el estropicio de patricio

7/28/2019 El Estropicio de Patricio

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El abuelo Diego oyó un grito de enojo de Tristán.

—¡Tomás me rompió mi coche de bomberos!

—Lo pisé sin querer —explicó su primo—. Lo siento,Tristán. ¿Se puede arreglar, abuelo Diego?

—Déjame verlo —propuso el anciano—. A lo mejor lo

podemos reparar.

—¡No quiero que Tomás vuelva a tocar misjuguetes! —exclamó su nieto.



“—Vamos —dijo el abuelo—. Tomás ya se disculpó.

—Se me hace difícil perdonarlo, aunque es mi amigo —

confesó Tristán.

—¿Les he contado alguna vez lo que le pasó al dinosaurio

Patricio? —preguntó el abuelo.

—No —respondió Tristán.

—¿Le rompieron su coche de bomberos? —preguntóTomás.



—No fue exactamente eso, pero un día cometió un error

que entristeció mucho a su hermana. Vengan conmigo al

taller, y mientras trato de arreglar el choche les cuento

el estropicio de Patricio.



Había llovido muchos días seguidos. Por n una mañana…

—¡Ya salió el sol! —exclamó Patricio encantado—. ¡Qué

hermoso día para jugar!

Y corrió a buscar a sus amigos.

—¡Yago! —llamó.

Los dos dinosaurios se alegraron mucho de verse.



—¿Dónde está Ponsi? —preguntó Patricio.

—Vamos a ver si quiere jugar —dijo Yago.

—Creo que tengo el juego ideal: ¡capturar la bandera! —

propuso Patricio sacando un pañuelo.

—¡Fantástico! ¡Sí, juguemos! —asintió Yago.



Patricio y Ponsi

se taparon

los ojos y

comenzaron

a contar

lentamente:

—Uno... dos...

tres... cuatro...

cinco…

Entonces Patricio agarróel pañuelo y echó a

correr.

—¡Lo tengo!

—¡Te alcanzaré antes

de que llegues a tu

base! —dijo Yago.

Yago escondió el pañuelo dentro de un tronco hueco.

—¡Allá vamos! —anunciaron Patricio y Ponsi.

Buscaron por todas partes. Finalmente Ponsi pasó al lado

del tronco y miró dentro.—¡Lo encontré! —gritó.

—¡Te voy a atrapar! —le advirtió Yago

poniéndose a perseguirla.



Mientras los tres amigos jugaban, Dina, la hermana de

Patricio, cuidaba las ores que con tanto esmero había

plantado. De pronto oyó las pisadas y carcajadas de

Patricio y Yago, que aparecieron por detrás de unos

árboles e iban a toda velocidad hacia su jardín.

—¡No! ¡Paren! —gritó extendiendo los brazos.

Demasiado tarde.



“—¡Mis ores! ¡Mi jardín! ¡Todo mi trabajo!

Se echó a llorar.

—¿Qué pasó con la cerca que había alrededor de tu jardín?

—preguntó Patricio.

Ponsi se puso a llorar aún más.

—Con tanta lluvia se formó mucho lodo, y se cayó —explicó.



Patricio se entristeció al darse cuenta de lo que había hecho.

—Perdón, Dina.

—Veamos qué podemos hacer para arreglar el jardín —

intervino Ponsi.

—¡Sí! Coloquemos nuevamente la cerca para que esto no se

repita —sugirió Yago.



Dina se lo pensó y dijo:

—Te perdono, Patricio. Me parece bien que me ayudes a

arreglar mi jardín.

Los cuatro amigos se pusieron a trabajar, y al poco rato

el jardín estaba como si no hubiera ocurrido nada.



—Igual que este coche de bomberos —dijo el

abuelo Diego pasándoselo a Tristán.

—Gracias, abuelito —exclamó el niño—.

Tomás, te perdono por

haber roto mi coche de

bomberos. Discúlpame por haberme enojado contigo.



—Siento haberlo roto.

La próxima vez

procuraré tener más

cuidado —contestó suprimo.



Morleja:

To cotem err y gadec q

pedon. Pedor, a cundo cst,

avilo, de l je a de

xper ar y ftle l aitad.

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