el arte de la retórica - enrique gonzalo

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El Arte de la Retórica El origen de la retórica se encuentra en el mismo momento en el que aparece la política en el ámbito de la realidad, una no se puede separar de la otra, al igual que los sentimientos tampoco pueden desaparecer en el hombre retórico, ni en su lenguaje que se ve infectado de deseos, necesidades y pasiones que le marcaran de una manera extremadamente profunda, pasando a ser parte de su ser. Es un hombre que rige su vida en el bien, puesto que de este modo alcanzara el arte de la retórica, que le alejará de la visión central de sí mismo, ya que la vida para él se encuentra en otra parte. Pero no por ello se convierte en un ser débil, claro que conoce el lado de la maldad pero no necesita hacer uso de él, al igual que tampoco aprovecha su persuasión más que para saber que no debe ser persuadido. Así la retórica se convierte en un arte delicado y exquisito, difícil de ser captado por una sociedad inmersa en geometrías perfectas que no dan la posibilidad de mezclar realidades e ilusiones más que a los infantes o a los tramposos, un amplio espectro. Todo ello ha hecho degenerar un arte a la mínima expresión de la cual debe ser recuperado y sanado tan rápidamente como sea posible. Enrique Gonzalo.

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Page 1: El arte de la retórica - Enrique Gonzalo

El Arte de la Retórica

El origen de la retórica se encuentra en el mismo momento en el que aparece la

política en el ámbito de la realidad, una no se puede separar de la otra, al igual

que los sentimientos tampoco pueden desaparecer en el hombre retórico, ni en

su lenguaje que se ve infectado de deseos, necesidades y pasiones que le

marcaran de una manera extremadamente profunda, pasando a ser parte de su

ser. Es un hombre que rige su vida en el bien, puesto que de este modo alcanzara

el arte de la retórica, que le alejará de la visión central de sí mismo, ya que la

vida para él se encuentra en otra parte. Pero no por ello se convierte en un ser

débil, claro que conoce el lado de la maldad pero no necesita hacer uso de él, al

igual que tampoco aprovecha su persuasión más que para saber que no debe ser

persuadido.

Así la retórica se convierte en un arte delicado y exquisito, difícil de ser captado

por una sociedad inmersa en geometrías perfectas que no dan la posibilidad de

mezclar realidades e ilusiones más que a los infantes o a los tramposos, un amplio

espectro. Todo ello ha hecho degenerar un arte a la mínima expresión de la cual

debe ser recuperado y sanado tan rápidamente como sea posible.

Enrique Gonzalo.