el mito de que el problema del fútbol formativo está en la falta de oportunidades
TRANSCRIPT
EL MITO DE QUE EL PROBLEMA DEL FÚTBOL FORMATIVO ESTÁ
EN LA FALTA DE OPORTUNIDADES
Por Armando Anaya
Las carencias de los entrenadores formativos están presentes en
prácticamente todas las modalidades. Ello nos hace reflexionar
acerca de los cuadros docentes que están enseñando a éstos
futuros entrenadores formativos, con qué competencias están
saliendo, en qué están especializados y sobre todo con qué
aspiraciones profesionales están llegando a laboral a sus
centros de trabajo.
La oferta motriz dirigida a un público infantil y juvenil es muy
limitada. Si acaso encontramos pequeños centros de activación y
estimulación temprana entre los que destacan "Gymboree" y uno
que otro club deportivo privado que cuenta con clases para sus
socios.
Pero una vez pasados los cuatro años, los niños juegan fútbol o
juegan fútbol. Casi no hay de otra, y eso no contribuye en nada
al propio fútbol formativo. Debemos recordar que el fútbol
infantil concentra el paupérrimo mercado de oportunidades de
desarrollo motriz de los niños ya que por decir, por cada
escuela de fútbol americano que exista en nuestro país hay 100
de fútbol, por cada escuela de beisbol hay 75, por cada escuela
de basquetbol hay 200, por cada escuela de natación hay 500 de
fútbol, por cada escuela de voleibol hay 500 de fútbol y no
mencionamos de otros deportes como el balonmano, el waterpolo,
los deportes de pared, gimnásticos, etc.
Desde esta óptica, al concentrarse toda la oferta en el fútbol
infantil, se descuida no sólo importantes aspectos de la
motricidad, sino también los atrasos e insuficiencias de los
entrenadores de este deporte, el fútbol.
Siendo un deporte fundamentalmente practicado y basado en el uso
de los pies, los entrenadores formativos rara vez se preocupan
por la coordinación de los miembros superiores. Pero al margen
de eso, el asunto de hoy es que debido a la concentración en una
sola modalidad deportiva, los niños crecen y conocen a edades
tardías las bondades de otros deportes tanto individuales como
de conjunto. En México, por eso es común encontrar atletas de
alto rendimiento, clavadistas, boxeadores, tenistas, jugadores
de baloncesto e incluso triatletas que de niños dedicaron muchas
horas a la práctica del fútbol, pero fue en otras modalidades
donde encontraron un tipo de satisfacción más completa y el
máximo de sus capacidades. Alguna vez dijo un ex futbolista
mexicano actualmente comentarista televisivo y en ocasiones
entrenador, que los jugadores de la selección nacional de Nueva
Zelanda contra los que iba a jugar México el repechaje para
conseguir el boleto para el Mundial Brasil 2014, habían sido
jugadores de rugby de niños o de jóvenes pero como habían
fracasado en su intento por destacar en ese deporte, se
conformaron y tuvieron que convertirse en futbolistas
profesionales.
Entonces, de acuerdo a estos datos, las escuelas de fútbol de
nuestro país tienen todas las tardes una excedida cantidad de
niños entrenando o “aprendiendo” una actividad física en la que
probablemente no sean nada destacados, pero por distintas
razones (en México la cultura del fútbol la arraigaron los
dueños de las televisoras hace muchos años y prácticamente
dejaron en el olvido a los demás deportes profesionales
practicados en nuestro país) los que lo llevan a entrenar
desconocen las bondades de los otros deportes.
¿Qué debemos hacer? En caso de que el fútbol siga encabezando
está situación, capacitar más a los entrenadores formativos para
que realmente le proporcionen al niño un capital motriz de
calidad previamente a la práctica especializada. En caso de que
las leyes del mercado algún día cambien, entonces deberíamos
ofrecer una baraja mucho más amplia a los papás de esos niños
que llevan a sus hijos a entrenar de deportes incluso más
emocionantes que el fútbol.