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  • Qu queda del fascismo y el nazismo en las democracias de hoy? Publicado por: Ssocilogos 1 min ago Deja un comentario

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    El ascenso de la locura peg el reventn final en 1945. Ese ao termin la segunda guerra mundial. El nazismo alemn y el fascismo italiano caan con el fin de la contienda. Pero qued una sombra. Espaa y Portugal estuvieron sometidas a regmenes fascistoides hasta los aos 70. La muerte de Franco y la Revolucin de los claveles marcaron un nuevo final, aunque, otra vez, quedaron penumbras. En la poltica es fcil reconocerlas. Ah estn el Frente Nacional francs; Amanecer Dorado, en Grecia, o Espaoles Primero, en nuestro pas. Pero hay otro tipo de herencia ms sutil. Esa que han dejado en la forma en la que los polticos, los publicitarios y los medios de comunicacin usan el lenguaje en las democracias ms aseadas del planeta. Lo nico que conocemos del nazismo por la literatura y el cine es la Shoah, la matanza de judos. Pero el ideario nacionalsocialista estaba formado por muchos elementos ms que hoy se desconocen y que han acabado hibridndose con el capitalismo tecnolgico. Hoy los asumimos como rasgos bsicos del mundo actual y, sin embargo, proceden de la Alemania nazi, explica el profesor de la Universidad Carlos III de Madrid Jos Manuel Querol. Ese legado asoma en las campaas polticas, en los anuncios, en los discursos Los nazis convirtieron la poltica en espectculo, descubrieron el impacto de los mensajes cortos y la importancia de que un artista disparara las fotos del lder. Ellos, segn Querol, sentaron las bases de la comunicacin poltica y comercial del resto del siglo XX y el XXI. En el Yes, We Can de Obama hay mucho de lo que ya hiciera el jefe de propaganda nazi, Joseph Goebbels, para enamorar a las masas. La diferencia es, sobre todo, tecnolgica. En los aos 30 no existan Flickr, Facebook, Twitter o YouTube. Los historiadores, dice Querol, han olvidado la faceta esttica de estos dos regmenes totalitarios. El fascismo es la poltica convertida en escenografa, en esttica de fuerza y poder mientras que la economa dirigista, el nacionalismo y los dems rasgos que le asignan los politlogos e historiadores son ms procedimientos o estrategias que finalidades, expone el investigador en su libro Postfascismos. El lado oscuro de la democracia. A principios del siglo XX naci la comunicacin de masas. Las grandes rotativas, el magnetfono, la radio y la televisin hicieron que el tamao del pblico se multiplicara por millones. Un amigo ntimo de Hitler se dio cuenta del potencial de que un mensaje volara con la rapidez de la plvora y se reprodujera como la peste. Fue Joseph Goebbels, uno de los mayores expertos en dibujar mundos ficticios, inventar ataques defensivos y generar un modelo de propaganda poltica que luego se ha filtrado en todos los aparatos de propaganda poltica (democrticos o no) y en todas las divisiones de marketing de todas las empresas, escribe Querol. El genio malfico que corrompi la inventio retrica se llam Joseph Goebbels: el mayor demagogo de Occidente y probablemente el personaje con menos escrpulos de la historia, pero tambin el maestro de facto de cualquier poltico de nuestras democracias occidentales y de los de otros regmenes menos democrticos. Goebbels era un tipo de cara afilada y paso asimtrico. Una osteomielitis en la infancia le haba dejado una pierna ms corta que otra, aunque l nunca lo explic as. A pesar de no haber pisado jams un campo de batalla, en sus discursos deca que lo hirieron en las trincheras de la Primera Guerra Mundial. Este ferviente antisemita estudi Historia y Literatura, y no se le dio mal. Fue el alumno ms brillante de su promocin. Empez a trabajar como periodista y, a la vez, escriba novelas y obras de teatro. Pero su ambicin literaria fracas y en 1933 acab dirigiendo el Ministerio de la Propaganda y la Ilustracin Pblica. Desde all afin el arte de la demagogia. El ministro cre una red de informadores que salan a la calle a escuchar y anotar las quejas y deseos de los ciudadanos. Daba igual lo que dijesen. Fuera lo que fuera acabara en los discursos de Goebbels para enamorar a las masas. El dirigente nazi tambin supo sacar ventajas de la tecnologa. Redujo el precio de los aparatos de radio con el fin de que todos los alemanes pudiesen adquirir uno y escuchar sus discursos.

  • Goebbels compr peridicos y periodistas. Adems, segn Querol, invent las notas de prensa. El dirigente aprovechaba que muchos medios no podan enviar a sus periodistas a buscar noticias y, ante ese vaco, el ministerio suministraba comunicados que acababan llenando las pginas de sus publicaciones. El formato result muy eficaz y dej una estela de la que nadie recuerda el origen. Hoy las notas de prensa de organismos oficiales y sobre todo empresas privadas inundan los buzones de correo de las redacciones. Los famosos principios de propaganda de Goebbels se siguen utilizando en la comunicacin poltica y comercial de Occidente. Han sido asimilados por las sociedades democrticas y han olvidado quin fue el primero en llevarlas a cabo porque siguen siendo muy eficaces, indica Querol en una cafetera en el centro de Madrid.

  • El ministro alemn aseguraba que la propaganda era ms efectiva si era pronunciada por lderes de prestigio. Eso mismo se hace hoy en la poltica y en la publicidad. Las marcas buscan constantemente embajadores de marca para dar ms credibilidad a sus mensajes. Adems, Goebbels supo reconocer la efectividad de los eslganes, los mensajes cortos y las etiquetas. Deca que todos los mensajes tenan que ser lo suficientemente claros y rpidos de asimilar para que todas las personas, incluidas las ms incultas, pudieran entenderlo sin dificultad, especifica el profesor de Literatura comparada. Esos lemas incluyen a menudo una ambigedad que hace que

  • valgan para muchas personas a la vez. Muchos polticos hablan del cambio. Cambiar a qu? Nadie especifica qu va a cambiar. O de la igualdad, el progreso, el Yes, we can, Podemos, Ganemos Son absolutamente genricos. Jos Manuel Querol indica que la propaganda nazi simplificaba al mximo al enemigo. Occidente hace hoy lo mismo con el Islam. Los polticos y los medios ofrecen una imagen de los musulmanes como si fueran un bloque compacto, como si los bosnios, los yemenes y los marroques pensaran igual. Los gobiernos occidentales tambin han aprendido el llamado principio de verosimilitud que us Goebbels. Usan distintas fuentes de origen para una misma noticia porque da la sensacin de veracidad. Adems, lanzan globos sonda y piden a sus medios afines que silencien las noticias indeseadas. Goebbels fue un artista en manipular el lenguaje y cambiar el nombre de las cosas, segn Querol. La manipulacin lingstica en la Alemania nazi vaci la semntica de trminos terribles y realidades an peores. Era un nuevo orden y construy una nueva lengua. El fillogo de origen judo Victor Klemperer recogi en su libro La lengua del Tercer Reich (1947) el nuevo mundo que Hitler intent construir mediante eufemismos, neologismo y palabras utilizadas con un significado distinto al suyo. Eso ocurri, por ejemplo, el 8 de noviembre de 1923. Hitler, que ya era jefe del Partido Obrero Nacional-Socialista de Alemania, acudi junto a varios miembros de la seccin de asalto (SA) al discurso que daba el gobernador de Baviera en la cervecera Brgerbrkeller. Los hombres de la SA bloquearon las puertas. Hitler entr, dispar al techo, se subi a una silla y grit: La revolucin nacional ha comenzado!. Ese acontecimiento fue un levantamiento, un motn, una disidencia. Haba decenas de formas de decirlo en alemn pero el Fhrer lo perpetu como Rhmrevolte, la Revuelta de Rhm para darle un carcter ms popular. El lenguaje, deca el fillogo alemn, no es inocente. Crea y piensa por ti. Este uso del lenguaje para no llamar a las cosas por su nombre sigue siendo habitual en las sociedades occidentales. El gobierno de Rajoy nunca dijo que iba a reducir los presupuestos. Lo llamaba reformas estructurales necesarias. La fuga de cerebros que se produjo cuando miles de cientficos, profesionales y jvenes con una buena formacin acadmica tuvieron que emigrar para buscar trabajo la convirti en movilidad exterior. Tampoco utilizaban la palabra desahucio. Era mejor decir procedimiento de ejecucin hipotecaria. Y algo como la recesin econmica se convirti en un crecimiento negativo. Incluso utilizamos expresiones tan contradictorias como fascismo democrtico, fascismo suave, monarqua representativa o monarqua democrtica, segn Querol. Puede realmente una monarqua ser democrtica si la monarqua es una imposicin y la democracia es un gobierno elegido por el pueblo? Para sostener un modelo utilizamos trminos con significados distintos al suyo. Utilizamos adjetivos vacos. Usamos las palabras para justificar cualquier cosa. El uso sibilino del lenguaje es tambin un asunto de sonoridad. Querol cuenta en su libro que Gary Palmer, en su Lingstica cultural (1996), relata cmo Bush, en sus mensajes por la radio durante la Guerra del Golfo, haca ambiguo el sonido de la /d/ para que pareciera una /t/ y convertir as a Sadam en Satn. La eleccin de las palabras es decisiva para el xito del mensaje. Querol destaca el acierto de Podemos al escoger el trmino casta porque todo el mundo la entiende. Es una palabra que se empleaba mucho en los aos 30 y despus dej de escucharse. Tambin se hablaba entonces de plutocracia, por ejemplo, pero si hubiesen escogido hoy esta palabra les hubiese costado ms llegar a la poblacin. Pocas personas saben que significa gobierno de los ricos. Hay que medir muy bien las palabras. Si no se entienden, no funcionan.

  • Querol escribi Postfascismos para buscar respuesta a una pregunta. El planteamiento del libro es intentar descubrir si haba quedado algo del fascismo y el nazismo en nuestras sociedades. Al ver pelculas de la Segunda Guerra Mundial, uno tiene la sensacin de que algo est pasando, indic Querol en la presentacin de su obra en la librera Enclave, en Madrid. El nazismo inaugur la estetizacin de la poltica y desde entonces siempre ha sido as. Nadie lee los programas de los partidos. Lo que hacemos es ver imgenes de los candidatos en peridicos y televisin. Los escuchamos por la radio. La poltica se ha convertido en escenografa. Y el primero en hacerlo, segn el investigador, fue Hitler.

  • El Fhrer asumi el papel de actor y modelo en su obsesin por enardecer a las masas. Querol relata que Hitler y Heinrich Hoffman utilizaban la pequea tienda del fotgrafo en Munich para retratar al lder con ms empeo artstico que informativo. Ah ensayaban sus gestos opersticos, sus discursos, sus poses y unas representaciones que, al final, tenan ms de espectculo que de poltica. Hitler lleg a decir que la masa era femenina y que solo entenda la emocin y el terror. En las fotos quera gustar a las mujeres. Glub! Escuchar esto provoc un repentino gesto de repulsin en la periodista que escucha, en un caf tranquilo abierto a la calle, una tarde de primavera, tomando notas y un t. El profesor se dio cuenta y aclar, inmediatamente, con un gran nfasis: S, s. Ahora, con lo que sabemos que hizo Hitler, nos parece horroroso, pero en aquella poca resultaba muy atractivo. A las mujeres les gustaba mucho. Hitler no fue el nico en tener un fotgrafo personal. Obama, por ejemplo, tambin ha tenido el suyo. Pete Souza ha ido construyendo durante estos aos la imagen cercana, impecable y actual del presidente de EE UU. La estrategia de comunicacin de Obama en las elecciones que lo llevaron a la Casa Blanca se calific de novedosa y ejemplar. En comparacin con las tcnicas que utiliz Goebbels era realmente tan distinta o fue ms una innovacin tecnolgica basada en utilizar nuevos canales, como las redes sociales? Todo el aparato propagandstico que envuelve las elecciones norteamericanas, ya sean del partido Demcrata o del Republicano, desde el final de la Segunda Guerra Mundial, y especialmente desde la Guerra de Vietnam, ponen en prctica todas las estrategias goebbelsianas. La construccin de la propaganda norteamericana es mucho ms compleja, porque alcanza, incluso de modo inconsciente, a todas las manifestaciones sociolgicas y culturales que salen de all. La imagen imperial, la construccin del American Way of Life y el patrn de la libertad entendida al modo de aquel viejo principio del Destino manifiesto se filtran en el cine (incluso en el ms independiente), en las letras de las canciones, en el desarrollo urbanstico de Europa, en las hamburgueseras y en todas partes. Obama construye su discurso con frmulas goebbelsianas, pero tambin lo haca Sarah Palin, del Tea Party, y todos los dems. Tambin lo hacen aqu, en Francia Evidentemente Obama es alumno de Goebbels, pero ni siquiera podramos acusarle de haberlo ledo. Quizs lo ha ledo su director de campaa, pero no ms que los de los otros candidatos o los de cualquier departamento de marketing de cualquiera que venda algo. Esa es la trampa del ministro de propaganda del Reich, la universalidad de sus principios para el engao, y su validez para cualquier cosa que se construya con la mercantilizacin de las relaciones humanas, desde la poltica hasta las relaciones interpersonales. Goebbels puede servir hasta para ligar. A fin de cuentas sus principios son los principios del engao, del enmascaramiento, de la seduccin no por la calidad, sino por la imagen alterada de la realidad y de las necesidades de un pueblo o de una persona. Y en este mundo en el que el ciudadano ha sido convertido en consumidor, estas tcnicas encajan a la perfeccin. El lenguaje polticamente correcto trata de evitar la ofensa, pero, a la vez, es una construccin impuesta por el poder, una limitacin a la libertad de expresin y, adems, no se ha demostrado que modificar el lenguaje modifique una conducta. Lo que nos hace violentos o machistas, en realidad, es un comportamiento. Pero con este lenguaje queremos construir un mundo que no nos manche. Esto es tambin una herencia del nazismo. El lenguaje polticamente correcto refleja un mundo que no es real. Es una forma de embalsamar y camuflar la realidad. Es llamar Operacin tormenta del desierto al bombardeo de la poblacin iraqu. Habitualmente se atribuye el origen del actual culto al cuerpo al nazismo. Es as? Los nazis promovieron la musculacin y el cuidado del cuerpo. Tomaron como referencia los cnones clsicos pero solo tomaron una parte de la ecuacin. Los romanos decan:Mens sana in corpore sano(mente sana en cuerpo sano) pero a los nazis solo le interesaba el cuerpo. Es una perversin del modelo de atleta griego. Es una esttica de fuerza y poder. Hoy continuamos con esa obsesin por el cuerpo porque asociamos esta esttica al xito social. Tambin dicen que las races del actual mito de la juventud est en el fascismo italiano. Al fascismo le interesaban los jvenes porque son los mejores para ir a la guerra. A esa edad estn ms interesados en actuar que en pensar. Son los que hacen las revoluciones. Dice Querol en su libro que la palabra es el poder absoluto en Occidente. Todo nuestro mundo gira en torno a ella. Es el petrleo occidental, puesto que la palabra es la que en Europa y en Estados Unidos nos lleva a la guerra o a la paz, hunde economas o las levanta, y otorga el poder a una

  • faccin poltica o a otra. Solo hace falta saber usar las palabras y construir un fin para ellas en vez de servirse de su fin natural. No se trata ya de entender el mundo () sino de alterar las relaciones entre significante y significado, entre referente y signo lingstico, para confundir, para conmover, para seducir y conservar el poder. Pero, segn el profesor, los ciudadanos an pueden hacer algo frente al uso perverso que los poderes fcticos hacen del lenguaje: llamar a las cosas por su nombre. Debemos recuperar el significado de las palabras. Si no llamamos al hambre hambre, a la guerra guerra y a la injusticia injusticia, estaremos creando un mundo virtual. No podemos actuar en un mundo que no es real. Para poder intervenir en la poltica y en nuestra sociedad, lo primero que necesitamos es conocer la verdad.

    Artculo de Mar Abad en Yorokobu


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