el reality show- f. andacht

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Page 1: El Reality Show- F. Andacht
Page 2: El Reality Show- F. Andacht

,

Enciclopedia Latinoamericana

de Soc iocuhUrd y Comunicación

EL REAUTY SHOW:

UNA PERSPECTIVA ANALÍTICA

DE LA TELEVISiÓN

Fernando Andacht

Grupo Editorial Norma /3¡,!:,~d. IlaITCIoow. Buf"'''' ¡tilO, CMOCas,

GI',I!(Ukl!(l IJ"I<I, o\It~ic", P<loomd, Qt,up, Stlnjos.t, .$;111 J!UIM. SIln So!l'/ldor. Sa"I~lgo oc .:.lIik. San/o !JummgCl.

Page 3: El Reality Show- F. Andacht

Andacht Torres. Fernando klron. 19'''. El Raluy show: una ~rspect¡'ll an.1l1uca de la Ick\'isión I

Fem;J.odo .... ndacm TOfR5. .. &god . Edilori.ll Norma, 200). 1"" P ; la cm. - (F..ociclo~d ia 11Itino.lmerkal1:t de 5OCiocultura

y comunicación) ISBN 9,a-Q·HJ04·g 1 Programas de tek';sión ~ales 2 I'rogram .. s de te!el'isión _

Aspectos il<XL11es I Tlt. 11. Serie 791 "'7 cd 10 ed . AlIP7071

CEt'-Banco de J.. Repubt ic-a·Bibholcca luis-Angel Atango

(200) IX tSl~ ed ICIÓn

Grupo Eduorial Norma

" panado ;otI!:O ')'50, Sogou!

DiSl"no de t ~pa: Arian¡¡ Jcruk )" EduMd(1 Rey FotograFla de t:lpa: Eduardo Rey Diagramac1ón. Dal1le1a Codllto

lmprtso por Cargr:¡pnics 5.A - Impresión dlgUdl

I' rhllcd in CoI"mblt1

Primcl'3 edición. m;¡)'O de 20t))

ce: 2482)

lseN 9}8..()"-7J04-8

Prohibida la I!:producdón total o p.1n:"ial por

cWllquicr medio sin ~nnlso escrtlo de la tduorj¡,J

Tílbla de contenidos

Illt roducc ión

( ¡¡pltulo 1. Un lluevo co noc imiento ca rna l: rI dl'selllbarco de Gran II('/"Iumlo

I l . Brne \'isit:l guiada a l modelo semiótico

II

2 1

de CS. Pei rce 34

( :lpltul0 2. La irresistible at racción ind ic ial,

el illdc.x-<lppcal tl' levisi\'o 4 J 2. \ . L'l región alllefrontal: "clorio juvenil en una S.11:1 blanca 47 2.2. Bienvenidos a la región media , territorio oncia l de la televisión 50 2.3. Un silencio allles y un suspiro sonriente

después: dos mt~eres y cI.scxo en los bastidores de la intemcción 56 2.4. A la búsqueda de la imposible y neccs.'lria

ZOIl<\ posterior profunda 60 2. 5. Epilogo. Los límites de lo indicia!: una zona s imulada pero no fl ctid a 64

Ctl pít ulo 3. El sugerente enca nto icónico del Gnltl Expresar audiovis ual

3. l . L'l televisión C0l110 el re ino de los

expresores 3.2. Una duda recurrente: los de la casa

dc Gran ¡krmono ¿son o se hacen?

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84

87

Page 4: El Reality Show- F. Andacht

3.3. El gran s..1ho televisivo de la relación parasocial 92 3.4. Sobre la tarea icónica de los profesionales de la auto-definición 95

Capílulo 4. Una gula sim bólica para turistas del orden de la interacción 103

4.1. El juego de las lágrimas: el melodmma agridulce de GH 2001 105 4.2. El juego del galO Y sus ratones: seducción y animación paródica en BBB 2002 112 4.3. Cuando el juego se lbllla Sih'io Santos: el presentador como monarca absoluto 116

Capítul o 5. Balance y perspectivas: presente y fUlUro del forma to de visibilidad ampliada

5. 1. Una pregunta insistente: ¿quién es el Gran Hermano? 5.2. Un modo inesperado de desocultar la muerte por televisión 5.3. El muy alto precio de ser uno mismo en televisión

Bibliograffa

125

IlO

Il9

131

135

Agradecimientos

In la peNJna dt la I"mf. Maria Ilelen¡¡ Weber, agmde;:co a """" mi~ colega<; dcll'1'(;(.(lM, ti Programa de I'ostgmduación t'l1 ( ,1I11\1l1ica(h'" e [nf"rtl1!u:l(JI1 de la Ul1lversidad !'eder.11 do ~h' ('Iande d(l Su!' en I'orw Alegre. por b (I!'<JIlul1id:u! de in· \"'I'~1r el fenómeno d el ,r(llit.v sh",.'. en una regiún no hispa-1I"I!.lhl,lIlu:-, r por brindarme tOO;¡s las f¡¡cihd;¡des para hacerlo. \',\\,1 lambién un ~¡1;r;¡decimiclll" especial;¡ mi compatri.'ta ya ,1!t.,pt¡¡(la p(lr esta ¡;enHo-s.a ti rrra ora~ilet\a, la SOCióloga Sus..1na "".\lr~, por su mfmig..101e !fll"(';!. de anfitri(llla )' de ... tllode~i¡l,n;¡da 1II.IIt<l).:"'- acaclémlC(l'\'iI:11, que nos faClliló a mi ya mi bmiliala ,hll, lI1mn~ici.\11 de una Ilerra;!. ",ra "ue en \'inud de tilla btta lit [\Instigador Vi~ilante 'lt,'rgada p.)r la rund~\;:'Io de Amparo .1 l'e~<l l1is:l do r ~l:1rJ ~~ d " Rio Grande do Su l (r"'PUt,s), que 1'1I.le dl'ir, mirar, eliSt' 11ar y eSlUdiar Cll llrasil dumnte el perln­,1,1 en <IUf' eseri'" t"ste libro, p,'r lo cu~1 eS\{IY muy reconocido r\)!radezco lall1"i tn al In~tuul N¡¡llonal de I'Audio\'i~uel (tNA) d,' [ ral1d~, quc tlll'O b. ¡l;entilcz:I de in\'ilnrmc ¡¡I Primer I·uro In-1t'!!1adoll~1 de b. ü ' munirociún. en julio de 2002, donde pude 1'~p(lnrr y discUIIT con 1Ill'csttg.1dores dr hx!U el mundo mis hi­, .... I'.'<;i<; sobre el nue\'o form ato telel'i51\'0 de BIg /Jmrhrr. Una 1l,ll;l\)ra de re({l!1('o(:hnienlll a Ull wkga, el !'wf. I' rnm;ois Jo!>l , de 1,1 UIII\'. !'aris 3. S'l1honnr N<llII'C!lC, por intercambiar con migo rll el uhim(l at\(l sus ideas $(lbte din:rSCIS problcmas teóricos dd ,.hIN,) CO!llun!caóonal comp;ut itlo. f)esco deSlacar 1:1 \';llIoS.1)' trml"~1I1a Íll\'(';tig.1dón cuah,atll'a de las estudiantes de eOl11u­okac1l_' n Cullrt c 1Iil1el e Isahelll"l:lfIorano , de b. l' lll\'ersidad (.11\111(01 drll1n.lgllay, {Iue CotlllXluieron wmmgo. Debo la uponu­nidau de hahcl Ilox!IUO desall\llbr en extenso mis obseT\'¡¡ciones y rl : IIl:lli!'i~ quc allllrll COmll.1t'" (tln un ampho pubhc" IlItmo.1me­!!l"I\Ll intell'''-.1lh, en la ((llllunicación .1 la generosa invitacitm del ['",1 Aulbal 1'('ld 1l.1Ta dar rorma de !lbro 11 estas rcncxiones.

fA, POllO Alegre,julio d e 2002

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I NTRODUCC iÓN

De la repuls iún a la comprensión del impaclo nllnunicacional de Gmll Hermallo

El presente libro es frulO de un [\1'\0 y medio de per­" 1 ~1(' nlc}' pacieme observación, >' del posterior :m~l l isis, lit' lino de los fenómenos globalmente mas debatidos de l IlInho Icle\'isivo , por ser és..1 precisamente su forma de ,In lún o emisión . De Holanda par .. ~I mundo entero: lI~r rUllcion .. la productora ElldemoL}' su m:trcrllc1e\isual

t'~lrdll1, Big B'"(llha. No sólo se traduce' la denominación , lIllhi~ua y ominosa elegida por e l creador del fOrTmto ,11.1 lengua de cad .. país , sino que, inevitable men te, el pn1grarna mismo se ~gIOCOl ' iz;t- (Robcrlson, 1994), es de­ur, asimib localmente algo producido en a Ira licrf<1, p.tr:l aIro publko de costumbres (¡¡rerentes.

Empieza a asentarse el poh-o acre de críticas, repudios, ,lt,lques colectivos)" m:mifeslac lones del com prensible

I I'cm no siempre t'n BrasiL quizAs por b e :o;i slenci~ dclltrmi-111' l\,l011\nal jl1\~nll ""11,,110" u..oo.1du pam dirigirse a un ~migo, o po..,r ti amor n;ocil'llal ~ l:b inki~Its, r la IC nlauOn de la lripk n:pelluón ,le 1111~ ¡niu~t , tI nombn: t:>:lm la prPClucC"lón (le Rede GloboIEndemol lile tUg n"whrr BId(j1 W6lJ de ~qur en mM).

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I

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FERNANOO ANDACIIT

rechazo social hacia llna forma que en \'erdad no es del todo inédita OOSI, 2002), pero que ha renovado con violencia varios limites o fronteras del decoro televisIvo pre\'io a su emisiónl. Creo válido el intento de compren· der qué entrañó para su enorme publico el poderoso desembarco de Gran Hermano (GH de aquí en m:\s), en el codiciado horario centralte lev ish'o y en ZOIl:lS aleclml3S (por ej. la media mallana y cerca de mediano­che, en el Rlo de la Plala) durante toel.:l la semana, a lo largo de varios meses, y por más de un ciclo'. Mi obje. tivo es describir ana[¡licamcnte este producto televisivo, desde un en foque combinado de la teorla de la signifl­cación o semiótica, y el punto de vista microsociológi­ca, que estudia nuestros gestos y acti tudes cotidianos en presencia de otros. ¿Qué elementos de GH atrajeron a un público más numeroso de lo que la propuesta permuia pre\"er? ¿Por qué mirar con tal fruición a gen­te cualquiera encerrada durante m:\s de cien dlas, en un sitio cualquiera, y vigilada sin tregua electrónica­mente'? ¿Qué puede haber de interesante en un menu

litar Otro ejercido intclectual IllCOOS inlcres;¡nle: ti cinismo mo­rol con mAl disimulado fin aUlocngrnndecedor (ej Baudrillard, 2002).

3 No forma ""ne di': mi inl'l!stigación 1:1 emisión directa r conti­nua por televisión pag3 -cable o DirUI TV- ni su tmlsión continua por imernct (con pl"O\·udor pago). Optar por el fonnato tele\· lsuaJ ts analizar el medio al que debió su m~yor fa nta tste producto ba­sado en la bú~ut:da rápida de noto~dad le1e\isiva

-4 La duración del encierro I'~rió de una versión a Olr:!. [n Bm~il. La primero «hción duró 6-4 dl:lS, L1 scgund.1.lanz:l<b en maro de 2001, le agregO una semana, por el alto nivel de audiencia El <1.110 imlXlr-13. puts se relaciona con la diflcil inserción del nuevo gtrn'ro tn la progromación dd canal. Al re5ptClO ver JusI. 2002 (pp 107-130).

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I I~:lh,l, poco imaginativo y, aparcnlcmellle, de escasa 1'1t1dtlLdón? Sin libreto, direcdún actoral o efectos es-1" \ 1,lles deslacahles, sólo se pOOla esperar el monótono It..pn humano IT:lllsmilido sin gracia , en direclo o di-1\ Ildll, Y montado du rante meses. ¿Cómo explicM las ,."¡dl,ldas cifras de público en Ctlnlpa y en América 1.lIma (L1calle, 200 1; JOSI, 2002 , Hillcl Y Martorano, )llI,lJ:)? El presenle I.bro es un mlCIllO de respuesta que hll"'-,' no caer en dos abismos dd pensamiento comu­t1IUlllonal, a saber: el de la condell;t moral y profética ,h·l mcdlo y dc su público, por una sllpuesta per\'er­\hln dc la mirada, y el forl11:lhsta-abslraCIO de la teoría, qllc pierdc de \"iSla el bosque audiovisual }' social por '·'tCC¡O de "tendón a In corteza de cada árbol. Por eso, Inl Tllll uzco ejemplos concretos de i tnágenes extraidas tld formato lelevislIal ; lo hago para malllcncr cn la mi-1,\ .Iqllello que, efcttivamcnte, este subgenero del gé­m·TI) mayor ,"{'(,I,ly sholV puso en el aire, y no perder-111 de vista det rás de nubes de indignación moral o de \'.'(tcc¡i\"O detallismo formal .

Con la scmiólica de Charles reirce , cuya base es el .1II.¡lisis categorial de la experiencia, por un lado. y el t'''ludlo del ~ordcn de interacción~ de. En'ing GolTman, propongo una descripción dd alracti\'o básico de un [Iro~ram.:l de fnótT'V I'o/¡mlllrill y /'so)I"ifílico L1 etimo­Il'~la de "escopofillco~ reune el mira r y la andón o gus­t\1 por lal aClo (SC('111'1I1 + phi/ia). Freud usa el término p.Ir,t descrihir 1:1 plllsión erótica inrantil de la mirada del ~tlt.' rpo del otro, de sus genit.:llcs'. Empleo "cscoponlia·'

" In ·he~ enS-:l)·(>S 1'3ra un3 !Corla sexu31". de lqo~. r u ud (tY7.Z 1 HH; 1106) dtiKnbe en el ni,'o una sexualld~d qUf se

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FERNANDO ANOAClIT

en un sentido ampliado, como el que usa Winkin ( 1991 : Introducción) para presentM la leoria de GoITman. El sociólogo habría considerado a la sociedad como si ésta estuviera conformada por fOlogramas o tomas rílm icas que. en su lOlalidad. conslituyen el orden de la interacción cara a G Ira, cualquiera sea el vinculo enlre las personas que actúan en él. El ámbilO de co presencia humana exhibe como ningún otro dominio 1ll1eSlra naturaleza anima l, pero este ámbito etológico es también especí­fi cament e humano. pues hay en él un in tenso tráfi co ritual (Goffman, 1971), que nos consagra como perso­nas normales ante el otro. En el encuentro cara a cara mediado por gestos, p.1labras o la red de redes, la perso­na presenta su ofrenda rilual a la propiedad más valiosa que acompaña al ot ro como su sombra . paTa que éste, a su vez, haga lo propio, As! transcurrc el culto a '" iden­tidad o selj, como forma cotidiana de ratifi car nuestra viabilidad y plausibilidad como personas.

Dentro y fuera de la casa de CH y de sus muchas variantes hay una búsqueda visual minuciosa que aspira a investigar el uni\'erso cotidi:mo de un modo natural, asistem .... t ico. pero no carent e de juicio critico . En mi opinión, el espectador acude a CI., en pos de certezas sobre el si mismo o selj, y lo observa alli donde éste tiene más oportunidad y riesgos para desarrollarse, en la copresencia física con otros. En parte . es..1 mirada se

manifiesla "hacia un objeto scxual eXlerior" gmrla.s iI[ "inslinlO es­copofll lco· o ·¡n~timo de comempl:lCión", CU)'iI orientociÓfl prima­ria en -h;l('iillos genitales y que' tC'ndla a ac'Cmlrse a ellos scgUn una llneil ~scendente· Exhibirse (desnudo) y contemplar ti cuerpo o los geni tales de otro sc!1i1n las dos c:arns de e's til pu1sl(~n

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11 1I"dlfY s.hOlv: una per~pecl h'1l anal ltica de kt tl'1cv1si6n

I 1I1'-I,I:l la ohser\'adón sistemálica de superficie con ' ltll 1,1 lIlicrosocio logia abo rda el ámbilO de las apa-111 lit 1,1 <;, donde clllerRe n la legil imidad y su a i ro. la ltl llll'l;lh,lidad accidentnl o pl:tneada (con engallo) , en I,t hll nacdón diaria, El formato tc1e\'isual de GH es un.1 11I1('\'a forma de esa módica etnografía masiva de 11 IHndt:rnicl:td. el turismo_ Aqu í se trata de visitar una nn.l . la de interaccion, en la cual elmdividuo est~ siem­

I'h' 11I11Ierso, r ya no perdhe; además, para circu lar con t\llI' t'n ella debe concentrarse lo suficieme en la eje­, 11\ It\n de su cuidados.1 corcograna gestual y \'erbal. si tI ' ..... ·.1 aClllar con naturahdad. Acrua/' na/uralmente re­IlIt l< Itu.:e la antítesis del género analizado: rrCl/ily shv\\'. si n 1\1 lI!lO ( .. real) , pnrecerln no poder ser lo Olro (_ es­pnt;kulo producido) .

1 () que ho)' es el d!()ppin,~ cl'n/rr" la interacción m­lit U (,u'a, 10 es CH a la "casi in teracción mediática" t I hOlllpson, 1995): un complemento televisivo de las

11., <; de chnrln en internet, que mucho contribuyen ni I'~II(\ del rrality sIlO\\' _ L1 intimidad simulada po r un 1Hnlt.l masivo amortiguaria el temor al Olro inesperado, nI uudades ya fuera del coru rol urbaniSIa. El encucntro li ~¡w es reem plazado por una forma telcvisual de irrup­\ ¡\lll ntcnuada del ot ro. ~'l eyrowi tz ( 1989) )' Thompson {1l)l)5) retonum el legado gorrmani:l11o para analiznr el InlpaC'to ~'lCi al de los medios electrón icos. Su convin­\'t'ntC respuesta a la dislca interrogame sobre qué co­,-, modifica la tele\'isión en nuestra vida es que eSle lIu:d l0 transforma Illlestr;l organ ización de lo púhhco y 111 pll \'ado. Qué mOSlra r y qué ocu lt ar al otro es un l ,ttn hio social notorio que el rormato de rC(llily Sll¡)\V Ulll<mlcmdo exacerba. Ambos estudiOSOS escnbcn antes

l'

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F(RNANI)() ANOACltT

del lanzamiento de CH, por eso vale la pella preguntarse qué alteme,:ión en nuestm percepción del mundo social supone la llegada de un programa televish'o cuyo fin explicito y publicitado es exhibir 10 que la modernidad buscó ocultar. ¿Qué ocurre con nuestra ensayada pre­sentación de la persona pOSI CH? En cla\-e lúdica , CH exhibe la trastienda de las apariencias, el strip Icase del selJ; e involucm para ello la relación con el Olm que estfl frente a mi.

Sobre la melodologfa empicada

En el nivel metodológico, reivindico un doble enfo­que cualitativo: 1" mimda insistente al detalle ¡nteme­cional de Gollman (1985), por ejemp lo , en su estudio pionero de la expresividt\d ritual del género y de otros "pequeños comportamientos, sobre un corpus de más de quinientas imágenes publiciTarias lomadas de revis­las~ . También :lcudo a l:ltécnica del grupo de discusión

(jOCIIS groll,,), herramienta idónea para invesligar en profundIdad el significado de toda clase de práctica socia l (Andach l, 1999) . Un valioso estudio de grupos hecho por HilIcI y Martorano (2002) , apenas finalizó el primer ciclo de GH en e l Río de la Plata, en julio de 2ool ~ , me permitió analizar la recepción televisiva del formato entre sus espectadores habituales.

Hay una llamativa semejanza entre la dinámica de la morada filmad:l)' obser.'ada de CH y la actividad de un gmpo de discusión. En lugar del único espejo de obser-

ti Fueron cuatro gn.lp05 COlnpueSIOS por pubhco telcvis¡'-o ju­venil de Gil, en Monte,ideo.

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11 " 'dltl_V ~huw: una persptClh-a analll ica de la Icleyisión

, h hIn (} cámara Gcsell , que permite observar sin ser 1.1, ~·t \ ,ldo, en I:l GI5.1 te le\'iS<1da ha)' decenas, lino por IflU.IIl:l Buena parl e de 1<1 acción de CH, incluido el 1llllov,o con el all1mador, es anflloga a la técnica us.1da

l' 11,1 ll1:lrkcting comercial o polllico. E.s como si la ins­tlltlUtln Illc(hMica mOSlmm su tmstienda, la zona oculta

"rmpres,arial de estudIOS de audiencia , pero cotn'cl'li­d I ~' ll almclivn Orerta paTa ésta, a la que ahora además pm'de medir en tiempo Tenl gracias a las llamadas tddó-1\1, ,1" que son parte del programn. No sólo no recom­III.'n ,,;, a cnda intcgrnntc de l grupo de discusión por su 1',H'tu,: ipnción, sino que hay un alto número de volun­I.ltloS provcnientes del público de GH que reflexionan IOtl cnlusinsmo sobre 10 que ac<tece en la c<tsa, yeslán dl"'pucstos a pagar por opinar. mediante la emisión de 1111 \'oto tcldónico . t stc funciona como un dispositivo

d,' :¡: III'/ling i/ll r uw. pues permite incidir en el des..1-1Jllllú dc la trama en In casa de CH. por lc1éfono fijo , Il'lulnr O Internel , pues propicia la s<t lida o perm¡1nen­\ 1.1 de un rnorador-. Todo se recicfa , nada se pierde en

tflt!\'ISIÓn 11c hecho, enlonees, huho dos asimétricos gmpos de

,'ptmón en este .ntlily shlll\l: uno intl'fno. cuyo compar­I.tnHCIllO es lo! ofert a o promes.'l explicita del formato , )' otro (_\/t"'"cl compuesto por el fllÚO caudaloso de opi­nIones sobre, por ejemplo, la juslicia o injusticia de una l' !umnaciÓn . Fund ona una observac ión no cientlrica

7 L, Recll,J(\!>o. C¡llr I'w(h,¡" d f,'nll ~ !o en BrlI~iI . en 2002. lllccnck'> (!ur fue ron dirt mil/,lIIfS los l1am~clos lekf(>nk05 par:l '"0-!;u !)(>r el g~nador. en la final dd segundo ciclo. a fines dCJulto de r'," :It'"

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I'ERNI\NOO ANDI\Cllf

pero minuciosa de lo que ocurre entre esas paredes acribilladas de miradas. Además del cobro por opinar -U$S 3 más impuesto la llamada, en el 200 1, en la Ar­gemina, y un vigésimo de ese valor, en Brasil, en el 2002-, es posible participar en grupos de charla infor­mal en internet (chalS) sobre e l día a dra de GH; estos chats son habilitados por la producción, asociada a multinacionales como Terra.

Este extral"1o maridaje entre ciencia social y mirada televisua l del nuevo milenio nos revela a lgo fllnda­menta l sobre el impacto del programa: lu búsqueda in­terminable y diversa de lo real, así en la ciencia como en la vida (cotidiana). A pesar del descreimienlo del pú­blico a causa de la manipulación visi l' le u oculta dd formato , subsiste en GH un reSiduo InsiSlt'nle ele lo I"wl. Ésta es la tesis cemral de este trabajo. Lo ft'al es kaquello cuyas ca racterist icas son indepe ndienles de nuestras opi niones al respecto" (Pei rcc, CP 5.384)~. El residuo de lo real explica, en buena medida , la at racción que experi menta un enonne publico por la fórmula televisi­va global de Endcmol Produkties. Mediante la noción de mclocrónicajuI'enil describo una fusión de géneros: 10 documental aportado por ese residuo de real que se genera en la inte racción cara a cara en las casas de GH y variantes, y iaJkcionalizaciñn que se produce a través de "la actuación de sí misrnos~ (Goffman, 1971) desa­rrollada por los participantes, al vivir según las reglas es­tipuladas por el forrrnto. El texto amliovisual resultante

8 Cj lo a Pena: del modo habill~,I ' de ta edición de los Cllllcc:ud Papas doy e.l volumen segUido ckl pjrrafo oorrespondicnle Üuooc). Todu lu tradutciones Illt' pertenecen.

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I j Iqlllll' ~h{>lV: un~ perspe(\iva an~ll1k";l de 1:1 lelevlsión

!·lIlll.11il'nta con la oállica tele\'ish'a de sllcesos vio­Ilti' qllc en GH se limilan a choques interactivos si n

,1, 11 ,1111;11111('111 0 de s,,·mgrc, pero con topiosas hígrimas, ' 11111'1)' ~USlIITOS, pero presentado en un cncuadre mela­,1"1111111111' El elenco. recl utado por ser proclive a ime­, "111,11 <; 111 demasiado recato expreSIVO, }' la Illllsi¡;a con Illpll' <;c propician ;¡kctos}' emociones a fl or ele pie l, lt l' 1' 11 qtle Gil posea los inwed iemcs trpicos de un me­I"dl.lllla convencional El atribUlO "juvcnW de mi des­, tlll\ IÓIl remite a la edad del mayor sector de l publico 111 1;11 pro,c,rmm : 13 a 19 años'.

Lll l:omo un arco iris cs a la vez tina manifestación 11.-1 <.(,\1), de la lluvia"' (r ei rce. CP 5.183), lodo lo perci­h,d ,) ('1 Imaginado es tina km,mifeslació n Is iglllcal de 111,,-,)11'05 mismos ... )' de algo ext erior a n05(ltros .

H

Para "'1I 1~' ar el riesgo de un enf(){!lIc moral de la comul1ica-1 hlll llue puede conducir a un sllbJctÍ\'ismo ofuscante, 11.11;" mia esa premisa se miótica y metodológica. Para tlllplementtllla. presentaré cilas textuales de programas It, l genero analizado , describiré gestos y actos de los p.IrIlUp .. 11l1t'S, y rcnllTi ré a juicios emitidos en grupos dI' opll1i6n de publico riopblcnse de GH CHil le!)' Mar-1111 ,1110,2001). Sólo si dej~mos que khablc '· el obje to \ \' II <;l( lcrado, es decir, que se imponga lo real, Iluestro l11l'todo merece el nombre de ckntifico, segú n Peirce ({ P 5.384) . Esto no significa olVidar la incidencia de 1,\ lallbte tarea ob.scr l' acion~1 e inlcrprelaliva. El méto­do uemifico SUSICIlI:1do en la acción signica pemlite

\} l hilh" h>s d~IOS rc(t)!!ld{ls por Itilld y to.l~rI OT~1l0 (2002) 1'11 '11 e~lmU(l de l~ lr:msmi<!6n urugll~)"3 Cifras-smlibrts <;(In I're~n­I."t;. .. p .. " JO<;I (2001: 110)" ss) para la \·t!"Sión frantf:~, LoJf 5IOIY·

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superar la fal sa dicoto mia entre observar el mundo e interpretarlo. Los signos que median toda comprensión de un hecho, como el televisivo, remiten , por un lado. al mundo exterior y como tal objetivo,}' por el otro, a nuestra capacidad de entender algo. Tal dualidad nos habilita , autorrenexión mediante, a det cctar el inevi table crror. y a avanzar en la empres.1 comunitaria y critica del conocimiento de 1.1 realidad .

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CArlTULO 1

' IN NUEVO CONOCIMIENTO CARNA L: 11 DESEMBARCO DE GRAN HERMANO

1"I'llOngo ahora dos emradas al tcrna de este t rab.:~o.

Iltl.' pe rsonal y otra mdustrral. pro\'cniente del entrele-1111111\' 1110 de masas ya viejo del cinc ,

Primero un acceso personal . 'IOdo se inicia para mí 1 PI. lUla llamada Idctónica inusual hace poco más de un 111 111 ha cerca de 1:1 medirUloc hc , a fines de marzo de JI"ll , CU:lndo redbi una sorprcndente llamada teldóni­~ 1 110 sólo por lo t,mlla, si no también por la urge ncia 111 dtono de la \'OZ en el tcldono }' por su aun m{¡s pHullar reclamo. Un comx..ido, un profesor a q uien no \d.l h:lcla tiempo. me comab..1. de un modo exasperado .. .,hlc una. experiencia dC5.1comodadora que estaba vi­Ill'mlo: "eso que est:'l todo el clia en la televisión , de dl ,l, de noche. de lunes a viernes)' también los fines dc l 'm,Hla , cada vez que uno ctKiende el apar:lIO. ¡Es in­

~'\ lh\lI:lble ! ~. Junto con su vehemente queja llegó el IHlIlIcr pedido de auxilio comun icadonal de toda mi \ ' tI;¡ profesional: este hom bre me había llamado para \ft "j hahia algo que ro pudIese hacer pa m remedrar r ,1 lIl 'ioporlable situación ., L1 1dea de fundil r un Ser­\ 1I lO Semiótico Telefónico de S.O.5 era en \'erdad atmc-11\; . f-, ¡¡ sorpresa era aún ma)'or IlOrque la causa de esta

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singular llamada de medianoche era dar salida a la furia de quien me telefoneó a causa del pOlente desembarco local, rioplatense, de un rea/ity shvw globalizado prove­niente de Holanda, el célebre Big Brothcr, traducido de modo literaL en el Rlo de la Plata, como Gran Herm(l-110. Debo confesar que en es.1 ocasión también me sen!! in<l uieto porque en el preciso momento de la llamada yo mismo estaba mirando el programa denllllciado con vehemencia, en su tercera y última edición del dla.

A causa del altísimo nivel de audiencia logrado, la producción local de GH agregó poco después del co­mienzo dos entregas especiales más al )'tl bien provisto paquete de 16 ent regas semanales, con lo clk11 el progra­ma se extendió a casi todos los días de la semana, ya ca­da uno de los horarios, sal\'o el de la tarde temprano. Al menos en términos de una oferta televisiva inusual en su ocupación de la programación, mi conoc id o tenIa razón. A modo de excus.'! para mi falta , sólo puedo decir que yo campan la mi mirada culpable con una enorme multitud de televidentes, una de las mayores audien­cias en el pasado reciente de la televisión comercial. En junio de 2001, el programa alcanzó una medición de audiencia insólita: 88% de todos los aparatos de te­levisión encendidos en Uruguay, socio de Arge mina para esta transmisión, miraron el programa final de lo que resultó ser la primera temporada de GH.

La razón para relaUlr esta extrar'\a lIatnflda telefónica es que la considero un síntoma de un cambio notorio y relevante para d estudio de la comunicación, ocasio. nado, en buena parte, por la llegada de este producto televisivo no trad icional holandés. Describiré aqul có­mo esta novedad comunicadonal de GH supuso una

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1I 111 di' ~olpe de ESI:.do contm eluni\'erso ét ico, en I"lj,lItl' del mundo. Ricoeur (1992: 170-176) define

I (lit ,1 tOmo una perspectiva teleológica de la acción Itllllt,III.I, a saber: la incidenCia de los ~bielles imernos" ,~ II,ul'~I(\n fltistotélica, esos que nos gulan desde elna-1111110 Ijl\) nllsrno de nuestros actOS, y que son Ilt'CeSlrios 1'11,1 dC<;(.lLbir lfl flcción, a nosotros mismos o a otros, 1111 Ilt.lI1fe llna Ilflrrativa . En contmste con la ét iefl así ,1, 1IIIId,l , el dominio moral puede describirse como de 11 1¡IIt.llcza prcscripth'a: es un legado dcolllológico y kan­tl '11\1 , ><gun RiCDeur (¡bid.). que nos remite a :.quellas '"11111.1'> que, desd e un punlo de visla exterior, busc:'1l IIldl'll.ll· ciertos modos JUStoS y necesflrios de hacer las '.".1', L.I éllca se refiere fll modo en que erectivamen­ti II'ndemos a hace r lo que hace mos, de flclIerdo co n 11111' .. 11'0 constante monitoreo de lo que es normal y ¡tllllltttal, sobre la base de tipos ideales que orientan IIIII"'WS ;lCtOS, a menudo de modo no consciente.

1 n llamada de mi conocido es por cncle ut! geSIO éti­I p tl:t'ldo dc pánico, la reacción emocional de alguien 11111:, Simplemente, no se convencía de estar mirando y I">llllhando eso, ~cada vez que prendo la Iclevisión~. t'.n,'l'XprC5.1.!' su malestar él habla empleado una hipér­IlIl1e , claro, pero una que no sc.alejaba demasifldo de 1,1 l(lnmoción producida por esta novedad, si sólo nos IItenemos fl la presencia masiva , casi una ocu"acidIJ dd I1Il'lho televisivo, dcs..1.rrollada por el formato de GH, dentro de la programacIón del Rlo ue [;¡ Plata 'o. Por eso,

10 S:\nch~z Vileb (2002) prt...~nla un" cons¡demción delllll~dll ,Id IN1,lc rr<lcomC'lll, que ~\lpUSO el ingreso del múltiple fomlalO de t ,11 en I~ IlI\'gmll\;\ción Ickl'i_j\'a unlgu<lp.

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su exageración no era (a l si se piensa en que no había antecedentes de un programa, con "1 excepción de las noticias, que se emitiem con lan alla frecuencia semanal. De lunes a viernes, habia tres compactos diferentes de más de veime minutos cada uno. con un resumen de 10 acaecido en la casa )' considerado corno más inte res.1n­te por la producción. H;lbfa una primera edición mati­nal a las 11.30, luego otra vespertina a las 20.30, y una nocturna tardía a las 23.30. A estas tres em regas dia­rias, hay que agregar dos especiales bastante más ex­tensas: un foro de debate {mimado por un elenco de ~personalidades~ de b televisión. de una hora y medIa, los lunes, y la emisión mayor, los sábados por la noche . desde las 21 hasta las 23. Con presencia de público. que incluye y da protagonismo a familiares, amigos y ex habi­tames. y un especi,,1 dest"que pam el más reciente expul­sado, como en el deb.1le la edición sab.uina hace pllbhcas las nominaciones y da a conoce r el nombre de quien abandonará la casa}' entmrá poco después a ese estudio. A la mitad del ciclo se agregó un día mis de discusión, los jueves de noche, animado únicameme por expulsados de la casa, y con entrada}' contestación de llamadas telefónicas y lllcns.1jes electrónicos de la audiencia re­¡"th'os a la experiencia vivida por ellos.

Segundo, un acceso ncciona!. Todas las claves analrti­cas del libro que empiezan a leer Plledcn encontrarse en los primeros cinco minutos de un film que, con fre­cuencia. es sef\alado como antecedente en más de un sentido del subgé nero del re(l/i/y shol\l de encierro es­coponHco Big Bro!her}' sus variantes (cjs.: El Bar. ClIS(I

de Artistas): rll(' Truman 511 01\1 (Pet e r We ir, EE.UU., 1998). Vemos al inicio de la película algunas escenas que

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1111. 1\ .1/.111 1;1 tra5lienda publicitaria - el J,ockslClge. que ya • 1111 ~W1ll' 1l) con canal dc cable propio. E. Enlt>Ifll111men/­

,l. 11\1t1~r:'l1l1;1 que l1e\'a clmismo título que la pelicu-1IIII 1,llfCl tor australiano \Vcir. e imágenes de un fi cticio I 11I1IIIhl:lll"tll1!y 5/101\1. que hoy, apcn:tS CU:llro años más I udl', (;1<;1 p:uece realismo. La "cción transcu rre en un 11111111\ 11 \1 1l1ll>, distant e, en alglnl sitio tropical e idílico , j, I,\~ I s ... dos Unidos, probablcmenle en ese paraiso del jHhl1.ldo 110nel10 que es la Florida .

In d mu.:io, un homhre con ai re de intelec1t1al euro­I~ 11)' ropas oscuras. boina inc1U1da , con nombre y rol I.h. ¡,II de resonancia bibl1ca -Oi5/(if. el creador- presen­l., '\1 ohra magna televisiva. que ),a lleva en el aire 30 ,lIln .. HlI111errl1 lllpidos, los mismos de su héroe. Cristof 11,1111.1 I,:on un 10110 reverencial, apropiado para su crea-1 hltlmacstra, el programa que. en su opinión, 5..1lvó ,,1 lun ho electrónico de su ¡x>brcza o lll"yor deblhdad, a .lher. 1:1 fi cción, la irrealidad tele\'isl\'a:

"Nos hemos aburrido de actores que nos dan emocio-11l"O¡ 1:115..1s", ¡Nos hemos c;lns.1do de la pirotecnia y de 1,1'4 d euos especia les! ~

11 fi cticio director Cristof describe bien el flmlamcn-1 .. de I [e>lI )'wQO(l, de>nde el mayor brillo a fines del siglo X.\ e lIlic ios del XX I lo aportan los magos Stc\'cn Spiel­hn~ ) Geo rgc Lucas. con su parn rernalia tecnológica hlt'al p:1m nii'10s y para aduhos rascinados con esta clase di' lantas!" Enseguida Crislo r pas.1 a describir la escn-11.\, la (ilfere nci" especi fi ca de su e ri:llura te lcV1Si\'a,

I t 1.1 I<'nllln,' m¡;!ts ",¡,!"",v- tiene ~!11 id(l peY0f;\li\'o )' no 56'" d, ·.lll'\ln> WlllO ficción-; rh""~ lknNa ~Ig\ln lipo de eng.1"o. ulla 1',III;n\;I. ~ '&o InlUllimico

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FERNANDO ANDAOH

The Truman Show, en términos que sirven para abordar el análisis de la especificidad del subgénero d~reality shQW Big Brother, el CH rioplatense . Su explicación de la peculiaridad del programa ilustra el conniclo expre­sado por el oxímoron donde conviven promiscuos los

términos reaUly y show: MSi bien el mundo que él 1-Truman Burbank, el hé­

roe involuntario del showl habit.'t es, en algunos aspectos, falsificadol1, no h.'ty nada falso en relación con el propio Truman. No hay libreto, ni tarjetas indicadoras. No es siempre Shakespeare, pero es genuino. iEs una vida!~

En su apología del programa -una comedia domésti­ca (silcom), similar a éxitos mundiales del Sony Chan­nel como FriCllds- su rge el componeme que, desde el nombre del género , produce una ,' isible y polémica tensión con su opuesto: (la) realidad presentada como (un) show. Lo que afirma Crislof es, en parte, verdad, y, en parte , una tramposa lttote, una d istorsión mini­mizadora de lo que ocurre. Pronto, el espectador del film de Weir comprende que todo y lodos quienes ro­dean al protagonista Truman son falsificados, persona­jes producidos para el especI:lculoll

. El pueblo entero

11 En e'Stt. aISO Crislof ulIllla ti ttnnino "WUnlilj6c' qUf: St. usa nonna1mentt. en inglt:s para iodiur b falsir"",ión de dUlero o de: una

obra ~ ant. ,

IJ I:n su arúlisis lit. la tebisión "auu.:ntificantc-,Jos! (2oot:63) ~lOma elltrmino df: Sounau "proflllllico·, aquello que es ·puestO ante la cémarn para ser ~gI5lrado por tila·, y qut conlQ tal se opone a nuestro "mundo afrln\lco~. Vale la pcTl.'1 citar la definiriÓfl de prom­nnco: · una disposiclÓn mttncir>11l\1 de signoS \'isuales antt. b cém~ra -una pu6ta en cscelll- destinada a signIficar acciones, !"oCntimicmos. ~ col1t:l r htstorbs· (¡blel). Salvo ti propio TrullIan, lodo lo \1slO y escuchado t.n ti programa t.s pluJllmico.

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fI r((dily s./ww: ulla pcrspecti\'ll an;1lhica de la lelcvisión

St'crhm'en --el nombre: refugio marino, enx:a la larga lpacible "ida intmuterina de la espede- es un Inmen-

... --, y sofisticado eS!l1d io de tele\'isión donde nada es lo ~ le parece al ingenuo Truman. El es un ~Hombre nJadero· o de VeTlI:ld, y no un actor, como la mul­dd con qUIen convive, incluyendo esposa, madre y jor amigo, Abandonado por la madre al nacer, Tru-

fue adoptado por la corporación que produce el 10" que lleva su nombre, y a la cual, sin 5.'lberlo, le

ded icado tod:l su existencia irreal aunque existente. mquietante :mlÍlesis conSlituti"a del género tde"i-

ro -rmlll\' ~h()lI'- es explicitada en el encendido elogio programa que hace CristoL Este género implica la \1wnda de lo fal <;o explícito --el elaborado espcct:lCU­

Je entretenimiento- y 1" irnlpción espontánea de lo J a secas, de eS0 que choca cont ra nosolros y que,

puls¡\,amente, C:lpla nuestra a.tención, aunque no quemmos. l n ejem plo de esta Intrusión en nuestra percep­

'fl es la llegada de un foco lumínico que cae a gran .dad desde el ~ciclo- de Ulileria del Truman Show,

estrella con eSlmendo cerca del héroe, al imcio del clt.1ndo el protagonista que se ignora lal está solo rreme de su hogar El hecho sobresalL't y fuerza a n -)' al espcrtador- a mirar primero, y a aproxi­luego, para p.'tlpar eso que cayó intempest.i\'amcn-

oestle mngUI1 lado (que Truman logre identificar). t$pect:\culo no sólo para mirar, sino con abundante

neia p:tra tocar con los ojos y el resto del cuerpo, i';lnación mediante: eso es precisamente lo que le

*lne a su audie ncia con éxito el fo rmato de CH, 111 \'0)' a demostrar. Así como el foco cae muy cerca

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FlRNANOO ANOACHT

de Truman, en tiempo real, los multitudinarios seguido­res cau ti\'os de The Tntman Shol\' acompai'an y viven con su héroe en esa temporalidad , El público de GH )' sus slmlles en todo el mundo tienen la inédita oportu­nidad de convivir y seguir los principales momentos, paso a paso, j unto a los participantes-habitantes de la casa Aunque el porcentaje de la prometida tmnsmisión en directo, desde 13 casa, sea bajo, según 10 demuestra Jost (2002)", el fonnato es un vehlculo de 10 real, conce­bido como la intrusión de lo inesperado , el shock de la rencción (Peirce, CP 8.2(6), casi en el mismo tiempo dellelespeclador. La colisión define el encuent ro del ser humano con lo real que, por definidón, es lo que

se nos opone o resiste, La di rerencia entre una proc! ucciór telcvisiv.:l y lo

accidcntal hUIll.:lno definido como eso que acaece en tanto hecho bruto, y que sucede ría de todos modos, aun si no hubiera una camara para registrarlo. es la responsable del efecto primo rd ia l del subgénero de realiey shol\' encamado por Gli . Tal como OCUrTe con la geSlualidad r las mil reacciones cotidianas del singular héroe televisi\'o Truman Burbank. que se desconoce como tal. la interacción gestual y \'erbal del héroe co­lectivo y consciente de GH es provocada, pero no libre­tada o dirigida. la vida en dirt'Clo, como se presentó la versión argentina de GH en 2ooP" no rue tal , pues tenía

14 Para la versión francesa, LDft SIOry, es apenas un 10% de: ¡oda la transmisión tc:\el'i5iva.

l ' IJos ciclos emitidos por el canal abieno T ... left en 2001 y re­Il'ltnsmitidos por d Canal -4 de Monte\ideo, Uruguay 1:.1 primero comenzó en mano, y el segundo en Juho dt ese mismo ano,

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El rralily <h(I\\': Ult..1 per.:<pet"linl analUica de la tc1t'\'isIÓIl

ob";a selección y un montaje para cada una de las ws síntesis di<lrias, }' llll.:l recopilación para los dos pro­~ma5 la rgos deri\'ados, Pero lo exlubido, con lo que

armaban re lalos \'eroslnulcs en base a "Inculos y IIal.:ctones de los doce p.1rticip .. 'lntes del programa, eran

rflllll(lS rt.'cramnes, y no el fnllo de guión o dircc­'Il aClOral alguna. Por eso Gil no es ni un producto

tl",in' -un aclor dirigido)' Hbretado- ni un docu-lO {I(ilmrw - la \'ida caplada accidemalmellle por cámara, como en el ~aso del video doméstico de la

-ro: gol piza policial a un detenido negro, en Los An­en 19Q 1' •. En eSlo consiste el index-a¡>f'cll1 o apela­

D mdicial de GH sobre su pltblico, como desarrollaré ¡i ' Peirce describe la irrupción de lo real como un

.:no que com pulsi\"amente produce una reacción de ~it'm,}' un modo potcnci<l1 de comprensión, Generar

mterpret'lción no forma parte de la función indicial,

16 Un inlere<.1IlIC an~h5i5 del c~so de Rodney King en 1991 k-c:rse tn Nkhols (1994 17- 42)

17 1 la) pUntO"l en comun entre la noci,\n de indrx-11rf't"aJ que ...,~ aqul)' una de: las tres Ill<x\allllade.c e:nunciatil'aS deJOS(

Io.~) I·n ~u an;lll~ís. 1<">'<1 descnhe 105 gtnerm tc!t-nS\n.l§ co­~<:t5 a la audi..-nci3. 1:1 define "~f 1ll0:lf aurltml1(¡<1I1I- como

dt p r,'grmn~s que - hacen afirmaciones l'erdJderas .sobre 1"(' mundo, 'lile n<>s dan mfurmacion ... s para mej,'rar nutstro 'llItnl(\ r que, en uhima IIl~lancia. <.e Vinculan con un cjun, b nidenda- l ..ll difercndatnt~ ambos conceptos radica en

"'nlI dr: la (111t eXlrnj(' mi oocM'>n ck I<1da~'11 el decto bi\sico no es L, l'tnbd, sino d "choque t'Jltt'mo-, "('1 !Cnlklode Un.1

'n' rcr 8 4 1) COnlrJ otm cos~. i e., b c:o;penencia de pum rt­

~ Iml'lkad~ Ix'r lodu rndkt'. S61(\ lIlt'di,ulte la proposición ~ al regimt"n de 10 I"enl"dcro r de lo falso, en la Stmiótica -

,

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Si bien no hay guiones, tampoco podemos decir que hay total y completa "realidad", dado que hay una influencia generada por el conocimiento de la existencia de la mirada de las cámaras.
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si de la palabra . El entend im iento derh·ado del signo

indicia l se asemeja al producido por c1testimonio, el documental , las nOlicias, elC. Salvando la obvia diferen­cia - los habitantes de la casa sf sabt:n que son filmados y observados-, ellos tampoco pueden verse t.."ll como son vistos y presentados ; mienlras vinn en la casa esta n incomunicados'~.

El clímax del aut oelogio de Crislof ~quipara The TrunlCln Show con "una vida"- lo retoma Meryl, esposa fic ticia de Tru man que encarna la actriz Hannah Gil!. en el corto publicitano dedicndo a exahar las virtudes ..

del programa televlsivo: ~Para mi no hay diferencia entre la vida pública y la

vida privada . Mi vida es The Trurnan Show. ¡The Tru­rnan SholV es un est ilo de vida , es una vida noble! iEs (paus.."1 efectista) una vida verdaderamente bendita!"

El efecto de este "a\'iso~ es similar al que buscan los

presentadores de GH en sus varias versiones. Esta se­cuencia del film de Wdr parodia el intenlO de volver

sublime la flagrante man ipulnción de la \'ida de un no actor que ignora que es filmado y mirado de continuo

como un no-personaje insen o en una típica ficció n

18 !:.sta es una diferencia con ti subgénero de cncierro \"olun­tario parcial de El IJar. formato de ongen ~uro¡x:o l~mbién produ­cido en Argentma en 200 l (dos cidos por c~na l América) En su St-

1111 encierro, los habit~ntcs de la ClSól-con-lxIr-ancxo rcCI!xn sign~ dcS<k afutra, la \·isi la ¡x:riOdin del publico que dedde gaSt:lr en el bar y aparecer ron susldolos en el programa. Disponen además de una computadora para recibir)' enviar correo a sus rans. Lt reslriC­ción d~ ~stos voluntarios escopofrlicos es el no poder \"e r5C en d programa televisi\"o qut animan; esto los collducirta a un¡¡ parálisis d~ aUloobst'rYI\Ción narcisista o enlorptcerla su impcTsoniflca­ción de si mismos.

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mdtlSlria.1 norte."lrnerkana con personajes 5.."llelit:tle.s, p.."l­r.a dl\·erSlón dd público. En tc!c\'is ión, se o rienta la in­

rpretación más fa\'omble panl la producción de GH. La ape lación indicial es enmarcada por una ei:lborad:t

ta((l"'t.lIt~cad'¡n (Balesoll , 1972)1°, un mensaje cuyo n es definir el contexto pa ra la correcta inlerpretación r o tro mctlS.."lje y uetermi nar la relación entre quienes ~ comunican (por ej., en serio o en broma).

En T/tt' Truman S/I OIV, la ¡¡(' triz profesiona l que ac­L3 de esposa afi rma conrno\'ida (Iue , pam ella, sllOlV

"da son lo mismo. que el primero sacraliza la exis­TKla: Esta confusión intencional, propia del /"La/íly '"h', mstn la el irresol uble confl icto de se nLido entre

auténtico y lo falso . Surge una pregunta recu rrente púb lico: los póm icipantes de GIi ¿son o se ha­

.n?, ¿actuan y juegan o s ufre n )' disfrut an realmen_ desde su idetuidad eXlraleJc\'is h 'n? ¿Es sólo ot ro

urso le lC\" isivo (L1ca l1e, 200l), una variante del tog o buslJueda de acto res, o üla \'¡dól en directo~

mo repitiÓ eX¿lltadól la presentadom del GH argen~ ~ De eSla osdlac ión metaCOtnu nicati\'a emerge la

c.. ión de un subgé.nero que hace reir y llorar, me.

te el Í1n-olucrallliento afef.:livo con la suert e y los (OS de quienes juegan denl ro de la casa co n su la vida.

Uro acto r pago}' lihrctado del mm, Marlon, es pre­como "el mejor amigo de Truman~. En sintonla

IQ La fOnltubción dllsiclI de f"stA ft'ni! fI(I(Í!~n pAra el carnpo 'IIIIC3("~TL11Ia cnconlrnmOl¡ en B.1If"~n (1972:177-193) en d

utubdo -;., thWf)" of play and bntasy-. publicado original_ (n 195'

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FERNANDO ANDAClH

con CristaL él reitera que Mtodo es real , nada de lo que se ve en el show es fa lso, es sólo con lwlculo". La ten­sión entre el máximo cOnlrol audiovisual moderno, y lo com pulsivo, accidental y fáctico, que proviene de la actividad de vivir (interactuar con Otros, comer, defe­car, lavarse . hacer el amor. blasfemar) es el combusti ­ble semiótico que alímenta el popu lar y polémico reahfy show llamado GH.

Por fin. en el film de Weir se nos advierte que el Truman Sholl' no es gnm literatura, sino una fo rm a de \'ida . La catarata de obscenidades de los doce jó,'enes de GH en Argentina o de Big Brvthcr Brasil (BBB) NI se censuran no bien ocurren, con un agudo silbido . El dispositivo confinna y amplifica lo no controlado en la conducta de los protagonislas (- asl hablan ellos rea l­mente). Su forma de expresión \'erb.'\1 no l)Urde no ser local, a pesar del origen holandés del progrnrna. Como una mancha de humedad , por encima de b s publicita­das reglas de Endemol , Sllrgen m:ucas propias de cada pals o región donde se produce GH. En eso radica lo que en términos semióticos denomino la sugerencia icónica del fonnato, su iconic-appec!l.

En resumen, postulo tres dimensiones de sentido para analizar el alnlCtivo comunicacional del subgéne­ro de realify show GH y variantes , para su audiencia

global: a. El golpe de lo real: el ape1atÍ\'o indicial o index­

appeal es la irrupción brutal e irreversible de indicios

20 A la sigla para la \'C'~n brasl1ena dr Big B,p/ru:r le ~grcgo el numeral I o 2, para indicu que se Irala de la primera edición de 2002, DUBI (enero-abril). o la segunda ediCIÓn. BB/J2 (mayo-julio).

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El rcalih' sh¡IIV: una perspectÍ\'il 31lalUica de la teb-Isión

J,: lo real. Son signos contiguos al propio "¡"Ir de los nlupn ntes, quienes nacen como personajes de sus htlS ante cámaras. El indicio indure funciones ex-

~oms. deseo sexual, llanto descontrolado,)' hasta el l<oo medido y grafimdo en pantalla o la intempestiwI LJd.l \'oluntaria de la casa. La abundante gestualidad "fTlpmia como inseparable conejo rcal el des.'\rroJlo 'In<.:ulos afect ivos con los compafte ros de encie rro

ron la inviSible \·oz de GH (\'c r capitulo 2). b La 511.';eH'nóa de lo WlIliWlivo: la atracción icó­a o jeoni('lIfJfJl'lI/ se basa en el aspecto cualitativo - lOICa de la COllllllllcación. Sugiere semejanzas y -nas. lo que permite acceder a formas de expresión ~ mas que nacional, a pes.·u del carácter estandari-

::rte- del rca/lly shmv L'\ macdonaldización del mUIl­

c-k\"lsh"o no consigue apag:lr los s.'\bores propios ON..Ia comunidad donde el formato es producido y - mlldo (ver capiwlo 3). ( La gula (/C lo sim/,óflw: la persuasión simbólica

C". declo de orientación ejercido por el símbolo. L1 conSIste en instrucciones sobre cómo inte rpretar

mrxJo genérico y adecuado lo que ocurre en la cas..'\, labras, gestos o secreciones humorales (lágrimas, stmen o sangre). Ejemplos son la slnlesis enun­por la \·oz en off de b Cas.1 de Gil , la animación o los seudoprogramas de BBB2 (ej, la tdenO\'ela

c.: ... "cI(I Pt!ixd(l). AsI emerge el sentido oficia l, ellllás "k ofrecido al puhhco. El significado simbólico J;1One lógicamente <l los ot ros dos componentes,

tali\"o}' lo fáctico (\"í':r capitulo 4) .

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F tRNANDO ANDACIIT

1. t. Breve visita guiada al modelo semiótico de C.S, Pe irce

WTal como decimos que un cuerpo está en movimiento, r no que el mO\'lmiento est¡\ en un

cuerpo, debemos decir que estamos en el pensamiento y no que los pcns¡unientos están en nosol ros. M

(Peirce, CP 5,289)

Como inicio del recorrido sociose miólico de GIl, conviene hacer \lna visita al modelo de Peirce sobre la acción slgnica o semiosisl' . Su semiótica se basa en el análisis fenomenológico de la experiencia, y postu la tres clases de propiedades o categorias universales en esta: lo posible, lo existente y lo tendencial de la le)'

natural o humana (ej.: el lenguaje). La taxonomla slg. nica con que Peirce explica la gene ración autónoma del sentido sólo se entiende si se toma en cuenla este análisis de lo que aparece y parece ser de algún modo (_ fenómeno, del ve rbo griego phaino)u.

Dos premisas del acápite de la sección son hásicas para el análisis: signos y pens.1mlentos son lo mismo. y su naturaleza semiótica no es algo concreto que se sitúe en nuestro interior, como el cerebro . Los signos

2 1 Sanl1l(l1a (1992:76) ckscnbt y <k<.tarn coo aoc:no el aspt'ClO ¡nte~laú\'O "acción mterp~lati .. a o ¡ni(reneial a panir de los sigilOS' de la Soemiosis. que es la misma 3CCW slgnka. desde otra pe~tr.lI_

22 "Por faneron me rrHero a la totalidad de :>quello que está en cualquit'r sentido presente ante la rneme, sin (Iue impone SI rorns­ponde a alguna cosa real 1) no ~ (CP I 264) A los "elementos foro males del ft'nómeno~ los llama Peirce ~categolias·.

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son el elemento en el que todo ser vivo se mueve con natlt mlidad, corno el fcto en clü(ero materno. Ni amos 3nSOlUIOS ni COIlStrULtores de la significación, es nues. 1m aUlocorregihle navegación en el mar de la semiosis l1 que 110S humaniza al vol\'ernos rázonables, pre\'iSlbles y comprensinles pOlra el aIro }' pam nosotros mismos Ransdcll, 19Q2). Presento ahora cada categoría feno­

menológica con un ejemplo tontado del formato GH. Pn l

/1iedad si mple (l mml(!l/ka: una cualidad absol ur a.

Es el tono de informalidad despreocupada y jU\'t~nil que como cualidad pura se abstrae o inftere ti. partir del filt lo de \·¡da concreto de la Cas.1 de GHH. L1 tonalidad semiótica se maniftesta en el modo de andar, de vest irse o de no hacerlo , en el estilo de Icngu:lje obsceno rei. lermi\'Q}' reducido, }' en mil otros hechos tranSmit;dos, en los que se puede apreciar ese aspecto cualitati \'o. A (:Sta rro~iedad categorial lIamOlda Primeridad perlene. (en los sIgnos icónicos, que fu ncionan en base a unOl k:m[;llUza I",sible; ellos comparten una cualidOld con d objeto que representan, altn SI éste no existe, pues '1lcanza con que se;] imaginable.

L1 recurrente pregunta de publico y criticos de GH sobre si lo que miran en la casa es auténtico o produ+ _1<10 como ulla telcnO\'c1a, no afecta al icono; ésle se mita a mostrar lo que Illuestra sin reclamar realidad

ali?,una para lo que exhibe: "El valor de un Icono con. '" ~e en su exhihir los rasgos de un eSlado de cosas (onside rad o como si fuera puramente imaginario"

2J r~m;c « f' 21'1'») u<., el !énnino "(allng·· lm~ sensación po­<ep:lrnda de cU31qlller Il':nlltadón conc~la

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- .... FERNANDO Alm,\cHT

(CP 4.448). Ver a un hombre de figura hercúlea deshe­cho en lagtimas por la des.'lparición de su muñeco (en BBBO no se puede negar o relativiza r en tanto esl'i'C­láculo. Aunque el ícono "no puede transmitIr nin~u.na información positiva o fáctica, porque no nos da mn­gUlla segurldad~ de que lo exhibido "exista en la natu­raleza~. que sea algo concreto, este sIgno "po.see u~ enorme valor para pcmlitir 3 su intérprete estl~dmr c~al seria el <:aracter de lal objeto en caso de que este ei(lS­lIera~ (CP 4.448) . El oxímoron visual del gigante-ni no citado arriba ejerció un potente efecto icónico sobre ~I público, y condujo al participante Kleher sobre sus la­grImas a la \"ictotia. más allá de las sospechas y rumo­res que se ciernen sobre el programa (¿era Kk~r tan humilde como deda y pareda ser?). No hay dato bIográ-fico que pueda afectar la acción Icónica. .

Propiedad reactiva diddica: la copresencla de dos elementos contrapuestos. U1s cámaras de GH no se cm­san de buscar y mostrar con la tOllla-reacdón cómo responde física y emocionalmente algUIen que será expulsado, o que de pronto ve 3 su ramili~ :eunida esperándolo fuera de la casa. Una lIusuaclQn d~ .Ia propiedad diádica es el dispositivo \Isado en la v.erslon brasileña, BBB: monitorea el plllso de los nommados de la semana, y exhibe. en pantalla un gráfico con los alubajos emocionales, fisiológicos, )' como tales com­pulsivos y fuera de conlrol. Los camhios del pulso re­presentan reactivamenle su estado de ámmo; se trata de un sintoma de la condición r:\ctica, no yerba! pero \'erbalizable, de su ansiedad. A la categoría de Segundi­dad pertenece el signo indicial, que se rcladoml Ciega o compulsi\'amente con su objeto, rn..'ls alhi de que esta

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1:1 IClday slrQ\\': una pl'rsp«:IÍ\'a analltica d( la lcl~is¡ón

~bción 5('rl Interpretada o no. Éste es el caso de la pro­M tal huella en la arena de Viernes, en la isla del n:1U­~o Robinson Crusoc; la pis.'lda pudo ser borrada por mar antes de que él la obsen'am, y no 1U\"0 como fi­adad el ser int erpretada por alguien: la huella es un ha COII potencial infonnati\'o, si se incluye inferen-

almelllc en la próxIma calcgoría, Irl de Tc,",ericlacl. Dos rasgos indicbles muy asociados al rcality silO\\' ~ lo son el síntoma y la pr:\ctica de referirse a los

_ a~onistas por Sll nombre propio son precisamente . clemplos que elige I'ein.:e p:Ha definir este signo:

!lt-fmo un Indido como un signo determInado por su to dinamko en \' irtud de estar en una real reladón éSle. Tal es el caso de un Nombre Propio ... tal es

ocurrencia de un slnloma de una enrermedad~. (C P 335). Se trata de dos inst:mcias de. lo que propongo

el principal :uractÍ\'o del formato GH, Sll index­al o apelati\'o indicial. Ha}' un efeclO de casi tan ­hdad provocada en el publico, que sobrevive a la

:13 manipulación de la producción (montaje, trans-~ diferida. tópICOS, subtitu las sobrei mpresos). El

de cOIl\'I\'ir a diario con gente conocida por su h re de pila, y cuyos síntomas interacti\'os se es­n en ahundancia sobre la pantalla del hogar in-

a al puhlico a compartir su temporalidad de un más inmedIato}' concreto de lo que ocurre en

generos, incluso los de "modalidad autentificame" 2001 ' 12 Y ss), como noticias o talh shQI't's. Cabe

r que Pelrce sitOa la acción indkial e" clticmpc:' -.au· ~Un indicio posee el modo de ser de la ex pe-113 prcsen te~ (CP 4447). un ingrediente vi tal de la

ftltS3 de este rorm:no lelevisual.

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FERNANDO ANDACHT

Propieclaclldádica: dos elementos puestos en rela­ción generan un tercero en el que se sintetiza o produce un saber: el proceso puede /10 se r consciente. El gesto de tomarse de las manos en actillld compungida)' casi religio5.1, en la sala de la casa de CH, para escuchar el resultado de la nominación-votación del público que culmina con una expulsión es un ~ ri1ual de ratifiC1ción~ o una ~exh¡bición de reaseguramiento" (Goffman, 197 1 :67). El gesto que normalmente precede al derra­me de lágrimas y condolencias extendidas a quien abandonará la casa en <lpcnas cinco minutos es asimi­lable al despliegue ri tual de un velorio. al cual se va a expresar que "el ejecutante tiene clara percepción de la situación de alguien que ha sufrido un cambio. que continuara la relación con él. que el apoyo será man­tenido, que de hecho las cosas son lo que eran a pesar del reconocido cambio" (ibíd.). En ambos casos está in\'alucrada la categoria fenomémca de la Terceridad , que es la del simbolo, el signo general cuya función es determinar una interpretación convencional. As!, es improbable que el aludido ritual o simbolo de CH cau­se risa y distensión en el público del programa; de que eso no ocurra se encarga el simbolo , Esto funciona así, sin que importe la sincerIdad o la ~aclllación" de quienes simbolizan este duelo colecti\'o con su cuerpo.

Junto a la ocurrencia de toda clase de accidentes en el orden de interacción es también importante la larca del presentador televisivo, que conduce el programa especial cuando se nomina y \'otn la expulsión, el fin de \10 minicido de CH. U1 incidencia simbólica eSlá a cargo de un poruvoz del ~repre.sentado , alguien cuya po­sidón es establecida por las palabras que son habl..ltIas.

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El n:alil)' sll(Il\ Ullll per<>peCIÍI'It analltica d~ ]¡¡ tel~\'isiól1

t!tllen cuyas creencias son d ichas, alguien que queda nrnprollletido po r lo qlle bs pnbbms dicen" (Goffman,

I 144), a4ui. el canal telc\'isivo o la productora 10-

del formato. De celebridad no efímera como la del h,tantc de la casa. el animador pastorea los s ignos

n::si\'os, y amortigua el potencial disrupti\'o de íco-1" indicios. Para esa tarea, la popular figur<l cuenta

on un signo ~cuya especial significación o adecuación re presentnr aquello que en efecto representa radio

tan sólo en el propio hecho de que ha)':l un h"blto, disposición LI otra regla cfecli"n genernl que ase­

rt que sera imerprelado de ese modo~ (Peirce, el' - • • +71. 1\ lerecen la designaCión de reyes de Itl me!llW­

Ilción estos habilísimos domadores del símbolo lan bien comprendieron cl sentido del banquete

ICla l e icónico prometido por GH, en cada pais I"kie fue emitido.

rara nnnlizar CSla visita, se impone una ad\'ertencia el modo de empico dd anális is. El modelo se~

"fico)' triádico de Pelrce es pIOH:,slwl: no hay en el oda íconos, indicios o simbolos. en estado pmo,

lIIdo o estático. En tanto proceso, la semiosis genera complejidad creciente; nuestra perce¡x:ión televisiva

resto de nucstro entamo es una abigarrada )' cam­e mezcla ¡cónica, indicial }' simbólica. L1 calegoria Tcn:eridad presupone las aIras dos; para fUllcionar

rnholo necesita de alguna cualidad y de un hecho Hlek a concreto. }' lo presente a algUien para ser lado. Sólo el propósito anrtlitko -la dC5(;ri¡X:ión

I(IC<I de ulla clase de n::(/Ii 'y slwIV- justifica el des­Ifl aspecto l'OlllO dominante en un momento dado, oIilS otros dos. L1 cualidad rnon.idica de inronn:.I,dad

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FERNANDO ANOACIH

de GH tiene su manifestación concreta o diádica en cada programa singular de la productora rioplatense en 200 l/<. Dicha cualidad tiende a convertirse en una ley, d sub­género de realify show, hoy ya asimilado como parte del repertorio televisivo. El nombre de "melocrónica del orden .. ," que propuse es una tendencia: el genero del pro­grama. Hada un desenlace de esta naturaleza ti~nde toda cualidad , a lo largo de la historia de un medio , a través de instanCiaS singulares, los programas.

24 La alta frec\II:.ncia de su emisión: diari.1. semanal y mensual, es \In fenómeno de la Seg\lndidad, \In indicio de su potente desem­barco, del cual el urgente llamado teldónico Cllado es otro. en ese caso es un slnlOm;¡ de un cambIo considemb\e en la progt;¡madón

televisiva.

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CAPITULO 2 LA IRRESISTIBLE ATRACCIÓ N INDlCIAL,

EL lN DEX -APPEAl TELEVISI VO

~ Ll "¡da nos de1ata.~

(frase extraid:! de un ficticio an lculo periodístico sobre el es"l~l de un politico, en la novelo de Pcr6n ,

de Tom:is Eloy Manlnez)

lrna de las mmas m:lS exóticas}' seguramente me­- ~nttas de la medidna forense es la ('ntonJ{l/ogCa fo-

EsI:t :tctiv¡dad literalmente macabra consiste en .(T1~uar la fecha de b Illuene de :tlguien que sucu mbió modo violento mediante el examen de los insectos ITcts seres vivos que se alojan )' pululan en el c,,'ldá-

... El estudio de eSI :t d:tse de yeloces colonizadores b materm pe rmite conoce r con inusual precisión IlIrcunsl:tncias de la muen e de l:t personal', Este es

mplo contundente e irrefutable de la acción in­un proceso natural e irrefren:tble remite inexo­

mente a algo no visible, pero sí inferible de modo r compuls ivo : el momento del fin . Para quien

IflICrpretarlo, el conejo animal que acude al cadáver .1 clegameme haci:t su objeto semiótico, el tiempo

- l.orrul>ción, con I:t misma fuerza semiótica con

.!"5 u mfonllllción provieflt de la reseila de Meek (1000) !'(lOIl: .'VOC'l' del fam,'SCI tn l(llll(;lo~(l foren~ norte3meric:tn(l I.ee "T de A [Iv 1m rht pr1'l1fwri,,": how i"Ud nid~n¡( hrlps 10 ~

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FERNANDO ANDACHT

que la veleta indica la dirección del Vlento, o el calor de un asiento público la presencia reciente e incómex11 de al­

guien que lo usó hasta hace muy poco El principal plato del menú audiovisual del form.1to

GH es el componente indicia\' U1\ decto que he llamado su index-appcal , en alusión a \a atracción creada por la institución cinematográfica de HollywooJ con su sis­tema de ~estrellas ~: el sex-appca l. ¿En qué consiste \a apelación indicial de GH? Se basa en un signo cuya fi­nalidad no es el ser intcrpreUldo, como el símbolo, sino el referir o denotar ciega)' compulsivameme su objelo. El Indice mantiene con \0 que representa una relación tan carnal como la de los desagradables visitantes del cad:íver que el entomólogo forense examina en procum de la información que su presencia. numero, desarrollo y vanedad permiten inferir con exactitud. Una relación de causalidad/contigüidad espacial y existencial es la que tmba un signo indicia! con su objeto, al que se re­fiere de un modo tan primlli\'o y nalural como la des­composición de un cuerpo en su viaje de retomo a la naturaleza. Ése es el itinerano que emprende la audien­cia de CH cuando observa cotid ianamente}' queda "b­sorta en 1" irrupción de lo indicia!, ya sea archivado, en los breves resúmenes cotidianos. o en una auténtica )' esporadica transmisión en v¡vo, durante el programa especial, salvo que se siga 1" versión en TV cable o in­ternet del programa, que se oproxima a la prOme5.1 de simultaneidad entre acción}' transmisión electrónico

El cont inuo o inespemdo pero muy anhelado de­rrome de humores corporales de los diez o doce pro­tagonistas del juego_vida_experimento Ilamodo CH, BBB o El Bar -no princi polmenle sus palabras- es lo

n ,..'alll)· 5110 ... : una perspcrli\'a analrlica de la tdevisión

le da especificidad al subgf:nero de realily mol\', y o de audiencia. l.:\grimas. scmen, exhalaciones de gri. ,suspiros, susurros. 5.1ngrc de cólera a flor de pic\ o

melancólk.--a que oscurece un rostro, 10 deformación ~ Imprime e111anto y desfigura un roslro hermoso y ·cm\. o los imparablcs lies de un labio que se 5.11e de ICIO ante dmaras constituycn una Cl'idcncia inédita b pa.ntalla lele\;siva. El auténtico protagonisto de GH UI1.1 transpiracipn srgnka difícil de producir a \'0-

lad }' de modo convincente, como sería improb.1ble erse carismático a pedIdo. En eso consiste \0 acción

''T\k)lica del indrx-aIJpeal_ Un hecho que funciona como un signo se encarg.1 tenoinar una demoi1ción que comenzó la televisión,

~U'n ~leyrowitz (1989). un continuador del an:ílisis b mteracción de Con'man, cn el campo de la comltni-

El principal efecto-tclc\'isión sería su rcmodcL1do que una \'ez fueron dos regiones del comporta­

lO: frente o fachada, de sesgo fonoal }' vocación !Ca -nuestra identidod onte otros, en el ámbilO de

CJ""CI5Ición eh-ka- }' región posIenor o bastidores (bachs­de funcionamiento mas o menos oculto, privodo

Imprescindible para preparar la impresión que al­aspira a producir en la región frontal. Como lugar

TlS.1yO, los baslidores dc la imerao.:iÓn tienen un alt-más reducido que el frente , uno que llega a eon­

rse con el sujeto mismo, a medida que aumenta ¡mldad de la occión . Esta Ir::tt! icionol dÍ\'isión in­ional fuc fomentoda por el símbolo: publicacio-

e-specia les para niños, jó\'cnes)' adultos hadan I.."M'TlOS temas perm:mccieran fuera del alcance de ~nores de edad. Tal .. rreglo informadonal fue

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I'ERN"NDO ANDACHT

gradualmente abolido por el régimen indicial-icónico

imperante en la televisión comerciar". Mostrarlo todo, todo eluempo, a todo aquel que encienda la televisión, parece ser el lema no escrito pero vigente en este med io. L1 televisión se convirtió en el reino de la ex­presión humana . una institución donde la hegemonia semió tica la ejercen cualidades y hechos , o iconos e indicios . Ya sea un político telegenico, un animador o jóvenes anónimos sin más talento que su férrea disposición a viVir frente a cámaras y micrófonos du­rante meses, se trata siempre de la misma criatura que

reina indisculida en televisión, y que Meyrowitz (1989: 304) llamó con acierlo el "Gran Expresor~. Aunque

la palabra o slmOOlo verbal subsiste en le1e\'isión , és­ta no domina ni sirve para explicar los grandes éxÍl0S

del medio. L1 creciente integración de aspectos antes relegados

a los bastidores de la interacción le confiere un ~sesgo de región posterior~ (ibld') a lo lele\·isado. El eslilo co­

loquial de los politicos es un buen ejemplo (MeYTOwitz, 1984) del desplazamiento epocal hacia la zona de infor­malidad . Aunque su obra fue publicada originalmente quince aftos antes de que S<1he ra al aire el Blg Brother holandés, f..lcyrowilz ( 1989: 48) parece referirse en su obra a este realily show cuando describe el cambio social tele\'isi\"O que propicia ~ Ia fusión de situaciones sociales" en vez de fo mentar su mayor división o diS­

c riminación :

26 Sobre b función del ~igJ'l0 ¡cónico ~n 1t.\~TisiÓn. y espeCIA· camenle en Gil . ver el próxImo capitulo de e5te libro.

E:.l l"C!tlU)' s/ww: una perspectil'a al1~l i1ica dc la tele\isi6n

"CualllO m;'is tiempo y más de cerca la gente es ob­servada, ya sea en persona o por la cámara y el mi­c rófono, más su l:om po rtamieiuo es despojado de sus slll1OOlos sociales y posturas. ~

~I:ls que el mnegable se.>,;·appccd de caras)' cuerpos IIOS exhlhldos en di\'ersos grados de desnudez en

..:a5..1. la atracción básica de GH }' una posible expli-n de su éXIto mundial es la alención a cuerpos de

1) poder expresh·o que aceptan habitar una zona lenor si n frente, y que, pon'so, no pueden dejar de hr.u, en cada momento, gran cantidad de indicios

·US (- expresiones emotivas), según una de las t,,­""Imfas slgnicas de Peirce:

-Encontramos ahora que. además de Jos términos

cenerales 1 .. slmbolosl, otras dos clases de signos son ror completo indispensables en todo razonamiento. l na de estas clases es el indicio lindexl. que como n dedo que sei'lala ejerce uná real fuerza nsiol6-

~ 3 sobre b atención, como el poder de un hi p-Izador, }' la dIrige hacia un objeto específICO

I senudo.~ (C P 8.41)

~ se busca al mimr con asidu idad el rra/lly sholV

El Indicio Irrepetible que. a cada instame , puede "1ter I1lcspe rada l1lente de la imeracción humana,

ésta no est;'i Jihretada. Un guión , bueno o pe_ estipula no sólo las ralahr.tS a decir, así en e11c."U ro en e l cine, sino tambien cada ·gesto facial o del con el cual escenificar el diálogo preestablecido.

es el <:aSO de este romulo. El mo\"imiento de cuerpos

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fF.RNAI'lOO ANDAClll'

en GH es sin red, sin la estructura de seguridad que suministran I'al<lbras ya enunciadas y escrit<ls, que ac­tores profesionales vueken suyas, para devenir perso­najes previsibles. se<ln éstos admirables o no. L1 cas.'l de GH es zona Iibemda y espacio semi censurado. Los habitantes dicen lo que quieren, y los censores de la edición superponen el absurdo silbido que mal recu­bre las obscenidades. Este recurso si rve para destac<lr la espontaneidad de estoS neopersonajes, que nacen de sus propios actos y no de un plan o idea previa, sal\'o la de ese gron ojo azul, ubicuo y poderoso. que no los ab<lndona ni de día ni de noche. y que constituye el isotipo y la fiel ilustración del funcionamiento de ~ste rearily shtlIY global. L'l imagen mític.1 de Venus nacIen­do de la espuma puede ser reutilizada para este más pros.'lico nacimiento del océano !áticol1

: el surgir de un personaje por sobre la multitud de lugares comunes de la interacción, entre los que brilla 1<1 c<XIiciada gema del ~qu¡ebre".1a crisis emocional y fisiológica de los prisio­neros escopof¡licos, Ese hilO indicial funciona como el ·enganche~ del público, según opinan los jóvenes teJe..'1-dentes de GH, en Uruguay (Hl\lel y Manorano, 2002).

Los doce atractivos jÓ\'enes pueden intentar un plan para seducirnos. pero eso no importa , Como :ei'lala Meyrowitz (1989: 114), con o sin un plan expresiVO, e~ úhima instancia lo que Importa y pennane<:e en televI­sión y. agrego, 10 que impacta al público multiludin<lrio

27 "Fl\tico" remite ~ la · comunión f3lica- de Malmowski red­d~da en ti modelo fundonal de la comunicación de R_ J~kob50n (960); se mua de la función de contacto hecha ( n base a lugaru

comuncs.

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[1 "llIuy ~how : una pcr<;pccfi\'a anal!tica de la lelnisión

~ GH es la huella (wt/lOvisual de CIIerpos que esh1n igac/(Is a aCluar clnle (ámaras, y que no tienen dón­~sconderse de nuestro escrutinio. Su preparación

10ral se confunde ¡ne\·ilahlemente con la actuación ISma que ellos hr111dan, en CH. Ante el público que­

la n sión de un escennrio pletórico de expreslon: ~lIas e indicios que conflgumn el mapa de! alma de ~ euros cuerpos se pueden manejar a distancia con

:appmg 111terno al que habilita el formato . El \'010 .fónico o por internet en co;u ra de un nominado

la cas..1 incide y define parcialmente el futuro de la . del recorrido de estas almas que han llegado ti

ca.", 11 exprCs.1rse intensa y amplificadameme, aun­- ellos lo ignoren. Doy algunos ejemplos que permi­

a51stir al viaje de vértigo al que se invita al público C H; el ninerario va desde la sobreiluminada y res-

le reglón rtntcfrontal. en un extrcmo, hllsla las ti­_~as del alma que mal consigue albergar la ZOl1<1

~ nor profunda . en el otro. Pretendo describir asl runciona el indrx-apl'ca/, en e! trayecto que une regioncs opueSlas del orden de la interacción .

2 l . L1 región an ldronlal: ve lorio j u venil e n ana sa la blanca

C31l1 1dad de l:igrimas, sollozos, rostros dcscom­~ )' ahra:;:os tremulos no decae desde el inicio al

b primern edición de Gil. Una instancia tem­'le ese h(unedo)' agitado choque indicia! ocurre

se anuncia la segunda elección de c.-mdid:l1os a "IO.'lr compulslvamenle la casa. en marzo de 2001.

ión imhcbl es represemarh'a del tono semiótico

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FERNANDO ANDACHT

de la melocrónica jm'enil rioplalense, en contraste con el áni mo mas distendido, y hasta divertido, de la ver­sión brasileña de l año siguiente.

Sólo si imaginamos a un oncólogo que entra radiame a la sala de espera, y procede a anunciar de mooo eslen­tóreo y eufó rico quiénes de entre sus varios pacientes son los dos con mayores probabilidades de sucu mbir al temible mal, puede uno visualizar la entmda de la pre­sentadora de GH en esta fú nebre ocasión . Como una Alicia mam"illada, ella salta icónicamente, a través de la pantalla gigante del esllldio, hasta el moderno y extm­delgado monitor instalado en la impecable sala blanc(l, donde la esperan los habitantes muy arregbdos y toma­dos de la mano, para recibir la mala nueva. Es la segun­da nominación del primer ciclo. L1 cámara se detiene con similar morosidad a la empleada por la animadora pam anunciarle a cada miembro de la casa si corre el riesgo de dejar de serlo en sólo siete días. Asistimo,; al ali\io ext:iti­ca de Gustavo, luego de haber contemplado su rostro crispado mirando fijo hacia el piso, en un genuino di­recto televisivo. Tres minutos después de esa incurSión triunfal con la única noticia que puede entrar en la casa durante los 112 días - si exceptuamos el hecho de visi­tas sorpresa como la de Diego Armando Mamdona- la mujer anuncia su retirada, como un médico o un policfa que anunció algo terrible, y deja a quienes se entemron sumidos en su dolor. Sobrevienen abrazos, llantos ruido­sos y sin sonido, cuerpos que van y vienen llevando con­suelo , quizás a si mismos, pues todos son potenciales destinalarios del pre veredicto de expulsión.

No hay casi diferencia entre hombres y mujeres, todos aparecen mancomunados en la incontenible gestación

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n rndily sh(J\\": unil perspeCli\"11 ilnall¡ica de la televisión

mdlcios de monalidad, Sin saberlo, y por sus hechos IOrporales, producen una coreografía del aspecto que

oImdría un \'eJorio juvenil de clase media, en es., zona de -nerica L,tina. No ha}' esp.1Cio a·llí p.,m la broma liocm­

Wra, esa dosis de humor negro que ayuda a sobrelb1tr angustia del momento; falla una real región de OO5ti­

""'Il':S p"'m ello. Esa ausencia nos recuerda que estamos ::lOna antdrontal, propia de una ceremonia o ncorrí-solemne: lamentarse por el fm próximo de aquel a

-"1m el grupo prefirió eliminar En el mar de llanto y de ~ que se funden en ahrazos o se sacuden bajo gol­

de afecto, sólo se atisb.:'lIll rostro seco y concentra-el del panicipante al que b.:'lItizarán el público )' los Is.."ldos de la casa como Mel gran Jug..,dor~ del primer

H. un rótulo I.m mnbib'lLO Como la referencia precisa nombre "Gmn l ¡crmano". En e1utlh·erso cerrado de /liga. significa 115:.1r símbolos manipuladores y cons. ~ pero disfra.zados de indIcios inevitables, conCCL,-

~ rlSicalllente a 1:1 persona de donde brotan esos signos

"lolrnblcs como el aliento, Para el públlco, jugar bien 1J\00le a ser malo. a mo\'erse en un terreno de ambi­

irdatlmoral: quien mejor se adapta al juego que no es uego, peor persona parece, n..enos confiables son sus

1C1OS}' m;\s temIdos sus símholos, derlnlbles como ar­poderosas, que disimula para derrotar al resto, bajo

"' n tic inc)(:encia o de victima fácil del orden de in-111:0. Quizás por eso, la presentadora de GH no se de repetir: "Es la \'ida t11i sma~.

l..J gran jU,ll.iId~ del SUIII cxpresor Uam~do G35I l'ln ocurre _ ... mmcme en el pn.)grnma. (;(.n ~ i~ te en su :muncio ea~i " ficial

: Qm nmdwmnl. de haber sido sierllpn: disniminado po; ~·"'=hd;Jd .)' <u temor de ,"" tl·c r 1I serlo alh

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Page 25: El Reality Show- F. Andacht

---------~- --

FERNANOO ANOACItT

2.2. Bienvenidos a la región media , terri torio

oficial de la televisión

A diferencia de 10 que sucede en BBS, la voz en off de GH liene un rol destacado en la vida de la casal', Nunca se ve a su dueño, lo que contribuye a agregar otro referente a la evasi\'3 denominación YGr:m Her­mano", A tal efecto se suman la ominosa cH)(ación del siniestro personaje de la nO\'e!a de George Orwell , y las órdenes perentorias de acudir al confesionario o el anuncio de una conspiración que será castigada. El in­tercambio entre un panicipanle y la voz sin rostro crea

un lugar teb'isivo que no es ni dd lodo frontal -como la sala donde reciben al conductor-, ni del todo poste­rior, como los rincones y reco"ecos que buscan los ha­bitantes si n cesar y sin éxito en la casa, o incluso en el confesionario, cuando alguien acude a\l( voluntariamen­te. Di:llogar con una cftmam que responde prepara al in­terloculOr para lo que ,'endrá luego frente a otro, yen parte sustituye el en5.1)'0 interaccional de bastidores , región que se desplaza hacia atrás, y se reserva para as­

pectos animales o problt:máticos de la existencia. El creciente sesgo de región JXlSterior de la zona me­

dia en la sociedad occidental es la mayor consecuencia del medio televisivo, según argumenta Meyrowit:;: (1989:46-49). Se produce por la coalescencia parcial de lo que antes estaba oculto a la mirada del otro y nuestro dcsempel'lo público. El comportamiento que

29 En HBS es un conocido corresponsal de la Red Gloho. I'edro Bi~I. qUien habl.a con los panidpan\es. mientras 105 mira a la cara. s.1.h"o cuando el di~logo ocurre dcmro dd confesionario.

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[1 "'(llily sJww: una JX'l"Specth'a analilica de la ltle"isión

~ deslinda"'a con nitidcz en fromal}' posterior, hoyes

mido a una zona difusa donde ya no es fácil estable­.. ""tT qué corresponde: mostrar y qué esconder d 1

n'o" d e aom-ra c •• mara e TV:

En gencral. cualquier aspecto del ens..'l ' "uc! . " 1 }O que se ,·c \ ' ISI ) e il una iluchencia debe se r integrado ill propto espectácu lo; lo que permanezca oculto co­

mo !lempo}' espacio de bastidores toda"ia puede str empleado p;lra perfeccionar la actuación - (~ I _ ro,,"ltz , 1989:47) . ey

\"(:amos ejemplos dc la primera. y llorosa prOOucción

GIl en 200 l . Quien luego será. cómplice o mero ac­

~o del grrm jug:tdor de es:t eOlision, el comroven ido kn, ap:trece deshe(ha en lágriméls y p-s d . r . 'n. a e lln t~ar C:ISI fSl(O, e~. su. primer aClo de nominar. No

¡e,.en esa ocaSlOn maugural su elección parece algUlen manifestó una franca c insistente ,'olunt I ~ ti: la . ~as.'l Sin emb:trgo, antes de nominar a ~:(_

. la eXl h:tda "olunlaria~ Eleonora "n-m " , .. " aquet:5a p.1rte más cruel"' del J'ucgo Ésta es su . l' I . . , replcail :1

.Ion amorliguadorn de la \'oz en o" , 11 , que sostu,'O qu;,em la ~arte ~menos Iinda~ (del progrnma). El

.. 10 SUSClla una explicación oficial sobre el scn-lSO de la cmcldad que, dice b ,·oz, "es otra cosa

~¡(l es un juego~. En ese preciso ' t .. . momento , por . o e_,)ccl~1. se \'e sobreimpreso en la pant:tlla el

... om pungtdo de b m:Jdre de la conOictuada no­ra que, cOlwenientemente está en _1 , . 0 ' . ' • ~~UulO

un cJemplo perfecto de indicio: la contigüidad a de madre e hija se expresa en el hecho de la

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F[RNANOO ANOACHT

imagen de Hanto contagioso, causado por contemplar el cuerpo sensible de la hija, que pone así en e\'iden.da su dificultad para contribuir a expuls.'lr incluso a qUIen desea irse. Esta c.'ldena causal es tlpica del signo indicial, de la huella que impele a reaccionar compulsivamente, como hizo la madre de Eleonora alli y entonces, con su llanto en dIrecto, observado por los hog."1res que, en esos dlas, se iniciaban en la saga indicial de GH.

Eleonora vota a Patricia y sale con aspecto dolido del con resionario . La voz anuncia el posterior encuentro entre ella y la nominada, en el dormitorio femenino. Allt, en esa no-intimidad , durante dos largos minutos las mujeres se abrazan . la que nominó no pa rece poder despegarse de la nominada; su cuerpo sacud~do. por sollozos de remord imiento es bai'lado por las lagnmas más calmas de la elegida, quien procede corporal e in­dicialmeme a expresarle su perdón. Se ha avanzado de un punto de la zona media a ot ro, no hubo suflcicnte tiempo para preparar los gestos de ese encuentro; las tres mujeres, dos en la casa y una en el eSlUdio Ide\' i­slvo, quedMon capturadas en un mismo momen~o . . La temporahdad del presente alberga también ... 1 pubhco fiel de CH. Como la madre de Eleonora, los rostros )' cuerpos no visibles del público son yuxtapuestos al de quien puso el cuerpo para expres."1r el significado de la obligada nominación . A pesar del obvio y consta~te montaje del programa especial, el tiempo 10 dete~mma el indicio, el unico signo que tiene un vinculo e:.asten­cial )' tangible con eso que representa, su objeto.

Según el testimonio de grupos de opinión hec~os .en Uruguay. para estud iar el impacto de GH en el .pubh~o joven (hombres y mujeres de 18 a 25 añOS), la Sltuaclon

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1:1 I"(I/ily IIl()w: un~ perspectiva ¡mlllllka de 1.1 te!el'isión

me; remo\·cdora . que lle\'ó a muchos a ~et1gat1charse" on el progrmna. ocurre en la zona media o de acceso llera!. donde bllcna parle de la trastienda interaccional

es reubicada en ple",1 zona frontal. Algo similar ocurrió .... n ( 1 semen delator que saltó desde la intimidad se-

al)" clandeslina -una discreta huella en el \'estido de ltlll1C<l Lewil15k)"- a la primern página de los diarios.

Con aire casual. Gastón expuso su bisexualidad en coqueloli\ing blanco de la soi'lada casa de clase Ille­

donde se escenifIca G~/ . El ~esto displicente de su Tlación eSIU\'o :1pcnas tci'lido de un ligero rubor, la

""'lOn atenuada del ritual compensatorio para el escape \..11 y embarazoso de una Il<ltulencia. Esta analogía es

que el propio Gastón se encargó de proporcionar, mpl:tCido. luego de SlL "s.1lida del armario H

, ante rni­'fl(S de te levidentes. Todo comenzó con un t6pico

UC:IJllente correClo: el prejuiCIO ()' cómo evitarlo). ~o de \'Mias inOClt:lS confesiones en la ronda de lantes sohre haber incurrido levemente en la ne­

pr:ictka. GastÓIl saltó a la (mala) fama que le dio :\lira maldita. durante el resto del primer ciclo de

)' a"-IO después. como el personaje más memora­le generó eSle formato televisivo en el Río de la en 2001:

.-:st6n: -L1 discrimin<KiÓtl es la OOsum más grande .;n". la surr! tOllo el tiempo, la sufro. por tener pen­m(ls dIferentes (1 por parecer medio trola. Por­

"(\ me acuesto indistintamente tanto con hombres con mujeres. Iransfo rmación de 10 que aparenta ser una re­

ronlal en región media es indicada por el uso del '«lo. por un término co loquial}' eSligmatizante

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Page 27: El Reality Show- F. Andacht

que denota a un homosexual : tro!o. En es~e caso , el término es usado aUlOrreferencialmente. El pnmer plano de la sonrisa picara en el rostro de quien se present~ alegremente como bisexual en horario central r bml­liar, es reemplazado por planos reactivos de ~us campa­i'Ieros; estamos inmersos en un pais3je indiaal de zona medialO. Primero, Eleonora, la amIga o novia de Gastón: ella se come las ui'las con ahínco. mientras el suspim de modo audible y satisfecho, al tiempo que le da un remate burlón a su confesión: "iEsas cosas me joden! ¡He dicho!~ . Tres moradores en el sillón opuesto miran atentOS al piso, como si buscasen all í qué cara pone~, cómo mostrarse :uue tal revelación. El silencio que Sl ~ gue es ominoso. son sólo unos segundo~ pero I.a visco­sidad emotiva del instan te los vuelve mlermlllables. Los olros cinco participantes observan absortos el es­pacio delante de cUas, como si la biscxualidad fue~ a manifestarse en la elegante habitación. Si no hub¡cr<t t<tnta cámara y micrófono instalado, seri<t un momen­to ideal para retirarse a los bastidores y preparar alli, a sako de miradas indiscretas, lLna expresIón y alguna pa­labra acordes a \a situación inesperada Pero bajo la mi­rada azul impiados.1 del logotipo de GH todo se funde en un único instante: el público es testigo de su reac­ción que es, quiz.'ls. también la suya; el sh~k de .ellos r el de la audiencia quedan aunados en un mISmo lIempo. aunque esa secuencia haya ocurrido antes, o sea citada

después. el dla sábado. en el programa especial.

30 Cabe ¡tCO\;\r que Tckré, ('anal argentino que p.'~t1cr este GH noplaLCnst, est! posicionado romo el Cltn. ... 1 ~ la fanl1ha. Por eso 5l'I"

doblemente slgmflcad"OS el tiempo y el e5padO donde tsta ocum'

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[i ,'mluy <how: una perspectiva anailticl de la tell'\iSi6n

El ejemplo inl eresa doblemente: c.on su declarnción Gastón adquirió. de hecho. inmunidad, una regla inexis-­

nte en esta ve rsión, pero que en SBB es don dellider dtgtdo cada sem:m,1. Para asegurarse de que ello funcio­

as1. para que quien 10 nomine entienda)' sienta que hacerlo lo discnmina, clmejor "jugador~ dd primer

1('" de lool acopla su aClUación indicial al hecho de lberlo (beho all¡, si n pudor, como un escape animal,

sim bolo que oficia de hábil metacomunicación )' "la el pacto ItlcilO)' unilateral de (su) no elimmación.

..aston eS el unico panicipante que nunca será nomi-}' e,xpuesto a la decisión dd púbHco, hasta el final ,

.;ando está enl re los cuatro fi nalistas. Cito esos signos " rgados de d irigir b interpretación hacia donde len los emite dese.t: Gastón ' - ¡Yeso me gustó! Y me hulJicra sido mds decir/.l .lrsl'uts (/e/ \'ifnU's. Ak hacfn sentir bien no

nm lllClClo, '

El '·ie rnes al que alude este par;¡cipantc es el día de rución 1..1 consecuencia que afirm.1 no temer es la

el procura conjur:lr cuando define su nominación un aClo de segregación. de homofobia . Esle epi-reune la carga indicial de cuerpos conmovidos

OCIOS, sonrisas, suspi ros- y la allrmación que cn­lOterprctati\'3menle el hecho. Para enlender lo

de otro modo, es neCes.1rio un cOlllra-marco co­.:acion<tl, alguien que se atreva a denunciar 10 hc­dIcho por GaSlón como un plan , como una in­

'S3 actuación p.1ra no ser nominado. El riesgo es : no se tiene la cohen ura natural del indicio que . mente , ocurre. la hipolética denuncia es ade ­

""prob<thle. pues dUTante la charla propucsta por

ss

Page 28: El Reality Show- F. Andacht

• FrRNANDO ANDAcm

la producción los habitantes de la cas.a se confe~ron }' se arrepintieron de haber caido en e1nlVoluntano pero

nefasto acto de discriminar.

2.3. Un silencio antes y un suspiro sonriente des pués: dos mujeres y el sexo en los bas tidores de la interacción

En el mismo programa especial de GH en el que ocurre el dinux del \'elorio juvenil del singular muellO dual que aún habla, y que se irá solo o sola, en apenas una semana, ha)' una secuencia erótica ¡nedita en la te­

levisión de la región. Un tabú como el placer sexual f~­menino desvinculado del afecto o carino que se asocia

para ese géne ro con el goce gcn il ~l e~ presentado indi­cialmenlc, a la hora de mayor aUthcnc¡a de un programa dirigido a toda la familia rioplatense, que segun datos de audiencia es convocada masivamente por el programa. Entre indicios de un simulacro de muerte en el orden de la interacción, y la presencia inédila del placer se~~:~al fe­memno sin coonad.'\S, transcurre esta emisión sahatma de CH. QuilAs no sea lícito hablar aquí de una revoludón

cuhurnl , pero parece difiCil negar la irrupción brutal de signos nuevos, incómodos, en un form,,'1to televisual que,

por su ob\;o fin comerctal, dist.'\ mucho de promO\'er un

replanteo critico de L'\S relaciones de los géneros. En su faceta de madre madum y picara, la conducto­

ra de CH caldea al publico con el reiterado anuncio de Muna sorpresa picante, picant e~. El aderezo pro\'iene

del encuentro e rótico que inicia Ve rónica, alias ~Ia Co­lo~, una locuaz pelirroja, cuando, sin mediar palabra. entra al dormitorio de los hombres y se introduce en

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~ cama de Gust:wo, qu ien se despierta con esa sorpre­sa a su lado Lo que sigue, visible gracias a la publici­.ada cmn:ua infrarroja, no deja dudas en cuanto a la '13turaleza de la ocasión , Se c ubren con la manta has-

e! cuello, y se acomo<:klll lateralmente. luego, en el ~ro de Verónica, como si fuera una pamalla que re­':'i'fO(l uce la dellele"isor, se ven los ¡n"negables indidos

I placer. junto a s u correspondiente banda sonora, baja IIltcnsidad pero alto poder sugestivo, Para am­

IrlCar los susurros que siguen al encuenlro sexual. la '""'IOducdón recurre a subtítulos:

Gustrl\"O: -¿Por qué vin iste?

En silencio, ella se limita a encogerse de hombros,

ntras se acomoda la ropa y se marcha, tan c31lada 'l"'I'OO 11 e g Ó,

Cuatro minutos eX,lelOS duró [a microrrevolución 1Ir"lslla[ indici<ll auspiciada insóli tamente por esta

rres..'\ cOlllercial despiadada que es CH. Sólo un mi­o )' medio más dura el epilogo q ue completa esta ~Ión del decoro vigente, de [a representación ad-

ada)" legitimada de dicho acto, en la pequeña y vi­.da pantalla del televisor familiar. La escena que oncia - ""15.'1 tmhcial (la simbólica ,'endrá luego, a cargo de

~madora) ocurre en un rincón de la 5.11a de es-orlcia de región postenor. L1 atmósfera es dis­

·"'ue, colusi"a, de slt;I\'e complicidad entre las dos utoras que, con sus cuerpos, han armado un

..... dl.screlo, pero bien amplifkado y merecedor de

pTlmer plano. Todo está idealmeme dispuesto TU"lbir la confidencia que la Colo, ahora enfunda­

una mullida b,l!a de baila blanca que astenia el - 3lL'ipicio del programa en el bolsillo superior,

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¡:ERNANOO ANOACIIT

con el cabello húmedo. le hará a Tamara, quien sonríe con picardia, recosulda en un almohadón. Pero cuando la confidencia llega, ella no es confiada a los símbolos habituales -las fieles palabras-- sino a gestos y miradas que expresan todo lo que no hace fahn decir, como ya lo habla expresado la retirada silenciosa y satisfecha de la joven del lecho de Gustavo.

Tamara: - ¿No me \'as a contar? ¿Qué pasó con Gus­tavo? (sonrisa cómplice). ¿Todo? O sólo (imita el sonido

de besos). (Contraplano de Verónica, que asiente callada y tími­

da, mientras se exhibe su abundante cabello rojizo muy húmedo, e l de alguien recién bañado.)

Tamara : -¿Más? (gesto cómplice y alegre). (Verónica asiente, sonrle y suspira profundamcnte

con satisfacción.) Tamara: -¿Bien? (pausa). Ah. bueno··· iEntonces

está bien! La contraescena gestual y le\'e de "erónica es lan

removedora como un nuevo \'eroslmil fílmico que. afirma Metz (1970), debe extraerse a sí mismo de su propia ausencia en lo ya visto; en ese acto estriba la mayor dificuhad para su ingreso en el cine, o en el U11l­

verso televisua!. Como cierre oficial de una escena iné­dita en la televisión abierta de la región , sobreviene un mens.1je de la prescmadora de GH; sirve para estable­cer el marco interpretativo de un mensaje venidero. 8 mefclmensaje procura determinada comprensión de lo contemplado. propone su significado mas adecuado.

Se puede hablar aqul de un golpe de Estado indici31 contra la segregación informativa. Con su dispositi \"D de vigilancia acoplado a la ocupación dd horario central.

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U ,· .. "Iiry sholl': untl pcrspt'Ctj":I analltiCil de la tele\·isión

difusión y, en el Rlo de la Plma. a una distribución \o largo de l dia. Gil consiguió crispar una tendencia

pla de la institución televisi"a. Casi como i1uslra­"'fIldeal de la propuesta de Meyrowitz (1989: 89 y ss)

;;.-Y,re el efCCto tc1e\·isi\"o de ¡ndiscriminación del siste­mformacional, la escena descrita ¡lrriba, en sus dos

mpos del acto y de su glos.-¡, llega simuháneameme conoci mlemo de adultos y niños. hombres }' mujeres, ~nes y andanos. Intimos (de la familia) y meros ca-

ldos. L..1 nmuraleza omnicomprensiva de la lelevi­. capaz de englobar edades. sexos, n¡\"eles edllcali­)' económicos en una misma esfem ¡nformacional,

para Meyrowilz (1989:92) el camhio social sllscita­por este Illedio y. agrego, tematizado y dramatizado el formato del rn¡/ity shmv GH;

-L1tele\·isión sub\'ic rt e tales dislinciones compor-3mcmalcs porque engloba a niños y adultos, hom­

hres }' ntujeres, y todos los demás grupos sociales dent ro de una Illl1ca esfera o entorno informacional .

·05610 suministra illfonn;ldón similar a todos, si­no que, aun más significati\ameme, la suministra .... lbttca y simuhñneame nte.~

le consigue sustraerse no sólo a la difusión de 'lher no f¡kil de m¡lnejar en familia. sino tampoco "(t s.1ber pertmellle: se sabe que el otro posee ese

tncómodo saber. ¿Cómo disimular la pérdida de .nl(:la, de con trol. sobre un conocimiento delica­

la revelación es colcctiva, masiva? Parece dificil se­felKliemlo la idea de dos clases de sexualidad, una hm, depredador;¡ e interes.'l(\;J sólo en el placer de

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Egdali
Resaltado
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FERNANDO ANDACHT

la carne, y aira femenina, dependiente del afecto ~o~no requisito obligado JXlra compartir el cuerpo. tras asIstIr a esta demostración sucinta y contundente, hecha apenas con gestos, miradas y suspiros. El forma to de ~H es el úhimo paso evolutivo del proceso de re,'elaCl.on tele­visual comunal, que involucra saberes antes ngurOs.1-mente vigilados, o que al menos el adulto podia. sin mayor esfuerzo de su parte, suponer que no eran ~ne del acervo infantil o juveniL Escenas como la descnta, ubicada en la programación a una hora inusual ~r su carácter tabú, removedor del decoro \'igcnt~, lermlllan de derrumbar el fragilizado muro InformaclOnal entre

generaciones y géneros.

2.4. A la búsqueda de la imposible y

necesaria %-Olla posterior profunda

Una de las nuevas regiones producidas por la dl\·i· sión dc lo que era un unlvcrso hinario antes ~e la irrupción de los medios electrónicos es la zona mas.re­cóndila y escondida de la mirada ajena. ~n la reglón posterior profunda (Jeep bachslllge) se aloJ~n I~s con­duelas que nos emparienlan con nuestra amma.hd.ad , o

. d sec·,tos un conOCImiento que slTven para guar ar , , perturbador si se vuelve público.

En la casa. de GH se puede contemplar la patética -porque imposible- búsqueda de una región postenor de la interacción, a salvo de la mirada del Otro. El ca­so que describo a conlÍnuación ocurre en e.1 e~pacl~ del confesionario yoluntario. Aunque éste comclde fl­sicamenle con el confesionario "normal~ de la C3S<1, no tiene el mismo sign ificado que la habitación donde l~

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n ,.·/tliIY sh/)w: una per.;;p~ctl\'lI analllka d~ L1 Idevisión

'nOrndores de la cas .. , de GH son con\'()Cados pcrento­~m{'nte a nominar. Este otro recinto es el tihimo re­O~IO de un sclfherido que busca un lugar al abrigo de

mtmda del Otro, p:un re\'Cl:tr allí su mayor intImidad . EJ problel1l:l es que ese lugar está sometido al cscruti­

de millones de te!evidemes que van a contemplar mo Loren:l, que habrl:l de com·enirse en la primera

apuls.1da de la casa de CH, narm lo más oscuro de su ma Mientras hah"' , St!S gestos delatan la conmoción

sufre la m:\s dum y tajante de las participantes, la JCr de más edad , qUlcn no S.1be, pero seguramcnte ure, que deberá <Ib<lndonar en primer lug<lr la casa,

QU5..1, preCtS..1mente, de su muy ~al to perfW, como 10 nbirla un especialista rn marketing personal. o un uctor de GH:

Larena (en el conresionario): -Yo Im'e una expe­'Xia de mur chica, con catorce afias ... un aoog..1do querí:t ... me quiso violar. ¡Yo me escape! Yo de csas

me acuerdo)' me hace mal. .. Pero yo no sé si yo compartirla con este grupo. Por más que sea ulla Nia de vida mla . Y yo a ellos los admiro porque ...

ú'mo que se desplazan muy libremente. ln conmovedor como el fuerte relato de esta c.1si

ton JU"cml es el despliegue expresim de Lorena ~ eonfesionano: el temblor de los labios, los ojos ~ humedecen }' luch .. m heroicamente por conte­'l'" lilgnmas que flnalmente no s..1Ien. en adhesión nnez..1 de cs.1 ml~cr adusta, implaClble con los erro­emctl\os}' los deslices de sus once compatleros, le los primeros y unicos quince dlas de con\'i­que le tOC:l pasar allí. Se podrla jurar que su ros­

oscurece, que ella se avergüenza de lo que está

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FrRNANOO ANOACIlT

narrando, Sin excluir un improbable plan para mani~ pu lar a la opinión pública que asiste a la impactan,te revelacIón . todo indica que se está ante una catarsIS, ame la implosión afectiva de algo con lo que se ha car­gado dolorosamente por alios, Pero lo más lIamati\'o es la expresión que exhibe Lorena al habl •• r de su \'igoro­so rechazo a compartir su confesión con el resto del grupo. demro de esa. \'asta reglón IX'sterior, donde, se­gun afimó, los demás participantes ~se desplazan~ con envidiable libertad . Encuentro exacto }' justo el térmi­no usado por esta m~ljer para descrjbir su reticencia; ella sieme que para los demás la tarea consiste sjmple­mente en deamhular con tOl<ll soltura por la región de lo privado, de lo Intimo, convert ida brutal e i rre\'er~i~ blcmcnte en frente de la interacción, por ohm del r{'(¡lIty

show. Por eso, Lorena necesitó inventarse o il1lagimuse este s.'mtuario imposible: el confesionario hermético pam el adentro, pero acribillado de mimdas desde el inmenso afuem, donde poder creerse ampamda por una inexisten· te región (X'Sterior profunda, para deJX'Sitar allí su dolor en plil'aJo, En el esp.1cio de la casa, el relato de Lorena habría recibido un plano medio de la c{i.m.'lm, pero allí, en el confesionario, el pritncrísimo plano es seguro; cada pequef'lo temblor, rictus o gesto, todas sus expresiones seran c.1pturadas por la lente de es.1 cámara desnuda, un mudo pero incansable interlocutor, que sabe escuchar, pe. ro que mucho más sabe mirar. No obstante, nada parett C.1paz de detener ese impulso que conduce al ser huma­no a los bastidores de la interacción, allí donde pTOCUr.I

curar las heridas de los encuentros con otros. Una escena del film The O'uman Sholv, entre muchas

posibles, viene a cuento. Tras levantarse de la cama.

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II Ira/ily shm.': una l:lf'rspecl1\'a an:olltiC:l de la televisión

Trum:m I'a al CU<lrto de baño y procede a hacerle una serie de confidend:ts.1 su iml'lgen en el espejo. Le ha. I,b de sus miedos, illlsiones)' f:tntasí:ts. Ignora Truman "le está :tnte un espejo Sin azogue, equipado con UIl.1 de b:s incontables cflmaras que hay distribuidas en cada TlCón de su ~hog:tr~. r:l dispositi\"O se encarga de tmns­":111.r en directo por telel'isión la :t¡mrente región pos­('flor <¡'acRsfclgr) .1 millones de tele\'identes. El pobre rum:tn es un prisionero escopofílico ¡nI'o/un/filio. En ~, r sólo en eso tan fundamental, radica la diferencia ""re uno}' otro forma to, el de la ficción cinematográ-

.3 )' el de b telev isión re.1!. PeTO The Truman Sh(11\' rnpane con CIl la promeS<1 del indcx.al'l'ea/: ambos

luctos mediálicos son territorios de caza de expre. ~les genuinas ex halad.1s por el cuerpo. En el caso

f.lm, los auté nticos indicios se desprenden del rpo del unico pe rson>lje nO-.1ctor, que interactúa otros que si saben, )' que :tetúan por libreto. Ot ra renda es que mientms que el subgénero de CH es

-nelocrónica, el de The Truman Sho\\! es una come-domés.ica o ~r/wm, con abundante publicidad in­

a Induso es posible concebIr la ,'ida entera de '!TUn Burb.1nk como un extenso a\'iso publicitario, ti atractivo componente les.imonial de "la Vida en to~ de su héroe , 1...1 re\'ebdora contradicción de

~en:l protagonizad.1 por Larena en CH no puede _ r 311¡ donde no ha)' un sabe r sobre el incesarue

rnformati\'o que transpona cad.1 signo corporal 311a del publico. Como un Sísifo de la interac­

"OCia!. la primera expulS<'lda de CH 2001 se en­a la tarea imposible pero plausible de recons. d muro enire 10 publico}' 10 privado, justo ¡¡IU

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Egdali
Resaltado
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FEIlNANDO ANOAOtT

donde ese acto está rigurosamemc prohibido. En ese

gesto está su grandeza, y su derrota.

2 .5. Epilogo. Los límites d e lo indicial: una

zona s imulad a pe ro n o fi c ticia

Para superar una oposición reduccionista entre rea­lidad y ficción con respecto a rcpresentaciones televi­suales de "modalidad autentificame~, testimonio de algo exterior a si mismas, y pasible de ser verdadero o fal­so, Jost (200 1: 94) plantea una noción narralOlógica que sin'e para describir la clase de producción realista y elaborada de GH: la simulación CJcintise). De las va­riantes de esa modalidml que propone JOSl adaptaré la simulación pnljflmica, que supone apoyarse Men el valor indicial de la im:1gcn ... este falso testimonio se da como eltcstimonio de un filmador que habrla captado gestos )' acontecimientos que bien podrlrm haberse pnxluci­do en su ausencia, como si el registro fuera 'en vi\"o·. La operación consiste en h;1cer pasar un arreglo má5 o menos intencional de la realidad, de lo profílmico ( .. producido pam se r Hlmado) , por un estado del mundo ;1fí1mico~ (op.cil. :9S). La simulación dicgé!icQ presenta hechos que "no habrian ocurrido sin la cáma­ra, que quizás nunca han ocurrido, sin ser por eso fic ­

ticiosM (ibid.). La mayor diferencia enlre los programas televisiv05

franceses de los años 80 que documentan hechos nunca acaecidos no por su ~valor de acontecimientos singulares, Isinol como ejemplos-tipo de la vida de un individuo eS13dlstico que, él si, es considerado verda­dero~ UoSt, 2001:97) y el universo audiovisual de GH

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fI t"l'iJlity shnw: un¡¡ pe l ~IX'(lh·¡¡ analltiC;I de la teleVisión

tS qt.~ el .n:"';I)' shPIV no busca representar el tipo , si­no lo mdl\'ldU:ll en grado máximo. Con el aprendizaje de los nombre: propios de quienes habitan la casa por pane del publico, los ex desconocidos se \'ucken seres "KIicmlcs)" nccionalizólbles. Sobre la base de lo que ha­(en )' (menos) de lo ljue dicen en la casa, es posible

agm:1r un personaje completo, e imerprelar una con­Ulelad narrativa allí donde ésta es apenas sugerida.

-umque carece de la guía preestablecida de libreto o di­Ci6[~ aC!Clral, el fonnalo recibe un cuidadoso }' diario

_ male de k ~OS mejores mom{'mos~, los que mejor se .idtptóln a fOlpr y alojar, illlagin;1dón mediante. un rela­

. JXlSiblc. Éste es pautado exp\[citameme con el cartel

..Clnt mllar::í.~, al final de c;1da emreg:1 diaria en GH or.tl mt::nte, con frases que buscan aumentar la expec~ 1'·:1 p;1ra el dla siguiente, en BBB. En su :1n:'llisis de la fo tografía pública y pri\'ada,

.rr:l:l~ (J 985: 13) ~I a tln~ descripción fenomenológica _lI"\e p:lr:l estudl:lr la Imagen móvil y televisiva del

uv slwIV . En contraSTe con la foto posad r .,. . a, ami lar bhcit:lria, la Ikllnada ~fo(O capturada~ (CCltlghr pictu.­

ts la que se toma sm conOCimiento o consentimiento b figuro representada Ésta no tiene un modelo, sino ~nto (.~u"jf'(I) interes.1nte representado \isualmcnte.

\.nteTlO para elegir qué escena de todas las posibles de ser CCll'lUrmlct en Utl;1 foto nos da una clave el modo de selección de bs imágenes exhibidas o en CH, y remite al intlex-al'pcal del formato:

¡(\(ograros logran (y .se molestan en) capturar sólo '"CqtleT~O número, )' estas escenas tienden a ser aque­que solo podrian haber sido caplu radas. Por ende, escena capturada resulta ser una que ha sido

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obviamente capturada~ (ibld.) , La gracia d e la falO capturada y, agrego, la de las secuencias de los resú­menes diarios de GH , o de sus citas en el programa es­pecial , si rven de "evidencia potente en cuanto a la existencia de un estado de cosas o de la ocurrencia de un acontecimiento" (op. cit. :14), Ningu.n dispositi­vo de producción puede alterar esa condición indicial de la imagcn, salvo el que invalida como evidencia el tipo de fotografla que Goffm.'ln Obíd.) contrasta con las capturadas, aquellas que han sIdo trucadas, fal sifica­das. y que, normalmente, usan como base una foto captumda.

Las aventuras del personaje centrol de The Truman SholV son ejemplares al respecto: cada escena en la que él figma como atracción principal es una que, por de­fin ic ión , fue caplUracla , pues Truman no sabe que un enorme público lo conoce como la estrella de un programa que, para él, es su vida normal. Los parti­cipantes de la melocrón ica juvenil GH sI saben que son vistos, y que su sim ple o no Hin simple convivlT es puesto en clave de crónica televisual de modo continuo, pero no pueden verse en el acto de ser vistos por el públicou. Los encerrados sólo cuentan con el ar­senal de metaperrt'pci6n (L'ling el al, 1967) que poseen todos los dernas humanos: su propia percepción de

J I Sin duda. esto supone un~ considt-rable henda nardSISIl d panicipame puede verse sólo en el "p05I-mOnelll- dd programa una vez que sale)' asiste de modo publico, en el e5IUdio (en GIf' o en privado, a su vida film~d:t en la cas.a. C~lmente. el momlJ instllbdo en b casa de GH j~m;ts les muestra su im~gen. es un Do­

pejo ciego.

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n ,"ea/ily sito" Ufla pers~oh'll analUica de la televisiÓIl

como imaginan que es la percepción del otro. Una sal­,·tdad: en el caso Je GH el otro es, además de quien comparte con e llos el espacio y el tiempo dentro de

cas..1, un Olro de gran magnitud ubicado en el ex­flor, que participa de esa temporalidad . pero no de ~ espacio, En esto radica el efecto indicial que, re i­

ro. es la aferra prunonJial del menú de este subgé­rw:ro tele\'ish'o,

Lo cierto es que no es razonable concluir que taJa resentación -la f!lmica de un documental o la televi­

... :'3 de un H'alil)' sllPlV como GH o BBS-- es una ficción. I es el planteo de JOSI (2001: 15(1), (fas analizar dis­.III\'OS empleados en ~b itl\"ención de lo cOlid iano~

G" la televisión fmncesa: "nadie puede reSlituir la reaJi­tal cual es. El desvío irreductible de la representación respeclo a la reali<!:ld por sí solo no alcanza para

1Illr 1:1 ficción si n conducir a una parálisis: si toda '""ft:SC!1t:1ción es una ficción, el concepto ya no liene

\ITIlld operath·a", Creo que el insistir sobre la "ccio­d radical del formato GH supone negar lo que de ¡rtco éste tiene. a saber, sus huellas corporales.

nsta laClóll en el tiempo presente del espectador, 'flOtCSIS, su inaex-ar,mt!. Au n aceptando que ~ 'a

km de estrellas no es un efeclo secundario. sino or mismo del jllt:go~ UOSI, 2002 : 129), mi hi­

_15 es que ese decto no debe confundirse con el 11\0 básico del pro~rarna para su público fiel , t d¡flcilneg:1r el creciente borramiento de la lí­"-¡soria ent re programa)' puhlicidad o auspi~ ian­llltl" la tclc'·¡sión comercia l. Es..1 penetración o

tnClón tendencinJ entre puhlicidnd y contenido tele'·¡slón como medio no llega a desdibujar la

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FERNANDO ANOACIl1'

fromera entre la melocrónica de GH y el puro entrete­nimiento lúdico, o la ficción seriada\.!,

No dejo de lado la cantidad de artificios empleados en la producción de GH, B88 o El Bar, Incluyen ~e~e el montaje con que se preparan los resúmenes dlar~~ para televisión abierta, hasta el mas nagranle disposlll­m lúdico con que se glosa y Plrodia la interacción de los participantes (ej,: la anim.1ciÓn caricaturesca crn:ienle e,n 8882). A pesar de esta bmena de intervenciones tecnolo­gicas que el público tu) puede no notar. subsist~ un res~o no ficcional ni lúdico que, creo, explica el éXito de pu­blico del fornmlo , Me refiero al recurrente surgimiento de un derrnme indicial que esta siem pre presente como núcleo del significado del subgénero del realily show que denomino melocrónica ju\'enil del orden de la inte­racción, Ya sea UJl.'t maniobm para ser elegido ganador/a del progrnm", un "quiebre". como se describe a las crisis de llanto o cólera, la confesión de secretos o la desespera­ción que culmina con la sttHda \'oluntaria de la casa, se es­ta siempre frente a signos inclidalcs, Como tales, están unidos existencial e insep"rablemente a los cuerpos que los producen, y no a un libreto, aunque se trale de la mismfsima Mbiblia", nombre que recibe el manual de Endemol en la jerga televish'a, Son esos signos los que in­tentan capturar L1S cámaras y micrófonos de la casa, y Jos que aspiran a presenciar los espectadores de GH,

En su am'ilisis de Lofl SlOry, la versión francesa ck Big 8rolher, Josl (2002:106 y ss) relega en demasía este

32 Dicha estr.ltegi~ de mefC'a(lo rs aprecmble indu50 en muctr. filmes comen::iales, a tra\'ts del \ 150 cvidente e insistente de mara. y/o tccnolog!a nuevas (teldono celular, correo electrónico, etc).

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aspecto indicia\. en un encomiable intento por desen­mascarar el poderoso y dh'ersific..'tdo apamto industrial JUC auspicia el programa pero qUI:': , en mi opinión, no ~plica la fl:':cepción del formato, ni alli ni en olras par-

s del mundo, Coincido con Jost (2002: 87) cuando escnbe sohre la difku lt"d p.lm el público de "lomar la Ida en conser\'a de Li/ slor.v como si fuera la vida rdadera, defimda por su dimensión social-, Por cierto, n~"'Ul miembro normal dd públü,:o interpreta /{)(Io lo

mira del formato de Endcmol Como ~ 1a vida \'er­era~, pero 1:':50 no impide (jIte la audiencia intl:':nle

oger esos preciosos indicios cuya prevalencia en el ;I(l1l.'t to es innegahle, El publico interpreta el dispositi\'o

,f¡ci;¡1 de Gil COIllO un espacio y Tiempo privilegiados ra asistir ,,1 nacim iento de indicios, al hecho brutal

... lego de su irrupción no <.:ont rol;tda , No es relevante e<;.'t interpret"ci6n que luego 1" persona convenida

persomje de fama más o menos efímera \'I:':nda discos ?Uhhcite cer.'l:':za, sino d hecho indudable de que sur­

hechos ligados eXlstenc: iallllenll:': a la convivencia c¡'¡maras, a l deseo de ganar o al miedo de perder;

dos esos signos-hel.:hos quedan diseminados por el decorado lelc\'is[\'o, El emorno ml:':diático de GH I(IOna , pero no im'a ilda , 1:': 1 aspecto indicial de trresiSllblcs llamados caSI fis iológicos de la aten­de la audiencia,

El ;lo:;pecto menos sa ludable o más perwr50 de la la, el tener que escoger p"m su eliminación en­

"'ICr.;('Ill:lS con las que se des..'trrolla un bzo afccti\'o, "ludo poslli\'O, Tambien opera desdl:': el regiSTro in­

que cam, qué cuerpo, qué voz emerge en ese, fmidó n, muy difiCIl momento de b decisión, de

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FUNANOO ANDACHT

la ifÓnica "nomjn<'lción~ o e! envio al "paredón". Ambas metáforas, la estelar de GH -asociada al codiciado premio Osear de la Academia- o la violenw del fusilamiento de BBB, refieren de modo humorlslico a un aclO si­niestro. En medio de ese estercolero de lrucOS de alta y vieja tecnologla , persiste el público en su busque~a obslinada de la perla brillante de la autenlicidad, mas allá de poderosos designios industriales y de los sue­ños de estos aspirantes a estrellas. Para demostrarlo, convocO ahora algunas voces del publico investigado en grupos de opinión en Uruguay, por Hillel y Matto­rano (2002), apenas terminó el primer ciclo de GH , en

junio de 200 1. En el siguiente intercambio, jóvenes montevideanos

de 21 a 25 al"lOS, de ni\'el edllcati\'o y económico aho, di\'ergen sobre la condición de melodrama o de crónica de GH. Destaco qlle, a favor de la modalidad indicial, se mencione uno de los humores segregados con mayor frecuencia y abundancia, en el primer scmeSlrC de 2001 El diálogo ocurre en torno a Tnmara, una finalista de! programa. Es improbable lograr que el rOSlro quede desfigurndo, hinchndo por el llanto, como le ocu~re con frecuencia a estn joven, lo que funciona como un 10-

dicio corporal de la nutenticidad de sus sentimientos: Gabriela : -Era como tnmbién ... como enganchnm:

con una novela. Ver qué pasaba ... no era lodo lan pre-determinado que ya sabias lo que iba a pasar que. porque en las novelas siempre sabés qué va a pasar pero ... como que algo ...

Vicloria: -¡La vicia misma! Gabriela: -Pero a lo úhuno me dio lástima. Dije, ila..

si no gana Marcelo, que gane Tamara!

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I S~;l C: -Pero em una mina 1= T"m~rnl como resen­"Ihle, r~recla .. una mina .. que le reimportaha. (...) la mma \'i\'la en un estado medio de sensibilidad cons­tante. En cada momento se ponia a llorar.

Sl lvnna: -iAy, si! Vi"la llorando, {I'isll' los oj/JS cómo ... ¡tillo?

Otro s igno indicial de esta discusión es que, para el uupo. la sensibIlidad manif1est~, incontrolable r dolo­rosa de Tamnra en Gil sin'e como e\'idencia ( .. inclicitJ

no sólo de lo que SIente, sino además)' decisivamen­- romo e"idencia (- indkio 2) de que ella merece grillar,

e:.:prC5.110 que auténticamente experimenta, alll y ese momento. Alguien comenta luego que el "encierro fomentó que

mtCF.lcción hUI1l:ma fuera mucho m,1s intens.1 que en ro 111)0 de amhiellte". El carácter indicial ("la vida

ron") no es puesto en duda, sólo se repara en el dis­. tll'O teicl'isual que aceleró o incrementó las opor­

'nIdades de generación y de obsen'ación de ind icios, 'nI:rnsidLUI illdio,,¡ dellug.'lr Un efecto previsible de ese yrnadero humnno es, como ya se vio, la atracción "Ica. L'l moderadora del gru po les pregunta qué

Lln cl1~lldo no podían asistir al desenlace de un :tilo senliment<ll en Gil. Usualmente éste era inle­

pIdo por un mdicio e~terno a la casa: la merma pl1laridad de un habitante para el público, cuyo

.unen telefónico significaba la expulsión del menos lar de los dos nominados. La Siguiente opinión f~la ellnterés por ese hecho puntual. 10 que de

'O pone de m;¡1l1licsto el apelativo indicial de GH: "'riela: -iSi! El di" que 5.11iÓ Santiago. que era ...

oCtoria : -¡Em fundamental!

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FERNANDO ANDAc:m

Si lvana: - ¡Ay. sí. me lo perdl! (Gabriela hace un relato detallado de la petición in­

frucluos..1 que ella y sus amigas realiZo1n en el bar donde están reunidas pmu poder ver ese momento en tele\'lsión. Por fin , les lIeg.1 la anhelada información por teltfono

)' sigue una explosión de gritos.) Silvana (retoma): -Yo me perdí el mo-nento que salió

ISantiago!, la rabia ... Gabriela: - Ero ver qué pasaba cuando salía 5..1nliago,

qué pasaba con NalaUa, cómo reaccionaba Nalalia. He aqul el index-appccll en acción: los espectadores

de GH, BBB o Loff Slory desean conoce r esa reacción para, por su pane. reaccionar con sorpresa, desencanto. satisfacción o entusiasmo ante aquélla. El formato ha· bilita la producción de un torrente indicial diferente al generado por la elaborada ficción de una telenovela, o la salvaje e incomprensible ajen idad de una noticia fu­nesta como la del 11 de setiembre de 200 \ . Todo esto ocurre en el seno de una interacción ~para-social~, de un tipo que no podlan imaginar los creadores de esa valiosa noción teórica, con la que,)"a en 1956, Honan y Wohl describieron la creación de ~imimidad a dis­tancia" como decto notorio de la aun novedosa tc!C\'­siÓn. La pantalla hogare"a funcionaba hace casi medit.t siglo como prolong.1ción y amplificación natural dd erecto intimista de la radio. y lo hacia gracias al brillan­te ejercicio de lo que el antropólogo Malinowski llamo "comunión rálica~. que fue retomada e incluida por d JingOista Jakobson entre las seis fllnciones comUnica­donales. Ha habido un crecimiento notable de esa char­la fácil e interminable que. históricamente, aportaron ro­mo su dote los locuaces presentadores que emlgra~

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dd medio r.td ial al televisua!. La impresión de que Kno_

sot TOS Ilunca sabemos lo que va a pasar en este show", -ro p..1 lahms de Stcve Allen , famoso animador telcyisivo .k los ai'los cincuenta, cra típica de · 'os programas de I"Jtrsonahdad ~ en amlX)S medios. Dicho efecto se con­~~1Ií.1, segun Ilotlon y \\'ohl (1956:216), gracias a la "qHlXlucdón collvincenle de "los gestos. el estilo con\'er­sa::ionaJ, y el emomo de un ennientro casual cam-a-ca­a~ L1 e\'olución tecnológica del medio televisivo con­

¡;uió kI duplicación c.1si perfecta de los demás ele-ntos del orden de interacción. Así . en GH asistimos fx il }' casi irresistible deslizamiento de lo fMico, del

.rnguaje pequeño con que lubricamos el encuentro "" el otro, al carir)o o al vinculo erótico COII el otro

1( t<llllhién nace, nOTlll<llmeme, en ese ámbito micro~ ~lOlógico de la coprescncia nska.

Otro <lp<'rte sobre la ¡mmada de 10 indic ial en el 'mlato surge en un grupo más joven (18122 años), ando éste d lscUl e sobre el c<lsling hecho por la pro­'Iora de Gil". Sm querer, este publico televidente mua algo paradójico, típico del mensaje de "doble ulo" descrito por B.1teson (1972: 178 y ss): ¿cómo 11.. algUien mostrarse (\'oluntariamente) tal cual es "~res.1r en un dispositivo que sabe no cesará d:

"Cal" unágcnes Clpturadas suyas? Es similar al imposi­'11.mdato "isé tu mismo!"' Quien lo cumple lo desobc­

.ct'. r \·Ice\'ersa. Lo relevante aquí es que los jóvenes

- ----------]j \·.l f,'nlla P""C dd fokl('>t (y del m~rkcLing) de Gil la nou.

que ~1I1 dl'llde JiC ImxluCf' ti fOml~llJ se pl1.'SI'llLan decenas Ir-< de c~ndid;It(><;, n <.,1hlrnd:.s de (tue. 31 fin:.L qucdar¡\n sólo !~¡ y doce par~ \'11'11' en la C:lsa

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rERNANDO ANDAClIT

opinadores uruguayos dan como prueba de la impor­lancia de los indicios que cada participante lleva al programa, lo quiera o no, algo de naturaleza opuesta: la bien planificada selección o casting para fUluros inte­grames de la casa de CH. Elegir el elenco es el antece­dente de otra obvia selección de la producción: el mon­taje de escenas filmadas en las 24 horas de vida vigilada.

Ana: -Pero entonces 1I0s panicipanles de GHI no son auténticos. ¡No se muestran tal cual son!

Sofia: -Capaz que no se muestran tal cual son, pero cuando a el10s los eligieron, los eligieron bien diferentes. La producción Clwndo entró sabia cómo era cada uno. No creo que les hayan eITado tanto. (...) Como que cada uno [de los panidp..'mtes1 se hizo. Capaz que cambió un cacho. Pero si te jUds cómo los eligieron, estoy segura dI' que cada Un¡) I?wniuIIQ su perfil.

L'l recurrente "n¡[tesis enlre jugar y vivir, tan noto­ria en la recepción de GH como la que contrapone los componentes del género madre, n:alily + sJww, da lu­gar a un interesante intercambio en otro grupo (22 a 26 afios). Sobre el vencedor de CH, Marcelo, epítoTM de la "normalidad" y némesis natural de Gastón. a quien todos califican de eximio jugador, alguien C~ menta que jugó mejor que nadie . Pero prevalece La opinión de que no lo hizo, de que ~Iarcelo sólo fue ti mismo, fue auténtico. Este es el "alar más codiciaoo en ese juego paralelo al juego oficial EndemoL La tarea parece ser descubrir al habitanle más real. en un enlamo paradójico que, por su naturaleza, impide esa manifes­tación, y 'lUel"e imposible ese descubrimiento. Para zanjar la dificil cuestión alguien evocó con asombro una declaración enfática de Verónica al salir de la casa..

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n ,¡:¡¡liI), show \1111\ ¡:lf'rs¡x-cti\'1\ <ln:¡lltica de la te!('"\'isión

No, no es un juegoM

• Luego ese espectador agregó en to­no de duda que "e n realidad , esa parte no la entendí porque jugadores eran todos". Fue entonces cuand~ sobre\'ino una explicación que . otra vez, nos remite al 1pelati\"0 indicia\' a la singularidad de un juego basa­lo en ocurrencias singu lares, que se desprenden de

l.\Jerpos en copresencia: Maria: -Ella quiere dmr en el sen/ido que les ,¡fuICI,

'fU!' Ij'~ afecM ItI \'i,Ia, cam/Jiá. mismo atlentm y cuando i41lcYi'n. Yo creo que la \'ida de tooos ellos \'a a ser un antes y un después de eso.

La modalidad de acción indicial es la de lo que ocu­'ft: en mi entorno inmediato, que puede sobresaharme ~ un golpe en la puerta, o como el foco lumínico

tJ( cae con estrépi to alindo de Truman, al inicio del m A quien mira CH, y a quien vive nllí filmado, sal ­

aldo I~ enorme diferencia, hay algo que lo afecta. que ca mbia durante ese tiempo.}' tal vez por una dura-

mayor. Ése es el conoómiwto carnal que surge de templar y vh'ir con el subgénero de la melocrónica

""(01 1 l<l noción de que alguien pueda mantener M SU

II~ durante la convh'encia televisada de GH presu-la generación de indicios que, como el nombre con que cada joven se presenta y es mencionado

lro y fuera del programa, son rasgos inseparables representado, aqul de la persona que debe , 'i\'ir

ese tiempo en confinamiento visual \'oluntario. 'n ejemplo tornado de un film documental que es un en la historia del género por su calidad)' origina­excepcionales me servirá ahora para describir el

ufo represcllWcional de los indicios que surgen a momel11o en CH , en relación con el montaje y

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FrRNANOO ANOACHT

otros recursos propios de la ficción , que también son

empleados con abundancia . En las más de nueve ho· ras que el film documental Shoah (Claude Lanzmann , 1985, Francia) dedica a presentar con inusitado vigor

el unh'erso de los campos de concentración nazis, a tra­ves del relato en primera persona de los testigos, en su mayon:l sobrevivientes de ese sufrimiento ilimitado )'

sistenmtico, hay un episodio que resalta por su drama­tismo. En é l se asiste a l testi monio de un peluquero que, junto a otros prisioneros judíos del mismo oficio, IU\'O a su cargo la tarea de cortar el cabeno de las mu­jeres que lleg.,b.,n al campo de exterminio de Treblinka, poco antes de ser asesinadas en las cámaras de gas. En

Shoah lo \'emos en el presente, trabajando como pelu· quero, atareado con un cliente masculino. Con su méto­do habitual. el dLrector formula pregumas con neutra­

lidad insistente. como un escol:tr aplicado y tenaz. El lo hace desde fuera de cámara, instalado en un local

que. suponemos, es cllug.,r de uab..1jo habitual del muy

locuaz peluquero Abraham Bomba. A los diez minutos dO! iniciada la entrevista de este

episodio memorable. en un film que también lo es. so-­breviene el quiebre para el cual lodo ese encuentro tan natural y tan artificioso . lan verdadero y tan tmcado fue puesto en escena. Después de la charla LOTTenc de la primera parte. cuyo lono poco o nada indicaba sobre el infierno del que hablaba este sobreviviente en­

cargado de coordinar un batallón de peluqueros. cor la terrible y mecánica orden de extraer todo el cabello posible a las mujeres que entraban a la barraca desnu­

das e ignorantes de su inminente destino, llega un Si-­

lencio denso como el sufrimiento. En cierto moJo, el

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FI '''Itlity sll(Jw: un:l perspectiva anal itica de '" teleVIsión

silencio parece el único lenguaje posible para narrar lo

que no se puede cOlllar con slmbolos, )' sí con indicios, con el cue'l)() que gime )' se estremece al evocar el ho. rTor puro: al menos eso siente el espectador de Shooh .

Claude L,nzmann: -Pero yo le pregunte y Ud. no me respo ndiÓ cuál fue su impresión la primera \'ez.

Abmham Bomba: -¡Es muy diffcil sentir a lgo, era muy dificil! Ningllll sentimiento en absoluto.

Lllego de este int ercambio infructuoso. como de la nada sobre\'iene un re lato que :tbandona el registro au­obLogr:ifico, formaliz:ldo verbalmente por la primera

pt'rs0na. El giro parece :lllllociar una actitud mlll más dlslatllc , pues se trata de la n:lrraliv<l de otro citada evo­

cada en boca dd peluquero Abraham Bomba, de~le su presente. Antes de t:l introducción de este tercero excluí.

do. probablemente en se nlido Hleral. surge una úllima refe rencia a sI mismo. para destacar un hecho agravante: algunas de las mujeres \'enían de mi pueblo. Yo las :r>noc [a .~ )·o \' ivla con ellas, algunas eran mis amigas

\."'CTcan:1S . Como en una lelanla de baja emotividad . el "Jeluquero replle su pregunta retórica }' temible: "'Qué

. pod la Ud . ded rr. [monees llega la narración ~re colega )' cOlerráneo . quien un día vio aparecer, en la

"JIT3C3 de la Illue rte, a su esposa y a su hermana: Abrahíl lll Bomb., -Un ílmigo mio ... él era un buen

luquero. cllílndo su esposa y s u hernmna entraron a cámara de gas ... (SilenCIO)

Sintaxis y \·oz ceden al unisono; este molino de pa_ ras, en apa riencia inagotable , se corta. Se percibe el ue r¡:o I~~ tragar s.,l h·a; la energin desbordante que

LJ exhibido hasta entonces el peluquero Bomba lo

ndona . Pasa más de un minulO larguisimo en el

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I'[RNANDO ANPACltT

que se lo ve secarse el rostro con la toalla; su boca se mueve independicnte de su voluntad, la lengua pare­ce querer colaborar con el narrador al mojar los labios, pero nada sale de a1li. La voz perentoria del director-en­trevistador interrumpe casi explosivamente ese mudo derrame indICial: M¡Continue, Ud. debe cont¡nuar!~. le

contesta el silencio prolongado, pero lanzmann insis­te: "iUd . tiene que hacerlo!~ . Por nn , en lo que parece una eternidad después. el peluquero sacude la cabeza, y con apenas un resto de \'OZ . ya des..'lparecida la ener­gia sobrenatural con la que habla evocado en detalle su siniestra tarea fOT"Z..1da , le Implora. con los ojos húmedos: "iNo puedo, demasiado difldW. La falta de verbo e~ su respuesta es un indicio lan fuerte como los movI­mientos automáticos que realiza ese cuerpo atrapado, que da vueltas como si buscara un escape imposible de su recuerdo feroz . Luego de un tiempo que se ha \'uel-10 viscoso y casi inmóvil, Abraham Bomba le da la or­den de seguir a quien pregullla , y dirige la escena. a quien llegó hasta alli para conseguir ese indicio esco­pof[\ico. para habili tar la mirada del público a algo que nadie podrá nunca \'er o imaginar sin 1:. ayuda de esta presencia testimonial insustituible. El relato prosigue asistimos atrapados en un tiempo insoportable a un encuentro imposiblemente cruel y tan real como falso es el trabajo que ha simulado en Shooh Abraham Bomba. peluquero jubilado de un local en el sóta~ de la. Grana Central $ tation de Nueva York". El dIrector mstal

34 En un scllllmlrio. en la lIni\·ersidad dI' Yale (I anzmalUlo 199195), el di,-e.clor de Shooh cuentA cómo siguió a e~tc test _ estrella desde las Catski1ls, en EI:.UU .. hasta el local alqull

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~ped"lmente , en un lugar no biográfico, el escenario dt' la memoria -)' no dc 1" \'ida actual de su testigo­lue "emos en el film Nada más verdadero que elles­

IImonio desgarrador que se presenció y, sin embargo, t5 ti unico momelllO a.rmado especialmente de este exten<;o doculllental ",

Salvando las enormes distancias estéticas e ideoló­s enl re una y otra. creación audio\'isual, obser\'O un

I)("OCcder an:1Iogo entre este episodio del film de L,llz­rnann}' el formato de CH. El escenario armado para

k\'isión. con apaTienC!;l r función de vh'ienda colec~ -a del n:afity sholl' propicia 1" cominua gcneraclón endenda, dcllcsllmonio de un Yo~origcn real y co~

~m'o .... De modo sim ilar, la. recreación escénica que :Jte el realizador de S/1l)í111 para el sobre\'iviente de rt'bli nka procura y consigue que surjan esos indicios .Ir: su nuido iestimonio \"erb.11, Ibmativamente carente

tIXlo esfuerzo, illlpcdr<l emerger. Sólo con b puest" en -tna magistral de tina peluquería donde Abraham

b.., nunca trab.1j6. pero podrla haberlo hecho, 5.11e

------------(Ialmeme en I~rnel donde armó el escenario en el que fue con­di e~l~ emren5ta. ). le rmgó 3 un e.~tra que ni siqUiera emendla Ic~ para que hklern dc chente del )"lI Juhilado peluquero

35 <;t lX>drl~ inclUir t n ~a calegorla -anómab" parn un dOC\I' 11 b cntm·;~ta al guanh;l n.1..!i. filmada m 5ttfl.'lo. o 1~ t5Cen~

111 dtl 111m . (ltlC txhibt el rtgrt"50 ele un wbrC\i\"ienle a Polonia, "lnl;l en bll.1n:a las cancit'ues con que c~IIn.1ba la ftrocidad ele

<C<- (lI~mk> niñe>o l'ero ninp,um.'5 cIc k'5 do<; eiemplo<; 11t~ tlllpO <:n1lfiC,Khln ¡kl Cl'i,,<"I(ho ronsj¡!c rado: el pritrll'ro es tUl enpño

'>3fII'. rl st~lI1<k> UI1.1 n:c{>n~rucción en ellu~r de los hcdlOS.

36 H Itmlin ... p~\'icne (Ic la Itorica de I~ (¡cciOn Kiltc I bmbuT' lo lIllll:;I JoS! (1001) en su ;l1I,;h$15 de Ivs gl'neros (de\i~,·os .

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FERNANDO ANDACIIT

a luz el "quiebre", el término que usa Lorena. primera expulsada del primer ciclo de GH en el Rio de la. Pla­ta, para explicar lo inexplicable, su búsqueda fallida e imposible de un lugar seguro desde el cual confesar volumariamente algo secreto, que no quiso o no pudo comrartir con ese grupo, por cons¡derarlo ¡nautentico

eese caretaje~). Este capilulo pretende responder a la percepción. de

GH como sólo o mayormente una gigantesca operaCIón de marketing donde lo único real, además del nl\'~1 de audiencia, sería el auspicio)' el consiguiente poSICIO­

namiento de marcas)' medios, por encima de los cuerpos jóvenes de los que viven en la casa d~ GH .. Sin ignorar la innegable relación de estos atracH\'OS Jóvenes con fuertes intereses del mercado, creo que tal análisis no sólo es reduccioniSla. sino que no consigue explicar s:uisfactoriamenle el impacto de pÍlhlico que posee el formalO. y que no tienen otros programas que utilizan idénticas estrategi3s pubhcilarias en ese medio.

so

C\rfTUlO 3 EL SUGERENTE ENCANTO ICÚNICO

DEL GRAN EXPRESOR AUD IOV ISUAL

En este capitlllo exploto la manifestación concreta, ..,.. este caso lelt~\'isual , de las puras cua/i,ladcs scmió­

·as. a saber, el universo de los signos icónicos, que remi ten al mundo percepti\'o tal cual es, de modo

ffi: to}' mediado a b \"ez. Sin dejar de lado su rol rne­.ador. que explica los errores d~ percepción e inter­

ación, el signo ¡cónico brinda un acceso inmedimo mundo circundante (R:lIlsdcll, 1986). En este acceso lea la fascinación tele\"isiva, y la dura competencia e"to implica con el mundo sillJoolico. que se rige convenciones. Éstas deben ser interpretadas, con

onsiguiente aumento de abstracción)' un esfuerzo ~'Or Involucrado (ej.: el :1prcndizaje de la lectum de lengua).

llna crítica recurrellle en COlllr:1 de GH es In que ""Uca la banalidnd de las conversaciones que ocurren

a casa. Otra objeción sienta la sospecha de que to­I que se \'C }' escucha en GH responde a un cuida­libreto oClllto, que se encar~a de "darles letra~ ras e Ideas- a los rnu}' poco ilustrados jóvenes,

~ te su largo encierro. Au nque en apariencia con­torias, ambas ohjeciones coinciden en no tOIllM

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Egdali
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FUlNANOO ANI)AOIT

en cuenta ni b especificidad del medio televisim, ni el modo en que aclúa el signo icónico. Éste medl:ui:m el mundo, pero posee la capacidad de brindarnos un ac­ceso directo a la realidad (Ransdetl 1986, pássim). No sólo es la tele\;sión un medio audiovisual, como el cine, sino que tiene un poder que su pariente más respeta­ble y antiguo no posee : puede representar el mundo dentro o fuera dd estudio en directo, I;JI como ocurre en un inst,mle dado, que coincide con el momento de la mirada televidente.

Estamos en el reino de la seductora presencia; todo lo que simplemente aparece frente a una cámara alube' un significado icónico, muestra una apariencia q ue es tanto o más importante , por norma, que el mensaje que alguien pueda decir al1í donde lo cnptó el objeti\'o. De

este rasgo, Meyrowitz (989) extrae una concl usión interes.mte para responder a la duda que acompal'!a al subgénero de rea!ity show como su sombra desgracia­da: ¿los jóvenes de la casa viven normalmente o actúan artificiosamente ante cámaras y micrófonos, para un público no muy di fereme, en lo esenCial, del que de p.r o sentado sobre el escenario aplaud!a e interrumpía la acción de los actores en El Globo, de fama isabelina l shakesperean:l. para manifestar su entusiasmo y admI­ración po r aquel arte dramatúrgico? la respuesta ~ que la televisión los captura en pleno (con) vi\'i r, aun SI

se admite que esa existencia es um bizarra como la ar­mada por ellihro de Endemol. padre espiritual del Ch mundial. y esto no se debe a la honestidad de la em­presa holandesa . Ocurre que el tipo de creencia)" <Ir comprensión que rige en la denominada "región fron­tal ~ del comportamien to (Goffman) posee un sesgt'

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n rr(!Iily sl!u\\'; un;! perspcCCI\'11 un;llllica de la lelel'¡sióll

fo mlal y consciente, propio de un espacio social po­bb.do por palabras}' rituales de acceso como el saludo o la despedida. Ya se las enuncie de modo solemne o dl\'e r!ido, lo simbólico promueve la separación entre b fachada}' e!lug;lr de preparación' de un aCIO para neq uel'!o o ,gran publ ico. Esto no va le para e! compor­L;UntelUo humano de trastienda -el backstage de la Olste ncia-, y menos aun para los bastidores profun­.kos -el decp mKkslage- donde transcurre buena pane

b. :lcción interpcrsonal de CH.

"Cuando la cámara ¡de TVI captura cómo le compor­tas. entonces como tu eliJ3s actuar para la cámara es también como realment e te componas en esa Situa­ción, y cómo tc comportas en esa situación es como la cn lllara te caplu ra.~ (Meyrowitz , 1989:114)

Es indudable que los participantes tienen concien ­ciara de ser t:l les, y no amigos en una comuna en

. de una experiencia espiritualmente enriquecedora, ellos no dejan de estar sometidos al régimen ex­

_1\'0 de! medio: tanto para ser naturales, como dis-o ahajo, o para realizar unr. Clctuación ele sI mismos slmulc es.1 naturalidad con mayor o menor fonu­

el despliegue signko. háskamemc corporal, tonal al y Illuscular) scrtl similar. Éste sólo podrá ser klfIado por un colapso {llIe permita \'er el esfuerzo

i\'o desplegado, que como t:ll impide creer en lo mi de la actuación de cierta rlltina interpersonal.

participante confiesa en publico, en la inocenle de estar de clase media. que siempre sufrió el pre­

por su bisexualidad Illanlfiesta, el sentido de lo

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Edwin Rosario
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Edwin Rosario
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Edwin Rosario
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Page 42: El Reality Show- F. Andacht

F~RNANOO A NDACI lT

d icho, su contenido, se despklza y empequeñece de inmediato frente al protagonismo de la escenificación corporal del inesperado testimonio, de su singular expresión.

3.1. La televisión como el reino de los

expresofCS

Gnm Expresor es la noción co n que r.,·le}'rowilz ( 1989:304) describe al h.'lbuante más común de kl fauna te1evish'a. Ella o él es el protagon ista natural del medio, pues asegura su supervh'encia )' su fama, por ser quien mejor se adapta, ecológicament e, al entorno audiovisual y a su potencial semiótico. L'l derivación léxica del tér­mino nos remite a la naturaleza del efecto-tele\'isión: to­do lo percibido a través del medio fue producido como expresión o deviene expresión, En el at ractivo o gracia de la cualidad contemplada, más que en lo que se nos comunica con palabras y argumentos, mdica la atrac­ción televisual. Ya operen indicial o simbólicamente, los signos de la pequena pantalla tienden a funcionar ex­presivamente , pues exhIben su dimensión cual iWlivQ.

El estilo signico es el mensaje. El ingreso al mediO televisivo implica el p"saje desde la primacla de la re­gión front"l, que es propia del slmbolo (ej .: lo impreso) al ligero reino icónico del expresor televisual. El expn:­sor, escribe Meyrowitz ( 1989: 93 -95), es alguien cu­yas cualidades evidentes de simpatia, diversión, atmccioo erótica, complicidad, entusiasmo comprometido o meD cordialidad vuelven secundarias sus pabbras, deda~ dones, equivocaciones o fah" de formación intelectua. o cultural. Mas que relegar la palabra, deberi~ deci~

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EI ,.'ldily sh(lw: U!1:l perspectiva ~nalrtica de b Ie!e\'isión

que,e l polencial ex presivo de los que triunfan en lele­\ISlon tr~nsforma la palabra en un ingrediente más de b ~xrresI6n : lo dicho \'ale por el hecho de decirlo, pero, mas que nada, por la gracIa exhihlda al hacerlo, y no por sus consecuencias conceptuales. '

El ganador de 8B81 en 2002, Kleber, no sólo ern­rka. mal el le~~~ie -comete toda clase de atropellos gra_ "n."ltlcales }' lexlcos, por ej .: "mi corazón cspmntanlcH_ sno . I ' , que rcpUe C<l< a vez que puede y en toda ocasión la Irase ~ccha 1az 11(1,.tc~ (es paTle dt)". Lo que es en origen .m nlldo (cllico (Jakobson , 1960), cuando es dicho)' ~Iculado por el pmtoresco paT/ icipante de\' iene bro-

mSlant.:'lne~, por la gracia con la que él las expresa. :-ti inconfundIble acelUo ca ipira , del interior de San

N.o, la enorme sonrisa con que enarbola su fr.tSe trivial 1110 s ~ dla fuem capaz ele resolver cualqu ier enigrr:-a: COTl\"lenen en Sll marca registrada en lele\isIÓn, con estatuto de una dta citable. Kleber parece haber in­

..do que entró a la casa del amplio predio de Red Clo-en Río de Janciro, p."lTa expres.'lTse irrestriclamenr e

fa desarrollar una intensa tele~ellia , que no es mru: le el predomi nio notorio de indicios icónicos, de he­r)S corporales que exhiben , en su caso, la cualidad un gigante tiemo )' atractivo, de un musculoso baila­de pla)'a, dt lo des\'ergonzado adulto y lo mgenuo

17 EII \.~rt:bd. el '<i,ll:l1Ifica.:!o de f~[a ~presiQn ponllguoesa ~ m.1s ~ ptr<ooas que It:llxm un,1 br"C\"f' t h:lrb. en un CrKlI('ntro

la ll<all lJ<1r~. ¡JlIlllllar elnlltn:ambio nOtllla! y f~lico de no­~ InlercalnbI3da~ . tomo <i 'luz ('íIl/t- ruer::J 1m coloqllla! 1I . la t)(l'rr~l()n <"li<fcd1.1 de que lodo anda bien en nlltSlm

(aull ~I no es as! rra[mernc).

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Page 43: El Reality Show- F. Andacht

F[RNANOO ANOACllT

infantil en una cercanía promiscua. Lejos de ser la ex­cepción, su caso es la regla: quienes viven en las casas observadas no tienen otra respollS.:'lbilidad que la ue ma­tar d (iempo con degancia audiovisual. la crítica habI­tual al subgénero por Sll mu)' bajo contenido en calo­rias culturales no repara en que, en un rt'ality shmv y, tendencialmente, en la televisión no cducati\'a o culta, la palabra argumcnwl es reemplazada por la imagen tcmperamcnfCIL Claro que hay simbo los y mu~hos en BBB y en CH, como los analizados en el próximo ca­pitulo, pero éstos no son los que han hecho la fOrl~na yel m3yor atractivo de la palabra impresa . la ~cclón simbólica es ancHar)' ampliftcatoria de lo expresIvo en 13 me10crónica juvenil; su cometido es apenas aportar el marco adecuado al index-appeal. y a su inseparable

aura visual. Lo expresivo posee un sesgo de los bastidores de la

interacción. que caracteriza a la televisión, en contras­te con el sesgo formal, de región frontal, de la escritura. Basta pellS.:'lr en el diferente esfuerzo que supone co(hfl­car nuCSlro pensamiento por escrito, y la faciliuad con que sólo debemos MconduclTllos" de algún modo ~pa­ra que un micrófono o la cámara de televisión captulT automáticamente su mens.'lje~ (Me)'rowitz, 1989:100

Imaginemos que la lare3 de los participantes fuera. a inten:aJos regubres. el sentarse a redactar en un diana Intimo 10 que están viviendo allí, con esos descono­cidos)' rivales, iQué formato tan diferente sería el dt­realify sholY! Esfuerzo, habilidad , pero ante todo in­

tencion<lhdad com prendida como tal por otro. defint"f' un acto comunicadonal, verb..11 o escrito. Lo propio de ámbito expre5ivo es ser ~ma especie de aura signi<1

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E1Il(J/iry shuw: un,1 pef'l>pccIÍI·a analllica d(' la te!c:,'isión

/Cónico-indldal. que el cuerpo lleya siempre consigo. r que despliega alll donde se encuentre, sin esfuerzo ni U1lencionalldad visihles, pero con un impacto pc.rsua-51\'0 alto. más ailn cuando quien se expresa posee cuali­dades de las lIam<ldas ~Ielegélllcas~.

3,2. Una duda recurre nte: los de la casa de Gra" Herma"o ¿son o se hacen?

~Después de algunos dlas n(l se puede mantener un personaje , cada uno acaba siendo

10 que realmente es.~

(fo,f:trio Ve1roso. cantante expulsado en la primera Illltad de Cosa dos ArliS/(ls 2. en "Dmrio dos

confinados", Época, 8 de abnl de 2(02)

Cuando Gorrlll:m ( 1971 :268) considera algunas de pe"mlas ¡meas que cumplen las all<1riencias nonnales, uentra una que arecta la noción misma del sujeto y sus otros. Como conclUSión de su extensa reflexión re clmecanismo etológico que a humanos y dernas males nos l1eva pendularrneme del desasosiego de

alarma a la apaCible slIuación de tranquilidad, ám­(1 en el que se mue\'e toda criatura entre amigos, 'rlllgos )' meros desconocidos , Goffman analiza la Infrecuente sit~Klclón de lener que "actuar con natu-

I ~ la p.1radójica noción describe el acto de disimu+ nuestra genuina alarma para no generarla en otro Ib.do como real o potencialmente alarmante. t. lás

'!."ISO aun es el proceder que se requiere para seguir ICndo t r.mquilo, cuando hay nlotin)S de sobra para

tstarlo; así se ~ocuhan sci'mles de cngal'lo~ (dcceptive

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Edwin Rosario
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Page 44: El Reality Show- F. Andacht

FUNANDO A NDACIIT

eues), con un componamiento cuidado que busca emu­lar el propio (en una situación ap.'lCible): M$e requiere una actuación de si mismo (self-tnllctment), una simulación del si mismo (stlf>, un poco de calculada actuación, una personificación de uno mismo~ (op.cil.:269), Quien co­mienza a actuar asl deja de ser quien era , pues MtJ es un otro que pone en escenll un extenso snow para otros su­jetosft (op,cil. :27I , el subrayado es nuestro).

El seif..encLCrment como IInnsfomlación de lo que era una conduela genuina en un elaborado show, ser uno mismo de modo distraldo, confiado al cOnlrol corpo­ral y al bien internaHzado decoro social, es descrito con agudeza de novelista I~)r el sociólogo (op.cit.: 272), Es-. la com'ersión describe la particular autoconciencia de saberse filmado, grabado y transmitido a cada momen­to, tanto en los tiempos crónicos o mllcnos, como en

los extraordinarios y vividos:

~No se restringe la actuación del self a las posiciones básicas -sentarse, acostarse , y caminar, Las circuns­tancias pueden ocasionar que el individuo sienta que un nujo complelo de su acti\'idad compleja esu siendo orquestado, aunque sea la rrisma acti\'id ..... que una vez fue 'genuina', Desde el punto de vista dramatúrgico, en esto consiste el mentir,'"

En relación con el posible olvido o el inevitable rt­

cuerdo de que se es pane de una trama escopofilica, di. la melocrónica juvenil del orden de inter.K:ción enC:lrIR­da por GH, se plantea una duda clavc del público ad al subgénero (gnlpos de discusión en Hillcl y Martorat'lCJ" 2002), Recordar esa condición vuelve a la actuac

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11 f((I/iry sll(Iw: unll pcrspecli\'ll <lmlirkll de la lelnisión

consciente de si misma, )' se acompaña de una incó­moda sobre-atención a todo lo qlle el participante de Gil h<lce o dice, en \'ez de la rutina de sólo hacerlo y decirlo, de modo natural }' oh'idado de sí, si es que eso fuese posible, en la anómalas condiciones estipuladas na fa la existenci" en la cas.'l del formato EndemoL El .:ambio radical de rele\'ancia para el sujeto es el pasaje dt la interacción cotidiana a su transposición (keying)

mca }' espectacular, pues cada ado suyo, por banal e parezca, puede ser Incluido en la trama del pro­

aama Iclc\'isl\'O", lo que era mcnor u olvidable en el reo situadonal no transformado, se \'ue!\'{' enúete­

Ido, memorable o cilahlc tcle\'Ísualmente, El prCK:eSO

desnaturaliza lo cotidiano es una fucnte de constan­reelalx>rnción discursiva o ~rerlabomción~ (Ellis 1996), • el púbhco de GH, Gorrman (1971 :273) describe ese

'3mblO asf: "lo que vuelve a una actuación falsa no es la ión de una nueva nuina ralsa, sino la cominuación

una que es vieja y válida, en condiciones alteradas~,

1:. d Ifícil imaginar una al teración lll:l}'or que la de vi-- en lIn<l C:lS.1 si n barreras mformacionales , nx:acio­

y an()micamente dedicada a exhibir la trastienda y ~~ion más oculta de la imeracción social, y de esee­arl1, y difundirla al instante a millones de te1e\'iden­(llllternautas. Debemos concluir quc, estntcluralmcn­

:1!'i pan1cilXIlltcs de Gil se mandan la parlf', expresión l1tense que denota una actuación o modo alllo"i-

-.Jo y por ende no ll:llUral de comportarse, de fingir nuas normales, en \'ez de sólo generarlas, como

-----18l1lt'rmmo (~de GoAJm~n (l986:+H, )' k, prc~nlO ~n nJ~)'Or

~" I~ ~(,rlón -4 2, ~h:ljo

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Page 45: El Reality Show- F. Andacht

FERNANOO ANDACIIT

cuando alguien se desplaza libremente, en el orden de interacción . Cuando eso ocurre, In persona -dentro o fuera de este formato de realily shmv- tiende a experi­mentar M un lipo especial de autoconciencia" (ib¡d)1'J.

Casi enseguida del inicio de GH, Manín emerge co­mo el lider natural dd gnlpo. Un mes y medio más tarde quien parccla ostentar las canas de triunfo en su cuerpo atlético y ánimo org.'mizador se encuentra de pronto, y contra su expectativa, entre los dos nomIna­dos para abandonar la C35.1. Quien hasta entonces era el infatigable coordinador de bailes, comidas, tareas de limpieza , un rol que desempei'\aba con el aire jovial )' entusiasta de un auténtico jefe de hoy SCOUlS, más que de un participante de realily show, rompe una de las reglas de oro no esc ritas de la casa de CH. En vez de vivir y ocultar que se está viviendo pClra la cámara, que se actúa de alguien que olvidó que no puede sino ac­tuar Martln no sólo mira directo hacia una de las cáma· ras ~abu de toda ficción, de la telenovela, pero también de entrevistas televisadas-- sino que por ese medio St

dirige con tono sarcástico a una invisible televidente,.1I quien le asigna género )' edad (avanzada), para rogarle que lo vote, y asl lo expulse del programa. En virtud de su gesto, la casa deja de ser tal , y por arte del final

39 Ik dIficil lTl"hxción al ca5tellano, el Itmuno mglts empk:acl. por Goffman, st!f-<"QIlsdousnm, ronna (:I.me dd habla C(ltKhana remite a un stntimitcnto de inquietud o de iocomooidad ~exiSl elal" generalizada, en \;nud del cual cada mO\imienlO o gesto ~ hacrmos habitualmente de modo autom:litico InI'olucn ahon -esruerzo esptCtal. y tiende a producir un ma)'or malestar, por la C1It:

ciente convicción de estar actuando de uno mismo, y no de simplemente siendo (uno mi.5mo),

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n Ita/l/y shmv: lIn~ perspectiva an:1l¡tic:1 de la tele\'isión

de esta actuación de sí mismo se transforma en el es­tudIO ponátil que describe Jost (2002: 73), como con­trapartida de la supuesta \'h'ienda real , donde tienen una attténtica experiencia de ,'ida jóvenes de ambos sexos, durante varios meses. El gesto de Martín es lo opuesto al esfuerzo "ctoral humano por no parecer alarmado, por sustentar una ap"riencia normal cuan. do las COS.-lS )'a no lo son, Estamos ante un participan­le cuya alarma es evidente -comprendió que él nQ es

figura poPlllnr )' querida que suponía o creía scr- y ¡ue, perdido por perdido, quiere ahora irse de ese si­k) ya no más grato, donde no se siellle una persona

;:rat" No parece casual que él ha}'a decidido irse en d rol de un actor, de un jugador, de un comediante ex. nllCilü)' muo-denunciado ante cámaras. Para marcharse, ~e jm'en cncnrtló a un nut tl ntico terrorista del fonn:t-

n:lIuralista de CH,

Propongo :lhora un:l respuesta a la duda recurrente ..... re la condición de los participantes de GH: si son ac­>reS o sólo humanos \'iviendo. El témlino gofTmaniano ~nlSS<l"jl¡fy~ descrihe la capacidad de toda práctica malla para absorber nuestra atención, y generar una 'uencia en la cual enfrascarse, independientemente que se trate de un jllego de mipes, un trahajo o ha­el amor. 1 ... 1 misión encomendada a los prisioneros untarios )' escoronlicos del ,.nlltfy shlJW rccuerda el lIgO Impuesto a Sisifo : el SU}'O es un esfuerzo inte­

::11\"0 intcmlinable e imposible. Los doce de CH )' de deben entregarse oficialmente a la actuación de si

.,.;m>< (scl{-l'lIaCfmenf), )' a la \'CZ intentar denodada­~te que otros crean que no ha)' tal actuación, o que es­~ evapora al calor de los humores indiciales que

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Page 46: El Reality Show- F. Andacht

F[RNANOO ANOACHT

describi como el mayor atractivo del formato. Sin el amparo de la profesión de quien "en un escenario juega a ser otro, ante un concurso de personas que jucgan a tomarlo por aquel otro~"", ellos deben desaclllar lo que actuan cada dia, p.·ua forjar b ilusión necesaria de que son sólo ellos mismos, pero en un entorno ajeno. Su uni­ca esperanza es que la -enfrascabilidad" (engrossabi/ity) de sus rutinas, deseos y emociones les conceda el OOIs.."1-mo fug.u del olvido, que aleja \a sombra funesta del ron­curso que, en parle, es GH o BBB, y de su suculento ha­tín monetario. Esa amnesia fug.1.Z suscita la escena banal pero vigorizante del mero existir con otros para sí.

3.3. El gra n salto televisivo de la relación

parasocial

En su estudio pionero de la comunicación publica­do hace casi medio siglo, Honon y Wohl (1956: 215) postulan un decto mediático en la aud ienc ia que se habría exacerbado con la aparición de la televisión: la -relación parasociar . El vinculo es "una apareme rela­ción cara-a-cara entre el espectador y el que aClúa­(¡bid.) en el medio masivo . Si esto era válido para el público radial , los in\'esligadores afirman que lo es aún más para la emonces incipiente televisión, pues ~Ia imagen que es presentada vuelve disponibles man­ees de la apariencia y la gestualidad a los que la per­cepción social común es sensible~ (¡bid .), En términos semióticos, en la interlocución fromal del presentador

40 Del1exlo de J. L Borges "E\"I:1")'lhing and nOlhing", sobrt d ofido teatral de: Shakespcart.

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Fl r(olily sll/)w: una pns pccli\'a an¡¡hliea de la tde\'isión

dc lona colO<luial, amistoso, sonriente y colusivo que husca producir lerlhad del publico hay un poderoso SI~nt l .eon.,m de una relación social de -rcgión media~ ~ Ie)'rowllz , 1989:47). La scns..'lCiÓn intimisla que ms­

rolra el pre~ntador es análoga a la que surge en prescn­ua de fllmgos o familiares , alguien a quien podemos ID(\$lrar al menos una p"ne de la t~<t ·tcnd d • ..... "e nuestra ,da, con la expect"ti\'a de que el otro hará lo propio,

SI , I~ cuahdad com'ers.1cion,,¡ intimista, de natura­:a f:lllca. propia de la interocción parasocial televisi­

/ enge ndra un tipo de ,'isibilidad generalizada que oornpso:, (1995: 126) llama ~eI ámbito público me­

I1zado , es fácil irmginar lo que puede ocurrir con progrrlma que no sólo promete exh ibir de modo ex­IStI\'O la .i ntimidad de un gru¡x> de personas en todo mento, ".,duso los más [ntimos y por norma ajenos

la IIlS:eCCIÓI.l ~ul:lr. o audiliva del otro (ej.: higiene Ima) domlltono), Silla que destina"un espacio oficial • e~p~"1r lo rescn'ado: el confesionario. De hecho. la mero II1cursióll al bar'lo de una participame de GH

lona Como un" confesión del cue,po P , aro SOnear . prueba Illicü\tk:l, }' dar el gran S<llto de la barrera o>rmaclonat. Verónica solicita el acompanamiento de

percllSlón impro\'is.."1da :l dos de sus comp."1ñeros de rro, Sólo asl consigue h"billtar una "región posterior

lunda~ (~ I e)'rowit z) donde refugiar su conducta no OfOs.."1, al menos no presentablc para esa región ... frollta l en la que ellxu'o ha sido cOll\'crtido Co

d od . n .. I (1 pr ucido , ella procura ocu ltar el otro nlido

It'sl mal , tal cOlno silbidos electrónicos ( 1) l ' ma ocu-<; obscenid"des que se l)fofieren en GH e . on una sohre el rostro, Verónica cubre la \'ergüenza de

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Page 47: El Reality Show- F. Andacht

FERNANDO ANIlACHT

mostrarse alll donde normalmente el público coincide con quien ocupa el balio, El decto visual es el de una variante folclórica y teb'¡siva de la clásica representación pictórica del exilio del eden judeocristiano, el Addn y Eva arrojados del Parafso ferrenal de Masacdo. En esta ocasión, es Eva la que oculta el roslro avcrgonz.1.da, mien­tras que el dolor expresado pictóricameme por la pri­mera mujer se trasladó y transformó en la alegría del par de percusionistas, encargados de convertir la nagrante invasión del pudor en algo parecido a una fiesta im­provisada , En 1 .. introducción masiva de la cualidad de acceso a una esfem antes reservada a 1 .. región de tras­tienda, que alberga 10 hu ¡mista .. mistoso o familiar, consiste la revolución icónica de la p .. malla pequena efectuada por este rea/i/y shmv,

El efecto ¡cónico de GH y de sus variantes surge de haber reunido ht dotación completa de 1 .. exprcsivid1d humana y el vinculo gestual y verbal colusivo, i.e., ese que busca un Luo de complicidad amable y cálido, píca­ro e incluso compasivo -si se trota de comp..1rlir algo fu­nesto con el público-, como en el informativo. ¿Cómo no sentirse próximos, más que "prójimo", de eslos Iconos audiovisu .. les que en los resúmenes diarios carecen cid presentador h .. bilual, y que son representados "al natu­rar, aun si se loma en cuenta 1 .. laboriosa operación de montaje? 1..0 icónico es una acción sígnica mediad .. pero directa que, como lal, brinda:lCccso a la cualidad del sen­

limiento de gente común en una situ:lCión que no lo es. Como parle de su reingreso a la atmósfera real a §t­

cas, Thyrso, el tenaz aspirante al amor de la participan­le Manocla, en BBB2, debe entrevistar a transeúntes pedirles que opinen sobre su estadía en la casa, par"

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un progrnma dominical dc variedades de Rede Globo. ello el testimonio vehemellle de una mujer con edad para ser su .. buela, entre los varios que el ex mor .. dor de 1 .. casa recoge : "¡Querria haber tenido un teldono para Ilam:me y darte mis consejos! ~. '

3.4. Sob re la larea icónica de los p rofesio na­les de la a Ul o-ddln ición

"[1 pn1hlema cra quc. en \'isperas de la fecha del alistamiento Imlilar, el muchacho (n~n 17 alios)

au n llamaba a sus profesoras 'Has'. Ero un niñn grande y asl t'ontinua hasta hu}'. a pesar de su enorme

musculatura," (De "Bn)lhcr KJehcr". nOla de' tapa publicada en la revista t(JQCcr luego de la victoria de éste en 8BBI,

S de abril de 2002)

Mucho se ha hnblado )' escrito sobre el hamhre de ma que conducirr .. a estos dote apóstoles de la ima­n 10lal ;1 su reclusión aceptada en aras de perpeluólT nomhre, t.le volverse alguien nOlorio, a lra\'cs de al­a l:H)Sible cualid .. d aprO\'echable por el medio lc1e­'0 más tmde. Recurro ahorn a un no muy conOCIdo

ho hislórko de la celebrid .. d , pues éste .se úncula la exrrcs"'kbd del sf mismo, el único equipaje que

.nIen IIc";lr a la c35.110s participantes, las cualidades s.:u propia identidad .

u carrera de privaciones y automanirios a la eu .. ] mlregaron .. 1&'lUlOS hombres en los primeros siglos del

t.anismo era un .. forma pública de oponerse, por b de los signos corporales, a la pompa y lealrolidad del

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FERNANDO ANDACIIT

ceremonial politico del Imperio Rom"no. Propongo con­siderar esta conducta extrema como un lejano ameceden­te de los expresores juveniles. telegénicos y visiblememe ociosos de GH, que parecen tener muy poco o nada que

ver oon la ascéliCl vida de aquellos aspirames a la sami­dad por la durisima vla de las pri\"aciones y los dolo~.

A primera vista, nada ntas lejano al disfrute n..'\rcISIS­

la de vivir. comer. excret.'\r o copular frente a las cáma­ras, con aire despreocupado, que la larga mortificación que sufrieron algunos hombres que se volvieron il~tres en ese proceso . Tal es el caso de San Simeón EsuILtas . que decidió permanecer de pie sobre una columna. du­rante much isimas horas. En su tratado sobre la 1115to­

ria de la fama, Braudy (1997:176-177) da varios ejemplos de vidas ilustres y sufriemes como forma de acceder a una elevación alternativa y antitética a b produc,ida

por el ceremonial romano que encarna el em~emdor. un iJeal que desc ribe San Agustí n en la CIudad di Dios. Si desde nuestro actual saber sobre la industru de la imagen medialica de artistaS y politicos conside­ramos "la piedad y pureza ostemo5.'\s de muchos de ~ primeros san tos cristianos~ (¡bid .), concluiremos qUC" son un ejemplo claro de producción de imagen adnu­

rabie, no demasiado diferente. a su manera, del fl" perseguido por la pompa romana, aunque aquellos hicieran con un procedimiento y una legitimidad radI­

calmente diferentes. En su caso,.se trataba de buscar consagración espiritual y no la terrena; la paradoJ<l ts

que para lograrlo se convirtieron en los primeros . pro­fesionales de la auto-definición~ <professionals ar defi ní/ion):

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n Il'olitv show: unll ptr<ipttliva :mallliQ de la ,elC\-L'<i(lIl

~ L1 ceremonia imperial. .. no fue sino un intermi~ tente chispazo en comparación con la obra de tolla una \'ida de estos verdaderos profesionales de la auto-definición . En tina procesión en Roma. Cons. lancío 11 (el hijo de Constantino) estuvo muy ergui­do )' se contuvo de escupir por unas pocas horas, lX'ro Simeón Estilitas estuvo parado sin mover sus

pies durante noches)' noches: y ~ lacrio el Egipcio no hahí:1 escu pido ni un" vez desde que fue b.1utiza­do.· (Brown, ~ El hombre sagrado~, cit. en Bmud)', 1997, 177.)

El aC(U"f de uno mismo en circunstancias anóma­Las. o sdf-cll(l(lmcnt (Goffman. 1971 :269). como la de

ser filmado a toda hora. no es tarca ( • .\eil. Pero hacerlo du mnte meses r conseguir que ese t'sfuerzo se" oh'ida­Jo, al menos por momentos, es C<t~ i una proeza. Tal es

haz;nla kónica que Ilenlll a c"ba los doce paladines kvisuales de la aUlo-definiclón del siglo XXI, en BBB

"GII. Ellos son dignos ém ulos de aquellos campeones (lnicos del cristianismo primUivo que, ante multi(U­

Jts (Braud)', 1997: 17B). se esforzaban sobrehumana­me por exhihir cuahdadt's admirables. Puede tra­

:arse un<l line" continU<l entre ,,<¡ucllos espcctaculos los primeros ClI<llro siglos de la cm erisllana, dise-

4dos para exhihir una enorme resislcnda fi sica f de muno. )' nuestm er<l de la comunicación, con sus mlc­Z5 de la escoponlL:1. cap<lces de soportar durante me~

t'5 una miT3da SOSlcnida sobre lo que em su tn.'\)'or pri-Idad, ahora cOlwenid" en zona media o fronlal. En has momcntos asistimos a la búsqueda de fama a par­de un illlenso trabajo sobre el sí mismo. No escupir,

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FERNANDO ANDACt lT

mantenerse estoicamente de pie. sen"ir de modelo de joven divcnic!o o de mujer madura y valiente, con un ac­ceso informadonal continuo e irresuiclo, es ofrecer el cuerpo y la vida en espectáculo para un aprendizaje. En unos es la áspera y despojada v[a de la salvación, en los otros un nuevo turismo del 01"(11:':0 de 1.'1 intcracdón. Ade­más del diferente lamano del público de una}' otra épo­cas, el cambio más llamativo del presente en relación (on el show de auto-dcfinición del si mismo es el actU,l! deseo de ver y verse, de dudnr y (quizás) de convencerse de que existe una zona antes insondnble de lo humano, de la

cual el medio re)'. la televisión , puede traer algun."1S nou­das, sino novedosas, al menos inéditas, confiables por ser indiciales, oomo si fuera un fibtUSl:0l'io del alma.

Un par de casos ilustran la acción sugerente del icono. En la ú hima semana de! programa , el dueño 4,e la musculatura m:lS portentosa de BBBI, el han<l"n de axé music Kleber, descubre que su muñeco. un mom­gote de metal tan simple como e! que podría h<lber he­cho en papel o plastilina un niño de cuatro mios y no mucho más, des.1pareció. Constatar la ausencia de Ma­ria Eugenia y quedar desolado son una sola COS.1. En

su desesperación, Kleber y su corpachón excesivo van a dar naturalmente al confesionario voluntario. Allí , sm la ayuda de la voz invisible que reina en la morada rio­

platense de GH. Y entre sollozos arrasadores y urgen­tes, el rostro descompuesto}' amplificado por el zoom. él cuenta su pena, y gime el recbmo de que ap:ueza ya mismo Kmeu hOlleco Mm'la EUKellia~ injustamente

desaparecido de la casa y de su vida: Kleber: -Yo querta a mi muñeco, ¿me entendes? ¡EIb

está hace 45 días aquí, )' no molesHl a nadie! Para

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El 11'(I/ily Ih(JlI': una perspe<:til':l analhiel!. de la televisión

ella represen ta mucho. ¡Nunca llore aquí, ha)' CSIO)'

llorando! Uds. son los que hacen las reglas aquí. ¿pero ro cómo quedo? ¡Parece que no es nada , pero para mi es mucho!

Poco antes Klebcr habia sollozado con abandono en el hombro soliebrio de Vanessa, 'unica mujer de los

cuatro sohrevh'ientes de BBBI,)' le dijo que para el ~si ti murieco no estu\'iera ahí.)'a no "ale la pena~. luego de contarle que el slemprl' lo miraba, )' que el muñeco estaba siempre ah!, "q uino en la suya", }' que por eso

00 le hada mal a nadie. En es.1 crisis, el self del sujeto,

rn efecto que surge fuera de ctimaras. COnOll)'e hasta ~si confundirse con la actuaciÓI1 de sí m ismo (selJ­

IJa! tmenl). lo1 luminos.1 fusión genera un hito ¡cónico

ro el show de lo real. apo)'ado por una COpiOS.1 Lr:ms­Plración indicial o illdo: ap/'l"tl/: e l llamo imparable cktu\"amente ocurrrdo durante CU<ltro interminables "lIIllItOS , juma a su coreografla fadal y corporal. Apa­~,:e ante cámaras de BBB! la imagen irresistihle de ~ 111'11 Bam, variante brasileña de 2002 del mO!l\'o lilcra-

del nuio-anciano o put'Y 5!:"ICX. Este Hércules pue­habilita al público a la mustlal viSión simultánea de

h."lS cualidades. La imagen eje rce una seducción inl­lablt:, por lo cual no es imposible que sobre ese ícono

1'(10- ha)'a notado el participante hacia su victoria fi-lan inesper.lda como plausible. Tr.lllscurren cuatro

nUlOS, pero en sólo doscientos cuarenta segundos t.'>:presi\' idad tel('\'isÍ\'a la ,'ktoria de Klcbcr, futuro

"ITlpcón de BBBl, queda aseb'llr.lda. También se aprecia í el cometido icómco de todo fOllll3to lelevisual: ex­

de modo directo y mediado el mu.ndo tal como ara­"t)" parece ser, una \'ez que esle sentido es enmarcado

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1

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FERNANIX) ANDACHT

por un slmbolo, por ejemplo, Klcber &1m &1m. Éste es el sobrenombre con el cual este hombre desmesurado en varios sentidos eligió presentarse en una fiesta de disfraces de BBB!. Él se disfrazó del niño de Los Pica­piedras, una fantasía que es un Icono hecho a nuestra imagen y semejanza, con la gracia adicional de lo primi­tivo-troglodita representado en clave de broma infantil.

Para éxtasis de Kleber, el muñeco reaparece en el cua rto donde las manos invisibles de la producción de BBB depositan comida y mensajes para los participan­tes. Luego, el presentador del programa explicará que por error Maria Eugenia habla sido arrojada a la basura. Tras constatar que le falta Msólo la c..1beza~, y siempre llo­rando, pero ahora de alegria, el p:tnicipame proclama. mientras le h:tbla al mui\eco sin sombrero (pero con la lata pint:tda que oficia de cabeza): MT(I vas hasta el fi, nal conmigo. si Dios quiere. Tú me das mucha suerte~ El animador de BBB refuerza con su metamens..1je el sentido oficial del episodio que el público seguramen­te ya capló: ~B.1m Bam, hasta cuando se pone triste. nos divierte". El día de la gran final se presenta el tes­timonio emocionado de leka, ex habitante de la casa. como evidencia adicional de lo ¡cónico: "Él es sóIc sentimiento, es un nii\o. Yo no consegula ver el lado gracioso. las personas se relan, yo lo ent iendo porqur es gracioso ver un hombretón brulal llorando. 56"," que él es ese niño. y no ese hombrelón brutal"" , u

1 1 Elrtrmino ponuguts empk;do por 1.L1ta es rt"\"tbdor. ~ monjdo~ es un aumenlalivo (le. Mn1(rrm(lnjo.~ que dtnota 'un homt­enonne y de aspeclO brutar 1..:1 palabra remite de modo preO'ii' imraducrblc a la \:isión ck un temible IYmbo. pero aqul ~ uno llora con desconsuelo por su muñttl ausentc .

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U mllny show: una perspecl ... a :lnalr'Kn de la tcl~\1S16n

cuah?ad. dual}' grotesca de lo exuberante eróltco}' agresl.\'~ Junto a la de lo tierno y pueril es el significa­do ICOI1lCO del personaje}' su cana triunfal.

De. los doce Sísifos que deben aparentar el no apa­tentar en el orden de léI tnleracción más televisado y cOIl\'ers.1do de Occidente gana quien, a través de sus indIcios. con sus actos más que con sus palabras, consi­(ue encarnar ~ I Slr:bolo '-lue exhibo.1 la imagen de ma)'or puteZ:J. )" c!arrdad . Lo opuesto a la racional manipu-

Ión d: sl~n.os es el ser modelado ciegamente por sus nroplOS indiCIOS. hasta que bnlle inconrundible como ma estrella en el firmamento del rcalily sholV el ícono ~ nada niega ni afirma, pues sólo exh;be algo tan leve

.:0010 una sensación. la de lo lwlI.'nlko. Tal es la odisea cscopofilica del público del subgénero, que lejos de ser

decadente \'o)"elll' denum:rado por los moralistas p..1re­~ más un pere.grino en pos del Icono que \'cnce a todas

palabras, }' ~ue es suS/enlado ¡x>r esos hechos que no '="C"rmrten mentIr; nuestros indiciqs corporales.

El gélnad~r de la segunda edición de BBB en julio 2002 exhibe de modo alm mas inequh1OCo que el

. ~nte-.niño Kleber su monádlca cualidad: Rodrigo Ira, \"I\"e, calla y persiste en la casa como "el cow­

".~. Además del indicio de su inconrundible acento rnterior paulisrano, eSle hombre de Riber;lo Prcto

\"Ísfe día}' noche con un somhrero que parece sus­tdo del mítico anche de los cigarrillos Marlboro, esa

·42 f'tl~ (eS' 1 56) clo:scnbc 1l.<f ti 1IpcII1e ICÓnico tk un slmbolo­Rn,fkadu e<tá con.~'Ílu ido po:>r las aS.Xi",iones de una pa1ab~ ~ge~5. su poder generador de un suerlo (j¡s dll'am "XcilUlg

rOl

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Edwin Rosario
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FutNANOO ANDAOtT

marca que cabalga en la preferencia mundial del fuma­dor sobre la grupa de un caballo tan inmonal como el personaje cuyo modelo, se dice, hace ya mucho murió. No hay un solo gesto o actitud del vaquero Rodrigo que no pertenezca a esa -imagcn de devoción moder­na~' ) creada por la publicidad y apropiada por la ima­ginación de muchos que ni siquiera fuman, pero que asocian al cowboy con una forma de libertad áspera y primitiva, precisamente és.1 que la modernidad extirpóo AsI, quien vence en BBB2 es "el cOlVboy Rodrigo", lo m .. -ls cercano a la ammación tridimensional d( la figura legen­daria del vaquero de Marlboro. La expresi\ojdad de lo inexpresivo, la cualidad única de un semblante adus­to, de concentrada resistencia viril ante la adversidad del encierro y de sus trampas son el billete icónico del triunfo de este hombre de casi ninguna palabra. Comq sus ilustres antecesores, que no escupen o se mantienen inmóviles de pie sobre una colu mna, por largo tiempo, I<lebcr B..1m Bam y el jinete Marlboro)' paulista Rodrigo consiguen afirmar y afinar una actuación profesional dt sí mismos durante meses, con tal perrección que se con­sagran como estatuas vi\'ienLcs del ordcn de interacción televisual tematizada por el Big B,mhcr glocal.

,4] la noción de -,"Mach/sbild" pfO\')(ne dd 3n~lisis icooc>gr' rico de P:U1ofsky (1980:22-2)).

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CAPITULO 4

UNA GUtA SIMBÓLI CA PARA T URISTAS

DEL ORD[N DE LA INTERACCiÓN

Gl o que encoll!rt en el zoolúgk"o fue un felH.\meno ('onllcidü por todos: 1'; d(IS monos jugemdo, met idclS

en una secuencia ill teTllCI I\'a cuyas acciones unitarias o señales efa similares pero no iguales" las del

comb;lte ... era e\'idcnle para el observador humano que paTll los monos que allr panicip"ooll esto era

un 'no comhate'.~

Wn¡eson, 1972:179)

Va}' a abordnr analíticamente el tercer ingrediente I formato de CH, otra de las clm'es de su éxito. De

rnod~ .proverbial, podrla present"r el componente : mbohco )' triáuico asi: "dime quién}' cómo te anU/l. _la )' te diré qué clasc de Big Bnldlct" miras~, Los con. ~pt(lS de metacomunic.1d6n )' de melamensaje los de. rrolla Gregory Balesan (1972: l77ss) a mediados de

"'5 ai'los 50, en el eSludlo de mamíferos no humanos :tdo en mi ac.ipite . El hallaz~o del biólogo es {IUe di. rsas especies l"Omparten el usa dc mensajes cu)'a n­,dad es .estahlecer el ma.rco o con texto válido pa.ra

.le el sent Ido de Olro rnensa.je sea correct.amcnlc como dido. El mens..1je inaugural opera como disposith'o

JlCtdor donde queda incluida y senalizada la fundón "tlun icacional del aIro, y la relación comunicacional

piada para comprender t:J1 producción de signifl. rOn Para ello, la noción de lrn1lfe es fundamental.

do empieza y cuándo Icnnina lo que ha sido mc-lmunicado como "'juego~, y cuándo comienza una

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CristoRey Adm
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CristoRey Adm
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F[RNANOO ANI)ACHT

real (y quizás mortlfera) agresión entre "n ¡males que interactúan e mterpret"n qué es lo que sucede en una situación . En el reino humano y electrónico, ésa es la misión oficial de los presentadores televisivos, ya sea de concursos, informath'os o lalk sll/llVs: ellos son los encargados de definir persuasivamcme qué es lo que estamos \'¡endo y oyendo . Este person3je contríbu)'c asl decisivamente a establecer el modo adecuado para panicipar en una secuencia medi:itiea en tanto sus in·

térpretes. Llegó el ~Día G" al Rio de la Plata. El 17 de marzo

de 2001. por el canal Telefé de Buenos Aires se lanzó con gran fanfarria publicitaria y despliegue de prod~c. ción el fonml.lO global que luego aterrizó en la vecina orilla, en el Canal 4 de Monte\'ideo". La mdocrómCl juvenil abarcó asllOdo el Río de la Plata. Un s''"'bad? de noche, junto a los créditos de producción, po~ pru~e. ra vez se vio rotar cubos animados que, en su IIltenor. encierron y exhiben pequeñas secuencias de cada uno de los doce panicipantes que van a animar y a encaro nar la versión rioplatense dd formato holandés. Junte. a la banda sonora del formato, preside esta prescnl3-ción audio\'isual la imagen oficial de un enorme )' so­litario ojo azul, d logotipo de la empres.'!. Endemol. UI" panco lateral ofrece la primera imagen en vi\"~ dd el­clo; no es la visión de la muy esperada casa, SIllO la dE un estudio de televisión convencional poblado por Uf'

H El 14 de marzo mlpUÓ la Klnnsmlsión cl'Isi en dlrcctro i"" Canal -t Montccarlo del nuevo producto d~ su tr;ldicion~l aliado le \cit, la fnnquida argentina dd Slg Broth(r de Endcmoll'rodu

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no !nU)' abltlld~nte público sentado. Son personas de mediana cdad, p:lTeddas a iris que :tsisten a concursos o juegos te!e\'isivos para adultos. Enseguida se sabrá que los ocupmHes de las primeras rilas, que reciben un casi primer plano fugaz y alllicipatorio , son los padres y famlli:trcs de los doce de 1" morada de GH. Esta vi. ~Ión inaugural revel:!. un rasgo distllllivo de eSla gloca. hzadón de Big Bnlll1t'r: la familia será coprotngonista de GIl 200 1, como no lo es en las producciones bra<;l.

'r'ias 8GB. Cel$(! ( /¡ )S Ar/istas (CdA), ni en la lambién aro ~ntina El Bar. Estos cinClle1ll0nes ofician allí de simbo. los. pues ellos ayudan a esceni ficar la ml'tllcomllnicadún

¡ue, luego de un suspenso circense. la conductora de amhos ciclos de 2001 de GH se ent'3rgar.'t de proclamar ron emoción y solemne reco~imiento, para con ese ac.

dejar inattgurada no sólo la temporada GH, sino Sil

'Inflario inlcrprl'/a!i\"O (lnda/. En virtud de la cere­"1Oni<\, clmenú audio\"isu<\l de GH habrá de ser ante

xlo sentimental. dulce y amnrgo a b vez; la ubicación ·1 espectador ser.\. la de.ser ~testigos de las alegrias, las

nstczas", es decir. llIrislas emocionales en un valle de l{¡. mas)' otTOS humores indici;¡les. segun la clave imerpre. r.a I:mzada en cs.'!. ocasi(Ín por l:J animmlora ;¡rgenrina ,Ie(bd S}"h-ell-::t. El púhlico aplaude con mesura, mien.

:;JS obsen'a con gran atención hacia su derecha: la cima. nos conducirá hxia ese aún iTwisible objelo del deseo.

4.1. El juego de las lágrimas: e l melodrama agrid ulce de GH 2001

El zoom nos aproximó aUlla gnm pared que osten.

dna \'ariante del logotipo Endemol: un enorme ojo ut:m<itico que, como una mandarla, alberga en su

lOS

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r:ERNANI>O ANDACHr

inlcrior cl realista ojo azul con varios circulos con­céntricos sobreimpresos. La impresión de estar con­templando un ahar es fuerte , pues es evidente la espera de que algo pleno de sentido sulja de ese lugar. Eso es 10 que ocurrió Iras casi 20 segundos de expectmi\-a.. El ojo azul se partió en dos p:tm dejar que entrase al estudio la popular actriz de telenovelas Soledad S}'keira. Ata­viada completamente de blanco, irrumpe en escena como una sacerdotisa moderna, de aspecto eufórk:o )' triunfante. Con un gesto heráldico ella recibió de bra­

zos abienos la ovación del público presente. Todo es­taha pronto para que comenzara el ritual de la nletaco­municllción, que funda la relación interpretativa en la que se ubican y coordinan ind icios e iconos, para el banquctc del significado que habrfa de venir. El que da S. Sylvcira cs uno dc los dos mcwmensajes limitrofe\ esenciales, el del inicio . El acto de la presentadora se asemeja al saludo del s.1ce rdole que finaliza el ritual. r quc despide a su grey con un meta mensaje que da nombre a toda la ceremonia : el término ~misa' es p..1r­

te de la señal de desped ida". L1 ceremonia de GH co­menzó asi:

s. 5ylveira: - ¡Muy buenas noches. it-.luy buenísimas noches! ¡Por fin ha llegado el momento de wmparnr esta mamvillOSll a\'cnlUra! ¡Biem'enidos a Gran Hcrman&: ¡Bienvenidos a la vida en dirwol

Parece fácil10mar esas palabras, gestos y toda su apariencia estereotipada como un operati\'o más <kI

45 Dcllalln Ju missa tsI que signiflC;!. "rodéIS II'OS, ti ~splmu ha sido (m;ado".

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f 11~(llily .dll/IV: una pc,-.;~ti\'a onalrlica do:: L1 televisión

k1nzamiento publiciTario de un producto televisivo nue­

\'0, costoso en su creación, }' necesitado como cualquier 0 1 ro de ltna adecuad" Operación de mercado. Pero la rmse que de\'endría eslogan de la \Trsión rioplatense del produclO Endernol ("la vida en directo-) es la pri­mera met3comunicadón, la que se encarga de enmar­car todo lo que se recibirá como un menú indicial-icó_

I1ICO. propio pam una dieta explicita y temáticamente n:presim, ). establecer asi un tIpO específico de vincu­lo con el Pllblrco ..... Sin exagemr, se puede afimlar que

rJ marco formulado en es/a puesta en escena eurórica ( maugural de la presentlldora genera el espacio comu­"icac ional en el cual GH habrl" de funcionar, en tanto aTtef:ll. to scmiótico, "3m SllS admiradores y devotos r.eguidorcs, como también para sus Tnás enconados de" tr..1C10reS, durallle sus dos ediciones de 1001.

Recurro a la semiótica para analizar el acto de afir­mar algo o varias cosas a la vez, tal como ocurrió en la arcmo tll.:l inici<l l de GH. L1 pre~nda constallle de me­~mensajes , C0l110 el inaugural del rca/ity ShOIV, en la aologi<l ,cle"isu:tl induce a darlos por sentado, como

... 6 Mj~ r~ei!j,,1mCnlt. c~hrf~ hablar ~quf de (¡IX con su n~ta­-.:Ijc la p~<enlad .. 'm I rn n~poll~ o trnnsro rma un marco ba.~IOO ·muno, t i de la ,·ida con <'Ifl"K. la situ<ldón por def«"lo rara bue_

J'3T1C de I~ hunlllnidad~" tmn.~puesla en un rraluy s/w ... llama­l;¡¡ ~L"\<. adrbnte pre«"11I(\ «'fI mayo!" de!al~ b dlscusióu del (011-

-- ~"'m~nlan(l de Ir:ln<ro;>'ikiéln o kt-\ing (G"ffman. 1986:14 y ss). C(lll,·krtc un~ dcfinkión ~i l uacional más simple cn otra COII rtk\":lncia difcrenle. m~s complcJa En esle caso. pasamos de ru~ acrión ulllll~rill (. ' ·i,;r) 11 film e~peC!acuIH (. miT;lr C(IM

" j,'tl e indu!-O rascm:lCi(ln al¡:lIlllI (0'<;1. de modo ranfiGldo o 'nxlo) J ~I a (lr.<~d\\n irn·" lidll rfa la lISU," c(llldena d...t fOfma_

,,"10 \1n~ fNrnll de '~'wurmlw.

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a

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F[RNANDO ANDAcm

si fueran parte de la escenogmna, algo obvio y estático, tan invisible como el marco de UI'I .. -¡ pintura. Si se desea comprender su contribución al proceso de recepción del programa , deben tomarse en cuel1t<l las consecuencias pragmáticas, es decir, de compon;l.miento general, del ac­to mismo de enunciar algo. I'!acerlo pone de manifiesto su aporte decisivo al sentido resultante: de la enunciación surge la forma legítima de comprensión de lo dicho,

En 1908, Peirce fomlUla una teorla comunicacional de la afirmación (assertion) que precede en casi medio siglo a la conocida teorta de los actos de lenguaje ini­ciada por el filósofo inglés J. L. Austin . El semiótico explica cómo hacer una afirmación implica no sólo o principalmente el decir algo --emitir sonidos y enunciar palabras- sino que involucra un acto que es seguido de ~efeclOs muy rea1es~ más notorios aún si lo afirmaQ,ü

no es verdadero, ya que afirmar implica una responsa­bilidad para quien actuó:

~ EI hacer un juramento no es apenas un acontecI­miento de la naturaleza de proferir algo, Vorsldlung. o representar algo. No es sólo decir, sino que es ha­cer. L1. ley. creo, lo llama un acto. I ~stcl tendría mu)' reales efectos, en caso de que el contenido de 10 afir­marlo resultara ser falso. Este ingrediente, el asum ir la responsabilidad , que es ItUl notorio en la afirma­ción solemne , debe estar presente en toda genunu, afirmaciÓn.~ (CP 5.546, énfasis en el original)

Ésa es la misión del presenlador televisiyo: darle encarnación expresiva al interés oncial de un agente invisible, a saber, el canal o la producción del formato

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glocal de CH. Su cuerpo es el que d<1 fe de que eso que \'amos a cOlllcmplar es lo que él o ella afirma que es. Una proposición como ~(\'amos) a compartir esta ma­rad110s.1 aventura~ es el contenido u "objeto de una :;1f1rmación~ (Brock, 1975: 128), )' como tal pertenece a la calegoría fenomenológica de la Terceridad . Por eso adviene Peirce (CP 8.3 I 3), la proposición M no Icslll~ objeto existente individual, sino un tipo, un elemento general, que no existe .. pero que rige los elementos exLstentes, algo a lo cual los indi\ iduos se conforman". Esa forma de gobierno semiót ico genérico I iene a su Clrg~ a los simholos que com po nen el metamensaje; los SLlll bolos más im po rtantes son los de inicio y fin, ya 5('.1 de todo un cieJo, o de un episodio como el inau­gun,1 con que fue Ianz..-¡do a toda publicidad GH en el RJo de la Plata . No se mll<1 de cO/iformismo o de abyección \'olun~a~ja (Baudrillard , 2002: J 0), si no de la cmif(l"'''¡­dad baslca y necesana de toda convención semiótica. ~·iamente. hay elementos expresivos en la operación IanL1miento dectuada por la histriónica figura de 5)'1-'"'tlm, pero su accIón realmente existente , pasible de se r qahada , por ejemrlo, est:l subordinada al operath'o slmbolrco. El fin es aquf Sumi nistrar al público de GH .ma gUfd para la com prensión adecuada de un;1 nove­Jad mundial que 1:1 audiencia seguirá fielmen te dumn-

el resto del ai'lo, por la l" lntalla de Telcfé de Buenos .\l.res, )' por la de Canal 4 de Montevideo. Vuelvo ahora ~ ese meta mensaje dedsi\'o.

5. 5ykeira: -Mu)' buenas noches. ¡Muy buenisimas hes! ¡Por fin ha l/egado cf mOInt'TIto de campar/ir estcl

rll\'ll/osa a\'fntun/! ¡Bierwt'.ntdos a CH! ¡BicTII'cnidos a la w eTl directo!

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fUNANOO ANOACIIT

Si ahora aplicamos la noción de melacomunicación y el análisis semiótico de la afirmación de Peirce a la fónnu­la inaugural de GH, se obtiene un esquema como ésLe:

ESQUEMA DE LOS MARCOS COMUNICACIONAlES INVOlUCRAros EN El METAMENSAJE INAUGUllAl DI: Gil

ComporUmI,nto uprflivo con pndominlo de Inclklos kónkO$ de los doc:, ~rtldpant" ....

"L. vidl ,n directo, Una . ventur. oomp.rtible por la; famili." .... Rel.dón rntIt.c:omutlk.don .. du.1 '1 rl!SfIOnMbilidad ,nundativ.

dual como uonisUo y.nfitrion.

Hay una doble responsabilidad enunciativa en este mela mensaje complejo: por un lado, la de la verdad -ella afi rmó que comenzó una experiencia magnífi ca, dig'1,3 de ser compartida por quienes estaban alli de cuerpo preseme - las doce fa millas- y por quienes (en familia) miraban el inido de GI., . Por el otro, existe la responsa­bilidad de quien invila a alguien a una ocasión que, por convención, debe ser disfrutable, grata y no hostil. Una serie de enlrevistas con los padres y parientes, libres en el estudio, de los doce encerrados en la C:\S.1, conducidas por Syh'eira al borde del llanto y dc la risa, complctó la metacomunicación teñida de exacerbado senl imemahs­mo, la clave inlerpretativa ofidal de ambos ciclos de GH

en 200 l. El idioma autóctono del fonnato, que descnho aqui como el granhermants, es aprendido velozmente por participantes y público, y luego empleado con fiuidc. para hablar de sentimientos y vi\'eneias en la casa. Su 1J5(>

a lo largo del ano cOnlribu)'c a desanolb r esta clave Inter· prel:niva. En toda ocasión se exalta el autoconocimiento

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lo irrepetihle de la experiencia de vida compartida, el enriquecimiento personal y espiriluaL .. El consejo de qUlcn se \'a es un ill\'ariable )' emocionado: "¡Sé \'OS

mismalo! ~. Previsiblemente, los villanos dd formato

son descritos cn esta peculiar lengua te1evisual como los que se des\'lan de ese ideal expresim: ser juzgado l.'Dmo "un jug.1dor~, ~un actor~, "alguien que fue a ganar la plata-, son durascondcna5 que derivan de la metacomu­n,lcadón inaugural, y que se \'uc/ven nalurates por su clchca y con\'encida repetición en grnnhennant:s .

Otro mctamen5.1jc d igno de considcración en esa emisión in'llIguml de GH en marzo de 200 1 es el que S)I\'eira te del!Jcó a uno de los lemas discutidos con \·i~o~ por el público, segün se apreda en los gnlpos de Opll11Ón (HilleI y M:lrtorano, 2002): ¿a qué Tl'fiere eX:lC-1.1111ell1(' el nombre de "Gmn Hermano"? la imerrogante sobre la correcta denotación o referente se extiende a 10 largo de todo el mio. L1. nornl;ll delcrminación del sig­nificado es un proceso de lipo probabil ista, cambiante, '10 es mucho m:is en el caso de un fenómeno nuevo y

desconcertante como este formato. En el próximo ca­pnulo, presento una enlUlleración de la amplia denota­~ ·11 de la rrase. El 'lile sigue es un aporte imeresame Jt la .mimadora argentina a esa tarea:

S. Syh-ei ra : -Uds. se pregUntarfin, ¿quién es el Gran Hermano? iEI Gran Hermano no es una persona, el ""mn Hermano son Uds.!

~hentms emmcla con aire gr:l\"e la inesperada iden. dad, elta apunta con firmezn su índice hacia adelante rcct.o a la cfLmara frolltal. para. señalar el público qu: ~ \'lel1do GH en sus hogares y, por implicación, el del - lid io. Su gesto la asemeja a una \'ersión femenina ,

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FERNANDO ANOACltT

de modernidad leye, del conocido afiche de reclUla­mIento norteamericano que muestra a un ceñudo Tío Sam a la caza de reclutas. Todos quienes miran el pro­grama quedan asi incluidos en la nueva forma de cono­cimienlO carnal y Ielevisivo, hecho a base de indicios )' de metamensajes semimentales.

.... 2. El juego del gato y sus ratones: seducción y animación paródica en DDn 2002

Un año más tarde, a fines de enero de 2002, con un estilo metacomunicacional ,'iril, seductor)' picaresco que contrasta \'h'ameme con el sentim.!ntalismo agri­dulce y lacnmógeno de su homóloga argentina, Pedro Bial , conocido cronista Iclc\'isl\'O de la Red Globo de Brasil, sin temor a la hipérbole, propuso un rol divino al público, en caso de que éste aceptara "delonarH o "ex ..... c1uir~ a uno de los indicados para d "paredón" de los (Has martes, fecha de expulsiones y nominaciones en BBB , en sus dos ciclos de 2002:

Pedro Sial : -En BBB, el que hace el papel de Dios es Ud., telespectador, Ud ., telespectadora (señala con finneza sonriente al público).

En su metamensaje, que es la \·ariante lúdica y mas­culina de la ambigua propuesta materno-filial de GI"'-

47 eRO adt"Cuado hablar aqul de am'n8'i(d,Jd. Si bkn no lulo duda sobre: d rol malemo prote<:lor que S Syl\·dra fue llamada cumplir en CH, las re:glas de ehminación progresiva del próJimoc.­la casa son mquielantcs. El bullidoso canno que cksplitg:l esta re­cuhar -madre- tdtvisi"a cs empicado JXlT:l anunciarles ~ sus "ft.

¡nemcs". con emoción y Só\dico suspenso, que tslAn expulsados do­la morad~. y no par,¡ cuidar su !xel"lCstar all l.

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El real;ly sho ... : una ptr<;p«liI .... analrlica. dc la. lelt\isión

se "ud\'('" ~ idelllificar al publico con la autoridad maXI­"1.1. A pe5..1r de apuntar con su fndice ~ la audiencia, co­mo lo hizo la presentadora argentina, en BBB el marco sllT1hóliC~ es ~.ro: Binl no se dIrige a la familia; él interpe­b a cada mdl\'lduo, p.1ra que acepte jugar a ser la divini­dad . Por la módica Suma de rrcinta cetllavos de re:ll. unos diez centavos de dólar, t reint<l veces menos que el Costo

de b llamada de votación ofrecid<l por Tderé al públi­co de CH. es posible praclicar este <Qllping inttTno, que SIIU¡1 al público imagill..1riamenle en la torre de control te­lensh<t y. IXlr que no, en la del todocontrol celestial.

Un metamen s.1je no llene por qué ser \·erba\, co­mo indique arriba , cuando incluí en ese acto semió­tico la presencia reactiva de los fmniliares en d estudio de GIl. Otro ejemplo es el uso creciente de animación \i~ua l en BBB2. El recurso de los subtHu los, que van de la ol1\'ia descripción-narración --ej.: Mconfesión de lorena~- al juicio critko que usualmente cumple la uhlCua '·oz en off de CH --ej. -la conspiración de Gas­tan y Eleonora~- adquiere un notable des.1rrollo en la '·er~ ión hrasilet'la. L1 burla de la producción de la In­

,<tqencia. amatoria de Th)"r5Q, un panicipame de BBB2 , ~ '·I$U~'.lzada con una y lue~o con innumerables ,"al~as, :n all~:lon a la 5..'1rcástica expresión coloquial POrtUgucs.1 mal:, ('" 31~u ien c3r~oso, insufrible). Luego, su actitud ""11~ldera en la casa ocasiona la creación de un bebe 110--.:111, halllizado Mané (. il1genuo)·~. Cuando por fin é l

-48 El ~1"'iO ..,. lIlur tllrnz pueo; ~ IlOInbll' parbme. asf corno <xabulano que Illego jXlndr.ln en labros de los dos protagonis­de I~ lelt'"nO\·f'b lIl\"enMda par~ lal fin. es lomado dd lenguaje "w«> e rnfannl {Iuc. en cfccu.>. empica Th~TS(I en la casa

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FERNANDO ANDACIIT

consigue su meta erólica, el presentador Bial anuncia al público el lanzamiento de la telenovela Algt:mas da Paixc10 (_ Esposas/Cadenas de pasión), en alusión paró· dica a la posesividad que manifiesta el joven hacia su amada Manoela, y en menor medida en autoparodia del propio canal, pues Globo es el m..1.yor productor del gé' neTO en Brasil", Durante su estadía, los moradores de BBB nunc.1. \'en ese abigarrado comentario audiovisual que el público obscn'a en 13 pantalla, y apenas reciben alguna obsen'ación irónica del animador, en los breves pero fre· cuentes contactos con la casa, tres días por semana,

Entre un ingreso audiovisual a la casa y ot ro, los meta mensajes de Blal crean paréntesis que habilitan a entender la transposición paródica (heying) de lo que ya es en sí una transposición especu\Cular, según el análisis del marco de Goffman "l1, Si el marco primario\ (primal)' fTllmeworh) del vivir con otros es mmspues· 10 en \a Illelocrónica televisual de GH o de BBB, a su vez este marco de interacción presenta \'Ulnembilida· des, 10 cual origina una nueva transposición: la ?llrla por exageración y distorsión del ritual de cortejo de dos participantes desemboca en la f<lrsesca telenove,la_ A causa de estas múltiples ~Iaminaciones~, el ambllo

49 [n la prensa brasilcna se hace una distinción al rtspeCto: lo parodi~do seria ~Ia (ttk)nm-ela mc_xicana", para d,.ftrtncmla de producto local. De todos modos. se tl1ua dc una "anante del gérx­ro mAs popular de cste canal.

'O la transposición {lttying} del marco situaclonal es ·Ullll

transformación sislemMica ... a través de m~teriales fluC ya posen signiHcado. de acuerdo a un C'lqUema de inlcrprtlaclón, r ~in ~ cualcs la transposición 110 tendrta scnudo~ (Gorrman 1986:44)

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de interacción menos transformado puede ofki<\r, ilusorülmcnlc. como la realtd<\d a secas, aun cU<lndo sea ob\'io que no lo cs. CU<lndo <l mediados de julio de 2002 Thyrso debtó abandonar la Cas.1, Biallo espera. ba radiante paTa darle la bietwenida "al mundo rea!". Lejos de encontrarnos allí, estábamos en medio de una elahorada ce remon!:t televisiva, que el propio presen. lauor se encargó de exhibir repetiJas veces durante ese programa. Adyacentes a la cas.1. filmada, fueron ins. taladas dos amplias gradas para alberg.1.r los nutridos comités de recepción del futuro expulsado; el ritual ya forma parte del folelor granhermanés. Sus miembros se encargan de moslrar y de demostrarle 01 mundo cuán tmportante se ha \'ueho cada ex anónimo h<lbi­lame de la morada del 'l'(lhry .~h(lw, mediante un colori. do de'ipliegue de cartcles, disfraces, )' hasta el anuncio de páginas \Veb dedicadas a apoyarlos. El expulsado no llega pues ~al mundo rear, sino que accede a una tranc;posiclón del mismo que cabe dcscrinir como una fase de reingreso a la atmósfera terrestre meMS televisa. d'l. El objctl\'O de eSle minlcst<ldto con su bullidos.1. mu. chedumbre que S.1.! tA y grit<l constgnas a pedido (del pre. sentador) en lAS gradas, es transponer espacialmente un espacio común A un Anexo o prolongación de la "igi.

da casa. Se mantiene as! con vida por algún tiempo nl.Í5 el aura tranSitoria generada por la sobreexposidón del formato, Esto se ,'ueh-e explícito cuando Bl3ll1lte. rrumpe los abrazos, rescati"t a Th)'r.so, y i"tnuncia que el recién expulsado eSlflrá di'iponible para los illlernatltas ue deseen dialogar (~chatear~) con él, en el chal ofi.

~L,'l l de la Red Globo. Ni el cuerpo ni clliempo del par. ~lpante le perlenccen aun del lodo; continua siendo

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FERNANDO ANI)ACIIT

transpuesta su persona, su vida menos transformada, en 13 potente y espectacular clave de la melocrónica de GH.

No sólo la cu lmra local incide en el enroque mela· comunicacional, sino el género del animador. Lo que es plausible y divertido en un hombre, como el madu· ro y seductor Bial, a quien las mujeres de la casa y la prens.1 bautizan juguetonamenle como "el galo~, mas· culino de1 término coloquial usado en Brasil para des. cribir a una mujer sensual. dificilmente sería aceptable en la igualmente madura y atractiva S. Syl\'cira. El coro tejo cómico e interesado de alg\lnas de las moradoras que despliega el primero, carece de una contrnpartida plausible para la segunda, sin el nesgo de incurrir en algo inquietante para la institución televisiva: una muo jer de mediana edad que siente y eXpres.1 apetencia se· xua! por los jóvenes encerrados en la Cas.1. Ahora \'0)"\

a considerar una prerrogativa no de género, sino de poder y de popularidad. En la próxima sección, conside· ro un tiJXl de melacomuniexión del rormato televisi\'o que sólo le está permitida a un personaje legendario del medio que convierte la no obediencia explicita y jactanciosa de las reglas del rcel/iey sholY en una efiea:: demostración de su omni potencia como institución

mediálica.

4 ,3. C uando el juego se llama S ilvio Santos:

e l presentador como m o narca absoluto

Desde sus peculiares modos de transponer (hcying el mnrco televisual de la melocrónica de Big Bmther en Argentina y en Brasil, sus presentadores hacen ostensKx1 de su obediencia o respetuosa sumisión a "la biblia"

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como se conoce el manual de uso del formato exponado por Endemol en la jerg.1 lele,'isi\'a. Tanto la sentlmenlal ~ hipe~nsible Soledad S)'I\'cirn, como el deselWlleho y Jugueton Pedro Sial dan frecuentes scllales de recono. cero como autoridad suprema al creador y vendedor de la franquicia . Se trata del componente del acto conlllni. cacion<ll que Goffman ( 1Q8 ] :144) llama «la parle repre­sentada~ (plinci¡Xll). i.e., su ideologb o inlerés rntificado. ¿Qué ocurre cuando la misión metacomunicadonal que. da en manos de la figura centml de un canal, del que es su principal accionista)' estrelln? L1 oportunidad de ohscr\'ar esta inusual combmación de presentador estelar )' propietario del mediO nos la ofrece la rolemica versión del rcallt)' sholV Cdsa dl1S Artistas (CM), que conduce SIh'io 5.1.lllos. en la red n<lcional braSileña SBT. y que fue ocusada de plagio por su rival, la Red Globo".

Aunque la dOlación e:'<prcsh'¡I de 'indicios e leonos es el suslento básico del formato de encierro \'olul1Ia­TIa escoporllico. las dl\·ers.1s met3Comunicaciones pro. pms de cada lugar que com pm }' adapta Big Brothí'r y forma tos similares modelan de modo distintivo la in. terpretación pri\'ilegiada del resu llado final: un denso y humedo melodmma, en CH, o una liviana comedia con loques de picardía y erotismo, en BBB. Mi nuevo

51 IJ pkilo jur1dico de I~ Rtd Glooo oon[ra 5BT fue fin.1lmcme ...... ncklflado ("TV (¡lobo desi~e dt tentar l1 r.u C..asa do ar". Fdlla dt

'Rrul". 26 de abril de 20(2) pero. en \~rdad. fueron [}(IlOnas las ",""ep.mas del f(>nn~to {It <.dA con el ronn~to ~ En<lemol. Adc­Sók. en Brasil rue buzado CM antes que BRB. 10 que agudL!Q el l'Il'blem.a Incluso la oonda 50110m Lit (;dA rec~rda podcrosamen"

la I)Uh:ad~ pc.>r b prodllluón original Iwbndesa.

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FERNANDO A NOACItT

ejemplo exhibe la poderosa presencia pmemal. caris­mática y autoritaria de alguien que se presenta como duel"lo absoluto no sólo de la cas.., vigilada y de sus re­glas -las que irá cambiando a su antojo y sin disimulo durante el ciclo- sino también de quienes. en vivo y en directo llaman al programa para votar. Se trata del maestro de ceremonias total. popular y populista que encarna Senor Abravanel. conocido en Brasil hace cin­co décadas por su nombre artístico, Si lvia Santos. El formato de su variante de realily shol'\l se distingue apenas de GH y BBB en que los elegidos para vivir y ser mirados durante meses en una vi\'ienda algo mas lujosa son artistas. Dentro de ese rówlo hay figuras es­perables como Feticeira (_ la hechicera) y Tiazinha. dos voluptuosas odaliscas que saltaron a una rama te­levisual intensa y efímera, hace algunos ai'los, por sy impactante ejercicio del "l/rielé sensual)' provoc.1dor Pero también hay modelos, actores y actrices más o me­nos conocidos y cantantes principiantes, cuyos agentes decidieron que bien valía la pena darles más lustre a sus algo deslucidas o iniciales estrellas, en un programa dI! fuerte exposic ión y gran público, que además cuenta con una ganancia monetaria asegurada'l.

El numeroso público en vivo de CdA que, cada noche de domingo, se instala en el gran estudio de 58T, es ma­yormente remenino y joven. La audiencia no presenta

52 A diferencia dd único premio SlIclllenlO de RS 500 ro: (aprox USS 165000) de BBB, en CdA cada rmista in,itado pana un eonlnu o de. emre RS 100.000 Y I:K) 000 por el hecho de pam­clpar y. agngar1~, sah-ar la can al hacttlo. Pan el ganador hay UDI noompcnsa espctial ¡k RS 300.000.

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U r({llily mol\': una pcl"¡>E'Ctha analrtica de la televisIÓn

huecos en sus filas y está ahi para cumplir una fundón muy diferente de la de esos adullos cuyos rostros el publico irol conociendo, en los dos ciclos del GH riopla­tensc. El público de CelA está altí. de cuerpo preseme, para ejercer el más viejo oficio Ldevisual, Mel entrena­miento de las actitudes del público"". Estas mujeres se encargan de visibilizM al unisono alegria, SOrpres.1, adhe­sión, pero sobre lodo entusiasmo, con sus aplausos, ti

menudo expres..1meme solicilados por S. Santos. L1 ova­ción es algo más fuerte cuando quien consigue comuni­carse con el presentador Samos llama de San Pablo, o de una localidad próxim.1 al lugar de la emisión. Este cima. Jllnto con el nombre, la edad y el emorno familiar con que se está mirando el progmma en ese momento ror­man parte del imerrogatorio básico que, para deleil e enorme de quien llama r del público en vivo, le hace el p:nrón del canal y del progmma. A pesar de lo pin­toresco e ind icial que surge junto a las razones que el prl'Se'nlador le pide a quien \'3 a \'otar por uno de los ele­gIdos para dejar la C3S.1, el pUnto más alto del programa sobre\iene cuando quien llamó solicita invariablemente una grac13 a este autemlco monan:a absolUlo de la tele­\isión hrasileña: "¿ Puedo mandar un beso?~.

Denlro de la CtS;.¡ semi célebre ocurren, previsible­mente, escenas de explosión)' derrame indicial análogas

53 .I.a noción de.- -(("Khi",!: t'f ¡tuc/lrlló(" IIt/UUe/(" de Kenneth Bur­Ile es elt~da por Ilonlm r \\bld (19'6:2 19) para describir el eom­n""illmemo dd publico 1':1\ el estudiO tde\'isi,-o en los plUgnmas ntm.1do~ por un pcr;(>na~ que c\e<;;lrrolla un ,·Ioeul.., · personar ~ ~lmllb I«lprucidad con el publico cn \"'0. Se buSQI a!il q~

("'!' \ioeulo sea repnxlllcldo ItchnetU~ por el "crdadem desuml1ario dd p~ram,,· la audtend.1 cn ~us casas.

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FlRNANOO ANDA,IIT

a las de GH )' BBB, con la variante mencionada de que se tmta (en algunos casos) de personajes conocidos, de gente con reputación artística o al menos dotados de u l~a ngura cuya belleza lo sugiere indisimuladamente. Sm embargo, adelanto la hipótesis de que el verdadero fin de este formalo es dual: junto a la usual dosis indicial del subgenero, funciona el diálogo que se instaura ca­da domingo entre este hombre de inamovible yenor­me sonrisa, propia de un viejo maestro de ceremonias circense o de un polltico como Ronald Reugan, a quien su peinado con una gran onda y obvio teñido recuerda .... s.·mtos habla con la casa y atiende los llamados de pie, detrás de un pequeño escritorio C~lbierto por revistas que informan sobre las repercusiones del programa, y la \'ida pasada y presente de sus protagonistas. Junto a su inalterable jopo y su ancha sonris.'l hay otro ad miní­culo en su persona que llama poderos.'lmenle la atención a quien observe a S:lntos por primera vez: ado5<.'ldo al pecho, él lleva un notorio e inexplicable micrófono plmeado sostenido por una armazón de metal, de tal modo que su remate esférico se ubica a la altura dd nudo de su corbala, corno si fuem una variante biz.'lrra del sostén de armónica de un guitarrista folk como Bob Dylan . Este tercer elemento, en apariencia anacrónico,

' 4 En 2002 corriO con fUCT% ~ c:l nmlOT en Bras11 de que nu~,·a­mente se habla propuesto rl nomb1l' dr s.,ntos como candid.uo presickoclal del PFL, un partido aliado con rl oficia1i~mo. a eaU51 de un esc~ndalo que estall6 en numo de ese ~no y que hundiO a la aOles fuerte candidMa "nMural- Roscan~ $arney. u candubl\lTll dr Santos serta un hecho recurrente. segun aflmt3 Sautchuk (2002 18), algo nada dificil de comprender por ~I estdo comunkadonal el carisma de esta IIgura.

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Fllial!tv 4ow: una per<;pt'c'h·a an~lilica de la tt'lnisión

si se tiene en cuema la miniaturización a<.:lUal , funcio­na como lIn;¡ nrlllll icónica de la popular figura . El mi­crófono sirve para evocar su origen radial , cuando aprovech,mdo sus inicios como hum ilde de vendedor llrnbulante, SanlOS inventó en ese medio El 8m¡/ de /a Fdiddad, "ema de una ilusión y de un personaje me­diMico que no dejó de crecer en populMidad desde 1'154. I b cia ese encuent ro telefón ico tiende buena parte de la acción y del probable efecto de recepción de OlA en su horario dominical noble y extenso. Lo que sigue es un ejemplo IIpico del esperado ritual de comunión telefónica ent re el ídolo y una de sus r"l1s. durante el cual aquél despliega una rica gestulllic\;ld pam arm;lr esta audicncill solemne y risueña a la '·ez. El diMogo comenzó con una genuina preocupación del animador por descifrar el nombre de qUÍt:n 10 lla­mó: por fin comprendió que era el mismo que el de UIIll popular cant ante br:lsi leña.

S. San tos: -Ah, su nombre es E/is, porque Maci¡)

cuando Elis Rcgi,lCl f"s lal>cl C/I su auge. ¿Y Ud . es jo,'en tod;lvla} (c11si adIvi na la edad: dice 2l y ella responde maravillada 24).

Elis: - Soy una jo\'en casada ¡Estoy muy fe liz porque consegui habbr conl ih'O! iFelicitaciones por tu progm­ma! iEs maravilloso!

S. 5.'lnlos: -Tú eT"Csgaucha". (En" le responde que es de Río Grande do Sul.) Uno se da cuenta por el acento.

" La lroducciOn ~I c~~t("lIan(l no e~ r:\("i! aqul U joven Elis hl trnl<ldo de "Itl- 31 anllnadc>[ lal COIOO In haren h s pt"T'<Ona5 ~ lo tn el sur de flt~sit . de 31h et atributo de "J:<1llche,". )' ti 1(" res­f'l'ndc con ""(la-. que ("qui\"~le en grado de familiaridad al "tú-

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FERNANDO ANDAcm

Elis (en lOna eufórico): -iYo estoy t,m emocionada, casi no conseguí hablar, no puedo creer que estoy hablan­do (se interrumpe por la emoción) con Silvio Samos!

Mientras escucha obviamente complacido la vehe­mente declaración de su incondidonal admiradora, el presentador se lleva la mano no al corazón, sino al centro del pecho, donde la deposita por un instante sobre e! plateado micrófono. Es posible entonces ad­mirar junIo a su rutilante sonris. .. , el brillo del enorme anill~ cuadrado de oro, y el de la pulsera de su reloj del mismo material precioso, L"l ligera inclinación de su cabeza, mientras recibe el don de su seguidora es la versión moderna de un rey, de un ~Gran Expresor~ co­mo el que encarnó Ronald Reagan, presidente y lumi­naria de los Estados Unidos, tan imbatible en sus pre­sentaciones televisivas como liviano o inconsecuente\

en sus ideas de gobierno"', En marzo de 2002, en el inicio del segundo ciclo

de CdA, sobrevino uno de esos Instantes privilegiados para los cuales este singular formato con estrella-pre­sentadora fue diseñado. A la hora de solicitar la habl­wal gracia al conductor, surge la maravilla: en vez de un beso, la joven le pide a SilVia Santos que, por ra\"o~, la ayude a encontrar a su padre, a quien ella nunca ~a 'lst~ antes. UJ estrella de SBT se. transfigura: dedica vanos mi­nutos de prime lime, delliempo mas caro en tele ... isión , a

pero e5 empleado en d n:sto del BrasIl, )' se asocIa con las \'arian­les C1Irioca y p;I\\hSla,

'6 Tomo el con¡;cpto de ~Gr.m Expn:sor" del an~li sis de ~Ie)"' rowlt% (1989:30 1-3<H), oportun~menle tilubdo"la preSlden¡;la en el ojo de la le!e-isión: Re~gan y desputs-.

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El rrlllity shn'll': \\1m pe~pttli\"3 anallliC"a de la tt"ln'lSión

conocer en detalle datos)' circunstancias de la jo\'en sin padre. Le pide que reitere elllombre de la ignota lo­calidad donde ella cree que \'h'e oclUalmeme el padre, le sugiere que proporcione todas sus señas, para que quien esté \;endo )' cscm:hamJo se convierta, e\'emualmeme, en un ayudante de su husqucda. L1 llamada telefónica hallal. hecha para \'Olar, que en Gil y en BBB es una obvi" fuente de ingresos y de medición de audiencia, en CdA deviene una rel",ión c.1Si m.igica y s.1cmliz.ante entre un célebre anista de la presentación y su fiel y fas­cinado público·-. A la jO\'en sin padre este padre todopo­deroso y de fortísima Ielegcnia le concederá su deseo de buscar a tra\'és dd mediO más poderoso que existe 10 que ella más quiere. L, "ariallle de! formato de Santos tr"nspone lo fMico o lo infonnativó en magia televish'a, la más poderos..1 de la época actual. En esos instantes, 10 eSf'ndal del n.'llltfy show circula por eSle nuevo meta­mens."lje dcslacndo del don supremo. que deja por com­pleto de !:lelo el otro, elludtco de la mdocrónica, b me­ra votación, JXlra modificar blrama de la interacción en es.1 c<lsa de artistas oscurecidos por el brillo descomu­nal de este competidor cnsi invencihle,

- -----_-----.:_--~7 Ume las nlUeha~ arbitrariedades qUt S. Santo:o; fue mtmdu.

ciend0 durontc el pn:'gr¡¡rna t1gu r~ la \'0l3{ión ·d~ los Ül1Cm~l1tas" que. tI aflnnó (\ c!cneló, IX«Ir13 s.1h-ar ~ alglHell elegido en la ca.~ p.lm su inmInente expulsiM. )' h;t("l!r que pennane%C"a otro semana ..,¡ se Il'l1l:1n en ct1fl1la ~11~ fn:¡;uenlc« distusionrs con ani5laS que de­<e,m m~1\ har.~ (~nles de uempo) para pnJlllO\'n sus dISCOS furrn de b (¡¡sa. ('~ G\.SI c\'¡deme que eS<\S Y01,IS de Internet son ¡¡jxnas un n:¡;IH"1'O ,"~I dl<inmlado para hacer que la \olunlOO del mnd\\¡;lOr «t ¡;umpl~

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,

CArlTULO 5 BALANCE y P[R5PEC1 IVAS: P RESENTE

y FUTURO DEL fORMATO DE

VISIBILIDA D AMPLI ADA

Frente a visiones pesimiSl;tS, en )Xlrte comprensibles

r (ompartibles, que (ot1sidenm la llegada y triunfo de GI-I }' de sus numerosos congéneres como la caiJa a un

nuevo y más profundo circulo en el ¡nnerno de la te· IC\'isión comercial y populista -darle al soberano lo que pide, }' cuanto más degradante del soberano me­jor-. también es posible pcns.1r, sino en lo opuesto, al menos en un fenómeno con varios matices. El espec­táculo de la ncb anónima y no (necesmiamente) la1cn­(05<1. de estos grupos de personas más o menos jóvenes y alracti\'as, o al menos telcgénicas. reproduce en cL'we de me10dmrna )' de comedia Olro espectáculo no menos pllblicitado, el de los poderosos que no pueden no brindar lI1formacióll frellle al incans.1blc y ubicuo ojo

de la cámara . Escándalos mcllifllicos tan resonantes

C(lUlO el fl.lonicagate. estudiado en detalle por Thompson (2000), pro¡xlIlen una inn'rsión de la temida y muy ci ­

tada imagen del p:m0ptii.:o rOLLcaultiano. Hoy. gracias a

los medios electrón icos -incluida internet , daro- por

primern \'ez -muchos put:den reunir información so­bre unos pocos ... (son quienes) ejercen el poder, en

yez de aquellos sohre los que el poder es ejercido, que

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son sometidos a ciena clase de visibilidad". No creo que sea optimismo simplista pensar en q ue el avance de la zona de visibilidad de las figuras públi~as hace retroceder la zona de impunidad o comodidad de aquéllas, lo que beneficia a la democracia, .aun si ~o s:­vim:ula directamente con el tipo de atracCión audiOVI­sual y global de GH.

5.1. Una pregunta insis te nt e: ¿quién es el Gran Hermano?

Propongo una respuesta, o varias, a I ~ inte.rrog:mte que quedó pendiente: ¿cuál es la r~al Identidad dd slrnbolo siniestro que preside y bautiza el rcallly s~c~w que analicé aquí? ¿A qué remite en verdad la expresl0n "Gran Hermano"?

La frase tiene una pluralidad t"cita e innegable de\ referentes. A continuación , propongo algunos de los referentes más obvios, para aportar una pista más so­bre el sentido del formato. Gran HermC1lI11 remite:

a. Al equipo de producción que realiza cad~ una de las tareas que cu lmina en la em isión del re~'IlY show, el encargado de controlar con ce lo ca rcela~lO su fun~ cionamiento según las reglas globales, y qUIen graba) exhibe sin cesar trozos selectos de I:t acción que ocurre detnro de la Cas.1 por televisión abierta.

b . Al público que presta su mirada)' su cuerpo, pues éste es incorporado al programa, pa~ ca-condu­cir la trama narrati\·a de éste con su ,·otaClón.

c. Al ganador/a de este "juego". "¿Qui.én será el Gra~ Hermano de este juego?", repiten eufóncos los debau­dores y la animadora de GH.

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Ell-ralJly ~ow: una pcr-.;pccI¡\"a analitica de la tclnisi6n

d . A la \'OZ que convoca. perentoria y audible para [ocIos los momdores )' para el publico, al confesiona­rio; la que les anuncia la prueha a superar cada sema­na, la que denuncia el mtcnlo de algunos de un acuer­do ilícilo para nominar, }' la que ofrece una suert e de su btitulo- resumen, cama en el ci ne mudo, para la se­Cllc llcia que veremos . También es la voz visible que lanza elleleteatro paródico P.1t3 burlarse de una rela­ción dent ro de la C<I5.1.

e. A la presencia invisible}' casi dl\1m del interlocutor a quien los prisioneros escopoflhcos le dirigen conmovi­dos su confesión , a quien le re\'e!an lo más íntimo de su persona, con la evidente esperanza de ser compren­didos, de ser ayudados en su miseria.

No ha}' demasÍ<H.Ja incertidumbre sobre las opcio­nes (/ )' d. algo menos clam parece ser la opción b, y<1 que, si n dejar de ejercer su rea l poder de mirada cons­t<lllle, el Pllblico también se muestra solidario con los OCUp .. 11l1es de 1<1 C.1S;l. y puede sentirse incómodo con tal designación (GH sería el "ellos" p..1ra el "nosotros" tele"i­dell1e). Más difici l de decidIr aún es la adecuación de la opción c. El que s..11e ultImo/a de la casa, ¿se com;ertc en el Gran Hermano, o debe ser percibido como el Gran Vencedor dd poderoso y ambiguo personaje?

Para elllender el nlcance de esta pluridenotación, h1sta con pcnS:lr en el inespe rado ganador de la pri­mera emisión de GH en el Río de la Plata. Desde su lle­gada tardía y accidental il la cas..1, Marcelo encarnó la mayor ajenidad poSIble en relación con Gastón. cJ SI­nuoso estratega que, desde la penu~lbra de su h:íbil )' seducto ra manipulación , organ izó la expulSión de qUienes él calculó era más conven iente expulsar para

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asegurar as! su propia permanencia en la ~sa. Maree-10 fue nominado una y otra vez, pero lodo Intento por expulsar a este jo\'en de apariencia normal, dire~to y sin mayor sofi sticación , fracasó rOlUndamen!e . La \'oz del público era inconfumhble: los televidemes que­rían que él se quedara, y la adhesión fue en aUllle~!o hasla el tlpoteósico final. cuando Marcclo fue reCIbIdo como un ,'erdadero héroe (¿de \01 norma amenazada por GH?) iX'r una muchedumbre enorme, a b salida de la casa, y a todos los sitios donde fue después,. d~ranle al­gunos meses. El caso de la opción de la posIbilidad e es quiz,-ts el más imeresante, pues, de ser correcta, eso con­\"Crtirb a GH en una especie de neonl'llgion, con su ela­borado ritual, sus ceremonjas y formas de devoción. y (X)r supuesto, un muy importante número d: acólitos.

Como se ve, no es fácil contestar con algun grado de, certeza a la pregunta: ¿quién es en verdad el Gran Her­mano en este formmo? La pol isemia de la frase-!itulo tiene mucho que ve r con la ambigüedad del proyecto mismo, de este supuesto ~juego~, como insisten en llamarlo sus representan~es oficiales, siempre que pue­den. Hablar de GH como si fuera un mero jUl'gO no sólo supone una litale, figura retórica del empequeñecimien­to destinada a minimizar las facetas más siniestras de es­te 'programa, Silla que fomenta un equívoco. :rambicn 1.01 ruleta rusa es, a su modo. un juego, pero nadIe la deseo­bIna como un ~simple~ o ~t¡pico" juego. Creo que éste es el c.."lSO para el asi llamado "juego~ que p'"Opone GH a su audiencia, desde sus mu\tiples filiales en el mundo.

58 Muy simi1~r al resptelO rue la ' earrna" del p;irticip~ntc gil­

nitdor ck BIJBJ. Kltbt.r. en 2002.

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r:1 rralilv sito ... : una perspt'Cth .... anallllCll de la lek\'isión

5.2, Un modo inespe rado de desocultar la ll1uerte por televisión

F.ntre las \'nrins instancias que I:t sociedad ha con­fiscrtdo o secuestmdo de la experiencia coletti\'a con gran celo, discutidas por Giddens ( 1991) , sin duda es el cese de nuest la \'idn la que m:is oh"iamente ha sido pd\'at iz.:lda, pues la muerte constilllye ItI mayor ame­n.12a allipo de organiz.:ldón encarnada por elmodemo Est:ldo )' su poder burocrMico: ~I a muerte es ininteligi­ble exactamente porque es el pun to cero en el cual cae el control- (G iddens, 1991: 202). Sostengo que en un régllllen de narcisismo exace rb:ldo, como el {llIe impe­ra en los dominios de GH, pode mos equiparar la mllene con l:l expulsión de ItI casa. Una \-ez que la ani­madora de GI f le inronnn al grupo el \'eredicto interno, con solemnidad ra}'ana en el ridiculo: KLorena (gran p:lusa), ¡estás nominada!", y Cllando una semana más tarde, tras recihir el \'eredicto del público anuncia: "Loren::! (pausa), ¡debes :lbandonar la casa!" , todo está tan estrictamente regul:tdo como en el rilllal de una ejecución real . El minucioso control que sobreviene a blmjca información que puede entmr en la Cas.1 de GH eslipub cuántos minutos puede pemlanecer en la casa el perdedor, para despedirse de los sobrevl,'ientes ue la in­terncción. L1 clirerencia de esta transposición aligernda de la muerte . en el marco de GH: es que aquí el que mucre para 1<1 castl, como si fuera un ::(ml/Ji !cle\'isual, un muerto ,'i,'iente r flImado, sera resucitado medi<1n­le su presemación eufóric<1, maníaca. una)' 11111 \'eces, ame las ,{\fnarns del program<1 sah.1tino de CH, del De-1.'<lle de GH,}' de muchos a LTOS de ese mismo canal

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Todo eslá preparado para que su ~muenc" como morador de la casa se cOIwierla en una alegre sobrc\'i­da, luego de su inapelable expulsión .... ¿Qué mayor castigo para el narcisismo sobreahmenlado 24 horas al día, qué mayor verguenza para el self de un expresor que ser expulsado de la maror mirada publica imagi­nable? Aunque el neopcrsonaje no cae de inmediato en la oscuridad de donde provino, pues lo acompai\.'l su neocelebridad allí adonde Ya, por las calles y las duda­des. y los programas televisl\'os de los países donde se emiten GH y sus variames, le aguarda una luminosidad distinta, más monecina, ajena al orden expresh'o, pues aruera ya no gozará más del index-<lPl'cal, ese efecto que vueke irresislible cada gesto suyo cuando éste se mani­fiesta entre las cuatro paredes perforadas IXlr millones de ojos de GH. Asi vuelve livian<l y soporlable la muerte es-te programa. Una vez que ha sido alejado ellemor a In descomposición, al descontrol y consiguiente dominio de 10 orgánico sobre lo humano, podemos asistir con uanquilidad al brillo moderado de estos que pueden salir con vida, aunque maltrechos. luego de recibir en pleno cuerpo el estigma del no deseo, la vergüenza de ser inaceptables para la mirada masiva.

Pero todo tiene un precio, Se impone ahora escuchar a la \'oz de la moml, esa que procuré sosegar hasta' este pUnlO en mi exposición, para que kl mimda ética pudie­se recorrer en delalle el mecanismo de eSle subgénero de realily sholV tan popular como 10rlUOSO e inquietante,

59 En d segundo cklo de GrI se activó una Kgla tn \'irwd de la cual un paniC1pante expulsado podta. llltdL1nle -el \'0(0 popular-o \'oh'er a la casa COll plen05 derechos.

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El "'(lbty sito"': un~ ptl'$p«UI·~ m....,htica de la tell"visión

segun lo expresaoo el animo desafornuo de mi conocido en su llamada nocturna . a poco de iniciado CH. ¿Cu<\i es, en \'erdad , el precio que deben pagar el púbhco)' los protagonislas de un rorm<lto de rcality show que aspira a presentar ~b \'id<l en directo~, dUr.1nte todas las horas en que transcurre ese proceso nonnalmeme no filmado?

5.3, El muy allo precio d e se r uno mismo e n televis ió n

~Iientras se emiTla el segundo ciclo 2001 de GH fue publicada una in\'esllg.1ción periodislica que pu~ en e\'idencia el in só lit o con lrato "esda\' i sla~ que la prodUCTora Telefé hizo firmar a los participantes"'l. En­tre la larga lista de excesos nagrarnes en contra de los derechos humanos básicos que expone estc reportaje, figura la renullckl a todo derecho sobre "su nombre, su Imagen y su \'oz <l fa\'or de terceros-; en el An. 4", apar­tado 1, se estipula que Mel participante cede todos los derechos inldl'Ctualt!S ('11 tocio d unil'ff"S(l" (énrasís mio), Tod~ esto se exige sin derecho a ninguna contrapres­laClon , es decir, sin poder reclamar retribución econó­mi, ,, alguna . Los prisioneros escopofílicos volulllarios a la salida siguen obligados, por conlmtll, a prestar o cnt regar su cuerpo prtra un desf"ile interminable por

---------60 I.~ rel'i<ta de aclu~lidad ~rgenlin~ \'tin/i/r<'s {tdición del

OJfV1OOI~ parod .. :'o fn ~\llapa el conocid" isotipo de Gil. pero en Ju~t de (,RAN I I[RMANO, 1ecm{"l!: GRAN ESCLAVO; h~bla umbltn una gron Imagen rologrMka (k dO'< manoo; tncadt-rutdas. tnmall.""a­d:l!' pi't dO'< mas de pt'qlll:ñas 10105 de paninpames del pnmtto y <t"gundo CICle>< de 1001 1 ..lI~ 'má~crlC"$ u'h,l>Ian la primttJ y segun­d~ -gellefamm- de Gr f en ti Rto de la Plata

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los programas de Teleré (y de ningún otro canal). al menos hasta que se agote su neocdcbridad de cadu­cidad planificada. hasta que la producción haya estru­jado la última gala de fama e(¡mera de estos cuerpos

extraldos de la casa, Mencioné antes la tesis del giro expresivo de la hll­

manidad, que rige desde el Romanticismo y que en­cuentra su eclosión popular en el melodrama. }' ahora en un subgénero del rat!ily sholV. ¿Por qué no aplicar la regla expresi"a a la propia lele\'isión comercial de comienzos de milenio? El exorbilante conll1l10 de Tdefé, probablemente similar al de otros canales del mundo que produjeron sus versiones locales de GH, es una expresión de hul>ris, de la Oagrante arrogancia de una tele,risión con sueños de omntpotencia. que se siente y aClúa como un Estado, o mejor aún, como un neo Esla- \ do tiránico, absoluto: el reino de la escoporilia ilimita-da con todos los derechos de su parte, y ninguno para sus subordinados o súbditos CIemos,

No satisfecho con la entrega tOlal de sus doce ,,!c­timas escopofílicas, b televisión comercial exige que ese sometimiento total quede jurídicamente consig­nado, es decir, escrito y firmado por los doce "olun­tarios, en un documenlo impresentable, indecoroso , que pone de manifiesto la dimensión siniestra' del programa. la que critican, con mzón, los morabstns del mundoM , Llama la atención este gesto, más allá del

61 En rel~ción con la \'crsión francesa ele /Jig Bmlhcr. I..:>ft 510ry. Ramonct (2001) hace rd'ereneb a un aUltnuC'? mOlim,cnlo contestatario que sale a las calles a !nanife~tar su radIcal °Ixmoun

a este progranu.

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EI.«(lIily slww: UffiI per5pecth'a affillllica de la telcvisión

indudable benefkio económico buscado ¡x>r l.. empresa de comunicación, en el corto plazo, también existe el riesgo obvio para las relaciones públicas. No es mellar el potencial dai'lO para ~ Ia buena imagen ~ de un canal "faml­har~ , como est:ín posicionados tanto el cnnal argenl ino que produce GH como el uruguayo que lo retransmite en directo. l odo hace pensar que este controla implau­sible. desvergonzadamente abusador. Icsi\'O para lodo derecho laooml, es un lapsus de la industria. El contrato denunciado sustenta la \'crsión caricaturesca del más in­fame capilalismo de explotación, y le da sólidos argumen­tos a los cntioos de la teb'isión cotllerdal. en geneml. y de los Il'Cllil)' shOIV5 como GH. en panicular.

Scrdn mfos I'ar(l siempre, ~Jr los siglos de los siglos, parece proclamar con s..d islllo la normalmente asépti­ca voz tutelar de la casa de CH. cuando se leen las ch\usubs legales del acuerdo entre ~uienes aceptan ser observados durante dento doce dias, y controlados por el resto de su vida, ~I I menos potencialmente, Que esto no llegue a ocurrir en los hechos no se infiere de ese documento. sino de los probablemente cortos dras de fa ma de los neocélebres de CH, es decir, dc una real limit .. ción de los poseedores de un aura muy caliente que es explotada de modo rren~tico. antes de que se en­frien los millones de nmadas que estos ames oscuros jóvenes de ambos sexos IIcv;m incrustadas en sus cuer­pos_ Se hace aun más chficil defender la idea tle que se trata de un simple "juego" cuando las condiciones contme!Uales son I3n opresivas para los jugadores, Quizás en su mejor hora comercial, la tele"lsión su fre una imoxicación de poder: el al tísimo rming le produ­ce megalomanla. y la Ile\'a a deSCUIdar las aparienCiaS,

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la tan preciada aUloimagen de ser una fuente de sana di­versión, información y emociones paTa loda la famIlia. Sin quererlo, esta nueva generación de expresares supre­mos descubíen.1, cultivada y comercializada globalmente por la televisión, con un éxito dificil de predecir, parece haber contagiado de expresivismo al medio mas podero­so, y haberlo inducido as[ a expres..1r complllsh'3mente su propia alma, Lo que eso nos revela es preocupante.

Este libro comenzó con la e\'ococión del relato anec­dótico de una expresión, de un ind,cio emocional. La fuerte alteración que transmitía aquella llamada noctur­na y urgente de mi conocido, b.1jo los efectos desesta­bilizadores del desembarco telc"isÍ\'o de CH, indicaba algo imposib le de negar. Habla ocurrido un golpe "e EswcJo medid/ieo, y en tal sentido, ya nada será igual. Se impone hoya los investigadores de la comunica­ción com prender los efectos de mediano y largo plazo de este formato masivo y ubicuo , que uti liza, como nunca antes, todos los medios comunicacionales dis­ponibles: televisión abierta, Direct TV. chalS y otros re­cursos de internet, revistas generales y especializadas, más la telefonla tradicional junto a la móvil. Sólo un estudio sostenido y minucioso de esta múltiple opera­ción med iática focalizad" sobre la intemeción social cotidiana, antes sólo cara a cara, nos permitirá entender el real significado de este supuesto juego con lo real. Un juego que se alimenta de cuerpos, indicios, miradas y legitimas ilusiones y anhelos de acceder al sclf auténtico de nuestra modemidad, a lravés del index- ap~al, y que expulsa cuerpos de brillo limitado, para seguirlos impla­cablemente hasta su muerte mediática.

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MO(/(rn¡dda y f'spacio_ BnI,- a: I'arb Renato Oru.::

I"'rl"llr': b¡isquedlls)' lHascaM.n L1Ur.I Sm

Emc.xcncill <le clllfura~ ju\miJe'S Rossan<l RegUlllo Cruz

P('ri(}('i~mo, IIo/iria y noliciabilidad Stella Marl1l11

Le' lIafmdólI. Usos)' Il"Orl(ls

Maria Eugenia Contursi y Fabiola Ferro

Educodón y fr!ellldlica R,1 ul Fuellles Navarro

Inlcrcul,ural¡c!t1t/ y COIIIUlliCClriólI

Alejandro Grimson

Sociedad, C"llul(l y violencia Muniz Sodré

El cucrpo ele l/Ili imdgrllcs Elisco \hón

Fri¡bol y cullur(/, Ruhcn G. Oh\cn )' ArlCl S_ Dama

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La cfll ognlffll Rosana Guber

Telcvisión, (IIullCllóas y t"llU((ldólI

Guillermo Orozco Gómez

Publicilllld y JH'8clllOlI/ll Elíseo Colón Zayas

Arft y cottll,utadoras Diego Levis

La prenSll scnsaciO/IlI1isfa y los scclofts populllrcs

Guillermo Su nkel

Periodisttlo, opl"lóll I,tlb/iw y agenda ci"t/atfmu¡ Ana r-. larla Miralles

Televisión ahiena y {/Iulielldll$

Valerio Fucnzahda

La tllucación desde lti CQllllllliwdón

Jesús Marlln-Barhero

Rcccpd¡1n y mediadonrs Guillenno Orozco (coord.)

Pmbltmas dt inftgraciólI ( ulfllml

Rafael Roncagliolo

Sodttlad lle la información Manin Becerra

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