exvoto natalia gutiérrez. este artículo fue publicado en ... · sí, como en un collage, como una...

9
Exvoto Natalia Gutiérrez. Este Artículo fue publicado en Arte y localidad Universidad Nacional 2007 y se refiere a una obra, Exvoto. Un marco antiguo con un pequeño monitor de televisión con imágenes de futbolistas haciendo la señal de la cruz o en estado de invocar a Dios. Una obra de José Alejandro Restrepo 1 presentada en la exposición Un lugar en el mundo en Tunja en el 2005. Y es que el problema del tiempo en la obra de arte no es tan obvio. No siempre las obras de arte hablan del presente, o parecerían hablar en el presente de las permanencias del pasado. El pasado se esconde, aparece en detalles, cuando menos se lo espera. A veces el pasado es un bajo continuo, el sonido de la campana de una iglesia –tan, tan, tan–, que recuerda unas costumbres, una manera de organizar la vida, en claves, escondidas. Por ejemplo, la clave de una religiosidad que permanece. Esta constante aparece escondida en el lenguaje:¡Dios mío!, ¡oh, my God! (oigo las voces de las noticias del 11 de septiembre del 2001 en Nueva York o las del huracán Katrina). Esa clave religiosa aparece también en el cuerpo cuando hacemos la señal de la cruz –“En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo, amén”–, como una forma de cubrirlo, de cubrirnos, con un escudo imaginario. Las obras que dejan oír la presencia del pasado en el presente pueden despertar una conciencia crítica. Es la diferencia entre obras de arte irreflexivas y obras que contribuyen a construir una conciencia crítica. Es la diferencia entre obras que amarran lo individual y lo colectivo para señalar lo que el presente tiene todavía de paradójico y de no resuelto. 1 José Alejandro Restrepo(1957) video artista colombiano.

Upload: doandat

Post on 01-Oct-2018

221 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Exvoto Natalia Gutiérrez. Este Artículo fue publicado en ... · sí, como en un collage, como una sumatoria de fragmentos, no. Invocamos y convocamos el pasado de manera menos fragmentaria,

Exvoto Natalia Gutiérrez. Este Artículo fue publicado en Arte y localidad Universidad Nacional 2007 y se refiere a una obra, Exvoto. Un marco antiguo con un pequeño monitor de televisión con imágenes de futbolistas haciendo la señal de la cruz o en estado de invocar a Dios. Una obra de José Alejandro Restrepo1 presentada en la exposición Un lugar en el mundo en Tunja en el 2005.

Y es que el problema del tiempo en la obra de arte no es tan obvio. No siempre las obras de arte hablan del presente, o parecerían hablar en el presente de las permanencias del pasado.

El pasado se esconde, aparece en detalles, cuando menos se lo espera. A veces el pasado es un bajo continuo, el sonido de la campana de una iglesia –tan, tan, tan–, que recuerda unas costumbres, una manera de organizar la vida, en claves, escondidas. Por ejemplo, la clave de una religiosidad que permanece. Esta constante aparece escondida en el lenguaje:¡Dios mío!, ¡oh, my God! (oigo las voces de las noticias del 11 de septiembre del 2001 en Nueva York o las del huracán Katrina). Esa clave religiosa aparece también en el cuerpo cuando hacemos la señal de la cruz –“En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo, amén”–, como una forma de cubrirlo, de cubrirnos, con un escudo imaginario.

Las obras que dejan oír la presencia del pasado en el presente pueden despertar una conciencia crítica. Es la diferencia entre obras de arte irreflexivas y obras que contribuyen a construir una conciencia crítica. Es la diferencia entre obras que amarran lo individual y lo colectivo para señalar lo que el presente tiene todavía de paradójico y de no resuelto.

                                                                                                               1 José Alejandro Restrepo(1957) video artista colombiano.

Page 2: Exvoto Natalia Gutiérrez. Este Artículo fue publicado en ... · sí, como en un collage, como una sumatoria de fragmentos, no. Invocamos y convocamos el pasado de manera menos fragmentaria,

Exvoto, de José Alejandro Restrepo, un video-objeto del 2005. El presente se muestra estructurado por una clave religiosa que viene del pasado escondida en el inconsciente y que se manifiesta en el cuerpo. Un mandato religioso que aunque no se tenga consciente el cuerpo lo recuerda, y a los signos del cuerpo hay que escucharlos.

Presencia del pasado en el presente: Jean Starobinsky2,uno de los principales analistas de la modernidad, se ha referido al problema del tiempo en una obra de arte. ¡Nada de líneas ascendentes y acumulativas de progreso!; el tiempo es como las palabras bajo las palabras. Starobinsky se refiere al tiempo como un bajo continuo, como las campanas de una iglesia que suenan en medio de una ciudad globalizada. Starobinsky habla de duraciones que están ahí como un texto inconsciente dentro del texto consciente, (tan..., tan…, tan…) Para aquel que escucha aparece un texto en el texto; se trata de un modo de leer el discurso en escucha múltiple3. Por eso, Lacan dirá: “El que escucha, determina el habla”.

Un bajo continuo en la orquesta es una progresión armónica de los chelos o de las notas más graves de los teclados, que “están” o “permanecen” con variaciones, pero mínimas. A partir de este sonido, las cuerdas o los demás instrumentos pueden plantear sus “conversaciones” bien compuestas o salidas de tono; pueden también improvisar.

El entrecruzamiento virtualmente infinito de destinos, actos, recuerdos, reposa sobre un bajo continuo: las campanas en los versos de Baudelaire, la liturgia en el Ulises de Joyce4, y entonces, una mañana cualquiera, se convierte, si escuchamos mejor, en un rito sagrado; cada gesto de este hombre urbano en el Ulises, tal vez sin saberlo, es un acto litúrgico: “Me acercaré al altar de Dios”. Escuchar:

Solemne, el gordo Buck Mulligan avanzó desde la salida de la escalera, llevando un cuenco de espuma de jabón, y encima, cruzados, un espejo y una navaja. La suave brisa de la mañana le sostenía levemente en alto, detrás de él, la bata amarilla desteñida. Elevó en el aire el cuenco y entonó:

— Introibo al altare Dei5

El bajo continuo evoca lugares y ritos significativos, presencia del pasado en el presente. A veces, los ritos del pasado parecerían estar en segundo plano pero aparecen en el gesto del cuerpo, en las palabras, en el sonido de las campanas en medio del tráfico. Para escuchar ese bajo continuo no se trata de mezclar tiempos en una obra; eso ya lo hicieron las vanguardias. Se trata de construir una obra-máquina, que tenga la voluntad de hablar de un aspecto del pasado porque es necesario en el presente.

                                                                                                               2  Jean   Starobinsky   nació   en   Ginebra,   Suiza,   en   1920.   Estudió   literatura   clásica   y   luego   medicina   en   la  Universidad  de  Ginebra;  se  graduó  con  un  doctorado  en  letras  y  en  medicina.  Enseñó  literatura  francesa  en  la  Universidad  Johns  Hopkins,  en  la  Universidad  de  Basel  y  en  la  misma  Universidad  de  Ginebra,  donde  también  dictó   historia   de   las   ideas   e   historia   de   la   medicina.   Su   conocimiento   en   medicina   y   psiquiatría   lo   llevó   a  estudiar   la   historia   de   la  melancolía.   Fue   el   primer   estudiante   en   publicar   un   estudio   de   los   anagramas   de  Ferdinand  de  Saussure  (1964).  

3 Cf. PALACIOS, Alfredo. Los anagramas.www.elclubdeanalistas.com. Además, STAROBINSKY, Jean. Las palabras bajo las palabras. Gedisa, Barcelona, 1996. Y JAUSS, Hans Robert. “La arqueología de la modernidad de Jean Starobinsky”. En: Las transformaciones de lo moderno. Visor, Madrid, 1995. 4 Cf. AUGÉ, Marc. Los “no lugares”. Gedisa, Barcelona, 1995, pp. 82. 5 JOYCE, James. Ulises. Tusquets. Barcelona, 1976, p.71.

Page 3: Exvoto Natalia Gutiérrez. Este Artículo fue publicado en ... · sí, como en un collage, como una sumatoria de fragmentos, no. Invocamos y convocamos el pasado de manera menos fragmentaria,

Máquina: una forma de convertir las ideas en acciones efectivas en el mundo6. Para construir una obra-maquina las ideas necesitan varias características. Una, la voluntad de memoria: traer el pasado al presente, pero no sumando eventos y recuerdos porque sí, como en un collage, como una sumatoria de fragmentos, no. Invocamos y convocamos el pasado de manera menos fragmentaria, lo invocamos porque es necesario en “nuestro” presente.

Voluntad de memoria: Marc Augé nos cuenta que hay una diferencia entre historia y memoria: historia es el orden que le damos a los hechos; es una representación generalizante. Memoria es un vínculo con el pasado, un vínculo siempre actual, y por eso traemos inconscientemente no todo el pasado en bloque, sino ciertas huellas, para volver a pasar por ellas, como si tuviéramos preguntas sin resolver que aparecen de nuevo en el presente7. La memoria tiene que ver entonces con el acontecimiento, que cuando se representa aparece vital, como cuando vemos algo por el rabillo del ojo.

Volver a pasar: Excavar en el pasado, sacar afuera lo enterrado. Y no se trata de un retorno a una forma anterior para alimentar las tendencias conservadoras del presente. Se vuelve para repetir y pensar, ojalá, acerca de la repetición. La historia, nos dice Hal Foster8, se podría volver a contar usando el tiempo de un sujeto que vuelve en el presente a abrir sus traumas –traumas– aquellos choques o impresiones afectivas que dejan una huella profunda y duradera en el inconsciente. Nada de historias lineales ni de nostalgias. Foster nos propone una historia como “acción diferida”, un concepto psicoanalítico que los franceses traducen muy bien como Aprés cup, “después del golpe”. Primero, la impresión afectiva, que sólo se comprende años después, cuando algo sucede; puede ser algo insignificante que “abre” esa huella profunda.

Repetir: Nada de representaciones lineales. Se escoge un aspecto del pasado para abrirlo de nuevo. Repetir, como un giro crítico del retorno, que pone en evidencia la estructura del discurso histórico y lo desafía. Repetir para preguntar qué lugar ocupa ese discurso en la vida de todos los días, desenmascarar su eficacia, todavía, y su dominio.

Para construir una obra de arte-máquina (como Exvoto), es necesario también empezar por construir un plano de cierta estabilidad, como un marco, pero no rígido, precario, para que esa trabazón de partículas, de gestos concretos, se puedan transportar de un lugar a otro: del fútbol a la catedral y al circo romano, y al campo de batalla, y a un sistema ideográfico de señales ¿religiosas? ¿santeras? –¿Habría alguna diferencia?–. Un plano para reconocer las estructuras atávicas del dar y el recibir; para volver a pensar en los primeros video-artistas (Gary Hill, Bill Viola). Un marco que, más que separar, es un plano que vincula las relaciones del espectador con las imágenes, ¿quién podría saberlo?, infinitas. Un plano que acoge todos esas relaciones invisibles; un soporte. ¡Cómo es de importante el soporte en una obra de arte!, cuando se quiere desafiar y

                                                                                                               6 Aquí exploro libremente, para tratar de convertirlo en una herramienta, el concepto de máquina. DELEUZE, Gilles y GUATTARI, Félix. Mil Mesetas. PRE-TEXTOS, Valencia, 1988, pp. 519-522. 7 Cf. MARC, Augé. Hacia una antropología de los mundos contemporáneos. Gedisa, Barcelona, 1995.p. 44. 8 En realidad El retorno de lo real de Hal Foster es un libro que propone una revisión del concepto de tiempo para entender el arte contemporáneo. Propone, explícitamente, volver a contar la historia con dos conceptos: el parallax, tomado de la geometría y la acción diferida tomado del psicoanálisis. Cf. FOSTER, Hal. El retorno de lo real. Akal, Madrid, 2001, p. X.

Page 4: Exvoto Natalia Gutiérrez. Este Artículo fue publicado en ... · sí, como en un collage, como una sumatoria de fragmentos, no. Invocamos y convocamos el pasado de manera menos fragmentaria,

desenmascarar la vigencia de un discurso. ¡Cómo me gustan los video-objetos!, esos soportes de una imagen que en realidad es sólo luz9.

Máquinas: el diván es una máquina. El “paciente-paciente”, acostado en un plano de consistencia imposible de definir: cama, sofá, ataúd, sólo él podrá reconocerlo con el tiempo. Cuando el “paciente-paciente” vuelve al pasado, regresa, pero arrastrando las emociones del presente, sus gozos y sus tragedias –trabazón de partículas– y al “aterrizar” con ellas en el pasado, lo pulveriza, lo convierte en gestos sonidos, voces, olores. Pero no se queda ahí. El “paciente-paciente” actualiza las emociones en el cuerpo. En una obra como Exvoto, el mandato religioso, como un bajo continuo, también se actualiza en el cuerpo. Máquina, claro, una versión libre, que conecta flujos heterogéneos, los corta y los conecta de nuevo para “gatillar” en el espectador una conciencia crítica.

Una obra-máquina (Exvoto): una obra pequeñita, 50x50, un marco antiguo de terciopelo que algún día fue rojo, viene del pasado un poco desteñido, traqueteado por el uso. Un marco resultado del bricolaje, decoraciones añadidas –es probable–, un marco para un espacio íntimo. Un marco sí, pero no se lo cree tanto; sólo es un marco como plano inestable que permite fijar la atención en una pantalla de televisión, pequeñita también, con imágenes sucesivas de futbolistas algunos colombianos en la cancha, en el momento de meter el gol y en el siguiente momento, desplazado, cuando hacen algún signo, la señal de la cruz o los brazos levantados al cielo. Gracias Espíritu Santo por favores recibidos, gracias Dios mío. El video muestra cuerpos en éxtasis, cuerpos embargados totalmente por un sentimiento de alegría, abandonados sólo a la alegría misma, anagonía, el sonido de campanas, la liturgia, la liturgia en los días. Las campanas se escuchan si nos acercamos. Si escuchamos con atención el bajo continuo: tan…, tan…, tan…

Y ¿qué se entiende por exvoto? Un exvoto es un objeto que se ofrece a determinada Virgen o santo, a cambio de algún beneficio. Ésta es la definición clásica. Pinturas, objetos que representan el cuerpo enfermo o recuperado de su enfermedad, cuerpos pintados en telas y en objetos, incluso encontrados, que cambian su uso cuando se les

                                                                                                               9 Deleuze y Guattari cuando se refieren al concepto de máquina, dicen enfáticamente No a los Marcos. No marcos rígidos que diagnostican. Por eso me refiero al marco de Exvoto como un marco que no se lo cree mucho, como un plano que acoge. Por eso me refiero también a un diván que acoge y que evita los diagnósticos definitivos.

Page 5: Exvoto Natalia Gutiérrez. Este Artículo fue publicado en ... · sí, como en un collage, como una sumatoria de fragmentos, no. Invocamos y convocamos el pasado de manera menos fragmentaria,

añaden cintas o recuerdos, cuerpos en fotografías y al papel cosidos pedazos de pelo o de piel, que se ofrecen al santo para agradecer.

Exvotos: pinturas por fuera de la academia, ¡expinturas! Pinturas muchas veces “exportadas”, porque sus maneras de hacer no encajaban con la norma. Se ha contado la historia del arte latinoamericano a partir de La academia o también a partir de pintores anónimos de exvotos, quienes “se convirtieron” a ese oficio porque la gente podía confiarles sus pequeños deseos y sus tristezas. Estos artesanos consideraron las minucias humanas tan importantes, más que los temas del canon.

Los exvotos se ofrecen después de pasar por una pena, un sufrimiento, después de pasar por la agonía. Si exploramos “las palabras detrás de las palabras”, detrás de agonía está el ansia de un moribundo que lucha por la vida frente a la muerte. A veces construir un plano de consistencia, un marco precario y pequeño pero soporte al fin, es la única manera de exponer los vínculos complejos del pensamiento: el fútbol como exvoto para mostrar que nuestra relación con el mundo es agonística, y con esta palabra quiero decir que establecemos una relación con los otros que encubre un eterno desafío, una lucha entre placer y pena. Andrés Dávila y Catalina Londoño analizaron los discursos de la prensa antes y después de un partido de la Selección Colombia y escogieron frases: “Durante el partido, el colombiano está presente y aunque goza del juego, sufre más de lo pensado y siente que la clasificación es dolorosa, repite el calvario. En ese momento, se le revuelve su sangre mestiza porque no sólo juega fútbol sino también juega una guerra contra sus propios fantasmas y la imagen internacional”10.

Si escuchamos ese “bajo continuo”, ¿qué hay detrás de la palabra exvoto? Pues, voto es una promesa11 y una promesa siempre liga. Se vota para elegir, para exigir, para pedir, para dar gracias y, en este caso, se dan las gracias con el fin de quedar vinculado para volver a pedir.

Ex, significa poner afuera, sacar, exhibir. Exvoto, entonces, es una promesa que se exhibe. Por eso un exvoto no es una intención secreta o una oración, sino una imagen o un objeto. Podríamos ser más específicos y decir que un exvoto es la expresión del deseo de un sujeto por conservar un vínculo, que se exhibe, que se hace tridimensional, que se encarna. Los exvotos son hechos sociales muy importantes para leer el tejido de la psicología colectiva.

Un hilo de ese tejido por ejemplo, es la figura del donante, nítida a veces, no siempre; en los antiguos exvotos, era importante escribir su nombre y su apellido. En el exvoto también está representado el retrato de la divinidad −a veces detallada y otras imprecisa−, con la cual se quiere establecer el vínculo. Hoy, la divinidad es cada vez más imprecisa. Es mejor convertirla en emergencia y evanescencia, que en este Exvoto de Restrepo, no son sensaciones independientes sino que aparecen y desaparecen en un movimiento del cuerpo y se disuelven en la luz. Tal vez, como los ídolos del fútbol que aparecen y desaparecen en una jugada: “La Selección brilla. El país va a salir con la corona. La Selección acaba estrellada”12.

                                                                                                               10 DÁVILA LADRÓN DE GUEVARA, Andrés (politólogo) y LONDOÑO, Catalina (antropóloga). “La nación bajo un uniforme: la Selección Colombia 1985-2001”. En: Cuadernos de Nación. Belleza, fútbol y religiosidad popular. Ministerio de Cultura, Bogotá, 2001. p.102. 11 Cf. MOLINER, María. Diccionario del uso del español. Gredos, Madrid, 1998. 12 DÁVILA LADRÓN DE GUEVARA, Andrés y LONDOÑO, Catalina. Op cit., pp. 102, 106, 108.

Page 6: Exvoto Natalia Gutiérrez. Este Artículo fue publicado en ... · sí, como en un collage, como una sumatoria de fragmentos, no. Invocamos y convocamos el pasado de manera menos fragmentaria,

Bajo continuo, el pasado en el presente: Me refiero aquí a una obra modernista de 1924, una obra aún vigente, El ensayo sobre los dones, el libro del antropólogo Marcel Mauss13. En ella Mauss estudia el intercambio de bienes y de dones en los ritusles de las habitantes de las islas Trobriand al este de Nueva Guinea. Rituales como un mecanismo para sobrevivir. El intercambio prolonga las relaciones entre las personas y establece un lazo ¿salvador? con todas las posibles definiciones de la divinidad.

Más que hablar de los ejemplos concretos del libro de Mauss, el Kula o el Potlach, lo que me interesa rescatar aquí es la idea del intercambio como parte de la naturaleza humana y, sobre todo, la idea de que el intercambio marcado por el exceso. Nos excedemos (si no fuera así, ¿sería posible el arte?). En medio de condiciones precarias, en Venares, “salen” de las casas de piso de tierra, objetos coloridos, Parvaty, el dios con cabeza de elefante, dios de los ornamentos, ofrendas al Ganges, ¡color!, nos dice Anish Kapoor, un exceso, un plus por encima de las condiciones materiales.

Nos excedemos: debemos devolver más de lo que se recibe porque al excedernos obligamos. Mauss habla de un intercambio agonístico y lo que quiere hacernos ver con esta palabra es que es un desafío al otro, una forma de mantenerlo atado. A veces, el que recibe queda tan obligado que puede someterse a la esclavitud o se escapa del vínculo sólo con la muerte (el deudor se suicida). El intercambio tiene una expresión dramática igual que el mito. Cuando el intercambio se expresa como en un exvoto, se vuelve un acto demostrativo, tiene un valor representativo de los vínculos.

En el Exvoto de Restrepo, las imágenes son cuerpos en éxtasis. En secuencias cortas, la pantalla habla de la expresión del cuerpo sobre-emocionado, sobre-expuesto, excedido, disuelto. Los cuerpos de estos hombres se arquean, se estiran, se arrodillan con las manos en alto y besan el piso en un instante. Son imágenes que coquetean con la vida posible y con la muerte: “¡Jugamos como nunca y perdimos como siempre!”. Las sensaciones desaparecen y vuelven a aparecer en un movimiento continuo. “Después del partido, el país vibra en un rapto. Tienen guayabo terciario y los días después de la derrota son para ellos los más largos del año, son una verdadera tortura”14.

                                                                                                               13 Cf. MAUUS, Marcel. Ensayo sobre los dones. Razón y forma del intercambio en las sociedades primitivas. Sociología y antropología. Colección de ciencias Sociales. Serie de Sociología. Semilla y surco-Tecnos, Madrid, 1971. Este ensayo se publicó por primera vez en Année sociologique, segunda serie, 1923-1924. 14 DÁVILA LADRÓN DE GUEVARA, Andrés y LONDOÑO, Catalina. Op cit., pp. 102, 107.

Page 7: Exvoto Natalia Gutiérrez. Este Artículo fue publicado en ... · sí, como en un collage, como una sumatoria de fragmentos, no. Invocamos y convocamos el pasado de manera menos fragmentaria,

Un exvoto desconecta y conecta, liga. Éste recuerda a los primeros video artistas norteamericanos de los años setenta, quienes desesperados con el estructuralismo, usaron el cuerpo como experiencia y la cámara de video, cada vez mas ágil, les permitió capturar la vida y “gatillar” al espectador. “Gatillar”, un verbo tan efectivo para mostrar que, con el uso de la tecnología, estos primeros video-artistas querían transformar la conciencia del sujeto15.

                                                                                                               15 Cf. VIOLA, Bill. Reasons for Knocking at an Empty House. MIT Press. Massachussets Institute of Technology, Cambridge, Massachussets, and Anthony d’Offay Gallery, London, 1995, p.181. Además, gatillar es un verbo que usan también los terapeutas de la escuela de Milán refiriéndose a que el paciente se da cuenta del funcionamiento de la mente en un momento, en un salto como de iluminación donde todas las emociones sueltas parecen con sentido y lo encuentran. SELVINI PALAZZOLI, Mara y otros. Paradoja y Contraparadoja. Paidos, Buenos Aires, 1988.

Page 8: Exvoto Natalia Gutiérrez. Este Artículo fue publicado en ... · sí, como en un collage, como una sumatoria de fragmentos, no. Invocamos y convocamos el pasado de manera menos fragmentaria,

Mauss habla de un acto social total, cuando las fuerzas de la sociedad, que se presentan discontinuas, se encarnan en un sujeto de manera inconsciente. Lo histórico y lo social se expresa en la dimensión psíquica y fisiológica16. Exvoto tiene esa misma clave que pide Mauss, el cuerpo, que es un ex, un resto, cuando se rechaza y se fragmenta en pedazos o se excede. El cuerpo es el último campo de batalla17, atravesado por fuerzas urbanas: teléfono, violencia, gozo, ausencias, agotamiento, trabajos, actividades inútiles, deudas, sudor, tensión, éxtasis, maltratos. Fuerzas sostenidas por ese bajo continuo en forma de mandato religioso, y aparece entonces la culpa, la enfermedad psicosomática y sobre todo el desafío, los ritos agonísticos, que desafían permanentemente a la derrota y a la muerte que, en el cuerpo, son espasmos, instantes de trance, ayudados por la señal de la cruz. Agonía y anagonía.

Construir un Exvoto con un video en el cual el espectador ve fuerzas, cuerpos excedidos en un escenario. Fútbol: escenario del eterno desafío como espectáculo, emociones extremas de gozo y sufrimiento. Los colombianos gozan: “El país logra deslumbrar con su fútbol, destroza la historia. El país olvida la guerra: renace de la violencia con un balón en la mano. El país es capaz de presentar otra dimensión con el fútbol, recobra la paz así sea por unas horas, demuestra que no se deja apabullar por la bala, el chantaje y el secuestro”. 18

Los colombianos sufren: “Con la derrota empiezan a desaparecer las pelucas del Pibe Valderrama y la frustración es palpable… Se pierde, se desmorona y se derrumba la ilusión colombiana… El país termina con una mueca de amargura, con desilusión, llanto y tristeza. El país está en un velorio total, cubierto de una triste y doliente nube. Hay un derrumbe anímico, se pierde la alegría y se pasa de la euforia la depresión… Chao mundial”19.

Fútbol: escenario de la guerra. Tiro, campo, escuadra, ataque, territorio, cañonazo, flanco, muralla, defensa, cancerbero, enemigo, palabras que exorcizan las posibles batallas del espectador, sentado en la tribuna o viendo televisión. El público también                                                                                                                16 Cf. MAUSS. Op cit., p. 23. 17 VIOLA, Bil. Op cit., p. 235. Julia Kristeva analiza la partícula ex, como lo que se expulsa, lo que perturba la identidad, el sistema el orden y se convierte en abyecto. KRISTEVA, Julia. Los poderes de la perversión. SigloXXI, Buenos Aires, 1988, p. 11. 18 DÁVILA LADRÓN DE GUEVARA, Andrés y LONDOÑO, Catalina. Op cit., p. 103. 19 DÁVILA LADRÓN DE GUEVARA, Andrés y LONDOÑO, Catalina. Op cit., pp. 103-104.

Page 9: Exvoto Natalia Gutiérrez. Este Artículo fue publicado en ... · sí, como en un collage, como una sumatoria de fragmentos, no. Invocamos y convocamos el pasado de manera menos fragmentaria,

aplaude al descarado que se sale del libreto20; se emociona con la jugada individual, toque-toque, con la carrera que distrae al equipo rival y con el puro goce del cuerpo. El público acompaña al jugador excéntrico en la aventura de cumplir el desafío de la modernidad de ser único.

Pero también, el fútbol es catedral: según Maradona, la mano de Dios fue la que metió el gol definitivo en el Mundial de 1986. Un jugador espera entrar al campo y, justo antes de hacerlo, mira al cielo, besa el crucifijo, dibuja la señal de la cruz y barre los malos espíritus. Exvoto muestra el vínculo con una religiosidad popular que hoy es una expresión autónoma de señales que se practican individualmente y para conseguir un fin.

Exvoto, como el fútbol, escenario de identificaciones colectivas. De nuevo cito a Andrés Dávila y Catalina Londoño, quienes consideran este juego como un escenario menos excluyente que el diseñado por la historia de nuestro país. Frente a la Selección Colombia, la del 87, nos dicen: Allí había paisas, vallunos, costeños, uno que otro guajiro y uno que otro cachaco, que sumaban a partir de sus diferencias y nos permitían, a nosotros los colombianos, reconocernos sin pena (o con mucha vergüenza dependiendo del grupo social implicado.)21.

Nos recuerdan que Higuita, Leonel, El Pibe, Luis Carlos Perea, paisa de Urabá, y Freddy Rincón, valluno de Buenaventura, permitieron construir otros ídolos a la colombiana, que daban cuenta de la diversidad. Todos los colombianos, identificados con estos futbolistas de los años ochenta, con esos cuerpos que evadían el cerco: “Un proceso anclado en el ganar sin ganar, destacarse sin obtener el triunfo, quedar en la retina […]”22.

Pero también, el fútbol es escenario de identificaciones con diagnósticos demoledores, repetidos y expuestos frente a tantos colombianos, convertidos, por esos mismos diagnósticos, en restos, en ex de grupos de poder, “superiores” en nombre de la raza. Subir o bajar es lo único que dibujan los diagnósticos de la prensa. Casi nunca un comentario que permita explicar la paradoja del comportamiento humano: “Es un equipo de tercera, que falla colectivamente y que juega a la filigrana y al fútbol improductivo”. Maturana “no logra encontrar una explicación atinada para lo que pasó”. Explica que “faltó colectividad y que el problema esencial es que falta raza”23.

Exvoto, una obra-ofrenda para que queden en la retina cuerpos en éxtasis, identificados con las emociones aquí y ahora, para pensar la paradoja de la agonía-anagonía de la naturaleza humana y de nuestro propio país24.

 

                                                                                                               20 Cf. GALEANO, Eduardo. El fútbol a sol y a sombra. Siglo XXI, Madrid, 1995. 21 DÁVILA LADRÓN DE GUEVARA, Andrés y LONDOÑO, Catalina. Op cit., p. 96. 22 Ibíd., p. 97. 23 Ibíd., pp. 105; 110. 24 Este artículo fue escrito con relación a la obra Exvoto. Se retomeo aquí y se reescribió. Su primera versión fue publicada en arte y localidad universidad Nacional, 2007