el secreto para conocerte a ti mismo

EL SECRETO PARACONOCERTE A TI

MISMO

"MI VIAJE A TRAVÉS DE LA MEDITACIÓN"

KELLY M PACHECO

ISBN: 978-1-7331419-2-5

LCCN: 2020910620

Copyright © 2020 by Kelly M Pacheco

Todos los derechos reservados.

No se permite la reproducción total o parcial, la distribución o la

transformación de este libro en ninguna forma o medio, ni el ejercicio de otras

facultades reservadas sin el permiso previo y escrito del autor.

NOTA DEL AUTOR

Este libro se presenta completamente diferente a todos los publi-cados hasta ahora; sin embargo, para entenderlo y absorber su

magia, tendrás que tener en cuenta a lo largo de su lectura, que

fue escrito inicialmente para probar si la práctica de una técnica

de meditación llamada Kriya Yoga podría garantizar la ilumina-ción espiritual.

En las primeras páginas verás cómo, ansiosa por probar la efecti-vidad de este método, me dediqué fielmente a la práctica diaria

de aquella técnica ancestral; también notarás cómo esas primeras

páginas tienen el poder deslumbrante de llevarte de la mano, a

viajar conmigo y experimentar cómo un mundo nuevo y fasci-nante se abre ante tus ojos.

Sin embargo, es hasta la mitad del libro, que la historia evolu-ciona hacia algo completamente diferente; en este punto de

inflexión, al demostrarse la efectividad de la técnica de medita-ción, las páginas comienzan a revelar cómo este camino hacia la

iluminación es, de hecho, el secreto para conocerse a sí mismo y

cómo también esa iluminación representa la chispa que se

enciende en nosotros, permitiéndonos ver nuestro Ser.

Inmediatamente después, de haber descubierto que la ilumina-ción no es más que el conocimiento, la conciencia y la compren-sión de nosotros mismos, consideré que podría haber reescrito el

libro, tan solo tratando el tema de cómo llegar a conocernos. Sin

embargo, de haberlo hecho, habría escrito otro de tantos

millones de libros de autoayuda, que todavía se encuentran en

estanterías esperando a ser leídos.

A diferencia de las otras obras, esta no ostenta ser portadora de

una verdad absoluta, ni intenta forzarte a seguir determinados

pasos; por el contrario, fue escrita con la única esperanza de

despertar en ti la inspiración necesaria para encontrar tu propio

camino y tus propias respuestas. Pido entonces que no te sientas

decepcionado o perdido, cuando no encuentres en estas páginas,

ejercicios o pasos a seguir; en cambio, permanece atento, porque

como muchos de los libros mágicos, este tiene un mensaje espe-cífico para cada persona que pone sus manos sobre él; por lo

tanto, debe leerse con el corazón abierto.

La magia siempre es invisible a nuestros ojos y a nuestra mente;

razón por la cual, en lugar de pensar y analizar el contenido

formal de esta obra, te invito a detenerte y observar cómo te

hacen sentir mis palabras y mis experiencias; te animo a observar

lo que ellas despiertan dentro de ti y, lo que es aún más impor-tante, lo que te inspiran a hacer, pues inspiración, es una de esas

fuerzas misteriosas del Universo que posee la clave para la mate-rialización.

vi Nota del autor

INTRODUCCIÓN

El pensamiento que lo cambió todo

Hoy 1 de septiembre del 2018, me encuentro en Playa Langosta,

Costa Rica, culminando el esbozo de lo que sería este libro; y no

concibo esta introducción sin compartir contigo el pensamiento

que dio lugar a los millones de eventos que han ocurrido en el

Universo, para permitirte tener esta obra en tus manos y así

poder leer mis experiencias y todo lo que he aprendido en estos

últimos dos años de mi vida, en mi camino hacia la iluminación

espiritual.

El pensamiento que desencadenó el efecto dominó que sacudió

mi vida, llegó a mí hace más de un año, mientras leía el libro ‘La

autobiografía de un yogui’ de Paramahansa Yogananda. Dentro de

este libro mágico, aparece una sección donde su autor explica

cómo Kriya Yoga es concebido como un método científico utili-zado para lograr la iluminación.

En el preciso momento en el que leí esta explicación, consideré

necesario hacer una pausa y apartar la vista del libro, para

asimilar lo que mis ojos acababan de leer. Las frases leídas se

repetían una y otra vez en mi mente perpleja: ‘un método cientí-

fico para alcanzar la iluminación espiritual...’ Sentía que alguien

me estaba jugando una broma.

No había leído esas dos palabras juntas ‘método-científico’,

desde la escuela secundaria y, desde luego, nunca las había vincu-lado a la espiritualidad. Pero, si esa frase contenía alguna verdad,

ese libro que tenía en mis manos era el tesoro que había buscado

la mayor parte de mi vida; algo con lo que siempre había soñado.

Tuve que apartar la vista del libro otra vez para comprobar que

no estaba soñando y, al mirar alrededor, todo parecía aún más

irreal. Me encontraba rodeada de un cielo con una degradación

de azules que jamás había visto; azules que se encontraban con

un vasto océano en algún lugar del horizonte. Veía olas que con

su increíble furia bañaban de blanco las negras formaciones

rocosas de un acantilado, donde decenas de focas reposaban sin

ser afectadas. Las montañas deshabitadas alrededor parecían ser

los otros testigos de aquel momento, confirmando al mismo

tiempo la soledad y la pureza de ese lugar.

Cuando de pronto comencé a escuchar voces alrededor, recordé

que me encontraba en un auto con mi familia y en ese momento

todo volvió a mí: estábamos de vacaciones en Big Sur, California,

habíamos salido de un pequeño pueblo esa mañana y nos diri-gíamos hacia San Francisco.

Durante esos minutos de conexión con la realidad, mi mente ya

había asimilado toda la conmoción y desarrollado el pensamiento

que lo cambió todo: si alguien se había atrevido a afirmar que existía

un método comprobado para alcanzar la iluminación espiritual, yo no

podía hacer otra cosa más que probarlo.

Mientras observaba a través de la ventana, perdida en ese pensa-miento y completamente sumida en profundo estado de felici-dad, fui traída de vuelta a la realidad por la conmoción dentro del

auto donde todos admiraban la belleza y tomaban fotos del lugar.

La realidad era que no podía concentrarme en lo que decían

viii Introducción

porque todavía estaba inundada por aquel estado de felicidad

absoluta que no podía compartir, pues ninguna de las personas

que se hallaba en el auto podía comprender la magnitud de lo

que este libro y este momento significaban para mí.

Algo en mí me aseguraba que ya lo había encontrado, que la

respuesta a lo que siempre había deseado, estaba contenida en

aquellas líneas; por tanto, esperaría estar a solas para seguir

descubriendo este mapa hacia mi tesoro. Cerré el libro y miré

alrededor, mientras que de mis labios escapaba una sonrisa de

complicidad con el Universo. Y así, inmóvil en el asiento trasero

del auto, me encontraba lista para saborear la trascendencia de

este momento para el resto de mi vida.

Cómo cambió todo

Esos segundos vividos, el ritmo de la respiración que atravesaba

mi pecho y esas ideas volando en mi cabeza originaron una

secuencia de eventos que me llevaron a una práctica sencilla que

cambió mi vida para siempre. Verás: alcanzar la iluminación para

mí en ese momento significaba todo. Significaba llegar adonde

todos necesitamos y queremos llegar.

En ese tiempo yo era tan tímida y tan humilde con mis deseos,

que habría sido completamente feliz de encontrar solo un

camino a seguir, pero Kriya Yoga no solo me lo mostró, sino que

también lo iluminó, disipando todos mis miedos y permitién-dome ver la magia que se encontraba a través de él.

Gracias a esta travesía he recibido los regalos más hermosos y

más preciados; que jamás había podido soñar.

Algunas veces, cuando menos lo espero, recibo pequeños sorbos

de esa iluminación que tanto he anhelado, y solo por esos

pequeños momentos, ¡Todo lo que he vivido hasta ahora ha

valido la pena! ha sido maravilloso para mí, no sentir más esa

necesidad de llegar a la iluminación, ya que este “aquí” y este

Introducción ix

“ahora” se ha vuelto tan fascinante, que el futuro y el pasado han

perdido el sentido por completo, pues no pueden ofrecerme

nada así de real, así de intenso.

Cuando analizo de cerca todas las transformaciones que he expe-rimentado a través de este camino, hay una que se encuentra

muy cerca de mi corazón y que se las arregla para sorprenderme a

diario; de alguna manera, después de varios meses de práctica

continua de meditación, logré percatarme de que soy capaz de

conectarme con la Energía y el Conocimiento Divino que está

dentro de mí y con los que nunca había estado en contacto hasta

ahora.

En esos mágicos momentos, cuando esta conexión aparece y

entro en contacto con esas divinidades, escucho en susurros

respuestas a preguntas existenciales que siempre me han acom-pañado, respuestas que me permiten así desarrollar “Mi” nueva

comprensión y percepción de la vida.

Hoy mis ojos ven un mundo completamente nuevo, mi mente

percibe todo de manera diferente y la vida se siente en niveles

mucho más profundos. Por primera vez estoy haciendo uso de mi

consciencia y, gracias a la misma, he establecido vínculos muy

fuertes conmigo misma, con mi cuerpo, con la naturaleza y con el

Universo entero. Todos estos cambios internos y conexiones han

atraído hacia mí, experiencias que antes no era capaz de percibir

(y ciertamente no me refiero a levitar, teletransportarme, nada

por el estilo). Estas son experiencias íntimas y sublimes, produ-cidas dentro de mí solo por el hecho de existir, ser y respirar.

A medida que avances en esta lectura podrás observar cómo este

camino también me ha guiado en secreto a descubrir mi voca-ción, desenterrando desde las profundidades de mi ser un sueño

que enterré cuando era solo una niña y que hoy se materializa

llenando cada uno de mis días de un inagotable éxtasis e

inspiración.

x Introducción

Seguir este camino se convirtió en mi prioridad. Para mí no solo

era importante seguir el método y obtener el resultado; no, para

mí todo esto era mucho más significativo. Yogananda fue lo

bastante audaz como para afirmar que este es un método cientí-fico, lo que significa que cada vez que se use, arrojará los mismos

resultados: iluminación espiritual; por tanto, era de suma impor-tancia para mi, obtener pruebas de todo el proceso, entender

cómo funciona, y cómo se produce cualquier cambio. Al mismo

tiempo me propuse ser lo suficientemente imparcial como para

reconocer fallas, si las hubiera. Este sería el mejor regalo que

podría darme.

En esa etapa inicial, la idea de escribir un libro jamás pasó por mi

mente, pues en esos primeros días el mundo sólo giraba en torno

a mí. La idea del libro surgió cuando, después de meses de prac-ticar Kriya Yoga, comencé a notar cambios tan profundos en mí

que me llevaban a pensar que el “método científico” estaba

funcionando.

Cuando, finalmente gracias a esta práctica, el mundo dejó de

girar a mi alrededor, fue que comencé a fantasear con un libro

donde yo compartiera mi historia, para así ayudar a otros a

emprender su viaje y multiplicar de esa forma toda esa magia que

yo había sentido al leer “Autobiografía de un yogui”.

Desde los comienzos, este ha sido un viaje a solas. Siempre he

sido solo yo, mi meditación, mi diario, mi auto-estudio, mi yoga

(asanas) y mi lectura. Este libro contiene exactamente eso: los

primeros doce meses de ese camino maravilloso, todo el proceso

y algunas de las líneas escritas en mi diario durante esos días.

Lo que he recibido del libro “Autobiografía de un yogui” y estos 365

días ha sido algo que nunca hubiera podido imaginar que exis-tiera. Muchas personas hablan de Dios, Conocimiento Divino o

Consciencia Superior. Sin embargo, las palabras son solo pala-bras, forman una opinión y con eso nunca se podría convencer a

Introducción xi

un escéptico—como lo era yo cuando inicié este camino—pues

no se pueden ver, sentir ni experimentar.

Kriya Yoga me ha dado la oportunidad de experimentar ese

Dios, ese Conocimiento Divino, esa Consciencia Superior o

cómo desees llamarlo y cada vez que me encuentro en contacto

con él, expande mi conciencia a nuevas alturas demostrándome

que siempre ha estado y estará aquí dentro de mí.

Si me preguntas si estoy iluminada, te diré que no es así. Puedo

afirmar que estoy más iluminada que ayer, pero no por completo.

¡He saboreado pequeños sorbos de aquella iluminación y es

mucho mejor que cualquier droga! Esos sorbos me llevan a los

niveles más altos del Ser que haya podido experimentar, sin nece-sidad de alcohol, drogas o lavados de cerebro.

Este éxtasis proviene simplemente de sentir con todo mi ser esa

conexión con el Universo, con la naturaleza y con mi propia exis-tencia. Mi mente siempre está allí, alerta, consciente de lo que

sucede en cada segundo (aunque sea en el asiento trasero) mien-tras mi Ser se encuentra experimentando, siendo y flotando; al

igual que los árboles y las plantas, que permiten que la brisa

mueva sus ramas y su follaje; así como las olas del mar que se

convierten en espuma y acarician la arena; así de irreal y real, así

de salvaje y sublime es este viaje.

Antes de ese día en el Big Sur, había visto aparecer magia en mi

vida solo dos veces, pero después de ese día comencé a verla a

cada instante, en todas partes. Sincronicidades y eventos que

parecían regalos especialmente destinados para mí, comenzaron

a fluir y a irrumpir en mi vida; que antes estaba vacía y sin

emociones. Entonces, ¿cómo podría estar equivocada si avanzaba

por un camino que me regalaba tanta magia?

Nací en un mundo hecho por el hombre, y a medida que crecí,

los lazos que me ataban a ese mundo se fortalecieron. Poco a

poco y con el tiempo comencé a sentir aquellos lazos como

xii Introducción

raíces desagradables que me mantenían atada a ese mundo repul-sivo del cual ya no quería ser parte. Sin embargo, cuando

comenzó a aparecer toda la magia de este camino, esas raíces

comenzaron a perder su control sobre mí; luego, en un último

intento por retenerme, se aferraron con más fuerza para reclamar

su soberanía, pero mis ojos ya estaban abiertos. Ya había experi-mentado quién era yo realmente y me di cuenta de que era todo:

era belleza, libertad, magia, dulzura, fluidez.

Por primera vez tuve la certeza de que esas raíces no formaban

parte de mí, como me habían hecho creer, lo único que quedaba

por hacer en ese momento era despojarme de esos lazos; y a

partir de allí, dedicarme únicamente a ser, a existir libremente,

llena de esa belleza, magia y dulzura que es nuestra esencia.

Antes de comenzar a perder a mis lectores más escépticos con

experiencias en las que me siento flotar o con toda la magia que

veo gracias a este camino, compartiré contigo algunos de los

cambios mesurables que he experimentado gracias a Kriya Yoga.

Si te preguntas cómo estos han ocurrido, he resumido mi versión

de cómo la meditación funciona en el epílogo al final de esta

obra.

En el pasado solía vivir con un nivel de estrés de 90% a 99%cada día y estaba completamente presente solo alrededor del

10% del tiempo. Hoy mi nivel de estrés está entre el 5% y 10%,

dependiendo del día, y estoy completamente presente entre el

70% al 80% del tiempo.

Antes, mi mente trabajaba continuamente anticipando todas las

formas en que todo podría salir mal; hoy mi mente continúa

siendo aguda, pero solo la empleo cuando es necesario.

Para ser completamente honesta, al principio del camino lo

único que podía hacer era practicar, practicar y practicar. Nada

podía asegurarme que cada día que me sentaba a meditar contri-buía a producir alguna transformación en mí. Pequeños cambios

Introducción xiii

comenzaron a hacerse evidentes después de un par de meses,

pero los más relevantes empezaron a aparecer luego de siete

meses de práctica de Kriya Yoga. La realidad es que no hay nada

más que simplemente sentarse por una o dos horas al día a

meditar.

Hay tantas personas que en la actualidad se benefician de la

búsqueda espiritual y usan las palabras “Yoga” y “Meditación”

como les place que, huyendo de eso, decidí no seguir a nadie. Así

me di cuenta de que cuanto más meditaba, menos necesitaba ser

guiada.

Poco a poco comencé a convertirme en mi propio gurú y las

únicas palabras que salían de mi boca durante los momentos difí-ciles eran “sigue practicando” y eso era exactamente lo que nece-sitaba escuchar porque, a medida que practicaba, la magia se

hacía cada vez más evidente.

¡Somos tan poderosos, y tan capaces de todo! Sólo debemos

darnos cuenta de que somos los únicos creadores de nuestro

camino a la iluminación y de nuestra realidad. No tenemos que

seguir a los demás. Solo requerimos del coraje necesario para

viajar solos hacia nuestro interior, sin mapa, sin guía para así

llegar a aquel lugar donde todos los tesoros nos esperan.

Sé lo suficientemente audaz como para viajar solo, para no escu-char a nadie más que a ti mismo.

xiv Introducción

1

EL NACIMIENTO DE ESTE LIBRO

DESDE MIS PRIMEROS pasos asumí con mucha seriedad estecamino, casi como un trabajo a tiempo completo. Necesitabaasegurarme de seguir al pie de la letra todo lo que implicaba estapráctica, pero también quería tener algún tipo de evidencia quepudiera servirme como prueba de todo lo que sucedía dentro demí mientras seguía estrictamente este método.

En principio me comprometí con una hora de meditación y otrahora para sentarme a registrar mis experiencias en un diario conbase en la meditación, y mi auto-estudio, traduciendo en pala-bras todo lo que sucedía dentro y alrededor de mí durante todoeste recorrido.

Esas líneas se convirtieron en mi vida, mi espejo, mi juez, y miliberación, de alguna manera pasaron a ser huellas digitales de miexistencia cotidiana. En ese diario, podía ser sincera conmigomisma en formas que nunca antes había considerado. Sinembargo, nunca lo leía, pues siempre estaba tan feliz de escribir yconfesarme en él, que las páginas de ayer nunca fueron tan rele-vantes como las que quería escribir. Muchas veces, me pregun-taba si esas líneas revelaban un cambio en mí, pero estaba tanfascinada con todo lo que fluía de mi interior que quería esperar

hasta que hubiera seguido el camino durante un año completopara leerlas.

A medida que el tiempo transcurría y la práctica continuaba,comencé a sentir experiencias tan dulces y deslumbrantes, queme resultaban demasiado hermosas y profundas para mante-nerlas ocultas en las páginas de mi diario.

Así fue, como en esos días, fui invadida por un ferviente deseo decompartir todo lo que estaba experimentando con cualquieraque estuviese dispuesto a escuchar.

Todo lo que podía pensar en esos días era: ¿cómo nadie me dijoque algo así podría experimentarse? ¿Por qué nadie habla de esto?¿Cómo no hay cientos de libros que hablen al respecto? Pero larealidad era que sí, había miles y miles de libros y millones ymillones de personas hablando del tema, pero era yo quien loshabía ignorado por completo con miles de excusas; creyendo queera algo imposible de experimentar para alguien como yo,creyendo que jamás podría dejar mi mente en blanco o simple-mente pensando que muchas de esas personas estaban inven-tando esas historias, puesto que ninguno podía realmenteexplicar lo que sucedía mientras meditaban.

Recuerdo que mi necesidad por el conocimiento sobre la ilumi-nación empezó muchos años atrás. En aquellos días, buscaba unlibro escrito por alguien que fuera tan mundano como yo, alguienque compartiera su viaje y pudiera explicar con base en su expe-riencia el proceso de iluminación, me intrigaba saber cómo hallarel camino indicado, y lo que se lograba caminando en él; supongoque en esos días quería al menos creer que era factible, pero apesar de que hice todo lo posible, nunca pude encontrar aquellibro que andaba buscando.

Solo después de ver todo lo que había logrado en tan pocotiempo a través de la práctica de Kriya Yoga, decidí escribiraquel libro que me hubiera encantado leer desde hace años atrás,

2 EL SECRETO PARA CONOCERTE A TI MISMO

un libro donde compartiría mi camino, lo bueno y lo malo. Paramí, lo más importante no era llegar al destino, sino todo lo que sepodía experimentar en el camino que lleva hacia él, y fue de esamanera como se concibió este libro.

A lo largo de esta travesía, he podido compartir mi historia conpersonas cercanas y he sido testigo de cómo han sido inspiradospor ella. Uno de los momentos más preciosos para mí, es cuandoalguien puede ver o experimentar magia por primera vez. Puedover el momento exacto en que esa persona es testigo del brillo desu Ser.

Después de ese momento, después de ese día, nada es igual, hanvislumbrado la grandeza, y pueden reconocer que hay algo más,aquí, allá, en todas partes; están enganchados pues su búsquedaha comenzado, y con ella, todo lo que estaba en la oscuridadcomienza a iluminarse.

Mi intención no es que sigas mis pasos. El único propósito deeste libro es mostrarte que es posible para todos nosotros descu-brir nuestro verdadero Ser, y caminar en el camino hacia la ilumi-nación, o Conocimiento Divino. Este es realmente un viajeexcepcional y fascinante, con experiencias indescriptibles queme han llevado a existir en otro nivel y a vivir una vida completa-mente diferente.

Elegí el método Kriya Yoga porque sentí una conexión con élque no podía pasar por alto; cada palabra que leía sobre aquelmétodo resonaba dentro de mí a un nivel tan elevado que instan-táneamente lo podía considerar como verdadero.

Si me lo preguntas, creo que Kriya Yoga no es el único métodopara alcanzar la iluminación o para conectarte con unaconciencia superior, estoy segura de que existen otros. Sinembargo solo he practicado este "Método Científico" y luego demás de un año, puedo demostrar gracias a este libro que su prác-tica nos guía hacia una conciencia superior. No puedo confirmar

El nacimiento de este libro 3

que te ayudará a alcanzar la iluminación, porque yo aún no la helogrado y sinceramente creo que me tomará muchas vidas depráctica, alcanzar este tipo de estado, pero estoy absolutamentesegura de que estoy en el camino correcto para lograrlo.

Convertir mis diarios y páginas de autoaprendizaje en un libro noha sido una tarea fácil. Al principio, aquellas hojas solo conteníanhermosos relatos de experiencias en las que me sentía flotarmientras meditaba o en las que era invadida por un sublimeestado de felicidad absoluta. Pero, a lo largo del camino, esasprimeras páginas se transformaron y ahora dejaban ver cambiosverdaderamente profundos que habían sucedido dentro de mí.

Algunos de ellos, eran fáciles de rastrear a través de las páginas,pero existían otros que no dejaron ninguna huella en mis diarios,pero aun así habían ocurrido, eran reales, y ahora eran parte demí, de la nueva persona en la que me había convertido.

Por otra parte, se evidenció una diferencia obvia en la escritura,inicialmente esta me reflejaba como una persona egocéntrica yegoísta centrada exclusivamente en mí misma, en mis problemasy en las posibles soluciones a ellos, pero poco a poco, página porpágina, se lograba ver la transformación hacia una nueva persona,hasta que al final del diario no hablaba ya más sobre mi vidamundana o mis problemas. Aquel diario se había convertido enpáginas que explicaban mi nueva percepción de la vida, dondehabían hojas y hojas llenas de mi relación con la naturaleza y contodo lo que se encontraba a mi alrededor, y aunque lo mundanoya no era lo esencial, pues se mencionaba menos, todavía podíaleer entre líneas que un poco de él aún seguía allí.

El secreto

Para aquellos que como mi hermana quieren conocer todo elcontenido de un libro en las primeras páginas, les daré ese regalo.En los siguientes párrafos, compartiré con ustedes una historia


que conlleva la esencia de este libro. Menciono esta historiacomo una manera de demostrar que solo necesitamos unsegundo para que nuestras vidas cambien; un segundo donde seabre una puerta a un mundo paralelo donde solo si somos lo sufi-cientemente valientes como para creer en él accederemos, asíque te invito a, leerlo detenidamente:

¿Qué te parece, si te invito a tomar mi mano y regresar en eltiempo a la era del hombre de las cavernas? Mientras estemosallí, podremos echar un vistazo a su vida simple y ver cómo aque-llos hombres vivían guiados principalmente por sus instintos.Podríamos ver sus cuevas, verlos cazar animales cuando tienenhambre, ver su vulnerabilidad ante el clima y muchas otras cosasmás. Imagina ahora que mientras estamos allí, les dices a estoshombres lo siguiente:

“Existe algo dentro de sus cabezas llamado cerebro; y si seconectan con él, lo usan y lo desarrollan, con el tiempo tendrántodo lo que habían soñado y mucho más. Podrán volar a través delos cielos y detener el dolor físico con una pequeña piedra blanca,podrán tener en su casa una caja de aspecto extraño, abrirla yencontrar comida, sin necesidad de ir de caza y así como estas,otras millones de increíbles posibilidades”

¿Qué piensas tú que sucederá? Bueno, por supuesto, estoshombres de las cavernas te comerían viva a ti y a todas esastonterías en un segundo.

Entonces, ahora quiero que imagines que me acerco a ti y tesusurro al oído…

“Dentro de ti hay una fuerza de un poder inimaginable llamadaEnergía Divina; y si te conectas con ella, la usas y la desarro-llas, con el tiempo tendrás todo lo que habías soñado y muchomás. Podrás sentir que vuelas a través de los cielos, eliminarenfermedades con solo tu intención, no necesitarías trabajar niun día más por el resto de tu vida, ya que vivirías de hacer lo


que te inspire, en una vida enteramente diseñada y creadapor ti”

¿Qué piensas tú que sucedería? ¿Me comerías viva o tratarías deconectarte con aquella fuerza?

Hemos estado en el mismo camino durante siglos y siglos,buscando un Dios que nos dé las respuestas a nuestras preguntaso siguiendo a otros que nos hacen creer que las tienen; pero no,las respuestas no están en los cielos, o en los libros, muchomenos en los demás; todas las respuestas están dentro de noso-tros mismos.

Durante todo este tiempo nos han hecho creer que somos elresultado de la forma en que nos vestimos, el estilo de vida quellevamos, las profesiones que ejercemos, las actividades que nosgustan, y así todas las etiquetas que nos hemos puesto a lo largode nuestra vida. La realidad es que no somos nada de eso, puestodo aquello es banal, mundano. Cuando decidí titular esta obra“El secreto para conocerte a ti mismo”, no me refería a ese nivelsuperficial al que todo estamos acostumbrados, me refería a loque hay debajo de todo aquello, a la fuente de todo, eso quealgunos llaman espíritu o alma y que en este libro lo denominoSer, Energía Divina y Conocimiento Divino.

La meditación, y específicamente Kriya Yoga es ese pasadizo secreto que

nos !eva no solo a reconocer que somos aque!a Energía Divina sino a

experimentarla con cada átomo de nuestro cuerpo y a interpretarla con

nuestra mente.

El único esfuerzo que se necesita de nuestra parte es “creer quees posible” y no hablo de creer ciegamente y completamente, no,en absoluto. Al principio bastará con pensar en que existe unapequeña posibilidad de que todas las respuestas están dentro denosotros. A partir de entonces, solo queda tomarse el tiemponecesario para mirar hacia adentro, aquietar nuestras mentes yescuchar con atención lo que estamos destinados a escuchar,


entonces, y solo entonces, podremos conectarnos con nuestroSer y esa Energía Divina que se encuentra dentro de nosotros yen todo lo que conforma este Universo.

Cuando estás en la búsqueda de respuestas y cosas mundanas,puedes usar fácilmente métodos mundanos. Cuándo quieres unauto nuevo, solo tienes que esforzarte por hacer más dinero.Pero cuando queremos cosas que van más allá de lo mundano,cuando buscamos cosas intangibles como felicidad, paz o lailuminación, debemos darnos cuenta de que ninguno de esosmétodos mundanos funcionará.

No podemos trabajar más duro para obtener paz y felicidad,mucho menos nos ayudará un libro que se titule “10 pasos para lailuminación” o “Cómo ser feliz en 10 días”. No, nada de esto lohará.

En definitiva, la única forma de lograr estos resultados fuera delo ordinario, mágicos e intangibles, consiste solamente en haceresfuerzos fuera de lo ordinario, un poco mágicos e intangibles, ypara mí todo eso en conjunto es la meditación y Kriya Yoga.

En las páginas que siguen a continuación, comparto contigo lasexperiencias que me llevaron a afirmar que la Meditación y KriyaYoga es el secreto para entrar en contacto con esa Energía Divinadentro de nosotros, permitiéndote así, desarrollar al final tuspropias conclusiones.


2

EL "YO" DE ANTES Y EL "YO" DE AHORA

El "yo" de antes

HACE TAN SOLO DOS AÑOS, me catalogaba como uno de lospeores seres humanos que podía existir, y si le hubiesen pregun-tado a mi ex-esposo, él estaría definitivamente de acuerdo conesa respuesta. Anteriormente, era una persona egoísta, insopor-table, controladora, mentirosa, infiel, celosa y envidiosa. Fumabacigarrillos sin parar, marihuana esporádicamente y bebía alcoholcomo pasatiempo, me había acostumbrado a usar a otros y habíadejado que otros me usaran a mí.

El creer ciegamente que era el centro del Universo me habíallevado a herir a muchos de los seres que amaba profundamente,definitivamente, era de los peores.

Si en esos días, me hubieras preguntado en qué creía, te habríadicho que era agnóstica. Creía que había algo más grande quenosotros, aún no sabía lo que era, pero me encontraba en subúsqueda.

Lo que formó mi sistema de creencias

Mi escepticismo comenzó a temprana edad. Verás, fui criadadentro de la religión católica, y a la edad de once años, ya habíaroto la mayoría de los diez mandamientos de aquella religión. Mimadre, quien también era católica—aunque nunca iba a la iglesia,por alguna razón me había obligado a hacer la primeracomunión.

Durante los llamados estudios de Catecismo, se me hizo ver losumergida que estaba en el infierno. Cada libro que leía me hacíacreer que yo era una persona terrible, una pecadora, pero lo másinquietante era que realmente sabía que era una buena niña. Sí,decía muchas mentiras y tenía más curiosidad y creatividad queel resto, pero sin embargo era buena.

Todo lo que había hecho hasta ese momento no había sido conmala intención, sino tan solo por curiosidad, aburrimiento oincluso por copiar lo que veía a mi alrededor.

Cuanto más estudiaba, más creía que no había salida. Ningúnarrepentimiento, ninguna confesión podría evitar que terminaraen el infierno. La rigurosidad de todas las monjas y sacerdotes dela iglesia a la que asistía nunca me permitió creer que después delSacramento de la Penitencia, "sería absuelta de todos mis peca-dos" para poder comenzar nuevamente desde cero.

De todos modos, mi catolicismo fue un periodo de corta dura-ción ya que los días previos a mi Primera Comunión terminaronsiendo los últimos días para mí en ese camino. Todavía recuerdoclaramente el día en que hice el Sacramento de la Penitencia, yaque ese se convirtió en el peor día de mi infancia, causando losmomentos de más extrema confusión en mi corazón.

Era un sábado por la mañana, mi cabello desordenado contabauna historia de una larga noche de insomnio. En la iglesia, más decien niños estaban sentados en los bancos esperando su turno

El "yo" de antes y el "yo" de ahora 9

para confesarse, y por supuesto, yo me encontraba en la primerafila, siendo una de las primeras en confesarse.

Cuando llegó mi turno de entrar en la sala donde se iba a llevar acabo la confesión, me di cuenta de que no solo estaba sudando,sino que todo mi cuerpo se encontraba estremecido. Tan prontocomo entré, noté que el sacramento no se iba a llevar a cabo enuno de los confesionarios habituales de madera, de hecho, debíaconfesarme sentada en una silla frente al sacerdote, mientrastodas las monjas corrían de un lado a otro como si tuvieran unmillón de cosas por hacer.

Una vez sentada en el lugar frente al sacerdote, mi corazón galo-paba con tal intensidad que le impedía a las palabras escapar demis labios. Luego de algunos segundos de batallar internamentepara obtener la calma, me di cuenta de lo fútil de ese esfuerzo. Elsacerdote ya me miraba con impaciencia, fue en ese entoncescuando finalmente sentí que algo quería salir de mi boca, algoque quizás pondría fin a esa tortura, algo que podría explicartodo lo que estaba ocurriendo en mi cabeza; pero en cambio, lasúnicas palabras que lograron escapar de mi boca formaron laestridente y desesperada oración "¡Soy una mala persona!"

Tan pronto como esas palabras fueron pronunciadas y me dicuenta de su significado, las lágrimas comenzaron a emergerdesesperadamente, intenté cubrirme los ojos con mis pequeñasmanos para detenerlas, pero era imposible, estas seguíanbrotando, como si hubiesen estado encerradas allí durantemucho tiempo.

La conmoción fue tan fuerte que me hizo comprender que nohabía vuelta atrás; miré a mi alrededor, y las monjas se encon-traban perplejas con la vista clavada en mí. Supongo que nadiesabía qué hacer, y no conseguí hacer más que levantarme de lasilla y huir en menos de dos segundos, dejando atrás esa pequeñasala y a todas las personas que se encontraban sin habla en ella;continué corriendo desesperadamente por el pasillo principal de


la iglesia, con los ojos de todos los niños que esperaban su turno,puestos en mí. Una vez fuera, no sabía qué hacer, así que seguícorriendo, cada vez más y más lejos.

Puedo reconocer aquella como la primera vez que mi corazón fuehecho pedazos a causa de este mundo en el que vivimos, invadidopor lo mundano. Fue la primera vez que me hicieron creer que loque sentía dentro de mí no era real, que lo único real eran lasreglas en blanco y negro que nos gobernaban.

En ese momento, poco importaba que yo pudiera mostrar miinocencia, mi corazón abierto, mi espíritu amoroso. Lo únicoque importaba estaba fuera de mí, y se basaba en la forma comolas personas me percibían y en mis acciones con sus resultados.

Es casi imposible para mí recordar lo que sucedió después, lo quesí tengo presente en mi mente es que mi madre me forzó a hacerla Primera Comunión. Sin embargo cuando llegó el día, no estabaenojada ni triste, por el contrario estaba feliz, porque podíasentir y oler que mi libertad estaba cerca. Sabía que después deese día nadie jamás volvería a obligarme a poner un pie en unaiglesia.

A partir de ese instante, comencé a vivir mi vida creyendo enDios pero no en la religión. Mi comunicación con él fue directa:no había reglas que seguir ni iglesias que visitar. Una pequeñaestatuilla del niño Jesús se convirtió en la imagen de mi Dios, nonecesitaba rezar, solo hablaba con mi pequeño Dios cuando losentía necesario. Mi único mandamiento era sentir en micorazón que era buena, y en esos años, definitivamente lo fui,hasta que el tiempo y la edad adulta me alejaron de ese camino;fue entonces cuando simplemente dejé de creer.

Hoy en día puedo afirmar que cuando dejé de creer en Dios, nofue precisamente la etapa más feliz de mi vida. Irónicamente,mientras pensaba que era un espíritu libre, dentro de mí, sucedíatodo lo contrario. Aquel estilo de vida ateo sin saberlo se


convirtió en una carga. Ya ves… perder la fe de que Dios siempreestará a tu lado para ayudarte, cuidarte y guiarte, te deja solacontra el mundo. De repente, “Yo” pase a ser la única respon-sable de todo lo que me ocurría, no había nadie más que meprotegiera o ayudara. Por lo que, lentamente con el tiempo, esasobrehumana responsabilidad comenzó a desarrollar dentro demí una necesidad frenética de controlar todo; no solo lo relacio-nado conmigo, sino también todo aquello que sucedía a mialrededor.

Todo esto, me llevó poco a poco a un estado en el que estabaemocional y físicamente tensa la mayor parte del tiempo; sinembargo era incapaz de percatarme de aquella tensión ya que ellahabía ido creciendo lentamente dentro de mí.

A medida que pasaba el tiempo, la necesidad frenética de contro-larlo todo comenzó a apoderarse de mi vida por completo, hastallegar a un punto desquiciado donde yo quería que las personascercanas a mí, hicieran exactamente lo que yo deseaba y solotenía amigos a los que podía manipular, o que se comportaban deuna manera que era aceptable para mí.

Debido a ello, todas mis relaciones comenzaron a resquebrajarse.Mi familia entera me tenía miedo, yo dictaba todo lo que senecesitaba hacer y cómo se debía realizar. Esta situación no solodestruyó mis relaciones, sino que también causó estragos en micuerpo. Todos mis músculos vivían en una tensión continua,incluso mientras dormía mis ojos estaban tan fuertementecerrados que parecía tener pesadillas constantes. Esta angustiame había acompañado durante tantos años que me era imposiblellegar a la relajación total pues mi cuerpo había olvidado porcompleto cómo descansar.

Sabía que mi escepticismo y la negación de un Poder Superiorme habían llevado a ser una “Control Freak”, y esa no era unavida plena. En esa época me encontraba sin rumbo, quería creerque existía ese Poder Divino, pero el rechazo a cualquier tipo de


religión y al lavado de cerebro por cualquier otra forma de espiri-tualismo era tan fuerte que sentía poco probable el encontrar uncamino a seguir.

Aquel estado de insatisfacción me llevó a muchos lugares enbusca de respuestas, pero no fue sino hasta que asistí a un eventodel más famoso de los oradores motivacionales de los EstadosUnidos donde, mientras practicaba una meditación guiada, pudeexperimentar, por primera vez en mi vida, ese Poder Superior y elestado de felicidad absoluta que lo rodea.

Lo que era increíblemente extraño es que no había asistido a esteevento tras una búsqueda espiritual, ¿quién hace eso? Fui allíestrictamente en busca de lo mundano, para ser más específica,buscaba una manera de ganar más dinero, y en esos días eseorador era el más famoso.

El evento tuvo lugar en diciembre de 2014, lo recuerdo muyclaramente porque para esa fecha mi vida había cambiado drásti-camente; tenía 35 años y acababa de comprar la primera casa quesentía como mi hogar. Me había separado de mi esposo y mien-tras finalizaban los trámites de divorcio me había mudado con mihijo Troy, quien para esa época tenía cuatro años de edad.

Me había llevado dos años salir de aquel matrimonio, y duranteese tiempo contaba con un trabajo de baja remuneración comoadministradora de propiedades que me permitía aprender cómohacer dinero con bienes raíces y ganar lo justo para mantener miindependencia.

En esa época, mi único interés, además de tratar de controlartodo lo que me rodeaba, era producir tanto dinero como mefuera posible. Si lo piensas bien, ganar más dinero para un faná-tico del control es sinónimo de poder.

El dinero en ese tiempo me proporcionaba una falsa sensaciónde alivio, haciéndome creer que si tenía más estaría más segura yasí podría relajarme. La realidad era que el dinero se había


convertido en mi religión, lo único en lo que creía, y lo único quenunca sería suficiente; era lo primero en lo que pensaba aldespertar y lo último antes de acostarme en las noches.

El evento consistía en asistir cuatro días para tratar de descubrircómo llevar tu vida al "siguiente nivel". Más de cinco milpersonas iban a estar presentes, en realidad no sabía qué esperar,pero jamás me hubiera imaginado algo como lo que viví en esoscuatro días.

En el momento en que se abrieron las puertas de la gigantescasala de conferencias del Waldorf Astoria en Boca Ratón, sedesató la locura. Todos los asistentes y organizadores comen-zaron a gritar, saltar y bailar, mientras sonaban a todo volumencanciones de Rihanna y artistas similares.

Era evidente que la mayoría de los presentes ya había venido aeste evento o a otros de la misma índole o con el mismo orador:lo que me parecía increíble considerando el valor de la entrada,pero era imposible explicar de otra forma que la mayoría de laaudiencia se comportara de la misma manera, todos corrían,gritaban, bailaban y hablaban entre sí, plenos de una repentinaeuforia.

Cualquiera podía notar a leguas que era mi primera vez, puesno estaba gritando, cantando, ni saltando en el suelo o sobrelas sillas como lo hacían el resto de los asistentes. Solo meencontraba en una esquina, con mi boca abierta, mirandodescaradamente a mi alrededor, tratando de descubrir quépodría hacer que cinco mil personas actuaran de esa forma¿Les habían dado algo en el agua? ¿Era esta una versiónmoderna de un culto?

Me llevó todo el día dejar de prestar atención a toda la locuraque sucedía a mi alrededor para poder concentrarme completa-mente en lo que el orador trataba de comunicar. Sin embargo,cuando regresé al evento al día siguiente, me seguía sintiendo tan


fuera de lugar que quería tirar la toalla e irme. Quería huir detodos esos "locos" y su "culto".

Afortunadamente no lo hice, porque, ese segundo día, el oradorme hizo percibir algo que no valía los cinco mil dólares, quehabía pagado por el evento, sino valía cada centavo que existía enel mundo; aquel día, ese hombre, me hizo percibir una ápice delo que significaba el Poder Superior, a través de una simplemeditación.

El orador había sido introducido a la práctica de aquella medita-ción por medio de una organización en la India y la habíaincluido como parte del evento porque, como él lo mencionó,aquella meditación había hecho maravillas con él y su esposa.

Al principio, cuando el orador comenzó a hablar de todos losbeneficios de aquella práctica milagrosa, no le di mucha impor-tancia pues todavía estaba pensando en la posibilidad de quetodo el evento fuera una farsa y si me debería haber ido. Sinembargo, por alguna extraña razón, cuando aquel hombrecomenzó a dar todas las instrucciones, me encontré siguiéndolasal pie de la letra.

Aquella meditación inesperada se apoderó rápidamente de mí,sumiéndome en una relajación profunda, luego de unos pocosminutos en aquel estado, comencé a sentir que algo iba a suceder,sin embargo esta anticipación nunca afectó mi profundarelajación.

Una sensación de hormigueo comenzó por apoderarse de misdedos para luego extenderse rápidamente por el resto de micuerpo. En un abrir y cerrar de ojos, lo que había comenzadocomo una tímida sensación se había apoderado completamentede mi cuerpo y se había convertido en intensas corrientes deenergía que vibraban dentro de mí. Había alcanzado un estado dealerta y conciencia tan elevado que me había dado cuenta queera un ser multidimensional.


el secreto para conocerte a ti mismo

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