entrevista a max tegmark

2
 N adie como Max Tegmark sabe manejar el conoci- miento acumulado para hacernos creer cosas apa- rentemente imposibles. Te cuenta lo más inverosímil que uno pue- da imaginarse, como que la mano asiendo un ordenador que cuelga de un brazo pegado a la espalda de alguien es tu propio ordenador asido por la misma mano colgando de tu brazo acoplado a tu espalda… pero en otro universo inalcanzable. Inalcanzable porque la velocidad a la que se extiende el espacio es mu- cho mayor que la de la luz que te permitiría verlo. Tegmark lo llama universos parale- los. Parece una idea descabellada, pero no deja de ser lo que predice la teoría más simple. Eso me dijo du- rante un encuentro reciente en Es- tados Unidos: “Si fueras un pez y es- tudiaras detenidamente el agua, tal vez descubrirías que existen mun- dos con hielo que jamás has visto”. Lo que más le gusta a Max Tegmark  –posiblemente, el más sabio de to- dos los físicos cuánticos; y, en todo caso, el más expresivo y cercano a la gente– es tambalear la concep- ción única que suele tener la gente de la realidad. El mundo más allá de las partículas que conocemos puede ser muy distinto y mucho más grande de lo que imaginába- mos. Con él, entendemos mucho mejor a los neurólogos cuando di- cen que el proceso de percepción aparentemente instantáneo es, en realidad, larguísimo. Descodica- mos primero la realidad que le lle- ga en forma de bits al cerebro para obtener lo esencial. En segundo lugar, la volvemos a codicar para situarla en su contexto. Luego la contrastamos con la imprecisa me- moria para colocarla en el tiempo  y compararla con sensaciones an- teriores. Y al nal de este inacaba- ble recorrido, expresamos nuestra impresión. ¿Hay alguien que pueda creerla o hacerla suya para siem- pre? Debiéramos dudarlo. Pero eso es lo que ha ocurrido siempre.  Antes estabamos conven- cidos de que la Tierra era el centro del universo; no solo eso, sino que mucha gente sigue convencida de que ellos mismos lo son: “lo que yo digo va a misa”, sentencian. Des- pués, como es bien sabido, descu- brimos que el Sol no daba vueltas alrededor de la Tierra, sino al con- trario: era nuestro planeta el que no paraba de girar alrededor de su estrella; la cual ni siquiera estaba en el centro del cosmos, sino en la parte exterior de una entre miles de millones de galaxias. La teoría de que existimos  en mun- dos distintos e inalcanzables solo tiene un inconveniente, aunque a primera vista parece demoledor. A Max Tegmark no le parece así, si- no todo lo contrario. Veamos. ¿Por qué demonios desperdiciaría la naturaleza tanta energía multipli- cando el número de universos? Los principios más básicos de la ges- tión, aunque fuera la gestión global de la energía, impondrían un cierto ahorro, contradictorio con la suso- dicha hipótesis. “No tener mundos paralelos sí que sería un desperdicio”, respon- de Tegmark. Basta con pensar en Mundos paralelos las pocas leyes de la física que nos permiten sobrevivir en este mundo particular. La existencia de univer- sos múltiples contribuye a explicar un hecho que, de otra forma, se- ría incomprensible. Porque cuesta creer la casualidad de que la vida apareciera justamente en el único espacio en donde las leyes básicas de la física permitían su existencia. Demasiada suerte, dirían muchos observadores. Hay muchos otros universos en el espacio que están muertos por completo. Nosotros hemos tenido la fortuna de habitar, justamente, uno de los pocos ámbitos en donde se dan las condiciones requeridas para que la biología prospere. No parece de sentido común que sea el único donde la vida pueda surgir. El cien- co cuántico Max Tegmark, segu- ramente, tiene un doble en otro de sus universos paralelos. Posiblemente es el más sabio de todos los físicos cuánticos; y, en todo caso, el más expresivo y cercano a la gente De quién hablamos: Max Tegmark (Esocolmo, 1967) es profesor del Insiuo de Tecnología de Massachusets (MIT). Esá especializado en la llamada cosmología de precisión, que consise en la combi- nación del rabajo eórico con el análisis de los daos procedenes de saéli es y elescopios. Sospecha Max Tegmark que al vez exisan muchos universos, donde rigen oras leyes de la física. Enonces, la vida no sería un fenómeno an casual como pensábamos. Mentes Maravillosas Por Eduardo Punset     A     R     T     U     R     O      A     S     E     N     S     I     O

Upload: ismael-avalos-perez

Post on 17-Jul-2015

528 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Entrevista a Max Tegmark

5/14/2018 Entrevista a Max Tegmark - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/entrevista-a-max-tegmark 1/2

Nadie como Max Tegmarksabe manejar el conoci-miento acumulado parahacernos creer cosas apa-

rentemente imposibles. Te cuentalo más inverosímil que uno pue-da imaginarse, como que la manoasiendo un ordenador que cuelgade un brazo pegado a la espaldade alguien es tu propio ordenadorasido por la misma mano colgando

de tu brazo acoplado a tu espalda…pero en otro universo inalcanzable.Inalcanzable porque la velocidad ala que se extiende el espacio es mu-cho mayor que la de la luz que tepermitiría verlo.

Tegmark lo llama universos parale-los. Parece una idea descabellada,pero no deja de ser lo que predice lateoría más simple. Eso me dijo du-rante un encuentro reciente en Es-tados Unidos: “Si ueras un pez y es-tudiaras detenidamente el agua, talvez descubrirías que existen mun-dos con hielo que jamás has visto”.

Lo que más le gusta a Max Tegmark  –posiblemente, el más sabio de to-dos los ísicos cuánticos; y, en todocaso, el más expresivo y cercano ala gente– es tambalear la concep-ción única que suele tener la gentede la realidad. El mundo más alláde las partículas que conocemospuede ser muy distinto y muchomás grande de lo que imaginába-

mos. Con él, entendemos muchomejor a los neurólogos cuando di-cen que el proceso de percepciónaparentemente instantáneo es, enrealidad, larguísimo. Descodifca-mos primero la realidad que le lle-ga en orma de bits al cerebro paraobtener lo esencial. En segundo

lugar, la volvemos a codifcar parasituarla en su contexto. Luego lacontrastamos con la imprecisa me-moria para colocarla en el tiempo y compararla con sensaciones an-teriores. Y al fnal de este inacaba-ble recorrido, expresamos nuestraimpresión. ¿Hay alguien que puedacreerla o hacerla suya para siem-pre? Debiéramos dudarlo.

Pero eso es lo que ha ocurridosiempre. Antes estabamos conven-cidos de que la Tierra era el centrodel universo; no solo eso, sino quemucha gente sigue convencida deque ellos mismos lo son: “lo que yodigo va a misa”, sentencian. Des-pués, como es bien sabido, descu-brimos que el Sol no daba vueltasalrededor de la Tierra, sino al con-trario: era nuestro planeta el queno paraba de girar alrededor de suestrella; la cual ni siquiera estabaen el centro del cosmos, sino en laparte exterior de una entre milesde millones de galaxias.

La teoría de que existimos en mun-dos distintos e inalcanzables solotiene un inconveniente, aunque aprimera vista parece demoledor. AMax Tegmark no le parece así, si-no todo lo contrario. Veamos. ¿Porqué demonios desperdiciaría lanaturaleza tanta energía multipli-cando el número de universos? Losprincipios más básicos de la ges-

tión, aunque uera la gestión globalde la energía, impondrían un ciertoahorro, contradictorio con la suso-dicha hipótesis.

“No tener mundos paralelos sí quesería un desperdicio”, respon-de Tegmark. Basta con pensar en

Mundos paraleloslas pocas leyes de la ísica que nospermiten sobrevivir en este mundoparticular. La existencia de univer-sos múltiples contribuye a explicarun hecho que, de otra orma, se-ría incomprensible. Porque cuestacreer la casualidad de que la vidaapareciera justamente en el únicoespacio en donde las leyes básicasde la ísica permitían su existencia.Demasiada suerte, dirían muchos

observadores.

Hay muchos otros universos enel espacio que están muertos porcompleto. Nosotros hemos tenido laortuna de habitar, justamente, unode los pocos ámbitos en donde sedan las condiciones requeridas paraque la biología prospere. No parecede sentido común que sea el únicodonde la vida pueda surgir. El cien-tífco cuántico Max Tegmark, segu-ramente, tiene un doble en otro desus universos paralelos. e

Posiblmnt s l más sabio d todos

los físicos cuánticos; y, n todo caso, l

más xprsivo y crcano a la gnt

D quiénhablamos:Max Tegmark

(Esocolmo,

1967) es

profesor del

Insiuo de

Tecnología de

Massachusets

(MIT). Esá

especializadoen la llamada

cosmología

de precisión,

que consise

en la combi-

nación del

rabajo eórico

con el análisis

de los daos

procedenes

de saélies y

elescopios.

Sospecha Max Tegmark que al vez exisanmuchos universos, donde rigen oras leyesde la física. Enonces, la vida no sería unfenómeno an casual como pensábamos.

Mnts Maravillosas

Por Eduardo Punst

Page 2: Entrevista a Max Tegmark

5/14/2018 Entrevista a Max Tegmark - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/entrevista-a-max-tegmark 2/2