diaz miron salvador-poemas de salvador diaz miron (seccion i)

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Un buen poema

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  • 1

    Poemas De Salvador Daz Mirn

    (Seccin I)

    Salvador Daz Mirn

    ndice

    A gloria

    ojos verdes a un pescador

    Rimas asonancias

    Mudanza dones fatdicos

    Deseos a margarita

    Dea la cancin del paje

    Avernus paquito

    Beatus ille pinceladas

    A una araucaria a un jornalero

    Audacia a la seorita sofa martinez

    A la seorita julia zrate in hoc signo

    Entre dos lentes palo

  • 2

    A GLORIA

    No intentes convencerme de torpeza

    con los delirios de tu mente loca:

    mi razn es al par luz y firmeza,

    firmeza y luz como el cristal de roca.

    Semejante al nocturno peregrino,

    mi esperanza inmortal no mira el suelo;

    no viendo ms que sombra en el camino,

    slo contempla el esplendor del cielo.

    Vanas son las imgenes que entraa

    tu espritu infantil, santuario oscuro.

    Tu numen, como el oro en la montaa,

    es virginal y, por lo mismo, impuro.

    A travs de este vrtice que crispa,

    y vido de brillar, vuelo o me arrastro,

    oruga enamorada de una chispa

    o guila seducida por un astro.

    Intil es que con tenaz murmullo

    exageres el lance en que me enredo:

    yo soy altivo, y el que alienta orgullo

    lleva un broquel impenetrable al miedo.

    Fiando en el instinto que me empuja,

    desprecio los peligros que sealas.

    "El ave canta aunque la rama cruja:

    como que sabe lo que son sus alas."

    Erguido bajo el golpe en la porfa,

    me siento superior a la victoria.

    Tengo fe en m; la adversidad podra,

    quitarme el triunfo, pero no la gloria.

    Deja que me persigan los abyectos!

    Quiero atraer la envidia aunque me abrume!

    La flor en que se posan los insectos

    es rica de matiz y de perfume.

  • 3

    El mal es el teatro en cuyo foro

    la virtud, esa trgica, descuella;

    es la sibila de palabra de oro,

    la sombra que hace resaltar la estrella.

    Alumbrar es arder! Estro encendido

    ser el fuego voraz que me consuma!

    La perla brota del molusco herido

    y Venus nace de la amarga espuma.

    Los claros timbres de que estoy ufano

    han de salir de la calumnia ilesos.

    Hay plumajes que cruzan el pantano

    y no se manchan... Mi plumaje es de esos!

    Fuerza es que sufra mi pasin! La palma

    crece en la orilla que el oleaje azota.

    El mrito es el nufrago del alma:

    vivo, se hunde; pero muerto, flota!

    Depn el ceo y que tu voz me arrulle!

    Consuela el corazn del que te ama!

    Dios dijo al agua del torrente: bulle!;

    y al ro de la margen: embalsama!

    Confrmate, mujer! Hemos venido

    a este valle de lgrimas que abate,

    t, como la paloma, para el nido,

    y yo, como el len, para el combate.

    OJOS VERDES

    Ojos que nunca me veis,

    por recelo o por decoro,

    ojos de esmeralda y oro,

    fuerza es que me contemplis;

    quiero que me consolis

  • 4

    hermosos ojos que adoro;

    estoy triste y os imploro

    puesta en tierra la rodilla!

    Piedad para el que se humilla,

    ojos de esmeralda y oro!

    Ojos en que reverbera

    la estrella crepuscular,

    ojos verdes como el mar,

    como el mar por la ribera,

    ojos de lumbre hechicera

    que ignoris lo que es llorar,

    glorificad mi penar!

    No me desolis as!

    Tened compasin de m!

    Ojos verdes como el mar!

    Ojos cuyo amor anhelo

    porque alegra cuanto alcanza,

    ojos color de esperanza,

    con lejanas de cielo:

    ojos que a travs del velo

    radian bienaventuranza,

    mi alma a vosotros se lanza

    en alas de la embriaguez,

    miradme una sola vez,

    ojos color de esperanza.

    Cese ya vuestro desvo,

    ojos que me dais congojas;

    ojos con aspecto de hojas

    empapadas de roco.

    Hmedo esplendor de ro

    que por esquivo me enojas.

    Luz que la del sol sonrojas

    y cuyos toques son besos,

    derrmate en m por esos

    ojos con aspecto de hojas.

  • 5

    A UN PESCADOR

    En buen esquife tu afn madruga,

    el firmamento luce arrebol;

    grata la linfa no tiene arruga;

    la blanca vela roba en su fuga

    visos dorados al nuevo sol.

    Pero prorrumpes en cantura

    que inculta y tosca mueve a llorar;

    oigo la ingenua melancola

    del que inseguro del pan del da

    surca y arrostra prfido mar!

    Tmida y mustia por los recelos

    tu mujercita dir: -Seor,

    une las aguas, limpia los cielos;

    cuida y conduce, por los chicuelos,

    la navecilla del pescador!

    RIMAS

    El da con su manto

    de vvidos colores,

    inspira cosas dulces:

    la risa y la ilusin.

    Entonces la mirada

    se inclina hacia las flores...

    Las flores son los versos

    que el prado canta al sol!

    La noche con su sombra,

    que deja ardientes rastros,

    inspira cosas graves:

    la angustia y la oracin.

    Entonces la mirada

    se eleva hacia los astros...

    Los astros son los versos

  • 6

    que el cielo canta a Dios!

    Qu pliegue su ala de oro

    la tarde en el vaco;

    que pasen por mi mente

    las ondas del Cedrn;

    que caiga de la nube

    la gota de roco;

    que radien las estrellas,

    que trine el ruiseor!

    ASONANCIAS

    Sabedlo, soberanos y vasallos,

    prceres y mendigos:

    nadie tendr derecho a lo superfluo

    mientras alguien carezca de lo estricto.

    Lo que llamamos caridad y ahora

    es slo un mvil ntimo,

    ser en un porvenir lejano o prximo

    el resultado del deber escrito.

    Y la Equidad se sentar en el trono

    de que huya el Egosmo,

    y a la ley del embudo, que hoy impera,

    suceder la ley del equilibrio.

    MUDANZA

    Ayer, el cielo azul, la mar en calma

    y el sol ignipotente y cremesino,

    y muchas ilusiones en mi alma

    y flores por doquier en mi camino.

    Mi vida toda jbilos y encantos,

  • 7

    mi pecho rebosando de pureza,

    mi carmen pleno de perfume y cantos

    y muy lejos, muy lejos, la tristeza.

    Ayer, la inspiracin rica y galana

    llenando mi cerebro de fulgores;

    y t, sonriente y dulce en tu ventana,

    hablndome de dichas y de amores.

    Ayer, cuanto era luz y poesa:

    las albas puras y las tardes bellas

    henchidas de sutil melancola,

    y las noches pletricas de estrellas...

    Y hoy... la sombra y el ansia del desierto,

    perdida la esperanza, y la creencia,

    y el amor en tu espritu ya muerto,

    y sembrada de espinas la existencia.

    DONES FATIDICOS

    Palma, no te enorgullezcas

    de superar en altura

    a los laureles y almendros

    sobre cuyas copas triunfas.

    La tempestad se avecina,

    y cuando el rayo fulgura,

    las frentes menos enhiestas

    son las que estn ms seguras.

    No te ensoberbezcas, rosa,

    porque brillas y perfumas,

    y en el jardn y en el prado

    reinas, excedes y ofuscas.

    Esmalte y aroma en flores

    son signos de desventura...

    Manos vendrn que te arranquen

    o insectos que te destruyan.

  • 8

    Dulce planta de la selva,

    cantor que esponjas la pluma

    y abres el pico y exhalas

    chorros de perlas de msica.

    No te envanezca el gorjeo,

    calla: los hombres lo escuchan,

    y trinos aprestan redes

    al ave que los modula.

    Tierra, no envidies al astro

    que te calienta y fecunda,

    y que surgente o occiduo

    prodiga el oro y la prpura.

    Tamaa magnificencia

    nace de inmensa tortura...

    El resplandor de un incendio

    te vivifica y alumbra!

    Cun caro pagas, espritu,

    el nimbo que te circunda!

    Tener ingenio y renombre

    es tu verdadera culpa.

    De rencores a tu gloria

    es cmplice la fortuna,

    y pereces lapidado

    con montaas de imposturas.

    DESEOS

    Yo quisiera salvar esa distancia

    ese abismo fatal que nos divide,

    y embriagarme de amor con la fragancia

    mstica y pura que tu ser despide.

    Yo quisiera ser uno de los lazos

    con que decoras tus radiantes sienes;

    yo quisiera en el cielo de tus brazos

    beber la gloria que en los labios tienes.

  • 9

    Yo quisiera ser agua y que en mis olas,

    que en mis olas vinieras a baarte,

    para poder, como lo sueo a solas,

    a un mismo tiempo por doquier besarte!

    Yo quisiera ser lino y en tu lecho,

    all en la sombra, con ardor cubrirte,

    temblar con los temblores de tu pecho

    y morir de placer al comprimirte!

    Oh, yo quisiera mucho mas! Quisiera

    llevarte en mi como la nube al fuego,

    mas no como la nube en su carrera

    para estallar y separarse luego!

    Yo quisiera en mi mismo confundirte,

    confundirte en mi mismo y entraarte;

    yo quisiera en perfume convertirte,

    convertirte en perfume y aspirarte!

    Aspirarte en un soplo como esencia,

    y unir a mis latidos tus latidos,

    y unir a mi existencia tu existencia,

    y unir a mis sentidos tus sentidos!

    A MARGARITA

    Qu radiosa es tu faz blanca y tranquila

    bajo el dosel de tu melena blonda!

    Qu abismo tan profundo tu pupila,

    prfida y azulada como la onda!

    El fulgor sooliento que destella

    en tus ojos donde hay siempre un reproche

    viene cual la mirada de la estrella

    de un cielo ennegrecido por la noche.

    Tu rojo labio en que la abeja sacia

  • 10

    su sed de miel, de aroma y embeleso,

    ha sido modelada por la gracia

    ms para la oracin que para el beso.

    Tu voz que ora es aguda y ora grave,

    llena de gratitud suena en mi odo

    como el saludo arrullador del ave

    al sol naciente que despierta el nido.

    DEA

    Recio y amplio edificio, que no brilla

    Por la elegancia y el primor del arte.

    Fue convento y capilla

    Y es hospital. Elvase a la orilla

    Del mar, hacia la parte

    De Oriente, por la cual hay un baluarte,-

    De dos que duran a evocar memoria

    De antiguos tiempos de tumulto y gloria.

    Junto a rspida rampa de granito,

    Roa de ruinas y despojos muerde

    Restos de la muralla de circuito,

    Que son postrer vestigio que se pierde;

    Y entre la playa bruna y el amparo

    De los pacientes mseros, un clavo

    Borda en rstico alarde alfombra verde.*

    Al Norte, recta y espaciosa va,

    Que a un lado y otro del arroyo cra

    Y a despecho del rgimen propaga

    Mantos de zacatillo y verdolaga;

    Y que a un extremo y a cerrar el fondo

    Tiene un mdano gris, enhiesto y mondo.

    Al Sur, y herboso como inculto predio,

    Un parquecillo ruin en cuyo medio

    Un zcalo mezquino espera en vano,

    Con una obstinacin que infunde tedio,

  • 11

    La estatua de un grande hombre mexicano.

    He ah mi asilo y el contorno. -Cruda

    Flegmasa me atrajo de mazmorra

    A celda en que perezco de modorra

    Y que, quizs por imitarme, suda.

    Compasivo guardin que imparte ayuda;

    Y cuando halla ocasin, me da permiso

    De visitar un rato el paraso.

    Y a frescos y desnudos corredores,

    Que rodean un cuadro un patiezuelo,

    Salgo a ver sonrer frondas y flores,

    Ya mostrar a la fe de mis dolores

    Un pedacito del azul del cielo.

    Y de gracia mi espritu se viste;

    Y entonces me pregunto si la suerte

    Har otra miel como la paz del fuerte

    Y otro esplendor como el placer del triste.

    Holgbame una vez en tal encanto;

    Y una moza, con rostro del delirio,

    Pas, blanca y derecha como un cirio,

    Lrica y turbadora como un canto,

    Odorfera y prcer como un lirio.

    Pareca ilusin de la mirada.

    Iba con paso cadencioso y lento,

    Y alba ropa de lino almidonada,

    Y un susurro de risa en enramada,

    Y cual fuego la crin volando al viento.

    Era de tarde, por abril que adoro,

    Y en un silencio perturbado apenas;

    Y efluvios de azahares y azucenas

    Deslean al sol mbar en oro.

    Quedme absorto y lgubre. Sufra

    Prsaga desazn. - Oh imagen pa!

    Ancha y tersa la frente sin pecado,

    Helnica nariz, boca de fresa,

    Zarco el ojo de antlope asustado,

    Elacin y decoro de princesa

    Y un secreto de angustia en un nublado:

  • 12

    asi te llevo en el sensorio impresa!

    Costumbre de inquirir, sabia y notoria,

    A la que rindo y pagar tributo,

    Movime a interrogar. Y o una historia.

    A quin? A un servidor del instituto,

    a un cubano feraz en viles tretas,

    a un practicante crapuloso y pigre,

    a un mancebo de srdidas chancletas,

    facha de orangutn, gesto de tigre.

    Pero atended. -Su relacin incluye

    Un imn de rumor de agua que fluye.

    "La doncella gentil se llama Dea.

    Su padre, Juan Falot, vino de zuavo;

    Y aqui, como en Italia y en Crimea,

    Gan prez en las lides como bravo.

    Herido y preso en Camarn, no pudo

    Seguir, camino a Francia, el regimiento;

    Y ya en salud y en libertad, a rudo

    Trabajo demand noble sustento.

    Cansado de labrar, y con su ahorro,

    Adquirise un tenducho y un ventorro.

    Y cas con la reina del poblacho,

    Una mujer de singular trapo,

    Modesta y cauta sin ficcin ni empacho,

    Y enemiga mortal de todo lo.

    Y los meses corrieron; y la esposa

    Engordaba, soando con querubes;

    Y una chica naci sana y hermosa,

    Con un cutis de ptalos de rosa

    Y un olor como de astros y de nubes."

    "Qu suplicio el del parto! Cul estreno!

    Fruto de humano amor cumple lo escrito:

    No se desgaja sin romper un seno

    Y no respira sin lanzar un grito!

    Fausto auroral surgi del horizonte;

    Y a la sangrienta luz que despuntaba,

    Y en el aroma del cercano monte,

    Y en las perlas de un trino de sisonte,

  • 13

    ay! La madre infeliz agonizaba.

    Por hemorragia sucumbi al puerperio.

    El cadver cay bajo el imperio

    De la Qumica, numen de las cosas,

    Y es en el ms humilde cementerio

    Polvo siempre fecundo en tuberosas.

    Pero alma de valer, limpia y cristiana,

    Yergue aliento que nunca se consume;

    Y aqulla se fue a Dios, como un perfume,

    Disuelta en el carmn de la maana."

    "El pobre viudo encaneci en un da.

    Cun tierno y delicado a la pequea

    el que antes, por su indctil ardenta,

    resultaba feroz bajo la ensea!

    Arrapiezo el "bebe", y en la dulzura

    Del mismo, y al alcance de la mano,

    Camp sin probar gota de amargura.

    Frgil y bullidor, lindo y ufano

    colibr del vergel de la ventura!

    Su aspecto de pictrico angelito,

    Su inventiva, su charla, su despejo,

    Aliviaban con blsamo exquisito

    El ulcerado corazn del viejo."

    "Precoz muchacha! Con presteza suma

    se adiestraba en su hogar, segn creca;

    y lleg con el medro de la espuma

    a la nbil y sacra lozana.

    Y en gusto y dignidad honr penates,

    Y en cuidar su conducta puso esmero;

    Y escuchando episodios de combates,

    Retempl su virtud como un acero.

    Jams anduvo en triscas de festines;

    Y sola con sus caras aficiones,

    Vivi en intimidad con sus jazmines

    Y hablbase de t con sus gorriones.

    Su pensamiento, si salvaba el muro,

    Era de fijo en el espacio, allende,

    Como el soplo sutil, cimero y puro

    Que por alto pinar vibra y trasciende".

  • 14

    Al estro el narrador detuvo el giro,

    Y luego continu, tras un suspiro.

    "Al destino la dicha es una injuria

    y el oasis un tsigo al desierto.

    El anciano "enferm" de albuminuria

    Y con la virgen trasladse al puerto.

    Arriba est. Malsimo, por cierto,

    Y de congoja convertido en furia.

    La bella y santa joven, - que reside

    No lejos, en unin de unas beatas-,

    Acude con frecuencia y lo decide

    A someterse a pcimas y natas.

    Y bebe horrible hiel en vasta copa;

    Y con firme palabra y sin misterio,,

    Dice que pronto marchar a Europa

    A gemir su orfandad a un monasterio.

    Musca jerga y nevada muselina

    Ofrecen a la mrtir hechicera

    Disfraz de prodigiosa golondrina,

    Palma en inmarcesible primavera".

    Veracruz. Hospital de San Sebastin. Mayo

    De 1900.

    LA CANCION DEL PAJE

    Tan abierta de brazos como de piernas,

    Tocas el harpa y ludes madera y oro.

    Dejo al mueble la plaza por el decoro,

    Y contemplo caricias a hurgarme tiernas.

    A tu ardor me figuras y subalternas

    En la intencin del alma que bien exploro,

    Y en el roce del cuerpo con el sonoro

    Y opulento artefacto que mal gobiernas.

    Y tanto me convidas, que ya me infiernas;

    Y refrenado y mudo finjo que ignoro,

    Para que si hay ultraje no lo disciernas.

  • 15

    Por fiel a un noble amigo pierdo un tesoro...

    Tan abierta de brazos como de piernas,

    Tocas el harpa y ludes madera y oro.

    AVERNUS

    El recio astur, que se reputa

    Claro y puro y tenaz como un diamante;

    Y ella una montaesa, -diminuta

    Como todo primor-, suelta y picante.

    Y en una quiebra, convertida en huerto,

    Habitan, por azares, un casucho,

    Con un mozo andaluz, guapo, despierto,

    Y en corromper a las labriegas ducho.

    El marido es feliz. Tiene por Norte

    El propio ensueo en la fortuna extraa:

    Conservar el amor de la consorte,

    Y con l y un caudal volver a Espaa.

    Oh ilusin, rica y tenue como un halo!

    Eres gracia y piedad y no irona.

    El dios propicio, que sucumbe al malo,

    Te insufla, porque brega todava!

    Espantoso el temblor, que de improviso

    cambia el curso a las linfas, y despea

    la roca y el alud, y agrieta el piso,

    y torna el pobre hogar montn de lea!

    El campesino acude; y en acento

    Que al mismo pedernal abriera estra,

    Arroja como un dardo el firmamento

    Un nombre de mujer: el de Mara.

    Luto y desolacin! Ruina y tortura!

    -El msero patn busca y remueve;

  • 16

    y, tras larga faena, se figura

    que percibe un albor como de nieve.

    Escombra con afn y se aproxima...

    Y ve dos cuerpos cual de mate y yeso,

    desnudos, enlazados, uno encima

    del otro, muertos en la flor del beso!

    El Poniente descoge su escarlata;

    Y, como signos de crudeza y lloro,

    Selene muestra su segur de plata

    Y Vspero su lgrima de oro.

    * * *

    Desdichado Gins! Odia la vida,

    y arma la diestra con agudo acero...

    En dnde los despojos del suicida

    En sepulcro sin cruz y sin letrero.

    En fosa que la grama disimula,

    Al pie de un rbol que resulta emblema,

    Pues parece un dolor que gesticula

    En una contorsin brusca y suprema.

    Del zafio, cuya forma ya no existe,

    El espritu aun es; - y con sus celos,

    Igualmente inexhaustos, vaga triste

    Y colrico y solo por los cielos.

    Y con voz de retumbo de caverna

    Lanza en la sombra, pavoroso grito:

    "Maldicin para el alma, por eterna,

    ay! Porque su tormento es infinito!"

  • 17

    PAQUITO

    Cubierto de jiras,

    Al brego hirsutas

    Al par que las mechas

    Crecidas y rubias,

    El pobre chiquillo

    Se postra en la tumba:

    Y en voz de sollozos

    Revienta y murmura:

    "Mam, soy Paquito;

    No har travesuras."

    Y un cielo impasible

    Despliega su curva.

    "Que bien que me acuerdo!

    La tarde de lluvia;

    Las velas grandotas

    Que olan a curas;

    Y t en aquel catre

    Tan tiesa, tan muda,

    Tan fra, tan seria,

    As tan rechula!

    "Mam, soy Paquito;

    No har travesuras."

    Y un cielo impasible

    Despliega su curva.

    "Buscando comida,

    revuelvo basura.

    Si pido limosna,

    La gente me insulta,

    Me agarra la oreja,

    Me dice granuja,

    Y escapo con miedo

    De que haya denuncia.

    "Mam, soy Paquito;

    No har travesuras."

  • 18

    Y un cielo impasible

    Despliega su curva.

    "Los otros muchachos

    se ren, se burlan,

    se meten conmigo,

    y a poco me acusan

    de pleito al gendarme

    que viene a la bulla;

    y todo, porque ando

    con tiras y sucias.

    "Mam, soy Paquito;

    No har travesuras."

    Y un cielo impasible

    Despliega su curva.

    "Me acuesto en rincones

    solito y a obscuras.

    De noche, ya sabes,

    Los ruidos me asustan.

    Los perros divisan

    Espantos y allan.

    Las ratas me muerden,

    Las piedras me punzan...

    "Mam, soy Paquito;

    No har travesuras."

    Y un cielo impasible

    Despliega su curva.

    "Pap no me quiere.

    Est donde juzga

    Y rie a los hombres

    Que tienen la culpa.

    Si voy a buscarlo,

    l bota la pluma,

    Se pone muy bravo,

    Me ofrece una tunda.

    "Mam, soy Paquito;

    No har travesuras."

  • 19

    Y un cielo impasible

    Despliega su curva.

    BEATUS ILLE...

    Oh paz agreste! Cunto

    a quien se acoge a ti brindas provecho!

    Con qu divino encanto

    llenas de olvido el pecho

    ay! A torturas y a furores hecho!

    De la cndida oveja

    Que a sombra trisca en hondonada bruna,

    O la cabra bermeja

    Que asoma en alta duna

    Su hocico rojo de carmn de tuna,

    Ubre sana y henchida

    Regala el apetito, aqu no escaso,

    Con leche que, bebida,

    Vale a dormir al raso

    Y deja untado y azuloso el vaso.

    Mesa digna de un justo

    Oh Gay! La tuya, que de carne y vino

    te guarda exento el gusto,

    y no a perder el tino

    es ocasin, ni a vctimas destino!

    gloga virgiliana

    Abre y radica en tu heredad el seno,

    Y de tu boca mana

    En trasunto sereno

    Y con almbar oloroso a heno.

    Antigua prez no humilla

    Claro vestigio a torpe muchedumbre:

  • 20

    l en tu ingenio brilla,

    Como postrera lumbre

    De occiduo sol, en levantada cumbre.

    Plcidos los que orean

    mi frente, que a baldn opone orgullo,

    hlitos que menean

    las frondas con murmullo

    grato al reposo, cual materno arrullo!

    Mas no Favonio engre

    El dlfico laurel. Zozobras calma,

    Y susurrando re

    De la ceida palma,

    Con un desprecio que perfuma el alma!

    Oh paz agreste! Cunto

    a quien se acoge a ti brindas provecho!

    Con que divino encanto

    llenas de olvido el pecho

    ay! A torturas y a furores hecho!

    A la culta o salvaje

    Corriente del vivir marcas y ahondas

    Recto y seguro encaje,

    Que por arenas blondas

    Al mar la lleva en sosegadas ondas.

    Sobre annima huesa

    rbol piadoso y ttrico derrumba

    "guirnalda que le pesa",

    pompa que treme y zumba

    y caricia y plaido es a la tumba.

    La madre tierra es leve

    Al cadver que all se desmorona,

    Que slo a un sauce debe,

    En los palmos que abona,

    Copioso llanto y liberal corona.

  • 21

    PINCELADAS

    I

    Pardas o grises, donde no musgosas,

    Tres tapias; y cuadrando el vergelillo,

    Reja oculta en verdor florido en rosas,

    Que son como de un mbar amarillo.

    Csped. Un pozo con brocal de piedra,

    Lirios, Nardos, Jazmines, Heliotropos.

    Un copudo laurel que al sesgo medra,

    Con telaraas como grandes gropos.

    Un firmamento rubio. Vsper brilla,

    A manera de lgrima que brota

    Y que creciente nico se orilla

    Para efundir o evaporar su gota.

    Bien lejos, y en un arco de horizonte,

    Rica y negral vegetacin abunda;

    Y descediendo los pliegues de tal monte,

    Y en smbolo de tierra tan fecunda,

    Volcn enhiesto y cnico alardea,

    Como en robusta madre teta erguida

    Que se vierte de tmida y albea

    Medio empapada en su licor de vida!

    II

    Como tenue labor, hecha con vaga

    Nieve ideal por manos de chicuelos,

    Y que lenta fusin merma y estraga

    En la sublime curva de los cielos.

    Un trasunto se borra en una nube:

    El de un ngel monstruoso por deforme.

    Gloria. Silencio. Paz. La Luna sube

    Del trmino del mar, flave y enorme.

  • 22

    Asciende y disminuye y palidece;

    Y en el cerco irisado que la enviste

    Como de sacra majestad, parece

    La cabeza de un dios enfermo y triste.

    Y su mstico imn turba la calma

    Y prende un ala torpe al grave anhelo,

    Y suscita en el ponto y en el alma

    Ciego y estril mpetu de vuelo.

    A UNA ARAUCARIA

    Bien hayas, himno verde, que sublimas

    en estrelladas y soberbias rimas

    triunfante numen, y a cantar animas!

    En la punta prolfica y derecha

    De tu plumada y elegante flecha,

    Mirlo garrulador plae una endecha

    Y abro el ala parnside, y al crudo

    Viento del agrio Cofre la sacudo,

    Y con brbara trova te saludo.

    Corvas uas, que amagan como en rabos

    De incgnitos a m reptiles bravos,

    Echas por hojas en alternos cabos.

    Y si la llama del rencor me cie

    Corazn y lad, la nota rie

    Y el verso es garra que la sangre tie.

    Cun peregrina con tus frondas nuevas!

    Imn y encanto a las miradas pruebas

    En las guirnaldas que a las nubes llevas.

    Extrao soy tambin, y ms atraigo

    Con prez que ostento y con baldn que raigo,

    Y de mayor encumbramiento caigo.

  • 23

    A mirfica lumbre te abandonas

    E iridiscentes lgrimas temblonas

    Adiamantan y emperlan tus coronas.

    Y ardo en estro de amor, y no hay roco

    Como el que cubre las que a Dios envo

    Ansias de que me cure el ngel mo.

    En ti mi nombre que grab se mezca!

    Tal vez lo guardars de que perezca!

    Slo as podr ser que dure y crezca!

    Xalapa. Septiembre de 1896.

    UN JORNALERO

    Lrica gracia exorna y ennoblece

    oh proletario! Tu mansin mezquina:

    el tiesto con la planta que florece,

    la jaula con el pjaro que trina.

    Sospechoso el tugurio no parece,

    Cuando hay en l, como seal divina,

    El tiesto con la planta que florece,

    La jaula con el pjaro que trina.

    Lgubre la morada que guarece

    miseria que no luce, por mohna,

    el tiesto con la planta que florece,

    la jaula con el pjaro que trina.!

    Siniestro el pobre que de hogar carece,

    o a su triste refugio no destina

    el tiesto con la planta que florece,

    la jaula con el pjaro que trina.!

  • 24

    AUDACIA!

    Basta de timidez. La gloria esquiva

    Al que por miedo elude la pelea

    Y con suspiros lnguidos rastrea,

    Acogido a la sombra de la oliva.

    Slo una tempestad brusca y altiva

    Encumbra la pasin y la marea,

    Y en empinados vrtices pasea

    El abismo de abajo en el de arriba!

    Oh rebelde Conquista la presea;

    goza de la hermosura inebriativa

    y horror a los dems tu dicha sea!

    Arrostra por la gracia la diatriba,

    Y en empinados vrtices pasea

    El abismo de abajo en el de arriba!

    A LA SEORITA SOFIA MARTINEZ

    Traigo por la cadena un bello tigre hircano

    Que a tu neurosis, harta de jbilos de miel,

    Inspira un acre gusto: el de pasar la mano

    Por la incitante felpa de la vistosa piel.

    Felino que figura el estro a que sonres,

    El numen que me alienta, gallardo y fiero al par

    Y que gruendo lame tus breves borcegues,

    Cual por el flujo a veces en la ribera el mar!

  • 25

    A LA SEORITA JULIA ZARATE

    En la Venus de Mdicis el arte

    Previ cuanto hay en ti, menos la tnica.

    Irreprochable desnudez imparte

    Al mrmol gracia vencedora y nica.

    No te des al acaso. Dios no enva

    La suprema beldad a cualquier gusto.

    La manda para ser en la porfa

    botn al fuerte y galardn al justo!

    IN HOC SIGNO...

    (Cancin para mi hija Rosa.)

    Cautivo un gorrin estaba,

    Y de un astro se prend;

    Y en su msica deca:

    "Llegue a ti mi dulce voz."

    Por azar, o por astucia,

    El pajarillo escap;

    Y al cielo se fue trinando

    "Alas tengo y libre soy."

    Y el ave a la rica estrella

    Pudo subir, y cant:

    "Ni cadenas ni distancias

    vedan triunfos al amor."

    ENTRE DOS LENTES

    (En un establecimiento fotogrfico)

    Bruno el sombrero que a lucir campea

    Con alto moo y superior plumaje.

    Faz que vela su olmpico linaje

    Y que de negro el tul raya y puntea.

  • 26

    Azabache tejido el noble traje;

    Y al cuello en un listn rica presea:

    Adamantino aljfar que chispea

    En dos aros que intrincan maridaje.

    Al pecho y relumbrando en el ropaje,

    urica soga. La beldad ladea

    El torso; mas no elude mi espionaje.

    Y con gesto hermossimo florea

    Faz que vela su olmpico linaje

    Y que de negro el tul raya y puntea!

    PALO

    A la vieja necrpolis me arrimo;

    y en el tumulto del desborde rimo

    la postrera cancin,

    no conforme a la Lgica y al Arte,

    sino segn el verso brinca y parte

    del mismo corazn!

    As surgida de la oculta vena

    el agua pura se levanta y suena

    en curva de cristal;

    y al extremar la iridiscente ojiva,

    toca en tierra y se alarga fugitiva,

    caprichosa y triunfal!

    Cul voy! El hombre labra su fortuna,

    como el ro su cauce; mas la cuna

    y el medio siempre son

    rbitros Ay! Para las dos corrientes,

    pues que dan a las linfas y a las gentes

    impulso y direccin!

    Si result raudal turbio de cieno

    y espumante de clera en un trueno,

  • 27

    en un fragor de alud,

    la margen verdeci, y un espejismo

    puso en m, como prez, el otro abismo:

    el de la excelsitud!

    Entro. -Hierbas y nichos y pendientes:

    ponto con arrecifes rompientes-!

    Alzo del polvo un lar:

    un caracol cuyo tortuoso hueco

    reproduce al odo, como un eco,

    el murmullo del mar!

    Ando en maleza vil donde no hay ruta;

    y el temor a una vbora me inmuta,

    cuando aventuro el pie.

    -Una virtud suprema y exquisita

    baja del firmamento y precipita

    la zozobra en la fe!

    Lleno de la esperanza de la gloria,

    y arrostrando la inquina, y en la escoria,

    fuelvo al ter la faz,

    miro esplender la eternidad del cielo,

    y reporto a mis lgrimas consuelo

    y a mis enconos paz!

    Mi espritu de bronce con acbar

    se torna cera que desprende almbar.

    D'Annunzio dice bien:

    la sazn lleva plcido atributo,

    y dulcifica el alma, como el fruto,

    aunque mina el sostn!

    Con los jaspes del nix mexicano

    la tarde brilla en el inmenso vano,

    en la veste de Ormuz;

    y el pobre y aflictivo cementerio

    refleja en su abandono y su misterio

    la policroma luz!

  • 28

    Un adis, hecho turba de colores,

    como el de triste madre suelto en flores

    a muerto chiquitn,

    radia en el dombo, que prepara luto

    y luminaria, por el sol hirsuto

    que cay en el confn!

    Al rincn venerable llego al cabo.

    Hurgo la herida con el propio clavo,

    memoro trance cruel;

    y ante un espectro gemebundo y bronco,

    reclino intenso afn en firme tronco

    de cercano laurel!

    Trepadora vivaz orna la tumba,

    que el estrago del tiempo se derrumba,

    exenta de inscripcin;

    y en la cruz una rfaga menea

    follaje que parece que chorrea

    lastimero festn!

    Lad solemne, sensitivo y pulcro,

    enmudeci a la orilla del sepulcro

    que atesta olvido tal...

    a ti mi libro fiel Oh poesa,

    honrada solamente por la ma

    y la de un vegetal!

    Y a vos dama gentil, soberbia y dura,

    que guardis en desdn y en hermosura

    un cadver de amor!

    planto y riego distinta enredadera

    para que gane cumbre ms severa

    dolo superior!