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Bibiana Bello

María Paula Mora

Vanessa Guevara

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Hace algún tiempo, un campista decidió ir de excursión

con sus amigos. Su nombre era Will acompañado de

Anie y Víctor.

Will, era un joven de 13 años, algo descuidado y

desorganizado, Anie se la pasaba la mayor parte del

tiempo recogiendo sus desastres, mientras Víctor se

reía siempre de está situación.

Después de caminar por la ciudad, llegaron al Parque

Simón Bolívar, en medio del verde pastizal, que se

asemejaba mucho a las zonas rurales del país. Todos

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estuvieron de acuerdo en acampar esa tarde ahí, sin

embargo, Anie estaba algo preocupada, pues era un

lugar demasiado hermoso para dejarlo al cuidado de

sus dos amigos.

Esa misma tarde despertaron todos después de un

merecido descanso, muy sonrientes, por lo que Will

propuso que sería un buen lugar para continuar parte

de la tarde y la noche en este lugar. Con el paso de las

horas el pasto fue opacado por latas, botellas, papel,

incluso las banditas que usaban en los raspones y

rasguños propios de la aventura. Aun cuándo Anie

tenía la intención de recoger todo, era mucho para una

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sola personas, los visitantes del parque comenzaron a

hacérseles a un lado, y pronto la luz del lugar se había

perdido por completo. No importa cuanto se esmeraba

ella por hacerlos recapacitar e incentivarles el amor por

el medio ambiente, ellos sólo ignoraban sus palabras y

por ende el daño al ecosistema.

Anie, muy decepcionada, se fue a caminar por todo el

parque. Quería pensar y buscar la manera de resolver

aquel molesto problema.

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A lo lejos, escuchó que alguien lloraba, siguió sigilosa el

sonido y detrás de unos arbustos encontró un pequeño

ser, de piel blanca, cabello de verdes lianas, y un par de

alas azules que destellaban cada vez que la luz

rebotaba en ellas.

Pronto el misterioso ser se alertó de la presencia de

Anie, por lo que quiso volar frustrándose al intentarlo.

- No te preocupes, no quiero hacerte daño –

Reparó Anie

El misterioso ser se dio la vuelta, dejando ver

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la belleza en su rostro perfecto, de ojos cafés

y labios rojos. La miró con desprecio y le

preguntó: ¿Quién eres tú?

Anie un poco aturdida por su actitud, contestó

en tono amable: Soy Anie tan sólo vine a

caminar un poco y pensar en como solucionar

mis problemas. Y ¿tú quien eres? Mejor ¿qué

eres?

- Soy el hada encargada de cuidar de este

parque, me llamo Ecoliks

- ¿Porqué estabas llorando hace un rato?

- No estaba llorando

- No mientas, no tienes porqué hacerlo, puedes

decirme el motivo sin preocuparte

Ecoliks, la miró con desconfianza, sin embargo

quiso darle respuesta a su pregunta: Esta tarde

llegaron unos campistas al pastizal y no han

hecho mas que tirar desperdicios sobre mis

suelos, asfixiando mis plantas y acabando con

una parte importante del planeta.

Anie bajó la mirada, al sentirse culpable por

aquella situación

- Ecoliks creo que tengo lago que decirte, los

campistas descuidados son mis amigos, y por

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más que he tratado de mantener el orden me

ha sido imposible, es demasiado trabajo para

una persona

Ecoliks asintió con la cabeza, mientras se asomaba una

sonrisa de picardía sobre sus labios.

-Tengo una idea Anie, pero necesito de tu ayuda.

Anie asintió

En el atardecer, cuando Will y Víctor, estaban

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dormidos, Anie le hizo señas a Ecoliks; haría que

tuvieran pesadillas, debido a su comportamiento.

El comienzo del sueño, transcurrió como un día normal,

jugando al lado de donde ahora residían , lanzando sin

ningún dolor en sus corazones basura donde cayera. Un

temblor los alertó de que algo no iba bien, y entonces

la basura comenzó a juntarse, las nubes a encerrarse y

el hermoso sol a oscurecerse; las hojas del árbol

perdieron su color, los animales empezaron a morir de

hambre; Anie era consumida por la nada y tan sólo

quedanaWill y Víctor ante un monstruo gigante de

basura.

Ambos asustados trataron de salir a correr viéndose

frustrado al ser arrastrados por la manos del personaje,

dejando marcados en el terreno los dedos.

- ¡ AUXILIO! Gritaron todos juntos

- ¿En serio, quieren ser rescatados? Cuando

ambos estaban de cabeza a la boca del

monstruo.

- ¡Sí, por favor haremos lo que sea!, dijo Will

bastante desesperado.

- Si no fuera por su descuido a la hora de

reciclar, no estarían metidos en este problema.

- ¿ Quieres decir que el no reciclar trae

consecuencias tan graves?

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De hecho, son peores. Cada vez que no se

recicla como se debe una parte del planeta

muere, sin darnos cuenta, en él vivimos todos

tenemos que cuidarlo. Muchos tardaron los

humanos en comprender la importancia del

medio ambiente, generando soluciones a la

basura que ellos mismos producen

diariamente.

- Si prometemos hacerlo, ¿Nos bajarías de acá?

- ¿Cómo puedes hacer algo que no sabes?

- Tienes razón. Si nos comprometemos a reciclar

adecuadamente ¿Nos bajarías de acá?

- De acuerdo, pero ¿Cómo sé que me están

diciendo la verdad?

- Pues deja que el grandulón nos vigile, de lo

contrario estaremos de nuevo de cabeza -dijo

Víctor.

- De acuerdo Trash, déjalos bajar

- Bueno… ¿Cómo dijiste que te llamabas?-

preguntó Will

- Ecoliks

- Ok, Ecoliks es hora de que nos enseñes como

debemos cuidar nuestro planeta.

Ecoliks, asintió con la cabeza diciendo: lo

primero que deben aprender son los colores de

los contenedores y qué deben depositar en

ellos. Del terreno brotaron como margaritas,

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cuatro contenedores, y a su alrededor

vegetación.

En el azul, deben depositar envases de plástico

o latas.

En el verde es para orgánicos, tales como:

cáscaras de frutas, vegetales, y en sí todos los

desperdicios comestibles que sus madres

cocinan.

En el gris, papel que no este contaminado

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En el rojo, todo lo que puede significar riego

biológico, curitas, pañales, vendas que

cubrieron heridas, etc.

- ¿ Les ha quedado entendido? Preguntó Ecoliks.

Ambos asintieron con la cabeza.

- Si es así ha llegado el momento de probarlo.

Trash se descompuso y quedó toda la basura

tendida en el suelo

- Ahora reciclen absolutamente todo.

Ambos se miraron aterrados pero después de

todo, habían hecho un compromiso y era hora

de cumplirlo.

Comenzaron con gran energía, pero al cabo de

unas cuantas horas estaban totalmente

exhaustos.

- ¿Necesitan un poco de ayuda chicos? Dijo Anie.

- ¡ Claro! Sería magnífico – respondieron

animados

Ahora los tres, estaban haciendo el trabajo

juntos, la noche estaba llegando, y la luna llena

se imponía por encima de todas las nubes,

- Menos mal tan solo fue un sueño – dijo Víctor.

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- No estés tan seguro de ello – dijo Ecoliks

revoloteando sobre ellos – a veces un sueño se

convierte en la solución de tu realidad.

Ecoliks se fue volando por el sendero de luz marcado

entre la tierra y el firmamento, desplegándose una

lluvia cósmica de escarcha, dándole magia al lugar.

Ya era hora de regresar a casa, Will y los chicos

recogieron absolutamente todo, tiraron la basura en

los contenedores que desde aquel día se ubicaron allí y

sembraron una planta para recordar el cuidado del

medio ambiente. FIN

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