Las transiciones en el ser humano son momentos que marcan pasos, diferencias de un estado a otro. El paso de la casa a la guardería, de la guardería al preescolar, de este al primero elemental. Cuando pensamos en el paso al bachillerato se suma a esto los cambios emocionales y físicos de los chicos y chicas, la tan temida pubertad: las hormonas haciendo de las suyas con estos chicos, las expectativas que se abren para ellos, es el momento en que los niños y las niñas comienzan a fijarse en el otro como posibilidad para el amor y la sexualidad.

Los padres tienen la tendencia a seguir tratándolos como unos niños, ven en ellos todavía al chico al que le hablaban mimado, o por el contrario al que gritan sin tener en cuenta que ya ellos lo confrontan con el trato que reciben. El preadolescente ya no es el niño o niña que llegaba a contar que había pasado en la escuela. Ahora se tornan retraídos, mas de buscar a sus amigos y amigas para seguir hablando de lo que paso en tal clase, de la parejita que se parcho en el descanso, de los novios que tiene aquella, de las novias que tiene aquel.

Como en una caja de colores en los sextos hay muchachos y muchachas de diferentes tamaños y colores, por lo tanto están los que ya han tenido vivencias a diversos niveles: diferentes familias por las que han pasado, diferentes barrios y amigos, vienen de diferentes instituciones educativas, tienen vivencias diferentes a nivel de los amigos y estilos de vida que practican. Están los que ya comienzan sus primeros noviazgos, como los que todavía disfrutan de jugar con los de su misma edad.

LA VARIEDAD

A nivel del grupo pasan de ser los quintos, los grandes de la primaria, a ser los sexticos, los chiquitos del bachillerato, de cabeza de león a cola de ratón. Luchan entonces por hacerse ver de nuevo, aquí estamos parece que les dijesen a sus maestros soy el bromista, soy el “Pelión”, soy el que me impongo ante otros por mi fuerza física, por mi atractivo. En otros casos por lo estudiosos, por comenzar a cuestionar desde las clases lo que es la vida.

A nivel escolar el cambio para muchos de tener un solo profesor al profesorado, diversos universos de adultos rodeándolos con diferentes maneras de ser. Ahora los padres conocen a los maestros por los relatos de los hijos y conocen nombres en general, pero no rostros.

Evidentemente, en la mayoría de los casos la evaluación de los buenos maestros coincidirá con los más tolerantes, que no dejan casi tarea y son más alivianados para calificar.

Los adolescentes tienen unas necesidades diferentes a las que tenían cuando estaban en primaria: quieren adquirir más tecnología para sobresalir, necesitan más permiso para expresarse, hacer tareas con sus compañeros y explorar otras áreas del conocimiento.

Un tema que preocupa a los chicos y que puede provocar bajo rendimiento al final de la primaria y a comienzo de la secundaria, es el temor a que la convivencia con sus compañeros no sea tan buena como lo fue en los primeros grados de estudio.

Es importante que los padres transmitan a sus hijos seguridad sobre sí mismos y les enseñen las posibilidades de defenderse ante un posible ataque.

• Para los padres y profesores resulta fundamental trabajar en la comprensión lectora del niño, ya que gran parte de las asignaturas en secundaria requieren que esta habilidad esté formada en el niño.

•Los padres deben concentrarse en fomentar hábitos de estudio y costumbres que vayan acordes con el tránsito de la niñez a la adolescencia: presentación adecuada, deberes diarios, gestión del tiempo, potenciación de la memoria, juegos que requieran pensar.