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ENTRE LAS BESTIAS Y LOS DIOSES. DEL ESPÍRITU DE LAS LEYES…RESEÑAS

El autor parte de la consideraciónaristotélica que “fuera de la so-ciedad el hombre es una bestia oun dios”. Señala que es imposi-ble erigir una sociedad modernay justa sin que la ley sea el ejemismo de la convivencia. Todaslas diferencias caben dentro dela ley, pero sin un profundo res-peto por la legalidad, el caossiempre amenazará. Ese es elprimer paso: el respeto a la leypara dejar de ser bestias.

“No habrá un México justosi no es un país donde se cum-plan las leyes”, que deben estaren la mente de cada uno de losciudadanos y no compiladas enlos códigos, y parafrasea aCicerón, “si queremos ser libres yprósperos, sólo nos queda seresclavos de la ley”.

En esta obra, el autor nostransporta a un recorrido históricoen el que nos guía y ofrece infor-mación amplia y reflexiva sobre

Entre las bestias y los dioses.Del espíritu de las leyes y de

los valores políticos.Reyes Heroles, Federico, Océa-no, México, 2005, 250 pp.

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RESEÑAS

cómo el hombre, a través deltiempo, ha construido la culturaciudadana y política, el resultadoes un análisis actual de la situa-ción legal de la política mexica-na. Reyes Heroles nos anima aencarar nuestra cultura de ilega-lidad, lo que el mismo llama “elpeor lastre para el desarrollo ymodernización de nuestro país”.

Desentraña los pormenoresde algunos aspectos relacionadoscon los orígenes de nuestra cultu-ra latina, ligados con vicios degobernabilidad como la corrup-ción; aborda el tema de la demo-cracia, concebida como el anhelode sociedades de gobiernos auto-ritarios y señala que aquella nose da por generación espontáneani se garantiza por el ejercicioelectoral, se debe encontrar en lacultura, en la administración de-mocrática y eficiente de la diversi-dad y la unidad; debemos encon-trar, subraya, el punto de intersec-ción entre la identidad particular,individual y colectiva, sin un pac-to democrático sólido no hay cer-tidumbre jurídica. Sin certidumbreno hay construcción y por endeprosperidad, es necesario que losciudadanos conozcan hasta dón-

de puede llegar la diferencia, ydónde comienza el territorio deconvivencia. Para el autor, el retoes educar ciudadanos que incor-poren categorías universales, enel que todos los miembros de unasociedad estén ciertos de lo quetienen que ceder para ganar.

En el mismo sentido, pre-senta información detallada sobrela identidad nacional, cuestiona eltipo de nacionalismo que tenemosy que queremos, y sobre todoplantea preguntas como: ¿por quéla prosperidad no logra instalarseen nuestro país?, propone quenos paremos frente al espejo ydescubramos las flaquezas denuestro ser ciudadano: “No somosdioses, pero podemos dejar atrásla carga de bestialidad que toda-vía llevamos, de acuerdo con laslecciones de Aristóteles”.

El rechazo casi expresoque nos merecen los valores po-líticos axiales como el respeto dela legalidad nos ha traído conse-cuencias nefastas, entre las másimportantes destaca la de un de-sarrollo económico notoriamenteinsuficiente para atender las ne-cesidades de la población y paraponernos a tiempo con el mundo.

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ENTRE LAS BESTIAS Y LOS DIOSES. DEL ESPÍRITU DE LAS LEYES…

Destaca que aquel que viveen sociedad, el que ha accedido yestá convencido de las bondadesde ese acuerdo civilizatorio que davida a la ciudad, a la civitas, eseser humano puede ser llamadosimple y llanamente ciudadano,que ejerce sus derechos y cumplecon sus obligaciones. Él es para símismo y para la sociedad. Es ellay sólo ella la que le garantiza se-guridad y poder ejercer sus dere-chos a plenitud. Son el uno parael otro y por el otro.

Finalmente, apunta el autor,la moral y la ética es lo que nosdistingue de la naturaleza, de labestia. Esa es la diferencia cen-tral. Así entendidos el Estado y lasociedad como su cimiento, noson un hecho fortuito o graciosasconcesiones. Por el contrario,son el fruto de actos deliberados,de una construcción sistemáticade valores comunes, que abra-zan a un grupo humano.

Podemos vencer nuestrosfantasmas, la ilegalidad y la co-rrupción como los más temidos,pero tenemos que proponérnoslo,creerlo e iniciar todos la lucha envarios frentes: las empresas en suámbito, a través de sanciones y

estímulos; los gremios deprofesionistas procurando una res-ponsabilidad cabal en sus miem-bros; los sindicatos con códigosde ética que incentiven una acti-tud cotidiana de respeto a sí mis-mos y a los demás; los partidospolíticos con actuaciones quesean ejemplo de rectitud, actua-ciones que por desgracia hoy noson muy frecuentes; los maestrosa través del aparato educativo,asumiendo la enorme y honrosí-sima responsabilidad de educarincluso con los gestos; los mediosde comunicación, que tienen elprivilegio de penetrar los hogaresde decenas de millones de mexi-canos, con un bombardeo siste-mático de valores de integridad per-sonal que llegue al gran público.

Finalmente, los padres defamilia que tienen entre sus ma-nos el arte de educar, moldeandoauténticos ciudadanos; en suma,la legalidad entendida como actocotidiano que encauza las accio-nes humanas, y entre ellas laeconomía, el respeto a la leypara dejar de ser bestias.

L. Gabriela Cortés RuizDGEP/PA