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Julien Gueth Diazdel mítico país del Lycée International, al que todos en Strasbourg conocían como Lycée des Pontonniers, en aquellos lejanos días de 2012.

COMENIUS nº 2011-1-ES1-COM07-35334 2Partenariat scolaire bilatéral Comenius dans le cadre du programme d’Éducation et de Formation Tout au Long de la Vie.

MENTION : Ce projet a été financé avec le soutien de la Commission européenne.

Cette publication n’engage que son auteur et la Commission n’est pas responsable de l’usage qui pourrait être fait des informations qui y sont contenues.

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: IL ÉTAIT UNE FOIS

1. Presentación.2. El término “cuento”.3. El cuento como género narrativo.4. Cuento popular y cuento literario.

a. Cuento popular.b. Cuento literario.c. Cuentos contemporáneos y microrrelatos

5. Jugar con los cuentos.

1. Presentación.

En el marco de un programa COMENIUS vamos a trabajar en el nivel de SECONDE con un tipo de relato muy específico: los cuentos. Para ello, vamos a estudiar una amplia gama de cuentos acercándonos a sus orígenes y características para, en cada caso, conocer directamente cuáles son sus secretos creativos. Ello nos servirá no sólo para catalogar los cuentos o apreciar sus valores creativos y literarios sino para convertirnos nosotros mismos, gracias al noble arte de la imitación, en nuevos autores.

Muchas son las aventuras que nos esperan, así que lo primordial es empezar ya. ¡Ánimo, que son pocos y cobardes!

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2. El término “cuento”.

a) Escribe la primera definición que se te venga a la cabeza del término “cuento”.Un cuento es un genero literario donde el planteamiento no es claramente definido (no se define el lugar ni el tiempo). La historia suele ser breve y escrita con un vocabulario sencillo. Puede acabar con una moraleja.

b) Vamos a poner en común en clase las definiciones que se han escrito y discutiremos las que se aporten hasta llegar a una definición de la clase. Hay que procurar que la definición sea corta y amplia para que en ella quepan todos los aspectos que hayamos considerado sustanciales.Narración breve de estructura simple que en general suele ser escrita en prosa y acabar con una moraleja.

c) Buscaremos ahora en el Diccionario de la R.A.E. la definición del término “cuento”. Anota las definiciones fundamentales que encuentres.“Breve narración de sucesos ficticios y de carácter sencillo echo con fines morales o recreativos.v”

d) Hay muchas expresiones en castellano donde aparece ese término. ¿Podrías explicar qué significan las frases que se señalan a continuación?

Déjate de cuentos y ponte a trabajar. Deja de inventar escusa y ponte a trabajar Desde que dejó de estudiar vive del cuento. No vive de nada Lo de los platillos volantes no es más que un cuento chino. Es falso Montó una empresa y le va de cuento (= de fábula). Muy bien No está enfermo; tiene mucho cuento. Lo engaña No le hizo ningún daño… Ese portero le echa mucho cuento a lo que le pasa en el campo.

Exagera No me vengas con cuentos y termina ya de comer. Ya para y termina de comer Otra vez la tarea sin hacer: tienes más cuentos que Calleja. [Puedes investigar quién es el tal

Calleja.] Tienes demasiadas excusas Se pasó toda la tarde hablando de asuntos que no venían a cuento. Hablo de asuntos Se pelean, se reconcilian y se vuelven a pelear: es el cuento de nunca acabar. Nunca acabara

Calleja: Saturino Calleja Fernández nacio en 1853 y murio en Madrid en 1915. Era un editor y autor infantil, fundador del editorial Calleja. Tambien era autor de libros de educación primaria.

¿Qué valores semánticos fundamentales están presentes en las expresiones reproducidas con anterioridad? ¿Están relacionados con los semas principales del término “cuento”?Los valores principales son el engaño, la expresión “cuento” suele ser muy usada para explicar que uno engaña, porque cuenta unas historias, chace “cuentos”.

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3. El cuento como género narrativo.El cuento es el género narrativo de ficción más antiguo ya que permitía su transmisión oral,

aunque, una vez fijada la escritura, pudieran realizarse compilaciones. Es, por tanto, su brevedad la principal característica y el hecho de que cada transmisor del relato pudiera aportar su peculiar forma de contar. No es extraño pues que se encuentren variantes de relatos adecuadas a formas y épocas distintas. Lo importante es que el meollo del mismo, es decir, las fuerzas narrativas, se mantengan.

La forma más habitual del cuento es la prosa, aunque podamos encontrar cuentos en verso. Esta circunstancia implica que, como hemos dicho anteriormente, el cuento pueda estar sometido a variaciones hasta que su texto quede fijado.

Se convierte así el cuento, desde muy antiguo, en una forma de transmitir valores, enseñanzas y tradiciones a los que más lo necesitan; se convierte pues en un elemento identitario. En definitiva, el cuento puede ser mucho más que un relato de entretenimiento para pasar las largas noches de invierno o los cálidos atardeceres del verano. Y, por tanto, tendremos que pensar siempre para qué fueron creados.

Podremos conocer al autor o no pero no hay que dejarse engañar por ver una firma reconocida al final de un cuento. A veces, el que figura como autor es un mero transmisor de tradiciones más antiguas; en otras ocasiones, ese autor ha usado un material tradicional o de otro autor y le ha dado una forma tan particular que ha pasado a ser su propia creación; en otros momentos estaremos antes creaciones de un artista consciente de su valía que deja clara su propia originalidad. Pero de todo ello hablaremos más adelante.

El argumento será de lo más variado: los encontraremos más apegados a la realidad, es decir, más verosímiles, o más fantásticos, cuando hay personajes o situaciones que no comparten el mundo que pisamos. Es, por tanto, un instrumento tanto para recordar hechos, transformados por la imaginación, como para crear un mundo de seres maravillosos en el que habiten hadas, gnomos o unicornios. Ningún personaje, sea cual sea su condición, queda excluido del cuento.

En general, su brevedad impone sus características narrativas: una sola línea argumental a la que van ligados unos pocos personajes y las situaciones circundantes, que no pueden ser muy profusas, primacía del elemento narrativo sobre la descripción o el diálogo, que retardarían la acción, presentación rápida –si la hay- de las circunstancias y resolución asimismo veloz de la trama, en un final que puede ser abierto o cerrado. Un cuento, como ocurre con un poema, invita a comenzar y acabar en una sola sesión, sea de exposición oral, sea de lectura individual

En estas condiciones veremos que el cuento puede confundirse con otros géneros narrativos; a partir de lo aprendido más arriba y de lo estudiado en clase, indica qué diferencia al cuento de…

… la leyenda … el mito … la fábula … la novela corta

Para clasificar cualquier cuento podemos trabajar con fichas de este tipo:

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Ficha nº: Título:Fuente: Indicar de dónde procede el cuento; si se trata de una transmisión oral, de una publicación

(en este caso indicar si se hace referencia en la misma al origen del relato) u otro soporte (película…)

Autor: Indicar si es anónimo o de un autor conocido.Extensión: Tiempo que dura la narración, si es oral, o número de páginas, si se trata de una

publicación.Ambiente y época:

Señalar si los hechos se sitúan en una época y geografía determinadas o si hay aspectos que puedan ayudar a situarlo; definir si se trata de un ambiente rural, urbano y si se determina un tiempo en la narración de los acontecimientos.

Personajes: Identificar a los personajes por su nombre, apelación, oficio, etc. indicando si se trata de seres pretendidamente reales o fantásticos (hadas, gnomos…)

Brevísimo resumen del argumento:

En tres o cuatro líneas indicar lo sustancial del relato.

¿Enseñanza?: Señalar si se desprende alguna enseñanza del relato o no.

Vamos a ejercitarnos en el uso de esta ficha. Pídele a una persona de tu familia (abuelos, padres, tíos…) o a alguien cercano de cierta edad que te cuente uno de los cuentos que conozca (¡Ya verás cómo se queda estupefacto!). Como nuestros orígenes y lenguas son muy diversos intenta que sean cuentos de su tradición particular –por supuesto, en su lengua habitual-; si no es posible, que te cuente el primero del que se acuerde. Y cuando lo hayas escuchado rellena la ficha propuesta; si crees que hay algo importante que no recoge la ficha, anótalo a continuación:

Ficha nº: Título: La Carreta Chillona

Fuente: Transmisión oral

Autor: Anonimo

Extensión: Mas o menos 3 minutos

Ambiente y época:

La epoca parece moderna, un 15 de mayo y el ambiente rural

Personajes: Pedro el malo, el cura, los habitantes del pueblo que querian bendecir sus carretas

Brevísimo resumen del argumento:

Un hombre diabólico vino a la iglesia con su carreta maldita pero el sacerdote lo rechasó echando le una maldición.

¿Enseñanza?: No se debe ser cruel

Con la ayuda de estas fichas contarás tú en clase el cuento que te han contado…

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4. Cuento popular y cuento literario.Como ya habrás podido adivinar, la tipología de cuentos es muy amplia. Nosotros

comenzaremos por intentar distinguir cuatro grandes grupos, que resumen los tipos narrativos más usuales, aunque dentro de ellos pudiéramos establecer otras subdivisiones , sobre todo, teniendo en cuenta los argumentos y personajes (cuentos de hadas, cuentos de Navidad, cuentos de terror…)

a. Cuento popular. Es el primero que se nos viene a la cabeza cuando usamos la palabra “cuento”. Tiene

unas características muy singulares que podríamos resumir en:

i. El autor es desconocido o la historia se recoge por tradición.ii. La acción se sitúa en un tiempo y un lugar indeterminados o maravillosos. De ahí las

fórmulas iniciales: “Érase una vez…”, “En cierto país de fábula había…”, “Hace muchos, muchos años había…”

iii. Se emplean fórmulas orales de repetición para caracterizar el relato (“Era tan pequeño, tan pequeño que cabía en un bolsillo”) y, a veces, se incluye al receptor en el relato en la narración (“Una niña tan rubia como tú”, “¿Quieres saber lo que pasó entonces?”)

iv. Se parte de una presentación breve, con un hilo argumental simple, aunque pueda ser repetitivo, y un desenlace rápido.

v. El relato queda cerrado con el desenlace; podemos encontrar fórmulas finales del tipo“Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado”; “Y fueron felices y comieron perdices y a mí no me dieron porque no quisieron”.

vi. Puede admitir la presencia de elementos fantásticos o increíbles (seres inanimados o animales con comportamientos humanos, personajes o acontecimientos inexplicables…), aunque no todos tienen esta característica.

vii. El nivel de lengua es sencillo; se usa más la coordinación que la subordinación, los periodos tienden a ser cortos y el vocabulario simple.

viii. El narrador aparece en tercera persona y es externo al relato. A veces, se permite aclaraciones para comprobar que el receptor comprende lo básico de la narración.

ix. Desarrollo lineal del argumento sin especiales analepsis o prolepsis.x. El personaje del cuento resulta un arquetipo; representa un perfil determinado de persona

con nulo o exiguo desarrollo psicológico.xi. El azar suele tener una importancia capital en el relato (“Acertó a pasar por allí un

cazador…”)xii. Podemos encontrar una enseñanza, generalmente simple, o la defensa de los valores de

una comunidad determinada.

Vas a escuchar ahora un cuento tradicional; ve señalando qué características de las relacionadas con anterioridad aparecen en él.

Aparecen las características: II, III, V, VI, VII, VIII, IX, XI.

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La mayor parte de los cuentos infantiles que conoces responden a esta concepción. Los más conocidos deben su primera forma escrita a cuatro autores: Perrault, los hermanos Grimm y Andersen. Vamos a saber algo más de ellos:

Charles PERRAULT (1628-1703) fue un autor francés de familia acomodada con una producción literaria culta del gusto de la época. Se le considera fundador del género de los cuentos de hadas (contes de fées) que publicó bajo el título de Cuentos de Mamá Gansa adaptando narraciones folklóricas preexistentes y añadiéndole elementos que obtenía de su propia fantasía.

Los hermanos GRIMM, Jacob GRIMM (1785-1863) y Wilhelm GRIMM (1786-1859), fueron unos filólogos alemanes que, además de sus obras “serias”, recopilaron y reelaboraron cuentos tradicionales que se conocen como Cuentos de hadas de los hermanos Grimm, aunque su primer título fue el de Cuentos para la infancia y el hogar. En principio, no dirigían estos cuentos a un público infantil, ya que su interés era filológico, por lo que mantuvieron los excesos de crueldad que se mencionaban en ellos, que posteriormente dulcificaron. En sus colecciones figuraban cuentos que ha había recogido Perrault.

Hans Christian ANDERSEN (1805-1875) fue un escritor y poeta danés de extracción humilde, que escribió muchos de los cuentos infantiles que hoy conocemos y que él no consideraba lo fundamental de su obra. Estos cuentos se recogen en Historias de aventuras para niños y Cuentos nuevos.

¿Qué parecidos y diferencias encuentras entre los autores anteriores?Andersen y los hermanos Grimm vivieron en el mismo siglo pero Perrault vivio antes. Los cuentos que han escritos son historias que habian descubierto durante sus niñez, que habian oido de manera oral. Ademas no tenian como prioridad escribir cuentos infantiles, sobre todo eran escritores de historias serias .

Para hacernos una idea de la producción de estos cuatro autores, investiga a quiénes pertenece cada uno de los que se relaciona en la columna de más abajo; ya verás que alguno de ellos tiene versiones distintas, según los autores:

Barba azul. PerraultBlancanieves. GrimmEl enano Saltarín. GrimmHänsel y Gretel. GrimmEl sastrecillo valiente. Grimm

Verdezuela (Rapunzel). Grimm

Caperucita roja. Perrault y GrimmCenicienta. Perrault y GrimmEl gato con botas. PerraultEl patito feo. AndersenEl soldadito de plomo. Andersen

La bella durmiente del bosque Perrault

La pequeña cerillera. AndersenLa princesa y el guisante AndersenLa sirenita. AndersenPulgarcito. Perrault

Como final de esta parte, vais a preparar por parejas la narración oral de un cuento infantil, sea tradicional o no, para contarlo ante un público infantil (el de algún grupo de la Sección Española de l’École Primaire Robert Schuman). Tenéis que prepara la actividad…

a. … memorizando adecuadamente el cuento.b. … acentuando los rasgos de narración oral (repeticiones, búsqueda de la complicidad del público al que va dirigido…)c. … preparando la alternancia entre los dos “cuentacuentos” (podéis hacer voces, distribuir los personajes o el relato… Se trata de ser originales.d. … estando avisados también de que algún peque os diga que el cuento no es así, que ellos saben que es de otra manera.e. … dominando también la gesticulación y el material que consideréis necesario. En ello también os va la originalidad.

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Pero los cuentos populares no solo son los cuentos infantiles. Desde las civilizaciones más antiguas nos han llegado cuentos que tendrían su origen en la imaginación y la sabiduría popular. Conocemos cuentos del Antiguo Egipto y muchos de los relatos que se recogen en la rica mitología grecorromana pueden tener su origen en cuentos anteriores donde aparecen héroes, brujas, cíclopes y a la vez, doncellas en peligro, mundos y objetos mágicos o animales maravillosos. Recordemos, por ejemplo, que el relato de Cupido y Psique que conocemos por La Metamorfosis (El asno de oro) de Apuleyo es un cuento que una vieja narra a una niña raptada para entretener sus miedos; el cuento comienza: Erat in quadam civitate rex et regina… (Había en una ciudad un rey y una reina…).

Una fuente importante de cuentos es Oriente. Nos han llegado desde antiguo dos colecciones de cuentos que tendríamos que conocer. Uno de ellos es El libro de Calila e Dimna, que mandó traducir del árabe al castellano Alfonso X el Sabio, aún infante, en 1251; estos cuentos procederían de versiones anteriores iraníes, que a su vez tendrían su origen en relatos hindúes muy anteriores; la otra colección es Las mil y una noches, que llega más tardíamente a Europa (s. XVIII), aunque contiene narraciones tradicionales muy antiguas con relatos que hasta podríamos encontrar en La Odisea.

Para nuestro trabajo vamos a centrarnos en un relato de El conde Lucanor, del infante don Juan Manuel, una colección de relatos engarzados, en la que el noble Lucanor pide consejo sobre diversos problemas a su criado Patronio, quien ilustra su respuesta con un cuento, del que se extrae la enseñanza que su señor necesita. Presentamos a continuación el cuento XXXII, tal como figura en la Biblioteca digital Ciudad Seva (http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/juanma/lucanor/32.htm)

Lo que sucedió a un rey con los burladores que hicieron el paño

Otra vez le dijo el Conde Lucanor a su consejero Patronio:

-Patronio, un hombre me ha propuesto un asunto muy importante, que será muy provechoso para mí; pero me pide que no lo sepa ninguna persona, por mucha confianza que yo tenga en ella, y tanto me encarece el secreto que afirma que puedo perder mi hacienda y mi vida, si se lo descubro a alguien. Como yo sé que por vuestro claro entendimiento ninguno os propondría algo que fuera engaño o burla, os ruego que me digáis vuestra opinión sobre este asunto.

-Señor Conde Lucanor -dijo Patronio-, para que sepáis lo que más os conviene hacer en este negocio, me gustaría contaros lo que sucedió a un rey moro con tres pícaros granujas que llegaron a palacio.

Y el conde le preguntó lo que había pasado.

-Señor conde -dijo Patronio-, tres pícaros fueron a palacio y dijeron al rey que eran excelentes tejedores, y le contaron cómo su mayor habilidad era hacer un paño que sólo podían ver aquellos que eran hijos de quienes todos creían su padre, pero que dicha tela nunca podría ser vista por quienes no fueran hijos de quien pasaba por padre suyo.

»Esto le pareció muy bien al rey, pues por aquel medio sabría quiénes eran hijos verdaderos de sus padres y quiénes no, para, de esta manera, quedarse él con sus bienes, porque los moros no heredan a sus padres si no son verdaderamente sus hijos. Con esta intención, les mandó dar una sala grande para que hiciesen aquella tela.

»Los pícaros pidieron al rey que les mandase encerrar en aquel salón hasta que terminaran su labor y, de esta manera, se vería que no había engaño en cuanto proponían. Esto también agradó mucho al rey, que les dio oro, y plata, y seda, y cuanto fue necesario para tejer la tela. Y después quedaron encerrados en aquel salón.

»Ellos montaron sus telares y simulaban estar muchas horas tejiendo. Pasados varios días, fue uno de ellos a decir al rey que ya habían empezado la tela y que era muy hermosa; también le explicó

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con qué figuras y labores la estaban haciendo, y le pidió que fuese a verla él solo, sin compañía de ningún consejero. Al rey le agradó mucho todo esto.

»El rey, para hacer la prueba antes en otra persona, envió a un criado suyo, sin pedirle que le dijera la verdad. Cuando el servidor vio a los tejedores y les oyó comentar entre ellos las virtudes de la tela, no se atrevió a decir que no la veía. Y así, cuando volvió a palacio, dijo al rey que la había visto. El rey mandó después a otro servidor, que afamó también haber visto la tela.

»Cuando todos los enviados del rey le aseguraron haber visto el paño, el rey fue a verlo. Entró en la sala y vio a los falsos tejedores hacer como si trabajasen, mientras le decían: «Mirad esta labor. ¿Os place esta historia? Mirad el dibujo y apreciad la variedad de los colores». Y aunque los tres se mostraban de acuerdo en lo que decían, la verdad es que no habían tejido tela alguna. Cuando el rey los vio tejer y decir cómo era la tela, que otros ya habían visto, se tuvo por muerto, pues pensó que él no la veía porque no era hijo del rey, su padre, y por eso no podía ver el paño, y temió que, si lo decía, perdería el reino. Obligado por ese temor, alabó mucho la tela y aprendió muy bien todos los detalles que los tejedores le habían mostrado. Cuando volvió a palacio, comentó a sus cortesanos las excelencias y primores de aquella tela y les explicó los dibujos e historias que había en ella, pero les ocultó todas sus sospechas.

»A los pocos días, y para que viera la tela, el rey envió a su gobernador, al que le había contado las excelencias y maravillas que tenía el paño. Llegó el gobernador y vio a los pícaros tejer y explicar las figuras y labores que tenía la tela, pero, como él no las veía, y recordaba que el rey las había visto, juzgó no ser hijo de quien creía su padre y pensó que, si alguien lo supiese, perdería honra y cargos. Con este temor, alabó mucho la tela, tanto o más que el propio rey.

»Cuando el gobernador le dijo al rey que había visto la tela y le alabó todos sus detalles y excelencias, el monarca se sintió muy desdichado, pues ya no le cabía duda de que no era hijo del rey a quien había sucedido en el trono. Por este motivo, comenzó a alabar la calidad y belleza de la tela y la destreza de aquellos que la habían tejido.

»Al día siguiente envió el rey a su valido, y le ocurrió lo mismo. ¿Qué más os diré? De esta manera, y por temor a la deshonra, fueron engañados el rey y todos sus vasallos, pues ninguno osaba decir que no veía la tela.

»Así siguió este asunto hasta que llegaron las fiestas mayores y pidieron al rey que vistiese aquellos paños para la ocasión. Los tres pícaros trajeron la tela envuelta en una sábana de lino, hicieron como si la desenvolviesen y, después, preguntaron al rey qué clase de vestidura deseaba. El rey les indicó el traje que quería. Ellos le tomaron medidas y, después, hicieron como si cortasen la tela y la estuvieran cosiendo.

»Cuando llegó el día de la fiesta, los tejedores le trajeron al rey la tela cortada y cosida, haciéndole creer que lo vestían y le alisaban los pliegues. Al terminar, el rey pensó que ya estaba vestido, sin atreverse a decir que él no veía la tela.

»Y vestido de esta forma, es decir, totalmente desnudo, montó a caballo para recorrer la ciudad; por suerte, era verano y el rey no padeció el frío.

»Todas las gentes lo vieron desnudo y, como sabían que el que no viera la tela era por no ser hijo de su padre, creyendo cada uno que, aunque él no la veía, los demás sí, por miedo a perder la honra, permanecieron callados y ninguno se atrevió a descubrir aquel secreto. Pero un negro, palafrenero del rey, que no tenía honra que perder, se acercó al rey y le dijo: «Señor, a mí me da lo mismo que me tengáis por hijo de mi padre o de otro cualquiera, y por eso os digo que o yo soy ciego, o vais desnudo».

»El rey comenzó a insultarlo, diciendo que, como él no era hijo de su padre, no podía ver la tela.

»Al decir esto el negro, otro que lo oyó dijo lo mismo, y así lo fueron diciendo hasta que el rey y todos los demás perdieron el miedo a reconocer que era la verdad; y así comprendieron el engaño que los pícaros les habían hecho. Y cuando fueron a buscarlos, no los encontraron, pues se habían ido con lo que habían estafado al rey gracias a este engaño.

»Así, vos, señor Conde Lucanor, como aquel hombre os pide que ninguna persona de vuestra confianza sepa lo que os propone, estad seguro de que piensa engañaros, pues debéis comprender

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que no tiene motivos para buscar vuestro provecho, ya que apenas os conoce, mientras que, quienes han vivido con vos, siempre procurarán serviros y favoreceros.

El conde pensó que era un buen consejo, lo siguió y le fue muy bien.

Viendo don Juan que este cuento era bueno, lo mandó escribir en este libro y compuso estos versos que dicen así:

A quien te aconseja encubrir de tus amigos más le gusta engañarte que los higos.

1. Estudia la estructura del cuento.2. Revisa las características que hemos propuesto anteriormente para el cuento popular e indica qué características del mismo se cumplen en el relato del Conde Lucanor.

1. El planteamiento esta linea 1 hasta linea 5: “Otra vez (…) este asunto”El nudo corresponde al desarrollo de la hisotira y esta desde la linea 6 haste la antepenúltima linea: “Señor conde (…) siempre procuraran serviros y favoreceros”Y el desenlace en el que se concluye la historia esta en las dos ultimas lineas.

2. Las características correspondientes son las I, II, III, IV, V, VI, VII, VIII, XI y la XII.

a. Cuento literario.El cuento literario es una creación propia del siglo XIX, ya que hasta entonces está alejado de la creación literaria, aunque podamos considerar que ciertas obras pudieran tener la consideración de tales. Quizás deberíamos citar a E. A. Poe y a F. Kafka como los creadores del cuento moderno. Este comparte algunas características con el cuento popular y mantiene como elemento fundamental de la narración, al que los otros se subordinan, la brevedad (cinco, diez, veinte páginas…). No obstante, hay que reseñar que algunos autores imitan la forma más externa del cuento popular. Pasemos pues a señalar cuáles son los elementos definitorios:

i. El autor es consciente de estar creando una obra propia, que quiere presentar de forma original. Se preocupa de su publicación, ya sea en colecciones o aprovechando las posibilidades de los medios de comunicación social (la prensa, por ejemplo).

ii. El cuento tiene la consideración de un género menor y puede aparecer con otros nombres: relato breve es muy usado.

iii. cfantasía; digamos que gana terreno la verosimilitud. Esto no quiere decir que no haya cuentos fantásticos o que se acuda a situaciones imposibles en la realidad.

iv. Desaparecen las fórmulas orales, a no ser por imitación consciente. El nivel sintáctico se complica ya que el autor sabe que está creando un producto literario y que se va a juzgar su pericia en el uso de los elementos lingüísticos.

v. La presentación sigue siendo breve, el argumento simple, y el desenlace rápido, al que no se le suelen añadir ni fórmulas ni epílogos, salvo que este matice el desenlace.

vi. Aparecen diversos subgéneros dependiendo del contenido: cuentos fantásticos, folklóricos, de terror, de ciencia ficción…

vii. El narrador no tiene por qué aparecer en tercera persona; a veces es un testigo o el protagonista de los acontecimientos.

viii. La estructura narrativa también puede complicarse con saltos en el tiempo.

ix. El personaje principal presenta, en la medida de lo posible, cierto desarrollo psicológico.

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x. La ironía y la crítica suelen estar presentes, aunque generalmente no tiene una intención didáctica. Disfrutar del relato suele tener más importancia.

Presentamos ahora un cuento de A. Daudet, que puede ilustrar lo que hemos expuesto con anterioridad; se trata de El mal zuavo, que puedes leer en versión francesa en la página http://www.kufs.ac.jp/French/i_miyaza/publique/litterature/DAUDET__Le_mauvais_Zouave.pdf. El texto que presentamos es traducción de Esperanza Cobos Castro en relatosfranceses.com recogido en http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/fran/daudet/malzuavo.htm. Quizás deberías saber que un zuavo es un soldado de la infantería francesa, que mantenía el uniforme tradicional de un cuerpo de ejército argelino.

EL MAL ZUAVO

El viejo herrero de Sainte-Marie-des-Mines no se encontraba aquella tarde de buen humor. Normalmente, cuando apagaba su fragua y el sol se ponía, él se sentaba en un banco ante la puerta para saborear la dulce fatiga que produce el trabajo y el calor del día y, antes de despedir a los aprendices, tomaba con ellos una cerveza fresca, mientras pasaban los obreros que venían de las fábricas. Pero aquella tarde no salió de la fragua sino en el momento de sentarse a la mesa, a la que se acercó como de mala gana. La mujer de Lory se preguntaba mientras miraba al marido: «¿Qué tendrá? ¿Habrá recibido alguna mala noticia del regimiento y no me la quiere decir? ¿Estará malo el hijo?» Pero no se atrevió a preguntarle y se dedicó a poner orden entre sus tres hijos pequeños, rubios y tostados como espigas de trigo, que reían en torno a la mesa, mientras tomaban una ensalada de remolacha. Al cabo de unos minutos, el herrero alejó su plato, enfadado:

-¡Bribones! ¡Canallas!

-Pero ¿qué te ocurre? ¿qué estás diciendo?

-Lo que ocurre -dijo estallando finalmente- es que hay por ahí, desde esta mañana, cinco o seis indeseables vestidos de soldados franceses, a partir un piñón con los bávaros... Son de los que han optado por la nacionalidad prusiana, según ellos mismos dicen. Todos los días vemos llegar a más falsos alsacianos... ¿qué pócima les habrán dado?

La mujer intentó defenderlos:

-La culpa no es toda suya... ¡Esa Argelia de África a la que los mandan está tan lejos! Echan de menos su tierra y la tentación de volver a su casa y de dejar las armas es demasiado fuerte para ellos.

Lory golpeó violentamente la mesa:

-Cállate... ¿qué sabéis las mujeres de esas cosas?... A fuerza de vivir siempre con los hijos y sólo para ellos, todo lo hacéis del tamaño de los niños. Pues yo te digo que esos tipos son unos miserables, unos renegados, unos cobardes y te aseguro que si, por desgracia, nuestro Christian fuera capaz de cometer esa infamia, tan cierto como que me llamo Georges Lory y que serví siete años en un regimiento de cazadores de Francia, le atravieso el cuerpo con mi sable.

Y con expresión furiosa, el herrero señalaba su largo sable de cazador que se encontraba colgado en la pared, por debajo del retrato del hijo hecho en África, y en el que aparecía con uniforme de zuavo1. Pero al ver aquel rostro de alsaciano honesto, tostado, curtido por el sol, con los blancos y negros que forman los colores vivos a plena luz, se tranquilizó de repente y se echó a reír.

-¡Vaya unas ganas absurdas de romperme la cabeza! ¡Christian no puede hacerse prusiano, él que ha matado a tantos en la guerra!

Y con mejor humor, acabó de cenar alegremente. Cuando se tomó un par de picheles de cerveza, se marchó a la ciudad de Estrasburgo.

La mujer se ha quedado sola. Después de acostar a los tres pequeños, que siguen gorjeando en la habitación de al lado como si fueran un nido que se adormece, ha cogido su labor y se ha puesto a coser delante de la puerta que da al patio. De vez en cuando suspira y piensa: «Son unos cobardes, unos renegados, es verdad, pero sus madres se pondrán muy felices al verlos de nuevo.» Y se pone a pensar en el suyo: antes de marcharse al ejército, a esta hora andaba trabajando por allí en el patio; y le parece verlo ir al pozo y llenar la regadera, en camisa y con el pelo largo, con los

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mechones que le cortaron cuando ingresó en el regimiento de zuavos. De pronto se estremece. La puertecilla del fondo que da al campo, ha sonado. Los perros callan, y la persona que acaba de entrar va pegada a los muros como un ladrón, deslizándose entre las colmenas.

-¡Mamá!

Su Christian está ahí, delante de ella, con el uniforme roto, avergonzado, turbado, tartamudeando. El desgraciado ha regresado a su tierra como otros, y desde hace una hora está rondando la casa, esperando que su padre se marchara para poder entrar. A la madre le gustaría enfadarse, pero no puede. ¡Hace tanto tiempo que no lo ha visto, ni lo ha besado! Él le da unas razones que le parecen convincentes: que añoraba su tierra, su fragua; que se aburría estando lejos; que la disciplina era muy dura; que los compañeros le decían prusiano por su acento alsaciano... La madre se creía todo lo que él decía. ¡Sólo tenía que mirarlo para creerlo!... Entraron en la casa; los pequeños se despertaron y vinieron, descalzos y en camisón, a abrazar a su hermano mayor. Le ofrecieron de comer, pero dijo que no tenía hambre; sólo tenía sed y bebía gran cantidad de agua, además de los vasos de cerveza y de vino blanco que se había tomado desde por la mañana en la taberna.

Alguien se oye andar por el patio. Es el herrero que regresa.

-Christian, ahí llega tu padre. ¡Escóndete! Deja que yo hable con él, que le explique...

Le hace esconderse detrás de la estufa y ella se pone de nuevo a coser, con manos temblorosas. Para desgracia de todos, el gorro rojo del zuavo se había quedado sobre la mesa y fue lo primero que Lory vio el entrar. La palidez de la madre, su nerviosismo... No necesita adivinar mucho:

-¡Christian ha vuelto! -grita con una voz terrible, y tras descolgar su sable se dirige como un loco hacia la estufa detrás de la cual se encuentra agazapado, lívido y asustado el zuavo, que tiene que apoyarse en la pared para no caerse.

La madre se interpone.

-¡Lory! ¡Lory! ¡No lo mates!.... Yo le he escrito pidiéndole que volviera, que lo necesitabas en la fragua...

Lo coge por un brazo y se arrastra llorando. Los niños, en la oscuridad de su habitación, gritan al escuchar aquellas voces airadas, tan cambiadas que no las reconocen. El herrero se detiene y dice mirando a su mujer:

-¿Tú le has pedido que vuelva?... Está bien; que vaya a acostarse. Mañana veremos qué debo hacer.

Al día siguiente, al despertar de un sueño poblado de pesadillas y temores, Christian se encuentra en su cuarto de niño. A través de los cristales emplomados ante los que crece una hermosa enredadera, el sol empieza a calentar. Abajo, en la herrería, los martillos golpean ruidosamente sobre el yunque. Su madre se encuentra sentada junto a la cama; tenía tanto miedo de la ira de su marido que no se ha separado del hijo en toda la noche. El padre tampoco se ha acostado; a lo largo de la noche se le ha oído andar por la casa, llorando, suspirando, abriendo y cerrando armarios, y en ese preciso instante entra en la habitación con expresión grave, vestido como para hacer un largo viaje, con polainas, sombrero de ala ancha y un bastón grueso, herrado en la punta. Se dirige hacia la cama y dice:

-¡Vamos, levántate!

El chico, algo turbado, hace ademán de coger su uniforme de zuavo.

-No, esa ropa no -dice el padre con severidad.

-Pero si no tiene otra -dice la madre con tono asustado.

-Dale la mía. A mí no me hace falta.

Y mientras el hijo se viste, Lory dobla cuidadosamente el uniforme: la chaquetilla, los pantalones rojos. Y cuando termina de hacer el paquete, se echa al cuello el cordón del cilindro de hojalata que contiene su pasaporte.

-Vamos abajo -dice- y los tres bajan sin hablar a la fragua. El fuelle resopla, todos están trabajando. Al ver abierto aquel taller que recordaba sin cesar mientras se hallaba lejos, el zuavo vuelve con la imaginación a su infancia cuando jugaba bajo el sol y veía las chispas de la fragua chisporrotear

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sobre el tono negro del carbón. Un deseo de cariño se adueña de él; un deseo de conseguir el perdón paterno; pero siempre que levanta los ojos encuentra la misma mirada severa. Finalmente, el herrero rompe el silencio para decir:

-Muchacho: aquí están el yunque, las herramientas... Todo es tuyo, y todo esto también -dice indicándole el patio que aparece lleno de sol y de abejas por el marco de la puerta-. Las colmenas, la viña, la casa, todo es tuyo; puesto que has sido capaz de sacrificar tu honor por todo esto, es justo que todo sea para ti. Eres el dueño... Por lo que a mí respecta, me voy... Le debes aún cinco años a Francia; yo voy a pagarlos por ti.

-Lory, Lory ¿dónde vas? -grita la pobre mujer.

-¡Padre! -suplica el hijo.

Pero el herrero se marcha a grandes pasos y sin volver la cara. En el cuartel del tercer regimiento de zuavos, en Sidi-bel-Abbés, hay desde hace unos días un voluntario de cincuenta y cinco años.

FINAlphonse Daudet, Contes du lundi, 1873

1. ¿Tiene este realto un marco geográfico definido? ¿Y un marco histórico de referencias?

Si, ocurre el la ciudad de Sainte-Marie-des-Mine en Francia después de la guerra entre Francia y Prusia y durante la conquista de Francia en Argelia en el final del siglo XIX.2. Resume el argumento. En Alsacia, un antiguo soldado lleno de honor a su patria descubre que su hijo desertio de su regimen de zuavo por deshonor y lealdad hacia Francia se va de voluntario en este regimen.3. Revisa la historia de La Alsacia en los siglos XVIII, XIX y XX y fíjate en la fecha de publicación de Contes de lundi. ¿Se plantea algún tema colateral en el relato que vaya más allá del argumento?En 1783 los Prusos reanexan la Alsacia y una parte de la Lorena. Se plantea este tema cuando el hijo dice que huyo porque sus compañeros lo llamaban “pruso” por su acento alsaciano. Ademas el padre explica como el si se quedo durante la guerra contra Prusia.

El cuento ha ido cambiando y adoptando nuevas formas en todas las literaturas. En este sentido la narración hispanoamericana ha aportado nuevos caminos tras la II Guerra Mundial. Vas a escuchar ahora dos cuentos, el primero de Julio Cortázar, leído con acento castellano por Marcos Gaba; el segundo de Jorge Luis Borges, leído por Coralia Ríos, con acento argentino.

En cada caso, vas a trabajar con las fichas que ya conoces, a las que añadiremos un aspecto final de reflexión: ¿Qué tiene de nuevo el relato? ¿Qué aporta a lo aprendido sobre el género hasta ahora? ¿Tiene elementos sorprendentes?

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Ficha nº: Título: LA CASA TOMADA

Fuente: Relatos del Río de la Plata. Colección Audiolibros (2009). El relato aparece por primera vez en 1946 en Los Anales de Buenos Aires, revista literaria dirigida por J. L. Borges.

Autor: Julio Cortázar (1914-1984)

Extensión: Locución: 13’ 11’’

Ambiente y época:

Fin del siglo XIX. Ambiente antiguo

Personajes: Irene y el narrador

Brevísimo resumen del argumento:

Unos hermanos que viven en una casa grande

¿Enseñanza?: a

¿Novedad? Descripcion de “todo”

Ficha nº: Título: EMMA ZUNZ

Fuente: Relatos del Río de la Plata. Colección Audiolibros (2009). El relato aparece por primera vez en 1949, incluido en la colección El Aleph.

Autor: Jorge Luis Borges (1899-1986)

Extensión: Locución: 15’ 09’’

Ambiente y época:

14 de enero 1422. Ambiente antiguo

Personajes: Emma, el padre, Elsa y Aron

Brevísimo resumen del argumento:Enseñanza:

c. Cuentos contemporáneos y microrrelatos.Todas las formas de relatos conviven en nuestra época, pero la evolución

propia del género ha hecho que en la actualidad haya aflorado una forma de cuento particular que se caracteriza por:

a) La extrema brevedad; en general, una o dos páginas como máximo. La universalización del acceso a internet no es ajena a este hecho. Miles de autores desconocidos publican gratuitamente sus obras sin tener que estar sometidos a las exigencias editoriales. También pueden aparecer en publicaciones periódicas firmados por autores de cierto prestigio o leídos en cadenas de radio.b) Se plantean situaciones inverosímiles o absurdas.c) La propia brevedad obliga a aumentar la ruptura de la estructura tradicional del relato; no hay espacio para planteamiento, nudo y desenlace; se comienza, por lo general, in medias res.

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d) Ausencia de desenlace, que causa sorpresa en el lector, desvelando que este ha sido engañado o acudiendo a la complicidad del mismo para imaginar el final y reconstruir el relato.

Se propone ahora para su lectura Underwood, de Enrique Jaramillo, autor panameño que ha publicado sus cuentos en varias colecciones; este cuento figura en el apartado Enajenaciones de su obra Duplicaciones (1973).

UNDERWOOD

La carta había demorado en llegar. La tenía ahora frente a los ojos, desdoblada, convulsa entre sus dedos. No lograba iniciar la lectura. Las letras se desdibujaban fundiéndose unas con otras como si el llanto las hubiese escurrido. Pero no lloraba. Hacía mucho tiempo que no se daba esa satisfacción. En cambio vacilaba, temeroso de la respuesta que había guardado en secreto durante lo que ya parecía una vida. Se concentró, haciendo un esfuerzo enorme, y las letras fueron recuperando sus pequeñas estaturas, la separación breve y nítida que caracterizaba a la Underwood portátil que él mismo le había comprado poco después de la boda.

Todo el contenido podía resumirse en la última línea:

TE AMO AÚN. LLEGO EL VIERNES.

Arrugó la hoja. Casi en seguida volvió a estirarla. Sus ojos recorrieron ávidos las disculpas, los ruegos, el esbozo de planes que habrían de realizar juntos. Ella había tenido la culpa de todo, aseguraba. Pero no volvería a ocurrir. Y luego venia la reafirmación de lo que él había rogado todas las noches. Y el anuncio escueto de su llegada. Al buscar la hora en su reloj, notó sorprendido que ya era viernes. Corrió hasta el auto anticipando el abrazo, sintiendo contra su cuerpo el arrepentimiento de ella, su vergüenza. Amanecía.

Esperó largas horas en la estación. Sus ideas se perdían en las más enmarañadas conjeturas. Recordó de pronto que no sabía a qué hora llegaría. Ni cómo viajaría hasta él. Hasta podía llegar en avión, nada tendría de raro. Entonces, ¿por qué estaba él en la estación, esperando quién sabe qué autobús? Sin darse cuenta manejó hasta allí, guiado quizá por la forma que había tomado tantas veces aquel sueño. Siempre la miraba bajar sonriente, buscándolo con la vista, hasta que la veía de pie junto a la columna que ahora sostenía su peso. Se dijo, angustiado, que era un imbécil.

Por suerte traía la carta. La desdobló presuroso. No había ningún indicio de cómo se transportaría hasta la ciudad. Pasaron los minutos y la incertidumbre se iba espesando en sus jadeos. ¿Cómo no se le ocurrió explicar claramente la hora y el lugar de su arribo? No había cambiado. Sigue siendo tan irresponsable como siempre. Tendrá que tomar un taxi hasta la casa porque él no puede hacer nada más. Allá la esperaría.

La noche se hizo densa y angustiosa. De nada le sirvió leer durante el día las revistas que lo rodeaban. Tampoco se distrajo escuchando la radio ni saliendo al balcón a cada rato. Pronto serían las doce y entonces la llegada del sábado se encargaría de probar otra vez lo que él siempre sospechó: era una mentirosa, la más cruel de las farsantes. A la una de la mañana confirmó que ya nunca más le creería una sola palabra. Aunque llegaran mil cartas pidiéndole perdón o volviera a escuchar su voz suplicante por teléfono. Caminó hasta la pequeña Underwood, insertó un papel, tecleó a prisa. Las letras salían débiles, destintadas. Cambió la cinta. Escribió:

Querido Ramiro:

Tienes que perdonarme. Perdí el avión el viernes. Iré la próxima semana, sin falta. Ya te avisaré. Te amo. Debes creerme…

¿Qué es lo realmente extraordinario del relato Underwood? Al final entendemos que el personaje principal se escribe las letras el mismo. Entonces que su amor no existe o ya no le habla.

Esta tendencia culmina en lo que se ha dado en llamar microrrelato donde unas pocas líneas bastan para presentar una historia que tiene que inventar el lector y que, por tanto, tiene soluciones múltiples. Fíjate en esta de Álvaro Menén Desleal, llamada Hora sin tiempo. ¿Por qué se llama así el relato? ¿Qué supones que ha pasado en el relato?

Un pasajero a otro: —Disculpe, caballero, mi reloj se ha parado. ¿Qué hora tiene usted?

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—Oh, lo siento; el mío se paró también. —Por casualidad... ¿a las 8.l7? —Sí, a las 8.l7. —Entonces ocurrió, realmente. —Sí, a esa hora.

Escribe ahora tú tu propio microrrelato.-¡Rapido! ¡Rapido! ¡Que llegaremos tarde!-Calmatemama, llegaremos en hora.-¡Niño date prisa! ¡Suena!-Hola, ¿qué tal? Perdon por el retraso es que…-Este… no hay retraso, los esperábamos para sabado proximo.

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4. Jugar con los cuentos.Escucha esta canción de Paco Ibáñez, cuya letra es un poema de José

Agustín Goytisolo (1928 – 1999), que puedes encontrar en http://www.youtube.com/watch?v=BK1pZE5QlzU. Vamos a cantarla hasta saberla de memoria:

EL LOBITO BUENO

Érase una vezun lobito buenoal que maltrataban todos los corderos.Y había tambiénun príncipe malo,una bruja hermosay un pirata honrado.Todas estas cosashabía una vez.Cuando yo soñabaun mundo al revés.

A eso vamos a dedicar nuestro esfuerzo final de esta experiencia; vamos a alterar los cuentos con las técnicas que hemos aprendido y vamos a darle nuestra propia visión. Trabajaremos también por parejas para que lo que no se le ocurra a uno pueda ocurrírsele al otro y para que el nivel de español de un miembro pueda enriquecer el del otro; al final, las composiciones han de quedar tersas y suaves en la forma pero con gancho en el fondo.

Se han de presentar dos composiciones:

a) Una será la transformación de un cuento clásico, de esos que llamamos infantiles, al que vayamos añadiendo valores universales del siglo XXI (igualdad de sexo, respeto a las minorías…) para que el receptor del cuento -pensaremos en un crío de diez años, por ejemplo- pueda reconocer ciertos trazos de un relato tradicional pero cuyo desarrollo llegue a plantear un mundo nuevo, en el que todos podamos vivir más a gusto. No hace falta que se convierta en el mensaje global del mismo sino que algunas pinceladas retraten de alguna manera ese mundo nuevo del que hablamos anteriormente- Comenzaremos por destacar qué tipo de valores son los adecuados en una tormenta de ideas en la pizarra. Y después esperamos buen trabajo y finura; los personajes no pueden ser meras marionetas en manos de sus autores sino que has de intentar que adquieran vida propia. Cuando tengáis el proyecto lo discutiréis conmigo antes de poneros a escribir.

b) Algo parecido haremos con un relato tradicional alsaciano. El profesor propondrá un relato que leerá en una seca traducción. Los autores tomarán nota de lo básico del relato y añadirán cuantos elementos crean necesarios (tipo de narrador, nuevos personajes y caracterización de los ya preexistentes, momento de narración…) hasta conseguir una obra original. No se trata en este caso de escribir un cuento infantil sino uno que tenga un corte más moderno. Al final del proceso tendremos que haber conseguido una colección de más de una decena de versiones originales que serán variaciones conscientes sobre el relato original.

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a) Erase una vez, hace muchos pero muchos años una familia rica que tenia siete hijos. El ultimo se llamaba “Pulgarcito” porque era el menos grande.

Un dia como tenian mucho dinero fueron a visitar un magnifico castillo del pais donde vivia un gigante. Este ultimo era gigante porque llevaba unas botas magicas de cuero que se le habia dado un mago muy famoso. Cuando llego la familia al castillo el gigante se dio cuenta de que le gustaban mucho las botas al Pulgarcito y por gran buendad y por haber visto tambien que el Pulgarcito habia dicho “buenos dias” a su mujer y se habia lavado los zapatos antes de entrar le propuso ofrecerlas. El Pulgarcito por ser uno de los niños mejor educados ni pudo por buenos modales negarse en aceptar el regalo. Entonces las puso convirtiendose en un gigante y en mismo tiempo el gigante se hizo un hombre común..

Entonces la familia estuvo todavía mas feliz por ser la mas agradable. ¿Moraleja? Un cuento sin nada malo suele acabar un poco aburrido.

Y ESO ES TO… Y ESO ES TO… Y ESO ES TODO, AMIGOS

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