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Catedral de Astorga
Catedrales de Castilla y León
Material de apoyo al profesorado
Catedral de Astorga
Astorga es una ciudad muy antigua. Fue fundada por los
romanos hace más de dos mil años. Fue también una de las
primeras diócesis, es decir, capital de una provincia eclesiástica
presidida por un obispo. Nada sabemos de aquella primera
catedral de tiempos remotos. Sí sabemos que en el solar ocupado
hoy por la catedral de Santa María que existió un templo
románico, consagrado en el año 1069. Su construcción fue
financiada por el rey Alfonso VI, su esposa doña Constanza, y su
hija la reina doña Urraca, aunque las obras no se terminaron hasta
mediados del siglo XIII. ¿Cómo era esta iglesia? Sigue siendo una
incógnita.
La catedral que hoy podemos ver comenzó a construirse en 1471, cuando se puso la primera piedra de
la cabecera y se inició un edificio que sigue las modas del momento, es decir, el estilo gótico final. Llama
la atención su cabecera orientada al noreste, en lugar de hacerlo hacia el este, que solía ser lo normal. En
una inscripción del exterior de la capilla mayor nos dejaron el recuerdo del inicio de la construcción, el
16 de agosto de 1471. Los trabajos se prolongaron en el tiempo, y ya en el siglo XVI, cuando el estilo que
dominaba era el Renacimiento, pudo intervenir otro gran artista, Rodrigo Gil de Hontañón. A esta época
pertenece la portada sur.
La iglesia tiene planta basilical, es decir, alargada, con tres ábsides poligonales coronando las tres
naves, y capillas entre los contrafuertes. Sus naves se cubren con magníficas bóvedas de crucería, que
al interior apoyan sobre enormes pilares estriados, y al exterior se sustentan gracias a los arbotantes y
contrafuertes.
La fachada principal es como un gran retablo de piedra, de época
bastante posterior. Fue diseñado por los arquitectos Francisco de la
Lastra Alvear y su hijo Manuel entre fines del siglo XVII y principios
del XVIII. Vemos en ella tres portadas flanqueadas por dos torres de
planta cuadrada, coronadas por chapiteles de pizarra y unidas al
cuerpo de la nave central mediante elegantes arbotantes y
balconcillos. En la bóveda de la portada central fueron labrados
relieves con escenas del Nuevo Testamento: la Expulsión de los
mercaderes del templo, la parábola de la mujer adúltera, la curación
del hidrópico (enfermo que padecía de retención de líquidos) y del
ciego de Betsaida (que va vestido de peregrino camino de Compostela)
y el Descendimiento de la Cruz. Sobre ella, en la hornacina central de la
fachada se ve la imagen de la Virgen de la Asunción, y en un tímpano
triangular a Santiago despidiendo a los peregrinos.
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Fachada principal
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Catedral de Astorga
En el vértice del triángulo aparece el Cordero místico (que
simboliza a Jesucristo), cuatro ángeles y las figuras de San
Pedro y San Pablo. Por los lados corre una balaustrada
decorada con sirenas y grutescos, y encima la remata un
rosetón calado coronado con pináculos.
Las puertas laterales, que dan paso a las naves menores, son
más sencillas, y sobre los arcos se colocaron estatuas de dos
antiguos obispos de Astorga: uno legendario (es decir, que en
realidad no existió), San Efrén y otro de principios del siglo X,
San Genadio, éste muy importante como fundador de
monasterios.
La Catedral de Astorga sufrió tremendos daños tras el terremoto de Lisboa de 1755 y los sitios de
las tropas francesas de Napoleón en 1810 y 1812. Veamos ahora una historia curiosa que tiene como
protagonista a Pedro Mato, que es el nombre que los habitantes de la ciudad de Astorga dieron al
giraldillo -o sea la veleta- que remata una torreta en el ábside de la catedral. Representa a un enigmático
personaje que se ha convertido en símbolo de la ciudad. Una leyenda identifica a Pedro Mato con un
arriero maragato que en tiempos de la Guerra de la Independencia suministraba vino, aceite y productos
de primera necesidad a los sitiados. Los franceses lo descubrieron y Pedro Mato fue ajusticiado en
1810. Años después, la ciudad agradecida colocó su imagen en el lugar más alto de la catedral. Otra
versión de esta historia cuenta que la veleta de Pedro Mato ya estaba sobre el ábside cuando los
franceses llegaron a Astorga en 1810, y como se movía con el viento, lo confundieron con un vigía y
decidieron derribarlo gastando absurdamente toda su munición. La tradición asegura que, gracias a
Pedro Mato, el ejército de Napoleón no consiguió avanzar hacia occidente.
En la fachada de los pies se alzan las dos grandes torres, que son
gemelas y tienen más de sesenta metros de altura. Si nos fijamos con
detalle, veremos que las piedras con las que se construyeron tienen
colores distintos. La torre norte, o “Vieja” (iniciada en 1678) es la de la
izquierda si miramos la fachada desde la plaza, y tiene un tono más
verdoso, pues su piedra procede de la cantera de Pedrero. La torre sur, o
“Nueva” (se empezó en 1692), tiene el tono más rosado de la piedra de la
cantera de Oteruelo.
Ya en el interior, enseguida nos llama la atención, en el presbiterio o
zona donde se sitúa el altar mayor, el espléndido retablo mayor, uno de los
más hermosos de España. De estilo renacentista, es obra del gran artista
Gaspar Becerra. Para realizarlo, el Cabildo convocó un concurso a
mediados del siglo XVI. Fue contratado en 1558, y tras tallarse las
esculturas de madera, fue policromado por Gaspar de Hoyos y Gaspar de
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Santiago despidiendo a los peregrinos
Pedro Mato
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Palencia, estando terminado en 1584. Tiene tres cuerpos o niveles en
altura, y se divide en cinco calles o tramos verticales. En la calle
central se colocaron los grupos de la Asunción y la Coronación de la
Virgen, un Calvario de grandes proporciones en el remate o ático, y
relieves de las Virtudes a ambos lados del sagrario. En las calles
laterales se situaron grandes relieves con escenas de la vida de
Jesucristo. Si nos fijamos, distinguiremos algunas muy conocidas,
como la Anunciación, el Nacimiento de Jesús, la Adoración de los
pastores y de los Reyes Magos.
En la capilla lateral del lado norte (o del evangelio), vemos el
retablo de la Virgen de la Majestad, hecho por encargo del obispo
Alonso Mexía de Tovar (1616-1636). Fue realizado en madera dorada
y policromada por Lupercio Getino y el berciano Mateo Flores; el
diseño y las pinturas son de Juan de Peñalosa. Lo preside la imagen de
la Virgen de la Majestad, una bella escultura románica en madera de la
Virgen María sentada en el trono, con el Niño Jesús en su regazo. Esta imagen del siglo XII guarda un
secreto, porque en su parte posterior es también relicario, y así tras una portezuela se colocaron
objetos tan sagrados como una ampollita con leche de la Virgen y un fragmento de la Cruz de Cristo.
Al lado de la Virgen de la Majestad existe un cuadro pintado por el canónigo Juan de Peñalosa en el
siglo XVII. Se trata de un “exvoto”, es decir, una obra realizada en cumplimiento de una promesa, que
relata el milagro sucedido en 1436, cuando unos trabajadores de San Román se quedaron atrapados en
un pozo y fueron rescatados por intercesión de la Virgen. Lo más original del cuadro es que se ven las
obras de construcción de la catedral y la torre de la vieja catedral románica aún en pie.
El mismo obispo Alonso Mexía contrató el retablo de Santa
Teresa de Jesús tras la canonización de la santa en 1622, y el
de la Purísima, con imagen de la misma tallada por Gregorio
Fernández en 1627. El retablo de San Jerónimo, que vemos en
la capilla de la epístola o sur, fue pagado por fray Nicolás de
Madrid, obispo de Astorga entre 1655 y 1660, además de
arquitecto que participó en el panteón del monasterio de El
Escorial. El retablo de San Juan Bautista, en el brazo sur del
transepto o nave transversal, fue promovido por el chantre
(así se llamaba a quien dirigía los cánticos desde el coro) Juan
Ramos en 1655, y el de San Miguel, de la capilla cercana, por el
notario y canónigo Duarte Pérez en 1530; es una pieza
flamenca pintada al óleo sobre tabla por el llamado “Maestro
de Astorga”. Abiertas a las naves laterales vemos numerosas
capillas, dedicadas a Santiago Apóstol, Santa María
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Retablo Mayor
Cuadro del Milagro
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Magdalena, el Santo Cristo de las Aguas (crucificado gótico del
siglo XIV), San Lorenzo, San Blas, San José, etc.
En el centro de la nave mayor vemos el coro, espacio
rectangular cerrado por una reja y reservado a los canónigos de
la catedral. Tiene 97 sitiales o asientos de madera, divididos en
dos alturas y bellamente tallados en madera de nogal por los
escultores Juan de Colonia, Nicolás de Colonia, Tomás Mitata,
Roberto Memorancy y Pedro del Camino. La sillería fue realizada
en estilo flamenco (gótico tardío con elementos ya del
Renacimiento) y comenzada hacia el año 1520.
Como era mucho el tiempo que pasaban los canónigos en el coro, y en parte de las celebraciones tenía
que estar de pie, las sillas tienen un asiento abatible, que al subirse dejan a la vista unas piezas de
madera, llamadas misericordias, que permite apoyarse sobre ellas para no cansarse. Como no solían
estar visibles, eran decoradas con temas curiosos o divertidos, como angelotes músicos, bufones,
monstruos… ¡incluso unos perros jugando a las cartas y uno de ellos fumando en pipa!
Lázaro de Azcaín contrató la reja que cierra el coro en 1622, según un proyecto previo del taller de
Juan Tomás y Juan Bautista Celma. El trascoro, es decir, los muros que encierran la sillería del coro, es
obra neoclásica, del siglo XVIII, ejecutada en mármol, jaspe, alabastro y bronce. El frente de los pies
es una auténtica capilla con retablo, altar y reja.
Al fondo de la nave, bajo el gran óculo de la fachada principal, vemos un hermoso reloj. Fue realizado
en el año 1800 por el astorgano Bartolomé Hernández, y es un reloj de sol y luna, es decir, su esfera
marca las 24 horas del día, además de la fecha del mes y las fases de la luna.
La sacristía es también neoclásica, adosada hacia el norte, de tan grandes dimensiones que casi
parece otra iglesia dentro de la catedral. Está cubierta con cúpula y linterna, proyectada por José
Francisco Terán (1772), y ricamente amueblada con cajonerías, espejos, sillones, mesas y bancos y
enlosada en mármol de tres colores. El claustro fue diseñado por Gaspar López en 1755.
El Museo de la Catedral conserva algunos objetos de gran valor como un perfumero árabe y la arqueta
de San Genadio del siglo X, el arca de Carrizo de la Ribera del siglo XII o un lignum crucis (reliquia de la
Cruz de Cristo) del siglo XIII, la Virgen de Palaciosmil, el Calvario de Compludo, un púlpito de nogal
tallado por Gaspar Becerra y un par de tablas anónimas representando el traslado de los restos del
Apóstol Santiago a Compostela y la conversión de la reina Lupa. Sobre éste, cuenta la historia que los
restos mortales del Apóstol Santiago fueron transportados hasta las costas gallegas a bordo de una
barca sin timón tripulada por cuatro hombres, la cual encalló en un ría gallega. Buscaron un lugar
adecuado para dar sepultura al discípulo de Cristo y se encaminaron hasta el castillo de la reina Lupa,
señora celta de las tierras de Finisterre, que encarceló sin piedad a los cristianos. Por la noche pidieron
ayuda a Dios, un resplandor luminoso abrió milagrosamente las puertas de la prisión y los presos
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Coro
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pudieron escapar. Los soldados de la reina Lupa persiguieron a los huidos y, cuando atravesaban un
puente, su estructura se hundió matando a los impíos. Los cristianos regresaron entonces al castillo de
la reina Lupa advirtiéndola del poder divino. Necesitaban un carro y una pareja de bueyes para llevarse
el cuerpo de Santiago, pero la malvada reina Lupa se burló otra vez de ellos ofreciéndoles una pareja de
toros salvajes en lugar de bueyes. Sin embargo, ante la sorpresa general, los toros se dejaron uncir
mansamente bajo el yugo. Se dice que, desde entonces, alucinada por tantos milagros, Lupa se convirtió
al cristianismo y ordenó derribar los santuarios paganos.
Junto a la Catedral hay otro bonito e interesante edificio. Es el Palacio Episcopal, obra del genial
arquitecto Antonio Gaudí, realizada entre 1889 y terminado en 1913. Aunque se construyó para palacio
del Obispo, éste nunca llegó a vivir aquí, y hoy es sede del Museo de los Caminos.
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Catedral de Astorga
Produce: NICER/Imagen M.A.S.
© Textos: José Manuel Rodríguez Montañés/José Luis Hernando Garrido
© Fotos: Imagen M.A.S.
© Infografías: NICER
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