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DOCUMENTO CENTRAL Vigilia de Pentecostés 2016

VIGILIA DE PENTECOSTÉS 2016

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PRESENTACIÓN

Con el corazón agradecido por lo que vivíamos hace casi un año en la noche de Vigilia, recordando el lema que nos animaba: “MÁS HERMANOS CON JESÚS, NOS CUIDAMOS”, nos disponemos a caminar juntos en la preparación de la Vigilia de Pentecostés 2016.

Para esto, deseamos que toda la Vigilia -su desarrollo, cada momento de la noche, cada actividad, los distintos espacios- se viva desde tres ejes:

1- Caminar como hermanos

Insertos en nuestro Camino Pastoral arquidiocesano, bajo el lema: “Con Jesús, caminamos como hermanos”, nos sentimos convocados por Jesús a vivir una experiencia profunda de vida fraterna.

Para vivir esta vivencia, reconocemos que debemos hacer un proceso. El mismo comprende tres aspectos que expresan y ponen de manifiesto la Misericordia de Dios en la vida de la Iglesia toda, en cada una de nuestras comunidades y ambientes vitales. Ellos son:

la espiritualidad de la sintonía: fraternidad de la mirada (rasgo acentuado en 2014).

la espiritualidad de la sanación: fraternidad afectiva (rasgo acentuado en 2015).

la espiritualidad de la confianza: fraternidad efectiva (rasgo acentuado en 2016).

2- La Misericordia

El Jubileo de la Misericordia convocado por el Papa Francisco quiere ser un año especial para adentrarnos en el amor entrañable de Dios que sale al encuentro del hombre -y los jóvenes de hoy-, para escuchar, mirar y transformar su realidad, especialmente los padecimientos, sufrimientos y opresiones del pueblo (cf. Ex 3, 7-10). Confesamos que nuestro Dios se conmueve entrañablemente para liberar, cuidar y conducir a los jóvenes de hoy y de todos los tiempos. Los invita a tomar parte de su sueño y proyecto, conduciéndolos a una nueva realidad de plenitud y desarrollo, con mejores oportunidades de una vida digna, en un camino de creciente libertad para amar y reconocerse profundamente amados.

La Misericordia comprendida como un sentimiento puede quedar algo limitado en su significado más profundo. Diremos más bien que se trata de una actitud o, mejor aún, de un principio vital, un impulso permanente del corazón de Cristo. Por cierto, la acción del Espíritu Santo puede ser descripta como ese impulso fuerte y permanente del corazón misericordioso de Dios.

La Misericordia que nace en el corazón de Dios como un impulso del Espíritu, se forja también en el interior de los jóvenes. Más precisamente en aquellos que tienen un corazón libre para amar a sus hermanos. Este impulso del Espíritu vibra y sintoniza con los deseos más profundos de los jóvenes que se sienten lanzados hacia la falta de vida de muchas realidades y problemáticas humanas (violencia, adicciones, orfandad, falta de oportunidades, pobreza, hambre, desnudez, etc).

Nos decía el Papa Francisco en la Vigilia de la Divina Misericordia de este año:

«La misericordia nunca puede dejarnos tranquilos. Es el amor de Cristo que nos “inquieta” hasta que no hayamos alcanzado el objetivo; que nos empuja a abrazar y


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estrechar a nosotros, a involucrar, a quienes tienen necesidad de misericordia para permitir que todos sean reconciliados con el Padre (cf. 2 Co 5,14-20). No debemos tener miedo, es un amor que nos alcanza y envuelve hasta el punto de ir más allá de nosotros mismos, para darnos la posibilidad de reconocer su rostro en los hermanos. Dejémonos guiar dócilmente por este amor y llegaremos a ser misericordiosos como el Padre.»

3- La mirada Brocheriana

En el año de la canonización de Brochero, santo argentino y cordobés, somos invitados a reconocer la misericordia de Dios expresada en el testimonio y la santidad de la vida apostólica del Cura Gaucho. José Gabriel del Rosario fue un “pastor con olor a oveja”. Fascinado por Jesús, experimentó su propia vida como un don de Dios para ser entregado, partido y compartido a favor de sus hermanos. Cercano a las realidades más apremiantes de su época, supo unir su vida íntimamente a la de Cristo amigo y Pastor de los hombres, para amar y servir con él a sus hermanos serranos, privilegiando a los más pobres y olvidados de su curato. Su predicación evangélica y su vida pobre y entregada

nos inspiran y estimulan para comprender nuestra propia vocación en la clave misionera del amor entrañable de Dios. Siendo joven, Brochero se animó a escuchar y responder la invitación de Cristo (dimensión vocacional). Nuestro curita santo representa para nosotros una enorme bendición de Dios y un testimonio luminoso y audaz para interpelar a toda la Iglesia y a los jóvenes de hoy acerca de su propia vocación, misión y el sentido más profundo de sus vidas.

Teniendo en cuenta estos ejes, deseamos que quienes participen de la vigilia hagan experiencia de la misericordia de Dios y salgan al encuentro de los hermanos más necesitados de la misericordia del Padre. ¿Cómo? Introduciéndolos, con la ayuda del Espíritu, en un momento de oración fuertemente comunitario, e invitándolos a transitar escenarios, espacios y momentos que los inviten a hacer experiencia del amor misericordioso de Dios y los impulsen a salir. Por ello, hemos organizado el temario de la siguiente manera:

1- INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO | Oración comunitaria pidiendo su presencia. 2- CONTEMPLAR LA REALIDAD | ¿Qué estamos viviendo? 3- ANUNCIO DE LA PALABRA | ¿A qué nos invita? 4- ADORACIÓN | Hacer experiencia de la mirada misericordiosa de Jesús. 5- MISA DE ENVÍO MISIONERO | Compromiso, bendición y envío.

Lema Vigilia de Pentecostés 2016: #UnIMPULSOsinLÍMITES

Hemos elegido este lema, porque hemos hecho experiencia de que la MISERICORDIA es IMPULSO que no reconoce LÍMITES en los jóvenes que hemos sido alcanzados por Cristo. Ese IMPULSO nos ha hecho salir al encuentro de los demás, para acompañar, amar, consolar y cuidar la vida en sus distintas fragilidades.

Las situaciones y contextos de indigencia, orfandad y dolor no son un LÍMITE para quien se experimenta movido por la Misericordia de Dios, sino miremos al querido Brochero, que se entregó y amó a la gente de su curato hasta el extremo de la lepra.

Contemplando el acontecimiento pascual, reconocemos que ni el pecado, ni el mal y ni la muerte (miserias), limitaron el amor de Dios por nosotros (Misericordia). Con esa certeza, confiamos en que el Espíritu vendrá, nos hará experimentar la Misericordia y nos impulsará con a una misión que no reconocerá límites.


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INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO | Oración comunitaria pidiendo su presencia.

“Ven, Espíritu Santo,

y envía desde el Cielo un rayo de tu luz”

(Sec. de Pentecostés)

Mientras el mundo duerme, la Iglesia permanece despierta. Unida en oración, invoca y espera la venida del Espíritu Santo. Permanecer en vigilia se trata de estar despiertos en medio de la oscuridad, a la espera del Espíritu santo que nos impulsa a la misión. No podemos esperar dormidos, distraídos, sin fuerzas. Debemos estar atentos, lúcidos, de manera que el Espíritu nos encuentre disponibles a recibir su impulso que nos pone en acción.

Aquella noche, los Apóstoles guardaban en su corazón la experiencia de haber visto a Jesús irse de la Tierra, en su ascensión al Cielo. Un hecho que los puso en una situación nueva, desconcertante, porque Él ya no estaría con ellos como antes. Aunque también guardaban en su corazón las últimas palabras de Jesús: “recibirán la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra” [Hch 1, 8]. Sabían que debían seguir caminando y cumpliendo la misión que el Señor les había encomendado. Aunque no caminarían solos, lo harían en comunidad, acompañados y conducidos por el Espíritu Santo.

Pero… ¿cómo se preparaban los Apóstoles para recibir el impulso del Espíritu? “Todos ellos, íntimamente unidos, se dedicaban a la oración, en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos.” [Hch 1, 14].

El secreto de la acción del Espíritu Santo en nosotros y a través de nosotros está en la oración: oración perseverante, confiada, con entusiasmo, con la Santísima Virgen María en medio. Con ella decimos: ¡Ven, Espíritu Santo!

Queremos que el Espíritu Santo esté presente en esta noche, nos impulse y renueve la vida de nuestra Iglesia. La escena del Libro de los Hechos de los Apóstoles Cap. 2, nos enseña que para que el Espíritu se haga presente, es necesario permanecer juntos, unidos en un mismo espíritu, en oración, con la presencia de María. Por eso en este primer momento de la Vigilia de Pentecostés, deberemos recrear aquella escena, logrando que todos los presentes nos unamos en una profunda oración, con la compañía de María, haciendo que nuestros corazones empiecen a latir como si fuera uno solo, con el único deseo de que el Espíritu venga. Es un momento de profunda invocación, pidiendo al Señor que cumpla con su promesa, porque reconocemos que solos no podemos, necesitamos del impulso del Espíritu Santo, para que anime nuestra noche de oración, para que nos ayude a mirar la realidad, a escuchar lo que la Palabra que Dios tiene para decirnos, y para salir a la misión.


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CONTEMPLAR LA REALIDAD | ¿Qué estamos viviendo?

El acontecimiento de la Ascensión del Señor, grafica de manera elocuente que el Señor vuelve al Padre, sube al cielo, pero sus discípulos no. Los discípulos de Jesús, quedan en el mundo y deben permanecer en él para ser testigos de la misericordia. No pueden ni deben quedarse mirando al cielo, sino que deben meterse a fondo en la realidad del mundo. Es más, el Señor los invita a caminar el mundo. Los envía hasta los confines de la tierra.

Deben salir con el impulso del Espíritu hacia aquellos lugares donde nadie llegó todavía, con el anuncio gozoso del Evangelio, manifestado en palabras y acompañado de gestos concretos de misericordia. Como el Señor, sus discípulos deben “ponerle el cuerpo” a la misión. No quedarse solo en el discurso, porque si en algo se caracterizaban los fariseos y escribas era en los discursos, hablar mucho y hacer poco. El mismo Jesús a ellos los llama ¡hipócritas! [Cfr. Mt 23,13].

Lleno del Espíritu Santo, San Francisco de Asís, nos dice: «Predica el Evangelio en todo momento, y cuando sea necesario, utiliza las palabras».

El primer gran “gesto evangelizador” de los Apóstoles fue el de salir, abandonando para siempre el encierro.

Imaginemos al resto del pueblo, acostumbrado a ver a los Apóstoles caminando a la par de Jesús por las calles de las ciudades. Ahora sin su Señor, se encuentran encerrados, y cuando los ven de nuevo salir se sorprenden. A la gente este gesto “le hace ruido” (Al oírse este ruido, se congregó la multitud y se llenó de asombro… Hch 2, 6). Es más «cada uno los oía hablar en su propia lengua» [ibid.]. Hubo un cambio, un nuevo modo, en el que anunciaban la Resurrección de Jesús. Los Apóstoles comenzaron a hablar de Jesús Resucitado, impulsados por el Espíritu Santo, pero con un lenguaje que la gente comprendía.

Nos animamos a interpretar que no es que los Apóstoles hablaban diversos idiomas, al estilo de políglotas intelectuales, sino que su anuncio tocaba la situación de vida concreta de cada uno de los que estaban allí. Su anuncio iluminaba las diversas realidades. Por eso la gente comprendía.

Nos recuerda el Papa Francisco en Evangelii Gaudium:

«Confesar que el Espíritu Santo actúa en todos, implica reconocer que Él procura penetrar toda situación humana y todos los vínculos sociales. […] La evangelización procura cooperar también con esa acción liberadora del Espíritu. […] Desde el corazón del Evangelio reconocemos la íntima conexión que existe entre evangelización y promoción humana, que necesariamente debe expresarse y desarrollarse en toda acción evangelizadora. La aceptación del primer anuncio […] provoca en la vida de la persona y en sus acciones una primera y

fundamental reacción: desear, buscar y cuidar el bien de los demás. » (EG 178)

«De nuestra fe en Cristo hecho pobre, y siempre cercano a los pobres y excluidos, brota la preocupación por el desarrollo integral de los más abandonados de la sociedad. « (EG 186)


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Uniéndonos a las palabras de Mons. Angelelli podemos afirmar que la evangelización, la misión, debe llevarse siempre «con un oído en el pueblo y otro en el Evangelio». Por tanto, debemos conocer la realidad de los jóvenes a los que somos enviados, porque si no, no nos comprenderán. Debemos escuchar su lenguaje - ¿0 qué “lenguas” hablan?-, para poder salir su encuentro con palabras y gestos de misericordia.

Como país, estamos atravesando un momento de transición, que afecta la vida de cada familia. Reina la incertidumbre de qué pasó, qué pasará y de cómo debemos enfrentar en día a día y qué decisiones tomar.

Cambió el gobierno, cambiaron nuestros representantes, pero los pobres, los marginados, los adictos, los excluidos, los discriminados, los que no encuentran un sentido a sus vidas… permanecen. Y nuestra misión también. Providencialmente a este tiempo que vivimos como argentinos, el Papa Francisco ha invitado a toda la Iglesia a celebrar un Año Santo de la Misericordia, poniendo en el centro de la evangelización a los enfermos, hambrientos, sedientos, peregrinos-inmigrantes, desnudos, presos y enfermos.

En momento del temario, queremos mirar la realidad. Contemplarla, entender qué pasa, quiénes son los que con urgencia necesitan de la misericordia de Dios. Para tratar de comprender qué “lenguaje” entienden, cuáles gestos necesitan para comprender y hacer experiencia de la misericordia de Dios.

Tenemos que lograr que todos los que vivamos la Vigilia de Pentecostés 2016, nos inundemos de las diversas realidades juveniles a las que todavía no llegamos con nuestro anuncio.

Nos pueden ayudar aquí las 14 Obras de Misericordia corporales y espirituales. Detrás de ellas se encuentran realidades a las que la Iglesia se siente impulsada.

Obras de Misericordia CORPORALES

1) Visitar a los enfermos. 2) Dar de comer al hambriento. 3) Dar de beber al sediento. 4) Dar posada al peregrino. 5) Vestir al desnudo. 6) Visitar a los presos. 7) Enterrar a los difuntos.

Obras de Misericordia ESPIRITUALES

1) Enseñar al que no sabe. 2) Dar buen consejo al que lo necesita. 3) Corregir al que se equivoca. 4) Perdonar al que nos ofende. 5) Consolar al triste. 6) Sufrir con paciencia los defectos del

prójimo. 7) Rezar a Dios por los vivos y por los

difuntos.


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ANUNCIO DE LA PALABRA | ¿A qué nos invita?

Luego de la Invocación del Espíritu Santo y de Contemplar la realidad, llega el momento del Anuncio de la Palabra. Abriremos el corazón a la Palabra de Dios.

La iglesia, desde los primeros tiempos, anhela oír esa Palabra que ilumina la vida, que abre caminos nuevos y que con el impulso sin límites del Espíritu, la pone en marcha.

El texto que iluminará la Vigilia de Pentecostés 2016 es el que nos propone el Plan Pastoral Arquidiocesano: Mateo 9, 9-13, que relata el llamado de Mateo:

“Al irse de allí, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: «Sígueme». Él se levantó y lo siguió.

Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con él y sus discípulos. Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: «¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?». Jesús, que había oído, respondió: «No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores»…”

Algunas claves a tener en cuenta1:

La Palabra nos presenta dos escenas contrapuestas y complementarias a la vez, que encuentran su sentido pleno en la argumentación de Jesús, al final...

Primera Escena:

Mateo, recaudador de impuestos está “sentado” en una “mesa” de recaudación de impuestos. Podemos decir, una “mesa” de acumulación de riqueza mal habida. Sabemos que esta profesión se caracterizaba por la codicia y el abuso. Esto hacía que los consideraran “pecadores” y “descreídos”.

El texto subraya la actividad y el rol de Mateo. Estaba “sentado” a la “mesa”. Instalado en el ámbito del poder, en una actitud de quien tiene autoridad y poder, la silla es un símbolo sociológico de autoridad. De un lado, de la mesa estaba él y lo que él representaba, y del otro el pueblo oprimido y empobrecido. Excluido y descartado. La “mesa” del recaudador viene presentada como una “mesa de exclusión”, una mesa que distancia, que excluye y margina. Una mesa que genera violencia y provoca rencor, rabia, agresividad. Al estado estático de Mateo viene contrapuesto el de Jesús, que en movimiento, viene caminando. Él siempre está en movimiento.

El encuentro con Mateo, Jesús lo “ve” al recaudador y le ofrece una consigna “sígueme”. Esta consigna implica ya un mutuo verse y acogerse. El paso de Jesús implica el encuentro con él. El encuentro con Jesús implica siempre un cambio de actitud. Un cambio existencial, un dejar atrás el pasado de pecado y orientar la mirada hacia un horizonte nuevo. Mateo se sintió acogido, comprendido, amado, no obstante su rol, no percibió rechazo, ni condena, de hecho se “levantó”. Dejó el signo que lo separaba y distanciaba de los demás, esa mesa excluyente, indicando así su cambio interior. Además lo siguió, se puso en movimiento, un movimiento que surge del encuentro no solo con Jesús, sino con los otros que también seguían a Jesús, es decir,

1 Cfr. ILUMINACIÓN BÍBLICA, Fray Miguel Ángel López. Encuentro Pastoral Arquidiocesano 2016.


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con la comunidad de discípulos y discípulas, que como Jesús, también deberán acoger y hacer suyo al recaudador convertido en nuevo discípulo.

Ya no hay mesas que separen, sino un camino que une y hermanos que acompañan. Dejó atrás su pasado cambiando de profesión. Ahora puede mirar la vida con la misma mirada de Jesús y sus discípulos.

El nombre del recaudador es: Mateo. Nombre que en hebreo significa “don de Dios”. Parecería que el narrador quisiera insistir en el hecho de que para Jesús, y todos los que lo siguen, “todos” los seres humanos son “don de Dios”, potenciales hermanos.

Segunda Escena:

Se presenta con una dinámica totalmente diversa. La “mesa” vuelve a estar al centro, pero ahora no separa ni distancia, sino, en la “mesa” que todos se sientan. Es una “mesa” de fiesta, de alegría. No es una mesa que excluya o margine, todo lo contrario, incluye e invita a todos a participar. Por la narración, todos parecen invitados a la fiesta. De hecho se habla de una casa que da la sensación de que tenga las puertas abiertas, ya que todos pueden ingresar.

Se subraya intencionalmente que “acudieron muchos publicanos y pecadores”. Lo que relaciona la segunda escena con la anterior. Todo hace suponer que entre estos recaudadores este presente Mateo el que siguió a Jesús y los suyos. Todos alrededor de la mesa, están alegres y compartiendo el gozo, menos los fariseos que vienen presentados molestos y disconformes lamentándose a los discípulos por la actitud de Jesús

Conclusión de la narración

Estas protestas, dan la ocasión a Jesús para argumentar el sentido y la motivación de sus actitudes. Para sostener la validez de su comportamiento, Jesús invita a sus cuestionadores a leer e interpretar justamente estas palabras: “Misericordia quiero y no sacrificios” Oseas 6,6

Jesús subraya que sus comportamientos se armonizan perfectamente con las perspectivas de Dios, ya que, como indica el profeta, Dios es y quiere Misericordia. Misericordia expresa la actitud materna de un amor entrañable. Traduce el concepto hebreo de rahamin que es el amor materno ante un hijo. Se trata de un amor incondicional. Esto es lo que le interesa a Dios, que sus hijos puedan ser rehabilitados y reintegrados en su gran pueblo y en su proyecto del Reino. Esto, insiste Jesús, es lo que se debe “aprender” y “comprender”.

La Mesa de Dios, en la casa- comunidad de Jesús, no excluye, sino que está abierta a todos. Todos están invitados a “sentarse” como hombres libres, en la casa. La llamada vocacional de Mateo indica la apertura a todos. La “mesa-banquete” en clave de “misericordia” siempre incluye y siempre acoge.

En este momento, recibimos la Palabra, la proclamamos y la acogemos en nuestro corazón. El Espíritu Santo nos permite comprender las enseñanzas de Jesús, comprender su Palabra y nos da la fuerza para ser sus testigos. Pero no podemos ser mensajeros de una Buena Noticia que no conocemos, por eso le pedimos al Espíritu que nos explique las Escrituras, que abra nuestra mente y nuestro corazón para recibir su Palabra, comprenderla y meditarla en comunidad. Luego de habernos enfrentado a la realidad que nos toca vivir y habiendo identificado quiénes son nuestros hermanos, nos dispondremos a reflexionar sobre el Evangelio proclamado, a la luz de las siguientes preguntas: ¿Qué sucede en este pasaje del Evangelio? ¿Quiénes son los personajes involucrados en este relato? ¿Qué hacen? ¿Qué dicen? ¿Cómo comienza y cómo termina la historia? ¿Cuál es el mensaje para nosotros?


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ADORACIÓN | Hacer experiencia de la mirada misericordiosa de Jesús.

“Lo miró con misericordia y lo eligió”

(Lema del pontificado de Francisco)

En este momento nos adentramos al encuentro con Jesús. Un encuentro cara a cara con Él en la Eucaristía. Quien se esconde allí, es el mismo Señor que mientras caminaba con sus discípulos posó la mirada sobre Mateo y lo llamó, cambiando su historia, transformando su realidad, proponiéndole un nuevo proyecto.

Dejarnos mirar por Jesús, oír su llamado nos impulsa a transitar caminos nuevos junto a otros. Este es el momento para mirarlo cara a cara y en el silencio de nuestra oración preguntarle: ¿Qué querés de nosotros como jóvenes de la Iglesia de Córdoba? ¿Qué nos pedís? ¿En qué “mesas excluyentes” nos hemos instalado? ¿Quiénes son los que faltan en nuestra mesa? ¿Con quiénes no caminamos como hermanos?

Se abre aquí un momento de diálogo comunitario con el Señor, es un encuentro de los jóvenes de Córdoba con el Señor. Para que él nos mire con misericordia y vuelva a llamarnos.

Nos recuerda el Papa Francisco:

El Espíritu Santo, “nos hace hablar con Dios. La oración es un don que recibimos gratuitamente; es diálogo con Él, en el Espíritu Santo, que ora en nosotros y nos permite dirigirnos a Dios llamándolo Padre, Papá, Abba; y ésta no es solamente una ‘forma de decir’, sino que es la realidad, nosotros somos realmente hijos de Dios”.

En los últimos años, uno de los momentos más fuerte de la Vigilia de Pentecostés es la Adoración Eucarística. Por ello queremos cuidar y seguir embelleciendo este momento. Para ello siempre proponemos comenzarlo con una dinámica que invite a ponernos cómodos, para poder iniciar la Adoración Eucarística dentro de un clima de disponibilidad corporal y espiritual. En este momento de la noche, queremos que todos los presentes hagan experiencia de la mirada misericordiosa de Jesús. Y con los ojos fijos en Él, entremos en un diálogo sincero con Jesús Eucaristía. A Él, le pediremos que su Espíritu nos impulse. Que nos envíe, como a los Apóstoles en Pentecostés, hacia aquellos hermanos que están en las periferias, que hablan otros lenguajes, que están excluidos de nuestra mesa, que anhelan experimentar la misericordia del Señor y que como iglesia todavía no salimos a encontrarnos.


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MISA DE ENVÍO MISIONERO | Compromiso, bendición y envío.

“La Iglesia está llamada a salir de sí misma,

e ir hacia las periferias, no solo las geográficas, sino también las periferias existenciales”

(Papa Francisco)

“

Este es el momento del compromiso, después de haber contemplado la realidad, de haber oído la Palabra, de habernos dejado mirar por Jesús y experimentar su misericordia: ¿Podemos permanecer iguales? Indudablemente el Espíritu Santo en cada momento de la noche nos ha impulsado a caminos nuevos, nos ha interpelado, nos ha hecho una invitación.

Antes de Pentecostés vemos a los Apóstoles temerosos y tímidos, torpes para comprender las Escrituras y las enseñanzas de Jesús. Pero luego de recibir el Espíritu Santo en Pentecostés, cambiaron totalmente: recibiendo ese impulso sin límites, se lanzaron a caminar juntos sin ningún miedo, anunciando la Buena Noticia de la Misericordia, con palabras y gestos concretos. Se les soltaron las lenguas, pudieron hablar a las realidades concretas y diversas del mundo.

Nos recuerda el Papa Francisco:

“Los teólogos antiguos decían: el alma es una especie de barca de vela; el Espíritu Santo es el viento que sopla la vela para hacerla avanzar; la fuerza y el ímpetu del viento son los dones del Espíritu. Sin su fuerza, sin su gracia, no iríamos adelante. El Espíritu Santo nos introduce en el misterio del Dios vivo, y nos salvaguarda del peligro de una Iglesia gnóstica y de una Iglesia autorreferencial, cerrada en su recinto; nos impulsa a abrir las puertas para salir, para anunciar y dar testimonio de la bondad del Evangelio, para comunicar el gozo de la fe, del encuentro con Cristo. El Espíritu Santo es el alma de la misión. Lo que sucedió en Jerusalén hace casi dos mil años no es un hecho lejano, es algo que llega hasta nosotros, que cada uno de nosotros podemos experimentar. […] Es el Espíritu Paráclito, el «Consolador», que da el valor para recorrer los caminos del mundo llevando el Evangelio. El Espíritu Santo nos muestra el horizonte y nos impulsa a las periferias existenciales para anunciar la vida de Jesucristo. Preguntémonos si tenemos la tendencia a cerrarnos en nosotros mismos, en nuestro grupo, o si dejamos que el Espíritu Santo nos conduzca a la misión.”2

Este es el momento culmen de la noche: la Celebración de la Eucaristía. Donde todos nos sentaremos en una misma mesa, para la fracción del pan. Para alimentarnos de Jesús Pan de Vida, que en la comunión nos hace un solo cuerpo. Reunidos, como hermanos que caminan juntos, haremos un alto y daremos gracias a Dios por todo lo vivido. La Misa ("missio") termina con el envío de los fieles a responder comprometidamente al llamado de Jesús en su vida cotidiana.

Por eso la Misa de nuestra Vigilia no es una “Misa de clausura”, sino de APERTURA a un TIEMPO DE MISIÓN. En la Misa los jóvenes de Córdoba asumiremos el compromiso de responder al #IMPULSOsinLÍMITES del Espíritu Santo, que nos hace salir a ser testigos de la misericordia, enviándonos a todos los rincones de la arquidiócesis a ser testigos de la misericordia. Por ello finalizaremos la Misa recibiendo de nuestro Arzobispo una bendición especial de envío misionero.

2 PAPA FRANCISCO, Homilía de la Misa con los Movimientos Eclesiales en la Solemnidad de Pentecostés, Roma,

Domingo 19 de mayo de 2013.


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• Gesto y compromiso misionero • El Plan Pastoral Arquidiocesano para el trienio 2014-2016 nos propone que “Como Pueblo

de Dios que peregrina en Córdoba, junto a los hombres y mujeres de buena voluntad, hagamos con Jesús la experiencia de mirarnos, cuidarnos y caminar como hermanos, colaborando desde comunidades fraternas en la construcción de una sociedad más justa y solidaria”.

Intentando responder a este desafío que nos hemos propuesto y respondiendo al llamado del Papa Francisco a vivir un Año Santo de la Misericordia, queremos asumir un compromiso todos los agentes pastorales y comunidades que trabajan en las diversas realidades juveniles.

Hacemos nuestras las palabras que Francisco dirigió en la Vigilia de la Divina Misericordia:

«Puede ser fácil hablar de misericordia, mientras que es más difícil llegar a ser testigos de esa misericordia en lo concreto. Este es un camino que dura toda la vida y no debe detenerse. Jesús nos dijo que debemos ser “misericordiosos como el Padre” (cf. Lc 6,36). […] Quien más la recibe (a la misericordia), más está llamado a ofrecerla, a comunicarla; no se puede tener escondida ni retenida sólo para sí mismo. […] Entonces que sea el Espíritu Santo quien guíe nuestros pasos: Él es el amor, Él es la misericordia que se comunica a nuestros corazones. No pongamos obstáculos a su acción vivificante, sino sigámoslo dócilmente por los caminos que nos indica.»

El gesto y compromiso que asumiremos consistirá en que todos los Movimientos, parroquias, colegios y comunidades juveniles, realizaremos gestos misioneros concretos en las zonas pastorales en las que estamos insertos, acompañados por una imagen del Cura Brochero que estará presente en cada acción que realicemos. Es por ello que habrá 18 “Brocheritos misioneros”, uno por cada zona pastoral.

Hasta el Encuentro Con Cristo, en el mes de octubre, habrá tiempo para pensar y llevar adelante esos gestos misioneros. Esto favorecerá que los jóvenes de las distintas zonas pastorales estén comunicados, coordinen las fechas de cada gesto dentro de su zona pastoral, quizás hasta puedan llevar adelante actividades en conjunto, etc.

A la hora de pensar estos gestos misioneros, podemos inspirarnos en las Obras de Misericordia corporales y espirituales.

Deseamos que desde mayo a octubre en nuestra Arquidiócesis los jóvenes caminemos juntos, y no nos resistamos a ese “impulso sin límites” que el Espíritu Santo pone en nuestros corazones. Ojalá logremos que en nuestras zonas pastorales las diversas comunidades juveniles podamos caminar como hermanos, llevando adelante actividades y gestos misioneros, que comuniquen la misericordia de Dios, a realidades a donde todavía nos falta llegar y al mismo tiempo vayamos caminando juntos hacia la canonización de Brochero.


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DATOS GENERALES FECHA: Sábado 14 de mayo de 2016

LUGAR: Colegio Hermanas Dominicas de San José. (Mariano

Moreno 108, Ciudad de Córdoba)

HORARIO: 23.00 hs. a 05:00 hs.

CONTRIBUCIÓN: $35.

ESTRUCTURA GENERAL

23:00 hs. BIENVENIDA y ANIMACION

23:30 hs. SHOW DE APERTURA

23:40 hs. CONDUCTORES

23:50 hs. INGRESO DE LA IMAGEN DE LA VIRGEN


00:10 hs. PRIMER MOMENTO: INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

00:40 hs. ANIMACIÓN Y BREAK


01:00 hs. INTERVENCIÓN

01:05 hs. SEGUNDO MOMENTO: CONTEMPLAR LA REALIDAD



02:00 hs. TERCER MOMENTO: ANUNCIO DE LA PALABRA



02:55 hs. INTERVENCIÓN

03:00 hs. CUARTO MOMENTO: ADORACIÓN

03:40 hs. PRESENTACIÓN DEL GESTO MISIONERO

03:45 hs. AGRADECIMIENTOS

04:00 hs. CUARTO MOMENTO: MISA DE ENVÍO

05:00 hs. CIERRE


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NOVEDADES DE LA VIGILIA 2016

Este año contaremos con cuatro espacios donde vivir la Vigilia, que serán animados de

manera especial:

- Salón central: donde se desarrollará el temario general de la vigilia.

- Patio: allí habrá diversas intervenciones y actividades.

- Lugar de la Reconciliación: allí se habrá sacerdotes que estarán disponibles para

charlar o administrar el sacramento de la Reconciliación.

- Lugar de Adoración: En ese lugar estará expuesto el Santísimo, desde que comience

la Vigilia hasta el momento de Adoración Central.

Realizaremos un gesto en conjunto con el ENCUENTRO CON CRISTO. Que consistirá en

un envío misionero en las zonas pastorales donde nos encontramos. Tendrá un inicio en

la Vigilia y concluirá en el ECC, dónde proyectaremos imágenes, videos y compartiremos

testimonios de la realización del mismo.

En algún momento del temario, habrá división por edades para compartir y reflexionar.

EQUIPO COORDINADOR

COORDINACIÓN GENERAL

Maximiliano Arévalo (contacto: 0351-155722123/ [email protected]) Laura Agüero (contacto: 0351-153911749/ [email protected]) María Fernanda Oliva (contacto: 0351-156322901/ [email protected]) Emiliano Carrizo (contacto: 0351-156073373/ [email protected])

ASESORES

Pbro. Pablo Márquez (contacto: 0351-155329636/ [email protected]) Pbro. Leandro Arias (contacto: 03543-156411841/ [email protected])

Esperamos contar con la presencia de muchos jóvenes, para vivir una noche de oración, en la que el Espíritu Santo nos impulse a una misión sin límites… Nos alegramos por las comunidades que esa misma noche en sus colegios, parroquias y zonas pastorales llevarán a cabo otras vigilias juveniles. Nos ponemos a disposición para compartir material, el lema, el temario, experiencias, etc.

¡Caminemos juntos!

mailto:[email protected]






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