el capitalismo español en el siglo xxi

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11 desde abajo El capitalismo español está enfrentando una se- vera crisis que revela que los fundamentos de su crecimiento reciente eran extraordinariamente frágiles. Utilizando un marco teórico de inspira- ción neomarxista y kaleckiana analizamos los desequilibrios comerciales y financieros de la economía española en su inserción en la econo- mía europea y la economía mundial. Asimismo valoramos el papel de la desigualdad y el endeu- damiento en este proceso. 10 desde abajo Año 2013 · Nº02 El capitalismo español en el siglo XXI ¿Qué lugar en la economía mundial? Alberto Garzón Espinosa 1. INTRODUCCIÓN “El capital es la sangre que fluye a través del cuerpo po- lítico de todas aquellas sociedades que nosotros llama- mos capitalistas, extendiéndose, algunas veces como un goteo y otras veces como un torrente, en cada reco- veco y rendija del mundo inhabitado. Es gracias a este flujo que nosotros, quienes vivimos bajo el capitalismo, adquirimos el pan diario así como nuestras casas, co- ches, móviles, camisetas, zapatos y todos los bienes que necesitamos en nuestra vida diaria. A través de este flu- jo la riqueza es creada desde los muchos servicios para la manutención, el entretenimiento, la educación, y otros que obtenemos. Estableciendo impuestos a este flujo los estados aumentan su poder, su poderío militar y su capacidad para asegurar un estándar de vida adecuado a los ciudadanos. Con la interrupción, el estancamiento o, incluso peor, la suspensión del flujo nos encontramos con una crisis del capitalismo en la cual la vida no puede continuar más tiempo en la forma en la que estábamos acostumbrados” David Harvey (The Enigma of Capital). El yugo del capital El capitalismo español en el siglo XXI 01 “El yugo del capital” El capitalismo español en el siglo XXI ¿Qué lugar en la economía mundial? Finanzas, información y democracia Una crítica económico-política de la mediación espectacular de la crisis El silencio de las sirenas en el corazón de las tinieblas Sobre la lógica de las reformas Síntesis de una lucha inacabada Evolución del feminismo y las políticas de igualdad en Andalucía y el Estado La sanidad pública y la crisis

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10 desde abajoAño 2013 · Nº02

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El capitalismo español está enfrentando una se-vera crisis que revela que los fundamentos de su crecimiento reciente eran extraordinariamente frágiles. Utilizando un marco teórico de inspira-ción neomarxista y kaleckiana analizamos los desequilibrios comerciales y financieros de la economía española en su inserción en la econo-mía europea y la economía mundial. Asimismo valoramos el papel de la desigualdad y el endeu-damiento en este proceso.

10 desde abajoAño 2013 · Nº02

El capitalismo español en el siglo XXI¿Qué lugar en la economía mundial?Alberto Garzón Espinosa

1. INTRODUCCIÓN

“El capital es la sangre que fluye a través del cuerpo po-lítico de todas aquellas sociedades que nosotros llama-mos capitalistas, extendiéndose, algunas veces como un goteo y otras veces como un torrente, en cada reco-veco y rendija del mundo inhabitado. Es gracias a este flujo que nosotros, quienes vivimos bajo el capitalismo, adquirimos el pan diario así como nuestras casas, co-ches, móviles, camisetas, zapatos y todos los bienes que necesitamos en nuestra vida diaria. A través de este flu-jo la riqueza es creada desde los muchos servicios para la manutención, el entretenimiento, la educación, y otros que obtenemos. Estableciendo impuestos a este flujo los estados aumentan su poder, su poderío militar y su capacidad para asegurar un estándar de vida adecuado a los ciudadanos. Con la interrupción, el estancamiento o, incluso peor, la suspensión del flujo nos encontramos con una crisis del capitalismo en la cual la vida no puede continuar más tiempo en la forma en la que estábamos acostumbrados” David Harvey (The Enigma of Capital).

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XI

01

“El yugo del capital”El capitalismo español en el siglo XXI ¿Qué lugar en la economía mundial?

Finanzas, información y democracia Una crítica económico-política de la mediación espectacular de la crisis

El silencio de las sirenas en el corazón de las tinieblasSobre la lógica de las reformas

Síntesis de una lucha inacabadaEvolución del feminismo y las políticas de igualdad en Andalucía y el Estado

La sanidad pública y la crisis

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1.- El neoliberalismo, amén de ser una ideología, “representa una revuelta contra el rumbo del capi-talismo en el siglo XX y muy espe-cialmente contra el que adopta en su segunda mitad, bajo el modelo de desarrollo fordista” (Tablas, 2007b: 202). Se trata, además, de un “proyecto político para restaurar las condiciones para la acumulación capitalista y el poder de las élites económicas”, sin que ello signifi-que necesariamente perseguir la reducción del peso y el papel del Estado (Harvey, 2009: 19).

España está en crisis porque se ha interrumpido el flujo del capital, de forma que no se crea más empleo y cada vez es más difícil acceder a los bienes y servicios a los que estábamos acostumbrados hasta ahora. El ciclo del capital, ese flujo de sangre que circula a través de nuestras economías, se ha roto por diferentes partes y los gobiernos no logran encontrar la forma de taponar las heridas para poder reactivarlo.

Sin embargo hasta ahora ese ciclo del capital, ese flujo de sangre, había fluido correctamente en Espa-ña. Nuestro país crecía económicamente, se creaba empleo y como consecuencia de todo ello se incre-mentaba el bienestar material de la sociedad (infraes-tructuras, servicios públicos, etc.). La sociedad estaba subsumida en una dinámica de estabilidad que prome-tía durar por siempre. La interrupción del crecimiento económico, y en la profundidad en la que ha sucedido y está sucediendo, ha roto las promesas de futuro tanto económicas como sociales, provocando cambios en la vida de los ciudadanos y en sus esquemas mentales.

Wallerstein apuntaba que “una crisis implica una si-tuación en la cual un sistema histórico, debido a su desarrollo interno, ha acentuado sus contradicciones hasta el punto en que no puede continuar mantenien-do la misma estructura básica”. En efecto, ese ciclo del capital operaba sobre unos determinados funda-mentos que están rotos o que ya no existen, de modo que la reactivación del ciclo requiere su sustitución por otros diferentes. Estamos inmersos en esa encrucijada: ¿cómo podemos saber cuál es la estructura básica que necesita la economía de España para poder volver a crear empleo y mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos?

El capitalismo tiene una lógica y una dinámica espe-cífica de funcionamiento, pero no se cristaliza de una forma perfecta en cada economía nacional. Diversos factores económicos, históricos, culturales y sociales dotan de rasgos propios a las economías nacionales, las cuales a pesar de ser economías capitalistas tienen sus propias singularidades. Asimismo, su dinámica in-terna viene marcada por el modo de participación en el sistema capitalista mundial.

Dicho de otra forma, todas las economías capitalistas obedecen al mencionado ciclo del capital y la lógica

de funcionamiento que conlleva -necesitan tener cre-cimiento económico y por lo tanto encontrar espacios de rentabilidad-, pero las piezas del sistema pueden articularse de forma diferente para conseguirlo. Esta es la razón por la que en el conjunto de las economías ca-pitalistas percibimos distintas estructuras económicas, cuyos fundamentos debemos estudiar para averiguar qué se encuentra detrás del crecimiento económico de cada economía en particular.

Partimos de un punto básico: el principal elemento de una economía capitalista es la ganancia, sin la cual el sistema no puede seguir reproduciéndose. Y en el análisis de la ganancia cobra una importancia clave la relación que existe entre el capital y el trabajo, relación que se cristaliza en una determinada distribución de la renta. No en vano los economistas clásicos siempre tuvieron muy presente el papel de la distribución, cen-trando sus esfuerzos académicos en entender las con-secuencias de su modificación (Herrera, 2011).

A partir de una determinada relación capital-trabajo (de una determinada distribución de la renta) podemos decir que hay dos regímenes de crecimiento económi-co: aquellos basados en el crecimiento de la participa-ción de los beneficios en la renta y aquellos que se ba-san en el crecimiento de la participación de los salarios en la renta, ambos satisfaciendo la necesidad de que exista una ganancia suficiente. Como veremos más tarde, y a partir de nuestro marco teórico, convenimos en llamar a estos regímenes de crecimiento económi-co wage-led y profit-led respectivamente.

Las políticas económicas neoliberales 1 han deteriora-

do el peso de la participación salarial en prácticamente todo el mundo desarrollado, y han obligado a imponer modelos de crecimiento que necesariamente debían articularse a partir de un bajo peso salarial y en conse-cuencia con menor demanda basada en los salarios. Para garantizar el crecimiento económico algunos paí-ses han superado dicho estancamiento de la demanda a través de un incremento de las exportaciones netas y por lo tanto con un superávit en la cuenta corriente, mientras que otros países han compensado con con-sumo financiado por el crédito y con un consecuente déficit comercial en la cuenta corriente.

Como veremos más adelante, lo que encontramos en

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2.- Se trata, grosso modo, de una mayor orientación empresarial hacia el beneficio derivado de un incremento en el valor de las accio-nes y de un menor peso de las es-trategias de crecimiento de medio y largo plazo.

Las polí-ticas de

desregulación de las finanzas internaciona-les han faci-litado el flujo del crédito a lo largo del todo el mundo”

Europa son modelos de crecimiento simbióticos entre los países del centro y los países de la periferia de Euro-pa. Mientras los países del centro de Europa han basa-do su crecimiento en la exportación de bienes y servi-cios, gracias a ganancias de competitividad logradas a través de la contención de costes salariales y mejoras en la productividad, los países de la periferia han basa-do su crecimiento en la demanda interna y el endeuda-miento privado. Más adelante tendremos oportunidad de analizar las diferencias entre ambos modelos de crecimiento, que definimos como export-led y debt-led respectivamente.

Como hemos apuntado, las lógicas de estos modelos de crecimiento hunden sus raíces en los procesos de política económica dominantes a partir de los años 80 en todo el mundo. Las políticas de desregulación de las finanzas internacionales han facilitado el flujo de crédito a lo largo de todo el mundo, mientras que las reformas laborales y los procesos de globalización co-mercial han deteriorado la negociación sindical y han producido una caída en el peso de los salarios que se ha traducido en una caída de la demanda interna.

Pero el neoliberalismo ha tenido otros efectos parale-los, como el desencadenamiento de una serie de pro-cesos que han sido definidos por diversos autores como financiarización. Aunque no hay acuerdo a la hora de definir lo que es la financiarización, Epstein (2004:3) ha proporcionado una definición amplia según la cual la “financiarización es el incremento del rol de los motivos financieros, los mercados financieros, los actores finan-cieros y las instituciones financieras en las operaciones de las economías nacionales e internacionales”. Tablas (2007: 282) también propone una definición genérica parecida, según la cual la financiarización es la situación “que se deriva de la confluencia de cambios que inducen un aumento en la cuantía, complejidad, centralidad y au-tonomía de las finanzas”.

En efecto, algunos autores como Stockhammer (2008) y Hein y van Treeck (2007) han reconocido que la no-ción de financiarización cubre un amplio rango de fe-nómenos, tales como la desregulación financiera y la proliferación de nuevos instrumentos financieros, el cambio en la naturaleza de los sistemas financieros, la emergencia de los inversores institucionales, la liberali-zación de los flujos de capital internacionales y el incre-

mento de la inestabilidad en los mercados de tipo de cambio, el incremento de la importancia de la financia-ción basada en los mercados en relación a la basada en los bancos, el incremento de la actividad no crediticia de los bancos comerciales o el creciente poder de los accionistas en relación a los directivos y trabajadores, entre otros.

De forma más específica, Hein (2011) señala siete hechos estilizados que se dan conjuntamente en las economías financiarizadas. En primer lugar, el fenó-meno del “shareholder value”2 y la extensión de una lógica cortoplacista en la gestión de las empresas. En segundo lugar, el incremento de la cantidad de pagos a dividendos. En tercer lugar, el incremento de los tipos de interés y la carga financiera. En cuarto lugar, el in-cremento de los salarios más altos, especialmente los directivos. En quinto lugar, el incremento del peso del sector financiero y de los motivos financieros. En sexto lugar, la proliferación de fusiones y adquisiciones. En séptimo lugar, la liberalización de las finanzas y el co-mercio mundial.

Todos estos fenómenos han configurado el capitalis-mo moderno en el que se insertan las economías na-cionales, y que han facilitado los procesos de endeu-damiento que están relacionados con los modelos de crecimiento modernos.

El presente trabajo está estructurado como sigue. En el epígrafe número 2 explicamos nuestro marco teórico, de inspiración neomarxista y kaleckiana. En el epígra-fe 3 evaluamos el crecimiento económico reciente de España y su rol en la economía europea, haciendo hin-capié en las variables vinculadas a la competitividad. Finalmente en el epígrafe 4 estudiamos el papel que ha tenido el endeudamiento en el modelo de crecimiento económico español.

2. UN MARCO TEÓRICO HETERODOXO DE INSPIRACIÓN KALECKIANA Y NEOMARXISTA

Siendo el capitalismo un sistema económico con enor-mes contradicciones en su dinámica interna, parece complicado no estar de acuerdo con Shaikh (1978) cuando afirma que “la pregunta verdaderamente difícil de contestar respecto a esta sociedad [capitalista] no es por qué llega a desintegrarse, sino por qué continúa

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operando”. El propio Shaikh establece que la literatu-ra económica puede dividirse en tres líneas básicas de análisis en función de cómo se explica esta reproduc-ción del sistema y sus crisis. La primera de ellas son las teorías que entienden que el capitalismo es capaz de reproducirse a sí mismo automáticamente, bien sea de una forma fácil y eficiente (teoría neoclásica) o bien de una forma errática y derrochadora (teoría keynesiana). La segunda de ellas son las teorías que parten de que el sistema económico es incapaz de reproducirse sin acu-dir a elementos externos al sistema, tales como el gasto militar, el imperialismo o la financiarización. La tercera línea son las teorías que consideran que el capitalismo tiene límites inherentes que acaban alcanzándose, bien a partir de una tendencia decreciente de la tasa de ga-nancia o bien a partir del estrangulamiento de los bene-ficios por el alza de los salarios.

En otro documento (Mateo y Garzón, 2012) hemos hecho un repaso de la creciente literatura reciente en el ámbito de la heterodoxia, mientras que ahora pre-tendemos justificar la adopción de un marco teórico concreto para entender la actual crisis económica en España y Europa. De forma más específica creemos que a partir de los trabajos de inspiración kaleckiana y neomarxistas podemos dotarnos del mejor instrumen-to de análisis para entender la crisis actual.

· El modelo de Bhaduri-Marglin y los regímenes de crecimiento económico

Dentro de la literatura económica siempre ha habido conflicto a la hora de averiguar los efectos que tiene sobre el crecimiento económico un cambio en la dis-tribución funcional del ingreso3 . Así, mientras los eco-nomistas clásicos como Ricardo o Marx consideraban que un crecimiento en la participación de los benefi-cios estimula la acumulación y el crecimiento econó-mico, otros autores clásicos como Malthus, Sismondi y posteriormente Steindl, Keynes, Kalecki y Sweezy consideraban que una disminución de la participación salarial reduce la demanda agregada y afecta negati-vamente a la tasa de crecimiento económico. En un intento de compaginar ambas ideas y hacer depender los efectos de la configuración del contexto institucio-nal, los economistas Bhaduri y Marglin desarrollaron un modelo económico que aceptaba ambas tesis.

Uno de los primeros economistas en desarrollar la idea del estancamiento producido por una caída de la participación salarial fue Joseph Steindl, quien creía que el capitalismo desarrollado tenía una fuer-te tendencia hacia la concentración. Ello llevaba a la configuración de empresas oligopolísticas que al no enfrentar competencia se permitían incrementar los márgenes de beneficio, todo lo cual reducía la parti-cipación salarial en la renta. Ese hecho llevaba a un estancamiento del consumo que desincentivaba a su vez la inversión futura. El sistema enfrentaba así una crisis, cristalizada en estancamiento económico, si no se lograba estimular la demanda de forma “artificial”.

Posteriormente el economista Kalecki, de forma-ción marxista y muy influenciado por R. Luxemburgo (King, 2002), desarrolló una teoría del ciclo econó-mico en la que la inversión jugaba un papel central pero también en un “mundo” distinto al ideado por los neoclásicos. En este “mundo”, entre otras cosas, tampoco hay competencia perfecta sino oligopolios y, por lo tanto, los precios no dependen de las leyes de la oferta y la demanda sino que su determinación se realiza a través de procedimientos de tipo cost-plus, es decir, estableciendo un margen sobre el coste uni-tario del producto. A partir de este supuesto queda anulada la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, pivote central del marxismo determinis-ta (Sweezy, 1981). Además, para Kalecki tanto a corto como a largo plazo la capacidad productiva utilizada es distinta a la capacidad productiva instalada. Ello significa que cuando cae la demanda las empresas no ajustan por la vía de los precios sino por la vía de la ca-pacidad instalada. Ambos supuestos son cruciales en el modelo básico kaleckiano.

De forma similar, los autores neomarxistas como Sweezy, Magdoff y Foster entienden que el incre-mento de la concentración de las grandes empresas, ahora operando como monopolios u oligopolios, ha permitido altos excedentes empresariales y ha depri-mido la participación salarial. Se produce entonces la paradoja de la acumulación, es decir, el hecho de que los beneficios crecen a costa de un incremento sobre la explotación de los trabajadores (cristalizado en menor participación salarial) que a su vez limita la expansión misma del capital. Todo ello conlleva un estancamiento en el crecimiento económico que es

3.-El producto interior bruto puede descomponerse en dos compo-nentes: salarios y beneficios em-presariales. A esa relación que exis-te entre los salarios y los beneficios empresariales se la denomina distribución funcional del ingreso.

Ha habi-do con-

flicto a la hora de averiguar los efectos que tiene sobre el crecimiento económico un cambio en la distribución funcional de los ingresos”

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País 1991-2008 1991-2009 1991-2010

Unión Europea (15 países) -6,11% Rumanía -5,00%

Zona Euro (12 países) -6,45% Finlandia -17,08%

Bélgica -3,23% Suecia -4,07%

Dinamarca 3,47% Reino Unido -6,97%

Alemania -7,23% Islandia -2,33%

Irlanda -6,80% Noruega -15,02%

Grecia -5,39% Suiza -1,05%

España -8,25% Estados Unidos -4,04%

Francia -3,23% Japón -6,84%

Italia -8,09% Canadá -10,92%

Luxemburgo -7,41% Corea del Sur -6,55%

Países Bajos -4,57% Australia -7,67%

Austria -12,89% Nueva Zelanda -4,78%

Portugal 3,79%

Fuente: AMECO (2012)

Tabla 1. Variación participación salarial en PIB al coste de los factores, 1991-2008 Las re-

formas de las últimas décadas pro-piciadas por el neoliberalismo han tenido como efecto fundamental un reducción de la participa-ción salarial”

superado desde los años setenta a través de la rein-versión de esos excedentes en el ámbito financiero para generar una demanda artificial que les permita seguir obteniendo beneficios. Ese proceso es el que para los autores neomarxistas recibe el nombre de financiarización.

Sin embargo, la realidad económica ha revelado que el estancamiento no es un resultado necesario. Algunas economías pueden escapar de la dependencia de los salarios a partir del recurso al crédito, como postulan los autores neomarxistas, y del fomento de las expor-taciones, como postulan también los autores poskey-nesianos. En ambos casos es posible mantener niveles decentes de crecimiento económico que son compati-bles con descensos en la participación salarial.

El modelo de Bhaduri y Marglin (1990) asume esa rea-lidad y partiendo de los supuestos kaleckianos deter-mina que hay dos regímenes generales de crecimien-to (wage-led y profit-led). En un modelo wage-led los salarios dirigen el crecimiento económico y la subida de la participación salarial genera mejores resulta-dos en términos de crecimiento que una reducción en la misma. La subida de dicha participación puede generar efectos positivos también en los beneficios empresariales, a través del incremento de las ventas. Sin embargo, y como recuerdan los autores clásicos, también existe un límite en el cual excesivos niveles salariales suprimen la capacidad para invertir y hacen entrar en crisis al sistema a través de un estrangula-miento de los beneficios. En un modelo profit-led, por el contrario, los beneficios dirigen el crecimiento económico y un incremento de la participación de los salarios deprime la capacidad de inversión y por lo tanto provoca una caída del crecimiento económico. No obstante, toda economía cerrada es por definición un modelo wage-led, por lo que el conjunto de la eco-nomía mundial también lo es.

· La participación salarial en la renta: hechos es-tilizados

Las reformas 4 de las últimas décadas propiciadas por el neoliberalismo han tenido como efecto fundamen-tal una reducción de la participación salarial en prácti-camente todo el mundo, como puede observarse en la tabla 1.

Esa situación, al producirse de forma global, debería haber conducido a una crisis de rentabilidad al debili-tar la capacidad de consumo de los salarios y un exce-so de participación de los beneficios respecto a dicha capacidad. Sin embargo, los datos también revelan que paralelamente todos los países han disfrutado de tasas de crecimiento ligeramente altas.

De acuerdo con la exposición anterior, las economías han podido escapar de la crisis a través de la instau-ración de diferentes modelos de crecimiento eco-nómico que operaban de forma simbiótica. Por una parte algunos países aprovecharon la menor partici-pación salarial y otras circunstancias5 para lograr los beneficios por la vía de las exportaciones (modelo export-led) mientras que por otra parte otros países recurrieron al crédito para compensar la caída salarial y mantener una economía dirigida por la demanda interna (modelo debt-led). Ambos modelos quedan descritos con claridad en las cuentas corrientes de los diferentes países.

4.-Dichas reformas pueden agruparse en los nueves bloques siguientes (Kotz, 2008): 1) desre-gulación del comercio y de las fi-nanzas, tanto en su nivel nacional como internacional; 2) privatiza-ción de muchos servicios ofreci-dos por el Estado hasta entonces; 3) cese de la regulación activa del Estado en el plano macroeco-nómico; 4) fuerte reducción del gasto social estatal; 5) reducción de impuestos a negocios y rique-za individual; 6) ataque de las grandes empresas y Estados a los sindicatos; 7) desplazamiento desde el dominio de los empleos fijos hacia los empleos tempora-les; 8) competencia desenfrenada y despiadada reemplazando al comportamiento “co-respective” practicado hasta entonces; 9) introducción de principios de mercado dentro de las grandes empresas, en particular en lo referente a la contratación de di-rectivos..

5.- La depreciación de la moneda con respecto a los países compe-tidores, los diferenciales de infla-ción, los tipos de interés, los proce-sos de deslocalización…

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El resultado es un modelo de crecimiento de la econo-mía mundial construido sobre importantes e insosteni-bles desequilibrios globales. Los países con un modelo de crecimiento export-led acumulan flujos de capital que prestan a los países que tienen un modelo de crecimien-to debt-led, de modo que el sistema en su conjunto se sostiene sobre esas relaciones. En el conjunto de la zona euro se da la circunstancia de que existe equilibrio co-mercial, lo que permite ver una réplica a pequeña escala de lo que sucede en la economía mundial.

Por el modelo de crecimiento que mantienen, Stoc-khammer (2012) identifica como debt-led a países como Estados Unidos, Reino Unido, Grecia, Irlanda, Portugal y España, mientras que identifica como export-led a Ale-mania, Austria, Japón y China. Por otra parte, Hein (2011) identifica como debt-led a Grecia, Irlanda, España, Esta-dos Unidos y Reino Unido, y como export-led a Austria, Bélgica, Alemania, Países Bajos, Suecia, Japón y China. Para este último autor quedan fuera de esa clasificación, por tener un modelo de crecimiento insuficientemente claro, Francia, Italia y Portugal.

 

Regímenes  económicos  

Wage-­‐led  

Profit-­‐led  

Modelos  de  crecimiento  

Debt-­‐led  Export-­‐led  

¿Crisis?  

Financiarización  y  Neoliberalismo  

 

Superávits  cuenta  corriente   Déficits  cuenta  corriente  

Esquema 1. Regímenes económicos y modelos de crecimiento en una economía financiarizada

Gráfico 1. Balanza de pagos, España (1990-2011)Modelo de crecimiento económico

Elementos básicos 1991-2009 1991-2010

Export-led Débil demanda interna; bajos

costes laborales unitarios; baja in-

flación; depreciación de la moneda.

Rumanía -5,00%

Debt-led Elevados costes laborales unitarios;

inflación y apreciación de la mone-

da; pérdida de competitividad.

Finlandia -17,08%

Tabla 2. Elementos básicos para explicar el signo de la cuenta corriente en la balanza de pagos

Así, España sería un país de tipo debt-led, además con un perfil mucho más claro que el resto de países de la Unión Europea. Un estudio de la composición de la ba-lanza de pagos permite comprobar cómo el modelo de crecimiento español ha dependido de la entrada per-manente de capital extranjero (contabilizado como su-perávit en la cuenta financiera) para financiar el exceso de importaciones sobre exportaciones.

3. EL CRECIMIENTO ECONÓMICO DE ES-PAÑA Y LA INSERCIÓN EXTERIOR

La balanza de pagos de la economía española ha re-flejado recientemente fuertes distorsiones derivadas de su modelo de crecimiento. Así, la cuenta corriente ha sido crecientemente deficitaria desde finales de los años noventa, especialmente empujada por la balanza de bienes y algo menos por la balanza de rentas (EU-ROSTAT, 2012). De forma paralela la cuenta financiera ha sido crecientemente superavitaria, explicando así cómo ha financiado la economía española su elevado déficit externo.

Hacia 1997 la balanza por cuenta corriente estaba relativamente equilibrada, con una contribución negativa de la balanza comercial y de la balanza de rentas que era compensada por la contribución posi-tiva de la balanza de servicios y de las transferencias corrientes. Sin embargo, la balanza comercial (o de bienes) se va haciendo más deficitaria a medida que transcurren los años, sin que la contribución ligera-mente cada vez más positiva de los servicios pueda contrarrestar esa tendencia.

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Estos desequili-

brios crecientes se han logrado compensar gracias a una incesante fi-nanciación que ha sido genera-dora de deuda”

Como se puede comprobar en el gráfico anterior, el cre-ciente déficit externo se explica fundamentalmente por la evolución de la balanza comercial. No obstante, Es-paña ha conseguido fortalecer en este tiempo la mayo-ría de los productos que más contribuían positivamente a la cuenta comercial hasta la última década, y que son los productos agrícolas (vegetales, frutas y aceite). Sin embargo, se produce un cambio de signo en el sector automovilístico y un empeoramiento del saldo negati-vo de otros productos como los vehículos de cilindrada media, los combustibles, la industria farmacéutica, la maquinaria y la aeronáutica (Gracia, 2011). Esto signi-fica, como recuerda el Consejo Económico y Social de España, que “las exportaciones se orientan en mayor medida hacia productos de contenido tecnológico bajo y medio” (CES, 2011).

Por el contrario, una situación inversa en términos co-merciales ocurre con Alemania. Este país ha mostrado una cuenta corriente crecientemente superavitaria, lo que se explica por una especialización inicial en segmen-tos productivos de mayor gama y contenido tecnológi-co y por el abaratamiento relativo de las importaciones gracias a procesos continuados de deslocalizaciones de industrias de bienes intermedios6 (Vlachou, 2012). A di-ferencia del caso español, Alemania registra superávit de forma permanente en el conjunto de productos de alta tecnología, siendo la industria del automóvil, el sec-tor de calderería, la industria farmacéutica, la aeronáu-tica y las telecomunicaciones los productos que más contribuyen a la generación de superávit (Gracia, 2011).

Efectivamente, Luengo y Álvarez (2012) insisten en que Alemania y los países nórdicos “colocan en el mercado de la UE productos sofisticados y que han conquistado posiciones de liderazgo en los segmentos de media y alta gama” mientras que países de la periferia como España, Grecia o Portugal tienen estructuras comerciales “domi-nadas por bienes de medio y bajo calado tecnológico, que acreditan niveles de sofisticación discretos y que están pre-sentes en los tramos inferiores de gama”.

Estos desequilibrios crecientes se han logrado com-pensar gracias a una incesante financiación que, como veremos más adelante y ya adelantamos en la exposi-ción del marco teórico, ha sido generadora de deuda.

Por lo tanto parece tener bastante sentido explicar la evolución de las cuentas corrientes de los países del centro y periferia (simplificados en los casos extremos de Alemania y España) a partir de la configuración de su modelo productivo y de la dinámica de especializa-ción (Recio, 2010). Sin embargo, la visión convencional deja en un lugar secundario este hecho y se centra en el análisis de indicadores agregados para medir la com-petitividad.

No obstante, antes de avanzar hacia esos ámbitos con-viene examinar los mecanismos de financiación de la economía española. Como advertimos, el déficit por cuenta corriente de la economía española ha tenido que ser financiado, lo que ha de suponer una cuenta financiera superavitaria. Lo más notable es que esa llegada de financiación es, en última instancia, un en-deudamiento de la economía que supone una carga a medio y largo plazo.

Gráfico 2.Balanza por cuenta corriente. España (1993-2012)Saldos en millones de euros. (Fuente EUROSTAT 2012)

Gráfico 3. Balanza de pagos, Alemania (1990-2011)Fuente: EUROSTAT (2012)

6.- En el caso alemán es notable el hecho de que las importaciones más importantes son produc-tos como las partes de aviones y helicópteros, los pistones de vehículos y productos farmacéu-ticos al por mayor que luego se empaquetan para su exportación (Gracia, 2011).

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· La financiación de la economía española

El tipo de financiación que recibe una economía puede ser tanto generadora de deuda como no generadora de deuda. En sentido amplio podemos decir que se pueden recibir tres tipos de financiación diferente. La primera son las inversiones extranjeras directas, que son las compras de empresas españolas por parte de empresas extranjeras o la creación de nuevas empre-sas en España por parte de extranjeros. Este primer tipo de financiación no genera deuda. La segunda for-ma de financiación es vía emisión de títulos financieros (como bonos). Son títulos que las empresas emiten en el mercado financiero para recibir dinero con el que lle-var a cabo sus actividades. Estos títulos generan deuda porque incluyen compromisos de pago (al cabo de un determinado número de años la empresa tiene que de-volver el precio nominal del título más unos intereses). Y la tercera forma de financiación son los préstamos, que también son generadores de deuda.

Para España, y como podemos comprobar en el si-guiente gráfico, han sido las inversiones en cartera (títulos financieros emitidos) los que han financiado de forma prácticamente exclusiva la actividad eco-nómica. Las inversiones directas han tenido signo negativo porque España es inversor neto de IED. Y los préstamos están recobrando ahora un papel clave con motivo de la menor importancia de las inversiones en cartera. Esto probablemente significa que es más ba-rato para las empresas pedir prestado fuera que pa-gar la rentabilidad de unos bonos en los que en estos tiempos pocos confían.

En cualquier caso todo esto refleja que España ha fi-nanciado su crecimiento de importaciones por la vía de los préstamos y la emisión de títulos financieros. Ello ha supuesto la entrada de dinero en nuestro país, pero a la vez generando una deuda creciente que se ha manifes-tado muy complicada de pagar una vez el modelo de crecimiento se ha interrumpido.

· La competitividad de la economía española

Volviendo al análisis de la cuenta corriente encontramos que para la mayoría de los autores la analizada dinámica de la balanza de pagos es indicadora de los problemas de competitividad de la economía española, si bien son fenómenos económicos que se repiten en otros países periféricos como Grecia o Portugal.

La visión de la competitividad dominante asume que la mejor forma de ampliar cuota de mercado es por la vía del precio7 , de modo que el objetivo de toda economía sería lograr vender productos más baratos que el resto de competidores internacionales. Si la estrategia es ade-cuada y el modelo de crecimiento económico resulta consistente, entonces la cantidad de exportaciones lo-grará superar al total de importaciones.

De forma convencional se asume que la competitividad vía precios está determinada por la evolución tanto de los salarios como de la productividad, cuya relación se suele analizar a partir del indicador de costes laborales unitarios nominales (CLUn). En el siguiente gráfico po-demos ver cómo han evolucionado recientemente estos costes laborales unitarios en algunos de los países de la zona euro. Se puede observar cómo el crecimiento de los mismos en Alemania ha sido realmente moderado en comparación con el resto de países de la zona euro. Esto puede explicarse a partir de la evolución salarial (meno-res salarios en Alemania) o de la productividad (mayor productividad en Alemania), o bien una combinación de ambas.

200,000

150,000

100,000

50,000

Inversión extranjera directa

Otras inversionesInversión en cartera

-100,000

-50,000

0

Gráfico 4. Composición de la cuenta financiera. España (1993-2011)Fuente: EUROSTAT (2012) Gráfico 5. Variación costes laborales unitarios , 2002-2010.

Valores nominales. Fuente: AMECO(2012)

Portugal

Austria

Italia

Francia

España

Grecia

Irlanda

Alemania

Zona Euro 15

0.00% 5.00%1 0.00% 15.00% 20.00% 25.00%

15.87%

20.70%

23.12%

21.55%

16.32%

22.58%

11.16%

17.01%

3.11%

7.- Si al hablar de competitividad hablamos de la capacidad de ga-nar nuevos mercados, en realidad hay otros factores distintos del abaratamiento de costes salaria-les que hay que tener en cuenta, tales como mercados de poca competencia, los incrementos de productividad, las economías de escala y, aunque en el euro no es posible, las devaluaciones.

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Dado que los costes laborales unitarios nominales son la relación entre los salarios y la productividad, con-viene desglosar ambas variables. Y de acuerdo con los datos, lo que encontramos es que Alemania ha estado manteniendo una política muy agresiva de control de los salarios. Esa política ha disparado una carrera hacia la baja en los salarios que países como España o Grecia no han podido, sabido o querido seguir.

En consecuencia, tanto la productividad como el modelo productivo son los que deben explicar las diferencias de competitividad vía precio. Y, como podemos comprobar a continuación, la productivi-dad de Alemania es muy superior a la de España o Grecia, lo que sin duda tiene que ver con el modelo productivo de ambos países.

Esto nos sitúa en un plano de análisis nuevo y muy dis-tinto al convencional, pues sugiere que la menor com-petitividad vía precio es debida al diseño productivo y el nivel de productividad laboral y no tanto los salarios y su crecimiento en el tiempo. Pero aún podemos avan-zar preguntándonos si, efectivamente, el indicador de costes laborales unitarios nominales es el más ade-cuado para medir la competitividad. Pues los CLUn no tienen en cuenta más que el componente salarial del precio, dejando a un lado los márgenes de beneficio. Por esa razón algunos autores han planteado serias crí-ticas a este indicador a la vez que recomiendan otros alternativos (Kumar y Felipe, 2011). Estos economistas explican que aunque los costes laborales unitarios tie-nen sentido en términos físicos (sillas producidas por trabajador, por ejemplo) cuando se produce una agre-gación para una economía nacional no queda más re-medio que valorarlo todo en términos monetarios. Esa valoración monetaria agregada incluye un sesgo que provoca que, en realidad, lo que se está midiendo es la participación de salarios y beneficios en la renta multi-plicada por un deflactor de precios.

Sin embargo, aunque los salarios en España y en Grecia hayan crecido más rápido siguen siendo menores que en Alemania, como puede observarse en la siguiente tabla. Ello significa que si la productividad laboral y el modelo productivo hubieran sido los mismos en las tres economías8 , los países periféricos deberían haber sido los vencedores en la batalla competitiva vía precio.

País 2001 2002 2003 2004 2005

Alemania 1,66% 1,31% 1,40% 0,35% -0,08%

Grecia 3,70% 11,44% 6,28% 4,17% 5,21%

España 3,50% 3,38% 3,44% 2,90% 3,51%

Zona Euro 2,63% 2,63% 2,57% 2,15% 2,06%

País 2006 2007 2008 2009

Alemania 1,02% 0,78% 2,12% 0,01%

Grecia 1,41% 5,04% 6,10% 3,96%

España 3,86% 4,68% 6,07% 4,31%

Zona Euro 2,43% 2,47% 3,31% 1,70%

Tabla 3. Crecimiento anual de la compensación salarial (2001-2009)

Gráfico 6. Ganancias medias anuales brutas en industria y servicios (euros, 2009)

Gráfico 7. PIB por hora trabajada, en euros. (Fuente: AMECO 2012)

8.- En definitiva, si tuvieran la misma tecnología y exportaran el mismo tipo de producto.

Aunque los sala-

rios en España y en Grecia hayan crecido más rápido siguen siendo menores que en Alemania”

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Dicho lo cual podemos concluir que es la relación en-tre la participación salarial en la renta y el deflactor de los precios lo que determina la evolución de los costes laborales unitarios nominales (Rein, 2011). Y, como po-demos observar a continuación, los costes laborales unitarios reales han caído en España.

Si los CLUr han caído en España a la vez que han su-bido los CLUn debemos explicar dicho fenómeno por el comportamiento del deflactor del precio. Como aseguran Kumar y Felipe (2011), “el incremento en los costes laborales unitarios (en todos los países) fue debido a un incremento en el deflactor del precio usado para cal-cular la productividad laboral”.

Dado que los costes laborales unitarios reales (CLUr) son la participación salarial en la renta y de esa forma la inversa del mark-up agregado (del margen de bene-ficio), lo que estamos diciendo es que el crecimiento del deflactor del precio tiene que ver con la subida de precios impuesta por las empresas con objeto de man-tener o aumentar sus márgenes de beneficio.

Kumar y Felipe (2011) sugieren dos posibilidades para

Portugal

Austria

Paises Bajos

Italia

Francia

España

Grecia

Alemania

-6.00% -4.00% -2.00%0 0.00%2 .00% 4.00% 6.00%

-4,08%

-2,83%

1,13%

4,23%

0,23%

-2,18%

-1,25%

-3.69%

Gráfico 8: Variación costes laborales unitarios reales (2002-2010)(Fuente: AMECO 2012)

Gráfico 9: Cuota de mercado de exportaciones mercancíasFuente: Organización Mundial del Comercio

explicar este fenómeno. La primera, que los sectores menos expuestos a la presión de la competencia exte-rior hayan incrementado sus márgenes de beneficios y además hayan ganado peso en la economía. La segun-da, que estas empresas no expuestas a la competencia hayan subido los márgenes más que la bajada que han tenido que hacer las empresas sí expuestas a la com-petencia.

En todo caso, y aunque es necesaria más investigación, podemos concluir algunas cuestiones. En primer lugar, que el indicador de costes laborales unitarios nomina-les no tiene sentido económico y no mide adecuada-mente la competitividad vía precio. En segundo lugar, que los problemas de competitividad de las economías de la periferia no tienen que ver con su peso salarial sino con el diseño del modelo productivo. Como aseguran Storm y Naastepad (2011) “el problema real de España, Grecia, Italia y Portugal es la falta de competitividad más allá de los precios”.

Yendo un poco más allá podríamos poner a prueba la tesis convencional según la cual los costes laborales unitarios nominales muestran una pérdida de compe-titividad. En un contexto de globalización económica en el que China ha emergido como un extraordinario competidor, debería haber supuesto una reducción sistemática de las cuotas de mercado de los productos españoles. Sin embargo, los datos aportados por la Or-ganización Mundial del Comercio muestran que Espa-ña es uno de los países que menos cuota de mercado ha perdido en las dos últimas décadas.

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Un aho-rro que

caía continua-mente y una in-versión que cre-cía dando lugar así al creciente déficit privado en la economía española”

Mientras es evidente que la irrupción de China en el tablero global ha ido en detrimento de países como Alemania, Francia y Reino Unido, no puede decirse lo mismo de España.

Bajando un poco más a lo concreto podemos observar cómo, de hecho, la cuota de mercado de España es la que menos decrece en casi todas las partidas de bienes entre los países seleccionados, habiendo incluso casos (como en las prendas de vestir) donde se ha ganado cuota de mercado.

4. UNA ECONOMÍA DIRIGIDA POR EL EN-DEUDAMIENTO

Todo déficit externo tiene que ser igual a la suma de los déficits privados y déficits públicos, es decir que (X-M) = (S-I) + (T-G). Si el ahorro privado (S) es menor que la in-versión (I) tenemos déficit privado, y si la recaudación de impuestos (T) es menor que el gasto del gobierno (G) te-nemos déficit público. Así que un déficit comercial, que sucede cuando las importaciones (M) son mayores que las exportaciones (X), puede darse paralelamente a tres motivos: un incremento de la inversión, una reducción del ahorro privado o un incremento del déficit fiscal.

En España tenemos que recordar que el Tratado de Maastricht ha limitado las posibilidades de expansión del déficit fiscal (se exigía un déficit máximo del 3%), por lo que para explicar el asombroso crecimiento de la cuenta corriente tenemos que recurrir al ahorro pri-vado o a la inversión. Y esas variables se han compor-tado de manera inversa, con un ahorro que caía con-tinuamente y una inversión que crecía dando lugar así al creciente déficit privado de la economía española. Tras la crisis el déficit público se ha incrementado, pero la caída de la inversión y el incremento del aho-rro han compensado y han llevado a una reducción en el saldo de la cuenta corriente.

Esta configuración del modelo de crecimiento ha lleva-do, como indicábamos anteriormente, a que la deuda privada se disparara para poder mantener al sistema funcionando en los años anteriores a la crisis. Esa deuda correspondía en su mayor parte a las empresas priva-das y, en menor medida, a los hogares. En ningún caso, como hemos señalado también, se debía al endeuda-miento público.

Estos datos señalan que en España se da la llamada Pa-radoja de Kaldor, la cual mostraría que crecientes cos-tes laborales unitarios nominales son compatibles con mantenimiento o crecimiento de la cuota de mercado.

Gráfico 10: Variación cuota de mercado de exportaciones de mercancías (2007-2010)Fuente: Organización Mundial del Comercio

Gráfico 10: Variación cuota de mercado de exportaciones de mercancías (2007-2010)Fuente: S.G. Ceccheti, M.S. Mohanty y F. Zampolli (2011): “The real effects of debt”, BIS Working Papers

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La deuda es una hoja de doble filo, pues a la vez que permite propulsar la actividad económica en un comienzo, puede también estancarla por el vo-lumen y carga financiera que genera. Y esto ocurre tanto en la deuda de las empresas como en la deu-da de los hogares.

· El papel de la desigualdad

En todo caso, ¿a qué se debe ese extraordinario creci-miento del endeudamiento privado? Para muchos au-tores la desigualdad juega un papel fundamental en la explicación del tipo de modelo de crecimiento econó-mico. Hasta el punto de que hay una parte importante de la literatura económica que vincula la desigualdad con el endeudamiento.

Stockhammer (2012), por ejemplo, identifica que la desigualdad estimula el endeudamiento para compen-sar los menores salarios y las menores prestaciones so-ciales en los países con modelos de crecimiento de tipo debt-led. En opinión parecida, Palley (2010) considera que la deuda ha proporcionado a los hogares un medio para mantener el consumo a pesar del estancamiento de los salarios y la extensión de la desigualdad, mien-tras que el boom financiero ha proporcionado los ‘cola-terales’ necesarios para apoyar esa creación de deuda. En todo caso, esta dinámica es insostenible y el sistema tiende al colapso. No obstante, estos procesos han lle-vado a una extensión de la vida del modelo neoliberal, y han provocado, debido al fuerte endeudamiento y apalancamiento, que la crisis sea más dura. La razón estaba en que en cada ciclo de negocios ha tenido un nivel cada vez más alto la ratio deuda/ingreso:

“Cuando los ricos les prestan una gran proporción de su ingre-so a los pobres y a la clase media -como parece haber sucedido durante la larga gestación de ambas crisis [Gran Depresión de 1929 y Gran Recesión de 2007]- y cuando la desigualdad del ingreso registra un aumento prolongado, las razones deuda/ingreso suben lo suficiente a lo largo de algunas décadas como para generar un riesgo de crisis grave” (Kumhof y Rancière, 2010).

Para los economistas de la escuela de las estructuras sociales de acumulación9, el análisis es también el mis-mo. Según ellos (Kotz, 2008b) en el período neoliberal la demanda crecía inadecuadamente debido a los bajos

salarios y por lo tanto era imposible que la acumulación y el consumo capitalista mantuvieran ritmos suficien-tes para mantener la expansión. La única posibilidad residía en que algún grupo social gastara más de lo que ingresaba, es decir, que se diera un incremento del en-deudamiento. Para poder endeudarse, sin embargo, era necesaria la existencia de garantías o ‘colaterales’ que dieran respaldo a los nuevos préstamos. Las bur-bujas de activos (financieros e inmobiliarios) habrían cumplido ese papel a pesar de la vulnerabilidad cre-ciente que conllevaba ese proceso.

Para los autores neomarxistas también hay una expli-cación similar, pues la combinación de caída de los sala-rios y crecimiento del consumo fue posible únicamente gracias a una expansión masiva del endeudamiento de los hogares y a la creación de una enorme burbuja in-mobiliaria, tanto en Estados Unidos como en modelos similares como el español.

Dado que ya hemos observado que el crecimiento del endeudamiento privado ha sido intenso en la época re-ciente, corresponde ahora averiguar si efectivamente la desigualdad ha sido creciente en España y si tiene alguna relación con el mencionado nivel de deuda.

En el siguiente gráfico podemos comprobar que la capacidad adquisitiva de los trabajadores españoles ha sido decreciente, puesto que los salarios reales han decrecido anualmente desde finales de la década de los noventa. Los salarios nominales, sin embargo, han crecido pero cada vez a ritmos más lentos 10.

9.- Una de las principales apor-taciones de los teóricos de la llamada “Escuela Política Radi-cal”, surgida en los años sesenta en Estados Unidos de la mano de autores como D. Gordon, M. Reich, T. Weisskopf, R. Edwards y S. Bowles, fue la noción de ‘Es-tructura Social de Acumulación”. Con ella se pretendía describir los requisitos institucionales que sa-tisfacen en cada momento histó-rico el proceso de acumulación de capital, punto central del análisis radical (Barceló, 1998).

10.- El crecimiento que se observa en los salarios reales en tiempos de crisis es realmente un efecto estadístico derivado de la expul-sión del mercado de trabajo de un gran número de empleados, precisamente aquellos con meno-res salarios. Ese hecho determina que el salario medio haya crecido en tiempos de crisis y destrucción de empleo.

 

Debt-­‐led  growth   Export-­‐led  growth  

Salidas  capital  

Desigualdad  Desregulación  

Burbuja  inmobiliaria  y  financiera  

Endeudamiento  Capital  financiero  

Capital  productivo  

Trabajadores  

Neoliberalismo  

Economía  dirigida  por  el  endeudamiento  

Esquema 2. Economía dirigida por el endeudamiento

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35desde abajo 35desde abajo

15.00%

20.00%

10.00%

5.00%

0.00%

-5.00%

1980

1982

1984

1986

1988

1990

1992

1994

1996

1998

2000

2002

2004

2006

2008

2010

Salarios Nominales Salarios Reales

Por otra parte, ya pudimos observar cómo ha sido la evolución de la participación salarial en la renta en Es-paña, que prácticamente en los últimos veinte años ha descendido un 8’25%. Como hemos mencionado, dicho indicador representa la desigualdad creciente entre salarios y beneficios empresariales, pero incluye el efecto estadístico de una probable mayor heteroge-neidad salarial. Es decir, si como está acreditado para otros países (Duménil y Lévy, 2010) se ha producido un crecimiento importante en los salarios de las frac-ciones superiores de empleados, ese hecho estaría minimizando el verdadero impacto de la desigualdad en nuestro país.

Observando la participación de los estratos de renta más altos, comprobamos que han visto también un incremento en la participación de la renta. Si bien no es tan brusco como en otros países, sí sugiere que la desigualdad salarial es también creciente. Pero hay un elemento aún más importante en nuestra opinión, y es el hecho de que son determinados sectores de la po-blación los que más favorecidos salen de procesos de especulación financiera e inmobiliaria.

En el siguiente gráfico podemos observar cómo según se asciende por estratos de renta, mayor porcentaje de ingresos significan las ganancias de capital (en contra-posición con los ingresos salariales), hasta el punto de que en los años previos a la crisis el 0’1% más rico de la sociedad tenía un 70% de sus ingresos derivados de las ganancias de capital. Teniendo presente que ese por-centaje disminuye absolutamente en los estratos más bajos de la población, y que por lo tanto eso significa que viven fundamentalmente de sus ingresos salaria-les, tenemos que la desigualdad personal en España ha sido creciente por la propia participación en la burbuja financiera e inmobiliaria.

Gráfico 11: Crecimiento salario por empleado, España (1980-2011)Fuente: AMECO (2012)

Gráfico 12: Participación en el ingreso, España (1980-2010)Fuente: The World Incomes Database (2012)

Gráfico 12: Porcentaje ingresos por ganancias de capital.España (1981-2010)Fuente: The World Top Incomes Database (2012)

2

2,5

3

1,5

1

0,5

0

1980

1982

1984

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1988

1990

1992

1994

1996

1998

2000

2002

2004

2006

Top 0,001% Top 0,1%

40

50

60

70

80

30

20

10

0

1981

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1993

1995

1997

1999

2001

2003

2005

2007

Top 10% Top 5 % Top 1 % Top 0, 1 %

Además, los datos revelan que los hogares más ricos disponen no sólo de más activos financieros -según el Fondo Monetario Internacional el 70% del volumen de los activos financieros en España está en manos del 10% más rico de los españoles (FMI, 2012)-, sino que además disponen de los activos financieros más

La des-gualdad

personal en España ha sido creciente por la propia parti-cipación en la burbuja finan-ciera e inmobi-liaria”

i-

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rentables. Así, sólo un 5’6% de los españoles tiene suscrito un fondo de inversión, pero ese porcentaje disminuye al 2’1% cuando hablamos del 20% más po-bre de los hogares y asciende a un 18’4% cuando ha-blamos del 10% más rico de los hogares. De la misma forma, sólo un 3’6% de los hogares más pobres tiene acciones o participaciones frente a un 37’2% en los ho-gares más ricos. Igualmente, un 7’4% de los hogares más pobre tiene un plan de pensiones o seguro de vida frente a un 54’2% de los hogares más ricos (Ban-co de España, 2011).

Dicho lo cual, nos interesa ahora saber qué ocurre con las deudas de los hogares y cómo se distribuyen por estratos de renta. Ello ayudaría a vislumbrar si efectivamente hay una relación entre la desigualdad creciente (en términos funcionales y personales) y el incremento del endeudamiento.

Lo primero que observamos es que el 40% del volu-men de deuda está en manos del 10% más rico de la población según datos del Fondo Monetario Interna-cional (FMI, 2012). De hecho, el 64’7% de los hogares más ricos tiene algún tipo de deuda, frente al 16’5% de los hogares más pobres (ver cuadro siguiente). Sin embargo, algunos de estos datos podrían ser confu-sos porque son sobre cantidades totales (los ricos sue-len endeudarse por cantidades mucho mayores) y no tienen presente la relación con los ingresos.

Si atendemos a dicha relación encontramos que el ratio de deudas sobre renta y riqueza es decreciente, lo que quiere decir que efectivamente los más pobres son los más endeudados sobre su capacidad de ingre-so. De hecho, los hogares más pobres tienen un ratio del 147’7% de deudas sobre la renta, mientras que los más ricos tienen un 62%. De la misma forma, los más pobres dedican un 39’2% de su renta al pago de inte-reses de la deuda mientras que el porcentaje es del 10% en el caso de los más ricos. Además, aunque no sea objeto de estudio en este documento, las deudas recaen más sobre los más jóvenes tanto en cantidad absoluta como en relación con los ingresos.

Así pues, tenemos datos aparentemente contra-dictorios. Por una parte, son pocos los hogares más pobres que han recurrido a las deudas, frente a una cantidad mucho mayor de hogares más ricos que han suscrito un préstamo. Pero, por otra parte, den-tro del conjunto de hogares endeudados son los más pobres los que más lo están respecto a sus rentas y riquezas.

Para intentar arrojar algo más de luz conviene exa-minar la finalidad de endeudamiento familiar. Según el Banco de España el 90’2% de las deudas se desti-naron a la adquisición de una vivienda u otra propie-dad inmobiliaria, frente a un 9’8% que se destinó al consumo de vehículos y otros bienes. La distribución entre estratos de renta es muy similar.

De estos datos podemos deducir que el endeuda-

Hogares Algún tipo de deuda

Ratio de pagos por deudas sobre renta (mediana)

Ratio de deudas sobre renta (mediana)

Ratio de deudas sobre riqueza bruta (mediana)

Todos los hogares*

50,1 19 104,7 19,2

Percentil de renta

Menor de 20 16,5 39,2 147,7 25,5

20-40 42,3 26,4 137 23,9

40-60 63,6 24 148 24,5

60-80 61,2 17 95,8 19,1

80-90 68,5 14,4 84,6 15,7

90-100 64,7 10 62 12,8

Edad del cabeza de familia

Menor de 35 años

68,6 25,6 217,4 52

35-44 72,3 21,5 142,7 24,6

45-54 60 17,9 89,9 13,5

55-64 48,5 12,1 41 5,7

65-74 22,9 15,9 55,3 8,1

Más de 75 9,9 12,5 18,5 6,2

* En el caso de las tres últimas columnas se refiere a hogares con algún tipo de deuda

Fuente: Banco de España (2012)

Tabla 3

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miento se ha producido en un entorno de burbuja inmobiliaria que ha elevado por mucho los precios de las viviendas, obligando a muchas familias a en-deudarse para poder adquirirlas. No hay que olvidar de que nuestro país se caracteriza por un sistema in-mobiliario basado en la propiedad, y donde el 82’7% de los hogares es propietario de una vivienda prin-cipal y el 36’1% dispone de alguna otra propiedad inmobiliaria (siendo este porcentaje del 20% en el caso de los más pobres y del 62% en el de los más ricos). Lógicamente aquellas familias con menores ingresos han quedado más atrapadas en la relación deuda/ingreso.

Es una situación similar a la que se ha dado en el caso de las empresas no financieras, donde más de la mi-tad del crecimiento del endeudamiento ha estado vinculado al sector de la construcción y la actividad inmobiliaria (FMI, 2012).

· Conclusiones

En consecuencia, y a partir de los datos aportados, no podemos concluir que el crecimiento del endeu-damiento haya tenido una relación directa y positi-va con la desigualdad. No parece claro, en definiti-va, que los más pobres hayan compensado de una forma generalizada su pérdida de poder adquisitivo con más deudas. Sin embargo, sí podemos afirmar que hay una relación directa entre el modelo de cre-cimiento basado en la burbuja inmobiliaria y el cre-ciente endeudamiento.

Así pues, nuestra tesis es que las familias han dis-frutado de un efecto riqueza al afectar la burbuja inmobiliaria a casi todas las familias a través de una revalorización de sus activos inmobiliarios. Ello ha generado una falsa ilusión de enriquecimiento al mismo tiempo que en términos objetivos la des-igualdad funcional y personal seguía creciendo. No obstante, esta revalorización de los activos ha sido la garante de que se pudiera mantener el endeuda-miento creciente de los agentes económicos, lo que era necesario para permitir que durante estas déca-das se mantuviera el crecimiento económico. Una vez el modelo de crecimiento económico se desplo-ma, sólo queda el reguero de deudas privadas y una situación agravada de desigualdad funcional.

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Finanzas, información y democraciaUna crítica económico-política de la mediación espectacular de la crisisFrancisco Sierra Caballero1

Departamento de Periodismo I.Facultad de Comunicación UNIVERSIDAD DE SEVILLA.Avda. Américo Vespucio, s/n, Isla de la Cartuja 41092 Sevilla.· E-mail: [email protected] www.compoliticas.org

INTRODUCCIÓN

El cálculo, la confianza, la gestión del riesgo y la diná-mica de reproducción y ampliación de los mercados están mediatizados, en el capitalismo financiero, por el acceso y disponibilidad de información. No hay ac-tividad económica en la globalización capitalista que no esté determinada por el poder de la mediación. Pues, en esencia, la principal cualidad de lo infor-mativo es su carácter fiduciario. Implícitamente, se sostiene en un contrato comunicacional. Se funda en la creencia y el reconocimiento de la veracidad de lo representado. Informar, a priori, es representar lo real verídico. Lo que significa dar cuenta en el men-saje de un contenido lógico de representación de lo fáctico en tanto que noticia de lo eventual (media events), lo contingente y/o la ruptura del acontecer. El problema que se plantea cuando pensamos la me-diación y su influencia en lo que hace décadas Eliseo Verón denominó, como parte fundamental de la se-miosis social, la producción ideológica de la realidad es que la información es una mercancía doblemente determinada, material e ideológicamente. Toda me-diación informativa plantea, de hecho, un problema subyacente de valorización de capitales que ha de ser tomada en cuenta para comprender las contra-

1.-Es Profesor Titular de Teoría de la Comunicación de la Universi-dad de Sevilla. Director del Grupo Interdisciplinario de Estudios en Comunicación, Política y Cambio Social (www.compoliticas.org) y Editor de la Revista de Estudios para el Desarrollo Social de la Comunicación (REDES.COM) del Departamento de Periodismo I. Fundador y responsable de Rela-ciones Internacionales de la Aso-ciación Española de Investigación de la Comunicación (AEIC), en la actualidad, desempeña el cargo de Secretario Internacional de la Unión Latina de Economía Políti-ca de la Información, la Comuni-cación y la Cultura ( www.ulepicc.net ) y funge en calidad de Vice-presidente de la Confederación Iberoamericana de Asociaciones Científicas en Comunicación (www.confibercom.org ).

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