aspecto particular de la realidad a aqu-lla correspondiente y del que deben estudiarse ante todo tanto los diversos com-ponentes como las reglas segn las cuales dichos elementos constitutivos debenquedar correctamente interconectados.

    Cabe decir siquiera sea de manera esquemtica que parten de aqu dos tra-diciones diferentes, dos modos diversos de concebir el lenguaje: el lenguaje encuanto expresin que media entre mbitos distintos, o sea, en cuanto esfera enla que se instituyen las relaciones vitales y sale a la luz todo nuestro hacer y pen-sar, y la lengua en cuanto espejo de ua realidad a l correspondiente, o sea,como un discurso estructurado que asume la funcin de instrumento comunica-tivo y que, por ende, es susceptible de ser analizado y descompuesto en susdiversos elementos. Es este segundo planteamiento el que ha caracterizado fun-damentalmente la historia del pensamiento occidental, pero el primero no hadejado de resurgir con frecuencia, contraponindose a la otra va con sus apela-ciones y su funcin crtica. Y ha sido el predominio de esa segunda tradicin elque ha hecho valer la concepcin del lenguaje como apphansis.

    Como se ve en el captulo cuarto del Peri hermeneas, Aristteles muestra supredileccin por el discurso apofntico en cuanto objeto de su investigacinsobre el lenguaje: tal es el discurso que en correspondencia con un estado decosas, puede ser considerado como verdadero o falso. Esta eleccin excluye delmbito de la investigacin filosfica todos los discursos no declarativos: desde laplegaria a la exhortacin, en cuanto discursos de los que no cabe decir que seanverdaderos o falsos. De este modo, y en razn al predominante inters por el dis-

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  • curso apofntico en la reflexin filosfica sobre el lenguaje, ha surgido una suer-te de vacilacin a la hora de atribuir la calificacin de lenguaje a articulacionesverbales que en absoluto pueden ser referidas a aquel modelo. De ah, por ejem-plo, el fracaso en los intentos de afrontar con instrumentos conceptuales ade-cuados los problemas conectados con el lenguaje religioso y el lenguaje artsti-co, con la palabra potica y con los aspectos pragmticos de la lengua.

    Frente a una situacin as configurada,podemos decir entonces que el renova-do inters por el lenguaje que anima lareflexin filosfica del siglo xx (el lla-mado giro lingstico, entendido en elms amplio sentido de la palabra) se hacaracterizado en general por su crtica ala condicin privilegiada de la apfansis,as como por sus renovadas reflexionessobre aspectos del lenguaje relegados a

    un segundo plano. ste es el rasgo bsico comn que permite comparar y situaren un mismo escenario dos planteamientos movidos por intenciones diferentes:la investigacin analtica y el pensamiento hermenufico. De este modo, al finalde un proceso de ms de dos milenios, se vuelve a asumir, en su fecunda ambi-gedad, y hacer objeto de estudio a esa hermenea, en la que las relaciones delhombre con las cosas y del hombre con los otros hombres haban encontradoexpresin en sus diferentes modalidades.

    sta va a ser, pues, la perspectiva comn con la que se expondrn, en ade-lante, tanto la concepcin del lenguaje propia de la filosofa analtica como lacaracterstica de la reflexin hermenutica. Esta eleccin excluye, ya de ante-mano, otras concepciones del lenguaje que habran podido resultar particular-mente interesantes como, por ejemplo, la elaborada en el mbito del

  • do de Hans-Georg Gadamer. Una sucinta conclusin indicar ulteriores elemen-tos de confrontacin entre los planteamientos de estos autores, aludiendo bre-vemente a algunos aspectos de la actual reflexin sobre el lenguaje.

    lo