disertación sobrepeso & obesidad

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Indicadores Antropométricos para Evaluar Sobrepeso & Obesidad Mg. Luis Alejandro Guzmán Díaz Especialista en Entrenamiento Deportivo Docente Titular Programa Académico Ciencias del Deporte y la Recreación Facultad Ciencias de la Salud Universidad Tecnológica de Pereira ¡Bendita Salud! (¡O Beata Sanitas!) La antropometría, es conocida de manera general como: “el uso de la medida en el estudio del tamaño, forma, proporcionalidad, composición y maduración del cuerpo humano en relación al crecimiento, a la actividad física y al estado nutricional” (William D. Ross, 1982, citado en De Rose, E. H., Pigatto, E. y Fontichella De Rose, R. C., 1984). Abarca una técnica sistematizada que permite medir y realizar observaciones en el cuerpo humano, en el esqueleto, en el sistema muscular y demás órganos, utilizando métodos adecuados de análisis y cuantificación de manera científica. La amplitud de sus observaciones y medidas está limitada por la naturaleza de los problemas a los cuales se aplica; en consecuencia las reglas, sus medidas e índices, adquieren en todo momento carácter convencional. La antropometría nace no como una ciencia, sino como una técnica, por ello fue considerada en sus comienzos no como finalidad, sino como un medio. Como ciencia, la antropometría, encuentra su origen en el siglo XVIII en el desarrollo de estudios raciales comparativos realizados por parte de antropólogos físicos. Sin embargo, fue en 1870 con la publicación de Antropometrie, del matemático belga Lambert Adolphe Jacques Quetlet, cuando se considera su descubrimiento y estructuración científica, entonces entra a estudiar las medidas del cuerpo humano con el fin de establecer diferencias entre individuos, grupos y etnias; mientras que hacia 1940, con la necesidad de datos antropométricos en la industria, específicamente la bélica y la aeronáutica, se comienza a consolidar y desarrollar. En la actualidad la antropometría cumple función importante en el diseño industrial de vestuario, en la ergonomía, la biomecánica, la arquitectura, entre otras áreas o ámbitos de actuación, donde se emplean datos estadísticos sobre

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Indicadores Antropométricos para Evaluar Sobrepeso & Obesidad

Mg. Luis Alejandro Guzmán Díaz Especialista en Entrenamiento Deportivo

Docente Titular Programa Académico Ciencias del Deporte y la Recreación

Facultad Ciencias de la Salud Universidad Tecnológica de Pereira

¡Bendita Salud! (¡O Beata Sanitas!)

La antropometría, es conocida de manera general como: “el uso de la

medida en el estudio del tamaño, forma, proporcionalidad, composición y maduración del cuerpo humano en relación al crecimiento, a la actividad física y al estado nutricional” (William D. Ross, 1982, citado en De Rose, E. H., Pigatto, E. y Fontichella De Rose, R. C., 1984). Abarca una técnica sistematizada que permite medir y realizar observaciones en el cuerpo humano, en el esqueleto, en el sistema muscular y demás órganos, utilizando métodos adecuados de análisis y cuantificación de manera científica. La amplitud de sus observaciones y medidas está limitada por la naturaleza de los problemas a los cuales se aplica; en consecuencia las reglas, sus medidas e índices, adquieren en todo momento carácter convencional. La antropometría nace no como una ciencia, sino como una técnica, por ello fue considerada en sus comienzos no como finalidad, sino como un medio.

Como ciencia, la antropometría, encuentra su origen en el siglo XVIII en el desarrollo de estudios raciales comparativos realizados por parte de antropólogos físicos. Sin embargo, fue en 1870 con la publicación de “Antropometrie”, del matemático belga Lambert Adolphe Jacques Quetlet, cuando se considera su descubrimiento y estructuración científica, entonces entra a estudiar las medidas del cuerpo humano con el fin de establecer diferencias entre individuos, grupos y etnias; mientras que hacia 1940, con la necesidad de datos antropométricos en la industria, específicamente la bélica y la aeronáutica, se comienza a consolidar y desarrollar.

En la actualidad la antropometría cumple función importante en el diseño industrial de vestuario, en la ergonomía, la biomecánica, la arquitectura, entre otras áreas o ámbitos de actuación, donde se emplean datos estadísticos sobre

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la distribución de medidas corporales de la población buscando optimizar los productos y establecer bases de datos antropométricos con la necesidad perentoria de actualizarlos permanentemente. No obstante, los cambios acaecidos en los estilos de vida, en la nutrición y en la composición racial y/o étnica de las poblaciones (Antropología Constitucional), han generado no sólo notables modificaciones en la distribución de las dimensiones corporales (por ejemplo: Sobrepeso y Obesidad), sino la misma necesidad de conocer su estado actual y los progresos en materia de calidad de vida. En este contexto el método antropométrico viene desempeñando papel protagónico en la determinación de indicadores que nos permiten medir, observar y evaluar, de manera sencilla y fiable, el cumplimiento de objetivos y metas constitucionales, medir logros o resultados de organismos en desarrollo y/o reflejar cambios vinculados con procesos de intervención.

Como todo método, la Antropometría se fundamenta y se caracteriza por la unidad del fin y de los medios, es por tanto un sistema de reglas y de procedimientos, donde las distintas operaciones se realizan de manera pre-establecida y con un orden tal que conllevan al logro del objetivo previsto. Los procedimientos inherentes a este método deben permitir la comparación de los resultados, para ello deberá describirse con exactitud la técnica de medición utilizada y seguirse, con el mayor rigor, ese protocolo durante la toma de las mediciones que se realiza a cada sujeto en particular.

Los indicadores antropométricos constituyen, en este marco, valores de composición corporal usados para el diagnostico nutricional de un individuo determinando si tiene sobrepeso u obesidad, por tanto son recomendados para la vigilancia y seguimiento de enfermedades crónicas no transmisibles. El sobrepeso y la obesidad, son hoy día, problemas de salud pública en países desarrollados y en vía de desarrollo. Su presencia en edades tempranas constituye factor de riesgo coronario en edad adulta; de ahí la importancia de prevenirlas, detectarlas y tratarlas oportunamente.

Los términos sobrepeso y obesidad se refieren a un peso corporal mayor del que se considera saludable para una estatura determinada, por lo tanto, son estados anormales caracterizados por la acumulación excesiva de grasa en el organismo. Para ello es necesario que el organismo ingiera más calorías de las que gasta, es decir, que aumente de peso por recibir y asimilar exceso de alimentación, o por gastar poco de lo asimilado. Esta precisión nos obliga a aclarar que en función de esta causa la obesidad se cataloga como primaria en tanto es debida a un desequilibrio entre el aporte y el gasto energético por sobrealimentación o por disminución de la actividad física donde se ubican aproximadamente el 90% de los casos. La obesidad, en este ámbito, también puede deberse a factores patológicos (glandulares y/o endocrinos), lo que se conoce como obesidad secundaria, pero su representación es menos frecuente. El concepto, entonces, de sí una persona está excedida de peso,

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varía con la raza, género, edad, época, contexto e inactividad. En términos generales son más recurrentes estos casos en las mujeres y después de los 35 años, aunque puede darse a cualquier edad.

La prevalencia de sobrepeso y obesidad ha venido en aumento desde hace más de un siglo y se ha incrementado sustancialmente en las últimas décadas (Ogden, C. L.; Carroll M.D.; Curtin, L. R.; McDowell, M. A.; Tabak, C. J. & Flegal K. M., 2006). Evidencia clara y consistente muestra que la obesidad acrecienta el riesgo de morbilidad y reduce tanto la calidad como la cantidad de vida (Klein, S.; Burke, L. E.; Bray, G. A. et al, 2004).

Como la grasa depósito se acumula en regiones corporales diferentes según predisposición genética se generan, de acuerdo a su distribución, dos tipologías de la obesidad propias del adulto: una la Obesidad Ginecoide (o Gluteofemoral), da lugar a la figura en forma de pera porque la grasa se localiza en la zona de los glúteos y muslos; es de origen hiperplásico caracterizada por un aumento en el número de adipocitos y por ser poco sensible a la lipolisis, lo que genera mayores complicaciones a la hora de entrar a reducirla. Se cree que este tipo de obesidad es reserva para apoyar las posibles demandas energéticas de embarazo y lactancia; se relaciona, además, con problemas venosos en extremidades inferiores. Otra, la Obesidad Androide (o Abdominal), da lugar a una figura de forma de manzana porque la grasa se acumula alrededor de la cintura y parte alta del abdomen; es de origen hipertrófico y visceral caracterizada por aumento en el tamaño de los adipocitos alrededor de las vísceras. Este tipo de grasa es sensible a la lipolisis con una rápida movilización de los ácidos grasos libres inducida por catecolaminas y se relaciona con hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares y diabetes mellitus no dependiente de insulina

La obesidad constituye, entonces, un factor de riesgo que aumenta la aparición de enfermedades y se concibe como la situación en la que el almacenamiento de grasa se acompaña de riesgos para la salud, claramente mayores o bien como el aumento de tejido adiposo, de forma patológica, en relación al tejido magro; una concepción más reciente promulgada por el Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos sostiene que la obesidad es la excesiva acumulación de energía en forma de grasa. Existen, por tanto, dos problemas al momento de entrar a valorar la composición corporal: determinar cuánto exceso hay de tejido adiposo y cuándo este exceso es perjudicial para la salud.

Antropométricamente el diagnóstico del sobrepeso y la obesidad se realiza con indicadores asociados con la adiposidad donde sobresalen: el Porcentaje de Grasa Corporal (%GC), Índice de Adiposidad (IA), Índice de Masa Corporal (IMC), Circunferencia Abdominal (C-Abd), el Índice Cintura

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Cadera (ICC), Índice de Peso Adecuado (IPA) y Peso Adecuado (PA). Veámoslos:

PORCENTAJE DE GRASA CORPORAL (%GC)

Refiere la cantidad porcentual de grasa corporal que se tiene en relación al peso corporal total. El porcentaje de grasa está representado por el espesor de los pliegues cutáneos, determina la masa grasa del individuo y, además, es un parámetro válido para evaluar la malnutrición calórica. En los deportistas el porcentaje de ingesta de grasa recomendada es del orden del 30% del consumo energético total (Sierra Garrido, 1994).

El exceso de grasa corporal (obesidad) es una condición que favorece la aparición y desarrollo de trastornos metabólicos y cardiovasculares. De otro lado, la escasez de grasa también expone a riesgos de salud porque el cuerpo necesita una cierta concentración de lípidos para cumplir las funciones fisiológicas normales (“grasa esencial”). Los lípidos esenciales, como los fosfolípidos, son fundamentales para la formación de las membranas celulares; mientras que los no-esenciales, como los triglicéridos del tejido adiposo, proporcionan aislamiento térmico y almacenan energía (ácidos grasos libres). Además, los lípidos participan en el transporte y almacenamiento de las vitaminas liposolubles (A, D, E y K) y en el funcionamiento del sistema nervioso, el ciclo menstrual y el aparato reproductor, así como en el crecimiento y maduración durante la pubertad. Por tanto, la escasez de grasa corporal es igualmente perjudicial para el funcionamiento orgánico (Heyward, 2008). No obstante, el ser delgado no significa que se tenga un bajo o normal porcentaje de grasa corporal y ser obeso tampoco es indicativo de que se tenga un alto componente de masa adiposa, por lo que guiarse por la imagen que nos devuelve la somatoscopia o confiar en la opinión de terceros no son las mejores técnicas para determinar el porcentaje de grasa en el organismo de una persona.

La grasa corporal se divide en dos componentes, una es la grasa esencial que es la mínima necesaria para mantener la vida o desempeñar funciones vitales y reproductivas; la otra es la grasa depósito o grasa acumulada en exceso, esencialmente derivada de la ingesta calórica desproporcionada y/o de la insuficiencia de ejercicio. Si bien es cierto que la cantidad de grasa esencial para un individuo no se conoce de manera exacta, se estima que oscila en valores alrededor del 3% al 5% en los hombres y 10% al 12% en las mujeres, mientras que los valores aceptados como adecuados,

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para personas menores de 30 años de edad, se estiman entre 12% y 18% para los hombres y entre 15% y 21% para las mujeres (American Journal of Clinical Nutrition / American Council On Exercise / Tanita Corporation).

De este modo, la obesidad resulta hoy día un problema grave de salud porque reduce la expectativa de vida humana. Así, por ejemplo, a nivel cardiovascular el obeso mórbido es más propenso a padecer infartos de miocardio, hipertensión, cor pulmonale1 y accidentes cerebrovasculares, siendo todos ellos responsables de mortalidad temprana (Larrad Jimenéz, A., Sánchez Cabezudo, C., Moreno Esteban, B., 2000). En este desalentador panorama, la Antropometría entra a jugar papel preponderante, no solo buscando reducir el riesgo de obesidad sino ofreciendo la posibilidad, durante la valoración de la composición corporal, de establecer el peso considerado como “adecuado” para el momento en el que el individuo es estudiado y para que él pueda obtener un rendimiento óptimo, eficiente de y en todas sus funciones. Conocer el organismo del sujeto valorado y auxiliarlo con el diagnóstico y manejo de ciertas patologías derivadas principalmente de la obesidad excesiva (enfermedad coronaria, hipertensión, enfermedad metabólica -diabetes tipo II-, enfermedad pulmonar obstructiva, artrosis y algunos tipos de cáncer, entre otras), constituye otro reto significativo del estudio y aportes de la Antropometría en el campo de la salud.

Al referir el término obesidad, es necesario aclarar que un sobrepeso no es condición necesaria para afirmar que existe obesidad mórbida. Se asevera, en algunos casos, que el peso de grasa aumenta sin elevar excesivamente el valor del peso corporal debido al gasto de la masa corporal magra, en especial de la musculatura que está poco desarrollada y asociada a una baja actividad física. Por esto, el conocimiento de la constitución del cuerpo es importante al realizar la evaluación de la composición corporal (o evaluación nutricional) ya que permite orientar al individuo en la ingesta alimentaria con una dieta adecuada que le permita acceder a un peso “adecuado” y con una distribución apropiada de sus componentes.

Al establecer acá, o hacer referencia explícita, de la relación existente

1 Es la insuficiencia del lado derecho del corazón provocada por una hipertensión arterial

prolongada en las arterias pulmonares y en el ventrículo derecho del corazón. Normalmente, el lado izquierdo del corazón produce una presión arterial mayor con el fin de bombear sangre al cuerpo; mientras que el lado derecho bombea sangre a través de los pulmones bajo una presión mucho más baja. La presión alta en las arterias de los pulmones se denomina hipertensión pulmonar. El lado derecho del corazón tiene una mayor dificultad para bombear sangre frente a estas presiones más altas. Si esta presión alta se presenta por un tiempo más prolongado, esto ejerce tensión sobre el lado derecho del corazón, llevando a que se presente cor pulmonale. Casi cualquier enfermedad o afección pulmonar crónica que produzca disminución prolongada del oxígeno sanguíneo puede llevar a cor pulmonale

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entre nutricionista y deportista se pretende resaltar la necesidad que tiene el primero en conocer lo más amplio posible la estructura orgánica interna del segundo, para que cuando se considere necesario ejercer un control sobre la intensidad del entrenamiento y/o sobre el aporte calórico requerido por el atleta, se le garantice obtener mejores niveles de forma o condición física y, consecuentemente o a posteriori, mejores resultados físico-deportivos.

En el trabajo de evaluación deportiva el atleta constituye el centro de estudio y requiere un control sobre cada uno de los parámetros que puedan intervenir en el rendimiento deportivo. Uno de estos parámetros, y tarea primordial, es la determinación de su composición corporal pues permite que el entrenador acompañe científicamente a su dirigido. Sólo así se pueden determinar las alteraciones del peso corporal y, en el caso de bajos rendimientos, se podría verificar la interferencia o no de la distribución de los componentes corporales en la performance deportiva. Completando la evaluación se podría recomendar la realización de actividades físicas acorde con las necesidades. En deportes que tienen el peso corporal total como factor determinante de la categoría en que el atleta deba competir (por ejemplo, deportes de combate como el judo, box, entre otros), podría existir ocasiones en las que el atleta presente un peso elevado para subsistir en la categoría para la que está entrenando. Al realizar un análisis de la distribución del peso óseo, muscular, residual y de grasa (composición corporal), se podría verificar sí le es más favorable al atleta perder peso para continuar en esa categoría o permanecer con el peso elevado tratando de pasar a una categoría mayor a la suya. Surge en este punto una propuesta para ser analizada y discutida en los deportes que tienen como base el peso corporal total, la posibilidad de incluir el estudio de la composición corporal como criterio discriminatorio de los deportistas en las diferentes categorías. Se toma como consideración de la propuesta el hecho que individuos más fuertes y pesados, en los deportes de combate y halterofilia, llevan ventajas sobre sus adversarios; se podría entonces, entrar a correlacionar y considerar la importancia de la clasificación en las categorías teniendo en cuenta la composición corporal.

De otro lado, dado que la inactividad física conlleva al sedentario y este está asociado con la obesidad, la falta de actividad físico-deportiva regular y sistemática complementada con malos hábitos alimenticios, no acordes a necesidades individuales, hace que las enfermedades hipocinéticas se manifiestan a edades cada vez más tempranas. El incentivo de actividades físicas específicas para individuos que no están acostumbrados con la práctica de ejercicio acompañado con un control sistemático de los componentes corporales faculta y facilita prescribir un trabajo físico que atienda las necesidades reales de cada individuo. Conocer el estado o condición física del sujeto es determinar sí se trata de un individuo portador de características atléticas que puede desarrollar su masa muscular o sí, por el contrario, trae un aumento substancial del peso corporal por un exceso de agua corporal o de

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tejido adiposo; los individuos sin características atléticas presentan tejido adiposo como responsable de sus diferencias individuales en el peso corporal.

Entre los protocolos existentes, frecuentemente utilizados, para la determinación del porcentaje graso se encuentran:

Faulkner. La ecuación de Faulkner para calcular la masa grasa

utiliza como variables para el cálculo del porcentaje de la masa grasa, cuatro valores medios directamente registrados sobre los pliegues cutáneos (Sk.) del tríceps, subescapular, suprailíaco y abdominal. Es una ecuación lineal en todas sus variables y el coeficiente que las multiplica es el mismo para todas ellas: 0,153. El porcentaje de masa grasa es un parámetro adimensional, es decir, n

= 0. Además, el porcentaje de masa grasa del modelo Phantom (calculado mediante la fórmula de Faulkner) es de 18,79%; la expresión general tiene la forma (Faulkner, 1968, citado en Ordaz Romay, 2006).

Yuhasz. Las ecuaciones de Yuhasz para determinar el porcentaje de la masa grasa son muy similares a las de Faulkner, con el antecedente que éstas establecen diferencias entre hombres y mujeres e incluyen, además, otros dos pliegues cutáneos (Sk.) que son el anterior del muslo y el medial de la pierna y, aunque modifican los coeficientes de las variables estas siguen siendo lineales. Las expresiones son de la forma:

[ (∑ )]

[ (∑ )]

Para los Juegos Olímpicos de Montreal (Canadá,) en el marco del “Montreal Games Antrhropological Project” o Proyecto MOGAP, las ecuaciones de Yuhasz fueron modificadas por Faulkner (Carter, 1984), quedando las expresiones de la forma:

[ (∑ )]

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[ (∑ )]

Parizková y Buzková (1962). Este protocolo utiliza la sumatoria de diez (10) pliegues cutáneos y el equivalente al porcentaje de grasa se halla, respecto al peso corporal, atendiendo la edad y el género del sujeto evaluado. A partir de estos resultados se establece un método abreviado para la determinación de la composición corporal acatando el siguiente procedimiento:

Se mide el espesor de los pliegues cutáneos localizados en los siguientes diez (10) lugares del cuerpo: Trago, Submaxilar, Axilar, Torácico, Periumbilical, Suprailiaco, Subescapular, Tricipital, Muslo Anterior y Medial de la Pierna. La técnica para la medición y registro de estas variables fue explicado en el aparte relacionado previamente e identificado como protocolo de las mediciones, medición de pliegues cutáneos.

Se realiza la sumatoria de los valores encontrados en los diez (10) pliegues medidos.

El valor de esta sumatoria se busca en la primera columna de la tabla adjunta: “Estimación grasa subcutánea” (Ver tabla 1). Atendiendo la edad y el género se halla el equivalente de la grasa corporal en valores porcentuales respecto a la masa corporal total.

Con base en este protocolo los mismos autores, Parizková y Buzcová, años más tarde (1971), establecieron una nueva ecuación para determinar el porcentaje graso con la utilización ya sólo de cuatro (4) pliegues cutáneos: Tricipital (Tr), Infraescapular (If), Suprailíaco (Sp) y Bicipital (Bc) (Parizková, J., Buzková, P., 1971). La expresión es de la forma:

Las ecuaciones anteriormente presentadas han sido útiles en la determinación del porcentaje graso en adultos; en lo que respecta a niños y adolescentes, en tiempos recientes, diferentes grupos de expertos se han dado a la tarea de recomendar protocolos específicos entre los que sobresalen el propuesto por el mismo Parizkova et al. (1972), para determinar el porcentaje de grasa en niños y niñas en edades comprendidas entre los 8 y 12 años:

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HOMBRES

Y

SUMA MUJERES HOMBRES MUJERES

10 P.C. HOMBRES MUJERES 13 - 15 09 a 12 09 a 12

(mm.) Años Años Años

30 1,5 3,9 8,1 11,2

31 1,9 4,4 8,5 11,5

32 2,3 4,8 8,9 11,8

33 2,7 5,2 9,2 12,1

34 3,1 5,6 9,6 12,5

35 3,5 6,0 9,9 12,7

36 3,8 0,4 6,3 10,2 13,0

37 4,1 0,8 6,7 10,6 13,3

38 4,5 1,3 7,1 10,9 13,6

39 4,8 1,7 7,4 11,2 13,9

40 5,1 2,1 7,7 11,5 14,1

41 5,4 2,6 8,0 11,8 14,4

42 5,7 3,0 8,4 12,0 14,6

43 6,0 3,4 8,7 12,3 14,9

44 6,3 3,8 9,0 12,6 15,1

45 6,6 4,2 9,3 12,8 15,3

46 6,9 4,5 9,6 13,1 15,6

47 7,1 4,9 10,0 13,3 15,8

48 7,4 5,3 10,1 13,6 16,0

49 7,7 5,6 10,3 13,8 16,2

50 8,1 6,0 10,7 14,0 16,4

51 8,2 6,3 10,9 14,3 16,6

52 8,4 6,6 11,1 14,5 16,8

53 8,7 7,0 11,4 14,7 17,0

54 8,9 7,3 11,7 14,9 17,2

55 9,1 7,6 11,9 15,1 17,4

56 9,4 7,9 12,1 15,4 17,6

57 9,5 8,2 12,4 15,6 17,8

58 9,8 8,5 12,6 15,8 17,9

59 10,0 8,8 12,8 16,0 18,1

60 10,2 9,1 13,0 16,2 18,3

61 10,4 9,4 13,3 16,3 18,5

62 10,6 9,7 13,5 16,5 18,6

63 10,8 9,9 13,7 16,7 18,8

64 11,0 10,2 13,9 16,9 18,9

65 11,2 10,5 14,1 17,1 19,1

66 11,4 10,7 14,3 17,3 19,3

67 11,6 11,0 14,5 17,4 19,4

68 11,8 11,2 14,7 17,6 19,6

69 12,0 11,5 14,9 17,8 19,7

70 12,2 11,8 15,1 17,9 19,9

71 12,3 12,0 15,2 18,1 20

72 12,5 12,2 15,4 18,3 20,2

73 12,8 12,5 15,6 18,4 20,3

74 12,9 12,7 15,8 18,6 20,4

75 13,0 12,9 16,0 18,7 20,6

76 13,2 13,1 16,1 18,9 20,7

77 13,3 13,4 16,3 19,0 20,8

78 13,5 13,6 16,5 19,2 21,0

79 13,7 13,8 16,6 19,3 21,1

80 13,8 14,0 16,8 19,5 21,2

Fuente: Parizková, 1962

Tabla 1. Estimación del Porcentaje de Grasa Subcutánea

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Donde:

Y = Logaritmo de la sumatoria de los pliegues cutáneos del tríceps y bíceps.

Se encuentran además, las ecuaciones de Johnston (1982) para

determinar el peso de la masa grasa en niños y niñas en edades entre los 12 y 17 años:

[ ( ⁄ ) ]

[ ( ⁄ ) ]

Donde: E = Edad en años T = Estatura en centímetros Tr = Pliegue Cutáneo del tríceps.

Existen otros procedimientos para determinar el porcentaje graso que están basados en la estimación la Densidad Corporal2. Las fórmulas más utilizadas, en este caso son:

Durnin & Womersley (1974). Utiliza cuatro (4) lugares para la medición y registro de los pliegues cutáneos: bíceps, tríceps, suprailíaco y subescapular. Entrega resultados con una buena precisión para la mayoría de las personas promedio con un porcentaje de grasa mayor al 12% en hombres y 15% en mujeres. La fórmula general es:

2 Sabiendo que la densidad de la masa libre de grasa es 1.100 gr/cm

3 y la de la masa grasa es

0.900 gr/cm3, el valor de la densidad corporal será una cifra intermedia entre ambas. Este valor

indica las proporciones de masa magra y masa grasa que integran el organismo. La densidad corporal es una relación entre el peso (masa corporal) y el volumen del cuerpo (DC=MC/VC). El peso se conoce por medio de la pesada y el volumen corporal sumergiendo el cuerpo en agua y midiendo el volumen desplazado. Los valores deben corregirse en función del volumen de aire residual pulmonar e intestinal (Shen, W.;St-Onge, M. P.; Wang, Z.y Heymsfield. S. B., 2007).

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1

[ (∑ )]

Donde: DC = Densidad Corporal C, M = Constantes dadas por tablas de referencia con

relación a la edad y al género de la persona evaluada (Ver tabla 2)

Jacson & Pollock (1978 - 1980). Utiliza tres (3) lugares para la medición y registro de los pliegues cutáneos, pero varían dependiendo del género. En el caso de los hombres corresponden a muslo anterior, pectoral (pecho) y abdominal; en las mujeres son muslo anterior, tríceps y suprailíaco. Esta ecuación es menos utilizada, pero tiende a ser más precisa para personas jóvenes y atléticas, con un porcentaje de grasa inferior al 12% en hombres y a 15% en mujeres. Las fórmulas son:

∑ ∑

∑ ∑

Donde: DC = Densidad Corporal E = Edad en años

= Sumatoria cuatro (4) Pliegues Cutáneos: muslo anterior, tríceps y suprailíaco.

= Sumatoria tres (3) Pliegues Cutáneos: muslo anterior, pectoral (pecho) y abdominal

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2

Determinar la densidad corporal en sí misma, quizá no diga mucho, pero

es el dato esencial o fundamental para determinar el porcentaje de grasa corporal a partir de la ecuación de Siri (1961). Para ello basta con remplazar la densidad corporal, obtenida ya sea por la metodología de Durnin & Womersley (1974) o por la de Jacson & Pollock (1978 - 1980), en la fórmula propuesta de Siri para determinar el Porcentaje de Grasa, que resulta ser un procedimiento conveniente según la precisión de los resultados y los costos, lo que corresponde a:

[( ⁄ ) ]

Donde: DC = Densidad Corporal

Las diferentes culturas dan valor diferente a la composición del cuerpo; sin embargo, algunos consideran el porcentaje de grasa corporal como la mejor medida del nivel de condición física de un individuo por estar relacionada con una mejor salud o mejor el rendimiento atlético, máxime cuando es el único

16 - 19 20 - 29 30 - 39 40 - 49 MÁS DE 50

C 1,162 1,1631 1,1422 1,162 1,1715

M 0,063 0,0632 0,0544 0,070 0,0779

16 - 19 20 - 29 30 - 39 40 - 49 MÁS DE 50

C 1,1549 1,1599 1,1423 1,1333 1,1339

M 0,0678 0,0717 0,0632 0,0612 0,0645

Fuente: Durnin & Womersley (1974)

Tabla 2. Constantes para Determinar la Densidad

Corporal según Edad y Género.

EDAD EN AÑOSTIPO DE

CONSTANTEH

OM

BR

ES

MU

JER

ES

TIPO DE

CONSTANTE

EDAD EN AÑOS

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componente de medición que calcula directamente la composición corporal del individuo de manera particular sin tener en cuenta a la altura de la persona o el peso. Por eso mismo los niveles de grasa corporal admiten un carácter epidemiológico sobre el género y la edad, mientras que diversas autoridades han desarrollado diferentes recomendaciones para los porcentajes de grasa corporal ideal, como los expuestos por la American Council on Exercise o Consejo Americano sobre el Ejercicio (Ver tabla 3).

Con el transcurrir del tiempo las cualidades o adjetivos de gordo, graso o

delgado se han transformado en cantidades precisas como obeso, sobrepeso o insuficiencia ponderal, términos para los cuales existen definiciones numéricas que pueden determinarse con una báscula y una cinta métrica. Acá radica la importancia práctica de la determinación corporal, puesto que la medición de estas variables básicas antropométricas nos permite establecer, a partir del porcentaje graso (“Observado” y “Adecuado”), la masa grasa y la masa magra, el “Peso de Referencia” o “Peso Adecuado” de un individuo; es decir, el peso teórico con el que un individuo puede tener un superior desempeño en las actividades cotidianas o el peso con el que un atleta, física y biomecánicamente, puede obtener una mayor eficiencia o rendimiento en la actividad físico-deportiva que se involucre, lo que igualmente es reconocido en la literatura especializada como “Peso de Competencia”.

Bajo estas características, a través de fórmulas preestablecidas, se estima de forma indirecta el porcentaje de grasa, la masa grasa y la masa libre de grasa. Apoyados en este criterio se ofrecen, igualmente tablas de referencia en relación a la estimación de la grasa corporal, incluso más actuales, entre las que se destacan las presentadas por “Tanita Corporation” de acuerdo a la edad y género, tanto para personas adultas y adultos mayores (Ver tabla 4). No

Clasificación Hombres Mujeres

Delgado < 8 % < 13 %

Óptimo 8 - 15 % 13 - 20 %

Ligero Sobrepeso 16 - 20 % 21 - 25 %

Sobrepesado 21 - 24 % 25 - 32 %

Obeso >25 % > 32 %

Tabla 3. Clasificación de la Composición Corporal

según el Porcentaje Graso

Fuente: American Council on Exercise

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obstante, la mejor opción al alcance de nuestras manos, es sin lugar a equívocos, la medición de la grasa corporal a través del adipómetro o plicómetro.

ÍNDICE DE MASA CORPORAL (IMC).

En inglés Body Mass Index (IBM), se conoce también como Índice de Quetelet. Es un simple pero objetivo indicador antropométrico, relativamente económico, fácil de recolectar y analizar para determinar el estado nutricional de la población en general, quizá el más utilizado a pesar de su incongruencia dimensional. Este índice relaciona la talla total (estatura) y el peso corporal total (PCT) con valores de morbimortalidad (por ejemplo, la diabetes, enfermedades cardiopulmonares, cáncer, entre otras), variables factibles de incorporar en cualquier valoración. EL IMC constituye la piedra

NIVEL

7% a 11% "Fitness" 10% a 14%

12% a 18% Aceptable 15% a 21%

19% a 21% Sobregraso Moderado 22% a 24%

22% a 24% Sobregraso en Riesgo 25% a 27%

25% a 27% Obeso 28% a 30%

28% a 30% Obeso en Riesgo 31% a 33%

31% o Más Obeso Morbido 34% o Más

NIVEL

2% a 4% Grasa Esencial 10% a 12%

5% a 13% Atletas 13% a 16%

14% a 16% "Fitness" 17% a 19%

17% a 23% Aceptable 20% a 26%

24% a 26% Sobregraso Moderado 27% a 29%

27% a 29% Sobregraso en Riesgo 30% a 32%

30% a 32% Obeso 33% a 35%

33% a 35% Obeso en Riesgo 36% a 38%

36% o Más Obeso Morbido 39% o Más

Fuentes: American Journal of Clinical Nutrition / American Council On Exercise / Tanita Corporation.

©2006 Dr. Augusto Agostini. Derechos Reservados.

Tabla 4. Porcentajes de Grasa Corporal, a través de Bioimpedancia

Eléctrica, según Edad y GéneroE

da

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de

30

os

HOMBRE MUJERES

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HOMBRE MUJERES

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angular en la actividad de endocrinólogos, nutricionistas e Instituciones Sanitarias para llevar a cabo estadísticas sobre la obesidad y/o para señalar algunas enfermedades alimentarias como la anorexia nerviosa o la bulimia y puede, además, ser válido para vigilancia nutricional o para monitorear seguimientos interregionales, ínterpaíses o estudios comparativos dentro de la misma región o país. En otras palabras, es una variable estandarizada y válida para este tipo de estudios; no obstante, los médicos tienen en cuenta la masa magra, raza, edad, género y otros factores que pueden contaminar su interpretación. El sobrepeso como es definido según el IMC no puede ser, tampoco, considerado un factor de riesgo cardiovascular y por lo tanto no puede ser usado como un único predictor clínico y epidemiológico de la salud cardiovascular.

Está reconocido, sin embargo, como una herramienta de valoración admitida a la hora de identificar individuos con exceso de peso. El sobrepeso y la obesidad, como importantes problemas de salud pública y definidos como acumulación excesiva de grasa (general o localizada) en el cuerpo, se correlacionan con valores de 25,0 y 29,9kg/m2 para el sobrepeso y mayores a 30kg/m2 para la obesidad. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2005), plantea una subcategorización de la obesidad: Obesidad tipo I, Obesidad tipo II y Obesidad tipo III, a las que les atribuye, respectivamente, riesgo moderado, riesgo severo y riesgo muy severo (Ver tabla 5); además, afirma que estas personas corren mayor riesgo de sufrir resultados metabólicos adversos, como el aumento de la presión arterial, colesterol, triglicéridos y resistencia a la insulina. Por tanto, un aumento del IMC incrementa de forma exponencial el riesgo de padecer enfermedades crónicas no transmisibles (ENT) como cardiopatías coronarias, ataques isquémicos y diabetes mellitus tipo 2. El aumento del IMC también se asocia a un mayor riesgo de padecer cáncer

De acuerdo a lo anterior, el IMC es el indicador recomendado por la OMS para evaluar antropométricamente el estado nutricional de poblaciones menores de 20 años, por su simpleza, bajo costo y adecuada correlación con la grasa corporal total (Dietz, William H.; Bellici, Mary C., 1999); sin embargo, esta correlación varía con la madurez biológica y disminuye de 0,90 en los pre-púberes a 0,32 en los púberes, en los adultos es menor aún. Por ello, diferentes autores señalan la importancia de ser cautelosos en el diagnóstico de la obesidad durante la pubertad o etapas posteriores al utilizar este indicador, y la necesidad de mejorar su disquisición considerando la raza, el género y el grado de desarrollo puberal alcanzado. Se estima que límites aceptables del IMC son aquellos que se asocian con un menor riesgo para la salud y por tanto con una mayor expectativa de vida, cuyos valores están comprendidos entre 19 - 25kg/m2, un IMC inferior a 15kg/m2 en ausencia de cualquier desorden físico o psíquico se utiliza, en la actualidad, como diagnóstico de anorexia nerviosa,

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trastorno alimentario muy frecuente en la población mundial en edad cada vez más temprana.

Hay que tener en cuenta que el IMC no refleja directamente composición corporal. Para mucha gente el sobrepeso significa exceso de grasa y, sin embargo, esto no siempre es así. Los atletas con huesos densos y músculos bien desarrollados podrían tener sobrepeso de acuerdo con el índice que estamos comentando; sin embargo, presentan bajos niveles de grasa. Un culturista puede ser clasificado con sobrepeso aunque no tenga grasa y de la misma forma, una gimnasta china pequeñita quedaría incluida en el rango de bajo peso aunque esté completamente sana. Por el contrario, la gente inactiva, muy sedentaria, puede tener un IMC y un peso adecuados cuando, de hecho, seguramente, pueden tener exceso en el porcentaje graso y, por ende, en la cantidad total de grasa corporal.

Por esto, la definición clásica y tradicional ha sido aplicada casi de manera exclusiva en adultos y, con reparos y limitaciones, en niños y adolescentes en edades de crecimiento y desarrollo (pre-púberes y púberes); por otro lado, la aplicación del IMC como criterio de valoración o calificación en grupos de adolescentes con actividad deportiva es motivo de discrepancias

Valores

principales

Valores

adicionales

INFRAPESO <18,50 <18,50

Delgadez severa <16,00 <16,00

Delgadez moderada 16,00 - 16,99 16,00 - 16,99

Delgadez aceptable 17,00 - 18,49 17,00 - 18,49

18,50 - 22,99

23,00 - 24,99

SOBREPESO ≥25,00 ≥25,00

25,00 - 27,49

27,50 - 29,99

OBESO ≥30,00 ≥30,00

30,00 - 32,49

32,50 - 34,99

35,00 - 37,49

37,50 - 39,99

Obeso tipo III ≥40,00 ≥40,00

Obeso tipo I 30,00 - 34-99

Obeso tipo II 35,00 - 39,99

Fuente: Organización Mundial de la Salud (OMS), 2005

Tabla 5. Clasificación internacional del estado

nutricional (infrapeso, sobrepeso y obesidad)

según el IMC y de acuerdo a la Organización

Mundial de la Salud

CLASIFICACIÓNIMC (kg/m2)

NORMAL 18,50 - 24,99

Preobeso 25,00 - 29,99

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(Malina & Bouchard, 1991, citado en Narváez & Narváez, 1999). Esto se debe a que los deportistas manejan altos pesos a expensas de MLG, es decir, presentan elevado desarrollo muscular y en estos casos el IBM sobreestima la grasa corporal mientras que, por el contrario, puede ser subestimada en personas que han perdido masa corporal (caso típico de la mayoría de los ancianos), circunstancia bajo la cual el IMC no contribuye de manera alguna a la valoración objetiva de deportistas.

Normalmente el deportista presenta una constitución física caracterizada por la redondez del cuerpo, tórax y hombros anchos y cuello corto. Suele tener menor estatura y, por lo tanto, se debería utilizar un IMC algo menor de 30kg/m2 para definir el umbral de obesidad. Algo parecido ocurre en las personas ancianas, cuya estatura ha experimentado una reducción de masa muscular que puede enmascarar un exceso de grasa. Un ejemplo típico de las limitaciones del IMC es el de un adicto al culturismo que puede tener un IMC de 40kg/m2 y sin embargo, no tener ningún exceso de grasa. Estos factores deben tenerse en cuenta al calcular el IMC adecuado que se obtiene por comparación del peso y estatura del sujeto con los valores medios de la población en general.

A causa de estas condiciones, se ha recomendado el IMC para la edad como el mejor indicador para el empleo en la adolescencia. La incorporación de la información sobre la edad requerida, ha sido validado como indicador de la grasa corporal total en los percentiles superiores (Klebanoff M. A. y col, 1988, citado en Narváez & Narváez, 1999), proporciona además continuidad con los indicadores de los adultos; gracias a todo esto, hoy día se cuenta con datos de referencia de elevada calidad como lo son las tablas publicadas por el informe del Comité de Expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre “El estado físico: uso e interpretación de la antropometría” (1995). Ahora, si bien es cierto que el IBM no se ha validado plenamente como indicador de la delgadez o la desnutrición en los adolescentes, sí constituye un índice único de la masa corporal, aplicable en ambos extremos.

En el marco de las consideraciones exhibidas sobre el IMC un grupo de médicos del Departamento de Nutrición y Bromatología, Facultad de Biología, Universidad de Barcelona, publican en el año 2005 un trabajo denominado: “Ventajas teóricas del Índice de Rohrer (Peso/Altura3) sobre el IMC (Peso/Altura2) para la estimación de la adiposidad en humanos”, donde plantean que el peso corporal está relacionado con el volumen corporal, el cual, a su vez, es función de elementos longitudinales de medida del cuerpo (L) al cubo; mientras que la superficie corporal está relacionada con el cuadrado de L. Este planteamiento es aplicable a cualquier sólido cuya forma se mantenga al experimentar cambios de tamaño, de acuerdo con las reglas básicas de alometría (Fernández Fernández, 2005). Por ello, el índice de obesidad no es directamente aplicable a poblaciones humanas que tengan diferencias notables

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en la altura (estatura), es decir, no es ajustable a adolescentes o niños porque cuanto más alto sea un individuo, un mismo porcentaje de grasa corporal dará valores de IMC más altos.

El artículo concluye que las implicaciones de esta desviación son considerables, especialmente cuando el patrón oro de la salud se basa en valores predeterminados del IMC, a pesar de que representen contenidos de grasa muy disímiles en individuos de diferentes alturas y que, en definitiva, la aplicación del IMC sin corrección a series de humanos da lugar a una minusvaloración de la grasa corporal en personas de talla baja, y una sobrestimación de ésta en los más altos. Esta desviación se suma a las ya conocidas en razón de etnia y género. Cabe, entonces, suponer que la tendencia secular de incremento de la altura en muchas poblaciones puede ser, en parte, responsable del incremento del IMC (y de su tipificación como sobrepeso u obesidad), lo que conduce a una sobrestimación de las tendencias al aumento de la incidencia de la obesidad y el sobrepeso.

Los autores sugieren que un planteamiento más ortodoxo de comparación del peso con una valoración teórica del volumen esperable a partir de la altura implicaría su comparación con el volumen derivado de la misma (L3), de modo que el índice de Rohrer (P/A3) teóricamente no ha de sufrir estas desviaciones, al representar una comparación directa del peso y el volumen teórico que corresponde a la altura del cuerpo, siempre que se mantengan sin cambios la forma y proporciones del cuerpo. Este planteamiento puede ser aplicado con ventaja a niños, adolescentes e individuos de ambos géneros y diferentes etnias. Por ello proponen el uso generalizado del índice de Rohrer para la estimación comparativa del grado de obesidad.

Bajo los anteriores razonamientos el cálculo del porcentaje de grasa corporal como correlato del IMC no debe ser usado, por tanto, más que en estudios poblacionales o, en todo caso, dentro de grupos humanos extremadamente bien definidos y uniformes. El IMC nunca debe ser utilizado para estimar la grasa corporal en individuos aislados o en la práctica clínica. Aspecto este que es considerado al entrar a analizar el Índice de Rohrer, también conocido como Índice de Forma Corporal (IFC), ya que compara la forma (volumen) real del cuerpo con la forma (volumen) teórica, que a su vez depende del cubo de la altura (L3), es decir,

Se establece así una comparación de correlatos del volumen que correspondería a una altura (A) y del que se mide experimentalmente el peso (P). Manteniéndose la forma del cuerpo todo el peso correspondiera a la masa magra, entonces el cociente no variaría dentro de un margen amplio de pesos y

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alturas. Sin embargo, cualquier desviación del peso debida a la acumulación de grasa aumentaría o incrementaría el valor del IFC.

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CIRCUNFERENCIA DE LA CINTURA (CC).

Según Ross (1987) y Norton (1994) la utilización de la CC es cada vez más promovido debido a su poder de identificar riesgo de padecer algunas enfermedades metabólicas y cardiovasculares asociadas al exceso de grasa intra-abdominal, esto es posible ya que esta variable antropométrica está fuertemente relacionada en ambos géneros con la grasa deposito. Se ha visto que no sólo la cantidad de grasa corporal total, sino que también su distribución (preponderancia en zona intra-abdominal) es un indicador importante acerca del riesgo de padecer ciertas enfermedades, tales como diabetes tipo II, hipertensión, y enfermedades cardiovasculares.

El instituto Nacional de la Salud de los Estados Unidos (NIH) ha recomendado que: “Umbrales de CC específicos al género pueden ser usados para identificar riesgo incrementado asociado a la grasa abdominal en adultos con un Índice de Masa Corporal (IMC) entre 25 y 34,9kg/m²”. A su vez, se encargan de aclarar que en personas con IMC normal (entre 18,5 y 24,9 kg/m²) una elevada CC podría también significar riesgo de padecer enfermedades asociadas. La Guía Canadiense para la Clasificación del Peso Corporal en Adultos (GCCPCA) afirma que la CC debería ser usada en personas con IMC de 18,5 a 34,9kg/m2 para identificar riesgos adicionales. En adultos con IMC superior a 35kg/m2 no es necesario conocer el ICC para establecer riesgos asociados a la obesidad (citado en Farinola, 2011).

Esto también ha sido estudiado por Janssen, I. et al., quienes concluyen que la utilización conjunta del IMC y la CC predice mejor la grasa intra-abdominal, valorada con Resonancia Magnética, que utilizar ambos indicadores de manera independiente (citado en Farinola, 2011).

Quizá el punto más atractivo de la valoración de la CC es la sencillez de su técnica y su conveniencia tanto económica como de tiempo. Esto sugiere que su valoración provee una metodología válida y simple que podrá alertar a la gente en riesgo y así comenzar a manejar su peso corporal adecuado para verse beneficiada. Luego de esto, y si es necesario, se podrían realizar análisis más sofisticados para confirmar o refutar lo detectado.

El principal inconveniente radica en determinar el sitio en que se debe medir este perímetro corporal. No existe una referencia ósea universal que soporte la medición, razón por la cual es la magnitud antropométrica que más variaciones tiene en cuanto a su localización. En consecuencia, existen posturas diversas sobre el protocolo entre las instituciones internacionalmente reconocidas entre las que se destacan (Farinola, 2011):

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Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición de los Estados

Unidos III (NHANES III): se coloca la cinta métrica horizontalmente alrededor del abdomen justo por encima de la marca previamente realizada sobre el borde más lateral y superior de la cresta iliaca derecha.

NIH: Recomienda la utilización del protocolo adoptado por NHANES III. La Organización Mundial de la Salud (OMS): Se efectúa la medición a

una distancia intermedia entre el borde inferior de la última costilla y la cresta iliaca, en un plano horizontal. Hay que palpar y marcar cada uno de esos puntos y determinar, marcándolo, el punto medio con una cinta métrica.

Sociedad Internacional de Avances en Cineantropometría (ISAK): En el nivel del punto más estrecho entre el ultimo arco costal (costilla) y la cresta iliaca. Si la zona más estrecha no es aparente, entonces la lectura se realiza en el punto medio entre estas dos marcas.

Manual de Referencia de Estandarización Antropométrica (ASRM. Lohman T. G. 1988): Se coloca la cinta en un plano horizontal, al nivel de la cintura natural de la persona, la cual está en la parte más estrecha del torso. En algunas personas obesas este sitio es dificultoso de identificar, en cuyo caso la cintura más estrecha hay que medirla entre las costillas y la cresta iliaca.

Guía Canadiense para la Clasificación del Peso Corporal en Adultos (GCCPCA): En la parte del tronco localizada a mitad de camino entre el borde inferior de la última costilla y la cresta iliaca.

Esquematizando lo anterior, afirma el autor, se puede observar:

El mismo Farinola afirma que los protocolos antes mencionados se pueden agrupar en tres sitios diferentes: a nivel de cresta iliaca, en la parte más estrecha, y a mitad de camino entre última costilla y cresta iliaca. A pesar de que el resultado es diferente en cada uno de los sitios, la CC medida en los tres puntos correlaciona bien con la cantidad de grasa acumulada en el tronco. Desde este punto de vista sería correcto utilizar cualquiera de los sitios de medición descriptos. Sin embargo, sugiere tener en cuenta lo siguiente:

el sitio escogido para medir CC debe ser el mismo que el utilizado para determinar las tablas de referencia, ya que diferentes sitios arrojan diferentes resultados. Por lo tanto, el evaluador debe estar al tanto de la técnica que se ha utilizado para formular las tablas normativas;

utilizar un sitio de medición ubicado a través de la palpación y marcar los puntos óseos, ya que de esta manera nos aseguraremos de medir

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siempre en el mismo lugar cuando se realizan seguimientos longitudinales. Por ejemplo, no utilizar el punto umbilical como referencia.

Los resultados derivados de la medición se confrontan con una tabla normativa, a partir de la cual se puede estimar el riesgo posible. En este sentido la OMS (1997) propone unos puntos de corte denominados “umbrales” (Ver tabla 6), para identificar el riesgo de llegar a padecer alguna enfermedad, se basaron en los trabajos que Lean, M. et al., realizados con población británica en 1995 y fueron adoptados tanto por NIH como por GCCPCA.

ÍNDICE CINTURA - CADERA (ICC)

Es el cociente que deriva de la relación de dividir el perímetro de la cintura de una persona por el perímetro de su cadera; estudios indican que una relación entre estos dos perímetros superior a 1.0 en varones y a 0.9 en mujeres está asociada a un aumento en la probabilidad de contraer diversas enfermedades (diabetes mellitus, enfermedades coronarias, tensión arterial, entre otras). El índice se obtiene midiendo el perímetro de la cintura a la altura de la última costilla flotante, y el perímetro máximo de la cadera registrada a nivel de la parte más prominente de los glúteos.

BAJO 79 93Primero

INCREMENTADO 80 - 87 94 - 101

INCREMENTADO

SUBSTANCIALMENTE88 102

Segundo

Fuente: Word Health Organization. Obesity, preventing and managing the global epidemic-report of a WHO

consultation on obesity. Genova: WHO, 1997

Tabla 6. Umbrales de CC para identificar personas con riesgo de

padecer Diabetes Tipo II, Hipertensión y enfermedades

cardiovasculares

TIPO DE RIESGO

CIRCUNFERENCIA CINTURA

UMBRALESHOMBRES

(cm.)

MUJERES

(cm.)

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El ICC se determina a partir de la expresión que tiene por forma:

De manera general se establecen como valores de normalidad para hombres entre 0.78 – 0.94, y para las mujeres entre 0,71 – 0.84; valores mayores están asociados a un síndrome de obesidad androide (“cuerpo de manzana”), mientras que valores menores están relacionados con un síndrome de obesidad ginecoide (“cuerpo de pera”). Los resultados encontrados se pueden igualmente cotejar, de acuerdo a la edad y el género, con una tabla normativa (Ver tabla 7) que nos indica el riesgo, a nivel cardiovascular, que para la salud puede poseer la persona evaluada.

La OMS apoyada en el lema “mejor prevenir que curar”, aduce que este parámetro es buen predictor de riesgo para ir vigilando la salud cardiovascular de manera sencilla, especialmente cuando las cifras superan los valores de normalidad, entonces recomienda tomar en serio el hecho de comenzar una vida saludable. Este índice es complementario al Índice de Masa Corporal (IMC), ya que el IMC no distingue si el sobrepeso se debe a retención de líquidos, hipertrofia o similar. De este modo el estimar el IMC y el ICC nos aproximarán mejor a conocer la situación de un individuo respecto al peso y riesgo cardiovascular.

ÍNDICE DE PESO ADECUADO (IPA)

El Porcentaje de Peso Adecuado (%PA) o Constituye otra medida antropométrica indirecta, que permite valorar el estado o situación nutricional al comparar el “peso real” o “peso observado”3 del individuo con su peso de referencia teórico (“peso esperado”), estableciendo diversos rangos de malnutrición por defecto o por exceso, a través de la siguiente fórmula:

3 El peso real o peso observado corresponde al peso que registra el sujeto evaluado en el

instante mismo en que se sube a la plataforma de la báscula, por ello es también identificado en nutrición como “peso báscula”. Otros autores lo reconocen como “peso actual”. El peso esperado coincide con el peso de referencia o peso reseñado por los estándares de comparación.

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1,02

0,88

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0,94

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5

La interpretación de este índice se realiza según criterios establecidos por los valores presentados a continuación (Ver tabla 8) y que son expresados como porcentajes (Marques Lopes, Iva; Russolillo, Giuseppe; Martínez, J. Alfredo, 2003).

PESO ADECUADO (PA)

Desde el punto de vista epidemiológico siempre se han buscado marcadores de obesidad de fácil obtención, fundamentalmente basados en el peso y la talla y, a veces, en la edad como ocurre con el Índice de Brocca, desarrollado en el año 1871 por el médico y cirujano francés Paul Brocca (1824 - 1880) a partir de estudios realizados con soldados y que constituye una forma rápida y sencilla de determinar el “peso corporal de referencia” (“peso adecuado” en la concepción teórica asumida en la disertación), o “peso teórico ideal” como lo denominan algunos tratadistas, de una persona adulta a partir de su estatura con la expresión de la forma:

Estado Nutricional %PA

Desnutrición Severa < 60

Desnutrición Moderada 60 - 90

Normalidad 90 - 110

Sobrepeso 110 - 120

Obesidad > 120

Tabla 8. Estado Nutricional según el

Porcentaje de Peso Adecuado (%PA)

Fuente: Marques Lopes, Iva; Russolillo, Giuseppe; Martínez, J. Alfredo,

2003.

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6

Donde PA corresponde al peso corporal adecuado expresado en kilogramos y E a la estatura medida en centímetros. El valor varía en relación al género aproximadamente ±10% en hombres y ±15% en mujeres. Si bien actualmente se utiliza aún en algunos trabajos científicos presenta serias limitaciones cuando se realizan estudios médicos en individuos con determinadas y variadas características antropométricas.

Otro método es el Índice de Lorentz, propuesto por el profesor francés Hendrik Antoon Lorentz (1853 – 1928) cuyo resultado debe llevar a pensar que es un peso saludable teniendo en cuenta que el cálculo es diferente tanto para hombres como para mujeres; la diferencia está determinada por estatura y una constante (K) que en los primeros K = 4.0 y en las segundas K = 2.0 (Marques Lopes, Iva; Russolillo, Giuseppe; Martínez, J. Alfredo, 2003), según la ecuación expresada en la forma:

[

]

También se encuentra la propuesta de la Metropolitan Life Insurance Company cuya fórmula está expresada en la forma:

Además se encuentran las propuestas por Perrault, Wan der Vael, Berethan, Keys y Travia (Dimagrire, 2011), que se establecen considerando unas la estatura y otras la estatura y edad, además, unas plantean diferencias según el género mientras otras unifican este criterio. Las ecuaciones corresponden a las expresiones que tienen por forma:

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7

AUTOR ECUACIÓN

Perrault [ (

) ]

Berthean [ (

)]

Van der Vael (Hombres)

Van der Vael (Mujeres)

Keys (Hombres)

Keys (Mujeres)

Travia

Estudios realizados por De Rose y colaboradores, desarrollaron matemáticamente una ecuación para el cálculo del peso adecuado de un deportista, a partir de una constante de 1.12, derivada del porcentaje de grasa de una muestra de referencia según el siguiente procedimiento:

Donde:

PTA: Peso total adecuado MCM: Masa corporal magra PGA: Peso de grasa adecuado %GA: Porcentaje de grasa adecuado

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8

Sustituyendo (2) en (1) tenemos.

Entonces:

Así, determinado el porcentaje de grasa en un grupo de referencia altamente calificado, es posible llegar a establecer la ecuación del peso adecuado para una población específica (De Rose, E. H., Pigatto, E. y Fontichella De Rose, R. C., 1984).

Como ejemplo, los autores estudiaron 209 jugadores profesionales de fútbol de cinco estados brasileros que participaban de los juegos finales del Campeonato Nacional, determinando el porcentaje de grasa medio de 10.65% (fracción de grasa media 0.1065), que fue por tanto considerado adecuado para esta especialidad. Sustituyendo en la ecuación (3) tenemos:

Entonces:

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9

El mismo racionamiento puede ser desarrollado para determinar el peso ideal de individuos sedentarios del género masculino, y que es de gran importancia en clínica médica, especialmente en la prevención de accidente isquémico y de obesidad. Merriman & Donegan citan como porcentaje de grasa adecuada para esta población un valor de 13% (fracción de grasa = 0.1300), lo que al sustituir este valor de porcentaje de grasa adecuada en la ecuación se obtiene una constante de 1.15 que es válida para sedentarios (1983, citado en De Rose, E. H., Pigatto, E. y Fontichella De Rose, R. C., 1984).

La determinación del “peso adecuado en futbolistas”, es aplicable para todos los deportes que presenten características similares de juego. Por aplicación práctica dicha constante viene siendo utilizada en deportes de colaboración oposición, especialmente en voleibol, baloncesto, pero no es recomendable para atletas fondistas o lanzadores dada la constitución tan disímil con los jugadores de fútbol (De Rose, E. H., Turra Magni, J. R., Guimarães, A. C., Gaya, A. D., 1974).

La Metodología de cálculo del peso adecuado creado por De Rose, Pigatto y Fonticielha de Rose (1984), a partir del fraccionamiento de la composición corporal de cuatro (4) componentes sugerido por Matiegka (1921), permite hoy día determinar con el mismo razonamiento (ecuación 5 presentada a continuación), pero con una mayor exactitud esta condición del peso corporal tanto en los deportistas, especialmente cuando existen tablas que establecen los rangos del porcentaje de grasa, considerada igualmente como adecuado (%GA), según la disciplina o modalidad deportiva (Ver tabla 8), como en los sedentarios donde coexisten tablas de estos porcentajes según edad y género (Ver tabla 9).

⁄ (5)

En los últimos años el interés en la relación entre el peso y la salud se ha desplazado, por su prevalencia a la obesidad porque las modificaciones en el peso corporal reflejan un cambio en agua, proteína, grasa y minerales, de ahí que la pérdida de peso total no se deba exclusivamente a la reducción de la grasa corporal. Usando los datos de los experimentos de semiayuno hechos en Minnesota en 1950, durante la segunda guerra mundial, y tras la liberación de los campos ocupados y el cese de hostilidades, Keys y Col demostraron que los cambios en la composición corporal humana son dependientes de la cantidad y

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0

duración del déficit de energía. Las comparaciones de los estimativos del balance energético confirmaron los análisis de composición corporal que mostraron que la pérdida de peso total no se debió solamente a la reducción en la grasa corporal (Miján de la Torre, 2004).

El método perfecto para la determinación de la composición humana corporal debería ser relativamente poco costoso en la compra inicial de equipos y para el mantenimiento de la operación debería demandar pocos inconvenientes para el sujeto valorado; debe ser operado por técnicos entrenados y rendir resultados altamente reproducibles y exactos. Desafortunadamente, no existe ningún método disponible que llene estos criterios estrictamente. En la práctica, sin embargo, hay un compromiso entre el costo, la facilidad de operación, y la confiabilidad.

PCT (Kg.) %G PCT (Kg.) %G

Tenis de Campo 77 15 - 16 56 20

Atletismo Fondo 63 - 72 05 - 18 53 - 57 15 - 19

Atletismo Medio Fondo 72 07 - 12

Atletismo Velocidad 73 - 74 05 - 07 57 19

Lanzamiento Disco 105 - 111 16 71 25

Salto y Vallas 59 21

Lanzamiento Bala 113 - 126 17 - 20 78 28

Voleibol 86 12 60 - 71 18 - 25

Pesas Envión 77 - 92 16 - 20

Pesas Olímpico 88 12

Físico - culturismo 83 - 88 08 54 13

Lucha 66 - 82 04 - 14

Béisbol 83 - 90 10. - 16

Baloncesto 84 - 109 07 - 11 63 - 68 21 - 27

Ciclismo 67 09 61 15

Ballet - Danzas 48 - 51 16 - 21

Gimnasia 69 05 50 - 58 10. - 24

Fútbol 72 76 09 - 11

Natación 59 - 79 05 - 11 57 - 67 15 - 26

Citado en Gatorade Thirst Quencher.

Tabla 8. Valores estándar de peso y porcentaje de grasa corporal

de acuerdo a la modalidad deportiva

DeporteHombres Mujeres

Data adapted de from Wilmore JH. Costil DL. Training for Sport an Activity

Physiological Basic of the Conditianinig Process 3rd ed Boston. Allyn & Bacon. 1987.

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1

Como las técnicas que son menos costosas tienden a tener poca precisión en el estimativo de la composición corporal mientras las más costosas presentan un mejor potencial de proveer estimativos precisos de la masa grasa y masa magra se ha de tener en cuenta, dentro de las limitaciones descritas, que la selección de cualquier método o la combinación de métodos en sí puede ser útil para llegar a objetivos de investigación; sin embargo, la selección de un todo depende del entendimiento de consideraciones prácticas (costos, facilidad de operación, técnicas requeridas y cooperación del sujeto) y de las limitaciones que el mismo método presente.

Existen otros procedimientos a través de los cuales se puede igualmente determinar el “peso adecuado”, peso buscado o peso de competencia como también se le reconoce en otros ámbitos, entre los se destacan los siguientes:

En función de la masa corporal magra y el porcentaje de grasa deseada o adecuada, que puede ser relativa a la edad, al género y/o a la modalidad deportiva.

Donde:

Excelente Bueno Promedio Bajo Deficiente

20 - 29 < a 10 11 a 13 14 a 20 21 a 23 > a 24

30 - 39 < a 11 12 a 14 15 a 21 22 a 24 > a 25

40 - 49 < a 13 14 a 16 17 a 23 24 a 26 > a 27

50 - 59 < a 14 15 a 17 18 a 24 25 a 27 > a 28

> a 60 < a 15 16 a 18 19 a 25 26 a 28 > a 29

20 - 29 < a 15 16 - 19 20 - 28 29 - 31 > a 32

30 - 39 < a 16 17 - 20 21 - 29 30 - 32 > a 33

40 - 49 < a 17 18 - 21 22 - 30 31 - 33 > a 34

50 - 59 < a 18 19 - 22 23 - 31 32 - 34 > a 35

> a 60 < a 19 20 - 23 24 - 32 33 - 35 > a 36

Mujer

Tabla 9. Valores estándar del porcentaje de grasa corporal en población

general, según género y edad

Data adapted de from Wilmore JH. Costil DL. Training for Sport an Activity Physiological Basic of the Conditianinig

Process 3rd ed Boston. Allyn & Bacon. 1987. Cfr. Gatorade Thirst Quencher.

Género EdadCategoría de Clasificación

Hombre

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2

PA: Peso adecuado MCM: Masa corporal magra %GA: Porcentaje de grasa adecuado

En función de los porcentajes de grasa observada y adecuada, conociendo que:

Donde:

%GO: Porcentaje de grasa observada (o actual) %GA: Porcentaje de grasa adecuado PO: Peso corporal observado (o actual)

Y que:

Entonces:

Para estimar el peso a perder, en función de los porcentajes de grasa observado o actual y el estimado a perder, sabiendo que:

Donde:

%GO: Porcentaje de grasa observada PG: Peso graso %GP: Porcentaje de grasa a perder PP: Peso corporal a perder

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3

Entonces:

COMPOSICIÓN CORPORAL A LO LARGO DE LA VIDA

A lo largo de toda la vida del ser humano se van produciendo cambios en la composición corporal al igual que en el funcionamiento de todos los órganos. Ya en la infancia se producen modificaciones corporales con un mayor crecimiento de las extremidades inferiores en relación al tronco. Hay factores determinantes que influyen en la composición corporal y morfología en la infancia como son los genes específicos de cada género. Además, el sistema endocrino actúa sobre el cartílago de crecimiento contribuyendo a la transformación del cartílago en tejido óseo, con lo que promueven el alargamiento y engrosamiento de los huesos. Los factores del crecimiento favorecen la división del condrocito que más tarde se convertirá en osteocito, mientras que diversas hormonas como la calcitonina y la vitamina D, entre otras, favorecen la mineralización del hueso.

La adolescencia es otra etapa donde se producen cambios importantes en la composición corporal, hay una aceleración del crecimiento en longitud y un aumento de la masa corporal total, presentando diferencias según el género en cuanto a cronología e intensidad. Hacía los 10 años, las niñas han alcanzado el 84% de la altura del adulto y los niños sólo el 78%. En cuanto al peso corporal los niños a esta edad tienen el 55% y las niñas el 59% del adulto. El aumento en la masa grasa y muscular se va apreciar por el desarrollo de los hombros en los niños y las caderas en las niñas, en ellas la grasa corporal total aumenta casi en un 120% antes de menarquia; sin embargo, en el varón es entre los 10 y 20 años cuando aumenta su masa corporal libre de grasa en valores cercanos los 35.0kg, mientras que en la mujer lo hace sólo en la mitad, aproximadamente unos 18.0kg.

La masa grasa tiende a aumentar entre los 40 y 50 años, tanto en varones como en mujeres y continúa aumentando hasta llegar a los 70 -75 años. También se modifica su distribución puesto que suele acumularse más en el tronco que en las extremidades, y ocurre lo mismo en los órganos internos. En la edad adulta la masa magra evoluciona hasta llegar a su punto álgido que se produce alrededor de los 30 años en los varones, las mujeres la mantienen aproximadamente hasta los 50 años que es cuando empieza a descender, aunque de forma más lenta que en los hombres. Respecto a la masa ósea es

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4

entre los 30 - 35 años que se consigue el punto o valor más elevado y, a partir de allí, empieza a decrecer. En las mujeres este descenso puede precipitarse con la aparición de la menopausia y como consecuencia de ello comienzan a manifestarse distintos grados de osteoporosis. El contenido de agua en la composición corporal viene a representar un 70%, en un adulto joven y un 60% en una persona menos joven; sin embargo, en personas adultas el agua llega a disminuir hasta llegar a un 50%. Por supuesto estas pérdidas de agua están relacionadas, como se describió anteriormente, con las pérdidas de masa magra (Lorenzo Benitez, 2001).

TALLER PRÁCTICO.

Complementando la información suministrada en la determinación del Peso Adecuado, y a manera de ejemplo, se entra a valorar una persona identificada como S-M01 que presenta al momento de la evaluación, entre otros, los siguientes datos antropométricos: edad 21 años, talla de 156,0cm., peso corporal total de 53,4kg., género femenino, tipo sedentario, diestra y complexión media. De acuerdo al análisis del “peso adecuado” se puede aseverar que se hallaron, de acuerdo a diferentes protocolos, los siguientes valores:

Protocolo Ecuación Utilizada para determinar el Peso Adecuado PA (kg)

Brocca 56,0

Lorentz [

] 53,0

Metropolitan Life

Insurance Company 54,5

Perrault [ (

)] 54.1

Wan der Vael

(Mujeres) 53,6

Berthean (

) 55,3

Keys (Mujeres) 52,7

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5

Travia 50,4

PROMEDIO 53,7

Índice de Peso

Adecuado ⁄ 105,7

Normal

ANÁLISIS.

De acuerdo a lo anterior, el menor valor del “peso adecuado”

encontrado fue de 50.4kg. a través del protocolo de Travia y el mayor fue de 56.0kg. derivado del Índice de Brocca, mientras que el peso adecuado promedio es del orden de 53,7kg. Según la constante de 1.15, definida por Merriman & Donegan para sedentarios, donde se considera el peso adecuado como el producto de la MCM (45.2kg.) por la constante, el peso adecuado sería de 51,98kg. Ahora, como el rango de porcentaje de grasa estándar para la población en general, según género y edad (Tabla 9), considerado igualmente como adecuado o recomendado, que está en la categoría de “bueno”, oscila entre 16% y 19%, se desprende que el peso adecuado mínimo, según la metodología de cálculo creado por De Rose, Pigatto y Fonticielha de Rose (1984), debe ser del orden de 53,81kg. y el peso adecuado máximo de 55.8kg.; este sería, en última instancia, el rango de peso adecuado recomendado para la persona evaluada (S-M01), que comparado con el “peso observado” (53,4Kg.) se puede afirmar que presenta “normalidad”. Esta afirmación es corroborada por el índice de peso adecuado ya que el resultado porcentual de dicho índice es de 105.7 por ciento, lo que se valora, según la tabla 8, como estado nutricional “normal”. Se le puede recomendar entonces, según el estándar de grasa, llevarlo de una situación “buena” a una “excelente”, lo que implicaría reducir un poco el porcentaje de la misma (menor al 15%), sin llegar a disminuir o afectar el peso corporal total, lo que implicaría una dieta balanceada y un trabajo físico con énfasis en el desarrollo de la fuerza muscular.

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