efectos del ejercicio presion diferentes fases del adiestramiento del perro rescate

DOCENTE: SUSANA IZQUIERDO FUNCIA.

Efectos del Ejercicio de la Presión en las Diferentes Fases del

Adiestramiento del Perro de Rescate. PERROS DE RESCATE EN GRANDES ÁREAS

Y EN ESTRUCTURAS COLAPSADAS

Por JORGE BIELA FERNÁNDEZ, En Mayo de 2013

PERROS DE RESCATE EN GRANDES ÁREAS Y EN ESTRUCTURAS COLAPSADAS

Efectos del Ejercicio de la Presión (física y/o psicológica) en las Diferentes Fases del

Adiestramiento del Perro de Rescate. Por Jorge Biela Fernández.

2012/2013 UNED: Experto Profesional en Educación y Adiestramiento Canino Orientado a Tareas de Seguridad y Asistencia.

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ÍNDICE

1.- Introducción.

2.- Conceptos de estrés.

2.1.- Estrés "bueno" o eustrés.

2.2.- Estrés "malo" o distrés.

3.- El programa de adiestramiento.

3.1.- Obediencia básica y avanzada.

3.2.- Especialización.

3.3.- Programas de refuerzo.

4.- Programas de reducción del estrés.

4.1.- Atenuación del estrés.

4.2.- Reciclaje y recuperación.

4.3.- Vuelta a la rutina.

5.- Conclusiones.

6.- Bibliografía.

En la bibliografía de consulta se encuentran todos los títulos de libros, webs

y apuntes que han sido utilizados, en mayor o menor medida, para la

elaboración del criterio del autor, y por tanto de su propuesta escrita

reflejada en este trabajo.





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1.- Introducción.

Para explicar los efectos que tiene sobre el perro,

la presión física, y psicológica, que genera, sobre

éste, el adiestramiento de destrezas específicas,

debemos tomar en consideración, y valorar por

separado, algunos aspectos importantes que no

deben pasarse por alto. Y que, una vez

ponderados y juntos, conformarán el perfil ideal

de nuestro candidato a perro de rescate.

Uno de los puntos a tener en cuenta, además de

la raza, es la naturaleza genética de nuestro

candidato, dependiendo de sus orígenes, aflorarán conductas y aptitudes

propias de la raza, pero también la herencia de sus progenitores, que harán

más fácil su adiestramiento. La experiencia, con ciertas razas, y/o el uso

adecuado de cruces entre diferentes tipologías de perros, puede darnos como

resultado una suma de virtudes potenciales. Aunque hoy por hoy ya existen

creadas, algunas razas que sirven y cumplen los propósitos de las distintas

disciplinas de búsqueda y rescate.

También valoraremos la edad de nuestro candidato, ya que no es lo mismo

trabajar con un perro con el que hemos partido de cero, desde la fase de

cachorro, pasando por todos los estadios que conlleva, hasta llegar a la fase de

adiestramiento específico (grandes áreas, escombros, campo abierto, etc., ...).

O por contra tomar un perro de 1 ó 2 años, acoplarnos a él, y centrarlo en la

disciplina de trabajo correspondiente.

Por último, y no menos importante, es la elección correcta del individuo, ya que

se trata de un ser vivo, no de una máquina, y por ello, como tal, se expresa y

responde a estímulos de manera individual. Esto quiere decir que todas las

circunstancias ambientales, que rodean al perro, también moldearán su

personalidad. Junto a la elección del individuo, también está la del sexo, pues





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determina algunas conductas que pueden resultar importantes a la hora de

nuestra elección.

Si a todo lo anterior, le sumamos el estrés que genera el ejercicio mental y

físico, al que sometemos al perro, tenemos un cóctel que debemos medir muy

bien a la hora de pedirle determinados servicios a nuestro perro.

2.- Conceptos de estrés.

Debemos definir el significado y la naturaleza del estrés. ¿Qué mejor manera

que partir de la definición académica? Según la Real Academia Española,

RAE: "(Del inglés stress).Tensión provocada por situaciones agobiantes que

originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces graves".

Si trasladamos la definición anterior al campo del comportamiento, en este

caso canino, explicamos que, de un modo atávico, el perro lleva impregnado,

"de serie", cualidades que desarrollará a los largo de su vida. Respondiendo de

manera voluntaria u obligada a estímulos, aflorarán instintos, que viene en su

código genético. Otras situaciones las resolverá con la experiencia, buena y

mala, pero siempre positiva, ya que le darán el aprendizaje necesario para

aplicar ese conocimiento en el momento adecuado.

Entrando en materia, podemos diferenciar dos tipos de estrés, el "bueno" o

eustrés, y el "malo" o distrés. A continuación de un modo general, definiremos

ambos conceptos.

2.1.- Estrés "bueno" o eustrés.

Es aquel que, aunque alterando la situación de confort de nuestro perro, le

ayuda a superar dificultades, y contribuye a alimentar de manera positiva

sus destrezas; aPtitudes y aCtitudes frente a nuevos retos propuestos.

Aumenta la capacidad de nuestro perro a reaccionar ante estímulos

ambientales, haciéndole sensible a los mismos, permitiéndole adquirir

información beneficiosa acerca de su entorno. Corrigiendo y asimilando





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una misma respuesta ante situaciones similares que se le puedan

presentar en un futuro.

2.2.- Estrés "malo" o distrés.

Es aquel que, llevando al extremo la primera definición, anteriormente

citada por la R.A.E., conduce a una situación negativa al sujeto que la

padece. Y como consecuencia de ésta, obtenemos un bloqueo y/o

alteraciones físicas y/o psicológicas, en ocasiones irreversibles. En dichas

situación, debemos valorar de un modo práctico, si es factible, rehabilitar a

nuestro perro "roto", con un programa adecuado o descartarlo para el

servicio activo para el que fue concebido.

3.- El programa de adiestramiento.

El programa de adiestramiento de cualquier perro debe ser meditado y racional.

Pero si además, ese perro va a ser utilizado para un servicio concreto, es decir

se va a "profesionalizar" su labor, debemos ser estrictos en cuanto al nivel de

exigencia, no dejando al azar cualquier cuestión. Por ello el programa deberá

ser más completo, si cabe.

Para evaluar a los candidatos, nos podemos servir

de varios test de comportamiento y sensibilidad,

para perfilar e interpretar en el perro aquellas

conductas que en un futuro nos serán más útiles.

En la fase de cachorro podemos aplicar el

conocido Test de Campbell, que si bien en

ocasiones puede ser cuestionable, por la

subjetividad o interpretación particular de los

resultados, su valor puede sernos de gran ayuda

para sacar una conclusión, como digo, preliminar del cachorro, que vamos a

iniciar en adiestramiento básico.





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En la fase de adultos, tendremos en cuenta, otras variables, además de la

información que podamos recabar de la fase de cachorro, ésta es la resultante

de otro test de comportamiento, el Test de Liakhoff, evaluando en nuestro

candidato los niveles de sensibilidad: Mental, corporal, auditiva, visual y

olfativa. Obteniendo unos valores medios sobre estos rangos, conseguiremos

un perro equilibrado sobre el que continuar nuestro adiestramiento.

En conclusión, sobre el programa de adiestramiento adecuado, debemos

elegirlo en base a nuestro candidato, y a la respuesta que queremos de él y su

especificidad. para ello tenemos dos opciones básicas que , que siendo objeto

de estudio pormenorizado, aquí resumiré brevemente: Programas de refuerzo

fijo (el perro recibe siempre recompensa ante una acción deseada), o de

carácter variable (la recompensa, ante una acción se produce de manera

aleatoria). Siendo estos últimos los más adecuados, ya que conseguiremos con

su aplicación un alto grado de respuesta y durabilidad en el tiempo, ya que

eleva la capacidad de expectación de nuestro perro.

3.1.- Obediencia básica y avanzada.

El adiestramiento básico, en obediencia es necesario en cualquier perro, si

además valoramos la utilización de dicho animal, como perro de trabajo,

cobra especial relevancia. Tengamos en cuenta que nuestro compañero

canino será, con cierta autonomía de movimientos, una extensión de su

guía en las situaciones que se planteen en el servicio activo o en los

entrenamientos.

No puede haber errores ni equívocos ante las distintas voces de mando

que enseñemos al perro. Cierto es que no hace falta una respuesta

"eléctrica", similar a la adquirida por los perros que se muestran en

competiciones o exhibiciones, pero cuanto más rápida, concisa y clara sea,

mejor que mejor. Pues se reduce la laxitud en la respuesta, desde la orden

hasta su ejecución.





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Por tanto los comandos (en la "voz" que elijamos) serán para las acciones:

Sentado, tumbado, quieto, caminar junto al guía, acudir a la orden, salir en

dirección mostrada por el guía, ir hacia derecha e ir hacia izquierda, etc.

Todos estos comandos deberán ejecutarse junto al guía y a distancia de él.

Luego podemos sumar otros comandos para enriquecer la aptitud del

perro, por ejemplo, para pedirle que camine despacio por alguna superficie,

a la voz de "despacio" o "lento". Aunque la pericia de nuestro perro, en

situaciones críticas hará que él mismo discrimine como debe evolucionar

en ellas.

En cuanto al adiestramiento de cachorro versus adulto, antes de comenzar

apreciaciones particulares, es importante que, destaquemos que la fase de

cachorro es la más permeable, y por tanto la más rica en cuanto a

respuestas de adiestramiento, tanto para obtener resultados positivos y su

recuerdo posterior, como por su resultados negativos, si los hubiera, y su

posterior intención de extinción, si fuera el caso. Además de predisponer

las capacidades de nuestro candidato. En cambio si elegimos un perro

adulto, sumados al desconocimiento de lo que llevará aprendido, debemos

asumir que su cerebro y por tanto sus capacidades son un tanto más

limitadas, en cuanto a que su desarrollo cognitivo, se ha ralentizado o al

menos, se está estabilizando y por ende será menos permeable.

En cuanto al estrés que pueda generar en el cachorro las órdenes básicas,

cabe destacar que algunas de ellas, en su ejecución, no reportan mayor

problema que el condicionamiento básico, y casi natural, del perro ante

estímulos adecuados.

Personalmente prefiero trabajar por comida o por presa, más que por

presión. Este último método, aunque marca diferencias que no vamos a

desarrollar aquí, para otro tipo de servicios caninos, puede generar en

ocasiones un cierto "desequilibrio" emocional en el perro, cuando

trabajamos para obtener un candidato de búsqueda y rescate, ya que la

única expectativa del perro, en este caso, será salir de la orden, para





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obtener "descanso" de ésta, y no un fin "divertido" o más lúdico que

obtener su premio en forma de comida o si trabajamos por presa, el rodillo.

La sesiones de adiestramiento, en la fase de cachorros deberán ser cortas

y efectivas. Programando cuidadosamente el esquema de las enseñanzas

a impartir en cada una de ellas. La progresión deberá ser creciente, y no

pasaremos a la siguiente orden, si antes no quedaron fijadas las anteriores.

En cada sesión, y con cada orden y ejecución correctas, generamos en el

cachorro el estrés positivo (eustrés), para que éste canalice la expectación

sobre la posibilidad de seguir aprendiendo y obteniendo un beneficio

inmediato.

Si dilatamos en exceso las sesiones, o acumulamos en una misma, varias

órdenes fijadas con debilidad, tendremos como resultado, ineficacia, que se

reflejará en una curva de aprendizaje de nuestro cachorro con altibajos en

cuanto a su respuesta, y es posible, también que genere en él una

situación de distrés que veremos reflejada en jadeos excesivos, bostezos,

rascados o déficit de atención hacia nosotros.

Por este motivo acabaremos la sesión, siempre con éxito de ejecución por

parte de nuestro perro, con objeto de evitar la frustración que generaría no

finalizar en positivo.

Tendremos muy en cuenta los procesos de estimulación temprana, y de

socialización de nuestro cachorro. Y valoraremos cómo se "escribe" su

memoria de experiencias. Debemos crear un buen vínculo, con el perro

pues dependerá de éste, además de las enseñanzas posteriores, que el

binomio de trabajo sea lo más estable y equilibrado posible.

Ya que si no lo hacemos así, obtendremos un perro poco concentrado y

generaremos en él desconfianza y duda por desconocimiento. Llegando a

confundir las órdenes y su ejecución. Derivado de esta incertidumbre que

generamos en nuestro cachorro, y sumando nuestra frustración ante la





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inoperancia de éste con la aplicación de nuestro método, obtenemos

reflejado en el perro el estrés negativo (distrés).

Si por el contrario nuestro perro tiene año, o año y medio, tenemos un

candidato que para empezar no conocemos, y al que debemos acoplar

nuestros métodos. En interpretar sus reacciones.

En una obediencia básica, si partimos de la base que nuestro candidato

adulto, cuenta con un "diario de experiencias", rico, estable y bien

estimulado en su fase de cachorro, ahora afrontará las enseñanzas con

mayor solvencia, que si ha pasado confinado o sin apenas estímulos, hasta

llegar a nuestras manos. Sin jugar a la adivinación, podemos pronosticar

que será más difícil, pero no imposible, que el perro adquiera unos hábitos

de disciplina.

El estrés que genera al perro, el acotamiento de movimientos en el

momento del adiestramiento, y los tiempos de ejecución de las órdenes

que se le imparten, será diferente en cada caso. Variando también los

tiempos de reacción ante éstas.

En general, y tomando el adiestramiento básico en obediencia, debemos

tener claro que lo que le estamos enseñando al perro, ya sea cachorro o

adulto, es que hay una jerarquía, y que supeditada a ella, está su libertad

de movimientos. Siendo del todo antinatural muchas de las órdenes que le

vamos a enseñar:

Las órdenes básicas de permanencia en el sitio, ya sea tumbado o

sentado, restringen sus movimientos, por tiempo limitado y siempre dirigido

por el guía. Si somos capaces de introducir estas voces de mando,

convenientemente, nuestro perro verá la jerarquía y nunca lo interpretará

como presión gratuita sobre él.

Lo mismo ocurre con la orden de caminar junto a nosotros, le estamos

pidiendo que adecúe su paso al nuestro, esto es, que ralentice su caminar,





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que por naturaleza siempre es más rápido, cediendo nuevamente al paso

que marca su guía. Otra condición inhibida de su propia naturaleza.

Las órdenes de acudir a la voz, alejarse o tomar direcciones que plantee su

guía, son normas de equipo y de ejecución que se suman al mismo

contexto.

Si ahora tomamos distancia, y vemos todas estas normas, órdenes o

voces, que enseñamos a nuestro perro, y las trasladamos a un contexto

dentro de su instinto de caza, tenemos un conjunto de movimientos bien

orquestado que da como resultado la "caza" en equipo, liderada por el guía

humano, o lo que interpreta nuestro perro, un miembro jerárquicamente

superior que, de un modo justo, organiza los movimientos del equipo en pro

de un bien común.

Concluyendo, una vez más en una correcta aplicación de todo lo

anteriormente citado, tenemos armonía y estrés positivo o eustrés, ya que

el perro pone en funcionamiento todas sus capacidades, de modo natural,

para colaborar en equipo. En cambio si cediéramos con la presión y

sometimiento desmedido, tendemos a generar en el perro el estrés

negativo o distrés, que en ocasiones se refleja en un perro "roto".

3.2.- Especialización.

Ya tenemos un perro "obediente" y disciplinado, ahora toca moldear sus

capacidades en las disciplinas donde trabajará a partir de ahora. Y

transformar distrés ante situaciones antinaturales por eustrés. Para ello

debemos valorar varias premisas:

- Desplazamiento: El perro debe nunca debe extrañar distintos tipos de

superficies, por las que de un modo natural, no iría (rejillas sobre vanos,

superficies con filos o inestables, etc...). Debemos normalizar esta

situación y hacerlas de uso cotidiano, ya que si nuestro perro desarrolla

miedos o recelos, por otra parte lógicos, hacia ellos, generaremos

desconfianza y poco autocontrol.





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- Independencia: No es que el perro "haga lo que quiera", en una

situación determinada, sino que ejecute con autonomía todas las

destrezas que se le están pidiendo y ha aprendido.

- Constancia: Pieza fundamental en el adiestramiento específico, ya que

sin esta concentración, el perro puede perder intensidad en la búsqueda

que está efectuando, y resultar ineficaz para el servicio.

- Fijación: Necesitamos de nuestro perro, con independencia de

pedírselo de modo pro-activo (a demanda), que señalice sus objetivos a

distancia, ya sea de modo silencioso, sentándose o tumbándose;

rascando y/o ladrando, hasta que el guía vaya su encuentro en el punto

de señalización.

- Tolerancia ante la frustración: Nuestro perro de rescate no siempre

tendrá éxito, ya sea en simulacros como en casos reales. Por tanto

debemos preparar muy bien el desarrollo de su entrenamiento. Una vez

más, siendo justos ante los resultados obtenidos en cada caso.

Para entrenar las situaciones reales, se realizan búsquedas en "vacío",

donde nuestro perro no encontrará víctima, y por tanto no habrá un

refuerzo final idéntico al que tendría cuando, al hacer otra búsqueda,

tuviera éxito y sí encontrara su objetivo.

3.3.- Programas de refuerzo.

Un programa de refuerzo variable, en esta especialidad, es crucial para el

éxito del adiestramiento. Ya que prepara al perro ante la expectativa de

recibir su recompensa, y como he dicho antes, acentúa los niveles de

permanencia de lo aprendido.

Aplicado de manera adecuada obtiene como resultado una capacidad de

respuesta en el perro de manera sostenida.

La resistencia y estrés, de nuestro candidato, se evalúa en todos los

aspectos anteriores citados, siendo un conjunto de items indivisible, pues





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hay perros que encajan muy bien su entorno ambiental, en cuanto a

situación física, y su gestión del estrés se traduce en positivo (eustrés),

por su instinto de búsqueda de su objetivo. Pero no toleran, y se frustran,

ante la presión psicológica que supone la "toma de decisiones", y los

niveles de independencia a los que se les somete, traduciéndose en estrés

negativo (distrés).

4.- Programa de reducción del estrés.

Un ciclo de entrenamiento y/o en una contingencia real, debe llevar también

parejo un programa de reciclado, a todos los niveles, de nuestro perro de

servicio.

La tensión psicológica del perro, está vinculada a la exigencia en el trabajo que

le pide su guía, en tiempo real. Y si éste último no gestiona correctamente sus

emociones, puede generar en el perro determinadas conductas no deseadas.

Valoraremos los niveles de operatividad, en cuanto a su efectividad, intensidad

en la búsqueda, y por supuesto la tolerancia a la frustración, que puede

mermar, en la vida útil para el servicio de nuestro perro.

4.1.- Atenuación del estrés.

Como hemos visto a lo largo de todo lo hablado anteriormente, pieza

fundamental para la disminución del estrés, es la normalización de las

situaciones que va a vivir nuestro perro. Por ello el entrenamiento deberá

ser lo más similar, a las situaciones que se darán en un caso real. No

olvidemos que nuestro perro no distingue entre estas dos situaciones.

Aunque en un caso real, sí captará la tensión humana añadida, inevitable e

inherente a nuestra condición. Tendremos en cuenta tres fases: la

Intervención, seguida de descanso, y por último juego. Todas ellas

importantes, pues estrechan el vínculo con el guía y distiende la posible

tensión generada en el campo de trabajo.





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4.2.- Reciclaje y recuperación.

Después de un contingente de actuación en casos real, al igual que el guía

trae consigo experiencias, que afectan a su persona, pues ha vivido tensión

generada por la situación. El perro, aunque su respuesta sea otra, menos

racional que la nuestra, también acumula cansancio físico, más que

psicológico. Y como consecuencia, debe pasar por un programa de

reciclaje. En éste, daremos mucha importancia a su descanso físico

continuado, pero sin parón sobre el entrenamiento, y reforzaremos aquellos

aspectos que necesite fijar con mayor precisión, si fuera el caso.

4.3.- Vuelta a la rutina.

Sobre este punto, no queda mucho más que añadir, a todo lo expuesto.

Salvo que cuanto antes se vuelva al entrenamiento, mejor que mejor. Ya

que nuestro perro es un animal de servicio y como tal, debe su condición,

física y psicológica, a su programa de entrenamiento específico.

Procederemos a recuperar las rutinas que ya tenía establecidas nuestro

perro y que volverán a fijar los objetivos.

Una evaluación, a posteriori, de cómo ha respondido nuestro perro en el

contingente real, nos dará las pautas para recuperar o reforzar aquellos

aspectos más convenientes.

5.- Conclusión.

Debemos tener siempre muy en cuenta, los niveles de efectividad de nuestro

perro, y valorar su preparación acorde con lo que vamos a exigirle, de manera

sostenida, en un caso real.

El entrenamiento y evaluación de un perro de trabajo es un proceso continuo,

que únicamente termina con la jubilación, para el servicio activo, de nuestro

can. En el caso de la llegada de la jubilación, debemos garantizar que el paso

de la actividad continua, a la ausencia de ésta, deberá ser paulatina y gradual.





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Y en la medida de lo posible seguir activando y poniendo en práctica destrezas

que ayuden al perro en esta transición.

Es un error, confundir el término "vida útil", con "inservible", garantizando un

retiro honroso, a nuestro compañero, que lo dio todo por colaborar con su guía.

En nuestro oficio está saber interpretar los signos anómalos de

comportamiento, que deriven en estrés, y sopesar si podemos tomar esas

señales que nos lanza nuestro perro, como estrés "bueno" o estrés "malo", así

tipificar su valor, para aprovechar la conducta resultante en nuestro beneficio.

Solo así podremos acercarnos un poco más a la mente de nuestro perro, y aun

con todo, estaremos solamente "enfrente" de él como meros espectadores.

Dedicado a Hook y Cousteau,

(Por todo lo que me enseñan día a día).





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6.- Bibliografía de Consulta:

6.1.- Libros:

Investigación de la Educación y Adiestramiento Canino Orientado

a Tareas de Seguridad y Asistencia. Varios Autores. Ed. Dykinson.

Del Instinto a la Razón. Autor: Teo Mariscal. Ed. Fundación Bocalán.

Psicología del Aprendizaje y Adiestramiento del Perro. Autor: Antonio

Paramio Miranda. Ed. Díaz Santos.

Manual de Comportamiento Canino. Autor: Roger Abrantes. Ed. KNS.

Saber Escuchar al Perro. Autora: Jan Fennell. Ed. DRAC.

Perros. Una Nueva Interpretación Sobre su Origen Comportamiento y

Evolución. Autores: Raymond y Lorna Coppinger. Ed. Ateles.

El Mundo Emocional del Perro. Autor: Jefrrey Masson. Ed. Ateles.

Adiestramiento Canino Cognitivo-emocional. Autor: Carlos Alfonso López

García. Ed. Díaz Santos.

De Perros que Saben que sus Amos están Camino de Casa. Autor: Rupert

Sheldrake. Ed. Paidós.

La Etología del Perro. Autor: Antonio Pozuelo J. Cisneros. Ed. Ateles.

6.2.- Webs:

http://www.etologiaveterinaria.net

http://www.monografias.com/

http://www.perrosdebusqueda.com

6.3.- Otras publicaciones:

Apuntes propios sobre etología. Diploma Auxiliar Técnico en Parques

Zoológicos y Acuarios. Facultad de Veterinaria, Universidad Complutense de

Madrid.

efectos del ejercicio presion diferentes fases del adiestramiento del perro rescate

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