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Page 1: Especies invasoras: Cyprinus carpio

UNIVERSIDAD NACIONAL DE AVELLANEDA

DEPARTAMENTO DE CIENCIAS AMBIENTALES

1° CUATRIMESTRE AÑO 2015

Seminario: “ESPECIES INVASORAS: Cyprinus carpio”.

Materia: BIOLOGIA DE LA CONSERVACIÓN

Alumno: PIEDRA, Rodolfo

Docentes: LUTZ, Ayelén; MUZÓN, Javier; RAMOS, Lía

Comisión: Turno Noche

Fecha: 23-06-2015

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Seminario: “ESPECIES INVASORAS: Cyprinus carpio”.

PIEDRA, Rodolfo [email protected]

Introducción.

La carpa común (Cyprinus carpio, Linnaeus 1758) es, probablemente, la primera especie de peces en ser sometida a transferencias e introducciones a gran escala. Según Balon (1974) la carpa salvaje fue tomada desde el Danubio para ser criada por los romanos y posteriormente distribuida ampliamente en toda Europa como parte de la tradición monástica medieval de cría en estanque de peces. La especie se dispersó en forma independiente dentro de China para fines similares. Durante un período que se inicia a mediados del siglo pasado, la carpa fue dispersada mediante una serie de introducciones hasta alcanzar prácticamente una distribución mundial y está presente en la mayoría de las zonas donde las condiciones climáticas permitan su supervivencia (Welcomme, 1988).

C. carpio ha demostrado ser un pez controversial, por un lado, es una de las principales especies utilizadas para la acuicultura continental y ofrece unas 250.000 toneladas de pescado por año a nivel mundial solo de esta fuente (Pullin, 1986) y en varias zonas la especie también es objeto de la pesca artesanal lo que aumenta su contribución a la nutrición humana. Por otro lado, la especie ha sido implicada en la degradación del medio ambiente acuático, principalmente a través de su hábito de permanecer en el ambiente bento-pelágico lo que origina turbidez y condiciones desoxigenadas en las aguas (Welcomme, 1988).

Descripción.

C. carpio es un ciprínido de gran tamaño que a menudo alcanza los 120 cm de longitud y hasta 60 kg de peso y un tamaño promedio de 40-60 cm de longitud y pesos de entre 2 y 4 kg. La boca es terminal y protráctil, con cuatro barbillas sensoriales situadas dos a cada lado de la boca. Los flancos de tonos dorados se oscurecen hacia el dorso. La aleta dorsal es larga y con un primer radio fuerte y aserrado, es de color más oscuro que el del resto de las aletas. Tiene entre 33 y 40 escamas en la línea lateral. El cultivo intensivo, que se ha venido realizando desde los tiempos del Imperio Romano, ha dado lugar al desarrollo de varias razas seleccionadas. Aparecen así, la "carpa espejo" o "real", con pocas escamas y muy grandes, y la "carpa cuero", con la piel más dura y sin apenas escamas, quedando el nombre de "carpa común" para aquéllas que presentan todo su cuerpo recubierto por escamas. Actualmente están las variedades multicolores con distintos tipos de escamas llamadas Koi.

Su descripción taxonómica es la siguiente:

Clase: Actinopterigii

Orden: Cypriniformes

Familia: Cyprinidae

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Género: Cyprinus

Especie: C. carpio

Subespecies: C. carpio rubrofuscus, Lacepède, 1803

C. carpio haematopterus, Martens 1876

Ejemplar juvenil de C. carpio (fuente fishbase.org)

Ejemplar adulto de C. carpio (fuente fishbase.org)

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Ecología.

Prefiere aguas de curso lento o estancadas, con fondos limosos y con una temperatura templada o cálida, entre 14-35 °C, siendo muy resistente a la escasez de oxígeno, a la salinidad y a la contaminación de las aguas. La alimentación puede considerarse omnívora (restos vegetales, insectos, crustáceos, alevines de otros peces, etc.), con predilección por los invertebrados bentónicos. Los adultos levantan las raíces y destruyen la vegetación sumergida lo que perjudica a otras especies de peces y a otros animales que requieren de esta. Además levantan el sedimento y contribuyen al enturbiamiento del agua, con efectos nocivos para otras especies. Los machos maduran generalmente un año antes que las hembras, estimándose que la carpa común alcanza la madurez sexual a los tres años de edad. El desove tiene lugar hacia finales de la primavera o principios del verano, en zonas inundadas con escasa profundidad y vegetación abundante a la que se adhieren los huevos. La hembra suele ser perseguida por varios machos para estimular el inicio de la freza. Se calcula que el número de huevos por kilogramo de peso oscila entre 100.000 y 200.000. Entre 15-20 °C los huevos tardan en eclosionar cuatro días (Doadrio, 2002).

Las larvas se alimentan primariamente de zooplancton. En su rango nativo los juveniles y los adultos se alimentan de organismos bentónicos, como ser: quironómidos (dípteros nematóceros), gasterópodos y otros insectos larvales, vegetación, detritos (principalmente de origen vegetal) y plancton (cladóceros –crustáceos braquiópodos-, copépodos –crustáceos maxilopodos-, anfípodos –crustáceos malacostráceos-, misidos, etc.).

C. carpio es muy activa cuando se alimenta y sus movimientos a menudo disturban los sedimentos incrementando la turbidez en el agua, causando así serios problemas en algunas regiones especialmente en aquellas donde la especie es abundante. También retarda el crecimiento de la vegetación acuática sumergida, debido a que se alimenta de las raíces expuestas por remoción de sedimentos, y, como efectos secundarios, altera las aéreas naturales de cría de especies autóctonas y las aéreas de alimentación de predadores que utilizan la visión para este fin.(nar.er.usgs.gov).

Orígenes y su introducción en el país.

Mediante el análisis de fósiles se considera que el centro de origen de C. carpio se encuentra en Asia Menor, más específicamente en el área del Mar Caspio, teniendo una primera dispersión alcanzando ríos interiores para llegar finalmente a los mares Aral y Negro hacia fines del Pleistoceno. Posteriormente, en una nueva dispersión llega a Europa occidental y China hacia fines del último periodo postglacial. Finalmente, se estima que aparece en la cuenca del rio Danubio hace unos 8000 años (Balon, 1974, 1995).

C. carpio actualmente posee distribución cosmopolita e integra la lista de las cien especies exóticas invasoras más dañinas del mundo (Lowe el al, 2004). También es una de las especies más cultivadas en el mundo debido a diferentes cualidades tales como su rápido crecimiento, facilidad de cultivo y alta conversión alimenticia (Crivelli, 1981).

La presencia de C. carpio en Sudamérica se remonta al siglo XIX cuando se inicia su piscicultura en Brasil. La primer introducción oficial de esta especie en la República

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Argentina ocurre en 1925 con fines ornamentales en pequeños estanques del barrio de Palermo y en el Jardín Botánico (Ciudad Autónoma de Buenos Aires). Desde allí se dispersa por sus propios medios o por antropocoria. Hacia el año 1932 ya se la podía encontrar en algunos lagos artificiales de la ciudad de La Plata, Provincia de Buenos Aires. Posteriormente, en la década del 50, respondiendo a intereses deportivos y comerciales, es introducida en varios embalses del centro del país. Mac Donagh, (1945) cita por primera vez la presencia de una carpa en estado salvaje en el Río de la Plata y Ringuelet & Aramburu en 1967 ya sugieren que esta especie es una potencial plaga en la Provincia de Buenos Aires.

En la década de 1980 comenzó a colonizar ambientes de la región pampeana, principalmente en la cuenca del rio Salado, Provincia de Buenos Aires. Las canalizaciones e inundaciones extraordinarias facilitaron la expansión geográfica. Ha tenido un crecimiento demográfico explosivo, ayudado por el régimen alimenticio generalista y una condición muy rústica capaz de soportar situaciones extremas de diferentes variables ambientales, un rápido crecimiento somático y una elevada fecundidad. La natural condición eutrófica de las lagunas pampeanas colabora en la propagación de esta especie, la cual se hallaría aun en franca expansión numérica. Actualmente se encuentra presente en la mayoría de las lagunas pampásicas vinculadas a la depresión del Salado. A pesar de que la carpa habita desde hace tiempo las aguas continentales bonaerenses, es poco lo que se sabe acerca de su biología en estos ambientes (Colautti, 2001).

Distribución mundial por países de C. carpio (fuente fishbase.org)

El mercado para esta especie aun es incipiente pero se presenta como una alternativa válida de aprovechamiento del recurso pesquero continental dada la elevada biomasa que desarrollan las carpas. Cuando se lograron las primeras capturas por parte del pescador

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deportivo, los ejemplares eran abandonados en el lugar debido al desconocimiento que existía hacia la especie. Al incrementarse y popularizarse la captura de carpas, incentivada por el elevado peso individual, comenzó un aprendizaje sobre diferentes técnicas y modos de preparación de las piezas. De forma paralela, la pesquería comercial fue aumentando su volumen y área de extracción conforme se masificaba la presencia de carpas en diferentes ambientes.

Actualmente, la producción se comercializa principalmente en forma eviscerada entera. Si bien otros países valoran esta especie como alimento, en Argentina existen barreras culturales y tecnológicas que han limitado su desarrollo y comercialización (escaso conocimiento de la biología de la especie, dificultad en la eliminación de espinas intramusculares en forma de “Y”, coloración rojiza de la carne, apariencia, sabor o aroma poco atractivos en comparación con otras especies, entre otras)(Agüería, 2007).

Impactos producidos.

C. carpio es considerada como una especie peste debido a su amplia dispersión y por su tendencia a destruir la vegetación acuática e incrementar la turbidez de las aguas por remoción de sedimentos como consecuencia de tener dentro de sus hábitos alimenticios las raíces de las plantas acuáticas, causando el deterioro del hábitat de especies que requieren vegetación y aguas claras. La literatura disponible indica que la C. carpio puede destruir micrófitos acuáticas directamente mediante el consumo de las mismas o indirectamente debido al incremento de la turbidez del agua reduciendo la luz disponible para fotosíntesis de dichas micrófitos (Bellrichard, 1996).

Se han notado efectos adversos en sistemas biológicos incluyendo la destrucción de hábitats de especies vegetales usados por aves y peces como alimento. Este comportamiento alimenticio de C. carpio destruye las raíces de plantas acuáticas que proveen del hábitat para especies nativas de peces. También existe evidencia de que es predadora de huevos de otras especies de peces, por ejemplo, se le atribuye la declinación de Xyrauchen texanus en la cuenca del rio Colorado y del esturión blanco (Acipenser transmontanus)  en la cuenca del rio Columbia en los Estados Unidos (Taylor et al. 1984). Dicho comportamiento no ha podido ser comprobado en los ambientes en los que C. carpio está presente en el país; en su momento se le atribuyo la disminución de las poblaciones de pejerrey (Odontesthes bonariensis) por depredación de huevos, pero Colautti y Remes Lenicov (2001) encontraron que solo el 1.65 % de los restos encontrados en los aparatos digestivos de distintos especímenes de C. carpio capturados correspondían a huevos de otras especies de peces. Generalmente se le atribuye la declinación de especies autóctonas de peces por el enturbiamiento del hábitat generado por sus hábitos alimenticios y por la eutrofización de ambientes lenticos debido a la remoción de nutrientes presentes en sedimentos, principalmente fosforo (Moyle, 1976).

Estrategias de control.

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Podemos mencionar que a nivel país no existe ninguna estrategia de control de C. carpio, a continuación se comentan algunas estrategias utilizadas en diversos países donde la especie también es considerada invasora.

Control biológico

El lucio europeo (Esox lucius) es utilizado para ejercer el control poblacional de C. carpio gracias a su capacidad predadora en los lagos Sandhill en Nebraska (Paukert et al. 2003). La fatalidad de genes inducida (Inducible Fatality Genes –IFG-) implica la alimentación de especímenes con una sustancia disparadora de la debilidad genética fatal, como ser zinc. La tecnología de fatalidad genética comienza a ser potencialmente una estrategia viable y a largo plazo para un control de C. carpio y a la vez benigna con el medio ambiente. La viremia primaveral de la carpa (SVC Spring viremia of carp) utilizando Rhabdovirus carpio ha sido sugerida como un medio de control biológico en Australia, pero la liberación de agentes de control virales podría ser controversial (Koehn et al, 2000).

Control fiasco.

Se han utilizado barreras eléctricas, sónicas y cortinas de burbujas para mantener alejadas a C. carpio de las estructuras de toma de agua para refrigeración (Koehn et al, 2000). Éstas suelen tener el comportamiento de saltar fuera del agua cuando se las intenta atrapar, es por eso que las trampas Williams explotan este comportamiento para removerlas selectivamente de otros peces con el mismo comportamiento. Los test de trampas Williams en Australia han probado ser extremadamente exitosos separando el 88 % de las carpas adultas, permitiendo escapar al 99.9 % de las especies nativas de peces (Stuart et al, 2011).

Control químico

La rotenona ( (2R,6aS,12aS)-1,2,6,6a,12,12a-hexahydro-2-isopropenyl-8,9- dimethoxychromeno[3,4-b] furo(2,3-h)chromen-6-one) es un flavonoide obtenido de ciertas plantas tropicales como ser el barbasco (Lonchocarpus utilis) y ha sido utilizado como biocida desde hace mas de dos mil años para envenenar peces en el agua para incrementar las capturas durante las tareas de pesca llevadas a cabo por diversas tribus principalmente de África y Sudamérica, aprovechando su efecto en animales de sangre fría. Desde el año 2007 es considerado un toxico ambiental debido a su relación con el Mal de Parkinson. También se ha utilizado, con distinto éxito, la aplicación de feromonas migratorias, de alarma y sexuales. Otra técnica es la impregnación de señuelos, cebos y carnadas con antimicina (antibiótico) que actúa a inhibiendo la reoxidación del NADH y del FADH2. (de manera similar a la rotenona) generalmente en dosis de 10 mg/1 g de carnada, combinada con NaHCO3 hasta pH 6.5, obteniéndose resultados de hasta un 74 % de mortalidad en C. carpio (Sorensen & Stacey, 2004).

Propuestas de manejo

Se presentan dos propuestas, una relacionada al control de C. carpio en ambientes lacustres y fluviales continentales y la otra, utilizando a esta especie como control biológico de otra especie invasora.

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Por los conceptos previamente comentados, el control de esta especie invasora resulta complejo, debido a sus características ecológicas (rápida dispersión, alta tasa de reproducción y crecimiento, ausencia de enemigos naturales, etc.) y al costo y complejidad de los programas que podrían implementarse (captura mediante redes o trampas que no afecten la ictiofauna nativa, la imposibilidad de utilizar biocidas que podrían afectar al medio ambiente, los aspectos negativos de introducir especies como control biológico, etc.).

También podría destacarse, como aspecto negativo, que C. carpio es una especie capaz de bioacumular metales pesados, especialmente cadmio, debido a sus características de alimentación (raíces de especies vegetales acuáticas, fauna bentónica y la remoción de sedimentos asociada) (Eissa et al, 2003; Vinodhini, 2008).

La primer propuesta seria implementar un programa de aplicación en ambientes lacustres y fluviales continentales, que incluiría, como primer medida, la determinación del contenido de metales pesados, principalmente cadmio, presente en tejidos de C. carpio, en las poblaciones que presenten mayores probabilidades de explotación mediante la pesca artesanal y deportiva; difusión de las características de la carne de esta especie, su apreciación y su ubicación dentro de la alimentación humana (Agüeria et al, 2010; Agüeria, 2007) y proceder a la implementación de un programa de incentivos a la pesca artesanal, mediante el establecimiento de un sistema de gestión y control de la comercialización de la carne de esta especie.

La segunda propuesta consistiría en la utilización de C. carpio en el control poblacional del mejillón dorado (Limnoperna fortunei), principalmente en el curso inferior del rio Paraná y dentro del estuario del Rio de la Plata ya que recientemente se han analizado ejemplares de carpa que incluían en la dieta a L. fortunei, registrándose, en algunos casos, más de 500 ejemplares de estos moluscos por estómago (Cataldo et al, 2002).

Bibliografía

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Agüeria, D; Sanzano, P. y Grosman, F.: 2007. Desarrollo de un esquema de calificación sensorial para carpa (Cyprinus carpio) eviscerada y almacenada en condiciones de refrigeración. Revista ITEA -Información Técnica Económica Agraria de la Asociación Interprofesional para el Desarrollo Agrario, Vol. 103 (2), 65-71.

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Bellrichard, S.: 1996. Effects of common carp (Cyprinus carpio) on submerged macrophytes and water quality in a backwater lake on the upper Mississippi River. Master's

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thesis, University of Wisconsin-La Crosse. Reprinted by the National Biological Service, Environmental Management Technical Center, Onalaska, Wisconsin. LTRMP 96-R008. 44 pp.

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Doadrio, I..: 2002. Atlas y libro rojo de los peces continentales de España. Dirección general de Conservación de la Naturaleza. Museo Nacional de Ciencias Naturales. Madrid. España. 376 pp.

Eissa, B.; Salibian, A.; Ferrari, L.; Porta, P. y Borgnia, M.: 2003. Evaluación toxicológica no invasiva del cadmio: modificaciones de biomarcadores conductuales en Cyprinus carpio. Programa de eco fisiología aplicada, Departamento de Ciencias Básicas. Universidad Nacional de Lujan.

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