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Tema 10 Los espacios industriales 1. El proceso de industrialización español. 1.1 La tardía y fragmentaria participación de España en la Revolución Industrial El proceso de industrialización se inició en España con retraso en comparación con otros países de Europa occidental. Además, mientras en los países más avanzados los motores del proceso fueron la siderurgia y la industria textil, en nuestro país el primer impulso industrializador se basó en el desarrollo del sector agroalimentario. La inicial industrialización española contó con varias desventajas: la explotación de los minerales por el capital extranjero que los transformó en el exterior impidiendo el desarrollo de una industria de transformación ligada a la minería; la mala calidad del carbón, materia prima clave de la Primera Revolución industrial; el escaso capital disponible, que se invirtió en la tierra, y de espíritu empresarial; el retraso tecnológico, que obligaba a importar prácticamente toda la maquinaria industrial; la baja demanda de productos industriales, causada por el atraso económico y el bajo crecimiento demográfico y el bajo nivel de vida de la población. A esto hubo que sumar la progresiva pérdida de los territorios coloniales ( después de costosas campañas militares) y la notable inestabilidad política interior que se extendió a lo largo de todo el siglo XIX. Todos estos factores hicieron que el comienzo de la industrialización en España se retrasara hasta bien entrado el siglo XIX. El tímido comienzo industrial español del siglo XIX se basó primero en el desarrollo de la industria agroalimentaria ( harineras y bodegas, principalmente) y después de la siderurgia y de la industria textil. Además, este tímido despegue industrial solo se produjo en unas áreas muy localizadas y aisladas entre sí: Andalucía ( agroalimentaria), Asturias, el País Vasco ( Siderurgia y Metalurgia ) y Cataluña ( industria textil). Todas ellas favorecidas por la cercanía de materias primas y de instalaciones portuarias, aunque también fue decisivo el 1

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Page 1: Web viewTema 10 Los espacios industriales. 1. El . proceso de industrialización. español. La tardía y fragmentaria participación de España en la Revolución Industrial

Tema 10 Los espacios industriales1. El proceso de industrialización español. 1.1 La tardía y fragmentaria participación de España en la Revolución Industrial

El proceso de industrialización se inició en España con retraso en comparación con otros países de Europa occidental. Además, mientras en los países más avanzados los motores del proceso fueron la siderurgia y la industria textil, en nuestro país el primer impulso industrializador se basó en el desarrollo del sector agroalimentario. La inicial industrialización española contó con varias desventajas: la explotación de los minerales por el capital extranjero que los transformó en el exterior impidiendo el desarrollo de una industria de transformación ligada a la minería; la mala calidad del carbón, materia prima clave de la Primera Revolución industrial; el escaso capital disponible, que se invirtió en la tierra, y de espíritu empresarial; el retraso tecnológico, que obligaba a importar prácticamente toda la maquinaria industrial; la baja demanda de productos industriales, causada por el atraso económico y el bajo crecimiento demográfico y el bajo nivel de vida de la población. A esto hubo que sumar la progresiva pérdida de los territorios coloniales ( después de costosas campañas militares) y la notable inestabilidad política interior que se extendió a lo largo de todo el siglo XIX. Todos estos factores hicieron que el comienzo de la industrialización en España se retrasara hasta bien entrado el siglo XIX.

El tímido comienzo industrial español del siglo XIX se basó primero en el desarrollo de la industria agroalimentaria ( harineras y bodegas, principalmente) y después de la siderurgia y de la industria textil. Además, este tímido despegue industrial solo se produjo en unas áreas muy localizadas y aisladas entre sí: Andalucía ( agroalimentaria), Asturias, el País Vasco ( Siderurgia y Metalurgia ) y Cataluña ( industria textil). Todas ellas favorecidas por la cercanía de materias primas y de instalaciones portuarias, aunque también fue decisivo el hecho de que el desarrollo de la incipiente red ferroviaria española beneficiara especialmente a estas regiones.

Las primeras décadas del siglo XX, hasta la Guerra Civil, fueron de crecimiento industrial lento pero progresivo. El despegue industrial fue favorecido por la adopción de medidas proteccionistas ( que gravaba con impuestos la importación de productos industriales extranjeros), la amplia difusión de la energía eléctrica y la favorable coyuntura exterior debida a la neutralidad de España en la Primera Guerra Mundial, que favoreció las exportaciones españolas de productos agroalimentarios y manufactureros y el desarrollo de la producción carbonífera nacional. Pero además de estos factores hubo otros que influyeron de manera notable en algunas fases de esta etapa, como por ejemplo el fomento de las obras públicas durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera, que aumentó de manera espectacular la producción de cemento y hierro. Todos estos factores permitieron que tuviera lugar no solo el crecimiento de la producción industrial sino también la diversificación industrial con el desarrollo de nuevos sectores industriales pues junto con la industria siderúrgica y la textil se desarrollaron la metalúrgica y o la química. Sin embargo, desde el punto de vista territorial aumentaron todavía más las diferencias que se establecieron en la primera etapa de la industrialización entre el litoral, más industrial, y el interior, eminentemente rural, con la excepción de Madrid

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La Guerra Civil y la posguerra acabaron con esta etapa de crecimiento. La Guerra Civil (1936-1939) produjo un descenso notable de la producción industrial por la destrucción de instalaciones industriales, la necesaria reordenación hacia una industria de guerra y la falta de mano de obra. Durante la década de los años 40 y 50 el aislamiento el régimen de Franco sufrió el aislamiento político y económico internacional por haber apoyado al Eje durante la II Guerra Mundial. La respuesta del régimen fue el desarrollo de una política económica autárquica e intervencionista. La Autarquía aseguró a la industria nacional el mercado interior al evitar la competencia exterior mediante medidas proteccionistas, pero dificultó la importación de materias primas e impidió la modernización tecnológica. El proteccionismo consistió en la intervención directa del Estado en la economía por ejemplo mediante la creación del el I.N.I o Instituto Nacional de Industria. El INI fue un holding de empresas públicas que tenían el monopolio de la producción de distintas ramas industriales, muchas de carácter estratégico: ENDESA( Empresa Nacional de Electricidad) energía eléctrica), RENFE ( Red Española de Ferrocarriles), SEAT ( Sociedad Española de Automóviles de Turismo), la CAMPSA ( Producción y distribución de petróleo). El INI contribuyó al desarrollo de la industria pesada pero en muchas ocasiones las industrias tenían escasa rentabilidad y un gran atraso tecnológico.

1.2La época del desarrollismo ( décadas de los sesenta y setenta)El Plan de Estabilización de 1959 fue un conjunto de medidas económicas que

supuso el fin de la política autárquica y la liberalización de la economía española que hasta entonces había estado intervenida por el Estado. El resultado del Plan de Estabilización fue el despegue industrial de España en una etapa conocida como “ desarrollismo”( la industria pasó a aportar el 34% del PIB ). La liberalización de las importaciones ( especialmente de materias primas y maquinaria), el bajo precio del petróleo en esa época y el aumento de capitales procedentes del turismo, que se empezaba a desarrollar en las costas mediterráneas españolas, provocaron la llegada de capital extranjero y de importantes multinacionales, principalmente del sector del automóvil, la siderurgia y la química, que llegaron atraídas por los bajos salarios y conflictividad social. Para favorecer las exportaciones se devaluó la peseta y se congelaron los salarios.

Este importante crecimiento industrial se volvió a dar principalmente en los tradicionales focos industriales de Cataluña, Madrid y el País Vasco, y en algunas capitales de provincia litorales, lo que, unido al gran éxodo rural que se produjo en estos años, dio lugar a un agravamiento de los desequilibrios territoriales y a que hubiera un trasvase muy brusco de la población activa desde la agricultura a la industria. Para conseguir un desarrollo industrial equilibrado de todas las regiones españoles se crearon los polos de desarrollo, áreas urbanas en las que se favoreció la instalación de industrias mediante incentivos ( desgravaciones fiscales, bajo precio del suelo industrial, créditos a bajo interés) con la idea de generar un proceso de concentración industrial similar al que se había producido de forma espontánea en las regiones mas avanzadas. Algunos fueron del de Valladolid, Vigo, A Coruña, Zaragoza. Los Polos de Promoción Industrial( Burgos y Huelva) se crearon en las zonas más deprimidas donde las subvenciones a las empresas eran del 100% de la inversión inicial. El I.N.I en este momento redujo su protagonismo, se redujeron las aportaciones del Estado debiendo buscar recursos en los mercados de capital. Si bien estas políticas consiguieron el desarrollo de nuevos focos industriales, no lograron evitar la tradicional dicotomía entre zonas industriales periféricas y atraso industrial del centro peninsular.

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1.3La crisis y la reconversión industrial ( décadas de los setenta y ochenta)A partir de 1975 España entró en una profunda crisis industrial debido a factores

externos e internos. El factor externo fue el aumento espectacular de los precios del petróleo que se produjo a raíz del conflicto bélico de 1973 en Oriente Medio ( guerra del Yom Kippur) y que afectó a todos los países industrializados a partir de 1975. Además las industrias surgidas de la II Revolución industrial ( siderurgia, naval) tuvieron que sufrir la competencia de los Nuevos Países Industriales o NPI (Corea, Singapur), con costes de producción más bajos. Los factores internos que acentuaron la crisis industrial en España fueron varios. Primero, la gran dependencia del petróleo de España, mayor que la del resto de los países europeos industrializados. Segundo, crisis política, que afectó negativamente a la economía al retrasar la adopción de las políticas de ajuste necesarias para hacer frente a la crisis debido a lo delicado de la situación política en el paso de la dictadura a la democracia. Tercero, las deficiencias estructurales de la industria española heredadas del período desarrollista, como la dependencia tecnológica exterior, la especialización en sectores industriales que consumían mucha energía, el pequeño tamaño de la mayoría de las empresas española lo que dificulta la reinversión para la mejora de la productividad. Cuarto, la escasa inversión en investigación y desarrollo ( solo un 0.33% del PIB) que restó posibilidades de adaptación a la crisis desarrollando nuevos tipos de industrias.

El desarrollo de la crisis bien conocido: la inflación producida por el aumento del precio del petróleo provocó una reducción de la demanda interior a la que se sumó la reducción de las exportaciones por la falta de competitividad de nuestras empresas lo cual condujo al cierre de empresas que aumentó el paro. Entre 1975 y 1980 se perdieron 800. 000 puestos de trabajo.

La principal consecuencia de la crisis industrial en España fue el importante retroceso de los subsectores industriales en los que tradicionalmente se había basado el crecimiento industrial de nuestro país en los años sesenta y principios de los setenta: las industrias básicas ( siderometalúrgica y naval, principalmente) o la industria textil. Lógicamente la primera consecuencia fue la reducción del empleo industrial en un 28% entre los años 75 y 85 ( casi un millón de puestos de trabajo) lo que provocó la elevación de la tasa de desempleo hasta niveles muy superiores a los de los principales países europeos. Se pasó de una tasa de desempleo del 3.8 % de la población activa en 1975 al 21.9% diez años después ( 16,.2%) en la industria. La crisis afectó más a unos sectores industriales que a otros. Los sectores que más sufrieron los efectos de la crisis fueron los de textil/ metalurgia básica y de transformación, Por el contrario hubo sectores industriales que por el menor consumo energético se adaptaron bastante bien a este período de crisis, como es el caso de las industrias químicas, de alimentación, sectores informático y de telecomunicaciones, que fueron aumentando paulatinamente, como es el caso del sector informático. Desde el punto de vista territorial, la consecuencia más importante fue la detención del proceso de concentración industrial que se había dado en las décadas de los sesenta y setenta en las áreas más industriales, como el País Vasco, Cataluña, Asturias. La especial concentración de las empresas más afectadas por la crisis ( siderurgia, astilleros, electrodomésticos) en estas regiones hizo que se acusara profundamente el impacto de la crisis convirtiéndose en áreas en declive con numerosos problemas económicos, sociolaborales y ambientales.

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La reconversión industrial es el conjunto de medidas tomadas a partir de 1980 para hacer frente a la crisis industrial. Para asegurar la viabilidad a medio plazo de las industrias se sanearon financieramente las empresas concediendo ayudas públicas para modernizarlas tecnológicamente, lo cual condujo a una reducción de las plantillas. El INI se hizo cargo de algunas empresas con déficit, otras, no viables debido a la competencia de los nuevos países industriales, se cerraron definitivamente. La reconversión industrial afectó a los sectores de la II Revolución Industrial, como el sidero-metalùrgico y el de construcción naval. La consecuencia fue la desindustrialización de ciertas áreas, especialmente la cornisa cantábrica, y un alto coste social en forma de numerosas pérdidas de empleos, principalmente en el País Vasco, Madrid, Cataluña, Valencia y Asturias.

Para favorecer la recuperación de las áreas en declive se desarrollaron políticas de reindustrialización mediante la creación de las llamadas Zonas de Urgente Reindustrialización ( ZUR). Las ZUR fueron donde se promovían las inversiones necesarias para reactivar el tejido industrial y generar puestos de trabajo en ciudades o comarcas gravemente afectadas por la reconversión industrial, favorecer el progreso técnico incorporando las industrias a la “ tercera revolución industrial”, y la diversificación de la estructura productiva. Las empresas que deseaban instalarse en una de estas áreas tenían que pertenecer a sectores viables económicamente y generar un número adecuado de nuevos puestos de trabajo ( preferentemente empleando parados a causa de la reconversión industrial). A cambio, se beneficiaban de importantes ventajas fiscales y financieras y subvenciones por puesto de trabajo generado. Estas zonas se agrupaban en siete áreas, que englobaban en total 80 municipios. Estaban localizadas en Galicia ( El Ferrol y Vigo), Asturias ( cuenca central), País Vasco ( área metropolitana de Bilbao), Andalucía ( bahía de Cádiz), Cataluña ( área metropolitana de Barcelona) y Madrid.

Los resultados no tuvieron todo el éxito deseado. Aunque la inversión efectuada fue muy alta, la generación de empleo no llegó a la cuarta parte de lo esperado y además tuvo un carácter muy selectivo pues la mitad de los proyectos y empleos se crearon en Madrid y Barcelona. De todos modos en la primera década del siglo XXI la industria española se había convertido en el sector de actividad más productivo contribuyendo a que la economía española creciera por encima de la media europea aunque se reducía su peso dentro de la economía en aportación al PIB y población activa por la terciarización de la economía. Sin embargo, buena parte del dinamismo industrial español era ficticio al basarse en buena parte en el subsector de la construcción.

1.4Reestructuración industrial. Nuevo modelo industria de cambio de siglo.La entrada de España en la CEE en 1986 aumentó la presión sobre muchas

empresas españolas obligadas a participar en un mercado único muy competitivo lo cual obligó a una segunda reconversión industrial en la década de los noventa. Debido a las directrices de la U.E, el INI tuvo que vender numerosas empresas ( privatización) como SEAT, REPSOL o TELEFÓNICA y cerrar otras.

La crisis de las décadas de los setenta y ochenta fue el punto de arranque de la tercera revolución industrial en la que se sustituyó el modelo industrial fordista surgido a principios del siglo XX por otro post-fordista. En el primero las industrias punta eran la industrias siderúrgicas, químicas, metalúrgicas, que consumían gran cantidad de

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espacio y de energía y eran muy contaminantes dando lugar a los llamados paisajes negros. El nuevo modelo industrial de la Tercera Revolución Industrial se caracteriza por la existencia de industrias punta como la informática, las telecomunicaciones, la biotecnología y la microelectrónica, que se basan en una gran inversión en I+D+I. Estas industrias consumen menos espacio y energía y son menos contaminantes, se ubican en parques tecnológicos y reducen su tamaño al externalizar algunas fases del proceso de producción subcontratando a otras empresas.

La globalización de la economía ha impuesto además un nuevo modelo industrial en que las empresas fragmentan su proceso de producción trasladando las fábricas a los países emergentes donde los costes de producción son más bajos debido a sus menores costes salariales ( deslocalización). Si bien algunas empresas españolas han deslocalizado algunas de sus plantas de producción en China, India o el norte de África ( Zara, Alfonso Domínguez), se corre el riesgo de que las multinacionales del automóvil que tienen sus plantas de producción en España las deslocalicen a su vez.

El nuevo modelo industrial, la terciarización de la economía y la deslocalización industrial inciden en la reducción del porcentaje de la población ocupada en el sector secundario y su aportación al PIB frente al crecimiento de la importancia del sector terciario ( terciarización de la economía). El descenso del número de trabajadores empleados en el sector secundario se ha producido en números absolutos y sobre todo en el porcentaje de la población activa ocupada frente a los otros sectores: en 1985 uno de cada cuatro trabajadores estaba trabajando en la industria, mientras que en la actualidad ese sector sólo acoge al 16% del total de ocupados.

2. La industria española actual. Problemas Problemas de la industria española

La industria española presenta una serie de problemas estructurales que dificultan de manera importante la plena integración en los modelos surgidos de la tercera revolución industrial y que además contribuyen de manera notable a que sea más vulnerable a crisis financiera de la segunda década del siglo XX. Primero, el predominio de las pequeñas y medianas empresas ( PYMES). Baste decir que actualmente más del 90% de las empresas españolas tienen menos de 500 trabajadores y de estas casi tres cuartas partes tienen menos de 50 trabajadores, lo que provoca que las inversiones en investigación y en modernización sean muchas veces insuficientes y que sus productos sean generalmente más caros y menos competitivos que los de las grandes empresas multinacionales. Segundo, la deficiente inversión en investigación y desarrollo, pues aunque en los últimos años en España se ha realizado un importante aumento en inversiones en I+D+I, todavía sigue sin acercarse a los niveles de los principales países de la UE, ya que en la actualidad la inversión española en este campo se cifra en poco más de la mitad de la media de la U.E. Esta reducida inversión en I+D+I en el sector industrial español, además de ser un problema en sí misma, provoca el tercer problemas estructurales de la industria española actual: la excesiva dependencia tecnológica, ya que para crear tecnología hay que dedicar un esfuerzo importante en I+D+I, Así, España es un país que crea poca tecnología, por lo que la mayoría tiene que ser importada del exterior y ello significa mayores costes de producción y por consiguiente una menor competitividad frente a la mayoría de las empresas extranjeras, que poseen un importante capital tecnológico propio.

La última ampliación de la U.E ha supuesto también un desafío para la industria española. Estos países disfrutan de una mayor proximidad al gran eje industrial europeo y su mano de obra es más barata y a veces de mayor cualificación por lo que suponen una dura competencia y

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un peligro de deslocalización industrial para industrias como la del automóvil dependientes del capital extranjero.

La crisis actual de la industria es el resultado de factores exógenos y endógenos. Factor exógeno es la crisis financiera internacional que estalla en 200 y afecta también a la economía española. Factor endógeno es el estallido de la burbuja inmobiliaria que ha producido la ruina de numerosas empresas de construcción y de las Cajas de Ahorros. El aumento del paro en la construcción, al contraer la demanda, ha extendido la crisis a todo el sector productivo español y ha hecho aumentar el déficit público ( al producirse el descenso de los ingresos de la Seguridad Social ). Al aumentar el déficit público ha aumentado el interés que el Estado debe pagar por la obtención de capital en los mercados internacionales (prima de riesgo). De esta manera la petición de un rescate para la banca y del Estado han hundido la economía española y el nivel de vida de los españoles en el momento actual.

.Los sectores industriales maduros, dinámicos y punta.

En la industria española cabe distinguir entre subsectores maduros, dinámicos y sectores punta. Los subsectores tradicionales o maduros aún siguen teniendo peso importante, son poco competitivos, todavía están en proceso de reconversión, como el siderúrgico, el naval, el textil o el de los electrodomésticos.

Desde hace años cada vez tienen más empuje una serie de subsectores dinámicos que se caracterizan por una demanda interior y exterior importante, un gran peso de las nuevas tecnologías y una presencia fuerte de inversiones extranjeras: el automovilismo, el químico y el agroalimentario. Estos subsectores dinámicos tienen mayor competitividad, mayor productividad y especialización y estructuras empresariales más flexibles y adecuadas a las realidades impuestas por la tercera revolución industrial.

El sector automovilístico es el más importante de los subsectores industriales dinámicos de nuestro país, siendo uno de los más exportadores ( octavo productor mundial en la actualidad ) y con el mayor número de empleos del sector secundario. La principal característica es la gran importancia de la inversión extranjera ya que hay una importante presencia de factorías de las principales multinacionales del sector, como el grupo PSA ( Citröen y Peugeot), Ford, Wolkswagen-SEAT, General Motors, Renault, Mercedes o Nissan. La importancia de este sector en nuestro país también tiene que ver con el gran número de empresas auxiliares, de fabricación de componentes de automóvil que se han ido creando, normalmente, cerca de las factorías, y que ajustan su producción a la demanda en tiempo real de las plantas de montaje de coches ( sistema Just In Time).

El sector químico también está en expansión aunque tiene una dependencia excesiva del exterior, hay que la presencia del capital foráneo es muy importante y su competitividad exterior es todavía escasa por la excesiva atomización de las empresas del sector y por la escasa inversión en investigación y desarrollo ( I+ D+ I) Las empresas químicas más importantes son las de transformación, de manera especial las relacionadas con los productos farmacéuticos y cosméticos muy concentradas en Cataluña, y en menor medida, en Madrid. Por otro lado, la química de base o petroquímica, muy desarrollada alrededor de las refinerías de petróleo, presenta un cierto estancamiento por la falta de inversiones y los problemas medioambientales que genera.

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El tercer sector industrial dinámico en España es el agroalimentario, cuya principal diferencia con los anteriores es la menor presencia de capital extranjero, y por lo tanto, la menor dependencia exterior, al tener los centros de decisión de las principales empresas en España y utilizar recursos endógenos. Aún así, la presencia de multinacionales en el sector se está incrementando, debido a los problemas estructurales que provoca el excesivo número de industrias pequeñas, la mayoría de ellas de carácter familiar, y la gran dispersión de las mismas, que dificulta una mejor distribución y comercialización.

Por último, los sectores punta, ( microelectrónica, biotecnología, energías renovables, etc) que aunque no tienen el peso de los sectores automovilístico, químico y agroalimentario, tienen un importante futuro en nuestro país. Todavía se encuentran en estado incipiente en comparación con los principales países europeos debido a que se han implantado con retraso y a que ya tienen una gran dependencia externa en lo que se refiere a investigación y tecnología. Una de sus características es que su localización se da en las grandes ciudades, dentro de espacios urbanísticamente bien desarrollados y con buenas comunicaciones, en entornos de elevada calidad medioambiental: es el caso de los parques tecnológicos ( espacio destinado por la Administración para atraer a empresas de vanguardia)

Caso aparte es el subsector de la construcción, que ha llegado a suponer el 50 % de la población activa ocupada del sector secundario ( tres millones sobre seis) el y el 18% del PIB e incluso el 30% si tenemos en cuenta los sectores asociados. La construcción tienen un efecto multiplicador pues impulsa la demanda de otros sectores industriales (materiales para la construcción, muebles, sanitarios, electrodomésticos) y del terciario ( mercado inmobiliario, mercado financiero, etc…). En él se distingue el sector de la construcción civil ( infraestructuras de transporte) y de la vivienda. La causa del crecimiento desproporcionado de la construcción de viviendas ( burbuja inmobiliaria) ha sido el acceso fácil al crédito con intereses bajos; los subsidios públicos por la desgravación fiscal en la compra de la vivienda; las enormes ganancias que se obtenían con la especulación inmobiliaria al producirse un aumento de los precios; los beneficios obtenidos por parte de las propias administraciones públicas con la recalificación de terrenos( Ayuntamientos); la no intervención del Estado en el mercado inmobiliario al abandonarse la construcción de vivienda oficial de precios más bajos que los del mercado

. Las regiones industriales españolas

Las industrias se localizan en las áreas metropolitanas. Ello se debe a que las aglomeraciones urbanas favorecen el asentamiento de empresas por varios motivos. Por un lado garantizan la existencia de infraestructuras básicas. Por otro lado, las sedes sociales y de gestión de las empresas encuentran servicios estratégicos como los financieros, de asesoramiento o de planificación e investigación, en las áreas centrales de las ciudades. Pero desde las ciudades las actividades industriales se diseminan desde la ciudad industrial al territorio circundante creando áreas industriales y ejes industriales. Al principio se instalan alrededor de la ciudad creando un espacio urbano denso donde se multiplican los polígonos industriales y las naves de almacenamiento creando así un área industrial. Luego se extienden por el territorio a lo largo de ejes de

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comunicación formando ejes o corredores industriales. Debido al elevado precio del suelo industrial y los problemas derivados de la concentración industrial como la saturación de las comunicaciones, las industrias tienden a abandonar el espacio urbano y se instalan a lo largo de ejes de comunicación para mantener el acceso a la ciudad, al núcleo industrial..

Si analizamos el mapa de las principales áreas y ejes industriales de España podemos señalar lo siguiente. Un área industrial importante sigue siendo la cornisa cantábrica, aunque como veremos se encuentra en declive, donde destaca sobre todo el núcleo industrial de Bilbao y otros núcleos secundarios como Santander, Torrelavega, Avilés, Gijón y Oviedo. En la costa gallega, también en declive, los núcleos industriales de Ferrol, La Coruña y Vigo. Una segunda área importante es Barcelona y su área metropolitana, que se extiende a través de diversos ejes industriales hacia las otras capitales de provincia de la costa catalana ( Girona, Tarragona). A lo largo de la costa mediterránea encontramos la tercera gran área industrial a partir del gran núcleo industrial de Valencia, que se prolonga por ejes industriales por la costa de la Comunidad Autónoma, tanto en dirección norte ( Castellón) como en dirección sur hasta Murcia pasando por Alicante y Elche. Como veremos, se trata de un área industrial dinámico. En la costa andaluza encontramos otra la cuarta área de industrial, también en expansión, en torno los núcleos industriales de Cádiz, Sevilla y Huelva. En el valle el Ebro hay una quinta área industrial donde destaca el núcleo de Zaragoza, que prolonga su eje de expansión a través del corredor del Ebro en dirección al País Vasco. En el centro de la península encontramos la sexta gran área industrial de Madrid, que se extiende a través de ejes industriales como el del Henares en dirección a Toledo y hacia el Noreste hacia Guadalajara y hacia las capitales de provincia del sur de la Comunidad Autónoma de Castilla y León. En el resto del interior peninsular encontramos pequeños núcleos industriales en las capitales de provincia, destacando sobre todo el núcleo industrial de Valladolid, que prolonga a través de un eje industrial por la A 6 en dirección a Palencia y Burgos.

Estas áreas industriales han ido apareciendo a lo largo de la historia de la industrialización española. Así, algunas áreas industriales como Asturias, País Vasco y Cataluña nacieron con los primeros pasos de la industrialización española. Todas estas áreas de la primera industrialización, desconectadas entre sí, fueron favorecidas por los factores de localización industrial típicas de la Primera y Segunda Revolución Industrial como la cercanía de materias primas y de instalaciones portuarias, aunque también fue decisivo el hecho de que el desarrollo de la incipiente red ferroviaria española beneficiara especialmente a estas regiones. Durante el segundo gran impulso industrialización de los años del desarrollismo franquista en los años sesenta, la industrialización volvió a centralizarse en los tradicionales focos industriales de Cataluña, y el País Vasco, a los que se añadió Madrid, y en algunas capitales de provincia litorales, lo que, unido al gran éxodo rural que se produjo en estos años, dio lugar a un agravamiento de los desequilibrios territoriales. Pero al tiempo es ahora cuando nacen otras áreas industriales que se mantienen en la actualidad como resultado de la política de desarrollo franquista que creó los polos de desarrollo para favorecer la industrialización de algunas áreas urbanas mediante incentivos ( desgravaciones fiscales, bajo precio del suelo industrial, créditos a bajo interés. Es el caso de Burgos, Valladolid, Zaragoza, Huelva, Sevilla… La crisis industriales de los setenta y la reconversión industrial de los años ochenta provocó un proceso de des-indutrialización de la cornisa cantábrica a pesar de las medidas puestas en marcha para paliarlo mediante

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la creación de las zonas ZUR. El nuevo modelo industrial de la Tercera Revolución Industrial asociado a la globalización económica, la entrada de España en la C.E.E y el desarrollo de la España de las Autonomías ha permitido el desarrollo de nuevas áreas industriales desde los noventa, las llamadas regiones dinámicas, como la del eje del Ebro, la del Eje del Mediterráneo y la revitalización de Madrid y el País Vasco.

Si analizamos la distribución de la industria en España en la actualidad podemos señalar dos aspectos. Primero, que sigue habiendo una desequilibrada distribución de la industria en España, con zonas industriales y zonas poco industrializadas. Pero hay que hacer dos matices. Primero, los desequilibrios se han atenuado por la difusión de la industria por el territorio debido a los nuevos factores de localización industrial asociados a la Tercera Revolución Industrial y la industrialización endógena impulsada por las Comunidades Autónomas. Segundo, ahora no se pueden identificar necesariamente una región poco industrializada con atraso económico, dado que algunas regiones han pasado directamente de una economía agraria a otras de servicios sin haber pasado la etapa industrial. Sería el caso de las Comunidades Autónomas que han basado su desarrollo en el turismo. Segundo aspecto importante, los espacios industriales pueden ser calificados según distintas categorías: áreas industriales consolidadas ( Madrid, Barcelona, País Vasco), nuevos ejes de desarrollo industrial ( Eje del Mediterráneo y Eje del Ebro), áreas de industrialización escasa ( interior peninsular, Andalucía oriental) y áreas industriales en declive ( cornisa cantábrica).

3. La política industrial actual. .1. Selecciona y analiza información sobre los problemas y configuración de la industria española. 1.2. Selecciona y analiza imágenes que muestren la evolución histórica de la industria española en una zona concreta o de un sector concreto. 2.1. Relaciona el nacimiento de la industria y la localización de fuentes de energía y materias primas en el país. 3.1. Establece un eje cronológico para explicar la evolución histórica de la industrialización española. 3.2. Enumera las características de la industria española y sus diferencias regionales. 3.3. Confecciona y analiza gráficas y estadísticas que expliquen las producciones industriales. 4.1. Analiza y comenta paisajes de espacios industriales. 4.2. Señala en un mapa los asentamientos industriales más importantes, distinguiendo entre los distintos sectores industriales. 5.1. Localiza y describe las regiones industriales y los ejes de desarrollo industrial. 5.2. Describe los ejes o focos de desarrollo industrial y sus perspectivas de futuro. 6.1. Describe las políticas industriales de la Unión Europea y su influencia en las españolas 1Analizar el proceso de industrialización español estableciendo las características históricas que conducen a la situación actual 3. Conocer los factores de la industria en España. 4. Identificar y comentar los elementos de un paisaje industrial dado. 5. Describir los ejes de desarrollo industrial sobre un mapa, estableciendo sus características y las posibilidades de regeneración y cambio futuros. 6. Obtener y seleccionar información de contenido geográfico relativo al espacio industrial español utilizando fuentes en las que se encuentre disponible, tanto en Internet, bibliografía, o medios de comunicación.

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