exodo jujeño
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El Éxodo Jujeño de 1812TRANSCRIPT
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Viviana E. Conti, Jujuy, febrero-marzo de 2012
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El xodo de 1812
Viviana E. Conti1
Contexto Histrico
La crisis monrquica:
En 1808 la ocupacin militar de las tropas napolenicas a Espaa provoc una crisis en
la monarqua hispnica signada por el vaco de poder que lleg a todos los confines de
ultramar. No obstante, el triunfo espaol en la batalla de Bailn contra las fuerzas
napolenicas auguraba mejores tiempos y alentaba las esperanzas de liberar al Rey.
Con la victoria y las esperanzas, emergi en el mundo hispnico un movimiento
juntista2, iniciado por la Junta Central Suprema Gubernativa de Espaa e Indias que
tom a su cargo el gobierno de la monarqua, transitoriamente, en nombre de los
derechos de Fernando VII (se esperaba el pronto regreso del Rey) y envi comisionados
a distintos puntos del territorio americano3, donde se fue repitiendo, a lo largo del ao,
la jura de fidelidad al rey cautivo4.
Las noticias arribadas a Amrica hispana en 1808 no eran tan malas: creacin de la
Junta Central y victoria en la batalla de Bailn, presagiaban un buen futuro5. Se pensaba
que slo era cuestin de tiempo para que el Monarca regresara y, consecuentemente, 1 Doctora en Historia, Investigadora de CONICET y Profesora de la Universidad Nacional de Jujuy.
2 Se entiende por movimiento juntista a la instalacin de diversas juntas gubernativas, tanto en Espaa como en Amrica, a los efectos de cubrir el vaco de poder poltico generado por la ausencia de la monarqua, frente a las expectativa de de un pronto retorno al orden institucional.
3 Jos Manuel de Goyeneche lleg a Montevideo en agosto de 1808 como comisionado de la Junta.
4 En Jujuy, los festejos por el ascenso al Trono de Fernando VII se llevaron a cabo durante los da 8, 9 y 10 de octubre de 1808, con grandes fiestas y regocijos. La descripcin de la ceremonia de homenaje y las festividades puede verse en Marcelo Lagos y Viviana Conti, Jujuy de la Revolucin de Mayo a nuestros das. 1810-1910-2010, Jujuy EdiUnju, 2010, pp. 122-123.
5 Armando Martnez, Manuel Chust (eds.), Una independencia, muchos caminos. El caso de Bolivia (1808-1826), Universitat Jaume I, Castelln, 2008, p. 135.
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fueron organizndose juntas en nombre de Fernando VII en distintas ciudades de
Amrica: en Montevideo (1808), La Plata (1809), La Paz (1809), Quito (1809), ellas se
instituyeron en apoyo a la Junta Central, en el contexto de la crisis de la monarqua,
mientras an se esperaba una pronta victoria sobre los franceses; adems, en todas las
ciudades americanas se jur fidelidad a la Junta Central como depositaria del poder
Real6.
Poco despus, la batalla de Ocaa (noviembre de 1809) cambi el rumbo de la guerra: la
Junta Central se traslad a Sevilla y luego fue disuelta. Estas noticias tambin llegaron a
Amrica dramatizadas con la idea de la prdida total de la Pennsula. En ese contexto
emergieron las Juntas surgidas de 1810, algunas de las que se negaron a reconocer a la
Regencia, pero plantearon nuevas estrategias frente a la ya cada monarqua Hispnica;
ejemplo de ellas fue la Junta de Buenos Aires.
La invasin a Portugal (noviembre de 1807) dio un nuevo protagonismo a los territorios
americanos, con el traslado de la familia Real portuguesa a Ro de Janeiro; en su seno se
encontraba la nica heredera legal de la familia real espaola, la infanta Carlota
Joaquina de Borbn, hermana de Fernando VII, casada con el prncipe don Juan, regente
de Portugal, que se erigi en la posibilidad de cubrir la vacancia Real. A su alrededor se
fue creando un partido carlotista que vea en la infanta una salida a la crisis de
autoridad en Espaa y Amrica7. Estas tratativas no prosperaron por la desconfianza
entre las autoridades virreinales hacia las ambiciones de la corte portuguesa.
6 En Jujuy el cabildo public un bando que llamaba a los vecinos y pueblo en general al acto de juramento para el da 21 de febrero de 1809. Archivo Histrico de la Provincia de Jujuy (AHPJ), Seccin Ricardo Rojas (SRR), Caja IV, Libro Capitular de 1800 a 1812, fs. 182-182v, la Jura en folio 184. Para detalles de la Jura a la Junta Central en Jujuy, vase: Marcelo Lagos y Viviana Conti, op. cit., p. 124.
7 Este tema ha sido estudiado por la historiografa gracias a la abundante correspondencia de la princesa con las autoridades civiles, militares y eclesisticas de los dominios espaoles y lo que ella misma expres a travs de un Manifiesto dirigido a los vasallos espaoles en Espaa y Amrica (Armando Martnez, Manuel Chust (eds.), op. cit., pp.40-41). Las pretensiones de ser reconocida como regente en nombre de sus hermanos fue apoyada desde la corte lusitana, quien envi a Pedro de Souza Holstein a negociar con la Junta de Sevilla y encontraron eco en la turbulencia poltica del Ro de La Plata (grupo al que perteneca Manuel Belgrano) que intent que la infanta se trasladara all. Vase: Noem Goldman, Crisis imperial, revolucin y guerra (1806-1820), en Nueva Historia Argentina, Buenos Aires, Sudamericana, 1998, volumen III.
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El contexto europeo es trascendental para entender qu decisiones se tomaban y por qu
se actuaba en consecuencia en toda Amrica hispana. La disolucin de la Junta Central y
los acontecimientos de 1810, provocaron desconfianza y las Juntas surgidas en ese ao
slo usaron la mscara de Fernando a la espera de lo que poda acontecer, pero ya con
un pensamiento autonmico.
De febrero a mayo llegaron a Amrica las noticias de la derrota del ejrcito espaol en
Ocaa, la ocupacin de Andaluca, la disolucin de la Junta y la creacin del Consejo de
Regencia y el establecimiento de la corte de Jos I Bonaparte, motivo que llev a la
mayor parte de las Juntas a desconocer la Regencia. En septiembre de 1810, las Cortes
se reunieron en Cdiz (nico territorio espaol libre de la ocupacin francesa). Las
cortes de Cdiz contaban con la presencia de diputados americanos en su seno, lo que
fortaleci la idea de derecho de los americanos, diferente al concepto de privilegio
del Antiguo Rgimen8.
Recin en los meses de julio-agosto de 1813, las guerrillas espaolas comenzaron a
derrotar a los ejrcitos napolenicos. Por tanto entre 1810 y 1813, en Amrica se fueron
tomando las decisiones en consonancia a lo que estaba ocurriendo en Europa. En
Espaa, las autoridades dejaron de negociar con las juntas americanas y empezaron a
acusar a estas juntas de sediciosas, de traidoras y, especialmente, de independentistas.
se era el calificativo acusatorio que dot de legitimidad a las autoridades peninsulares
para actuar militarmente o polticamente contra aquellos que no obedecan sus
instrucciones9 y que desataron una dura represin en el Ro de La Plata, Chile,
Caracas y otras regiones insurreccionadas de la Amrica Hispana.
8 Se produjo un cambio fundamental en la poltica hacia las colonias: pasaron a ser reinos integrantes de la monarqua.
9 Armando Martnez, Manuel Chust (eds.), op. cit, p. 139.
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El desencuentro de dos virreinatos: Buenos Aires y Lima
Las capitales virreinales tomaron distintos rumbos frente a la crisis de la monarqua
hispnica. Dos vas, la revolucin y el fidelismo, las enfrent durante ms de una
dcada.
En Buenos Aires, las noticias de lo acontecido en la pennsula Ibrica, fue entendida
como una crisis de legitimidad que desemboc en una revolucin sustentada en el
concepto de reasuncin del poder por parte de los pueblos. Basadas en esos
fundamentos, la Primera Junta surgida el 25 de mayo de 1810, envi una circular a los
pueblos del interior del Virreinato para que participaran en las decisiones a travs de
los diputados elegidos por los cabildos10.
La iniciativa de Buenos Aires, al fomentar el autogobierno de los pueblos, abri la caja
de Pandora11 que llevara a futuros conflictos polticos. Por otro lado, las expectativas
de la revolucin no eran las mismas en todos sus actores, lo que provoc desavenencias
polticas entre un sector (liderado por Mariano Moreno) que intent asociar la guerra
con la independencia y la formacin de un nuevo orden republicano y sectores ms
moderados, situacin que dio por resultado grandes indefiniciones en los objetivos de la
revolucin12. As se sucedieron (desde 1810 a 1820), distintos gobiernos revolucionarios
con distintos objetivos, la Primera Junta, la Junta Grande, el Primer Triunvirato, el
Segundo Triunvirato y el Directorio.
Junto a la circular que convocaba a los pueblos, la Junta envi expediciones militares a
los dos extremos del Virreinato del Ro de La Plata: al Alto Per y a Paraguay, mientras
se abra un nuevo frente de batalla en la Banda Oriental, con el sitio a la ciudad de
Montevideo y la invasin portuguesa.
10 Noem Goldman, op. cit., pp. 41-42.
11 Argumento esgrimido por el cabildo de Jujuy en sus instrucciones al diputado ante la Junta de Buenos Aires, Juan Ignacio Gorriti.
12 Para un anlisis ms completo, vase Noem Goldman, op. cit., p. 45 y ss.
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En Lima, el virrey Fernando de Abascal convirti al virreinato del Per en el centro de
la contrarrevolucin americana, desplegando espas por todo el territorio espaol en
Indias. Era un monrquico absolutista, ejemplo del mandatario ilustrado, que recibi
apoyo de la elite limea y del Tribunal de Consulado (que le financiara sus campaas
militares), interesados en mantener la hegemona hispnica y el control sobre la
poblacin indgena. Tal como ocurra en Buenos aires, los anhelos de Abascal estaban
puestos en el Alto Per, donde intervino ya en 1809, contra los insurgentes de La Paz13.
El virreinato del Per haba jurado fidelidad a la Junta Central y eligi diputado para ser
representado en ella. Cuando estall la revolucin en Buenos Aires, en 1810, el
presidente de la Audiencia de Charcas, Vicente Nieto y el gobernador de Potos,
Francisco de Paula Senz, decidieron la incorporacin del territorio de la Audiencia de
Charcas al Virreinato del Per y se pusieron a disposicin del virrey Fernando de
Abascal14: significaba que el Alto Per se desmembraba del Virreinato de Ro de La
Plata, se incorporaba al Virreinato de Per y ya no obedecera a Buenos Aires.
Sin embargo, esta decisin poltica tena poca relacin con la realidad altoperuana,
donde en 1810 las opiniones estaban divididas entre los que apoyaban a la revolucin en
Buenos Aires y los que se mantenan fieles a la monarqua. En esos momentos existan
dos sectores insurgentes al mismo tiempo: las sublevaciones indgenas y las ciudades,
donde creca el apoyo al moviendo revolucionario de Buenos Aires y al ejrcito que
marchaba hacia all15.
13 Para ello envi un ejrcito compuesto por criollos e indgenas bajo la direccin de Jos Manuel de Goyeneche (presidente interino de la audiencia de Cuzco) y el coronel Juan Ramrez (intendente de Huarochir), que movilizaron a curacas con sus indgenas. Intervino militarmente en Quito (desbaratando a la Junta de 1809 en 1813) y en Chile (Rancagua 1814), Armando Martnez, Manuel Chust (eds.), op. cit, p. 52. Estaba enterado de lo que ocurra en toda Amrica hispana, por donde haba desplegado un ejrcito de espas que le enviaban informacin desde todos los rincones del continente, Archivo General de Indias (AGI), Diversos 2 A y 3A
14 Armando Martnez, Manuel Chust (eds.), op. cit., p. 149.
15 Muchos revolucionarios, de Buenos Aires y del Ro de La Plata en general, se haban formado en la Universidad de Charcas y mantenan vinculaciones en las ciudades altoperuanas. Vase: Jos Luis Roca, Cochabambinos y porteos, 1810-1813, Historia y Cultura N 10, La Paz, 1986.
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Desde 1810 hasta 1825 el Alto Per fue el escenario de la guerra entre Buenos Aires y
Lima y el botn de los eventuales vencedores. Ya en agosto de 1810, al conocerse los
sucesos de Crdoba (ejecucin de Liniers y autoridades opositoras a la Revolucin) el
presidente de la Audiencia de Charcas, Vicente Nieto, comenz a ejecutar una serie de
medidas tendientes a defender a la regin del avance de las tropas revolucionarias
enviadas desde Buenos Aires; para llevarlas a cabo contaba con el ejrcito virreinal que
custodiaba la ciudad de La Paz16.
El Alto Per estaba pasando por una coyuntura de convulsin, motivada por las
represiones a los movimientos juntistas de Chuquisaca y La Paz de 1809, a lo que se
sumaban las sublevaciones indgenas que fueron surgiendo en distintas regiones del
Altiplano. Estas mismas sublevaciones motivaron que la ciudad de Oruro pidiera auxilio
de tropas a la Audiencia de Charcas, que envi un contingente cochabambino17.
En tanto, en Potos, se iban congregando los destacamentos que formaran el ejrcito
contrarrevolucionario, a la espera de reunirse con el ejrcito virreinal; ste se estaba
concentrando en Desaguadero, constituido por las tropas de Cuzco y La Paz a las
rdenes de Jos Manuel de Goyeneche. En pos de ello, el presidente de la Audiencia
orden al cabildo de Oruro que le repusiera parte de las huestes que enviara para
proteger la ciudad; esas huestes estaban formadas por legiones cochabambinas, que
desertaron y, al mando de Francisco del Rivero, regresaron a Cochabamba.
El 14 de septiembre de 1810, la ciudad de Cochabamba declar su adhesin a la
revolucin de Buenos Aires18 en momentos en que el ejrcito del Norte estaba llegando
a Jujuy. El levantamiento de Cochabamba repercuti por todo el Alto Per; el 24 de
septiembre se form una junta en Santa Cruz y el 6 de octubre de 1810 el cabildo de
16 Jorge Siles Salinas, Historia de la Independencia de Bolivia, Madrid, MAPFRE, 1992.
17 La insurgencia indgena tena sus propios motivos, basados en una crisis del cacicazgo y los cobradores de tributos, en contexto de movimientos revolucionarios y represiones llegadas desde Per. Mara Luisa Soux, El complejo proceso hacia la independencia de Charcas (1808-1826), La Paz, Plural, 2010, p. 230
18 Mara Luisa Soux, op. cit., p. 69. Gustavo Rodrguez Ostria, Poder, guerra e insurreccin en Cochabamba, 1781-1813, MS, en prensa, Cochabamba, 2012.
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Oruro reconoci la autoridad de la Junta de Buenos Aires. El 22 llegaron tropas
cochabambinas para allanar el camino de las fuerzas porteas; eran 1.500 soldados
comandados por Esteban Arze19 y Melchor Guzmn Quintn.
Cuando la guerra lleg a Jujuy
En las dcadas previas a la Revolucin de la independencia, la ciudad de San Salvador
de Jujuy con su jurisdiccin, integraba el Virreinato del Ro de La Plata y la Intendencia
de Salta del Tucumn, cuya capital, la ciudad de Salta, se encontraba a 18 leguas al sur.
Se trataba de una ciudad pequea pero, gracias a su situacin geogrfica, era un centro
de trnsito obligado entre la Altiplanicie y las tierras bajas rioplatenses, lo cual le daba
dinamismo mercantil y generaba trabajo para sus habitantes20. En la ciudad de Jujuy
terminaba el camino carretero que conectaba con el Ro de La Plata; hasta all llegaban
las carretas cargadas con mercancas, con destino a los mercados del Alto y Bajo Per;
en adelante slo se poda continuar el viaje en mula y las mercancas deban enfardarse
para ubicarlas en tercios de mula o burro.
A pesar de su tamao, era una ciudad con mucho movimiento de personas: viajeros,
arrieros y transentes que hacan el camino entre las provincia de arriba (Alto Per) y
las provincias de abajo (Ro de La Plata), lugar donde se deba cambiar de medio de
transporte, reemplazar la mula por la carreta o viceversa, lo cual obligaba a la
permanencia en la ciudad del tiempo necesario para realizar esos preparativos y
abastecerse de lo necesario para el viaje. En las pulperas y almacenes se podan
comprar todos los artculos imprescindibles. A fines del siglo XVIII, en la ciudad
existan 39 pulperas, nmero inusual para la cantidad de habitantes con que contaba21.
19 Es el mismo que estar con Belgrano durante el xodo en 1812.
20 Para una descripcin de la ciudad y su jurisdiccin (campo y poblados), vase Marcelo Lagos y Viviana Conti, op. cit., pp. 21-83.
21 Segn los datos arrojados por el Censo levantado por orden del rey Carlos III en 1778-1779, en la jurisdiccin de Jujuy vivan 14.694 personas (sin contar los curatos de Humahuaca y Ro Negro, para los cuales no se conservaron los datos). En la ciudad de San Salvador vivan 1.707 personas.
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Los compradores de ganado que llegaban hasta all contrataban capataces, adiestradores
y peones, que a su vez eran surtidos de todos los efectos necesarios para el viaje por los
comerciantes de la ciudad. Todo ese movimiento de transentes le daba un aspecto
inslito para una ciudad tan pequea.
La base de la economa de Jujuy descansaba en las exportaciones de ganados y de sus
excedentes agrcolas y el arrieraje; de ellos viva la poblacin local, junto al comercio de
intermediacin de diversos artculos de distintas procedencias que realizaban los
comerciantes en las tiendas de la ciudad (establecimientos dedicados a la importacin,
exportacin y re-exportacin de diversas mercancas). A principios del siglo XIX una
fuerte y prolongada sequa afect al campo jujeo por varios aos, lo que caus graves
perjuicios en la produccin agrcola y ganadera. Los efectos fueron desbastadores y para
1810 recin comenzaba a recuperarse la productividad en las haciendas.
En la ciudad conviva una gran diversidad social, cultural y tnica. Las familias
prominentes, descendientes de los conquistadores, los primeros encomenderos y sus
parientes, se fueron engrosando en el siglo XVIII, con el arribo de inmigrantes
espaoles quienes contrajeron matrimonio con mujeres de la elite local, dando lugar a la
formacin de nuevos linajes que ocasionaron el crecimiento de los sectores socialmente
prestigiosos. Los hombres ocupaban cargos en la burocracia colonial, eran
profesionales, hacendados o grandes comerciantes. Muchas familias alternaban su vida
en la hacienda y en la ciudad. La poblacin rural viva en haciendas, estancias, chacras y
pueblos de indios, dedicados a tareas agrcolas y ganaderas. En las haciendas y estancias
vivan y trabajaban espaoles y mestizos dedicados a tareas especficas, tales como
mayordomos, capataces, administradores, cuidadores, invernadores y arrieros, labores
que exigan una debida capacitacin, experiencia y responsabilidad, por cuanto sus
detentadores gozaban de cierto prestigio social.
Socialmente por debajo de la elite local, exista un cmulo de espaoles pobres y
mestizos, que cumplan tareas de relativo prestigio, tales como administradores,
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capataces, maestros artesanos, arrieros, pulperos y pequeos tratantes. Los sectores
sociales ms pobres estaban compuestos esclavos y manumitidos, indios forasteros,
mestizos e indigentes, que se ocupaban en labores artesanales, de la venta ambulante en
la plaza y en las calles, del servicio domstico o slo mendigaban.
En general se trataba de una sociedad tranquila y pueblerina, con un fuerte control social
digitado desde las autoridades con anuencia de las elites locales, donde los desrdenes
provenan de algunos excesos en los divertimentos, peleas o borracheras, alborotos
provocados por transentes de paso, algn que otro prfugo o vagabundo y,
eventualmente, actos de cuatrerismo o incumplimientos en contratos de trabajo.
La llegada del ejrcito revolucionario transform totalmente la vida de Jujuy, esta
imagen de paz y de orden provincianos fueron sustituidos por el campamento de
campaa (de ambos ejrcitos, el revolucionario y el realista), la presencia de tropas
formadas por hombres forasteros, las exigencias de la guerra, los despojos y los saqueos.
En Jujuy, tal como en el vecino Alto Per, las guerras de la independencia duraron 15
aos, desde el arribo del Ejrcito del Norte en septiembre de 1810 hasta la muerte de
Pedro Antonio de Olaeta en 182522. Fue el comienzo de una coyuntura de guerra y
militarizacin que cambi la vida de los habitantes de Jujuy, sin distincin social o
tnica y sus efectos se hicieron sentir en todos los rdenes de la vida cotidiana.
Feliciano Chiclana, nombrado Gobernador Intendente interino, lleg a Jujuy el 3 de
septiembre de 1810, desde donde supervis los suministros de los vecinos al ejrcito23.
El ejrcito arrib a fines de septiembre; la vanguardia, de alrededor de 400 hombres, se
22 Pedro Antonio Olaeta estaba casado con Josefa Marquiegui, hija del hacendado Bentura Marquiegui de Jujuy; fue quien comand las invasiones al territorio jujeo (an contraviniendo rdenes del virrey de Per) hasta su muerte en Tumusla en 1825.
23 AHPJ, SRR, Caja 4, Libro Capitular 1800-1812 (362 folios), Acta del 3 de septiembre de 1810. Chiclana tambin era el Auditor de Guerra del Ejrcito Auxiliar. Diego de Pueyrredn fue ratificado como Teniente de Gobernador de Jujuy.
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ubic en Tilcara y el resto qued a las a fueras de la ciudad de Jujuy, durante
aproximadamente un mes, hasta el comienzo de la marcha hacia Yavi y Suipacha24.
El da 4 de septiembre de 1810, se organiz el Cabildo Abierto donde fue elegido el
representante por Jujuy ante la Junta de Buenos Aires, Juan Ignacio Gorriti25. En la
misma sesin se dispuso la contribucin voluntaria de los vecinos de Jujuy para auxiliar
al ejrcito que viene marchando de la Capital de Buenos Ays., para lo cual el
cabildo enumeraba las personas principales de la ciudad, que aportaran segn sus
capitales y disponibilidades.
Sin embargo, la contribucin voluntaria del vecindario no fue suficiente. Con el arribo
del ejrcito Auxiliar del Alto Per en septiembre de 1810, la poblacin debi abastecer a
aproximadamente 1.200 hombres26. La consecuencia inmediata de la duplicacin de las
bocas para alimentar, fue la caresta y la escasez de carne en toda la Jurisdiccin
(productora de vacunos), casi crnica en toda la coyuntura de guerra.
El Cabildo de Jujuy, como institucin, aport a la causa revolucionaria con sus arrieros,
para que lleven los pertrechos del ejrcito hacia el Alto Per (pag algunos fletes hasta
Potos y otros hasta Tupiza). Ya en la primera expedicin muchos arrieros jujeos
perdieron sus animales, otros perdieron la vida.27
24 Emilio Bidondo, La guerra de la independencia en el norte argentino, Buenos Aires, EUDEBA, 1976, p. 49.
25 AHPJ, SRR, Caja 4, Libro Capitular 1800-1812 (362 folios), Acta del 4 de septiembre de 1810. El cabildo de Jujuy entreg las Instrucciones que su diputado deba llevar a Buenos Aires, en las cuales invocaba el derecho de los pueblos al autogobierno y por ende su independencia de la Intendencia de Salta.
26 Se calcula que tena alrededor de 2.000 habitantes para 1810, entre los que estn agregados mujeres y nios, cuya dieta es menor a la de los hombres adultos.
27 AHPJ, SRR, Caja V, Legajo 13, Documento 63. Informe de Teodoro Snchez de Bustamante al Cabildo de Jujuy acerca de los problemas que afrontaron los arrieros de Jujuy, 8 de julio de 1811
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Gonzlez Balcarce avanz con una parte del ejrcito hasta Yavi, donde se le unieron los
milicianos de Tarija28. El primer enfrentamiento entre ambos ejrcitos se produjo en
Cotagaita, sin un claro vencedor. El 7 de noviembre de 1810 tuvo lugar la primera gran
batalla, en Suipacha, con el triunfo de los revolucionaros, lo que les permiti avanzar
hasta Tupiza y Potos.
La convulsin revolucionaria en el vecino Alto Per
El principal foco de apoyo al movimiento revolucionario de Buenos Aires surgi en
Cochabamba, donde el 14 de septiembre de 1810, en cabildo abierto, se decidi crear
una junta en apoyo a la de Buenos Aires y enviar grupos armados al Altiplano para
detener el avance del ejrcito virreinal. Desde Cochabamba el apoyo a la revolucin
repercuti en otras ciudades donde el discurso de la soberana de los pueblos haba
prendido en el seno de los cabildos29. Primero Santa Cruz, luego Oruro y finalmente
Potos, ante la cercana de las tropas rioplatenses, se plegaron al movimiento
revolucionario; en general se trataba de pronunciamientos de adhesin a la causa
revolucionaria de Buenos Aires, a la vez que de oposicin a la intromisin del Per en
los asuntos altoperuanos.
En los comienzos de 1811, casi todo el Alto Per se haba volcado hacia la causa de la
Revolucin30; la mayor parte del territorio se encontraba bajo el control del Ejrcito de
Norte y las tropas cochabambinas; slo la regin al oeste de La Paz, estaba bajo el
dominio de las tropas del virrey del Per comandadas por el general Jos Manuel de
Goyeneche, asentadas en Zepita.
28 Para un anlisis minucioso de la guerra, vase Emilio Bidondo, La Expedicin de Auxilio a la Provincias Interiores (1810-1812), Buenos Aires, Crculo Militar, 1987, pp. 274 y ss.
29 Armando Martnez, Manuel Chust (eds.), op. cit., p. 78.
30 Ren Arze Aguirre, Participacin popular en la independencia de Bolivia, La Paz, Quipus, 1987
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En su avanzada hacia el Altiplano, el ejrcito revolucionario siempre estuvo abastecido
por los caciques de Mohoza (La Paz) y Arque (Cochabamba); cuando se acanton en
Huaqui, las provisiones le llegaban desde Oruro31, lo que manifiesta el compromiso
revolucionario de vastos sectores de las provincias altoperuanas.
En Huaqui, el ejrcito revolucionario fue derrotado por las tropas virreinales en junio de
1811; los sobrevivientes huyeron en distintos contingentes, algunos, en forma
desordenada fueron causando desmanes en los poblados por los que pasaban en su
camino hacia Jujuy, zona considerada a resguardo en esos momentos. Eustaquio Daz
Vlez con sus hombres se retiraron a Oruro y de all a Cochabamba, donde estaba Juan
Martn de Pueyrredn con sus batallones. Entre julio y diciembre fueron llegando a
Jujuy grupos de sobrevivientes de Huaqui, que vagaban por el campo, provocando
desrdenes32.
Un soldado de la poca comentaba nos presentamos en Jujuy en momentos que estaban
llegando las primeras tropas que haban escapado de la derrota33.
A fines de julio Goyeneche se apoder de la ciudad de Oruro, que en adelante sera un
importante bastin realista bajo la direccin de Indalecio Gonzlez de Socasa. De Oruro
sigui a Cochabamba, donde ocup la ciudad en el mes de agosto, al tiempo que los
restos del Ejrcito del Norte huan hacia Jujuy apoyados por las huestes indgenas y
31 Mara Luisa Soux, op. cit., p. 72. Para el proceso en el Alto Per vase tambin Ren Arze Aguirre, op. cit .
32 En un contexto de inseguridad y desorden, rumores de invasiones y saqueos, presencia de vagabundos y salteadores, el cabildo de Jujuy, a principios de 1811, fue adoptando diversas medidas para la proteccin de la ciudad y el campo asolado por desertores y vagabundos errantes: fortaleci el control de pasaportes y licencia de trnsito en la Posta, pidi a la Junta provincial de Salta vigilar el punto de reunin de Tucumanos, Troperos y Carreteros y de la gente de Arriva que eran causa de disturbios en la campaa, as como una multitud extraordinaria de Ladrones, reforz a los alcaldes de la Santa Hermandad, intensific la regulacin sobre la venta de bebidas alcohlicas tanto en el campo como en la ciudad. En el mbito urbano, a fin de mejorar la autoridad en manos de los alcaldes de barrio, dividi a la ciudad en seis distritos y mand a levantar una matrcula de los vecinos de cada cuartel. AHPJ, SRR, Caja IV, Libro Capitular 1800-1812, Acta Capitular del 19 de marzo de 1811, Acta Capitular del 9 de febrero de 1811 y Acta del 26 de agosto de 1811.
33 Gregorio Aroz de La Madrid, Memorias del general Gregorio Aroz de La Madrid, Buenos Aires, El Elefante Blanco, 2007, p. 34
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cochabambinas al mando de Esteban Arze, quienes no dejaron de hostigar a los realistas
hasta que el 29 de octubre recobraron Cochabamba y obligaron a Goyeneche a recluirse
en Potos.
A principios de 1811 casi todo el territorio altoperuano haba cado nuevamente en
poder de las fuerzas fidelistas dirigidas por Goyeneche bajo las rdenes del Virrey
Abascal, slo la regin de Cochabamba permaneca fiel a la revolucin rioplatense.
Ante el avance arrollador de los ejrcitos virreinales, Juan Martn de Pueyrredn
emprendi el regreso a Jujuy, con los hombres que lo acompaaban, entre los cuales se
encontraban algunos indgenas, como es el caso del caudillo Baltasar Crdenas, quien lo
sigui hasta Jujuy.
Durante el ao 1811 la mayora de las ciudades del Alto Per volvieron a manos de los
realistas, aunque el campo qued en poder de las tropas cochabambinas y de los
indgenas sublevados. La sublevacin indgena se fue extendiendo: La sublevacin era
general y en ella participaban varios grupos, indgenas y mestizos, entre ellos muchos
arrieros que tomaban caminos alternativos para evitar llevar armamento y pertrechos
para las tropas del Rey34. Los rumores hablaban de una sublevacin general de indios y
de cochabambinos, que motivara al Virrey Abascal a ordenar la represin, la que
encarg al cacique de Chincheros, Mateo Garca Pumacahua35.
Cochabamba se haba convertido en el baluarte revolucionario en el Alto Per. La
posterior cada de la ciudad en manos realistas, en agosto de 1811, signific en el
contexto de la poca, una derrota mayscula para la causa de la independencia, adems
de la prdida segura de todo el territorio altoperuano. Entre los desencadenantes
inmediatos es de destacar el regreso de las tropas de Juan Martn de Pueyrredn a Jujuy,
34 Mara Luisa Soux, op. cit., p. 77
35 Algunos autores ven, en este enfrentamiento indgena, viejos antagonismos entre quechuas y aymaras (Jorge Siles Salinas, op. cit., p. 189). Lo cierto es que Pumacahua busc la alianza de otro cacique, Manuel Choquehuanca, para enfrentar a los sectores rebeldes al Rey. De esta manera distintas parcialidades indgenas (al igual que mestizos o espaoles) pelearon en ambos bandos a lo largo de las guerras de la independencia.
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tratando de poner a salvo los caudales que haba extrado de Potos y el reagrupamiento
de las milicias cochabambinas al mando de Esteban Arce.
Despus de pacificar a Cochabamba, Goyeneche regres a Potos, decidido a ejecutar
la segunda parte de su plan para reconquistar el Virreinato del Ro de La Plata: invadir
Jujuy y penetrar por los valles hasta el corazn rioplatense. En pos de ello envi al
brigadier Picoaga con una avanzada del ejrcito real a establecerse en Suipacha. Pero
sus planes se truncaron cuando las huestes cochabambinas retomaron la ciudad en
octubre de 1811.
Las guerrillas cochabambinas y el pueblo de la ciudad y villas de su jurisdiccin
supieron mantener en jaque al ejrcito virreinal durante un ao y fueron preparando el
terreno para un nuevo avance de los ejrcitos rioplatenses.
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Jujuy campamento general del Ejrcito
La derrota del Ejrcito Auxiliar en los campos de Huaqui y el arribo a Jujuy de los
despojos del ejrcito revolucionario, pusieron a la ciudad y su campaa en una situacin
desesperante, motivo por el cual el cabildo comenz a tomar una serie de medidas para
proteger a la ciudad y el campo de las bandas salteadoras y de una casi segura invasin
de los ejrcitos enviados desde Lima. Para esos fines, el cabildo de Jujuy reforz la
autoridad de los alcaldes de la Santa Hermandad (quienes tenan funciones de justicia y
polica en el mbito rural) y de los alcaldes barrio (con similares funciones en el mbito
urbano), instndolos a celar por el orden, quietud y seguridad en sus jurisdicciones,
perseguir a quienes esparciesen ideas sediciosas contra el Gobierno o atentasen contra la
tranquilidad pblica, as como a estar atentos ante cualquier delito, denunciar a los que
encontrasen delinquiendo, tomarlos prisioneros y dar parte al Cabildo si fuesen civiles o
al comandante del ejrcito en caso de que se tratase de militares36.
Los rumores que llegaban desde el Alto Per, referidos a invasiones y represalias sobre
los pueblos que haban dado ayuda a los revolucionarios, hacan temer por la seguridad
del vecindario
la necsidad de tomar algas medidas qe al mismo tpo qe
afiansen la publica tranquilidad, aquieten los temores de la
Gente bulgar, pues con motivo de las desgracias y
movimientos experimentados en algs de los pueblos del
Per, de las muchas especies exageradas qe
frecuentemente se sucitan y divulgn principalmte a la
llegada de pasajeros de arriba, por venir entre ellos
algunos ignorantes o demasiado credulos, y otros
36 AHPJ, SRR, Libro Capitular 1800-1812, Acta del 26 de agosto de 1811. Las instrucciones estn fechadas el 29 de agosto
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malintencionados o desafectos al actual Govierno, temen
algunos Vecinos qe llegue ocurrir en ste alga novedad
capaz de comprometer la quietud y Seguridad publica37.
En este contexto, se recibieron noticias del prximo arribo de Juan Martn de
Pueyrredn con batallones del ejrcito que se haban mantenido unidos.
En septiembre de 1811 Pueyrredn haba llegado a Tarija, desde donde se comunic con
las autoridades en Salta para informarle que llevaba consigo sus hombres y los caudales
que haba sacado de Potos, para lo que necesitaba que lo proveyeran de 200 caballos de
silla y 125 mulas de carga que deban esperarlo en el fuerte de Cobos38. A fines de ese
mes ya estaba en Salta, donde poco despus se notific que el Triunvirato lo haba
nombrado General en Jefe de las Tropas reunidas en las Provincias libres de nuestro
territorio, a los efectos de organizarlas, disciplinarlas y ponerlas en situacin de
enfrentar una prxima invasin39. Sucesivamente fueron llegando las tropas de
Viamonte (783 hombres con 206 fusiles) y las de Daz Vlez, a quien Pueyrredn
encarg la organizacin de la vanguardia en Mojos (al norte de La Quica), compuesta
por 630 hombres con 487 fusiles40.
Las directivas del Triunvirato apuntaban a una reorganizacin del ejrcito
revolucionario para la defensa del territorio y ya no para una avanzada hacia el Alto
Per, o sea, que el gobierno central estaba enterado de la trgica situacin del Ejrcito
del Norte y su notoria inferioridad frente al previsible avance del ejrcito virreinal. Las
ordenes reservadas enviadas a Juan Martn de Pueyrredn y luego reenviadas a
Manuel Belgrano, evidencian la estrategia a seguir por el gobierno revolucionario de
37 AHPJ, SRR, Caja IV, Libro Capitular de 1800-1812. Acta Capitular de 26 de agosto de 1811.
38 Ricardo Rojas, Archivo Capitular de Jujuy, Tomo IV, Correspondencia de Gobierno y Guerra, p. 242. Tarija, 5 de septiembre de 1811.
39 Ricardo Rojas, op. cit., p. 245
40 Museo Mitre (MM), Documentos del Archivo de Belgrano, Buenos Aires, Imprenta de Coni Hermanos, 1914, Tomo IV (DAB), Libro Copiador del Ejrcito del Per, n 56, carta de Pueyrredn, Cuartel general de Jujuy, 4 de diciembre de 1811.
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Buenos Aires ante el avance arrollador de los ejrcitos procedentes del Per, que
debieron ser cumplidas por ambos comandantes del Ejrcito del Norte:
Se sabe por cartas interceptadas de Goyeneche Abascal que
rene aquel todo su ejrcito y viene ocupar la provincia de
Salta, debiendo emprender sus marchas mediados de enero.
Esto har si duda que nuestro ejrcito retrograde; porque
sobre todo conviene no exponer la fuerza. En tal caso es
necesario hacer la retirada en el mejor orden, destruyendo
cuanto pueda ser til al enemigo, para dificultar sus marchas y
recursos.
Se cuidar mucho de retirar con tiempo la fbrica de los tiles
del Tucumn.
Se tratar de tener siempre la fuerza reunida y concentrada,
llamando al enemigo porque se debilite medida que se
extienda en conquistas.41
Juan Martn de Pueyrredn42 se traslad inmediatamente a Jujuy, donde se encarg de la
organizacin de las tropas (las acuarteladas y las dispersas), en el Convento de San
Francisco, que fue el lugar ocupado como cuartel general durante tres meses43.
41 MM, DAB, Carta del Triunvirato fechada en Buenos Aires el 27 de febrero de 1812, firmada por Manuel de Sarratea, Juan Jos Paso, Bernardino Rivadavia y el secretario Nicols de Herrera.
42 Juan Martn de Pueyrredn era hermano de Diego Jos de Pueyrredn, quien estaba casado con Juana Francisca Zegada (hija del poderoso hacendado Gregorio de Zegada), haba desempeado diversos cargos de prestigio en Jujuy y Salta y haba sido comandante de la Frontera de Ro Negro; particip en la fundacin de Orn y tena propiedades y negocios en territorio jujeo; adems, fue el primer teniente de Gobernador de Jujuy despus de la Revolucin de Mayo de 1810 (ratificado por Castelli). Vase Leonor M. Peirotti, Negocios y Revolucin: el origen del empresariado rural en una regin de frontera (1780-1820). El caso de Diego Jos de Pueyrredn, en Ana Teruel (directora), Problemas nacionales en escalas locales. Instituciones, actores y prcticas de la modernidad en Jujuy, Rosario Prohistoria ediciones, 2010, pp. 25-53. Por tanto estimamos que estimamos que Juan Martn tena conocimiento de las familias prominentes de Jujuy y Salta; adems haba estado con negocios en la zona e integrado la vanguardia revolucionaria junto a Gemes en 1810. Como sea, recibi colaboracin del vecindario y cabildo de Jujuy durante los meses que estuvo organizando los despojos del ejrcito del Norte.
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Entre las tareas ms apremiantes que debi encarar no bien estableci el cuartel general
del ejrcito en Jujuy, se encontraban el cuidado de gran cantidad de hombres heridos en
batalla y enfermos, labor en la que estaban involucrados dos mdicos, Diego Paroisien,
a cargo de los enfermos en el cuartel de Jujuy, mientras que en la atencin de la
vanguardia, estaba Baltasar Tejerina44. El hospital de campaa cumpli una importante
funcin, que se fue incrementando en la medida en que llegaban ms heridos y enfermos
del frente de batalla, lo que motivara las constantes solicitudes de auxilio en medicinas y
mdicos a las autoridades en Buenos Aires. En esos das de fines de 1811, el hospital
militar de Jujuy tena 136 enfermos (sin contar los de la vanguardia), pero careca de las
medicinas suficientes para su correcta atencin los veo expirar sin que tengan otras
medicinas que aceite de almendras y sal de Inglaterra, nicas drogas que se han podido
encontrar en estas ciudades inmediatas45.
Otra tarea en la que deposit todos sus esfuerzos, fue la de organizar a la tropa a su
mando, donde se haba propagado la falta de conducta militar, agudizada por continuas
deserciones y escasez de armamento necesario para la instruccin de reclutas y, hasta
para la defensa elemental de la zona bajo su proteccin. En pos de estos objetivos,
organiz una Academia de instruccin militar -labor que posteriormente complet su
sucesor Manuel Belgrano- para el adiestramiento de soldados y oficiales; la academia,
bajo la direccin de Toribio Luzuriaga estaba dirigida a la instruccin de oficiales y, al
mismo tiempo, instituy una escuela de enseanza para cabos y sargentos, a cargo de
Ignacio Warnes46.
43 Emilio Bidondo, op. cit., p. 336.
44 MM, DAB, Libro Copiador del Ejrcito del Per, n 59, carta de Pueyrredn, Cuartel general de Jujuy, 16 de diciembre de 1811.
45 MM, DAB, Libro Copiador del Ejrcito del Per, n 98, carta de Pueyrredn, Cuartel general de Jujuy, 15 de enero de 1812.
46 MM, DAB, Libro Copiador del Ejrcito del Per, n 71, Cuartel general de Jujuy, 17 de diciembre de 1811.
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La insuficiencia de armas y mal estado en que se encontraban las existentes, motiv
varios reclamos de Pueyrredn a la superioridad; expresaba que contaba con
armamento caduco que no permite compostura aun cuando la impericia de la
maestranza, no fuera tan incapaz de mejorarlo los fusiles eran tan malos en calidad
que a media hora de fuego quedan inutilizados la artillera era escasa y de poco
calibre. Esta situacin de premura en el equipamiento bsico de las tropas, se agudizaba
por el avance de Picoaga, con 1.000 hombres y 4 piezas de artillera hasta Suipacha,
situacin a la que no poda hacer frente la vanguardia, en el estado en que se encontraba,
por cuanto debi retroceder hasta Cangrejos47 y posteriormente a Humahuca.
Sus metas eran alcanzar la organizacin y el disciplinamiento de la tropa, lo cual
significaba levantar la moral, establecer el orden y los regular los regimientos militares,
pero tambin implicaba procurarles alimentos, ropa, armas y los ms elementales
pertrechos; a tales fines instituy la intendencia del ejrcito -que luego encontrara
Belgrano a su arribo- a la que encarg proveer a los hombres de vestimenta adecuada al
clima, contentndose por ahora con una chaqueta y un pantaln de pao de segunda
[] para que siquiera parezcan soldados [insiste que] todas las tropas se hallan en
total desnudez, y en particular las de la vanguardia, que sufren las inclemencias de
temperamentos varios y rgidos, sin tener aun el alivio de tiendas de campaa, y que las
marchas destrozan sus cortos equipajes48,
Mand a sus oficiales a buscar monturas y bagajes en las haciendas cercanas49 y exigi
al cabildo que arbitrara los medios para proveer de carne a la poblacin y al ejrcito50
47 MM, DAB, Libro Copiador del Ejrcito del Per, n 83. Cuartel general de Jujuy, 19 de diciembre de 1811
48 MM, DAB, Libro Copiador del Ejrcito del Per, n 87. Cuartel general de Jujuy, 31 de diciembre de 1811.
49 Ricardo Rojas, Archivo Capitular de Jujuy, Tomo IV, Correspondencia de Gobierno y Guerra, p. 247. Cuartel de Jujuy, 31 de octubre de 1811.
50 Ricardo Rojas, op. cit., p. 249. Cuartel de Jujuy, 10 de noviembre de 1811.
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(algo poco probable debido a la caresta general), sin embargo, la gente de Jujuy tuvo
que abastecer al ejrcito con todo lo que la tierra daba.
Fue en este contexto, que el ejrcito real, fortalecido, avanz de Potos hasta Tupiza a
las rdenes de Pigoaga. Frente a la nueva coyuntura de guerra, Pueyrredn orden a la
vanguardia del ejrcito revolucionario, asentada en Humahuaca y dirigida por Eustaquio
Daz Vlez, que se desplazara hasta Yavi y de all avanzara hasta Nazareno.
La batalla termin en una derrota para los revolucionarios el 12 de enero de 1812 y la
consecuente retirada hasta Humahuaca, para desde all controlar el acceso al valle de
Jujuy. El enfrentamiento fue la primera derrota del ejrcito comandado por Pueyrredn.
El Ejrcito del Norte abandona Jujuy
Desde Jujuy, el general en jefe del ejrcito comenz a organizar la retirada de sus
tropas, en cumplimiento de las directivas recibidas desde Buenos Aires.
Las noticias de la recuperacin de Cochabamba y el comienzo de los trabajos de
fundicin de armas, dio un respiro en medio de la desesperada situacin; incluso se
comenz a planificar la fortificacin de la Quebrada, esperando detener all a las tropas
realistas, para sostener un punto de inevitable trnsito al enemigo, pero era
conciente de que no era el nico camino de acceso a Jujuy y que una entrada por la ruta
del Despoblado, podra dividir a la vanguardia del grueso del ejrcito asentado en
Jujuy51.
Por noticias llegadas desde Cochabamba, gracias a correspondencia incautada por los
indgenas de la comunidad de Santiago de Huari, Puyrredn supo que, a pesar de la
revuelta de indgenas y mestizos que haban confluido en Cochabamba y que 51 MM, DAB, Libro Copiador del Ejrcito del Per, n 114. Cuartel general de Jujuy, 29 de enero de 1812. El punto elegido para fortificar la Quebrada era Volcn; sin embargo, la entrada del ejrcito por el camino de la Puna (despoblado) poda poner a los revolucionarios en una situacin desesperante al impedir la comunicacin entre la vanguardia y el campamento general, que terminara en un aniquilamiento total de ambos contingentes.
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colaboraban para impedir el avance de las tropas de virrey, stas se haban engrosado
con bastimentos llegados desde Arica, mientras Goyeneche estaba fortaleciendo el
corredor entre Potos y La Plata con La Paz, Oruro y Desaguadero, con el objetivo de
invadir la provincia de Salta. Haba logrado reunir lo mejor de sus fuerzas en Suipacha,
al mando de Po Tristn y Francisco de Pigoaga. Slo un ataque a Potos poda salvar el
avance sobre Jujuy,
Si estas precauciones que se han tomado con apresurada
sagacidad no detienen la marcha del enemigo, me ver en
la indispensable precisin de replegarme hacia el
Tucumn, cuyo efecto se hacen los preparativos
conducentes. El notable aumento y superioridad de las
fuerzas que ha adquirido el campamento de los
antipatriotas en Suipacha, me ha obligado retirar en
buen orden con toda la vanguardia al general don
Eustaquio Daz Vlez, hasta el pueblo de Humahuaca, 28
leguas de esta ciudad, donde se han acampado con buenos
alojamientos y provisiones, destacando avanzadas por el
despoblado y por el camino real hasta 20 leguas de
distancia en observacin de los movimientos del
enemigo52
A principio de marzo llegaban a Jujuy los heridos de la vanguardia; para entonces el
hospital de miliar contaba con ms de 200 soldados lesionados y las noticias del avance
de Goyeneche eran poco alentadoras: los espas hablaban de ms de 3.000 hombres que
iban agrupndose en las cercanas de Tupiza.
Frente a tal coyuntura orden que Daz Vlez y toda la vanguardia que se replegasen
hasta Hornillos, mientras el ejrcito se preparaba para retirarse a Tucumn.
52 MM, DAB, Libro Copiador del Ejrcito del Per, n 128. Cuartel general de Jujuy, 14 de febrero de 1812.
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Corra el 8 de marzo de 1812, cuando Juan Martn de Pueyrredn llev al grueso de las
tropas, con sus respectivos batallones, hasta Yatasto (defendido por el ro) y solicit al
Triunvirato, en Buenos Aires, su relevo, argumentando motivos de salud.
Manuel Belgrano se hace cargo del Ejrcito de Norte
El 26 de marzo Manuel Belgrano, procedente de Tucumn, arrib a Yatasto, donde
recibi el mando del ejrcito de manos de Pueyrredn. Tres das despus, dio comienzo
un nuevo avance al norte, esta vez a Campo Santo, hacia donde fue enviando a los
batallones, uno por da.
Desde el cuartel general de Campo Santo, Belgrano se puso en contacto con espas en la
Puna, en Atacama y en los valles altoperuanos, que le enviaban noticias de los
movimientos de las tropas realistas; esos informes y el reconocimiento de la zona que
hiciera por la quebrada del Toro hasta Purmamarca y Jujuy, lo terminaron de convencen
de que los mejores lugares para ubicar el campamento general del ejrcito y poner en
funcionamiento la maestranza, eran Jujuy y Humahuaca. En Campo Santo, el paludismo
estaba haciendo estragos entre la tropa53.
En circunstancias en que arribaba a Jujuy el nuevo Teniente de Gobernador, Francisco
Pico, nombrado por el Triunvirato54 y enviara a la vanguardia del ejrcito hasta Volcn,
Manuel Belgrano se dirigi al cabildo jujeo,
El Excelentsimo Gobierno me ha enviado sustituir al
Sr. General, Don Juan Marn de Pueyrredon, causa de
sus males; dndome auxilios de importancia que conduzco
para mantener en tranquilidad y seguridad estos pases:
nada mas deseo que corresponder sus altas miras, todas
53 MM, DAB, Correspondencia de los das 4 a 20 de abril de 1812.
54 AHPJ, SRR, Caja V, Libro Capitular 1800-1812, Acta del 5 de abril de 1812
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dirigidas al inters general de la Patria; cerciorado de los
sentimientos que amina a V. S., no dudo que propender
para todos los medios y modos al logro de unos tan justos y
santos fines55.
Mientras, en el Alto Per, avanzaba la represin y recuperacin de territorios por las
fuerzas realistas. En abril de 1812 la guarnicin de Oruro fue reforzada con tropas
venidas del Cuzco al mando del cacique Mateo Garca Pumacahua; desde all salan los
soldados a atacar las reas rurales. El comandante de la plaza, Juan de Imaz, sola
incursionar en la campaa persiguiendo a insurrectos y abriendo el camino para el
ingreso de ms tropas procedentes del Per por el camino de Desaguadero.
Las huestes virreinales recuperaron las cuatro provincias del Alto Per, sofocaron las
revueltas indgenas y avanzaron sobre Cochabamba, el ltimo bastin revolucionario
que quedaba en pie.
En tanto, el 12 de mayo comenz la marcha del ejrcito desde Campo Santo hacia Jujuy;
Belgrano se qued esperando las carretas tucumanas que deban llevar los pertrechos del
ejrcito desde Yatasto. Recin entonces se encamin al nuevo cuartel general del
Ejrcito del Norte, mientras, la vanguardia al mando de Daz Vlez volva al poblado de
Humahuaca.
Desde Jujuy, Manuel Belgrano envi una carta al Triunvirato explicando brevemente la
situacin en la que se encontraba la regin, esperanzado en que el retroceso de parte del
ejrcito realista hacia Cochabamba le diera tiempo de organizar sus fuerzas, para seguir
hasta Humahuaca y de all a Suipacha; esperaba sacar provecho del hecho de que el
enemigo se concentraba en Cochabamba, sin embargo, expona que, con las armas que
tena en su poder y la cantidad de soldados experimentados con que contaba, estimaba
que slo podra estar a la defensiva y esperar una oportunidad para atacar. 55 Nota de Manuel Belgrano al cabildo de Jujuy, notificndole su asuncin como jefe del Ejrcito del Norte, Posta de la Cinaga, 3 de abril de 1812. AHPJ, SRR, publicado en Viviana Conti, Jujuy en sus documentos. Recopilacin del Archivo de Ricardo Rojas, Universidad Nacional de Jujuy, 1992, Papeles de Belgrano.
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Segn las noticias que tengo parece que Goyeneche ha
salido de Potos para con el grueso de sus fuerzas atacar
Cochabamba, y llevar con el terror sus miras adelante.
En tales circunstancias que son las ms propsito para
que nosotros pudisemos trabajar con algn acierto y
llamarle la atencin, me veo con poca gente, ya por la
desercin, ya por las enfermedades, ya tambin por el estado
de reclutas en que se hallan muchos de ellos, como lo he
manifestado V. E., y por ltimo con pocas armas y malas.
Sin embargo, lo que se llama ejrcito est todava en
marcha, y hoy debe estar Balcarce en Humahuaca con los
pardos, hsares y dragones: la infantera ha empezado
llegar este punto, y luego que la vista y apronte la
artillera, continuar a reunirse hasta que desde all tome
las determinaciones que parezcan ms conducentes.
Ya lo he dicho V. E., nuestra situacin es crtica y pende en
mucha parte de los sucesos de Cochabamba; porque ha
hablar verdad si se pierden aquellas armas, Goyeneche
puede convertirse francamente contra las multitudes de
naturales, y de grado o por fuerza, destruir la convulsin
interior que por otra parte tampoco est libre de la divisin
entre s, queriendo los jefes que la dirigen ser cada uno el
primero.56
Ya en Jujuy, la tarea de Belgrano se centr en el adiestramiento, equipamiento y
engrosamiento del ejrcito que recibiera. Para ello comenz con el reclutamiento de
soldados, a travs de un Reglamento de reclutas, que estableca la presencia de 56 MM, DAB, Jujuy, 19 de mayo de 1812. Se refera a las desavenencias entre los caudillos cochabambinos.
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autoridades del cabildo de Jujuy en la Oficina de Reclutamiento57. La oficina propici el
enrolamiento de hombres jvenes de la ciudad y el alistamiento de campesinos,
indgenas, mestizos y criollos, la mayora labradores, jornaleros o peones de la campaa
jujea, que abandonaron sus hogares para enlistarse en el ejrcito. Se solicitaban
hombres entre 16 y 35 aos, preferentemente solteros58.
En el campo, se comenzaron a organizar las primeras milicias de gauchos, trabajadores
rurales con familia constituida, que conocan perfectamente el campo y la geografa
local -de all su poder de ataque sorpresivo y rpida dispersin- y formaban, al mismo
tiempo, el sector productivo ms apto de la campaa59.
En la quebrada funcionaba una Oficina de Reclutamiento en Humahuaca, que incorpor,
en poco tiempo, ms de 160 reclutas efectivos al ejrcito revolucionario, los que se
encontraban recibiendo las instrucciones militares al momento del xodo60.
El proceso de reclutamiento en territorio jujeo, si bien aument mucho el nmero de
las tropas, la mayora estaban en proceso de aprendizaje de los mnimos rudimentos
militares, tampoco tenan armas suficientes para todos y la mayora no saban usarlas,
son muy novatos61.
El nmero de bocas para alimentar aumentaba en igual proporcin que la caresta de
alimentos y la falta de brazos para levantar las cosechas. A mediados de 1810, en la
campaa de Jujuy recin se estaba recuperando la produccin agrcola desbastada por
las sequas de los aos precedentes. La militarizacin de la poblacin campesina y el
57 AHPJ, SRR, Caja IV, legajo guerra, Jujuy 23 y 28 de julio de 1812.
58 MM, DAB, Bando de Belgrano, dado en Jujuy el 14 de julio de 1812, solicitando el reclutamiento de hombres solteros y ordenando que dicho bando se publicase en Salta y en toda la jurisdiccin.
59 Gustavo Paz, El orden es el desorden. Guerra y movilizacin campesina en la campaa de Jujuy 1815-1821, en Ral Fradkin y Jorge Gelman (compiladores): Desafos al orden. Poltica y sociedades rurales durante la revolucin de la Independencia, Rosario, Prohistoria, 2008, pginas 83 a 101.
60 MM, DAB, Jujuy, 19 de junio de 1812.
61 MM, DAB, Belgrano al Triunvirato, Jujuy, 19 de agosto de 1812.
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consecuente abandono de las tareas de campo, contribuy a intensificar la escasez de
bienes de consumo; la situacin de insuficiencia de alimentos se increment con las
exigencias de vveres por el ejrcito. Las requisas y adquisiciones del ejrcito
revolucionario, en teora, deban pagarse a sus propietarios; para ello, se implement un
sistema de recibos que los oficiales del ejrcito deban dejar a los dueos de los bienes
confiscados y que el gobierno central se encargara de efectivizar. El cabildo de Jujuy,
agobiado por la falta de alimentos y las solicitudes de emprstitos a la poblacin62 se
quejaba al Triunvirato
... el estado decadte. de los pueblos, el atraso de su Como.
Agricultura e industria [...] pues amas de tener cortado su
comercio de Bacas y Mulas con las Provincias del Per, parado
enteramte. el trafico dela Arriera, qe. eran los dos prales. y casi
unicos ramos deqe. subsistian se halla esta casi del todo
arruinada, y el Pueblo con mil acrehencias contra el Exercito
Auxiliar, por el Ganado Bacuno, y Cabalgaduras qe. han
franqueado sus Vecinos, y aun seles han tomado por la fuerza
sin qe. seles haya satisfecho su importe...63
Belgrano reconoca que el pueblo jujeo se senta acreedor del Ejrcito de Norte,
porque habiendo tal vez estado el ejrcito escaso de numerario, se les tomaron los
vecinos ganados y algunos otros objetos necesarios, que no se les satisfizo de contado, y
se les pag con recibo cuando ms64, por lo que recomendaba que siempre que se
pudiese se pagase de contado los bienes que se sustrajesen a la poblacin.
62 Se trata del Emprstito a los comerciantes europeos de la ciudad y jurisdiccin, mandado por el Teniente Gobernador Francisco Pico, emanado de una Orden superior de 12 de diciembre de 1811, (Triunvirato) que el Gobernador Intendente hizo cumplir con un auto del 28 de julio de 1812, dejando constancia que dichos vecinos estaban bajo la proteccin del Cabildo por ser miembros de la comunidad. AHPJ, SRR, Caja V, Libro Capitular 1800-1812, Acta del 6 de mayo de 1812.
63 AHPJ, SRR, Caja V, Libro Capitular de Jujuy 1800-1812: Acta Capitular del 13 de julio de 1812.
64 MM, DAB, Correspondencia de Manuel Belgrano. Jujuy, 28 de julio de 1812.
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Estando el ejrcito en Jujuy, se incorpor el barn Eduardo de Holemberg -llegado de
Buenos Aires-, a quien el general Belgrano encarg la organizacin de la maestranza y
todo lo relacionado con la artillera del ejrcito; fue as que cre una fundicin de armas
de guerra, donde se fabricaron gran cantidad de obuses e incluso intent fundir caones,
parece que con poca suerte65. Las piezas de artillera ms importantes llegaban desde
Buenos Aires, fabricadas en el Parque de Artillera. En Crdoba haba una fbrica de
plvora y en Tucumn se construan las cureas para caones, carretas, monturas,
portafusiles y otros elementos necesarios para la guerra. Las cartucheras tucumanas
fueron rpidamente reemplazadas por las fabricadas en la maestranza de Jujuy, debido a
no se ajustaban a las armas que posea el ejrcito (fusiles y carabinas). Se levantaron
cuatro hornos de fundicin, donde trabajaban maestros fundidores
Se han construido las zorras que han de conducir los
caones de 6 [] asimismo se ha trabajado en achicar
los cajones para que las mulas puedan conducirlos.
Tambin se ha dado principio fundir granadas de su
calibre y despus de algunas experiencias se ha logrado
dar con la mezcla de los metales [] pero ya para todo es
necesario la plvora de la que carecemos66.
La maestranza concentraba gran cantidad de mano de obra, tanto especializada
(artesanos) como no calificada y en su seno se produca una diversidad de bienes
destinados al equipamiento de las tropas. La fabricacin y reparacin de armamento de
guerra, tales como cuchillos, lanzas, sables, bayonetas, picos, palas, caones, estaba
dirigido por artesanos expertos, maestros armeros, herreros, plateros, talabarteros y
hasta carpinteros, trabajadores altamente calificados, muchos de ellos forasteros, que a
su vez estaban organizados jerrquicamente en maestros mayores y maestros
65 Jos Mara Paz, Memorias Pstumas, Segunda Edicin, Buenos Aires, Almanueva, 1954, Tomo I, p. 18 y p. 303, cita 44
66 MM, DAB, Jujuy, 19 de junio de 1812.
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subalternos, mientras que la mano de obra no calificada se encargaba de los pasos
productivos ms rudimentarios67.
Belgrano haba arbitrado lo necesario para la fabricacin de plvora en Jujuy, pues
segn deca l mismo en su correspondencia, en Santiago la fabrican muy mala []
si no fuesen mis apuros tales como son, y alguna circunstancia hiciese que el enemigo
me dejara tranquilo por algn tiempo, aqu mismo la haba de fabricar.68
Mientras que los herreros, armeros y fundidores, se abocaron a la produccin y
reparacin de armas y herraduras, el trabajo de sastres y costureras tuvo gran demanda
durante la guerra, en la elaboracin de uniformes para las tropas. El trabajo del sastre
gozaba de mayor consideracin y a ellos se les encargaba la confeccin de uniformes
para los oficiales de alto rango, que se pagaba segn la calidad del artesano y del pao
empleado. En general, el trabajo de las mujeres costureras estaba dirigido a la
fabricacin de las prendas de los soldados (camisas, pantalones) y sus remuneraciones
estaban en relacin a la cantidad de las ropas confeccionadas, no a su calidad. Los
sombrereros tambin gozaban de gran requerimiento69, as como los zapateros que
manufacturaban las botas70.
Una de las carestas que compartan ambos ejrcitos (el revolucionario y el realista) era
la falta de una vestimenta adecuada, sin ninguna divisa militar. En el ejrcito
revolucionario la mayora de los soldados vestan a lo paisano an los oficiales71, de
67 Emma Raspi, El mundo artesanal de dos ciudades del norte argentino, Anuario de Estudios Americanos, Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos, LVIII-1, 2001, pp. 178-179.
68 Carta de Belgrano a Rivadavia, Jujuy, 19 de agosto de 1812. Transcripta en Luis Gemes, Gemes Documentado, Buenos Aires, Plus Ultra, 1979, Tomo 1, p. 503.
69 Emma Raspi, op. cit.
70 Los zapatos elaborados en Crdoba se rompan con mucha facilidad, por cuanto se estim sustituirlos por los confeccionados en la maestranza.
71 Vase Antonio King, Veinticuatro aos en la Argentina, Buenos Aires, Vaccaro, 1921, en especial los relatos de la vanguardia.
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all la importancia que se le diera a la confeccin de uniformes con buenos paos y,
especialmente de calzado apto para el suelo montaoso y bosques con espinos.
La maestranza fue una experiencia surgida de las necesidades de la guerra, que dur
mientras sta estuvo vigente. El conglomerado de gente que trabajaba en su seno
comprenda a todos los sectores tnicos: esclavos y libertos pertenecientes a las castas,
distribuidas entre negros, pardos, morenos y mulatos; indgenas, mestizos y espaoles.
Adems de la manufactura y reparacin de armas y uniformes, en la maestranza se
fabricaban y reparaban monturas, caronas, aparejos, estribos, riendas, guardamontes y
todo lo necesario para cabalgar, labores que empleaban a talabarteros y lomilleros.
La fabrica organizada en la ciudad de Jujuy parti con el xodo y se reorganiz, en
Tucumn y luego de la batalla de Salta regres a Jujuy. Recordaba un protagonista que
en Tucumn Belgrano Estableci tambin una maestranza completa, en la cual
trabajaban todos, adems de los principales maestros de carpintera y herrera. Se
remontaban en ella todos los caones, se construyeron lanzas, se compuso todo el
armamento y hasta se trabajaron algunas espadas72. A su regreso a Jujuy, en 1813,
muchos de los maestros armeros que trabajaran en Tucumn se desplazaron con el
ejrcito y formaron parte de la maestranza a las afueras de la ciudad de Jujuy. En 1815,
la experiencia manufacturera fue repetida por Rondeau, quien incorpor a las labores a
prisioneros espaoles73.
25 de mayo de 1812
La otra tarea que se haba propuesto Belgrano era levantar la moral de la tropa y del
pueblo que la contena. Para ello aprovech la conmemoracin del 25 de mayo, que en
1812 en Jujuy cont con la presencia del Ejrcito del Norte y de su comandante en jefe,
72 Gregorio Aroz de La Madrid, op. cit., p 43.
73 Vase Marcelo Lagos y Viviana Conti, op. cit., pp. 148-149.
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Manuel Belgrano, quien ya haba creado un nuevo estandarte, celeste y blanco -
desconocido por el gobierno revolucionario de Buenos Aires- bajo cuyos colores se
identificaba la tropa a su mando. Joaqun Carrillo, quien en la dcada de 1870 escribiera
una historia de Jujuy, relataba los sucesos de 1812 y adverta el papel de Belgrano en la
formacin del nuevo aparato simblico revolucionario, en el cual los festejos del 25 de
mayo adquiriran una notable relevancia y de all en adelante iran indisolublemente
unidos al nuevo concepto de Patria: El sentimentalismo patritico de Belgrano tuvo
fecundidad en la invencin de una ritualidad patritica para herir el corazn de los
pueblos i retemplarlos en la fatiga, sublimndolos para el sacrificio en el ardor de las
ms rudas batallas74.
En palabras de Manuel Belgrano, la jura de la Bandera no slo haba servido a los
efectos de levantar el nimo en sus alicadas tropas, sino en propagar los sentimientos
afines a la revolucin en la poblacin civil,
He tenido la mayor satisfaccin de ver la alegra, contento
y entusiasmo con que se ha celebrado en esta ciudad el
aniversario de la libertad de la patria, con todo el decoro y
esplendor de que ha sido capaz, as con los actos religiosos
de vsperas y misa solemne con Tedeum, como en la fiesta
del alfrez mayor, cooperando con las iluminaciones todos
los vecinos de ella, y manifestando con demostraciones
propias su regocijo.
La tropa de mi mando no menos ha demostrado el
patriotismo que la caracteriza: asisti al rayar el da
conducir la bandera nacional, desde mi posada, que
llevaba el barn de Holmberg para enarbolarla en los
74 Joaqun Carrillo, Jujuy Provincia federal arjentina. Apuntes de su historia civil (con muchos documentos). Buenos Aires, 1877. Reimpresin, Jujuy, Talleres Grficos del Boletn e Imprenta del Estado de la Provincia de Jujuy, 1980, pginas 167 y 168.
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balcones del ayuntamiento, y se anunci al pueblo con
quince caonazos.
Concluida la misa, la mand llevar la iglesia, y tomada
por m, la present al den Juan Ignacio Gorriti que sali
revestido bendecirla, permaneciendo el preste, el cabildo
y todo el pueblo con la mayor devocin este santo acto.
[]
Por la tarde se form la tropa en la plaza y sal en persona
las casas del ayuntamiento, donde me esperaba con su
teniente gobernador, saqu por m mismo la bandera y la
conduje acompaado del expresado cuerpo, y habiendo
mandado hacer el cuadro doble, habl las tropas [], las
cuales juraron con todo entusiasmo, al son de la msica y
ltima salva de artillera, sostenerla hasta morir75
El acto fusion el ritual revolucionario con el catlico a travs de la bendicin de la
bandera por el clero local, presidido por el vicario del ejrcito, fue un acto con un gran
contenido simblico que reemplaz la trada patria rey religin, que constituan el
basamento sobre el que se apoyaba el Rgimen Colonial de la monarqua espaola, por
la trada patria-libertad-religin, como apoyo a la Revolucin
la puerta de mi posada hizo alto la columna, form en
batalla, y pasando yo entre las filas la bandera, puedo
asegurar V. E., que v, observ el fuego patritico en las
tropas, y tambin o en medio de un acto tan serio
murmurar entre dientes: Nuestra sangre derramamos por
esta bandera. No es dable a mi pluma pintar el decoro y
respeto de estos actos, el gozo del pueblo, la alegra del
75 MM, DAB, Carta de Belgrano al Triunvirato, Jujuy, 28 de mayo de 1812.
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soldado, ni los efectos que palpablemente he notado en
todas las clases del estado testigos de ello: solo puedo
decir que la patria tiene hijos que sin duda sostendrn por
todos los medios y modos su causa, y que primero
perecern a ver usurpados sus derechos.76
Cochabamba y Jujuy
Desde que Esteban Arze retomara la ciudad de Cochabamba77 en 1811, sta se
transform en el epicentro de las ideas revolucionarias y en la retaguardia que protega
las espaldas del ejrcito acantonado en Jujuy. Juan Martn de Pueyrredn mantena una
estrecha comunicacin con Esteban Arze y otros cochabambinos; estaba enterado e
intervena en los movimientos militares y polticos de la ciudad y su campaa; los
chasques entre Cochabamba y Jujuy eran diarios, en ellos imparta rdenes y opinaba
sobre los sucesos polticos y las acciones militares que partan desde all hacia el
Altiplano78.
Esteban Arze haba sido designado por Pueyrredn intendente y presidente de la Junta
de Gobierno de Cochabamba, pero deleg el cargo en Mariano Antezana79, dedicndose
en el futuro a comandar las fuerzas cochabambinas y las huestes indgenas para atacar
Oruro, que se haba convertido en la principal plaza fuerte virreinal80. A pesar de la
76 Ibd.
77 Recordemos que la ciudad de Cochabamba haba sido tomada por las tropas virreinales de Goyeneche en septiembre de 1811 y recapturada por Esteban Arze en octubre de 1811. Las tropas de Arze estaban compuestas por mestizos e indgenas, jornaleros, peones de haciendas y artesanos. Gustavo Rodrguez Ostria, op. cit. La noticia de la recuperacin de Cochabamba lleg a Jujuy el 15 de noviembre.
78 Correspondencia de Pueyrredn, en MM, DAB, op. cit.
79 Mariano Antezana haba estudiado en Buenos Aires, tena ideas liberales y conoca a Manuel Belgrano. Fue uno de los dirigentes de la liberacin de Cochabamba en octubre de 1811, nombrado por el cabildo como Intendente y Presidente de la Junta de Gobierno. Albornoz y Pentinali, en Josep Barnadas (director), Diccionario Histrico de Bolivia, Sucre, Grupo de Estudios Histricos, 2002, p, 129.
80 Gustavo Rodrguez Ostria, op. cit.
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derrota en Oruro, las fuerzas comandadas por Arze continuaron atacando todos los
puntos de concentracin de tropas realistas.
Mientras, Jos Manuel de Goneneche se fortaleca en Potos y el virrey del Per
Fernando de Abascal planeaba concentrar fuerzas para avanzar hasta Tucumn81, ya que
Jujuy y Salta eran el resguardo de los valles cochabambinos, hacia donde enviaban
armas, bastimentos y fomentaban las sublevaciones de indgenas que asolaban el
Altiplano. La toma de Jujuy era fundamental en los planes de Abascal, pues all se abra
el camino carretero hacia el Ro de La Plata. Para ello envi al brigadier Francisco de
Picoaga para fortalecerse en Tupiza como avanzada hacia Jujuy, donde a la sazn se
encontraba el ejrcito revolucionario.
Jujuy y Cochabamba eran los dos puntos cruciales para el futuro de la guerra, valles que
comunicaban con la altiplanicie y entre s; su posesin fortaleca al ejrcito que
dominara estos enclaves. En ello se basaron los planes de Abascal y Goyeneche.
En el verano de 1812, la derrota en Nazareno oblig a la vanguardia revolucionaria a
replegarse sobre Humahuaca y controlar el acceso a Jujuy por la Quebrada. Mientras,
Arze custodiaba el valle de Cliza protegiendo a Cochabamba.
El plan de Abascal iba tomando forma, controlado el sur del Altiplano, slo deba
asegurarse las comunicaciones de sus tropas dispersas y emprender contra Cochabamba
y Jujuy, para lo que tena que esperar que cesaran las lluvias estivales.
Ese verano cambi la coyuntura de guerra. Por un lado las desavenencias entre Arze y
Antezana complic la situacin interna en Cochabamba. En Jujuy, Pueyrredn ya haba
dimitido y se preparaba para entregar el ejrcito al nuevo general en jefe, Manuel
Belgrano. El cambio de la comandancia en el Ejrcito del Norte tuvo repercusiones en
Cochabamba; mientras Pueyrredn tena a Arze como su hombre de confianza,
81 AGI, Diversos 2 A, Legajo 2, R.1 y 2.
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Belgrano se apoy en Antezana, de quien tena mayor conocimiento82. El conflicto se
acrecent por las rdenes contradictorias de atacar Potos o resguardar los accesos a
Cochabamba.
La importancia de mantener la moral y la fuerza en la plaza de Cochabamba queda
manifestada en la misma correspondencia de Belgrano, quien estaba al tanto de cada
uno de los sucesos acaecidos all, los que a su vez notificaba a Buenos Aires. Al tiempo
que informaba al gobierno de Salta y al cabildo de Jujuy sobre su nuevo cargo en el
ejrcito, lo haca tambin a Cochabamba en misivas a Arze y a Antezana.
Belgrano, al igual que Pueyrredn, tena sus esperanzas puestas en la victoria de
Cochabamba sobre el ejrcito virreinal, lo que permitira salvaguardar el norte
rioplatense y dejar expedito el camino hacia Charcas
ello es cierto que si Cochabamba se pierde, es de
inferir que caigan con ella todas las dems provincias que
estn en conmocin, y por consiguiente el enemigo, libre de
aquellas atenciones, se convierta todo contra nosotros...
[] estamos, a la verdad, en situacin muy peligrosa y si
Cochabamba se pierde y con ella las armas pocas que se
han juntado y aquellos patriotas han fabricado, yo no veo
un camino de recuperar la libertad del Per sin una fuerzas
de grande consideracin que hayan de sostener una guerra
mortfera83
Para asegurar Cochabamba, ambos caudillos decidieron que era prioritario cortar las
comunicaciones de Oruro. En pos de ello, salieron con las tropas cochabambinas hacia
el Altiplano, a las que se fueron agregando las parcialidades indgenas de la zona, pero
dejaron a la ciudad prcticamente desguarnecida. Al calor de las batallas, fueron 82 MM, DAB, Belgrano al Gobierno Central, Campo Santo, 20 de abril de 1812. Gustavo Rodrguez Ostria, op. cit.
83 MM, DAB, Belgrano al Gobierno Central, Campo Santo, 11 de mayo de 1811.
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emergiendo renovados conflictos entre los jefes, que concluyeron por dividir a las
huestes segn sus lealtades a cada caudillo, lo que repercuti en la moral de los
hombres84.
Cuando la noticia de la divisin del ejrcito lleg a la ciudad de Cochabamba, los
pobladores ms ricos, hacendados, comerciantes y familias con recursos econmicos
comenzaron a refugiarse en las haciendas, llevaban a sus familias y bienes a lugares
seguros. A mediados de mayo slo quedaban en la ciudad los sectores ms humildes,
mestizos e indgenas85, que confiaban en las guerrillas que custodiaban la campaa.
Las rdenes que haba recibido Goyeneche consistan en desbaratar las huestes
cochabambinas como prioritario, antes de avanzar hacia el Ro de La Plata. La estrategia
militar consisti en un movimiento envolvente sobre la ciudad y zonas circundantes,
utilizando las tropas que tena en Potos y las que estaban concentradas en Oruro. En
mayo el ejrcito Real ya estaba en movimiento. En su camino Goyeneche fue quemando
pueblos indgenas y matando a todos sus habitantes sin distincin de sexo o edad. Al
llegar a los lmites de la jurisdiccin de la provincia, recibieron una delegacin de la
ciudad que intentaba mediar para evitar la invasin.
Jos Manuel de Goyeneche contaba con un ejrcito de unos 2.000 hombres armados, a
los que sumaba las huestes indgenas de los caciques Mateo Garca Pumacahua y
Manuel Choquehuanca de Per. Saba que Cochabamba estaba mal armada y que la
mayora de los hombres haban partido, bien con las guerrillas, bien en busca de su
propio resguardo. En su camino, la vanguardia realista fue acechada por indgenas desde
los cerros, a lo que respondi quemando las poblaciones de Quirquiavi y Sakaka.
Mientras, Arze intentaba defender el estratgico paso de Pocona (que permite la entrada
al valle de Cliza y de all a Cochabamba), pero fue derrotado por las fuerzas virreinales
84 El 26 de abril ambos caudillos firmaron un acuerdo por el que dividan sus fuerzas y se repartan los territorios bajo su autoridad; a Antezana le corresponda la defensa de Cochabamba y alrededores (Gustavo Rodrguez Ostria, op. cit)
85 Gustavo Rodrguez Ostria, op. cit
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al mando de Imaz. La derrota de Arze extendi el pnico por toda la provincia y
comenz la desercin de sus hombres.
Mientras Esteban Arze comunicaba a Belgrano la situacin desesperada en que se
encontraba y peda auxilio de tropas86, en Jujuy el general entenda que sus hombres no
estaban listos para la guerra, salvo la vanguardia al mando de Eustaquio Daz Vlez que,
aprestados a marchar, estuvieron demorados por la convalecencia del jefe y finalmente
no salieron, pues antes de la partida lleg la comunicacin de la cada de la ciudad en
manos de los realistas. Belgrano expresaba que de la suerte que corriera Cochabamba
dependa que el enemigo se viniera sobre Jujuy con todas sus fuerzas y no saba si
contaba con el tiempo necesario para preparar al ejrcito para hacerle frente, es
doloroso ver al cordero en las manos del lobo sin poder socorrerlo87.
En la ciudad, la poblacin estaba dividida entre los que queran defenderla y los que
buscaban una rendicin incondicional. El cabildo decidi suplicar a Goyeneche y para
ello envi a un grupo de clrigos y notables. Antezana estuvo de acuerdo con lo
dispuesto por el cabildo y exhort, a quienes queran una confrontacin, a que se
retiraran a los cerros en busca de la guerrilla.
La mayora de la gente que quedaba en la ciudad eran los sectores ms humildes,
indgenas y mestizos, casi todos ancianos, mujeres, nios y unos pocos hombres que no
estaban en el ejrcito, que tena por nicas armas hondas, piedras, cuchillos y palos (con
los que armaban lanzas). De manera que, con el ejrcito realista a poco de llegar, la
ciudad de Cochabamba estaba ocupada slo por los ms humildes, los desposedos de
medios para escapar, mayoritariamente mujeres y nios cuyos hombres de la familia se
encontraban en la guerrilla. El 26 de mayo esa masa de gente desprotegida saque las
casas de las familias adineradas -la mayora ausentes- en busca de armas y alimentos.
86 MM, DAB, Carta del 11 de mayo de 1812
87 MM, DAB, Carta del 17 de junio de 1812
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Pertrechados con lo que encontraron, las mujeres ocuparon la colina de San Sebastin,
mientras que los pocos hombres que haban quedado se ubicaron a los costados. Esa fue
la defensa de Cochabamba contra las tropas entrenadas de Goyeneche, que entraron a
caballo degollando a quienes encontraban a su paso y se dedicaron al saqueo sistemtico
y el incendio de la ciudad, convencidos de que Cochabamba deba servir de escarmiento
a los revolucionarios de toda Amrica. Se desconoce la cantidad de muertos, pero todos
los cronistas aseguran que la mayora eran mujeres. Los hombres encontrados en la
ciudad fueron degollados y sus cabezas colocadas en chuzas a lo largo del camino de
ingreso.
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La retirada de los habitantes de Jujuy del 23 de agosto de 1812
Las rdenes que recibiera Belgrano eran acordes a las que otrora recibiera Peuyrredn:
defender Jujuy o abandonar la zona, siguiendo la estrategia de tierra arrasada, para
refugiarse en Tucumn, Santiago del Estero o Crdoba, lo que significaba no dejar nada
que el enemigo pudiera utilizar para su avance hacia el Ro de La Plata. En las
instrucciones que recibiera al hacerse cargo del Ejrcito, ya se consignaba la situacin
de inminente ataque realista y se le ordenaba que, si el enemigo avanzaba y se hiciese
dueo de Salta y sucesivamente emprendiese, como es
de inferir, la ocupacin del Tucumn, tomar V. S
anticipadas disposiciones para trasplantar Crdoba la
fbrica de fusiles que se halla en aquel punto; y fin de
asegurar aquellos tiles, como la artillera, tropa y dems
concerniente al ejrcito88
La vanguardia realista en Tupiza hostigaba a los indgenas de la Puna de Jujuy, mataba,
robaba e incendiaba los pueblos; Belgrano, estaba enterado de lo sucesos en Rinconada,
donde el pueblo haba sido saqueado por una partida enemiga y los indgenas
asesinados.
Se me ha avisado de la Rinconada que una partida
enemiga haba ido saquear aquel pueblo, azotar los
naturales, y a hacer las ms atroces iniquidades; parece
haber adoptado generalmente entre ellos inspirando el
terror, cometiendo asesinatos, robando, quemando y
88 MM, DAB, Buenos Aires, 27 de febrero de 1812, carta firmada por Manuel de Sarrateea, Juan Jos Paso, Bernardino Rivadavia y secretario Nicols de Herrera
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aniquilndolo todo; baste decir que las criaturas inocentes
no se libertan de sus cuchillos. 89
Sin embargo, an confiaba en una victoria en Cochabamba y en Chayanta, lo que le
dara el tiempo necesario para organizar y fortalecer el ejrcito. Mientras, en
Humahuaca, haba ordenado constituir un batalln de naturales de la Quebrada, pues
para entonces, haba aumentado mucho el nmero de reclutas. En las tropas
estacionadas en el poblado de Humahuaca, tena puestas las expectativas para trabar el
ingreso del ejrcito realista90.
Las informaciones de lo acontecido en Cochabamba volaron como un reguero de
plvora y llegaron rpidamente a Jujuy. Los rumores corran presagiando lo peor, todos
saban que el prximo objetivo de Goyeneche era Jujuy.
Recin a fines de junio llegaron las noticias exactas de lo acontecido en Cochabamba, de
boca de Esteban Arze, que haba arribado a Humahuaca con un grupo de sus hombres y
avisaba que en el camino haba partidas dispersas, sin apoyo militar, que llegaran en
cualquier momento a Jujuy, por lo que peda que se los protegiera de los ataques de las
cuadrillas realistas91.
Belgrano comunic al gobierno en Buenos Aires que no estaba en condiciones de
defender Jujuy con las pocas y mal armadas tropas que posea, el ejrcito de mi
mando ni est capaz de operar ni tiene todo lo que necesita para el efecto. Para
entonces, la poblacin con recursos comenz a arbitrar las medidas para alejar a sus
familias del frente de batalla.
Despus de la cada de Cochabamba, comenzaron a llegar a Jujuy los hombres que
haban logrado escapar de las matanzas de Goyeneche, junto con exilados de Tarija y
Chichas. Belgrano escribi al Triunvirato 89 MM, DAB, Jujuy, 4 de junio de 1812.
90 MM, DAB, Jujuy, 19 de julio de 1812.
91 MM, DAB, Jujuy 4 de julio de 1812.
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Muchos oficiales, pocos soldados, y veinte armas entre ellas
once o ms intiles, es lo que ha venido despus de la derrota de
Cochabamba y de la provincia de Chayanta: todos quieren de
comer y plata: he dado mis rdenes para lo primero y an trato
de vestirlos92
El pnico debi apoderarse de la poblacin de Jujuy, que auguraba un futuro similar a
Cochabamba. Los principales comerciantes de Jujuy fueron los primeros en embalar sus
pertenencias, arrendar carretas y fletarlas hacia Tucumn, al menos como primera
escala, ya que algunos de ellos siguieron hasta Santiago del Estero, Crdoba y Buenos
Aires. Las familias pudientes, como haba ocurrido en Cochabamba, buscaron con
tiempo un lugar seguro, en el seno de familiares, amigos y sus relaciones sociales o
comerciales. Todo aquel que tuviera un medio de transporte, carros, carretones, carretas,
caballos, mulas, trat de poner a salvo a la familia alejndola de lo que, se tema, sera
un saqueo indiscriminado.
Cuntas eran estas familias adineradas? Segn la lista confeccionada por el cabildo
jujeo en 1800, la elite local estaba formada por 56 individuos, de los cuales 42 eran
jefes de familia avecindados en la ciudad (en esa lista no estn incluidos los dueos de
haciendas con residencia en el campo) y 12 eran sacerdotes; se trataba de 22 espaoles
europeos (naci