EL 2º domingo de Cuaresma decíamos

que todos los sufrimientos de esta vida están destinados para ser

transformados por Dios en GLORIA.

En la 1ª lectura vemos cómo Dios llamaa Moisés desde la zarza ardiente

para unagran

empresa.

También a nosotros nos llama Dios para ir ascendiendo en la escalada cuaresmal.

El mensaje del evangelio de este día es que no tenemos derecho o no debemos atribuir a Dios, como si fuesen castigos, los males de esta vida.

Nos lo cuenta el evangelista san Lucas.

Lc 13, 1-9 Dice así

En aquella ocasiónse presentaron algunosa contar a Jesúslo de los galileos,cuya sangre vertióPilatos con la delos sacrificios queofrecían.

¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque aca- baron así? Os digo que no; y si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no. Y si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.

Uno tenía una higueraplantada en su viña

y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró.

Palabra del Señor

Por nuestra fecreemos en un

DiosCreador de todoy que es BUENO.

Para describir esta bondad de Dios,ya el Ant. Testamento proclamabalo que nos dice el salmo responsorial:

Cuando sucede una desgracia,

debemos lamentarlo;

pero el río de solidaridad y caridad,

que sucede, puede valer mucho más

para nuestra propia salvación.

Jesús no nos ha descubiertotodo el misterio del sufrimiento;

pero se ha unidocon nosotros en

el sacrificioy nos ha salvado

por medio delsufrimiento.

Varios árboles frutales, comola higuera o la vid,

necesitan que todos los añoscorten todas o parte de sus ramaspara que puedan dar mejor fruto.

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AMEN