ensayo sobre la identidad
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“De la
Maldición de
Malinche al
Síndrome de
los Hijos de la
Violada.”
Autor: Manuel Aniano Zurita López.
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ÍNDICE Introducción 3
Origen pluriétnico de la
Mexicanidad 5
La identidad del mexicano 6
Cómo definir nuestra
Identidad nacional 7
La Maldición de Malinche 11
El Síndrome de los Hijos de
la Violada 15
Enfrentamientos del pasado
y odios del presente 24
Conclusión 27
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INTRODUCCIÓN
La salud psicosocial del mexicano ha estado
amenazada por el “malinchismo” y por el hasta
hoy no definido “Síndrome de los Hijos de la
Violada”.
Sobre la identidad del mexicano se han
escrito mil y una barbaridades. Sobre todo hemos
visto que muchos autores se han aproximado al
tema con errores básicos que pueden agruparse de
la siguiente manera:
a) Los que después de descubrir y saborear
plenamente sus complejos, los describen en algún
ensayo o libro y los atribuyen a todos los
mexicanos.
b) Los académicos de mente cerrada que
solamente se restringen al uso de las
clasificaciones antropológicas de cuño europeo,
que le quedan muy chicas a México o a toda la
América Latina y terminan afirmando que no
tenemos identidad o nacionalidad.
c) Los enanos intelectuales que se “fusilan” las
obras de las dos primeras categorías y preparan
“refritos” vergonzantes que se dedican a justificar
o a atacar lo que leyeron y terminan denigrando su
identidad y haciendo más oscuridad sobre el tema.
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Cuando encontramos un error o una forma
de conducta que no consideramos deseable, no
basta con describirla, es muy importante plantear
lo que consideramos la posible solución.
Lo que consideramos indeseable o negativo
corresponde a nuestra muy particular visión de lo
analizado, pero siempre debiéramos guardar una
buena dosis de tolerancia para lo que resulte
diferente a nuestra opinión, para poder
manifestarnos respetuosos respecto a la diversidad
en el universo. Con un tolerante respeto que nos
permita cambiar de opinión, cuando y cuanto sea
necesario, para la sana razón y para la convivencia
armónica con la totalidad de nuestro entorno.
Para los que buscamos constantemente ser
mejores, está claro que el esfuerzo es básicamente
interior, debemos ser mejores aquí y ahora, de lo
que fuimos antes, mejores respecto a nosotros
mismos, no respecto a los otros, ya que al tratar
de ser mejores que los demás es muy probable que
equivoquemos la orientación de nuestros
esfuerzos. No hay por qué buscar la superioridad
sobre alguien más, ya que eso nos lleva a vanos
enfrentamientos, el objetivo es llegar a ser
mejores de lo que actualmente somos, sin más
presión y objetivo que el placer de mejorar a cada
instante.
Al difundir estas ideas pretendo que puedan
llegar a ser útiles para quien las lea. Si le sirven:
bueno. Si no, diviértase y conserve el buen humor.
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ORIGEN PLURIÉTNICO DE
LA MEXICANIDAD
Aquí y ahora es tiempo de reconocer en
nosotros el rostro mestizo de la mexicanidad.
Mexicanidad no es hispanidad excluyente
de lo indígena: la mexicanidad incluye todos los
elementos propios de nuestros orígenes. También
mexicanidad no es indigenismo excluyente de la
hispanidad. México se ha nutrido también de la
raza negra y la sangre de las migraciones
orientales.
Actualmente hay en México más de 50
etnias indígenas de origen prehispánico con sus
diferentes lenguas; también tenemos una gran
influencia negra que nos da nuestro perfil
“rumbero y jarocho” completamente afroantillano.
Y se podrían mencionar infinidad de diferentes
características heredadas de todas las razas y
países del mundo, pero por sabido se hace
innecesario mencionarlo. Para las mentes
estrechas que sólo pueden utilizar clasificaciones
antropológicas arcaicas, resulta que somos un
grupo social no clasificable de acuerdo a sus
parámetros académicos.
Si México es actualmente un país
pluriétnico, la mexicanidad lógicamente tiene
características pluriculturales; de ahí la
vocación universalista de la mexicanidad…!
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LA IDENTIDAD DEL
MEXICANO
El proceso necesario para definir nuestra
identidad como mexicanos, incluye en sí dos
universos de análisis: el social y el individual.
La calidad de la salud psíquica del hombre
moderno, está ligada en forma directamente
proporcional a la claridad definitoria de su
identidad personal.
Para conocer nuestra identidad individual,
necesitamos conocernos a nosotros mismos: ¿Qué
y quién soy?, ¿de dónde vengo?, ¿a dónde voy?…
Para conocer nuestra identidad sociológica
necesitamos conocer nuestro entorno social: ¿Qué
somos los mexicanos?, ¿de dónde venimos?, ¿a
dónde vamos?.
Los esfuerzos para identificar nuestra
pluriétnica identidad nacional deben encaminarse
para procurar la creación dentro de nuestro ser
interno, de un profundo respeto a la diversidad;
incluyendo las ancestrales y las modernas formas
culturales de todos nuestros antepasados y de toda
la humanidad. Ya es hora de despertar y de
manifestarnos con un profundo y verdadero
humanismo universalista.
Es conveniente aclarar a qué me refiero
cuando menciono que ya es tiempo de despertar:
la palabra despertar alude al hecho de tornarnos
conscientes, me refiero al proceso denominado
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“darse cuenta”. Podemos afirmar que cuando nos
damos cuenta de una realidad en forma completa
y panorámica; estamos conscientes de esa
realidad.
En la medida en que nos damos cuenta de la
realidad hasta el grado de comprenderla, en esa
misma medida estamos posibilitados para resolver
los problemas de esa porción de la realidad.
Para ejemplificar prácticamente esta última
premisa, podemos afirmar que:
Para resolver problemas personales se necesita
consciencia de si.
Para resolver problemas familiares se necesita
consciencia familiar.
Para resolver problemas de clase, se necesita
consciencia de clase.
Para resolver problemas nacionales, se necesita
consciencia nacional.
Para resolver problemas del género humano, se
necesita consciencia humanista.
Para resolver problemas del planeta, se
necesita consciencia planetaria.
Para resolver los próximos problemas con el
sistema solar, se necesitará consciencia
cósmica.
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¿COMO DEFINIR NUESTRA
IDENTIDAD NACIONAL?
A fin de lograr definir nuestra identidad
individual y social como mexicanos, proponemos
tres puntos de vista inamovibles, como
herramientas básicas en el análisis de la realidad:
Respeto por el pasado.
Orgullo por el presente.
Confianza en el futuro.
RESPETO POR EL PASADO.- Tan respetable
nuestra raíz indígena, como nuestros orígenes
europeos. Respetables todos nuestros ancestros.
Esta actitud de respeto a nuestras raíces y a
nuestros ancestros, hace posible que podamos
admirar por igual la estética y la filosofía de los
poemas de Nezahualcoyotl o de la obra de Miguel
Cervantes. Y nos permite conciliar la inconsciente
contradicción que permanentemente surgía en la
sensación de que si nos gustaba la música
española (por ejemplo el Concierto de Aranjuez),
traicionábamos nuestra indianidad y viceversa.
El reconocimiento respetuoso de nuestros
orígenes, nos permite nutrirnos con lo mejor de
los valores de nuestras raíces.
¿De dónde y cómo fue implantada en
nuestro psiquismo la necia idea de que debemos
escoger entre lo indígena o lo europeo cuando
ambos legados forman parte de nuestra herencia?
¿Quién o qué nos obliga a desechar o a despreciar
parte de lo que nos pertenece?
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Parece que existe una trampa en cada uno
de los lados opuestos: por un lado está el
“Malinchismo” y por otro “El Síndrome de Los
Hijos de la Violada”. La solución está en
mantenernos en el justo medio, libres de odios
o complejos para que podamos manifestar
nuestra actual vocación universalista como
individuos y como nación.G
ORGULLO POR NUESTRO PRESENTE.- Somos los victoriosos herederos de las luchas del
pasado: no somos ni el invasor ni el invadido,
somos la síntesis, aquí y ahora somos los
victoriosos herederos de la dualidad enfrentada en
el pasado, seres humanos capaces de encarnar el
más profundo humanismo universalista. Somos
los mestizos que llevamos en nuestra información
genética lo mejor de la selección natural a través
de milenios. Somos los padres de la futura raza
única del planeta.
CONFIANZA EN QUE PODREMOS
CUMPLIR CON NUESTRO DESTINO
HISTORICO.- Confiamos en poder transmitir a
las generaciones posteriores lo mejor de los
valores intelectuales, emocionales y psicomotores
generados por toda la humanidad, en vías a la
consecución del acrecentamiento de la
Consciencia.
Nuestra obligación como padres y madres
de familia, es transmitir a nuestros hijos lo que
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consideramos mejor: más bueno, más útil, más
hermoso y más justo. Nadie tiene derecho a
imponernos sus conceptos, pero nosotros tenemos
la obligación autoimpuesta por amor, de educar a
nuestros hijos de la mejor manera posible. Por lo
tanto debemos tomarnos el tiempo necesario para
pensar y meditar en lo que estamos transmitiendo
a nuestros hijos y evaluarlo.
Para evaluar todas y cada una de nuestras
acciones así como los ejemplos y consejos que
damos a nuestros hijos, basta con cuidar y
procurar que cada uno de estos esfuerzos sea: útil,
bueno, hermoso, amoroso y justo tanto para ellos
como para nosotros, para el resto de la
humanidad, y para todo lo que nos rodea. Si
nuestro ejemplo, consejo, regaño o correctivo
cumple con esos requisitos, no nos hará falta la
asesoría de alguna otra persona sabia para educar
correctamente a nuestros hijos. Haremos brotar de
nuestro interior la sabiduría innata a todo ser
humano.
Recuérdelo, que todas nuestras acciones
sean: justas, amorosas, bondadosas, hermosas y
útiles. Tanto para nosotros como para todo lo que
nos rodea.
Una utilidad práctica de lo anterior podría
aplicarse a evaluar cómo regaño a mis hijos. Y
cuando el regaño que damos resulte tanto en la
forma como en sus resultados: útil, justo,
amoroso, hermoso y bondadoso, habremos
triunfado como padres y como seres humanos.
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LA MALDICIÓN DE
MALINCHE
En México, existe un fenómeno social
ampliamente conocido como “la maldición de
Malinche” que, sin ser exclusivo de este país, en
otros países puede manifestarse con otros
nombres.
Para todo el pueblo mexicano actual, es
muy familiar y conocida la palabra
“malinchismo”. Hace referencia a una nefasta
tendencia de algunos grupos desarraigados a
preferir lo extranjero por encima de lo mexicano,
aun en condiciones de igualdad, ya que
lógicamente se prefiere lo que en realidad es
mejor cuando se tiene que hacer una elección.
Pero el malinchismo se caracteriza por una actitud
prejuiciosa de aquellas personas que consideran
por principio que lo extranjero es sinónimo de
mejor calidad; y, el problema de esta actitud es,
precisamente, la falsa creencia de que lo nacional
o autóctono es inferior: situación que puede ser
reflejo externo de un simple complejo de
inferioridad aunque, en muchos casos es
únicamente una manifestación del esnobismo
xenófilo que puede manifestarse en cualquier
lugar del mundo por parte de los seres inseguros,
inmaduros y emocionalmente inestables.
Se ha escrito tanto respecto al
“malinchismo”, que no nos detendremos a escribir
más respecto a esta trampa psicológica en la que
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muchos seres inteligentes pueden caer y han
caído. Y nos concretaremos a describir las
características que norman la conducta de los
afectados a fin de hacer más fácil la detección y
corrección de los síntomas indeseables en
nosotros mismos.
CARACTERÍSTICAS DEL SER AFECTADO
POR “EL MALINCHISMO”:
Prefiere lo extranjero a lo nacional.
Lamenta profundamente no haber nacido
extranjero.
Desprecia su origen autóctono y procura
resaltar sus probables orígenes europeos.
Cree en forma prejuiciosa que los extranjeros
son mejores.
Cree que los nacionales son esencialmente
inferiores.
Trata mejor a los extranjeros que a los
nacionales y desprecia a los indígenas.
Considera a los indígenas una plaga que debe
ser eliminada.
Le duele ser mestizo.
Si es criollo procura conservar un acento
extranjero, para impresionar a los nacionales.
Responsabiliza a su origen mestizo y
especialmente a los indígenas de todas sus
insatisfacciones, frustraciones y deficiencias
personales.
Quiere generalizar para todos los nacionales sus
deficiencias personales y pretende hacer creer
que sus complejos individuales son
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características de todos los mexicanos: incluso
lo llegan a poner por escrito.
Utiliza la palabra “nopal”, para calificar lo que
considera inferior.
Cuando usa la palabra “indio” la utiliza como
insulto o como adjetivo calificativo despectivo.
Carece de universalidad y manifiesta racismo
contra los indígenas de su país.
Cree que hablar en alguna lengua extranjera lo
hace superior a sus connacionales.
Cree que la piel blanca es mejor que la piel
morena.
No quisiera ser moreno.
Quisiera ser rubio y de ojos claros.
Es incapaz de reconocer la belleza de otros
grupos raciales distintos al caucásico.
Dice que está conforme con el color de su piel
pero que un poco más de blanco le sentaría
mejor.
Prefiere las canciones en otros idiomas, por
ejemplo el rock en inglés aunque no entienda lo
que dicen, mientras que el rock en español le
parece “naco”.
Prefiere festejar el Halloween en lugar del Día
de Muertos.
Para mostrar su desacuerdo con la acción o
actitud de alguien usa la expresión “No seas
indio” con una marcada connotación de
desprecio. Usa también el dicho “No tiene la
culpa el indio sino quien lo hace compadre”.
Cuando dos productos en venta tienen el mismo
precio, prefiere comprar el de origen extranjero,
prejuzgando que debe de ser de mejor calidad
que el nacional.
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La lista podría extenderse con muchos otros
conceptos, pero no viene al caso enunciar toda la
serie de actitudes indignas que algunos espíritus
pequeños insisten en adoptar.
Lo realmente útil de estos breves
señalamientos estriba en recordarlos para evitarlos
y para darnos cuenta del error que cometemos al
actuar de conformidad con ellos.
Si alguien ha caído en esta trampa está justo
a tiempo para salir de ella. ¡SÍ SE PUEDE !
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EL SÍNDROME DE LOS
HIJOS DE LA VIOLADA
Cuando nació el malinchismo, no llegó
solo, en el mismo parto vio la luz su opuesto, el
“Síndrome de los hijos de la violada”.
Así como existe el “malinchismo”, también
ha surgido su contraparte, la cual no ha sido bien
estudiada hasta nuestros días. Por la gran
importancia que este síndrome tiene en el México
moderno, dedicamos este capítulo a su
descripción con la finalidad de que las personas
afectadas por él, puedan encontrar alivio y
remedio a su mal.
En la historia de la humanidad siempre
ha habido guerras.
Durante las guerras en todos los
diferentes países del mundo, ha habido
violaciones.
Desde el pasado remoto hasta el presente,
las violaciones son un factor común, casi
siempre presente en las guerras.
Durante las guerras se da una secuencia
de muerte-violación-nueva vida que
origina el nacimiento de los futuros
ciudadanos resultantes de las violaciones.
En ningún país, excepto en México, se
hace la mitificación mortificadora de los
resultados de la violación.
Entre algunos estratos sociales de
México se ha desarrollado hasta los
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extremos esa mitificación mortificadora
de los resultados de las violaciones
ocurridas durante la época de la colonia,
al grado de haber dado origen al
“síndrome de los hijos de la violada”.
En México, hay grupos empeñados en
fomentar el crecimiento del síndrome de
los hijos de la violada.
Es importante denunciar este mal que
aqueja a algunos estratos de la población en
México; por lo tanto, se da a continuación, por
primera vez en la historia, la información
correspondiente para su control y erradicación.
¿Qué es el “Síndrome de los Hijos de
la Violada”?
Definición del síndrome:
Conjunto de signos y síntomas, agrupados
en una entidad clínica, característicos de un
estado patológico del psiquismo, que afecta a la
conducta del individuo.
Es una patología que afecta exclusivamente
a la población mestiza, es altamente contagiosa y
daña profundamente a la familia y al entorno
social del afectado.
SÍNTOMAS, SIGNOS Y DIAGNÓSTICO de
los individuos afectados por el síndrome:
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SÍNTOMAS PRIMARIOS
Promueve la exaltación del acontecimiento
violatorio, para estigmatizar y condenar al
violador. Haciéndolo objeto permanente de sus
ataques y digno depositario de todos los
insultos que pueda concebir. Objeto útil para la
conservación, promoción y multiplicación de
sus sentimientos de odio, rencor y frustración.
Justificación de su imposibilidad para
manifestar perdón y sobriedad.
Se identifica como partidario, admirador, socio,
cómplice, seguidor o hijo espiritual de la
violada.
Reacciona violenta e irracionalmente cada vez
que alguien o algo trata curarlo de su
padecimiento.
Define a los españoles, o a algún grupo
masculino específico, como salvajes violadores,
al igual que a todos sus descendientes, tanto
ciertos como supuestos.
Todo el odio no resuelto contra su figura
paterna lo canaliza contra un grupo humano
cualquiera, en principio contra los españoles,
pero puede ampliarse contra cualquiera que no
comulgue con sus ideas fanáticas.
Responsabiliza a cualquier grupo humano,
especialmente a los españoles, de todas sus
insatisfacciones, frustraciones y deficiencias
personales, con un sentido fatalista, por
sintiéndose descendiente ya sea del violador, ya
sea de los hombres que no supieron defender a
la que fue violada y maldiciendo al primero por
abusador y a los segundos calificándolos de
mediocres, cobardes, sumisos o ignorantes.
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Se reconoce como descendiente de la indígena
violada pero no puede reconocer que también
es descendiente del violador. Porque enmascara
su profundo deseo de eliminar a la figura
paterna para poseer en exclusividad los dolores
de la figura materna.
Sin pertenecer a ninguna tradición sagrada de
origen indígena, se pone los guaraches para
impresionar en ciertas ocasiones; pero todo el
resto del tiempo usa calzado.
Carece de universalidad y manifiesta alguna
forma de racismo, especialmente sus fobias
contra los extranjeros (exceptuando a los
miembros del sexo opuesto).
Es profundamente antihispano.
Critica las actuales manifestaciones indígenas,
en todos los elementos que muestren elementos
mestizos. Se solaza en menospreciar a los
actuales indígenas que conservan sus
tradiciones bajo las formas sincréticas de la
danza conchera, santiagueros, matachines, etc.
Es realmente Xenófobo y aparentemente
“autoctonófilo”.
Vive una profunda e inconsciente frustración
por la falta de aceptación y valoración de la
totalidad de sus raíces y esto lo hace rencoroso
y ocasionalmente violento.
Niega y le duele su mestizaje.
Todos los síntomas y signos primarios están
marcados por la presencia de odio y por el
rechazo de los elementos de una realidad que no
puede ser modificada. Y son precisamente estos
síntomas los que corresponden a la patología
propia del síndrome.
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SÍNTOMAS SECUNDARIOS
Son capaces de utilizar grandes cantidades de
tiempo y esfuerzo hasta convertirse en eruditos
intelectuales para justificar razonablemente su
padecimiento.
Son fanáticos defensores de los indígenas del
pasado e indiferentes observadores de las
penurias y miserias de los indígenas actuales.
Desprecia a sus connacionales si no están de
acuerdo con él (la mayoría), por lo que vive en
una constante desarmonía.
Se pretende indígena sin serlo, rechazando de
hecho su realidad mestiza.
Sin pertenecer a ninguna tradición sagrada, se
disfraza de indígena solamente para asistir a
algunas reuniones culturales y todo el resto del
tiempo vive vestido a la europea.
No habla ninguna de las lenguas indígenas,
habla en español. En ocasiones ha estudiado un
poco de alguna lengua autóctona y pretende
que todos hablen en el País la lengua
prehispánica que estudió y que ni siquiera
domina plenamente, solo la balbucea.
Cuando habla muy bien alguna lengua
prehispánica, pretende que toda la mexicanidad
sea exclusivamente la indianidad del grupo
étnico con el que más se identifica,
menospreciando inconscientemente a los demás
grupos indígenas que habitan en el País y han
heredado otro lenguaje.
Hay incongruencia con la indianidad que
predica y su forma de vida. Es extremista en
sus exigencias para con los demás e indulgente
con sus propios errores.
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Se opone a reconocer los aspectos positivos de
sus antepasados europeos, prefiriendo
insultarlos. Prefiere denigrarse al menospreciar
a sus antepasados españoles con tal de
manifestar su odio xenófobo.
Los signos y síntomas secundarios, son
indicativos externos de la posibilidad del
padecimiento, pero no son concluyentes para
efectuar el diagnóstico por sí mismos. Siempre
será necesario que estén acompañados de
síntomas primarios, que son los realmente graves.
SÍNTOMAS Y SIGNOS MARGINALES
Cuando se habla de estos temas, siempre “se
pone el saco”.
Para señalar algo que no vale, o carece de
importancia, usan la expresión: “me vale
madre” o la contracción simple de “me vale…”.
Los signos y síntomas marginales son numerosos.
Aquí señalamos únicamente éstos. Dada su poca
utilidad para los fines diagnósticos, los hemos
omitido para hacer más ágil el estudio y
reconocimiento del síndrome de los hijos de la
violada.
DIAGNÓSTICO Para poder diagnosticar si alguien está afectado
por del Síndrome de los Hijos de la Violada, es
necesario que un profesional de la salud
identifique cuando menos uno de los signos
patológicos primarios y dos de los signos y
síntomas patológicos secundarios.
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Como existe el convencimiento de que este
padecimiento puede ser fácilmente diagnosticado,
se ha trabajado para elaborar la clasificación de
los síntomas en primarios, secundarios y
marginales, con el objetivo de dejarlos expresados
en forma simple y clara, a fin de posibilitar el
autodiagnóstico.
Cualquier persona que identifique en sí misma
alguno de los síntomas y signos enunciados,
puede considerarse como candidato a padecer el
Síndrome de los Hijos de la Violada. Por lo que se
le recomienda realizar un profundo análisis de
conciencia. En caso de duda y si lo considera
necesario: solicite la ayuda de una persona que
sea de toda su confianza y que le conozca bien,
para que le diga si está usted afectado con algún
síntoma que le haya pasado desapercibido.
CONSIDERACIONES PARA EVITAR
ERRORES EN EL DIAGNOSTICO:
A fin de no cometer errores de diagnóstico
que obliguen a posteriores aclaraciones,
expresamente se indican las excepciones que no
han quedado muy claras en los párrafos
anteriores. Quedan excluidos todos los miembros
de las tradiciones sagradas que no presenten ni un
solo síntoma primario, ya que en ellos los
síntomas secundarios y marginales no resultan
patológicos y su saneamiento irá aparejado con su
crecimiento personal dentro de su tradición,
conforme vaya creciendo paso a paso.
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También quedan excluidos de la
posibilidad de padecer el síndrome: todos los
actuales miembros de los grupos de promoción y
rescate de la cultura indígena que no presenten
ningún síntoma primario, aunque se consideran
grupos de riesgo ya que, si se descuidan, pueden
desarrollar síntomas primarios aún sin darse
cuenta. Por lo que se recomienda un seguimiento
permanente por parte de la persona de su grupo
familiar con la que tenga más cercanía afectiva o
por un observador imparcial que le sirva de
testigo.
GRADACIÓN DEL PADECIMIENTO E
INDICACIONES TERAPÉUTICAS BASICAS.
Se ha establecido una clasificación simple
del grado de afección que fluctúa del uno al siete
dependiendo de la intensidad de las lesiones
psicopatológicas que pueden ser ocasionadas por
la cantidad de síntomas y signos. Y se señalan las
instrucciones básicas necesarias para obtener
ayuda en el tratamiento curativo.
SINTOMAS Y SIGNOS
PATOLOGICOS
TERAPIA
SUGERIDA
I Sólo signos y síntomas
marginales
Sanan casi
automáticamente
después de razonar
sobre este tema
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II Cualquier cantidad de
marginales con menos de 3
secundarios y ninguno
primario
Sanan fácilmente
después de razonar
ayudados por los
conceptos vertidos
en este libro.
III
Ningún primario con
menos de 6 secundarios
Pueden resolver su
padecimiento por sí
mismos, con un
proceso de
meditación
IV Solamente uno primario
con menos de 4
secundarios
Pueden resolver su
padecimiento por sí
mismos, iniciando
un proceso de
meditación profunda
e impulsados por el
deseo personal de
superación de estas
deficiencias.
V De 2 a 5 primarios con más
de 5 secundarios
Deben ser tratados
por un
psicoterapeuta, o un
auténtico y
experimentado guía
espiritual
VI Más de 6 primarios con
más de 6 secundarios
Deben recibir
psicoterapia,
hipnoterapia
profunda, o
tratamiento
psiquiátrico. Según
posibilidades
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VII Presentan todos los signos
y síntomas
Requieren de la
intervención directa
de Dios.
ENFRENTAMIENTOS DEL
PASADO Y ODIOS DEL
PRESENTE
En 1521, los pueblos de la actual Ciudad de
México pelearon heroicamente contra los ejércitos
tlaxcaltecas, antes sojuzgados por los meshicas y
en ese momento capitaneados por los invasores
españoles a los cuales se habían aliado.
Recordemos que la conquista y pacificación
de la Nueva España la realizaron los ejércitos
tlaxcaltecas, motivados por el odio ancestral
contra sus dominadores prehispánicos y las
promesas (que después nunca cumplieron) de los
españoles de que compartirían el poder.
El precio en sangre, dolor y penurias para el
nacimiento de nuestra nación ya fue pagado, pero
desde 1521 hasta la fecha, durante medio milenio,
se ha consolidado esta nación basándose en
injustas relaciones. Durante la época colonial las
injusticias fueron cometidas por los invasores
europeos llevados por el afán de riqueza material.
La destrucción sistemática de los conocimientos
científicos y espirituales del mundo indígena fue
propiciada por la mentalidad oscurantista de la
jerarquía eclesiástica de la época.
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Resulta lamentable la pérdida y destrucción
de una avanzada civilización y la desaparición de
increíbles y avanzados conocimientos científicos
y espirituales.
Es importante recordar que tanto
los españoles como los indígenas son
nuestros antepasados.
En la actualidad es fácil despertar en otros
el odio contra los antiguos invasores españoles y
fomentar en nosotros el desprecio por la
ignorancia e incomprensión que los llevó a
destruir tantos tesoros culturales, que eran el
resultado de milenios de observación,
experimentación y esfuerzos.
Pero es importante que todos nosotros
reflexionemos y nos tomemos el tiempo para
pensar en forma constructiva sobre la posibilidad
de construirnos un mundo mejor.
El camino del despertar de la consciencia,
el camino de la luz y el progreso evolutivo, el
camino de la salud psicosocial, no puede estar
sembrado de odios, rencores, complejos y
tinieblas.
Los acontecimientos del pasado son
irremediables. Nada podemos hacer para
cambiarlos. Nuestras posibilidades de acción y
cambio están aquí y ahora.
La única actitud sana ante los hechos del
pasado, es la de la reconciliación personal de las
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opuestas y disímbolas emociones que el
conocimiento de esos lejanos acontecimientos
despierta en nuestros seres mestizos. Por eso
proponemos la contemplación de los hechos
antiguos en forma respetuosa para tomar de ese
nuestro pasado, lo mejor y más útil; para que nos
sirva en el presente.
En lugar de apenarnos, exaltarnos u
ofuscarnos por los enfrentamientos del pasado, en
lugar de juzgar a los personajes de nuestra
historia, lo justo sería evaluar a nuestra propia
persona y todas nuestras actitudes actuales, así
como las acciones y tendencias de las
contemporáneas instituciones del poder militar,
político, y económico.
Todos y cada uno de nosotros debemos
evaluar hasta dónde, en la actualidad, nos
prestamos consciente o inconscientemente a
reproducir las condiciones de injusticia
impuestas por nuestros antepasados meshicas y
españoles.
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CONCLUSIÓN
Algunos sectores del pueblo mexicano se
han autoflagelado con un manejo exacerbado y
fanatizante de los acontecimientos históricos,
hechos similares a los que han estado expuestos
muchos otros países del mundo y que han sido
una parte normal de su integración.
No podemos permitir quedarnos atrapados
en alguno de los extremos representados por el
binomio de “La Maldición de Malinche” por un
lado y el “Síndrome de los Hijos de la Violada”
por el otro.
Tal vez existan muchas soluciones, aquí
proponemos el uso simultáneo de tres actitudes
que pueden definir positivamente nuestra
identidad como mexicanos:
Respeto por el pasado
Orgullo por el presente
Confianza en el futuro.
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