1
Costos de atención médica en la vejez
Aremis Villalobos1 y Roberto Ham Chande2
1. El Colegio de México; [email protected] 2. Colegio de la Frontera Norte; [email protected]
El envejecimiento demográfico implicará una mayor demanda en los servicios de
salud, ya que estos grupos de edad presentan mayores tasas de morbilidad y necesidades de
atención médica en razón de condiciones crónicas y discapacitantes. Esto acarrea mayor
demanda de inversión en infraestructura y personal para brindar atención adecuada a la
población envejecida, sin olvidar que persiste la necesidad de mecanismos institucionales que
amplíen el acceso a servicios de salud y de calidad a los segmentos de la sociedad que aún no
cuentan con ellos (Zuñiga et. al, 2008). El financiamiento de los sistemas de salud es un
componente esencial de los procesos de reforma social y un reto para el desarrollo de los
sistemas sostenibles en América Latina y el Caribe es que tendrá que incorporar más de
millón de personas que anualmente se agregan al contingente de personas envejecidas en un
volumen creciente que se duplicará en la década siguiente. Así el financiamiento de la
protección social de la mayor parte de este grupo de población se tendrá que hacer por medio
de esquemas solidarios, que no son fáciles de operar bajo economías frágiles. No obstante,
será ineludible el proceso de envejecimiento con mayores enfermedades que no llevan
inmediatamente a la muerte, sino que generan condiciones crónicas y discapacidades de
mayor carga económica y social tanto dentro del núcleo familiar como en lo social (CEPAL,
2003).
Así, el objetivo de este trabajo es realizar una búsqueda exhaustiva de los diferentes
análisis de costos y gastos por padecimientos crónicos desde el punto de vista del proveedor
de servicios de salud, en particular para edades avanzadas.
La revisión de literatura muestra que en México que se han encontrado estudios en la
población general y con una visión económica, entre los que destacan Arredondo (2001) que
presenta requerimientos financieros para el período 2001-2003 para producir y financiar los
servicios de salud en México por hipertensión y diabetes en casos ambulatorios y
hospitalarios. Sus resultados provienen de un estudio longitudinal en la Secretaría de Salud
(SSA), el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), y el Instituto de Servicios y
Seguridad Social para los Trabajadores del Estado (ISSSTE). Se concluye que si los modelos
2
de atención permanecieran como están actualmente en las tres instituciones, las
consecuencias financieras serían de mayor impacto para el IMSS, siguiendo de SSA y el
ISSSTE. Específicamente, los costos directos y requerimientos financieros para satisfacer la
demanda de servicios de salud por modelo de atención hospitalaria son: 46,629,741 USD
para diabetes y 8,872,429 USD para hipertensión en el IMSS, 16,262,165 USD para
diabetes y 2,934,553 USD para hipertensión en SSA y 10,499,885 USD diabetes y 2,530,416
USD hipertensión en el ISSSTE. Posteriormente, Arredondo y colaboradores (2005),
determinan costos directos y requerimientos financieros para satisfacer la demanda de los
servicios de atención en salud en el período 2004-2006. Para 2006 encuentran: 55,756,820
USD para diabetes y 10,954,832 USD para hipertensión en el IMSS, 24,052,894 USD para
diabetes y 3,831,500 USD para hipertensión en SSA y 11789,568 USD diabetes y 3,208,920
USD hipertensión en el ISSSTE. Por otra parte, la comparación de costos directos de
diagnóstico y tratamiento anual de la osteoporosis (OP) y la fractura de cadera entre el
Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) y en el Seguro Popular de Salud (SPS) se han
encontrado grandes diferencias en población con 50 años o más, entre el tratamiento de
problemas relacionados con OP en el INR y el SPS. En 2007 fue de $2,503 pesos y el año
adicional de tratamiento de $9,051 pesos por paciente. Mientras que con el SPS se encontró
un costo de $2,671.93 pesos y un costo por año de tratamiento de $9,399.58. En el caso de la
fractura de cadera en el INR el costo por cirugía, prótesis, nueve días en hospital, pruebas de
laboratorio y rayos X es aproximadamente $20,286.86 y de $37,363.73 para SPS (Carlos et
al, 2009).
Considerando otro enfoque, Avila-Burgos et. al (2009), plantean una visión
macroeconómica para delinear un panorama financiero de 2006, basado principalmente en el
sistema de cuentas nacionales en salud con el fin de identificar cuánto se ha gastado en
programas de atención en diabetes mellitus (DM), enfermedades cardiovasculares (ECV) y
obesidad (Ob), con el fin de ver quiénes y cómo realizan el gasto en qué y quién se beneficia
de éste. Dentro de sus resultados destaca que el gasto en DM, ECV y Ob en 2006 fue de
39,911 millones de pesos, equivalente a 7% del gasto total en salud y 0.4% del PIB para
dicho año. El 73% fue financiado por el sector público, principalmente por la seguridad social
y 27% fue ejercido por el sector privado. Aunque el trabajo no se enfoca en adultos mayores
específicamente, sí realiza un análisis de la distribución del gasto por grupos de edad y sexo
(en el cual no se incluye el gasto en medicamentos que representó el 13.9% para ECV y 7.8%
para DM, y el % para Ob). Destaca que el 55.5% del gasto en ECV se concentró en el grupo
3
de 60 años o más y que las mujeres de este grupo exhibieron un gasto mucho más alto que los
hombres (33.4 vs 22.1), mientras el 40.6% del gasto en DM se concentró en el grupo de 60
años o más y las mujeres presentaron un gasto de 1.5 veces más alto que los hombres (24.6 vs
16.0). Finalmente el 14.1% del gasto en acciones dirigidas a la prevención y control del
sobrepeso y la Ob se concentró en el grupo con 60 años o más (10% para mujeres y 4.1%
para hombres).
Desde otro punto de vista, Arredondo y Recaman (2003) realizan una revisión
documental de resultados de investigación para identificar variables e indicadores de
cambios, tendencias y evidencias del financiamiento de la salud en México en los últimos
años. Señalan que los gastos catastróficos en servicios de salud afectan en mayor medida a la
población que no cuenta con seguros de salud, que no pertenecen a la economía formal y que
la mayoría de las veces reciben un ingreso familiar anual muy bajo. El análisis de los
resultados de la encuesta nacional de salud sobre costos pagados por el usuario en el consumo
de servicios de salud deja ver que son las familias que no cuentan con seguros de salud y que
se encuentran en el percentil de menor ingreso familiar anual las que gastan más durante el
proceso de búsqueda y obtención de la atención médica.
Uno de los primeros estudios en población de edades avanzadas fue el realizado por
Duran-Arenas en 1996, donde se apunta que la vejez se ha convertido en una prioridad por la
naturaleza de las necesidades y demandas, cuya atención es una de las fuentes de costos más
importantes de los servicios hospitalarios. Además, se informa que en 1994 se gastó 4.9% del
presupuesto del sector público en la atención hospitalaria para la población de 60 años y más,
encontrando que las principales causas de morbilidad fueron: artritis y otras enfermedades
musculoesqueléticas, otras enfermedades infeccionas y parasitarias, infecciones respiratorias,
hipertensión arterial, diabetes, enfermedad acidopéptica, traumatismos, coronariopatías y
otras cardiopatías, enfermedades de la circulación y cataratas, glaucoma y otras oculopatías.
Los autores apuntan que al considerar esas causas y la información sobre el tipo de servicios
que utilizan los ancianos, se concluye que la necesidad actual de atención supera por mucho
la capacidad del sistema de salud para proveer los servicios adecuados y que la atención que
se da en la medicina privada no es económicamente accesible a los ancianos.
A partir de información del IMSS, Reyes (1996) muestra resultados provenientes de
un estudio longitudinal en derechohabientes del IMSS en el Distrito Federal. Así, la atención
en adultos mayores en el primer nivel de atención, se debe principalmente a las
4
enfermedades crónicas con 35% y 43%. Las principales causas son: hipertensión arterial (el
número de visitas promedio se incrementó de 19.2 en 1990 a 23.6 en 1994); diabetes mellitus
(6.31 en 1990 a 19.75 en 1994), infecciones respiratorias agudas (5.95 en 1990 a 5.06 en
1994), artritis y otros problemas similares (5.05 visitas en 1990 a 4.95 en 1994), infecciones
intestinales y parasitarias (3.25 en 1990 a 2.43 en 1994) y gastritis y duodenitis que ha
permanecido constante con 1.83 visitas promedio. El costo anual en 1996, por servicios de
salud fue de 2,008,370,910 pesos. El costo anual de servicios de salud por adulto mayor en el
IMSS en el DF fue de 3,398 pesos. Además, el costo de los servicios de salud para los
ancianos diabéticos se incrementó de acuerdo con el número adicional de enfermedades
crónicas que reportaron y el costo para el mismo grupo de pacientes fue el más alto si
necesitaban ayuda en las actividades de la vida diaria. También, el costo de las enfermedades
crónicas se incrementó en condiciones de depresión, discapacidad, enfermedades agudas,
lesiones, percepción de su propia salud como pobre o la muerte.
Entre la búsqueda de literatura al respecto, se puede destacar que existen pocos estudios
actualizados relacionados con los costos de atención médica para la población envejecida, se
observan los padecimientos aislados, sin que permita tener un panorama completo de la salud
en edades avanzadas. La situación se complica aún más cuando se consideran las
proyecciones demográficas, la población con 65 años y más, pasará de 9.4 millones (8.1% de
la población total) en 2020 a 25.8 millones (21% de la población total) en 2050, con
padecimientos crónicos y discapacitantes; en consecuencia un mayor número de personas
demandarán atención en salud con la consecuente carga económica para los sistemas de
atención en salud y para las personas.
5
Referencias
Arredondo A (1999), Costos y consecuencias financieras del cambio en el perfil
epidemiológico en México, en Hill K, José B Morelos y Rebeca Wong (coord.), Las consecuencias de las transiciones Demográfica y epidemiológica en América latina. Memoria del seminario Internacional, El Colegio de México, Johns Hopkins University.
Arredondo Armando, Patricia Nájera y René Leyva (1999), “Atención médica ambulatoria en
México: el costo para los usuarios", en Salud pública de México, vol. 41, enero-febrero. Arredondo A. (2001), Requerimientos financieros para la demanda de servicios de salud por
diabetes e hipertensión en México 2001-2003, en La Revista de Investigación Clínica/Vol. 53, Núm. 5 / septiembre-octubre, 2001, pp. 422-429.
Arredondo A. y Parada I. (2001), Consideraciones conceptuales y metodológicas para el
estudio de los costos en Servicios de Salud, en Gerencia y Economía de los Servicios de Salud, Centro Interamericano de Estudios de la Seguridad Social, México, Tomo 1: 193-211.
Arredondo A. y Ana Lucía Recaman (2003), El financiamiento de la salud en México:
algunas evidencias para las políticas del sector, en Hitos de Ciencias Económico Administrativas, Enero-abril, año 9, número 23.
Arredondo A., A.Zúñiga, I. Parada (2005), Health care cost and financial consequences of
epidemiological changes in chronic diseases in Latin America: evidence from Mexico, Journal of the Royal Institute of Public Health, 119,711-720.
Ávila-Burgos L.Cahuana-Hurtado L, González-Domínguez D, Aracena-Genao B, Montañez-
Hernández JC, Servían-Mon EE, Rivera-Peña G. (2009), Cuentas en diabetes mellitus, enfermedades cardiovasculares y obesidad, México 2006, Ciudad de México/Cuernavaca, México: Instituto Nacional de Salud Pública.
Carlos Fernando, Clark Patricia, Maciel Humberto y Juan A Tamayo (2009), “Direct cost of
osteoporosis and hip fracture: An analysis for the Mexican Social insurance Health Care System", en Salud pública de México, vol. 51, suplemento 1.
Reyes Sandra (1996), Population Ageing in the Mexican Institute of Social Security. Health
Policy and Economic Implications, FUNSALUD. Zuñiga Herrera, Elena; y Juan Enrique, García. “El envejecimiento demográfico en México.
Principales tendencias y características.” En La situación demográfica de México 2008. Conapo. 2008. Pp. 93-100.