exodo jujeño

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Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012 1 El Éxodo de 1812 Viviana E. Conti 1 Contexto Histórico La crisis monárquica : En 1808 la ocupación militar de las tropas napoleónicas a España provocó una crisis en la monarquía hispánica signada por el vacío de poder que llegó a todos los confines de ultramar. No obstante, el triunfo español en la batalla de Bailén contra las fuerzas napoleónicas auguraba mejores tiempos y alentaba las esperanzas de liberar al Rey. Con la victoria y las esperanzas, emergió en el mundo hispánico un movimiento “juntista” 2 , iniciado por la Junta Central Suprema Gubernativa de España e Indias que tomó a su cargo el gobierno de la monarquía, transitoriamente, en nombre de los derechos de Fernando VII (se esperaba el pronto regreso del Rey) y envió comisionados a distintos puntos del territorio americano 3 , donde se fue repitiendo, a lo largo del año, la jura de fidelidad al rey cautivo 4 . Las noticias arribadas a América hispana en 1808 no eran tan malas: creación de la Junta Central y victoria en la batalla de Bailén, presagiaban un buen futuro 5 . Se pensaba que sólo era cuestión de tiempo para que el Monarca regresara y, consecuentemente, 1 Doctora en Historia, Investigadora de CONICET y Profesora de la Universidad Nacional de Jujuy. 2 Se entiende por “movimiento juntista” a la instalación de diversas juntas gubernativas, tanto en España como en América, a los efectos de cubrir el vacío de poder político generado por la ausencia de la monarquía, frente a las expectativa de de un pronto retorno al orden institucional. 3 José Manuel de Goyeneche llegó a Montevideo en agosto de 1808 como comisionado de la Junta. 4 En Jujuy, los festejos por el ascenso al Trono de Fernando VII se llevaron a cabo durante los día 8, 9 y 10 de octubre de 1808, con grandes fiestas y regocijos. La descripción de la ceremonia de homenaje y las festividades puede verse en Marcelo Lagos y Viviana Conti, Jujuy de la Revolución de Mayo a nuestros días. 1810-1910-2010, Jujuy EdiUnju, 2010, pp. 122-123. 5 Armando Martínez, Manuel Chust (eds.), Una independencia, muchos caminos. El caso de Bolivia (1808-1826), Universitat Jaume I, Castellón, 2008, p. 135.

Author: fabio-castillo

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El Éxodo Jujeño de 1812

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  • Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012

    1

    El xodo de 1812

    Viviana E. Conti1

    Contexto Histrico

    La crisis monrquica:

    En 1808 la ocupacin militar de las tropas napolenicas a Espaa provoc una crisis en

    la monarqua hispnica signada por el vaco de poder que lleg a todos los confines de

    ultramar. No obstante, el triunfo espaol en la batalla de Bailn contra las fuerzas

    napolenicas auguraba mejores tiempos y alentaba las esperanzas de liberar al Rey.

    Con la victoria y las esperanzas, emergi en el mundo hispnico un movimiento

    juntista2, iniciado por la Junta Central Suprema Gubernativa de Espaa e Indias que

    tom a su cargo el gobierno de la monarqua, transitoriamente, en nombre de los

    derechos de Fernando VII (se esperaba el pronto regreso del Rey) y envi comisionados

    a distintos puntos del territorio americano3, donde se fue repitiendo, a lo largo del ao,

    la jura de fidelidad al rey cautivo4.

    Las noticias arribadas a Amrica hispana en 1808 no eran tan malas: creacin de la

    Junta Central y victoria en la batalla de Bailn, presagiaban un buen futuro5. Se pensaba

    que slo era cuestin de tiempo para que el Monarca regresara y, consecuentemente, 1 Doctora en Historia, Investigadora de CONICET y Profesora de la Universidad Nacional de Jujuy.

    2 Se entiende por movimiento juntista a la instalacin de diversas juntas gubernativas, tanto en Espaa como en Amrica, a los efectos de cubrir el vaco de poder poltico generado por la ausencia de la monarqua, frente a las expectativa de de un pronto retorno al orden institucional.

    3 Jos Manuel de Goyeneche lleg a Montevideo en agosto de 1808 como comisionado de la Junta.

    4 En Jujuy, los festejos por el ascenso al Trono de Fernando VII se llevaron a cabo durante los da 8, 9 y 10 de octubre de 1808, con grandes fiestas y regocijos. La descripcin de la ceremonia de homenaje y las festividades puede verse en Marcelo Lagos y Viviana Conti, Jujuy de la Revolucin de Mayo a nuestros das. 1810-1910-2010, Jujuy EdiUnju, 2010, pp. 122-123.

    5 Armando Martnez, Manuel Chust (eds.), Una independencia, muchos caminos. El caso de Bolivia (1808-1826), Universitat Jaume I, Castelln, 2008, p. 135.

  • Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012

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    fueron organizndose juntas en nombre de Fernando VII en distintas ciudades de

    Amrica: en Montevideo (1808), La Plata (1809), La Paz (1809), Quito (1809), ellas se

    instituyeron en apoyo a la Junta Central, en el contexto de la crisis de la monarqua,

    mientras an se esperaba una pronta victoria sobre los franceses; adems, en todas las

    ciudades americanas se jur fidelidad a la Junta Central como depositaria del poder

    Real6.

    Poco despus, la batalla de Ocaa (noviembre de 1809) cambi el rumbo de la guerra: la

    Junta Central se traslad a Sevilla y luego fue disuelta. Estas noticias tambin llegaron a

    Amrica dramatizadas con la idea de la prdida total de la Pennsula. En ese contexto

    emergieron las Juntas surgidas de 1810, algunas de las que se negaron a reconocer a la

    Regencia, pero plantearon nuevas estrategias frente a la ya cada monarqua Hispnica;

    ejemplo de ellas fue la Junta de Buenos Aires.

    La invasin a Portugal (noviembre de 1807) dio un nuevo protagonismo a los territorios

    americanos, con el traslado de la familia Real portuguesa a Ro de Janeiro; en su seno se

    encontraba la nica heredera legal de la familia real espaola, la infanta Carlota

    Joaquina de Borbn, hermana de Fernando VII, casada con el prncipe don Juan, regente

    de Portugal, que se erigi en la posibilidad de cubrir la vacancia Real. A su alrededor se

    fue creando un partido carlotista que vea en la infanta una salida a la crisis de

    autoridad en Espaa y Amrica7. Estas tratativas no prosperaron por la desconfianza

    entre las autoridades virreinales hacia las ambiciones de la corte portuguesa.

    6 En Jujuy el cabildo public un bando que llamaba a los vecinos y pueblo en general al acto de juramento para el da 21 de febrero de 1809. Archivo Histrico de la Provincia de Jujuy (AHPJ), Seccin Ricardo Rojas (SRR), Caja IV, Libro Capitular de 1800 a 1812, fs. 182-182v, la Jura en folio 184. Para detalles de la Jura a la Junta Central en Jujuy, vase: Marcelo Lagos y Viviana Conti, op. cit., p. 124.

    7 Este tema ha sido estudiado por la historiografa gracias a la abundante correspondencia de la princesa con las autoridades civiles, militares y eclesisticas de los dominios espaoles y lo que ella misma expres a travs de un Manifiesto dirigido a los vasallos espaoles en Espaa y Amrica (Armando Martnez, Manuel Chust (eds.), op. cit., pp.40-41). Las pretensiones de ser reconocida como regente en nombre de sus hermanos fue apoyada desde la corte lusitana, quien envi a Pedro de Souza Holstein a negociar con la Junta de Sevilla y encontraron eco en la turbulencia poltica del Ro de La Plata (grupo al que perteneca Manuel Belgrano) que intent que la infanta se trasladara all. Vase: Noem Goldman, Crisis imperial, revolucin y guerra (1806-1820), en Nueva Historia Argentina, Buenos Aires, Sudamericana, 1998, volumen III.

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    El contexto europeo es trascendental para entender qu decisiones se tomaban y por qu

    se actuaba en consecuencia en toda Amrica hispana. La disolucin de la Junta Central y

    los acontecimientos de 1810, provocaron desconfianza y las Juntas surgidas en ese ao

    slo usaron la mscara de Fernando a la espera de lo que poda acontecer, pero ya con

    un pensamiento autonmico.

    De febrero a mayo llegaron a Amrica las noticias de la derrota del ejrcito espaol en

    Ocaa, la ocupacin de Andaluca, la disolucin de la Junta y la creacin del Consejo de

    Regencia y el establecimiento de la corte de Jos I Bonaparte, motivo que llev a la

    mayor parte de las Juntas a desconocer la Regencia. En septiembre de 1810, las Cortes

    se reunieron en Cdiz (nico territorio espaol libre de la ocupacin francesa). Las

    cortes de Cdiz contaban con la presencia de diputados americanos en su seno, lo que

    fortaleci la idea de derecho de los americanos, diferente al concepto de privilegio

    del Antiguo Rgimen8.

    Recin en los meses de julio-agosto de 1813, las guerrillas espaolas comenzaron a

    derrotar a los ejrcitos napolenicos. Por tanto entre 1810 y 1813, en Amrica se fueron

    tomando las decisiones en consonancia a lo que estaba ocurriendo en Europa. En

    Espaa, las autoridades dejaron de negociar con las juntas americanas y empezaron a

    acusar a estas juntas de sediciosas, de traidoras y, especialmente, de independentistas.

    se era el calificativo acusatorio que dot de legitimidad a las autoridades peninsulares

    para actuar militarmente o polticamente contra aquellos que no obedecan sus

    instrucciones9 y que desataron una dura represin en el Ro de La Plata, Chile,

    Caracas y otras regiones insurreccionadas de la Amrica Hispana.

    8 Se produjo un cambio fundamental en la poltica hacia las colonias: pasaron a ser reinos integrantes de la monarqua.

    9 Armando Martnez, Manuel Chust (eds.), op. cit, p. 139.

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    El desencuentro de dos virreinatos: Buenos Aires y Lima

    Las capitales virreinales tomaron distintos rumbos frente a la crisis de la monarqua

    hispnica. Dos vas, la revolucin y el fidelismo, las enfrent durante ms de una

    dcada.

    En Buenos Aires, las noticias de lo acontecido en la pennsula Ibrica, fue entendida

    como una crisis de legitimidad que desemboc en una revolucin sustentada en el

    concepto de reasuncin del poder por parte de los pueblos. Basadas en esos

    fundamentos, la Primera Junta surgida el 25 de mayo de 1810, envi una circular a los

    pueblos del interior del Virreinato para que participaran en las decisiones a travs de

    los diputados elegidos por los cabildos10.

    La iniciativa de Buenos Aires, al fomentar el autogobierno de los pueblos, abri la caja

    de Pandora11 que llevara a futuros conflictos polticos. Por otro lado, las expectativas

    de la revolucin no eran las mismas en todos sus actores, lo que provoc desavenencias

    polticas entre un sector (liderado por Mariano Moreno) que intent asociar la guerra

    con la independencia y la formacin de un nuevo orden republicano y sectores ms

    moderados, situacin que dio por resultado grandes indefiniciones en los objetivos de la

    revolucin12. As se sucedieron (desde 1810 a 1820), distintos gobiernos revolucionarios

    con distintos objetivos, la Primera Junta, la Junta Grande, el Primer Triunvirato, el

    Segundo Triunvirato y el Directorio.

    Junto a la circular que convocaba a los pueblos, la Junta envi expediciones militares a

    los dos extremos del Virreinato del Ro de La Plata: al Alto Per y a Paraguay, mientras

    se abra un nuevo frente de batalla en la Banda Oriental, con el sitio a la ciudad de

    Montevideo y la invasin portuguesa.

    10 Noem Goldman, op. cit., pp. 41-42.

    11 Argumento esgrimido por el cabildo de Jujuy en sus instrucciones al diputado ante la Junta de Buenos Aires, Juan Ignacio Gorriti.

    12 Para un anlisis ms completo, vase Noem Goldman, op. cit., p. 45 y ss.

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    En Lima, el virrey Fernando de Abascal convirti al virreinato del Per en el centro de

    la contrarrevolucin americana, desplegando espas por todo el territorio espaol en

    Indias. Era un monrquico absolutista, ejemplo del mandatario ilustrado, que recibi

    apoyo de la elite limea y del Tribunal de Consulado (que le financiara sus campaas

    militares), interesados en mantener la hegemona hispnica y el control sobre la

    poblacin indgena. Tal como ocurra en Buenos aires, los anhelos de Abascal estaban

    puestos en el Alto Per, donde intervino ya en 1809, contra los insurgentes de La Paz13.

    El virreinato del Per haba jurado fidelidad a la Junta Central y eligi diputado para ser

    representado en ella. Cuando estall la revolucin en Buenos Aires, en 1810, el

    presidente de la Audiencia de Charcas, Vicente Nieto y el gobernador de Potos,

    Francisco de Paula Senz, decidieron la incorporacin del territorio de la Audiencia de

    Charcas al Virreinato del Per y se pusieron a disposicin del virrey Fernando de

    Abascal14: significaba que el Alto Per se desmembraba del Virreinato de Ro de La

    Plata, se incorporaba al Virreinato de Per y ya no obedecera a Buenos Aires.

    Sin embargo, esta decisin poltica tena poca relacin con la realidad altoperuana,

    donde en 1810 las opiniones estaban divididas entre los que apoyaban a la revolucin en

    Buenos Aires y los que se mantenan fieles a la monarqua. En esos momentos existan

    dos sectores insurgentes al mismo tiempo: las sublevaciones indgenas y las ciudades,

    donde creca el apoyo al moviendo revolucionario de Buenos Aires y al ejrcito que

    marchaba hacia all15.

    13 Para ello envi un ejrcito compuesto por criollos e indgenas bajo la direccin de Jos Manuel de Goyeneche (presidente interino de la audiencia de Cuzco) y el coronel Juan Ramrez (intendente de Huarochir), que movilizaron a curacas con sus indgenas. Intervino militarmente en Quito (desbaratando a la Junta de 1809 en 1813) y en Chile (Rancagua 1814), Armando Martnez, Manuel Chust (eds.), op. cit, p. 52. Estaba enterado de lo que ocurra en toda Amrica hispana, por donde haba desplegado un ejrcito de espas que le enviaban informacin desde todos los rincones del continente, Archivo General de Indias (AGI), Diversos 2 A y 3A

    14 Armando Martnez, Manuel Chust (eds.), op. cit., p. 149.

    15 Muchos revolucionarios, de Buenos Aires y del Ro de La Plata en general, se haban formado en la Universidad de Charcas y mantenan vinculaciones en las ciudades altoperuanas. Vase: Jos Luis Roca, Cochabambinos y porteos, 1810-1813, Historia y Cultura N 10, La Paz, 1986.

  • Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012

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    Desde 1810 hasta 1825 el Alto Per fue el escenario de la guerra entre Buenos Aires y

    Lima y el botn de los eventuales vencedores. Ya en agosto de 1810, al conocerse los

    sucesos de Crdoba (ejecucin de Liniers y autoridades opositoras a la Revolucin) el

    presidente de la Audiencia de Charcas, Vicente Nieto, comenz a ejecutar una serie de

    medidas tendientes a defender a la regin del avance de las tropas revolucionarias

    enviadas desde Buenos Aires; para llevarlas a cabo contaba con el ejrcito virreinal que

    custodiaba la ciudad de La Paz16.

    El Alto Per estaba pasando por una coyuntura de convulsin, motivada por las

    represiones a los movimientos juntistas de Chuquisaca y La Paz de 1809, a lo que se

    sumaban las sublevaciones indgenas que fueron surgiendo en distintas regiones del

    Altiplano. Estas mismas sublevaciones motivaron que la ciudad de Oruro pidiera auxilio

    de tropas a la Audiencia de Charcas, que envi un contingente cochabambino17.

    En tanto, en Potos, se iban congregando los destacamentos que formaran el ejrcito

    contrarrevolucionario, a la espera de reunirse con el ejrcito virreinal; ste se estaba

    concentrando en Desaguadero, constituido por las tropas de Cuzco y La Paz a las

    rdenes de Jos Manuel de Goyeneche. En pos de ello, el presidente de la Audiencia

    orden al cabildo de Oruro que le repusiera parte de las huestes que enviara para

    proteger la ciudad; esas huestes estaban formadas por legiones cochabambinas, que

    desertaron y, al mando de Francisco del Rivero, regresaron a Cochabamba.

    El 14 de septiembre de 1810, la ciudad de Cochabamba declar su adhesin a la

    revolucin de Buenos Aires18 en momentos en que el ejrcito del Norte estaba llegando

    a Jujuy. El levantamiento de Cochabamba repercuti por todo el Alto Per; el 24 de

    septiembre se form una junta en Santa Cruz y el 6 de octubre de 1810 el cabildo de

    16 Jorge Siles Salinas, Historia de la Independencia de Bolivia, Madrid, MAPFRE, 1992.

    17 La insurgencia indgena tena sus propios motivos, basados en una crisis del cacicazgo y los cobradores de tributos, en contexto de movimientos revolucionarios y represiones llegadas desde Per. Mara Luisa Soux, El complejo proceso hacia la independencia de Charcas (1808-1826), La Paz, Plural, 2010, p. 230

    18 Mara Luisa Soux, op. cit., p. 69. Gustavo Rodrguez Ostria, Poder, guerra e insurreccin en Cochabamba, 1781-1813, MS, en prensa, Cochabamba, 2012.

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    Oruro reconoci la autoridad de la Junta de Buenos Aires. El 22 llegaron tropas

    cochabambinas para allanar el camino de las fuerzas porteas; eran 1.500 soldados

    comandados por Esteban Arze19 y Melchor Guzmn Quintn.

    Cuando la guerra lleg a Jujuy

    En las dcadas previas a la Revolucin de la independencia, la ciudad de San Salvador

    de Jujuy con su jurisdiccin, integraba el Virreinato del Ro de La Plata y la Intendencia

    de Salta del Tucumn, cuya capital, la ciudad de Salta, se encontraba a 18 leguas al sur.

    Se trataba de una ciudad pequea pero, gracias a su situacin geogrfica, era un centro

    de trnsito obligado entre la Altiplanicie y las tierras bajas rioplatenses, lo cual le daba

    dinamismo mercantil y generaba trabajo para sus habitantes20. En la ciudad de Jujuy

    terminaba el camino carretero que conectaba con el Ro de La Plata; hasta all llegaban

    las carretas cargadas con mercancas, con destino a los mercados del Alto y Bajo Per;

    en adelante slo se poda continuar el viaje en mula y las mercancas deban enfardarse

    para ubicarlas en tercios de mula o burro.

    A pesar de su tamao, era una ciudad con mucho movimiento de personas: viajeros,

    arrieros y transentes que hacan el camino entre las provincia de arriba (Alto Per) y

    las provincias de abajo (Ro de La Plata), lugar donde se deba cambiar de medio de

    transporte, reemplazar la mula por la carreta o viceversa, lo cual obligaba a la

    permanencia en la ciudad del tiempo necesario para realizar esos preparativos y

    abastecerse de lo necesario para el viaje. En las pulperas y almacenes se podan

    comprar todos los artculos imprescindibles. A fines del siglo XVIII, en la ciudad

    existan 39 pulperas, nmero inusual para la cantidad de habitantes con que contaba21.

    19 Es el mismo que estar con Belgrano durante el xodo en 1812.

    20 Para una descripcin de la ciudad y su jurisdiccin (campo y poblados), vase Marcelo Lagos y Viviana Conti, op. cit., pp. 21-83.

    21 Segn los datos arrojados por el Censo levantado por orden del rey Carlos III en 1778-1779, en la jurisdiccin de Jujuy vivan 14.694 personas (sin contar los curatos de Humahuaca y Ro Negro, para los cuales no se conservaron los datos). En la ciudad de San Salvador vivan 1.707 personas.

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    Los compradores de ganado que llegaban hasta all contrataban capataces, adiestradores

    y peones, que a su vez eran surtidos de todos los efectos necesarios para el viaje por los

    comerciantes de la ciudad. Todo ese movimiento de transentes le daba un aspecto

    inslito para una ciudad tan pequea.

    La base de la economa de Jujuy descansaba en las exportaciones de ganados y de sus

    excedentes agrcolas y el arrieraje; de ellos viva la poblacin local, junto al comercio de

    intermediacin de diversos artculos de distintas procedencias que realizaban los

    comerciantes en las tiendas de la ciudad (establecimientos dedicados a la importacin,

    exportacin y re-exportacin de diversas mercancas). A principios del siglo XIX una

    fuerte y prolongada sequa afect al campo jujeo por varios aos, lo que caus graves

    perjuicios en la produccin agrcola y ganadera. Los efectos fueron desbastadores y para

    1810 recin comenzaba a recuperarse la productividad en las haciendas.

    En la ciudad conviva una gran diversidad social, cultural y tnica. Las familias

    prominentes, descendientes de los conquistadores, los primeros encomenderos y sus

    parientes, se fueron engrosando en el siglo XVIII, con el arribo de inmigrantes

    espaoles quienes contrajeron matrimonio con mujeres de la elite local, dando lugar a la

    formacin de nuevos linajes que ocasionaron el crecimiento de los sectores socialmente

    prestigiosos. Los hombres ocupaban cargos en la burocracia colonial, eran

    profesionales, hacendados o grandes comerciantes. Muchas familias alternaban su vida

    en la hacienda y en la ciudad. La poblacin rural viva en haciendas, estancias, chacras y

    pueblos de indios, dedicados a tareas agrcolas y ganaderas. En las haciendas y estancias

    vivan y trabajaban espaoles y mestizos dedicados a tareas especficas, tales como

    mayordomos, capataces, administradores, cuidadores, invernadores y arrieros, labores

    que exigan una debida capacitacin, experiencia y responsabilidad, por cuanto sus

    detentadores gozaban de cierto prestigio social.

    Socialmente por debajo de la elite local, exista un cmulo de espaoles pobres y

    mestizos, que cumplan tareas de relativo prestigio, tales como administradores,

  • Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012

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    capataces, maestros artesanos, arrieros, pulperos y pequeos tratantes. Los sectores

    sociales ms pobres estaban compuestos esclavos y manumitidos, indios forasteros,

    mestizos e indigentes, que se ocupaban en labores artesanales, de la venta ambulante en

    la plaza y en las calles, del servicio domstico o slo mendigaban.

    En general se trataba de una sociedad tranquila y pueblerina, con un fuerte control social

    digitado desde las autoridades con anuencia de las elites locales, donde los desrdenes

    provenan de algunos excesos en los divertimentos, peleas o borracheras, alborotos

    provocados por transentes de paso, algn que otro prfugo o vagabundo y,

    eventualmente, actos de cuatrerismo o incumplimientos en contratos de trabajo.

    La llegada del ejrcito revolucionario transform totalmente la vida de Jujuy, esta

    imagen de paz y de orden provincianos fueron sustituidos por el campamento de

    campaa (de ambos ejrcitos, el revolucionario y el realista), la presencia de tropas

    formadas por hombres forasteros, las exigencias de la guerra, los despojos y los saqueos.

    En Jujuy, tal como en el vecino Alto Per, las guerras de la independencia duraron 15

    aos, desde el arribo del Ejrcito del Norte en septiembre de 1810 hasta la muerte de

    Pedro Antonio de Olaeta en 182522. Fue el comienzo de una coyuntura de guerra y

    militarizacin que cambi la vida de los habitantes de Jujuy, sin distincin social o

    tnica y sus efectos se hicieron sentir en todos los rdenes de la vida cotidiana.

    Feliciano Chiclana, nombrado Gobernador Intendente interino, lleg a Jujuy el 3 de

    septiembre de 1810, desde donde supervis los suministros de los vecinos al ejrcito23.

    El ejrcito arrib a fines de septiembre; la vanguardia, de alrededor de 400 hombres, se

    22 Pedro Antonio Olaeta estaba casado con Josefa Marquiegui, hija del hacendado Bentura Marquiegui de Jujuy; fue quien comand las invasiones al territorio jujeo (an contraviniendo rdenes del virrey de Per) hasta su muerte en Tumusla en 1825.

    23 AHPJ, SRR, Caja 4, Libro Capitular 1800-1812 (362 folios), Acta del 3 de septiembre de 1810. Chiclana tambin era el Auditor de Guerra del Ejrcito Auxiliar. Diego de Pueyrredn fue ratificado como Teniente de Gobernador de Jujuy.

  • Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012

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    ubic en Tilcara y el resto qued a las a fueras de la ciudad de Jujuy, durante

    aproximadamente un mes, hasta el comienzo de la marcha hacia Yavi y Suipacha24.

    El da 4 de septiembre de 1810, se organiz el Cabildo Abierto donde fue elegido el

    representante por Jujuy ante la Junta de Buenos Aires, Juan Ignacio Gorriti25. En la

    misma sesin se dispuso la contribucin voluntaria de los vecinos de Jujuy para auxiliar

    al ejrcito que viene marchando de la Capital de Buenos Ays., para lo cual el

    cabildo enumeraba las personas principales de la ciudad, que aportaran segn sus

    capitales y disponibilidades.

    Sin embargo, la contribucin voluntaria del vecindario no fue suficiente. Con el arribo

    del ejrcito Auxiliar del Alto Per en septiembre de 1810, la poblacin debi abastecer a

    aproximadamente 1.200 hombres26. La consecuencia inmediata de la duplicacin de las

    bocas para alimentar, fue la caresta y la escasez de carne en toda la Jurisdiccin

    (productora de vacunos), casi crnica en toda la coyuntura de guerra.

    El Cabildo de Jujuy, como institucin, aport a la causa revolucionaria con sus arrieros,

    para que lleven los pertrechos del ejrcito hacia el Alto Per (pag algunos fletes hasta

    Potos y otros hasta Tupiza). Ya en la primera expedicin muchos arrieros jujeos

    perdieron sus animales, otros perdieron la vida.27

    24 Emilio Bidondo, La guerra de la independencia en el norte argentino, Buenos Aires, EUDEBA, 1976, p. 49.

    25 AHPJ, SRR, Caja 4, Libro Capitular 1800-1812 (362 folios), Acta del 4 de septiembre de 1810. El cabildo de Jujuy entreg las Instrucciones que su diputado deba llevar a Buenos Aires, en las cuales invocaba el derecho de los pueblos al autogobierno y por ende su independencia de la Intendencia de Salta.

    26 Se calcula que tena alrededor de 2.000 habitantes para 1810, entre los que estn agregados mujeres y nios, cuya dieta es menor a la de los hombres adultos.

    27 AHPJ, SRR, Caja V, Legajo 13, Documento 63. Informe de Teodoro Snchez de Bustamante al Cabildo de Jujuy acerca de los problemas que afrontaron los arrieros de Jujuy, 8 de julio de 1811

  • Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012

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    Gonzlez Balcarce avanz con una parte del ejrcito hasta Yavi, donde se le unieron los

    milicianos de Tarija28. El primer enfrentamiento entre ambos ejrcitos se produjo en

    Cotagaita, sin un claro vencedor. El 7 de noviembre de 1810 tuvo lugar la primera gran

    batalla, en Suipacha, con el triunfo de los revolucionaros, lo que les permiti avanzar

    hasta Tupiza y Potos.

    La convulsin revolucionaria en el vecino Alto Per

    El principal foco de apoyo al movimiento revolucionario de Buenos Aires surgi en

    Cochabamba, donde el 14 de septiembre de 1810, en cabildo abierto, se decidi crear

    una junta en apoyo a la de Buenos Aires y enviar grupos armados al Altiplano para

    detener el avance del ejrcito virreinal. Desde Cochabamba el apoyo a la revolucin

    repercuti en otras ciudades donde el discurso de la soberana de los pueblos haba

    prendido en el seno de los cabildos29. Primero Santa Cruz, luego Oruro y finalmente

    Potos, ante la cercana de las tropas rioplatenses, se plegaron al movimiento

    revolucionario; en general se trataba de pronunciamientos de adhesin a la causa

    revolucionaria de Buenos Aires, a la vez que de oposicin a la intromisin del Per en

    los asuntos altoperuanos.

    En los comienzos de 1811, casi todo el Alto Per se haba volcado hacia la causa de la

    Revolucin30; la mayor parte del territorio se encontraba bajo el control del Ejrcito de

    Norte y las tropas cochabambinas; slo la regin al oeste de La Paz, estaba bajo el

    dominio de las tropas del virrey del Per comandadas por el general Jos Manuel de

    Goyeneche, asentadas en Zepita.

    28 Para un anlisis minucioso de la guerra, vase Emilio Bidondo, La Expedicin de Auxilio a la Provincias Interiores (1810-1812), Buenos Aires, Crculo Militar, 1987, pp. 274 y ss.

    29 Armando Martnez, Manuel Chust (eds.), op. cit., p. 78.

    30 Ren Arze Aguirre, Participacin popular en la independencia de Bolivia, La Paz, Quipus, 1987

  • Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012

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    En su avanzada hacia el Altiplano, el ejrcito revolucionario siempre estuvo abastecido

    por los caciques de Mohoza (La Paz) y Arque (Cochabamba); cuando se acanton en

    Huaqui, las provisiones le llegaban desde Oruro31, lo que manifiesta el compromiso

    revolucionario de vastos sectores de las provincias altoperuanas.

    En Huaqui, el ejrcito revolucionario fue derrotado por las tropas virreinales en junio de

    1811; los sobrevivientes huyeron en distintos contingentes, algunos, en forma

    desordenada fueron causando desmanes en los poblados por los que pasaban en su

    camino hacia Jujuy, zona considerada a resguardo en esos momentos. Eustaquio Daz

    Vlez con sus hombres se retiraron a Oruro y de all a Cochabamba, donde estaba Juan

    Martn de Pueyrredn con sus batallones. Entre julio y diciembre fueron llegando a

    Jujuy grupos de sobrevivientes de Huaqui, que vagaban por el campo, provocando

    desrdenes32.

    Un soldado de la poca comentaba nos presentamos en Jujuy en momentos que estaban

    llegando las primeras tropas que haban escapado de la derrota33.

    A fines de julio Goyeneche se apoder de la ciudad de Oruro, que en adelante sera un

    importante bastin realista bajo la direccin de Indalecio Gonzlez de Socasa. De Oruro

    sigui a Cochabamba, donde ocup la ciudad en el mes de agosto, al tiempo que los

    restos del Ejrcito del Norte huan hacia Jujuy apoyados por las huestes indgenas y

    31 Mara Luisa Soux, op. cit., p. 72. Para el proceso en el Alto Per vase tambin Ren Arze Aguirre, op. cit .

    32 En un contexto de inseguridad y desorden, rumores de invasiones y saqueos, presencia de vagabundos y salteadores, el cabildo de Jujuy, a principios de 1811, fue adoptando diversas medidas para la proteccin de la ciudad y el campo asolado por desertores y vagabundos errantes: fortaleci el control de pasaportes y licencia de trnsito en la Posta, pidi a la Junta provincial de Salta vigilar el punto de reunin de Tucumanos, Troperos y Carreteros y de la gente de Arriva que eran causa de disturbios en la campaa, as como una multitud extraordinaria de Ladrones, reforz a los alcaldes de la Santa Hermandad, intensific la regulacin sobre la venta de bebidas alcohlicas tanto en el campo como en la ciudad. En el mbito urbano, a fin de mejorar la autoridad en manos de los alcaldes de barrio, dividi a la ciudad en seis distritos y mand a levantar una matrcula de los vecinos de cada cuartel. AHPJ, SRR, Caja IV, Libro Capitular 1800-1812, Acta Capitular del 19 de marzo de 1811, Acta Capitular del 9 de febrero de 1811 y Acta del 26 de agosto de 1811.

    33 Gregorio Aroz de La Madrid, Memorias del general Gregorio Aroz de La Madrid, Buenos Aires, El Elefante Blanco, 2007, p. 34

  • Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012

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    cochabambinas al mando de Esteban Arze, quienes no dejaron de hostigar a los realistas

    hasta que el 29 de octubre recobraron Cochabamba y obligaron a Goyeneche a recluirse

    en Potos.

    A principios de 1811 casi todo el territorio altoperuano haba cado nuevamente en

    poder de las fuerzas fidelistas dirigidas por Goyeneche bajo las rdenes del Virrey

    Abascal, slo la regin de Cochabamba permaneca fiel a la revolucin rioplatense.

    Ante el avance arrollador de los ejrcitos virreinales, Juan Martn de Pueyrredn

    emprendi el regreso a Jujuy, con los hombres que lo acompaaban, entre los cuales se

    encontraban algunos indgenas, como es el caso del caudillo Baltasar Crdenas, quien lo

    sigui hasta Jujuy.

    Durante el ao 1811 la mayora de las ciudades del Alto Per volvieron a manos de los

    realistas, aunque el campo qued en poder de las tropas cochabambinas y de los

    indgenas sublevados. La sublevacin indgena se fue extendiendo: La sublevacin era

    general y en ella participaban varios grupos, indgenas y mestizos, entre ellos muchos

    arrieros que tomaban caminos alternativos para evitar llevar armamento y pertrechos

    para las tropas del Rey34. Los rumores hablaban de una sublevacin general de indios y

    de cochabambinos, que motivara al Virrey Abascal a ordenar la represin, la que

    encarg al cacique de Chincheros, Mateo Garca Pumacahua35.

    Cochabamba se haba convertido en el baluarte revolucionario en el Alto Per. La

    posterior cada de la ciudad en manos realistas, en agosto de 1811, signific en el

    contexto de la poca, una derrota mayscula para la causa de la independencia, adems

    de la prdida segura de todo el territorio altoperuano. Entre los desencadenantes

    inmediatos es de destacar el regreso de las tropas de Juan Martn de Pueyrredn a Jujuy,

    34 Mara Luisa Soux, op. cit., p. 77

    35 Algunos autores ven, en este enfrentamiento indgena, viejos antagonismos entre quechuas y aymaras (Jorge Siles Salinas, op. cit., p. 189). Lo cierto es que Pumacahua busc la alianza de otro cacique, Manuel Choquehuanca, para enfrentar a los sectores rebeldes al Rey. De esta manera distintas parcialidades indgenas (al igual que mestizos o espaoles) pelearon en ambos bandos a lo largo de las guerras de la independencia.

  • Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012

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    tratando de poner a salvo los caudales que haba extrado de Potos y el reagrupamiento

    de las milicias cochabambinas al mando de Esteban Arce.

    Despus de pacificar a Cochabamba, Goyeneche regres a Potos, decidido a ejecutar

    la segunda parte de su plan para reconquistar el Virreinato del Ro de La Plata: invadir

    Jujuy y penetrar por los valles hasta el corazn rioplatense. En pos de ello envi al

    brigadier Picoaga con una avanzada del ejrcito real a establecerse en Suipacha. Pero

    sus planes se truncaron cuando las huestes cochabambinas retomaron la ciudad en

    octubre de 1811.

    Las guerrillas cochabambinas y el pueblo de la ciudad y villas de su jurisdiccin

    supieron mantener en jaque al ejrcito virreinal durante un ao y fueron preparando el

    terreno para un nuevo avance de los ejrcitos rioplatenses.

  • Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012

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    Jujuy campamento general del Ejrcito

    La derrota del Ejrcito Auxiliar en los campos de Huaqui y el arribo a Jujuy de los

    despojos del ejrcito revolucionario, pusieron a la ciudad y su campaa en una situacin

    desesperante, motivo por el cual el cabildo comenz a tomar una serie de medidas para

    proteger a la ciudad y el campo de las bandas salteadoras y de una casi segura invasin

    de los ejrcitos enviados desde Lima. Para esos fines, el cabildo de Jujuy reforz la

    autoridad de los alcaldes de la Santa Hermandad (quienes tenan funciones de justicia y

    polica en el mbito rural) y de los alcaldes barrio (con similares funciones en el mbito

    urbano), instndolos a celar por el orden, quietud y seguridad en sus jurisdicciones,

    perseguir a quienes esparciesen ideas sediciosas contra el Gobierno o atentasen contra la

    tranquilidad pblica, as como a estar atentos ante cualquier delito, denunciar a los que

    encontrasen delinquiendo, tomarlos prisioneros y dar parte al Cabildo si fuesen civiles o

    al comandante del ejrcito en caso de que se tratase de militares36.

    Los rumores que llegaban desde el Alto Per, referidos a invasiones y represalias sobre

    los pueblos que haban dado ayuda a los revolucionarios, hacan temer por la seguridad

    del vecindario

    la necsidad de tomar algas medidas qe al mismo tpo qe

    afiansen la publica tranquilidad, aquieten los temores de la

    Gente bulgar, pues con motivo de las desgracias y

    movimientos experimentados en algs de los pueblos del

    Per, de las muchas especies exageradas qe

    frecuentemente se sucitan y divulgn principalmte a la

    llegada de pasajeros de arriba, por venir entre ellos

    algunos ignorantes o demasiado credulos, y otros

    36 AHPJ, SRR, Libro Capitular 1800-1812, Acta del 26 de agosto de 1811. Las instrucciones estn fechadas el 29 de agosto

  • Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012

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    malintencionados o desafectos al actual Govierno, temen

    algunos Vecinos qe llegue ocurrir en ste alga novedad

    capaz de comprometer la quietud y Seguridad publica37.

    En este contexto, se recibieron noticias del prximo arribo de Juan Martn de

    Pueyrredn con batallones del ejrcito que se haban mantenido unidos.

    En septiembre de 1811 Pueyrredn haba llegado a Tarija, desde donde se comunic con

    las autoridades en Salta para informarle que llevaba consigo sus hombres y los caudales

    que haba sacado de Potos, para lo que necesitaba que lo proveyeran de 200 caballos de

    silla y 125 mulas de carga que deban esperarlo en el fuerte de Cobos38. A fines de ese

    mes ya estaba en Salta, donde poco despus se notific que el Triunvirato lo haba

    nombrado General en Jefe de las Tropas reunidas en las Provincias libres de nuestro

    territorio, a los efectos de organizarlas, disciplinarlas y ponerlas en situacin de

    enfrentar una prxima invasin39. Sucesivamente fueron llegando las tropas de

    Viamonte (783 hombres con 206 fusiles) y las de Daz Vlez, a quien Pueyrredn

    encarg la organizacin de la vanguardia en Mojos (al norte de La Quica), compuesta

    por 630 hombres con 487 fusiles40.

    Las directivas del Triunvirato apuntaban a una reorganizacin del ejrcito

    revolucionario para la defensa del territorio y ya no para una avanzada hacia el Alto

    Per, o sea, que el gobierno central estaba enterado de la trgica situacin del Ejrcito

    del Norte y su notoria inferioridad frente al previsible avance del ejrcito virreinal. Las

    ordenes reservadas enviadas a Juan Martn de Pueyrredn y luego reenviadas a

    Manuel Belgrano, evidencian la estrategia a seguir por el gobierno revolucionario de

    37 AHPJ, SRR, Caja IV, Libro Capitular de 1800-1812. Acta Capitular de 26 de agosto de 1811.

    38 Ricardo Rojas, Archivo Capitular de Jujuy, Tomo IV, Correspondencia de Gobierno y Guerra, p. 242. Tarija, 5 de septiembre de 1811.

    39 Ricardo Rojas, op. cit., p. 245

    40 Museo Mitre (MM), Documentos del Archivo de Belgrano, Buenos Aires, Imprenta de Coni Hermanos, 1914, Tomo IV (DAB), Libro Copiador del Ejrcito del Per, n 56, carta de Pueyrredn, Cuartel general de Jujuy, 4 de diciembre de 1811.

  • Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012

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    Buenos Aires ante el avance arrollador de los ejrcitos procedentes del Per, que

    debieron ser cumplidas por ambos comandantes del Ejrcito del Norte:

    Se sabe por cartas interceptadas de Goyeneche Abascal que

    rene aquel todo su ejrcito y viene ocupar la provincia de

    Salta, debiendo emprender sus marchas mediados de enero.

    Esto har si duda que nuestro ejrcito retrograde; porque

    sobre todo conviene no exponer la fuerza. En tal caso es

    necesario hacer la retirada en el mejor orden, destruyendo

    cuanto pueda ser til al enemigo, para dificultar sus marchas y

    recursos.

    Se cuidar mucho de retirar con tiempo la fbrica de los tiles

    del Tucumn.

    Se tratar de tener siempre la fuerza reunida y concentrada,

    llamando al enemigo porque se debilite medida que se

    extienda en conquistas.41

    Juan Martn de Pueyrredn42 se traslad inmediatamente a Jujuy, donde se encarg de la

    organizacin de las tropas (las acuarteladas y las dispersas), en el Convento de San

    Francisco, que fue el lugar ocupado como cuartel general durante tres meses43.

    41 MM, DAB, Carta del Triunvirato fechada en Buenos Aires el 27 de febrero de 1812, firmada por Manuel de Sarratea, Juan Jos Paso, Bernardino Rivadavia y el secretario Nicols de Herrera.

    42 Juan Martn de Pueyrredn era hermano de Diego Jos de Pueyrredn, quien estaba casado con Juana Francisca Zegada (hija del poderoso hacendado Gregorio de Zegada), haba desempeado diversos cargos de prestigio en Jujuy y Salta y haba sido comandante de la Frontera de Ro Negro; particip en la fundacin de Orn y tena propiedades y negocios en territorio jujeo; adems, fue el primer teniente de Gobernador de Jujuy despus de la Revolucin de Mayo de 1810 (ratificado por Castelli). Vase Leonor M. Peirotti, Negocios y Revolucin: el origen del empresariado rural en una regin de frontera (1780-1820). El caso de Diego Jos de Pueyrredn, en Ana Teruel (directora), Problemas nacionales en escalas locales. Instituciones, actores y prcticas de la modernidad en Jujuy, Rosario Prohistoria ediciones, 2010, pp. 25-53. Por tanto estimamos que estimamos que Juan Martn tena conocimiento de las familias prominentes de Jujuy y Salta; adems haba estado con negocios en la zona e integrado la vanguardia revolucionaria junto a Gemes en 1810. Como sea, recibi colaboracin del vecindario y cabildo de Jujuy durante los meses que estuvo organizando los despojos del ejrcito del Norte.

  • Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012

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    Entre las tareas ms apremiantes que debi encarar no bien estableci el cuartel general

    del ejrcito en Jujuy, se encontraban el cuidado de gran cantidad de hombres heridos en

    batalla y enfermos, labor en la que estaban involucrados dos mdicos, Diego Paroisien,

    a cargo de los enfermos en el cuartel de Jujuy, mientras que en la atencin de la

    vanguardia, estaba Baltasar Tejerina44. El hospital de campaa cumpli una importante

    funcin, que se fue incrementando en la medida en que llegaban ms heridos y enfermos

    del frente de batalla, lo que motivara las constantes solicitudes de auxilio en medicinas y

    mdicos a las autoridades en Buenos Aires. En esos das de fines de 1811, el hospital

    militar de Jujuy tena 136 enfermos (sin contar los de la vanguardia), pero careca de las

    medicinas suficientes para su correcta atencin los veo expirar sin que tengan otras

    medicinas que aceite de almendras y sal de Inglaterra, nicas drogas que se han podido

    encontrar en estas ciudades inmediatas45.

    Otra tarea en la que deposit todos sus esfuerzos, fue la de organizar a la tropa a su

    mando, donde se haba propagado la falta de conducta militar, agudizada por continuas

    deserciones y escasez de armamento necesario para la instruccin de reclutas y, hasta

    para la defensa elemental de la zona bajo su proteccin. En pos de estos objetivos,

    organiz una Academia de instruccin militar -labor que posteriormente complet su

    sucesor Manuel Belgrano- para el adiestramiento de soldados y oficiales; la academia,

    bajo la direccin de Toribio Luzuriaga estaba dirigida a la instruccin de oficiales y, al

    mismo tiempo, instituy una escuela de enseanza para cabos y sargentos, a cargo de

    Ignacio Warnes46.

    43 Emilio Bidondo, op. cit., p. 336.

    44 MM, DAB, Libro Copiador del Ejrcito del Per, n 59, carta de Pueyrredn, Cuartel general de Jujuy, 16 de diciembre de 1811.

    45 MM, DAB, Libro Copiador del Ejrcito del Per, n 98, carta de Pueyrredn, Cuartel general de Jujuy, 15 de enero de 1812.

    46 MM, DAB, Libro Copiador del Ejrcito del Per, n 71, Cuartel general de Jujuy, 17 de diciembre de 1811.

  • Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012

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    La insuficiencia de armas y mal estado en que se encontraban las existentes, motiv

    varios reclamos de Pueyrredn a la superioridad; expresaba que contaba con

    armamento caduco que no permite compostura aun cuando la impericia de la

    maestranza, no fuera tan incapaz de mejorarlo los fusiles eran tan malos en calidad

    que a media hora de fuego quedan inutilizados la artillera era escasa y de poco

    calibre. Esta situacin de premura en el equipamiento bsico de las tropas, se agudizaba

    por el avance de Picoaga, con 1.000 hombres y 4 piezas de artillera hasta Suipacha,

    situacin a la que no poda hacer frente la vanguardia, en el estado en que se encontraba,

    por cuanto debi retroceder hasta Cangrejos47 y posteriormente a Humahuca.

    Sus metas eran alcanzar la organizacin y el disciplinamiento de la tropa, lo cual

    significaba levantar la moral, establecer el orden y los regular los regimientos militares,

    pero tambin implicaba procurarles alimentos, ropa, armas y los ms elementales

    pertrechos; a tales fines instituy la intendencia del ejrcito -que luego encontrara

    Belgrano a su arribo- a la que encarg proveer a los hombres de vestimenta adecuada al

    clima, contentndose por ahora con una chaqueta y un pantaln de pao de segunda

    [] para que siquiera parezcan soldados [insiste que] todas las tropas se hallan en

    total desnudez, y en particular las de la vanguardia, que sufren las inclemencias de

    temperamentos varios y rgidos, sin tener aun el alivio de tiendas de campaa, y que las

    marchas destrozan sus cortos equipajes48,

    Mand a sus oficiales a buscar monturas y bagajes en las haciendas cercanas49 y exigi

    al cabildo que arbitrara los medios para proveer de carne a la poblacin y al ejrcito50

    47 MM, DAB, Libro Copiador del Ejrcito del Per, n 83. Cuartel general de Jujuy, 19 de diciembre de 1811

    48 MM, DAB, Libro Copiador del Ejrcito del Per, n 87. Cuartel general de Jujuy, 31 de diciembre de 1811.

    49 Ricardo Rojas, Archivo Capitular de Jujuy, Tomo IV, Correspondencia de Gobierno y Guerra, p. 247. Cuartel de Jujuy, 31 de octubre de 1811.

    50 Ricardo Rojas, op. cit., p. 249. Cuartel de Jujuy, 10 de noviembre de 1811.

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    (algo poco probable debido a la caresta general), sin embargo, la gente de Jujuy tuvo

    que abastecer al ejrcito con todo lo que la tierra daba.

    Fue en este contexto, que el ejrcito real, fortalecido, avanz de Potos hasta Tupiza a

    las rdenes de Pigoaga. Frente a la nueva coyuntura de guerra, Pueyrredn orden a la

    vanguardia del ejrcito revolucionario, asentada en Humahuaca y dirigida por Eustaquio

    Daz Vlez, que se desplazara hasta Yavi y de all avanzara hasta Nazareno.

    La batalla termin en una derrota para los revolucionarios el 12 de enero de 1812 y la

    consecuente retirada hasta Humahuaca, para desde all controlar el acceso al valle de

    Jujuy. El enfrentamiento fue la primera derrota del ejrcito comandado por Pueyrredn.

    El Ejrcito del Norte abandona Jujuy

    Desde Jujuy, el general en jefe del ejrcito comenz a organizar la retirada de sus

    tropas, en cumplimiento de las directivas recibidas desde Buenos Aires.

    Las noticias de la recuperacin de Cochabamba y el comienzo de los trabajos de

    fundicin de armas, dio un respiro en medio de la desesperada situacin; incluso se

    comenz a planificar la fortificacin de la Quebrada, esperando detener all a las tropas

    realistas, para sostener un punto de inevitable trnsito al enemigo, pero era

    conciente de que no era el nico camino de acceso a Jujuy y que una entrada por la ruta

    del Despoblado, podra dividir a la vanguardia del grueso del ejrcito asentado en

    Jujuy51.

    Por noticias llegadas desde Cochabamba, gracias a correspondencia incautada por los

    indgenas de la comunidad de Santiago de Huari, Puyrredn supo que, a pesar de la

    revuelta de indgenas y mestizos que haban confluido en Cochabamba y que 51 MM, DAB, Libro Copiador del Ejrcito del Per, n 114. Cuartel general de Jujuy, 29 de enero de 1812. El punto elegido para fortificar la Quebrada era Volcn; sin embargo, la entrada del ejrcito por el camino de la Puna (despoblado) poda poner a los revolucionarios en una situacin desesperante al impedir la comunicacin entre la vanguardia y el campamento general, que terminara en un aniquilamiento total de ambos contingentes.

  • Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012

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    colaboraban para impedir el avance de las tropas de virrey, stas se haban engrosado

    con bastimentos llegados desde Arica, mientras Goyeneche estaba fortaleciendo el

    corredor entre Potos y La Plata con La Paz, Oruro y Desaguadero, con el objetivo de

    invadir la provincia de Salta. Haba logrado reunir lo mejor de sus fuerzas en Suipacha,

    al mando de Po Tristn y Francisco de Pigoaga. Slo un ataque a Potos poda salvar el

    avance sobre Jujuy,

    Si estas precauciones que se han tomado con apresurada

    sagacidad no detienen la marcha del enemigo, me ver en

    la indispensable precisin de replegarme hacia el

    Tucumn, cuyo efecto se hacen los preparativos

    conducentes. El notable aumento y superioridad de las

    fuerzas que ha adquirido el campamento de los

    antipatriotas en Suipacha, me ha obligado retirar en

    buen orden con toda la vanguardia al general don

    Eustaquio Daz Vlez, hasta el pueblo de Humahuaca, 28

    leguas de esta ciudad, donde se han acampado con buenos

    alojamientos y provisiones, destacando avanzadas por el

    despoblado y por el camino real hasta 20 leguas de

    distancia en observacin de los movimientos del

    enemigo52

    A principio de marzo llegaban a Jujuy los heridos de la vanguardia; para entonces el

    hospital de miliar contaba con ms de 200 soldados lesionados y las noticias del avance

    de Goyeneche eran poco alentadoras: los espas hablaban de ms de 3.000 hombres que

    iban agrupndose en las cercanas de Tupiza.

    Frente a tal coyuntura orden que Daz Vlez y toda la vanguardia que se replegasen

    hasta Hornillos, mientras el ejrcito se preparaba para retirarse a Tucumn.

    52 MM, DAB, Libro Copiador del Ejrcito del Per, n 128. Cuartel general de Jujuy, 14 de febrero de 1812.

  • Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012

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    Corra el 8 de marzo de 1812, cuando Juan Martn de Pueyrredn llev al grueso de las

    tropas, con sus respectivos batallones, hasta Yatasto (defendido por el ro) y solicit al

    Triunvirato, en Buenos Aires, su relevo, argumentando motivos de salud.

    Manuel Belgrano se hace cargo del Ejrcito de Norte

    El 26 de marzo Manuel Belgrano, procedente de Tucumn, arrib a Yatasto, donde

    recibi el mando del ejrcito de manos de Pueyrredn. Tres das despus, dio comienzo

    un nuevo avance al norte, esta vez a Campo Santo, hacia donde fue enviando a los

    batallones, uno por da.

    Desde el cuartel general de Campo Santo, Belgrano se puso en contacto con espas en la

    Puna, en Atacama y en los valles altoperuanos, que le enviaban noticias de los

    movimientos de las tropas realistas; esos informes y el reconocimiento de la zona que

    hiciera por la quebrada del Toro hasta Purmamarca y Jujuy, lo terminaron de convencen

    de que los mejores lugares para ubicar el campamento general del ejrcito y poner en

    funcionamiento la maestranza, eran Jujuy y Humahuaca. En Campo Santo, el paludismo

    estaba haciendo estragos entre la tropa53.

    En circunstancias en que arribaba a Jujuy el nuevo Teniente de Gobernador, Francisco

    Pico, nombrado por el Triunvirato54 y enviara a la vanguardia del ejrcito hasta Volcn,

    Manuel Belgrano se dirigi al cabildo jujeo,

    El Excelentsimo Gobierno me ha enviado sustituir al

    Sr. General, Don Juan Marn de Pueyrredon, causa de

    sus males; dndome auxilios de importancia que conduzco

    para mantener en tranquilidad y seguridad estos pases:

    nada mas deseo que corresponder sus altas miras, todas

    53 MM, DAB, Correspondencia de los das 4 a 20 de abril de 1812.

    54 AHPJ, SRR, Caja V, Libro Capitular 1800-1812, Acta del 5 de abril de 1812

  • Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012

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    dirigidas al inters general de la Patria; cerciorado de los

    sentimientos que amina a V. S., no dudo que propender

    para todos los medios y modos al logro de unos tan justos y

    santos fines55.

    Mientras, en el Alto Per, avanzaba la represin y recuperacin de territorios por las

    fuerzas realistas. En abril de 1812 la guarnicin de Oruro fue reforzada con tropas

    venidas del Cuzco al mando del cacique Mateo Garca Pumacahua; desde all salan los

    soldados a atacar las reas rurales. El comandante de la plaza, Juan de Imaz, sola

    incursionar en la campaa persiguiendo a insurrectos y abriendo el camino para el

    ingreso de ms tropas procedentes del Per por el camino de Desaguadero.

    Las huestes virreinales recuperaron las cuatro provincias del Alto Per, sofocaron las

    revueltas indgenas y avanzaron sobre Cochabamba, el ltimo bastin revolucionario

    que quedaba en pie.

    En tanto, el 12 de mayo comenz la marcha del ejrcito desde Campo Santo hacia Jujuy;

    Belgrano se qued esperando las carretas tucumanas que deban llevar los pertrechos del

    ejrcito desde Yatasto. Recin entonces se encamin al nuevo cuartel general del

    Ejrcito del Norte, mientras, la vanguardia al mando de Daz Vlez volva al poblado de

    Humahuaca.

    Desde Jujuy, Manuel Belgrano envi una carta al Triunvirato explicando brevemente la

    situacin en la que se encontraba la regin, esperanzado en que el retroceso de parte del

    ejrcito realista hacia Cochabamba le diera tiempo de organizar sus fuerzas, para seguir

    hasta Humahuaca y de all a Suipacha; esperaba sacar provecho del hecho de que el

    enemigo se concentraba en Cochabamba, sin embargo, expona que, con las armas que

    tena en su poder y la cantidad de soldados experimentados con que contaba, estimaba

    que slo podra estar a la defensiva y esperar una oportunidad para atacar. 55 Nota de Manuel Belgrano al cabildo de Jujuy, notificndole su asuncin como jefe del Ejrcito del Norte, Posta de la Cinaga, 3 de abril de 1812. AHPJ, SRR, publicado en Viviana Conti, Jujuy en sus documentos. Recopilacin del Archivo de Ricardo Rojas, Universidad Nacional de Jujuy, 1992, Papeles de Belgrano.

  • Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012

    24

    Segn las noticias que tengo parece que Goyeneche ha

    salido de Potos para con el grueso de sus fuerzas atacar

    Cochabamba, y llevar con el terror sus miras adelante.

    En tales circunstancias que son las ms propsito para

    que nosotros pudisemos trabajar con algn acierto y

    llamarle la atencin, me veo con poca gente, ya por la

    desercin, ya por las enfermedades, ya tambin por el estado

    de reclutas en que se hallan muchos de ellos, como lo he

    manifestado V. E., y por ltimo con pocas armas y malas.

    Sin embargo, lo que se llama ejrcito est todava en

    marcha, y hoy debe estar Balcarce en Humahuaca con los

    pardos, hsares y dragones: la infantera ha empezado

    llegar este punto, y luego que la vista y apronte la

    artillera, continuar a reunirse hasta que desde all tome

    las determinaciones que parezcan ms conducentes.

    Ya lo he dicho V. E., nuestra situacin es crtica y pende en

    mucha parte de los sucesos de Cochabamba; porque ha

    hablar verdad si se pierden aquellas armas, Goyeneche

    puede convertirse francamente contra las multitudes de

    naturales, y de grado o por fuerza, destruir la convulsin

    interior que por otra parte tampoco est libre de la divisin

    entre s, queriendo los jefes que la dirigen ser cada uno el

    primero.56

    Ya en Jujuy, la tarea de Belgrano se centr en el adiestramiento, equipamiento y

    engrosamiento del ejrcito que recibiera. Para ello comenz con el reclutamiento de

    soldados, a travs de un Reglamento de reclutas, que estableca la presencia de 56 MM, DAB, Jujuy, 19 de mayo de 1812. Se refera a las desavenencias entre los caudillos cochabambinos.

  • Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012

    25

    autoridades del cabildo de Jujuy en la Oficina de Reclutamiento57. La oficina propici el

    enrolamiento de hombres jvenes de la ciudad y el alistamiento de campesinos,

    indgenas, mestizos y criollos, la mayora labradores, jornaleros o peones de la campaa

    jujea, que abandonaron sus hogares para enlistarse en el ejrcito. Se solicitaban

    hombres entre 16 y 35 aos, preferentemente solteros58.

    En el campo, se comenzaron a organizar las primeras milicias de gauchos, trabajadores

    rurales con familia constituida, que conocan perfectamente el campo y la geografa

    local -de all su poder de ataque sorpresivo y rpida dispersin- y formaban, al mismo

    tiempo, el sector productivo ms apto de la campaa59.

    En la quebrada funcionaba una Oficina de Reclutamiento en Humahuaca, que incorpor,

    en poco tiempo, ms de 160 reclutas efectivos al ejrcito revolucionario, los que se

    encontraban recibiendo las instrucciones militares al momento del xodo60.

    El proceso de reclutamiento en territorio jujeo, si bien aument mucho el nmero de

    las tropas, la mayora estaban en proceso de aprendizaje de los mnimos rudimentos

    militares, tampoco tenan armas suficientes para todos y la mayora no saban usarlas,

    son muy novatos61.

    El nmero de bocas para alimentar aumentaba en igual proporcin que la caresta de

    alimentos y la falta de brazos para levantar las cosechas. A mediados de 1810, en la

    campaa de Jujuy recin se estaba recuperando la produccin agrcola desbastada por

    las sequas de los aos precedentes. La militarizacin de la poblacin campesina y el

    57 AHPJ, SRR, Caja IV, legajo guerra, Jujuy 23 y 28 de julio de 1812.

    58 MM, DAB, Bando de Belgrano, dado en Jujuy el 14 de julio de 1812, solicitando el reclutamiento de hombres solteros y ordenando que dicho bando se publicase en Salta y en toda la jurisdiccin.

    59 Gustavo Paz, El orden es el desorden. Guerra y movilizacin campesina en la campaa de Jujuy 1815-1821, en Ral Fradkin y Jorge Gelman (compiladores): Desafos al orden. Poltica y sociedades rurales durante la revolucin de la Independencia, Rosario, Prohistoria, 2008, pginas 83 a 101.

    60 MM, DAB, Jujuy, 19 de junio de 1812.

    61 MM, DAB, Belgrano al Triunvirato, Jujuy, 19 de agosto de 1812.

  • Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012

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    consecuente abandono de las tareas de campo, contribuy a intensificar la escasez de

    bienes de consumo; la situacin de insuficiencia de alimentos se increment con las

    exigencias de vveres por el ejrcito. Las requisas y adquisiciones del ejrcito

    revolucionario, en teora, deban pagarse a sus propietarios; para ello, se implement un

    sistema de recibos que los oficiales del ejrcito deban dejar a los dueos de los bienes

    confiscados y que el gobierno central se encargara de efectivizar. El cabildo de Jujuy,

    agobiado por la falta de alimentos y las solicitudes de emprstitos a la poblacin62 se

    quejaba al Triunvirato

    ... el estado decadte. de los pueblos, el atraso de su Como.

    Agricultura e industria [...] pues amas de tener cortado su

    comercio de Bacas y Mulas con las Provincias del Per, parado

    enteramte. el trafico dela Arriera, qe. eran los dos prales. y casi

    unicos ramos deqe. subsistian se halla esta casi del todo

    arruinada, y el Pueblo con mil acrehencias contra el Exercito

    Auxiliar, por el Ganado Bacuno, y Cabalgaduras qe. han

    franqueado sus Vecinos, y aun seles han tomado por la fuerza

    sin qe. seles haya satisfecho su importe...63

    Belgrano reconoca que el pueblo jujeo se senta acreedor del Ejrcito de Norte,

    porque habiendo tal vez estado el ejrcito escaso de numerario, se les tomaron los

    vecinos ganados y algunos otros objetos necesarios, que no se les satisfizo de contado, y

    se les pag con recibo cuando ms64, por lo que recomendaba que siempre que se

    pudiese se pagase de contado los bienes que se sustrajesen a la poblacin.

    62 Se trata del Emprstito a los comerciantes europeos de la ciudad y jurisdiccin, mandado por el Teniente Gobernador Francisco Pico, emanado de una Orden superior de 12 de diciembre de 1811, (Triunvirato) que el Gobernador Intendente hizo cumplir con un auto del 28 de julio de 1812, dejando constancia que dichos vecinos estaban bajo la proteccin del Cabildo por ser miembros de la comunidad. AHPJ, SRR, Caja V, Libro Capitular 1800-1812, Acta del 6 de mayo de 1812.

    63 AHPJ, SRR, Caja V, Libro Capitular de Jujuy 1800-1812: Acta Capitular del 13 de julio de 1812.

    64 MM, DAB, Correspondencia de Manuel Belgrano. Jujuy, 28 de julio de 1812.

  • Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012

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    Estando el ejrcito en Jujuy, se incorpor el barn Eduardo de Holemberg -llegado de

    Buenos Aires-, a quien el general Belgrano encarg la organizacin de la maestranza y

    todo lo relacionado con la artillera del ejrcito; fue as que cre una fundicin de armas

    de guerra, donde se fabricaron gran cantidad de obuses e incluso intent fundir caones,

    parece que con poca suerte65. Las piezas de artillera ms importantes llegaban desde

    Buenos Aires, fabricadas en el Parque de Artillera. En Crdoba haba una fbrica de

    plvora y en Tucumn se construan las cureas para caones, carretas, monturas,

    portafusiles y otros elementos necesarios para la guerra. Las cartucheras tucumanas

    fueron rpidamente reemplazadas por las fabricadas en la maestranza de Jujuy, debido a

    no se ajustaban a las armas que posea el ejrcito (fusiles y carabinas). Se levantaron

    cuatro hornos de fundicin, donde trabajaban maestros fundidores

    Se han construido las zorras que han de conducir los

    caones de 6 [] asimismo se ha trabajado en achicar

    los cajones para que las mulas puedan conducirlos.

    Tambin se ha dado principio fundir granadas de su

    calibre y despus de algunas experiencias se ha logrado

    dar con la mezcla de los metales [] pero ya para todo es

    necesario la plvora de la que carecemos66.

    La maestranza concentraba gran cantidad de mano de obra, tanto especializada

    (artesanos) como no calificada y en su seno se produca una diversidad de bienes

    destinados al equipamiento de las tropas. La fabricacin y reparacin de armamento de

    guerra, tales como cuchillos, lanzas, sables, bayonetas, picos, palas, caones, estaba

    dirigido por artesanos expertos, maestros armeros, herreros, plateros, talabarteros y

    hasta carpinteros, trabajadores altamente calificados, muchos de ellos forasteros, que a

    su vez estaban organizados jerrquicamente en maestros mayores y maestros

    65 Jos Mara Paz, Memorias Pstumas, Segunda Edicin, Buenos Aires, Almanueva, 1954, Tomo I, p. 18 y p. 303, cita 44

    66 MM, DAB, Jujuy, 19 de junio de 1812.

  • Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012

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    subalternos, mientras que la mano de obra no calificada se encargaba de los pasos

    productivos ms rudimentarios67.

    Belgrano haba arbitrado lo necesario para la fabricacin de plvora en Jujuy, pues

    segn deca l mismo en su correspondencia, en Santiago la fabrican muy mala []

    si no fuesen mis apuros tales como son, y alguna circunstancia hiciese que el enemigo

    me dejara tranquilo por algn tiempo, aqu mismo la haba de fabricar.68

    Mientras que los herreros, armeros y fundidores, se abocaron a la produccin y

    reparacin de armas y herraduras, el trabajo de sastres y costureras tuvo gran demanda

    durante la guerra, en la elaboracin de uniformes para las tropas. El trabajo del sastre

    gozaba de mayor consideracin y a ellos se les encargaba la confeccin de uniformes

    para los oficiales de alto rango, que se pagaba segn la calidad del artesano y del pao

    empleado. En general, el trabajo de las mujeres costureras estaba dirigido a la

    fabricacin de las prendas de los soldados (camisas, pantalones) y sus remuneraciones

    estaban en relacin a la cantidad de las ropas confeccionadas, no a su calidad. Los

    sombrereros tambin gozaban de gran requerimiento69, as como los zapateros que

    manufacturaban las botas70.

    Una de las carestas que compartan ambos ejrcitos (el revolucionario y el realista) era

    la falta de una vestimenta adecuada, sin ninguna divisa militar. En el ejrcito

    revolucionario la mayora de los soldados vestan a lo paisano an los oficiales71, de

    67 Emma Raspi, El mundo artesanal de dos ciudades del norte argentino, Anuario de Estudios Americanos, Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos, LVIII-1, 2001, pp. 178-179.

    68 Carta de Belgrano a Rivadavia, Jujuy, 19 de agosto de 1812. Transcripta en Luis Gemes, Gemes Documentado, Buenos Aires, Plus Ultra, 1979, Tomo 1, p. 503.

    69 Emma Raspi, op. cit.

    70 Los zapatos elaborados en Crdoba se rompan con mucha facilidad, por cuanto se estim sustituirlos por los confeccionados en la maestranza.

    71 Vase Antonio King, Veinticuatro aos en la Argentina, Buenos Aires, Vaccaro, 1921, en especial los relatos de la vanguardia.

  • Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012

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    all la importancia que se le diera a la confeccin de uniformes con buenos paos y,

    especialmente de calzado apto para el suelo montaoso y bosques con espinos.

    La maestranza fue una experiencia surgida de las necesidades de la guerra, que dur

    mientras sta estuvo vigente. El conglomerado de gente que trabajaba en su seno

    comprenda a todos los sectores tnicos: esclavos y libertos pertenecientes a las castas,

    distribuidas entre negros, pardos, morenos y mulatos; indgenas, mestizos y espaoles.

    Adems de la manufactura y reparacin de armas y uniformes, en la maestranza se

    fabricaban y reparaban monturas, caronas, aparejos, estribos, riendas, guardamontes y

    todo lo necesario para cabalgar, labores que empleaban a talabarteros y lomilleros.

    La fabrica organizada en la ciudad de Jujuy parti con el xodo y se reorganiz, en

    Tucumn y luego de la batalla de Salta regres a Jujuy. Recordaba un protagonista que

    en Tucumn Belgrano Estableci tambin una maestranza completa, en la cual

    trabajaban todos, adems de los principales maestros de carpintera y herrera. Se

    remontaban en ella todos los caones, se construyeron lanzas, se compuso todo el

    armamento y hasta se trabajaron algunas espadas72. A su regreso a Jujuy, en 1813,

    muchos de los maestros armeros que trabajaran en Tucumn se desplazaron con el

    ejrcito y formaron parte de la maestranza a las afueras de la ciudad de Jujuy. En 1815,

    la experiencia manufacturera fue repetida por Rondeau, quien incorpor a las labores a

    prisioneros espaoles73.

    25 de mayo de 1812

    La otra tarea que se haba propuesto Belgrano era levantar la moral de la tropa y del

    pueblo que la contena. Para ello aprovech la conmemoracin del 25 de mayo, que en

    1812 en Jujuy cont con la presencia del Ejrcito del Norte y de su comandante en jefe,

    72 Gregorio Aroz de La Madrid, op. cit., p 43.

    73 Vase Marcelo Lagos y Viviana Conti, op. cit., pp. 148-149.

  • Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012

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    Manuel Belgrano, quien ya haba creado un nuevo estandarte, celeste y blanco -

    desconocido por el gobierno revolucionario de Buenos Aires- bajo cuyos colores se

    identificaba la tropa a su mando. Joaqun Carrillo, quien en la dcada de 1870 escribiera

    una historia de Jujuy, relataba los sucesos de 1812 y adverta el papel de Belgrano en la

    formacin del nuevo aparato simblico revolucionario, en el cual los festejos del 25 de

    mayo adquiriran una notable relevancia y de all en adelante iran indisolublemente

    unidos al nuevo concepto de Patria: El sentimentalismo patritico de Belgrano tuvo

    fecundidad en la invencin de una ritualidad patritica para herir el corazn de los

    pueblos i retemplarlos en la fatiga, sublimndolos para el sacrificio en el ardor de las

    ms rudas batallas74.

    En palabras de Manuel Belgrano, la jura de la Bandera no slo haba servido a los

    efectos de levantar el nimo en sus alicadas tropas, sino en propagar los sentimientos

    afines a la revolucin en la poblacin civil,

    He tenido la mayor satisfaccin de ver la alegra, contento

    y entusiasmo con que se ha celebrado en esta ciudad el

    aniversario de la libertad de la patria, con todo el decoro y

    esplendor de que ha sido capaz, as con los actos religiosos

    de vsperas y misa solemne con Tedeum, como en la fiesta

    del alfrez mayor, cooperando con las iluminaciones todos

    los vecinos de ella, y manifestando con demostraciones

    propias su regocijo.

    La tropa de mi mando no menos ha demostrado el

    patriotismo que la caracteriza: asisti al rayar el da

    conducir la bandera nacional, desde mi posada, que

    llevaba el barn de Holmberg para enarbolarla en los

    74 Joaqun Carrillo, Jujuy Provincia federal arjentina. Apuntes de su historia civil (con muchos documentos). Buenos Aires, 1877. Reimpresin, Jujuy, Talleres Grficos del Boletn e Imprenta del Estado de la Provincia de Jujuy, 1980, pginas 167 y 168.

  • Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012

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    balcones del ayuntamiento, y se anunci al pueblo con

    quince caonazos.

    Concluida la misa, la mand llevar la iglesia, y tomada

    por m, la present al den Juan Ignacio Gorriti que sali

    revestido bendecirla, permaneciendo el preste, el cabildo

    y todo el pueblo con la mayor devocin este santo acto.

    []

    Por la tarde se form la tropa en la plaza y sal en persona

    las casas del ayuntamiento, donde me esperaba con su

    teniente gobernador, saqu por m mismo la bandera y la

    conduje acompaado del expresado cuerpo, y habiendo

    mandado hacer el cuadro doble, habl las tropas [], las

    cuales juraron con todo entusiasmo, al son de la msica y

    ltima salva de artillera, sostenerla hasta morir75

    El acto fusion el ritual revolucionario con el catlico a travs de la bendicin de la

    bandera por el clero local, presidido por el vicario del ejrcito, fue un acto con un gran

    contenido simblico que reemplaz la trada patria rey religin, que constituan el

    basamento sobre el que se apoyaba el Rgimen Colonial de la monarqua espaola, por

    la trada patria-libertad-religin, como apoyo a la Revolucin

    la puerta de mi posada hizo alto la columna, form en

    batalla, y pasando yo entre las filas la bandera, puedo

    asegurar V. E., que v, observ el fuego patritico en las

    tropas, y tambin o en medio de un acto tan serio

    murmurar entre dientes: Nuestra sangre derramamos por

    esta bandera. No es dable a mi pluma pintar el decoro y

    respeto de estos actos, el gozo del pueblo, la alegra del

    75 MM, DAB, Carta de Belgrano al Triunvirato, Jujuy, 28 de mayo de 1812.

  • Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012

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    soldado, ni los efectos que palpablemente he notado en

    todas las clases del estado testigos de ello: solo puedo

    decir que la patria tiene hijos que sin duda sostendrn por

    todos los medios y modos su causa, y que primero

    perecern a ver usurpados sus derechos.76

    Cochabamba y Jujuy

    Desde que Esteban Arze retomara la ciudad de Cochabamba77 en 1811, sta se

    transform en el epicentro de las ideas revolucionarias y en la retaguardia que protega

    las espaldas del ejrcito acantonado en Jujuy. Juan Martn de Pueyrredn mantena una

    estrecha comunicacin con Esteban Arze y otros cochabambinos; estaba enterado e

    intervena en los movimientos militares y polticos de la ciudad y su campaa; los

    chasques entre Cochabamba y Jujuy eran diarios, en ellos imparta rdenes y opinaba

    sobre los sucesos polticos y las acciones militares que partan desde all hacia el

    Altiplano78.

    Esteban Arze haba sido designado por Pueyrredn intendente y presidente de la Junta

    de Gobierno de Cochabamba, pero deleg el cargo en Mariano Antezana79, dedicndose

    en el futuro a comandar las fuerzas cochabambinas y las huestes indgenas para atacar

    Oruro, que se haba convertido en la principal plaza fuerte virreinal80. A pesar de la

    76 Ibd.

    77 Recordemos que la ciudad de Cochabamba haba sido tomada por las tropas virreinales de Goyeneche en septiembre de 1811 y recapturada por Esteban Arze en octubre de 1811. Las tropas de Arze estaban compuestas por mestizos e indgenas, jornaleros, peones de haciendas y artesanos. Gustavo Rodrguez Ostria, op. cit. La noticia de la recuperacin de Cochabamba lleg a Jujuy el 15 de noviembre.

    78 Correspondencia de Pueyrredn, en MM, DAB, op. cit.

    79 Mariano Antezana haba estudiado en Buenos Aires, tena ideas liberales y conoca a Manuel Belgrano. Fue uno de los dirigentes de la liberacin de Cochabamba en octubre de 1811, nombrado por el cabildo como Intendente y Presidente de la Junta de Gobierno. Albornoz y Pentinali, en Josep Barnadas (director), Diccionario Histrico de Bolivia, Sucre, Grupo de Estudios Histricos, 2002, p, 129.

    80 Gustavo Rodrguez Ostria, op. cit.

  • Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012

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    derrota en Oruro, las fuerzas comandadas por Arze continuaron atacando todos los

    puntos de concentracin de tropas realistas.

    Mientras, Jos Manuel de Goneneche se fortaleca en Potos y el virrey del Per

    Fernando de Abascal planeaba concentrar fuerzas para avanzar hasta Tucumn81, ya que

    Jujuy y Salta eran el resguardo de los valles cochabambinos, hacia donde enviaban

    armas, bastimentos y fomentaban las sublevaciones de indgenas que asolaban el

    Altiplano. La toma de Jujuy era fundamental en los planes de Abascal, pues all se abra

    el camino carretero hacia el Ro de La Plata. Para ello envi al brigadier Francisco de

    Picoaga para fortalecerse en Tupiza como avanzada hacia Jujuy, donde a la sazn se

    encontraba el ejrcito revolucionario.

    Jujuy y Cochabamba eran los dos puntos cruciales para el futuro de la guerra, valles que

    comunicaban con la altiplanicie y entre s; su posesin fortaleca al ejrcito que

    dominara estos enclaves. En ello se basaron los planes de Abascal y Goyeneche.

    En el verano de 1812, la derrota en Nazareno oblig a la vanguardia revolucionaria a

    replegarse sobre Humahuaca y controlar el acceso a Jujuy por la Quebrada. Mientras,

    Arze custodiaba el valle de Cliza protegiendo a Cochabamba.

    El plan de Abascal iba tomando forma, controlado el sur del Altiplano, slo deba

    asegurarse las comunicaciones de sus tropas dispersas y emprender contra Cochabamba

    y Jujuy, para lo que tena que esperar que cesaran las lluvias estivales.

    Ese verano cambi la coyuntura de guerra. Por un lado las desavenencias entre Arze y

    Antezana complic la situacin interna en Cochabamba. En Jujuy, Pueyrredn ya haba

    dimitido y se preparaba para entregar el ejrcito al nuevo general en jefe, Manuel

    Belgrano. El cambio de la comandancia en el Ejrcito del Norte tuvo repercusiones en

    Cochabamba; mientras Pueyrredn tena a Arze como su hombre de confianza,

    81 AGI, Diversos 2 A, Legajo 2, R.1 y 2.

  • Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012

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    Belgrano se apoy en Antezana, de quien tena mayor conocimiento82. El conflicto se

    acrecent por las rdenes contradictorias de atacar Potos o resguardar los accesos a

    Cochabamba.

    La importancia de mantener la moral y la fuerza en la plaza de Cochabamba queda

    manifestada en la misma correspondencia de Belgrano, quien estaba al tanto de cada

    uno de los sucesos acaecidos all, los que a su vez notificaba a Buenos Aires. Al tiempo

    que informaba al gobierno de Salta y al cabildo de Jujuy sobre su nuevo cargo en el

    ejrcito, lo haca tambin a Cochabamba en misivas a Arze y a Antezana.

    Belgrano, al igual que Pueyrredn, tena sus esperanzas puestas en la victoria de

    Cochabamba sobre el ejrcito virreinal, lo que permitira salvaguardar el norte

    rioplatense y dejar expedito el camino hacia Charcas

    ello es cierto que si Cochabamba se pierde, es de

    inferir que caigan con ella todas las dems provincias que

    estn en conmocin, y por consiguiente el enemigo, libre de

    aquellas atenciones, se convierta todo contra nosotros...

    [] estamos, a la verdad, en situacin muy peligrosa y si

    Cochabamba se pierde y con ella las armas pocas que se

    han juntado y aquellos patriotas han fabricado, yo no veo

    un camino de recuperar la libertad del Per sin una fuerzas

    de grande consideracin que hayan de sostener una guerra

    mortfera83

    Para asegurar Cochabamba, ambos caudillos decidieron que era prioritario cortar las

    comunicaciones de Oruro. En pos de ello, salieron con las tropas cochabambinas hacia

    el Altiplano, a las que se fueron agregando las parcialidades indgenas de la zona, pero

    dejaron a la ciudad prcticamente desguarnecida. Al calor de las batallas, fueron 82 MM, DAB, Belgrano al Gobierno Central, Campo Santo, 20 de abril de 1812. Gustavo Rodrguez Ostria, op. cit.

    83 MM, DAB, Belgrano al Gobierno Central, Campo Santo, 11 de mayo de 1811.

  • Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012

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    emergiendo renovados conflictos entre los jefes, que concluyeron por dividir a las

    huestes segn sus lealtades a cada caudillo, lo que repercuti en la moral de los

    hombres84.

    Cuando la noticia de la divisin del ejrcito lleg a la ciudad de Cochabamba, los

    pobladores ms ricos, hacendados, comerciantes y familias con recursos econmicos

    comenzaron a refugiarse en las haciendas, llevaban a sus familias y bienes a lugares

    seguros. A mediados de mayo slo quedaban en la ciudad los sectores ms humildes,

    mestizos e indgenas85, que confiaban en las guerrillas que custodiaban la campaa.

    Las rdenes que haba recibido Goyeneche consistan en desbaratar las huestes

    cochabambinas como prioritario, antes de avanzar hacia el Ro de La Plata. La estrategia

    militar consisti en un movimiento envolvente sobre la ciudad y zonas circundantes,

    utilizando las tropas que tena en Potos y las que estaban concentradas en Oruro. En

    mayo el ejrcito Real ya estaba en movimiento. En su camino Goyeneche fue quemando

    pueblos indgenas y matando a todos sus habitantes sin distincin de sexo o edad. Al

    llegar a los lmites de la jurisdiccin de la provincia, recibieron una delegacin de la

    ciudad que intentaba mediar para evitar la invasin.

    Jos Manuel de Goyeneche contaba con un ejrcito de unos 2.000 hombres armados, a

    los que sumaba las huestes indgenas de los caciques Mateo Garca Pumacahua y

    Manuel Choquehuanca de Per. Saba que Cochabamba estaba mal armada y que la

    mayora de los hombres haban partido, bien con las guerrillas, bien en busca de su

    propio resguardo. En su camino, la vanguardia realista fue acechada por indgenas desde

    los cerros, a lo que respondi quemando las poblaciones de Quirquiavi y Sakaka.

    Mientras, Arze intentaba defender el estratgico paso de Pocona (que permite la entrada

    al valle de Cliza y de all a Cochabamba), pero fue derrotado por las fuerzas virreinales

    84 El 26 de abril ambos caudillos firmaron un acuerdo por el que dividan sus fuerzas y se repartan los territorios bajo su autoridad; a Antezana le corresponda la defensa de Cochabamba y alrededores (Gustavo Rodrguez Ostria, op. cit)

    85 Gustavo Rodrguez Ostria, op. cit

  • Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012

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    al mando de Imaz. La derrota de Arze extendi el pnico por toda la provincia y

    comenz la desercin de sus hombres.

    Mientras Esteban Arze comunicaba a Belgrano la situacin desesperada en que se

    encontraba y peda auxilio de tropas86, en Jujuy el general entenda que sus hombres no

    estaban listos para la guerra, salvo la vanguardia al mando de Eustaquio Daz Vlez que,

    aprestados a marchar, estuvieron demorados por la convalecencia del jefe y finalmente

    no salieron, pues antes de la partida lleg la comunicacin de la cada de la ciudad en

    manos de los realistas. Belgrano expresaba que de la suerte que corriera Cochabamba

    dependa que el enemigo se viniera sobre Jujuy con todas sus fuerzas y no saba si

    contaba con el tiempo necesario para preparar al ejrcito para hacerle frente, es

    doloroso ver al cordero en las manos del lobo sin poder socorrerlo87.

    En la ciudad, la poblacin estaba dividida entre los que queran defenderla y los que

    buscaban una rendicin incondicional. El cabildo decidi suplicar a Goyeneche y para

    ello envi a un grupo de clrigos y notables. Antezana estuvo de acuerdo con lo

    dispuesto por el cabildo y exhort, a quienes queran una confrontacin, a que se

    retiraran a los cerros en busca de la guerrilla.

    La mayora de la gente que quedaba en la ciudad eran los sectores ms humildes,

    indgenas y mestizos, casi todos ancianos, mujeres, nios y unos pocos hombres que no

    estaban en el ejrcito, que tena por nicas armas hondas, piedras, cuchillos y palos (con

    los que armaban lanzas). De manera que, con el ejrcito realista a poco de llegar, la

    ciudad de Cochabamba estaba ocupada slo por los ms humildes, los desposedos de

    medios para escapar, mayoritariamente mujeres y nios cuyos hombres de la familia se

    encontraban en la guerrilla. El 26 de mayo esa masa de gente desprotegida saque las

    casas de las familias adineradas -la mayora ausentes- en busca de armas y alimentos.

    86 MM, DAB, Carta del 11 de mayo de 1812

    87 MM, DAB, Carta del 17 de junio de 1812

  • Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012

    37

    Pertrechados con lo que encontraron, las mujeres ocuparon la colina de San Sebastin,

    mientras que los pocos hombres que haban quedado se ubicaron a los costados. Esa fue

    la defensa de Cochabamba contra las tropas entrenadas de Goyeneche, que entraron a

    caballo degollando a quienes encontraban a su paso y se dedicaron al saqueo sistemtico

    y el incendio de la ciudad, convencidos de que Cochabamba deba servir de escarmiento

    a los revolucionarios de toda Amrica. Se desconoce la cantidad de muertos, pero todos

    los cronistas aseguran que la mayora eran mujeres. Los hombres encontrados en la

    ciudad fueron degollados y sus cabezas colocadas en chuzas a lo largo del camino de

    ingreso.

  • Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012

    38

    La retirada de los habitantes de Jujuy del 23 de agosto de 1812

    Las rdenes que recibiera Belgrano eran acordes a las que otrora recibiera Peuyrredn:

    defender Jujuy o abandonar la zona, siguiendo la estrategia de tierra arrasada, para

    refugiarse en Tucumn, Santiago del Estero o Crdoba, lo que significaba no dejar nada

    que el enemigo pudiera utilizar para su avance hacia el Ro de La Plata. En las

    instrucciones que recibiera al hacerse cargo del Ejrcito, ya se consignaba la situacin

    de inminente ataque realista y se le ordenaba que, si el enemigo avanzaba y se hiciese

    dueo de Salta y sucesivamente emprendiese, como es

    de inferir, la ocupacin del Tucumn, tomar V. S

    anticipadas disposiciones para trasplantar Crdoba la

    fbrica de fusiles que se halla en aquel punto; y fin de

    asegurar aquellos tiles, como la artillera, tropa y dems

    concerniente al ejrcito88

    La vanguardia realista en Tupiza hostigaba a los indgenas de la Puna de Jujuy, mataba,

    robaba e incendiaba los pueblos; Belgrano, estaba enterado de lo sucesos en Rinconada,

    donde el pueblo haba sido saqueado por una partida enemiga y los indgenas

    asesinados.

    Se me ha avisado de la Rinconada que una partida

    enemiga haba ido saquear aquel pueblo, azotar los

    naturales, y a hacer las ms atroces iniquidades; parece

    haber adoptado generalmente entre ellos inspirando el

    terror, cometiendo asesinatos, robando, quemando y

    88 MM, DAB, Buenos Aires, 27 de febrero de 1812, carta firmada por Manuel de Sarrateea, Juan Jos Paso, Bernardino Rivadavia y secretario Nicols de Herrera

  • Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012

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    aniquilndolo todo; baste decir que las criaturas inocentes

    no se libertan de sus cuchillos. 89

    Sin embargo, an confiaba en una victoria en Cochabamba y en Chayanta, lo que le

    dara el tiempo necesario para organizar y fortalecer el ejrcito. Mientras, en

    Humahuaca, haba ordenado constituir un batalln de naturales de la Quebrada, pues

    para entonces, haba aumentado mucho el nmero de reclutas. En las tropas

    estacionadas en el poblado de Humahuaca, tena puestas las expectativas para trabar el

    ingreso del ejrcito realista90.

    Las informaciones de lo acontecido en Cochabamba volaron como un reguero de

    plvora y llegaron rpidamente a Jujuy. Los rumores corran presagiando lo peor, todos

    saban que el prximo objetivo de Goyeneche era Jujuy.

    Recin a fines de junio llegaron las noticias exactas de lo acontecido en Cochabamba, de

    boca de Esteban Arze, que haba arribado a Humahuaca con un grupo de sus hombres y

    avisaba que en el camino haba partidas dispersas, sin apoyo militar, que llegaran en

    cualquier momento a Jujuy, por lo que peda que se los protegiera de los ataques de las

    cuadrillas realistas91.

    Belgrano comunic al gobierno en Buenos Aires que no estaba en condiciones de

    defender Jujuy con las pocas y mal armadas tropas que posea, el ejrcito de mi

    mando ni est capaz de operar ni tiene todo lo que necesita para el efecto. Para

    entonces, la poblacin con recursos comenz a arbitrar las medidas para alejar a sus

    familias del frente de batalla.

    Despus de la cada de Cochabamba, comenzaron a llegar a Jujuy los hombres que

    haban logrado escapar de las matanzas de Goyeneche, junto con exilados de Tarija y

    Chichas. Belgrano escribi al Triunvirato 89 MM, DAB, Jujuy, 4 de junio de 1812.

    90 MM, DAB, Jujuy, 19 de julio de 1812.

    91 MM, DAB, Jujuy 4 de julio de 1812.

  • Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012

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    Muchos oficiales, pocos soldados, y veinte armas entre ellas

    once o ms intiles, es lo que ha venido despus de la derrota de

    Cochabamba y de la provincia de Chayanta: todos quieren de

    comer y plata: he dado mis rdenes para lo primero y an trato

    de vestirlos92

    El pnico debi apoderarse de la poblacin de Jujuy, que auguraba un futuro similar a

    Cochabamba. Los principales comerciantes de Jujuy fueron los primeros en embalar sus

    pertenencias, arrendar carretas y fletarlas hacia Tucumn, al menos como primera

    escala, ya que algunos de ellos siguieron hasta Santiago del Estero, Crdoba y Buenos

    Aires. Las familias pudientes, como haba ocurrido en Cochabamba, buscaron con

    tiempo un lugar seguro, en el seno de familiares, amigos y sus relaciones sociales o

    comerciales. Todo aquel que tuviera un medio de transporte, carros, carretones, carretas,

    caballos, mulas, trat de poner a salvo a la familia alejndola de lo que, se tema, sera

    un saqueo indiscriminado.

    Cuntas eran estas familias adineradas? Segn la lista confeccionada por el cabildo

    jujeo en 1800, la elite local estaba formada por 56 individuos, de los cuales 42 eran

    jefes de familia avecindados en la ciudad (en esa lista no estn incluidos los dueos de

    haciendas con residencia en el campo) y 12 eran sacerdotes; se trataba de 22 espaoles

    europeos (naci