Intervención de María Gámez , Portavoz del GMS, en el Debate del

estado de la ciudad 2014.

Hoy afrontamos el debate de la ciudad. El último de esta etapa de gobierno y a

cinco meses de las próximas elecciones municipales. Por eso se trata de un

debate que va más allá de este año. Cierra de alguna forma una etapa de

gobierno, y quién sabe, puede que una etapa mucho más extensa de gobierno

del que es ya por quince años Alcalde y de un gobierno del Partido Popular que

cumple ya dos décadas.

El contexto para hablar de la política de la ciudad es, no sólo por la cercanía de

las elecciones, muy especial; sino porque estamos viviendo unos tiempos en

los que se habla mucho de política, preocupa mucho la política, a todos los

niveles, aunque al tiempo se critique o se desprecie en general a los políticos.

Eso hace que este debate (el más político de cuantos se desarrollan en este

Pleno) sea también más particular aún si cabe.

Es el cuarto debate del que he participado (Ud. ya lleva once) y es el último de

una etapa ya casi finalizada de responsable del primer partido de la oposición,

después de haber conocido más y mejor la ciudad, a los malagueños y por

supuesto las “tripas” de este Ayuntamiento y las formas de gobierno de este

equipo y de su Alcalde.

Ni la ciudad, ni el momento, ni el contexto son los mismos. Yo tampoco soy la

misma que participó del primer debate del 2011.

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Cuatro años a pie de calle, les decía, y aunque esta ciudad es muy grande y

diversa, que dan para mucho. Muchos barrios, mercados, asociaciones,

empresarios y reuniones mantenidas. Cientos de personas a las que hemos

acompañado en sus iniciativas, haciéndolas nuestras, y decenas de miles con

los que hemos conversado, y compartido tanto momentos lúdicos como malos

tragos y dificultades.

Este es el trabajo de quienes estamos en la vida municipal, que te atrapa. Una

experiencia política sin igual por intensa y cautivadora. Muchas muestras de

afecto, también de alegrías, pero también muchos momentos de rabia y

tensión, y no pocas lágrimas. Nunca imaginé que me tocaría vivir la vida

municipal desde las lágrimas (las que salen y las que se aguantan) y el dolor

de tantas personas. Tampoco me imaginé que nunca serán bastantes para

acostumbrarse a ellas.

Yo no soy la misma exactamente tras cuatro años. Es un permanente

aprendizaje. Pero es que además intuyo que no habrá el próximo año otro

debate igual ni con los mismos interlocutores ni con los mismos en los mismos

sitios.

Por eso este debate de la ciudad será único.

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Con este bagaje y en este contexto, incluido el mío personal, tenía la opción de

hacer el debate cronológico o sumatorio de los temas que han conseguido

notoriedad, el de los “lugares comunes” del que en este pleno hemos hablado

cientos de veces (casi no es una exageración); o hablar de lo que, sencilla y

llanamente, le preocupa a la gente. Porque puede haber diferencia. O el

enfoque puede ser distinto.

La opción, por tanto, para mí era elegir entre el debate de la ciudad, o el debate

de los ciudadanos. Y he elegido, sin duda, lo segundo.

La ciudad al final es sólo el tablero o espacio físico (privilegiado el nuestro,

desde luego), donde viven las personas que nos eligieron (y otras muchas que

no nos eligieron) y ante quienes respondemos (eso sí, respondemos ante los

que nos eligieron y ante los que no).

Las personas deben ser el centro de nuestra tarea, ocupación y preocupación.

Eso me obliga a hablar sobre los problemas que consideran más relevantes los

ciudadanos, y estos son de lo que se habla en cada rincón, cafetería, o reunión

por toda la ciudad, y los que encuestas tras encuestas destacan todos: es

debate y preocupación para ocho de cada diez personas, el paro, en primer

lugar. Sobre la corrupción, en segundo lugar. Y sobre los asuntos económicos y

los políticos y/o la política como parte del malestar.

Por eso me pregunto en este debate. ¿Qué hemos hecho desde este

Ayuntamiento por los asuntos que son de mayor preocupación para los

malagueños?

3

El desempleo, que en esta ciudad ya afecta a 79.220 personas, es el principal

problema de los malagueños. De estos, 34.340 son mayores de 45 años. Es

decir, un 43 % de parados son mayores de 45 años. Más de la mitad, el 54%

son mujeres. Y este segmento de paro ha aumentado en la capital un 17%

desde octubre de 2011.

Con estas duras cifras, nos toca preguntarnos si hemos hecho lo que se

esperaba de nosotros para cambiar esta realidad.

El paro no sólo tiene efectos devastadores sobre quien lo sufre, desde el punto

de vista económico. Desestabiliza todos los órdenes de la vida, y sus

consecuencias forma ondas concéntricas como cuando tiras una piedra al

agua: los sufre el abuelo pensionista, que ahora tiene que ayudar a sus hijos en

paro; los sufren los hermanos, que no disfrutan de su propio bienestar a

sabiendas de esta carencia tan cerca. Las sufren los niños, aunque no la

comprendan del todo. La sufren los amigos, que adaptan las quedadas a no

poner en un compromiso al parado. Raro es ya la persona que no tenga o no

haya cambiado de alguna forma su vida por tener en su círculo más cercano

una persona en desempleo.

He dicho ya en muchas ocasiones en este pleno que los Ayuntamientos tienen

una capacidad limitada para combatir el problema global del desempleo pero la

pregunta es si ha hecho todo lo que le cabía hacer para estimular o crear

empleo. O si ha posibilitado que el empleo que genera directa o indirectamente

llegue a quienes menos fortuna o posibilidades tiene: me refiero a quienes ya

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no tienen ninguna prestación o por su edad o circunstancias llevan más tiempo

en desempleo.

La pregunta es ¿la inversión pública que se hace en la ciudad, ha sido la capaz

de generar el mayor número de empleos posibles? ¿Se han buscado proyectos

capaces de ser tractores de otros empleos, los máximos posibles y estables?

A nuestro juicio, no. Por supuesto que cada obra (la del campamento Benítez)

activa cierto número de empleo, sólo que estos son fugaces. Duran lo que dura

la ejecución de la obra. Por supuesto que cada nuevo Museo genera empleo

durante su construcción y crea algunos (pocos) en su funcionamiento, pero

activarán otros derivados de quienes lo visiten.

Pero yo me refiero si hemos buscado proyectos capaces de crear empleo

sostenido, estable y en número suficiente como para incidir de una forma clara

sobre las cifras del desempleo. Me refiero a nuevos espacios empresariales

atractivos, o el reforzamiento y ampliación de nuestros polos económicos: el

puerto, el PTA o el aeropuerto. Es cierto que Ud. ha invertido en la ciudad

turística, pero hay otras muchas oportunidades de generación de empleo y

riqueza que Ud. ha soslayado.

Desde el GMS he defendido la oportunidad de hacer sin coste alguno del

aeropuerto un HUB de conexiones internacionales, y con una inversión

relativamente corta ampliar el tráfico de mercancías para el puerto (el

soterramiento), o destacado la necesidad de conectar más eficazmente nuestro

parque tecnológico, para hacer más atractiva la instalación de empresas

tecnológicas. Nada de esto, no obstante, ha prosperado.

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Por otro lado nuestra propuesta de incluir cláusulas sociales en la contratación

pública municipal tampoco ha sido aprovechada, a pesar de que eso hubiera

posibilitado que las obras municipales hubieran llegado a manos de quienes

más necesitaran de un trabajo a igual cualificación. Si comparte esta

sensibilidad, en las próximas obras que se inicien, aún está a tiempo.

También he defendido programas de empleo municipales como sí ha hecho el

gobierno andaluz, donde 3.207 empleos nuevos se han generado, y aunque lo

son por un tiempo reducido ha dado un respiro económico y psicológico a otras

tantas familias, aparte de cumplir con una buena labor en la ciudad. Generan

empleo y al tiempo contribuyen a mejorar nuestros entornos urbanos.

En esta línea propusimos un plan de empleo local para 3.000 jóvenes dotado

de un presupuesto de de 1,8 millones de euros, un presupuesto que Ud.

cómodamente ha sacado en los últimos meses para elegir otras prioridades. No

lo ha hecho Ud. pero aún está a tiempo de hacerlo Sr. de la Torre.

El empleo directo de servicios de responsabilidad municipal para colmo, se ha

visto también cercenado por un plan de ajuste, por lo que aunque los puestos

de plantilla se han mantenido, pero de facto se ha perdido muchos puestos de

trabajo eventuales entre los de LIMASA, los de LIMPOSAM puesto que las

bajas no se han cubierto y las necesidades extraordinarias se han suplido con

personal existente o sencillamente no se han efectuado. Contratos como los

que hemos visto en LIMPOSAM de 7 horas y 13 minutos semanales, es decir

contratos de una hora al día que consumen más tiempo en desplazarse a

trabajar que en el trabajo mismo, domingueros o eventuales de LIMASA de un

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día a la semana, que con 300 euros malviven como única fuente de ingresos

de la familia.

¿No es vergonzoso que desde las instituciones, municipales o de cualquier otro

tipo, se de el mal ejemplo de contratos que son declarados en fraude de ley,

que tan sólo genera otra categoría de pobres, la de pobres con sueldo?

Estoy segura Sr. de la Torre que de esto que le hablo, del paro o la del empleo

precario, le es familiar, porque lo ve fuera, en las calles, pero especialmente

dentro de este pleno. Cada último jueves de mes, un grupo de alguno de estos

trabajadores municipales ha estado denunciando esto. Lo cierto es que ni esta

realidad que ha visto con sus ojos, ni las propuestas que les hemos ofrecido

desde el GMS, han cambiado ni un ápice su hoja de ruta para estos años.

En definitiva, Sr. De la Torre. Ud. se ha mostrado sin competencia, o lo que es

lo mismo, se ha reconocido incompetente para trabajar contra el paro y la

precariedad. El primer problema para los malagueños.

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Consideran una mayoría abultada (8 de cada diez encuestados por el CIS) que

la corrupción es el segundo problema en importancia. Ciertamente los últimos

sucesos de tarjetas Black, operación Enredadera o los viajes particulares del

Sr. Monago han causado enorme alarma social máxime cuando estos llovían

sobre el mojado suelo de la trama “Gurtel”, de Bárcenas o del caso Noos. Una

alarma comprensible que provoca una desazón, una desconfianza en los

políticos que ya vemos que no va a ser fácil rehabilitar. Este clima de

desconfianza en los políticos nos hace ser vistos como personas que venimos

a sacar provecho propio o a actuar buscando el bien personal antes que el

común.

Esto es un asunto muy serio. Debería hacerlos reflexionar profundamente por

qué los políticos ya no somos vistos como instrumentos para solucionar

problemas sino que nos convertimos en EL problema. Y debería hacernos

actuar rápidamente para cambiar este estado de cosas.

La forma de cambiarlo es un cambio radical en la forma de hacer política. A mi

juicio, para revertir esta ya “presunción” de culpabilidad, hay que colocar en el

frontis de la acción del gobierno municipal nuevos (los que siempre debieran

habernos acompañado) principios de la política:

1) la verdad. La palabra dada.

2) la ejemplaridad

3) reconocimiento de errores y la corrección

4) asunción de responsabilidades políticas

5) el interés general y la negación del propio

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6) el interés general y no el interés partidista

7) la participación y la trasparencia

Los políticos tenemos que ser ejemplares. Debemos demostrar que se

actúa para buscar el interés común, y que el interés propio o el de algunos

allegados deben quedar complemente fuera de la intención del gobernante.

Los políticos no deben amparar, sino corregir los comportamientos no

ejemplares de quienes dependen de ellos. La austeridad antes de ser

exigida para los ciudadanos debe ser ejercida por sus gobernantes en toda

su acción política. Los gobernantes deben procurar un reparto equitativo de

cargas sobre quienes gobiernan. No se deben confundir los intereses del

partido con los intereses de la institución. Y los compromisos están para

cumplirse. Y los recursos públicos deben ser adjudicados a quien mejor

pueda prestar las obras y servicios, y justamente.

Y le pregunto Sr. de la Torre, ¿cree Ud. que se ha comportado de conformidad

con estos principios?, o por el contrario ¿Cómo ha recortado los derechos

económicos de los trabajadores municipales bajo la premisa de que “no hay

dinero” mientras perpetúa sueldos astronómicos como el de el gerente de la

EMT para que termine cobrando 128.000 euros? ¿Es eso ejemplarizante?

¿Cómo se puede dar una subvención a fondo perdido de seis millones de

euros a un museo que nunca abrió como el de las gemas? ¿da Ud. Recursos

económicos ingentes sin garantías?

¿Cómo permite que un medio de comunicación público como Onda Azul tenga

una gerente con compromiso político manifiesto con quien gobierna? ¿No

están confundidos los intereses partidistas con los institucionales?

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¿Cómo se garantiza la concurrencia en los contratos públicos locales, cuando

una cuarta parte de estos terminan siendo adjudicados a dedo? ¿Se procura

que no haya confusión del interés personal con el general? ¿No genera esto

cierto clientelismo?

¿Cómo permite y avala que la grúa municipal se salte el procedimiento y la

ordenanza dependiendo de quién sea el coche?? ¿No nos recuerda esta forma

de gobernar a otros tiempos??

¿Cómo puede volver a presentarse a las elecciones municipales cuando el

compromiso firmado por Ud. para estos cuatro años, y los compromisos

electorales de las elecciones del …. Ya agotado casi el mandato, no se haya

cumplido ni la mitad del mismo? Ejemplos… ¿qué valor tiene la palabra dada?

Pero le digo más…

¿Cómo pudo decir que como alcalde se dedicaría a la ciudad 25 horas al día

para simultanear inmediatamente el sillón de la alcaldía con el del Senado?

¿Cómo permitió y normalizó que se pagara con protocolo municipal el viaje de

su cónyuge a Roma (y otros a Madrid)?

¿Cómo media Ud. en una reunión para una recalificación de suelos en los que

tenía interés su sobrino?

Sr. De la Torre, si los ciudadanos con las noticias nacionales ya estaña

preocupados con todas las malas prácticas, con su actuar y el de los

suyos Ud. ha contribuido al desprestigio de la política.

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Ud. los aleja cada día más de la política permitiendo y conviviendo con

los compromisos falsos, con los privilegios, con las prácticas

clientelares, con la discrecionalidad, con la mala gestión y con el

despilfarro.

¿Podía Ud. haberlo hecho de otra manera? O al menos, advertido de esas

conductas reprochables, ¿Podría haber reconocido el error, haberse exigido

responsabilidades, y puesto remedio para hacerlo con la nobleza que requiere

la buena política?

Podía, y nos hubiera sorprendido porque en sus 15 años de alcalde nunca le

hemos oído reconocer un fallo, un error, un tropiezo o un arrepentimiento en las

decisiones adoptadas.

Por lo tanto el trabajo que nos queda a los demás es ingente, pero

imprescindibles. Crear nuevas reglas, poner cortafuegos a conductas

antiestéticas, antiéticas o inmorales, o malas prácticas.

Pero el desprestigio se ceba con todos. También con quienes nos

comprometemos a cambiar estas terribles malas, perversas e impúdicas

formas de gobernar. Pero no nos queda otro camino. El de señalar que otra

forma de gobernar es posible.

Porque lo creo y porque lo exigen los ciudadanos. Donde

-los compromisos se cumplan,

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-donde haya rendición de cuentas obligada y reglada ante el pleno sobre los

compromisos electorales adquiridos

-donde todos los que formen parte del gobierno firmen un código ético de

comportamiento que excluya la aceptación de regalos o prebendas,

comportamiento y justificación de gastos o dietas derivados del trabajo,

justificación y memoria de necesidad sobre los mismos, etc…

-donde no haya sueldos superiores al del propio primer edil del ayuntamiento

-donde los intereses privados no tengan cabida ante un ejercicio pleno de

trasparencia, donde no haya margen para contratos sin concurrencia

-donde se garantice la independencia de los dirigentes de los medios de

comunicación local, eligiendo a éste por consenso de las fuerzas políticas

- donde la autolimitación de mandatos y la renovación política prevenga de los

vicios de la perpetuidad de sus dirigentes

- donde la transparencia absoluta y real de toda la actividad municipal (lo que

se compra, quien se contrata, lo que se hace, y cuánto nos cuesta) prevenga

de malas prácticas

-donde el primero en cumplir con la legalidad y por supuesto con el urbanismo

sea el propio Ayto.

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En Málaga siempre se hace lo mismo porque lo hacen los mismos. Frente a

esas redes clientelares que dominan el equipo de gobierno el antídoto es

transparencia.

Propongo transparencia en la contratación pública, airear la contratación

pública para que entren nuevas ideas, evitar la concentración de los contratos y

licencias en unos pocos, eliminar la partición en pequeños contratos los que

son grandes obras…. Defiendo un ayuntamiento que intervenga sin interferir en

la libertad del mercado, sino para que sea un mercado verdaderamente libre.

Nuevas reglas que acaben con antiguos y prolongados vicios.

La situación económica de las familias. La pobreza. La desigualdad.

Si nos vamos a la tercera de las preocupaciones de los ciudadanos, veremos

que son los asuntos de la economía.

¿Cómo no va a preocupar la economía, cuando casi una cuarta parte de la

población en Málaga capital –concretamente el 22,6%– vive por debajo del

umbral de la pobreza?

128.000 de sus habitantes se las tienen que arreglar para sobrevivir con

ingresos inferiores a 7.533 euros al año, es decir, con menos de 628 euros al

mes.

Los datos corresponden al estudio 'La distribución de la renta en la ciudad de

Málaga', publicado por el Observatorio de Medio Ambiente Urbano (OMAU) de

este mismo Ayuntamiento.

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Califica en sus conclusiones la situación como «grave» y arroja los mayores

índices de pobreza para las zonas del nordeste y noroeste de la capital, que

corresponden a las áreas de Pedrizas y la Rosaleda –con barriadas como

Ciudad Jardín o Palma-Palmilla– y a las de Campanillas, Teatinos y Puerto de

la Torre. Ambas presentan unas tasas de riesgo de pobreza que llegan a

alcanzar al 27% de la población. En el Centro se maneja un 20-22% y en la

macro-área del litoral oeste (Carretera de Cádiz, Guadalhorce, Churriana y

Bahía de Málaga) se sitúa entre el 21% y el 23%.

El informe también hace referencia al reparto de los ingresos entre los

diferentes estratos sociales, revelando que el 10% de la población malagueña

con mayor nivel de renta obtiene el 23% de los ingresos totales mientras que el

10% de la población con menores niveles obtiene únicamente un 3%.

Los autores del estudio han alertado de que los niños son el colectivo más

vulnerable ante situaciones de escasez económica como la actual. Así, el

porcentaje de menores de 16 años que vive por debajo del umbral de la

pobreza en Málaga es del 31%, muy superior al de adultos (que es del 18,2%)

y al de ancianos (20,8%)

La ciudad vive en la desesperanza, dividida. El distrito más grande

se llama desigualdad. Y hay pocos barrios que se llamen esperanza.

Nuestra obligación ante esta realidad es un ayuntamiento que sin ambages la

lucha contra la desigualdad entre barrios y dentro de ellos. Sólo una ciudad de

la esperanza es una ciudad económicamente eficaz.

El empleo se crea y se destruye en los barrios. Un ayuntamiento es

competente en materia de empleo, pero sobre todo en desempleo.

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Coordinar la atención social y la orientación laboral será

prioritario.

Con los datos de desempleo y de pobreza en la ciudad, las prioridades de la

misma y la congruencia del modelo político son una exigencia moral.

A esto me refiero….

Celebramos eventos tecnológicos de primera línea, lo reconozco, en un palacio

de ferias deficitario a menos de 500 metros del barrio de San Andrés, con una

tasa de desempleo que duplica la tasa de desempleo media en la ciudad.

Imaginamos el futuro a mil pasos del fracaso de nuestro presente.

Existe un gran abismo, la mayoría de las veces, de la realidad de la calle con la

realidad de los viernes de su junta de gobierno local:

La pobreza infantil, esa que refleja como denuncia el vídeo de UNICEF donde

una niña…., chirría dolorosamente con los 300.000 euros que pagamos a los

organizadores de la factoría de dibujos infantiles para que disfruten los niños de

padres que pagarán más de 60 euros por familia.

…..

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Y sin embargo la ciudad visible es la ciudad sufrida. Esa que usted pisa sin

verla. Y esa ciudad visible es la que tenemos que cambiar.

Tenemos que garantizar la igualdad de los malagueños: vivan donde vivan, tan

cerca o lejos del centro; tengan lo que tengan. El contrato social en la cuidad

debe fundarse en un compromiso por la igualdad.

¿Por qué cree sino que defendimos a capa y espada la reversión de un cambio

en la tarifa del agua, si no es porque profundizaba en la desigualdad de

aquellas personas más desprotegidas, jóvenes sin empleo o mayores que no

sobrepasaban la cifra mágica de más de tres en el domicilio, y cuyas facturas

se dispararon sólo por consumir un bien básico y elemental?

La respuesta a esa situación de desigualdad no era la ducha de los 11 litros, Sr.

De la Torre, era simplemente haber considerado cerca de 40.000 ciudadanos

con nombres, apellidos, DNI y rúbrica.

Cuando propongo el cambio de prioridades, en cambiar la política municipal,

estoy proponiendo una ruptura con un modelo que ha abandonado donde vive

la gente.

Porque en Málaga se invierte en marca y no donde vive la gente.

Ud. como alcalde piensa en la ciudad visitable, mientras otros, yo, pienso en la

ciudad habitable. La primera es importante, no lo dudo, pero la segunda es la

que realmente mejora la vida de la gente.

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La ciudad visitable, como un escenario de cartón piedra, luce como una

catedral gótica de miles de vatios y está limpia. Pero en los barrios, las farolas

han sido ajustadas para dar ahora una luz macilenta y la basura forma parte del

mobiliario urbano.

La Málaga de hoy debe ser la prioridad en tiempos de crisis, debe concentrar

nuestros esfuerzos y debe tenerse en cuenta para el futuro. Porque me

pregunto: con un aumento del 17 por ciento de parados mayores de 45 años en

tres años, con esa situación, ¿Usted cree que las familias tienen para visitar

museos?

La desigualdad, señor De la Torre, reordena las necesidades de las familias. Y

sepa usted que los hijos de las familias sin recursos preferirán un empleo

precario a seguir estudiando. La desigualdad engendra desigualdad. No puede

sentirse ajeno a esa realidad.

Cuando hablo de una Málaga más igual no es una Málaga más

igualitaria. Podemos ser diferentes pero no desiguales. No hay una

Málaga más destacada o una que esté por encima de otras “Málagas”. La

ciudad vive en su pluralidad. Su riqueza es la pluralidad. El papel

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del ayuntamiento debería ser el de garante de esa pluralidad,

enriquecedor y valiente, nunca uniformador.

Su proyecto de ciudad es un castillo de naipes. Lo confía todo a una carta: más

turistas, más visitas. Eso tiene un límite.

La economía de Málaga es una economía de servicios. El esfuerzo del

ayuntamiento debería dirigirse a potenciar el lado con menos peso en la

balanza económica: la industria. Sobre todo la tecnológica y cultural. La

economía del siglo XXI.

Las decisiones de gobierno se toman en relación a algo. No están aisladas.

Pueden ser buenas decisiones en sí mismas por sus objetivos, pero nefastas

por cuanto a su prioridad.

Usted decide gastarse en promocionar la marca Málaga Valley 175.000 euros

por dos reuniones anuales mientras no ha conseguido solucionar la anti marca

tecnológica de los atascos de una hora para entrar o salir del parque, o un

recorrido en bus absolutamente en tiempos ineficiente.

A eso me refiero. Imagen o realidad. Usted siempre prefiere imagen.

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Usted transfiere recursos muy necesarios en la Málaga real a la marca de la

ciudad. Alimenta una idea mientras deja sin recursos a la dura realidad.

Prefiere dar 250,000 euros a un museo agonizante de coches a ampliar los

servicios de las bibliotecas y sus fondos. Al Museo del Automóvil van los

visitantes y a las bibliotecas muchos jóvenes ante la pérdida del espacio por la

reagrupación familiar, buscando una hora de conexión wi-fi gratis que ya no

pueden pagar en casa.

El PP ha impuesto un modelo conservador pese a que enarbole la bandera de

las nuevas tecnologías. La ciudad tiene que abrazar una nueva economía y

el ayuntamiento tiene mucho que decir ahí. Por ejemplo: en las

industrias creativas. El alcalde apuesta por la cultura de la

franquicia, nosotros apostamos por la ciudad como territorio creativo.

Franquicia exterior frente a talento local. Me quedo con lo segundo.

Queremos fomentar el talento para convertirlo en economía. Es

fundamental, como socialista, el derecho a la cultura, pero a día de

hoy en Málaga es tan importante ese derecho como que sea accesible para

todos y que se apoye el derecho a la creación.

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Málaga debe liderar los rankings de igualdad, de atención social, de cohesión

entre los barrios y de la sociedad. De una ciudad próspera y más igual. Yo

quiero que Málaga lidere esos rankings de la realidad, del bienestar.

Nuestro proyecto persigue la igualdad, por justicia social, pero también por

eficiencia económica.

La desigualdad lastra la economía. A los que sólo entendéis de la cuenta de

resultados, conviene recordaros que no hay ciudad próspera si se es una

ciudad desigual.

….

Este debe ser el último mandado del gobierno de la elite alejada de la realidad

para dejar paso a un gobierno de los ciudadanos y para los ciudadanos.

……

Para producir este cambio de paradigma local, es necesario cambiar esta

casa por dentro y rediseñar sus estructuras.

La decadencia de la organización municipal es palmaria y necesita

cambios y reformas. Hay que romper el inmovilismo del actual equipo de

gobierno en la organización de los distritos. Tenemos que activar la

desconcentración de competencias para que el programa de actuación

municipal se haga de abajo a arriba, al contrario que ahora.

La modernización de la estructura municipal debe comenzar por la

propia Gerencia de Urbanismo, que hizo un urbanismo recaudador y

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depredador. Proponemos una gerencia moderna y dinamizadora, hacedora

de ciudad.

Si desconcertamos, igualamos. Si damos el mismo poder a los

distritos, éstos podrán auto-organizarse, tendrán los recursos

ajustados a necesidades y población. Ahorraremos en tiempo y dinero,

en cargos públicos y en desplazamientos.

Si no creamos riqueza, no podemos distribuirla. A partir de ese

principio, el ayuntamiento debe ser un motor de economía, nunca un

freno. Una nueva cultura debe imponerse: la simplificación

administrativa

Su modelo de organización municipal está gripado. Equipo de gobierno político

sobredimensionado, estructuras poco operativas, toma de decisiones alejadas

de los barrios. Ha incumplido su promesa de los concejales de distrito. No cree

en la descentralización. La que usted pregona como segunda descentralización

no contempla nunca la más necesaria en una ciudad de 600.000 habitantes: la

desconcentración municipal.

Gobernar con los ciudadanos. Una participación real y cotidiana que se

abre por internet a elegir el diseño de las fuentes de agua pero se salta la que

se consensuó con los vecinos de la plaza de Camas. Con la particularidad de

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que el diseño de la fuente no cambia mucho la vida de las personas y el diseño

de una plaza cambia hasta la manera de relacionarnos y el concepto de barrio.

La energía cívica de los malagueños es el combustible de los cambios que

debemos acometer.

Hoy la gente está ávida de participación en la toma de decisiones. Y Ud. está

llegando tarde a abrirla. La incomprensión y la rabia de muchos vecinos del

Barrio de Gamonal está entre los nuestros y de la experiencia ajena debiera

Ud. ya haber tomado nota.

En definitiva….

¿Queremos mejorar la ciudad? Sí, nosotros queremos un cambio

Gobernar es cambiar la realidad para mejor. Reinventar la ciudad. Es

imaginarla de otro modo, sin aceptar complacientemente sus defectos, sus

carencias.

Queremos una ciudad habitable, transitable, respirable, amable. Ganar en

calidad de vida, poder disponer de espacios limpios, verdes, cuidados, que

inviten a conductas cívicas pacíficas y de feliz convivencia. Un territorio que

abra las posibilidades de crecimiento y de enriquecimiento sostenido de las

personas. La naturaleza nos ha regalado un emplazamiento, un clima y una

cultura envidiable. Casi bastaría con mantener esa riqueza con el equilibrio de

una ciudad que crece y ambiciona sanamente más.

Mi propuesta para la ciudad supone situar a Málaga en coordenadas diferentes

y que nos diferencian a Ud. de mí radicalmente

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Regeneración política y social: dentro del Ayuntamiento y en la

sociedad malagueña frente a inmovilismo.

Nueva participación ciudadana en los asuntos públicos: el gobierno de

la gente frente al gobierno de la élite.

El triunfo del civismo frente a la cultura de la desidia.

La ciudad habitable frente a la ciudad visitable.

Oportunidad de vivir frente a la incertidumbre y supervivencia.

La ciudad productiva frente a la ciudad exprimida.

Libre concurrencia y competencia real frente a redes de amiguismo.

Motores económicos nuevos frente al antiguo modelo productivo.

La cultura de la creación frente a la cultura de la franquicia.

Igualdad, diversidad, diferencia frente al tradicionalismo

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Necesitamos:

1. Aire fresco en la ciudad.

2. Un gobierno de la gente.

3. Que el civismo nos une.

4. Una ciudad para vivir.

5. Pasar de la incertidumbre a la esperanza.

6. Una riqueza entre todos y para todos.

7. Una competencia real y oportunidades reales.

8. Avanzar hacia una nueva economía.

9. Ser un Territorio Creativo.

10. Ser iguales pero diferentes.

Para ello no valen las recetas del pasado. No valen los modelos de hace 20

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años repetidos años tras año. Estamos en el momento de REFORMULAR la

acción política de este ayuntamiento:

1. La ciudad debe responder al desempleo, con un ayuntamiento que prime

la acción social para el empleo y deje de espantar remordimientos mediante la

beneficencia.

2. Concentrar el gasto social en partidas con verdadero rendimiento social,

con acciones positivas para beneficio de la infancia, las mujeres y las personas

mayores. Propongo una cumbre social para que se fijen prioridades, nuevas

ideas y modelos acordes con la situación y los cambios sociales que estamos

atisbando.

3. El Ayuntamiento debe sacar el máximo rendimiento al combustible

social, a sus ideas, a sus propuestas, aquellas que surgen desde la base, por

críticas que sean. Por ello debemos reformular todos los mecanismos de

participación ciudadana y debate público, los instrumentos de acción política

ciudadana.

4. No es la primera vez que proponemos una descentralización real, que

no es sinónimo de más estructuras que conllevan gastos. Este ayuntamiento

debe devolver a los ciudadanos comprometidos poder y capacidad de decisión

real, no cosmética como fueron los presupuestos participativos, y de control,

como en el caso de la limpieza y el mantenimiento de infraestructuras públicas.

5. Potenciar el Consejo Económico y Social como foro de respuesta a los

nuevos retos, teniendo como base los trabajos estratégicos realizados hasta la

fecha, y alianza estratégica entre el consistorio y la Universidad de Málaga.

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6. Captación de verdaderas inversiones extranjeras y privadas, que no

impliquen la privatización de los bienes públicos como ha sucedido hasta la

fecha. Es necesaria que la promoción turística lleve aparejada una promoción

económica.

7. Replantear los proyectos bloqueados y estancados, o aquellos que han

alcanzado alguna de las metas planteadas, como la transformación el Puerto.

El Puerto, Aeropuerto, Parque Tecnológico y la cultura, los cuatro pilares del

crecimiento futuro de la ciudad.

8. Paz social en el Ayuntamiento, como elemento indispensable para el

funcionamiento de la ciudad. Ésta debe alcanzarse mediante la concertación

social, mediante objetivos comunes y no el desprestigio y la desinformación.

Málaga es una ciudad con infinitas posibilidades. Llena de gente preparada,

con fuerza imaginación y capaz. Tiene un espacio privilegiado, invita a

quedarse para siempre y a venir. Y es hora del cambio, de la regeneración, de

aire fresco, de nuevas fórmulas, para explotar al máximo sus posibilidades.

Hace falta audacia en las soluciones, y firmeza en el abordaje de sus viejos

problemas.

La ciudad necesita un cambio y ese cambio es inaplazable.

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