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DELIBERACIÓN, DECISIÓN COLECTIVA Y NEGOCIACIÓN.

LA DELIBERACIÓN NO ES UNA CONVERSACIÓN.

LAS PALABRAS PUEDEN LLEVAR A MODIFICAR LAS OPINIONES E INCLUSO A DAR VUELTA EL PESO RELATIVO

DE LAS PARTES EN UNA DECISIÓN POLÍTICA.

DELIBERACIÓN Y ARGUMENTACIÓN.

• La economía de las opciones colectivas ofrece instrumentos sofisticados pero deja de lado el impacto de los intercambios comunicativos en la formación y transformación de las preferencias en el curso del funcionamiento de las asambleas.

• La ciencia política toma en cuenta esta situación pero restringidamente.

• Las palabras pueden modificar las opiniones y cambiar el peso relativo de las partes en una decisión colectiva.

DELIBERACIÓN PARA LOS GRIEGOS.

• Uno de los usos modernos del término deliberación mantuvo la significación que le daban los griegos y en particular Aristóteles: • es la discusión que conduce a una

decisión colectiva.

DECISIÓN Y TOMA DE PALABRA.

• La discusión, entre por lo menos una parte de sus miembros, es uno de los componentes más importantes de lo que permite la decisión.

• Cualquiera sean las modalidades del fin de la decisión, por ejemplo, un voto, las opciones entre las cuales hubo que elegir fueron, en parte forjadas, modificadas, comparadas y puestas en competencia a partir del sesgo otorgado por distintas tomas de la palabra.

2 MODELOS DE DELIBERACIÓNMúltiples trabajos en filosofía y sociología acentúan el papel central del debate público y de la argumentación en la democracia.Hay modelos descriptivos y normativos que reconoce la deliberación. La concepción dominante tiene dos ejes:1 - Es concebida según un modelo conversacional, como un intercambio de argumentos. Jürgen Habermas distinguió entre acción estratégica y acción comunicativa;2- Esta concepción se contrasta entre negociación o en general entre la persecusión egoista del interés y la sumisión de la decisión a una argumentación que respeta ciertas exigencias normativas. Fue Jon Elster quien tradujo esta distinción en términos de una descripción empírica de las interacciones, en una oposición entre argumentación y negociación.

Sustituir el modelo conversacional por un modelo retórico.

La asimilación entre conversación y deliberación no es conveniente. Hay que advertir:1. La naturaleza de la deliberación surge del contraste

entre argumentar y negociar o regatear.2. La antinomia entre la fuerza de los argumentos y el

poder de los intereses es inútilmente manejado por el modelo conversacional,

3. El modelo conversacional es adecuado a ciertas situaciones pero éstas son específicas y frágiles, no sirven de parangón en los casos más frecuentes de deliberación.

Cuál es el modelo para la deliberación? La asamblea política, el proceso… o el diálogo.

Cicéron distingue en De Officiis dos tipos de palabra: la referida a la elocuencia y la referida a la conversación. La elocuencia será puesta en juego en los tribunales, asambleas, en el senado; La conversación se tendrá lugar en las reuniones, las discusiones, los encuentros amistosos.

• LOS FILÓSOFOS Y POLITICÓLOGOS QUE ALIMENTAN TEORÍAS RELACIONADAS CON LA DEMOCRACIA DELIBERATIVA COMPARTEN UNA TRADICIÓN QUE CICERÓN HABRÍA RESERVADO A LOS ENCUENTROS AMISTOSOS O QUE ARISTÓTELES PLANTEARÍA COMO UN EJERCICIO DE LA DIALÉCTICA ENTRE SABIOS Y CONOCEDORES.

• GARY REMER DISCRIMINA DOS CONCEPCIONES OPUESTAS DE LA DELIBERACIÓN.

MODELO CONVERSACIONAL.

La deliberación supone que haya:1. En cualquier lugar o situación, una discusión libre (ninguna idea o argumento puede excluirse) y abierta (todos los miembros de la sociedad están involucrados) 2. Igualdad entre los participantes. Todos somos alternativamente oradores y auditorio.3. Se reconoce la fuerza del mejor argumento: a) uso de argumentos sin recurrir a las emociones, b) sinceridad de los interlocutores, c) cooperativa (busca el bien común) y no es agonística (búsqueda de la victoria).

MODELO DEL ARTE ORATORIA

La deliberación supone: 1) inscripción institucional que regula la selección de

los participantes y lo que puede ser dicho; 2) asimetría entre oradores y auditorio (pocos hablan

y muchos escuchan) y la desigualdad (las competencias en el arte oratorio están distribuidas de modo desigual.

3) la preocupación por persuadir que: a. autoriza recurrir a las emociones. b. no implica sinceridad de los oradores y c. es claramente agonística.

ELSTER. DEMOCRACIA DELIBERATIVA.

Propone una definición de deliberación con contraste con la democracia ateniense. «El gobierno se basaba en la democracia directa. Aun cuando cada uno haya podido hablar y proponer, todo el mundo no lo podía hacer., porque la asamblea reunía miles de ciudadanos. En reuniones de este tamaño la « deliberación » puede significar la discusión de un pequeño número de oradores ante una audiencia más que la discusión entre todos los miembros de la asamblea. Los oradores tratan de persuadir a la audiencia más que persuadirse entre sí. Pueden hablar acerca de los otros– para indicar sus debilidades o sus argumentos- pero no hablan para los otros oradores. Esta actitud no se corresponde con lo que muchos de los partidarios de la democracia deliberativa piensan. Sin embargo, imita en un sentido el proceso propio de la deliberación donde el fin es persuadir al interlocutor más que al auditorio ».

DEMOCRACIA DELIBERATIVA: DELIBERACIÓN = PERSUASIÓN MUTUA.

LA DELIBERACIÓN ES UNA SITUACIÓN DONDE REINA LA ARGUMENTACIÓN.ESTO PUEDE SER EL REINO O SU DEGRADACIÓN: LA ARGUMENTACIÓN PURA (procedimiento argumentativo puro) SE OBSERVA O SE SUPONE QUE ES LA REGLA DE LOS JURADOS DONDE SE REQUIERE UNANIMIDAD. INCLUSO EN ESTOS CASOS LOS JUECES PUEDEN RECURRIR A LA NEGOCIACIÓN TÁCITA.

INTERACCIÓN ESTRATÉGICA DEL MODELO CONVERSACIONAL.

POSEE 4 CARACTERÍSTICAS SOLIDARIAS:1. Tiene como condición un aspecto cooperativo que vincula al orador con el

auditorio: supone un modo de decisión basado en la regla de unanimidad que exige que todos los participantes terminen teniendo la misma opinión. Cada uno está obligado a tratar de convencer a los otros.

2. Los jurados no tienen interés personal en la decisión, no hay lazo real o imaginario con la víctima o el acusado. Esto significa que ningún factor externo está involucrado al proceso de decisión.

3. La falta de factores externos generados por la propia situación: puede provocar la transformación de la situación. Lleva a hacer aparecer asimetrías en los recursos y en los «beneficios» que permitan una negociación por lo menos implícita. Los que tienen tiempo hacen oídos sordos a los buenos argumentos; los otros hacen como que se convencer para abreviar. La argumentación se pervierte en negociación.

4. Esta situación argumentativa es muy frágil ya que supone una pureza, la ausencia de desafíos externos o internos en el proceso de decisión.

• La situación en la que los oradores no tratan de convencerse mutuamente sino que concentran sus esfuerzos hacia el auditorio se da también en los procedimientos judiciales. Esto se observa durante los procesos.

• Pero en este caso se hace referencia a la oposición de los alegatos: «el procedimiento del debate de uno y otro ante la audiencia puede compararse con los debates contradictorios en los tribunales ante el jurado en el papel del auditorio».

El tribunal frente a dos situaciones diferentes.

• Cuando el abogado, el fiscal, el acusado o los testigos se dirigen a los jurados; y cuando los jurados debaten entre sí para alcanzar una unanimidad en el fallo.

• La primer situación se opone a la deliberación concebida como una conversación ya que hay dos roles distribuidos de manera fija, orador y auditorio, y dado que los oradores que se oponen tratan de alcanzar la victoria de cualquier forma.

• La segunda situación, es por el contrario, una ilustración de la deliberación concebida como un intercambio puro de argumentos.

La deliberación no es homologable a una conversación.

• En consecuencia, la oposición de los alegatos dirigidos al auditorio brinda la mejor imagen de lo que puede ser una deliberación frente a la discusión de los jurados entre sí.

• El modelo retórico o del arte oratorio es más realista se puede proceder a partir de una crítica conceptual del modelo conversacional.

Decisión colectiva y negociación El privilegio del modelo conversacional está vinculado a una concepción muy amplia de la decisión colectiva y a una distinción insuficiente de las situaciones y actividades. Un rasgo destacable de la deliberación como conversación es el papel central que se le atribuye por contraste con la negociación.Así, Giandomenico Majone (1994) opone la deliberación en una asamblea política referida a la eficacia de una política pública a las negociaciones y regateos entre las partes de esa misma asamblea frente a fines redistributivos. Por su parte Bernard Manin (1995) establece un contraste entre discusión y regateo: hay discusión cuando por lo menos uno de los interlocutores trata de modificar la opinión del otro por medio de proposiciones impersonales o llegan al largo plazo; hay regateo cuando el mismo fin se trata de alcanzar por medio de un intercambio personalizado e inmediato.Finalmente, Elster (1994, 2005) propone una definición de argumentación a partir del contraste con la negociación.

ARGUMENTACIÓN, DELIBERACIÓN Y NEGOCIACIÓN.

• Para Habermas en la argumentación cada interlocutor es sincero y está orientado por la verdad proposicional y la justicia normativa, se opone a la negociación concebida como un intercambio de amenazas y promesas.

• Estas reflexiones acerca de las oposiciones entre deliberación y negociación, discusión y argumentación y negociación son muy esclarecedoras.

• Una situación de deliberación es una situación donde prevalece la argumentación; una situación de negociación es aquella donde prevalecen los regateos y/o los intercambios de amenazas y promesas.

Argumentar, negociar y votarElster (1998). «Cuando un grupo de individuos iguales debe adoptar una decisión acerca de algo que involucra a todos y no hay consenso, se pueden elegir tres alternativas: argumentar, negociar y votar.»Ejemplifica con las negociaciones salariales qui comprenderían el intercambio de argumentos, de amenazas y promesas. Distingue tres niveles: * un problema general, la decisión colectiva; * situaciones en las que surge el problema como, por ejemplo, una negociación salarial; * actividades que resuelven el problema general, argumentar, negociar, votar. Esta concepción amplia de la decisión colectiva tiene el inconveniente de atenuar las especificidades de las situaciones: lo mismo sucede con la situación de decisión colectiva donde la deliberación ocupa el lugar de la situación de negociación.

SITUACIÓN DE DECISIÓN COLECTIVA.

• Una negociación entre la dirección de una empresa y los delegados es la elaboración de una decisión colectiva.

• Surge de la negociación de cada parte como un acuerdo que se acepta y porque el conjunto del proceso es colectivo, en el sentido en que concierne a varios actores en interacción.

• Se puede adoptar una acepción más restringida: la deliberación es la discusión de un grupo ante la decisión que los miembros deben adoptar en común. En este caso, es la determinación del fallo de la decisión el que es objeto de un trabajo colectivo.

• En este caso la decisión colectiva no está necesariamente precedida por un conflicto o por la preocupación de encontrar un acuerdo. Las asambleas políticas, las comisiones administrativas y los comités de expertos brindan ejemplos de esta situación de decisión colectiva.

NEGOCIACIÓN: VARIOS SIGNIFICADOS.

El diccionario reconoce dos situaciones diferentes: la que implica la resolución de un conflicto y la que supone un compromiso en un contrato de cooperación.

La sociología reconoce estas situaciones y agrega no una tercera situación sino una dimensión de relaciones interpersonales y entre organizaciones, un tipo de intercambio: el que tiene que ver con las amenazas y promesas. Se puede limitar el estudio al conflicto laboral en el seno de una organización. En este caso, la situación se caracteriza por el problema de la resolución del conflicto, se trata de alcanzar un acuerdo.

Decisión colectiva y negociación son 2 tipos distintos de situaciones.

• La decisión colectiva es el proceso por el cual un grupo concluye colectivamente, por sí mismo o por un todo del que forma parte, la intención de actuar.

• La negociación es un modo de regulación del conflicto entre las partes.

SITUACIÓN 1.

• Los delegados se encuentran con la dirección de la empresa. Se da una negociación entre ellos, a través de diferentes procedimientos, regateos, intercambio de amenazas y promesas, argumentación, llegan a un acuerdo susceptible de concluir momentáneamente el conflicto. El acuerdo alcanzado debe ser ratificado por los empleados.

Situación 2

Los sindicalistas vuelven a sus mandatarios reunidos en asamblea, dan cuenta de la negociación y explican por qué estiman haber obtenido un buen acuerdo y proclaman el fin de la huelga. Se inicia un debate con tomas de palabra a favor y en contra, luego los empleados votan para llegar a una decisión: aquí hay deliberación de la asamblea que busca una decisión colectiva.

DIFERENCIA EN LA NATURALEZA DE LOS DOS EPISODIOS.

En un caso el problema principal es el acuerdo, en el otro caso es la toma de una decisión colectiva, con acuerdo o sin él.

La situación 1 es una negociación y no una decisión colectiva. El hecho que los argumentos, que apuntan a convencer y no a amenazar o a prometer, hayan podido intercambiarse luego de este primer episodio no introduce ninguna dimensión deliberativa.

Por otra parte, es posible decir que al final de la negociación las partes involucradas decidieron cada una aceptar un compromiso, es un modo de hablar que no aclara la situación: por el contrario, se especifica por la necesidad de las partes de alcanzar un acuerdo.

La situación de negociación se define por un conflicto entre partes que tienen interés en regularlo de una forma ventajosa.

SITUACIÓN 2: DECISIÓN COLECTIVA.

Los individuos deben tomar en conjunto una decisión que valga para el cuerpo social de pertenencia. Puede haber desacuerdo con relación a la vuelta al trabajo o no y acerca del valor del compromiso obtenido por los sindicalistas. Sin embargo, el problema principal de los empleados no es el acuerdo entre ellos sino la posibilidad de tomar una decisión colectiva. Ésta puede tomarse a pesar del mantenimiento del desacuerdo entre una mayoría y una minoría a través del voto.

En ciertos casos, el proceso de decisión colectiva no da lugar a ninguna deliberación auténtica y puede, incluso, terminar en una negociación. Es el caso de ciertas asambleas legislativas en las que los partidos imponen la disciplina del voto a sus diputados. Los oradores no pueden convencer a los diputados que tienen el voto ya decidido. La victoria de una opción puede estar asegurada por una negociación o por un regateo entre una coalición de partidos contra otros.

Cuando la distinción entre las dos situaciones, decisión colectiva y deliberación, por un lado y negociación, por el otro, se establece, parece que ninguna de estas dos situaciones coincide exactamente con una de las actividades encaradas (regatear, argumentar sinceramente o no) y negociar en el sentido de intercambiar amenazas y promesas).Una situación de negociación no comprende una sola actividad, la del intercambio de amenazas y promesas. Intervienen también regateos y argumentaciones.Un orador puede proferir amenazas sin que la situación de decisión colectiva y de negociación cambie de naturaleza. Ambas situaciones comprenden muchos tipos de actividades.

La deliberación es más que la argumentación en situación de decisión colectiva.

El contraste entre argumentar y negociar, discutir y regatear, es insuficiente para delimitar la naturaleza de la deliberación, aunque pertinente, termina desorientando, induciendo la idea que la prevalencia de la argumentación basta para caracterizar la deliberación. Al hacer esto, la deliberación es concebida como una conversación. Pero la deliberación es más que la argumentación en situación de decisión colectiva. En una decisión colectiva, los participantes no son iguales y cada uno en cada momento es orador y auditorio. Tampoco es preciso que en cada caso se respete la fuerza del mejor argumento. De modo general, la situación de decisión colectiva requiere muchas menos exigencias normativas que una conversación.

La falsa antinomia de la deliberación y de la dimensión agonística de

la decisión colectiva.

Existen dos aspectos enfrentados ante la deliberación:1) la discusión supone un aspecto idealista y normativo: supone que

los argumentos importen, que una idea de razón ejerza alguna obligación

2) Pero también los desafíos de la decisión a tomar son tales que, a menudo, la discusión tiene una dimensión agonística, los participantes, o por lo menos una parte, tienen que hacer valer sus puntos de vista.

Estos dos aspectos parecen inconciliables en el modelo conversacional.Quienes tratan de pensar positivamente la deliberación estiman que esta sólo es posible si el aspecto agonístico es neutralizado o si, gracias a condiciones específicas, contribuye respecto del aspecto normativo.

LA NEUTRALIZACIÓN EN EL DEBATE TÉCNICO.

Majone (1994): la deliberación es posible si los participantes en la decisión debaten los mejores medios para producir bienes y es imposible cuando el desafío es la distribución de esos bienes. También se neutraliza si el debate alcanza a los desafíos a largo plazo y a los intereses del grupo que autorizan el intercambio de argumentos impersonales: es la solución que proponía Manin (1955) para discernir las condiciones de posibilidad de una discusión, distinta del regateo, haciendo economía de la hipótesis exorbitante del desinterés de los actores. Para estos autores, hay deliberación cuando las condiciones permiten a los participantes de la decisión colectiva no preocuparse por la calidad de los argumentos que intercambian y se someten a lo que les parecen ser los mejores argumentos. Estas soluciones a la antinomia tiene el inconveniente de ser muy exigente: restringen mucho el abanico de situaciones empíricas que permiten la deliberación.

La solución Elster es empíricamente menos exigente.

Los participantes simulan argumentar en nombre del interés general porque tal es su interés egoista.Elster enumeró 4 (1994) o 5 (1995-2005) motivos por los cuales el interés egoista enfrenta la argumentación estratégica más que la negociación. Todos estos motivos suponen que una parte de los participantes cree que una parte entre ellos no persigue solo su interés egoista, sino que es sensible a los argumentos imparciales.Tales son las soluciones imaginadas para salvar la antinomia entre las condiciones supuestas de la deliberación y el antagonismo que opone a los participantes de la decisión colectiva.

LA ANTINOMIA ES CREADA POR EL MODELO DE CONVERSACIÓN.

Si los intercambios comunicativos que apuntan a la decisión colectiva deben seguir las exigencias del modelo de la conversación (y particularmente la sinceridad, el respeto de los argumentos percibidos como los mejores, y de cooperación en vistas al bien común), entonces hay una oposición posible entre lo que percibo como mi interés y las reglas de la conversación. Por el contrario, si la deliberación se concibe según el modelo retórico, el problema desaparece. Eso indica que las exigencias normativas constitutivas de la conversación son mucho más rigurosas que las de la decisión colectiva y de la deliberación que circula por allí.

Imaginemos que en una conversación, de golpe, uno de los interlocutores amenaza a otro para que admita un punto de vista o regatea la aceptación de una opinión. Aquí, la amenaza o el regateo modifican inmediatamente la naturaleza de la situación: se sale de una situación de conversación, ya sea de un modo incongruente con un chiste o un gesto, ya sea de modo odioso con en una irrupción violenta. Retomemos la asamblea de empleados que ratifica o rechaza el compromiso propuesto por sus representantes: imaginemos que uno de esos representantes advierte las reticencias de una parte creciente de la asamblea y anuncia que si el compromiso del cual fue uno de los artesanos no se realiza, renunciará a su cargo de delegado. Si se admite que se trata de un líder sindical respetado, parece que este anuncio es una amenaza y no un argumento que lleva a convencer del valor del compromiso. ¿Se está fuera de la deliberación en este caso? De ninguna manera, porque la deliberación no logra por proferir una amenaza. Esta no altera la naturaleza de la situación, en tanto que la autonomía de determinación de la voluntad de cada participante en la decisión colectiva no se cuestiona.

La deliberación no designa un fenómeno específico en una situación de decisión colectiva, no exige como condición de posibilidad que los interlocutores sean sinceros o simulen sinceridad; no exige tampoco el predominio de la cooperación sobre el antagonismo. Hay deliberación cuando hay discusión tendiente a una decisión colectiva: la exigencia normativa que debe ser respetada para que se pueda decir que existe deliberación es que todos los participantes no haya fijado y determinado su voluntad y partan, del intercambio discursivo susceptible de contribuir a la formación de la determinación de algunas de estas voluntades. El antagonismo de los oradores que defienden opciones opuestas y que apuntan alcanzarlas no altera en nada la naturaleza de la deliberación.

Para captar mejor la exigencia normativa mínima, retomamos el ejemplo de Elster de una deliberación. Ante los abogados del acusado, el fiscal y los abogados de las víctimas, los jurados saben muy bien que el acusado será defendido sistemáticamente o acusado según los oradores. Sería descabellado preguntarse si el abogado de la defensa es sincero; su función es defender al acusado, con independencia de lo que piense, y su discurso apunta a convencer al jurado de endurecer o aliviar la pena del cliente. Los jueces lo saben y no los incomoda, porque su problema es tener una opinión, porque deberán pronunciarse. Para determinar su voluntad, no les es necesario que crean en la sinceridad de los oradores o se aseguren su sinceridad; por el contrario, les es necesario extraer de los discursos, cualquiera sea la motivación de los que la emiten, los argumentos, los hechos y las calificaciones que le permitirán fallar.

VOLVIENDO A ELSTER.Su reflexión inspirada en el rational choice y en la acción comunicativa de Habermas está presidida por esta pregunta: ¿por qué los actores racionales y egoistas argumentan en lugar de negociar? La repuesta es que, en ciertas condiciones, emplean un uso estratégico, falto de sinceridad, de una argumentación que apunta al interés general. Las condiciones de este uso estratégico de la argumentación convergen en un punto: basta que ciertos participantes sean considerados como incapaces de perseguir su interés egoista. Esta condición no está muy alejada de lo que es la exigencia normativa mínima y suficiente de la deliberación: las voluntades no están determinadas de antemano. Pero eso no es el resultado de un mecanismo complejo, es la condición mínima y empíricamente exorbitante, para que la deliberación tenga un sentido.

Complementariedad de los dos modelos de deliberación.

Se puede considerar que los modelos oratorio y conversacional estudiados por Remer (2000) son complementarios. Hay que distinguir 2 situaciones diferentes de deliberación. En un caso, la decisión colectiva es el hecho de un areópago, un grupo de sabios o un comité de expertos, entre los cuales las desigualdades de competencia se reducen y el respeto de la argumentación se considera legítima, compartida y sostenida. Es en este tipo de situaciones donde el modelo conversacional se puede aplicar, dada la ausencia de intereses directos de los participantes con relación a las decisiones a tomar y a la inscripción institucional.

«La función de la retórica es tratar a los temas con los que debemos deliberar y sobre los que no poseemos ninguna técnica, ante auditorios que tienen la facultad de inferir en numerosos grados y seguir un razonamiento a partir de un punto alejado» (Rhétorique, 1537 a)

Pero se cuidaba de distinguir las características de la asamblea política de aquellas que permitieran el ejercicio de la dialéctica.« no hay que discutir con todo el mundo, ni practicar la dialéctica con el primer llegado, porque con relación a ciertas personas, los razonamientos se confunden siempre. Contra un adversario que trata por todos los medios de esforzarse, es legítimo intentar llegar a la conclusión; pero este procedimientos carece de elegancia. Y es porque es preferible no enfrentarse con los recién llegados porque entonces irremediablemente, se inicia una discusión desgraciada.» (Topiques, 164 b 8-14).

Hay situaciones en las que el modelo conversacional es pertinente, incluso esas situaciones se hacen posibles por restricciones normativas muy estrictas impuestas por ciertas institutiones (restricciones relativas a la selección de los participantes y a los argumentos que pueden emplearse). No se dan tales restricciones en la mayoría de las situaciones de deliberación. Quien participa, por ejemplo, en un comité de expertos, subsisten las diferentes competencias entre los miembros y algunos más competentes o con mucha voluntad pueden hacer valer su posición: el antagonismo lo conduce a un ideal cooperativo y aparece progresivamente una falta de simetría entre miembros en posición de orador y de auditor. Así, las condiciones de la decisión colectiva son susceptibles de evolucionar del modelo conversacional al del arte oratorio. Éste último es no sólo más realista en la mayoría de las situaciones de deliberación, sino que remite a situaciones más «robustas» que las del modelo conversacional.

DELIBERACIÓN / NEGOCIACIÓN.

• Una situación de deliberación es una situación donde prevalece la argumentación y una situación de negociación es aquella en la que prevalece el regateo y/o el intercambio de amenazas o de promesas.


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