enrique vila-matas - ventanas iluminadas

2
ENRIQUE VILA-MATAS TEXTOS índice autobiografía imágenes obra traducciones premios textos la vida de los otros recomendaciones eventos TEXTOS en el WEB La pasión crítica Un plato fuerte de la China destruida Intertextualidad y metaliteratura Hotel Attraction (Gaudí) Café Perec Querido Chet Doble shandy La bibliothèque de la chambre obscure Terreur cheyenne Al di là di Gutenberg La inteligencia de Renard Ay, mi estimado señor Catálogo de ausentes El falso extranjero Corazón tan tricolor La vida según Hemingway Ventanas iluminadas The Roger Smith Hotel Anatomía del desastre Me senté y lloré Georges Perec en su laberinto París se acaba en Marigny Kafka in Manhattan Pierre Bayard, voyageur casanier Scrivere è smettere di essere scrittore Por el dolor de llamar La levedad, ida y vuelta Grandes tarados sin sentimientos Metaliterario La tumba súbita Aragonés total VENTANAS ILUMINADAS. Estoy pensando en el gran escritor argentino Roberto Arlt y en aquella mañana de 1929 en la que sus compañeros de trabajo le encontraron en la redacción del periódico con los pies sin zapatos sobre la mesa, llorando, los calcetines rotos. Tenía enfrente un vaso con una rosa mustia. Ante las preguntas y las angustias de sus amigos, dijo: -¿Pero no ven la flor? ¿No se dan cuenta que se está muriendo? Son las cuatro de la madrugada en Barcelona y soy yo ahora el que tiene enfrente un vaso con una rosa mustia. El vaso no me quita la angustia, pero me ayuda aún más a pensar en Roberto Arlt. En realidad pienso en él desde que ayer un amigo literato me preguntó si en alguna ocasión, al igual que hiciera Arlt en otros días, me había fijado en las ventanas iluminadas a las cuatro de la madrugada. Hizo una pausa, y luego añadió: “Hay muchas historias en ellas”. Y es verdad, las hay. Lo sé muy bien yo ahora, perfectamente insomne en mi personal zona de angustia, a las cuatro de la madrugada. Y es que acabo de ver, más allá de la rosa mustia, la misteriosa ventana recién iluminada de un vecino, y de inmediato me he preguntado qué historia habrá en ella, qué estará sucediendo ahí en ese interior. A Roberto Arlt, hombre de grandes intuiciones, las ventanas iluminadas en la alta madrugada le mantenían despierto en muchas noches interminables: “Nada más llamativo en el cubo negro de la noche que un rectángulo de luz amarilla. ¿Quiénes están ahí adentro? ¿Jugadores, ladrones, suicidas, enfermos? ¿Nace o muere alguien en ese lugar? Ventana iluminada en la alta madrugada. Si se pudiera escribir todo lo que se oculta detrás de tus vidrios biselados o rotos se escribiría el más angustioso poema que conoce la humanidad.” Mirando desde mi zona de angustia esa ventana iluminada del vecino, mi imaginación se ha despertado y he pensado, en primer lugar, en alguien que a estas horas está navegando por la infinita red de la pantalla de su ordenador. No sé por qué he elegido esta opción. El hecho es que muchas veces, al comenzar desde una zona de angustia un texto sonámbulo como éste, pretendo llevar a cabo un acto que me permita situarme en este mundo. Pero también es cierto que, en cuanto escribo la primera frase, mi angustia me deja algo parecido a un regusto de sollozo ante una rosa mustia, pues veo que mi mundo ha quedado ya de inmediato limitado. Mi angustia viene de mi deseo de ser yo mañana una persona distinta, alguien no atado a la primera frase de sus escritos. Y logro calmarla ahora al ponerme a pensar que tal vez mi vecino está espiando otra ventana iluminada en la alta madrugada, y esa ventana es la mía y para él yo puedo estar ahora a punto de suicidarme, o tal vez celebrando un dinero ganado en un casino de juego, o, simplemente, ser alguien al que, de tanto mirar a la rosa mustia o a la luz de su ordenador, se le han quemado las pupilas. Ventanas que son faros en la alta madrugada. Hay muchas historias en ellas. Historias de ladrones con linternas o de moribundos que dictan su último testamento. Historias de madres que se inclinan atormentadas de sueño sobre una cuna. Historias de parejas que hacen el amor o de tipos que charlan interminablemente sobre el misterio del universo. Historias de insomnes que piensan que el más angustioso poema que se puede escribir sobre la humanidad está ahí, en las ventanas iluminadas de las cuatro de la madrugada. Ventana iluminada del vecino, la que estoy ahora contemplando. Es la ventana de alguien que se ha asomado a la Red y tiene a su disposición el mundo entero, sin limitaciones. Me tiene incluso a mí, espía estéril que aspira a que mañana sea otro día y yo no siga siendo el que ha escrito este texto que nació sonámbulo en la alta madrugada. Tal vez mañana consiga yo ser otro, pero creo que seguiré siendo el que una vez más intentará de nuevo situarse en este mundo y, para ello, desde la gran zona de angustia de la Red, volverá a escribir la primera frase sonámbula de un escrito que, de nuevo, será incapaz de abarcar un mundo que, como el hondo aire azul, no está en ninguna parte, y es interminable. Enrique Vila-Matas Enrique Vila-Matas: Textos. Ventanas iluminadas. http://www.enriquevilamatas.com/textos/textventana.html 1 de 2 12/04/2016 15:05

Upload: ciriacobrizuela

Post on 10-Jul-2016

219 views

Category:

Documents


3 download

TRANSCRIPT

Page 1: Enrique Vila-Matas - Ventanas Iluminadas

ENRIQUE VILA-MATAS TEXTOS

índice autobiografía imágenes obra traducciones premios textos la vida de los otros recomendaciones eventos

TEXTOS en el WEB

La pasión crítica

Un plato fuerte de la China destruida

Intertextualidad y metaliteratura

Hotel Attraction (Gaudí)

Café Perec

Querido Chet

Doble shandy

La bibliothèque de la chambre obscure

Terreur cheyenne

Al di là di Gutenberg

La inteligencia de Renard

Ay, mi estimado señor

Catálogo de ausentes

El falso extranjero

Corazón tan tricolor

La vida según Hemingway

Ventanas iluminadas

The Roger Smith Hotel

Anatomía del desastre

Me senté y lloré

Georges Perec en su laberinto

París se acaba en Marigny

Kafka in Manhattan

Pierre Bayard, voyageur casanier

Scrivere è smettere di essere scrittore

Por el dolor de llamar

La levedad, ida y vuelta

Grandes tarados sin sentimientos

Metaliterario

La tumba súbita

Aragonés total

VENTANAS ILUMINADAS.

Estoy pensando en el gran escritor argentino

Roberto Arlt y en aquella mañana de 1929 en

la que sus compañeros de trabajo le

encontraron en la redacción del periódico con

los pies sin zapatos sobre la mesa, llorando,

los calcetines rotos. Tenía enfrente un vaso con

una rosa mustia. Ante las preguntas y las

angustias de sus amigos, dijo:

-¿Pero no ven la flor? ¿No se dan cuenta que se

está muriendo?

Son las cuatro de la madrugada en Barcelona y

soy yo ahora el que tiene enfrente un vaso con

una rosa mustia. El vaso no me quita la

angustia, pero me ayuda aún más a pensar en

Roberto Arlt. En realidad pienso en él desde que

ayer un amigo literato me preguntó si en

alguna ocasión, al igual que hiciera Arlt en otros

días, me había fijado en las ventanas

iluminadas a las cuatro de la madrugada. Hizo

una pausa, y luego añadió: “Hay muchas

historias en ellas”.

Y es verdad, las hay. Lo sé muy bien yo ahora,

perfectamente insomne en mi personal zona de

angustia, a las cuatro de la madrugada. Y es

que acabo de ver, más allá de la rosa mustia,

la misteriosa ventana recién iluminada de un

vecino, y de inmediato me he preguntado qué

historia habrá en ella, qué estará sucediendo

ahí en ese interior.

A Roberto Arlt, hombre de grandes intuiciones,

las ventanas iluminadas en la alta madrugada

le mantenían despierto en muchas noches

interminables: “Nada más llamativo en el cubo

negro de la noche que un rectángulo de luz

amarilla. ¿Quiénes están ahí adentro?

¿Jugadores, ladrones, suicidas, enfermos?

¿Nace o muere alguien en ese lugar? Ventana

iluminada en la alta madrugada. Si se pudiera

escribir todo lo que se oculta detrás de tus

vidrios biselados o rotos se escribiría el más

angustioso poema que conoce la humanidad.”

Mirando desde mi zona de angustia esa ventana

iluminada del vecino, mi imaginación se ha

despertado y he pensado, en primer lugar, en

alguien que a estas horas está navegando por

la infinita red de la pantalla de su ordenador.

No sé por qué he elegido esta opción. El

hecho es que muchas veces, al comenzar desde

una zona de angustia un texto sonámbulo como

éste, pretendo llevar a cabo un acto que me

permita situarme en este mundo. Pero también

es cierto que, en cuanto escribo la primera

frase, mi angustia me deja algo parecido a un

regusto de sollozo ante una rosa mustia, pues

veo que mi mundo ha quedado ya de inmediato

limitado.

Mi angustia viene de mi deseo de ser yo

mañana una persona distinta, alguien no atado

a la primera frase de sus escritos. Y logro

calmarla ahora al ponerme a pensar que tal vez

mi vecino está espiando otra ventana iluminada

en la alta madrugada, y esa ventana es la mía y

para él yo puedo estar ahora a punto de

suicidarme, o tal vez celebrando un dinero

ganado en un casino de juego, o, simplemente,

ser alguien al que, de tanto mirar a la rosa

mustia o a la luz de su ordenador, se le han

quemado las pupilas.

Ventanas que son faros en la alta madrugada.

Hay muchas historias en ellas. Historias de

ladrones con linternas o de moribundos que

dictan su último testamento. Historias de madres

que se inclinan atormentadas de sueño sobre

una cuna. Historias de parejas que hacen el

amor o de tipos que charlan interminablemente

sobre el misterio del universo. Historias de

insomnes que piensan que el más angustioso

poema que se puede escribir sobre la humanidad

está ahí, en las ventanas iluminadas de las

cuatro de la madrugada.

Ventana iluminada del vecino, la que estoy ahora

contemplando. Es la ventana de alguien que se

ha asomado a la Red y tiene a su disposición el

mundo entero, sin limitaciones. Me tiene incluso

a mí, espía estéril que aspira a que mañana sea

otro día y yo no siga siendo el que ha escrito

este texto que nació sonámbulo en la alta

madrugada. Tal vez mañana consiga yo ser otro,

pero creo que seguiré siendo el que una vez

más intentará de nuevo situarse en este mundo

y, para ello, desde la gran zona de angustia de

la Red, volverá a escribir la primera frase

sonámbula de un escrito que, de nuevo, será

incapaz de abarcar un mundo que, como el

hondo aire azul, no está en ninguna parte, y es

interminable.

Enrique Vila-Matas

Enrique Vila-Matas: Textos. Ventanas iluminadas. http://www.enriquevilamatas.com/textos/textventana.html

1 de 2 12/04/2016 15:05

Page 2: Enrique Vila-Matas - Ventanas Iluminadas

índice autobiografía imágenes obra traducciones premios textos la vida de los otros recomendaciones eventos

www.enriquevilamatas.com

Enrique Vila-Matas: Textos. Ventanas iluminadas. http://www.enriquevilamatas.com/textos/textventana.html

2 de 2 12/04/2016 15:05