CORAZÓN DELATOR

(Fragmento de Edgar A. Poe)

Transformarlo en historieta.Cambiar el final.Narrar una nueva historia sabiendo que hay un cadáver.

Un tipo fue de vacaciones a un departamento extraño. Se escuchaban voces. Voces que decían “matá a tus amigos”.Al otro día se escuchaban latidos. Había mucha gente, nadie escuchaba. Se sentó, tomó algo de agua. Después se volvió tan loco que dijo:- ¿Qué les pasa m...? ¿Nadie escucha?Se quedaron mirándolo. Continuó:- Si yo mato a mis amigos están debajo de las maderas del piso.No era el lugar, era una voz que lo perseguía a él solo.¡OHOHOH!

Jonathan

Ya no aguantaba que se hicieran los distraídos, y entonces escuché el ruido más fuerte. Yo sabía que pusieron una bomba en la caja fuerte para robar el dinero. Llamé a la policía avisando de la bomba en el banco.

Walter

Un día Pablo llegó cansado del trabajo. Puso la música tan alta que lo echaron de la casa. Le dieron dos meses para irse.Después de un mes encontró una casa abandonada. Él estaba con la música alta, tomando todo el día la bebida alcohólica más fuerte que tenía. Terminó ebrio.Al otro día se sentía mal, vacío, como si la noche anterior hubiese hecho algo terrible. Sentía un latido en el piso de su casa. Él pensaba que era la borrachera, pero no, poco a poco fue acordándose lo terrible de la noche anterior: había matado y enterrado a una persona inocente. Sentía el latido del corazón en la cabeza. Salió corriendo, fue a la policía a entregarse. Le dieron cadena perpetua. El hecho le fue sacando la vida.

Milagros

Hace muchos años un hombre, cuando construyó su casa, encontró un cadáver en la tierra de su jardín. Su hijo, jugando en la tierra, encontró otro cadáver. Su mujer le dijo:- Por favor vayámonos de acá.Cuando se fueron, ella se enteró que donde vivían era un cementerio.

María

Camila

Sin duda me debí haber puesto muy pálido. El ruido aumentaba.¿Qué hacer?

Era un ruido rápido... como el de un reloj... Yo trataba de recobrar el aliento...pero los oficiales no oían.

Ya no aguanto más. Sentí que debía gritar o morir. Y entonces, otra vez, escuchen...¡más fuerte..., más fuerte...!-¡Confieso que lo maté! ¡Levanten las tablas! ¡Aquí... aquí! ¡Donde está latiendo su horrible corazón!

Hernán.

Alejandra.-