el evangelismo y la soberanía de dios

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Dios es soberano en la salvación del pecador

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El Evangelismo y la Soberana de DiosJ.I. Packer(Resumen por Eder Machuca)IntroduccinEl tema principal en este libro es el Evangelismo, ya que siempre y en todas partes los siervos de Cristo estn bajo el mandato de evangelizar. Y se habla del evangelismo en relacin con la Soberana de Dios. El nico aspecto de la Soberana de Dios que se ocupar en este libro es, la Soberana de Dios en la gracia: su accin poderosa de traer a los pecadores hacia S mismo a travs de Cristo.

Captulo 1La Soberana DivinaEste Libro empieza hablando sobre la Soberana de Dios y nos da una gran evidencia que nos prueba que todo cristiano cree que Dios es soberano sobre su mundo.

no pretendo dedicar mi tiempo a la tarea de probarle la verdad general de que Dios es soberano sobre su mundo. Esto no es necesario, porque yo se que si usted es un cristiano ya lo cree. Cmo se esto? Porque s que si usted es un cristiano, usted ora; y el reconocimiento de la Soberana de Dios, es la base de sus oraciones J.I. Packer.

Cuando oramos siempre pedimos cosas o agradecemos a Dios por ellas y la razn por la cual hacemos esto es porque reconocemos que Dios es el autor y la fuente de todos los bienes que tenemos y de todos los bienes que esperamos para el futuro. La oracin de un creyente no es un intento de forzar la mano de Dios, sino es un humilde reconocimiento de su propia incapacidad y dependencia de l. Cuando nos ponemos de rodillas delante de l, sabemos que no somos nosotros quienes controlamos el mundo; que no est en nuestro poder suplir nuestras necesidades por nuestros propios esfuerzos; y que toda cosa buena que pudiramos desear para nosotros y para otros, debe ser buscada de Dios, y que vendr, si es que en verdad viene, como un don de sus manos.

El hecho de que un creyente ore, es una prueba positiva de que cree en el seoro de su Dios.

tampoco voy a ocupar tiempo de probar que Dios es Soberano en la salvacin. Porque eso tambin usted ya lo cree J.I. Packer

Dos hechos muestran esto:

Agradecemos a Dios por nuestra salvacin: nosotros sabemos que no nos hemos salvado a nosotros mismos, sino que Dios fue quien nos salv.

Oramos por la conversin de otras personas: nosotros oramos a Dios pidiendo que salve a otras personas, le pedimos a Dios que abra los ojos de su entendimiento, que suavice sus duros corazones, que renueve sus naturalezas cadas, y que mueva su voluntad para que reciban al salvador.

Hay algunas controversias debido a que algunos creen que Dios es totalmente Soberano en la salvacin y otros no. cuando estamos de pie podemos tener argumentos acerca de esto, pero cuando estamos de rodillas todos estamos de acuerdo.

Captulo 2La Soberana Divina y la Responsabilidad HumanaLo que nos interesa aqu es la aparente contradiccin entre la Soberana de Dios y la responsabilidad humana, o para expresarlo ms bblicamente, entre lo que Dios hace como Rey y lo que El hace como Juez. Las Escrituras nos ensean que como Rey, Dios ordena y controla todas las cosas, incluso las acciones humanas, en conformidad con su propsito eterno. (Gn. 45:8, 50:20; Prov. 16:9, 21:1; Mt. 10:29; Hch. 4:27; Ro. 9:20; Ef. 1 y 2). Las Escrituras ensean tambin que como Juez, Dios hace responsable al hombre por lo que este escoge hacer y por los caminos en que el hombre decide andar (Mt. 25; Ro. 2:1-16; Ap. 22:13). As pues los que escuchan el evangelio son responsables por su reaccin; si rechazan la buena nueva entonces son culpables de su incredulidad. (Jn. 3:18)La Soberana en de Dios y la responsabilidad humana son enseadas en la Escritura una junta a la otra; algunas veces se encuentra en el mismo versculo (Lc. 22:22; Hch. 2:23). Ambas verdades son afirmadas por la misma autoridad divina y por lo tanto, ambas son verdad. Por lo tanto, ambas deben ser sostenidas juntas y no ser convertidas en enemigas una de la otra. El hombre es un agente moral responsable, aunque tambin es una criatura controlada por Dios; el hombre es divinamente controlado, aunque es tambin un agente moral responsable. La Soberana de Dios es una realidad, y tambin la responsabilidad humana lo es. Esta es la antinomia (aparente contradiccin) revelada en las Escrituras, y estos son los trminos que tenemos que tomar en cuenta cuando pensamos acerca del evangelismo.

No deberamos sorprendernos al encontrar misterios en la Escritura, puesto que el Creador es incomprensible para sus criaturas. (Is. 55:8-9)La antinomia a que nos enfrentamos ahora es solamente una de varias que encontramos en la Biblia. Podemos estar seguros de que todas encuentran su reconciliacin en la mente y el consejo de Dios, y que tambin podemos esperar que en el cielo las entendamos nosotros mismos. Pero mientras tanto, nuestra sabidura consistir en mantener las dos verdades con igual nfasis, y mantenerlas en la misma relacin que la Biblia las coloca, y reconocer que estamos frente a un misterio que no podemos resolver en este mundo. Y debemos cuidarnos de las dos siguientes tentaciones:

Existe la tentacin de preocuparnos exclusivamente con la responsabilidad humana.

Es necesario tomar la responsabilidad humana muy en serio, tanto en su efecto sobre el predicador, como sobre el oyente del evangelio. Pero, no debemos permitir que quite la realidad de la Soberana de Dios de nuestras mentes. Mientras que es nuestra responsabilidad proclamar la salvacin, nunca debemos olvidarnos de que es Dios quien salva. Es Dios quien trae a los hombres bajo el sonido del evangelio y es Dios quien les conduce a la fe en Cristo. Nuestro trabajo evangelstico es el instrumento que Dios usa para este propsito, pero el poder que salva no est en el instrumento, sino mas bien, esta en las manos de Aquel que usa el instrumento.

Si nos olvidamos de que solo Dios puede dar la fe, entonces comenzaremos a pensar que el producir conversos, depender no de Dios sino de nosotros; y concluiremos errneamente que el factor decisivo est en la forma en que evangelizamos. Y esta lnea de pensamiento nos alejara de la enseanza bblica.

Es correcto reconocer nuestra responsabilidad de participar agresivamente en el evangelismo. Es correcto desear la conversin de los incrdulos. Tambin es correcto desear que la presentacin de nuestro evangelio sea lo ms fuerte y lo ms clara posible. Si prefiriramos que los conversos fueran pocos, y si no nos importara el impacto de nuestra proclamacin de Cristo, entonces, diramos que algo anda mal con nosotros. Pero no es correcto cuando tratamos de hacer ms de lo que Dios nos ha encomendado. No es correcto cuando consideramos que es nuestra responsabilidad producir conversiones, y dependemos de nuestro esfuerzo y tcticas para realizar lo que solamente Dios puede hacer. Hacer esto, es entrometernos en el oficio del Espritu Santo y exaltarnos a nosotros mismos como agentes del nacimiento nuevo.

Hay una tentacin opuesta que tambin nos amenaza: es decir, la tentacin de fijarnos exclusivamente en la Soberana Divina.

Hay algunos creyentes cuyas mentes estn continuamente ocupadas con pensamientos acerca de la Soberana de Dios. Ellos ven que, puesto que Dios siempre tiene el control, entonces ellos no deben temer que Dios sufrir perdidas o daos, y que deben limitarse a servirle en la forma en que Dios lo ha sealado en su Palabra. Tambin ellos ven que el creyente jams debera considerarse a s mismo como indispensable para Dios, y que mucho menos, comportarse como si esto fuera as. El Dios que le envi, y que se digna de usarlo en su obra, puede trabajar sin l. No obstante, ellos estn propensos a caer en la tentacin opuesta a la que vimos con anterioridad. En su celo por glorificar a Dios a travs de reconocer su Soberana en la gracia, y al rehusar imaginarse que sus servicios son indispensables para Dios, ellos son tentados a perder de vista la responsabilidad de la iglesia para evangelizar.

Esta tentacin consiste en pesar de la siguiente manera: de acuerdo, el mundo es impo; pero, seguramente, entre menos que hagamos respecto a esto, mas se glorificara Dios cuando El por fin intervenga para cambiar la situacin. El punto ms importante para nosotros, es tener cuidado de dejar toda la iniciativa en sus manos

Por lo tanto, ellos son tentados a sospechar de todos los esfuerzos evangelsticos, ya sean organizados a nivel eclesistico o a nivel personal, como si existiera algo en ellos esencialmente antropocntrico (algo que se hace para exaltar al hombre). Ellos son obsesionados por el temor de tratar de ir adelante de Dios, y sienten que no hay nada ms urgente que la necesidad de guardarse contra ese peligro.

Su error fue el de no tomar tambin en cuenta, la responsabilidad evangelstica de la iglesia con la misma seriedad. Se estaba olvidando que la forma en que Dios salva a los hombres es, enviando a sus siervos a comunicarles el evangelio, y que la iglesia ha sido comisionada para ir a todo el mundo con este propsito.

El mandamiento de Cristo significa que debemos dedicar todos nuestros recursos y esfuerzos, a la tarea de comunicar el evangelio a travs de todos los medios posibles y a todas las personas posibles. Dios no nos enseo la realidad de su Soberana, con el fin de darnos un pretexto para descuidar sus mandamientos. (Mt. 5:14-16)Entonces, aqu tenemos dos peligros opuestos. Cada uno es el resultado de una visin parcial de la verdad, la cual significa una ceguera parcial. Ambos peligros se unen para advertirnos del riego de colocar estas verdades, una contra otra, o de permitir en nuestras mentes que una obscurezca a la otra. Debemos asegurarnos de que creemos ambas doctrinas con todo nuestro ser, y de mantener continuamente ambas doctrinas delante de nosotros para que guen y gobiernen nuestras vidas.

En una ocasin le preguntaron a C. H. Spurgeon si El poda reconciliar estas dos verdades, y El respondi que no lo intentara porque los amigos no necesitan reconciliarse. Este es el punto que tenemos que comprender. En la Biblia la Soberana de Dios y la responsabilidad humana no son enemigas sino amigas y trabajan juntas. Lo que la Biblia hace es afirmar ambas verdades juntas, con el lenguaje ms fuerte y claro posible, como dos hechos inmutables. Esta es la posicin que debemos sostener en nuestro pensamiento.

Captulo 3El EvangelismoEn este captulo se responder a las siguientes preguntas:

Qu es el evangelismo?

Cul es el mensaje del evangelismo?

Cul es el motivo para evangelizar?

Cules son los medios y los mtodos que debemos usar para evangelizar?

Qu es el evangelismo?Evangelizar es presentar a Jesucristo en el poder del Espritu Santo a los hombres pecadores, para que puedan poner su confianza en Dios a travs de Cristo, recibindolo como su Salvador y sirvindole como su Rey en la comunin de su Iglesia

Esta es una dedicin excelente. Declara en forma admirable la meta y el propsito del evangelismo y excluye muchas de las ideas inadecuadas y errneas. Para comenzar, hace hincapi en el hecho de que el evangelismo significa declarar un mensaje especfico. Segn esta definicin, el evangelismo no consiste del mero hecho de ensear verdades generales acerca de la existencia de Dios o acerca de la ley moral. El evangelismo significa presentar a Jesucristo, el Hijo de Dios quien fue encarnado en un momento especifico en la historia del mundo con el fin de salvar una raza perdida.

Segn esta definicin, el evangelismo significa presentar a Cristo Jess mismo, como el Salvador vivo y el Seor que reina. El evangelismo no consiste en presentar a Cristo simplemente como un amigo y ayudante sin referencia a su obra salvadora en la Cruz. El evangelismo es presentar a Jess como el Cristo; siervo ungido de Dios quien cumple con las tareas de su oficio como Profeta, Sacerdote y Rey.

Debemos presentar a Cristo como el nico mediador entre Dios y los hombres (1 Ti. 2:5); como el que padeci una vez por los injustos, para llevarnos a Dios (1 Pe. 3:18). debemos presentar a Cristo como el nico a quien los hombres pueden acudir para poner su confianza en Dios, segn el reclamo que el mismo hizo (Jn. 14:6) Cristo debe ser proclamado como el Salvador, es decir, aquel que vino al mundo a salvar a los pecadores (1 Ti. 1:15) y que nos redimi de la maldicin de la ley, hecho por nosotros maldicin (Ga. 3:13) (1 Ts. 1:10) y tambin Cristo debe ser proclamado como Rey (Ro. 14:9)El evangelismo es un llamado a volverse y tambin a confiar; es el anuncio no solo de una invitacin divina a recibir al Salvador sino tambin un mandato divino de arrepentirse del pecado. Y no hay evangelismo a menos que esta aplicacin especfica sea hecha.

El evangelismo es la obra del hombre, pero el conceder la fe es la obra de Dios. Los resultados de la predicacin dependen no de los deseos y las intenciones de los hombres sino de la voluntad de Dios Todopoderoso. Esta consideracin no significa que debemos ser indiferentes en cuanto al fruto de nuestro testimonio para Cristo. Si no hay fruto entonces debemos buscar el rostro de Dios para saber por qu. Pero esta consideracin significa que no debemos definir el evangelismo en trminos de los resultados logrados.

Segn el nuevo testamento, el evangelismo es la predicacin del evangelio, la buena nueva. Es una obra de comunicacin en la cual los creyentes son portavoces del mensaje divino de misericordia para los pecadores. Puesto que el mensaje divino culmina en un ruego de parte del Creador para que el mundo rebelde se vuelva y ponga su fe en Cristo, entonces la comunicacin de este mensaje incluye el hecho de llamar a los oyentes a la conversin. La forma para saber si estamos realmente evangelizando no es preguntando si han sucedido conversiones a Cristo o no, sino mas bien, preguntndonos si estamos comunicando fielmente el mensaje del evangelio (2 Co. 2:1-5). Como ejemplo tenemos al Apstol Pablo. Pablo se vea a s mismo como enviado por Cristo, no solamente para abrir las mentes de los hombres ensendoles el evangelio, sino tambin para volverlos a Dios exhortando y aplicando la verdad a sus vidas. Su meta no solo era esparcir informacin, sino de salvar a los pecadores (1 Co. 9:22) (2 Co. 5:19-20). Pablo era ms que un maestro de la verdad, El tambin era un pastor de almas enviado a no darles una conferencia sino a amarlos (2 Ts. 2:7-8) (2 Co. 12:14-15)Cul es el mensaje del evangelismo?

El mensaje evangelstico es un mensaje compuesto de cuatro elementos esenciales:

A) El Evangelio es un mensaje acerca de Dios:El evangelio nos dice quien es Dios, como es su carcter, cules son sus normas y que es lo que exige de nosotros sus criaturas. Nos dice que nosotros debemos nuestra propia existencia a l, y que para bien o para mal, siempre estamos en sus manos y bajo su mirada, y que nos ha hecho para que le adoremos y le sirvamos, y para que le alabemos y vivamos para su gloria. El mensaje cristiano comienza, es decir, con la afirmacin de que el hombre es completamente dependiente de su Creador. (Hch. 17:24-30)Es solamente cuando hemos aprendido esto que podemos ver lo que el pecado es, y solamente cuando vemos lo que el pecado es, podemos entender lo que es la buena nueva de la salvacin del pecado. Debemos saber lo que significa llamar a Dios nuestro Creador, antes de que podamos comprender lo que significa hablar de El como nuestro Redentor.

B) El Evangelio es un mensaje acerca del pecado:El evangelio nos dice como hemos cado y quedamos tan lejos de las normas divinas; como hemos llegado a ser culpables, inmundos, e incapaces por el pecado, y como es que estamos bajo la ira de Dios. Nos dice que la razn por la cual pecamos continuamente es debido a que por naturaleza somos pecadores, y que nada que hagamos o que pudiramos hacer por nosotros mismos puede justificarnos o traernos nuevamente al favor de Dios. El Evangelio nos muestra a nosotros mismos tal como Dios nos ve. Y nos ensea a pensar de nosotros mismos tal como Dios piensa de nosotros. As entonces, esto nos conduce a desesperarnos de nosotros mismos, lo cual es un paso necesario. Hasta que hayamos entendido nuestra necesidad de ser reconciliados con Dios y nuestra incapacidad para lograrlo con nuestros propios esfuerzos, no podremos conocer al Cristo que salva del pecado.

En la Biblia, la idea misma del pecado, es la de una ofensa contra Dios, la cual obstaculiza la relacin entre el hombre y Dios. A menos que veamos nuestras fallas a la luz de la ley y la santidad de Dios, entonces no las podremos ver realmente como pecados.

C) El Evangelio es un mensaje acerca de Cristo:Cristo el Hijo de Dios encarnado; el Cordero de Dios muriendo por el pecado; Cristo el Seor resucitado y Cristo el Salvador perfecto.

Debemos aclarar dos puntos acerca de la predicacin de esta parte del mensaje:

a. No debemos presentar la persona de Cristo separada de su obra salvadora.No se puede entender nada acerca del Jess histrico, a menos que se entienda algo acerca de la encarnacin, es decir, que este Jess era en realidad el Hijo de Dios hecho hombre para salvar a los pecadores conforme al propsito eterno de su Padre. Tampoco se puede entender algo acerca de su vida, a menos que se conozca algo acerca de su sacrificio, es decir, que el vivi como un hombre para poder morir como hombre, por los hombres; y que sus sufrimientos y muerte fueron en realidad su obra salvadora de quitar los pecados del mundo. Tampoco se puede saber bajo cuales trminos podemos acercarnos a l, a menos que se sepa algo acerca de su resurreccin , ascensin e intercesin; es decir, que Jess ha sido resucitado, entronizado, coronado y que vive para salvar eternamente a todos aquellos que reconocen su seoro. Estas doctrinas, por no mencionar otras, son esenciales al evangelio. Sin ellas, no hay ningn evangelio, sino solo una historia confusa acerca de un hombre llamado Jess.

b. No debemos presentar la obra salvadora de Cristo como algo separado de su persona.A veces hemos cometido este error. En nuestra preocupacin de enfocar la atencin sobre la muerte propiciatoria de Cristo, como la nica base suficiente sobre la cual los pecadores pueden ser aceptados por Dios, hemos presentado el llamamiento a la fe salvadora en los siguientes trminos: Crea que Cristo muri por sus pecados. El efecto de esta exposicin es que la obra salvadora de Cristo es puesta en trminos de algo pasado, algo separado de Su persona en el presente, y esta obra pasada llega a ser el objeto de nuestra confianza. Pero no es bblico aislar la obra del que la obro. En ninguna parte del nuevo testamento encontraremos el llamamiento a creer expresado en tales trminos. El Nuevo Testamento nos llama a la fe en Cristo, con referencia a la persona de Cristo y sobre Cristo mismo; es decir, nos llama a poner nuestra confianza en el Salvador vivo quien muri por los pecados. Por lo tanto, estrictamente hablando, el objeto de la fe salvadora no es el sacrificio, sino mas bien el Seor Jesucristo quien hizo el Sacrificio.

Al presentar el evangelio no debemos separar la Cruz y sus beneficios, del Cristo que fue muerto en la Cruz. Porque las personas a quienes los beneficios de la muerte de Cristo pertenecen, son aquellas que confan en su persona y creen, no simplemente acerca de su muerte salvadora, sino que creen en l, el Salvador vivo. (Hch. 16:31)(Mt. 11:28)Nuestra tarea en el evangelismo es la de reproducir el nfasis neo testamentario tan fielmente como sea posible. Ir mas all del Nuevo Testamento o distorsionar su punto de vista o cambiar su nfasis, siempre es un error.

El evangelio no consiste en decir: Crea que Cristo muri por los pecados de todos y por lo tanto, por los suyos, ni tampoco consiste de decir, Crea que Cristo muri solamente por los pecados de ciertas personas y quizs no por los suyos. El evangelio dice Crea en el Seor quien muri por los pecados, y ahora se ofrece a s mismo como su Salvador. Este es el mensaje que debemos llevar al mundo. No nos toca a nosotros pedirles que pongan su fe en cierta postura doctrinal sobre el alcance de la propiciacin; nuestra tarea es la de mostrarles el Cristo viviente, y llamarles a que confen en El.

D) El Evangelio es un llamamiento a la fe y al arrepentimiento:El arrepentimiento y la fe son considerados como asuntos de nuestro deber, en virtud del mandamiento divino, y por lo tanto, la impenitencia y la incredulidad son destacados en el Nuevo Testamento como los pecados mas graves (Lc. 13:3,5)(2 Ts. 2:11) Junto con esos mandatos universales, van las promesas universales de salvacin para todos aquellos que obedecen al evangelio. (Hch. 10:43)(Ap. 22:17)(Jn. 3:16)En necesario decir que la fe es ms que un mero sentimiento optimista, y que el arrepentimiento es ms que sentimiento de tristeza y remordimiento. La fe y el arrepentimiento son actos del hombre integro (mente, emociones y voluntad). La fe es ms que una simple creencia; la fe es esencialmente aferrarse y descansar uno mismo con toda su confianza, sobre las promesas de misericordia que Cristo ha dado a los pecadores, aferrndose y descansando en Cristo quien dio esas promesas. Igualmente, el arrepentimiento es ms que una simple tristeza por nuestro pasado; el arrepentimiento es un cambio de mente y de corazn, una vida de negacin de uno mismo y de servicio al Salvador como Rey, en lugar de a nosotros mismos.

Por lo tanto podemos concluir diciendo que el evangelio exige tanto la fe como el arrepentimiento y tanto el arrepentimiento como la fe.

Cul es el motivo para evangelizar?

Hay dos motivos que deberan impulsarnos a evangelizar. El amor a Dios y una preocupacin por su Gloria, y el amor por los hombres y una preocupacin por su bienestar.

A) El Primer motivo es primario y fundamental. El bien principal del hombre es el de Glorificar a Dios. La regla bblica de vida es: Haced todo para la gloria de Dios (1 Co. 10:31). Glorificamos a Dios a travs de obedecer su Palabra y cumpliendo su voluntad revelada (Jn. 14:21) (1 Jn. 5:3). El Evangelismo es una de las actividades que el Padre y el Hijo han ordenado. Cristo dice que el evangelio del reino ser predicado en todo el mundo como un testimonio y segn el evangelio de Marcos dice que es necesario (Mt. 24:14 y Mr. 13:10)(Mt. 28:19-20). Por lo tanto, si amamos a Dios y nos preocupamos por su gloria, debemos obedecer su mandamiento para evangelizar.

Hay otro detalle respecto a este pensamiento. Glorificamos a Dios a travs del evangelismo, no solo debido a que el evangelismo es un acto de obediencia, sino tambin porque en el evangelismo estamos diciendo al mundo las grandes cosas que Dios ha hecho para la salvacin de los pecadores. Cuando las grandes obras de su gracia son dadas a conocer, entonces Dios es glorificado (Sal. 96:2-3). El hecho de que un cristiano hable a los inconversos acerca del Seor Jesucristo y poder salvador, es en s mismo algo que honra y glorifica a Dios.

Nota personal: Es importante entender que glorificamos a Dios cuando hacemos lo que a l le agrada, y no hay nada ms agradable para el Padre que el Hijo sea anunciado en todas las naciones. No hay nada ms agradable para Dios que la grandeza de su gloria sea mostrada en la Cruz de Cristo (2 Co. 2:15-17)B) El segundo motivo que debera impulsarnos a persistir en el evangelismo, es el amor para nuestro prjimo y el deseo de ver a nuestros semejantes salvados. (Mr. 12:31 y Lc. 10:27) (Ga. 6:10). Qu necesidad ms grande tiene todo hombre que la de conocer a Cristo? Qu mayor bien podemos hacer a todo hombre, que poner delante de El el conocimiento de Cristo? En la medida que nosotros realmente amemos a nuestro prjimo como a nosotros mismos, desearemos que El disfrute de la misma salvacin, la cual es tan preciosa para nosotros. De hecho, esto no debera ser algo acerca de los cual necesitamos pensar mucho, ni mucho menos discutirlo. El impulso a evangelizar debera nacer espontneamente en nosotros cuando vemos la necesidad que nuestro prjimo tiene de Cristo. (2 Co. 5:14)El evangelismo no es la nica tarea que nuestro Seor nos ha dado, y tampoco es una tarea en la cual todos podemos desempearnos en la misma manera. No todos somos llamados a ser predicadores; ni tampoco a todos nos son dadas las mismas oportunidades o capacidades para tratar personalmente con los hombres y las mujeres que necesitan a Cristo. Pero, no obstante, todos tenemos algo de responsabilidad evangelstica la cual no podemos descuidar, sin fallar al mismo tiempo en el amor hacia Dios y hacia nuestro prjimo. Para empezar, todos podemos y debemos estar orando por la salvacin de personas inconversas y aprender a ver cules son las posibilidades para evangelizar y ser oportunos para aprovechar las ocasiones.

Cules son los medios y los mtodos que deben ser usados en el evangelismo?

Hay un principio central que debera guiarnos en nuestra evaluacin de estos y otros posibles mtodos de evangelismo que pudieran ser propuestos o practicados.

Cul es el principio central? Hay un solo medio de evangelismo; es decir, el evangelio de Cristo, explicado y aplicado. Cristo mismo por medio del Espritu Santo capacita a sus siervos para verdaderamente explicar el evangelio y aplicarlo con eficacia y poder. De la misma manera, Cristo mismo, a travs de su Espritu Santo, abre las mentes y los corazones para que reciban el evangelio y as los trae en forma salvadora a s mismo. (Lc. 24:45 y Hch. 16:14 con Jn. 12:32) (Ro. 15:18-19)Entonces, en el anlisis final, existe un solo mtodo de evangelismo: es decir, la explicacin y la aplicacin del mensaje del evangelio. Por lo consiguiente, podemos concluir que el principio central que estamos buscando tiene que ser lo siguiente: la prueba para cualquier estrategia, tcnica o estilo de evangelismo es si, realmente comunica la Palabra. Es el mtodo que estamos considerando algo calculado para ser un medio para explicar el evangelio verdadero y completamente y aplicarlo profunda y exactamente? Hasta el punto en que est diseado para lograr esta meta, es un mtodo lcito y correcto; y hasta el punto que tiende a obscurecer y opacar las realidades del mensaje, es un mtodo anti bblico y equivocado.

Tambin Podemos hacer las siguientes preguntas:

Est este mtodo de presentar a Cristo calculado para impresionar a los hombres con el hecho de que el evangelio es una palabra que proviene de Dios? Es un mtodo para desviar la atencin del hombre y encaminarla hacia Dios y su verdad? Resultar en que la gente piense en forma profunda y directa acerca de Dios y acerca de si mismos en relacin con El? Es un mensaje calculado para despertar la mente o para adormecerla? Esta manera de presentar a Cristo est calculada para comunicar a la gente la doctrina del evangelio y no simplemente una parte de ella, sino su totalidad? Este mtodo de presentar a Cristo est calculado para comunicar la verdad del evangelio en una manera que corresponde a la seriedad de este asunto?

Por medio de hacer preguntas como estas podemos examinar y reformar nuestros mtodos evangelsticos. El principio central es que el mejor mtodo del evangelismo es el que da el testimonio ms claro del origen divino del mensaje, de la naturaleza transcendental de los asuntos que estn de por medio en el evangelio (asuntos de vida o muerte). Es el mtodo que hace la explicacin mas completa de la buena nueva de Cristo y la ms exacta y perspicaz aplicacin del evangelio. Es el mtodo que ocupa con ms eficacia las mentes de los oyentes y les hace consientes de que el evangelio es la palabra de Dios, dirigida personalmente a ellos en la situacin actual en que se encuentran.

Captulo 4La Soberana de Dios y el EvangelismoCmo nuestra creencia en la Soberana de Dios afecta el evangelismo? Sabiendo que todas las cosas realmente acontecen bajo el dominio directo de Dios, y que Dios ya ha predestinado el futuro por Su propio decreto, y ha determinado a quienes han de ser salvos y a quienes no, entonces, cmo afecta esto nuestro deber de evangelizar?

La respuesta bblica puede ser declarada en dos proposiciones, una negativa y otra positiva.

1. La Soberana de Dios en la gracia no afecta nada de lo que hemos dicho sobre la naturaleza y el deber del evangelismo.La norma de nuestro deber y la medida de nuestra responsabilidad es la voluntad divina revelada de precepto y no su voluntad secreta de propsito o decreto. Hemos de ordenar nuestra vida a la luz de su ley y no en base a nuestras suposiciones acerca de su plan. (Dt. 29:29)Por lo tanto, podemos decir:

a. La creencia de que Dios es soberano en la gracia no afecta la necesidad del evangelismo.

El evangelio es necesario porque ningn hombre puede ser salvo sin el evangelio (Ro. 10:12) nadie puede ser salvo sin invocar el nombre del Seor, y ciertas cosas tienen que suceder antes de que alguien pueda hacer esto (Ro.10:14). Es necesario que alguien les hable de Cristo antes de que puedan confiar en l, y tienen que confiar en l para que puedan ser salvos por El. (Mt. 22:9-10)b. La creencia de que Dios es soberano en la gracia no afecta la urgencia del evangelismo.Los hombres sin Cristo estn perdidos y van camino al infierno. (Lc. 13:3) acaso no es urgente su necesidad? Si la respuesta es s, entonces, no hace que el evangelismo sea urgente para nosotros?

No debemos ser detenidos por el pensamiento de que, si no son elegidos, entonces no nos van a creer y nuestros esfuerzos para convertirlos fallaran. Esto es cierto; pero no nos concierne a nosotros y no debera afectar nuestra accin. (Col. 1:28)c. La creencia de que Dios es soberano en la gracia no afecta la sinceridad de las invitaciones del evangelio, ni tampoco la verdad de las promesas del evangelio.Dios en el evangelio realmente ofrece a Cristo y promete salvacin a todo aquel que cree. (Ro. 10:13) (Mt. 11:28) (Jn. 3:16) (1 Ti. 1:15) (Jn. 6:37) la invitacin es solo para pecadores, pero para todos los pecadores sin excepcin. Notemos el aspecto universal de estas promesas. Cristo es ofrecido a todos aquellos que lo necesitan, a todos los que se vuelven a l, a todos aquellos que han pecado. Ninguno se queda fuera de esta misericordia salvo aquellos que se mantengan fuera por su propia impenitencia e incredulidad.

d. La creencia de que Dios es soberano en la gracia no afecta la responsabilidad del pecador respecto a su reaccin ante el evangelio.Permanece como un hecho que la persona que rechaza a Cristo llega a ser la causa de su propia condenacin. Al inconverso, a travs del evangelio, le fue ofrecido realmente vida, y la pudiera haber recibido si la hubiese querido, El mismo es responsable por haberla rechazado y ahora, tiene que sufrir las consecuencias de su rechazo (Ez. 18:31) (Jn. 5:40) (Jn. 3:19). La Biblia nunca dice que los pecadores pierden el cielo porque no son elegidos, sino porque descuidan una salvacin tan grande y porque no quieren arrepentirse y creer.

2. La Soberana de Dios en la gracia nos da nuestra nica esperanza de tener xito en el evangelismo.La soberana de Dios en la gracia es la nica cosa que impide que el evangelismo no tenga sentido. Porque la Soberana de Dios crea la posibilidad, de hecho la certidumbre de que el evangelismo llevar fruto. Si no fuera por la Soberana de Dios, el evangelismo seria la tarea ms intil y vana que el mundo jams haya visto, y la predicacin del evangelio sera una perdida completa del tiempo.

Porque es as? Es debido a la incapacidad del hombre en pecado. Pablo nos explica esto:

El hombre cado tiene una mente ciega y por lo tanto, es incapaz de entender la verdad espiritual. (1 Co. 2:14)El hombre tiene una naturaleza perversa e impa (Ro. 8:7)El hombre est muerto en delitos y pecados (Ef. 2:1-2)Satans acta constantemente para mantener a los pecadores en su estado natural (Ef. 2:2) (2 Co. 4:4)

El hombre est totalmente incapacitado para una reaccin positiva ante la palabra de Dios, sordo ante la voz de Dios, ciego ante la revelacin de Dios, muerto en delitos y pecados. Y tambin la diligencia de Satans en guiar a los hombres en los caminos de la incredulidad y la desobediencia es un gran obstculo.

Cules son las implicaciones de esto para el evangelismo?

Significa simplemente que el evangelismo, tal como lo hemos descrito no puede tener xito. No importa lo que hagamos, es imposible que el hombre pueda responder. Desde la perspectiva de una tarea humana, el evangelismo es una tarea desesperante. A menos que haya otro factor en esta situacin, un factor ms all de nuestros esfuerzos humanos, toda actividad evangelstica estar destinada a fracasar.

Entonces, qu podemos hacer?

Debemos aprender a poner todas nuestras esperanzas de tener fruto en el evangelismo, en la gracia omnipotente de Dios.

Dios hace lo que el hombre no puede hacer. Dios obra por su Espritu a travs de su Palabra en los corazones de los hombres pecaminosos para traerlos al arrepentimiento y a la fe. La fe es el don de Dios (Fil. 1:29) (Ef. 2:8). Tambin el arrepentimiento es el don de Dios (Hch. 5:31) (Hch. 11:18). Nosotros no podemos hacer que los pecadores se arrepientan y crean en Cristo por nuestras palabras solamente; pero Dios obra la Fe y el Arrepentimiento en los corazones de los hombres por su Espritu Santo.

Dios opera en los pecadores para que entiendan y respondan a la invitacin del evangelio. Es una obra de poder creativo; por ella, Dios da un corazn nuevo a los hombres, librndolos de la esclavitud del pecado, anulando su incapacidad de entender y obedecer la verdad de Dios, y guindolos a volverse a Dios y confiar en Cristo como su Salvador (Col. 1:13) (2 Co. 4:6) (1 Co. 2:10) (Ez. 36:26) (Jn. 6:44) (Fil. 2:13)Mientras que nos percatamos cada vez ms de la realidad de que, desde la perspectiva de ser una tarea humana, el evangelismo es una tarea desesperante, nos sentimos tentados a caer en este desnimo. Pero Pablo no se desanimaba porque mantena sus ojos firmemente fijos en la Soberana de Dios en la gracia. (Is. 55:11) Pablo sabia que en todos los lugares en que se predicaba el evangelio, Dios levantara a personas de la muerte espiritual. Saba que la predicacin resultara como olor de vida para algunos de los oyentes.

La confianza de Pablo debera ser la nuestra tambin. No podemos confiar en nuestros mtodos de consejera o de manejar los cultos evangelsticos. No hay ninguna magia en los mtodos, ni siquiera en los mtodos que son teolgicamente correctos. Cuando evangelizamos, nuestra confianza debe estar puesta en el Dios que levanta a los muertos. El es el Todopoderoso que cambia los corazones de los hombres, y El dar conversiones a su tiempo. Mientras tanto, nos toca a nosotros ser fieles en divulgar el evangelio, confiados de que nuestro trabajo nunca puede ser en vano. As es como la verdad de la Soberana de la gracia de Dios afecta nuestro evangelismo.

Esta confianza en la Soberana de Dios debe llevarnos a ser valientes, pacientes y a perseverar en oracin.

El camino hacia adelante para nosotros en el evangelismo es lo siguiente: que seamos enseados nuevamente a testificar de nuestro Seor y de su evangelio, en pblico y en privado, en la predicacin y en el evangelismo personal; con valenta, paciencia, poder, autoridad y amor; y que al mismo tiempo seamos enseados nuevamente a orar por la bendicin divina sobre nuestro testimonio, con humildad y con importunidad.

Entonces, qu debemos decir respecto a la sugerencia de que una fe firme en al Soberana de Dios seria daino para el evangelismo? Somos obligados a decir que cualquier persona que hace esta sugerencia, demuestra que simplemente ha fallado en entender lo que la doctrina de la Soberana de Dios significa.

La Soberana de Dios no solo apoya el evangelismo y sostiene al evangelista sino que tambin nos ensea a combinar la oracin y la predicacin. Tambin nos hace valientes y confiados ante los hombres, de la misma manera que nos hace humildes ante Dios.

Es de gran consuelo saber que no le estamos sirviendo a un dios que no tiene control de todas las cosas, a un dios que no tiene el poder para salvar a los que l quiere. Al contrario, nosotros le servimos al Dios Todopoderoso, Aquel que hace todo segn el consejo de su voluntad. La Soberana de Dios es lo que nos empuja a predicar el evangelio, ya que solo Dios es quien le puede dar vida a los muertos, solo Dios es quien puede resplandecer en el corazn de los incrdulos y salvarlos.