Entre los animales existen tres tipos de sistemas de sostén a los que se les da el nombre de esqueleto.

El esqueleto hidrostático está formado por un líquido encerrado en una cavidad que se halla rodeada de músculos. Cuando los músculos se contraen, el líquido se desplaza y entonces el animal se mueve. Este es el tipo de esqueleto que tienen las lombrices de tierra, las anémonas de mar y muchos otros invertebrados de cuerpo blando.

Los esqueletos externos o exoesqueletos, que se hallan en la superficie del cuerpo, son estructuras duras. Los músculos están fijados a la cara interna de esta estructura y, cuando se contraen, mueven las distintas partes del esqueleto. Los bichos bolita, los cangrejos, los ciempiés, las arañas, las hormigas y las moscas son ejemplos de animales con exoesqueleto.

En cambio, los animales vertebrados tienen un esqueleto interno formado por huesos duros y resistentes, y por cartílagos, más flexibles. Los huesos se conectan entre sí por medio de las articulaciones, que permiten realizar una gran cantidad de movimientos. Los músculos están ubicados sobre el esqueleto.

Lombriz de tierra

Insecto

Endoesqueleto de un vertebrado