el concepto de derecho en la historia de la filosofía
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El concepto de derecho en la historia de la filosofía
(Ponencia ante el Cuerpo Académico de Derecho)
Ulises Campbell
1. Para el presente trabajo seguiremos como hilo conductor de la reflexión el
problema de los universales. Lo anterior, pues el problema se presenta de
antiguo, es favorito de la Edad Media aunque se destaca aún en la filosofía
moderna y contemporánea.
2. En el caso de la filosofía el Derecho que aquí interesa este problema se
relaciona con las cuestiones de legalidad y legitimidad o validez y facticidad. Por
nuestra parte sostenemos que el problema deriva en la hermenéutica o los
trabajos relativos a la comprensión, como tuvimos oportunidad de expresar en
otra exposición y nuestra hipótesis digamos es que:
Nosotros manejamos la idea no sólo de un escepticismo
axiológico. No se trata de un derecho y un legislador que quiera satisfacer
las demandas de justicia social a través de redistribuciones
compensatorias. La unidad de las normas jurídicas –si existe- sólo se
revela caso por caso. En el pasado se caracterizó las propiedades
formales del derecho por una sistematización del corpus jurídico por la
forma de la ley que es general y abstracta, y por un procedimiento estricto
limitante del criterio de los jueces y funcionarios. En tal forma nosotros
creemos que se puede dar un proceso de materialización del derecho
caso por caso. Sin que necesariamente ello implique su moralización del
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derecho en cuanto tal o mediante principios últimos legitimantes. Hay que
reconocer que todo ello como veremos tiene reminiscencias metafísicas
de la historia y que en su caso es un proceso dialógico que no sólo
responde a la dialéctica pregunta respuesta –en la cual se puede
fundamentar su técnica- sino de igual manera en la argumentación y la
interpretación-. En otras palabras, en la capacidad dialéctica que implica
el razonamiento en general.
3. Como se sabe el problema de los Universales es el de la correspondencia de
nuestros conceptos intelectuales con las cosas que existen en nuestra mente.
Mientras que la existencia es determinada, individual y formalmente excluyente
de toda multiplicidad los conceptos o representaciones mentales son abstractos
y universales. La cuestión es saber has qué punto los conceptos de la mente
corresponden a las cosas que representan.
4. Una de las soluciones al problema anterior es el realismo que sostiene que hay
cosas universales en la mente que corresponden cosas universales en la
naturaleza. El nominalismo niega por el contrario esta relación y rechaza que el
intelecto tenga la capacidad de engendrar conceptos abstractos y universales.
Lo que llamamos ideas generales son sólo nombres.
5. Por su parte, el conceptualismo considera que el concepto tiene un valor ideal y
no real. En tanto, un realismo moderado implica que hay conceptos universales
que representan fielmente a realidades que no son universales.
6. El problema inicia en la en la filosofía antigua desde la búsqueda de la
conciliación del uno y lo diverso, de lo cambiante y lo permanente. Para Platón lo
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real debe poseer atributos de necesidad, unidad e inmutabilidad que se
encuentra en nuestras representaciones universales. En tanto que el mundo
contiene lo contingente, lo individual, lo inestable. Por lo que para Platón la ideas
son lo absolutamente estable y existe pos si misma aislada del mundo
fenoménico.
7. Esta concepción que notamos en Platón es característica de la filosofía antigua y
tiene que ver con la idea de que existe un orden natural autónomo por lo que el
problema político consistía en descubrir el lugar que cada humano debía ocupar
dentro de una sociedad en que pudiese desarrollarse en todas las formas
significativas de trabajo social. Este es el sentido, no existía la idea de
ciudadano dotados de derechos privados y de un estado que proteja a los
ciudadano en el disfrute de dichos derechos. Nuestro pensamiento característico
sería poder suficiente para el estado sea eficaz y libertad suficiente para que
nuestro ciudadano pueda ser un agente libre. Muy por el contrario, la
representación o democracia ateniense era un modo de vida más que una
estructura jurídica y lo fundamental era la armonía de la vida común. LA
costumbre era la presunción de un principio latente. Es por eso que Platón
representa la fe griega en el sentido de que el gobierno se basa en la convicción
y no para coaccionar. La ley es merecedora de respeto y se impone por sí
mismas. Con ello se entiende que no existiera un sistema de apelación pues
quien actuaba el pueblo ateniense representado en el tribunal.
8. Entrada la edad media el problema de los universales. El fin de la ciudad estado
como centro de vida humana pasa a un recogimiento de sí y una vida intima
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individual como no hubiera podido ser pensada por los griegos. Básicamente se
aclara este problema –el de los universales- al reconocerse una vida personal y
privada y la idea de la universalidad de una humanidad que alcanzaba a todo el
mundo y en la que todos los hombres estaban dotados de una naturaleza
común. En lugar de una ley encarnada en la tradición íntimamente unificada de
una sola ciudad, se tenía que concebir un derecho para todo el mundo civilizado,
un derecho comprensivo. Con lo que las concepciones gemelas de los derechos
del hombre y una norma de justicia universalmente obligatoria (la ciudad
universal) pasaron a formar parte sólida de la conciencia moral de los pueblos
europeos. Esta ideal universal fue representado en el rey que debía procurar la
concordia. Acto que daba un título jurídico a la autoridad regia (la justificaba,
daba valor a su acto). Aquí vemos aparecer como la justicia es en consecuencia
norma de los estados. Los estados son una criatura del derecho y no debe
estudiarse en términos sociológicos o como bien ético sino en términos de
competencia jurídica y de derechos aspecto que no era parte del pensamiento
de los griegos pero ha sido desde la época romana a nuestras fechas eje
central. No obstante esto planteo el problema de la relación entre el estado y las
instituciones religiosas –la iglesia y el estado sufren la separación conocido en la
historia como el problema de las dos espadas-. La discusión se centro en el
derecho de una comunidad y un rey ante el poder del papado y la iglesia
católica..
9. No fue sino hasta Maquiavelo y básicamente Thomas Hobbes cuando el estado
laico asume el triunfo y la responsabilidad del gobierno humano. Maquiavelo es
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el teórico político del hombre sin amo y en la el individuo se encuentra sólo sin
más intereses que su egoísmo agravándose el problema de la representación
del derecho ante los actos de interés individual.
10.Podemos decir que: Son las clases adineradas las que sienten la necesidad de
una buena educación: lógicamente, que les permita dar razón y cuenta de su
riqueza y poder instruir a la clase dirigente. Es el tiempo en que resuena la
renuncia a lo abstracto o a lo apriorístico. Es enfrentar cara a cara la realidad, en
un esfuerzo por interpretarla en el sentido de la acción humana. En esta época,
se inician, propiamente, los estudios universitarios bajo el mecenazgo de
príncipes y nobleza. Aunque, particularmente en el continente, se dieron bajo el
patrocinio público y muchas veces bajo la dirección del mismo. Dichos estudios
estaban encaminados a las artes clásicas sobre todo. Con lo que, se diversifican
los intereses intelectuales y, de cualquier manera, de estas serán las escuelas
de donde surgirá el pensamiento ilustrado teniendo con ello una conciencia
histórica: el hombre es visto como un Dios contraído; es tiempo en que la
economía y la cultura secular son medio para la primacía política. En tanto, para
la burguesía, la religión y la política son ahora medio para fines económicos. Es
el descollar económico de uno sobre los demás.
11.En un tiempo en que el nacimiento y la tradición se enfrentan a criterios
individuales y a la fuerza material como única realidad. Los problemas
económicos se vuelven centrales siendo el consumo y la adquisición su principal
manifestación. En cuanto a la política de lo estados-nación se observa una
necesidad expansionista como resultado de esta nueva condición material del
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valor, quedando a tras el orgullo humano o las consideraciones divinas. El
estado queda, en una palabra, al servicio de la economía. Mientras el político se
hace calculador frente a una iglesia que deja de ser la única fuente de la
racionalidad espiritual. Queda, en otro sentido, abierta la condición humana a la
desconfianza como rasgo característico de la sociedad frente a la pérdida de lo
comunal, de las comunidades. En pocas palabras, los valores dejan de ser
comunes.
12.No obstante, se alcanza así la autonomía del estado perdiendo la religión fuerza
y ganando, esta condición primacía el espacio sobre el tiempo. Diríamos que es
la llegada del fin del tiempo.
13.Hobbes nos ofrece una visión materialista y pesimista de la condición humana.
Pensaba que los hombres son gobernados en sus movimientos por las
pasiones, las cuales son mociones internas. Estas pasiones pueden valerse de
una sierva especialmente útil llamada razón. Asimismo, describió al hombre
como un ser completo y encerrado, incapaz de penetrar las intenciones de los
demás y muy consciente de que el mismo lenguaje que sirve para comunicarse
puede ser usado para engañar. Podemos decir que con Hobbes se despliega la
idea de malignidad humana considerada, en primera instancia por Maquiavelo.
Aunque, se inicia la tendencia teórica que intuye el origen de la sociedad en la
existencia de un pacto superador del estado de naturaleza: “La condición del
hombre es una condición de guerra de todos contra todos, en la cual cada uno
está gobernado por su propia razón”. La aspiración última del hombre es ser
considerado como superior.
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14.Hobbes, establece la existencia de tres clases de dependencia en la naturaleza
humana:
Competencia. La cual empuja a la invasión en busca de ganancias.
Desconfianza. Por lo cual, se busca la seguridad.
Iglesia. Mediante ella se busca obtener mejor reputación.
15.Así, egoísta y cobarde el hombre se siente atraído por lo que satisface su
potencia: Riquezas y Sabiduría. No obstante, al vivir en comunidad surge la
rivalidad con los otros hombres, que quieren aumentar su potencia. El hombre
hace la guerra a todos, pero debido a su “temor a la muerte” busca la forma de
salir de dicha condición. El resultado es una sociedad que es artificial y
consecuencia de un juego de intereses. Al pactar con los otros el hombre hace
renuncia al poder en el contenido. La vigilancia de esa renuncia hace necesaria
la existencia de un poder coactivo externo: el Estado. El cual es la sede de un
poder donde tampoco la religión escapa a él. En este sentido, el individuo le
debe obediencia ciega pues, son deberes del estado: Garantizar la paz,
Garantizar la seguridad, garantizar la libertad y la igualad jurídica y garantizar el
acceso a los cargos públicos a todos los súbditos.
16.Para Hobbes el Estado es justificado en el sentido en que es necesario un poder
común que los mantenga a raya y dirija sus acciones hacia el beneficio colectivo
que mediante el Artificio se crea ese gran Leviatán que se llama república o
Estado, que no es sino un hombre artificial, aunque de estatura y fuerza
superiores a las del natural, para cuya defensa y protección fue pensado. Allí la
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soberanía es un alma artificial que da fuerza y movimiento al cuerpo entero; los
magistrados, y otros funcionarios de la judicatura y ejecución, son las
articulaciones...”
17.Una conclusión, es que la teoría hobessiana consolidaba en el Estado el poder
absoluto, concedido por el pueblo en un acto de consiente e irrevocable
desprendimiento. Debemos decir, que mientras lo primero lo equipara a la idea
del poder en Maquiavelo lo según es precisamente lo que lo distingue.
Precisamente, tal consentimiento lo expresa por hallarse en unas condiciones
tan terribles que no admiten otra alternativa; y es un consentimiento total y que
los súbditos no puden modificar según sus conveniencias. No obstante, si el
estado no puede protegerle puede dar por cancelado el contrato y protegerse a
sí mismo.
18.Por su parte, las bases de su pensamiento de John Locke se considera su
epistemología pues es importante señalar que niega la existencia de las ideas
innatas y el causalismo considerando el conocimiento de origen sensorial, por lo
que rechaza la idea absoluta en favor de la probabilística matemática. Para
Locke, el conocimiento solamente alcanza a las relaciones entre los hechos, al
cómo, no al por qué. Por otra parte cree percibir una armonía global, apoyado en
creencias y supuestos evidentes por sí mismos, por lo que su pensamiento
también contiene elementos propios del racionalismo y el mecanicismo.
19.Locke, cree en un Dios creador cercano a la concepción calvinista del gran
relojero, basando su argumentación en nuestra propia existencia y la
imposibilidad de la nada de producir el ser. De la esencia divina solamente
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pueden ser conocidos los accidentes y sus designios solamente pueden ser
advertidos a través de las leyes naturales. No obstante, trata la religión como un
asunto privado e individual, que afecta solamente a la relación del hombre con
Dios, no a las relaciones humanas. En virtud de esta privatización el hombre se
libera de su dependencia de la disciplina e imposiciones eclesiásticas y sustrae
la legitimidad confesional a la autoridad política, puesto que considera que no
hay base bíblica para un estado cristiano. En este sentido y respecto a la
religión, piensa que ésta y la moral son independientes, como independientes
deben ser la Iglesia y el Estado, y éste último ha de ser tolerante en materia de
religión, según se desprende de sus dos Tratados sobre el gobierno civil de
1690. Sin embargo, considera la ley natural un decreto divino que impone la
armonía global a través de una disposición mental (reverencia, temor de Dios,
afecto filial natural, amor al prójimo), concretada en acciones prohibidas (robar,
matar y en definitiva toda violación de libertad ajena), que obligan en favor de la
convivencia.
20.En política, John Locke está considerado el padre del liberalismo moderno.
Propone que la soberanía emana del pueblo, que el Estado debe proteger los
derechos (de propiedad y libertad individuales) de los ciudadanos y que,
anticipándose a Montesquieu, el poder legislativo y el judicial han de estar
separados. Así, el rey está sometido a las leyes; al Estado le confiere funciones
de decisión en controversias entre los individuos, en el contexto de la pluralidad
y la tolerancia, puesto que se dan diversidad de opiniones e intereses entre los
hombres, fruto de las distintas vías individuales de búsqueda de la felicidad, por
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lo que el desacuerdo y el conflicto son inevitables. Esto último es particularmente
importante pues el liberalismo de Locke no se puede entender sin dar cabida al
individualismo que, pondríamos decir, nace con él desde el campo de la
epistemología como hemos intentado advertir. De ahí la importancia de haber
tratado ésta última. No obstante, como vimos, se separa en más de un sentido
de Hobbes muy a pesar de que este pensador funde su idea política en la
psicología humana.
21.Con Rousseau la idea del progreso es claramente atacada. El hombre se vuelve
menos feliz, menos libre y menos bueno. Al aparecer en la sociedad, el hombre
comienza a perder la libertad y las desigualdades comienzan a ganar terreno
cuando se establece el derecho de propiedad y la autoridad para salvaguardarlo.
En otras palabras, la sociedad es un engaño, los hombres se unen
supuestamente para defender a los débiles pero en realidad lo que hacen, es
defender los intereses propios: la conciencia es el único reducto incólume,
aunque casi ignorado. Mientras, el hombre, fuera de sí, está alienado.
22.Si bien, los pensadores de siglos precedentes, como Maquiavelo y Hobbes,
habían acostumbrado a sus lectores a pensar en términos de “soberanía” a dar
por necesario que en cualquier Estado hubiera una última fuente de autoridad
que fuese la encargada de hacer las leyes y de conservar el orden. Pero otros
pensadores como John Locke y Montesquieu, habían temido que tanto insistir en
la soberanía del estado menoscababa los derechos y libertades del individuo. La
teoría dieciochista era la de que los reyes gobernaban por comisión directa de
Dios y ejercían su sagrada autoridad por “derecho divino”. Por otro lado, la teoría
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de los derechos naturales del hombre daba pie para unas reclamaciones
absolutas de los ciudadanos en cuanto individuos.
23.Uno de los temas fundamentales de la obra es la Soberanía ( tema fundamental
de la filosofía occidental de la modernidad).Para el autor soberanía es sinónimo
de voluntad general, en tanto que sólo la voluntad general del pueblo puede
constituirse en ley. Es precisamente la idea de la voluntad general la que separa
a este autor de la tradición política anterior (Maquiavelo, Hobbes y Locke) pues
no es ni la violencia, ni el individualismo lo que dicta dicha voluntad general. Esta
es indivisible y no puede ser representada. Por lo tanto la soberanía radica en el
todo ( el pueblo en su totalidad), no puede dividirse en partes (como los
poderes)y menos todavía ser representada por un parlamento electo ( porque de
esta manera el hombre sería libre solo cuando elige a sus representantes
legisladores, pero después volvería a ser esclavo). Soberanía y Estado son
términos inseparables, en tanto que el Estado se mantiene en el poder
soberano. De esta manera para Rousseau el principio fundamental del Estado
Moderno debería ser netamente democrático, ya que el poder soberano solo es
tal, cuando es la expresión de la voluntad general de todos los ciudadanos de un
Estado. Rousseau nos dice: “Convengamos, pues, en que la fuerza no
constituye derecho, y que únicamente se está obligado a obedecer a los poderes
legítimos”(pág 8). Según ello, el fundamento único de toda autoridad legítima
serán las convenciones.
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24.Rousseau presentará su idea acerca del pacto social, que formula en los
siguientes términos: “Cada uno de nosotros pone en común su persona y todo
su poder bajo la suprema dirección de la voluntad general, recibiendo a cada
miembro como parte indivisible del todo”(pág 15). Dentro de una vida social
orgánica fundada en sí misma y que representa dicha voluntad general. Es
precisamente el pacto social convierte en iguales a los hombres, por convención
y derecho:
Es precisamente porque la fuerza de las cosas tiende siempre a
destruir la igualdad, por lo que la fuerza de la legislación debe siempre
tender a mantenerla” (pág 52).
25.En otro sentido, es "una forma de asociación (...) mediante la cual cada uno, al
unirse a todos, no obedezca, sin embargo, más que a sí mismo y quede tan libre
como antes". Donde el gobierno no es otra cosa que el ejercicio legítimo del
poder ejecutivo. El poder legislativo, por su parte, siempre pertenece al pueblo y
sólo puede pertenecer a él. En todo caso, es un individuo en la comunidad de
valores a los cuales el corresponde, como individuo. A este respecto, conviene
la siguiente cita:
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26.En lugar de la personalidad individual de cada parte contratante, este acto de
asociación crea un cuerpo moral y colectivo, compuesto de tantos miembros
como votantes hay en la asamblea, y que recibe de este acto su unidad, su
común identidad su vida y su querer. Esta persona pública, formada así de la
unión de todas las otras personas, primeramente tomó el nombre de ciudad, y
hoy toma el de República o el de cuerpo político; sus miembros la denominan
Estado cuando es pasiva, Soberano cuando es activa, y Potencia cuando la
comparan con otras personas públicas semejantes a ella misma.
27.Así, cada ciudadano es capaz de comprender cuál es el bien general, puesto
que él mismo, ese ciudadano, forma parte de la sociedad. En tal caso,
democracia significa tomar parte personal en las decisiones políticas. Precisa
por tanto del bien de toda la comunidad. Mientras que el gobierno se debe
fundar en la intención moral de toda la comunidad pues la base moral de la
política interesa más que todas las formas institucionales. Es por ello, que la
comunidad social ha de tener el aglutinante de una fe común y es precisamente
la que la voluntad general y, por ende que el estado imponga.