el llanto de obama

1
Semana del 11 al 17 de enero de 2016 EL LLANTO DE OBAMA Marcos Pérez Esquer Seguramente usted vio las escenas paisano, dieron la vuelta al mundo, saturaron las redes sociales y los noticieros... era el presidente Barack Obama llorando. La semana pasada, cuando hablaba de la necesidad de restringir el comercio de armas, y particularmente cuando recordaba a las víctimas de esa política de venta indiscriminada vigente en la unión americana, rompió en llanto. Para los mexicanos que hemos visto llorar al presidente López Portillo justo antes de reírse lindo y bonito de todos nosotros, el asunto llama a suspicacia, pero en los Estados Unidos causó un fuerte impacto. Y no le falta razón a Obama para llorar. El comercio indiscriminado de armas ha llevado a una situación desquiciada; en el país vecino hay casi tantas armas de fuego en posesión de civiles como civiles hay en esa nación. Como es fácil imaginar, muchas, muchísimas de esas armas estan en manos de personas psicológicamente inestables o sin preparación mínima adecuada para el uso de las mismas. De ahí que ocurran desgracias como las derivadas de los tiroteos de Charleston o San Bernardino; solo el año pasado hubo 353 tiroteos de ese tipo en los Estados Unidos, en los que murieron 462 personas y otras mil 314 fueron heridas. El problema para México es que esa facilidad con la que se venden y compran armas en los Estados Unidos, termina nutriendo de armamento a las bandas criminales en nuestro país. Alrededor del 70% de las armas de los narcos mexicanos provienen de allá, y con ellas, tan solo el año pasado fueron ejecutadas 4 mil 771 personas. Desde luego puedo comprender e incluso apoyar una política de armas como la mexicana en la que solo se permite la comercialización de armas deportivas y algunas otras de bajo calibre para la protección del domicilio y la defensa del hogar, pero nada justifica una política de armas como la estadounidense en la que un civil cualquiera puede comprar una arma diseñada para fines bélicos con la que podría destrozar a una persona a cientos de metros de distancia o incluso derribar un helicóptero. Y mucho menos, podría comprender una política tan laxa como lo es la de nuestros vecinos norteamericanos, en la que comprar un arma de fuego es algo tan sencillo como ir la supermercado. Es urgente que Estados Unidos, por conveniencia propia y sentido común, pero también por una elemental corresponsabilidad y solidaridad con sus vecinos, ponga un alto a esa política. Me temo sin embargo, que el llanto de Obama será inútil, sus lágrimas no puden disolver la segunda enmienda constitucional, y las medidas de restricción por él decretadas son apenas algo menos que mediocres. Posiblemente me quedo corto paisano, el llanto de Obama quizá no solo sea inútil, lo mas probable es que resulte incluso contraproducente. Cada vez que en Estados Unidos se habla de la posibilidad de restringir la venta de armas, la gente se prepara comprándolas mas rápidamente y en mayor cantidad. Ya hoy, las acciones de las empresas vendedoras de armas están subiendo enormemente en la bolsa de valores. Todo parece indicar que mientras Obama llora, los armamentistas ríen.

Upload: perez-esquer

Post on 14-Apr-2017

24 views

Category:

News & Politics


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: El llanto de obama

                                                                                                                                         Semana  del  11  al  17  de  enero  de  2016    EL  LLANTO  DE  OBAMA    Marcos  Pérez  Esquer    Seguramente   usted   vio   las   escenas   paisano,   dieron   la   vuelta   al  mundo,   saturaron   las   redes  sociales  y  los  noticieros...  era  el  presidente  Barack  Obama  llorando.  La  semana  pasada,  cuando  hablaba   de   la   necesidad   de   restringir   el   comercio   de   armas,   y   particularmente   cuando  recordaba   a   las   víctimas   de   esa   política   de   venta   indiscriminada   vigente   en   la   unión  americana,  rompió  en   llanto.  Para   los  mexicanos  que  hemos  visto   llorar  al  presidente  López  Portillo   justo  antes  de   reírse   lindo  y  bonito  de   todos  nosotros,   el   asunto   llama  a   suspicacia,  pero  en  los  Estados  Unidos  causó  un  fuerte  impacto.    Y  no  le  falta  razón  a  Obama  para  llorar.  El  comercio  indiscriminado  de  armas  ha  llevado  a  una  situación  desquiciada;  en  el  país  vecino  hay  casi  tantas  armas  de  fuego  en  posesión  de  civiles  como  civiles  hay   en  esa  nación.  Como  es   fácil   imaginar,  muchas,  muchísimas  de   esas   armas  estan  en  manos  de  personas  psicológicamente  inestables  o  sin  preparación  mínima  adecuada  para  el  uso  de  las  mismas.  De  ahí  que  ocurran  desgracias  como  las  derivadas  de  los  tiroteos  de  Charleston  o  San  Bernardino;  solo  el  año  pasado  hubo  353  tiroteos  de  ese  tipo  en  los  Estados  Unidos,  en  los  que  murieron  462  personas  y  otras  mil  314  fueron  heridas.  El  problema  para  México  es  que  esa   facilidad  con   la  que  se  venden  y  compran  armas  en   los  Estados   Unidos,   termina   nutriendo   de   armamento   a   las   bandas   criminales   en   nuestro   país.  Alrededor  del  70%  de   las  armas  de   los  narcos  mexicanos  provienen  de  allá,   y   con  ellas,   tan  solo  el  año  pasado  fueron  ejecutadas  4  mil  771  personas.  Desde  luego  puedo  comprender  e  incluso  apoyar  una  política  de  armas  como  la  mexicana  en  la  que  solo  se  permite  la  comercialización  de  armas  deportivas  y  algunas  otras  de  bajo  calibre  para   la   protección   del   domicilio   y   la   defensa   del   hogar,   pero   nada   justifica   una   política   de  armas   como   la   estadounidense   en   la   que   un   civil   cualquiera   puede   comprar   una   arma  diseñada  para  fines  bélicos  con  la  que  podría  destrozar  a  una  persona  a  cientos  de  metros  de  distancia  o  incluso  derribar  un  helicóptero.  Y  mucho  menos,  podría  comprender  una  política  tan   laxa   como   lo  es   la  de  nuestros  vecinos  norteamericanos,   en   la  que  comprar  un  arma  de  fuego  es  algo  tan  sencillo  como  ir  la  supermercado.  Es  urgente  que  Estados  Unidos,  por  conveniencia  propia  y  sentido  común,  pero  también  por  una  elemental  corresponsabilidad  y  solidaridad  con  sus  vecinos,  ponga  un  alto  a  esa  política.  Me   temo  sin  embargo,  que  el   llanto  de  Obama  será   inútil,   sus   lágrimas  no  puden  disolver   la  segunda  enmienda  constitucional,  y   las  medidas  de  restricción  por  él  decretadas  son  apenas  algo  menos  que  mediocres.  Posiblemente  me   quedo   corto   paisano,   el   llanto   de   Obama   quizá   no   solo   sea   inútil,   lo  mas  probable  es  que  resulte   incluso  contraproducente.  Cada  vez  que  en  Estados  Unidos  se  habla  de   la   posibilidad   de   restringir   la   venta   de   armas,   la   gente   se   prepara   comprándolas   mas  rápidamente  y  en  mayor  cantidad.  Ya  hoy,  las  acciones  de  las  empresas  vendedoras  de  armas  están  subiendo  enormemente  en  la  bolsa  de  valores.  Todo  parece  indicar  que  mientras  Obama  llora,  los  armamentistas  ríen.