El presentador de TV, Aldo Miyashiro, regresa al teatro con un libro que barrió en ventas pero que deja tantas dudas como certezas. Leamos.

El Más Vendido

culturasapos y culebras

Lunes 9 de setiembre del 2013 VelaVerde 73

En contra de lo que afirma el sinsentido común de las “grandes” editoriales, el teatro SÍ vende. Lo acaba de demostrar “El Club de la Muerte”, que fue el

“libro de ficción más vendido” en la última FIL. El volu-men firmado por Aldo Miyashiro, habría vendido más de 4,000 ejemplares en la Feria. El éxito comercial hizo que mucha prensa asumiera que se trataba de una novela o de un libro de cuentos. No. “El club de la muerte” está compuesto por tres obras de teatro, dos de las cuales se pueden ver actualmente en la sala de la AAA: “Promoción” (sábados y domingos), y “Función Velorio” (los 4 viernes de septiembre). La tercera es una pieza breve titulada “Agua”.

“Promoción” ha sido anunciada como una historia de bullying, pero lo cierto es que peina los enredos so-ciales, raciales y hormonales de unos adolescentes a punto de salir del cole-gio. Estructurada en 30 escenas muy breves, la obra supera su afán didác-tico cuando los personajes se confie-san: “A veces quisiera no haber naci-do... Cada semana, cada día, cada hora que paso en el colegio siento ganas de morirme”, dice Pacheco en la pág. 18. “¿Y si te digo, profe, que estoy enamorado de ti? ¿También me vas a escuchar? ¿Seré lo suficientemente hombre para decirte cara a cara todo lo que siento por ti?”, se pregunta Gian en la pág. 42. “SÍ, somos diferentes. Muchos de us-tedes podrían trabajar en mi casa y se confundirían con todos los cholos como ustedes que trabajan en ella”, grita Micaela en la pág. 61. Estos momentos alumbran una os-curidad que hace más atractiva la vida en escena de estos escolares aplicados con las drogas, el sexo rápido y torpe, y la violencia física y verbal. Todo mientras ensayan para bailar “Grease”, hacen trabajos grupales o juegan fulbito. “Promoción” no es una gran obra porque sus cambios son abruptos, lo que impide acompañar e implicarse emocio-nalmente con las transformaciones de sus personajes. Sin

embargo, transmite la suficiente energía como para encen-der el recuerdo de un Miyashiro, que fue considerado ‘la voz más importante de la dramaturgia joven’ luego de es-trenar en el 2000 la multipremiada “Función Velorio”. Pieza que mantiene su vehemencia a pesar de los años. En com-paración, cuenta con casi 60 páginas menos que “Promo-ción”, pero su nervio dramático es muy superior. Lo que se

evidencia desde su premisa: un director busca la trascendencia artística mon-tando una obra donde un gran actor en decadencia, un negro, una gorda y un retardado mental, morirán en escena. Es una propuesta que reclama, que con-fronta, que vocifera. Prejuicios racia-les, sociales, éticos, estéticos y el teatro como realidad y ficción son los temas. Es también una pieza que muestra a un autor tan ambicioso como novato. Un ejemplo es la introducción de un coro o corifeo, guiño a la tragedia griega, que se diferencia de los otros parlamentos por su revoloteo lírico: “Cuatro ridí-culas muertes. / No tienen sangre. No tienen entrañas/ ¿Alguien se acuerda? ¿Alguien reclama? / ¿No es ridícula la muerte, si nadie te extraña?” (pag. 104). “Un ensayo general, / un último ensayo.

/ ¿Acaso es real? /¿Se puede realmente mentir/ cuando se trata de morir?/ ¿Es posible amar / al que nos va a matar?” (pag. 118). En el último tercio la historia se enreda con unos saltos temporales que en lugar de aclarar los eventos le restan contundencia al final. “Agua”, la tercera creatura del volumen, tiene una decena de páginas y su brevedad tiene relación directa con su valor dramático.

Las tres obras logran, sin embargo, resucitar la idea de Mi-yashiro como autor de una futura gran obra. Quizá cuando deje de ser el dramaturgo más vendido de la televisión.

escribe: Juan Carlos Méndez

“el club De la Muerte” (estruendomudo, 2013).

relación con el autor: Ninguna.