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$4.000 / La Gioconda / Primer ascenso a la Torre Norte del Cochrane / Pan Aroma / Waddington / Destino: Linderos / Portafolio: Ulysse Lefebvre / Info_Montaña: Monte Tronador 36

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Contenidos: / Editorial / In-box / Nuevos Productos / Recuento del Anticristo / Cine escalando: Cerro Torre. A Snowball’s Chance in Hell / La Gioconda. Una apertura en el Valle del Marmolejo / 1966. Primer ascenso a la Torre Norte del Cochrane / Pan Aroma. Dos generaciones envueltas por la niebla / 60 días en la Cordillera del Waddington / Destino: Linderos / Portafolio: Ulysse Lefebvre / Info_Montaña:MonteTronador / Ciencia de Escalar:Ejercicios / Comparativa:Arnesesdeescalada

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$4.000

/ La Gioconda/ Primer ascenso a la Torre Norte del Cochrane/ Pan Aroma/ Waddington/ Destino: Linderos/ Portafolio: Ulysse Lefebvre/ Info_Montaña: Monte Tronador

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Cuando escalas rápido y llevas casi nada, todo lo que cargues –y dónde lo cargues- es de

vital importancia. Las nuevas mochilas técnicas Ascensionist de Patagonia son, simple-

mente, útiles y versátiles, con las características esenciales que buscan los alpinistas y

nada más. Disponibles en sus tres versiones de 25L, 35L y 45L.

patagonia.com/speedof light/techpacks

© 2014 Patagonia, Inc.

Directo hacia arriba

Una delicia. Joel Kauffman durante el primero ascenso del Super Domo (con su hermano Neil y Mikey Schaefer), una increíble

ruta de ocho largos nombrada en honor a su sabor favorito de la heladería en El Chaltén. Patagonia, Argentina. MIKEY SCHAEFER

Casa Matriz: Don Carlos 2945, Las Condes, Stgo. I Portal La Dehesa: Av. La Dehesa 1445 Loc. 2074, Lo Barnechea, Stgo. I

Mall Sport: Av. Las Condes 13451 Loc. 225, Las Condes, Stgo. I Alto Las Condes: Av. Kennedy 9001 Loc. 3024, Las Condes, Stgo. I

Portal Temuco: Av. Alemania 0671 Loc. 3011, Temuco I Pucón: Fresia 248 Loc. C I Puerto Varas: San José 192

facebook.com/Patagonia.Chile vimeo.com/patagoniachile @patagoniachile @patagoniaCHL

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Cuando escalas rápido y llevas casi nada, todo lo que cargues –y dónde lo cargues- es de

vital importancia. Las nuevas mochilas técnicas Ascensionist de Patagonia son, simple-

mente, útiles y versátiles, con las características esenciales que buscan los alpinistas y

nada más. Disponibles en sus tres versiones de 25L, 35L y 45L.

patagonia.com/speedof light/techpacks

© 2014 Patagonia, Inc.

Directo hacia arriba

Una delicia. Joel Kauffman durante el primero ascenso del Super Domo (con su hermano Neil y Mikey Schaefer), una increíble

ruta de ocho largos nombrada en honor a su sabor favorito de la heladería en El Chaltén. Patagonia, Argentina. MIKEY SCHAEFER

Casa Matriz: Don Carlos 2945, Las Condes, Stgo. I Portal La Dehesa: Av. La Dehesa 1445 Loc. 2074, Lo Barnechea, Stgo. I

Mall Sport: Av. Las Condes 13451 Loc. 225, Las Condes, Stgo. I Alto Las Condes: Av. Kennedy 9001 Loc. 3024, Las Condes, Stgo. I

Portal Temuco: Av. Alemania 0671 Loc. 3011, Temuco I Pucón: Fresia 248 Loc. C I Puerto Varas: San José 192

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6 Editorial

10In-boxLa voz de nuestros lectores. Notas de la vida en la montaña.

16 NuevosProductosJuguetes, fetiches y novedades del mercado vertical.

18 RecuentodelAnticristoUna nueva temporada, de septiembre de 2013 a marzo de 2014, para que este ácido columnista reconozca o destruya la actividad alpina de chilenos. ¿Quién conseguirá la Jeringa de Plutonio al mejor ascenso, el Ajo de Molibdeno al mejor deportista y la Brújula de Uranio a la mejor expedición? Por Rodrigo Fica

26 Cineescalando:CerroTorre.ASnowball’sChanceinHell Una película donde se retrata un ascenso histórico a una vía llena de controversia y polémica. El Cerro Torre, uno de los hitos del alpinismo mundial, pudo ser escalado en libre por David Lama rompiendo los límites de lo que se creía posible en este tipo de escalada. Por Daniel Castro

32 LaGioconda.UnaaperturaenelValledelMarmolejo Las incansabes escaladoras Cecilia Buil (España) y Anna Torretta (Italia), visitaron nuestras montañas para abrir una nueva ruta en hielo en las cascadas del Marmolejo.Por Cecilia Buil

30 1966.PrimerascensoalaTorreNortedelCochraneEn 1966 se llevaron a cabo dos expediciones de categoría mundial. Un recuento de lo que fue enfrentarse a gigantescas paredes de hielo y roca en una expedición que se empapó de la cultura del sur y que consiguió llegar a lugares inexplorados. Por Erling Villalobos

42 PanAroma.DosgeneracionesenvueltasporlanieblaPadre e hijo enfrentados a uno de los Big Wall más difíciles del mundo. Un clima cambiante, unido a dificultades de hasta 8c, fue lo que enfrentaron Novato de 61 años y Edu de 27, en busca de una de las cumbres más representativa de Las Dolomitas.Por Camilo Castellanos

52 60díasenlaCordilleradelWaddingtonDos meses de exploración entre medio de glaciares y montañas. Una expedición al corazón de la cordillera Waddington en Norteamérica, uno de los lugares más representativos y clásicos de la escalada alpina en esa región. Por Felipe Cancino

60 Destino:LinderosUn lugar imperdible para los amantes del búlder y para todos los que disfrutan de adentrarse en la cordillera y realizar cualquier tipo de escalada. Kilómetros de camino serpentea entre rocas desperdigadas donde el potencial para el búlder hasta ahora se está empezando a explotar. Por Santiago Gray

66 Portafolio:UlysseLefebvreCon solo 31 años, Ulysse Lefebvre es el editor en jefe de la revista “Montagnes” de Francia y un reconocido fotógrafo apasionado por el fotoperiodismo y las montañas. Una selección de algunos de sus mejores trabajos. Por Camilo Castellanos

76 Info_Montaña:MonteTronadorEl Monte Tronador se divide entre Chile y Argentina, donde el rugir de sus glaciares, sus prominencias y sus cuatro cumbres lo han hecho un destino anhelado para el montañismo desde 1900. Por Sergio Infante

82 CienciadeEscalar:EjerciciosUn set de ejercicios necesarios y fáciles de hacer para trabajar el núcleo del cuerpo, el que permite tener una mejor postura, controlar los movimientos y fijar posiciones, algo imprescindible en el desarrollo de la escalada. Por Paula Gálvez

84 Comparativa:ArnesesdeescaladaUn elemento esencial y necesario en casi todos los tipos de escalada y del que va a depender desde la comodidad hasta la vida. Una revisión por los mejores arneses para escalada deportiva. Por Ignacio Díaz

Contenidos

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Las amables praderas de las Dolomitas, en la Provincia autónoma de Bolzano - Alto Adigio, más conocido como Tirol del Sur, recibieron la ilustre visita de Novato y Eduardo Marín. Pade e hijo intentarían con éxito “Pan Aroma”, una de las más dificiles rutas de big wall en el mundo. Namuss Films

Foto de la portada. En 1966, un grupo de montañistas del club uni-versitario, se enbarcó en el ambicioso proyecto de coronar dos im-portantes montañas en la Patagonia Chilena. El grupo se dividió en dos, para uno el desafío sería el Cerro Castillo, para el otro la Torre Norte del Cochrane. El 12 de febrero, el segundo equipo, compuesto por Erling Villalobos, Luís Latorre y Eduardo García verían un atarde-cer inolvidable desde la cumbre de esta emblemática torre patagónica.

Eduardo García

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DirectorErick [email protected]

EditordeMontañaRodrigo [email protected]

RedacciónCamilo CastellanosPaula López

DirectordeArteErick [email protected]

DirecciónComercialChristian Moscoso

DireccióndefotografíaClaudio Vicuña

IlustraciónFrancisca VillalónErick Vigouroux

No. 36Septiembre 2014

Agradecimientos:Alain DenisFelipe González Linde Waidhofer Guillermo MartinPablo Portoriero

Luciano FiorenzaInés DussaillantFrancisco Bedeschi Gonzalo EncinaRafael OlavarríaAndrea Reyes

Manuel ReyesCamilo RadaY a todos los que hicieron posible la realización de este número.

Laescaladaesundeportedealtoriesgoquerequiereinstrucciónespecializada.Esturesponsabilidadconocertuslímitesyescalarconseguridad.

SergioInfante

Con 30 años es licen-ciado en Música, padre de familia y motivado montañista. Su interés por la historia del mon-tañismo lo ha llevado a colaborar en distintos medios y, en varias ocasiones, en nuestra revista. En esta edición estuvo encargado de la sección Info_Monta-ña, dedicada a una de las más importantes montañas del sur de Chile y Argentina, el impresionante monte Tronador.

UlysseLefebvre.

La mezcla justa de periodista, fotógrafo profesional y escalador de alto nivel, dió como resultado al editor en jefe de la revista Montagnes, de Francia. Desde sus inicios en el fotoperiodismo, Ulysse mostró un alto grado de compromiso, realizando trabajos reconocidos por su calidad en zonas de conflicto. Su amor por las montañas y su participacion en escaladas de alto nivel, lo pusieron a la cabeza de una de las más importantes revistas de Europa.

CeciliaBuil

Es técnica deportiva de escalada en roca y barrancos y en la actua-lidad vive profesional-mente de la escalada. Aunque es Oriunda de Huesca, España, Cecilia ha recorrido el mundo entero en busca de grandes aventuras, realizando importantes ascenciones en Ka-rakoram, Groenlandia, México, Patagonia, entre muchos otros lugares. Ha visitado Chile, que-dando enamorada de las cascadas del Marmolejo donde acaba de abrir una nueva línea en hielo.

SantiagoGray

Colaborador frecuente de Revista Escalando. Santiago Gray le ha dedicado los últimos 8 años excusividad total a la práctica del búlder. Reconocido por su profundo compromiso con el desarrollo local y la apertura de nuevos problemas en las sierras de Cordoba, es toda una autoridad para hablarnos de Linderos, un nuevo destino de escalada para quienes disfrutan del búlder y la escalada tradicional.

FelipeCancino

Instructor de montaña en la escuela NOLS, con 27 años está dedicado a la educación y el deporte al aire libre. Pasa la mayor parte del año reali-zando actividades en Chile y Estados Unidos, tanto profesional como deportivamente. Entre otras cosas, sobresa-len algunas primeras ascensiones chilenas y destacadas participa-ciones en carreras de montaña.

ErlingVillalobos

Ingeniero Civil de la U. de Chile. Desde su juventud universitaria abrazó su pasión por la montaña, donde sus mayores logros están la primera ascensión de la Torre Norte del Cochrane, relato incluido en esta revista y la primera ascensión a la pared del San Gabriel. Actualmente tiene 69 años y continúa activo realizando trekkings y ascensiones de menor nivel. Es casado y tiene 2 hijos, uno de los cuales también es montañista.

Colaboranenestaedición

ColumnistasRodrigo FicaDiego TapiaPaula GálvezIgnacio DíazDaniel Castro

FotografíaMateo BarrenengoaFrancisco Herrera

Ventas/[email protected]

Contacto/Colaboració[email protected]

Webwww.escalando.org

Ediciones de Montaña Limitada. Representante Legal: Erick Vigouroux. Dr. Manuel Barros Borgoño 384, of. 21, Providencia, Santiago.

Esta edición de 1.500 ejemplares se imprimió en los talleres de World Color. Escalando es una marca registrada. Prohibido cualquier uso o reproducción total o parcial de la marca o de

esta revista sin consentimiento previo. Las opiniones y publicidad contenidos en esta revista son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten o publican.

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La impresionante Torre Norte del Cochrane. En la foto se aprecia el macizo torreón rocoso que conduce al punto cúlmine de la escalada, una puntiaguda cumbre que domina un paisaje de fábula. La canaleta de hielo que se aprecia a la izquierda permintió el primer ascenso. Linde Waidhfoer / westerneye.com

Editorial El inicio de cada edición de revista Escalando es siempre un conjunto agradable de sorpresas. Hace tres meses Escalando #36 no era más que un cuadernillo de 100 páginas blancas que, de a poco, fue poblándose de contenido. En la medida en que llegaban los relatos y leía cada párrafo, se consolidaba también un tono, un color, una idea en común... Al parecer en ellas vivía el mismo espíritu, el de un ser antiguo, el alma de un hombre primitivo que, disfrazado adecuadamente para su época o actividad, respondía al mismo impulso: la aventura.

Pero la aventura nada tiene que ver con escalar una lejana montaña, ni con la idea adolescente de colgarse de un techo y echarse magnesio. La aventura es, más bien, una actitud de vida, la forma y disposición para enfrentar nuevos desafíos, es abrirse paso entre lo desconocido, asumiendo las incomodidades y los riesgos de forma consiente, pero identificando en la incertidumbre de los resultados una oportunidad favorable.

La aventura es también un tesoro, pero sin valor objetivo. Si bien las motivaciones pueden existir en plano material, el fuerte compromiso sicológico supone una recompensa en espíritu que solo el aventurero sabe valorar.

Probablemente, la idea de aventura llegó a nosotros tan pronto como identificamos que el mundo es algo más que ese triángulo de seguridad que se genera entre nuestros padres y uno mismo. Un impulso natural que nos lleva a explorar y traspasar los límites cercanos, ignorantes de los riesgos hasta que las lecciones y el peso del cuerpo nos obligan a bajar las revoluciones y ser más cautos, más conservadores y, en algunos casos, dejar la aventura para siempre.

Ese espíritu primitivo ha vivido por 10 años en nuestras publicaciones y vive, por cierto, en los relatos de Escalando #36. En las incursiones de David Lama hacia el alpinismo patagónico del Cerro Torre, en la motivación de una cordada familiar, Novato y Edu Marín, padre e hijo, quienes viajaron a las Dolomitas desde la ‘disfrutona’ escuela de Rodellar para enfrentarse a Pan Aroma, una de las más difíciles rutas de Big Wall en el mundo. Precisamente la misma motivación que alimenta la tenaci-dad de la española Cecilia Buil que, renunciando a las condiciones controladas tan propias de Eu-ropa, puso sus objetivos desde la distancia en las cascadas hielo en altura del Marmolejo, en Chile.

Siguiendo esta línea, Ulysse Lefebvre, fotógrafo y editor de la revista francesa Montagnes, quien se formó en el fotoperiodismo cubriendo la dura realidad de zonas en conflicto en Europa del Este, nos invita a mirar una selección de sus mejores instantáneas de montaña en Portafolio.

Pero sin dudas, este espíritu se respira con más intensidad en un relato de otra época, añoso como el vino, y se manifiesta insolentemente encarnado en tres jóvenes andinistas de un club universitario quienes, equipados con material que hoy despertaría escepticismo, conquistaron la enhiesta Torre Norte del Cochrane, una escalada de nivel mundial en una de las montañas que, hasta entonces lejanas y desconocidas, coronaban inmaculadas la región de Aysén; obteniendo una recompensa de valor incalculable: el crepúsculo visto desde su diminuta cumbre.

Esperamos que las próximas páginas despierten a este espíritu ancestral e inocente o, simple-mente, ayuden a aplicar la metáfora de la aventura a nuestra vida cotidiana, para transformar la incertidumbre en una ventaja y comprender que las aventuras verdaderamente valiosas son aquellas que engrandecen el alma de quien las vive.

Erick VigourouxDirector

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CincomesesenEuropa

Llegué a comienzos de abril a Francia, a la casa de mi amigo Didier, listo para esquiar y aprovechar la nieve primaveral. Rápidamente organizamos nuestra primera actividad: Cha-monix -Zermatt en esquí de randonée, una famosa y hermosa travesía de una semana cruzando los Alpes en esquíes. La predicción del tiempo se veía buena durante varios días así que comenzamos ascendiendo desde Francia hacia el refugio Suizo de Trient por una ruta distinta a la más transitada. Así pasamos du-rante ocho días de refugio en refugio. La ruta por Suiza transcurrió por el paso del Gran San Bernardo para continuar por hermosos valles y subir hasta 3600 msnm, todo sobre los esquíes y con grandes desniveles para disfrutar del des-censo. Finalmente el último día pasamos varios portezuelos para lograr salir esquiando justo debajo de la famosa pared norte del Matterhorn y desde ahí bajar hasta Zermatt con los esquíes.

A la semana siguiente nos fuimos al valle de Aosta, donde ascendimos a la cumbre del “Gran Paradiso” con esquíes, un bonito cuatro mil de los Alpes. Después nos fuimos al “Dent d’Herens” y a Cuneo al sur de Italia donde esquiamos en el macizo de la Argentera, las montañas más altas de los Alpes que llegan al mediterráneo.

Antes de guardar los esquíes teníamos un gran objetivo, el clásico y hermoso Mont Blanc que aún tenía bastante nieve. Partí con dos amigos desde Chamonix, tomamos el teleférico y luego caminamos con los esquíes hasta el refugio de Grand Mulets. De madrugada partimos a la cumbre; mezclando esquíes y crampones salimos hasta la arista de Gouter, desde ahí en unas horas a la cumbre. Fotos, abrazos y para abajo. Desde la cumbre misma comenzamos a esquiar la imponente cara norte; entre enormes seracs y muy buena nieve, disfrutamos de una bajada alucinante de regreso hasta el refugio…

Unos días de descanso en Annecy para luego ir de nuevo a Italia. Esta vez me junté con José Rosen. Subimos al refugio Torino, la vertiente Italiana del Mont Blanc. El primer día, con mal tiempo, hicimos la travesía de las Aiguilles Marbrée y luego una pequeña escalada en granito. El segundo, de madrugada, nos apro-ximamos a la pared norte de la Tour Ronde, la cual ascendimos en unas cuantas horas en ensamble y con algunos largos de escalada en hielo y roca al final. El tercer día fue más am-bicioso así que partimos aún más temprano y nos acercamos a la base del legendario Grand Capucin. Desde ahí subimos un pequeño corredor de nieve para dar con el inicio de la vía de los suizos. Una impresionante pared de granito nos esperaba. Subimos la ruta que estaba bien helada y muy fría para escalar, salimos por una variante de la ruta “O sole mio” hasta la cumbre; impresionante paisaje. Bajamos por la misma vía y felices de regreso al refugio y al valle.

Desde la base de Grand Capucin, Nicolas Palma y José Rosen subieron por un pequeño corredor de nieve para dar con el inicio de la Vía de los Suizos, para salir por una variante de la ruta O sole mio hasta la cumbre. José Miguel Rosen

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También, entre otras escaladas menores, visi-taría Córcega (en el sector de las Aiguilles de Bavella), el Naranjo de Bulnes (España) y en Italia la Pared Norte del Lyskamm, en 9 horas por nieve y hielo de hasta 60 grados. Dando así forma a una temporada en que logramos hacer muy lindas escaladas.

Nicolás Palma

Jostedalsbreen,primeratravesíachilenaSalí desde la isla de Tenerife el 29 de mayo del 2014, después de realizar sendas escalas en Barcelona y Oslo. Llegué al anochecer de ese día a Molde, una pequeña y bonita ciudad a orillas del Romdalsfjorden, donde mi amigo Marcelo Barra me esperaba. Desde ahí nos dirigimos inmediatamente a Averøy a cargar los bultos en el automóvil para seis horas más tarde despla-zarnos hacia Stryn. Nos proponíamos realizar el primer cruce chileno del campo de hielo Jostedalsbreen, el más grande de la Europa continental. De norte a sur.

Debido al calentamiento global general en el

planeta, los glaciares de Noruega, así como otros tantos en el mundo, se han ido retirando cada vez más rápido de las zonas bajas. Como consecuencia, la aproximación en la zona de Stryn, que en un principio pensamos hacer ti-rando de trineos, fue imposible. Por esta razón cargamos todo en las mochilas.

La primera parte fue dura, pero al llegar a la cabecera del valle, fue peor… El peso de las mochilas se hacía sentir con ganas en nuestras espaldas. Aquí lo verde dio paso a las grises rocas y se veían cómo algunas cornisas de hielo se precipitaban hacia el valle con estruendoso sonido, desgastando la hermosa roca desnuda de gneis y dejándola totalmente pulida. Después de caminar alrededor de 10 horas por un sende-ro que por momentos se iba transformando en una pesadilla llegamos al refugio Infimus. Día 1.

En la segunda jornada tuvimos que remontar el primer glaciar que existe para llegar a la meseta de Jostedalsbreen. Tras haber cami-nado otras 10 horas, estábamos rendidos, así que acampamos sobre los seracs que domi-nan el portezuelo que se encuentra sobre el valle de Lodalsbreen.

Los siguientes días los pasamos remontando un glaciar tras otro, hasta que finalmente llegamos a la meseta, una larga extensión de 100 km que terminaba en Flatbrehytta, en el extremo sur del campo de hielo.

Solo cerca de terminar que el viento nos vino a visitar, trayendo consigo nubes oscuras, lo cual nos hizo apresurar la marcha... De pronto la extensión blanca desapareció entre unas mon-tañas agudas y el cielo, bajando abruptamente hacia el valle que terminaba en un fiordo mil metros más abajo.

Recorrimos los últimos kilómetros callados, meditando, contemplativos... llegando abajo del glaciar a las dos treinta de la madrugada, cinco días después, con todo muy claro; en esa latitud el sol nunca se esconde en verano.

Me dormí con la extraña sensación que deja el terminar algo tan cansador y a la vez bonito, y preguntándome una vez más el porqué de ir a la montaña… Lo habíamos cruzado. Qué bien me sentía.

José Brito Clavijo

Campamento del segundo día, después de diez horas de marcha y habiendo superado el glaciar de Erdalsbreen hasta el portezuelo que baja al valle de Lodalsbreen decidimos armar campamento sobre la zona de los seracs, la fotografía fue tomada alrededor de las 22:00 horas, el sol aún se encuentra muy alto en el cielo a estas latitudes. José Brito

Marcelo Barra randoneando en la delantera y pronto a entrar en el campo de seracs del glaciar Småttene, horas más tarde culminarían el remon-te en una planicie entre el cerro Brenniba y el Lo-dalskåpa , lugar donde comienza la gran meseta helada de Jostedalsbreen “el mundo mitológico de Niflheim”. José Brito

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Expedición en la Cordillera Real de LosAndes,Bolivia.

El 4 de agosto nos reunimos en La Paz, Boli-via, junto a Eduardo Weber, Enzo Vega y Javier Reyes, para empezar lo que sería nuestra ex-pedición a la Cordillera Real, sector Condoriri y Huayna Potosí.

El día 5, temprano en la mañana, ajustamos los detalles de transporte y comida para lo que serían 10 días de montaña. Jorge fue nuestro chofer y guía, nos llevó hasta el poblado de Rinconada donde comenzó el acercamiento al Campo Base. Partimos ca-minando alrededor de las seis de la tarde, sin guías ni porteadores y llegamos a la base en dos horas, donde armamos un vivac. Al día siguiente comenzó la aclimatación.

Subimos al Pico Austria y, desde la cumbre,

logramos observar nuestros objetivos que escalaríamos, serían Pirámide Blanca, Pe-queño Alpamayo y Cabeza de Cóndor. El día 6 caminamos a Pirámide Blanca e hicimos cumbre a las 11 de la mañana.

Luego nos tocaron dos días de mal tiempo adentro de la carpa que nos obligaron a des-cansar y ser pacientes. El 8 de agosto comen-zó la jornada a las 4 de la mañana, salimos en dirección al Pequeño Alpamayo, pasando por la cima del Tarija, un pequeño destrepe que nos condujo a la arista que lleva a la cumbre. Llegamos a la cima del Pequeño Alpamayo a las 11 de la mañana. La bajada fue larga y cansadora. Luego vino otro día de descanso que sirvió para preparar las cosas para una jornada importante, el intento a la Cabeza de Cóndor (Condoriri).

Nuestra escalada empezó a las 12:00 am.

Luego de caminar toda la noche, vimos el amanecer en una canaleta de hielo que nos dejó en la arista que lleva a la cumbre. Al medio día estábamos logrando nuestro gran objetivo, la cumbre de esa hermosa montaña.

Luego de 7 días en este sector decidimos ir al Huayna Potosí, nos juntamos con nuestro amigo Jorge, quien nos llevó al Campamento Base. El primer día estuvimos en el campa-mento, recuperando energías y comiendo bien. El segundo fuimos al Campamento Alto y esa misma jornada, en la noche, intentamos la cumbre. Conseguimos llegar a ella y ver el amanecer a las 6 de la mañana.

Luego de las últimas fotos,bajamos a La Paz a celebrar lo que sería nuestro logro de seis montañas.

Javier Reyes

La cordada compuesta por Eduardo Weber, Enzo Vega y Javier Reyes en el filo que los condujo hasta la cumbre del Pequeño Alpamayo el 8 de agosto. Colección Javier Reyes

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Carlos XII 120 Loc-E , Las Condes • Santiago, Chile - Metro Manquehue • Fono/Fax: (+ 56 2) 2 211 4831 (+ 56 2) 2 263 9499 • www.justclimb.cl

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Nuevos Productos

Cada pieza del equipo es importante para un escalador. Es su línea de vida en la montaña y tiene que funcionar a la perfección para cumplir con el objetivo.

La gama de mochilas técnicas para escalada de Patagonia es el fruto de un trabajo conjunto entre el equipo de desarrollo de pro-ductos y los deportistas embajadores de la marca. El resultado, tres mochilas que se concentran en lo simple con un diseño guiado por la funcionalidad.

Cada una de las “Ascensionist Pack” permite al escalador llevar todo lo que necesita para su uso específico. En versiones de 25, 35 y 45 litros, la Ascensionist Pack tiene lo que es esencial para un escalador y nada sobra.

Entre sus principales características se encuentran una apertura asimétrica que abre y cierra con un solo tirón, sistema porta pio-lets de uso sencillo y Daisy Chain para adaptar la carga exterior (como crampones). Los modelos de 35 y 45 litros tienen acolchado en el cinturón y un marco de aluminio interior removible en caso de que se quiera volver la mochila más liviana.

Su diseño simple y versátil la hacen un elemento perfecto para cualquier actividad de poca duración en la montaña, pero que im-plique ascensos técnicos, donde el peso influye y se necesita car-gar solo lo esencial.

facebook.com/Patagonia.Chilepatagonia.com

Ascensionist PackPatagonia

Esta zapatilla es el nuevo modelo de la línea Sharma, diseñado por el reconocido escalador. La Nexxo de Evolv viene a situarse en el tope de gama de la marca americana, buscando ser la respuesta para los escaladores técnicos de búlder y fuertes desplomes.

Diseñada con una agresiva forma asimétrica, entrega comodidad y precisión aun en los bordes más pequeños, destaca un gran talón formado y cubierto completamente de goma, lo que entrega más adherencia y maximiza el taloneo.

Construida con materiales sintéticos en la parte delantera, que permiten mantener la forma con el pasar del tiempo y cuero en la parte posterior, otorga mayor comodidad y asegura que tenga mayor durabilidad. Su forro interno de microfibra permite mayor confort aun al llevarlas puestas por muchas horas. A pesar de esto, al ser un modelo técnico especializado en los desplomes, su forma asimétrica hace que no sea muy cómodo utilizarlas en escaladas de placa.

Podemos resaltar el nuevo sistema Epow que permite mantener en tensión la zapatilla permitiendo un mejor calce, el ajuste es elástico e incorpora un único cierre de velcro para dar mayor sujeción. El empeine tiene goma que ayuda en pasos de techo, manteniendo los dedos del pie en una posición fija, sin ser incomoda, y entregando mayor duración a la abrasión. Agrega una media suela plástica de 1 milímetro lo que mantiene su forma evitando “aplanar” con el uso este tipo de zapatillas con forma de gancho.

Un modelo diseñado por escaladores, al cual su relación precio calidad lo convierten en una buena opción para quienes destruyen rápido sus zapatillas en la resina y la roca.

evolvsports.comjustclimb.cl

NexxoEvolv

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Nueva Guía de Escalada Piedra Parada y La BuitreraMartínMolina

Se acerca el verano y con él la temporada de viajes de escalada. Cada año son más los chilenos que se aventuran a probar la roca de nuestros países y vecinos, siendo la zona de la Comarca, en las cercanías de Bariloche, y recientemente Piedra Parada uno de los destinos más tentadores para el escalador deportivo nacional.

Un ítem obligatorio cuando se visita una zona nueva y aún más en el extranjero, es una buena guía con los topos de las vías y descripción de los sectores. En ese sentido, la guía actualizada de Piedra Parada es un documento de consulta imprescindible, no solo debido a que contiene la clásica información que toda guía de escalada debe tener: fotos, topos e información respecto de la zona y sus sectores, sino que además incluye historia, características geológicas de la roca, ubicación con puntos de referencia e información estadística que resume la dificultad de las vías por sector, el equipo necesario, la inclinación de la roca, tiempo de aproximación y el mejor horario para aprovechar la visita al máximo.

Son estos detalles, además de una diagramación que ayuda a la fácil comprensión de la simbología utilizada, los que hacen de esta guía una joyita. Sin duda un estándar a seguir a este lado de la cordillera.

Ya han pasado 2 años desde el Petzl RocTrip y, además de la confirmación de los grados de dificultad, el número de vías se ha incrementado de manera considerable. Un puñado no menor de vías equipadas durante ese evento no aparecen en la guía que se regaló, por lo que contar con la información actualizada por el veterano escalador Martín “Fideo” Molina es sinónimo de preparar mejor la aventura.

Encuentra la guía actualizada de Piedra Parada en:

escalando.org/suscribete

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Trepanandanopara

Para comenzar nada mejor que con lo ocu-rrido en Trepananda (región de Aysén, sus idiotas). Actividades que se estructuraron en torno a los mismos ejes de desarrollo que se han observado en los últimos años: la de los instructores vinculados a NOLS, los imberbes atrevidos que no me pescan y las actividades de Marco Poblete.

Por un lado está Pedro Binfa, que habría reali-zado el 5 de marzo el al parecer primer ascen-so del Nariz de Eleuterio, en solitario, picacho ubicado al lado norte del río Leones y al oeste del río Claro, entre el Tigris y el Éufrates, a la sombra de Nueva York. La parte más difícil de su itinerario de 500 metros de desnivel, y que va por su cara sur, sería una pequeña pasada de roca de no más de 5.6.

Después tenemos la primera escalada a la cumbre principal del Emperador Guillermo (aproximadamente 2.100 m), realizado por Igna-cio Vergara y Richard Mansilla, a mediados de diciembre, un objetivo que ya contaba con varios intentos previos y que le exigió resolver escalada en roca no buena. Para bajar hicieron 4 rapeles, 2 en roca, 2 en nieve.

Luego está el segundo esfuerzo de Manuel Me-dina y Pablo Miranda por realizar el primer ascenso nacional y segundo absoluto a La Vieja, tras el primero hecho por el británico Nick Grove y el neozelandés Lauchie Duff el 9 de febrero de 1976.

Ellos comenzaron el 11 de febrero, desde Co-yhaique. Entraron por estero Parada, cruzaron el portezuelo Palo y bajaron a pie de vía para instalar campamento. El primer día de escalada tuvieron que comenzaron tarde (tipo 9 de la ma-ñana) porque solo en ese instante dejó de nevar. La escalada fue rápida, casi todo en simultáneo, e instalaron un vivac a las 6 PM, al inicio del gran nevero, que era justo el máximo punto que ha-bían alcanzado en el intento anterior.

Desde ahí retomaron la escalada a las 2 AM. Rimaya, canaleta y polvete. Cambio de crampo-nes a zapatillas para enfrentar los últimos dos largos. Tramos de escalada de V grado, planicie, cumbre y voila, ruta nueva.

Finalmente Marco Poblete, que no para de mo-verse y que con ello logró generar algo que no es de extrañar entre quienes proponen y actúan: polémicas. Una de las cuales me hace pensar que el fin del mundo debe estar cerca, porque esta vez no tuvo nada que ver conmigo.

Pero veamos. Primero, acompañado de Harry Brito, se dirigieron el 26 de octubre a un cerro aparentemente sin nombre de unos 2.400 me-tros de altitud, localizado en uno de los valles subsidiarios del río Miller, al interior de Puer-to Sánchez.

Tras una larga conducción y respectiva aproxi-mación caminando, establecieron campamento a 1.400 metros; luego escalaron 6 largos en nie-ve y hielo, un tramo en ensamble, una banda de roca y más largos. Hasta llegar muy cerca de la

Períodoseptiembre2013–marzo2014

Más tarde que fiesta de vampiros, pero bue-no, ¿qué querían?, toma tiempo repasar las principales incidencias de nuestra comuni-dad de montañistas y escaladores. Una que no se va a detener porque yo esté ocupado desenterrando el misterio de la serpiente emplumada en las quebradas perdidas de Pichulcán. Sácate una metáfora.

Debido a que realmente me aburre, esta vez no repetiré las reglas del juego. Quien sabe sabe y quien no es jefe de expedición.

Comencemos.

*NotadeleditorLas opiniones vertidas en esta columna no representan necesariamente el pensamiento de nuestra editorial. Revista Escalando no se hace responsable del mal uso del lenguaje, ni de las truculentas ideas de nuestro irremediable colega proveniente de las oscuras calderas del infierno (¡de donde nunca debió haber salido!).

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Ante ustedes, el famoso volcán Aguilera. Que en los momentos que redactaba este insulzo re-cuento no contaba con ascenso alguno. Pero... Ines Dusaillant

cumbre, una que se ofrecía podrida y expuesta y que optaron por no intentar. Luego de lo cual, para abajo.

Hasta ahí los hechos. La polémica se desenca-denó por partida doble; uno, por el nombre que al cerro le colocaron, o que no lo colocaron o que le colocaron en carácter de temporal; y, dos, por, a pesar de no llegar a la cumbre, darle a su recorrido el carácter de ruta terminada, que se plasma en haberle puesto un nombre (“La Vía de los Séracs”). Insisto, hasta aquí, yo nada que ver, solo soy el mensajero.

Poblete no se detuvo y más tarde en la tempora-da, junto a Javier Galiela, abrió una ruta nueva y el posible sexto ascenso al cerro Picacho (1.954 m), una montaña de figura enhiesta que se lo-caliza aproximadamente a unos 110 kilómetros al norte de Coyhaique. Las dificultades reporta-das hablan de pendientes de nieve y 170 metros finales de escalada sobre granito con dificultad máxima de 5.9.

Ya, ya, ya. ¿Y qué opino yo acerca del cerro sin proto nombre temporal? ¿Ya que algo tendré que decir, no?

Pues bien, no hay misterio aquí, les recuerdo que he escrito extensa y públicamente acerca de las rutas sin cumbre. Lo he hecho por años, de una manera formal, en un material que está disponi-ble para quien desee ahondar en mi argumenta-ción y que, por lo mismo, no tiene sentido repetir aquí de nuevo. Salvo su idea central: el recuento del Anticristo abraza y se estructura en torno a

la idea fundamental del alpinismo de excelencia en que si no hay cumbre, es intento. Criterio que usado sistemáticamente en el pasado y que le cae como hacha en la nuca a muchas supuestas escaladas que logran incluso reconocimiento, uno que considero injusto e inapropiado. Y que explica bien el odio que genero.

Y con respecto a lo de los nombres de rutas y ce-rros, hoy más bien deseo transmitir un consejo. Para mí, abrir una vía, o realizar la primera a un cerro virgen, es un reflejo de mi propia sensibili-dad y, por lo tanto, es arte, siendo el nombre de ella parte integral de mi “creación”. Por eso ten-go cuidado en elegir algo apropiado. En ocasio-nes se busca reconocimiento y se aspira a usar los nombres propios; en otras, redondear alguna idea o hacer alguna declaración de intenciones. Lo que fuese, un buen nombre termina por dar carácter a la aventura.

O sea la misma diferencia entre decir “Intenté la Tomahawk” o “Subí el Mimí” (sorry Rada, no pude evitarlo).

VolcánRock

¿Existen montañas vírgenes en Chile? Sí. ¿Mu-chas? Hmm... Depende con el cristal con que se mire. Porque de esas que tienen un aura es-pecial (nada de la tercera antecumbre del pico secundario del espolón central del acarreo no-roriental), solo existen una pocas que se cuentan con los dedos de la mano del Capitán Hook. Y una de ellas es el volcán Aguilera, de 2.473 me-tros de altitud.

Ubicado en el Fiordo Peel, en las proximidades de la Falla de Reichert (Campo de Hielo Sur, sus idiotas), se llama así en honor al guatón Aguile-ra, el baterista de Peter Rock. Y ha visto su buena cuota de intentos. Al menos seis relevantes des-de 1985, entre las cuales es imposible no recor-dar los esfuerzos del británico David Hillebrandt, que ha ido tres veces.

Las razones de la aparente invencibilidad del Aguilera son dos: la logística es perversa, y, se-gundo, por supuesto, el clima, el cual varía de horrible a espantoso. Lo cual tampoco significa que no existan aspectos adicionales, como la orientación, los glaciares y los vendedores am-bulantes. No.

A esta montaña entonces dirigieron sus pasos Abdo Fernández, Cristián Vásquez Y Felipe Ara-ya. A quienes se agregaba José Miguel Jorquera con la función de hacerlos famosos.

Haciendo la historia corta, con movimientos varios, partieron el 29 de octubre desde Puerto Natales. No nadando, sino que en barco, el Skor-pios III. Desembarcaron en el Peel el 30 de octu-bre y se iniciaron las típicas tareas, entre ellas porteos bajo sol playero patagónico. O sea, llu-via, lluvia, lluvia. Ya saben el dicho, Fiordo Peel, lluvias mil. Tan así fue que de hecho nunca dejó de llover, lo cual hizo que el 16 de noviembre se fueran para la casa.

O sea, cuello cogote. No siempre lo que redacto largo tiene final feliz.

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Aduraznos,duraznoymedio

Ese mismo mes hubo otra expedición de dura-ción similar. Pero hasta ahí no más llegaron las semejanzas, pues se desarrolló en los Andes Centrales, que tiende a ser más seca que res-puesta de mina rica.

Eran Christián Quezada, Ulises Espinosa, Ricar-do Hernández y el escalador de nombre de es-trella de Rock and Roll Elvis Acevedo. Miembros todos ellos del grupo “Perros Alpinos”, denomi-naron a su expedición la “Beer Machine Clim-bing 2013”. O sea, partieron bien. ¿Su objetivo aparte de fumar cerveza? Escalar en la zona de los glaciares Universidad y Cortaderal, un área de difícil acceso por las prohibiciones, pero que es, bromas aparte, derechamente fabulosa.

Todo comenzó dentro de ti, dentro de ti... No. Me equivoqué. La letra dice “Todo se derrumbó”, pero igual sirve. Todo comenzó el 2 de noviem-bre. En helicóptero los gerentes y beam me up, a 3.200 metros en 40 minutos. Y comenzó la larga lista de logros. Tantos que esta vez no redacto nada, solo listo.

Entre lo más importante: tercer ascenso abso-luto y ruta nueva al Pilar Meridional, segundo ascenso absoluto y ruta nueva al Nevado Cisne, primer ascenso absoluto a la cumbre secun-daria Torreón Noreste del Corona del Diablo (y empezamos con los acarreos suroccidentales), cuarto ascenso y nueva ruta al Pilar Occiden-

tal “Canalón del Conejo Playboy” (hablando de nombres), segundo ascenso absoluto a la Gran Torre del Cortaderal (... ok, nada que decir), se-gundo ascenso absoluto y nueva ruta por la aris-ta sur al Nevado Penitentes (púdrete) y segundo ascenso absoluto Corona del Diablo (censurado por la redacción).

Y el 28 de noviembre para la casa. Llevándose las latas de cerveza, las cajas de vino, un gato de peluche y la muñeca inflable; estos últimos dos intercambiables en su funcionalidad, pero que se usaron por separado.

Colinaahoracorta

Es el momento de hablar del Loma Larga. Mon-taña que posee tres cumbres que rondan, me-tros más, metros menos, los 5.400. Una que es muy conocida, clásica y que para lo relativamen-te accesible que es... a la fecha inexplicablemen-te no posee rutas por sus vertientes norte y este.

Situación a la cual precisamente Rodericus Kaffi quiso poner coto (wow, que palabra), enfocándo-se en dilucidar el enigma de dos largas lenguas glaciares que caen por el norte, prácticamente desde su cumbre hasta los valles.

Hubo un primer intento invernal, donde Kaffi encontró el valle de acceso (que era desconoci-do, pero fácil y esquiable) y logró subir la lengua occidental, pero no hizo cumbre porque el mal tiempo lo agarró a patadas para abajo.

Porfiado el tipo, regreso en noviembre. Tras dos campamentos preliminares, el 18 subió la lengua oriental completa, hasta la cumbre principal, y la denominó “Rampa Fica”. Al día siguiente repetiría, pero esta vez por la lengua oriental, también terminando en la cumbre y bautizándolo como “Rampa Zára-te”. Con ello la séptima y octava ascensión absoluta del Loma Larga. Y para la casa.

Al regreso hubo algo de dudas y polémica sana, pero lo pretendido resistió el escrutinio, respaldado entre otras cosas por el respecti-vo libro de cumbre, uno al cual el mismo Kaffi había tenido acceso años atrás al realizar el primer ascenso en el día al Loma Larga.

Con respecto a la “Rampa Fica”, no posee dificultades técnicas, aunque los últimos 50 metros son un poco más empinados, y con el tiempo debería transformarse en la nue-va ruta normal al Loma Larga, pues permi-te acceso directo a la verdadera cumbre (la Central). Incluso da la posibilidad extraordi-naria de esquiarla de bajada, completa, has-ta el camino, algo que sospecho se intentará esta invierno.

La “Rampa Zárate”, por otro lado, pasa al lado de un glaciar moribundo medio colgan-te, y se llama así en honor a Sergio Zárate, el querido escalador chileno que falleció en el 2001 en un triste episodio en los rodados de San Gabriel.

Esta es la Gran Torre del Cortaderal (vista desde la cumbre del Pilar Meridional). Los helicopter-boys usaron la vía original para realizarle el segundo ascenso, la cual va por la marcada canaleta central y luego por el filo a la izquierda. Elvis Acevedo

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Latravesíadelosrománticos

Hace muy poco tiempo atrás, para ser exactos en el último recuento, conversamos acerca del Corcovado y el primer ascenso chileno, de la mano de Ignacio Vergara, Armando Montero y Sergio Infante (Chaitén, sus idiotas). Actividad que como excusa sirvió para traer información de referencia exacta y sacar a esa montaña de la niebla mística en que se encontraba. Me puse romántico; yo también te quiero.

Ahora otro grupo de chilenos puso su atención en ella, pero con la idea de llegar casi comple-tamente por tierra y, además, terminar en la cumbre vía una nueva ruta por el filo este. Todo esto desde Chaitén mismo. No como lo habían hecho las actividades anteriores que, usando un bote, obviaban la mayúscula dificultad de atravesar el bosque lluvioso costero valdiviano, aka selva retutatutata, guru guru.

De sólo redactar estas líneas me sonrío en pen-sar por las que deben haber pasado los idea-listas que se lo propusieron. Exploración pura, inocencia total, la aventura humana al máximo. Me puse romántico de nuevo, ¿dime que me quieres?

Ellos eran Gabriel Toledo, Juan Pablo Díaz e Is-rael Sánchez. Y su idea, creo yo, tienen mucha más importancia de lo que parece, porque no sería raro que en la medida que Chaitén se re-

construya, que se vaya consolidando el Parque Nacional en el cual se encuentra el Corcovado (que se llama Corcovado, brillante) y se incre-mente el interés turístico por visitarlo... se ne-cesite de una ruta de aproximación más directa.

Partieron el 7 de febrero. Una embarcación los dejó en el estuario Palvitad. Y las dificultades comenzaron 25 metros después, cuando dio comienzo la batalla por entrar en la selva. Por aquí, por allá, pudieron en 5 días construir un sendero y encontrar un lugar adecuado para poner un campamento. A eso le siguieron, con mochilas pesadas, tres días más de reptar, colgarse, contorsionarse, sacarse raíces de los dientes y llegar a un portezuelo, del cual, en medio día más de trabajo e incluyendo un rapel en una cascada de musgo (¿cómo será eso?), accedieron a una laguna... que también tenían que cruzar.

Si les sale Depredador le hubieran dado mate. Así de valor tenían para inflar un kayac y tentar el cruce de 4 kilómetros “ida”.

En dos días hicieron cuatro viajes, con viento, lluvia, olas y tiburones. Al instalarse al otro lado ya estaban cortos de todo. Sin muchas energías y con solo 3 días disponibles para salir hacia el oeste, donde de no llegar a tiempo se desenca-denaría la alarma, subieron hasta los pies del torreón final, pero descartaron hacer un intento de cumbre.

La historia no acabó ahí. Tuvieron problemas para orientarse, la visibilidad era pobre, se acabó la comida, estaban mojados, echaron suertes, se comieron entre ellos, lo típico. Hasta que hicie-ron contacto con el encargado de ir a buscarlos y se fueron, completando una historia de 19 días de sanguijuelas, mosquitos y gusanos.

Ser romántico tiene su costo.

Lehacencollera

El cordón del Torre (Patagonia, sus idiotas) está compuesto por varios picachos que no son nada de fáciles. Si logro convencerlos de mover sus grasosos dedos por el teclado lleno de migas que tienen, y descargar una foto de la clásica vis-ta que se tiene de Chaltén hacia el oeste, verán claramente 3 agujas principales en la cordillera más lejana: el Torre, la Egger y la Standhardt. Ninguna fácil, todas objetivos de primer nivel.

A esta última, de 2.700 metros de altitud, se les puso entre ceja y ceja a Francisco Rojas y Jimmy Mora, quienes encaminaron sus pasos a ella en enero de este año. Esta cordada con nombre de collera de rodeo ya habían intentado el Taulliraju en Perú algunos meses antes, por lo que para ellos proponerse cerros de nombres mayores no les era extraño. A mayor añadidura, Mora cuenta con una larga experiencia en Patagonia, inclu-yendo el Torre por la Maestri y el Fitz Roy por la Franco Argentina. O sea, capacidad había.

Algunas de las vírgenes agujas que existen en el valle de acceso a las rampas de la cara norte del Loma Larga. Estéticas, claro que sí, pero ojo que la foto fue tomada en invierno. Rodericus Kafi

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La Standhardt no tiene ruta “normal”, pero tien-de a ver una concentración de intentos por la denominada “Exocet” (ese es nombre, miércale), la del primer ascenso, en 1988, por Jim Bridwell, Greg Smith y Jay Smith, con dificultades de WI5+ y 5+. Y si la memoria no me falla, esta aguja no contaba con nada de actividad nacional, salvo en el 2007 que Armando Moraga y Felipe Gonzáles Donoso trataron de meterse a la Exocet y/o la Tomahawk. O algo así.

Bueno, Mora y Rojas, tiqui-tiqui-tiiiii, pudieron hacer un primer intento a mediados de enero, uno con vivac incluido, pero del cual se bajaron porque pasaron mala noche. Esa es la verdad. Si después de todo también son humanos.

Pero el miércoles 22 vendría un segundo esfuer-zo. Para enlazar correctamente las secciones, partieron de día en Chaltén y llegaron en la tarde del jueves 23 al comienzo de la escalada. Se me-tieron sin dilación. Escalaron, repusieron fuerzas en una terraza, retomaron el ritmo en la madru-gada del viernes, escalando a obscuras, blah, blah, blah. Nada parecía detenerlos, pero en la tarde el clima no aguantó más y se desencadenó la tormenta. Y justo cuando fueron débiles y pen-saron en regresarse, vieron la rampa final y el hongo cimero. Así nadie puede, y poco después de las 18:00 horas estuvieron los dos en la cum-bre, completando así el primer ascenso chileno a la aguja Standhardt.

Los odio por eso. Tanto que no digo nada del regreso. Pero fue un parto. No, una cesárea. A Chaltén llegarían cerca de la medianoche del sábado 25, o sea cuatro intensos días después de haber partido.

De más está de decir que “cumplida” la Stand-hardt gracias a los cesáreos del rodeo, los ob-vios y más inmediatos desafíos vigentes en ese cordón son hacer la primera nacional al Torre por la vía Ferrari (algo que ya cuenta con dos intentos de chilenos) pero principalmente la primera a la Egger.

Y esa sí que no es fácil.

Molido

Ydelresto,¿qué?

Pues en la séptima región hubo un nuevo inten-to al virgen cerro Campanario (de aproximada-mente 4.000 metros de altitud). Que retomando lo dicho antes, es uno de aquellos inescalados que tienen aura. Lo intentaron Carlos Bravo, Fe-lipe González Donoso y Darío Arancibia, quienes pudieron rebasar por un poco el punto más alto alcanzado hasta la fecha (por Puig y Kunstmann, del intento de 1962). Reportaron tramos de esca-lada comprometida, difícil, en mala roca.

Por otro lado, Cristóbal Señoret, Juan Señoret,

Michael Sánchez y Sebastián Rojas intentaron abrir una nueva ruta en una pared virgen en la quebrada de la Serranía Avalancha, no tan en las cercanías de Chaitén, pero por ahí. Estu-vieron 10 días a finales de febrero y principios de marzo. Alcanzaron a escalar 14 largos en granito, quizás la mitad del recorrido total, pero tuvieron que regresarse porque no tenían más tiempo, ni tampoco comida, ni agua. O sea, estaban jodidos.

Por esas mismas fechas se llevó a cabo un esfuerzo por explorar e intentar el cerro Ele-fante, una estética cima que queda a unos 60 kilómetros al noroeste del ya mencionado Picacho. Eran Juan Ruiz, Javier Pérez, Martín Hartmann y Cristóbal García. Contemplaban realizarlo en dos semanas, pero tras 9 días de esfuerzos se retiraron, en parte debido a un machetazo mal dirigido. Sin embargo lograron identificar correctamente el acceso y algo me dice que van a regresar.

En Tagua Tagua, a unas 3 horas de Cochamó, el 27 de diciembre Falco Henríquez, Máximo Fernández, Gaspar Méndez y Michael Sánchez abrieron la ruta llamada Superdiedro, al “Pico de las Sombras” (caramba, qué nombre). Una ruta de 650 metros que recorre un diedro cen-tral, en una escalada que se presenta más bien tumbada pero difícil de proteger. Debiera transformarse en un clásico.

Francisco Rojas moviéndose más apretado que tornillo de submarino, ya bien alto en la Exocet, en la Standhard. Jimmy Mora

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En Cochamó, Daniel Osorio y Sebastián Rojas completaron lo que debería ser la primera esca-lada chilena de la Pared del Monstruo, quizás la más grande de toda el área. Además, ruta nueva, una a la cual llamaron “La presencia de mi padre” (5.10, 28 largos, 1.200 metros). Lo hicieron a fines de enero, en dos días, con un vivac en el largo 19. Para bajar se movieron un poco y utilizaron los ra-peles de “Excelente mi Teniente”, lo que significa que en rigor hicieron una travesía.

La lista sigue y sigue. En Torres del Paine, a fi-nes de marzo, Claudio González, Francisco Pa-rada y Felipe González Donoso intentaron abrir una nueva vía en estilo cápsula en el Valle del Francés, creo que en la vertiente este del Casti-llo, cerca del Cota 2.000; lamentablemente se re-gresaron de lo que al parecer era el último largo, un techo de roca mala. Cristóbal Cament y Ro-dericus Kaffi hicieron un intento a la Pared Sur del Fraile, una que resultó ser de granito des-compuesto y que los conminó a regresarse tras 6 largos. Ignacio Vergara y Rodolfo Torrens inten-taron el Fitz Roy por el Pilar Goretta, subiendo bastante (¿900 metros?) pero al parecer el mal tiempo les puso el pie encima. Misma causa que bloquearía el esfuerzo de José Edwards por es-calar la Exocet a la Standhard (en fechas poste-riores a la de Mora y Rojas).

Y etcétera, etcétera, etcétera.

Y bueno, un poco pelado el cerro, pero aún así tiene mérito. Pues el torreón somital del Campanario tiene una virtud de capa caída hoy en día: es virgen.

Claudio Vicuña

Chato de escribir, solo queda premiar a lo mejor y a los mejores. Si es que hay algo que se haya destacado... ¿Qué creen ustedes?

Veamos. Colchoneta de Tungsteno, por Mejor Iniciativa, para... nadie. No hay sorpresas, seguimos siendo las mismas pencas de siempre.

Jeringa de Plutonio, por Mejor Ascenso Técnico, para... la primera escalada chilena a la aguja Standhardt, realizada por Francisco Rojas y Jimmy Mora. ¿Las razones? Estilo alpino, mal tiempo, Patagonia y, lo relevante en este premio, las dificultades técnicas en roca y hielo que debieron resolver para embolsarse esta montaña. Bravo, perfecto, nada que decir.

¿ElMejorDeportista?¿AjodeMolibdeno?Desierto. Nadie cumplió la dorada re-gla de rendimiento deportivo de excelencia a lo largo de la temporada completa. No basta solo con una escalada meritoria.

Paraelúltimo,laMejorExpedición,BrújuladeUranio(útil para no perderse en los campos atómicos)... a la ¡Beer Machine Climbing! De Elvis Acevedo, Ulises Espinoza, Christian Quezada y Ricardo Hernández. Aplausos. Silencio.

Lo bueno fue que esta temporada hubo 4 expediciones (Aguilera, Elefante, Corco-vado, Cortaderal) y no sería raro que más de alguna otra se me haya escapado al escrutinio. Y dentro de ellas, los montañistas del Grupo Perros Alpinos realizaron una actividad que fue la mejor. Cumpliendo prácticamente los 4 criterios de la PAPA (transformándose en una expedición clase E/E+), que regresaron con éxito deportivo, cumpliendo lo que decían que iban a hacer y, lo que les da un plus adicional a mis ojos de lagarto juancho, demostrando una inédita inventiva para sortear el problema de acceso, usando para ello un helicóptero.

Si lo único no más es que yo habría aprovechado la pasada para tirar unos volan-tes sobre las instalaciones de Pacific-Hydro diciendo “Y con tu mamá también”.

Feliz Navidad,

[email protected]

Versión completa de este recuento, disponible en el blog de revista Escalando. Las primeras 100 columnas del Anticristo, incluyendo la

historia del montañismo y la escalada de Chile en los últimos 10 años, están en “Crónicas del Anticristo”, libro digital a la venta en Amazon y iTunes (versión normal o ilustrada). Recuento realizado gracias a la

ayuda y colaboración de PETZL y DAV CHILE.

salon de la fama

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El Cerro Torre con sus 3.133 metros, no es una cumbre particu-larmente alta, pero sí una de las más difíciles y la historia de sus ascensos está llena de controversia.

Thomas Dirnhofer documenta en este film los intentos de David Lama por hacer el primer ascenso en libre, es decir, usando cuer-da, bolts y seguros, sólo como protección en caso de caída. Muchos pensaban que un ascenso de este tipo a la aguja de granito era prácticamente imposible, pero Lama estaba dispuesto a demostrar lo contrario.

LahistoriadelCerroTorre:

En 1952 el alpinista francés Lionel Terray aseveró que subir el Cerro Torre era imposible debido a lo vertical de sus paredes y a las escasas ventanas de buen clima en el sector. Tras el infructuoso intento en 1958 de uno de los mejores escaladores en ese momento, Walter Bonatti, la cordada conformada por Cesare Maestri y Toni Egger fue la primera en alcanzar la cumbre a finales de 1959. En el descenso, Egger cayó al vacío y con él la cámara que supues-tamente contenía las fotografías que probaban su presencia en la cumbre. A falta de pruebas, la polémica surgió en la comunidad escaladora y el ascenso de Maestri y Egger no fue reconocido.

10 años más tarde Maestri volvió al Cerro Torre para, según él, repetir la hazaña. Gran parte de los escaladores creía que en esta expedición Maestri haría cumbre por primera vez, logrando así apaciguar su consciencia. En esa oportunidad Cesare no escatimó en recursos y con un helicóptero transportó todo el equipo necesario para llegar a como diera lugar a la cumbre. Su arma secreta: un compresor diesel con el cual taladró unos cuatrocientos agujeros para colocar los bolts que le permitieran progresar en artificial por las seccio-nes más difíciles. Maestri consideraba que el fin justificaba los medios pero,

Cerro TorreCINE ESCALANDO Por Daniel Castro

Director: THOMAS DIRNHOFERProductor Ejecutivo: RObERT TRENkwAlDERProductor asociado:FlORIAN klINglER Director de Fotografía: THOMAS DIRNHOFERCámara:lINCOlN ElSECHRISTIAN MITTERbAuERMARTIN HANSlMAyRHANS HINTERbRANDNERguNTER gOEbERlMúsica:Michael kadelbachDuración: 01:38:35

A Snowball’s Chance in Hell

La producción de este documental se empeñó en destacar los orígenes de David Lama y la idea de su constante aprendizaje. Lama es hijo de un guía de montaña nepalí y madre austríaca. A la edad de 5 años, mostró un talen-to inusual para la escalada, iniciando así una carrera de logros deportivos. A los 15 se convirtió en la persona más joven en competir en la copa del mundo y el primero en ganar tanto en Escalada de Dificultad como la Copa del Mundo de Búlder en su primera temporada. En 2011 se retiró de la es-calada de competición y se centró en el montañismo. Manuel Ferrigato

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para la mayoría, su modo de proceder fue el peor sa-crilegio que se pudiera cometer. A pocos metros de la cumbre, el compresor falló y nunca volvió a funcionar. Hasta el día de hoy pende congelado en la pared del Torre. A pesar de sus esfuerzos, este ascenso tampoco fue reconocido por la comunidad escaladora, porque Maestri no escaló el hongo de hielo para alcanzar el punto más alto de la montaña, en cambio, concluyó su ascenso 50 metros antes. Su argumento: el hielo no es parte de la montaña, sólo una formación circunstancial y cambiante. Poco después de este segundo fracaso, Maestri se retiró para siempre de las cumbres.

Fue en 1974 cuando Casimiro Ferrari llegó a la cima en circunstancias claras y comprobables. Jim Bridwell en 1979 fue el primero en repetir la que desde ese mo-mento pasaría a llamarse “Vía Compresor”, haciendo alusión al motor que quedó incrustado en el hielo.

Casi dos décadas más tarde, las controversias revivi-rían cuando Werner Herzog, el mismo director que se hizo famoso y odiado por pasar un barco por encima de un monte en mitad del Amazonas durante el rodaje de Fitzcaraldo, llegó a la Patagonia para rodar “Scream of Stone” (Grito de Piedra). Este film inspirado en los ascensos de Maestri causó gran disgusto en la zona. Herzog, condenando el daño causado por Cesare a la montaña, en su intento por llegar a la cumbre, utilizó un helicóptero para el rodaje de las escenas de esca-lada. Con la misma nave, extrajo el compresor de su tumba de hielo, pero tras las furiosas protestas de la comunidad escaladora, que lo consideraba parte de la historia del Cerro Torre, Werner lo devolvió a la pared. Cegado por la realización del film, el director incurrió en severas agresiones a la montaña, aterrizando en la cumbre, usando sierras eléctricas para cortar hielo de la misma y finalmente estrellando el helicóptero con-tra el glaciar, dejando sus escombros abandonados.

Luego de este recuento es posible comprender por qué la mega producción de Redbull causó tanto revuelo.

En noviembre del 2009, David junto a Daniel Steuerer, llegaron a Chaltén, en la Patagonia Argentina. Mien-tras ellos se preparaban para el ascenso, el equipo técnico de Redbull organizaba todo para poder filmar la épica hazaña en óptimas condiciones. Para ello ta-ladraron la montaña para instalar 30 pernos de expan-sión adicionales a los cerca de 400 puestos por Maestri en 1970. Además, 640 metros de cuerda fija fueron colocados para “colgar” a los camarógrafos. Otra unidad sobrevolaría el Cerro Torre en un helicóptero para capturar las tomas aéreas. Lamentablemente, en esa temporada las condiciones climáticas fueron tan malas que no hubo ni un sólo ascenso al Torre. Las cuerdas quedaron colgadas y varios petates abando-nados en la pared.

Foto aérea de David Lama y Peter Ortner en su vivac durante el primer ascenso en libre de la arista sur-este del Cerro Torre. Corey Rich

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El equipo de filmación durante el rodaje en el Chaltén. En primer plano, el director Thom-as Dirnhofer, intercambia comentarios con Lama en su tercer viaje a la Patagonia argen-tina el año 2012. Corey Rich

La respuesta de las redes sociales no se hizo esperar y el rechazo hacia David Lama y su equipo fue aniquilador. No sólo por la soberbia de este chico de 19 años que, sien-do una estrella de la escalada deportiva, quería subir una de las montañas más di-fíciles del mundo, sino que también porque en el intento había vulnerado gravemente la ética del desafío. Como si fuera poco, la mega producción de Redbull no había logra-do llegar a puerto.

Demostrando testarudez, o perseverancia, según como se quiera ver, la temporada siguiente Lama volvió al Torre. Esta vez, con su amigo y compañero, Peter Ortner, gran alpinista que ya había estado anteriormente en el Torre. Tras un primer intento fallido por un repentino frente de mal tiempo que cubrió todo de hielo y los obligó a descender a pocos metros del hongo final, los mucha-chos se refugiaron en Chaltén para esperar una segunda oportunidad.

Consciente de lo complejo que era la escala-da en libre en una montaña tan inclemente, el plan de David era llegar arriba del Torre, montar un anclaje y descender estudiando la línea a ser escalada y posiblemente ta-ladrar un par de seguros en las zonas más peligrosas. Jason Kruk, un escalador de Seattle que también aspiraba hacer cumbre esa temporada, casi se desmaya cuando Lama le contó sus planes.

Con ventanas de buen tiempo tan escasas, una de las mayores dificultades para Lama y Ortner era controlar la ansiedad y ser pa-cientes, pero tras tres semanas esperando que lleguen las condiciones adecuadas, no aguantaron más. Aprovechando una venta-na de dos días subieron el Poincenot (3.002 metros). Después de la cumbre volvieron más felices y relajados a celebrar esta pe-queña victoria. El costo del gustillo que se dieron fue no estar en óptimas condiciones a la mañana siguiente, cuando todas las va-

riables estaban dadas para atacar al Cerro Torre. Trasnochados y habiendo perdido un día, decidieron intentar de todos modos un ascenso a la cumbre. Eso sí, para lograrlo, tuvieron que renunciar al plan de la escala-da libre. Lama y Peter hicieron cumbre, pero escalando en artificial, ascendiendo por los seguros de la “Vía Compresor”.

Nuevamente David regresaba a Austria sin lograr su objetivo.

Al año siguiente, en 2012, David y Peter re-tornaron a la Patagonia dispuestos a hacer cumbre escalando en libre. Utilizarían los bolts de Maestri sólo como seguros y no para subir por ellos. Pero Jason Kruk, quien también había estado el año anterior inten-tando subir el Torre sin éxito, junto a su cor-dada, Hayden Kennedy, tras hacer cumbre sin ayudarse de los bolts de Maestri, pero liberando ciertas secciones en artificial, al bajar arrancaron los seguros de la mítica

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“Vía Compresor”. Para el equipo de Redbull fue una amarga sorpresa, pero a Lama, esto le vino sin cuidado y junto a Peter decidieron subir instalando sus propios seguros.

Toda la paciencia y concentración invertidos en la primera parte del documental es premiada con esta segunda parte, donde gracias a las cámaras de los cascos de Lama y Peter, las tomas aéreas del helicóptero y las captadas por el equipo de filmación que, sin cuerdas fijas ancladas a los bolts de Maestri, tuvieron que ascender por la cara posterior del Torre, se captura una escalada épica y formidable.

El documental de Thomas Dirnhofer logra juntar varios elementos que lo hacen muy valorable y especial.

Thomas Dirnhofer, no presenta una película de escalada, lo que construye es un docu-mental, que amalgama el relato de David Lama con la historia del Cerro Torre. Así, los

intentos de Lama y la producción, con sus aciertos y errores, son honestos y generan constantes ecos que rememoran lo aconte-cido con Maestri. Teniendo como común de-nominador el Cerro Torre, éste pasa a ser el protagonista fundamental de toda la historia.

Al igual que con el cine independiente y el de industria, no hay que pedirle peras al olmo. Cada vertiente tiene sus pros y sus contras y en ese sentido “Cerro Torre, a snowball’s chance in hell” es muy consecuente. Todo el branding de Redbull y las tomas de Lama en un fondo negro, cual gladiador o futbolista, son parte del precio a pagar si es que se quiere tener tomas aéreas impecables y todo el tiempo necesario para poder realizar el proyecto, aunque esto signifique pasar tres temporadas seguidas en Patagonia, un trabajo de montaje, postproduc-ción y composición musical de primera línea y un director que tiene claro que, para com-prender la dificultad de la hazaña realizada por David Lama, es necesario un contexto.

David Lama y Daniel Steuerer en su primer e inexperto intento al Cerro Torre en 2009. Luego de un su-frido movimento por la ruta de Maestri, el inclemente clima de la Patagonia los invitaria cordiamente a renunciar. Una tormenta que también se convirtió en mediática los meses siguientes, como respuesta a los métodos empleados en la pared por el equipo de filmación. Corey Rich

En el afiche del documental reconocemos a Jim Bridwell, Peter Ortner, David Lama y Toni Ponholzer, con el Cerro Torre como telón de fondo que, a la vez, es el gran protagonista de esta historia.

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La fuerte escaladora italiana Anna Torretta, en el segundo largo de la Gioconda, luchando contra el agotamiento de la altura. Claudio Vicuña

El rugir de la moto de nieve interrumpe el silencio del valle. La luna llena lo ilumina cuando las nubes le dejan paso y se forma un juego de luces y sombras grises, con nítidos perfiles. Un viento gélido se abre paso valle abajo sin ningún obstáculo que lo frene. Cuando la moto se aleja, siento la desolación que caracteriza a este valle en invierno. Es un lugar tan hostil como bello. La temperatura sigue bajando mientras randoneo a ritmo constante. Estoy atravesando la Engorda, que en verano es una pradera de la parte baja del valle. Ahora es un desierto blanco, interminable y engañosamente llano.

PorCeciliaBuil

LA GIOCONDA Una apertura en el Valle del Marmolejo

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La moto de Claudio no ha parado de subir y ba-jar desde mediodía. Nico Negro y Rob conducen otras dos. Nico, Anna y yo avanzamos con los es-quís de rando. Las motos han tenido problemas en varios sitios y hemos tardado más de lo pre-visto. Hoy no podremos llegar a nuestro destino. Aunque las motos de nieve facilitan el acceso no es un trabajo fácil llevar toda la carga hasta el campo base. Hay varios lugares en donde no pueden llevar mucha carga debido a la pendien-te, o es delicado el paso y pueden volcar. La moto de Claudio da varias vueltas mientras yo observo horrorizada sin saber cómo ayudar. Se ha apar-tado con agilidad, su experiencia le ha enseñado como evitar que le caiga la moto encima. Cada vez que ocurre esto hay que descargar la moto, palear, ponerla en posición correcta y llevarla a donde pueda arrancar. Y hoy le ha ocurrido va-rias veces. Claudio es un reconocido fotógrafo y camarógrafo. Nos va a acompañar en la medi-da que pueda en nuestra escalada. Y tiene una moto que maneja con maestría, así que será también nuestro piloto y apoyo logístico.

Cuando acampamos sobre la nieve, y a una

hora del campo base, es de noche y hace mucho frío. Al día siguiente conseguiríamos llegar, pero las motos se habían quedado sin gasolina. Teníamos que esperar a que Claudio bajase hasta San José y volviera. Confiamos en que llegara por la tarde, pero no fue posible. El tercer día los dos Nicos se fueron a escalar mientras nosotras pensábamos seriamente en hacer los porteos de lo que nos faltaba, desde donde estaba nuestro material, cuan-do apareció Claudio. Por fin, preparamos todo para escalar al día siguiente. El despertador sonaría a las 5 y media.

LEBOMBARDIER

Anna escala el primer largo. Tiene tramos verticales y el hielo está muy duro. Se queja cuando los piolets rebotan y jadea por la al-tura. Aunque “solo“ estamos a 4.000 metros, escalar en vertical algo tan físico como el hielo hace que andemos más aceleradas de lo nor-mal y que los brazos se inflen con más facili-dad. El termómetro marca -12º C cuando em-pezamos a escalar. Comienzo con las manos y

los pies fríos y cuando afloja el muro vertical antes de la reunión, me paro, agito un brazo y luego el otro. Respiro hondo para pasar el calentón de manos. Cuando llego a la reunión, miro detenidamente el largo de la derecha, fino y algo hueco, pero aparentemente esca-lable. Voy allá.

Los primeros metros transcurren sobre una fina columna vertical, hueca, pero bien apo-yada, aunque con dos descansos en la parte izquierda. Intento proteger, pero los tornillos quedan en el aire. Solo muerden escasos cen-tímetros y no hay muchos lugares en donde si-quiera intentar ponerlos. Apoyo mi pie izquierdo en una repisita, busco donde proteger antes de empezar la parte difícil, pero los que pruebo resultan quedar demasiado mal. Pongo uno invertido, que aparentemente no está hueco… pero es invertido… Cuando llega el tramo más vertical, me aventuro esperando que mejore; avanzo y avanzo y no veo un lugar en donde poner algo fiable. Finalmente decido ir a por el final de la parte vertical, intuyendo que allí el hielo no tendrá tanta burbuja. A unos 8 metros

Un anfiteatro de montañas cierran el valle del Marmolejo. Dan ambiente y motivan a la explor-ación de nuevas cascadas. Claudio Vicuña

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Diego Señoret en Loa Crack, la fisura estrella de este viaje, un duro y sinuoso itinerario de cosn-tantes empotres anchos. Mateo Barrenengoa

del último y 15 de la reunión, consigo por fin po-ner un tornillo con el que me siento totalmente segura. Cuando estoy llegando a la reunión me empieza a dar el sol. Confiamos en que la tem-peratura tan baja mantenga el hielo y es Anna quien toma el relevo de escalar de primera.

Rápidamente recorre la rampa que lleva a la columna del largo 4. Es tarde y comienzan a caer piedras y hielo. La temperatura sube por momentos y decidimos dejarlo para otro día. Decidimos llamar a la variante de entrada “Le Bombardier” por ser el nombre de la moto que llevaba Nico y darse la circunstancia de tener un bombardeo cada vez que se nos hace tarde.

ELVIENTODELVALLEDELMARMOLEJO

Son las 5 y media de la mañana otra vez. La noche ha sido ventosa, pero ante la llegada de un frente, Anna y yo decidimos intentar de nuevo la cascada antes de bajar a Santiago. La aproximación nos cuesta dos horas. El día anterior Claudio nos ahorró 40 minutos acer-cándonos con su moto… es increíble lo que se

acortan las distancias con estos cacharros.Y después de unas horas estábamos de nuevo en la segunda reunión. Las ráfagas de viento son tan fuertes que nos hacen perder el equili-brio, y empieza de nuevo el bombardeo de pie-dras y hielo. Vemos como los chicos se bajan con sus motos. ¡¡Nooooooo, esperadnos, que nos bajamos!!! Mierda, ni una cosa ni la otra. Les dejamos dicho que si nos veían escalar no nos esperaran. Bajamos resignadas a tener que hacer dedo para llegar a Santiago. Deja-mos recogido el campamento, de manera que el viento no se lo lleve, y descendemos con los esquís. Son las 3 de la tarde. En 1 hora y veinte estamos en el parking.

Cuando nos acercamos a la gente que está de asado de sábado tarde a preguntar si nos po-drían acercar a Santiago nos llevamos la más grata sorpresa de todo el viaje. Allí están los dos Nicos y Claudio con las motos preparán-dolas para ir a las Termas de Colina. ¡No nos lo podemos creer! Esto si es acertar. Yo no tenía muy claro si sería buena idea bajar tan tarde por si no encontrábamos coche, pero Anna

me animó. ¡Bien hecho! No solo tenemos co-che para volver a Santiago sino que además terminamos el largo día bañándonos en las aguas calientes que bajan del volcán San José, rodeados de nieve, por la noche. Allí permane-cemos hasta que el hambre vence a la pereza que da salir del agua calentita.

LAGIOCONDA

Pasamos unos días en Santiago esperando a que pasara la borrasca, que dejó entre 40 cm. y 1 metro. Esta vez íbamos solo Anna y yo. Su-bimos randoneando, poniendo especial aten-ción en la zona de más pendiente del valle.

Tardamos 5 horas y media en llegar. En el campamento había nevado con mucho vien-to, por lo que la acumulación no era grande. Tras palear y volver a instalarnos preparamos el material para el día siguiente. Esta vez nos levantaríamos a las 4 y media.

La nieve caída había borrado las huellas del ir y venir de la semana anterior. Por la tarde,

Los últimos largos de La Gioconda vistos desde la R2. Se intuyen un par de otras posibles rutas sobre esta estética cascada prove-niente de una vertiente en medio de la pared rocosa. Arriba a la derecha, Nicolás Gutiérrez avanza en su moto hacia el fondo del cajón del Marmolejo. A la derecha, Anna, Cecilia y los dos ‘Nicos’ calentando los huesos en las termas de Colina. Claudio Vicuña

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Cecilia Buil, autora de esta nota, varios metros sobre un seguro invertido en hielo hueco, avanza en el se-gundo largo mientras busca un buen lugar para em-plazar un seguro fiable. Más abajo Anna Torretta, muy atenta asegura desde la R1. Claudio Vicuña

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a las 7, ya estábamos en el saco. Echamos de menos las reuniones en la tienda de los Ni-cos después de cenar. Pero el lado más sal-vaje y auténtico de la montaña se siente tanto más intensamente cuanto menos gente está a tu lado. Por la noche asomo la cabeza por la puerta de mi tienda y miro el termómetro: -12ºC. Mañana será un buen día para escalar.

La nieve caída nos ralentiza un poco y tardamos más tres horas en comenzar a escalar. Evita-mos la parte baja de la cascada por una vira a la que se llega dando un rodeo, trepando un corto muro y desde donde podemos acceder al tercer largo. No queremos que cuando lleguemos a su base sea demasiado tarde. Nos alegramos cuando comprobamos que un gran carámbano de hielo, de unos 3 metros, que colgaba a la de-recha de la cascada, surgiendo de la roca, se ha caído. Este carámbano nos inquietaba estando en la R2… y era una de las causas convincentes para bajarse cuando empezaban a caer cosas. El sol comienza a tocar de refilón en la cascada cuando empiezo a escalar. Tenemos dos horas de margen hasta que la temperatura sea exce-siva para estar aquí.

El hielo está sorprendentemente bueno. Los piolets no hacen estallar el hielo ni rebotan. Rompo las finas barbas que cubren las nume-rosas formas. Algunos tornillos no quedan bien, aunque esto es bastante normal en un largo de sexto grado, pero el hielo es precioso y la cas-cada espectacular. Disfruto los movimientos, el día es perfecto, el hielo perfecto. El largo es vertical y los antebrazos reclaman sus para-das para agitar, respirar… otro tornillo. “This is bommer, Anna!!”, “¡¡Good Cecilia!!”. Intento ir lo más rápido posible porque el sol va ganando terreno en el valle y la temperatura sube rápi-damente, pero lo disfruto. Escalar al sol en hie-lo es una delicia si acompañan las condiciones. Hago reunión en una cueva de hielo, a través de la ducha, detrás de una columna.

Anna comienza el largo 5. La salida de la re-unión es la misma ducha que la entrada, y se va hacia la derecha un poco para evitar mojar-se demasiado. El sol da de lleno a la cascada, pero de momento los tornillos quedan bien en general. Avanza con soltura, parando a poner tornillos de vez en cuando. Desde la protec-ción de la cueva solo puedo intuir… caen pocos chuscos, así que el hielo es bueno, ahora se para… estará poniendo un tornillo…otro tramo más. Sé que es vertical y que le costara un rato, espero que no empiece el bombardeo…

Recupero el largo lo más rápido posible. Anna me apresura, ella está viendo como la reunión se vuelve blanca por momentos. Cuando llego, foto y a rapelear lo más rápido que sepamos. Los tornillos que refuerzan el avalakov empie-zan a tener holgura.

Cuando llegamos a la base, una hora más tarde, el termómetro marca 20º C. ¡Con razón nos sobraba toda la ropa!

Bajamos al campamento. ¡Dios mío que calor hace! Intentamos escondernos del sol, pero aquí no hay donde meterse. Cuando el viento para se podría estar en manga corta, y cuando se va el sol en cuestión de una hora baja la temperatura por debajo de los -10. Satisfe-chas, miramos a la cascada. Es la más bonita, merece un nombre bonito. La Gioconda es la calle en donde nos alojamos en Santiago en casa de un amigo, Boris.

- “La Gioconda” es un buen nombre -me dice Anna- Sí, me gusta.

- A mí también, le contesto. Y además siendo tu italiana, es muy apropiado.

Al día siguiente, después de reventarnos abriendo huella hasta un corredor que lla-

mamos “Megacouloir”, recogimos todo y nos bajamos esquiando nieve costra, reventadas, hasta el parking.

Esta vez no se produciría ningún milagro. Un amable señor nos dejó viajar en la parte tra-sera de su pick up. En principio la idea era que nos llevara hasta Baños Morales, pero al hacerse de noche y decirle que no teníamos donde dormir, ni pesos chilenos, se apiadó de nosotras y nos llevó casi hasta Santiago. Nos metimos en medio de un atasco y estuvimos tres horas y media en el remolque de la pick up pasando frio... Al llegar a la ciudad con nuestras botas de esquí puestas, los esquís y los mochilones en plena calle buscamos quien fuera tan amable de llevarnos hasta casa, con todo ese equipaje a cambio de unos dólares que teníamos. Nos llevó un señor que llevaba un puesto de comida.

Por fin llegamos de nuevo a la civilización, a la calle “La Gioconda” un lugar lleno de rui-dos, gente y luces, teléfonos móviles, varie-dad de restaurantes… En unas horas estuvi-mos en dos mundos, tan cercanos pero tan diferentes, que casi se tocan, pero por suerte nunca se mezclan, y disfrutamos de nuevo del hielo, pero esta vez dentro de una copa con “Pisco Sour”.

R1

WI5

WI6-

WI3

WI6

WI6

R4

R5

R3

R2

La Gioconda (WI6 160m.)Por Anna Torretta y Cecilia Buil

Valle del Marmolejo, cota 4100m.Julio de 2014

Claudio Vicuña

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Primer ascenso a la Torre norTe del cochrane

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Por Erling Villalobos

En1966dosgruposdelaramademontañismodelaUniversidaddeChilesedirigieronalaregiónde

Aysén,almacizodelSanLorenzo.Unodeellos,compuestoporEduardoGarcía,LuisLatorreyErlingVillalobos,tuvocomoobjetivolaTorre

NortedelCochrane.Conequipodeescaladabásicoseenfrentaronaunaexpediciónporterritorioinexplorado,consiguiendounascensotécnicodecategoríamundialyrevolucionarioparael

alpinismochilenodeesaépoca.

Erling Villalobos a la edad 21 años. Nos relata en esta nota sobre una escalada futurista en los años del twist, realizada en terreno inexplorado, con el equipo disponible en su momento. Sobre su camisa de franela un traje de montaña confeccionado en lona por su madre, mochila con correas de cuero y el cordín de sisal en bandolera. Eduardo García.

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LAEXPEDICIÓNYLOSPREPARATIVOS

En el verano de 1966 la expedición a la región de Aysén fue parte del programa de ascensiones de la Rama de Andinismos de la Universi-dad de Chile, que incluía dos objetivos principales: el Cerro Castillo y la Torre Norte del Cochrane, ubicada en el macizo del San Lorenzo. Ambas serían catalogadas posteriormente como primeras ascensiones de categoría internacional. La expedición se dividiría en dos grupos. El primero lo componían Gastón Oyarzún, Osvaldo Latorre, Antonio Marcel y Raúl Anabalón, que irían al cerro Castillo, en tanto que el segundo estaba integrado por Eduardo García, Luis Latorre (Tribilín) y Erling Vi-llalobos que irían a la Torre Norte del Cochrane.

Eduardo García era un artista en conseguir recursos y financiamiento para las expediciones, las que durante el año se iban gestando con gran ilusión y entusiasmo, durante las salidas a la montaña o en las reuniones en nues-tra modesta sede ubicada en el ya extinto edificio de la calle Santa Lucía.

García, que era un gran conocedor de la zona austral por las expedicio-nes a los Hielos Patagónicos, tenía contactos en las Fuerzas Armadas, a quienes asesoraba en cuestiones limítrofes y conseguía siempre con ellos, ya fuera transporte en los vuelos de la FACH o acercamientos a nuestros destinos deportivos en los barcos de la Marina.

El 12 de enero de 1966 partió el grupo expedicionario en un vuelo LAN desde el aeropuerto Los Cerrillos con destino a Coyhaique. Arribados al pueblo, García tenía que hacer algunas gestiones previas en la inten-dencia regional para conseguir ciertos apoyos, como el traslado aéreo a Cochrane, a cambio de realizar una exploración para buscar un camino desde el río Baker hacia el Lago O’Higgins, zona que concitaba un espe-cial interés del gobierno a causa de un conflicto fronterizo con Argentina que había ocurrido el año anterior, y en el cual había perdido la vida el teniente Merino, de la Tenencia de Cochrane.

En Coyhaique nos alojamos en una escuela pública, donde tuvimos que

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En Coyhaique, durante los preparativos de la expedición, el grupo recorrió los cerros de la zona. En primer plano luis Latorre, más atrás Ering Villalobos y Eduardo García. Colección Eduardo García.

A la izquierda, Los Vogt, padre e hijo arrieros, fueron ayuda fundamental para llegar al cerro. La foto fue tomada en la casa de ellos antes de emprender el viaje. Eduardo García. Página del frente. La impresionante Torre Norte del Cochrane. En la foto se aprecia el macizo torreón rocoso que conduce al punto cúlmine de la escalada, una diminuta cumbre que domi-na un paisaje de fábula. Las nubes de la izquier-da, ocultan la canaleta de hielo que permintió el ascenso. Linde Waidhfoer / westerneye.com

esperar varios días a que mejorara el tiempo y que se resolviera un problema con una bomba del avión para que el Aero Commander de Bocchetti nos transportara a Cochrane.

Recién el 20 de enero en la tarde se produjo una ventana de buen tiempo y los expedicionarios del grupo de García partimos de inme-diato con todos los bultos y mochilas rumbo al aeropuerto. El vuelo fue bien movido. Bocchetti, para evitar las turbulencias, se fue bus-cando los claros por entre las nubes, ratoneando por las quebradas casi a ras de la copa de los árboles, para desembocar finalmente sobre el lago General Carrera. Con tanto vaivén y zangoloteo, me mareé como nunca.

Cuando pasó el avión por los faldeos del Cerro Castillo García, que no iba mareado, tomó fotos e identificó una posible ruta de ascensión, cuya información envió de vuelta con Bocchetti, al grupo de Osvaldo y Gastón, que intentarían esa cumbre durante los próximos días.

En Cochrane nos alojamos en el retén de Carabineros a cuya dotación pertenecía el teniente Merino, víctima del incidente ocurrido con los gendarmes argentinos en la Laguna del Desierto. Nuestro próximo destino era lago Vargas, a orillas del Baker, desde donde tendríamos que iniciar la exploración hacia el sur para buscar el trazado del camino hacia Lago O´Higgins.

Ante la imposibilidad de conseguir un baqueano con caballos y “pilche-ros” para dirigirnos a nuestro destino, tuvimos que hacer gestiones a tra-vés de radiogramas con la Gobernación de Aysén, para que nos transpor-taran en avión. Recién el 24 de enero en la tarde apareció el legendario piloto de la zona, don Ernesto Hein, en un Piper monomotor para cuatro personas. Con toda la carga que llevábamos tuvimos que hacer dos via-jes. En el primero fue García con un camarógrafo que andaba con Hein y, al avistar el avión, los colonos llegaron a galope tendido a la cancha de aterrizaje para recibir a su querido aviador. Encendieron fuego y asaron un cordero ipso facto a la orilla de la pista de modo que, cuando Tribi y yo

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llegamos en el segundo viaje, nos acogió el comité de recepción en pleno con la generosidad sureña desplegada en toda su dimensión.

El aeródromo de Lago Vargas era un potrero disparejo, solo destronca-do de árboles, donde la frágil aeronave crujía por todos lados y parecía que se iba a desarmar cuando tocó tierra. Ernesto Hein, además de ser una leyenda en Aysén y Chiloé, era queridísimo en la región por su gran espíritu de servicio y por su temeridad en las incursiones aéreas en medio del tormentoso clima patagónico. En arriesgadas maniobras rescataba enfermos, llevaba remedios y prestaba toda la variedad de auxilios que necesitaban con frecuencia estas remotas regiones del país. En épocas de desastre era el primero en llegar con ayuda a las zonas afectadas.

LAGOVARGAS

Los colonos de Lago Vargas, don José Santos y Octavio Vargas, nos aco-gieron amablemente y nos albergaron en sus casas. García les contó de nuestra misión de buscar un paso hacia Lago O’Higgins a lo que se ofrecieron de inmediato a colaborarnos prestándonos caballos y pilche-ros. Nos guiaron hasta la casa del colono José Fuentes que conocía una ruta por el cajón del Jaramillo hacia el portezuelo del río Año Nuevo, desde donde se avistaba el valle que conduce hacia el Lago O’Higgins. Don José con su hijo Vicente, se dispuso a guiarnos durante tres días hasta el portezuelo por una picada conocida. Partimos el 28 de enero en una aventurada cabalgata cruzando bosques, bordeando lagos y supe-rando empinadas laderas de rocosas, donde los pobres caballos tenían que subir prácticamente escalando. En los pantanos muchas veces los animales se quedaban enterrados hasta la panza, teniendo que des-ensillarlos para tratar de sacarlos tirando. Tribi y yo solo alcanzamos a tener monturas sin estribos, así que en las partes difíciles teníamos que apretar las rodillas y agarrarnos como podíamos. Pero al final de cada jornada, todo terminaba bucólicamente en un asado de cordero y un mate amargo junto a la fogata.

En medio de esa vida de arriero, nosotros íbamos escribiendo notas, tomando rumbos con la brújula, midiendo pendientes con eclímetro y marcando los puntos en una carta del IGM. Debíamos profesionalizar la exploración, puesto que esta sería mi memoria de práctica de va-caciones y además teníamos que entregar un informe del camino a la Intendencia. Cuando finalmente llegamos al portezuelo, se apreciaba claramente la ruta de bajada hacia el Lago O’Higgins. No teníamos más tiempo para continuar, pues don José tenía que volver a su faena de juntar lana para llevarla a Cochrane. Por otro lado las ganas de dirigir-nos hacia nuestro objetivo montañero fueron también más fuertes que cualquier interés en extender más la investigación caminera.

Una vez de vuelta a las casas, teníamos que ver cómo íbamos a llegar a la base del macizo del Cochrane, distante varios días a caballo desde Lago Vargas. Los colonos no nos podían acompañar porque estaban en plena faena de la esquila y recién en unas semanas más iban a llevar la lana al pueblo, en cuyo arreo nos podríamos haber colado. Ellos nos propusieron prestarnos cuatro caballos para que nos fuéramos solos y devuelta se los dejáramos en el pueblo. De este modo ellos se los po-dían traer de regreso cuando llevaran la lana a Cochrane.

Fue así como de la noche a la mañana tuvimos que asumir el oficio de

arrieros improvisados. El primero de febrero partimos los tres compa-ñeros, bien montados y tirando un pilchero cargado con la carpa y los bultos más pesados. El sendero lo fuimos siguiendo sin inconvenientes, preguntando en los puestos del camino, pero el cruce de los ríos se tor-naba un problema de marca mayor. Afortunadamente siempre encon-tramos a alguien que nos guiara en los vados. En algunas partes a los caballos les llegaba el agua hasta la panza y nosotros íbamos siguiendo todas las evoluciones del guía, como navegando sobre un océano que se desplazaba bajo el animal, sin puntos fijos de referencia.

Al cabo de 4 días de cabalgata, siguiendo la ruta por los ríos Ñadis, Barrancos y rodeando los lagos Largo, Juncal y Chacabuco, tomamos el valle de los ríos Salto y Tranquilo para llegar finalmente el 5 de fe-brero a la población de los Vogt. Las casas se encontraban a la entrada del valle que nos conduciría a la base de la impresionante torre que pretendíamos escalar. Los Vogt nos acogieron con toda la hospitalidad del mundo, nos asignaron dormitorios y nos alimentaron con carne de cordero durante un par de días reparadores. Aprovechamos de descan-sar y organizar los preparativos para emprender la gran aventura de la expedición final.

Los hijos del Sr. Vogt conocían una picada por el bosque que llegaba al pie de la montaña. El día 7 de febrero nos condujeron hasta el na-cimiento del valle, nos despedimos y convenimos en que nos fueran a buscar al cabo de una semana y soltamos los pobres caballos, que a estas alturas tenían las pezuñas gastadas y caminaban dificultosamen-te buscando la hierba mullida donde pisar.

LAASCENCIÓN

Armamos el campamento base al pie de la morrena y entre los días 8 y 9 de febrero montamos los campamentos 1 y 2 sobre el glaciar. Hacia el oriente contemplábamos el monte San Lorenzo, gran macizo de hie-lo escalado por primera vez en 1943 por Alberto de Agostini con unos guías italianos traídos de Europa. El campamento 2 quedó instalado en el filo que une la Torre Norte con las estribaciones ponientes del San Lorenzo. Desde aquí nos poníamos a identificar las posibles vías por donde iniciar la ascensión. Afortunadamente el tiempo estaba bueno.

El 10 de febrero intentamos una ruta por la cara este de la Torre, la que tuvimos que abandonar al encontrar hielo y nieve sobre la pared que se planchoneaba de manera extraordinariamente peligrosa. Al día siguiente intentamos por la vertiente norte, una canaleta muy expuesta que terminaba bajo una estrecha cascada de verglás de gran altura. Al tratar de superarla por la pared lateral, esta se fue complicando y de-cidimos abandonar. Pero, por esta misma vertiente, visualizamos otra canaleta de hielo hacia el poniente que se veía más viable, la decidimos intentar al día siguiente.

El 12 de febrero, salimos temprano, dirigiéndonos por el glaciar hacia la ladera norte del cerro. En ese punto iniciamos una travesía por una empinada ladera de nieve honda, para llegar a la base de una canaleta de roca y hielo que desembocaba en lo que sería el comienzo de la úl-tima escalada que nos llevaría a la cumbre. La canaleta, que nos tomó todo el día en superar debido a su exposición y dificultades técnicas, nos obligó a poner una gran cantidad de clavos de seguro, pero nos condujo finalmente hacia la base de la pared final. Vimos la hora y evaluamos

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Cuesta creer que con el equipo y las condiciones existentes en Chile para el montañismo técnico se hayan logrado ascensos tan importantes como el relatado en esta nota. En la foto vemos a Luis Latorre y Erling Villalobos remontando el glaciar para instalar el campamento alto.

Eduardo García

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Bajo estas líneas, la segunda montaña más alta de la Patagonia: el Cerro Cochrane (3706m), también conocido como Monte San Lorenzo. Está rodeado por una serie de agujas en un cordón que se proyecta hacia la localidad del mismo nombre. En el extremo de éste sobresale la Torre Norte (la cumbre más alta a la derecha de la página del frente). Linde Waidhfoer / westerneye.com

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la situación. Si optábamos por emprender la escalada final, nos iba a alcanzar la noche en el descenso y tendríamos que vivaquear al pie de la pared con la ropa que llevábamos puesta. Era tarde, pero nuestra ob-sesión por alcanzar la cumbre, que tanto esfuerzo hasta ahí nos había demandado, fue más fuerte que la racional sensatez de la retirada. Organizamos las cuerdas, el resto de los clavos, los mosquetones y par-timos - que sea lo que Dios quiera –. García iba punteando, después venía yo y enseguida Tribi. Comenzamos una linda escalada aérea por una pared de una deliciosa roca granítica. Al cabo de unos tres largos de cuerda, se empezó a abrir gradualmente el horizonte del poniente y comenzó a aparecer el valle por donde días antes habíamos llegado ca-balgando hasta la estancia de los Volt. Nos abordó paulatinamente esa inyección de energía y regocijo que produce la cercanía de la cumbre. Se iba abriendo más la visión del valle hacia el oeste, hasta que ya no había nada más que ascender.

¡García estaba en la cumbre vitoreándonos con las manos en alto!

Uno a uno nos fuimos reuniendo los tres camaradas en el estrecho espacio cumbrero. Con el corazón batiente de regocijo nos abrazamos emocionados con la ferretería colgando y la cuerda enredada entre los

pies, sintiendo ese apretón fraterno a través del pecho empaquetado por la ropa. ¡Estábamos en la cima de la Torre Norte del Cochrane¡ ¡Lo logramos!

Nos sentamos en la cumbre a contemplar una dorada y apacible pues-ta de sol adornada con arreboles en el horizonte. Pero todo este delei-te supremo, se comenzó a disipar rápidamente cuando la realidad de volver al mundo inferior empezó a cobrar conciencia entre nosotros. Tendríamos que rapelear de noche y posiblemente esperar acurruca-dos al pie de la pared, la luz del día siguiente para continuar bajando. Afortunadamente el tiempo estaba bueno. Tribi, comenzó a descender primero, después venía yo y cerrando la retaguardia, el experimentado García. Si bien la pared era de roca buena, el sol del día había derretido el hielo que soldaba las grietas, dejando muchos bloques inestables. Tribi terminó el último rapel, se desencordó y buscó protección bajo un techito para resguardarse de la caída de piedras.

Cuando llegué abajo, todavía encordado con García, Tribi me llama para que vaya rápidamente a guarecerme bajo su refugio. Alcanzo a dar un paso y siento el grito de Eduardo -¡¡PIEDRA!!- y en un segundo una gran masa golpea mi cabeza y salgo rodando cuesta abajo con

Erling Villalobos cruzando una de las varias grietas del glaciar rumbo al campamento alto, mientras Luis Latorre Vicintini, lo asegura con el cuerpo enterrando el piolet hasta la pica. Eduardo García

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una mole descomunal echando chispas al lado mío. Después de dar tumbos por el inclinado balcón de roca suelta, siento el tirón de la cuerda de seguro y paro justo al pie del acantilado. Habría seguido como la roca, en unos mil metros en caída libre hacia el glaciar del San Lorenzo.

Quedé tirado de espaldas mirando las estrellas, sintiendo un calor in-terno en medio de un adormecimiento levitante. Estaba seguro que es-taba muerto, no percibía nada de mi cuerpo material, vi como que mi alma se desprendía hacia lo alto para contemplar en esa noche diáfana la belleza silenciosa del espectáculo circundante. El resplandor de la majestuosa masa de hielo del macizo del San Lorenzo, alumbrado por la luz de las estrellas. Abajo, el gran glaciar como un inmenso río con-gelado veteado de bandas grises. Sentí como que una paz celestial me transportaba a un estado de letargo etéreo. Cuando estaba flotando en esa condición, escuché la voz de Tribi que me gritaba – ¡Oh! me dije, puedo escuchar – y de unos cuantos saltos temerarios, aparece Tribi desencordado al lado mío, diciendo, -¿Erling estás bien? ¡Vamos levántate, vamos arriba!. Yo trato de enderezarme, pero veo que una pierna no me responde y el brazo izquierdo tampoco. Tribi me alza y arrastrándonos llegamos al resguardo al pie de la pared, García ha

llegado y dice que la gran piedra se soltó y no la pudo contener, des-pués sintió el tirón de la cuerda que me detuvo, desprendiéndolo de la pared.

Tendremos que vivaquear. La oscuridad de la noche, sin luna y sin lámparas frontales, no nos habría permitido ver el empinado descen-so por la canaleta de hielo. Sentados en el balcón y amarrados a unos clavos en la pared, nos preparamos mentalmente a pasar la noche con lo puesto y sin dormirse. Tendremos que hacer esfuerzos para continuar despiertos. Tenemos que mantener las extremidades en movimiento para evitar el congelamiento.

Y comenzamos a tiritar, esa natural reacción del organismo para con-trarrestar el frío. Mi pié bueno lo muevo como puedo, pero veo cómo el cuero de mi fiel bototo de la “Estrella Alpina” se comienza a es-carchar. Zapateo con mi pie bueno. Mi mano izquierda es una masa sanguinolenta. Tengo todos los dedos pelados y el codo no lo siento. Empieza la larga vigilia bajo las estrellas, matizada por el castañe-teo de dar diente con diente. Veo la hora pensando en que son las 3 de la mañana y en realidad son recién las 12 de la noche. La blanca luminiscencia del San Lorenzo decora la belleza de la noche eterna. El tiempo en este estado sufriente, avanza con una lentitud indolente, funciona a otra escala. Einstein dice que el tiempo es relativo y su di-mensión depende de la velocidad a la que viajamos. Pero este tiempo humano, psíquico, parece que depende de otros motores, obedece la teoría de la ansiedad, del anhelo y de la desesperación. Comenzamos a cabecear, pero los codazos de García nos vuelven al compromiso de la no resignación, de luchar contra el congelamiento, de tiritar y de man-tenernos en movimiento.

Las pequeñas cascadas de agua se han congelado. La punta de mis zapatos tienen una costra de escarcha blanca sobre el cuero. No siendo los dedos de los pies. Nunca en mi vida había tiritado tanto durante tan-to tiempo. Nunca había experimentado con esta intensidad los potentes mecanismos reflejos, que el organismo gatilla para su conservación. La noche sigue igual, las estrellas no se mueven y las puntas de mis dedos se continúan congelando. Estrellas insensibles, ¡por qué no se mueven, por qué no avanzan hacia el poniente!

Más tiritones, más insensibilidad en mis dedos, más dolor del brazo izquierdo cuando lo muevo. Sigue la misma secuencia eterna que pa-rece un siglo, hasta que por fin una leve claridad se empieza a dibujar sobre el filo de los contrafuertes del San Lorenzo. Comienza el albor de un nuevo día, comienza lo más frío del amanecer. Pero la luz compensa todo. Comienza a renacer la vida. Esperamos pacientemente hasta que los primeros rayos de sol empiezan a calentar mi anorak y empeza-mos a destrabar las anquilosadas articulaciones y a preparamos para el descenso. Comenzamos a bajar a las 7 hrs.

Erling Villalobos, contra el tiempo y aprovechando los últimos minutos de luz, escala en roca durante el asalto al torreón final. Eduardo García

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En los rapeles yo iré al medio y mi compañero de arriba me irá sos-teniendo con la cuerda de seguro. Mi mano izquierda no vale nada y tampoco mi pie izquierdo. Luego de 2 rapeles llegamos a la canaleta de hielo. Entre la paciencia de mis compañeros y mi entereza para so-portar el dolor, vamos descendiendo lentamente, yo seleccionando los apoyos para que todo no me duela tanto. Después de 9 sufridos rapeles alcanzamos la plataforma inclinada en la base de la canaleta. Ahora viene el traverse por la empinada pendiente de hielo y nieve, donde en la víspera Tribi había resbalado y los dos con García lo pudimos contener con los piolets enterrados hasta la pala. Afortunadamente las huellas aún están allí, lo que facilita el progreso para alcanzar el glaciar de pendiente más suave, donde nos espera nuestra carpita. Por fin llega-mos al campamento. Una vez en su interior, el calor hogareño, el saco de dormir y el cálido ronroneo del anafe preparando una sopita, nos devuelven el alma al cuerpo.

Mis extremidades dolientes al fin tienen un momento de alivio. Ya más relajados con la sopa y el té caliente, nos vuelve la alegría de la cumbre. Hemos realizado una primera ascensión difícil, de real factura interna-cional. Estamos vivos en el campamento alto aunque con un averiado en el equipo. ¡Qué momentos aquellos! Creo que son pocos los instantes de mi monótona vida civilizada, en los cuales he sentido esas dichosas explosiones, de satisfacción máxima. Pero nada es como la conquista de una cumbre de primera línea, nada como el abrazo fraterno con la

cuerda enredada entre el piolet y los crampones, sintiendo el palpitar del pecho de mi compañero a través de las gruesas capas de abrigo, por donde fluyen los neutrinos de la alegría de corazón a corazón. Nada es tan glorioso en este mundo como ese instante de la cumbre.

García me coloca Hermoplacentín en las peladuras de mis manos. Pa-samos una noche abrigada, yo dentro de mi saco de plumas, fiel com-pañero de tantas jornadas, con mi olor particular impregnado en la tela, brindando calorcito y alivio al variado espectro de mis dolores nuevos.

En la mañana del 14 de febrero procedemos a empacar y a desarmar el campamento. Hay que bajar. García me pasa para que me ponga un supositorio de un analgésico fuerte para el dolor. Tengo que calzar los crampones en la pata esguinzada y cargar mi mochila. Piolet amigo mío, serás tú mi tercera pata. Comienza mi calvario por el glaciar. Hay que enterrar las diez puntas con fuerza en la nieve dura. El San Lorenzo nos vigila como un gran señor imponente. ¿Qué nos querrá decir? Que invadir sus dominios tiene su precio o que está grabando la imponencia de sus hielos inmaculados en nuestras memorias para siempre.

Pero ningún sufrimiento es eterno, todo tiene su fin. Se acabó el glaciar, nos sacamos los crampones y comenzamos a adentrarnos en el bosque. Llegamos al lugar de nuestro campamento base, donde habíamos dejado los caballos, pero los pingos después de diez días pastando y recuperán-

Luego de un sufrido vivac y muchas horas sin dormir, Luis Latorre Visintini y Erling Villalobos regresan al campo alto con el espíritu satisfecho y la cumbre de la Torre Norte del Cochrane conquistada. Eduardo García

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dose de sus pezuñas “espiadas” de la larga expedición desde lago Vargas, estaban briosos, con el pelaje brillante y rebosantes de energía. Cuando nos vieron aparecer, adivinando nuestras intenciones de captura arran-caron a perderse. Estuvimos tratando de atraparlos toda la mañana, hasta que milagrosamente hacen su arribo nuestros amigos, los colonos Vogt, los lacean con maestría y en un dos por tres desarmamos el cam-pamento y estamos montados con las mochilas arriba de los pilcheros.

ELREGRESO

Emprendemos la cabalgata de vuelta, hacia nuestro destino inmediato, la población los Vogt. Somos recibidos nuevamente con cariño, con asa-do de cordero crucificado en el fogón a leña y nosotros aficionados, con un facón en la mano tratando de cortar una presa decente entre tanto hueso que se interpone al filo del cuchillo. De nuevo sentimos la hospi-talidad fraterna y generosa de los colonos de la Patagonia.

Al otro día continuamos el viaje solos hasta Cochrane, donde llegamos el 17 de febrero. En el pueblo dejamos los caballos encargados, para que los retiren los colonos de Lago Vargas cuando vengan en unos días más con su cargamento de lana. Tenemos una alegre recepción en la Comisaría. El Sargento primero Chavarría nos invita a comer a su casa.

Al día siguiente volvimos en el avión de Bocchetti a Coyhaique y allá nos

enteramos que nuestros compañeros de la expedición al cerro Castillo también habían hecho cumbre. Nos inundó otra alegría adicional. Ellos habían regresado antes a Coyhaique y ya se habían vuelto a Santiago.

Después que García se reunió con el Intendente para informarle de nuestra exploración y de ser entrevistados por Gustavo López en la radio Patagonia Chilena de Coyhaique, continuamos por tierra hasta Puerto Aysén y en Puerto Chacabuco abordamos la motonave Quellón que nos llevó a través de una linda navegación por los canales y por el golfo de Reloncaví hasta Puerto Montt.

En Puerto Montt tomamos el tren a Santiago. Se acabó la bella aventura y ahora de vuelta a clases, a mi adorado tormento, la Escuela de Inge-niería de la Universidad de Chile.

En Santiago nos juntamos con nuestros compañeros de expedición y rebosantes de alegría nos contaron los detalles de su ascensión, la ruta por una canaleta de hielo y la escalada final para alcanzar exitosamente la cumbre. La cordada de Osvaldo “Flaco” Latorre y Gastón Oyarzún, excelentes escaladores, había alcanzado la cumbre el primer día y An-tonio Marcel con Raúl Anabalón lo habían hecho al día siguiente.

Habíamos coronado la expedición universitaria con dos primeras as-censiones de primera magnitud.

Luis Latorre Visintini revisando los grampones en el campa-mento alto. Eduardo García

A la derecha. La primera impresión de Eduardo García desde la cumbre en un atardecer inolvidable; más atrás, el Monte San Lorenzo de fondo. Colección Eduardo García

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Pan aromaDos generaciones envueltas por la niebla

Texto por Camilo CastellanosFotos por Jon Herranz

y Marc Subirana

Los seguros de la vía son muy precarios, lo que obliga a escalar con mu-cha presión psicológica. En la imagen, Edu y Novato observan el largo que tienen por delante desde la segunda reunión. Jon Herranz

FranciscoyEduardoMarín,padreehijo,consiguieronencadenar

lavíadeBigWall“PanAroma”,unadelasrutasmásdurasdel

mundo.UnalíneaenlaCimaOvestdeLavaredoenDolomitas,que

tiene500metrosderecorrido,alcanzael8c(5.14c)yfueabierta

porAlexHuber.Consieteañosdevida,estarutatienemenosde

10encadenamientosyserompieronvariosagarresdeunodesus

largosclave,poniendoendudaunnuevoascenso.

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La lluvia había empezado a caer de manera repentina, las gotas es-currían por su chaqueta Goretex, pero se filtraban por sus pantalones y empapaban sus zapatillas de escalada. Con 61 años, Francisco, co-nocido como Novato, se encontraba envuelto por la niebla y la lluvia mientras intentaba escalar uno de los últimos largos de “Pan Aroma”. A más de 300 metros de altura ya había sobrepasado las mayores difi-cultades de la vía, dejando solo los largos más fáciles, pero la montaña no quería que pudieran abrazar la cruz de su cima sin hacerlos luchar contra el tiempo.

“Empezó a lloviznar sobre las seis y media. Llegué a una repisa empa-pado porque ya llovía a cántaros, alargué todo lo que pude la cuerda de 80 metros que llevábamos... Se acababa la cuerda pero yo ya no oía a Edu, seguía tirando para arriba a ver si encontraba donde asegurarme”, dijo Novato en una entrevista a Desnivel. Continuó avanzando con un ru-nout de 20 metros sin poder ver por dónde seguía la vía hasta que llegó a una repisa. Ahí no encontró donde poner ningún Friend ni un clavo,

colocó su cuerpo contra unos bloques y en contraposición comenzó a asegurar a su hijo. “Él llegó a mí, nos miramos y vimos claramente que ahí nos íbamos a quedar”, señaló Novato. Era su doceavo día luchando en esta gigantesca pared amarilla con rojo y tuvieron que pasar la noche en un frío cercano a los cero grados.

Al día siguiente, envueltos en la niebla que hacía parecer que nunca iba a amanecer, fueron en busca de la cumbre. Edu le cedió el último largo a su padre y ambos se abrazaron en la cima cuando el cielo se abrió y les permitió apreciar la vista de los Alpes. Luego comenzaron un prolongado descenso de cinco horas, esquivando el hielo que cubría por partes la pared.

Hace 17 años, Edu y Novato habían escalado su primera ruta de Big Wall juntos, ahora, después de estar ambos un tiempo dedicados a la escalada deportiva, las grandes paredes y la escalada alpina los volvía a motivar. El proyecto no podía ser menor, Edu uno de los mejores esca-

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Las Tres Cimas de Lavaredo, de casi 3.000 metros de altitud. La Cima Ovest en concreto tiene 2.973 metros, siendo la segunda más alta de las tres. Jon Herranz

El parque de las tres cimas de Lavaredo se caracteriza por la imponente belleza de sus paisajes. En la imagen, Edu y Novato aproximándose a la pared de la Cima Ovest. Jon Herranz

ladores de España con tres 9a+ (5.15a) encadenados y su padre, Novato, quien con 61 años y varias décadas de experiencia de escalada en su cuerpo, consiguió encadenar 8b+ (5.14a).

El primero de junio de 2014, Edu y Novato comenzaron su viaje a Dolomitas con la misión de escalar “Pan Aroma”. La ruta abierta por Alex Huber en 2007 ya era una leyenda de la escalada de Big Wall, como la gran mayoría de las vías que los hermanos Huber han deja-do por todo el mundo. Alex abrió “Bellavista” otro Big Wall de 8b+ en la cara norte de la Cima Ovest di Lavaredo seis años antes y luego volvió por “Pan Aroma” un gigantesco techo que parece como si un enorme bloque se hubiera desprendido de la pared dejando un extra-plomo escalonado de decenas de metros. Ambas quedan en la torre occidental de Las Tres Cimas de Lavaredo: formaciones rocosas que a más de 3 mil metros sobre el nivel del mar sobresalen de una montaña como torres que protegen la entrada de un reino medieval donde habitan dragones y gigantes.

“Acá en Dolomitas la escalada siempre es fantástica. Es difícil encon-trar algo similar en alguna otra parte... Creo que vale la pena subrayar que la ruta no es para nada una escalera de bolts. Es muy demandante física y psicológicamente, tienes que saber cómo escalar con largos ru-nouts”, dijo Huber a Planet Mountain cuando realizó el primer ascenso.

La ruta comparte los primeros largos con “Bellavista” pero después se desvía hacia un gigantesco techo. Nueve largos son la parte central, con el plato fuerte en el sexto y séptimo, el primero un 8b+ de 60 metros con solo siete bolts y el segundo un 8c de 20 metros y 4 bolts, a esto se le suma que la roca no es de muy buena calidad por lo cual proteger con seguros removibles no es una opción en la mayor parte de la vía. Edu, en muchas de las caídas, quedaba por debajo de su padre y al ser un techo tan grande, debía recuperar con un jumar.

Pocos escaladores han repetido esta vía después de Huber, a pesar de que su dificultad la hace un objetivo a seguir para los deportistas de

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Francisco Marín “Novato” y Edu Marín forman una de las cordadas más singulares del panorama internacional. Padre e hijo se complementan a la perfección, prueba de ello es el hecho de haber superado su primer gran reto juntos con éxito. Jon Herranz

Al frente. Pan Aroma es una vía muy exigente físicamente desde los primeros lar-gos. En la imagen Edu supera un paso de techo situado en el segundo largo de la vía. Jon Herranz

alto nivel. Los austríacos Helmut Kotter, Hansjörg Auer y David Lama y los españoles Iker Pou y Dani Moreno lograron realizar el ascenso, sin embargo varios de ellos no continuaron hasta la cumbre. Tras pasar los techos de 8b+ y 8c decidieron descender, ya que las condiciones climá-ticas y de humedad hacen que la escalada se vuelva más alpina, a pesar de que no sea de mucha dificultad.

“La verdad es que tenía muchas ganas de probar esta línea porque el año pasado estuve con Sasha DiGiulian haciendo la hermana pequeña que es “Bellavista”, que va justo a la izquierda y es un poco más fácil”, comenta Edu sobre cómo surgió la idea de ir a “Pan Aroma”. Sin embar-go, el calendario de Sasha no le permitió acompañarlo, por lo cual tuvo que buscar otro compañero. “Le dije a mi padre si se motivaba a hacer un Big Wall conmigo. Se puso a reír, creía que se lo decía en broma pero le fui insistiendo y un día se motivó y se puso a entrenar y a practicar maniobras de limpieza de la vía, porque hace mucho tiempo que no se metía en una ruta así. Una vía como esta requiere de mucha infraes-tructura y cuerdas fijas por la cantidad de techos que tiene”

El primer día de escalada en “Pan Aroma”, Edu iba de primero y de repente comenzó a oír gritos de su padre. Dos piedras habían caído a solo un metro de distancia de donde se encontraba. “¡Bienvenido a Do-lomitas, yiiijaaa!”, fue lo que Edu le gritó desde arriba. A Novato le quedó grabado el sonido de las rocas cayendo y lo fue repitiendo todo el día entre risas.

La primera vez que Edu y Novato se subieron a un Big Wall fue hace más de 16 años. Novato, acostumbrado a este tipo de escalada, decidió iniciar a sus hijos en el deporte llevándolos a las múltiples zonas que hay para grandes paredes en las cercanías de Barcelona.

“Cuando era muy joven, alrededor de 12 años, recuerdo que él siempre se iba a la montaña y me comenzó a motivar a que lo acompañara. Empezamos en vías largas, en aquella época mi padre casi que desco-nocía la deportiva, siempre ha sido más alpinista, escalador de grandes paredes”, dijo Edu sobre sus comienzos en la escalada.

Cuando llevaban un tiempo yendo a escalar grandes paredes, Edu ya quería puntear. En la zona de Terradets, un lugar donde las proporciones de la roca se pierden en el cielo, padre e hijo comenzaron una vía de 6c de varios largos. “Son vías equipadas, pero hay que tener cuidado porque los seguros están alejados. Algo importante en Big Wall y que yo no sabía en aquel momento es que siempre se debe seguir la línea más lógica para no perder los seguros de vista”, señaló Edu. Su padre le permitió ir de primero, la juventud y emoción de estar puteando por primera vez una vía de Big Wall hicieron que realizara casi todo el largo sin poner seguros, perdiendo la línea de la ruta y, cuando no encontró la estación, hizo una reunión en un pequeño árbol de Sabina que sobresalía de la roca.

“Cuando mi padre empezó a subir en top vio que no podía limpiar ningu-na cinta, porque no había chapeado nada. Cuando me vio asegurándolo

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Las extraordinarias dimensiones de la pared, con sus techos impresionantes, representan por sí solas un reto mayúsculo para quien la quiera escalar. Con una chaqueta azul se puede distinguir a Novato, y unos metros más abajo, con pantalones naranja a Edu asegurándole. Jon Herranz

de aquel arbolito casi se desmaya… Me acuerdo su cara de susto. Me dijo que a partir de aquel día nunca más volveríamos a escalar grandes paredes porque me iba a hacer daño. Desde ese entonces nos pasamos a la escalada deportiva”.

***Edu Marin es parte de una generación de fuertes escaladores españo-les. Con solo 15 años encadenó 8b y a los 17 consiguió su primer 9a. Luego del episodio del Big Wall junto a su padre y de conseguir sus primeros 7b, Novato decidió llevarlo a la selección catalana de esca-lada, que estaba a cargo del reconocido entrenador David Macia. “Me acuerdo que cuando llegamos ahí empezamos a hablar, mi padre me cogió y le dijo David ‘mira te tengo al futuro campeón del mundo’. Yo no sabía dónde meterme de la vergüenza”, dijo Edu. Algo que se cumplió como una profecía años después, no sin antes pasar por largas jornadas de entrenamiento planificado en la resina. “En aquella época yo era un niño regordete y rebelde que casi nunca asistía a los entrenamientos. David, para castigarme, me ponía a entrenar con las niñas y eso me daba todavía más rabia”.

Con 27 años este escalador ha conseguido tres 9a+ y tres 8c a vista, a esto hay que sumarle una gran cantidad de podios en competencias de dificultad y búlder, una de las más notables es el primer puesto en la Copa del Mundo de Dificultad realizada en 2006 en Chamonix. El nivel de Edu es producto del constante entrenamiento planificado, de estar horas en la tabla de campus subiendo y bajando, pero sus logros tam-bién se han traducido a otros tipos de escalada como el Dry Tooling y la escalada de grandes paredes, donde ha encadenado vías entre las que está el primer ascenso de “La vida es bella” 8a+ en Noruega, la cual realizó solo con seguros removibles y a vista.

Francisco también se inició en la escalada desde chico. Ha vivido toda su vida en Barcelona, por lo cual la zona de Montserrat era un destino obligado. Gigantescos dedos de roca gris que sobresalen como tratando de tocar el cielo, al lado de capillas y el monasterio benedictino dedica-do a la Virgen de Montserrat.

A los 12 o 13 años empezó a visitar estas rocas, a hacer espeleología, senderismo y algo de escalada. Alrededor de los 17 años se inició pro-

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Novato yumareando el cuarto largo, que Edu acababa de encadenar. Jon Herranz

piamente tal en la escalada y, como en esa época no existía la deportiva, su afición comenzó en las grandes paredes y la escalada alpina. A los 30 años ya estaba totalmente involucrado en este deporte, entrenando en-tre semana. A los 46 se inició en la escalada deportiva tras el incidente de Big Wall con Edu y a los 60 Novato fue reconocido internacionalmen-te cuando consiguió su primer 8b+ (5.14a).

***17 años después del Big Wall que los llevó a la escalada deportiva, pa-dre e hijo volvían a las grandes paredes. Llegaron el jueves 2 de julio al medio día y para aprovechar el sol se subieron a los primeros largos y dejaron cuerdas fijas hasta el primer largo 8b+ del techo.

Comenzaron las caídas, vuelos factor dos, donde Edu quedaba por debajo de la estación desde donde estaba su padre, una y otra vez. “Un amigo, la estuvo probando y él me informó de la secuencia rota que no había podido pasar y que no sabía si era posible. Nadie había pasado hasta la fecha. El primer día fue muy difícil porque no lograba hacer aquella secuencia y me pegaba vuelos bastante impactantes

y mi padre la pasaba muy mal, eran vuelos de 12 o 15 metros”, co-menta Edu.

Esta sección da inicio al gigantesco techo, su primera dificultar es una travesía de búlder que por sí sola puede alcanzar el grado 8a. Luego tie-ne un reposo que permite recuperar fuerzas para un segundo crux que sigue una secuencia técnica de romos. “Esta sección cuesta en especial porque siempre está bastante húmeda, por lo cual hay que aprender a escalar en malas condiciones, los seguros están lejos lo que hace que la escalada sea muy tensa”, explica Edu. El primer día fue el más duro para este escalador, se enfrentó al largo sin saber si se podría conse-guir y por lo alejados de los seguros, era como escalar psicobloc, al caer debía probar todo desde abajo, sin poder trabajar la sección particular.

Terminó el primer día y el largo no pudo ser encadenado. Al segundo, en el noveno intento, Edu vio una pequeña regleta arenosa para rebotar a un agarre de hombro, poner un talón izquierdo y coger un invertido para lanzar a otra regleta con izquierda, esto le permitió avanzar y encadenar el largo. Ahora quedaba un 8c de 20 metros, una escalada aérea de techo.

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Los desplomes son una de las especialidades de Edu Marín, una que tuvo que emplear a fondo en los enormes techos de Pan Aroma. En el corazón de los Dolomitas, la Cima Ovest de Lavaredo cuenta con uno de los escenarios más impresionantes de la escalada internacio-nal. En la imagen, Edu saliendo de los techos en el largo de 8c. Marc Subirana

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“El largo 8c está un poco mejor equipado, este tiene 3 seguros de expansión. No me costó tanto, el primer día conseguí todos los mo-vimientos y secuencias difíciles, lo encadené bastante rápido. Este segundo largo es totalmente techo, muy físico, pero muy de mi esti-lo: de fuerza. Me cedió más fácil que el primero”.

Sin embargo la lucha no terminaba ahí, ahora debían encadenar to-dos los largos desde abajo. Tuvieron que pasar 7 días de trabajar la ruta y esperar buenas condiciones climáticas para ir por el enca-denamiento. Edu de primero y su padre detrás, jumareando en los largos más difíciles, ya que las condiciones climáticas y los extensos vuelos no le permitieron probarlos.

A las 7 de la mañana comenzaron el ascenso, dejaron comida y agua en la estación del largo 8c para ir más ligeros. Llegaron abajo del techo para iniciar el largo 8b+ de agarres rotos. Edu comenzó su es-calada, logró pasar la primera parte con algunos agarres mojados. “En el descanso pensaba, ‘todo va bien Edu’, pero aún quedaba el segundo tramo, el más difícil, el de las presas rotas”. Con tranquili-dad y determinación, Edu logró escalar los 60 metros de este largo. Ahora le quedaba el 8c.

“Llegó mi padre a la reunión, ‘Edu venga que la tenemos’, me decía. Y le veía realmente confiado en mí, y si mi padre pensaba que era posible, lo iba a ser.”

- Venga padre, asegúrame ya, que quiero acabar con esto- ¿Seguro? ¿No quieres descansar más o probar el 8c?- No padre voy de una, ¡a muerte!

Comenzó a escalar el techo y se le rompió un pie y la cuerda no entraba en la primera cinta. “¡Joder!, es el último largo, acelera”, pensó Edu. Se saltó la chapa, el frío de la adrenalina invadió sus venas y gritando en cada paso consiguió llegar a la estación.

“No podía parar de llorar de la emoción. En ese momento, me di cuenta de la enorme presión que llevaba dentro, no quería fallar a los que me habían apoyado en este proyecto a toda la gente que me estaba siguiendo, todos los padres e hijos que me habían escrito

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Después de sufrir las inclemencias del tiempo y de pasar la noche en una repisa, padre e hijo coronan la Cima Ovest de las Tres Cimas de Lavaredo. Jon Herranz

En la imagen del frente, Edu desciende rapelando después de probar los largos más duros de la vía. Marc Subirana

dando su apoyo (…) Me emocioné muchísimo porque mi padre estaba muy vinculado a este proyecto, estábamos luchando mano a mano para encadenarla y yo sé que ha sido muy duro para él, más de lo que yo me hubiera imaginado. Está muy fuerte físi-camente, pero es una de las rutas más duras del mundo y psicológicamente es muy impactante, muy aérea y muy precarios los seguros; él la pasó bastante mal viendo cómo me caía 15 metros; pasó frío, dolores de espalda por asegurarme…”

Todavía les quedaban unos 350 metros de roca envuelta por la neblina. Comen-zaron a intercambiar la escalada de los largos, Novato desaparecía en ese mar de roca amarilla y roja. La niebla lo atrapaba como un manto protector, quitando el vacío del mundo que se abría a sus espaldas. De repente comenzó a llover, las gotas escurrían por su chaqueta Goretex, pero empapaban sus pantalones y zapatillas mientras buscaba el refugio donde pasaría la noche junto a su hijo.

La mañana del domingo 15 de junio, Novato y Edu, padre e hijo, se abrazaron en la cruz que se encuentra en la cumbre. Tras ocho días de trabajo en la pared, consiguieron encadenar una de las vías de Big Wall más difíciles del mundo.

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Cruzando Parallel Glacier en la primera expe-dición. La cumbre más prominente de la izquierda es el Treshold Peak. Felipe Cancino

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Waddington 60 días en la Cordillera del

Por Felipe Cancino

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Tras un vuelo de 45 minutos, desde Campbell River, los hidroaviones aterri-zan en Canyon Lake trayendo y llevando a los expedicionarios. Medio no muy económico de aproximarse, pero fácil y simple. Felipe Cancino

¡De expedición en el Waddington Range! Con ese entusiasmo recibía la noticia del lugar dónde iba a pasar esta temporada trabajando en Norteamérica.

Su cumbre más alta es precisamente el mon-te del mismo nombre, Waddington, con 4.019 metros de altitud. Rodeado por un sin núme-ro de otras montañas que hacen de esta zona

una de la más alpinas en Norteamérica fuera de Alaska y Yukón.

Con estas características viajaba hacia Canadá, liderando dos expediciones de montaña para cru-zar esta cordillera en dos travesías: de este a oeste primero y posteriormente en la dirección opuesta. Con la expectativa de completarlas y poder sacar el mayor provecho posible a la experiencia.

CapítuloI:primeraexpedición

Partimos la última semana de junio del 2014 con el grupo desde el estado de Washington en USA, manejando dos días completos hasta British Co-lumbia, Canadá, donde llegamos al lugar donde comenzaríamos nuestra aproximación.

Esta fue intensa, a través de un largo valle que no ha sido transitado por nadie en mucho tiem-po. Después de varios días logramos salir arri-ba de la vegetación para cruzar nuestro primer paso, “Granite Pass”. Esta es una de las puer-tas de entrada al Waddington, que te da la bien-venida con una vista a un sinfín de montañas y glaciares. Una vez alcanzado este lugar me di cuenta de la dimensión de este lugar, con una espectacular vista a las principales cumbres, incluyendo por supuesto el monte Waddington.

LacordilleradelWaddingtonformapartedelacordilleradelacostaenlaregióndeBritishColumbiayeslasecciónmásaltadeestecordónmonta-ñoso,conunaextensiónde40kmdelargoyconcumbresentrelos3.500y4.000metros.Destinodondeunmontañistachilenoestuvodosmesesrealizando sendas expediciones de montaña en el marco de su trabajoparalaescuelaNOLS.

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La primera semana de expedición dejó en evidencia que la temporada que íba-mos a enfrentar más adelante iba a ser seca. Con temperaturas muy altas, la navegación en el glaciar fue un poco complicada debido a las condiciones de la nieve; la larga exposición al sol en estas latitudes, los puentes de nieve sobre las grietas, las rimayas en los pasos y la lenta progresión con el peso de las mochilas nos dieron buenos desafíos que enfrentar. Lo que nos hizo cambiar nuestra estrategia y optar por viajar durante la noche y muy temprano en la mañana, especialmente cuando tuvimos que cruzar altos portezuelos con gran compromiso (sobre los 2.600 metros).

Una vez que alcanzamos nuestro primer gran objetivo en la expedición, al llegar al principal plateau, un campo de hielo que desparrama sus glaciares en todas las direcciones y rodeado de hermosos cerros, establecimos un campamen-to base, donde encontramos uno de los depósitos dejados por el helicóptero. Desde este punto lo primero que me llamó la atención fue un grupo de tres montañas: Jester (Bufón), Squier (Escudero) y Cavalier (Caballero), este último con una hermosa y estética arista de nieve que invitaba a ser escalada. Ese mismo día conversé con Cristina Prieto (otra chilena liderando la expedición) para poder ir a escalarla.

Desde la cumbre del monte Cavalier, Felipe tomó una fotografÌa que retrata el momento ex-acto en que otro grupo de la expedición desciende desde Mount Squire. Felipe Cancino. Derecha. Parte de los peligros objetivos: encontrarse con osos. En este caso con un joven Grizzly que apareció de la nada desde una morrena mientras acampaban cerca de un glaciar. Felipe Cancino

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Un buen ejemplo del tipo de terreno que debieron enfrentar. Ahora, en dirección al “Bell Pass”, en la primera expedición. Felipe Cancino

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A la mañana siguiente dejamos el campamento a las 4 AM para po-der cruzar el glaciar. Tras dos horas navegando entre grietas cru-zamos la rimaya en la parte alta del glaciar para empezar a esca-lar la arista de nieve. El primer largo requería de crampones y dos piolet técnicos para superarla (AD, 55º, 4th, 150m). El segundo era expuesto, sobre el filo de nieve que el sol golpeó primero en su Cara Este, cambiando totalmente las condiciones de la nieve, lo que me hizo montarlo a caballo y luego cruzarme al lado oeste (todavía en la sombra) para seguir progresando. Desde acá armé un segundo an-claje en la roca para asegurar a la Cristina, juntar el equipo nueva-mente y empezar el tercer largo hasta la cumbre. A las 7:30 AM llego a ella, terminando una hermosa y muy entretenida ascensión. Desde acá observamos una increíble vista en 360º con el monte Waddington justo en frente de nosotros. Tomamos un par de fotos y bajamos de vuelta al campamento.

La noche subsiguiente seguimos avanzando rumbo oeste para poder completar la travesía a tiempo. Volvimos a cruzar otro paso y arma-mos un campamento en la parte alta del glaciar, para la mañana si-guiente seguir bajando hasta el hielo seco y armar un campamento en la morrena, fuera del glaciar.

Así seguimos durante una semana más, cruzando dos altos pasos, para finalmente bajar hacia la entrada de mar desde dónde aterriza-rían los hidroaviones para recoger al grupo y dejar al segundo grupo que sería parte de la siguiente expedición en sentido contrario. Aquí vendría otro de mis amigos, el chileno Marcelo Mascareño.

CapítuloII:segundaexpedición

Durante este segundo mes, las condiciones del terreno debido a las al-tas temperaturas se deterioraron significativamente, lo que hizo la na-vegación aún mucho más complicada. Para peor, la primera semana el mal tiempo nos jugó en contra, lo que nos hizo movernos sin visibilidad, usando mapas y GPS para avanzar en terreno agrietado. Después de ese período, las tres siguientes semanas fueron de buen tiempo, con sol y mucho calor, lo que nos permitió alcanzar la cumbre del monte Broken-head por el filo sureste (F, 45º, 650m) con una arista final muy expuesta.

Después de alcanzar esta hermosa cima, al día siguiente continuamos en dirección este, encontrando varias dificultades en el camino para seguir el cruce según habíamos planificado, específicamente rimayas y grietas grandes, por lo que realizamos una variante, descendiendo a

Cara Norte del monte Cavalier. La arista prominente es precisa-mente la escalada. Felipe Cancino

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un enorme glaciar que nos dio acceso a una de las zonas más alpinas de esta cordillera.

Pasaría una semana más en dicha zona, hasta completar el cruce, cerrando una temporada más que positiva en lo personal tras vivir dos meses consecutivos sin retorno en una de las cordilleras más remotas del hemisferio norte.

Acceso

Existen un par de distintas formas de acceder a esta cordillera. La primera y más simple y por supuesto monetariamente más costosa, es volar hasta el corazón de ella en helicóptero, hasta la base de estos gigantes que invitan a escalar sus rutas. La segunda es eventualmen-te navegando en velero, kayak o algún tipo de embarcación hasta la entrada de mar y, después, caminar por su costa oeste, hasta even-tualmente acceder algún glaciar para llegar hasta arriba.

La tercera, y que fue la que ejecutamos nosotros en la primera expe-dición, es caminar desde los valles provenientes del este, lo que signi-fica muchos kilómetros de trekking con pesadas mochilas y equipo de montaña a través de extensos bosques de pinos caídos, los que a ratos significa un buen período de tiempo “sin tocar el suelo”, caminando sobre troncos y tratando de mantener el equilibrio. Pero una vez que el trabajo sucio está hecho, al llegar al primer paso y puerta de entrada, uno se da cuenta que el esfuerzo valió la pena.

Algunasconsideracionesfinales

Después de esta experiencia, me puse a reflexionar en cómo a veces algunas cosas que deseamos no son necesariamente lo que quere-mos. Me explico. Cuándo vamos a la montaña, muchas veces lo que pedimos o esperamos es tener “buen tiempo”, pero ¿qué pasa cuando ese buen tiempo es demasiado bueno? ¿Al punto de que tanto sol y altas temperaturas ya empiezan a no ser “tan bueno”?

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Felipe Cancino y Marcelo Mascareño. Coleción Felipe CancinoPágina del frente. Cruzando “Bifrost Pass”, ya entrando derechamente en la cordillera Waddington. A la derecha de la cordada, se observan claramente algunos lagos y ríos que se forman sobre el hielo. Felipe Cancino

Eso es precisamente lo que fue esta vez, donde durante extensos períodos de tiempo, por ejemplo tres semanas, fuimos expuestos a alrededor de 15 horas de sol directo, afectando las condiciones de la ruta y de la nieve en general, donde caminar sobre ella significaba abrir huella con nieve hasta las rodillas, completando algunos días en condiciones casi miserables y físicamente extenuantes. Por eso cambiamos de estrategia y viajamos durante la noche, llegando in-cluso a cambiar nuestros relojes a dos horas para poder sacar pro-vecho así del factor sicológico.

Otra cosa fue que, si bien no es la primera vez que me toca pasar 60 días en terreno, sí es la primera vez que me ocurre en el mismo lu-gar, experiencia que también valoro. Generalmente, cuándo vamos a la montaña a realizar una ascensión o travesía, pasamos por lugares durante cortos períodos de tiempo, siendo capaces de observar lo que vemos en ese específico momento, sin tener mayor oportunidad

de analizar el porqué de muchas de las cosas que vemos. Pero ahora tuve el tiempo de darle profundidad a esta observación, siendo ca-paz de entender las dinámicas que existen. Interesante porque como montañista te dan la oportunidad de entender y en base a eso, en el futuro, poder anticipar algunas condiciones o peligros objetivos a encontrar.

Sin lugar a dudas, estas dos expediciones fueron especiales para mí por los motivos ya mencionados anteriormente. Haber cruzado el úl-timo paso de regreso y haber mirado hacia atrás es una postal que no voy a olvidar.

Espero volver a ver pronto en un viaje personal, para esta vez de lleno ir a escalar y sacar un real provecho de este recóndito lugar en la costa oeste de Canadá.

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SicerramoslosojosporunmomentoparaimaginarcómoesLinderos

debemosempezarporcrearunacaminodetierraserpenteantesobre

una meseta a unos 2.500 msnm. Para darle color hay que proyectar

losverdesydoradosdelospastizalesdealtura,cómplicesdelviento

en sus movimientos. Luego podemos imaginar nacientes de agua

cristalina,quizáselaguamáspuraquehayaprobadonunca.Podríamos

seguirconlafaunaylasvistasininterrumpidasalhorizonte,perotal

vezseamásoportunopasardirectamentealoqueesmásimportante

paranosotros (escaladores)dentrodeesta imagenonírica: laroca...

Éstaessindudalapartemásdifícildeimaginar,duranteesoslargos

kilómetrosdecaminoondulantehayqueagregaraloscostadoscientos

de rocas desperdigadas, imaginemos bloques altos, cuevas, placas...

Imaginemoscaminarydescubrirlíneasnuevas,potencialparatodos

losgustos.Nodejemosdelado,tampoco,paredesdehasta80metros

de granito con perfectas fisuras e imponentes caras verticales para

elgustodeldeportivo...Ahora,unavezqueyatienenlaimagenenla

cabeza,abranlosojos,veanlasfotosysorpréndansedelopoderosa

queeslarealidad,aveces,porsobrelaimaginación.

L inde rosTexto y fotos por Santiago Gray

Argentina

Lucas Rubiolo se monta Changa Style, una nueva línea en el área principal, graduada como V5. Santiago Gray

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En Linderos la escalada oscila entre el búlder la deportiva y la clásica, pero la intención de este artículo es ahondar principalmente en el bloque, un poco por lo extensa del área como para ser descrita en un solo informe y otro poco porque mi vínculo y el de un puñado de escaladores locales con este lugar está ligado al desarrollo del área desde el búlder, la prin-cipal excusa para ir hasta allá arriba, nuestra conexión primaria y también porque ¡básica-mente es de lo que sabemos! Sí cabe decir que los estilos se definen de una forma clara y se dan en rocas y zonas diferentes. En una superficie que se extiende unos 15 kilómetros de norte a sur y un par de kilómetros de este a oeste, se pueden reconocer dos grandes áreas. La planicie tiene campos de bloques y paredes con hasta 80 metros de altura de gra-nito, con hermosas fisuras y sus caras oestes deleitan con atardeceres únicos. En los pri-meros 10 kilómetrosde camino de “meseta” sobre lo más alto de las sierras grandes cor-dobesas, encontramos un campo saturado de bloques de gneiss, roca metamórfica que ma-yoritariamente ofrece escaladas en regletas,

romos y sobre caras verticales o desplomadas, posee una alta calidad para la escalada ya que es compacta, confiable y de poca abrasión, lo que se valora cuando deseamos pasar varios días instalados en la zona. Hay que destacar que por más cantidad de piedra que veamos no toda se ajusta a nuestro plan bulderero, muchas de ellas no son “aptas” por su calidad o tamaño y muchas otras son en primera ins-tancia pasadas por alto sencillamente porque, habiendo tanta roca, optamos siempre por ir en búsqueda de aquellas líneas perfectas, de-jando en el camino muchas otras considera-das “no interesantes” y que luego con el tiem-po y nuevos recorridos se van incorporando al inventario de las aperturas. Personalmente considero dichosa la posibilidad de desarrollar un área de esta manera, es decir recorriendo una y otra vez los sectores, es increíble cómo hoy trepamos bloques que algunos años atrás pasábamos por alto catalogándolos de inesca-lables o simplemente no reparando en ellos, y en este aspecto es donde Linderos se con-solida como un terreno de juego genial para quienes gustan de la exploración. El hecho de

encontrar tu propia línea a trabajar es mara-villoso, siempre hay algo nuevo para trepar esperándonos a la vuelta de cualquier bloque.

Para venir a bloquear a Linderos es necesario contar con ganas de buscar, aún no hay una guía por lo que tener el ojo afilado nos va a llevar a las líneas clásicas sin mayores inconvenientes. Es algo así como ir a Tuzgle, donde las referen-cias son muy escasas pero el potencial enorme, por lo tanto mi consejo es venir dispuesto a todo, a limpiar, a caminar, a disfrutar increíbles atar-deceres, a encontrar y repetir bloques. Es con-veniente planear bien la estadía, ya que son 150 kilómetros desde Córdoba y los últimos 40 so-bre camino de ripio en altura. Hay que contar con varios días y así disfrutar más y conocer mejor la zona que es de por sí bastante amplia. Como información de lo que ya está escalado, pode-mos hablar principalmente de dos áreas de fácil identificación, ambas son obvias pero cabe re-saltar su ubicación. La primera es el valle amplio y poco profundo que se abre a nuestra derecha una vez que alcanzamos un punto llamado “la bifurcación”, que es un lugar señalizado donde

“...Para darle color hay que proyectar los verdes y dorados de los pastizales de altura, cómplices del viento en sus movimientos. Luego podemos imaginar nacientes de agua cristalina, quizás el agua más pura que haya probado nunca. Podríamos seguir con la fauna y las vistas ininterrumpidas al horizonte.”

Martin Abad divirtiendose y explorando posibilidades en alguno de los muchos highball del lugar. A la Izquierda: Linderos recibe al visitante con un bello juego de ocres entre los pastizales y rocas, interrumpido solo por las nubes y el azul del cielo. Santiago Gray

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Tato Martín enfrentándose desde abajo a un nuevo highball, que aún está como proyecto en la zona. Santiago Gray

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el camino se divide. Al tomar a la derecha rumbo norte (no se preocupen que todo está con carte-les) veremos el primer sector abierto, aquí hay mucho para entretenerse y es un buen lugar con reparo del viento. Hay desplomes, algunos te-chos, placas y mucho más hacia donde se mire.

El segundo lugar se encuentra avanzando por la ruta un kilómetro más al norte, hay una gran roca al margen del camino, imposible de ignorar para un escalador, que señala el comienzo del sector, también aquí los bloques se extienden por toda la planicie y se expanden hacia el este. Si exploramos un poco vamos a dar con una joya del lugar que es una hermosa línea de fisura en un inmenso bloque naranja, esta se puede ha-cer en free solo con algunos crash pads o con seguros móviles, muy recomendable de ambas

maneras. Luego es cuestión de seguir un poco más por el camino e ir descubriendo todas las formaciones que aparecerán y que evidente-mente tienen líneas ya abiertas, son bloques al costado del camino que motivan a escaladar sin lugar a dudas.

En cuanto a las dificultades y propuestas abier-tas, siempre hay alguien interesado en saber cuánto vale la pena ir a un lugar dependiendo de qué tenga para encadenar, puedo decir que hasta v10 hay para machacar yemas, también hay proyectos y grados intermedios por supues-to: v5, v6, algunos v7, y menos v8 y v9. Pero si hay mucho que está ahí, esperando los dedos correctos para formar parte del inventario nu-mérico de las dificultades. Creo que el grado del lugar se empieza a manifestar en regletas cada

vez más pequeñas, ahí sin dudas estará dada por la morfología de la roca la dificultad a vencer, y por qué no, en la altura de algunos bloques hay una dificultad más psicológica pero muy intere-sante y desafiante también.

Por último y como datos técnicos es importante mencionar la climatología del lugar ya que esta-mos a una altitud de 2.700 msnm lo que condi-ciona bastante nuestra estadía. Podemos pasar de un hermoso día soleado a temperaturas bajo cero. De cualquier manera y corroborando pre-viamente con algún sitio web la meteorología, es factible escalar todo el año en Linderos, quizás en las estaciones extremas como el verano o el invierno estemos algo más restringidos a la hora de estar afuera, ya sea por el intenso sol o por lo corto de los días respectivamente, pero

En un entorno privilegiado y plagado de rocas, encontramos líneas hermosas como este v6. Santiago Gray

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destino loquedebessaber

siempre se puede trepar. La recomendación final sería llevar prendas propicias considerando esta variabilidad térmica.

Para llegar a Linderos hay que salir de Córdoba con dirección sur, hacia el valle de Calamuchita, más precisamente a la ciudad de Santa Rosa por la ruta provincial 51 y desde allí dirigirse a Yacanto, último lugar de abastecimiento, desde donde nos separan los 40 kilómetros de ripio finales. Apto para vehículos bajos pero con cuidado, sobre todo en épocas de lluvia. En el lugar encontramos agua, una vez en los sectores hay que buscarla siempre en dirección este, donde nacen las vertientes que luego se convierten en los ríos y surcan el país has-ta el mar. De más está decir la importancia de pre-servar y respetar este lugar por su valioso rol como generador de agua dulce de la provincia y hogar de especies endémicas de la región.

CómollegarLinderos es el nombre con el cual denominamos al sector de búlder ubicado a los márgenes del camino que conduce al Cerro Linderos (2.760 msnm.) y al Cerro Champaquí (2.790 msnm.) este último es el punto más elevado de la geografía Cordobesa. Para llegar, partiendo desde Córdoba, debemos dirigirnos hacia Yacanto, un pueblo ubicado a unos 125 kilómetros de dis-tancia en dirección suroeste, tomando la ruta provincial 52. Al llegar aquí, el camino continúa señalizado hacia Cerro Linderos atravesando unos 40 kilómetros de ripio en modestas pero transitables condiciones. Al llegar a un punto el camino pierde pendiente de forma pronun-ciada ingresando en una planicie donde se bifurca y continúa hacia la derecha mostrando los bloques que se hacen cada vez más evidentes.

La escalada está desarrollada en los primeros 5 kilómetros de ese tramo. Un detalle no menor es el hecho de que solo podemos acceder en vehículo privado al lugar, no existen líneas de transporte público más allá de Yacanto.

CuándoIrPor ser un lugar situado a una altura considerable, unos 2.400 msnm, Linderos está expuesto a un rango climático considerable. Los veranos son calurosos, el sol es implacable y la época de lluvia también. El invierno es crudo e intenso, el frío se hace notar con temperaturas muy por debajo de cero y hasta puede haber nevadas. Personalmente creo que las estaciones in-termedias son las más benignas para la práctica de búlder, seguramente tendremos días fríos y otros de bastante calor, incluso en otoño o primavera respectivamente, pero la temperatura promedio es agradable con días soleados y noches templadas. Podríamos hablar de una tem-porada más fresca entre abril y junio, y otra algo más cálida desde septiembre a diciembre.

DóndealojarAlgo maravilloso para los amantes de la montaña, sin duda, es la posibilidad de acampar don-de nos guste. En Linderos no debemos preocuparnos por dónde armamos nuestras tiendas. El lugar es muy amplio, podemos elegir entre vivaquear en cuevas o aleros, caminar por las praderas y alejarnos un poco del camino de tierra para levantar nuestros refugios donde nos plazca o permanecer en algunos de los “estacionamientos” llevando una vida más bacana en nuestras camionetas. De cualquier manera esta gran libertad está siempre ligada al respeto que tengamos con el lugar para asegurar que perduren. El agua es potable y abundante, aquí arriba nacen los cursos de agua que desembocan en el Atlántico, por lo tanto caminado con dirección hacia el este iremos encontrando pequeñas nacientes entra las pajas bravas, solo hay que agudizar el oído.

DóndeabastecerseEs conveniente llevar toda la comida desde Córdoba, los precios son mejores y hay mayor oferta, sin embargo iremos atravesando varias ciudades a lo largo de la ruta donde encontraremos todo lo necesario para nuestra estadía. Yacanto es el último pueblo del camino, tiene super-mercado, panadería, verdulería y estación de servicio pero, como todo pueblo, sus horarios no son los mismos que los de la ciudad. Mi consejo es no dejar para el final al menos el tema del combustible, ya que podría ocurrir algún desabastecimiento temporal en Yacanto. Para la com-pra de artículos más técnicos de escalada o camping, en Córdoba hay lugares especializados.

MásInformaciónNo existe una guía del lugar, el desarrollo de la misma es una tarea pendiente para nosotros los aperturistas, pero sí contamos con información para difundir mediante, quizás, explicaciones más “rústicas” o, mejor aún, ¡acompañando y compartiendo las escaladas por la zona! Para cualquier contacto es posible hacerlo accediendo a cordobaboulder.blogspot.com

Muchos bloques dan la posibilidad de escalada tardi-cional, algunos de ellos se vuelven boulders al ser tre-pados en free solo, como es el caso de esta fisura v6 de bloque o 7a de vía en tradicional. Santiago Gray

CºLinderos

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Ulysse LefebvreP O R T A F O L I O /

Con 31 años, Ulysse Lefebvre es actualmente el editor en jefe de la revista francesa de montañismo “Montagnes Mag”, con sus oficinas en los Alpes. Fotógrafo y periodista, Ulysse se inició con un enfoque social, hasta que en 2011 decidió llevar la cámara a los acantilados, cascadas de hielo y montañas de los Alpes.

Navegando entre el fotoperiodismo que prefiere retratar en blanco y negro y la fotografía de montaña donde prefiere el color, este fotógrafo francés documenta la “extraña y fuerte pasión”, como él la describe, que lleva a los alpinistas en busca de la cima. Siempre mezclando sus intereses, busca asociar el buen periodismo escrito con la fotografía.

Nacido en el norte de Francia, la escalada al aire libre era algo esporádico por lo plano de la zona. “Cuando comencé a escalar hace 11 años pasaba más tiempo en la resina que en la roca, sin embargo aprendí a escalar incluso cuando hiciera frío, la roca estuviera húmeda o hubiera mucho viento”, dice Ulysse sobre sus inicios.

Luego se mudó a los Alpes donde descubrió la caliza y el granito del Mont Blanc y comenzó a realizar alpinismo. Ahora su motivación es mezclar el máximo posible de experiencias al aire libre: escalada en roca, alpinismo, esquí, escalada en hielo… Siempre buscando tener un buen nivel en estas disciplinas. “Es muy importante mantenerme en buena forma para poder seguir a los escaladores y alpinistas, en especial a los de alto nivel, para no ser un eslabón débil y motivarlos a que me esperen, ¡solo si no es mucho tiempo!”.

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Ulysse comenzó su educación con la escritura donde aprendió a decir historias a través de las palabras. “Algunas veces encontraba dificultades para ver cómo expresar ciertas ideas, entonces la fotografía se convirtió en una manera natural para decir todo lo que quería”, comenta sobre su transición.

Lefebvre descubrió la fotografía a través de fotógrafos sociales, de guerra y fotógrafos comprometidos. Así comenzó su pasión con proyectos personales y asignaciones en los Balcanes. Luego, esto buscó llevarlo de vuelta al mundo de los deportes al aire libre. Ulysse asegura que todavía está tratando de adaptar el “ojo social” a la acción y fotografía de montaña.

En enero de 2014 se convirtió en el editor en jefe de “Montarge Mag”. “¡Creo que mis jefes confiaban en mí!”, comenta con humor sobre cómo llegó a ese puesto. Él tiene la convicción que en la actualidad un periodista debe ser polivalente, capaz de escribir, fotografiar, publicar en la web y editar videos, además de estar presente y consiente de las noticias que reportea. “Trato de manejar la revista desde la oficina, pero también trato de estar en las montañas o en Chamonix lo más que pueda, además de ser siempre curioso sobre todos los medios de comunicación que transmiten historias”.

En el trabajo como editor, donde debe seleccionar qué historias van en la revista, Ulysse dice que el principal desafío al que se enfrenta, pero que su condición de fotógrafo y editor en jefe al mismo tiempo le ayuda a sobrellevar, es buscar un balance entre una historia increíble sin buenas fotos y una foto impresionante sin una historia fuerte.

En agosto, “Montagne Mag” cambió su layout buscando modernizar la revista, un reto ambicioso para Ulysse como editor en jefe, quien con esta nueva plataforma va a seguir buscando “acción” en las fotografías que selecciona para la revista. “Creo que ese término incluye todo lo que se necesita en una fotografía: movimiento, concentración, expresión facial, actitud técnica y por supuesto, una buena luz y buen paisaje (…) Es buscar mostrar cómo pasa una acción, una decisión a tomar, un movimiento duro para hacer…” Ulysse habla de encontrar el “momento decisivo”, como decía Robert Capa, uno de los mayores exponentes del fotoperiodismo y del periodismo de guerra- área en la que inició Ulysse- y llevarlo a la escalada y el alpinismo. “¡Es un asunto muy importante, todavía estoy tratando de encontrar ese momento!”.

___Puedes conocer más del trabajo de Ulysse Lefabvre en su sitio web: www.ulysselefebvre.com

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1 Ulysse Lefebvre escalando junto a otro amigo fotógrafo en agujas

de Chamonix (macizo del Mont Blanc). La mochila de un fotógrafo es

siempre más pesada que la de los otros escaladores. Jocelyn Chavy

2 La tormenta se aproxima en el Diente del Gigante, Chamonix, Francia.

3 La fácil pero impresionante ruta Arête a Laurence. La Aiguille du Midi al fondo.

4 Jocelyn Chavy en la cumbre de la Aiguille du Peigne, por la ruta Les

Lepidoptères.

5 Escalada en hielo en las cascadas de Gol, Noruega.

6 Esquí fuera de pista en el Couloir Banane, en los Altos Alpes, Francia.

7 Escalada alpina en Contrafuerte Gully # 3. Ben Nevis, Escocia.

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info_montaña

Monte TronadorPor Sergio Infante • Ilustraciones de Erick Vigouroux

Emplazado en el sur de Chile y Argentina, en un lugar donde la naturaleza se manifies-ta en toda su magnitud y belleza, el monte Tronador deslumbra por sus colosales pro-porciones. A su alrededor no existe monta-ña que le haga sombra, por lo que el macizo disfruta de una gran prominencia que lo hace distinguible desde lejos, alimentando desde la distancia los ímpetus de quienes gustan de escalar montañas.

El monte Tronador debe su nombre a los constantes y sonoros desprendi-mientos de los 7 glaciares que se descuelgan de sus laderas. Se posiciona geográficamente en los 41°09’39’’ Sur y los 71°53’15’’ Oeste. Políticamente está emplazado entre Chile, X región de Los Lagos, provincia de Llanquihue, y Argentina, entre las provincias de Nahuel Huapi y Río Negro, lo que le da el carácter de binacional y limítrofe. En ambos países, la montaña se encuentra dentro de parques nacionales: Vicente Perez Rosales en Chile y el Nahuel Huapi en Argentina. Dato anecdótico, ambas reservas fueron las primeras en crearse en sus respectivos paises.

La montaña tiene cuatro cumbres. La más alta es la llamada “Cumbre Inter-nacional” o “Anon” (nombre en Mapudungun) que alcanza los 3.480 metros; le sigue la “Cumbre Chilena”, conocida también como “Matteoda”, que tiene 3.211 metros; luego está la “Cumbre Argentina”, con 3.167; y finalmente el “Cuarto Pico” (3.119 metros). Cada una posee ascensiones.

El clima de la región se caracteriza por las abundantes precipitaciones (cerca de 4.000 milímetros de lluvia al año) por lo que el mal tiempo puede ser un factor determinante en el éxito del ascenso a la montaña. De aquí al sur, la paciencia es una virtud a la hora de enfrentar las cumbres australes.

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Vista este del Tronador, desde Argentina. fran-cisco.bedeschi - francisco.bedeschi.images

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La mayoría de las rutas abiertas en el cerro inician su recorrido desde el lado argentino. La existencia de un camino vehicular que une los 70 kilómetros que separan a Bariloche de Pampa Linda, lugar donde co-mienza el ascenso, la hace una opción más corta y expedita que desde el territorio chileno. En este, la aproximación es mucho más agreste y lenta, al incluir el cruce en embarcación del lago Todos los Santos hasta la localidad de Peulla, para desde allí comenzar una caminata de 18 kilómetros hasta una tenencia de Carabineros de Chile en un sector llamado Casa Pangue. Y desde aquí todavía faltan 10 kilómetros más de caminata entre quebradas y espeso bosque nativo para llegar a la base del macizo.

Pioneros

Como toda montaña de características extraordinarias, este macizo austral posee una rica historia, forjada en épocas lejanas por generaciones que dejaron literalmente sudor y lágrimas en pos de su conquista. Especial-mente de la mano de la influencia y el legado de los exploradores alemanes asentados en Sudamérica.

Presentes en la historia de la mayoría de las montañas de Chile y Argen-tina, es innegable que el desarrollo de la disciplina se vio de gran manera impulsado por inmigrantes germanos que encontraron en esta lejana y virgen cordillera su lugar. Clubes como el Alemán Andino de Valparaíso y Santiago, en Chile, o el Club Andino de Bariloche en Argentina, dan cuenta y continúan con esta tradición alemana.

Federico Reichert, llamado el “Padre del Montañismo”, el alemán pionero y gran montañista con decenas de primeros ascensos a lo largo de los Andes, intentó el cerro en al menos cinco oportunidades entre 1909 y 1933, pero, debido a distintos factores, generalmente asociados al mal tiempo, no logró concretar su objetivo.

Otro escalador que con los años se convertiría en una figura trascendente en la escena de montaña de Bariloche y de Argentina, y que también in-tentó sin mayor éxito el primer ascenso del Tronador en varias ocasiones, fue el también alemán Otto Meiling. Sobre sus intentos escribió en su diario: “ La falta de éxito es justo lo que a uno no lo deja descansar y estimula a repetir las tentativas hasta llegar a la cumbre anhelada”.

Tomy Aguilo, durante la travesía de “Finito Sur”. Luciano FiorenzaA la derecha, una repetición en 1943 a la “Travesía Claussen”. Sergio Herzen/Restauración fotográfica Natalia Fernández, Centro Cultural Ar-gentino de Montaña

Página del frente, Luciano Fiorenza escalando el primer largo de la vía “Vencedores vencidos”, al fondo se ve parte de la cara sur del Pico Interna-cional. Pablo Portoriero

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Meiling, si bien no pudo quedarse con la primera ascensión, durante su vida alcanzaría al menos quince veces la cumbre principal, incluyendo la apertura de una nueva ruta en 1963, desde el norte, y con una última ascensión a la edad de 78 años.

Meiling fue fundador del Club Andino de Bariloche en 1931 y, en conjunto con el club, y gracias a sus dotes de constructor, diseñó y construyó un refugio en la montaña que hoy lleva su nombre, uno que se ubica entre los glaciares Castaño Overo y Alerces, y que es parada obligada para quienes suben el cerro desde Argentina.

Primerascenso

Cuenta la historia que el alemán Hermann Claussen se decidió a intentar el Tronador luego de un ascenso al cerro Capitán, en el que sirvió de guía a la señorita Luisa Capraro, a finales de 1933. Así pues, en enero de 1934, se dirigió rumbo al Tronador en solitario. Seguro de sus capacidades, el 15 de enero enfiló hacia el monte, pero al

día siguiente el mal tiempo lo hizo darse media vuelta hasta la base, a un sector llamado “Pampa Linda”. Allí espero un poco, para el 17 de enero volver a intentarlo. La tentativa duraría dos días más, pero la nieve que había caído lo hizo hundirse hasta las rodillas, imposibilitando su avance, lo que lo motivo a desistir de su empresa.

Al llegar a Bariloche, el presidente del Club Andino, doctor Juan Javier Neumeyer, le comentó que había rumores que hablaban de un grupo de montañistas italianos, liderados por Giusto Gervasutti, que pretendían subir el Tronador desde Chile. Por lo que planeaban, junto con Eduardo de la Motte, adelantarse a los planes de los italianos y dirigirse hacia el Tronador a la brevedad.

Pero hubo una demora con De la Motte y Neumayer se quedó esperándolo. Para ganar tiempo, Claussen emprendió su camino en solitario desde el lago Gutiérrez. Tras dos días de intensa actividad, incluyendo una noche bajo la lluvia, el 28 de Enero quedó listo para el intento de cumbre, pero sus compañeros no aparecieron y no tuvo más opción que hacer un ataque final en solitario.

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Lo inició a las 4 de la mañana, desde un punto entre los glaciares Cas-taño Overa y Alerces, muy cerca de donde se ubica hoy el refugio Otto Meiling. Desde allí siguió el filo que hoy se conoce como “Filo De la Mot-te”, que lo llevó hasta un punto entre la Cumbre Argentina y la Cumbre Internacional. Desde este lugar el alemán siguió hacia el sur, pasando por debajo del torreón somital de la Cumbre Internacional hasta llegar a un promontorio de roca, el cual, por medio de un portezuelo, se unía a la torre final. Claussen escaló el resalte y comenzó a subir directa-mente hacia la cumbre, pero la caída de material lo hizo evaluar otras alternativas, por lo que decidió realizar una travesía hacia la derecha levemente ascendente (conocida hoy en día como Travesía Claussen) y que lo dejaría en el filo noreste, algo más sencillo. En la cumbre estaría a las 22:00 hrs.

El germano escribiría:” Ahí está el lago de Todos Los Santos y el Llan-quihue, y más lejos el Puyehue. En lontananza el océano Pacífico parece sumergido en la bruma. Hacia la Argentina se ve el Nahuel Huapi. ¿Y aquél resplandor? sin duda ha de irradiar San Carlos de Bariloche…”.

La escalada de Claussen se convirtió en todo un hito para el monta-ñismo argentino. Subir en solitario el Tronador por la ruta del primer ascenso, sin protecciones y tallando peldaños en el hielo, es hasta en nuestros días un desafío de alta exposición, de prolongado itinerario glaciar y con trepadas en roca de mala calidad que requieren de expe-riencia, fortaleza mental y convicción en lo que se hace.

Hazañas como ésta, realizadas en épocas que nos parecen ajenas, nos dan cuenta del coraje que tuvieron las generaciones pioneras. ¡Bravo!

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Vistadesdeeleste:1.Ruta desde Chile

Vistadesdeeloeste:2.Ruta a la cara sur del Pico argentino, 1982.3. Ruta a la cara norte del pico argentino, 1982.4.Ruta Claussen, 1934.

Detalledelacumbreinternacio-nalvistadesdeeloeste:5. Travesía Claussen, 1934.6.Variante Arista sur-este, 7. Variante Directa, 8. Variante Direta Claussen,9. Variante Peta Friedrich,

Detalledelacumbreinternacio-nalvistadesdeeleste:10. Finito Sur, 2010.11. Generación descartable, 200912. Vencedores vencidos, 2012

Luciano Fiorenza

Francisco Bedeschi mundutikpaseoan.blogspot.com

Francisco Bedeschi

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Hitosposteriores

Pocos días después de la escalada de Claussen, el 28 de febrero de 1934, el referido grupo de italianos que se encontraba asediando la montaña, concretó el primer ascenso a la Cumbre Chilena, bautizándola como “Pico Matteoda”, en homenaje a Sergio Matteoda, quien junto a Walter Durando, ambos italianos, habían desaparecido en la montaña en una de las tentativas anteriores. Los montañistas cumbreros serían Aldo Bonacosa, Luighi Binaghi y Giusto Gervasutti.

Posteriormente, en 1936 se realizó el primer ascenso a la cumbre Ar-gentina por parte de Hans Nöbl, Alex Hemmi y Heriberto Schmoll, la ruta más frecuentada hoy en día. Treinta años más tarde, Otto Meiling y Augusto Vallmitjana, abrieron una vía desde la cara norte ingresando por el glaciar Blanco, ruta de pocas dificultades técnicas, pero larga y extenuante.

A comienzos de los años ochenta, un curso de guías e instructores orga-nizado por la FASA (Federación Argentina de Ski y Andinismo) y la Fede-ración Española de Alta Montaña, dejó en su paso por el Tronador varias rutas nuevas, entre las que podemos destacar las vías a la Cara Este y Norte de la Cumbre Argentina y la Cara Norte de la Cumbre Chilena.

Desde la vertiente chilena, las rutas y ascensos no son muy frecuentes debido al ya comentado obstinado acceso. No hay mucha información al respecto, pero de lo que existe certeza es sobre los ascensos por parte de la selección de montañismo de Chile a mediados de los 80, de la cual formaban parte Gastón Oyarzún, Ema Osorio y Claudio Gálvez. Ellos lograron encontrar el mejor camino hasta el monte gracias a la ayuda brindada por el chileno–suizo Alberto Schirmer, dueño del hotel Peulla, quien lideró varias exploraciones a la zona.

Posteriormente, el 20 de febrero de 1987, el chileno Misael Alvial repitió la ruta en solitario. Tras un par de largas jornadas de duro batallar con las quilas y las ramas, que suelen ralentizar el avance y le dan el carácter aventurero a la ascensión desde el oeste, ingresó solo a un agrietado gla-ciar, sin tornillos ni estacas. Durante el ascenso, que incluyó un vivac, el solitario escalador debió tallar escalones y sortear expuestas pendientes de hasta 80° en hielo para alcanzar la preciada Cumbre Internacional. Esta ascensión es quizás hasta el día de hoy, la más relevante por parte de un montañista chileno al Tronador.

En el año 2009, los argentinos Luciano Fiorenza junto a Jorge Ackerman y José Bonacalza, abrieron la ruta “Generación descartable” que co-mienza en la cara Suroeste y termina empalmando con la vía Claussen. El mismo Fiorenza, junto a Tomy Aguiló lograrían también en octubre del 2010 encontrar una línea que llegaría desde el sur directamente a la Cumbre Internacional, recorrido que denominaron “Finito sur” (MD). Fiorenza también abriría en abril del 2012 “Vendedores vencidos”, junto a Pablo Pontoriero.

En la historia del gran Tronador y sus rutas se ve reflejada la evolución del montañismo en nuestras australes latitudes. Desde los épicos primeros intentos de los pioneros hasta nuestros días, sus gélidas pendientes han sido escenario de memorables gestas que sirven de inspiración a los montañistas que soñamos y nos conmovemos con la alta belleza de las montañas del sur.

Page 96: Escalando 36

> De pie, hacer círculos pequeños

con brazos en 90 grados, por al

menos 45 segundos.

> Posición mesa, con los pies

apoyados y las manos en el suelo,

subir la cadera. Aguantar al menos

30 segundos.

CienciadeEscalar

www.escalando.cl/ciencia

> Hacer la secuencia completa de

movilidad.

> Superman: mantener la posición

por al menos 45 segundos.

> Silla eléctrica: ponerse de

espalda contra una pared con los

brazos apoyados al lado, bajar como

sentándose sin silla, manteniendo

ángulos de 90° entre tronco, piernas,

rodillas y pies. Aguantar al menos 45

segundos o hasta que parta la “silla

eléctrica”.

> Con el cuerpo mirando hacia

abajo, solamente apoyando

antebrazos y pies, aguantar en

plancha 30 segundos, luego cambiar

y hacer 30 segundos por cada lado

(con antebrazo y borde externo del

pie), 30 segundos de espalda solo

con antebrazos y talones apoyados.

> De la posición de plancha

mirando hacia abajo, pasar a

extender brazos apoyando la

palma de una mano y luego la otra,

después un antebrazo y luego el

otro. Subir 20 veces (10 por lado).

EJERCICIOS ESTABILIZADORESLos ejercicios estabilizadores son aquellos que refuerzan el núcleo del cuerpo, donde se encuentran gran parte de los orígenes e inserciones de músculos que son claves para una postura correcta.

Técnicamente, una buena musculatura estabilizadora contri-buye a lograr mejores movimientos, poder fijar posiciones y moverse con mayor destreza. Es la base para poder adquirir

fuerza y lograr un equilibrio corporal. Por otro lado, se evitan muchas de las lesiones más comunes.

No cuesta mucho hacer los ejercicios y se requiere de poco espa-cio, los beneficios son múltiples. Es ideal hacerlos al menos dos veces a la semana y pueden ir combinados con la rutina de fuerza.

NO PAIN, NO GAIN.

P o r P a u l a G á lv e z • I l u s t r a c i ó n p o r Fr a n c i s c a V i l l a l ó n

1 2 3 4

5 68

7

> Posición Vela lo más erguida

posible, 30 segundos.

Toda esta secuencia se debe

repetir 3 ó 4 veces dependiendo

del nivel. Una vez que los ejercicios

se dominen bien se puede ir

aumentando los tiempos en 5

segundos por vez.

> Acostado en el suelo con el

cuerpo extendido mirando hacia

abajo (posición Superman), bajar

piernas y brazos como un balancín.

La técnica es concentrarse

solamente en bajar las piernas

manteniendo el cuerpo como una

tabla. Hacer 30 subidas.

94

Page 97: Escalando 36
Page 98: Escalando 36

¡Tensaquemevoy!ArnesesdeescaladaPor Ignacio Díaz

Sin lugar a dudas es la pieza fundamental de nuestro equipo de escalada, nos fijamos tanto en sus prestaciones, comodidad, forma, diseño y en cuanto hay. Desde el humilde arnés de cinta tubular, hasta modelos que vienen integrados al pantalón, si de arnés de escalada se trata, podemos encontrar de todo y para todos.

Cuando nos iniciamos en la práctica de la escalada nuestra primera compra suele ser las zapatillas, en las que, por presupuesto o consejo, siempre terminan siendo modelos económicos y de diseño básico, esto debido al gran desgaste que les ocasionamos al no manejar correctamente la técnica. En el caso del arnés, nuestro primer consejo es dejar de lado esa regla. Al ser una parte del equipo que tiende a durar bastante – 3 a 5 años aproximadamente - dependiendo de cuántos días des-tinemos a practicar nuestro deporte, es esencial hacer un esfuerzo en seleccionar lo mejor posible en relación al modelo que compraremos, ya que nos acompañará durante largas jornadas en la roca y, cuando estemos colgados probando un proyec-to, agradeceremos lo confortable que pueda ser. SobreelTest En esta comparativa nos enfocaremos en el arnés para escalada deportiva. Podemos encontrar modelos robustos para Big Wall, con detalles técnicos para tradicional o escalada en hielo, pero en esta ocasión nos centramos en arneses con ajustes rápidos de hebillas dobles o “rápidas”; construcciones livianas, cómodas y respirables, de materiales pre formados que otorguen gran comodidad y ajuste a un bajo peso. Nos centraremos en mostrar los modelos más vendidos, enfocándonos en la como-didad, tipo de construcción y materiales. Esto sin olvidar la relación precio/calidad, ya que no se trata de buscar el top de línea de cada marca, sino encontrar la mejor opción, ya sea para iniciarse o renovar equipo.

Para seleccionar modelos deportivos, nos fijamos en los siguientes criterios: Diseño:que sea ergonómico, con un espaldar diseñado de una manera que nos permita estar colgados sin estrangular demasiado la zona lumbar o generar inco-modidad o dolor en la caída en un vuelo. Buscamos perneras elásticas o de un ajuste rápido, cierre lumbar con hebillas de doble placa y porta equipos. Desempeño: que esté construido con materiales de bajo peso, respirables y en lo posible que sean pre formados, lo que permite una mejor adaptación al contorno del cuerpo. Igual de importante en este punto es la resistencia al desgaste por roce en la roca. Comodidad: punto no menor, por lo general en la escalada deportiva lo que se busca es ir desarrollándonos en la técnica y la potencia, lo que significa pasar horas colgados en la pared intentando solucionar problemas y avanzar en el grado, por lo que la comodidad de nuestro arnés es vital para permitirnos progresar sin terminar destruidos después de cada vuelo o un fin de semana de escalada.

* Hemos fijado la escala de 1 a 7 Pancho Herrera

ComparativadeProductos

Page 99: Escalando 36

6,5Puntos

6,3Puntos

6,1Puntos

6,3Puntos

ElipseBeal (Francia)bealplanet.com

VenusBeal (Francia)bealplanet.com

Ophir3SlideMammut (Suiza)mammut.ch

JasperC3Camp (Italia)camp.it

EspecificacionesPeso: 405gr –talla 1- Ajuste cintura: doble hebilla a ambos lados Ajuste perneras: doble hebilla Porta equipos: cuatro porta equipos recubiertos, 2 trabillas porta tornillos. Tipo Construcción: Web Core Tallas: 1 y 2 Precio: $44.900 Evaluación:Diseño: 6.5 Desempeño: 6.2 Comodidad: 6.8

Pros:al probarnos este arnés, destaca el par de hebillas para el ajuste en la cintura, pequeñas y dobles. Al estar a cada lado nos dan gran precisión en el calce, logrando que los porta equipos y la cinta de servicio queden correctamente posicionados. Además, para todos aquellos que suelen tener una talla “intermedia” que dificulta encontrar arnés, este tipo de ajuste otorga un calce perfecto.

Contras:la tela que recubre el arnés es delgada, lo que da gran respirabi-lidad, pero un mayor desgaste por la abrasión en la roca.

Comentarios: excelente arnés, un gran giro en lo que venía ofreciendo hasta ahora Beal, este modelo es cómodo, liviano y de muy buen ajuste tanto en las perneras como en la cintura. Podemos destacar que por el tipo de construcción, el peso se distribuye a lo largo de todo el material en la zona lumbar, lo que en un vuelo o al estar colgado en la pared no incomoda o estrangula excesivamente. Delgado y liviano, es perfecto para largas jornadas en roca o para salidas de escalada en hielo.

EspecificacionesPeso: 385gr –talla 1- Ajuste Cintura: doble hebilla Ajuste Perneras: ajuste rápido, Dynamic Fit Porta Equipo: cuatro porta equipos recubiertos Tipo de construcción: Web Core Tallas: 1 y 2 Precio: $39.900 Evaluación:Diseño: 6 Desempeño: 6.5 Comodidad: 6.5

Pros:al igual que el modelo Elipse, Venus está fabricado con la tecnología Web Core, que permite que el peso se distribuya de manera pareja en la zona lumbar, lo que entrega un arnés muy respirable, liviano y cómodo. Incorpora en las perneras un ajuste rápido con las hebillas plásticas Dynamic Fit (licencia Black Diamond), especial para deportiva, donde no necesitamos demasiado ajuste en esta zona. Contras:tanto por los materiales, el diseño y hasta la estética, este es un muy buen arnés a un exce-lente precio, lo único que podemos mencionar, es que las hebillas de las perneras, al ser plásticas, hay que tener cuidado en evitar pisarlas y en su transporte. Comentario: excelente opción precio/calidad. El buen ajuste en la cintura y el material liviano y cómodo hacen de este modelo una buena decisión tanto al iniciarse, como para quienes renuevan equipo y no quieren gastar de más.

EspecificacionesPeso: 430 gr.Ajuste Cintura: hebilla doble Ajuste Perneras: hebilla doble Porta Equipo: 4 porta equipos rígidos Tipo de construcción: doble banda de tejido Tallas: XS - XXL Precio: $39.900 Evaluación:Diseño: 6 Desempeño: 6.5 Comodidad: 6.5

Pros:durabilidad, esa sería la característica a destacar en este modelo de Mammut. Si bien es liviano y respirable, el tipo de tela y construcción otorga gran resistencia a la abrasión en la roca, además de añadir un recubrimiento plástico en la zona de encordamiento para entregar mayor protección, evitando un temprano desgaste por el excesivo roce de la cuerda.

Contras:difícil encontrar un punto bajo en este arnés, buen precio, excelentes prestaciones y gran durabilidad lo hacen una muy buena opción para los más fanáticos, quizás puede que la rigidez de los materiales no lo hagan el más adaptable al contorno del cuerpo de los que revisamos en esta comparativa.

Comentario: ésta es la opción para quienes invierten gran cantidad de tiempo en escalar, ya sea horas entrenando en gimnasio o roca. Este modelo está pensado para durar sin dejar de lado la comodidad. El tipo de construcción permite que el peso se distribuya en dos bandas que recorren la zona lumbar, lo que logra mayor comodidad al estar colgado. Existente en versión femenina (Ophira).

EspecificacionesPeso: 450gr –talla M- Ajuste Cintura: hebilla doble Ajuste Perneras: hebilla doble Porta Equipo: cuatro porta equipos, trabillas porta tornillos Tipo de construcción: cinta auto deslizante, recorre toda la zona lumbar. Tallas: S - L Precio: $37.900 Evaluación:Diseño: 6 Desempeño: 6.2 Comodidad: 6 Pros:todo terreno, los materiales destacan por ser los más robustos de la comparativa, los que permiten gran resistencia al roce, ideal para quienes pasan horas en la roca. El cinturón de espuma de 6mm es bastante cómodo sin ser demasiado pesado. Contras:si bien la idea de la cinta auto deslizante logra que el ajuste sea mas exacto y lo hace más versátil, se vuelve incómodo a la hora de un vuelo o permanecer mucho tiempo colgado. Comentario:vemos en el modelo de Camp un intento por presentar un arnés que se adapte a distintas tallas de la mejor manera, a través de la cinta que recorre la zona lumbar. Materiales muy durables y los espacios para porta tornillos lo hacen una excelente opción. Especial para quienes exigen al máximo el equipo o quienes quieran algo para deportiva, montañismo y hielo. El fabricante señala que el espesor de la espuma Eva, tanto en la zona lumbar como perneras, es diferenciado, lo que permite mayor respirabilidad y distribución del peso.

97

Page 100: Escalando 36

6,2Puntos

6,7Puntos

6,6Puntos

6,3Puntos

MomentumSABlack Diamond (USA)blackdiamondequipment.com

PrimroseSABlack Diamond (USA)blackdiamondequipment.com

SamaPetzl (Francia)petzl.com

SelenaPetzl (Francia)petzl.com

EspecificacionesPeso: 410gr Ajuste Cintura: hebilla doble Ajuste Perneras: hebillas rápidas –trakFit- Porta Equipo: cuatro porta equipos recubiertos Tipo de construcción: Dual Core Tallas: XS - XL Precio: $39.000 Evaluación:Diseño: 6 Desempeño: 6.5 Comodidad: 6

Pros:sin lugar a dudas es uno de los arneses más vendidos y uno de los preferidos a la hora de iniciarse a la escalada. Un rediseño del clásico de Momentum, esta versión es mucho más cómoda y liviana que los antiguos modelos. Fabricado en una espuma moldeada, entrega gran comodidad y se adapta de muy buena manera al cuerpo, buena respirabilidad y resistencia a la abrasión.

Contras:como ya lo mencionamos, hay que tener cuidado con las hebillas de las perneras ya que son pequeñas y plásticas.

Comentario:un modelo clásico de Black Diamond, el Momentum SA es una muy buena opción para todo tipo de escaladores. Cuatro porta equipos bien distribuidos, un buen y rápido ajuste en las perneras y gran comodidad al estar colgado son las características que resaltan en este modelo, la espuma lumbar destaca por lo cómoda.

EspecificacionesPeso: 338gr Ajuste Cintura: hebilla doble Ajuste Perneras: hebillas rápidas – trakFit- Porta Equipo: cuatro porta equipos recubiertos Tipo de construcción: Dual Core Tallas: XS - L Precio: $39.000 Evaluación:Diseño: 6 Desempeño: 6.5 Comodidad: 6.5

Pros:comodidad y durabilidad son las características que destacan al revisar este conocido modelo de Black Diamond. Al igual que la versión masculina Momentum, la construcción Dual Core que distribuye el peso a lo largo de dos cintas, añadiendo una delgada espuma preformada, logran un arnés resistente, cómodo y respirable.

Contras: tomando en cuenta la comodidad, durabilidad y precio, solo podemos mencionar en éste y el modelo masculino, la ausencia de trabilla porta tornillos, con ese simple detalle tenemos el arnés para todo.

Comentario:un clásico diseño a un buen precio hace de éste un arnés para todo tipo de salidas. Multi largos, deportiva o hasta hielo son escenarios en donde el Primrose se desenvolverá de una manera confortable y resistente.

EspecificacionesPeso: 340gr Ajuste Cintura: hebilla doble Ajuste Perneras: elástico Porta Equipo: cuatro porta equipos, trabilla porta tornillos. Tipo de construcción: Frame Construcción Tallas: S - XL Precio: $59.900 Evaluación: Diseño: 7 Desempeño: 6.6 Comodidad: 6.5

Pros: versatilidad, aquí se nota la gran experiencia de la marca Francesa a la hora de diseñar arneses. Cómodo y ligero, pero lo suficientemente “robus-to” para jornadas de tradicional o Big Wall. Desde que ajustamos la cinta de la cintura se nota una diferencia, muy liviano, y con gran ventilación, será como no llevarlo puesto. Fabricado con la tecnología FRAME permite que todo el peso recorra las costuras superiores e inferiores, añadiendo una delgada espuma se logra un material delgado pero resistente al desgaste.

Contras:solo podríamos mencionar el valor. Es una arnés tope de línea, tiene todo lo necesario, excelente diseño, pero a un precio muy superior a la media.

Comentario:podemos mencionar el ajuste elástico de las perneras, cómodo, de una buen tamaño, que permite evitar el uso de hebillas innecesario en jornadas de deportiva. Buen detalle la impresión de las instrucciones en la anilla de servicio.

EspecificacionesPeso: 360gr Ajuste Cintura: hebilla doble Ajuste Perneras: elástico Porta Equipo: cuatro porta equipos, trabillas porta tornillos Tipo de construcción: Frame Construcción Tallas: XS - M Precio: $59.900 Evaluación:Diseño: 6.5 Desempeño: 6.5 Comodidad: 7 Pros:si bien es la versión exacta en diseño y materiales del Sama, hay un trabajo en las medidas tanto del cinturón, como en la zona de la de unión en el frente que permite que se adapte de mejor forma al cuerpo de las mujeres. Contras: podríamos mencionar que los porta materiales traseros quedan demasiado al centro, haciendo más lento el acceso.

Comentario:ideal para mujeres que disfrutan de la escalada en todas sus modalidades. La gran comodidad y durabilidad de los materiales, además del espacio para porta tornillos y una muy buena adaptación del ajuste elasticado de las perneras, lo hacen perfecto para tradicional, escalda en hielo o jornadas de entrenamiento en el gimnasio.

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Juan Luis De Heeckeren

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Juan Luis De Heeckeren

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