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ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL LENGUAJE CIENTÍFICO Y EL LENGUAJE POÉTICO: ASPECTOS SEMÁNTICOS, SINTÁCTICOS Y PRAGMÁTICOS 1

Teresa Silió Martínez*, (*INFO I+D, Parque Científico de Madrid)

The semantic representations of texts and of sentences are isomorphous, Van Dijk (1972)

Abstract: Analogies and differences between two languages were considered. The first one, scientific language is the language of objectivity, denotation, logical order, highest connection between sign and object, unambiguous meaning, highest content of information, descriptivive texts, truth oriented texts, minimum distortion by the author, etc. The second one, literary language, isthe language of subjetivity, connotation, ilogical disposition -ordo artificialis-, farest connection between sign and object, ambiguous meaning -significance-, lowest content of information, productive texts, verosimility oriented texts, maximum distortion by the author -ars-, etc. Both languages share the sintactic/ semantic / pragmatic interface, that is, the structure of predication: Who, What, Where, Why, How, When, etc. They share the categorization of beings, states, actions of extralinguistic world with the 'Wh' operators (who, what, when, etc.) in predicates and arguments, the thematic hierarchy (projection of semantic roles into sintax) and they share semantic roles as well. Keywords:

Linguistics, semantics, communication, language, scientific language, literary language, cognitive sciences, knowledge representation, information architecture, Lenguaje científico, lenguaje literario, comunicación, lingüística, ciencias cognitivas, semántica

Todo discurso humano es un discurso lingüístico. Es un proceso semiótico con unas

reglas y categorías comunes a todo discurso y con estructuras comunes debidas al esquema de la comunicación (emisor, receptor, mensaje, contexto, código, canal, etc. (Saussure 1995, Platón, 1988, Bühler 1961, Jakobson 1974, Eco 1977, Shannon y Weaver 1949, Rodrigo 1995), que a su vez también origina diferencias según las sean relaciones sintácticas (signo-signo), semánticas (signo-referente) y pragmáticas (signo-sujeto) que se originan entre distintos lenguajes como el científico y el lenguaje poético. Dicho esquema debe ser considerado en su totalidad, considerando no sólo el componente lingüístico, sino los factores extralingüísticos, ya que dichos factores son importantes incluso en aquellos discursos que pretenden tener el grado máximo de objetividad, como el discurso científico. Los aspectos lingüísticos y los aspectos modales e interpretativos deben ser considerados en la ciencia, que se construye elaborando de forma relacional una imagen coherente de la realidad y elaborando a su vez, unas reglas para extraer consecuencias deductivas de los hechos señalados en el lenguaje. Por ello, la teoría de la ciencia debe ser algo más que una teoría lingüística, ya que debe establecer los hechos dados en la experiencia, su interpretación y cómo estos hechos deben ser descritos por el lenguaje (Monserrat,1984), teniendo en cuenta que el discurso científico, a pesar de tratarse de un discurso orientado a la objetividad y a la verdad, es un discurso denotativo intersubjetivo consensuado (Popper, 1974) histórico (Gadamer, 1977) e ideológico (Mannheim, 1987), que describe hechos falsados refutados por un efecto reproducible (Popper, 1962) que suceden en la realidad, que es una realidad construida (Rodrigo, 2001) y que es formulado por un sujeto respecto a un objeto de conocimiento que son ambos históricos (Gadamer, 1977), lo que constituye un límite a la interpretación integral, que implica la necesidad de la interpretación del todo y de las partes.

1 Publicado en: O Soño Transparente da Lingua: Textos da VIII e IX Edición do Seminario Internacional de

Tradución e Poética de Rianxo

Editores: Domínguez Rey, Antonio; Alonso Martos, Andrés

Año de publicación:2015, Lugar de edición:A Coruña, Editorial:Espiral Maior

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Aunque conocimiento y lenguaje no sean formalmente lo mismo, «cualquier ciencia debe

expresar sus resultados en signos lingüísticos», de hecho, las únicas ciencias que se pueden construir son aquellas que se expresan en sistemas de lenguaje científico (Monserrat, 1984). La ciencia establece a partir de un lenguaje los hechos que considera dados en la experiencia y pretende constituir sobre ellos un conocimiento adecuado a partir de un lenguaje–objeto, formado a partir de la descripción precisa de los hechos progresivamente ampliados y de las consecuencias derivadas, de acuerdo con determinadas reglas analíticas y deductivas previamente establecidas en el mismo lenguaje, sobre la base de los recursos cognitivos y lingüísticos de un conjunto de metalenguajes (ibidem). El lenguaje-objeto es el instrumento –organon- de la ciencia, es la expresión de nuestra representación del mundo y presupone la existencia de un lenguaje ordinario (ibídem) ya que es necesario para formular a partir de él mismo la correspondencia entre lenguaje-objeto y la realidad, para lo que Tarski establecía que era necesario determinar dicha correspondencia con un lenguaje exterior a él, de manera que fuera “semánticamente no cerrado”. El conocimiento y el lenguaje ordinario no poseen la precisión reflexiva, el orden y la sistematización cognitiva que pretende el conocimiento crítico-racional, y sin embargo, sería imposible construir un nuevo sistema de lenguaje científico sin presuponer un lenguaje ordinario previo. El lenguaje-objeto como función representativa de la realidad es un instrumento indispensable de la ciencia, ya que constituye su condición de posibilidad. La ciencia pretende alcanzar el conocimiento más general y sistemático posible, tradición que en la teoría moderna aparece en la Semiótica (Morris,1985) y en la unificación de la ciencia, puesto que la construcción lingüística de la ciencia es un proceso comunicativo semiótico (semántico, sintáctico y pragmático), y puesto que las ciencias al construir el lenguaje-objeto de su área respectiva de conocimiento hacen representaciones semióticas de la realidad. La ciencia se representa mediante el lenguaje, y el estudio del lenguaje en su conjunto, que

abarca el proceso comunicativo en su totalidad (emisor, receptor, mensaje, contexto, etc.) corresponde a la Semiótica, instrumento –organon- de todas las ciencias, y conceptos como ‘lenguaje’, ‘semiosis’, ‘sintaxis’ ‘verdad’ o ‘conocimiento’ son conceptos semióticos ( ibidem). Las

relaciones denotativas, que son propias de la ciencia, rebasan el ámbito de la semántica, puesto que deben incorporar la presencia del sujeto en el acto de denotación, en el acto de

conocimiento. No puede hablarse de ‘sentido’ de forma unívoca, ya que la significación va unida a la denotación y la pragmática a la semántica.

La teoría del conocimiento, en su pretensión de fundamentar racionalmente el

conocimiento del mundo, no puede basarse de forma exclusiva, aunque sí lo haga de forma prioritaria, en las relaciones sígnicas establecidas entre signos y objetos (semántica) y en las articulaciones de signos (sintaxis), sino que debe incorporar, además, una forma de superación de la oposición sujeto/objeto mediante la interpretación, es decir, debe incorporar además un componente pragmático, no solo un componente descriptivo semántico, sino un componente productivo. El componente interpretativo está presente en el propio acto de conocimiento, que consiste en la creación de una representación del mundo por medio del lenguaje-objeto. Este componente no corresponde únicamente a la literatura, sino que es una constante universal en todo proceso de conocimiento, en la totalidad de las Ciencias Humanas y en la totalidad de la ciencia en general, a pesar de que se recurra a los lenguajes formalizados, donde se pretende que el sujeto “formal” neutralice la subjetividad de cada proposición científica (Cuesta Abad, 1991), La subjetividad está presente hasta en los lenguajes formales, ya que éstos representan formas, relaciones entre partes, y en su apreciación cabe la subjetividad.

Las relaciones denotativas entre las expresiones de un lenguaje y los objetos a los que

se refieren dichas expresiones no son ‘automáticas’, sino que suceden a través de un sujeto, lo que contradice la ‘falacia objetiva’ (ibidem). El conocimiento es una creación histórica no

completa, sino complementaria; todo enunciado es una hipótesis y todo conocimiento es subjetivo, desde el momento en que la limitación humana no permite conocer, sino desde una determinada perspectiva, y no desde la globalidad,lo que supone que el conocimiento se formule desde el plano de organización del sujeto, lo que implica una selección valorativa y una

perspectiva, por lo que el problema de la interpretación no es sólo un problema de la Hermenéutica, sino que debe ser ampliado fuera de la particularidad de una disciplina como un problema universal que afecta en general a toda relación entre el hombre y lo real. Las

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relaciones semánticas entre lenguaje y realidad siempre se realizan a través del sujeto, que puede estar más o “menos” presente, como en el caso de la Ciencia, donde se trata de buscar una pretendida “objetividad”, reduciendo al mínimo la presencia del sujeto, y presentando los hechos como aparentemente objetivos. Un conocimiento total, objetivo y sistemático del mundo no es posible; el conocimiento está formado por verdades históricas, relativas y parciales, incluido el conocimiento científico. La Ciencia, como objeto humano vinculado al lenguaje, forma parte de un constructo pragmático por lo que arrastra una serie de implicaciones y de problemas interpretativos referidos al propio sujeto y al objeto de conocimiento, ambos históricos (Gadamer, 1977). El círculo hermenéutico no sólo implica que el sujeto no es neutral en su aproximación a la realidad, sino que el propio objeto de conocimiento es también histórico (ibidem). Se entiende

y se vive en los supuestos ontológicos del pensamiento, de la tradición y del lenguaje, y el lenguaje es el depositario del continuum histórico del cual forma parte cada sujeto vivencialmente, lo que hace que el entendimiento esté predispuesto por la propia historicidad

(Forastieri, 1978), lo que implica la subjetividad en el lenguaje, problemas de interpretación y de significación lingüística, lo que nos lleva de lleno a dicho “círculo hermenéutico”, un límite a la interpretación integral que nace de la interpretación del todo y de las partes que se origina en la interpretación del objeto lingüístico; de este círculo forman parte tanto el objeto interpretado como el sujeto que interpreta, que pertenece a un contexto de relaciones que recoge la tradición (Forastieri, 1978). Para estudiar un objeto hay que considerarlo como dependiente de contexto, considerando las relaciones recíprocas entre un elemento y el contexto, como un diálogo constante entre las partes y el todo, contemplando todos los factores que lo integran, y considerándolo, a su vez, como parte de un sistema mayor.

En las Ciencias Naturales se investiga en torno a un objeto relativamente “fijo” y el

conocimiento viene dado como resultado de la superación del conocimiento anterior, que sirve de base al conocimiento subsiguiente, pero es rebasado por él. En las Ciencias Humanas existen una serie de limitaciones metodológicas propias, dado que su objeto se define al estudiarlo y su delimitación está en función de su definición (Gadamer, 1977) de manera que el objeto no puede delimitarse ni diacrónicamente –dentro del sistema-, ni sincrónicamente –respecto a otros fenómenos similares-, por lo que el conocimiento resulta de la coexistencia de una diversidad de explicaciones. En las Ciencias Humanas la definición y la delimitación del objeto es más difícil y no puede hablarse de un objeto idéntico de investigación, algo que sí que sucede en las Ciencias Naturales, donde la investigación penetra cada vez más profundamente en él, que «puede determinarse idealiter como aquello que sería conocido en un conocimiento completo de la naturaleza» (ibidem), algo que carece de sentido en las Ciencias Humanas,

donde, al no poder darse un conocimiento completo, favorece el hecho de que el estudio se polarice en algún aspecto particular del objeto, dando lugar a los “ismos” que siendo estudios totalmente parciales, se presentan como estudios globales. Para una mejor adecuación a la naturaleza del objeto en las Ciencias Humanas, el objeto de estudio debería ser considerando como un sistema formado por elementos y relaciones (Aullón de Haro, 1994), y debería ser explicado en sus vertientes sintáctica, semántica y pragmática, correspondientes a las relaciones signo-signo, signo-objeto designado, y signo-sujeto, como corresponde a la Semiótica. El objeto literario tiene una naturaleza indefinida y su naturaleza ha ido variando con las distintas corrientes que lo han ido explicando: los “ismos” (García Berrio, 1984a), polarizados en los respectivos elementos que constituyen el esquema de la comunicación (romanticismo-emisor, estructuralismo-mensaje, marxismo-contexto, estética de la recepción-receptor, etc.). Lejos de estos ‘ismos’, el estudio del objeto literario no puede llevarse a cabo de forma autónoma, a pesar de que el lenguaje literario sea referencialmente autónomo, sino que debe llevarse a cabo de forma sistemática (Bajtin, 1989) estableciendo las analogías y diferencias entre el lenguaje literario y otros lenguajes, entre la Poética y aquellas disciplinas y ciencias con las que se vincula desde la Semiótica, diferenciando un mensaje verbal de una obra de arte, lo que define específicamente a un mensaje literario frente al resto de mensajes verbales, que es propio de la Lingüística (Jakobson, 1974).

Según Jakobson (1974), la Poética es parte de la Lingüística, «la ciencia que engloba a

toda la estructura verbal» y que, a su vez, debe ser parte de la teoría de los signos, la Semiótica (Jakobson, 1974, Morris, 1985, Saussure, 1995). La propuesta jakobsoniana de demarcación de la Poética consideraba a la Poética como una práctica de excepción con respecto a otros objetos lingüísticos. Lo estético debe ser entendido como algo que es específico pero no es

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independiente del conocimiento, de lo ético y de la cultura humana, evitando el error del

inmanentismo, que oponía la Poética a la Estética General, rechazando el objeto de la Estética General como objeto semiológico (Albaladejo, 1992), lo que fue posible gracias a la ruptura del esquema formal, al considerar la literatura como independiente del contexto, ignorando el todo formado por el contenido -res- y la forma verba (Albaladejo y Chico Rico, 1994). Este

planteamiento jakobsoniano de demarcación es compatible con el hecho de que la tarea de la Poética General sea determinar las reglas de trasgresión del sistema estándar de la lengua (García Berrio, 1989), como la presencia distorsionadora del ars retórica, que introduce una

“diferencia” en el lenguaje, lo que constituye a su vez la diferencia entre la Retórica y la Poética respecto a las otras composiciones verbales, no en vano, la historia de la literatura es la historia de un “extrañamiento” producido entre el lenguaje y su referente. Analizar la especificidad de

la Literatura frente a la masa de obras verbales de otro género (Jakobson, 1974, Van Dijk, 1972, Quintiliano 1963) y a las peculiaridades denotativas del lenguaje científico no implica separar lo literario de lo estético, sino el método de la Filosofía sistemática (Bajtin,1989) para entender de forma más objetiva cuál es la especificidad de lo estético y su relación con lo cognitivo, desde la Semiótica, mediante un triple componente sintáctico, semántico y pragmático. La obra literaria reúne todos los requisitos para ser definida como objeto semiológico, como texto comunicativo al que subyace un sistema lógico que la hace inteligible (G. Berrio, Vera Luján, 1977). En la Semiótica se inscriben las artes del Trivum; las artes del Trivium se refieren al método y las del Quadrivium se refieren a la realidad. La Semiótica es el marco que abarca a los equivalentes modernos del antiguo Quadrivium -artes de lo dicho- donde el lenguaje formula la realidad extralingüística, y el Trivium -artes del decir- (Morris, 1985). En el Trivium el lenguaje reflexiona

sobre sí mismo, y cada una de las artes que lo componen (Gramática, Retórica y Dialéctica) resultan de las diferentes relaciones que se establecen entre el lenguaje y la realidad, respectivamente:

Relaciones sintácticas: relaciones del lenguaje con el propio lenguaje (signo-signo) Relaciones semánticas: relaciones del lenguaje con la realidad referencial (signo-

referente) Relaciones pragmáticas: relaciones del lenguaje con los participantes en el acto

lingüístico (signo-sujeto) Al relacionar lo estético con lo ético y con lo cognitivo se cumple la prescripción

bajtiniana que nos permite hablar de "verdad" o de "ciencia" en literatura, y se entronca con la división tradicional de las ciencias, que oponía los factores ético, estético y cognitivo, donde Aristóteles distinguía los saberes teóricos (cuyo objeto es la verdad) de los saberes prácticos

(cuyo objeto es la acción orientada a un fin), de los saberes productivos o poéticos (que tratan acerca de un objeto exterior producido por un agente). Esta tripartición es una constante a lo largo de las distintas clasificaciones del saber hechas en la historia, no sólo por Cicerón que oponía un factor conceptual (fondo) al factor estético (forma) y los unía por el factor ético (elocuencia), sino que está presente también en el Trivium de M. Capella o de Hugo de san

Víctor, y en la división kantiana de juicio estético, razón pura y práctica, y que converge en el lenguaje respondiendo a tres facultades, apofántica (lógica), fantástica (poética) y pragmática (ética, expresión práctica). Son tres ámbitos diferenciados, siendo un error corriente el mezclarlos, o el pensar que a la lógica le corresponde el estudio del lenguaje, cuando ésta sólo afirma o niega, pero no tiene competencia sobre lo que es verdadero o falso (Coseriu,1987). La Semiótica alberga esta triple relación del lenguaje, (teórica, práctica y estética), y se convierte, como sucedió en el Trivium, en el organon de la ciencia, quien expresa su lenguaje-objeto en

forma de lenguaje, y ni siquiera los lenguajes más formalizados están preservados de un componente ético y de un componente productivo, no meramente descriptivo. En cuanto al enfoque disciplinar desde el que analizar las analogías y diferencias existentes, la separación histórica entre las distintas disciplinas corresponde a la división entre el Trivium y el Quadrivium de T. de Chartres, donde el Trivium referido al método y el Quadrivium a la realidad, aunque en

ambos casos se tratase de un problema semiótico de análisis de las relaciones internas y externas del lenguaje. Estudiando el texto desde la Semiótica, desde el triple punto de vista sintáctico, semántico y pragmático se estudia el objeto como un proceso semiótico comunicativo de transmisión de información, donde el texto ocupa el lugar central en el esquema de la comunicación, que depende de todos los elementos contextuales que lo constituyen (Albaladejo

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y Chico Rico 1994), sin polarizar su estudio en ninguno de sus componentes individuales (código, contexto, receptor, etc.), y extenderse metonímicamente a todo el conjunto del sistema, dando lugar a parcialidades metodológicas -"ismos"- (García Berrio,1984a). Corresponde a la Semiología, y dentro de ella a la Lingüística, en concreto, a la Retórica General (García Berrio, 1984), ciencia del discurso humano comunicativo, el estudio global del Sistema del texto, puesto que la retórica es una disciplina universal capaz de estudiar cualquier mensaje en situación producido por las lenguas naturales, tanto en el caso de textos artísticos como en el caso de textos no artísticos, según el esquema retórico propuesto por H. Lausberg (1990), donde se insertan no sólo la totalidad de las artes y la posibilidad de su conocimiento teórico, sino que se inserta, además, la posibilidad de situar el propio proceso crítico de conocimiento, en el nivel de la 'ratio' del lenguaje, donde se producen la similitudes.

Como mensaje verbal el discurso poético se estructura de forma similar a cualquier otro

discurso lingüístico, siguiendo los mismos esquemas semióticos, en la estructura oracional y en la superestructura del discurso, ambas correlativas (Van Dijk, 1972). A pesar de que en la Poética existan mecanismos de subcategorización anómala (García Berrio, 1989), los mensajes verbales se estructuran de forma homogénea respecto al resto de los mensajes verbales producidos por las "artes del decir" del antiguo Trivium, hoy abarcadas por la Semiología,

incluido el propio proceso semántico de conocimiento (Morris, 1985), que denota la realidad por medio de su representación en el lenguaje (Van Dijk,1972). Las variaciones entre disciplinas vienen dadas por las diferencias en las relaciones sígnicas entre la forma (verba) y el contenido (res) y cómo se vinculan, según la operación retórica que articula el discurso, la dispositio, que es quien une forma y contenido: la forma macrosintáctica y el contenido conceptual en una relación sígnica, resultando el texto opus (Lausberg, 1990), síntesis del contenido conceptual y

su formulación por medio del lenguaje. Esta operación dispositiva une los participantes en un suceso en términos de agente, paciente, objeto, instrumento, etc. a través del predicado (Van

Dijk,1996). Dentro de una de estas artes del lenguaje, la Retórica, como ciencia del discurso humano comunicativo (G. Berrio,1984), como una Gramática universal abarca el texto, el sujeto y el contexto. Dentro de la Retórica, la operación de la dispositio abarca la sintaxis,y es entendida

como el estudio de las categorías y funciones lingüísticas, tanto en las pequeñas unidades como en las unidades progresivamente superiores, hasta llegar a las superestructuras de forma coherente. La operación de la inventio ofrece una serie de lugares comunes o loci disponibles que se refieren a conceptos como [quién, qué, cuándo, dónde, por qué, cómo, etc.] que

funcionan como universales hermenéuticos (Pozuelo,1988) de la comunicación humana. Este "universal comunicativo", el hexámetro retórico «quis, quid, ubi, quibus auxiliis, cur, quomodo, quando», procesa la información extralingüística que va a formar parte del texto como predicado-

argumento –intensional- (Albaladejo, 1992). De esta manera, a través de las preguntas correspondientes a los loci, (quién, qué, cuándo, dónde, por qué, cómo) se categoriza y se

conceptualiza al conjunto de seres, estados, procesos y acciones que integran el texto, originándose los papeles temáticos, los actantes y predicados, las categorías oracionales o los casos, algo que Fillmore (1968) describe como un proceso universal:

«The case notions comprise a set of universal, presumably innate, concepts which identify certain types of judgements human beings are capable of making about the events that are going on around them, judgements about such matters as who did it, who it happened to, and what got changed»

A partir de este proceso categorizador, se establece una correlación entre la estructura

lingüística de la frase y del discurso y la estructura de la acción, ya que: «Toda acción tiene necesariamente un agente, un paciente, un fin, etc., los cuales no hacen sino recalcar la estructura de la frase (mejor dicho: es la frase la que recalca el esquema de una acción)» (Segre, 1985). Ambas estructuras son isomorfas en cuanto a una serie de componentes que reflejan la

estructura mínima del discurso, que es la estructura de la acción: un elemento aglutinador

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predicativo y sus correspondientes argumentos semánticos y sintácticos (papeles temáticos, casos, actantes, etc.). La estructura de la acción es una estructura común a textos literarios y a

textos científicos, las diferencias son dadas por las diferencias en las relaciones sígnicas entre la forma (verba) y el contenido (res), cómo se disponen la forma macrosintáctica y el contenido conceptual en una relación sígnica de la que resulta el texto –opus- (Lausberg, 1990), que

sintetiza el contenido conceptual y su formulación por medio del lenguaje, uniendo los participantes en un suceso en términos de agente, paciente, objeto, instrumento, etc. a través del

predicado (Van Dijk, 1996). La lengua no puede ser actualizada en bloque simultáneamente (G. Berrio, 1977), sino

que solo se ordenan parcialmente determinados estados, acciones, y procesos; de todos los elementos que forman la lengua se produce una elección concreta de los significados posibles, las palabras y las posibles relaciones que se establecen, creándose un mundo textual

determinado, una unidad que mantiene una relación de oposición respecto a las otras unidades, según la relación específica que se da entre contenido y forma. A partir de los loci se ordenan los

determinados seres, estados, procesos y acciones, deseos y hechos (Albaladejo, 1986, 1992), que son presentados desde el plano del sujeto como la fábula, como una estructura textual, que representa al referente extralingüístico en del texto. Esta referencia extralingüística se obtiene por medio de la operación semántica de la inventio (Albaladejo, 1992) en torno un conjunto de universales semántico-hermenéuticos de la comunicación humana (Pozuelo, 1988): (Qué, Quién, Cuándo, Dónde, Por qué, Cómo, etc.), que se corresponde con los loci o lugares comunes que vertebran todo el discurso, (Quis, Quid, Quando, Ubi, Quomodo, Cur, etc.). A partir de esta estructura de la ratio, que es una estructura lingüística común (Wh-Questions (Who, What, Where, Why, How) (Lasswell, 1948, Braddock, 1958, Culicover, 1982), se categoriza el

mundo en seres, estados, procesos y acciones, y se extrae el referente extralingüístico para incorporarlo al texto como contenido intesional, como operador-variable, como predicado

(acción) y argumento (actante), ordenado posteriormente la estructura de conjunto referencial predicado-actante como una construcción sintáctica (Albaladejo, 1992), pasando de la semántica a la sintaxis.

En el nivel del texto, la acción principal estructura semántica y formalmente el discurso: formalmente como un predicado lógico que equivale al discurso (García Berrio, Vera Luján (1977), Petöfi, García Berrio (1978), Van Dijk (1972, 1978)), y semánticamente como isotopía fundamental (Greimas,1973, Rastier 1972, 2005) que vertebra dicho discurso. Ambos elementos están íntimamente relacionados, mediante la sintaxis y la macrosintaxis (Van Dijk, 1972), correspondientes a la oración y al discurso, respectivamente. En el nivel de la oración la estructuración viene dada por la sintaxis, que introduce los mecanismos de orden lineal y de

orden profundo, la jerarquía debida al orden estructural, mientras que en el nivel del texto se produce una estructuración equivalente debida a la 'dispositio', operación retórica responsable de la combinación de los elementos del discurso, superficiales y profundos, formales y semánticos, y se refiere a las superestructuras, «un tipo de esquema abstracto que establece el orden global de un texto y que se compone de una serie de categorías, cuyas posibilidades de combinación se basan en reglas convencionales» que produce un paralelismo con la sintaxis oracional (Van Dijk, 1972).

Para van Dijk, el tópico textual es un concepto o una estructura conceptual central, una

proposición que organiza jerárquicamente el discurso; es la idea sobre la que está compuesto y organizado el texto, y las proposiciones expresadas en el discurso están vinculadas con él (1972). Desde el punto de vista de la síntesis, el tópico textual es el germen a partir del cual surge el texto; desde el punto de vista del analísis, el tópico textual es el resumen mínimo, el

resultado mínimo de la recepción de un texto, a través de una serie de operaciones de sumarización. El tópico es el resultado de traducir el referente extralingüístico a una forma de predicado-argumento (intensional) para que resuma una determinada organización de la realidad (García Berrio, Albaladejo, 1983). Según el principio de isomorfía (García Berrio, 1979, Albaladejo, T., García Berrio, 1983) lingüística, el contenido semántico del tópico textual global, se representa formalmente a partir de la fórmula básica de la predicación, donde se combinan un predicado y sus argumentos (García Berrio, 1979). El tópico textual presenta una organización

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paralela a la de la oración; en él la información constituida por un funtor que se predica de uno o varios argumentos, subyace al texto como proposición subyacente (Albaladejo, García Berrio, 1983). En el proceso del análisis textual se traduce del texto al tópico textual (T t), pasando

de lo concreto a lo abstracto, de los objetos a la clase, abstrayendo las características genéricas, obteniéndose el tópico textual. Esta información esencial acerca de la realidad denotada por el texto es la propiedad común a dicho texto, la propiedad común a todos los predicados que constituyen el texto coherente. El proceso inverso es la síntesis textual, un proceso expansivo de traducción del tópico textual al texto (t T), producido a partir de una serie de proyecciones

semánticas por las que se va añadiendo información a la información esencial del texto hasta que el texto reproduzca completamente la parte de la realidad que constituya su referente (García Berrio, Albaladejo, 1983). La lingüística, que consiste en suponer que la organización de nuestros productos humanos comunicativo-verbales se realiza según un proceso de expansión cuantitativa de una célula lingüística elemental (ibidem), cuya estructura es preservada. Esta

pieza medular sintáctico-semántica (y modal), contiene la información completa del texto (Gª

Berrio, Vera Luján, 1977), con la siguiente fórmula global del texto: TT PPrreedd.. ((AArrgg). El hecho de que exista una pieza medular sintáctico-semántica (y modal) que contiene la información esencial del texto, dando forma tanto al todo como a las partes es por un lado condición de posibilidad de que exista una comunicación coherente y por otro lado es consecuencia de que el lenguaje humano tenga la propiedad de la autosimilitud (Silió, 2004), ya que dicho patrón formal explica tanto el tópico como el texto, la parte y el todo. El mecanismo categorizador, que pasa de lo general a lo particular (T -> t) y de lo particular a lo general (t -> T), constituye el centro del proceso sígnico, ya que pone en contacto tres realidades separadas (pensamiento, lenguaje y realidad), respectivamente, conceptos, el lenguaje y el referente extralingüístico por medio de un molde formal (un triple sistema mediador basado en la estructura de la predicación (ibidem), que se corresponde con el mecanismo de funcionamiento de nuestro cerebro), categorizando de acuerdo con el esquema universal quién, qué, cuándo, dónde, por qué, cómo, etc. Se trata del molde formal de las categorías de la ratio, que dan cuenta de los procesos de la ratio (racionales) a gran escala (texto) y a pequeña escala (tópico). Estos procesos de

contracción y expansión de la proposición subyacente al texto (Van Dijk, 1972) que funcionan como la organización de nuestros productos humanos comunicativo-verbales respetando la estructura de la célula lingüística elemental» (Albaladejo, García Berrio, 1983) originan que, de forma coherente, la representación semántica del texto y de la oración sea isomorfa (Van Dijk, 1972), pero llevando las categorías textuales a la oración, y no al contrario, como hizo

Trendelenburg, ya que se trata de una relación género-especie que no es simétrica: «the basic

requirement that all theorems of an S-grammar are derivable within a discourse gramar is

satisfied under this criteria. This relation of reductibility is non-symmetric: a discourse gramar cannot be reduced to an S-grammar, because the set of its interpreted terms is not included in

the set of interpreted terms of an S-grammar, similarly for the statement of a discourse grammar» (ibidem). Entre el pensamiento y el lenguaje media la categorización, un proceso determinante relacionado con la abstracción que es el punto de unión de ambas entidades: La

abstracción es la capacidad intelectual de considerar una entidad aislándola de cualquier ejemplar específico de esa entidad, extrayendo las propiedades comunes de esa clase de elementos. Esta capacidad está totalmente ligada a la lógica, a la capacidad humana de hacer

clases de elementos y darles nombre, dándoles el estado de objetos Los compartimentos formales de los lugares (loci) de la inventio que forman el hexámetro

comunicativo humano (Pozuelo, 1988) clasifican los pensamientos según sus características en un sistema de casos profundos. Así, cada uno de los lugares es evocado por la pregunta correspondiente a ese locus (Lausberg,1990):

Locus a persona / ¿Quis? (¿Quién?) Locus a re / ¿Quid?,(¿Qué?) Locus a loco / ¿Ubi? (¿Dónde?) Locus ab instrumento / ¿Quibus auxiliis?, (¿Con qué?)

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Locus a causa / ¿Quur?, (¿Por qué?) Locus a modo / Quomodo, (¿Cómo?) Locus a tempore / Quando (¿Cuándo?)

Son una serie de operadores que seleccionan sus correspondientes variables:

[Persona, Factum, Locus, Facultas, Causa, Modus, Tempus].

Estas clases (Questiones Q, Wh-questions), son operadores que ligan su

correspondiente variable (Culicover, 1982), tal que todo operador liga una variable, y toda variable está contenida en la clase constituida por el operador que la liga. Las variables son ligadas por los elementos cuantificacionales e interrogativos, que al preguntar por quién, qué, dónde, etc. clasifican el mundo de los seres, estados y procesos y lo introducen en el lenguaje.

Esta estructura categorizadora explica tanto el nivel textual como el nivel oracional, tanto las micro como las macroestructuras, y su correlación coherente, ya que un mismo mecanismo opera en todos los niveles, algo que es propio de las estructuras fractales (Mandelbrot, 1983), unas estructuras presentes en la Naturaleza en las que existe un único patrón estructural tanto

en las pequeñas escalas como en las grandes, donde que el mismo mecanismo origina tanto el todo como las partes. Esta propiedad fractal de la autosimilitud no es exclusiva del lenguaje humano, al contrario, se observa en gran parte de los fenómenos y objetos de la Naturaleza, donde las partes y el todo son similares, autosimilares, se parecen entre sí. En dichos objetos, las partes y el todo tienen un mismo patrón estructural, produciéndose una variación

únicamente al variar la escala de observación, por lo que si alguien tomase una muestra aislada, no percibiría si se trata de un trozo o de la totalidad del objeto (tronco vs. rama de un árbol). En el caso del lenguaje, una estructura mínima es iterada recursivamente, de manera que el tópico textual, el propio texto y sus productos intermedios, se estructuran análogamente, siendo equivalentes los elementos y relaciones de unos sistemas con las de los otros. Los fractales poseen una ratio interna autosimilar, iterada en los sucesivos niveles, lo que explica:

Que la ratio sea iterada, y dicha ratio correspondiente a la estructura de la predicación- da cuenta tanto de las macroestructuras como de las microesctructuras, y permite, de hecho, el paso de una a otra, mediante la síntesis y el

análisis (Silió, 2004)

La autosimilitud: La ratio interna es iterada ad infinitum, produciendo una coherencia estructural sintáctica, semántica y pragmática, {isomórfica, isotópica e isomodal}, (Silió, 2004)

El tópico textual, formado por las clases actanciales coindizadas, es la propiedad

nuclear abstracta que relaciona a todo texto de forma genérica, propiedad común a todo el

texto, que es proyectada a lo largo de todo el texto mediante un esquema de {constante-variable}, que coincide con el esquema de la definición recursiva de sintagma, de proyección iterada de un núcleo y su complemento: el tópico textual se itera mediante la fórmula que relaciona género y especie, (SX = X – SY). Eso es precisamente lo que sucede cuando se forma un texto: que resulta de la proyección endocéntrica del tópico sobre él, imponiéndole la isotopía, la isomorfía y la isomodalidad al texto. Este mecanismo de proyección endocéntrica de un núcleo no se aplica sólo a un sintagma, sino que se aplica a la totalidad del texto, por lo que su núcleo, que es el tópico textual, se propaga de forma endocéntrica a lo largo de todo el texto.

Además, se mantiene una propiedad característica de los modelos analógicos, que es la

correspondencia biunívoca entre las relaciones incorporadas en el modelo y las existentes en el original, por la que se da un isomorfismo con respecto al original, reproduciendo la estructura de éste y conservándose las relaciones y los valores veritativos, de manera que dos objetos

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que sean isomorfos no son “iguales”, sino “similares” entre sí, ya que son iguales es en las relaciones que existen entre los elementos: En el texto se da una homotecia en su ratio lógica

(Silió, 2004), y la homotecia es característica de los fractales. En este caso, la estructura respecto a la cual deben ser isomorfos los predicados

textuales, (o que al menos no debe contradecir) es la estructura de la acción principal, la acción del tópico. Donde los actantes que constituyen el tópico, que responden a la pregunta sobre qué quién, cuándo, etc., se articulan en torno a la pregunta fundamental, al qué, a la pregunta del predicado (quid) y en función del predicado se establecen sus argumentos. Estos elementos, son clasemas de actantes y el predicado es la relación por excelencia, en torno a la cual se produce el mecanismo de herencia, la proyección endocéntrica del núcleo por mando-c. El sistema del texto está formado por la suma de todos los predicados que lo componen. Las clases actanciales y los actantes son correferentes, forman un clasema. Los predicados

relacionan los elementos, las clases actanciales, que contienen, como una clase abstracta, todos los respectivos actantes coindizados que están en el texto. Estos elementos y relaciones tópicos (predicados y actantes) se mantienen a lo largo de toda la derivación como clases actanciales coindizadas, es decir, como paradigmas completos, que funcionan según el esquema de operador-variable. por medio del operador iota (Conte, 1977, Conte, Petöfi,

Sözer, 1989, Husserl, 1985). El tópico textual, formado por las clases actanciales coindizadas, es la propiedad nuclear abstracta que relaciona el texto de forma genérica. Estas propiedades actanciales son proyectadas a lo largo de todo el texto mediante un esquema de {constante-variable}, como el esquema de la definición recursiva de sintagma (SX = X – SY), donde un

sintagma corresponde a la proyección iterada de un núcleo y su complemento.

Lo textual se manifiesta a través del concepto de isotopía Greimas-Courtés, 1982. Por la

propiedad de la composicionalidad según la cual el significado de unidad (oración) se construye a partir del significado de las partes, es previsible que se dicha propiedad cumpla sucesivamente, y que el texto se forme a partir de las interpretaciones de sus componentes, de manera que las estructuras sintáctico-textuales se formen a partir de la expansión de las piezas actanciales, preservando en toda la derivación la subcategorización de las unidades superiores

a la oración, asegurando la correferencia de los predicados relevantes, que, o bien son correferentes con el tópico, o al menos no lo contradicen, siendo la acción principal del texto –el tópico- una isotopía y un factor decisivo en la coherencia textual. Esto permite establecer un único patrón en cuanto a los elementos y las relaciones, y a patir de este patrón, que es el

identificador genérico del texto, que es una clase común a todo el texo, a partir de la cual los objetos son instanciados. Por medio de las clases básicas se establecen y definen las isotopías-tipo, de naturaleza abstracta, que garantizarán la correferencia (Bellert, 1977), reduciendo de forma anafórica la redundancia y preservando la isotopía. El paradigma entero tiene función por el operador iota ix F(x), por el que se obtiene un argumento, una variable ligada, una expresión

definida a partir del predicado correspondiente (Garrido, 1988). Estos objetos son los predicados coindizados con el tópico, y, de hecho, estos predicados deben tener la misma estructura actancial que el tópico, con el que coinciden, derivando los rasgos de forma recurrente a partir de las isotopías genéricas (Rastier, 1972, 2005) produciéndose una continuidad de sentido (isotopía), que es el fundamento de la coherencia, a la que representa (Dressler, Beaugrande,

1981).

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ANALOGÍAS

Lenguaje científico

Leguaje poético

Ratio

Questiones Qu / Loci (Quis, Quid, Ubi, Cur, Quibus auxiliis, Quomodo, Quando)

La ratio lógica debe subyacer a los textos bien formados (Van Dijk, 1972)

La ratio es la interfaz que une los componentes sintáctico/ semántico y pragmático. Los tres convergen en la estructura de la predicación.

Categorización de los seres, estados, procesos, acciones de la realidad extralingüística (referente) según los

operadores (Quién, Qué, Dónde, Por qué, Cómo, Quándo, etc.)

Los pronombres Wh (Wh questions): (Quién, Qué, Dónde, Por qué, Cómo, Quándo, etc.)

Predicados y argumentos (Operador /Variable)

Esquema de la comunicación: Emisor, Receptor, Mensaje, Canal, Contexto, Código (Lenguaje) Saussure 1995, Platón, 1988, Bühler 1961, Jakobson 1974, Eco 1977, Shannon y Weaver 1949, Rodrigo 1995, Lasswell, 1948)

Jerarquía de casos de Fillmore (1968, 1971): (Agente, Experimentante, Instrumento, Objeto, Origen, Meta, Ubicación,

y Tiempo)

Papeles temáticos (proyección en la sintaxis) Jerarquía temática de Grimshaw (1990): ( agent (experiencer (goal ( source / location (theme )))))

Van Dijk (según el modelo de Rohrer): O → Mod + Aux + Prop, es decir, una proposición nuclear, formada por un predicado y un especificador léxico y una parte modal que incluye elementos pragmáticos como el emisor, receptor,

elementos modales (negación, posibilidad) y elementos tipológicos (aserción, pregunta)

Esta estructuración lógica de acuerdo con la ratio sucede tanto en los textos literarios –

productivos- como en los textos científicos –descriptivos-, ambos textos se estructuran según una serie de casos profundos universales, que, como categorías del lenguaje están presentes en toda composición lingüística, independientemente de su naturaleza, y que en cada texto son actantes isotópicos que, funcionan como isotopías genéricas (Rastier, 1972, 2005) y son iterados anafóricamente vertebrando el texto de forma coherente.

A la ratio, le corresponde la correcta construcción lingüística desde el punto de vista de la

lógica, de quien depende la comprensibilidad intelectual, que estructura interna y externamente el discurso, sintácticamente a nivel oracional y dispositivamente a nivel textual, como

superestructuras semióticas, esquemas abstractos de orden global de un texto que están

formados por una serie de categorías cuyas posibilidades de combinación se basan en reglas

convencionales (Van Dijk, 1972). Esta característica produce un paralelismo con la sintaxis con la que se describe la oración, siendo un procedimiento análogo a la gramática y a la lógica (Van

Dijk, 1996). El lenguaje científico constituye un proceso semántico de conocimiento que denota la realidad factual por medio de su representación en el lenguaje (Van Dijk,1972), y el lenguaje literario, como mensaje verbal se estructura de forma similar a él por medio de los mismos esquemas semióticos en las diferentes estructuras correlativas, pero desde el punto de vista de la Retórica clásica, lo rebasa, ya que la Poética clásica supera a la Gramática clásica, a la que presupone, ya que la Poética es más compleja y más potente que la Gramática (ibidem). La

Gramática preservaba la corrección del discurso, la describiendo y explicando los textos literarios en una lengua natural dada (ibidem) no sólo contiene reglas que permiten describir cualquier texto, pero son necesarias además las operaciones que permiten variaciones, como las de adición, sustracción, sustitución y permutación (quadripertita ratio) y las categorías suplementarias y específicas para que se de un texto literario. Según Van Dijk, la Especificidad literaria (Reglas y Categorías literarias) será la diferencia entre la Gramática Neutra (GN) y la Gramática de los Textos Literarios.

[GTL reglas + operaciones variación ≥ GN reglas]

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[GTL reglas ratio + quadripertita ratio ≥ GN reglas ratio]

Si las analogías se dan en torno a la estructuración lógica de la ratio, las principales

diferencias se dan en torno a las cuatro operaciones modificativas de la ratio, es decir, la quadripertita ratio (Quintiliano, 1963, Van Dijk, 1972), operaciones de adición, sustracción, sustitución y permutación, que operan cambios en los grados de directez, en los grados de totalidad del contenido (res), en la función lingüística dominante, en la parte modal de la célula lingüística como ars –distorsión-, produciéndose un cambio de orientación del texto, etc. Así, la corrección lingüística, la intelegibilidad (perspicuitas) y la estructuración interna y externa se subordinan en el caso de la Poética al ornatus pragmático, que se impone sobre la ratio, por lo

que en favor de la significación se subordinan en el objeto literario construido como objeto lingüístico la corrección lingüística y la comprensión intelectual. Los cambios en la modalidad están ligados a la función lingüística dominante. Al pasar un texto de naturaleza descriptiva a

un texto de naturaleza productiva (Aristóteles, 1992, Doležel, 1986), se pasa de un texto cuya función lingüística dominante es la función representativa (Bühler, 1961) a un texto cuya función dominante es de índole expresiva (Jakobson, 1974), que es la que refleja la mediación del sujeto, la distorsión del ars (Lausberg, 1990), es decir, la función poética. El nivel pragmático encierra los niveles sintáctico y semántico, y por ello, la función lingüística dominante, de naturaleza pragmática, determina el significado del texto.

Una diferencia clara entre textos literarios y textos científicos reside en la función

lingüística dominante en cada texto, ya que las funciones del lenguaje son objetos semánticos que clasifican la relación del signo con los objetos, la ‘distancia’ relativa que existe entre signo y

referencia, que es mínima en el caso de la representación, y máxima en caso de la expresión. En el arte la función predominante es la función expresiva (Bühler, 1961). El discurso del arte es un discurso polisémico es un lenguaje expresivo y organizado hasta el punto de servir de “contexto” a sus propios elementos, lo que explica su autonomía semántica (Chicharro, 1994). A la función representativa o cognoscitiva le corresponde la representación semántica de la realidad efectiva, puesto que es una función lingüística relacionada con la verdad, la globalidad y la objetividad, mientras que la función expresiva, que es propia de la Poética, está caracterizada por la subjetividad. A la ratio le corresponden los juicios con validez universal provenientes de los

silogismos completos, mientras que a la Poética le corresponde el ámbito de la demostración posible, del silogismo incompleto, caracterizado por la probabilidad (Aristóteles, 1990), dependiente de contexto. Por ello, la Poética se define de forma sistemática (Bajtin, 1989) por medio de un rasgo negativo, un rasgo que sí está presente en otras artes del lenguaje pero que en la Poética no lo está, y es la función representativa, por lo que a la Poética correspondería el rasgo (-- Función Representativa) (Silió, 1997), que viene dada por la presencia del sujeto, que

desplaza al referente.

Los mensajes no están determinados por una única función, sino quecoexisten varias

funciones, aunque exista en ellos existe una función predominante jerárquicamente. La función lingüística bühleriana predominante en cada texto, puede orientarse hacia el referente, hacia el sujeto o hacia el propio lenguaje. En el caso de que se oriente hacia el referente, el grado de información que se pretende transmitir es máximo, como el grado de objetividad buscado. Esta característica es propia del discurso científico, mientras que en el arte, el grado de información se supedita a la subjetividad y en consecuencia su plural significación (Chicharro, 1994). Según la semántica de Richards, sabemos que existen dos formas de significar, la significación referencial de las proposiciones, que corresponde a la ciencia, meaning, y la significación emocional de las pseudoproposiciones, que corresponde al arte significance, caracterizada por la plurisignificación, que por ser subjetiva es más variable. En este último caso es aún más importante la contextualización para determinar la significación, de manera que se pase de considerar una organización de masas verbales como un objeto estético.

Se pueden establecer diferencias entre el lenguaje poético y el lenguaje científico en

función del contenido y de la forma. En cuanto a los grados de totalidad del contenido (res) se establece en la mimesis una distinción cualitativa, considerando la mimesis como total o como

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parcial, según los grados de totalidad de la realidad analizada. La diferencia entre ambos tipos de mimesis reside en que, en el caso de la ciencia se busca la imitación del mundo que nos

rodea con una ‘exhaustividad mecánica’, «con una exhaustividad exacta que reproduce todos los

detalles de la misma realidad», mientras que en el caso de la Poética lo que se busca es una

reproducción parcial de la realidad, con una «totalidad rápida y esencial» (Lausberg, 1990), tendiendo a unir una serie de detalles del proceso del acontecer para lograr un conjunto cerrado, pero no se busca la globalidad (ibidem), sino que se buscan la verosimilitud (Horacio,1970) y la necesidad (Aristóteles, 1992). En el caso de la ciencia la totalidad está orientada a la verdad,

mientras que la totalidad considerada desde parcialmente corresponde a disciplinas que pueden prescindir de la realidad en su conjunto, que pueden considerar parcelas de realidad o, incluso, de la propia ficción, como el Arte. En cuanto a la forma (verba) la diferencia está en que, en el

caso del lenguaje de la ciencia, se aspira a un isomorfismo con la realidad como postulaba el primer Wittgenstein, (1997) mientras que en el caso del lenguaje de la Poética se busca sólo significar su relación con la realidad, pero con la particularidad de que esa forma ‘crea’ el

referente, de manera que el contexto literario no es extralingüístico, sino puramente lingüístico, dándose una fusión entre el plano de la expresión y el plano del contenido (Greimas, 1973).

En el discurso literario hay dos cambios que tienen que ver con la modalidad, a

diferencia del discurso científico: lo parcial y lo relacionado con el sujeto. Los “grados de directez” (discurso directo, intermedio y mínimo), y la traducción de los conceptos o de las palabras. El discurso directo y el indirecto son un reflejo directo de la modalidad. La mimesis puede dividirse en torno a varios grados de directez: el grado máximo de directez corresponde a la acción, mientras que el grado mínimo corresponde a la narración, existiendo entre ambos un grado intermedio (Lausberg, 1990):

El grado mínimo de directez se caracteriza por el hecho de que en él se evitan el discurso directo y la evidentia, permaneciendo el narrador dentro de su discurso

narrativo.

El grado intermedio se caracteriza porque el narrador además de relatar, interviene en estilo directo

El grado máximo de directez, que corresponde a la acción

La variación en el orden de representación de un evento es, en definitiva, una variación

en el tiempo interno de dicho evento; el tiempo de la historia narrada y el tiempo de la narración, ya que la historia de los acontecimientos reales y la de los acontecimientos literarios se narra siempre en diferido en lo relativo al tiempo y al propio contenido de la historia. La tipología de los textos narrativos según Doležel corresponde a aquellos textos en los que predomina el discurso del narrador (estilo indirecto), y a aquellos textos en los que predomina el discurso del personaje (estilo directo). La disyuntiva acerca del discurso literal plantea un problema análogo al de la traducción, ya que el estilo indirecto es, de hecho, una traducción, y dentro del problema de la traducción, y un nuevo problema: si la traducción debe hacerse de acuerdo al contenido conceptual, o de acuerdo a las palabras, es decir, si se debe traducir res o verba (la traducción ‘verbatim’ o palabra por palabra que describía Quintiliano (1963) y la transducción (Doležel, 1986), donde el transductor sería, el agente que transmite (ductor-oris) un objeto que por el

hecho mismo de ser transmitido es también transformado).

La actuación de la quadripertita ratio, de las operaciones lingüísticas variación (adición,

sustracción, sustitución y permutación) en la estructura lógica de la ratio, desplazan al referente,

de manera que la gramática es rebasada en el nivel de la conexión lógica, de la comprensibilidad intelectual de la perspicuitas, en el orden interno y externo del discurso, dictado por lo aptum, y sobre todo, en el ornatus literario, que, como componente pragmático, engloba a los demás y va

más allá de la corrección gramatical y la comprensión intelectual en pro de su finalidad, el delectare. En este nivel la función dominante ya no es la función representativa, sino las

funciones de índole pragmática centradas en el contexto de la emisión. Ya no estamos ante un

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conjunto epistémico propio de la ciencia, sino que al producirse un cambio de modalidad en la célula lingüística (isomórfica) que describe estos enunciados se trasciende el sentido lingüístico en función de la significación, dando mayor cabida a la interpretación. En este caso, las figuras retóricas que operan por medio de la quadripertita ratio, como ars sobre el conjunto de la ratio,

no se orientan hacia la verdad, sino que suponen una reordenación de ésta hacia una totalidad rápida y esencial que se presenta como verosímil y necesaria (Lausberg, 1990). En el caso de la Poética se produce una importante variación cuantitativa a cualitativa, ya que la fábula -el

conjunto de seres, estados, procesos y acciones- son representados a través del sujeto, que es el plano de representación de dicho conjunto, originándose así la trama, reordenación gracias a

las operaciones de (adjunción, omisión, inversión y sustitución y que desplaza al referente. La presencia del sujeto impone diferencias en la secuencia lógica, en los elementos de la narración

en el tiempo por dichas operaciones de transformación, reestructurando los materiales de la realidad objetiva, En cuanto al tratamiento del contenido «se encuentran las dilaciones, las elipsis, los desplazamientos, que hay que relacionar con el peso de los hechos respecto a la trama» (Segre, 1985), el poeta añade o quita algo de la realidad, suprime o trastoca unas partes para suplir otras (Lausberg, 1990), es decir, aplica a la totalidad la operaciones de adjunción, omisión, inversión, sustitución. Con la actuación del sujeto organizativo en la estructuración de los materiales de la fábula, se produce una transformación en la modalidad que afecta a la célula lingüística originaria, que deja de describir la realidad para construir una nueva realidad, que está mediada por el ars. Dicho ars altera la estructuración representativa del texto, alterando la

referencia -res-, distanciándose el referente, que, según Jakobson, no es destruido, sino que se vuelve ambiguo (Jakobson, 1974).

El hecho de que desde un punto de vista de la ratio lógica, la Gramática presuponga una

construcción del lenguaje de acuerdo con la Lógica, supone que existan restricciones como que sólo se permitan unas determinadas representaciones y no otras, y que estén dispuestas en un determinado orden y no en otro, concretamente, en el orden de lo real. Este orden de lo real está dictado por la dispositio, la operación que ordena en el tiempo los elementos de la narración (Lausberg, 1975). En este caso, en el que se trata de preservar la estructuración lógica –ratio- y

que se da la máxima vinculación semántica entre el lenguaje y la realidad, la función lingüística dominante de entre las descritas por Bühler será la Función Representativa, y está orientada a que el texto sea un texto descriptivo, una representación efectiva de la realidad, lo que le permite constituirse en una fuente efectiva de conocimiento. Mientras que la representación semántica de la realidad efectiva –textos científicos- aspira a la verdad, a la globalidad, a la objetividad (aunque sólo sea como tendencia), que es denotativa y está orientada al conocimiento, como corresponde a las disciplinas regidas por la ratio, la representación semántica de la Poética se caracteriza por la subjetividad, por la orientación al sujeto. La ratio logica debe subyacer a los textos lingüísticos bien formados (Van Dijk, 1972), pero, a pesar de que la ratio lingüística y

conceptual sea un universal, el sujeto presenta los materiales de la fábula mediatizados por la estructuración artística propia, por medio del ars. La presencia del sujeto en el lenguaje altera la representación del orden natural de los seres, estados, procesos y acciones de la realidad efectiva representados por la ratio. Su presencia conlleva la variación de la estructuración lógica de la ratio por medio de la quadripertita ratio.

El ars es «un sistema de reglas extraídas de la experiencia», pero expresadas después

lógicamente, que nos enseñan la manera de realizar una acción tendente a su perfeccionamiento y repetible a voluntad, acción que no forma parte del curso natural del acontecer» (Lausberg, 1990), por lo que para describir la Literatura desde un punto de vista sistemático es necesario describir el conjunto de reglas en las que consiste el ars, estudiando la literatura descriptiva y

prescriptivamente (Albaladejo, 1991), describiendo hechos pasados y aducir preceptos útiles para discursos futuros, extrayendo generalizaciones, formalizando las relaciones que se dan en el discurso literario, buscando lo general, pero sin perder de vista las particularidades esenciales. El hecho de describir y de prescribir las leyes implica una diferencia en la localización respecto a la obra (opus) dentro de la relación (artifex – ars – opus) que en el caso de que sea una teoría explícita de la literatura deberá preceder a dicha obra, estará localizada a priori en el ars, mientras que si se trata de una teoría implícita se encontrará a posteriori en el objeto.

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No hay una única respuesta acerca de si el ars consiste en un conjunto de reglas que

pueden sistematizarse, transmitirse y ser aprendidas o si éste recae principalmente en el talento del artista, aunque la lógica indique que ambos factores son determinantes (como lo son siempre que existen una dualidad genética/medio); de acuerdo con la explicación de la naturaleza del arte de acuerdo con la dualidad del Ars Poetica horaciana (1970), el arte es resultado bien del ingenium, o bien del ars. En el primer caso se debe a la capacidad del artista quien, mediante recursos lingüísticos, plásticos o sonoros, crea una obra que es expresión de lo real o de lo imaginado; en el segundo caso se trata del conjunto de reglas para el buen hacer del arte, que son transmitidas como técnica. En el primero de los casos el arte se entiende como vinculado al artifex, y está relacionado con el ingenio, con la capacidad del artista, que es innata, mientras

que en el segundo caso el arte se concibe como algo externo al artista que puede transmitirse y ser aprendido, pues no depende tanto de la capacidad del artista, ya que queda fuera de él, y precede a la gestación de la obra, opus. Independientemente de si se eligen el ingenium o el ars

como explicación del fenómeno literario, lo que sí es claro es que esta dualidad ha marcado el devenir de la historia de la literatura (Gª Berrio, 1977). Para los partidarios del arte como un conjunto de reglas transmitidas y convenientemente innovadas, el ars es generalizable y

transmisible, mientras que para los partidarios del arte como fruto del genio individual del artista, el ars se transforma en ingenium, y está íntegramente localizado en el artista, artifex, por lo que es un producto subjetivo y no generalizable. Ambos extremos tienen su parte de razón, si se delimitan los diferentes momentos en la elaboración de la obra de arte; parece haber dos “momentos”, uno pre-estético y otro estético de variación, como lo vio el Formalismo ruso, que veía este segundo momento como fruto del extrañamiento (Erlich, 1974), como percepción de

las palabras no representantes del objeto denotado. Señalaron la desautomatización de la conexión signo-objeto, por la que una palabra se percibe como palabra y no como representante del objeto denotado, puesto que se trata de un lenguaje alógico, no comunicativo, diferente del informativo, no tanto por la emancipación del significado, sino por la autonomía frente al referente. En cuanto a la separación forma-contenido, consideraban que los elementos del contenido no existían independientemente de la forma, sino que el contenido era uno de los aspectos de la forma (ibidem).

Analizado la literatura desde el punto de vista del esquema de la comunicación, donde se enmarca todo discurso, la cuestión a determinar era si la función poética estaba o no en el mensaje. Desde el punto de vista del inmanentismo se trató de describir y sistematizar los rasgos y unidades presentes en el mensaje en los que pudiera residir la literariedad, ya que, según Jakobson, la función poética se encontraba en el propio mensaje (Lada, 2003). Pero desde un punto de vista no inmanentista en la obra de arte verbal los hechos no se limitan a la obra, sino que abarcan además un conjunto de elementos formados por la propia obra, el referente, el lector o espectador y el contexto, es decir, los componentes del esquema de la comunicación, influyendo la totalidad de dichos componentes en su realización y en su significación (Albaladejo, Chico 1994), por lo que sería necesario el estudio del conjunto de estos factores para llevar a cabo un estudio más completo de la obra literaria dentro de un contexto comunicativo concreto, como comunicación literaria (Lada, 2003), según el esquema de la comunicación (Saussure 1995, Platón, 1988, Bühler 1961, Jakobson 1974, Eco 1977, Shannon y Weaver 1949, Rodrigo 1995, Lasswell, 1948). Saussure habla de "circuito del habla", un acto que supone al menos dos individuos A y B que conversan, transmitiendo A una expresión de un concepto, la imagen acústica asociada a representaciones de los signos lingüísticos, y produciéndose en el cerebro de B la asociación de esa imagen con el concepto correspondiente (Saussure 1995). A partir de Platón, para quien el lenguaje era un instrumento para comunicar algo acerca de las cosas, Bühler (1961) define un esquema el origen del funcionamiento del lenguaje:

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Proceso comunicativo que fue transformado por Jakobson (1974) en el siguiente proceso semiótico:

«El hablante envía un mensaje al oyente. Para que sea operativo, ese mensaje requiere un contexto al que referirse (referente, según la nomenclatura más ambigua), susceptible

de ser captado por el oyente y con capacidad verbal o de ser verbalizado; un código común a hablante y a oyente, si no total, al menos parcialmente (o lo que es lo mismo un codificador y un descifrador del mensaje); y por último, un contacto, un canal de transmisión y una conexión psicológica entre hablante y oyente, que permita a ambos

entrar y permanecer en comunicación» (Jakobson, 1974)

El esquema de la comunicación ha sido sucesivamente ampliado, transformado y adaptado, pero a grandes rasgos describe el proceso comunicativo como un Emisor codifica un Mensaje con un Código, con un Código común al Receptor y el Mensaje, que se refiere a un Contexto (referente), y es transmitido al Receptor por un determinado Canal, transmitiéndole determinada información susceptible de ser captada por el Receptor, equivalente al esquema de Shannon y Weaver (1949), a partir de una fuenrte de información se produce un mensaje, el transmisor transmite una señal, que es recibida por el receptor, por lo que el mensaje llega a su destino. Hay una serie de funciones lingüísticas vinculadas a dicho esquema de la comunicación. Las funciones lingüísticas se originan a partir del hecho de que se polarice la finalidad de la

comunicación en alguno de los elementos que integran el proceso comunicativo. Las tres primeras funciones fueron aportadas por Bühler, las tres últimas fueron una ampliación de Jakobson:

Emisor (Función Expresiva) Receptor (Función Apelativa) Contexto o Referente (Función Referencial) Mensaje (Función Poética) Código (Función Metalingüística Canal (Función Fática)

Cuando el esquema de la comunicación se adapta a la literatura el esquema de la

comunicación lingüística desarrollado por Jakobson, se convierte en el esquema de la comunicación literaria, ocupando el lugar central del esquema la obra de arte verbal y donde se incluye la categoría ‘referente’ en lugar del ‘contexto’, que tiene características referenciales (Albaladejo y Chico Rico,1994), originándose el desplazamiento del referente en la obra literaria de manera que el contexto literario sirva de referente para sus propios elementos, lo que hace que lenguaje literario sea referencialmente autónomo, explicando su autonomía semántica y su significación plural. La ciencia, por su parte también constituye un acto de comunicación descrito por el esquema de la comunicación, estando las funciones lingüísticas presentes en el acto de comunicación científica, de hecho, Carnap oponía la clasificación de la ciencia en artes y ciencia por la concepción funcional del lenguaje, por las funciones del lenguaje, quedando situando las artes en el ámbito de acción de la función expresiva del lenguaje y a la ciencia en el dominio de la función representativa.

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Además del esquema comunicativo de Jakobson (1974) y otros, el esquema

comunicativo considerado como proceso retórico de las artes poiéticas (artifex-ars-opus), tiene la ventaja frente a los otros esquemas de incorporar la crítica y la distorsión artística del ars mediando entre el que practica el arte y la obra realizada. A este proceso { artifex --> ars --> opus } corresponde en las artes teóricas el proceso: { artifex --> ARS --> opus --> spectator –ARS - inspectio (cognitio et aestimatio) }

Dicho esquema (Lausberg, 1990) es aplicable a la Retórica como ciencia del discurso

humano comunicativo, al incorporar el proceso de producción y recepción del mensaje lingüístico y de aplicarse a la ciencia, donde la distorsión –extrañamiento- producida por el ars vinculada a

la presencia del sujeto se reduce, minimizándose la diferencia introducida en la representación del lenguaje, de manera que el lenguaje sea una representación ‘recta’ de la realidad, una descripción.

En el caso de las artes retóricas, y en concreto, en el caso de la Poética, la

consideración del ars es fundamental, ya que en ella adquiere el ars su máximo valor, ya que

toda la historia de la literatura es la historia de un “extrañamiento”, de una distorsión, independientemente de que se le haya llamado sermo ornatus, como en la Retórica clásica o skaz, como en el Formalismo ruso. La distorsión artística del ars media de forma simétrica en la emisión y en la recepción de la obra de arte, por un lado, entre el artista (artifex) y la obra y por otro lado entre el espectador y la crítica. La aestimatio es la correspondencia teórica de toda ars poiética y práctica, y en concreto, la aestimatio del especialista es la crítica, que es la superación de la empeiría para llegar a la techné teórica (Lausberg, 1990), a la formulación de las reglas teóricas del arte. Por lo tanto, en el esquema anterior lo concerniente al ars es simétrico respecto

al eje representado por la obra, ya que es la distancia que media entre el que practica el arte y la obra realizada y también entre la obra realizada y quien la recibe, pero si la recepción de la obra es artística, el ars no debe quedar separada de la obra, sólo en el caso de que la recepción sea desde un punto de vista crítico es necesario explicar separadamente el ars como techné teórica,

como un conjunto de reglas.

Page 17: Lenguaje cientifico y lenguaje literario DEF

DIFERENCIAS

Ciencia

Poética

Objetividad

Objetivo, orientado al referente.

Mínima presencia del sujeto Representación (isomórfica) objetiva de

la realidad extralingüística No tiene autonomía semántica, sino que

depende del referente Contexto extralingüístico

Conjunto epistémico Representación exhaustiva de la

realidad que le permite constituirse en una fuente efectiva de conocimiento.

Subjetivo, orientado al sujeto.

No se minimiza la presencia del sujeto, sino que en el caso de la Literatura, las representación de

la realidad está totalmente determinada por el Emisor y el Receptor, de hecho, el sujeto desplaza

al referente. Es autorreferencial Contexto lingüístico

Se produce un cambio de modalidad en la célula lingüística (isomórfica) que describe estos

enunciados. Se trasciende el sentido lingüístico en función de la significación, dando mayor cabida a

la interpretación

Ratio

Estructura sintáctico.semántica

conforme a la estructuración lógica de la ratio:

Questiones Qu Qué, Quién, Cuándo, Dónde, Por qué,

etc.

Quadripertita ratio: Modificaciones en la estructuración lógica de la ratio por las

operaciones modificativas de adición, sustracción, sustitución y permutación

Ordenación

Ordo naturalis:

El orden propio de la realidad

Ordo artificialis: El orden lógico por el que se

formula la realidad en una lengua en concreto con variaciones en la secuencia lógica de los hechos

Función lingüística

predominante

Función representativa: Representación

semántica orientada al referente, a hechos reales.

Máxima vinculación semántica entre el lenguaje y la realidad

La palabra representa al objeto denotado, no hay desautomatización de

la conexión signo-objeto, no hay ‘extrañamiento’

Función poética: el referente es el propio texto,

hacia el que se orienta Definición negativa de la FR: (-- Función representativa)

La palabra se percibe como palabra y no como representante del objeto denotado. La función

dominante ya no es la función representativa, sino las funciones de índole pragmática centradas en el

contexto de la emisión

Grados de

directez

Estilo indirecto: predomina el discurso

del narrador

La mimesis puede dividirse en torno a varios grados de directez, máximo, intermedio y mínimo Grado mínimo: Corresponde a la narración. Se evita el discurso directo. El narrador permanece dentro de su discurso narrativo

Estilo directo: predomina el discurso del personaje

Grado máximo de directez corresponde a la acción Grado intermedio entre el grado máximo y el grado mínimo, que se caracteriza porque el narrador además de relatar, interviene en estilo directo

Polisemia

Lenguaje denotativo

Unívoco El hecho de que el lenguaje literario sea referencialmente autónomo explica su autonomía semántica y su significación

plural

Lenguaje connotativo

Polisémico Fusión entre plano de la expresión y plano del

contenido

Descripción del

Textos descriptivos

Textos productivos

No se describe lo que ya existe, sino que se crea

Page 18: Lenguaje cientifico y lenguaje literario DEF

referente

algo nuevo (poiesis)

Inferencia

Silogismo completo, juicios con validez universal, corresponde al ámbito de la

demostración necesaria

Silogismo incompleto, corresponde al ámbito de la

demostración posible, dependiente del contexto

Información

Discursos objetivos, donde el grado de

información es máximo

Discursos subjetivos, donde el referente es

desplazado, el grado de información es mínimo Lenguaje alógico, no comunicativo, diferente del

informativo, con autonomía frente al referente

Significación

Existen dos formas de significar: Significación referencial de las proposiciones (meaning), que

corresponde a la ciencia

Significación emocional de las

pseudoproposiciones (significance) que corresponde al arte, caracterizada por la

plurisignificación, donde es aún más importante la contextualización para determinar la significación,

para considerar una organización de masas verbales como un objeto estético

Grados de totalidad

Verba y res: forma y contenido

Contenido: Mimesis global

Orientada a la verdad Imitación de la realidad con una

‘exhaustividad mecánica’, exacta, que reproduce todos los detalles de la

realidad

Forma: Isomorfismo con la realidad extralingüística representada

Contenido: Mimesis parcial, Se orienta a la verosimilitud,

a una totalidad rápida y esencial que se presenta como verosímil y necesaria

Forma:

En el lenguaje de la Poética se busca sólo significar su relación con la realidad

Ars

Mínima mediación del ars.

Mínima distorsión por parte del sujeto Mínima alteración de la representación del orden natural de los seres, estados,

procesos y acciones de la realidad efectiva representados por la ratio por

las operaciones modificativas de la quadripertita ratio (adición, sustracción,

sustitución y permutación)

Mínima distorsión, mínimo extrañamiento

Máxima mediación del ars.

Máxima intervención del sujeto alterando la estructura universal de la ratio

lingüística y conceptual, imponiendo diferencias en la secuencia lógica, en los elementos de la narración en el tiempo, por las operaciones de

transformación de la quadripertita ratio, reestructurando los materiales de la realidad

objetiva y presentación dichos materiales de mediatizados

por la estructuración artística propia

Ingenium/ Ars : Explicación del arte como Ars: Conjunto de reglas para el buen hacer del arte. El arte se concibe como algo externo al

artista y no depende tanto de su capacidad. Es generalizable y transmisible, y puede ser

aprendido Ingenium: El arte se entiende como vinculado al

artista (artifex) y se debe a la capacidad innata del artista, quien mediante determinados recursos

crea una obra que es expresión de lo real o de lo imaginado.

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