el golpe maestro de satanÁs

7/28/2019 EL GOLPE MAESTRO DE SATANS

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CAPITULO 1

EL GOLPE MAESTRO DE SATANS

Sabemos por el Gnesis y mejor an por Nuestro Seor mismo que Satans es el padre de

mentira. En el versculo 44, captulo 8 del Evangelio de San Juan, Nuestro Seor apostrofa a l

judos dicindoles:

El diablo es vuestro padre y vosotros queris cumplir sus deseos. Desde siempre l es homicida

permanece fuera de la Verdad, puesto que no hay verdad en l, su palabra es mentirosa porq

miente por naturaleza, ya que es mentiroso y padre de la mentira...

Satans es homicida en las persecuciones sangrientas, padre de la mentira en las herejas,

todas las falsas filosofas y en las palabras equvocas que estn en la base de las revoluciones,

las guerras mundiales, de las guerras civiles.

No cesa de atacar a Nuestro Seor en su Cuerpo Mstico: la Iglesia. En el curso de la Historia

empleado todos los medios, de los cuales uno de los ltimos y ms terribles ha sido la apostas

oficial de las sociedades civiles. El laicismo de los Estados ha sido y es siempre un escnda

inmenso para las almas de 1os ciudadanos. Y es por ese subterfugio que ha logrado laicizar poco

poco y hacer perder la fe a numerosos miembros de la Iglesia, a tal punto que esos fals

principios de separacin de la Iglesia y el Estado, de la libertad de las religiones, del atesm

poltico, de la autoridad que toma su origen de los individuos, han terminado por invadir l

seminarios, los presbiterios, los obispados y hasta el Concilio Vaticano II.

Para hacer eso, Satans ha inventado palabras claves que han permitido que los error

modernos y modernistas penetraran en el Concilio: la libertad se ha introducido mediante

Libertad religiosa o Libertad de las religiones; la igualdad, mediante la Colegialidad, que introdu

los principios del igualitarismo democrtico en la Iglesia y, finalmente, la fraternidad mediante

Ecumenismo que abraza todas las herejas y errores y tiende la mano a todos los enemigos de

Iglesia. El golpe maestro de Satans ser, por consiguiente, difundir los principios revolucionari

introducidos en la Iglesia por la autoridad de la misma Iglesia, poniendo a esta autoridad en u

situacin de incoherencia y de contradiccin permanente; mientras que este equvoco no s

disipado, los desastres se multiplicarn en la Iglesia. Al tornarse equvoca la liturgia, se tor

equvoco el sacerdocio, y habiendo ocurrido lo mismo con el catecismo, la Fe, que no pued

mantenerse sino en la verdad, se disipa. La Jerarqua de la Iglesia misma vive en un equvo

permanente entre la autoridad personal, recibida por el sacramento del Orden y la Misin

Pedro o del Obispo y los principios democrticos.


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Es preciso reconocer que la jugarreta ha sido bien hecha y que la mentira de Satans ha si

utilizada maravillosamente La Iglesia va a destruirse a s misma por va de la obediencia. La Igles

va a convertirse al mundo hereje, judo, pagano, por obediencia, mediante una Liturgia equvoc

un catecismo ambiguo y lleno de omisiones y de instituciones nuevas basadas sobre princip

democrticos.

Las rdenes, las contrardenes, las circulares, las constituciones, las cartas pastorales sern tbien manipuladas, tan bien orquestadas, sostenidas por la omnipotencia de los medios

comunicacin social, por lo que queda de los movimientos de Accin Catlica, tod

marxistizados, que todos los fieles honrados y los buenos sacerdotes repetirn con el corazn ro

pero consintiendo: Hay que obedecer! A quin, a qu? No se sabe exactamente: a la San

Sede, al Concilio, a las Comisiones, a las Conferencias Episcopales? Uno aqu se pierde como en

libros litrgicos, en los ordos diocesanos, en la inextricable maraa de los catecismos, de

oraciones del tiempo actual, etctera. Hay que obedecer, con peligro de volverse protestant

marxista, ateo, budista, indiferente, poco importa! hay que obedecer a travs de las negacionde los sacerdotes, la inoperancia de los Obispos, salvo para condenar a quienes quieren conserv

la Fe, a travs del matrimonio de los consagrados a Dios, de la comunin a los divorciados, de

intercomunin con los herejes, etc. hay que obedecer! Los seminarios se vacan y se vend

igual que los noviciados, las casas religiosas y las escuelas; se saquean los tesoros de la Iglesia, l

sacerdotes se secularizan y se profanan en su vestimenta, en su lenguaje, en su alma!.., hay q

obedecer. Roma, las Conferencias Episcopales, el Snodo presbiteral lo quieren. Es lo que todos

ecos de las Iglesias, de los diarios, de las revistas repiten: apertura al mundo. Desgraciado sea

que no consiente. Tiene derecho a ser pisoteado, calumniado, privado de todo lo que le permitvivir. Es un hereje, es un cismtico, que merece nicamente la muerte.

Satans ha logrado verdaderamente un golpe maestro: logra hacer condenar a quienes conserv

la fe catlica por aqullos mismos que debieran defenderla y propagarla.

Ya es tiempo de encontrar de nuevo el sentido comn de la fe, de reencontrar la verdade

obediencia a la verdadera Iglesia, oculta bajo esa falsa mscara del equvoco y la mentira.

verdadera Iglesia, la Santa Sede verdadera, el Sucesor de Pedro, los Obispos en cuanto sometid

a la Tradicin de la Iglesia, no nos piden y no pueden pedirnos que nos volvamos protestante

marxistas o comunistas Ahora bien, se podra creer al leer ciertos documentos, ciert

Constituciones ciertas circulares, ciertos catecismos que se nos pide que abandonemos

verdadera Fe en nombre del Concilio, de Roma, etc.


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Debemos negarnos a volvernos protestantes, a perder la Fe y a apostatar como lo hizo la socied

poltica despus de los errores difundidos por Satans en la Revolucin de 1789. Nos rehusamo

apostatar, aunque fuera en nombre del Concilio, de Roma, de las Conferencias Episcopales.

Permanecemos adheridos, por sobre todo, a todos los Concilios dogmticos que han definido

perpetuidad nuestra Fe. Todo catlico digno de este nombre debe rechazar todo relativismo, to

evolucin de su fe en el sentido de que lo que ha sido definido solemnemente por los Concilios otros tiempos dejara de ser vlido hoy y podra ser modificado por otro Concilio, con mayor raz

si es tan slo pastoral.

La confusin, la imprecisin, las modificaciones de los documentos sobre la Liturgia,

precipitacin en la aplicacin, demuestran bien a las claras que no se trata de una reform

inspirada por el Espritu Santo. Esta manera de obrar es de tal modo contraria a las costumbr

romanas que obran siempre. Es imposible que el Espritu Santo haya inspirado la definicin de

Misa segn el artculo VII de la Constitucin y an ms inaudito que se haya sentido la necesidade corregirla enseguida, lo que es una confesin de chapucera en la ms importante realidad

la Iglesia: el Santo Sacrificio de la Misa.

La presencia de los protestantes para la reforma litrgica de la Misa, es preciso confesar

establece un dilema al cual parece difcil escapar. Su presencia significaba o que estaban invitad

a reajustar su culto segn los dogmas de la Santa Misa o que se les preguntaba lo que l

desagradaba en la Misa Catlica para evitar que se dejara presente una expresin dogmtica q

ellos no podan admitir. Es evidente que esta segunda solucin es la que fue adoptada, coinconcebible y ciertamente no inspirada por el Espritu Santo.

Cuando se sabe que esta concepcin de la Misa normativa es la del Padre Bugnini y que l

impuso tanto al Snodo como a la Comisin de Liturgia, se puede pensar que hay Roma y Roma,

Roma eterna con su fe, sus dogmas, su concepcin del Sacrificio de la Misa y la Roma tempo

influenciada por las ideas del mundo moderno, influencia a la que no ha escapado el prop

Concilio el cual, a propsito y por la gracia del Espritu Santo quiso ser nicamente pastoral.

Santo Toms se pregunta en la cuestin de la correccin fraterna si conviene que se la practique

veces con los Superiores. Con todas las distinciones tiles, el ngel de la Escuela responde que

la debe practicar cuando se trata de la Fe.

Ahora bien, quin puede con toda conciencia decir que hoy en da la Fe de los fieles y de toda

Iglesia no est amenazada gravemente en la Liturgia, en la enseanza del catecismo y en

instituciones de la Iglesia?


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Lase y relase a San Francisco de Sales, y se hallar con asombro que tenan que luchar cont

los mismos falsos procedimientos. Pero esta vez el drama extraordinario consiste en que est

desfiguraciones de la Tradicin nos vienen de Roma y de las Conferencias Episcopales; si u

quiere por consiguiente guardar su Fe tenemos que admitir s que algo anormal pasa en

administracin romana. Debemos, por cierto, sostener la infalibilidad de la

Iglesia y del Sucesor de Pedro, debemos tambin admitir la situacin trgica en que se encuent

nuestra Fe catlica por las orientaciones y los documentos que nos vienen de la Iglesia; conclusin vuelve a lo que decamos al comienzo: Satans reina por el equvoco y la incoherenc

que son sus medios de combate y que engaan a los hombres de poca Fe.

Este equvoco debe ser suprimido valientemente para preparar el da elegido por la Providenc

en que ser suprimido oficialmente por el Sucesor de Pedro.

Que no se nos tache de rebeldes u orgullosos, porque no somos nosotros los que juzgamos, si

es Pedro mismo quien como Sucesor de Pedro condena lo que l por otro lado fomenta, es Roma eterna la que condena a la Roma temporal. Nosotros preferimos obedecer a la eterna.

Pensamos con plena conciencia que toda la legislacin emitida desde el Concilio es, por lo meno

dudosa y, en consecuencia, apelamos al Canon 23 que trata de este caso y nos pide atenernos a

ley antigua.

Estas palabras parecern a algunas injuriosas para la autoridad. Por el contrario, son las nic

que protegen a la autoridad y la reconocen verdaderamente, porque la autoridad no puede exissino para lo Verdadero y lo Bueno y no para el error y el vicio.

Captulo 2

DESOBEDIENCIA APARENTE, PERO OBEDIENCIA REAL

Querido Padre, hoy tenis la alegra de celebrar la Santa Misa en medio de los vuestros, rodea

de vuestra familia, de vuestros amigos, y con gran satisfaccin nos hallamos hoy cerca vuest

para deciros tambin toda nuestra alegra y todos nuestros augurios para vuestro apostola

futuro, por el bien que haris a las almas.

Rezamos en este da especialmente a San Po X, nuestro santo patrono, cuya fiesta celebram

hoy y que estuvo presente en todos vuestros estudios y en toda vuestra formacin. Le pedirem

que os d un corazn de apstol, un corazn de santo sacerdote como el suyo.


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Habrais podido ambicionar una vida feliz, quizs fcil y cmoda en el mundo, puesto que haba

preparado ya estudios de medicina. Habrais podido, por consiguiente, desear otro camino que

que habis escogido. Y, por qu en Ecne? Porque all habis encontrado la Tradicin, porque a

habis encontrado lo que corresponda a vuestra Fe. Esto fue para vos un acto de valenta que

honra.

Y es por eso que quisiera responder, con algunas palabras, a las acusaciones que se han hecestos ltimos das en los diarios locales a raz de la publicacin de la carta de Monseor Rozi

Oh!, no para polemizar. Tengo buen cuidado de evitarlo, no tengo por costumbre el contesta

esas cartas y prefiero guardar silencio. Sin embargo, me parece que est bien el que os justifiq

porque en esa carta estis implicado igual que yo. Por qu ocurre esto? No a causa de nuestr

personas, sino por la eleccin que hemos hecho. Somos incriminados porque hemos elegido

supuesta va de la desobediencia. Pero se tratara de que nos entendamos precisamente sobre

que es la va de la desobediencia. Pienso que podemos en verdad decir que si hemos elegido la v

de la desobediencia aparente, hemos elegido la va de la obediencia real.

Entonces pienso que aqullos que nos acusan han elegido quizs la va de la obediencia aparen

pero de la desobediencia real. Porque los que siguen la nueva va, los que siguen las novedade

los que se adhieren a unos principios nuevos, contrarios a los que nos fueran enseados

nuestro catecismo, contrarios a los que nos fueran enseados por la Tradicin, por todos l

Papas y por todos los Concilios, esos tales han elegido la va de la desobediencia real.

Porque no se puede decir que se obedece hoy a la autoridad desobedeciendo a toda la TradiciLa seal de nuestra obediencia es precisamente seguir la Tradicin, sa es la seal de nuest

obediencia. Jesucristo ayer, hoy y por todos los siglos.

No se puede separar a Nuestro Seor Jesucristo. No se puede decir que se obedece al Jesucris

de hoy y que no se obedece al Jesucristo. Por ello no podemos decir: nosotros desobedecemos

Papa de hoy y por ello mismo desobedecemos tambin a los de ayer. Nosotros obedecemos a l

de ayer, y por lo consiguiente, obedecemos al de hoy, y por lo consiguiente obedecemos a los

maana. Porque no es posible que los Papas no enseen la misma cosa, no es posible que

Papas se desdigan, que los Papas se contradigan.

Y es por ello que estamos persuadidos de que siendo fieles a todos los Papas de ayer, a todos

Concilios de ayer, somos fieles al Papa de hoy, al Concilio de hoy y al Concilio de maana y al Pa

de maana. Una vez ms: Jesucristo ayer, hoy y por todos los siglos.


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Y si hoy, por un misterio de la Providencia, un misterio que para nosotros es insondab

incomprensible, estamos en una aparente desobediencia, realmente no estamos en

desobediencia, estamos en la obediencia.

Por qu estamos en la obediencia? Porque creemos en nuestro Catecismo, porque tenem

siempre el mismo Credo, el mismo Declogo, la misma Misa, los mismos Sacramentos, la mism

oracin: el Padre Nuestro de ayer, de hoy y de maana. He ah por qu estamos en la obediencino en la desobediencia.

Por el contrario, si estudiamos lo que se ensea hoy en la nueva religin, advertimos que ellos

no tienen la misma Fe, el mismo Credo, el mismo declogo, la misma Misa, los mism

Sacramentos, ya no tienen el mismo Padre Nuestro. Basta abrir los catecismos de hoy para dar

cuenta de ello, basta leer los discursos que se pronuncian en nuestra poca para darnos cuenta

que aqullos que nos acusan de estar en la desobediencia, son ellos quienes no siguen a l

Papas, son ellos quienes no siguen a los Concilios, son ellos quienes estn en la desobediencPorque no se tiene el derecho a cambiar nuestro Credo, a decir que hoy los ngeles no existen

cambiar la nocin del pecado original, a afirmar que la Virgen ya no es ms la siempre virgen, y

con lo dems.

No hay derecho a reemplazar el Declogo por los Derechos del hombre; ahora bien hoy ya no

habla sino de los Derechos del hombre y no se le habla de sus deberes que constituyen

Declogo. An no hemos visto que en nuestros catecismos dejamos reemplazar el Declogo p

los Derechos del hombre! Y esto es muy grave. Se ataca a los Mandamientos de Dios, ya no defiende a todas las leyes que conciernen a la familia, y as con lo dems.

La Santsima Misa, por ejemplo, que es el resumen de nuestra Fe, que es precisamente nuest

catecismo viviente, la Santsima Misa est desnaturalizada, se ha vuelto equvoca, ambigua. L

protestantes pueden decirla, los catlicos pueden decirla.

A este propsito, nunca he dicho y nunca he seguido a quienes han dicho que todas las Mis

nuevas son Misas invlidas. No he dicho nunca cosa semejante, pero creo que, en efecto, es m

peligroso habituarse a seguir la Misa nueva porque ya no representa nuestro catecismo

siempre, porque hay nociones que se han vuelto protestantes y cine han sido introducidas en

nueva Misa.

Todos los Sacramentos han sido, en cierta manera, desnaturalizados, se han vuelto como u

iniciacin a una colectividad religiosa. Los Sacramentos no son eso. Los Sacramentos nos dan

gracia y hacen desaparecer en nosotros nuestros pecados y nos dan la vida divina, la vi


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sobrenatural. No estamos soIos en una colectividad religiosa puramente natural, puramen

humana. Por ello que estamos adheridos a la Santa Misa. Y estamos adheridos a la Santa Mi

porque es el catecismo viviente. No es nicamente un catecismo que est escrito e impreso sob

pginas que pueden desaparecer, sobre pginas que no dan la vida en realidad. Nuestra Misa es

catecismo viviente, es nuestro Credo viviente. El Credo no es otra cosa que la historia, yo dira,

canto en cierta manera de la redencin de nuestras almas por Nuestro Seor Jesucristo.

Cantamos las alabanzas de Dios, las alabanzas de Nuestro Seor, nuestro Redentor, nuest

Salvador que se hizo Hombre para derramar su sangre por nosotros y as dio nacimiento a

Iglesia, al Sacerdocio, para que la Redencin contine, para que nuestras almas sean lavadas en

Sangre de Nuestro Seor Jesucristo por el Bautismo, por todos los Sacramentos, y para que a

tengamos participacin de la naturaleza de Nuestro Seor Jesucristo mismo, de su naturale

divina por medio de su naturaleza humana y para que seamos admitidos en la familia de

Santsima Trinidad por toda la eternidad.

He ah nuestra vida cristiana, he ah nuestro Credo. Si la Misa ya no es ms la continuacin de

Cruz de Nuestro Seor, del signo de su Redencin, no es ms la realidad de su Redencin, no

ms nuestro Credo. Si la Misa no es ms que una comida, una eucarista, un reparto, si uno pued

sentarse alrededor de una mesa y pronunciar simplemente las palabras de la Consagracin

medio de la comida, esto ya no es ms nuestro Sacrificio de la Misa. Y si ya no es ms el San

Sacrificio de la Misa, lo que se realiza ya no es la Redencin de Nuestro Seor Jesucristo.

Necesitamos la Redencin de Nuestro Seor, necesitamos la Sangre de Nuestro Seor. Npodemos vivir sin la Sangre de Nuestro Seor Jesucristo. El vino a la tierra para darnos su Sangr

para comunicarnos su Vida. Reinos sido creados para eso, y nuestra Santa Misa nos da la Sang

de Nuestro Seor Jesucristo. Su Sacrificio contina realmente, Nuestro Seor est realmen

presente con su Cuerpo, con su Sangre, con su Alma y con su Divinidad.

Para esto El cre el Sacerdocio y para esto hay nuevos sacerdotes. Y es por ello que querem

hacer sacerdotes que continuarn la Redencin de Nuestro Seor Jesucristo. Toda la grandeza,

sublimidad del Sacerdocio, la belleza del sacerdote es celebrar la Santa Misa, pronunciar l

palabras de la Consagracin, hacer descender a Nuestro Seor Jesucristo sobre el altar, continu

su Sacrificio de la Cruz, derramar su Sangre sobre las almas por el Bautismo, por la Eucarista, p

el Sacramento de la Penitencia. Oh! La hermosura, la grandeza del sacerdocio, una grandeza

la cual no somos dignos! de la cual ningn hombre es digno. Nuestro Seor Jesucristo ha queri

hacer esto. Qu grandeza! Qu sublimidad! Y esto es lo que han comprendido nuestros jven

sacerdotes. Estad seguros de que ellos lo han comprendido. Han amado la Santa Misa duran

todo su seminario. Han penetrado su misterio. No penetrarn nunca su misterio de una mane


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perfecta incluso si Dios nos concediera una larga vida aqu abajo. Pero aman su Misa y pienso q

han comprendido y que comprendern siempre mejor que la Misa es el sol de su vida, la razn

ser de su vida sacerdotal, para dar a Nuestro Seor Jesucristo a las almas y no simplemente pa

partir un pan de la amistad en el cual ya no se encuentra Nuestro Seor Jesucristo. Y, p

consiguiente, la gracia ya no existe en unas Misas que seran puramente una Eucarist

puramente significacin y smbolo de una especie de caridad humana entre nosotros.

He ah por qu estamos aferrados a la Santa Misa. Y la Santa Misa es la expresin del Declog

Qu es el Declogo sino el amor de Dios y el amor del prjimo? Qu realiza mejor el amor

Dios y el amor del prjimo sino el Santo Sacrificio de la Misa? Dios recibe toda gloria por Nuest

Seor Jesucristo y por su Sacrificio. No puede haber acto de caridad ms grande hacia los hombr

que el Sacrificio de Nuestro Seor. El mismo, Nuestro Seor Jesucristo, lo dice: hay un acto m

grande de caridad que dar su vida por aqullos a quienes se ama?

Por consiguiente, se realiza en el Sacrificio de la Misa el Declogo: el acto ms grande de amque Dios pueda tener de parte de un hombre y el acto ms grande de amor que podamos ten

de parte de Dios para con nosotros. He ah lo que es el Declogo: es nuestro catecismo viviente

Santo Sacrificio de la Misa est all continuando el Sacrificio de la Cruz. Los Sacramentos no so

sino la irradiacin del Sacramento de la Eucarista. Todos los Sacramentos, son, en cierta mane

como satlites del Sacramento de la Eucarista. Desde el Bautismo hasta la Extremaunci

pasando por todos los dems sacramentos, no son sino la irradiacin de la Eucarista, porque to

gracia viene de Jesucristo que est presente en la Sagrada Eucarista.

Ahora bien, el sacramento y el sacrificio estn ntimamente unidos en la Misa. No se pue

separar el sacrificio del sacramento. El Catecismo del Concilio de Trento explica es

magnficamente. Hay dos grandes realidades en el Sacrificio de la Misa: el sacrificio y

sacramento, el sacramento dependiente del sacrificio, fruto del sacrificio.

Esto es toda nuestra santa religin y por ello estarnos aferrados a la Santa Misa. Comprender

ahora mejor quizs de lo que lo comprendisteis hasta hoy por qu defendemos esta Misa,

realidad del Sacrificio de la Misa. Ella es la vida de la Iglesia y la razn de ser de la Encarnacin

Nuestro Seor Jesucristo. Y la razn de ser de nuestra existencia es unirnos a Nuestro Se

Jesucristo en el Sacrificio de la Misa. Entonces, si se quiere desnaturalizar nuestra Mis

arrancarnos en cierto modo nuestro Sacrificio de la Misa, comenzamos a gritar! Estamos siend

desgarrados y no queremos que se nos separe del Santo Sacrificio de la Misa.

He aqu por qu mantenernos firmemente nuestro Sacrificio de la Misa. Y estamos persuadidos

que nuestro Santo Padre el Papa no lo ha prohibido y no podr nunca prohibir que se celebre

Santo Sacrificio de la Misa de siempre. Por otra parte, el Papa San Po Y dijo de manera solemne


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definitiva, que suceda lo que suceda en el futuro no se podra nunca impedir a un sacerdote

celebracin de este Sacrificio de la Misa y que todas las excomuniones, todas las suspensione

todas las penas que podran sobrevenir a un sacerdote por el hecho de celebrar este San

Sacrificio seran nulas de pleno derecho.

Por consiguiente, tenernos la conciencia tranquila, pase lo que pasare. Si podemos estar con

apariencia de la desobediencia, estamos en la realidad de la obediencia. He aqu nuestsituacin. Y conviene que la digamos, que la expliquemos, porque somos nosotros los q

continuamos la Iglesia. Los que desnaturalizan el Sacrificio de la Misa, los Sacramentos, nuestr

oraciones, los que ponen los Derechos del hombre en lugar del Declogo, que transform

nuestro Credo, son ellos quienes estn en la realidad de la desobediencia. Ahora bien, esto es

que se hace por los nuevos catecismos de hoy. Es por eso que sentimos una pena profunda de n

estar en perfecta comunin con los autores de estas reformas y lo lamentamos infinitament

Quisiera ir de inmediato a ver a Monseor Rozier para decirle que estoy en perfecta comuni

con l. Pero me es imposible, si Monseor Rozier condena esta Misa que celebrarnos, poder esten comunin con l, pues esta Misa es la de la Iglesia. Y los que rechazan esta Misa ya no estn

comunin con la Iglesia de siempre.

Es inconcebible que Obispos y sacerdotes que fueron ordenados para esta Misa y con esta Mi

que la han celebrado durante quizs veinte, treinta aos de su vida sacerdotal, la persigan aho

con un odio implacable, nos echen de las iglesias, nos obliguen a decir Misas ac, al aire libr

cuando estn hechas para ser celebradas, precisamente, en esas iglesias construidas para de

esas Misas. Y, no es verdad que Monseor Rozier mismo dijo a uno de vosotros que si furamherejes y cismticos nos dara iglesias para celebrar nuestras Misas? Es una cosa inverosmil. Y p

consiguiente, si ya no estuviramos en comunin con la Iglesia y furamos herejes, Monse

Rozier nos dara iglesias.

As pues, es evidente que estamos todava en comunin con la Iglesia. He ah una contradiccin

su actitud que los condena. Saben perfectamente que estamos en la verdad, porque no se pued

estar fuera de la verdad cuando se contina lo que se hizo durante dos mil aos, porque se cr

nicamente en lo que se crey durante dos mil aos. Esto no es posible. Si estoy con el Jesucris

de ayer, estoy con el Jesucristo de hoy y estoy con el Jesucristo de maana. No puedo estar con

Jesucristo de ayer sin estar con Aqul de maana. Y porque nuestra Fe es la del pasado lo

tambin la del futuro. Si no estamos con la Fe del pasado, no estamos con la Fe del presente,

estamos con la Fe del porvenir. He ah lo que es necesario creer siempre, he ah lo que

necesario mantener a toda costa y sin lo cual no podernos salvarnos.


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Pidmoslo hoy de manera particular para estos queridos sacerdotes, para este querido Padre, q

tanto amo la Cruz fue ella quien trajo aqu, a esta tierra de Francia la primera reliquia de

verdadera Cruz; ella amaba la Cruz y tena una gran devocin por el Sacrificio de la Misa

finalmente, al Cardenal Pie que fue un admirable defensor de la Fe catlica durante el sig

pasado.

Pidamos a estos protectores del Poitou nos concedan la gracia de combatir sin odio, sin rencoNo seamos nunca de aqullos que buscan polemizar, desunir y daar al prjimo. Ammoslos

todo corazn, pero mantengamos nuestra Fe. Mantengamos a toda costa la Fe en la divinidad d

Nuestro Seor Jesucristo. Pidmoslo a la Santsima Virgen Mara. Ella no puede no haber tenido

fe perfecta en la divinidad de su Divino Hijo. Ella lo am con todo su corazn, Ella estuvo presen

en el Santo Sacrificio de la Cruz. Pidmosle la Fe que Ella tena.

CAPITULO 3

ENSAYO DE SNTESIS DE LOS ERRORES EN CURSO ENEL INTERIOR DE LA IGLESIA DESDE EL CONCILIO VATICANO 2

Despus de los doce aos de perodo posconciliar, es ms fcil realizar un ensayo de sntesis

los graves errores que ya en el Concilio y desde el Concilio infestan a la Iglesia y condicionan

actitud de aqullos que tienen las ms grandes responsabilidades en la Iglesia, a tal punto q

para buen nmero de ellos uno puede legtimamente preguntarse si tienen todava la fe catl

y, en consecuencia, si tienen todava su jurisdiccin. Me parece que se puede, razonable

objetivamente, pensar que los autores de esta mutacin aparecida en, la Iglesia con el ConciVaticano II han buscado con vigor este cambio teniendo como objetivo un nuevo humanism

como lo queran ya los pelagianos, como lo hicieron los autores del Renacimiento.

Esas personas, ya antes del Concilio, Cardenales Frings, etctera, estimaron que se deba busc

una va nueva para universalizar a la Iglesia, para hacerla aceptable al mundo moderno tal com

es con sus falsas filosofas, sus falsas religiones, sus falsos principios polticos y sociale

Prefirieron dejar en la sombra la va de la Fe, demasiado intolerante para el error y el vic

demasiado ventajosa para la Iglesia Catlica Romana y, en consecuencia, demasiado exigente, q

obliga a un combate y a una vigilancia continuos al ubicar a la Iglesia y al mundo en un esta

de perpetua hostilidad. Esa va nueva no poda ser sino un renacimiento de un humanism

acogedor para todo lo que es o aparece humanamente bueno y aceptable en el error y el vici

Bajo esta ptica, podra realizarse una unin universal de todas las culturas y las ideologas bajo

gida de la Iglesia. Se imagina inmediatamente lo que representa como alejamiento de la Fe, h

que desdibujar el pecado original, abandonar la idea de que nicamente la Iglesia Catlica es

Verdad y la posee, que Ella es la nica va de salvacin; que ningn acto es meritorio sin la uni


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con Nuestro Seor. La Verdad no ser ms el criterio de la Unidad sino un fondo comn

sentimiento religioso, de pacifismo, de libertad, de reconocimiento de los derechos del hombre.

No se sabra insistir demasiado para mostrar cmo este nuevo humanismo no es sino el trmi

de aqul del Renacimiento; despus de varios siglos de naturalismo y, especialmente desde

siglo XVIII, los filsofos subjetivistas y ateos, al rechazar el pecado original y en consecuencia

necesidad de la Redencin y de la Encarnacin, negaron la Divinidad de Nuestro Seo

juntndose a muchas sectas protestantes.

El liberalismo catlico o sedicente catlico ha obrado a modo de caballo deTroya para hac

penetrar esos falsos principios en el interior de la Iglesia. Quisieron desposar a la Iglesia con

Revolucin. Esos esfuerzos se abrieron camino ayudados por las sociedades secretas y

gobiernos laicos y democrticos; los miembros ms eminentes de la Iglesia fueron contaminado

telogos, Obispos, Cardenales, seminarios, universidades han sido atrados poco a poco por es

ideas universalistas, opuestas fundamentalmente a la fe catlica. Para la realizacin de es

universalismo, es preciso suprimir lo que es especfico de la Fe catlica, que se oponecesariamente a ese fondocomn que permite la unin universal.

El medio preconizado es el ecumenismo. El ecumenismo permitir a todos los grupos human

importantes representativos de una religin o ideologa, entrar en contacto con la Iglesia

manifestar a la Iglesia las condiciones que estiman deben exigir de la Iglesia para una uni

universal. Los mayores obstculos son aqullos que afirman y expresan la Verdad de la Iglesia,

unidad, la absoluta necesidad de la unidad en la Fe catlica; que la Iglesia es la nica va

salvacin; que posee el nico Sacerdocio de Cristo; que proclama la necesaria Realeza social Nuestro Seor Jesucristo.

En consecuencia: Hay que modificar la Liturgia; Hay que modificar el Sacerdocio y la Jerarqua; H

que modificar la enseanza del catecismo, la concepcin de la Fe catlica; de ah el cambio d

magisterio en las universidades, seminarios, escuelas, etc.; Hay que modificar la Biblia y constit

una Biblia ecumnicaHay que suprimir los Estados catlicos y aceptar el derecho comn;

Hay que atenuar el rigor moral reemplazando la ley moral por la Conciencia.

El principio que ayudar a reducir los obstculos ser el de la filosofa subjetiva, porque la filoso

del ser, la filosofa escolstica, obliga a la inteligencia a someterse a una realidad exterior, a Dio

a sus leyes, como la fe catlica exige la adhesin de la inteligencia a las verdades reveladas,

Credo, al Declogo, a las instituciones divinas. La filosofa subjetiva deja la Verdad y la moral a

creatividad y a la iniciativa personal de cada individuo. Nadie puede ser obligado a adherir a

Verdad y a seguir la ley.


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Esta concepcin de la Verdad y de la ley moral vuelve las realidades relativas a las personas, a l

sociedades, a las pocas. Ella est en la base de los Derechos del hombre. Se puede advertir es

concepcin en los documentos oficiales de la Iglesia y de los Episcopados.

La concepcin de esta Fe subjetiva, conforme a la doctrina modernista, se encuentra en

mayora de los nuevos catecismos, en los documentos de catequesis, en la nueva eclesiolog

Iglesia viviente sumisa al Espritu que la adapta a las condiciones modernas. El Espritu manifiesta en cada individuo de una manera diferente. Las reformas que han sido impuestas a

Iglesia desde el Conflicto se han realizado con este nuevo espritu: la investigacin, la creativida

el pluralismo, la diversidad; espritu que se opone radicalmente a la verdadera concepcin de

Verdad y de la Fe, de tal modo, que nicamente esta concepcin ser combatida y considera

como inadmisible.

Porque es evidente que la Verdad es intolerante con el error, que la virtud no tolera al vicio, q

la ley no tolera la Licencia. Es preciso hacer una eleccin. Hay que juzgar de esta manera todas lreformas cumplidas en nombre del Concilio y a justo ttulo en nombre del Concilio, porque

Concilio ha abierto horizontes hasta entonces prohibidos por la Iglesia: Admisin de los principi

de un falso humanismo; Libertad de cultura, de religin, de conciencia; Respeto, cuando no

admisin del error, al mismo ttulo que la verdad. La suspensin de las excomunion

concernientes al error y la inmoralidad pblicos es un estmulo cuyas consecuencias s

incalculables.

Sera necesario estudiar cada reforma en particular para descubrir la aplicacin de esos falsprincipios en lo concreto. Una de las ms graves y ms caractersticas es el cambio de actitud de

Santa Sede frente a la Realeza Social de Nuestro Seor Jesucristo. La modificacin de los text

litrgicos de la fiesta de Cristo Rey es significativa. El aliento a la laicidad de la Sociedad civil

una consecuencia inmediata de ello.

CAPITULO 4

ENUMERACIN DE LOS HECHOS

Enumeracin de los hechos que, tomados separadamente, pueden parecer insignificantes, pe

que, vistos a la luz del nuevo humanismo, toman una significacin que causa estupefaccin: Vis

a la ONU y apoyo aportado a esta organizacin masnica, enemiga de todo lo que es catlic

Visita a la sala de cultos de la ONU, verdadero templo masnico, Abandono de la tiara, signo d

poder del pontificado. Negativa a condenar el comunismo en el Concilio. Presencia molesta

observadores de todas las religiones en las sesiones del Concilio. Nombramiento de los cuat

moderadores. Intervencin de una mujer en el Concilio. Viaje a Israel. Contacto con el Gr


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Rabino. Decreto para los matrimonios mixtos, sin exigir el bautismo catlico de los hijo

Nombramiento de una comisin para la pldora, con espera de dos aos para decidir! Decre

sobre la hospitalidad eucarstica, que permite a los protestantes recibir la Eucarista. Secretaria

para la unidad con declaraciones filo-luteranas. Secretariado para los no-cristianos. Supresin

las fiestas de precepto. Supresin del ayuno eucarstico. Supresin de la abstinencia. Autorizaci

de las Misas del sbado para el domingo. Autorizacin para la incineracin. Concelebracin

pastores anglicanos en el Vaticano. Bendicin a los pentecostalistas danzando y aullando en SPedro. Besos de pies a la ortodoxia. Entrega a los musulmanes de la bandera de Lepanto. Entre

de la cabeza de Santiago Apstol a los ortodoxos. Y todas las grandes reformas: Reforma litrgic

Reforma de los seminarios. Democratizacin de las instituciones: snodo de Obispos en Rom

conferencias episcopales sin delimitacin precisa de poderes; consejos presbiterales diocesanos

Reforma de la Curia Romana y especialmente del Santo Oficio. Centralizacin. Reforma d

nombramiento de los Obispos. Revisin y modernizacin de todas las Constituciones de

sociedades religiosas. Dimisin obligatoria de los Obispos a los 75 aos. Eviccin para el Cncla

de los Cardenales de 80 aos.

CAPITULO 5

ECNE FRENTE A LA PERSECUCIN

A todos los que se interrogan sobre nuestra obra, sobre el Seminario de Econe, sobre nuest

actitud en la persecucin que soportamos por parte de los Obispos, y ahora de Roma, les pedim

responder a estas cuestiones tan sencillas para unos fieles de la Iglesia Catlica: Por qu

Iglesia? Por qu el sacerdocio, el Santo Sacrificio de la Misa, los Sacramentos? Si su respuesta conforme a la doctrina de la Iglesia tal como siempre ha sido enseada, tendrn la respuesta

por qu de Ecne.

Esta es la primera respuesta esencial y fundamental. Un segundo problema se nos ocurre

inmediato: cmo es concebible que la Jerarqua actual pueda contradecir esta doctrina?

primera respuesta es citada por nuestra Fe catlica, la segunda es dada por la historia religiosa

los ltimos siglos que han sufrido la influencia del protestantismo. El protestantismo, por s

teoras liberales, suscit en todos los campos una revolucin total contra la cristiandad, concebi

segn los principios de la sana filosofa y de la Fe catlica.

Las teoras resumidas en las tres palabras: Libertad, Igualdad, Fraternidad, concebidas contra

autoridad de Dios y contra toda autoridad, han trado la ruina de la sociedad civil catlica, la rui

de la economa organizada, y poco a poco, la laicizacin de los Estados con todas l

Consecuencias inmorales, enemigas de la ley de Dios y de la Iglesia.


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Ahora bien, estos mitos sanguinarios del liberalismo han seducido siempre a unos catlic

sentimentales y cuya fe era poco ilustrada. Las filosofas liberales, las organizacion

revolucionarias han tenido tambin un fuerte poder de atraccin sobre los medios intelectuales

populares descristianizados.

El liberalismo persigue con encarnizamiento un maridaje imposible entre la Verdad y el Error,

Virtud y el Vicio, la Luz y las Tinieblas, entre la Iglesia Catlica y el mundo con todos sdesenfrenos. Los Papas lo comprendieron bien hasta Juan XXIII y si uno u otro cedieron a veces

las presiones de los liberales como Len XIII y Po XI, lo lamentaron enseguida y sus sucesor

procuraron reparar los errores cometidos. Ahora bien, es evidente que el Concilio Vaticano

permiti a las ideas liberales tener derecho de ciudadana en la Iglesia. Las ideas de libertad,

primaca de la conciencia, de fraternizacin con el error por el ecumenismo, la libertad religiosa,

laicizacin de los Estados, pueden encontrar apoyo en la orientacin general del Concilio.

Ahora bien, lo propio de los liberales es afirmar la tesis y obrar segn la hiptesis sin acordarms de los principios afirmados, de dnde esa doble faz ortodoxa y heterodoxa. As en la prctic

los liberales no tienen enemigos a la izquierda, pero luchan encarnizadamente contra l

defensores de la ortodoxia, contra los que obran en conformidad con los principios catlicos

esto nos explica por qu Ecne y todos los verdaderos catlicos son duramente perseguidos por

Roma ocupada por los liberales. Puesto que nombrarnos a Roma, cmo conciliar la difusin y

ejecucin de los errores liberales por Roma y la infalibilidad de la Iglesia y del Papa? Esto ser u

tema de tesis para los futuros doctores en teologa.

Se necesitara s hallar una solucin y ya algunos han tratado de darla, pero yo dira de buena ga

que eso nos importa poco cuando se trata de juzgar hechos o escritos. La malicia de los actos o

las afirmaciones contrarias a la Fe no se juzgan con relacin a la infalibilidad. Cuando algui

escribe que la libertad religiosa pide que los grupos religiosos no sean impedidos de manifest

libremente la eficacia singular de su doctrina para organizar la sociedad y vivificar toda la activid

humana, me veo obligado a concluir que esta persona profesa el indiferentismo religio

condenado por la doctrina y El magisterio de la Iglesia. Ahora bien, esto es un ejemplo y de l

menores de lo que profesa el Vaticano II. Se podran citar pginas enteras de textos imbuidos

los errores liberales.

Ante esta difusin de los errores liberales por los organismos oficiales de la Santa Sede y, lo q

est en la lgica del liberalismo incluso catlico, ante la persecucin violenta contra los fiel

ortodoxos, qu hacer? Mantener la Fe catlica y las instituciones divinas o tradicionales para

conservacin y la propagacin de la Fe catlica y de la vida divina en las familias, familias catlic


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escuelas catlicas, parroquias catlicas, seminarios catlicos, facultades catlicas, esperando q

Roma sea liberada de los liberales que la ocupan.

Vivir de la Fe sobrenatural en la oracin, en el Santo Sacrificio de la Misa, los Sacramentos,

oracin constante, una confianza indefectible en Nuestro Seor y la Virgen Mara. Predicar la F

es decir, a Nuestro Seor Jesucristo, en todas las ocasiones, especialmente por ejercici

espirituales.

Qu har el Seminario de Ecne y su Fraternidad? Ellos continuarn y continan, porque

Iglesia liberal y modernista que ocupa la verdadera Iglesia amordazada no tiene ningn derecho

ser obedecida, ms an, se debe desobediencia al no ser sus rdenes y sus orientaciones las de

Iglesia Catlica. Ellos destruyen a la Iglesia. No podemos colaborar en la destruccin de la Igles

no queremos volvernos protestantes.

Qu harn ms tarde los sacerdotes de Ecne? Multiplicarn los seminarios para la conservaciy la multiplicacin del sacerdocio catlico, porque ste es el fin principal de la Fraternid

Sacerdotal San Po X.

Luego, se harn misioneros en los prioratos, donde agrupados de a tres o cuatro, rezarn junto

irradiarn sobre una regin para predicar a Nuestro Seor Jesucristo y llevar los Sacramento

especialmente el Santo Sacrificio de la Misa. Sostendrn espiritualmente las escue

verdaderamente catlicas. En el priorato, una casa de ejercicios espirituales les permit

santificar a los fieles de toda edad y de toda categora. Las religiosas y los hermanos los ayudaren este apostolado. De esta manera, reconstruirn la cristiandad, establecida sobre una Fe viva

actuante.

Para la gloria de Dios, de Nuestro Seor Jesucristo y del Espritu Santo, para el honor de la Igles

Catlica, para el honor del Sucesor de Pedro, para la salvacin de las almas, suplicamos a l

sacerdotes que tienen conciencia de la gravedad de la crisis que padece la Iglesia, se unan

nosotros para salvar el sacerdocio catlico, la Fe catlica y para la salvacin de las almas.

Mantener la Fe y las instituciones que durante dos mil aos han santificado a la Iglesia y a

almas no puede ser en ningn caso una causa para romper la comunin con la Iglesia; al contrar

ste es el criterio de la unin con la Iglesia y con el Sucesor de Pedro. Es, por otra parte, es

mismo criterio el que juzga de la legitimidad de la sucesin sobre la sede de Pedro y las sed

episcopales.

CAPITULO 6


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LOS TRES DONES PRINCIPALES QUE DIOS NOS HA HECHO EL PAPA, LA SANTSIMA VIRGEN Y E

SACRIFICIO EUCARSTICO

Queridsimos hermanos, queridos amigos:

La Providencia tiene delicadezas, pues ha querido que este nuevo comienzo de cursos d

seminario coincida con el aniversario de mi consagracin episcopal, que tuvo lugar el 19 septiembre de 1947 en mi ciudad natal. A pedido de amigos, hemos querido festejar de u

manera particular este aniversario.

Ahora bien, esta maana leamos en el breviario las lecturas de Toms. Se deca que el jov

Tobas, cuando se encontraba rodeado de judos, de hombres de su raza que adoraban l

becerros de oro establecidos por el mismo rey de Israel, l, por el contrario, iba fielmente

templo y ofreca los sacrificios previstos por la ley tal como Dios mismo lo haba pedido. l er

pues, fiel a la ley de Dios. Y bien, esperemos que nosotros seamos tambin fieles a Dios, fielesNuestro Seor Jesucristo. Y Tobas fue luego llevado en cautividad a Nnive, y all, dice la Sagra

Escritura, cuando todos sus compatriotas se sometan al culto pagano que los rodeaba, guard

igualmente la Verdad. El conserv la Verdad.

Creo que es una leccin que nos da la Sagrada Escritura, y esperamos que nosotros tambi

seamos fieles como Tobas lo fue, fiel en su juventud, fiel ms tarde en la cautividad. No es verd

que hoy en da estamos, en cierta manera, en una cautividad que nos rodea por todas partes,

manifiesta por todas partes, nos es impuesta por los que se someten al espritu maligno, en mundo y hasta en el interior de la Iglesia, por los que destrozan la Verdad, la tienen en esclavit

en lugar de manifestarla, de mostrarla. Estamos en un mundo esclavo del demonio, esclavo

todos los errores de este mundo. Pero queremos guardar la Verdad, querernos seg

manifestndola. Y cul es, por consiguiente, esta Verdad? Tenemos nosotros su monopoli

Somos a tal punto presuntuoso que podemos decir: nosotros tenemos la Verdad, los otros no

tienen? Esta Verdad no nos pertenece, no viene de nosotros, no ha sido inventada por nosotro

Esta Verdad es conocida, est en nuestros libros, en nuestros catecismos, en todas las actas de

Concilios, en las actas de los Sumos Pontfices, est en nuestro Credo, en nuestro Declogo, en

dones que el Buen Dios nos ha concedido: el Santo Sacrificio de la Misa y los sacramentos.

somos nosotros quienes la hemos inventado. No hacernos sino perseverar en la Verdad. Porque

Verdad tiene un carcter eterno. La Verdad que profesamos es Dios, Nuestro Seor Jesucristo q

es Dios, y Dios no cambia. Dios permanece en la inmutabilidad, San Pablo - 1)10 es quien nos

dice. No hay ni siquiera una sombra de vicisitud en El, una sombra de cambio en Dios. Dios

inmutable, siempre el mismo. l es, por cierto, El, la fuente de todo lo que cambia, de todo lo q

se mueve en el universo, pero l es inmutable. Y por el hecho mismo de que profesamos a Di


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como Verdad, entramos, de alguna manera, por la Verdad en la eternidad. No tenemos derecho

cambiarla, esta Verdad no puede cambiar, no cambiar jams. Los hombres han sido puestos

este mundo para recibir un poco de esta luz de la eternidad que desciende sobre ellos. De alg

modo se vuelven, ellos tambin, eternos, inmortales, en la medida en que se aferran a la Verda

de Dios. En la medida en que se aferran a las cosas que cambian, a las cosas mudables, no est

ms con Dios. Y de esto es de lo que sentimos necesidad. Todos los hombres sienten e

necesidad. Tienen en ellos un alma inmortal que est ahora en la eternidad, alma que ser felizdesgraciada, pero esta alma existe, ya no morir, esto es definitivo.

Los hombres, todos los que han nacido, todos los que tienen un alma han entrado en la eternida

Y por ello tienen necesidad de las cosas eternas, de la verdadera eternidad que es Dios. N

podemos privarnos de l, esto forma parte de nuestra vida, es lo que hay ms esencial

nosotros. Los hombres buscan la Verdad, la eternidad, porque tienen en s mismos una necesid

esencial de eternidad.

Y cules son los medios mediante los cuales Nuestro Seor nos ha dado la eternidad, nos

comunica, nos hace entrar en nuestra eternidad, incluso aqu abajo? A menudo, cuand

atravesaba esos pases de frica, cuando se me peda ir a visitar las dicesis, elega un tema q

me era caro, muy sencillo por otra parte y que habis odo ya muchas veces pero q

concretizaba, para esos pueblos simples a quienes tena que hablar, la Verdad. Yo les deca: pe

cules son los dones que Dios nos ha dado que nos hacen participar de la vida divina, de la vi

eterna y que comienzan a ponernos en la eternidad? Hay tres dones principales que Dios, q

Nuestro Seor nos ha hecho: el Papa, la Santsima Virgen y el Sacrificio eucarstico.

El don del Papa. Y, en efecto, es un don extraordinario que hizo Dios al darnos el Papa, al darno

los sucesores de Pedro, al darnos justamente es perennidad en la Verdad que se nos comuni

por los sucesores de Pedro, que debe ser comunicada por los sucesores de Pedro. Y pare

inconcebible que un sucesor de Pedro pueda faltar, de alguna manera, a la comunicacin de

Verdad que debe transmitir, porque no puede, sin casi desaparecer de la progenie de los Papa

no comunicar lo que los Papas han comunicado siempre: el depsito de la fe, que no le pertene

tampoco.

La Verdad del depsito de la Fe no pertenece al Papa. Es un tesoro de Verdad que ha si

enseada durante veinte siglos. Y l debe transmitirlo fiel y exactamente a todos aqullos a

cuales est encargado de hablar, de comunicar la Verdad del Evangelio. l no es libre. Y, p

consiguiente, en la medida que sucediera. Por circunstancias absolutamente misteriosas que

podemos comprender, que superan nuestra imaginacin, que superan nuestra concepcin,

sucediera que un Papa, que el que est sentado en la sede de Pedro viniera a oscurecer de algu


18/27

manera la Verdad que debe transmitir, o a no transmitirla ya fielmente, o a dejar difundir

oscuridad del error, a esconder en cierto modo la verdad, en ese caso debemos rogar a Dios co

todo nuestro corazn, con toda nuestra alma, para que se haga la luz en el que est encargado d

transmitirla.

Pero no podemos cambiar de Verdad por eso, caer en el error, seguir al error, porque aqul q

ha sido encargado de transmitir la Verdad fuese dbil y dejara difundir el error alrededor suyo. queremos que nos invadan las tinieblas. Queremos permanecer en la luz de la Verda

Permanecemos en la fidelidad a lo que ha sido enseado durante dos mil aos. Porque

inconcebible que lo que ha sido enseado durante dos mil aos y que es, como os lo he dicho, u

parte de eternidad, pueda cambiar. Porque es la eternidad la que nos ha sido enseada, es Di

eterno, es Jesucristo Dios eterno, y todo lo que est fijado en Jesucristo est fijado en

eternidad, todo lo que est fijado en Dios est fijado para la eternidad. Nunca se podr cambiar

Trinidad, nunca se podr cambiar el hecho de la obra redentora de Nuestro Seor Jesucristo por

Cruz, por el Sacrificio de la Misa.

Son cosas eternas que pertenecen a la eternidad, que pertenecen a Dios. Cmo alguno aq

abajo podra cambiar estas cosas? Cul es el sacerdote que sentira el derecho de cambiar est

cosas, de modificarlas? Imposible, imposible!

Cuando conservamos el pasado, conservamos el presente y conservamos el porvenir. Porque

imposible, yo dira metafsicamente divinamente imposible, separar el pasado del presente y d

porvenir. Imposible! O Dios no es ms Dios! O Dios no es ms eterno! O Dios no es minmutable.

Y entonces no hay nada ms que creer, estamos en el error, completamente. Es por eso que, s

preocuparnos de todo lo que pasa en torno nuestro hoy en da, debiramos cerrar los ojos ante

horror del drama que vivimos, cerrar los ojos, afirmar nuestro Credo, nuestro Declogo, medit

el Sermn de la Montaa que es nuestra ley igualmente, aferrarnos al Santo Sacrificio de la Mis

aferrarnos a los Sacramentos, esperando que la luz se haga de nuevo alrededor nuestro. Eso

todo. He aqu lo que debernos hacer y no entrar en rencores, en violencias, en un estado

espritu que no sera fiel a Nuestro Seor, que no estara en la caridad.

Quedemos, permanezcamos en la caridad; oremos, suframos, aceptemos todas las pruebas, to

lo que nos pueda acontecer, todo lo que el Buen Dios pueda enviarnos. Hagamos como Toba

todos los suyos lo haban abandonado, ellos adoraban los becerros de oro, adoraban los dios

paganos, l permaneca fiel.


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Y, sin embargo, l mismo deba quizs pensar que estando completamente solo en la fidelidad,

arriesgaba a faltar a la verdad. Pero no, l saba que lo que Dios haba enseado a sus padres n

poda cambiar. La Verdad de Dios exista y no poda cambiar. Nosotros tambin debern

apoyarnos sobre la Verdad que es Dios, ayer, hoy y maana.

Y por eso yo dira: debemos guardar la confianza en el papado, debemos guardar la confianza

el sucesor de Pedro, en cuanto es sucesor de Pedro. Pero si por ventura l no fuera perfectamenfiel a su funcin, entonces debernos permanecer fieles a los sucesores de Pedro y no a quien

sera el sucesor de Pedro. Esto es todo. En efecto, l est encargado de transmitirnos el depsi

de la Fe.

La Santsima Virgen Mara. El segundo don es el de la Santsima Virgen Mara, Ella, no camb

nunca. Imaginad que la Santsima Virgen Mara haya podido cambiar sobre la idea que pod

hacerse de la divinidad de Nuestro Seor Jesucristo, su Divino Hijo, sobre el sacrificio de la Cr

que l deba padecer, sobre la obra de la Redencin! La Santsima Virgen pudo cambiar un pien su Fe? Pudo, en alguna poca de su vida, tener dudas, caer en el error? Pudo dudar de

divinidad de Nuestro Seor Jesucristo, dudar de la Santsima Trinidad, Ella que estaba llena d

Espritu Santo? Imposible, inconcebible!

Ella estaba ya aqu abajo en la eternidad. La Santsima Virgen Mara, por su Fe, una Fe inmutab

profunda, no poda ser turbada de ninguna manera, esto es evidente. A esta santa Mad

debemos pedirle que tengamos su fidelidad, Virgen fiel. No nos dejemos llevar por los ruidos q

nos rodean; fidelidad, fidelidad, como la Santsima Virgen Mara. Y aadira a propsito de Santsima Virgen Mara una cosa que me parece importante para nosotros en el momento q

vivimos actualmente. A cada momento se nos dice: la Virgen ha dicho esto, aquello, la Virgen

ha aparecido aqu, la Virgen ha comunicado tal mensaje a tal persona. Por cierto, no estamos e

contra de la posibilidad de una palabra que la Santsima Virgen pueda dirigir a personas de

eleccin, evidentemente. Pero estamos en un perodo tal, en este momento, que debem

desconfiar. El lugar de la Santsima Virgen Mara en la teologa de la Iglesia, en la Fe de la Igles

es, en mi opinin, infinitamente suficiente para que la amemos sobre todas las creaturas despu

de Nuestro Seor Jesucristo, y para que tengamos hacia Ella una devocin que sea tina devoci

profunda, continua, cotidiana. No es necesario para nosotros que tengamos que recur

constantemente a mensajes de los cuales no estamos absolutamente ciertos vengan o no de

Santsima Virgen. No hablo de las apariciones que han sido y son abiertamente reconocidas por

Iglesia. Pero debemos ser muy prudentes en lo que concierne a los rumores que omos hoy p

todos lados. A cada instante recibo personas o comunicaciones que me seran enviadas de par

de la Santsima Virgen, o de Nuestro Seor, un mensaje recibido ac, otro recibido all. Deseam

que la Santsima Virgen est entre nosotros todos los das.


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Nuestra devocin a la Santsima Virgen debe ser profunda, perfecta, pero no debe depender

algn mensaje particular.

El Sacrificio Eucarstico. Finalmente, el tercer don de Nuestro Seor Jesucristo: el Sacrific

Eucarstico. Dios, Jesucristo, se da El mismo a nosotros mediante el Sacrificio Eucarstico. Q

poda hacer ms hermoso? y a qu debemos estar ms aferrados sino al Santo Sacrificio deMisa? Que nuestros espritus, nuestros corazones, nuestros cuerpos sean como cautivados por

gran misterio del Santo Sacrificio de la Misa. Y, en la medida en que comprenderemos mejor es

gran misterio del Sacrificio de la Misa y de la Eucarista, porque el Sacrificio y el Sacramento est

unidos, son las dos grandes realidades del Sacrificio de la Misa; en la medida en la cu

profundizaremos estas cosas, comprenderemos mejor tambin lo que es el sacerdocio,

grandeza del sacerdocio. Porque est unido ntimamente, yo dira metafsicamente, al Sacrific

de la Misa. Y esto es muy importante en la poca actual.

Tenemos necesidad de esto, mis queridos amigos. Tenis necesidad de estar prendados por es

espiritualidad del Santo Sacrificio de la Misa. No slo los sacerdotes, por otra parte, sino tambi

nuestros religiosos, nuestros hermanos, nuestras religiosas y todos los laicos hoy, todos nuestr

queridos fieles que estn aqu presentes. Debemos tener por el Santo Sacrificio de la Misa u

devocin ms grande que nunca, porque ella es el fundamento, la piedra fundamental de nuest

Fe.

En la medida en que ya no tenemos esta devocin hacia el Santo Sacrificio de la Misa, en medida en que hacemos de este Sacrificio una simple comida, en la medida en que las ide

protestantes se introducen entre nosotros, en esta medida arruinamos nuestra santa religin. N

me atrevo a citaros el ejemplo de lo sucedido en Chile durante los tres das que he pasado a

Pero, sin embargo, puesto que eso me viene a la mente, os lo digo muy simplemente pa

mostraros hasta dnde ha llegado la degradacin de la idea del Santo-Sacrificio de la Misa en

personas ms altas y ms elevadas de la Jerarqua catlica. En el curso de nuestra permanencia e

Santiago de Chile, apareci en la televisin una concelebracin presidida por el Obispo auxiliar

Santiago de Chile, rodeado yo no he visto la televisin pero esto me lo han dicho numeros

personas que asistieron de quince o veinte sacerdotes que concelebraban con l. Durante es

concelebracin, el Obispo auxiliar explic a los fieles, por lo tanto, a todos los que lo vean p

televisin, que era una comida, y que, por consiguiente, no vea inconveniente en que se fuma

durante esa comida. Y l mismo fum durante esta concelebracin.

He ah a lo que se llega! a qu degradacin, a qu sacrilegio puede llegar un Obispo delante d

toda su feligresa! Esto es inaudito, inconcebible! Habra que hacer reparacin de cos


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semejantes durante aos, esto es un escndalo inimaginable. Pero eso nos muestra a qu nivel

puede llegar cuando ya no se est en la Verdad.

Entonces debemos estar aferrados al Sacrificio de la Misa como a la pupila de nuestros ojos, a

que hay de ms querido en nosotros, de ms respetable, de ms santo, de ms sagrado, de m

divino. Es lo que es este seminario. Se dir todo lo que se quiera del seminario, se lo criticar

todas partes: el seminario es esto, el seminario es aquello, se ha decidido en el seminario esto, ha decidido en el seminario aquello. No se ha decidido nada en absoluto. No se ha cambiado na

en absoluto. El seminario contina siendo lo que es. Contina siendo lo que era y aquello para

cual ha sido fundado. El seminario contina siendo un seminario catlico. Y si Dios me conce

vida, el seminario no cambiar. Morir antes que cambiar alguna cosa a la doctrina catlica q

debe ser enseada en el seminario.

Queremos guardar la Fe, queremos hacer sacerdotes catlicos, acabo de explicroslo, por las tr

cosas principales de la Iglesia Catlica, el Papa, la Santsima Virgen Mara y del Santo Sacrificio la Misa. Estos son los fundamentos de nuestra devocin aqu en Ecne. Y suceda lo que suceda

cambiaremos, con la gracia de Dios. Entonces que se diga lo que se quiera; el seminario

cambiado, el seminario ha tomado una nueva orientacin, el seminario tiene esto, el semina

tiene aquello; es el diablo quien lo dice, porque quiere destruir el seminario. Evidentemente,

puede soportar a unos sacerdotes catlicos, no puede soportar a unos sacerdotes que tienen

Fe.

Y ac es menester decirlo claramente: alrededor nuestro, un poco en todos los pases, peparticularmente en Francia, hay tales divisiones entre los que quieren guardar la Fe catlica, q

estallan entonces las calumnias, las murmuraciones, las palabras exageradas, unas reflexion

insensatas, injustificadas. No nos ocupemos de todo eso. Dejemos hablar, obremos bien; hagam

la voluntad de Dios, segn la voluntad de la Iglesia Catlica, continuando lo que nuestr

predecesores y nuestros antepasados hicieron, lo que el Concilio de Trento pidi que los Obisp

hagan, continuando la formacin que siempre se ha dado a los sacerdotes y tendremos la certe

de estar en la Verdad.

Eso es todo. Permanezcamos en la serenidad, permanezcamos en la Fe. Y si, por Ventu

nosotros no ensesemos la Fe aqu, entonces dejadme, si no os enseo aqu la Verdad catlic

partid, queridos seminaristas, no os quedis! Es un deber vuestro. Pero si yo enseo la

catlica, si ella es enseada aqu, tenis toda la biblioteca a vuestra disposicin para verificar

nosotros damos la Fe catlica o si no la damos, entonces tened confianza en nosotros.


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Pero nosotros haremos todo para que la Fe catlica contine siendo enseada aqu, en

integridad, para que podis, vosotros tambin, llevar esta verdad que es tan fecunda de gracia

de vida, porque la Verdad es tambin fuente de vida, fuente de gracia. Tenemos necesidad d

esta vida, los fieles la reclaman. Por qu tenemos pedidos de todas partes para ten

sacerdotes? Porque los fieles tienen sed de la Verdad, sed de la gracia de Nuestro Seor, sed de

vida sobrenatural, sed de esta vida divina, sed de esta eternidad a la cual se dirigen.

Entonces tengamos confianza en lo que la Iglesia hizo siempre, no confianza en Monse

Lefevbre. Soy un pobre hombre como los dems, no tengo la pretensin de ser mejor que l

dems, muy al contrario. No s por qu el Buen Dios me ha permitido tener treinta aos

episcopado. Pienso que si juzgase humanamente, hubiera preferido quedarme como misionero

los matorrales del Gabn, aislado, y no habra tenido todos los problemas que tuve durante m

treinta aos de episcopado.

Pero el Buen Dios lo ha querido y el Buen Dios contina probndonos, hacindonos llevar la crY bien, si es su voluntad, que se haga. Continuemos llevando la cruz. No es porque el Buen D

nos imponga cruces que debemos abandonarlo. No tenemos que abandonar a Nuestro Seor,

contrario! Debemos seguirlo.

Entonces, mis queridos amigos, sed fieles, fieles a Nuestro Seor, fieles a la Santsima Virg

Mara, fieles al Papa, sucesor de Pedro, cuando el Papa se muestra verdaderamente sucesor

Pedro, porque eso es l, de l tenemos necesidad. No somos gente que quiera romper con

autoridad de la Iglesia, con el sucesor de Pedro. Pero tampoco somos gente que quiera rompcon veinte siglos de tradicin de la Iglesia, con veinte siglos de sucesores de Pedro.

Hemos elegido. Reinos elegido ser obedientes en la realidad a todo lo que los Papas ensear

durante veinte siglos, y no podemos creer que el que est en la sede de Pedro no quiera ense

esas cosas, no lo podemos imaginar. Si por azar lo hiciera, pues bien, Dios lo juzgar. Pe

nosotros no podemos ir al error porque haya una especie de ruptura en la cadena de

sucesores de Pedro.

Nosotros queremos permanecer fieles a los sucesores de Pedro que nos transmitan el depsito

la Fe. Y es en esto en lo que somos fieles a la Iglesia Catlica, que permanecemos en la Igles

Catlica y que no haremos nunca cisma. Esto es imposible, porque en la medida en que estam

aferrados precisamente a esos veinte siglos de Tradicin de la Iglesia, no podemos hacer cisma.

Eso es lo que nos garantiza que tenemos el presente y el futuro cmo os lo he dicho. Imposib

separar el pasado del presente y del futuro. Apoyndonos en el pasado estamos seguros d


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presente y del futuro. As pues, tengamos confianza, pidamos a la Santsima Virgen que nos ayu

en todas estas circunstancias. Ella es fuerte como un ejrcito ordenado para la batalla, Ella que

sufrido el martirio, Reina de los mrtires, en la Cruz de Nuestro Seor Jesucristo. Pues bie

acaso no seguiremos a nuestra Santa Madre, acaso no estaremos con nuestra Santa Mad

listos para sufrir tambin el martirio para que la obra de la Redencin contine?

CAPITULO 7RESPUESTAS A DIVERSAS CUESTIONES DE ACTUALIDAD

1. Cul debe ser nuestra actitud respecto del Papa Pablo VI?Esta actitud ser diferente segn la manera como se defina al Papa Pablo VI, porque nuest

actitud hacia el Papa, como Papa y sucesor de Pedro, no puede cambiar. La cuestin es, pues,

definitiva: el Papa Pablo VI ha sido o es todava el sucesor de Pedro? Si la respuesta es negativ

Pablo VI no ha sido nunca Papa o ya no lo es, nuestra actitud ser la de los perodos de sevacante; eso simplificara el problema. Algunos telogos lo afirman, apoyndose en

afirmaciones de los telogos del tiempo pasado, admitidas por la Iglesia, y que han estudiado

problema del Papa hereje, cismtico o que abandona prcticamente su cargo de Pastor supremo

No es imposible que esta hiptesis sea algn da confirmada por la Iglesia. Porque tiene en

favor argumentos serios. En efecto, son numerosos los actos de Pablo VI que, realizados por

Obispo o por un telogo hace veinte aos, hubiesen sido condenados como sospechosos

hereja, que favorecen la hereja. Ante el hecho de que el que realiza esos actos es quien ocupatrono de Pedro, el mundo an catlico, lo que queda de l, estupefacto, perplejo, prefiere call

ms bien que condenar, prefiere asistir a la destruccin de la Iglesia antes que oponerse a ella

la espera de das mejores.

Sin embargo, queda por saber en qu medida el Papa es el verdadero responsable de esos act

que favorecen la hereja. Algunos responden que no lo es en absoluto, que est drogad

prisionero, etctera. Es una respuesta que no parece admisible. El Papa se muestra en ple

posesin de sus medios, muy consciente de su firme deseo de hacer aplicar el Concilio y

reformas que de l derivan.

Entre las dos hiptesis, la del Papa hereje y que ya no es, Papa, y el Papa irresponsable, incapaz

cumplir su cargo por la tirana ejercida por los que lo rodean, no hay una respuesta ms comple

pero quizs ms real: la de Pablo VI, liberal, en un grado muy profundo? Su liberalismo toma s

races en Lutero.


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y contraria a la intencin de la Iglesia Catlica, es evidente que nos est prohibido participar e

esos ritos reformados: participaramos en una accin sacrlega. Esta opinin se apoya sob

razones serias, pero no absolutamente evidente.

Por, ello, me parece imprudente afirmar que pecan gravemente todos los que participan,

cualquier manera que sea, en un rito reformado. Dejando de lado las personas que confieren l

sacramentos segn este nuevo rito, si se considera la reforma general en los textos publicados pRoma, nos vemos obligados a decir, que de la preocupacin de un ecumenismo exagerad

aproxim de tal manera esta reforma a la reforma protestante que de ello resulta un grave pelig

de disminucin de la Fe y hasta de prdida de la Fe para quienes usan esos ritos de mane

habitual y constante, y esto incluso en el caso de quienes se esfuerzan por guardar las aparienci

de la Tradicin.

Este juicio se emite sobre los textos reformados oficiales. Esos textos concluyen pues por ejerc

tina influencia sobre la intencin de muchos sacerdotes, sobre todo de los jvenes, alejndolos la intencin de hacer lo que hace la Iglesia Catlica, de ah los riesgos de invalidez. En efecto, l

textos nuevos han eliminado las alusiones al Sacrificio propiciatorio, han aumentado la atmsfe

de comida, decena, en detrimento del Sacrificio; han disminuido la adoracin, las seales de

Cruz.

Todo en el nuevo rito tiende a reemplazar el dogma catlico sobre la Misa y definido por

Concilio de Trento, por las nociones protestantes. De esta manera, la intencin terminar p

aplicarse a un rito protestante y ya no a lo que hace la Iglesia de siempre y para siempre hay q

aadir las malas traducciones, las adaptaciones, la creatividad, etc., otras tantas causas invalidez posible, y, en todo caso, de sacrilegios.

La conclusin es evidente: es un deber abstenemos habitualmente, no aceptar asistir sino

casos excepcionales: casamiento, entierro, y cuando se tiene la certeza moral de que la Misa

vlida y no sacrlega.

Y esto vale para toda la reforma litrgica. Es mejor no asistir sino una vez al mes a la verdade

Misa y si fuera necesario incluso de manera ms espaciada todava, antes que participar en un r

que tiene sabor protestante, que nos priva de la adoracin debida a Nuestro Seor y tal vez has

de Su presencia.

Los padres deben explicar a sus hijos por qu prefieren rezar en casa antes que concurrir a u

ceremonia peligrosa para su Fe.

3.

Sobre la jurisdiccin para los jvenes sacerdotes de la Fraternidad.


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Las leyes naturales y sobrenaturales, es decir, el Declogo y el Derecho Cannico, estn tod

ordenadas a la vida. Por eso, el legislador ha previsto que, en peligro de muerte y, sobre todo,

muerte sobrenatural, o incluso en los casos urgentes en que se requiere el empleo de los medi

necesarios para conservar la vida sobrenatural, los poderes son concedidos por el Derecho

quienes tienen la facultad radical de adquirirlos.

En el ambiente de la reforma litrgica, las dudas sobre la validez de los Sacramentos se torn

mes a mes ms numerosas. Los propios ritos nuevos llevan en s serias dudas. Las almas estn e

una situacin de continuo peligro de muerte. Es pues normal e incluso necesario que l

sacerdotes utilicen esos poderes excepcionales para ir en socorro de esas almas abandonadas

que languidecen.

La censura en que hubieran incurrido, incluso si fuese vlida, no podra dispensarlos de ir

socorro de las almas que les suplican les comuniquen la gracia que les es necesaria para su vidsobrenatural y que estn ciertas de recibir por el ministerio de esos jvenes sacerdotes, pues

que ellos utilizan los ritos milenarios que la Iglesia Catlica ha empleado siempre para transmitir

gracia.

Eso vale para los bautismos, confesiones, extremauncin. Para el matrimonio, son los propi

futuros esposos quienes reciben esta autorizacin por el Derecho, y el sacerdote que no

delegado oficialmente debe, sin embargo, ser testigo del Sacramento del matrimonio si est cer

y si ningn otro sacerdote puede o quiere asistir.

Lo que interesa gravemente es que en cada priorato se lleven con exactitud los registr

concernientes a la recepcin de los Sacramentos, para que cuando se vuelva a una situaci

normal esos registros sean colocados en los archivos de las dicesis, al menos una copia. Deb

redactarse siempre en ejemplar doble, de los cuales uno debe remitirse a los archivos del Distri

cuando est completo.

4. Cmo considerar el retorno a una situacin normal?Del porvenir, sabemos que pertenece a Dios que es, pues, difcil hacer previsiones. Sin embarg

comprobemos en primer lugar, que la anomala en la Iglesia no vino de nosotros, sino de aqull

que se por imponer una orientacin nueva a la Iglesia, orientacin contraria a la Tradicin

incluso condenada por Magisterio de la Iglesia.


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Si parecernos estar en una situacin anormal es porque aqullos tienen la autoridad en la Igles

queman lo que antes haban adorado y adoran lo que antes era quemado. Los que se ha

apartado de la va normal y tradicional son quienes tendrn que volver a lo que la Iglesia

enseado siempre y a lo que siempre ha realizado.

Cmo podr hacerse esto? Humanamente hablando, parece s que slo el Papa, digamos

Papa, podr restablecer el orden destruido en todos los campos. Pero es preferible dejar estcosas a la Providencia divina. Sin embargo, nuestro deber consiste en hacer todo para conservar

respeto de la Jerarqua en la medida en que sus miembros an forman parte de ella, y saber hac

la distincin entre la institucin divina a la cual debernos estar muy aferrados, y los errores q

pueden profesar unos malos pastores.

Debemos hacer cuanto sea posible para iluminarlos y convertirlos por nuestras oraciones,

nuestro ejemplo de mansedumbre y firmeza. A medida que se fundan nuestros priorat

tendremos esta preocupacin de insertarnos en las dicesis mediante nuestro verdadeapostolado sacerdotal sometido al sucesor de Pedro, como sucesor de Pedro, no como sucesor d

Lutero. Tendremos respeto e incluso afecto sacerdotal por todos los sacerdotes, esforzndon

por darles la verdadera nocin del Sacerdocio y del Sacrificio, por acogerlos para retiros, p

predicar misiones en las parroquias como San Luis Mara predicando la Cruz de Jess y

verdadero Sacrificio de la Misa.

As, por la gracia de la Verdad, de la Tradicin, se desvanecern los prejuicios a nuestro respect

al menos de parte de los espritus todava bien dispuestos y nuestra futura insercin oficial ver, por ello, grandemente facilitada.

Evitemos los anatemas, las injurias, las pullas, evitemos las polmicas estriles, recemo

santifiqumonos, santifiquemos las almas que vendrn a nosotros cada vez ms numerosas, en

medida en que encuentren en nosotros aquello de lo cual tienen sed: la gracia de un verdade

sacerdote, de un pastor de almas, celoso, fuerte en su Fe, paciente, misericordioso, sediento de

salvacin de las almas y de la gloria de Nuestro Seor Jesucristo.

el golpe maestro de satanÁs

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