EL MINUTO André Luiz.

LA conducta indica a orientación espiritual de la criatura. Surge el ideal

realizado, en consonancia al esfuerzo de cada uno.

Se amplía la enseñanza, conforme la aplicación del estudiante.

Eternidad no significa inercia, más si dinamismo incesante.

El camino es infinito. Quien establece la ruta del viaje es el viajero.

Continua, pues, en marcha perseverante, gastando sensatamente el tesoro de

los días.

En sesenta segundos, la lágrima puede transformarse en sonrisa, la rebeldía

en resignación y el odio en amor.

En esa mínima parcela de la hora, liberar el espíritu del cuerpo humano, la flor

florece, el fruto maduro cae del árbol y la simiente inicia la germinación de la

energía latente.

Analiza lo que haces de tan valiosa partícula de tiempo. En un solo momento, el

corazón elige el guión par el camino.

Con el Evangelio en la conciencia, el placer es solamente renovación de servicio

sin cambio de rumbo.

No desprecies el tiempo, en circunstancia alguna, pues quien espera la felicidad

se esmera en construirla.

La hora perdida es lapso irreparable.

Dominar el reloj es coordinar los éxitos de la vida.

En los dominios del tiempo, controlamos la hora o somos ignorados por ella.

Por eso, cuanto más se eleva el alma en conocimientos, más gobierna los

propios horarios.

Recuerda que las aflicciones más expresivas son formadas por agentes

minúsculos y de que el siglo existe en función de los minutos.

No lo hace mejor quien lo hace más deprisa, más si quien lo hace con seguridad

y disciplina articulando ordenadamente los propios instantes.

Observa los graneros de auxilio de que dispones y no dudes.

Distribuye los frutos de la inteligencia.

Colabora en las tareas edificantes.

Extiende la solidaridad a beneficio de todos.

Fortalece el ánimo de los compañeros.

No te canses de ayudar para que se efectúe lo mejor.

El manantial del bien no tiene fondo.

La paz corona el servicio.

Y quien realmente aprovecha el minuto construye camino recto para la

conquista de la victoria en la Divina Inmortalidad.

André Luiz / Waldo Vieira.

Libro: Sol en las Almas

Traducido: M. C. R