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Page 1: Hada de mermelada

“HADA DE MERMELADA”

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Miriam era una bruja ruin, tan ruin que se hizo pequeñita hasta quedar del tamaño de un puño.

Tenía la piel de color ceniza y llevaba siempre una ropa negra que olía muy mal.

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Era prácticamente invisible para el ojo humano. Volaba encima de un plumero a mucha velocidad y hacía una travesura tras otra.

Le gustaba, por ejemplo, pasar por la nariz de las personas cuando hablaban por el móvil haciéndoles cosquillas.

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Un día descubrió un olor extraño. Era dulce, suave y la boca se volvía agua. El olor venía de una casa pequeña. Y, sin pensarlo dos veces, voló hacia allí y entró en ella.

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En la cocina había una olla sobre el fuego. Dentro hervía un líquido espeso de color rojo.

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Miriam se asomó a la olla, resbaló de su plumero y cayó dentro. ¡Choff! Y tragó y tragó mucho de aquel líquido rojo. ¡Era delicioso!

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Cuando consiguió salir estaba roja. Y, montada en su plumero, parecía ¡un caramelo con palo!

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Como tenía muchas travesuras que hacer se marchó. Pero al pasar por delante de la gente, que volvía a casa muy seria después del trabajo, a todos se les pegaba una sonrisa.

Algunos pensaban en croissants rellenos, otros en tostadas con mermelada… Todos tenían pensamientos bonitos que les llegaban a través del olor que ella desprendía.

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Y Miriam se puso furiosa. ¿ Que era aquello? Todos sonreían. ¡Todos tenían caras alegres! ¡Era lo contrario de lo que ella se proponía! ¡Estaba enfadadísima! Así que decidió volver a la casa del olor.

Allí encontró a una anciana que removía la olla.

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-Mujer, le preguntó, ¿que poderosa pócima es esa que me hace provocar sonrisas en la gente?

La mujer, que era ciega, le respondió:

- No es una pócima. Es sólo mermelada de fresas y cereza que uso como relleno en mis pasteles.

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Miriam quedó sorprendida. Y descubrió que tenía dos alas con las que podía volar sin necesidad del plumero.

La anciana olió el aire y le dijo:

-Umm, eres una hada…hueles a mermelada. Quizás tú seas el hada de mermelada.

Así fue como, desde entonces, se dedica a hacer feliz a la gente con su olor y arranca sonrisas allá por donde va.

Adaptación del cuento de XAVIER FRÍAS CONDE (Hada de mermelada)


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