MI EXPERIENCIA PEDAGÒGICA

“Muchos saben leer, ellos no…”

En mis nueve años de experiencia como docente y en mi recorrido por seis instituciones educativas, siento la fortuna de decir hoy ¡soy una buena educadora!, aquella que deja huella en los estudiantes y que le aporta a la calidad de la educación.

En la actualidad hago parte del grupo de docentes de la Institución Educativa Rural Orlando Velásquez Arango del municipio de Venecia en el corregimiento Bolombolo, allí me desempeño como profesora de un grupo denominado Aprendizajes Básicos, caracterizado por atender estudiantes en extraedad que han tenido diversas dificultades académicas en los diferentes grados por la falencia notoria y repetitiva en el área de castellano, razón por la cual en los grados que cursaban (3º,4º o 5º) no tenían avances significativos, esto los conducía a ser reconocidos o rotulados como niños y niñas ausentes o en el peor de los casos llamados focos de indisciplina en los grupos.

Pensando en el mejoramiento de la calidad del plantel se creó este grupo para hacerle frente a esta dificultad y demostrarles a los estudiantes lo importantes que son para la institución.

Para atenderlos fui seleccionada entre los docentes por mi carisma y mi habilidad para enseñar a leer y a escribir, virtud evidenciada el año pasado con un grado primero a mi cargo que hoy es el mejor segundo en la institución.

Me tomó por sorpresa la idea que al comienzo pareció un castigo, me sentía como la niña diferente entre mis compañeros de trabajo, puesto que en ocasiones generaba lástima y pesar.

Puedo decir hoy que ha sido un reto que me motiva a reflexionar sobre mi tarea como docente, me lleva a pensar y repensar en la mejor manera de impartir o transmitir

conocimientos, me conduce a crear y recrear estrategias pedagógicas que alienten los procesos y el deseo de los estudiantes por salir adelante y demostrar sus capacidades.

Ha sido un trabajo ameno en el que todos los días los niños producen, vivencian y aprenden cosas nuevas, pese al escaso compromiso de los padres de familia, ellos sienten la ilusión de progresar y lo reflejan en lo que hacen al interior del aula.

La institución se siente garante de haber promovido la creación de esta aula que ha sido demostrativa para otros planteles del suroeste, desde donde nos han visitado con el deseo de conocer la experiencia e implementarla.

El anterior motivo me hizo acreedora de una invitación a un encuentro de capacitación con docentes que manejan las aulas con el programa de Aceleración del Aprendizaje a nivel de Antioquia con el patrocinio de Dividendo por Colombia, para compartir una vez más mi experiencia, dado que mi grupo es considerado el alimentador de este programa, ya que, es la columna a partir de la cual se generan las bases de los conocimientos que se requieren para el ingreso a esta aula, además de abrir las puertas a niños y niñas que por múltiples motivos han tenido que desertar o no han podido avanzar académicamente.

La escritura y la lectura son un factor principal, a través del cual se transmiten los conocimientos, tener vacios en este aspecto, sumerge a los estudiantes en el retraso académico. Apoyada en los fundamentos de la metodología “Aprender Haciendo” de John Dewey, la enseñanza práctica centrada en la experiencia del estudiante suministra las oportunidades para aprender las áreas, complementada con la “Pedagogía de los sueños” de Paulo Freire que exige otra comprensión de la lengua, en la medida en que la creatividad es uno de los elementos que abre la mente y el conocimiento.