doctrina judÍa sobre la muerte

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DOCTRINA JUDA SOBRE LA MUERTE Lourdes Rensoli Laliga Universidad Europea de Madrid A las vctimas de los demenciales atentados a las Torres Gemelas de New York

A qu nos referimos cuando hablamos de la doctrina juda sobre la muerte? A la bblica? A la contenida en el Talmud? A la del Judasmo reformista o liberal? A la expuesta por alguno de los filsofos judos o de las principales autoridades en la Halak? la de la Kabbalah? la del Hasidismo? Y cada una de ellas, en qu etapa? Hay serias dificultades para responder a partir de alguna de las interrogantes anteriormente enunciadas. La primera de ellas es que en ninguna de esas fuentes o ramas del Judasmo hay una sola doctrina sobre la muerte. Le siguen otras, no menos importantes: como consecuencia de la diversidad de concepciones sobre la muerte presente en cada una, existen contradicciones entre ellas. Qu hacer adems con las interrelaciones? Que no siempre existieron. Las grandes figuras aparecidas en las sucesivas etapas histricas han enriquecido en muchos casos dichas concepciones, o al menos han hecho variar los marcos y lmites de su aplicacin. Las condiciones propias de cada poca han hecho el resto1. Esto, sin apartarse de la fidelidad a la Escritura. Pero, qu es fidelidad a la Escritura? La reproduccin exacta en la vida de sus mandatos y situaciones ejemplares? Algo muy difcil, si no imposible de lograr. La interpretacin sujeta a reglas de estos? A qu reglas? Qu las garantiza? Cules son entonces los lmites y las condiciones de la interpretacin? Problema tan importante como la interpretacin misma o, como se ha dado en decir hoy, cualquier posible lectura del texto. El Judasmo Ortodoxo considera ser totalmente fiel a la Escritura, aunque actualice sus postulados y normas, y lo mismo creen el Reformista y el Liberal, al opinar que ciertos aspectos de la Ley y de la Revelacin fueron enunciados de determinados modos en consonancia con la poca, pero que los avances sociales y cientficos permiten derogar algunos y flexibilizar otros. Adems, qu es la muerte? La definicin mdica de la muerte vara histricamente; est vinculada al nivel de conocimientos sobre los seres vivos

propio de cada poca, resultante slo de la observacin en ciertas etapas, como lo atestiguan los libros de Hipcrates y de Galeno y que no ha contemplado, hasta etapas bastante recientes, las posibles excepciones, sean estados de catalepsia o de coma, de los que a veces sale el paciente por s mismo y que han dado lugar inclusive a episodios trgicos. Otra cosa es meditar sobre su posible significado y sus implicaciones filosficas o religiosas y obliga a plantear la pregunta por su sentido, inseparable del sentido de la vida. Surgen entonces otras preguntas: es una muerte tranquila una recompensa por una vida piadosa? es una muerte dolorosa un castigo? Habra muchas objeciones a respuestas positivas y, por lo mismo, encontrar algunas medianamente satisfactorias exige abordar antes numerosas cuestiones. Estas premisas hermenuticas permiten comprender por qu el Judasmo rabnico, heredero del Farisesmo, establece la relacin entre Torah oral y Torah escrita como punto de partida de los principios doctrinales y prcticos del Judasmo2. Adems, las respuestas son por naturaleza posibilidades, mltiples, a veces contradictorias entre s; otras, slo provisionales, limitadas por las circunstancias y por las caractersticas de quien responde. La pregunta en cambio es la expresin del asombro, de la reflexin o del inters humanos. La pregunta suele quedar en pie cuando la respuesta se ha revelado ya como insuficiente o no vlida. Puede y debe ser reformulada tambin, pero su ncleo seguir siendo vlido, mientras exista el fenmeno al que se dirige. El Judasmo, como doctrina, es un saber preguntar sin aferrarse a ninguna de las respuestas posibles. Hablar en su caso de la concepcin acerca de un problema constituye entonces una generalizacin til, incluso necesaria para exponer y explicar los puntos de vista existentes, no de un dogma establecido; menos aun de una respuesta concluda, aunque, como en toda religin, filosofa o teologa, exista un conjunto de principios o de interpretaciones de estos que poseen un consenso amplio, inclusive generalizado. A este ngulo de la cuestin se refieren las tesis y argumentos expuestos en el presente trabajo, centrado en una idea: en la mayor parte de las corrientes judas actuales, el hombre ha sido creado para la vida, no para la

muerte, que constituye un episodio, un trnsito entre diversas formas de la vida y/o del existir. Por ello la primera de las ideas a destacar en este mbito es que muerte y trascendencia constituyen dos cuestiones inseparables. Adems, en la mayor parte de las corrientes judas, la muerte es slo un episodio, reiterado o no, en el curso de una existencia inmortal. La muerte en el Tanak La muerte forma parte del tikkun3 de la humanidad. Transgresin y muerte estn unidas desde la creacin del ser humano. Este ha sido advertido de que comer del rbol acarrear la muerte. Pero no en sentido inmediato, sino como realidad que se abre ante el hombre. La muerte est vinculada esencial y genticamente--no de forma directa ni inmediata--al conocimiento del mal y al discernimiento entre ste y el bien. Es entonces la apertura a la contradiccin, cuya mxima expresin tiene lugar en el mbito moral, la que trae consigo la muerte. La plena libertad, o quizs mejor dicho, el uso pleno de la libertad tiene como implicacin la muerte como realidad. El reconocimiento humano de la propia finitud individual, al menos en el plano corporal. Hay ms: antes de la cada, el hombre piensa en la transgresin y en la muerte como fenmenos que se condicionan entre s de forma inmediata, en relacin de causa-efecto. Slo despus aprender que no es as, que la muerte, ya inevitable, es, con todo, una posibilidad siempre abierta cuya realizacin tendr lugar en un tiempo desconocido para el comn de los hombres, revelado slo a patriarcas y a grandes profetas, y unida a la esperanza de la inmortalidad4. No hay que olvidar que el carcter conflictivo de la vida, sujeta al acaecer, produce el dolor y la alegra y que a sus altibajos est sujeto el individuo. La cesacin de ambos constituye lo que se llama comnmente el descanso, y por ello los ritos fnebres tienen como fin garantizarlo, librar al muerto de los conflictos que la destruccin del cuerpo trae aparejados. Si el ser humano no pudiera morir, una vez conocidos el bien y el mal, no habra para l descanso, pero tampoco su vida tendra un sentido ltimo. El hombre descubre muy pronto que la muerte sobreviene tambin por la mano humana, al producirse el asesinato de Abel por Can, de modo que la posibilidad de auto inflingirla o inflingirla a otros es, podra decirse, una

tenebrosa dimensin de la libertad, la que distancia definitivamente al propio ser del Otro y condena al egosmo y a la soledad. Una libertad que se destruye a s misma porque impide toda trascendencia moral5 y que slo la mano divina podr restituir, de modo que el asesino pueda comenzar de nuevo, vale decir, descubrir o redescubrir al Otro. El Creador protege entonces a Can de cualquier intento ajeno de vengar esa muerte. Pero, por qu? Adems, intento de quin, dado que an hay una sola familia sobre la tierra? Posibles descendientes de Abel? preadamitas?6. La que llamaramos muerte natural sobreviene, segn la Torah oral, por lo que se denomina beso del ngel, en el que el individuo exhala el Ruash Hakodesh o hlito divino que le fue insuflado en la Creacin: los Patriarcas y muchos Profetas (Moiss y Aarn, por ejemplo7) mueren de esta forma, tranquila, sin dolor, mientras que otros profetas son asesinados por idlatras (los profetas contemporneos de Eliahu Hanavi, por orden de Jezabel8). Adems, por qu el Creador protegera a un asesino poniendo una seal en su frente para que nadie lo mate, si su castigo no hubiera tenido ya lugar como soledad inmensa, irremisible9? An la Ley no ha sido dada; esto ocurrir mucho despus, con Moiss. El no matars no ha sido formulado como mandamiento. Pero adems, Can ha de tener la posibilidad de redimir su crimen a travs de mltiples encarnaciones10. Dichas encarnaciones sern abordadas ms adelante. Hay an dos formas de la muerte de las que la Kabbalah realizar peculiares interpretaciones: la elevacin total en vida, como sucede con Enoch11, y la elevacin que deja sin embargo parte del espritu en la tierra, unido al cuerpo de un mortal, como en el caso del profeta Elas12. Ellas plantean un nuevo problema: constituye la muerte un trnsito, un cambio de dimensin, o tal condicin est reservada tal vez para ciertos justos o tzadikim mientras que el comn de los mortales se extingue? Ms complejo an: se puede en parte marchar de este mundo y a la vez permanecer en parte en la tierra? Parece apoyar estas preguntas el pasaje del Predicador: Quin sabe que el espritu de los hijos de los hombres va hacia arriba y que el espritu de la bestia va hacia abajo en la tierra?13 Los tzadukim (saduceos) o karatas extrajeron (y no slo de este pasaje) la conclusin de que con la muerte concluye la existencia humana, idea que se

mantiene hoy en ciertos grupos judos y que ha dado lugar al equvoco popular de que el Judasmo no posee la nocin de inmortalidad del alma. El Judasmo farisaico, del que en lneas generales proviene el Judasmo rabnico, sin olvidar la huella esenia, aceptaba la trascendencia del alma post mortem y en muchos casos, la resurreccin del cuerpo al fin de los tiempos, idea que durante muchos siglos se cuestion fuertemente y que en nuestros das ha vuelto a suscitar gran inters14. Si en algunos Salmos15 se corrobora el escepticismo de Cohlet, en otros pasajes bblicos aparece la idea de trascendencia ms all del Seol o lugar de los muertos16, y especialmente significativo es el de la invocacin al espritu de Samuel por parte de Sal17. Estos elementos, contrapuestos sin lugar a dudas, no slo muestran-como en toda religin--la necesidad de una reflexin sobre la Revelacin, destinada a esclarecer puntos oscuros, y ofrecer a los fieles posibles lneas interpretativas; en una palabra, lo que, abreviadamente, llamamos teologa. Evidencian tambin una peculiaridad del Judasmo: la gran diversidad de opiniones y de actitudes que admite. Aunque esto pueda desconcertar a muchos, el agnosticismo, por ejemplo, siempre que no conduzca a la pasividad tica, no constituye un mal demasiado grave dentro del Judasmo. Porque, quin puede estar absolutamente seguro, sin lugar a dudas, de la existencia del Creador? De la veracidad de los hechos narrados en el Tanak? De la perfeccin y conveniencia de la Ley? Ningn hombre vivo ha sido testigo de la Creacin ni de los hechos bblicos, y cualquiera puede dudar de los testimonios o estudios en estos respectos. El hombre realiza una apuesta18 que puede llevarlo a aceptar o no el estudio y el cumplimiento de la Torah, del Talmud y de la Ley en general. Con gran objetividad, se acepta que no hay nadie libre de dudas, que existen infinitas preguntas, pero pocas respuestas indiscutibles, y que la mayora de ellas son provisionales y aceptan numerosas alternativas19. Otra cuestin importante: es el dormir una forma de la muerte en el Tanak? En efecto, all aparece este paralelo entre ambos20, pero en ningn libro de forma ms explcita que en Daniel 12, 2: Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra sern despertados, unos para vida eterna y otros para vergenza y confusin perpetua, de modo que se hace referencia directa a la resurreccin corporal. El despertar de cada maana es comparable

a la nueva encarnacin y a la resurreccin final entre quienes reconocen una y/o la otra21. La religin cristiana, por cierto, acepta la relacin entre sueo y muerte, al menos metafricamente, por cuanto Yesha Ben Josef, judo educado en la tradicin juda22, se refiere a ello23. En lo concerniente a la muerte, la Torah establece, a la par del deber de sepultar y de honrar a los muertos, los lmites que este deber tiene para los kohanim o sacerdotes: el contacto con un muerto supone contaminacin, por lo que no podrn ocuparse de ellos, salvo por los parientes ms cercanos: padre, madre, hijos y hermanos varones. Con respecto a las hijas y hermanas, slo de las vrgenes, es decir, las que no han pasado a formar parte de otra familia, encargada entonces de atenderlas24. La causa es la prioridad del culto religioso sobre algunos de los deberes que tiene todo hombre. Pues de dicho culto depende la bendicin para todo el pueblo, y el sacerdote debe estar siempre disponible para el culto, salvo casos extremos. El Sumo Sacerdote o Kohen Gadol ha de observar restricciones ms severas y ni siquiera por sus padres se contaminar, ni observar seales externas de duelo25. Hay un punto fundamental dentro de este tema que enlaza Torah y Talmud: la impureza de la muerte, y por ello, de cualquier cadver, inclusive de animales, minuciosamente descrita en el Levtico, y las condiciones de contaminacin y de purificacin. Tambin los ritos de paso. La muerte y sus ritos en el Talmud y en el Shulhan Aruj Dado que este tema no puede ser ni siquiera correctamente planteado en estos marcos a causa de su complejidad, es necesario ceirse slo a ciertos detalles de una cuestin: la inmortalidad del alma y los aspectos que abarca. El trnsito de la vida a la muerte es un perodo en extremo delicado. Se reitera tambin el ya sealado paralelo entre sueo y muerte: el dormir es la sesentava parte de la muerte26. Por eso, adems de los auxilios espirituales, se trata de hacerlo lo ms llevadero posible para el agonizante27, de modo que se asemeje al sueo. En el Judasmo, la muerte es un acto pblico, no porque asistan a l gran cantidad de personas de todas clases, sino porque no se oculta, no se reserva a los mdicos y personal asistente, ni siquiera a un allegado o dos, sino que, si no lo impiden causas mayores, se convoca a los parientes prximos28 y al resto de la familia junto al lecho del agonizante para

que lo acompaen y conforten: Es un deber asistir al moribundo y no dejarlo solo en el momento en que entrega su alma29. No est permitido llorar ni clamar cerca del que muere, para no provocar en ste miedo o dolor, y quien no pueda contenerse debe abandonar el lugar. La eutanasia activa est rigurosamente prohibida e inclusive tocar al enfermo, salvo fuerza mayor. Ambos casos se consideran asesinato. El Judasmo se muestra totalmente contrario a las costumbres de la sociedad actual en la que se tiende a ocultar al ser humano la vejez, la enfermedad y la muerte; en suma, todo sntoma de decadencia corporal, y a imponer el mito de la eterna juventud. S est permitido paliar lo ms posible los sufrimientos del agonizante, si ste lo desea. Cuando ya ha fallecido, deben volcarse todos los recipientes con agua de la casa, o al menos de la habitacin, si se trata de un hospital, y no comer ni beber en dicha habitacin mientras se vela al cadver, pues se considera que ste puede percibir lo que pasa a su alrededor durante mucho tiempo despus del fallecimiento, y, al menos al principio, siente an necesidades fsicas. Si las leyes lo autorizan, tampoco se debe permitir la autopsia del cadver, salvo fuerza mayor, en lo que coinciden las autoridades rabnicas30. La razn es que se considera que el muerto sufre por las heridas causadas en su cuerpo mientras ste ltimo subsista. Sin embargo, si el difunto lo previ en vida y lo dej dispuesto expresamente, sea por escrito o sea mediante testigos dignos de crdito, est permitida la donacin de rganos y se considera un acto muy meritorio, pues la conservacin de la vida y de la salud de un ser humano se prioriza por sobre otros preceptos. El cese de la respiracin es considerado el momento de la muerte desde el punto de vista religioso, aunque actualmente el latir del corazn constituye un fenmeno especial31. El entierro debe efectuarse el mismo da de la muerte, salvo que las leyes del pas o la ausencia de algunos familiares lo impidan. No se recomienda asistir al mismo a las mujeres de la familia32 ni a los hijos y nietos varones del difunto, si ste es tambin varn33. Hay que reiterar ante todo que El cadver, por ejemplo, impurifica cualquier cosa que entra en contacto con l, la cual, a veces, queda contaminada en tan alto grado que se convierte a su vez en una fuente independiente de impureza34. Por ello son rigurosas las leyes de purificacin: desde el hecho de lavarse las manos al salir de un cementerio35, o lavarse de pies a cabeza

cuando se ha tenido contacto con un cadver, hasta el tener en cuenta las necesidades de los muertos. Hay dos casos que merecen atencin: las mutilaciones (por accidente o por tortura) y amputaciones de miembros (accidentales o quirrgicas), y la muerte por un desmembramiento que haga difcil recomponer todo el cadver (por explosiones, combustin o causas similares). Cuando se pierde cualquier parte del cuerpo por amputacin, debe enterrarse el miembro perdido con honras fnebres, a menos que sea imposible recuperarlo (por cada al mar o haber sido quemado o devorado por las fieras, por ejemplo). Si el cadver est tan deshecho que resulta imposible rescatar todas sus partes o, si hay varios cadveres, no se puede diferenciar cada uno de ellos, es preciso reunir todo lo que se encuentre y enterrarlo con los ritos establecidos en nombre de todos los muertos del caso, a los que se hace referencia explcita, si se conocen36. Cuando no hay tumba, por desconocerse qu ocurri con el cadver o por haber sido ste totalmente destrudo, se coloca el nombre del difunto en la tumba familiar o en otra tumba designada para ello, y all se honra su memoria37. El duelo judo por un muerto, llamado Shiv, dura 7 das de forma rigurosa y hasta 30 de forma ms atenuada, y exige que la familia ms cercana, a menos que una fuerza mayor lo impida, se rena durante esos das, de ser posible, en los que los amigos y vecinos deben llevarles alimentos, pues los dolientes no deben comprarlos ni prepararlos. Se rezan ciertas oraciones, se guardan determinadas abstinencias y prohibiciones, y estn exentos de muchas obligaciones religiosas, aunque hay excepciones, condicionadas por las circunstancias38. Se trata de que los deudos tengan tiempo para vivir su dolor y asumir la prdida con personas que los consuelen a su alrededor. Pasados estos das, se reza el Kaddish39 en una congregacin de al menos 10 hombres que hayan realizado el Bar Mitzv40 y despus, en cada aniversario de la muerte o Yahrzeit. Lo ms notable es la meditacin que debe producirse acerca de las ideas de la brevedad de la vida, de la temporalidad y la eternidad. En el caso del Judasmo rabnico, en el que se centra este trabajo, se acepta que lo esencial en el ser humano, el alma o nisham, es eterno, mientras que su permanencia en el mundo, unida a un cuerpo, es bastante breve, sea nica o mltiple41. Si el

cuerpo ser o no resucitado, es una cuestin que depende de la respuesta dada por la corriente juda que la formule, sea ortodoxa, reformista o liberal. Se trata de un tema eterno y universal de reflexin, de una preocupacin permanente del hombre a travs de los tiempos. Su autoconciencia le obliga a plantearse el problema tanto de su final como del sentido de su vida, al menos en la tierra, las causas ltimas de este episodio y la posibilidad de trascenderlo. Cada religin ofrece su propia respuesta, pero en el Judasmo en general se considera que s, que dicha trascendencia se produce, aunque no del mismo modo en todos los casos. Llega a plantearse que es la muerte lo que nos hace plenamente humanos, porque es el resultado de nuestro pecado, pero es precisamente este pecado el que abre al hombre las puertas para trascender las limitaciones de la inocencia original y evolucionar, gracias al conocimiento del bien y del mal. Tambin es posible pensar que la omnisciencia del Creador tena prevista la posibilidad anterior y cre al hombre destinado a la muerte, que lo liberara del conflicto que es la vida42. Pero tambin porque el legado de cada vida va unido a la continuidad de Israel como pueblo y a su involucin o evolucin. Por lo mismo, de toda la humanidad43. A diferencia de otros monotesmos, el demonio (como mal absoluto o entidad absoluta del mal) y el infierno (como lugar definitivo e irremisible de tormento a causa de los pecados) no existen, al menos como se acostumbra a concebirlos en buena parte de la cultura occidental, de esencia cristiana. En el tratado Baba Batra (15) del Talmud se afirma: "el Satn no es ms que el instinto malo, desarrollado al nacer en todo ser humano. Es bueno insistir en que la capacidad de pecar fue descubierta por los hombres con el primer pecado, descrito en el Gnesis o Libro I de la Torah. Pero no hay pecado original, en el sentido en que lo concibe el Cristianismo: Mi Dios, el alma que me conferiste es pura44. Se trata de la admisin del mal por parte de los padres de la humanidad, que trae numerosas consecuencias para sus descendientes a lo largo de los tiempos, entre ellas la muerte y la esperanza de la inmortalidad, y nunca de un pecado transmitido, como ms tarde definira Agustn de Hipona. Una pregunta importante es: el Creador ha conferido inmortalidad al alma, o bien resucita a los muertos al final de los tiempos45? O ambas a la vez? Las oraciones matutinas que reza todo judo ortodoxo incluyen esta frase: Bendito eres, oh Seor, que devuelves las almas a los difuntos46. Sin embargo, dicha

plegaria ha experimentado varios cambios en las corrientes reformistas sobre la base de diferentes interpretaciones teolgicas, de modo que se atribuye a Dios el hecho de que haya una trascendencia despus de la muerte y se deja abierto el modo concreto de interpretarla. Pero podra tambin entenderse como restitucin corporal aunque se asuma la idea de la inmortalidad del alma, y la redaccin de la idea lo evidencia47. Del mismo modo como la ortodoxia busca su renovacin dentro de la fidelidad a la Escritura y la tradicin, sin alterar la Ley, las dems corrientes judas persiguen esa renovacin a travs de reinterpretaciones de unas y otras, que incluyen la posibilidad de derogar alguna prescripcin, en consonancia con las necesidades de los tiempos. Unas y otras indagan en las ciencias y en el acaecer para llevar a cabo estas tareas. Tampoco debe olvidarse que la Segunda guerra mundialcon los horrores de la Shoahy la creacin del Estado de Israel han influido profundamente en los nuevos caminos de la reflexin juda, sea teolgica, filosfica o poltica48. El mencionado pasaje bblico acerca de Sal que, mediante la pitonisa de Endor, interroga a la sombra del profeta Elas, plantea otro problema, que en el Talmud se trata abundantemente: Saben los muertos lo que sucede en el mundo de los vivos49? Y otra ms inquietante: Saben lo que acontecer? O la segunda posibilidad est reservada a grandes Profetas, como muestra la sombra de Elas? No yacen sin conocimiento ni memoria, sepultados en el olvido50? Preguntas que presuponen la pervivencia del alma aunque no haya llegado el ltimo da del mundo, y que, salvo la ltima, el tratado de Berajot responde de modo afirmativo: quien ha muerto sufre corporalmente por la destruccin de su carne (Es duro el dolor que le provoca el gusano al fallecido como una aguja para la carne del vivo, Sobre su propio sufrimiento corporal saben los fallecidos, mas sobre el sufrimiento ajeno no saben51). No hay entonces un viaje del alma fuera del cuerpo? S y no a la vez, respuestas conciliables si se tiene en cuenta que el Judasmo reconoce tres tipos del principio espiritual en el ser humano. El inferior, llamado nefesh, corresponde al alma animal que filsofos y cientficos diversos reconocieron, o al menos sobre la que discutieron hasta el siglo XVIII, en muchos casos bajo la influencia del Judasmo, reconocida o no52. Esta parte permanece unida al cuerpo en la tumba y sufre castigos por las transgresiones no reparadas en

vida. A ella corresponden los ejemplos citados acerca del padecimiento de los muertos por la descomposicin del cuerpo y su conocimiento de lo que sucede en el mundo, a menudo del futuro inmediato53. Existe una costumbre, derivada de estas convicciones: el aniversario de la muerte de Simn Bar Jochi, a quien se atribuy durante mucho tiempo la autora del Zohar54, se celebra como una gran fiesta (Lag-ba-Omer), sobre todo en la tierra de Israel, pues ese da su alma proyecta una luz benfica sobre el mundo desde la tumba. Es costumbre colocar sobre dicha tumba comida y bebida bien tapadas55 para que absorban la energa que se emite, y ms tarde se ingieren. Tambin se encienden fogatas en memoria de la luz que Bar Jochi trajo al mundo, entre otras tradiciones. El alma inmortal o nesham sale del cuerpo y se eleva al Jardn del Edn de lo Alto, sin perder su carcter individual. Es el retorno a la existencia previa al nacimiento56. El ruash o espritu puede permanecer hasta un ao en la gehenna o gehinom, para purgar sus faltas, al cabo del cual es liberado. Se trata de un estado de castigo, pero no del infierno, como se concibe en otras religiones del Libro y no es eterno57. Esta doctrina sobre el alma enlaza Talmud y Kabbalah y permite comprender algunas cuestiones fundamentales en ambos, sobre todo, las relaciones entre vivos y muertos, la reencarnacin y otros aspectos escatolgicos. No hay que olvidar tampoco los incontables ejemplos de la narracin juda de historias cuyo carcter teolgico ha sido establecido desde hace tiempo58. La parbola, la hagiografa (en la que no faltan elementos imaginativos), las muchas versiones que suele haber de una importante historia troncal forman parte del Tanak, del Talmud y la Haggad, sin contar las referentes a figuras cimeras59, y mediante ellas se expresan y transmiten las ms importantes ideas. En todas la muerte se presenta como un accidente, triste pero no irreparable y siempre esperanzador, se afirma la pervivencia del alma y se tratan sus vnculos con el mundo fsico y quienes lo habitan. Hay judos sin embargo que no creen en la inmortalidad, al menos individual, lo que generalmente no los excluye de sus congregaciones. Las ideas sobre la muerte y las reglas y ritos que la acompaan confirman el valor absoluto que cada ser humano, como ser creado a imagen y semejanza divinas, posee en el Judasmo.

La muerte en la Kabbalah A lo largo de los siglos, muchos han tildado a la Kabbalah de doctrina mgica y hasta demonaca60. La Kabbalah constituye la esencia y el fundamento del misticismo judo. Hubo inclusive momentos, sobre todo desde el siglo XVIII hasta la primera mitad del XX, en los que el Judasmo rabnico, impregnado del racionalismo talmdico, lleg a mirarla con malos ojos, hasta surgir conflictos entre rabinos ortodoxos y cabalistas61, y con un movimiento tan impregnado de la Kabbalah como el hasidismo62. Desde hace tiempo se acepta que Kabbalah y Talmud, misticismo y ortodoxia no se excluyen mutuamente, sino que se complementan, aunque se es libre de elegir la lnea que se prefiera. Pues la Kabbalah es, ante todo, una peculiar interpretacin de la Torah, que tiene en cuenta la tradicin escrita y la oral, que incluyen los aportes de los msticos, y se propone aplicarlos a la vida cotidiana para perfeccionarla y mejorarla material y espiritualmente63, y con ella, a toda la Creacin, puesto que la ms modesta parte de esta ltima repercute sobre la totalidad, de modo que el cabalista colabora con el proceso de redencin del universo, pues su afn de perfeccionamiento, tanto personal como universal, contribuye a acelerar la llegada del Mesas64. Para la Kabbalah son vlidos los principios y reglas ya expuestos. En el acpite precedente se hizo constar que la concepcin expuesta acerca del alma enlaza actualmente a la Kabbalah con el Talmud. Tngase en cuenta que la mstica juda, como sucede en otras concepciones msticas, admite peculiares relaciones entre alma y cuerpo, de modo que nefesh, el alma vegetativa, permanece unida al cuerpo, mientras nisham, el alma racional e intuitiva es capaz de salir del mismo, sea temporalmente en el sueo, sea de forma definitiva en la muerte65. Con Rab Isaac Luria, la doctrina cabalstica acerca de la muerte alcanz un punto fundamental de desarrollo66. Su concepcin parte de que, cuando Dios cre el alma de Adam, cre con l la totalidad de las almas que en el transcurso del tiempo han de venir al mundo inferior (hay un mundo "superior" espiritual y un mundo "inferior" material). Tambin entonces fueron creadas las almas de los ms bajos niveles. Ya se ha indicado que la Kabbalah reconoce tres modalidades del alma: nefesh, ruash y nisham. Segn la que cada

individuo procure y logre desarrollar, y de qu modo, ser mayor o menor su elevacin espiritual y su destino tras la muerte se diferenciar. Desde el principio, con Adam, fueron creadas las almas de todos los seres humanos que deban venir a la tierra. Aunque antes del nacimiento el alma disfruta de la trascendencia, es necesario que descienda a malkuth, la regin de lo material, para que se haga digna de recuperar la presencia divina perdida mediante una vida pura y ajustada a la forma de la Ley que le corresponda67. La independencia de esa alma con respecto al mundo superior y su libertad suponen la encarnacin en un cuerpo y la sujecin al conflicto y a la contingencia. Segn la Kabbalah, la reencarnacin o guilgul (pl.: guilgulim) existe68, y se limita al ser humano69. Tiene lugar en dos casos: el primero es el del justo (Tzadik) que retorna a la tierra una o varias veces para continuar esparciendo el bien. El segundo se refiere al individuo que, en el transcurso de una existencia, no ha logrado completar su misin o tikkun en la tierra, que incluye una vida acorde con los mandamientos divinos que le correspondan y la reparacin de las faltas cometidas en dicha existencia o en alguna de las anteriores. Tikkun y destino no son conceptos equivalentes70, pues la libertad humana puede cambiar el curso de la vida, para bien y para mal, sino que se trata de cuanto un ser humano concreto ha acumulado espiritualmente a travs de sus actos, tanto en sentido positivo como negativo71. Pueden producirse varias reencarnaciones hasta que esa alma est en condiciones de marchar al mundo superior. Ello no excluye la permanencia durante un tiempo en el gehinom ni los sufrimientos de la tumba que acompaan a cada muerte, mediante los que el fallecido logra abandonar la perspectiva corporal, terrena y acceder a la del alma desencarnada, que aspira a alcanzar la trascendencia divina y a unirse con ella. La Kabbalah estima que la mayora de las almas son viejas en este mundo, que ya han encarnado una o ms veces, lo que explica, desde su perspectiva, algunos fenmenos: reminiscencias en forma de ideas o de afinidades con momentos precedentes en el tiempo o con personas ya muertas (la conocida sensacin de lo ya vivido), los sueos y ensueos en los que el sujeto se ve a s mismo con otras caractersticas fsicas y en situaciones que no ha vivido en la existencia presente, y en especial, las dificultades de cierto tipo o las

circunstancias especiales que se reiteran a lo largo de su vida. Ello no significa que todos y cada uno de los casos difciles que vive o de sus visiones en sueos contenga un mensaje de una vida pasada suya o de otra persona allegada ni que se nieguen las explicaciones aportadas por la psicologa y la psiquiatra, las que actualmente estudia al menos la mayora de los cabalistas. Verificar o no en dichos fenmenos los elementos de vidas pasadas requiere un estudio especial. Las reencarnaciones o guilgulim pueden producirse en nuevos seres humanos o en animales, aunque hay escuelas que excluyen la posibilidad de estos ltimos. En qu tipo de hombre (o de animal, si se admite) se reencarna depende del grado de evolucin del alma en cuestin y qu clase de transgresiones se han cometido en cada caso sin llegar a ser saldadas72. Si a lo largo de un cierto nmero de encarnaciones, variable segn las caractersticas de dicha alma, sta no ha evolucionado, sino que se ha envilecido ms, hasta tornarse empedernida en el mal, no vuelve a encarnarse y vaga por lugares desiertos o intenta posesionarse del cuerpo de algn hombre o animal hasta el fin de los tiempos, cuando tenga lugar, tras la llegada del Mesas, la redencin general del universo. Esto explica en la concepcin cabalstica por qu se habla de casas embrujadas o de lugares tenebrosos o habitados por espritus malignos, as como los casos de posesin, debida a malos espritus, en los que el afectado, estando en una especie de trance, puede hablar con una voz ajena o sobre cuestiones que desconoce en lo absoluto, inclusive vaticinar algo sobre el futuro pues, segn se ha explicado, los muertos saben lo que ocurre en el mundo. Existen medios de proteccin contra los dybukim, pero el fundamental consiste en observar los mandamientos y llevar una vida acorde con ellos, pues se considera que, si el dybuk puede poseer a alguien, esto se debe a faltas sin reparar por parte del posedo que abren la puerta al mal. Al ser liberadas estas personas, pierden esa facultad, diferente del espritu de profeca, porque no la otorga el Creador a ese individuo en particular, sino que se debe al dybuk que lo ocupaba73. Esto se refiere por supuesto a los casos en los que dicho trastorno excede los lmites de las explicaciones cientficas y los tratamientos mdicos. En otras etapas de la historia, en las que el poco desarrollo de la medicina no

permita comprender ni curar muchas patologas, las enfermedades mentales y neurolgicas se atribuan en su mayora a causas ajenas al mundo fsico. Entre los judos, los cabalistas y terapeutas, a veces reunidos en la misma persona, eran los nicos que podan curar a algunos y procurar algn alivio a otros74. Actualmente un cabalistalo que excluye a farsantes, curanderos y miembros de sectas--comenzara por determinar qu casos entre los que solicitan su ayuda le corresponden al neurlogo o al psiquiatra, y en cules puede l mismo aportar una explicacin y una solucin, en ocasiones paralelamente al trabajo del facultativo y sin interferirlo. Cada alma (nisham) est compuesta por chispas, cohesionadas por una central, que las convierte en un conjunto coordinado75. La reencarnacin o guilgul no se produce por simple peregrinacin de un alma a otro cuerpo, como quien emigra de un domicilio a otro. Chispas de una misma alma pueden ir a encarnar en diferentes individuos, al igual que un mismo sujeto suele poseer chispas de diferentes almas, lo cual se muestra en el Pasaje antes comentado sobre la ascensin del profeta Elas y la peticin de su discpulo Eliseo. Esta concepcin permite entender el fenmeno denominado ibbur o "embarazo de almas" (dos o ms almas pueden habitar en un mismo cuerpo en ciertos casos). Esta coexistencia es temporal y por determinadas causas. La Kabbalah considera que, durante el Sabbath, cada judo recibe un alma suplementaria que slo lo acompaa ese da. Tambin puede ocurrir que, quien no tiene faltas que reparar, pero no ha podido cumplir algn mandamiento por falta de ocasin, se apegue durante un perodo a un hombre piadoso para tener la oportunidad de cumplirlo y completar as su ciclo en el mundo. Abarca tambin el caso especial del dybuk (los ya mencionados malos espritus--impuros--que atormentan fsica y espiritualmente a personas vivas). Estos principios y su prctica alcanzan su pleno desarrollo entre Isaac Luria y los cabalistas de Safed, para los cuales dichas ideas no slo proceden del Zohar76, sino de la ms antigua tradicin juda, aunque existen opiniones en contra de esto77. Otra prctica que parece muy extraa a los desconocedores es el yihud (pl., yihudim) o unificacin con las esferas superiores78, ejercicio de meditacin que se realiza preferentemente en las tumbas de grandes sabios y de figuras relevantes del Judasmo, de modo que stas a veces se apegan

durante un tiempo a quien realiza la unificacin con ellos y les brindan proteccin, adems de ayudarles a entender cuestiones muy complejas. Semejante tarea slo pueden llevarla a cabo discpulos muy avanzados en la prctica cabalstica bajo la direccin de un maestro, nunca los profanos ni quienes slo pretenden obtener ventajas con ayuda del muerto. Para estos dos ltimos puede traer consecuencias nefastas. De este breve e incompleto recorrido por la concepcin juda sobre la muerte se pretende extraer una conclusin fundamental: para el Judasmo, la vida es absoluta; la muerte, relativa. Pero hay otras conclusiones importantes: aunque ciertas dimensiones espirituales (nisham, ruash) se independizan del cuerpo, hay una en la que alma (nfesh) y cuerpo resultan inseparables y constituyen una totalidad indisoluble. Es por eso por lo que la persona humana, viva o muerta, es objeto de respeto y de atenciones distintas a las que se ofrecen al resto de la Creacin. Los dems seres, vivientes o no, deben ser tratados sin crueldad y de acuerdo con las mejores reglas y medios posibles para su preservacin, incluso con amor por amor a la vida y a su Causa, pero nunca pueden igualar ni opacar el valor del ser humano, nico ser creado a imagen y semejanza del Creador, lo que trae numerosas implicaciones que distancian este punto de vista del propio del ecologismo ms radical. El temor a la muerte, o mejor, la angustia frente a ella, suponen la comprensin de su propia finitud por parte del hombre, pero precisamente por ella, empieza el conocimiento del Todo79. Ese Todo del que forma parte, que no puede perecer, en el que nada perece. Esto es muy distinto de la vieja estratagema de desviar la vista del inquietante tema, mientras en lo recndito, el miedo subsiste. Lo primero es aceptarlo. Ninguna religin con verdadero sentido del hombre y del universo har otra cosa, salvo que haya sido enajenada, pervertida por el dogmatismo y el fanatismo. De esa aceptacin y slo a partir de ella provendrn la comprensin de su sentido y la paz. Porque la muerte, que para cada cosa creada es la recta complecin de su entera condicin de cosa, desplaza insensiblemente la Creacin al pasado y la vuelve as callada prediccin constante del milagro de su renovacin80. El egosmo de la criatura pensante se torna absoluto cuando carece de esta conciencia del Todo (lo que tambin se produce entre personas que podran acceder a ella mediante la

religin o el historicismo), y con l, la angustia frente a la muerte carece de paliativo. Baruch Spinoza, a quien a menudo se ha calificado como judo laico o ateo81, expres acerca de aquel que, venciendo la supersticin y la ignorancia, se ha hecho libre, que en nada piensa menos que en la muerte, y su sabidura no es una meditacin de la muerte, sino de la vida82. No se trata de evadir la idea de la muerte ni la reflexin sobre ella, sino despojarla del carcter absoluto que le confiere la falta de comprensin de los propios nexos con el Todo. Al oponerse a Platn, quien vea la sabidura como preparacin para la muerte, Spinoza afirma tambin que el cuerpo no es crcel del alma, sino noble vasija que la contiene y le permite expresarse y evolucionar, pero igualmente hace suyo un principio medular del Judasmo en el que fue educado y formado: el carcter absoluto de la vida, que se impone sobre la muerte, detalle, hito, sombra: la muerte es para la Creacin solamente lo ltimo, solamente frontera: la Creacin no divisa a la propia muerte83. Esto es muy distinto de la ingenua sugestin, de la evasin de una realidad sobrecogedora y quizs sea la suprema muestra del conocimiento de s. Madrid, 11 de septiembre de 2005/ 7 de Elul de 5765

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1 Un ejemplo de los ms simples: la aparicin de la luz elctrica o del uso del gas como combustible y el empleo generalizado de ambos han obligado a reinterpretar la prohibicin bblica de encender fuego durante el Sabbath (Exodo 35,3). Vanse al final las ediciones aqu empleadas del Tanak o Biblia Juda y de la Biblia Cristiana. 2 Este principio no es reconocido por el Judasmo karata, que slo acepta la Torah escrita, y, por lo mismo, aquello que se expresa explcitamente en ella. Sobre el Karasmo, cfr.: Nemoy (1969); Brunswick-Nemoy (1982); Szyszman (1980). 3 Destino, predeterminacin o conjunto de circunstancias que concretan el esfuerzo espiritual necesario para la redencin personal o universal, ya se trate del individuo o de la especie. En la Kabbalah, puede incluir los errores no reparados en una o varias existencias anteriores. 4 Cfr.: Gillman (1997), p. 44. 5 Cfr.: Lvinas (2003), p. 23-26. 6 Es oportuno recordar aqu la idea de dos creaciones del hombre: una preadmica y otra a partir del Adam Kadmon. Esta concepcin ha resurgido muchas veces a lo largo de la historia. Cfr.: Popkin (1987). 7 Deuteronomio 10, 6; 34,5-6. 8 1 Reyes 18, 4, 13. 9 Gnesis 4, 13-15. 10 Cfr.: Fine (2003), pp. 333-336. 11 Gnesis 5, 24. 12 2 Reyes 2, 9-15. 13 Cohlet (Eclesiasts) 3, 21. 14 Gillman (1997), pp. 190-192. 15 Salmos 6,5; 28,1; 30,9; 115,17. 16 Salmos 16,10; 31,17; 49,15; 86,13. 17 1 Samuel 28, 11-20.

18 Dentro del Cristianismo apareceran posiciones similares con Agustn de Hipona y Pascal. Para el primero, slo la duda previa permite alcanzar la certeza de la fe. Cfr.: Agustn: De vera religione, XXXIX, 73, pp. 159-161. Para el segundo, la fe es una apuesta imposible de solucionar en vida, aunque existen elementos suficientes en los que apoyarse, si se apuesta por la fe. Cfr.: Pascal (1995), pp. 99-110. 19 Cfr.: Steinsaltz (2000), pp. 254-259. 20 Cfr.: Job 7, 21; Salmos 3, 5; 13, 3; Jeremas 51, 39, 57; Daniel 12, 2; Nahum 3, 18. 21 Cfr.: E. R. Wolfson: "Weeping, Death, and Spiritual Ascent in SixteenthCentury Jewish Mysticism". En: Collins and Fishbane (1995), pp. 209-247. 22 Cfr.: Sabn (2001), pp. 31-37. 23 Cfr.: Marcos 5, 39; Lucas 8, 52-53; Juan 11, 11-14. 24 Cfr.: Levtico 21, 1-4. 25 Cfr.: Levtico 21, 10-11. 26 Talmud II (Berajot 57 b), p. 621. 27 Las cuestiones sobre el proceso del morir referidas a continuacin estn recogidas en Shulhan Aruj, cap. Duelo, pp. 415-417. 28 Se consideran parientes prximos a los padres, hijos y hermanos de ambos sexos y el cnyuge. Hasta el entierro se llama a cada uno Onn. Tras el entierro y durante los das de duelo se le llama Avel. 29 Shulhan Aruj, p. 416. 30 Hay un caso singular: el nio que nace muerto o que, si es varn, muere antes de los 8 das, fecha en la que se le circuncida. En ese caso se debe circuncidar al nio aunque est muerto e imponerle un nombre. Si es nia, slo se le pone nombre, preferiblemente antes de la muerte. Se trata de que la criatura forme parte del pueblo judo mediante los ritos establecidos. 31 Un caso ms complicado en el campo de los trasplantes de rganos es la donacin del corazn, pues ste suele extraerse justo antes de dejar de latir, lo que en el Judasmo se considera como asesinato. En Israel las leyes slo permiten extraerlo cuando acaba de cesar de latir, y en ese caso hay que intentar revivirlo, ya extrado, con equipos especiales. 32 Cfr.: Zohar 196a. 33 Cfr.: Sulhan Aruj, p. 422. 34 Steinsaltz (2000), p.188. 35 Cfr.: Sulhan Aruj, p. 422. 36 Esto se hace en Israel con las vctimas del terrorismo palestino. 37 Un ejemplo ilustrativo es el de muchas vctimas de la Shoah, es decir, los asesinados por el rgimen nazi. 38 En Berajot I (II,16b; III,Misn 1, 17b-18a), pp. 288-290; pp. 307-313, se analizan algunas de esas circunstancias. 39 Una de las ms importantes oraciones judas, que se reza por los muertos y tambin a diario y en el Sabbath. Debe rezarla una minja (grupo de 10 hombres

con mayora de edad religiosa), aunque en ciertos casos se reza individualmente. 40 Ceremonia que realizan los jvenes a los 13 aos y las chicas a los 12 y que marca la mayora de edad religiosa. En ella se acepta voluntaria y responsablemente la Ley en la que los padres educaron al nio. 41 Como se ver ms adelante, la Kabbalah, y con ella gran parte de los judos, acepta la idea de transmigracin. 42 Cfr.: Gillman, p. 44. 43 Aunque no es posible abordar aqu un tema tan amplio, es importante sealar al menos que la eleccin de Israel lo coloca como un pueblo de sacerdotes (Exodo 19, 5-6) cuya misin redunda en el bien de toda la humanidad, pues de ste saldr el Redentor de todos los hombres. 44 Talmud I, Berakoth, 60b. 45 Esta segunda presenta dificultades tanto entre los cabalistas como entre quienes no aceptan la transmigracin, pues, cul de los cuerpos que esa alma ha habitado sera el resucitado? 46 Siddur, p. 5. 47 Gillman (1997), cap. VIII. 48 Vase: Reyes Mate (2002). 49 Berajot I (III, 18a-18b), pp. 313-319. 50 Eclesiasts (Cohlet) 9, 5. 51 Berajot I (III, 18b), p. 315. 52 Cfr.: Coudert (1999). 53 Cfr.: Fine (2003), pp. 270 ss. 54 Desde hace tiempo se sabe que el autor del Zohar fue Moiss de Len (1240-1305), aunque Simn Bar Jochi lleva el papel protagnico en dicho libro. 55 Las comidas y bebidas no pueden estar destapadas en lugares en los que existen energas negativas, como los cementerios, ni en las casas durante la noche, sobre todo el agua, que absorbe con facilidad todo tipo de fuerzas espirituales. Si ocurre por olvido, deben desecharse. 56 Cfr.: Scholem (1994), pp. 150-151; Fine (2003), pp. 105 ss., 176-177. 57 Cfr.: Fine (2003), pp. 242-243; Scholem (1994), p. 151. 58 Cfr.: Buxbaum (1994), pp. XV-XVII, 84; Shapiro: "Let It Heal. Storytelling and Healing in Kabbalah". En: Hoffman (1995), pp. 199-222. 59 Algunas de stas son Simn Bar Jochai, Rab Akiva, Isaac Luria, Len de Praga y los grandes hassidim como Baal Shem Tov o Rab Nachman de Breslav. 60 Cfr.: Trachtenberg, pp. 76-87. Nada tiene que ver tampoco la Kabbalah juda con los intentos sincrticos de muchas lneas de la llamada New Age, que vulgarizan las doctrinas cabalsticas, las mezclan con cuestiones ajenas a ella, y las deforman hasta extremos inconcebibles. Cfr.: Silberman (1998), pp. 217228.

61 Un ejemplo ilustrativo es el de Mosh Hayyim Luzzato, cabalista de la escuela lurinica, quien en 1732 tuvo que abandonar Padua, su ciudad natal, por las presiones de las autoridades rabnicas, las que lo hicieron abjurar de sus doctrinas. A ello hace alusin en Luzzato, pp. 22-31. En la p. 29 escribe sobre las actitudes ante la Kabbalah, a la que llama Ciencia de la verdad: Otros (...) la calumniaron y la consideraron como un revoltijo de necedades que haban sido aceptadas por los hombres al estar hundidos en cosas groseras e insensatas. 62 Cfr.: Scholem (1974), pp. 85-86. En 1772 lleg a ocurrir que un buen nmero de importantes rabinos, reunidos en Vilna, excomulgaron al movimiento hasdico. Existe una historia hasdica, atribuda a Rab Nachman de Breslav, en la que se plantea la fuerte reticencia rabnica talmudista frente a los msticos hasdicos, con el consiguiente dao para todos: vase la Geschichte des Rabbi und seines Sohnes (Historia del Rabino y su hijo). En: Die Geschichten des Rabbi Nachman, nacherzhlt von Martin Buber. Gtersloh, 1999. A los hassidim toc tambin la amarga suerte de ser los primeros eliminados por el rgimen nazi. Todos estos hechos trajeron como consecuencia que, durante mucho tiempo, se exigiera que quien quisiera acceder a los estudios cabalsticos fuese judo practicante, varn (a los hombres se les exigen desde la niez rigurosos estudios de Talmud-Torah) y mayor de 40 aos, con una vida intachable. Esto se ha flexibilizado mucho actualmente. 63 Existe una abundante bibliografa seria y rigurosa sobre Kabbalah a la que puede remitirse el lector interesado en conocer esta doctrina y profundizar en ella. Las tres obras fundamentales en las que se basa la Kabbalah son, adems de la Torah, el Zohar, el Sefer Yezira y el Bahir, de los que existen ediciones comentadas por importantes autores, entre los que pueden citarse a Len Dujovne, Daniel C. Matt o Aryeh Kaplan, en varios idiomas, incluyendo el espaol. 64 Cfr.: Liebes (1993), pp. 44-46, 57-61, 72-75, 82-84. Debe distinguirse al cabalista (generalmente tambin cabeza o miembro importante de alguna escuela o congregacin) del judo de fe, que se acerca a la Kabbalah para obtener un beneficio espiritual mediante la meditacin o solicita ayuda en algn caso grave. 65 Cfr.: Luzzato, pp. 56-57, 110-111. 66 Cfr.: Fine (2003), pp. 93-123. 67 La Ley juda tiene 613 preceptos, mientras que para los justos no judos stos se reducen a 13. 68 Cfr.: Gillman, pp. 179-185; Scholem (1994), pp. 163 ss. 69 A diferencia del Hindusmo y del Budismo, la reencarnacin en el Judasmo no constituye una ley de evolucin universal hacia la perfeccin, de modo que cada individuo dentro de una especie alcanza mediante ella grados superiores de organizacin hasta convertirse en hombre, etc, sino que se limita al ser humano, que mediante ella se purifica de las faltas cometidas en vida. Un ser

creado como animal, por ejemplo, no la experimentara. Cfr.: Scholem (1994), pp. 164-166. 70 En la vida de cada hombre hay unos pocos decretos fijos divinos, mientras que el resto es determinado por la libre accin del sujeto. 71 En la religin hindusta existe una nocin aproximadamente similar, que es la de karma, aunque con un alcance distinto. 72 Una de las ramas de la Kabbalah, llamada guematria, se ocupa, entre otras cuestiones, de calcular estas posibilidades a travs del valor numrico que las letras poseen en hebreo. Cfr.: Scholem (1994), pp. 155-162. 73 Cfr.: Scholem (1994), pp. 169-171. El trmino dybuk, de origen popular, no aparece en la literatura talmdica ni en la Kabbalah, en los que se le llama mal espritu. 74 Son muy conocidas en el Judasmo las curaciones fsicas y espirituales atribudas a Rab Isaac Luria, quien apelaba a elementos naturales (la dieta del enfermo, infusiones y remedios similares) y a la oracin y meditacin en los llamados nombres divinos (72 en el Judasmo), de acuerdo con el valor energtico que poseen las letras que los componen. Al tipo de descompensacin al que atribua la enfermedad le correspondan uno o varios de ellos. Cfr.: Fine (2003), pp. 150-167. 75 Luzzato, pp. 139-140; Scholem (1994), pp. 167-168. Es interesante recordar que esta concepcin influy profundamente en algunos filsofos cristianos de la modernidad europea que por distintas vas conocieron la Kabbalah, como H. More, F. M. Van Helmont, Lady Anne Conway y G. W. Leibniz. Cfr.: Coudert (1995). 76 Cfr.: Liebes: ed. cit., pp. 134-135; 77 Vanse resmenes de estas opiniones en: Fine (2003), pp. 304 ss; "Reincarnation". En: Jacobs (1995); Gillman (1997), pp. 83-188. Sobre la interpretacin del guilgul en Safed: Scholem (1994), pp. 167-168; (1996), pp. 306-311. 78 La Kabbalah distingue en la Divinidad una fuerza masculina (Kadosh Baruch Hu) y una femenina (Shekinah), que no equivalen al hombre y la mujer creados. El justo o tzadik debe contribuir a la unin de ambas fuerzas mediante ciertos ejercicios espirituales y las buenas obras. La unin con grandes figuras muertas es una consecuencia y no el objetivo final. Si dichos ejercicios se realizan en las tumbas de los Maestros, es porque estn cargadas de energa positiva y limpias de malos espritus, y contribuyen as a la mejor realizacin del yihud. 79 Rosenzweig (1997), p. 43. 80 Rosenzweig (1997), p. 200. 81 La primera interpretacin est representada por estudiosos como V. Sokolov y Y. Yovel. La segunda se divulg sobre todo entre los filsofos de los pases del Este, entre ellos H. Seidel o I. Narski. 82 Spinoza (1996), p. 320.

83 Rosenzweig (1997), p. 386. 1 en 6:45 AM Etiquetas: Doctrina 0 comentarios: Publicar un comentario en la entrada Entrada ms reciente Entradas antiguas Pgina principal Suscribirse a: Enviar comentarios (Atom)