el difícil aprendizaje - biblioteca virtual de mauricio rojas · por la belleza de su...

El difícil aprendizaje de la libertad

Mario Vargas Llosa • Esperanza Aguirre • Mauricio Rojas

El 18 de mayo de 2011 Mario Vargas Llosa, Esperanza Aguirrey Mauricio Rojas presentaron el libro Pasión por la libertad.

El liberalismo integral de Mario Vargas Llosa, publicado por Gota a Gota. El difícil aprendizaje de la libertad recoge

las intervenciones editadas de esta presentación en la que,como en Pasión por la libertad, se hizo un recorrido

por la historia intelectual y política del Premio Nobel de Literatura.

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© FAES Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales y los autores, 2011

Incluye un DVD con la presentación del libro Pasión por la libertad. El liberalismo integral deMario Vargas Llosa

Fotografías: David Mudarra

Maquetación: Paloma Cuesta

Impresión y encuadernación: RaRo, S. L.

ISBN: 978-84-92561-14-8Depósito Legal: M-25606-2011

Impreso en España / Printed in Spain


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Índice

EL DIFÍCIL APRENDIZAJE DE LA LIBERTAD

Mario Vargas Llosa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .5

UNA GUÍA PARA EL CAMINO DE LA LIBERTAD

Esperanza Aguirre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .19

PASIÓN POR LA LIBERTAD

Mauricio Rojas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .27


El difícil aprendizaje de la libertadMARIO VARGAS LLOSA

Tengo que empezar con una serie de agrade-cimientos. El primero a la fundación FAES, porla edición de este libro que vale mucho, no

sólo por la riqueza de su contenido, sino tambiénpor la belleza de su presentación. Dan gusto el for-mato y los colores. Es un libro que entra verdade-ramente por los ojos desde su carátula, algo queno me ocurre siempre con los libros que publico.

Quiero agradecerle muchísimo a Esperanza Agui-rre ese prólogo tan extraordinariamente generosoque ha escrito para Pasión por la libertad. Es unprólogo dictado por su generosidad y por la amistadque nos une desde hace ya algunos años. Unaamistad que comenzó −recuerdo muy bien− el díaque por primera vez vi y escuché a Esperanza

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Mauricioha construidouna totalidadde ideascoherente yrazonable,que revelaunatrayectoriaque es unaverdaderaaventura enel campo delas ideaspolíticas


cuando comenzaba su carrera política y era unaconcejal del Ayuntamiento de Madrid. Me impre-sionaron tanto las cosas que dijo, que ella recuerdahaber oído mi exclamación aparentemente esten-tórea, preguntando a mi alrededor: “pero, ¿quiénes esta Juana de Arco española liberal?”. Desdeentonces somos muy amigos y cada vez que heoído hablar a Esperanza he sentido el mismo en-tusiasmo y la misma admiración de la primera vez.

Mi agradecimiento también para Mauricio Rojaspor este libro extraordinario. La verdad es que nosuelo leer los libros que se escriben sobre mí. Anteellos me entra una incomodidad, una turbación;me da temor de que vayan a revelar alguna intimi-dad que yo preferiría guardar en silencio. Y, por otraparte, como dijo una vez Jorge Luis Borges cuandole preguntaron por qué no leía los libros que se es-cribían sobre él: “porque el tema ya lo conozco”.Pero este libro lo he leído de principio a fin. Es unlibro que ha sido instructivo y muy revelador sobremí mismo. Es un libro que debe haberle exigido uninmenso trabajo de documentación porque lo queél ha estudiado son ideas, tomas de posición y de-bates que están dispersos en multitud de artículosy entrevistas, a lo largo de prácticamente mediosiglo, y acaso más. No sé cómo ha hecho para reu-nir todo este material y poder seguir desde misaños mozos mis ideas políticas, mis entusiasmos,mis decepciones, mis nuevos entusiasmos y misrectificaciones. Con todo ese material y, por su-puesto, también con la lectura de mis libros, él haconstruido una totalidad de ideas coherente y ra-zonable, que, además, revela una trayectoria quees una verdadera aventura en el campo de lasideas políticas.

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Haestudiadoideas, tomasde posición y debates que estándispersos enmultitud deartículos yentrevistas


Para mí ha sido revelador descubrir que en esatrayectoria había cierta coherencia y una continuainterrelación con el proceso político que iba ocu-rriendo en el Perú, en América Latina, en Europa yen el mundo entero; y que buena parte de las cosasque he escrito sobre temas políticos eran temas deactualidad. Eran respuestas a una historia hacién-dose, a una historia en pleno desenvolvimiento.

De todo ello resulta algo que para mí ha sido in-sólito descubrir. Una trayectoria que parece pro-gramada cuando desde luego no lo fue. Más bienfue algo que resultó de una aventura o de muchasaventuras vividas en el campo de la política y quetenían una estrechísima relación con el discurrirde la actualidad en América Latina y en el mundo.

Desde luego que, al igual que en el prólogo, enlas páginas que ha escrito Mauricio hay tambiénuna enorme generosidad. Ya se ha dicho y quisierarepetirlo: creo que el hecho de que Mauricio y yohayamos tenido una evolución semejante es lo queha motivado, seguramente, que él se vuelque contanta minucia, con tanto rigor y también con tantapasión, escribiendo este ensayo.

Él vivió al igual que yo el difícil aprendizaje de lalibertad desde la inmersión en la utopía revolucio-naria que, cuando yo era joven −y cuando lo eraMauricio también−, había arraigado profunda-mente en América Latina y en muchos lugares delresto del mundo. Creo que es una realidad que vi-vieron una o dos generaciones y que luego la rea-lidad fue poniendo a prueba con hechos tantraumáticos como, por ejemplo, la invasión de lospaíses del Pacto de Varsovia en Checoslovaquia

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MARIO VARGAS LLOSA

Él vivió aligual que yo el difícilaprendizaje de la libertaddesde lainmersión en la utopíarevolucionariaque habíaarraigadoprofundamenteen AméricaLatina y enotros lugaresdel mundo


(ese intento de ponerle una cara humana al so-cialismo); con el descubrimiento de que la Revo-lución Cubana no era esa revolución en libertadcomo creímos al principio, sino una revolución quepoco a poco se iba alineando en el modelo autori-tario y vertical de la Unión Soviética. Con el des-cubrimiento, por los testimonios de los disidentes,de que el socialismo real tenía muy poco que vercon el socialismo de los ensayos, de la propa-ganda, de las ilusiones y de los sueños.

Mauricio ha hablado de la orfandad que significaperder las ilusiones de la utopía socialista. Unaenorme orfandad. Es descubrir de pronto que unono sólo está desamparado, sino privado de esa va-rita mágica que nos pone en la mano la adhesióna cualquier ideología de tipo totalitario. Esa ideo-logía tiene una respuesta automática para todaslas preguntas y una solución, también teórica, paratodos los problemas. Eso indudablemente produceuna gran comodidad de tipo intelectual y ético siuno está absolutamente identificado con aquellaideología. Y, de pronto, el perder las ilusiones, elsentir que esa ideología que parecía tan sólida,que parecía encarnar realmente el movimiento dela historia, se desploma, se hace trizas, y uno des-cubre que no hay respuestas automáticas paratodos los problemas, que las respuestas hay quebuscarlas en uno mismo escudriñando la realidad,cotejando los temas y las experiencias. Tener quedecidir cada vez, ejercitando esa libertad que almismo tiempo implica una enorme inseguridad yresponsabilidad.

Fueron años muy difíciles que Mauricio vivió encondiciones dramáticas. Por eso todos los que le

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Mauriciohabla de laorfandad quesignificaperder lasilusiones dela utopíasocialista


conocemos esperamos que algún día salga de supluma una autobiografía, que seguro será tambiénenormemente instructiva para muchos, sobre eseaprendizaje de la libertad que él y yo vivimos casial mismo tiempo.

Para mí fue muy difícil, y al mismo tiempo mara-villoso, ir descubriendo lo que significa la libertad.La libertad en la vida política, en la vida social y,sobre todo, en la vida personal. La extraordinaria re-volución que eso significó no hubiera sido posiblesin la lectura de ciertos autores, como señala Mau-ricio con gran precisión y magníficos ejemplos ensu libro. Leer a los escritores que habían sido losensayistas malditos a los que no se podía leer por-que representaban el mundo de la reacción, que jus-tificaban la explotación de los más por los menos.

Yo recuerdo mucho lo que significó para mí leera Raymond Aron, El opio de los intelectuales, y des-cubrir que él describía un fenómeno que yo había vi-vido en carne propia desde mis años universitarios.

Fue maravilloso revalorizar a Albert Camus aquien, por el mal ejemplo de Sartre, yo había dese-chado como pensador en mi juventud, y descubrirque Camus lo había dicho todo ya en sus polémi-cas con Sartre en esos difíciles años –difíciles, porel terrible debate intelectual que hubo en Franciaen la postguerra−. Descubrir qué acertado estabaCamus cuando decía que si se eliminaba la preo-cupación moral de una acción política, inevitable-mente sobrevenía la violencia y formas peores deviolencia que las que se querían corregir. Tambiénesa idea maravillosa de Camus –que es una ideaprofundamente liberal– de que no son los fines los

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MARIO VARGAS LLOSA

Para mí fuemuy difícil, y al mismotiempomaravilloso,descubrir loque significala libertad


que justifican los medios sino exactamente lo con-trario, que son los medios los que justifican losfines. Unos medios que implican el atropello, elabuso, la injusticia o el crimen no pueden condu-cir jamás a fines bienhechores para la humanidad.Los medios contaminan los fines y, por más gene-rosos que parezcan, inevitablemente los distor-sionan, los degradan y los malean.

También fue maravilloso descubrir a Popper.Hay un capítulo que dedica Mauricio a la influen-cia de Popper. Efectivamente fue para mí una ex-traordinaria influencia. Creo que uno de los librosmás deslumbrantes que yo he leído y más enri-quecedores para mí, desde el punto de vista de laciudadanía, de ser parte de una comunidad, fueLa sociedad abierta y sus enemigos. Un libro ab-solutamente extraordinario que comienza por afir-mar categóricamente que el paraíso no es de estemundo, que todas las veces que en la historia seha tratado de traer el paraíso a la Tierra, lo que seha traído es el infierno. Lo cual no quiere decir queel mundo no pueda cambiar para mejor, todo locontrario. Convencerse de que el paraíso no es deeste mundo es convencerse de que el mundo esperfectible, de que se puede ir mejorando aquelloque anda mal, pero sabiendo que nunca se llegaráa ese estado de absoluta perfección que tiene,por ejemplo, una obra de arte. Una sociedad estácompuesta por individuos que son distintos, quetienen sentimientos, anhelos, deseos diferentesy no se puede contentar a todo el mundo de lamisma manera. Y por eso hay que aceptar queesa diversidad existe y crear un sistema que per-mita coexistir en la diversidad que es una socie-dad. Ésa es la democracia, ésa es la libertad, y

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Unosmedios queimplican elatropello, elabuso, lainjusticia o el crimen nopuedenconducirjamás a finesbienhechorespara lahumanidad


eso es el liberalismo, compañero indispensablede la libertad.

La actitud de Popper, ese austriaco que se creíaun austriaco, al que los nazis hacen descubrir depronto que es un judío; su renuncia a ser un cien-tífico −que era su sueño− y su conversión en unpensador político; su manera de combatir el na-zismo desde esa islita neozelandesa donde tuvoque exiliarse, escribiendo un libro que comenzabacriticando a Platón. Ésta es una de las historias, yocreo, más hermosas de la libertad. Decide com-batir el nazismo, decide combatir el totalitarismo,decide defender la libertad y aprende el griego clá-sico para leer a Platón en sus textos originales ytrazar la historia del totalitarismo, la historia de lanegación de la libertad a partir de la creencia deque hay utopías realizables, de la creencia de quese pueden construir sociedades perfectas. Yo leíese libro en un estado de verdadero trance, y creoque a partir de él mis convicciones dejaron deestar marcadas por la inseguridad y por la duda, yme convirtieron verdaderamente en eso que mesiento orgulloso de tratar de ser: un liberal.

El libro de Mauricio Rojas responde de una ma-nera admirable a todas las caricaturas, a los dis-fraces, a las calumnias con que todos lostotalitarios modernos han ido difamando al libera-lismo hasta el extremo de conseguir que la palabra“liberal” o “neoliberal” sea en nuestros días, to-davía para muchos, una mala palabra. Una pala-bra que viene de la palabra libertad, que viene dela idea transformadora que ha conseguido que losseres humanos salieran de la caverna primitiva yllegaran a las estrellas; que surgieran todos los

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MARIO VARGAS LLOSA

Hay queaceptar quela diversidadexiste y crearun sistemaque permitacoexistir enla diversidadque es unasociedad.Ésa es lademocracia,ésa es lalibertad, yeso es elliberalismo


grandes hechos de la historia: la creación del in-dividuo soberano, la creación de la democracia, dela coexistencia en la diversidad; la idea de que hayderechos humanos que deben ser respetados; deque la justicia es absolutamente fundamental e in-dispensable en todo proyecto político que noquiera renunciar a los valores y a la humanidad.Todo eso aparece en ese libro extraordinario, unlibro que realmente ayuda como ningún otro enese aprendizaje de la libertad.

Mauricio muestra de una manera cristalina,transparente, que es absolutamente falso que el li-beralismo sea una doctrina económica y que res-ponsabilice únicamente al mercado libre de resolvertodos los problemas que afectan a una sociedad.Ésa es una caricatura grotesca del liberalismo.Todos los grandes pensadores liberales, empe-zando por Adam Smith, partieron siempre de la con-vicción de que lo fundamental no es una políticaeconómica, que lo fundamental son unas ideas yuna cultura sin las cuales toda política económicao social está condenada a fracasar. El mercado esun mecanismo extraordinario, por supuesto, de dis-tribución de recursos. Y si un país quiere progresartiene que abrir mercados. La historia ha demos-trado que es así. Pero los mercados por sí solos noresuelven los problemas si detrás de ellos no hayunas convicciones, unas ideas, y si no hay, sobretodo, esa idea prístina, básica, del liberalismo: quela libertad es indivisible. En eso, el libro de MauricioRojas es absolutamente ejemplar con los casosque muestra y los ejemplos que da.

Los liberales no creemos que la libertad sepueda dividir, no creemos que se pueda dar liber-

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Lofundamentalno es unapolíticaeconómica, lofundamentalson unasideas y unacultura sin lascuales todapolíticaeconómica osocial estácondenada afracasar


tad económica a una sociedad y privarla de liber-tades políticas o sociales y que eso pueda ser lla-mado liberalismo. Si la libertad es indivisible, lalibertad debe impregnar no sólo la vida económica,debe impregnar la vida social, debe impregnar lavida política y debe, sobre todo, crear esos espa-cios en los que el individuo puede elegir librementela vida que quiere llevar con la máxima libertad,mientras sus decisiones y sus elecciones respe-ten la libertad de los demás.

¿Por qué ha fracasado tantas veces en Amé-rica Latina y en otras partes del mundo una polí-tica económica supuestamente liberal? Porquequienes aplicaban esa política económica priva-ban a la sociedad en la que abrían mercados dela libertad política, de la libertad social o de la li-bertad individual. Y el resultado era inevitable-mente el fracaso de esas políticas económicassupuestamente liberales.

La virtud principal del liberalismo es la tole-rancia, la idea de que uno puede estar equivo-cado; de que aun las convicciones que parecenmás firmes deben estar sometidas siempre aesa prueba del ensayo y error, de la falsación.Esa idea fundamental de Popper según la cualtodo conocimiento es provisional y precario y sólovale mientras no se demuestre que es falso yque hay otro mejor que lo reemplace. Eso es loque nos hace progresar: el revisar aquello quecreemos es una verdad axiomática, y luego laciencia o la experiencia nos demuestran que nolo es, que era sólo una verdad provisional y quehabía una verdad más matizada y más rica quedebía reemplazarla.

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MARIO VARGAS LLOSA

Losliberales no creemosque lalibertad se puedadividir


El liberalismo es vida espiritual. En una socie-dad donde no hay vida espiritual generalmente nohay moral. Ha habido muchos intentos en la his-toria de crear una moral absolutamente laica y enmuchas sociedades se pensó que la mejor ma-nera de tener una moral laica era a través de lacultura; que la cultura podía reemplazar a la reli-gión y, a partir de ella, construir una moral que es-tableciera un consenso en el conjunto de lasociedad. Pero nunca se consiguió. Creo que a lolargo de la historia quienes hemos podido cons-truir una moral laica a partir de la cultura somossiempre unas minorías y, a veces, unas muy pe-queñas minorías. La realidad es que el grueso delos seres humanos necesita creer que hay unatrascendencia, que la vida no termina en esta vida,porque la idea de la extinción definitiva es una ideaque los angustia, desespera y paraliza. Y por eso,aunque en el pasado hubo muchos choques entrela cultura clerical −cuando la cultura clerical re-presentaba fanatismo, exclusivismo− el libera-lismo jamás ha combatido la religión; ha pedidosólo que la religión no se entrometa en la vida po-lítica y que el poder no se identifique con ningunareligión porque si lo hace, inmediatamente, vendríaun desmedro de la libertad. Pero todos los grandespensadores liberales han sido religiosos y algunosmuy profundamente religiosos.

Se puede ser liberal siendo creyente, siendo ag-nóstico o siendo ateo. Se puede ser liberal disin-tiendo de otros liberales en muchísimas cosas. Esoes para mí uno de los motivos por los que el libe-ralismo tiene una gran superioridad sobre las doc-trinas autoritarias, sobre las ideologías totalitarias.El liberalismo acepta la diversidad humana y es

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La virtudprincipal delliberalismo esla tolerancia,la idea de queuno puedeestarequivocado;incluso lasconviccionesque parecenmás firmesdeben estarsometidassiempre a esaprueba delensayo y error,de lafalsación


una doctrina lo suficientemente flexible y contra-dictoria en sí misma para hacer posible la coexis-tencia en esa diversidad a partir de unos principiosbásicos que tienen que ver con la libertad. Por eso,esa caricatura que oímos con tanta frecuencia a lagente de izquierda del liberalismo como una doc-trina fría, una doctrina que tiene que ver con los nú-meros y con los logaritmos y que olvida porcompleto la humanidad de los seres humanos, queno son simplemente consumidores, productores,empresarios, proletarios o profesionales sino unacompleja totalidad que puede reaccionar de mane-ras muy diversas frente a los mismos estímulos,es una de las difamaciones peores que el libera-lismo arrastra y es justamente la negación de unode sus principios básicos. Precisamente porque losseres humanos somos tan complejos, y hay entrenosotros tantas diferencias, es absolutamente in-dispensable la tolerancia hacia el otro: al quepiensa distinto, al que adora a otro dios, al quehabla otra lengua, al que tiene la piel de otro color.Desde luego que no se puede ser liberal si uno esracista, si cree que hay razas superiores o inferio-res, pero tampoco se puede ser liberal si uno creeque hay verdades absolutas que no pueden ser re-visadas, corregidas, matizadas.

El liberalismo, tan calumniado, tan difamado, esuna doctrina que está detrás de las grandes con-quistas de la humanidad y quizá sea la responsa-ble mayor de que muchos países hayan llegado aeso que llamamos la “civilización”. Mauricio Rojasen su libro responde a esta idea falsa de que el li-beralismo es puramente una doctrina económica,a todas las deformaciones que ha sufrido a lolargo de su historia la doctrina liberal. Y, al mismo

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MARIO VARGAS LLOSA

El liberalismoacepta ladiversidadhumana y es losuficientementeflexible para hacerposible lacoexistencia enesa diversidad a partir de unosprincipiosbásicos quetienen que vercon la libertad


tiempo, constantemente nos recuerda que quienes liberal vive inseguro; que quien es liberal estásiempre dispuesto a mirarse en el espejo y de-cirse: “algo anda mal”.

En su libro repite una y otra vez que el libera-lismo tiene una maestra primaria y primordial quees la realidad, que es la realidad vivida la que debedecidir si las ideas que defendemos para las re-formas sociales, para las reformas económicas,para la política cultural, son buenas o deben serrectificadas o matizadas. Porque no hay doctrina,no hay cuerpo de ideas que sea capaz de abrazarenteramente con sus redes a esa cosa compleja,diversa, riquísima y siempre en movimiento que esla experiencia de lo vivido.

Yo le tengo una enorme admiración a Mauricioporque creo que se necesitaba un inmenso corajepara hacer lo que él hizo cuando llegó exiliado aSuecia como combatiente del MIR (Movimiento deIzquierda Revolucionaria), como uno de los com-batientes más radicales de uno de los movimien-tos más radicales chilenos. Y allí fue haciendo eseaprendizaje de la libertad, un aprendizaje que lollevó inevitablemente a separarse de quienes eransus compañeros, de quienes eran sus amigos. Dequienes habían compartido con él persecución, exi-lio y, algunos de ellos, torturas. Y vivió, lo que otrosvivimos en soledad, en el peligro. Pero nada deeso le hizo vacilar. Y no sólo cambió de manera depensar con gran coraje sino que militó por esanueva convicción política. Y lo hizo de una manerarealmente admirable en un país de una lenguamuy lejana a la suya, de tradiciones y costumbresmuy distintas, llegando a conquistar el favor po-

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Elliberalismotiene unamaestraprimaria yprimordial: es la realidadvivida la quedebe decidir si las ideas quedefendemosson buenas odeben serrectificadas


pular, porque en dos ocasiones fue llevado al Par-lamento por los electores suecos.

Yo no se lo he contado, pero cuando estuve enEstocolmo con motivo del premio que iba a recibir,en una conversación con el primer ministro de Sue-cia, hablé de Mauricio Rojas. Le dije que yo tenía unamigo chileno que había sido diputado en Suecia,y me dijo algo que a mí me conmovió mucho: “esuna tragedia para los liberales suecos que MauricioRojas se haya ido a España, porque la labor quehacía Mauricio aquí en Suecia por el liberalismo notiene reemplazo”. Eso es algo verdaderamente ex-traordinario y se refleja muy bien en este hermosoy generoso libro que él ha escrito.

Mauricio habla mucho de mí pero, muchasveces, hablando de mí habla también de él, de sucaso. Es una manera modesta de decir todo lo quesignificó vivir esa larga aventura a la que he lla-mado yo el aprendizaje de la libertad.

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MARIO VARGAS LLOSA

Mauricio,muchas veces,hablando demí hablatambién de él.Es unamaneramodesta dedecir todo loque significóvivir esa largaaventura delaprendizaje dela libertad


Una guía para el camino de la libertadESPERANZA AGUIRRE

Es un honor y una suerte para mí tomar la pa-labra delante del político español al quemás admiro y delante del escritor en espa-

ñol que más me ha deslumbrado.

Presentar un libro escrito, a su vez, por otro lati-noamericano, Mauricio Rojas, al que, parafraseandoa Baudelaire, podemos considerar “son semblable,son frère” en el recorrido intelectual que a los doslos ha llevado desde posiciones marxistas y revolu-cionarias hasta el liberalismo.

Permítanme que dedique algunas palabras ala trayectoria ejemplar de Mauricio Rojas. Y digo“ejemplar” en el sentido cervantino de constituirun ejemplo en el que muchos pueden mirarse.

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Mauricio yMario fuerondescubriendoque la míticarevolución nosólo no era lasolución paralos problemasque pretendíaresolver, sinoque era laforma mássegura deagravarlospara siempre


Estudiante en su Chile natal, vivió inmerso enel ambiente revolucionario de los años sesenta yprincipios de los setenta, en los que, por muy ab-surdo que hoy nos parezca, el modelo castristagozaba de un predicamento indiscutido. Así, noes de extrañar que la llegada de Allende al poderle llenara de ilusiones y de la esperanza de apro-vechar aquel mandato para dar el salto definitivohacia la Revolución, así, con mayúscula.

Allendista convencido, militó en el MIR (Movi-miento de Izquierda Revolucionaria), fue perse-guido y logró asilo político en Suecia en 1974.

En Suecia, a pesar del hándicap del idioma, ini-ció una brillante carrera académica que le llevó aldoctorado en Historia Económica. Y lo que es másimportante, en Suecia, la tierra prometida de mu-chos socialistas, llevó a cabo una profunda revi-sión de todas sus ideas y principios que le habíanmovido a tomar partido por la revolución en Chile.

Ese proceso de revisión tuvo que ser necesa-riamente duro y apasionante. Porque Rojas, comoVargas Llosa, había tomado postura a favor de larevolución por una razón plenamente justificada,el deseo de acabar con las injusticias y el deseode ofrecer a todos los ciudadanos de América lasoportunidades necesarias para salir de la miseria.

Y Mauricio Rojas, como Mario Vargas Llosa, sinrenunciar para nada al impulso ético que le habíallevado a comprometerse con la revolución, fuedescubriendo que esa mítica revolución, apadri-nada por personajes como el Che Guevara, nosólo no era la solución para los problemas que

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Rojas,como VargasLlosa, habíatomadopostura afavor de larevoluciónpor su deseode acabarcon lasinjusticias


pretendía resolver, sino que era la forma más se-gura de agravarlos para siempre.

Y Mauricio Rojas, como Mario, fue leyendo yestudiando sin prejuicios a los clásicos de laCiencia Política y fue analizando con rigor la rea-lidad latinoamericana para concluir que el mejorcamino para su progreso y su bienestar no era lamítica revolución guevarista, sino el fortaleci-miento de las instituciones democráticas, el Es-tado de derecho y, aunque escandalizara a todoslos que hasta entonces habían sido sus compa-ñeros de viaje, la economía de mercado.

Mauricio Rojas, como nuestro gran Mario Var-gas Llosa, ha acabado en el liberalismo. Que noes una religión, sino un conjunto de pensamien-tos, sujetos siempre a revisión, que colocan la li-bertad como bien superior en todos los análisisque se hacen y en todas las propuestas políticasque se elaboran.

En 2002 su adscripción, nunca dogmática, al li-beralismo llevó a Mauricio Rojas hasta, incluso, elParlamento de Suecia en los bancos del PartidoLiberal.

Ahora es director del Observatorio para la In-migración y la Cooperación al Desarrollo de la Uni-versidad Rey Juan Carlos y director de la Escuelade Profesionales de Inmigración y Cooperación,un organismo que depende de la Comunidad deMadrid. Y esas responsabilidades las ejerce apli-cando sus convicciones y esos principios libera-les que él ha hecho suyos a lo largo de su densatrayectoria personal e intelectual.

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ESPERANZA AGUIRRE

Concluyeronque el mejorcamino para el progreso de AméricaLatina era elfortalecimientode lasinstitucionesdemocráticas,el Estado dederecho y laeconomía demercado


Y si he repasado ante ustedes algunos de loshitos de la trayectoria de Mauricio Rojas es por loque tiene de paralelo con la de Mario VargasLlosa. Y porque el libro Pasión por la libertad es,precisamente, el análisis de esa trayectoria.

Podría decirse que, al analizar la trayectoria deMario Vargas Llosa, Mauricio Rojas ha escrito, enun cierto sentido, su propia autobiografía intelec-tual y política. Y, en todo caso, ha escrito un libroapasionante y aleccionador que habría que reco-mendar a todos los que, todavía de buena fe,creen que el colectivismo, el populismo, el esta-talismo o la hipertrofia del Estado pueden ayudaral desarrollo y al bienestar de las naciones.

Mauricio Rojas ha llevado a cabo un pormeno-rizado análisis de la evolución de las ideas políti-cas de Mario Vargas Llosa desde su primerajuventud, en los años cincuenta y sesenta delsiglo pasado, en los que no le importó ser un“compañero de viaje” de los movimientos más omenos comunistas de Europa y de América La-tina, hasta el Mario Vargas del sensacional dis-curso con el que recibió el Premio Nobel enEstocolmo el pasado diciembre, en el que reivin-dicó la libertad, el Estado de derecho y la econo-mía de libre mercado como bases ineludiblespara acabar con la injusticia y con la pobreza.

Porque el impulso cívico y ético inicial de MarioVargas Llosa, como ocurre en el caso de MauricioRojas, sigue estando vivo: se trata de conseguirque la vida de los más desfavorecidos, en Amé-rica Latina y en todo el mundo, mejore; se tratade dar oportunidades a todos para que pasen de

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Su impulsocívico y éticosigue vivo:conseguirmejorar la vida de los másdesfavorecidos


la miseria a la pobreza, de la pobreza a la digni-dad, y de la dignidad a la prosperidad.

Según nos cuenta Mauricio Rojas, en ese caminode Mario Vargas Llosa desde el marxismo al libera-lismo tuvieron un papel fundamental la brutalidad dela invasión soviética de Checoslovaquia en 1968 y el“caso Padilla” en 1971. Fue entonces cuando Var-gas rompió con sus compañeros de viaje marxistas.

Y fue a partir de entonces cuando inició laaventura intelectual de construirse su propia cos-movisión (“Weltanschauung”) política, al margende cualquier capillita o secta. Y el libro de Mauri-cio Rojas es un estupendo testimonio de esaaventura que Mario Vargas Llosa recorrió, sobretodo al principio, en absoluta soledad.

Fue entonces cuando, ya fuera de la iglesia iz-quierdista, Mario Vargas Llosa se aplicó a la lec-tura de los autores que esa iglesia tenía en supeculiar “Índice de Libros Prohibidos”: AdamSmith, Popper, Isaiah Berlin, Hayeck, Jean-Fran-çois Revel o Raymond Aron.

En el prólogo a Pasión por la libertad, que he te-nido el honor de escribir, digo que Mario VargasLlosa, además de un formidable escritor –algoque está universalmente reconocido–, es un ex-traordinario lector.

Y lo digo porque ha escrito ensayos extraordi-narios sobre muchos autores y muchos de los li-bros que ha leído, sobre Flaubert, García Márquez,Victor Hugo, Arguedas, Onetti, el “Tirant lo Blanc”de Joanot Martorell o la mismísima Corín Tellado.

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ESPERANZA AGUIRRE

En elcamino deVargas Llosadel marxismoal liberalismofueronfundamentalesla brutalidadde la invasiónsoviética deChecoslovaquiay el «casoPadilla»


Pues bien, esa extraordinaria inteligencia y esaproverbial limpieza expositiva de Mario VargasLlosa le han servido para escribir también innu-merables artículos y ensayos en los que ha idodando cuenta a sus lectores de esa evolución in-telectual y política.

Mauricio Rojas ha rastreado en todos esos ar-tículos y ensayos para elaborar este libro, que,entre otras cosas, es una útil y completa guía delectura de la obra de Vargas para comprender suevolución ideológica.

La verdad es que muchos de estos ensayos deVargas son, con frecuencia, incluso más brillan-tes y luminosos que los textos originales que loshan provocado que, a veces, son demasiado ári-dos por tratar de materias económicas o estric-tamente filosóficas o políticas.

La admirable trayectoria ética y política de MarioVargas Llosa, como todos ustedes saben, no se halimitado a mirar los toros desde la barrera. Su com-promiso con su primera patria, el Perú (ya sabemosque tiene dos y que España es la otra), le llevó asaltar al ruedo de la política y a presentarse a laselecciones presidenciales peruanas de 1990.

También de esa experiencia nos da cumplidacuenta el libro que presentamos. Para un inte-lectual tan químicamente puro como Vargas tuvoque ser muy duro embarcarse en una campañaelectoral tan dura y difícil como aquélla (se lo digoyo, que me gustan las campañas, aunque no sepueden comparar las mías en Madrid, al lado demi casa, con las suyas en un país inmenso y con

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Elcompromisode VargasLlosa con suprimerapatria, elPerú, le llevóa saltar alruedo de lapolítica


problemas mucho más acuciantes que los nues-tros). Pero Vargas no se arredró y se dejó la pielyendo de pueblo en pueblo y de plaza en plazapara explicar su programa.

La sinceridad y la honestidad de Vargas, al pre-sentarse ante los peruanos sin subterfugio y alexponer su programa liberal, no le ayudaron aganar frente a un populista Fujimori, al que, des-pués, me figuro que muchos se habrán arrepen-tido de haber votado.

Aquella experiencia también le sirvió a MarioVargas Llosa para escribir un libro admirable, Elpez en el agua, en el que mezcla su más estrictaautobiografía con la descripción y el análisis deaquella campaña. Un libro que a mí me deslum-bró y que recomiendo a todo el mundo y, espe-cialmente, a todos los políticos.

De este libro y de la evolución del pensamientopolítico de Mario Vargas Llosa podríamos estarhablando horas y horas. Esa evolución, tan bienretratada y analizada en el libro, es el gran temapolítico de nuestro tiempo: el fracaso económico,social y, sobre todo, moral de los colectivismos yde los totalitarismos, y el triunfo de los movi-mientos que anteponen la libertad, la propiedad,el Estado de derecho y la economía de mercadopara lograr el progreso de los pueblos y naciones.

Un tema así da para mucho más que paraunas palabras de presentación. Pienso seguir de-batiendo siempre sobre estos asuntos, que sonlos que me llevaron a la política y los que memantienen en ella.

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ESPERANZA AGUIRRE

Laevolución delpensamientopolítico deMario es elgran temapolítico denuestrotiempo


Y en todos los debates, pueden estar seguros,el ejemplo y los análisis de Mario Vargas Llosa,esos análisis que Mauricio Rojas tan bien ha di-seccionado en este libro, los voy a tener siemprepresentes.

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Este libroes, entreotras cosas,una guía de lectura de la obra deVargas paracomprendersu evoluciónideológica


Pasión por la libertadMAURICIO ROJAS

Leer a Mario Vargas Llosa es siempre una gran aventura

Lo saben de sobra todos aquellos que hanleído alguna vez sus novelas. Sin embargo, nosólo sus obras literarias nos invitan a una

aventura extraordinaria. Durante décadas, VargasLlosa ha ido compartiendo con sus lectores refle-xiones sobre un variadísimo espectro de temas.En ellas, ha ido dando testimonio de su toma deposición frente a una realidad siempre cambiantey sorprendente, pero también ha ido dejando lashuellas de una evolución intelectual y política quelo ha llevado a ser uno de nuestros grandes pen-sadores liberales, un verdadero referente paratodos aquellos que creemos que el ser humano semerece la libertad como destino cotidiano.

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En susobras, VargasLlosa ha idodejando lashuellas deunaevoluciónintelectual ypolítica quelo ha llevadoa ser uno denuestrosgrandespensadoresliberales


Esa evolución se ha hecho también parte de mivida desde hace ya varias décadas. Yo fui uno deaquellos jóvenes latinoamericanos que hicieronuna verdadera religión de la idea de que, para de-cirlo con las palabras de Vargas Llosa en el pró-logo a la Historia de Mayta, “la libertad y la justiciase alcanzarían a tiros de fusil”. En esa fe crecí,pero también me desencanté de ella al ver que ala sombra de la hermosa utopía se escondía unanueva tiranía, y con ella luché hasta llegar al libe-ralismo como aquella doctrina que mejor nos pro-tege contra toda idea totalitaria. En esa lucha lalectura de los ensayos, crónicas e intervencionesde Vargas Llosa fue fundamental.

Los “demonios” contra los que yo luchaba a co-mienzos de los años 80 no eran muy distintos deaquellos contra los que Vargas Llosa había lu-chado durante los años 70: ambos teníamos unpasado marxista-revolucionario y habíamos creídoen el advenimiento del paraíso comunista. Ahoraestábamos ambos en un camino que nos alejabapara siempre de los jardines dorados de la utopía,pero Vargas Llosa había llegado mucho más lejosque yo en el viaje hacia un sueño más modesto ypor ello más humano. Leerlo fue un gran estímulointelectual y un consuelo inapreciable para esesentimiento de orfandad que aqueja a quienesabandonan el círculo encantado de aquellos quese creen elegidos para ser los mesías de la libe-ración humana.

Esa evolución personal me fue uniendo, en ladistancia, a ese hombre que ya antes había cono-cido por sus inolvidables novelas y que luego co-nocería personalmente. Por ello es que no tuve

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Ambosteníamos unpasadomarxista-revolucionarioy ahoraestábamosambos en uncamino quenos alejabapara siemprede los jardinesdorados de lautopía


duda en contestar afirmativamente a la propuestade escribir un ensayo sobre el pensamiento polí-tico de Vargas Llosa que me hizo el Instituto Tim-bro de Estocolmo a las pocas horas de que, el día6 de octubre pasado, se hubiese anunciado queMario Vargas Llosa había sido galardonado con elNobel de Literatura.

Así fue naciendo el libro que hoy presentamos,sin mucha premeditación, casi como un impulsoque no medía bien sus verdaderas consecuen-cias. Y lo que en un comienzo fue pensado comoun corto ensayo fue creciendo para al menos in-tentar hacerle justicia a la obra de un pensadorque no sólo es extraordinariamente prolífico sino,además, profundo y radical. Radical por buscarsiempre ir a la raíz de las cosas, por no confor-marse con la superficie, con la frase deslum-brante o la pose que impacta. Por ello es que leerlos ensayos de filosofía política de Vargas Llosaes dialogar con lo mejor del pensamiento liberaloccidental, adentrarse, por ejemplo, en la granlucha intelectual de un Karl Popper contra los to-talitarismos, empaparse de la sabiduría tranquilade un Isaiah Berlin o conocer más de cerca a unFriedrich Hayek, un Adam Smith o un Jean-Fran-çois Revel.

Así, y además originalmente escrito en esa ex-traña lengua que es el sueco, fue naciendo untexto que luego, al ser reescrito en español, seconvirtió en el libro que la Fundación FAES, gentil-mente, ha querido publicar bajo el título de Pasiónpor la libertad. El liberalismo integral de Mario Var-gas Llosa.

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Radicalpor buscarsiempre ir a la raíz de las cosas,por noconformarsecon lasuperficie


Las constantes del pensamiento de Mario Vargas Llosa

Entrando ahora más en materia quisiera acer-carme a la evolución política de Vargas Llosa des-tacando dos características de su pensamientoque, a mi juicio, se mantienen a través del tiempocomo sus ejes centrales. Ambas pueden ser rela-cionadas con dos grandes pensadores francesesque jugaron un papel de primera línea en el desa-rrollo intelectual de Mario Vargas Llosa. Me estoyrefiriendo a Jean-Paul Sartre y a Albert Camus.

De Sartre, que fue un gran héroe cultural parael joven Vargas Llosa, no sobrevivió mucho con eltiempo. Sus artificios dialécticos no fueron final-mente capaces de justificar lo injustificable, esdecir, la supuesta distinción entre “opresión pro-gresista”, hecha en nombre de un futuro paraísosobre la Tierra, y opresión a secas. Sin embargo,de Sartre sí sobrevivió la idea del escritor com-prometido, comprometido con su tiempo, aquelque toma partido, que no calla, que no mira paraotro lado. Nada más ajeno a Mario Vargas Llosaque la indiferencia frente a su mundo.

Esa idea o actitud ha sido rectora en una vidaen que la política, ya desde los años cincuenta delsiglo pasado, nunca estuvo ausente. Lo que nosignifica, por cierto, confundir la política con la li-teratura, que son actividades esencialmente dife-rentes, tal como el mismo Vargas Llosa no secansa de explicar: el escritor, y el artista en ge-neral, parte de la soberanía de su imaginaciónpara forjar “realidades irreales”, ficciones tan con-vincentes que las vivimos, por un instante, como

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Elescritor, y elartista engeneral,parte de lasoberanía de suimaginaciónpara forjar“realidadesirreales”


reales. Quien hace política debe, por el contrario,y so pena de caer en la política-ficción y causargrandes perjuicios, partir siempre de la soberaníade lo real y de lo realmente posible.

En marzo de 2010, en una entrevista otorgadaal diario peruano La República a propósito de suaniversario número 74, Mario Vargas Llosa recordósu deuda con Jean-Paul Sartre. Y no lo hacía conun interés primariamente autobiográfico, sino paradecirles a los jóvenes escritores que la literaturano es un parapeto para aislarse del mundo y re-huir el deber de participar y tomar partido.

Además, en la misma entrevista se le pregun-taba sobre lo que por mucho tiempo había sidouna especulación bastante común. A saber, queno se le concedía el Premio Nobel justamente porser un liberal de esos que no se callan, de esosque no se guardan su liberalismo para discretasexhibiciones privadas, sino que lo confiesa, y conqué orgullo, con la voz más alta posible.

Su respuesta fue decir que no sabía si ello eracierto, pero, agregó, “si es así, no cambiaré misconvicciones por premios literarios”.

Hoy sabemos que la Real Academia Sueca hadesmentido, de forma contundente, la especula-ción acerca de la presunta incompatibilidad entreser un gran referente liberal y recibir el más pre-ciado de los galardones literarios. De ello, sinduda, nos alegramos, pero nos alegramos infinita-mente más de seguir contando, sin flaquezas niconcesiones, con la nítida voz liberal de Mario Var-gas Llosa.

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Quienhace políticadebe partirsiempre dela soberaníade lo real y de lorealmenteposible


Pasemos ahora a la segunda característica per-manente de la actividad de Vargas Llosa. Éstapuede ser relacionada, como ya decía, con quienen su día fue el contrincante más desatacado deJean-Paul Sartre: Albert Camus. El gran escritor ar-gelino-francés que en 1957 recibió el Premio Nobelde Literatura por haber puesto de relieve, tal vezmejor que nadie, “los problemas que se planteanen la conciencia de los hombres de hoy”, comobien expresó la Academia Sueca en su momento.

Con Camus asocio aquella vena rebelde que, ami juicio, hace de Mario Vargas Llosa quien es, yquien siempre ha sido. Rebelde en el sentido deCamus, es decir, aquel que no acepta la indigni-dad, la injusticia, la opresión. Que dice no, que leplanta cara a los tiranos de toda condición. Aquelque no se somete, que no calla frente a una reali-dad que envilece al ser humano.

El rebelde no es un revolucionario de aquellosque sueñan con paraísos terrenales u hombres nue-vos. No, el rebelde actúa por ese hombre quesomos, aquel ser imperfecto y limitado, como todasociedad humana que podamos construir. Pero enningún caso se resigna a que no seamos lo que sípodemos y debemos ser: dignos, respetados, libres.

Contra toda dictadura

La vena rebelde de Vargas Llosa ha derivado enlo que ha sido su lucha (más) constante, su ver-dadero predicamento existencial ya desde laniñez: su oposición férrea, visceral, al autorita-rismo, a la tiranía, a la dictadura. Y a sus corre-

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Mario esun rebeldeen el sentidode Camus, esdecir, aquelque noacepta laindignidad,la injusticia,la opresión


latos inseparables: los patriarcas despóticos, loscaudillos, los comandantes-presidentes, los füh-rer de todo pelaje y coartada ideológica. Esta opo-sición no conoce excepciones y va desde elámbito personal al social.

Mario Vargas Llosa lo ha expresado mejor quenadie en diversas ocasiones. Por ello es mejorcitar sus propias palabras, tomadas de una con-versación con su amigo Enrique Krause, publicadahace no mucho en la revista Letras libres:

“Si hay algo que yo odio, que me repugna pro-fundamente, que me indigna, es una dictadura. Noes solamente una convicción política, un principiomoral: es un movimiento de las entrañas, una ac-titud visceral, quizá porque he padecido muchasdictaduras en mi propio país, quizá porque desdemuy niño viví en carne propia lo que es esa auto-ridad que se impone con brutalidad.”

Creo que no exagero al decir que muy poco en lavida de Vargas Llosa sería comprensible si no se to-mase este aspecto en consideración. Escribir,como nos lo recuerda en su obra autobiográfica Elpez en el agua, también fue un acto fundamental derebeldía ante “esa autoridad que se impone conbrutalidad”, un acto vital de resistencia para rei-vindicar y defender aquella dignidad y libertad quenos debemos y le debemos a todo ser humano.

De allí su repulsión absoluta a todos los tiranos.Desde el general Manuel Odría, el dictador peruanocuyo régimen marcó indeleblemente la juventud deVargas Llosa, hasta los dictadores y caudillos de iz-quierdas o de derechas que han jalonado nuestro

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La luchamás constantede Mario essu oposiciónférrea,visceral, alautoritarismo,a la tiranía, a la dictadura


tiempo, llámense éstos Brezhnev o Pinochet, Cas-tro o Batista, Chávez, Jomeini o Gadafi.

De allí surge también, con absoluta coherencia,su toma de posición actual ante aquella difícil al-ternativa a la que se ve abocado el Perú de hoy.Nadie que conozca la trayectoria de Mario VargasLlosa podría haberse esperado algo distinto de loque ha hecho: condenar y oponerse de la maneramás resuelta al intento de Keiko Fujimori de legiti-mar en las urnas aquella tiranía, la de su padre, Al-berto Fujimori, que por su traición a la democracia,por sus violaciones sistemáticas a los derechoshumanos, por su voracidad malversadora, no co-noce paralelos en la historia peruana, lo que la-mentablemente no es poco decir.

El liberalismo integral

Esta última consideración nos permite abordar lanaturaleza misma del pensamiento liberal de Var-gas Llosa, aquello que él mismo ha llamado “libe-ralismo integral”, y que ha servido de subtítulo aPasión por la libertad.

Se trata de algo fundamental, ya que se des-marca y denuncia una tentación suicida de uncierto “liberalismo”, no poco común en AméricaLatina, que reduce ese árbol frondoso que es elde la libertad a la economía y que, peor aún, haestado dispuesto a conculcar, o al menos a no con-denar, el sacrificio de ciertas libertades básicas siesto se hace en aras de reformas económicas vis-tas como liberalizadoras.

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Sedesmarca ydenuncia unatentaciónsuicida de uncierto“liberalismo”,no pococomún enAméricaLatina, quereduce eseárbol frondosoque es el de lalibertad a laeconomía


Permítanme citar con cierta extensión, dada laimportancia del tema, a Mario Vargas Llosa. Suspalabras provienen de una conferencia dictada enmarzo de 2005 en el American Enterprise Instituteal recibir el Premio Irving Kristol:

“Hay liberales (…) que creen que la economíaes el ámbito donde se resuelven todos los proble-mas y que el mercado libre es la panacea que so-luciona desde la pobreza hasta el desempleo, lamarginalidad y la exclusión social. Esos liberales,verdaderos logaritmos vivientes, han hecho aveces más daño a la causa de la libertad que lospropios marxistas, los primeros propagadores deesa absurda tesis según la cual la economía es elmotor de la historia de las naciones y el funda-mento de la civilización. No es verdad. Lo que di-ferencia a la civilización de la barbarie son lasideas, la cultura, antes que la economía y ésta, porsí sola, sin el sustento de aquélla, puede producirsobre el papel óptimos resultados, pero no da sen-tido a la vida de las gentes, ni les ofrece razonespara resistir la adversidad y sentirse solidarios ycompasivos, ni las hace vivir en un entorno im-pregnado de humanidad.”

Esto no quiere decir, ni lo más mínimo, que Var-gas Llosa ignore la importancia fundamental deuna economía basada en la libertad, aquella eco-nomía que ha permitido, al extenderse reciente-mente por casi todo el planeta, elevar el nivel devida de los seres humanos de una manera nuncaantes vista, sacando a cientos de millones dehombres y mujeres de aquella pobreza que siem-pre fue el mal endémico de la abrumadora mayo-ría de la humanidad.

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Pero VargasLlosa noignora laimportanciafundamentalde unaeconomíabasada en lalibertad,aquellaeconomía queha permitidoelevar el nivelde vida de los sereshumanos deuna maneranunca antesvista


Eso es evidente, y provoca la ira de quienescreen que, al menos en economía, la libertad no esla mejor opción que tenemos. Pero esto no signi-fica transformar esa libertad en la única digna dedefenderse o en una especie de libertad superiorante la cual las demás libertades deban postrarse.

Esta toma de posición ha llevado a Mario VargasLlosa a definir el liberalismo de una manera que nosrecuerda su sentido más original, es decir, comouna “actitud ante la vida”, una actitud que está, consus propias palabras expresadas en un texto dondereivindica la herencia intelectual de Ortega y Gas-set: “… fundada en la tolerancia y el respeto, en elamor por la cultura, en una voluntad de coexisten-cia con el otro, con los otros, y en una defensa firmede la libertad como un valor supremo...”

Una consideración personal

Éstos son algunos de los temas que se recogen enel libro Pasión por la libertad y quiero dejar hastaaquí estas consideraciones de carácter más ge-neral para permitirme hacer una breve considera-ción final que es más personal.

Si hay un recuerdo que siempre me viene a lamente cuando pienso “en la persona Mario VargasLlosa” es el de una tarde soleada y apacible, her-mosa como sólo pueden serlo aquellas tardes in-finitas del corto verano nórdico. Estábamos, juntoa Patricia Vargas Llosa y a Mónica, mi esposa, enla pequeña terraza de un café de la encantadoraciudad de Sigtuna, una de las más antiguas de Es-candinavia. Allí, a orillas de aquel gran lago-río lla-mado Mälaren, conversamos un poco de todo, de

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Mario hadefinido elliberalismode unamanera quenos recuerdasu sentidomás original,es decir,como una“actitud antela vida”


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lo humano y de lo divino, como si hubiésemos sidoviejos amigos de siempre, aunque en verdad setrataba de una amistad que recién comenzaba.

Posteriormente he reflexionado sobre aquel mo-mento fugaz pero, a su vez, indeleble, y creo que mireflexión será compartida por todos aquellos quehan tenido el privilegio de conocer a Mario un pocomás de cerca. Hay en este gran hombre, y en su en-torno humano, una sencillez y calidez naturales quelo hacen ser plenamente alcanzable y cercano.Esto es, a mi juicio, lo que mejor habla de su gran-deza: el que ésta nunca le haga sombra a ese serhumano entrañable que es Mario Vargas Llosa. Porello, y por su pasión infinita por la libertad, es quetantos lo estimamos y le queremos.

MAURICIO ROJAS

Por supasión infinitapor lalibertad,tantos loestimamos y queremos


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